¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber? (Parte 4)
¿Cuál es el estándar para determinar si alguien ha cumplido su deber de manera adecuada? Si la senda de cumplir con el propio deber, el rumbo y la intención son los correctos; si el origen es correcto y los principios también, entonces, si todos estos aspectos son correctos, el deber que uno ha llevado a cabo es adecuado. Muchas personas lo entienden en la teoría, pero se quedan confusas cuando de veras les sucede algo. A modo de resumen, os expresaré un principio: no obres con arbitrariedad y por tu cuenta a la hora de afrontar situaciones. ¿Por qué no? Por un lado, porque obrar así no concuerda con los principios de cumplir el deber. Por otro, porque un deber no es un asunto privado y no lo estás realizando para ti mismo ni vas por tu cuenta, no te dedicas a tu propia gestión. En la casa de Dios, hagas lo que hagas, no estás trabajando en tu propia empresa, es la obra de la casa de Dios, la obra de Dios. Debes tener en cuenta este conocimiento y percepción constantemente y decir: “Este no es un asunto personal; estoy llevando a cabo mi deber y cumpliendo con mi responsabilidad. Estoy llevando a cabo la obra de la iglesia. Esta es una tarea que Dios me encomendó y la hago por Él. Este es mi deber, no un asunto propio y privado”. Esta es la primera cosa que debe entender la gente. Si tratas un deber como tus propios asuntos personales y no buscas los principios-verdad cuando actúas, y lo llevas a cabo según tus propias motivaciones, puntos de vista y agenda, es muy probable que cometas errores. Por tanto, ¿cómo deberías actuar si haces una distinción muy clara entre tu deber y tus asuntos personales y eres consciente de que se trata de un deber? (Busca lo que Dios pide y los principios). Es cierto. Si te ocurre algo y no comprendes la verdad, si tienes alguna idea pero no tienes todavía las cosas claras, debes encontrar a hermanos y hermanas que comprendan la verdad con los que puedas compartir; esto es buscar la verdad y, antes que nada, esta es la actitud que debes tener hacia tu deber. No debes decidir las cosas basándote en lo que crees que es apropiado y luego dar un portazo dar carpetazo al caso y decidir que está cerrado; esto sin duda provoca problemas. Un deber no es un asunto personal tuyo; ya sean mayores o menores, los asuntos de la casa de Dios no son un tema personal de nadie. Siempre que se relacione con el deber, entonces no se trata de un asunto privado, no es un asunto personal: incumbe a la verdad y a los principios. Por tanto, ¿qué es lo primero que debéis hacer? Buscar la verdad y los principios. Y si no entendéis la verdad, debéis buscar primero los principios; si ya entendéis la verdad, resultará fácil identificarlos. ¿Qué deberías hacer si no comprendes los principios? Hay una manera y es que puedes compartir con aquellos que los entiendan. No des por hecho que lo entiendes todo y que siempre tienes razón, es una forma fácil de cometer errores. ¿Qué clase de carácter se da cuando siempre quieres tener la última palabra? Es arrogancia y sentenciosidad, supone actuar arbitraria y unilateralmente. Hay quienes piensan: “Tengo formación universitaria, más cultura que vosotros, poseo capacidad de comprensión, todos sois de pequeña estatura y no entendéis la verdad, así que debéis escuchar todo lo que digo. ¡Soy capaz de tomar las decisiones por mi cuenta!”. ¿Cómo es este punto de vista? Si tienes esta clase de punto de vista, te meterás en problemas, nunca cumplirás bien tu deber. ¿Cómo vas a llevar bien a cabo tus deberes si siempre quieres ser el que tenga la última palabra, sin una cooperación armoniosa? Cumplir tu deber de esta manera no va a dar la talla en absoluto. ¿Por qué digo esto? Siempre quieres limitar a los demás y hacer que te escuchen; no aceptas nada de lo que te dicen. Esto es sesgado y terco, se trata además de arrogancia y sentenciosidad. De este modo, no solo vas a fracasar a la hora de cumplir bien tu deber, sino que obstaculizarás que otros lo hagan. Esta es la consecuencia de un carácter arrogante. ¿Por qué exige Dios cooperación armoniosa a las personas? Por una parte, resulta beneficioso para revelar las actitudes corruptas, al permitir que se conozcan a sí mismos y las desechen; esto beneficia su entrada en la vida. Por otra parte, la cooperación armoniosa es también beneficiosa para la obra de la iglesia. Ya que todo el mundo carece de entendimiento de la verdad y cuenta con actitudes corruptas, si no puede haber cooperación armoniosa, entonces no serán capaces de cumplir bien su deber, lo cual causará un impacto en la obra de la iglesia. La consecuencia de esto es grave. En resumen, para lograr un adecuado cumplimiento del deber, uno debe aprender a cooperar en armonía y, al enfrentarse a las situaciones, compartir la verdad para buscar soluciones. Esto es esencial, pues no solo beneficia a la obra de la iglesia, sino también a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Algunas personas simplemente no pueden entenderlo, piensan que la cooperación armoniosa da demasiados problemas y que a veces, compartir la verdad no da resultados fácilmente. Estas personas generan dudas, dicen: “¿De verdad es necesario cooperar en armonía para lograr un adecuado cumplimiento del deber? Al abordar alguna situación, ¿de verdad va a producir resultados que todos compartan juntos? Creo que todo esto es actuar por inercia; seguir estos preceptos es inútil”. ¿Es correcto este punto de vista? (No). ¿Qué problema desenmascara? (Su actitud hacia cumplir el deber es problemática). Algunas personas tienen un carácter arrogante y sentencioso; no están dispuestas a compartir la verdad y siempre quieren tener la última palabra. ¿Puede alguien tan arrogante y sentencioso cooperar en armonía con otros? Dios requiere que la gente coopere en armonía al cumplir su deber, a fin de resolver sus actitudes corruptas, de ayudarlos a aprender a someterse a la obra de Dios en el transcurso de cumplir su deber, y de desechar sus actitudes corruptas, por tanto, así logran el adecuado cumplimiento del deber. Negarse a cooperar con otros y querer obrar de manera arbitraria y unilateral y obligar a todo el mundo a que te escuche; ¿es esta la actitud que deberías tener hacia tu deber? Tu actitud hacia el cumplimiento de tu deber guarda relación con tu entrada en la vida. A Dios no le preocupa lo que te ocurre cada día, ni cuánto trabajo haces ni cuánto esfuerzo inviertes; lo que mira es tu actitud hacia estas cosas. ¿Y con qué guardan relación la actitud con que haces estas cosas y la forma en que las haces? Guardan relación con el hecho de si buscas o no la verdad y, además, con tu entrada en la vida. Dios se fija en esta y en la senda por la que vas. Si vas por la senda de la búsqueda de la verdad y tienes entrada en la vida, sabrás cooperar en armonía con los demás en los deberes y cumplirás fácilmente con ellos de manera adecuada. Sin embargo, si en el cumplimiento de tu deber recalcas constantemente que tienes capital, que entiendes tu ámbito de trabajo, que tienes experiencia, que eres considerado con las intenciones de Dios y que buscas la verdad más que nadie; y si piensas que por estas razones estás cualificado para tener la última palabra, no debates nada con nadie, siempre haces lo que te da la gana, te dedicas a gestionar por tu cuenta y siempre quieres ser la estrella, entonces, ¿vas por la senda de entrada en la vida? No, eso es ir en pos del estatus, ir por la senda de Pablo, no por la senda de entrada en la vida. La manera en la que Dios hace a la gente caminar por la senda de la entrada en la vida y la de perseguir la verdad no involucra tales comportamientos ni exhibe estas manifestaciones. ¿Cuál es el estándar para el adecuado cumplimiento del deber? (Buscar la verdad en todas las cosas, ser capaz de actuar de acuerdo con los principios). Así es. Para desempeñar adecuadamente tu deber, da igual cuántos años lleves creyendo en Dios, cuántos deberes hayas cumplido y cuánto hayas contribuido a la casa de Dios e importa menos aún cuánta experiencia tengas en el deber. Dios se fija principalmente en la senda que toma una persona. En otras palabras, se fija en la actitud de uno hacia la verdad y los principios y en el rumbo, origen y punto de partida que subyacen a sus actos. Dios se centra en estas cosas; son las que determinan la senda que sigues. Si a medida que cumples el deber no se aprecia ninguna de estas cosas positivas en ti y los principios, la senda y la base de tu acción son tus propias ideas, objetivos y planes, tu punto de partida es el de proteger tus intereses y salvaguardar tu reputación y posición; tu modus operandi consiste en tomar decisiones, actuar en solitario y tener la última palabra sin debatir las cosas con los demás ni cooperar armónicamente nunca, y jamás escuchar los consejos cuando has cometido un error, menos aún buscar la verdad, ¿cómo te contemplará Dios? Todavía no estás a la altura si cumples asíel deber y no has emprendido la senda de perseguir la verdad, ya que, al llevar a cabo tu deber, no buscas los principios-verdad y actúas siempre como quieres, haciendo lo que te place. Por eso la mayoría no cumple de manera adecuada el deber. Así pues, ¿cómo se debe resolver este problema? ¿Diríais que es difícil cumplir adecuadamente el deber? En realidad, no; la gente solo debe ser capaz de tener una actitud humilde, un poco de sentido y una posición adecuada. Independientemente de la formación que tengas, de los premios que hayas ganado o lo que hayas conseguido, y por muy elevados que sean tu estatus y tu jerarquía, debes dejar de lado todas estas cosas, debes bajarte del pedestal; todo eso no vale nada. Por muy grandes que sean tales glorias, en la casa de Dios no pueden estar por encima de la verdad, pues esas cosas superficiales no son la verdad ni pueden ocupar su lugar. Debes tener esto claro. Si dices: “Soy muy talentoso, tengo una mente muy aguda y reflejos rápidos, aprendo enseguida y tengo excelente memoria, por lo que soy idóneo para tomar la decisión final”, si siempre utilizas tales cosas como capital, y las consideras valiosas y positivas, eso es un problema. Si esas cosas ocupan tu corazón, si han arraigado en él, te será difícil aceptar la verdad, y las consecuencias de eso son impensables. Por lo tanto, en primer lugar debes dejar y rechazar esas cosas que amas, que parecen agradables, que son valiosas para ti. No son la verdad; más bien pueden impedirte entrar en ella. Lo más urgente ahora es que busques la verdad en el cumplimiento de tu deber y practiques de acuerdo con la verdad, de manera que tu cumplimiento del deber sea adecuado, pues el cumplimiento adecuado del deber no es más que el primer paso en la senda de entrada a la vida. ¿Qué significa aquí “el primer paso”? Significa comenzar un viaje. En todo hay algo con lo que comenzar el viaje, algo que es lo más básico, lo fundamental, y lograr el cumplimiento adecuado del deber es una senda de entrada en la vida. Si el cumplimiento de tu deber simplemente parece adecuado en su ejecución, pero no está en consonancia con los principios-verdad, no estás cumpliendo tu deber adecuadamente. Entonces, ¿cómo se debe trabajar esto? Hay que trabajar y buscar los principios-verdad; estar dotado de ellos es lo fundamental. Si te limitas a mejorar tu comportamiento y tu temperamento, pero no estás dotado de las realidades-verdad, es inútil. Puede que tengas algún don o especialidad. Eso es bueno, pero solo lo utilizarás correctamente si lo pones en práctica en el cumplimiento de tu deber. Cumplir bien tu deber no requiere una mejora en tu humanidad o personalidad, ni que dejes de lado tu don o talento. Eso no es lo que se precisa. Lo fundamental es que comprendas la verdad y aprendas a someterte a Dios. Es casi inevitable que reveles actitudes corruptas mientras cumples tu deber. ¿Qué debes hacer en esos momentos? Debes buscar la verdad para resolver el problema y llegar a actuar de acuerdo con los principios-verdad. Si lo haces, no te será difícil cumplir bien tu deber. Sea cual sea el ámbito al que corresponda tu don o especialidad, o dondequiera que tengas algo de conocimiento vocacional, usar estos talentos en el cumplimiento de un deber es lo más adecuado, es la única manera de cumplirlo bien. Uno de los aspectos es confiar en la conciencia y la razón para cumplir tu deber y el otro es que has de buscar la verdad para resolver tu carácter corrupto. Uno gana la entrada en la vida al cumplir su deber de este modo y se vuelve capaz de cumplirlo de manera adecuada.
Como hemos visto, el adecuado cumplimiento del deber no se puede separar de buscar la verdad y de actuar de acuerdo con los principios-verdad. Si alguien no puede buscar la verdad para resolver los problemas y alcanzar el nivel de actuar de acuerdo con los principios, entonces no puede lograr un adecuado cumplimiento del deber. La definición de adecuado cumplimiento del deber es como se ha explicado. ¿Son elevados los requisitos que Dios le pide al hombre? En realidad, no tanto. Él solo te pide que adoptes una actitud, una intención y un punto de vista correctos en tus acciones. Sobre esta base, puedes obtener la obra del Espíritu Santo y profundizar en tu conocimiento de ti mismo. De esta forma, serás capaz de experimentar pruebas y refinamientos, lo que te capacitará para entrar en verdades más profundas y experimentar cambios en el carácter. Antes de pasar por esas pruebas y refinamientos, sobre la base de tu entendimiento de la verdad, Dios te concederá algo de juicio y castigo. Sin embargo, ¿cuál es la base para el juicio y el castigo, así como para las pruebas y el refinamiento? El hecho de haber alcanzado el nivel de cumplir de manera adecuada tu deber; en otras palabras, haber logrado la entrada en la vida. Tu entrada en la vida no está desconectada de tu trabajo ni de tus responsabilidades en la iglesia. Si pasas todo el día en casa leyendo las palabras de Dios y hablas de manera vacía sobre cumplir tu deber y la entrada en la vida, eso no es realista y no da frutos. Es como viajar desde el sofá; hablas todo el día sobre cumplir de manera adecuada tu deber, sobre recibir la comisión de Dios, pero sin ninguna dedicación ni esfuerzo, y, desde luego, sin sufrir ni experimentar adversidades. Aunque a veces te eches a llorar al cantar himnos o leer las palabras de Dios, esto no producirá ningún efecto. Desde esta perspectiva, ¿existe relación entre llegar al nivel de cumplir tu deber de manera adecuada y lograr la salvación? ¿O acaso guarda relación con recibir el juicio y castigo de Dios? Están conectados. Para recibir el juicio y castigo de Dios, uno debe lograr un adecuado cumplimiento de su deber. ¿Por qué establece Dios ese estándar y requiere que las personas logren un adecuado cumplimiento de sus deberes? Porque Dios usa tu cumplimiento del deber para calibrar el grado de tu entrada en la vida. Si has logrado cumplir adecuadamente con tus deberes, eso significa que tu entrada en la vida ha alcanzado un estándar que te hace apto para aceptar el juicio y el castigo, lo cual también significa que eres elegible para aceptar la obra de perfeccionamiento de Dios en ti. Así, ¿qué condiciones tiene Dios que imponerle al hombre para lograr esto? Tu cumplimiento del deber ha de ser considerado adecuado a ojos de Dios, lo cual significa que, en otras palabras, existen una senda y un rumbo fundamentales en tu entrada en la vida que Dios reconoce y considera aptos. ¿Cómo verifica esto Dios? Sobre todo, por medio de tu cumplimiento del deber. Una vez que te has ganado la afirmación de Dios al cumplir tu deber de manera adecuada, el siguiente paso comienza de inmediato. Dios empezará a someterte al juicio y al castigo. Da igual qué errores cometas, se te va a disciplinar; es como si Dios hubiera empezado a vigilarte a conciencia. Eso es algo bueno; significa que Dios te ha validado, ya no estás en peligro y eres la clase correcta de persona que de ninguna manera va a cometer actos flagrantes de maldad. En un sentido, Dios te protegerá; en otro, expresado de un modo subjetivo, la senda en la que estás, tus objetivos de vida y tu rumbo se han arraigado en el camino verdadero. No vas a dejar a Dios ni te vas a desviar. Lo siguiente es sin duda que Dios te perfeccione; esta bendición recae sobre ti. Por tanto, si alguien desea recibir esta bendición y recorre la senda de ser perfeccionado, el primer requisito es lograr un adecuado cumplimiento de los propios deberes. Dios observa tus diversos desempeños en la casa de Dios, así como las tareas, comisiones y misiones que Él te encarga, a fin de entender tus actitudes hacia Dios y la verdad. Por medio de estas actitudes, Dios evalúa con exactitud qué senda recorres. Si te hallas en la senda de perseguir la verdad, darás la talla en el cumplimiento del deber y además tendrás entrada en la vida y diferentes grados de cambio de carácter. Todo esto se consigue durante el proceso de cumplir tu deber. Antes de que Dios te perfeccione formalmente, esto es todo lo lejos que serás capaz de llegar si confías en el esfuerzo humano. Sin la obra de Dios, solo puedes alcanzar este nivel; esforzarte para ir más allá te resultaría muy difícil. Solo puedes confiar en ti mismo para llevar a cabo lo que entra dentro de tus posibilidades y de tu capacidad humana, como refrenarte a base de fuerza de voluntad, soportar el sufrimiento, pagar el precio, renunciar, podar sentimientos, abandonar el mundo, reconocer las tendencias malvadas, rebelarse contra la carne, cumplir lealmente el deber, discernir y no seguir al hombre. Una vez que has logrado todo esto, eres apto para que Dios te perfeccione. En lo fundamental, Dios no interfiere en lo que pueden lograr los seres humanos. Él continuamente te provee con la verdad, te riega sin cesar, te apoya para que entiendas la verdad, te dice cómo comprenderla en varios aspectos y cómo entrar en las realidades-verdad. Una vez que hayas comprendido y entrado en ellas, Dios te otorgará un certificado de cualificación y tus posibilidades de salvación ascenderán al 80 por ciento. Sin embargo, antes de alcanzar ese porcentaje, debes invertir la totalidad de tus energías y esfuerzos; no puedes vivir esta vida en vano. Hay quienes dicen: “Llevo veinte años creyendo en Dios; ¿he invertido todas mis energías?”. No es algo que se mida según el número de años. Algunos dicen: “Llevo cinco años creyendo en Dios y he llegado a comprender algunas verdades. Sé cómo cumplir con mi deber de forma adecuada y me estoy esforzando en esa dirección. Ahora conozco algunos caminos y parece que, me siento algo más tranquilo y aliviado en el corazón”. Este sentimiento es en esencia acertado, pero ¿significa que tengas un 80 por ciento de posibilidades de salvarte? No. ¿A qué porcentaje has llegado en realidad? Entre el 10 y el 15 por ciento. Porque en el proceso de cumplir bien y de manera adecuada tu deber, aún tienes que experimentar muchas veces la poda; has de experimentar multitud de circunstancias. En ellas, desde el lado positivo, Dios te mostrará muchas cosas. Durante el proceso de revelar a estas personas, acontecimientos y cosas —es decir, en tales circunstancias prácticas—, Dios te permite entender algunas verdades. ¿Por qué te permite entender verdades a través de estas circunstancias prácticas? Si no experimentas estas cosas, tu comprensión de la verdad permanecerá para siempre al nivel de las palabras, las doctrinas y las consignas. Una vez que hayas experimentado diversas circunstancias en la vida, esas doctrinas que previamente llegaste a entender o que has sido capaz de comprender y captar en tu memoria se convertirán en una especie de realidad. Esta realidad es el lado práctico de la verdad y es aquello que debes comprender y en lo que debes entrar.
¿Qué posibilidades existen de que alguien se salve si todavía no ha satisfecho el estándar de cumplir de manera adecuada el deber? Como mucho, de entre el 10 y el 15 por ciento, ya que estas personas no entienden la verdad y les resulta del todo imposible alcanzar la auténtica sumisión. ¿Puede alguien que no entiende la verdad obrar de acuerdo con los principios? ¿Se puede tomar su deber en serio y de manera responsable? Para nada. Todos aquellos que no entienden la verdad actúan sin duda de acuerdo con su propia voluntad, hacen las cosas de manera superficial, a lo que añaden un montón de motivaciones egoístas, y obran según sus propias preferencias. Aunque seas capaz de expresar muchas doctrinas y de soltar teorías y consignas, eso no significa que poseas la realidad-verdad, así que tus posibilidades de salvarte no son altas. Para lograr la verdadera salvación y librarte de la influencia de Satanás y vivir según la palabra de Dios, el siguiente paso es dedicar esfuerzo a varias verdades. ¿Qué propósito tiene este esfuerzo? Entrar en la realidad-verdad con mayor precisión y solidez. Solo cuando hayas entrado en la realidad-verdad, puedes emprender la senda correcta para tu vida. Si solo sabes soltar doctrinas y consignas, pero no captas los principios-verdad de cumplir tu deber e, incluso, eres capaz de actuar de manera imprudente en función de tus propios caprichos, careces de realidad-verdad y te queda un largo camino. Después de que alguien ha experimentado muchas cosas en el transcurso de cumplir su deber y se da cuenta de que no entiende la verdad, así como de lo mucho que le falta para entenderla, empieza a dedicarle esfuerzo. Poco a poco, pasa de soltar doctrinas y consignas a tener un verdadero entendimiento, a practicar la verdad de manera precisa y a someterse de veras a Dios. De este modo, aumentan sus esperanzas de salvarse y las probabilidades se incrementan. ¿En qué se basa este incremento? (En hasta qué punto entienden la verdad). El grado en el que entienden la verdad no es el factor más significativo; importa más practicar y entrar en la realidad-verdad. Solo puedes comprender la verdad si la practicas; nunca la entenderás si no lo haces. Limitarse a comprender palabras y doctrinas no es lo mismo que entender la verdad. Cuanto más practiques la verdad, más realidad posees, más cambias y mejor entiendes la verdad. Por tanto, tus esperanzas de salvarte aumentarán de manera proporcional. Desde el lado positivo, si puedes tratar tu deber de la manera correcta en el transcurso de su cumplimiento, sin abandonarlo nunca —al margen de las circunstancias a las que te enfrentes—, e incluso, cuando otros pierdan la fe y dejen de cumplir con el suyo, tú te sigues aferrando al que te corresponde y jamás renuncias a él y permaneces firme y leal a él hasta el final, entonces lo tratas de verdad como lo que es, un deber, y demuestras una completa lealtad. Si puedes satisfacer este estándar, en lo esencial das la talla para cumplir de manera adecuada con tus deberes; este es el aspecto positivo. Sin embargo, antes de alcanzar este estándar, en el aspecto negativo, uno debe resistir diversas tentaciones. ¿Qué clase de problemas surgen cuando alguien es incapaz de vencer las tentaciones durante el proceso de cumplir su deber, de tal modo que lo traiciona al abandonarlo y huir? Eso es lo mismo que traicionar a Dios. Traicionar la comisión de Dios equivale a traicionar a Dios. ¿Tiene todavía salvación aquel que traiciona a Dios? Esa persona está acabada; ha perdido toda esperanza y los deberes que realizaba antes consistían meramente en trabajo y se han esfumado en la nada con su traición. Por tanto, es esencial aferrarse al propio deber; al hacerlo, quedan esperanzas. Al cumplir lealmente el deber, uno puede salvarse y ganarse la aprobación de Dios. ¿Cuál piensa todo el mundo que es la parte más difícil de cumplir con el propio deber? Saber mantenerse firme ante la tentación. ¿Cuáles son estas tentaciones? El dinero, el estatus, las relaciones íntimas, los sentimientos. ¿Qué más? Si algunos deberes conllevan riesgos, incluso para la propia vida, y su cumplimiento puede suponer la detención y el encarcelamiento, o incluso sufrir persecución hasta la muerte, ¿puedes seguir cumpliendo tu deber? ¿Puedes perseverar? La eficacia con la que se pueden superar estas tentaciones depende de si uno persigue la verdad. Depende de la capacidad de uno para discernir y reconocer poco a poco estas tentaciones mientras persigue la verdad, para reconocer su esencia y los trucos satánicos que se esconden tras ellas. Asimismo, requiere reconocer las propias actitudes corruptas, la esencia-naturaleza personal y las propias debilidades. También hay que pedir sin cesar la protección de Dios para ser capaces de resistir estas tentaciones. Si uno puede sobrellevarlas, mantenerse firme en su deber sin traicionar ni escapar bajo ninguna circunstancia, entonces la probabilidad de salvarse asciende al 50 por ciento. ¿Es fácil alcanzar este 50 por ciento? Cada paso es un reto lleno de peligros, ¡no es sencillo alcanzarlo! ¿Existen personas a las que perseguir la verdad les resulta tan difícil que la vida les parece demasiado agotadora y preferirían estar muertas? ¿Qué clase de personas se sienten así? Así es como se sienten los incrédulos. Simplemente para sobrevivir, la gente puede devanarse los sesos, soportar cualquier dificultad y seguir aferrándose tenazmente a la vida durante los desastres, sin rendirse hasta su último aliento. Si creyeran en Dios y persiguieran la verdad con semejante vigor, alcanzarían los resultados con toda seguridad. Si la gente no ama la verdad y no está dispuesta a luchar por ella, ¡son unos inútiles! La búsqueda de la verdad no es algo que pueda lograrse mediante el mero esfuerzo humano; precisa una combinación de este con la obra del Espíritu Santo. Requiere que Dios instrumente diversos entornos para verificar y refinar a las personas, y que el Espíritu Santo obre para iluminarlas, esclarecerlas y guiarlas. El sufrimiento por el que se pasa para obtener la verdad está totalmente justificado. Al igual que los alpinistas que arriesgan la vida para escalar hasta las cumbres no temen las dificultades en su búsqueda de desafiar los límites, hasta el punto de arriesgar la vida. ¿Creer en Dios y alcanzar la verdad es más difícil que escalar una montaña? ¿Qué clase de personas desean bendiciones sin estar dispuestas a sufrir? Son unos inútiles. No puedes perseguir y obtener la verdad sin fuerza de voluntad; es imposible hacerlo sin capacidad de sufrimiento. Debes pagar un precio para obtenerla.
La gente ha llegado a entender la definición y el estándar de lo adecuado, la razón por la que Dios ha establecido dicho estándar, la relación entre el cumplimiento adecuado del propio deber y la entrada en la vida, y otros factores similares relacionados con la verdad del adecuado cumplimiento del deber. Si son capaces de llegar a mantenerse firmes en su deber sin que importe el momento o el lugar, sin renunciar a él, y pueden resistirse a cualquier clase de tentación, así como luego comprender y obtener conocimiento y entrada en todas las diversas verdades que Dios requiere en todas las distintas situaciones que Él dispone para ellos, eso es porque, desde el punto de vista de Dios, en lo fundamental han conseguido lo adecuado. Hay tres ingredientes principales para lograr lo adecuado en el cumplimiento del propio deber. Primero, tener una actitud correcta hacia su deber y no abandonarlo en ningún momento; segundo, ser capaz de experimentar toda clase de tentaciones mientras cumplen su deber y no tropezar; tercero, la capacidad de entender cada aspecto de la verdad mientras cumplen su deber, y entran en la realidad. Cuando la gente logre estas tres cosas y haya dado la talla, se habrá completado el primer requisito previo para aceptar el juicio y castigo y ser perfeccionado: cumplir de manera adecuada el deber.
En cuanto al adecuado cumplimiento del deber, se ha discutido antes una parte del contenido que implica el término “adecuado”. ¿Qué definición básica dimos de “adecuado” en los debates anteriores? (Obrar según los principios). Lo “adecuado” que se debate hoy se eleva a las intenciones de Dios y los estándares que Él requiere para el hombre. ¿Por qué demanda Dios que las personas cumplan su deber según un estándar adecuado? Esto se relaciona con la intención de Dios de salvar a las personas y Sus estándares para salvarlas y perfeccionarlas. Si no logras un adecuado cumplimiento del deber, Dios no va a perfeccionarte, pues esa es la condición más fundamental para que Dios perfeccione a las personas. Por tanto, que alguien pueda ser perfeccionado depende en esencia de si su cumplimiento del deber es adecuado. Si el tuyo es inadecuado, la obra de Dios de perfeccionar a las personas no tiene nada que ver contigo. Ahora hay algunos que se hallan en la senda correcta del cumplimiento de su deber, y, además, su rumbo es el correcto, pero todavía no se puede considerar que estén cumpliendo su deber de manera adecuada. ¿Por qué? Porque las personas entienden demasiado poco de la verdad. Es igual que ciertos hijos que quieren compartir algunas responsabilidades domésticas con sus padres, pero puede que no cuenten con estatura para hacerlo. ¿En qué momento poseerán la estatura para compartir de verdad algunas responsabilidades domésticas? Cuando sean capaces de hacer algunas cosas sin preocupar a los adultos podrán compartir los deberes domésticos. Aunque ahora puedas hacer algunas cosas, aún permaneces en la etapa de esforzarte y trabajar, porque la verdad que entiendes es demasiado superficial, la que puedes poner en práctica es demasiado escasa, y eres capaz de captar demasiado pocos principios. Te hallas a menudo en un proceso de tanteo, sueles actuar en un estado de confusión, así que es muy difícil para ti confirmar si lo que haces está de acuerdo con las intenciones de Dios; nunca tienes la mente clara. ¿Puede entonces tu cumplimiento del deber considerarse adecuado? Todavía no, porque entiendes demasiado poco de la verdad y tu entrada en la vida no ha alcanzado el nivel que requiere Dios, tu estatura es demasiado pobre. ¿Qué significa que tu estatura sea demasiado pobre? Algunos dicen que se trata de un entendimiento superficial de la verdad, pero en realidad no es solo eso. Además, está relacionado de manera directa con la humanidad inmadura de alguien, con su pobre calibre y con poseer demasiadas cosas negativas. Por ejemplo, si un deber recae ahora sobre ti y no sabes cómo hacerlo, puede que sientas que eres un inútil y que no puedes ser considerado con las intenciones de Dios. Esto te lleva a volverte negativo y débil, a sentir que los arreglos de Dios son malos y no puedes hacer nada, a dar por seguro que te descartarán. Entonces, ya no quieres cumplir tu deber. ¿No es esta una manifestación de una estatura pobre? Asimismo, ahora hay muchos hermanos y hermanas jóvenes que no se han casado aún. Si se encuentran con una mujer o un hombre atractivos, puede que se enamoren, y que se generen sentimientos tras intercambiar unas cuantas miradas. Con unos afectos tan fuertes en ciernes, ¿podrán seguir cumpliendo bien su deber cuando empiecen a tener citas? Esto es caer en la tentación. ¿Acaso no indica una estatura pobre? No cabe duda. Además, hay quienes tienen dones especiales, y cumplen con deberes especiales en la casa de Dios. Esto les hace sentir que tienen algo de capital, así que quieren darse aires, siempre pretenden lucirse. En cuanto se lucen, pierden principios a la hora de hacer las cosas. Y, si otros los elogian, aunque sea un poco, sin duda también perderán principios a la hora de hacer las cosas, y se volverán complacientes y olvidarán sus deberes. Eso también es caer en la tentación. ¿Acaso no indica esto una pobre estatura? Esos problemas menores pueden incluso provocar que alguien de estatura pobre tropiece. Por ejemplo, algunas personas trabajan como actores en la casa de Dios, tienen buena apariencia y carisma, aparecen en unas cuantas películas y luego les parece que han obtenido algo de fama. Piensan: “Ahora me he hecho un nombre, si esto fuera el mundo secular, ¿acaso no me pediría la gente autógrafos? ¿Por qué nadie quiere mi autógrafo en la casa de Dios? Lo mejor será que salga en otra buena película”. Sin embargo, cuando no consiguen el papel protagonista en la próxima, les dan ganas de renunciar a su deber, lo consideran inútil. Siempre quieren interpretar papeles protagonistas y ser un actor famoso, y cuando no lo logran, se desaniman, se ponen de mal humor y hasta se plantean renunciar. Esto es tener una pobre estatura, lo cual implica que no eres apto para responsabilidades importantes. Aunque Dios te ha concedido un deber, no puedes todavía ganarte Su confianza. Solo con un pensamiento equivocado o una cosa que va en contra de tus deseos, podrías abandonar tus deberes y volverte contra Dios. ¿No es esto también un indicativo de pobre estatura? (Sí). Es una estatura excesivamente pobre. Con tan pobre estatura y estos comportamientos, ¿cómo de lejos está alguien de cumplir de manera adecuada su deber? ¿Dónde radica la brecha? En hasta qué punto ame uno la verdad. Hay también quienes, en el transcurso del cumplimiento del deber, se enteran de que su familiar más cercano ha caído enfermo. Entonces dejan de asistir a las reuniones y son negligentes en sus deberes, creen que saltárselos un par de días no tiene importancia. Después de todo, si su familiar muriera, se iría para siempre. Sin embargo, no atinan a considerar que el cumplimiento de su deber es un asunto crucial relacionado con ganar la vida, que es la única posibilidad de que alguien obtenga la salvación. Colocan sus sentimientos y a la familia por encima de sus deberes y de lograr la salvación. ¿No es esto indicativo de su pobre estatura? ¡Su estatura es demasiado pobre! Esto demuestra que no entienden los asuntos pertinentes en la vida ni saben dedicarse a las tareas apropiadas. ¿La estatura de alguien depende de su edad? No. Los seres humanos corruptos, ya sean hombre o mujer, y con independencia de su edad, lugar de nacimiento o nacionalidad, todos tienen el mismo carácter corrupto. Todos poseen la naturaleza de Satanás y pueden rebelarse contra Dios y resistirse a Él, y cometer todo tipo de maldades. Si alguien no persigue la verdad, ¿se puede arrepentir realmente? De ningún modo; no va a cambiar. Algunas personas caen enfermas y hablan a gritos sobre confiar en Dios y no temer a la muerte, sin embargo, a pesar de ello sienten que no pueden quedarse sentadas sin hacer nada. Creen que si no cumplen su deber, sin duda van a morir, así que se ponen de inmediato a hacerlo. Se fijan en qué deber conlleva las tareas más laboriosas y es de mayor importancia, cuál valora Dios, y se apresuran a ponerse con él. A lo largo del proceso de cumplir su deber, no paran de preguntarse: “¿Se puede curar esta enfermedad? Espero que así sea. He llevado una vida de dedicación, ¿acaso no debería curarme?”. En realidad, la enfermedad que tienen es terminal, van a morir cumplan o no su deber. Aunque ahora han venido a cumplir su deber, Dios observa el corazón del hombre. Con tan pobre estatura y tal motivación, ¿acaso pueden cumplir bien su deber? En absoluto. La gente de este tipo no persigue la verdad y su humanidad no es buena. Siempre tienen en mente sus propias pequeñas intrigas. Una vez que su enfermedad se agrava o se sienten un poco mal, empiezan a pensar: “¿De verdad me ha bendecido Dios? ¿De verdad me ha cuidado y protegido? Parece que no, así que no voy a cumplir más con mi deber”. En el momento que sienten la menor incomodidad, quieren renunciar a su deber. ¿Acaso poseen algo de estatura? (No). Por tanto, no pienses que solo porque haya personas que puedan sentarse aquí y escuchar sermones, o que puedan abandonar a sus familias y sus carreras para cumplir su deber en algún puesto de la casa de Dios —donde desempeñan un trabajo relacionado con sus habilidades profesionales o en campos donde son expertos—, eso es que ya están cumpliendo su deber. Tampoco significa que todo el mundo que cumple su deber lo hace de manera voluntaria, mucho menos que todos aquellos que ejecutan un deber poseen cierta estatura. A primera vista, la gente parece ocupada y dispuesta a hacer cosas y gastarse para Dios sobre la base de creer de manera auténtica en Él. En realidad, en el fondo de su corazón, todo el mundo suele mostrarse débil. A menudo albergan pensamientos de renunciar a su deber, con frecuencia cuentan con sus propios planes e, incluso más a menudo, esperan que la obra de Dios finalice pronto para enseguida poder recibir bendiciones. Su objetivo es justo ese. Lo que Dios apunta a resolver son esas debilidades humanas, la rebeldía y la pobre estatura, además de los pensamientos y acciones ignorantes de las personas. Cuando estos problemas quedan todos resueltos y ya no son problemas, cuando nada de lo que surja pueda afectar a tu capacidad para cumplir tu deber, entonces eso será suficiente y tu estatura habrá crecido. La senda que alguien acabe tomando y en qué medida vaya a hacerlo, no la determina el volumen al que griten las consignas, ni sus emociones o deseos pasajeros. Más bien depende de su búsqueda y de hasta qué punto amen la verdad.
¿En qué situaciones renunciaréis a vuestro deber? ¿Sucederá cuando afrontéis la muerte? ¿O cuando os encontréis con alguna pequeña decepción en la vida? Hay quien plantea muchas exigencias a la hora de cumplir su deber. Por un lado, a esta persona no se la debe exponer al viento ni al sol y su entorno de trabajo ha de ser cómodo. No es capaz de soportar siquiera la menor inconveniencia. Asimismo, a menudo debe pasar tiempo con su marido (o su mujer), vivir en un mundo de ellos dos y, además, tener su vida privada en la que salir para disfrutar del ocio, irse de vacaciones y demás, cosas todas ellas que han de satisfacerle. Si no se encuentra siquiera un poco satisfecho, se incomodará y sentirá un constante resentimiento en el corazón, e incluso perturbará a los demás difundiendo nociones. Algunos que entienden la verdad pueden discernir que estas personas no son buenas, que son incrédulos, y se distanciarán de ellas. Sin embargo, hay quienes no entienden la verdad; tienen una estatura pobre y les falta discernimiento, y se verán afectados por las perturbaciones de esta gente. Decidme, ¿se debería echar a tales malhechores de la iglesia? (Sí). A esta clase de personas, que perturban y trastornan la obra de la iglesia de manera constante, hay que echarlas para proteger a aquellos de pobre estatura y que son ignorantes. ¿En qué circunstancias podríais abandonar vuestros deberes y marcharos sin avisar? Por ejemplo, mientras difundes el evangelio, ves a alguien especialmente atractivo y que habla con carisma, y cuanto más lo miras, más aumenta tu adoración, y piensas: “¡Sería maravilloso no cumplir mi deber y encontrar una pareja así!”. Una vez que piensas de ese modo, estás en peligro; será fácil sucumbir a la tentación. Y una vez que lo has pensado demasiado, estás decidido a aspirar a esta relación. Sin embargo, cuando te acabas ganando a esa persona, te das cuenta de que también es un ser humano corrupto y de que, en realidad, no es tan maravillosa, aunque para entonces ya es demasiado tarde para arrepentirse. Una vez que se cae en la tentación del enredo romántico, no es fácil salir. No será sencillo dar marcha atrás sin emplear uno o dos años, o entre tres y cinco. Durante este periodo de tres a cinco años a los que has renunciado, ¿cuánta verdad te perderás? ¿Cómo de grande será la pérdida para tu vida? ¿Cuánto se demorará tu crecimiento en la vida? Algunas personas ven a otras hacer mucho dinero en el mundo secular, llevar ropa de diseño, comer y beber bien, y se les remueve algo en el corazón; ellos también quieren salir a hacer dinero. Así es como surge la tentación. Alguien cuya mente empieza a acelerarse al enfrentarse a las situaciones, que busca abandonar su deber, no es capaz de resistir la tentación; está en peligro. Esto indica su pobre estatura. Te sientes molesto y descontento cuando ves a alguien que disfruta de buena comida. También te sientes infeliz al ver a otro con una buena pareja. Y te afliges cuando ves que una persona que ronda tu edad y cuenta con un atractivo similar, viste mejor que tú e incluso es famosa. Empiezas a pensar que, si no hubieras abandonado tu educación y te hubieras graduado y encontrado una carrera, no cabe duda de que te iría mejor a ti que a ellos. Cada vez que afrontas estas situaciones, te sientes atribulado durante días. Las tentaciones son una especie de limitación, una especie de molestia para ti, lo que demuestra que tu estatura es pobre. Cuando estáis difundiendo el evangelio y conocéis a un miembro adecuado del sexo opuesto, alguien del tipo “alto, rico y guapo” o a una mujer de tez clara, rica y bella, es posible que no podáis evitar esa tentación. ¿Qué significa que podríais no ser capaces de evitarla? Quiere decir que tu estatura no ha alcanzado un nivel en el que puedas superar diversas tentaciones; no puedes evitarlas, así que se apoderan de tu corazón y lo seducen. Todo en lo que piensas, lo que rumias en tu cabeza, incluso aquello en lo que sueñas y debates con otros, pasa a estar relacionado con estos asuntos. Afecta al cumplimiento de tu deber. Mientras compartes la verdad, otros tienen mucho que decir mientras tú contribuyes cada vez menos, y pierdes interés en creer en Dios. ¿Acaso no es esto dejarse seducir? Es caer en la tentación y es peligroso. Algunas personas creen que solo has caído en la tentación cuando empiezas a salir con alguien o te has marchado con él, pero para cuando has llegado a ese punto, estás acabado. ¿Surgirían situaciones así si os encontrarais con tales asuntos? (No lo sé). Si no lo sabéis, eso prueba que vuestra estatura es pobre. ¿Por qué lo prueba? Por una parte, nunca te has enfrentado a tales asuntos, así que no sabes cómo reaccionarías; no tienes control sobre tu persona. Por otra, al enfrentarte a esta clase de situación, no tienes la actitud ni el enfoque correctos para lidiar con problemas de este tipo. Si no puedes buscar la verdad para resolver el problema, eso significa que eres pasivo. Ser pasivo prueba que eres de pobre estatura e ignorante. Si bien es posible que tú no seduzcas de manera activa a otros, no cabe duda de que otros pueden seducirte a ti, lo que te lleva a la tentación. Si no puedes vencerla, eso es un problema. Por ejemplo, ¿y si alguien te ofrece dinero y estatus? ¿Y si aparece una persona incluso mejor y trata de engatusarte? ¿Sería fácil superar eso? ¿Qué posibilidades hay de que lo logres? Se dice que algunas personas, al recibir solo dos bombones de alguien que les gusta, se encaprichan y se plantean empezar una relación; así de pobre es su estatura. ¿Acaso no se trata de que no han creído en Dios durante el tiempo suficiente? No necesariamente. Hay quienes han sido creyentes durante más de una década y todavía pueden caer en la tentación al hallarse en tales situaciones. Ya sea la primera, la segunda o la tercera vez que les ocurre algo así, todavía se les puede seducir. ¿Qué razón hay para ello? Su estatura es pobre y realmente carecen de entendimiento acerca de algunas verdades. ¿Por qué carecen de entendimiento? Porque no persiguen la verdad; siempre están atolondrados. Según su punto de vista, tales cuestiones no son significativas. Piensan: “Si aparece una pareja apropiada, ¿por qué no puedo casarme? Lo que sucede es que todavía no he conocido a nadie adecuado ni que me impresione, así que saldré del paso y ya está”. Salir del paso no es una actitud para perseguir la verdad; no es caminar por la senda de lograr la salvación y ser perfeccionado; no se trata de esa mentalidad. Solo quieren apañárselas, vivir cada día como venga, ir a dondequiera que la vida los lleve. Y, si de verdad llega un día en el que no pueden continuar, que así sea. No les interesan la intención de Dios de salvar a las personas o la obra que Él lleva a cabo para esta salvación. Asimismo, no buscan con sinceridad las diversas verdades relacionadas con la salvación de Dios para el hombre ni se las toman en serio. Hay quien podría decir: “Pero siempre acuden a los sermones; ¿cómo puedes decir que no se lo toman en serio?”. Sin embargo, la mera observación del ritual de asistir a las reuniones y escuchar sermones es diferente a aceptar la verdad. Hay muchas personas que escuchan sermones, pero ¿cuántas practican realmente la verdad? Son incluso menos las que se embarcan en la senda de perseguirla. Muchas de ellas solo se concentran en comprender doctrinas y enriquecer sus propias nociones y figuraciones cuando escuchan sermones. Aquellos que aman la verdad escuchan con intención de buscarla y aceptarla. Les es posible escuchar sermones y hacer introspección, comparar lo que oyen con sus propios estados y centrarse en resolver sus actitudes corruptas. Se agarran a los aspectos prácticos de la verdad; enfatizan practicar y experimentar estos aspectos, así como obtener la verdad. Por tanto, aquellos que aman la verdad escuchan sermones para obtener vida, para entender la verdad y transformarse. Aceptan la verdad en su corazón y, cuando la practican, la verdad que entienden los beneficia; entender la verdad proporciona una senda. En cuanto a los que no persiguen la verdad, escuchan sermones de manera atolondrada. Los escuchan enteros, de principio a fin y, cuando luego les preguntas qué han entendido, dirán: “Lo he entendido entero. He tomado unos apuntes claros sobre todo ello”. Sin embargo, si les preguntas en qué les ha ayudado esto, afirmarán de manera vaga que, en cierto modo, les ha resultado útil. ¿De veras es así? No, porque no han adquirido las verdades del sermón. ¿Por qué no? Porque no lo han aceptado, ¿cómo van a adquirirlas? Algunos dicen: “¿Cómo que no las han adquirido? ¿Cómo es que no las han aceptado? Han escuchado con suma atención e incluso han tomado apuntes”. Hay quienes solo toman apuntes como una mera formalidad, no porque anhelen la verdad. Algunos que comparten la verdad puede que no la acepten; depende de si su corazón la anhela realmente. ¿Qué significa entonces aceptar de veras la verdad? Quiere decir que, tras leer las palabras de Dios, uno las puede adaptar a sus propios estados, a su propia conducta y sus acciones, a los principios de creer en Dios, a las comisiones y responsabilidades que Él encargó y a la senda que están recorriendo. Pueden reflexionar sobre sí mismos respecto a todas estas cosas, discernirlas con claridad, lograr un entendimiento de la verdad y luego practicar y entrar en ella. Solo alguien así acepta la verdad y la persigue.
Acabamos de hablar de las manifestaciones de las personas de pobre estatura. En el proceso gradual de entendimiento de la verdad, la gente resolverá poco a poco los problemas propios de su pobre estatura, como la necedad, la ignorancia, la timidez y la debilidad. ¿A qué hace referencia la debilidad? A que el porcentaje de tu creencia en Dios es particularmente pequeño; tu creencia está bajo mínimos. En la doctrina, crees que Dios puede conseguirlo todo y que reina soberano sobre todas las cosas, pero a la hora de enfrentarte a situaciones reales, no te atreves a confiar en Dios; no te atreves a entregarle todo sin reservas en el corazón ni eres capaz de someterte: eso es debilidad. La necedad, la ignorancia, la timidez y la rebeldía de las personas, estos elementos negativos, solo pueden resolverse poco a poco o mejorar en diverso grado mediante la búsqueda de la verdad en el cumplimiento del deber. ¿Qué significa mejorar? Quiere decir que estas cosas negativas se resuelven de forma gradual; los resultados de tu cumplimiento del deber son cada vez mejores, y ahora eres capaz de soportar más que antes a la hora de enfrentarte a situaciones. Por ejemplo, cuando antes te enfrentabas a circunstancias de este tipo, debido a tu pobre estatura te mostrabas débil, te volvías pasivo e incluso afectaban a tu actitud hacia el cumplimiento del deber. Tenías rabietas, abandonabas tus obligaciones, eras superficial y no demostrabas lealtad. Ahora, ante tales situaciones, no disminuye el grado de tu lealtad para cumplir el deber; si albergas dificultades o debilidades en el corazón, eres capaz de buscar la verdad para resolverlas. Es decir, la cuestión de la entrada en la vida ya no afectará al cumplimiento de tu deber. Tus estados de ánimo, tu estado y tu debilidad ya no afectarán a tu trabajo previsto ni a tus responsabilidades, deberes y obligaciones. ¿Acaso no supone esto un incremento en tu capacidad para manejar los asuntos y lidiar con los acontecimientos externos? Se trata de crecer en estatura. Hay quienes se ponen muy contentos cuando se les pide que interpreten el papel principal, e incluso caminan como si flotaran en el aire; pero si se les pide que hagan de extra, se muestran reacios, se ponen de mal humor y caminan con la cabeza gacha. Algunas personas siempre quieren destacar cuando difunden el evangelio, pero no pueden compartir la verdad. No practican la formación, aunque siempre quieren colocarse en los puestos altos y mostrar su rostro. ¿Es esto auténtica sumisión? ¿Es la actitud correcta hacia el cumplimiento del deber? Cuando la mentalidad de alguien es incorrecta y su estado es confuso, debe buscar la verdad para hallar la solución y ser capaz al final de buscar y practicar la verdad, sin importar la situación que se presente; eso es tener experiencia de vida. Una vez que puedas discernir todo tipo de asuntos, habrás obtenido inmunidad. No importa con qué te encuentres o cuándo ocurra, no afectará a tu ejecución del deber ni este se verá comprometido por cualquier asunto menor, cualquier estado de ánimo leve o por los cambios en las personas, acontecimientos, cosas y circunstancias. Se fortalecerá tu capacidad para superar el pecado y sobreponerte a diversas circunstancias y estados de ánimo; esto significa que aumentará tu estatura. ¿Cómo crece la estatura? Es el resultado que se obtiene cuando las personas entran poco a poco en la realidad-verdad al buscar la verdad para resolver los problemas. Una vez que has entendido algunas verdades y estas se convierten en tu vida, en la base de tu conducta, en tu punto de vista para observar las cosas y en la luz que te guía, entonces eres resiliente; no te sentirás débil tan a menudo. Por ejemplo, antes, si te hubieran hecho líder serías muy feliz; pero si se te sustituyera, te pasarías en un estado negativo un mes o dos, incapaz de hacer nada que se te pidiera, ejecutarías cualquier deber con una actitud negativa, actuarías de manera superficial, incluso hasta el punto de renunciar por completo. Ahora, si se te fuera a sustituir, dirías: “Aunque me sustituyeran, no me va a afectar. No permaneceré negativo ni un solo día. Si hoy me reemplazan, continuaré con lo que debía hacer mañana. Acepto y me someto a las instrumentaciones y arreglos de Dios”. Eso es resiliencia. ¿Cómo surge esta resiliencia? Si no persigues la verdad, y al enfrentarte a los asuntos no buscas la verdad para su resolución ni te concentras en actuar con principios, ¿tendrás esta estatura? Ni siquiera serás resiliente si vives según las filosofías de los no creyentes para los asuntos mundanos. Solo si vives según la verdad puedes desprenderte poco a poco del orgullo, del estatus y de la vanidad, de modo que, al final, nada pueda derribarte ni afectar al buen cumplimiento de tu deber. Eso es tener estatura, ser resiliente. Cuando eres resiliente y tu estatura ha crecido, ¿acaso no cumples tu deber cada vez más a la altura del estándar? Cuándo cumples de manera adecuada tu deber, ¿no significa eso que cuentas con cierta estatura? ¿Qué incluye esta estatura? La auténtica fe en Dios, la auténtica sumisión a Él, la lealtad a Dios, además de la capacidad para tratar de manera correcta tus deberes, aceptarlo todo de parte de Dios y ser capaz de someterte a Él, temerlo y evitar el mal. Estas son las manifestaciones del crecimiento de estatura.
Así pues, ¿habéis sentido en vuestra conciencia que salvarse es algo que se ha de apuntar en la agenda y que ya no podéis ser atolondrados al respecto? Entender todas y cada una de las verdades tiene una importancia extrema para salvarse. No puedes confundirte con respecto a ninguna verdad. Creer en Dios no es meramente esforzarse, correr de un lado a otro, soportar algo de sufrimiento y ser capaz de perseverar por medio de las pruebas, sin tropezar. Si la gente que de veras cree en Dios considera salvarse como un asunto significativo en la vida y trata como tal la obtención de la verdad, entonces serán capaces de desprenderse de cualquier cosa; desprenderse les resultará fácil. Si uno no ha sentido aún lo importante que es salvarse, eso sería algo estúpido e inconsciente; su fe es demasiado pobre, y todavía vive en una situación desesperada. Si alguien no ama la verdad, le resultará difícil lograr un adecuado cumplimiento del deber. Esto se debe a que, para lograrlo, uno necesita entender muchas verdades y también entrar en ellas. En el proceso de comprender y entrar en la verdad, el deber que uno cumple se volverá poco a poco adecuado; sus diversas debilidades y estados de ánimo cambiarán de manera paulatina, y sus diferentes estados mejorarán del mismo modo. Durante el proceso de entender la verdad y entrar en la realidad-verdad, uno tendrá cada vez más interiorizada la visión relativa a la creencia en Dios y a ser salvado y, al mismo tiempo, el deseo y la exigencia de salvarse se volverán cada vez más urgentes. ¿Qué quiere decir urgente? Significa que puedes sentir que salvarse es un asunto urgente, una cuestión de extrema importancia y, que no resolver tus actitudes corruptas podría resultar muy peligroso y no podrías lograr la salvación. Esta es la clase de mentalidad que conlleva un sentido de urgencia. Al principio, no dispones del concepto de ser salvado ni perfeccionado. Poco a poco, llegas a entender que los humanos tienen actitudes corruptas y necesitan que Dios los salve. Descubres que las personas viven en pecado, atrapadas en un carácter corrupto en el que no hay libertad, que llevan una vida de extremo sufrimiento y que, tarde o temprano, las tendencias malvadas de Satanás las van a arrollar. Te das cuenta de que los seres humanos no pueden mantenerse firmes por sí solos; por muy resiliente o decidido que seas, no puedes garantizar que vayas a seguir a Dios hasta el final. Asimismo, has de perseguir la verdad, debes experimentar el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento para entender la verdad y conocerte a ti mismo, y solo entonces contarás con la determinación de seguir a Dios hasta el final. Llegado este punto, empiezas a sentir algo de urgencia respecto a salvarte. Entender la verdad es crucial para lograrlo. Perseguir la verdad es un asunto significativo que uno nunca debe abandonar ni pasar por alto. El hecho de perseguir la verdad o de no hacerlo guarda relación directa con salvarse y está ligado de manera ineludible con si Dios puede o no perfeccionarte. En el proceso de cumplir tu deber, todos los problemas y dificultades que te encuentres se deben resolver buscando la verdad; tu debilidad, ignorancia y necedad cambiarán también poco a poco. ¿A qué se refiere este cambio? Significa que tu capacidad para superar el pecado se ha vuelto mucho más fuerte y te estás tornando cada vez más sensible a tus actitudes corruptas y a las cosas perversas. Ganas mayor discernimiento y sentimiento hacia estos asuntos en tu corazón. En este momento, hay algunas personas que todavía carecen de esta conciencia y no sienten nada cuando perciben pecado, perversidad o cosas satánicas; esto es inaceptable y demuestra que su estatura aún queda muy lejos. Algunos otros no tienen sentimientos ni discernimiento, y ni siquiera un rastro de auténtico odio hacia los diversos comportamientos pecaminosos y los distintos feos aspectos de Satanás. Tampoco tienen ninguna conciencia ni discernimiento, ni mucho menos odio alguno, hacia sus propias acciones y la corrupción que revelan, ni hacia las actitudes corruptas y las cosas feas que hay en el fondo de su corazón. Tales personas distan todavía bastante de tener estatura. Sin embargo, por grande que sea la brecha, lo débil que uno sea o lo pequeño de su estatura en este momento, eso no supone un problema, porque Dios ha provisto a la gente con una senda y un rumbo para resolver estas cuestiones. A medida que alcanzas de un modo paulatino el estándar de cumplir de manera adecuada tu deber, persigues además un entendimiento de la verdad y la entrada en las realidades-verdad. Mientras persigues ambos aspectos, tu capacidad para vencer al pecado se vuelve más fuerte, y la de discernir las cosas perversas también aumenta, y así se resuelven en diferente grado tu debilidad y tu rebeldía. Por ejemplo, cuando tu estatura es pobre y te topas con una situación, aunque sepas que no es buena todavía podrías verte limitado y atado a esta, e incluso participar en ella. Una vez que entiendes la verdad y puedes practicar algunas verdades, aparte de detestar tales asuntos en tu corazón, rechazarás y rehusarás participar en ellos; al mismo tiempo, también ayudarás a otros a librarse de ellos. Esto es progreso; es el crecimiento de estatura. ¿Cuáles son los indicadores del crecimiento de estatura? Para empezar, uno demuestra lealtad en el cumplimiento del deber, ya no hay más comportamiento superficial. La propia fe en Dios se convierte también en más auténtica y práctica y existe verdadera sumisión a Él. Asimismo, uno puede discernir y superar las tentaciones y perturbaciones de Satanás; este ya no lo puede desorientar ni controlar, y puede liberarse de su influencia. Con esto, se cumple de veras el estándar de salvarse.
Después de la charla de hoy, ¿sabéis cómo medir si los deberes que cumplís están a la altura del estándar? Si es así, eso prueba que tienes algo de entendimiento de estas verdades y has hecho progresos; si no, se evidencia que no has entendido lo que se ha dicho y te has quedado corto. Necesitas claridad en dos aspectos. Uno es la capacidad de evaluarte a ti mismo y el otro es saber cómo cumplir tu deber de modo que satisfagas el estándar y conozcas la senda. En el pasado, la discusión estaba centrada la mayoría del tiempo en el cumplimiento del deber, con escasa mención a llevarlo a cabo de manera adecuada. El principal debate de hoy ha versado sobre los estándares para el adecuado cumplimiento del deber. Se ha compartido con bastante claridad acerca de esto, así como sobre las distintas verdades implicadas en este aspecto. Además, también sobre qué problemas se deben evitar y qué principios se han de respetar durante el proceso de cumplir los deberes, así como acerca de los errores que no se deben cometer; todo esto es muy importante. En especial, no robes ofrendas, no te metas de manera imprudente en relaciones románticas ni desafíes los arreglos de la obra. Si cometes estos errores, entonces estás totalmente acabado; no hay esperanzas de salvarse. Por tanto, no tomes la senda equivocada, no camines por la de una persona malvada. Una vez que emprendas ese camino, en realidad ya no queda esperanza, nadie puede salvarte. Si Dios no te salva, entonces está claro que tampoco puedes salvarte a ti mismo. Si alguien llega a este punto, supone un problema grave; no es fácil dar marcha atrás. En esencia, es un camino que no va a ninguna parte.
28 de noviembre de 2018
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