Qué significa perseguir la verdad (10) Parte 1

En la última reunión compartimos y diseccionamos el dicho sobre la conducta moral “es inútil decapitar a un hombre muerto; sé indulgente siempre que puedas”. ¿De veras entendéis los diversos dichos de conducta moral de la cultura tradicional? ¿En qué se diferencian estos enunciados de conducta moral de la verdad? ¿Podéis corroborar ya que esos dichos de conducta moral no son fundamentalmente la verdad y que, desde luego, no pueden reemplazarla? (Sí). ¿Qué indica que podéis corroborarlo? (Que tengo la capacidad de discernir lo que son realmente estos dichos de la cultura tradicional. Antes no me daba cuenta de que tenía estas cosas en mi interior. Ha sido tras estas charlas y estas disecciones por parte de Dios cuando he llegado a darme cuenta de que siempre me influyeron estos enunciados y de que siempre he contemplado a las personas y las cosas en función de la cultura tradicional. También veo que estos dichos de la cultura tradicional están muy reñidos con la verdad y que todos ellos corrompen a la gente). Una vez corroborado esto, para empezar tenéis cierto discernimiento de estos elementos culturales tradicionales. No solo tenéis un conocimiento perceptivo, sino que también sabéis discernir la esencia de estas cosas desde una perspectiva teórica. En segundo lugar, ya no os afectan los dichos de la cultura tradicional y podéis eliminar los efectos, las limitaciones y la esclavitud de estas cosas de vuestro corazón y de vuestra mente. Sobre todo al contemplar varias cosas o abordar diversos problemas, ya no estáis influidos y limitados por estas ideas y estos puntos de vista. En general, con estas enseñanzas habéis adquirido discernimiento acerca de estas ideas y estos puntos de vista de la cultura tradicional. Esto es fruto de haber comprendido la verdad. Estos dichos de la cultura tradicional son refranes huecos y agradables repletos de filosofías satánicas, especialmente los enunciados de conducta moral “de bien nacidos es ser agradecidos”, “si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos” y “es inútil decapitar a un hombre muerto; sé indulgente siempre que puedas”. Influyen, limitan y esclavizan constantemente a los seres humanos a través del pensamiento y no intervienen de forma activa y positiva en la conducta moral de las personas. Aunque ya tengáis cierto discernimiento, cuesta erradicar por completo la influencia de estas cosas del fondo del corazón. Debéis dotaros de la verdad y vivir de acuerdo con las palabras de Dios durante un tiempo. Entonces podréis ver de manera clara y de una vez por todas lo profundamente dañinas, equivocadas y absurdas que son estas cosas hipócritas, y será entonces cuando se podrá resolver el problema de raíz. Si quisierais renunciar a estos pensamientos e ideas equivocados y libraros de su influencia, su control y su esclavitud con solo comprender algunas doctrinas, os costaría mucho. Ahora que sabéis discernir un poco lo que realmente son estos dichos de conducta moral, al menos tenéis cierta comprensión y progreso en vuestra mentalidad. El resto depende de cómo se busque la verdad, cómo se contemple a las personas y las cosas según las palabras de Dios y cómo se viva en lo sucesivo.

A tenor de estas enseñanzas y estas disecciones sobre estos dichos de conducta moral de la cultura tradicional, ¿tenéis clara la esencia de estos enunciados? Si de veras la tenéis clara, podéis determinar que estos dichos de la cultura tradicional no son la verdad ni pueden reemplazar a la verdad. Esto es cierto, y la mayoría ya lo ha comprobado en su interior a través de la charla. ¿Y cómo se debe comprender la esencia de los diversos dichos de conducta moral? Si uno no afronta esta cuestión según las palabras de Dios y la verdad, es imposible discernirla y comprenderla. Por muy nobles y positivos que sean sobre el papel estos dichos de conducta moral de la cultura tradicional, ¿son realmente criterios de actuación y conducta de las personas o principios de comportamiento? (No). No son principios ni criterios de conducta. ¿Y qué son exactamente? Al diseccionar la esencia de cada dicho de conducta moral, ¿podéis sacar una conclusión sobre cuáles son exactamente la verdad y la esencia de estos dichos de conducta moral que han surgido en medio de la gente? ¿Nunca habéis pensado en esta cuestión? Dejando a un lado los objetivos de los supuestos pensadores y moralistas que adulan a las clases dirigentes, se congracian con ellas y están encantados de servirles, analicemos esto desde la perspectiva de la humanidad normal. Dado que estos dichos de conducta moral no son la verdad, y ni mucho menos pueden reemplazar a la verdad, deben de ser falaces. Sin duda, no son cosas positivas, esto es seguro. Si, en este sentido, sois capaces de reconocer lo que son, esto demuestra que habéis alcanzado cierto grado de comprensión de la verdad en vuestro interior y ya tenéis algo de discernimiento. Estos dichos de conducta moral no son cosas positivas ni criterios de actuación y conducta de las personas, y ni mucho menos principios de comportamiento que la gente deba acatar, por lo cual tienen algo de malo. ¿Merece la pena llegar al fondo de la cuestión? (Sí). Si solo tenéis en cuenta la “conducta moral” y pensáis que estos dichos son puntos de vista correctos y cosas positivas, estáis equivocados y os dejaréis embaucar y engañar por ellos. Lo hipócrita nunca puede ser positivo. En cuanto a las diversas demostraciones y acciones de conducta moral, hay que distinguir si se hacen con sinceridad y de corazón o no. Si se hacen con desgana, con fingimiento o para lograr determinado objetivo, dichas demostraciones y acciones son un problema. ¿Sabéis discernir lo que son realmente estos dichos de conducta moral? ¿Quién puede decírmelo? (Satanás utiliza los dichos de conducta moral para desorientar y corromper a la gente, y hace que los acate y ponga en práctica para lograr los objetivos de que idolatre y siga a Satanás y se aleje de Dios. Esta es una de las técnicas y de los métodos de Satanás para corromper a la gente). Esta no es la esencia de los dichos de conducta moral. Este es el objetivo que Satanás logra al desorientar a la gente con ellos. En primer lugar, debéis tener claro que ningún tipo de dicho sobre la conducta moral es la verdad, y que ni mucho menos puede sustituir a la verdad. Ni siquiera es una cosa positiva. Entonces ¿qué son exactamente? Cabe decir con certeza que estos dichos sobre la conducta moral son falacias heréticas con que Satanás desorienta a la gente. No son en sí mismas la realidad-verdad que debe tener la gente ni cosas positivas con que la humanidad normal deba vivir. Estos dichos sobre la conducta moral constituyen falseamientos, apariencias, falsificaciones y trampas; son conductas artificiales y en absoluto tienen su origen en la conciencia y la razón del hombre ni en su pensamiento normal. Por tanto, todos los dichos de la cultura tradicional respecto a la conducta moral son herejías y falacias absurdas y ridículas. Con estas pocas charlas, en este día han sido condenados, en su totalidad y a muerte, los dichos que propone Satanás sobre la conducta moral. Si ni siquiera son cosas positivas, ¿cómo puede aceptarlas la gente? ¿Cómo puede vivir la gente de acuerdo con estas ideas y perspectivas? Se debe a que estos dichos sobre la conducta moral se adaptan muy bien a las nociones y figuraciones de la gente. Provocan admiración y aprobación, por lo que la gente los acepta en su interior y, aunque no sepa ponerlos en práctica, para sus adentros los asume e idolatra con deleite. Por ende, Satanás emplea varios dichos sobre la conducta moral para desorientar a la gente, para controlar su corazón y su conducta, pues, en su interior, la gente idolatra y cree ciegamente todo tipo de dichos sobre la conducta moral, y a toda ella le gustaría utilizar estas afirmaciones para fingir mayor dignidad, nobleza y amabilidad y, así, lograr su objetivo de ser muy apreciada y elogiada. En resumen, los diversos dichos sobre la conducta moral requieren que, cuando la gente haga cierta cosa, demuestre algún tipo de conducta o cualidad humana en el ámbito de la conducta moral. Estas conductas y cualidades humanas parecen bastante nobles y son veneradas, por lo que, en su interior, toda persona aspira encarecidamente a ellas. Sin embargo, lo que no ha tenido nadie en cuenta es que estos dichos sobre la conducta moral no son, en absoluto, los principios de conducta que deba seguir una persona normal, sino una serie de conductas hipócritas que se pueden fingir. Son desviaciones de los criterios de la conciencia y la razón, divergencias de la voluntad de la humanidad normal. Satanás emplea dichos falsos y fingidos sobre la conducta moral para desorientar a la gente, para que esta los idolatre a él y a esos hipócritas presuntamente sabios, lo que hace que la gente considere la humanidad normal y los criterios de conducta humana cosas corrientes, simples y hasta despreciables. La gente desprecia esas cosas y le parecen deleznables. Esto es porque los dichos de conducta moral defendidos por Satanás son muy vistosos y están muy adaptados a las nociones y figuraciones del hombre. La realidad, no obstante, es que ningún dicho sobre la conducta moral, sea el que sea, es un principio que deba seguir la gente en su conducta ni en sus relaciones en el mundo. Reflexionad: ¿acaso no es así? Básicamente, los dichos de conducta moral son meras exigencias para que, superficialmente, la gente tenga una vida más digna y noble, con lo que otras personas llegarán a idolatrarla o elogiarla en lugar de menospreciarla. La esencia de estos dichos indica que son meras exigencias para que la gente demuestre buena conducta moral mediante un buen comportamiento, de modo que oculte y modere las ambiciones y los deseos absurdos de la humanidad corrupta y, además, encubra la malvada y horrible esencia-naturaleza del hombre, así como las manifestaciones de diversas actitudes corruptas. Están destinadas a mejorar la personalidad de alguien mediante conductas y prácticas superficialmente buenas, a mejorar la imagen que los demás tengan de ella y la valoración que reciba del resto del mundo. Estos puntos demuestran que los dichos de conducta moral tratan de encubrir los pensamientos, las opiniones, los objetivos y las intenciones del interior del hombre, su rostro horrendo y su esencia-naturaleza mediante conductas y prácticas superficiales. ¿Se puede llegar a encubrir estas cosas? ¿Tratar de encubrirlas no las hace aún más evidentes? No obstante, a Satanás no le importa eso. Su propósito es encubrir el rostro horrendo de la humanidad corrupta, encubrir la verdad de la corrupción del hombre. Así, Satanás hace que la gente adopte las manifestaciones conductuales de la conducta moral para disimular; es decir, con los preceptos y conductas de la conducta moral hace un primoroso envoltorio de la apariencia del hombre que mejora las cualidades humanas y la personalidad de alguien para que los demás lo estimen y elogien. En principio, estos dichos sobre la conducta moral determinan si una persona es noble o despreciable a tenor de sus manifestaciones conductuales y estándares morales. Por ejemplo, la evaluación de si alguien es altruista depende de que demuestre que sacrifica sus intereses por los demás. Si esa persona lo demuestra correctamente, disimula bien y da una imagen especialmente admirable, será considerada íntegra y digna, alguien de moral especialmente elevada a ojos de los demás, y el Estado le concederá una placa por ser un dechado de moralidad para que los demás aprendan de él, lo idolatren y lo emulen. ¿Y cómo debe evaluarse si una mujer es buena o mala? Observando si las diversas conductas demostradas por la mujer en sociedad se ajustan al dicho “la mujer debe ser virtuosa, amable, dulce y moral”. Si lo cumple en todos los sentidos siendo virtuosa, amable y dócil, mostrando el máximo respeto por los ancianos, cediendo de buena gana en atención al interés general, siendo sumamente paciente y capaz de soportar las adversidades sin guardar rencor a nadie ni discutir con nadie, respetando a sus suegros y cuidando bien de su marido y sus hijos sin pensar nunca en sí misma, sin buscar nada a cambio ni disfrutar de los placeres de la carne, etc., entonces es, en efecto, una mujer virtuosa, amable, dulce y moral. La gente evalúa la conducta moral de las mujeres por estas conductas externas. Es inexacto y poco realista evaluar la valía, la bondad y la maldad de una persona por sus prácticas y conductas superficiales. Las aseveraciones de este tipo también son falsas, engañosas y absurdas. Este es el problema esencial de los enunciados de conducta moral que se pone de manifiesto en las personas.

A la luz de los diversos aspectos ya mencionados, ¿son auténticos principios de conducta estos dichos sobre la conducta moral de la cultura tradicional? (No). No satisfacen en absoluto las necesidades de la humanidad normal, ya que son totalmente contrarios a ella. Lo que le brindan al género humano no son unos principios de comportamiento ni unos principios de actuación y conducta. Por el contrario, exigen que la gente se enmascare, se oculte y se comporte y actúe de cierta forma ante los demás para que estos la tengan en muy buena consideración y la elogien, no con el ánimo de que entienda cómo comportarse correctamente ni la manera correcta de conducirse, sino para que viva más en sintonía con las nociones y figuraciones de los demás y para ganarse sus elogios y su reconocimiento. Esto no es para nada lo que exige Dios: que la gente se comporte y actúe según los principios-verdad sin importarle lo que opinen los demás y centrándose únicamente en recibir la aprobación de Dios. Los dichos sobre la conducta moral consisten más en exigir a la gente que sea decente y noble en sus conductas, en sus prácticas y en la apariencia que proyecta, aunque sea una máscara, más que en resolver los problemas relacionados con sus pensamientos y opiniones o con la esencia-naturaleza humana. En otras palabras, las exigencias que le imponen a la gente los dichos sobre la conducta moral de la cultura tradicional no se basan en la esencia de la gente, y ni mucho menos tienen en cuenta el alcance factible de la conciencia y la razón. Al mismo tiempo, van en contra del hecho objetivo de que la gente tiene actitudes corruptas y es egoísta y despreciable, y le obligan a esto o aquello en cuanto a sus conductas y prácticas. Por tanto, sea cual sea la perspectiva desde la que le impongan exigencias a la gente, básicamente no pueden liberarla de la esclavitud y las limitaciones de las actitudes corruptas ni resolver el problema de su esencia; es decir, no pueden resolver los problemas relacionados con las actitudes corruptas de la gente. Por eso no pueden cambiar los principios y el sentido de la conducta de las personas ni pueden hacer que estas entiendan cómo comportarse, cómo tratar a los demás ni cómo abordar las relaciones interpersonales desde un punto de vista positivo. Desde otra perspectiva, los dichos sobre la conducta moral no son más que una especie de preceptos y limitaciones conductuales que se dan a las personas. Aunque en apariencia sean muy buenos, afectan inconscientemente al pensamiento y las opiniones de la gente, limitándolos y comprometiéndolos, con lo cual la gente no puede hallar los principios y la senda correctos de conducta y actuación. En este contexto, lo único que puede hacer la gente es aceptar a regañadientes la influencia de las ideas y puntos de vista de la cultura tradicional e, influida por dichas ideas y puntos de vista falaces, inconscientemente pierde los principios, los objetivos y el sentido de su comportamiento. Esto hace que los seres humanos corruptos caigan en tinieblas y se queden sin luz, de modo que lo único que pueden hacer es ir en pos de la fama y el beneficio personal recurriendo a la falsificación, el fingimiento y el engaño. Por ejemplo, cuando ves a una persona necesitada de ayuda, inmediatamente piensas: “Una conducta correcta supone disfrutar ayudando a otros. Es un principio y un criterio moral básico de conducta de las personas”, con lo cual ayudas a esa persona inconscientemente. Tras ayudarla, crees que con esa conducta eres noble y tienes algo de humanidad, y llegas a elogiarte por ser una persona noble, alguien de personalidad noble, con dignidad y personalidad y, por supuesto, digno de respeto. Si no la ayudas, piensas: “Desgraciadamente, no soy buena persona. Cada vez que me topo con alguien que necesita ayuda y pienso en echarle una mano, siempre antepongo mis propios intereses. ¡Qué egoísta!”. Inconscientemente, aplicas el punto de vista ideológico de “disfrutar ayudando a otros” para evaluarte, limitarte y valorar lo que está bien y lo que está mal. Cuando no puedes poner en práctica este dicho, te desprecias o menosprecias y te sientes un tanto incómodo. Lanzas miradas de admiración y aprecio a quienes son capaces de disfrutar ayudando a otros porque los crees más nobles que tú, más dignos que tú y con más personalidad que tú. Ahora bien, en estas cuestiones, las exigencias de Dios son otras. Las exigencias de Dios son que cumplas Sus palabras y los principios-verdad. En cuanto a la conducta moral, ¿cómo debe practicar la gente? ¿Obedeciendo los puntos de vista de la cultura moral tradicional o las palabras de Dios? Todo el mundo afronta esta disyuntiva. ¿Ya tienes claros los principios-verdad que Dios le enseña a la gente? ¿Los comprendes? ¿Qué tal los cumples? Cuando los cumples, ¿qué pensamientos y puntos de vista te influyen y frenan, y qué actitudes corruptas se revelan? Deberías hacer introspección de esta manera. Exactamente, ¿hasta qué punto tienes clara en tu interior la esencia de los dichos sobre la conducta moral de la cultura tradicional? ¿Todavía tiene sitio en tu corazón la cultura tradicional? Todos estos son problemas que debe subsanar la gente. Cuando tus actitudes corruptas se subsanan y eres capaz de someterte a la verdad y de acatar las palabras de Dios absolutamente y sin transigencias, lo que practicas concuerda por completo con los principios-verdad. Ya no te limitan las actitudes corruptas ni estás sometido a las ideas y puntos de vista morales de la cultura tradicional, y puedes poner en práctica fielmente las palabras de Dios y actuar según los principios-verdad. Estos son los principios que deben informar las conductas y actuaciones de los creyentes. Cuando eres capaz de practicar según las palabras de Dios, de acatarlas y de practicar según los principios-verdad, no solo eres una persona de buena conducta moral, sino también una persona capaz de seguir el camino de Dios. Cuando practicas los principios y la verdad de la conducta, no solo tienes unos criterios de conducta moral, sino que también están presentes los principios-verdad en tu conducta. ¿Hay alguna diferencia entre cumplir los principios-verdad y cumplir los criterios de conducta moral? (Sí). ¿En qué se diferencian? El cumplimiento de las exigencias de conducta moral constituye simplemente una práctica y una manifestación conductuales, mientras que la práctica según los principios-verdad también parece desde fuera una práctica, pero esta práctica obedece a los principios-verdad. Desde esta perspectiva, la obediencia a los principios-verdad guarda relación con la conducta y la senda que sigue la gente. Es decir, si practicas la verdad y te atienes a los principios-verdad de las palabras de Dios, vas por la senda correcta, mientras que seguir las exigencias de conducta moral de la cultura tradicional es una mera demostración de conducta, como obedecer unos preceptos. No guarda relación con los principios-verdad ni con la senda que sigue la gente. ¿Entiendes lo que estoy explicando? (Sí). Te pongo un ejemplo: el dicho sobre la conducta moral “sacrifica tus intereses por los demás” exige que las personas “rechacen el yo inferior y desarrollen el yo superior” en todo momento y situación. Entre los no creyentes, esta idiosincrasia se califica de personalidad noble e integridad inquebrantable. “Rechazar el yo inferior y desarrollar el yo superior”: ¡qué retórica más pomposa! Una lástima que simplemente suene a una idiosincrasia de personalidad noble e integridad inquebrantable, pero no es un principio-verdad que la gente deba acatar. La realidad es que el objetivo último de este dicho de “rechazar el yo inferior y desarrollar el yo superior” y de que la gente sacrifique sus intereses por los demás es, de hecho, asegurarse de que los demás les sirvan. Desde el punto de vista de los objetivos e intenciones de la gente, este dicho se asemeja a las filosofías satánicas y tiene un rasgo transaccional. A partir de esto, ¿es posible determinar si están presentes los principios-verdad en el dicho “rechazar el yo inferior y desarrollar el yo superior”? ¡En absoluto! No es para nada un principio de conducta, es pura filosofía satánica, pues el objetivo de que la gente rechace su yo inferior es que desarrolle su yo superior. Independientemente de si dicha práctica es noble o vulgar, no es más que un precepto que esclaviza a la gente. Parece razonable, pero en esencia es descabellado y absurdo. Te suceda lo que te suceda, esto únicamente exige que la gente sacrifique sus intereses por los demás. Estés dispuesto o no, puedas o no, y sea cual sea el entorno, únicamente exige que sacrifiques tus intereses por los demás. Si no puedes “rechazar el yo inferior”, ahí está la proposición “desarrollar el yo superior” para tentarte, para que, aunque no puedas sacrificar tus intereses por los demás, no quieras renunciar a ello. La gente se deja seducir por la idea de “desarrollar el yo superior”. En esas circunstancias es difícil elegir. Entonces, ¿sacrificar los propios intereses por los demás es un principio de conducta? ¿Puede lograr resultados positivos? Toda persona se oculta muy bien y demuestra la máxima nobleza, dignidad y personalidad, pero ¿cuál es el resultado final? Solamente cabe decir que no va a servir de nada, porque con esto solo es posible ganarse el aprecio de otras personas, pero no la aprobación del Creador. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Es fruto de que todo el mundo acata los dichos sobre la conducta moral de la cultura tradicional y sigue las filosofías satánicas? Si todo el mundo acepta las palabras de Dios, acepta ideas y puntos de vista correctos, se adhiere a los principios-verdad y persigue un rumbo en la vida guiado por Dios, a la gente le resultará sencillo ir por la senda correcta en la vida. ¿Es mejor practicar así que sacrificar los propios intereses por los demás? Practicar así es obedecer los principios-verdad y vivir en la luz según las palabras de Dios, en vez de seguir a Satanás por la senda de la hipocresía. La única vía para vivir a semejanza humana y recibir la aprobación de Dios pasa por abandonar las filosofías satánicas, así como la totalidad de las diversas ideas transmitidas por los dichos sobre la conducta moral de la cultura tradicional, y por aceptar la verdad y vivir de acuerdo con las palabras de Dios.

Con lo que ya hemos hablado, ¿habéis llegado a alguna conclusión sobre la esencia de los dichos de conducta moral? Estos enunciados diversos de conducta moral no son más que normas y convenciones que limitan los pensamientos, opiniones y conductas externas de las personas. No tienen nada de principios o criterios de conducta y no son unos principios a los que la gente deba atenerse ante todo tipo de personas, acontecimientos y cosas. ¿Y a qué principios debe atenerse la gente? ¿No deberíamos hablar de esto? Algunos preguntan: “¿Qué diferencia hay entre los principios-verdad que la gente debe acatar y las normas y convenciones de esos dichos de conducta moral?”. Dime, ¿hay alguna diferencia? (Sí). ¿En qué sentido la hay? Los enunciados de conducta moral son meras normas y convenciones que limitan los pensamientos, opiniones y conductas de las personas. Con respecto a las diversas cuestiones que le suceden a la gente, a esta le han impuesto unas exigencias que limitan su conducta y la atan de pies y manos obligándola a hacer esto y aquello, en vez de dejar que busque los principios y modos correctos para lidiar con las diversas personas, acontecimientos y cosas. Entretanto, los principios-verdad son distintos. Las variopintas exigencias de las palabras de Dios a las personas no son preceptos, normas ni convenciones, y ni mucho menos enunciados diversos que limiten el pensamiento y la conducta de las personas. Por el contrario, les indican a estas los principios-verdad que deben comprender y cumplir en todo tipo de entornos y siempre que les ocurra algo. ¿Y cuáles son exactamente esos principios? ¿Por qué afirmo que solamente las palabras de Dios son la verdad o los principios-verdad? Porque las diversas exigencias de las palabras de Dios a las personas son asequibles a la humanidad normal, en la medida en que requieren que la gente no se deje influir y controlar por sus sentimientos, deseos, ambiciones y actitudes corruptas cuando le suceda algo, sino que practique según las palabras de Dios y los principios-verdad, un principio que la gente es capaz de acatar. Los principios-verdad de las palabras de Dios señalan el rumbo y el objetivo correctos que debe seguir la gente y, además, son la senda por la que la gente debe ir. Los principios de las palabras de Dios no solo mantienen el normal funcionamiento de la conciencia y razón de las personas, sino que, naturalmente, también agregan los principios de la verdad al fundamento que constituyen su conciencia y razón. Estos son los criterios de la verdad que las personas con conciencia y razón pueden alcanzar y cumplir. Cuando la gente acata estos principios de las palabras de Dios, lo que consigue no es mejorar su moralidad y personalidad ni preservar su dignidad humana. Más bien ha emprendido la senda correcta en la vida. Cuando una persona obedece estos principios-verdad de las palabras de Dios, no solo está en posesión de la conciencia y razón de una persona normal, sino que, sobre el fundamento que supone tener conciencia y razón, llega a comprender más principios-verdad con respecto a cómo debe comportarse. En pocas palabras, llega a comprender los principios de conducta y a saber qué principios-verdad debe aplicar para contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar, y deja de estar controlada e influida por sus sentimientos, deseos, ambiciones y actitudes corruptas. Así vive a semejanza absoluta de una persona normal. Estos principios-verdad enunciados por Dios resuelven sustancialmente el problema de las actitudes corruptas que controlan a las personas y que les impiden desligarse del pecado, a fin de que dejen su vida anterior, controlada por sus sentimientos, deseos, ambiciones y actitudes corruptas. ¿Y qué reemplaza a todo esto? Los criterios de las palabras de Dios y los principios-verdad, que se convierten en la vida de la persona. En términos generales, una vez que la gente empieza a cumplir los principios-verdad que debe cumplir la humanidad, deja de vivir inmersa en los diversos sinsabores de la carne. Para ser más precisos, la gente deja de vivir bajo la desorientación, el embaucamiento y el control de Satanás. Más en concreto, deja de vivir bajo la esclavitud y el control de la infinidad de ideas, puntos de vista y filosofías para los asuntos mundanos que Satanás le inculca. Por el contrario, vive no solo con dignidad y personalidad, sino también libre y con semejanza humana, lo cual es la auténtica semejanza con los seres creados bajo el dominio del Creador. Esta es la diferencia esencial entre las palabras y la verdad de Dios y los dichos de conducta moral de la cultura tradicional.

El tema que os enseño hoy es un tanto profundo. Tras escucharlo deberíais meditarlo un rato, asimilarlo y ver si captáis lo que he explicado. A tenor de esta enseñanza, ¿habéis comprendido por completo la diferencia entre los dichos de conducta moral y la verdad? Responded de la manera más sencilla: ¿Cuál es la esencia de los enunciados de conducta moral? (Que los enunciados de conducta moral son meras normas y convenciones que limitan los pensamientos y conductas de las personas, no principios y criterios de conducta). Bien. En la cultura tradicional está la historia de la entrega de las peras más grandes por parte de Kong Rong. ¿Qué opináis? ¿Es mala persona aquella que no pueda ser como Kong Rong? La gente creía que todo aquel que pudiera ser como Kong Rong era de personalidad noble y sólida integridad, sacrificando sus propios intereses por los demás, una buena persona. ¿Es el Kong Rong de este relato histórico un ejemplo seguido por todos? ¿Lleva la gente al personaje en algún lugar de su corazón? (Sí). No es su nombre, sino sus pensamientos y prácticas, su moralidad y su conducta, lo que lleva la gente en el corazón. La gente estima dichas prácticas, las ve con buenos ojos y admira para sus adentros la conducta moral de Kong Rong. Por tanto, si tú ves que alguien es incapaz de sacrificar sus intereses por los demás, que no es la clase de persona que renuncia a las peras más grandes como Kong Rong, para tus adentros te enojarás con él y tendrás una mala opinión de él. ¿Y están justificados tu enojo y tu mala opinión? Deben fundamentarse en algo. Ante todo piensas: “Kong Rong era muy pequeño y, sin embargo, fue capaz de renunciar a las peras más grandes, mientras que tú ya eres mayor y sigues siendo muy egoísta”, y tienes una mala opinión de él para tus adentros. Entonces, ¿se fundamentan tu mala opinión y tu enojo en la historia de la renuncia de Kong Rong a las peras más grandes? (Sí). ¿Está bien contemplar a las personas en función de esto? (No). ¿Por qué no? Porque aquello en lo que te basas para contemplar a las personas y las cosas es incorrecto y porque tu punto de partida está totalmente equivocado. Tu punto de partida es considerar la renuncia de Kong Rong a las peras más grandes el criterio por el que evaluar a las personas y las cosas, pero este enfoque y este método de evaluación son un error. ¿En qué sentido? Son un error en la medida en que crees que la idea que subyace a la historia de Kong Rong es correcta y la consideras un punto de vista ideológico positivo desde el que evaluar a las personas y las cosas. Al evaluar de esta forma, el resultado final es que la inmensa mayoría de la gente no es buena. ¿Son correctos los resultados de esta evaluación? (No, no son correctos). ¿Por qué no son correctos? Porque tu criterio de evaluación está mal. Si se aplican los métodos y principios dados por Dios, ¿cómo se debería evaluar a una persona así? Considerando si la persona defiende los intereses de la casa de Dios, si está del lado de Dios, si tiene un corazón temeroso de Dios y si busca el principio-verdad en lo que hace: una evaluación basada en estos aspectos es la más correcta. Si siempre que le ocurre algo a esta persona ora, busca y lo habla con todo el mundo, y si lo que hace —aunque a veces no sea capaz de ser altruista y sea un poco egoísta en pequeñas cosas— es, en el fondo, adecuado en comparación con los gestos exigidos por Dios, se trata de alguien capaz de aceptar la verdad, una persona que está en lo correcto. ¿En qué se basa esta conclusión? (En las palabras y exigencias de Dios). Por consiguiente, ¿es correcta esta conclusión? Es mucho más correcta que si evaluaras aplicando la perspectiva ideológica de la renuncia de Kong Rong a las peras más grandes. El punto de vista ideológico de la historia de Kong Rong evalúa las conductas y prácticas ocasionales de la gente, pero lo que Dios exige que evalúe la gente es la esencia de esta persona, así como cuál es exactamente la actitud de la persona hacia la verdad y hacia las exigencias de Dios. Tú aplicas los dichos de conducta moral para evaluar la conducta pasajera de una persona, sus actos o sus revelaciones pasajeras durante un suceso. Si los aplicas para evaluar las cualidades intrínsecas de una persona, eso no es correcto, porque evaluar las cualidades intrínsecas de una persona a través de los enunciados de conducta moral supone evaluarla con unos principios equivocados, y el resultado al que llegarás será incorrecto. La diferencia no radica en sus conductas externas, sino en su esencia-naturaleza. Por ende, en el fondo es un error evaluar a las personas a través de los enunciados de conducta moral. Lo único correcto es evaluar a las personas por medio de los principios-verdad. ¿Entiendes lo que estoy explicando?

La esencia de los dichos sobre la conducta moral es que son preceptos y convenciones que limitan la conducta y los pensamientos de las personas. Hasta cierto punto, limitan y controlan el pensamiento de la gente, y limitan algunas de las expresiones correctas del pensamiento y de las exigencias normales de la humanidad normal. Naturalmente, también puede afirmarse que, hasta cierto punto, infringen algunas leyes de supervivencia de la humanidad normal y, además, le privan a la gente normal de sus necesidades y derechos humanos. Por ejemplo, el clásico dicho “la mujer debe ser virtuosa, amable, dulce y moral” se entromete en los derechos humanos de la mujer y los destruye por la fuerza. ¿Qué rol hace que desempeñen las mujeres en el conjunto de la sociedad humana? El rol de esclavas, ¿no es así? (Sí). Desde este punto de vista, los preceptos y convenciones de estos dichos sobre la conducta moral han destruido el pensamiento humano, han eliminado las diversas necesidades de la humanidad normal y, al mismo tiempo, han confinado la expresión de los seres humanos de los diversos pensamientos de la humanidad normal. Estos dichos sobre la conducta moral no se crean básicamente en función de las necesidades de la gente normal ni en función de los criterios que la gente normal puede cumplir, sino en función de las figuraciones, ambiciones y deseos de la gente. Estos dichos sobre la conducta moral no solo constriñen y confinan los pensamientos de la gente y limitan su conducta, sino que también hacen que la gente idolatre y vaya en pos de las cosas falsas e imaginarias. Sin embargo, como la gente no puede conseguirlas, lo único que puede hacer es fingir para encubrirse y ocultarse con el fin de poder llevar una vida decente y noble, una vida que parezca muy digna. No obstante, la realidad es que vivir con estas ideas y opiniones de conducta moral implica que los pensamientos de la humanidad están distorsionados y confinados y que la gente vive de forma anormal y pervertida, gobernada por estas ideas y puntos de vista falaces, ¿no es cierto? (Sí). La gente no quiere vivir así y no quiere hacerlo, pero no puede liberarse de las limitaciones de estos grilletes ideológicos. Lo único que puede hacer es vivir, a regañadientes e involuntariamente, influida y confinada por estas ideas y opiniones. Al mismo tiempo, debido a la presión de la opinión pública y de estas ideas y puntos de vista que lleva dentro, no tiene más remedio que arrastrar una existencia innoble en este mundo poniéndose una máscara de hipocresía tras otra. Esta es la consecuencia para la humanidad de los dichos sobre la conducta moral. ¿Lo habéis entendido? (Sí). Cuanto más compartamos estos dichos sobre la conducta moral y más los diseccionemos, más claros los podrá tener la gente y más creerá que estos dichos diversos de la cultura tradicional no son positivos. Llevan milenios desorientando y perjudicando a la gente hasta tal punto que, incluso después de haber escuchado las palabras de Dios y logrado comprender la verdad, la gente todavía no puede librarse de la influencia de estas ideas y puntos de vista de la cultura tradicional, e incluso aspira a ellas como si fueran cosas positivas. Muchas personas llegan a usarlas en sustitución de la verdad y las practican como si fueran verdad. Gracias a la enseñanza de hoy, ¿tenéis una comprensión mejor y más precisa de estos dichos sobre la conducta moral de la cultura tradicional? (Sí). Ahora que los comprendéis un poco, continuemos hablando sobre otros dichos sobre la conducta moral.

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