2. Por qué los creyentes en Dios deben aceptar Su juicio y Su castigo
Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días
Después de varios miles de años de corrupción, el hombre es insensible y torpe; se ha convertido en un demonio que se opone a Dios; tan es así que la rebeldía del hombre hacia Dios ha sido documentada en los libros de historia e incluso el hombre mismo es incapaz de hacer un relato completo de su comportamiento rebelde, porque el hombre ha sido profundamente corrompido por Satanás y este lo ha desviado hasta tal punto que no sabe a dónde acudir. Todavía hoy, el hombre sigue traicionando a Dios: cuando el hombre ve a Dios, lo traiciona, y cuando no puede verlo, también lo hace. Hay incluso quienes, aun habiendo sido testigos de las maldiciones de Dios y de Su ira, lo traicionan. Y por eso digo que el razonamiento del hombre ha perdido su función original y también sucede lo mismo con la conciencia del hombre. El hombre que Yo veo es una bestia con traje humano, una serpiente venenosa, y no importa lo lastimoso que pretenda parecer ante Mis ojos, nunca seré misericordioso con él, porque el hombre no ha captado la diferencia entre lo negro y lo blanco o entre la verdad y lo que no es verdad. El razonamiento del hombre está en extremo entumecido, pero aun así sigue deseando obtener bendiciones; su humanidad es en extremo innoble, pero aun así sigue deseando poseer la soberanía de un rey. ¿De quién podría ser rey con un razonamiento como ese? ¿Cómo podría alguien con una humanidad como esa sentarse sobre un trono? ¡El hombre en verdad no tiene vergüenza! ¡Es un desgraciado engreído! A aquellos de vosotros que deseáis obtener bendiciones, os sugiero que primero encontréis un espejo y miréis vuestro propio horrible reflejo. ¿Posees lo que se requiere para ser un rey? ¿Acaso tienes el rostro de alguien que puede obtener bendiciones? No ha habido el más mínimo cambio en tu carácter ni has puesto ninguna verdad en práctica, pero aun así deseas un maravilloso mañana. ¡Te estás engañando a ti mismo! Nacido en una tierra tan inmunda, el hombre ha sido gravemente infectado por la sociedad, influenciado por una ética feudal y educado en “institutos de educación superior”. Un pensamiento retrógrado, una moral corrupta, una visión mezquina de la vida, una filosofía despreciable para los asuntos mundanos, una existencia completamente inútil y un estilo de vida y costumbres depravados, todas estas cosas han penetrado fuertemente en el corazón del hombre, y han socavado y atacado severamente su conciencia. Como resultado, el hombre está cada vez más distante de Dios, y se opone cada vez más a Él. El carácter del hombre se vuelve más cruel día tras día, y no hay una sola persona que voluntariamente renuncie a algo por Dios; ni una sola persona que voluntariamente se someta a Dios, y, menos aún, una sola persona que busque voluntariamente la aparición de Dios. En vez de ello, bajo el poder de Satanás, el hombre no hace más que buscar el placer, entregándose a la corrupción de la carne en la tierra del lodo. Incluso cuando escuchan la verdad, aquellos que viven en la oscuridad no consideran ponerla en práctica ni tampoco muestran interés en buscar a Dios, aun cuando hayan contemplado Su aparición. ¿Cómo podría una humanidad tan depravada tener alguna posibilidad de salvación? ¿Cómo podría una humanidad tan decadente vivir en la luz?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tener un carácter invariable es estar enemistado con Dios
Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya habían sido plantados en su interior, y, después de miles de años de ser corrompido por Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza establecida que se resiste a Dios. Por tanto, cuando el hombre ha sido redimido, no se trata más que de un caso de redención en el que se le ha comprado por un alto precio, pero la naturaleza venenosa que existe en su interior no se ha eliminado. El hombre que está tan sucio debe pasar por un cambio antes de volverse digno de servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser purificado. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es la de la conquista, así como la segunda etapa en la obra de la salvación. El hombre llega a ser ganado por Dios por medio del juicio y el castigo por la palabra, y es por medio del uso de la palabra para refinar, juzgar y revelar que todas las impurezas, las nociones, los motivos y las aspiraciones individuales dentro del corazón del hombre se revelan completamente. A pesar de que el hombre pueda haber sido redimido y perdonado de sus pecados, sólo puede considerarse que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre, que vive en un cuerpo de carne, no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando, interminablemente, su carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayor parte de la humanidad peca durante el día y se confiesa por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para el hombre, no podrá salvarlo del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto. Por ejemplo, cuando las personas se enteraron de que descendían de Moab, se quejaron, dejaron de buscar la vida, y se volvieron totalmente negativas. ¿No muestra esto que la humanidad sigue siendo incapaz de someterse plenamente al dominio de Dios? ¿No es precisamente este su carácter satánico corrupto? Cuando no estabas siendo sometido al castigo, tus manos se levantaban más alto que todas las demás, incluidas las de Jesús. Y clamabas en voz alta: “¡Sé un hijo amado de Dios! ¡Sé un íntimo de Dios! ¡Mejor sería morir antes que inclinarnos ante Satanás! ¡Rebélate contra el viejo Satanás! ¡Rebélate contra el gran dragón rojo! ¡Que el gran dragón rojo caiga del poder de la forma más indigna! ¡Que Dios nos haga completos!”. Tus gritos eran más fuertes que todos los demás. Pero entonces llegó el tiempo del castigo y, una vez más, se manifestó el carácter corrupto de la humanidad. Entonces, sus gritos cesaron, y su determinación se agotó. Esta es la corrupción del hombre; es más profunda que el pecado; es algo plantado por Satanás y profundamente arraigado dentro del hombre. No resulta fácil para el hombre ser consciente de sus pecados; no tiene forma de reconocer su propia naturaleza profundamente arraigada, y debe depender del juicio por la palabra para lograr este resultado. Sólo así puede el hombre ser transformado gradualmente a partir de ese momento.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)
Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe someterse a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al realizar Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la desenmascara y la poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes para desenmascarar y podar no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido acerca de Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios. Si no consideras importantes estas verdades, si solo piensas en cómo evitarlas o cómo encontrar una nueva salida que no las involucre, entonces Yo digo que eres un grave pecador. Si tienes fe en Dios, pero no buscas la verdad ni la voluntad de Dios, ni amas el camino que te acerca a Dios, entonces Yo digo que eres alguien que está tratando de evadir el juicio y que eres un títere y un traidor que huye del gran trono blanco. Dios no perdonará a ninguno de los rebeldes que se escape de Su vista. Estos hombres recibirán un castigo aún más severo. Aquellos que vengan delante de Dios para ser juzgados y que, además, hayan sido purificados, vivirán para siempre en el reino de Dios. Por supuesto, esto es algo que pertenece al futuro.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad
Toda la vida del hombre se vive bajo el poder de Satanás, y no hay ni una sola persona que, por su cuenta, se pueda liberar de la influencia de Satanás. Todas viven en un mundo inmundo, en la corrupción y el vacío, sin el menor sentido o valor; viven una vida despreocupada y para la carne, para la lujuria y para Satanás. No le dan a su existencia el más mínimo valor. El hombre es incapaz de encontrar la verdad que lo libere de la influencia de Satanás. Aunque el hombre crea en Dios y lea la Biblia, no entiende cómo liberarse del control de la influencia de Satanás. A lo largo de las eras, muy pocas personas han descubierto este secreto y muy pocas lo han comprendido. Como tal, aunque el hombre deteste a Satanás y deteste la carne, no sabe cómo deshacerse de su influencia intrigante. En la actualidad, ¿no estáis todavía bajo el poder de Satanás? No te lamentas de tus actos rebeldes y mucho menos sientes que eres inmundo o rebelde. Después de oponerte a Dios, te sientes incluso en paz en tu conciencia y sientes una gran tranquilidad. ¿No se debe tu tranquilidad a que eres corrupto? ¿No proviene esta paz en tu conciencia de tu rebeldía? El hombre vive en un infierno humano; vive bajo la oscura influencia de Satanás; por toda la tierra, los fantasmas viven con el hombre, invadiéndole su carne. En la tierra no vives en un hermoso paraíso. El lugar en el que estás es el ámbito de los diablos, un infierno humano, un inframundo. Si el hombre no es limpiado, entonces es inmundo; si Dios no lo protege y lo cuida, entonces todavía es un cautivo de Satanás; si no es juzgado y castigado, entonces no tendrá los medios para escapar de la opresión de la oscura influencia de Satanás. El carácter corrupto que manifiestas y el comportamiento rebelde que vives, son suficientes para probar que todavía estás viviendo bajo el poder de Satanás. Si tu mente y tus pensamientos no han sido limpiados y tu carácter no ha sido juzgado y castigado, entonces a todo tu ser todavía lo controla el poder de Satanás, tu mente la controla Satanás, tus pensamientos los manipula Satanás, y todo tu ser está controlado por las manos de Satanás. […] Como las cosas están hoy, muchas personas no buscan la vida, lo que quiere decir que no se preocupan por ser limpiadas o por entrar en una experiencia de vida más profunda. Al ser así, entonces, ¿cómo pueden ser perfeccionadas? Los que no buscan la vida no tienen oportunidad de ser perfeccionados, y los que no buscan el conocimiento de Dios y no buscan los cambios en su carácter, son incapaces de escapar de la oscura influencia de Satanás. No se toman en serio su conocimiento de Dios ni su entrada en el cambio de carácter, como los que creen en la religión y que meramente siguen la ceremonia y asisten a servicios regularmente. ¿No es eso una pérdida de tiempo? Si, en su creencia en Dios, el hombre no es serio acerca de los asuntos de la vida, no busca la entrada a la verdad, no busca los cambios en su carácter y mucho menos busca tener un conocimiento de la obra de Dios, entonces no puede ser perfeccionado. Si quieres ser perfeccionado, debes entender la obra de Dios. En particular, debes entender el significado de Su castigo y juicio, y por qué esta obra se lleva a cabo en el hombre. ¿Acaso puedes aceptar esta obra? Durante el castigo de este tipo, ¿puedes alcanzar las mismas experiencias y conocimiento que Pedro? Si buscas tener un conocimiento de Dios y de la obra del Espíritu Santo, y buscas cambios en tu carácter, entonces tienes la oportunidad de ser perfeccionado.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio
Todos aquellos que viven bajo la influencia de la oscuridad son los que viven en medio de la muerte, son los que Satanás posee. Sin que Dios las salve y las juzgue y las castigue, las personas no pueden escapar de la influencia de la muerte; no se pueden convertir en los vivos. Estos “hombres muertos” no pueden dar testimonio de Dios, y Dios tampoco los puede usar, mucho menos pueden entrar al reino. Dios quiere el testimonio de los vivos, no de los muertos, y Él pide que los vivos, no los muertos, trabajen para Él. “Los muertos” son los que se oponen y se rebelan contra Dios; son los que son insensibles en espíritu y no entienden las palabras de Dios; son los que no ponen la verdad en práctica y no tienen la más mínima lealtad a Dios, y son los que viven bajo el poder de Satanás y que son explotados por Satanás. Los muertos se manifiestan oponiéndose a la verdad, rebelándose contra Dios y siendo viles, despreciables, maliciosos, brutos, engañosos e insidiosos. Incluso si esas personas comen y beben las palabras de Dios, no pueden vivir Sus palabras; aunque estas personas están vivas, sólo son cadáveres que caminan y respiran. Los muertos son totalmente incapaces de satisfacer a Dios, mucho menos de ser completamente sumisos a Él. Sólo pueden engañarlo, blasfemar contra Él y traicionarlo, y todo lo que provocan con su forma de vivir revela la naturaleza de Satanás. Si las personas quieren convertirse en seres vivientes y dar testimonio de Dios, y que Dios las apruebe, entonces deben aceptar la salvación de Dios; se deben someter gustosamente a Su juicio y castigo y deben aceptar gustosamente la poda de Dios. Sólo entonces podrán poner en práctica todas las verdades que Dios exige, y sólo entonces obtendrán la salvación de Dios y se convertirán verdaderamente en seres vivientes. Dios salva a los vivos; Dios los ha juzgado y castigado, están dispuestos a consagrarse, están felices de dar sus vidas por Dios y con gusto dedicarían todas sus vidas a Él. Sólo cuando los vivos dan testimonio de Dios, Satanás puede ser humillado; sólo los vivos pueden esparcir la obra del evangelio de Dios, sólo los vivos son conformes a la voluntad de Dios, y sólo los vivos son personas reales.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres alguien que ha cobrado vida?
El hombre vive en medio de la carne, lo que quiere decir que vive en un infierno humano y, sin el juicio y el castigo de Dios, el hombre es tan inmundo como Satanás. ¿Cómo puede el hombre ser santo? Pedro creía que el castigo y el juicio de Dios eran la mejor protección del hombre y la mayor gracia. Solo a través del castigo y el juicio de Dios, el hombre podía ser despertado y odiar la carne y odiar a Satanás. La disciplina estricta de Dios libera al hombre de la influencia de Satanás; lo libera de su propio y pequeño mundo y le permite vivir en la luz de la presencia de Dios. ¡No hay mejor salvación que el castigo y el juicio! Pedro oró: “¡Oh, Dios! Siempre que me castigues y me juzgues, sabré que no me has abandonado. Aunque no me des alegría y paz, y me hagas vivir en sufrimiento y me inflijas innumerables reprensiones, mientras que no me dejes, mi corazón estará tranquilo. Hoy, Tu castigo y juicio se han vuelto mi mejor protección y mi mayor bendición. La gracia que me das me protege. La gracia que me otorgas hoy es una manifestación de Tu justo carácter y es castigo y juicio; más aún, es una prueba y, más que eso, es una vida de sufrimiento”. Pedro pudo hacer a un lado los placeres de la carne y buscar un amor más profundo y una protección mayor debido a que, con el castigo y del juicio de Dios, había ganado mucha gracia. En su vida, si el hombre quiere ser limpiado y lograr cambios en su carácter, si quiere vivir una vida que tenga sentido y cumplir su deber como ser creado, entonces debe aceptar el castigo y el juicio de Dios, y no debe dejar que se aparten de él la disciplina de Dios ni Sus azotes, para que se pueda liberar de la manipulación y la influencia de Satanás y pueda vivir en la luz de Dios. Sabe que el castigo y el juicio de Dios son la luz, y la luz de la salvación del hombre, y que no hay mejor bendición, gracia o protección para el hombre.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio
Todos vosotros vivís en una tierra de pecado y libertinaje, y todos sois libertinos y pecadores. Hoy, no sólo podéis mirar a Dios, sino lo que es más importante, habéis recibido castigo y juicio, habéis recibido la más profunda salvación, es decir, el amor más grande de Dios. En todo lo que Él hace, Dios es realmente amoroso hacia vosotros. No tiene malas intenciones. Él os juzga por vuestros pecados, para que os examinéis y recibáis esta tremenda salvación. Todo esto se hace con el fin de que el hombre sea completo. De principio a fin, Dios, ha hecho todo lo posible para salvar al hombre y no alberga deseos de destruir completamente al hombre que creó con Sus propias manos. Hoy, Él ha venido entre vosotros para obrar; ¿acaso no es esto aún más salvación? Si Él os odiara, ¿seguiría haciendo una obra de tal magnitud para guiaros personalmente? ¿Por qué iba a sufrir así? Dios no os odia ni tiene malas intenciones hacia vosotros. Deberíais saber que el amor de Dios es el más verdadero de todos. Él tiene que salvar a las personas por medio del juicio sólo porque estas son rebeldes; si no fuera por eso, salvarlas sería imposible. Ya que no sabéis cómo vivir vuestra vida diaria y ni siquiera sois conscientes de cómo vivir, y ya que vivís en esta tierra libertina y pecadora y vosotros mismos sois diablos libertinos e inmundos, Él no soporta dejar que os volváis aún más depravados, Él no puede soportar veros vivir en esta tierra inmunda como hacéis ahora, pisoteados por Satanás a su antojo, y no soporta dejaros caer en el Hades. Él sólo quiere ganar a este grupo de personas y salvaros totalmente. Este es el propósito principal de hacer la obra de conquista en vosotros, es sólo para la salvación. Si no puedes ver que todo lo hecho en ti es amor y salvación, si crees que es sólo un método, una forma de atormentar al hombre y algo que no es digno de confianza, ¡entonces es mejor que vuelvas a tu mundo para sufrir dolor y dificultad! Si estás dispuesto a estar en esta corriente y disfrutar de este juicio y esta salvación inmensa, a disfrutar de todas estas bendiciones que no pueden encontrarse en ninguna parte del mundo humano y de este amor, entonces sé bueno; mantente en esta corriente para aceptar la obra de conquista de forma que puedas ser hecho perfecto. Hoy, puede que sufras un poco de dolor y refinamiento debido al juicio de Dios, pero existe un valor y un significado al sufrir este dolor. Aunque la gente es refinada y queda despiadadamente expuesta por el castigo y el juicio de Dios, con el objetivo de castigarlos por sus pecados, de castigar su carne, nada de esta obra tiene la intención de condenar su carne a la destrucción. Las duras revelaciones de la palabra tienen todas el propósito de guiarte por la senda correcta. Habéis experimentado personalmente mucho de esta obra y, claramente, ¡no os ha llevado a una senda mala! Todo es para hacerte vivir una humanidad normal y se puede lograr con tu humanidad normal. Cada paso de la obra de Dios se realiza en base a tus necesidades, según tus debilidades y según tu estatura real, y no se os coloca ninguna carga insoportable. Hoy no tienes esto claro y eres incapaz de verlo claramente y sientes que estoy siendo duro contigo y, de hecho, siempre crees que la razón por la que te castigo, juzgo y reprocho cada día es porque te detesto. Pero, aunque lo que sufres es castigo y juicio, esto es en realidad amor por ti, y es también la mayor protección.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (4)
De hecho, la obra que se está haciendo ahora es para hacer que las personas se rebelen contra Satanás, su antiguo antepasado. Todos los juicios por la palabra tienen como meta desenmascarar el carácter corrupto de la humanidad y permitirle a las personas entender la esencia de la vida. Estos juicios repetidos les traspasan el corazón. Cada juicio está relacionado de manera directa con su destino y tiene la intención de herir sus corazones para que puedan soltar todas esas cosas y de esa manera llegar a conocer la vida, conocer este mundo inmundo, conocer la sabiduría y omnipotencia de Dios y también conocer a la humanidad que Satanás ha corrompido. Cuanto más son así el castigo y el juicio, más se puede herir el corazón del hombre y más se puede despertar su espíritu. Despertar los espíritus de los extremadamente corruptos y más profundamente engañados es la meta de esta clase de juicio. El hombre no tiene espíritu, es decir, su espíritu murió hace mucho y no sabe que hay un cielo, no sabe que hay un Dios y ciertamente no sabe que está luchando en el abismo de la muerte: ¿cómo podría saber el hombre que está viviendo en este infierno malvado en la tierra? ¿Cómo podría saber que este cadáver podrido suyo, por la corrupción de Satanás, ha caído en el Hades de la muerte? ¿Cómo podría saber que todo en la tierra ya hace mucho que ha sido arruinado por la humanidad y no puede repararse? ¿Y cómo podría saber que el Creador ha venido a la tierra hoy y está buscando un grupo de personas corruptas a quien Él pueda salvar? Incluso después de que el hombre experimente cada refinamiento y juicio posibles, su conciencia insípida apenas si se conmueve y es virtualmente insensible. ¡Qué degenerada la humanidad! Aunque esta clase de juicio es como el cruel granizo que cae del cielo, este es el mayor beneficio para el hombre. Si no fuera porque se juzga a las personas de esta manera, no habría ningún resultado y sería absolutamente imposible salvarlas del abismo de la miseria. Si no fuera por esta obra, sería muy difícil que las personas salieran del Hades porque sus corazones murieron hace mucho y sus espíritus hace mucho que fueron pisoteados por Satanás. Salvaros a vosotros, que os habéis hundido en lo más hondo de las profundidades de la degeneración, requiere llamaros denodadamente, juzgaros denodadamente y solo entonces será posible despertar vuestros corazones congelados.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo los perfeccionados pueden vivir una vida significativa
Cuando sufrís una pequeña limitación o dificultad es bueno para vosotros; si se os pusiera todo fácil, estaríais arruinados y entonces, ¿cómo podríais estar protegidos? Hoy, se os da protección, porque sois castigados, juzgados y maldecidos. Se os protege, porque habéis sufrido mucho. De no ser así, el hombre habría caído hace mucho en la depravación. Esto no es dificultaros las cosas intencionadamente; la naturaleza del hombre es difícil de cambiar y tiene que ser así para que su carácter sea cambiado. Hoy, ni siquiera poseéis la conciencia o la razón que tenía Pablo ni tenéis su conciencia de sí mismo. Siempre tenéis que ser presionados, y siempre tenéis que ser castigados y juzgados con el fin de despertar vuestro espíritu. El castigo y el juicio son lo mejor para vuestra vida. Y cuando sea necesario, también debe producirse el castigo de la llegada de los hechos a vosotros; solo entonces os someteréis del todo. Vuestra naturaleza es tal que sin castigo y maldición no estaríais dispuestos a bajar la cabeza ni a someteros. Sin los hechos ante vuestros ojos, no habría efecto. ¡Sois demasiado inferiores e inútiles en personalidad! Sin castigo y juicio, sería difícil que se os conquistara y sería duro vencer vuestra injusticia y desobediencia. Vuestra vieja naturaleza está muy profundamente arraigada. Si se os colocara sobre el trono, no conoceríais vuestro lugar en el universo, y menos aún adónde os dirigíais. Ni siquiera sabéis de dónde vinisteis, ¿cómo podríais conocer al Señor de la creación? Sin el oportuno castigo y las maldiciones de hoy, vuestro día final habría llegado hace mucho. Eso por no decir nada de vuestro destino; ¿no correría un mayor peligro inminente? Sin este castigo y juicio oportunos, quién sabe lo arrogantes y lo depravados que os volveríais. Este castigo y juicio os han traído hasta hoy y han preservado vuestra existencia. Si se os siguiera “educando” usando esos mismos métodos que los de vuestro “padre”, ¡quién sabe a qué mundo entraríais! No tenéis la menor capacidad de autocontrol y autorreflexión. Para las personas como vosotros, si solo seguís y os sometéis sin causar ninguna interrupción o perturbación, Mis objetivos se cumplirán. ¿No haríais mejor en aceptar el castigo y el juicio de hoy? ¿Qué otras elecciones tenéis?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (6)
Las personas no pueden cambiar su propio carácter; deben someterse al juicio y castigo, y al sufrimiento y refinamiento de las palabras de Dios, o ser disciplinadas y podadas por Sus palabras. Solo entonces pueden lograr la sumisión y lealtad a Dios y dejar de ser indiferentes hacia Él. Es bajo el refinamiento de las palabras de Dios que el carácter de las personas cambia. Solo a través de la revelación, el juicio, la disciplina y la poda de Sus palabras ya no se atreverán a actuar precipitadamente, sino que se volverán calmadas y compuestas. El punto más importante es que puedan someterse a las palabras actuales de Dios, obedecer Su obra, e incluso si esto no coincide con las nociones humanas, que puedan hacer a un lado estas nociones y someterse por su propia voluntad. En el pasado, el discurso sobre el cambio de carácter se refería principalmente a ser capaz de rrebelarse contra uno mismo, permitir que la carne sufra, disciplinar el cuerpo y deshacerse de las preferencias carnales, que es un tipo de cambio de carácter. Hoy, todo el mundo sabe que la verdadera expresión de un cambio de carácter es someterse a las palabras actuales de Dios y conocer de verdad Su nueva obra. De esta manera, el conocimiento anterior de Dios por parte de las personas, influenciado por sus propias nociones, puede ser eliminado y pueden conseguir un verdadero conocimiento de Dios y sumisión a Él. Solo esta es una expresión genuina de un cambio de carácter.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado son los que han entrado a la realidad de las palabras de Dios
El cambio en el carácter del hombre se logra a través de distintos tipos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Su voluntad. El cambio en el carácter del hombre significa que se ha liberado de la atadura de Satanás y de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y una muestra de la obra de Dios, que ha llegado a ser un testigo Suyo y alguien que es conforme a Su voluntad. Hoy, el Dios encarnado ha venido a hacer Su obra en la tierra, y exige que el hombre logre conocerle, someterse a Él y dé testimonio de Él; que conozca Su obra práctica y normal, que se someta a todas Sus palabras y Su obra que no concuerdan con los conceptos del hombre, y dé testimonio de toda Su obra de salvación del hombre, y todos los hechos que Él hace para conquistar al hombre. Los que dan testimonio de Dios tienen que poseer un conocimiento de Él; solo este tipo de testimonio es preciso, práctico y el único que puede avergonzar a Satanás. Dios usa a aquellos que han llegado a conocerle pasando por Su juicio, Su castigo y Su poda, para que den testimonio de Él; Él usa a los que han sido corrompidos por Satanás para que den testimonio de Él; así también usa a aquellos cuyo carácter ha cambiado y que se han ganado, así, Sus bendiciones, para que den testimonio de Él. No necesita que el hombre lo alabe de palabra, ni necesita la alabanza y el testimonio de quienes son de la clase de Satanás, que no han sido salvados por Él. Solo aquellos que conocen a Dios son aptos para dar testimonio de Él y aquellos cuyo carácter ha sido transformado también lo son. Dios no permitirá que el hombre acarree vergüenza sobre Su nombre deliberadamente.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él
¿Entiendes ahora lo que es el juicio y lo que es la verdad? Si es así, te exhorto a someterte obedientemente a ser juzgado, de lo contrario nunca tendrás la oportunidad de ser elogiado por Dios o de ser llevado por Él a Su reino. Aquellos que solo acepten el juicio, pero que nunca puedan ser purificados, es decir, los que huyan en medio de la obra del juicio, serán desdeñados para siempre por Dios. Sus pecados son más numerosos y más graves que los de los fariseos, ya que han traicionado a Dios y son rebeldes contra Él. Tales personas que no son dignas de realizar servicio recibirán un castigo más severo, un castigo que es, además, eterno. Dios no eximirá a ningún traidor que alguna vez evidenció lealtad con palabras, pero que luego lo traicionó. Personas como estas recibirán retribución por medio del castigo del espíritu, del alma y del cuerpo. ¿Acaso no es esta precisamente una revelación del carácter justo de Dios? ¿Acaso no es este el propósito de Dios al juzgar y exponer al hombre? Dios consigna a todos los que realizan todo tipo de acciones malvadas durante el tiempo del juicio a un lugar infestado de espíritus malignos, y deja que estos espíritus malignos destruyan sus cuerpos carnales como deseen, y los cuerpos de estas personas despiden hedor de cadáver. Tal es su apropiada retribución. Dios escribe en sus libros de registro todos y cada uno de los pecados de aquellos falsos creyentes desleales, falsos apóstoles y falsos obreros; entonces, cuando llegue el momento apropiado, Él los arrojará en medio de los espíritus inmundos, dejando que estos espíritus inmundos contaminen sus cuerpos enteros a voluntad para que nunca puedan ser reencarnados y nunca más vean la luz. Aquellos hipócritas que realizan servicio durante un tiempo, pero son incapaces de permanecer leales hasta el final, son contados por Dios entre los malvados a fin de que se confabulen con los malvados y se conviertan en parte de su desordenada chusma; al final, Dios los aniquilará. Dios echa a un lado y no presta atención a aquellos que nunca han sido leales a Cristo ni han contribuido nada de su fuerza, y en el cambio de era Él los aniquilará a todos. Ya no existirán en la tierra ni mucho menos obtendrán paso al reino de Dios. Aquellos que nunca han sido sinceros con Dios, pero que han sido obligados por las circunstancias a lidiar indiferentes con Él, serán contados entre los que realizan servicio para Su pueblo. Solamente un pequeño número de tales personas podrán sobrevivir, mientras que la mayoría perecerá junto con los que prestan servicio que no está a la altura. En última instancia, Dios llevará a Su reino a todos aquellos que son de la misma mente que Él, al pueblo y los hijos de Dios, y también a los predestinados por Él para ser sacerdotes. Serán la síntesis de la obra de Dios. En cuanto a los que no puedan ser clasificados en ninguna de las categorías establecidas por Dios, serán contados entre los incrédulos, y con toda seguridad os imaginaréis cómo terminarán. Ya os he dicho todo lo que debo decir; el camino que elijáis queda solo a vuestra elección. Lo que debéis entender es esto: la obra de Dios nunca espera a nadie que no pueda seguir Su ritmo y el carácter justo de Dios no le muestra misericordia a ningún hombre.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad
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