25. Qué es practicar la verdad

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Dentro de las palabras de Dios están las verdades que el hombre necesita poseer, las cosas que son las más beneficiosas y útiles para la humanidad, el tónico y el sustento que vuestro cuerpo necesita, lo que ayuda al hombre a restablecer su humanidad normal y las verdades de las que el hombre debería dotarse. Cuanto más practiquéis la palabra de Dios, más rápidamente florecerá vuestra vida y más clara se volverá la verdad. Conforme crezcáis en estatura, veréis las cosas del reino espiritual con mayor claridad y más fortaleza tendréis para triunfar sobre Satanás. Gran parte de la verdad que no entendéis se aclarará cuando practiquéis la palabra de Dios. La mayoría de las personas se conforman simplemente con entender el texto de la palabra de Dios y se enfocan en equiparse con doctrinas en lugar de profundizar su experiencia en la práctica, pero ¿no es este el camino de los fariseos? Haciendo esto, ¿pueden ganar la realidad de la frase “La palabra de Dios es vida”? La vida de una persona no puede madurar simplemente leyendo la palabra de Dios, sino solo cuando la palabra de Dios se pone en práctica. Si crees que entender la palabra de Dios es lo único que necesitas para tener vida y estatura, entonces tu entendimiento es defectuoso. Entender verdaderamente la palabra de Dios ocurre cuando practicas la verdad, y debes entender que “solo puedes comprender la palabra de Dios practicando la verdad”. Hoy, después de leer la palabra de Dios, solo puedes decir que la conoces, pero no que la entiendes. Algunas personas afirman que la única forma de practicar la verdad es entenderla primero, pero esto es solo parcialmente correcto, y, ciertamente, no es una afirmación del todo precisa. Antes de tener conocimiento de una verdad no la has experimentado. Sentir que entiendes algo que escuchas en un sermón no es entender realmente: solo es tomar posesión de las palabras literales de la verdad, y no es lo mismo que entender su verdadero significado. Tener un mero conocimiento superficial de la verdad no significa que la entiendas realmente o que tengas conocimiento de ella; el verdadero significado de la verdad viene de haberla experimentado. Por tanto, solo cuando experimentas la verdad puedes comprenderla y solo entonces puedes comprender sus partes ocultas. Profundizar tu experiencia es la única forma de comprender las connotaciones y entender la esencia de la verdad. Por tanto, puedes ir a cualquier parte con la verdad, pero si no hay verdad en ti, entonces no pienses en intentar convencer ni siquiera a los miembros de tu familia y, mucho menos, a las personas religiosas. Sin la verdad eres como copos de nieve que caen, pero, con ella, puedes ser feliz y libre y nadie puede atacarte. Por muy fuerte que sea una teoría, no puede superar a la verdad. Con la verdad, el mundo mismo puede tambalearse y pueden moverse los mares y las montañas, mientras que la ausencia de verdad puede conducir a que los muros de una gran ciudad se reduzcan a escombros debido a los gusanos. Esto es un hecho evidente.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica

La obra y la palabra de Dios tienen el propósito de provocar un cambio en vuestro carácter; Su meta no es meramente haceros obtener entendimiento o conocimientos. Eso no es suficiente. A una persona con capacidad de comprensión no debería resultarle difícil entender la palabra de Dios, porque la mayor parte de ella está expresada en un lenguaje humano y Él habla de una forma muy clara. Por ejemplo, es perfectamente capaz de aprender lo que Dios quiere que comprenda y practique; esto es algo que una persona normal que tiene capacidad de comprensión debería poder hacer. En particular, las palabras que Dios dice en la etapa actual son especialmente claras y transparentes, y Él está señalando muchas cosas que las personas no han considerado, así como todo tipo de estados humanos. Sus palabras lo abarcan todo y son tan claras como la luz de la luna llena. Así que ahora las personas entienden muchos asuntos, pero todavía falta algo: que pongan en práctica Su palabra. Las personas deben experimentar todos los aspectos de la verdad en detalle, así como explorarla y buscarla con mayor detalle, en lugar de simplemente esperar a absorber cualquier cosa que esté disponible para ellas; de lo contrario, se convierten en poco más que parásitos. Aquellos que conocen la palabra de Dios, pero no la practican, no aman la verdad y, finalmente, serán descartados. Ser como un Pedro en la década de los noventa significa que cada uno de vosotros debéis practicar la palabra de Dios, tener una entrada auténtica en vuestras experiencias y obtener un esclarecimiento aún mayor en vuestra cooperación con Dios, lo cual será cada vez de mayor ayuda para vuestra propia vida. Si habéis leído mucho de la palabra de Dios, pero solo entendéis el significado de las palabras y no intentáis experimentarlas a través de encuentros reales, entonces no conocerás la palabra de Dios. En lo que a ti respecta, la palabra de Dios no es vida, sino, simplemente, palabras sin ella. Y si solo vives de acuerdo con palabras sin vida, entonces no puedes captar la esencia de la palabra de Dios ni entenderás Sus intenciones. El significado espiritual de la palabra de Dios solo se te abrirá cuando experimentes Su palabra en tus experiencias reales, y es solo a través de la experiencia que puedes comprender el significado espiritual de muchas verdades y desentrañar los misterios de la palabra de Dios. Por muy clara que sea Su palabra, si no la pones en práctica todo lo que has captado son palabras y doctrinas vacías, que se han convertido en leyes religiosas para ti. ¿No es esto, acaso, lo que hicieron los fariseos? Si practicáis y experimentáis la palabra de Dios, esta se vuelve práctica para vosotros; si no buscáis practicarla, entonces para vosotros es poco más que la leyenda del tercer cielo. De hecho, el proceso de creer en Dios es, para vosotros, el proceso de experimentar Su palabra y de que Él os gane o, dicho de un modo más claro, creer en Dios es tener el conocimiento y el entendimiento de Su palabra, así como experimentarla y vivirla; tal es la realidad detrás de vuestra creencia en Dios. Si creéis en Él y solo esperáis la vida eterna sin buscar practicar Su palabra y entrar en la realidad-verdad, entonces sois insensatos. Esto sería como ir a un banquete y solo observar la comida y aprenderte de memoria todas las cosas deliciosas que hay sin probar ninguna de ellas; sería como no comer ni beber nada allí. ¿Acaso no sería insensata una persona así?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica

En cada era de la obra de Dios, Él otorga algunas palabras a la gente y le cuenta algunas verdades. Estas verdades les sirven a las personas como el camino al que deben apegarse, el que deben seguir, el camino que les permite temer a Dios y apartarse del mal, y el que las personas deberían poner en práctica y respetar en su vida y a lo largo de su viaje de vida. Por estas razones Dios hace estas declaraciones a la humanidad. Las personas deben apegarse a estas palabras que vienen de Dios, pues apegarse a ellas es recibir vida. Si una persona no se apega a ellas y no las pone en práctica, y tampoco las vive en su vida, entonces no está poniendo en práctica la verdad. Adicionalmente, si las personas no están poniendo en práctica la verdad, entonces no le están temiendo a Dios ni se están apartando del mal ni pueden satisfacer a Dios. Los que no pueden satisfacerle tampoco pueden recibir Su elogio, y este tipo de personas no tienen un desenlace.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra

¿Cuál es la realidad más importante para aquellos que creen en Dios? Es practicar la verdad. ¿Cuál es la parte más importante de practicar la verdad? ¿No es acaso que uno debe tener primero una comprensión de los principios? ¿Qué son, entonces, los principios? Son el lado práctico de la verdad, el estándar que puede garantizar resultados. Los principios son algo tan simple como esto. Si los tomas en sentido literal, piensas que cada frase de las palabras de Dios es la verdad, pero no sabes cómo practicar la verdad; esto es porque no comprendes los principios de la verdad. Piensas que las palabras de Dios son totalmente correctas, que son la verdad, pero no sabes cuál es el lado práctico de la verdad, o los estados a los que apunta, cuáles son los principios subyacentes y cuál es la senda hacia la práctica; no puedes captar ni comprender esto. Es la prueba de que solo comprendes la doctrina y no la verdad. Si verdaderamente percibes que solo comprendes la doctrina, entonces, ¿qué debes hacer? Debes buscar la verdad. Primero, obtener una idea precisa del aspecto práctico de la verdad, ver qué aspectos de la realidad se destacan más y cómo debes practicar para entrar en esta realidad. Buscando e indagando de esta manera encontrarás la senda. Una vez que hayas asimilado los principios y estés viviendo esta realidad, habrás obtenido la verdad, que es el logro que se obtiene al perseguir la verdad. Si puedes captar los principios de muchas verdades y poner algunos en práctica, entonces tienes la realidad-verdad, y has obtenido la vida. No importa qué aspecto de la verdad busques, una vez que hayas captado dónde reside la realidad de la verdad en las palabras de Dios y cuáles son Sus requisitos, una vez que realmente comprendas y puedas pagar el precio y ponerla en práctica, entonces habrás obtenido esta verdad. Mientras estés obteniendo esta verdad, tu carácter corrupto se resolverá poco a poco, y esta verdad se abrirá paso en tu interior. Si puedes poner la realidad de la verdad en práctica y cumplir con tu deber y cada acción y comportarte de acuerdo con los principios de la práctica de esta verdad, ¿no significa eso que has cambiado? ¿En qué clase de persona te has convertido? Te has convertido en alguien que tiene la realidad-verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Han de existir principios para la práctica de la verdad. Si alguien no puede encontrar los principios de práctica, estará solo siguiendo los preceptos, y esa práctica carecerá del aspecto necesario de actuar de acuerdo con los principios. Muchas personas solo se aferran a los preceptos de las palabras y doctrinas, y no tienen principios para su práctica. Eso no está a la altura de los estándares para la práctica de la verdad. Todo el mundo en la religión actúa según sus propias nociones y figuraciones y cree que está practicando la verdad. Pueden predicar sobre el amor, por ejemplo, o sobre la humildad, pero lo único que hacen es repetir como loros palabras que suenan bien. Su práctica carece de principios y no pueden comprender las cosas más fundamentales. ¿Cómo se puede entrar en la realidad-verdad si se practica así? La verdad es la palabra de Dios; la realidad la vive el hombre. Cuando alguien puede practicar la verdad y vivir las palabras de Dios, posee la realidad-verdad. A través de la práctica y la experiencia de las palabras de Dios, las personas obtienen el esclarecimiento del Espíritu Santo y el verdadero conocimiento de las palabras de Dios. Solo entonces comprenden la verdad. Las personas que realmente comprenden la verdad son capaces de determinar los principios de práctica. Cuando hayas captado los principios de práctica, tu discurso y tus acciones tendrán principios, y el cumplimiento de tu deber estará en consonancia con los principios-verdad. Eso es practicar la verdad; eso es poseer la realidad-verdad. Hasta que no vivas la realidad-verdad, no estarás practicando la verdad, y tampoco la estarás practicando si no vives la realidad-verdad. Practicar la verdad no consiste simplemente en adherirse a los preceptos, como la gente se imagina, y uno no debe practicar de cualquier manera en que le gustaría hacerlo. Dios se fija en si realmente entiendes la verdad en el transcurso de la práctica y la experiencia de Sus palabras, y en si tus palabras y acciones tienen los principios-verdad. Si entiendes la verdad y puedes ponerla en práctica, tendrás entrada en la vida. Cualquier experiencia y conocimiento que poseas de las palabras de Dios, cualquier apreciación que tengas, todo eso está directamente relacionado con tu entrada en la vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Qué es practicar la verdad?

Practicar la verdad no consiste en decir palabras vacías ni gritar consignas. Más bien consiste en cómo, independientemente de lo que la gente encuentre en la vida, siempre que tenga que ver con los principios de la conducta humana, sus perspectivas sobre las cosas, o el cumplimiento de sus deberes, se enfrenta a una elección y debe buscar la verdad, encontrar un fundamento y principios en las palabras de Dios, y luego debe encontrar una senda de práctica. Aquellos capaces de practicar de este modo son personas que persiguen la verdad. Ser capaz de perseguir la verdad de este modo, por muy grandes que sean las dificultades que uno encuentre, es recorrer la senda de Pedro, la senda de búsqueda de la verdad. Por ejemplo: ¿Qué principio debe seguirse a la hora de relacionarse con los demás? Tal vez tu perspectiva original sea que “La armonía es un tesoro y la paciencia, una virtud”, que debes mantenerte en una posición en la que agrades a todos, evitar que los demás queden mal y no ofender a nadie, con lo que logras tener buenas relaciones con ellos. Constreñido por esta perspectiva, guardas silencio cuando presencias que otros hacen cosas malas o vulneran los principios. Preferirías que la obra de la iglesia sufriera pérdidas antes que ofender a nadie. Tratas de estar del lado de todos, sin importar quiénes sean. Tan solo piensas en los sentimientos humanos y en guardar las apariencias cuando hablas, y siempre pronuncias palabras que suenan bien para complacer a los demás. Incluso si descubres que otros tienen problemas, optas por tolerarlos y te limitas a hablar sobre ellos a sus espaldas, pero a la cara respetas la paz y mantienes la relación. ¿Qué opinión te merece tal conducta? ¿Acaso no corresponde a la de una persona complaciente? ¿No es muy poco fiable? Vulnera los principios de la conducta humana. ¿No es una bajeza comportarse de esa forma? Quienes actúan así no son buenas personas, esa no es una manera noble de comportarse. Da igual lo mucho que hayas sufrido y cuántos precios hayas pagado, si te comportas sin principios, entonces habrás fracasado a este respecto, y tu conducta no será reconocida, recordada ni aceptada ante Dios. Tras darte cuenta de este problema, ¿te sientes angustiado? (Sí). ¿Qué demuestra esa angustia? Demuestra que todavía amas la verdad, que tienes un corazón que ama la verdad y la voluntad de amarla. Demuestra que tu conciencia aún está alerta, que no está muerta del todo. No importa tu grado de corrupción, ni cuántas actitudes corruptas tengas, en tu humanidad todavía existe una esencia que ama la verdad y las cosas positivas. Siempre que tengas consciencia y sepas que existen problemas en lo relativo a tu humanidad, tus actitudes, la ejecución de tu deber y tu forma de tratar a Dios, e incluso seas consciente de cuándo tus palabras y actos aluden a opiniones, posturas y actitudes, y puedas darte cuenta de que tus opiniones son erróneas, que no están alineadas con la verdad ni con las intenciones de Dios, a pesar de que no sea fácil desprenderte de ellas, y siempre que desees practicar la verdad, pero no seas capaz de hacerlo, y tu corazón se encuentre en apuros, dolorido y atormentado, y tú te sientas en deuda, se trata de una manifestación de una humanidad que ama las cosas positivas. Esto es tener conocimiento de la propia conciencia. Si tu humanidad tiene ese conocimiento y hay una parte de ella que ama la verdad y las cosas positivas, entonces tendrás estos sentimientos. El hecho de albergarlos demuestra que tienes la capacidad de distinguir las cosas positivas de las negativas, y que no presentas una actitud negligente ni indiferente hacia esas cosas, que no estás dormido ni te falta consciencia, sino que, en lugar de ello, estás alerta. Y dado que estás alerta, posees la capacidad de distinguir lo correcto de lo incorrecto y de diferenciar las cosas positivas de las negativas. Si tienes consciencia y cuentas con esa capacidad, ¿acaso no será fácil para ti odiar esas cosas negativas, esas opiniones erróneas y actitudes corruptas? Será relativamente sencillo. Si entiendes la verdad, sin duda serás capaz de odiar las cosas negativas y las cosas de la carne, porque posees lo más básico y el mínimo indispensable: el conocimiento de la conciencia. Contar con ese conocimiento de la consciencia es tan valioso como tener la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso y albergar un sentido de la rectitud cuando se trata de amar las cosas positivas. Estas tres cosas son las más deseables y valiosas en la humanidad normal. Si posees las tres, indudablemente serás capaz de practicar la verdad. Aunque solo tengas una o dos, aun así, serás capaz de practicar una parte de la verdad. Echemos un vistazo al conocimiento de la conciencia. Por ejemplo, si encuentras una persona malvada que perturba y trastorna la obra de la iglesia, ¿serás capaz de percibirla? ¿Puedes identificar hechos malvados evidentes? Por supuesto que sí. La gente malvada hace cosas malas, y la gente buena, cosas buenas; una persona normal puede distinguir ambas cosas a primera vista. Si posees el conocimiento de la conciencia, ¿acaso no tendrás sentimientos y opiniones? Si los tienes, entonces cumples una de las condiciones más básicas para practicar la verdad. Si puedes decir y sentir que esa persona está haciendo el mal, y eres capaz de percibirlo y de, posteriormente, ponerlo en evidencia, permitiendo al pueblo escogido de Dios discernir este asunto, ¿no se resolverá el problema? ¿Acaso esto no es practicar la verdad y atenerse a los principios? ¿Qué métodos se usan aquí para practicar la verdad? (Poner en evidencia, denunciar e impedir las fechorías). Correcto. Actuar de esa forma es practicar la verdad, y al hacerlo habrás cumplido tus responsabilidades. Si puedes actuar de conformidad con los principios-verdad que comprendes cuando te encuentras con situaciones como esta, eso es practicar la verdad, es hacer las cosas con principios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para cumplir bien con el deber, al menos se ha de tener conciencia y razón

A fin de cuentas, ¿cuál es el criterio para practicar la verdad? ¿Cómo evaluar si la estás practicando o no? Al fin y al cabo, ¿eres alguien que escucha y acepta la palabra de Dios? ¿Cómo observa esto Dios? Él se fija en lo siguiente: al profesar tu fe en Dios y escuchar los sermones, ¿has tomado tu estado interior incorrecto, tu rebelión contra Dios y todas las distintas formas de tu carácter corrupto y los has sustituido por la verdad? ¿Has cambiado? ¿Lo has hecho únicamente en tu conducta y tus actos externos o tu carácter-vida ha experimentado un cambio? Dios te evalúa en base a estas consideraciones. Tras haber escuchado sermones y comido y bebido la palabra de Dios durante tantos años, ¿los cambios en tu interior son superficiales o de naturaleza esencial? ¿Ha cambiado tu carácter? ¿Ha menguado tu rebeldía contra Dios? Si te enfrentas a un problema y se revela tu rebeldía, ¿eres capaz de hacer introspección? ¿Eres capaz de mostrar sumisión a Dios? ¿Ha experimentado algún cambio tu actitud frente a tu deber y a la comisión que Dios te ha encomendado? ¿Se ha incrementado tu lealtad? ¿Hay aún impurezas en tu interior? En cuanto a las intenciones, ambiciones, apetitos y planes que albergas como individuo, ¿acaso se han purificado todas esas cosas durante el tiempo que llevas escuchando sermones? Todos esos son criterios de evaluación. Además de todo lo anterior, ¿cuántas de tus nociones e ideas erróneas acerca de Dios se han eliminado? ¿Todavía te aferras a esas nociones, figuraciones y conclusiones vagas que tenías antes? ¿Sigues albergando quejas, resistencia o emociones negativas hacia las pruebas y los refinamientos? Si aún no has abordado realmente estos elementos negativos y todavía no has experimentado ningún cambio real, eso no hace sino corroborar un hecho: que no eres una persona que practica la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo a base de practicar la verdad y someterse a Dios se puede lograr transformar el carácter

Al seguir a Dios, mucha gente es capaz de dejar de lado su familia y profesión y cumplir con el deber y, por tanto, cree estar practicando la verdad. Sin embargo, jamás son capaces de ofrecer un testimonio vivencial genuino. ¿Qué sucede aquí exactamente? Para evaluarlos según las nociones humanas, parecen estar practicando la verdad, pero Dios no reconoce que lo que están haciendo sea practicarla. Si las cosas que haces tienen detrás motivaciones personales y están adulteradas, entonces es probable que te desvíes de los principios, y no se puede decir que estás practicando la verdad; se trata solo de un tipo de conducta. En sentido estricto, es probable que Dios condene este tipo de conducta tuya; no lo aprobará ni recordará. Para continuar analizando esto en su esencia y origen, eres alguien que hace el mal, y estas conductas externas tuyas constituyen una oposición a Dios. Visto desde fuera, no estás trastornando ni perturbando nada y no has hecho ningún daño real. Parece ser lógico y razonable, pero, por dentro, existen intenciones y contaminantes humanos, y su esencia es la de hacer el mal y resistirse a Dios. Por lo tanto, deberías determinar si ha habido un cambio en tu carácter y si estás poniendo en práctica la verdad usando las palabras de Dios, y al ver los motivos que están detrás de tus acciones. No depende de si tus actos se adecúan a las imaginaciones y pensamientos humanos o se adaptan a tus gustos; esas cosas no son importantes. Más bien, depende de que Dios diga si te conformas o no a Sus intenciones, si tus acciones poseen o no la realidad-verdad y si cumplen o no con Sus requisitos y estándares. Medirse con los requisitos de Dios es lo único exacto. La transformación del carácter y la práctica de la verdad no son tan fáciles y sencillas como las personas imaginan. ¿Entendéis esto ahora? ¿Tenéis alguna experiencia con esto? Cuando se trata de la esencia de un problema, puede que no la entendáis; vuestra entrada ha sido excesivamente superficial. Corréis de acá para allá todo el día del amanecer al ocaso, os levantáis temprano y os acostáis tarde, pero ni habéis logrado la transformación de vuestro carácter-vida ni podéis captar lo que es dicha transformación de carácter. Esto significa que vuestra entrada es demasiado superficial, ¿no es cierto? Independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, puede que no percibáis la esencia y las cosas profundas que tengan que ver con la transformación del carácter. ¿Puede decirse que tu carácter ha cambiado? ¿Cómo sabes si Dios te aprueba o no? Como mínimo, te sentirás excepcionalmente firme en tu corazón con respecto a todo lo que haces, sentirás que el Espíritu Santo te guía, te esclarece, y obra en ti cuando cumples con tus deberes, cuando llevas a cabo cualquier obra en la casa de Dios, o en general; tu conducta va de la mano de las palabras de Dios, y cuando poseas cierto grado de experiencia, sentirás que lo que hiciste en el pasado era relativamente adecuado. Si después de ganar experiencia durante un período de tiempo sientes que algunas de las cosas que hiciste en el pasado no fueron adecuadas, si estás insatisfecho con ellas, y sientes que no concordaban con la verdad, esto demuestra que lo único que hiciste fue resistirte a Dios. Demuestra que tu servicio estuvo lleno de rebeldía, de resistencia y de conductas humanas, y que has fracasado por completo a la hora de lograr cambios en el carácter.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

La mayoría de la gente no tiene el corazón centrado en la verdad en lo referente a su fe en Dios. ¿Dónde se halla el corazón de esas personas? Su corazón está siempre orientado hacia asuntos externos, siempre preocupado por cuestiones de vanidad y orgullo, por lo que está bien y lo que está mal. No saben qué cosas se relacionan con la verdad y cuáles no, y piensan: “Mientras esté haciendo cosas en la casa de Dios, yendo de aquí para allá y soportando adversidades para cumplir mi deber, estaré practicando la verdad”. Eso es incorrecto. ¿Practica uno la verdad haciendo cosas para la casa de Dios, yendo de aquí para allá y soportando adversidades? ¿Hay alguna base para afirmarlo? Soportar adversidades mientras se hacen cosas y practicar la verdad son dos cosas diferentes. Si no sabes lo que es la verdad, ¿cómo podrás practicarla? ¿No es absurdo? Estás actuando conforme a las nociones y figuraciones humanas, te encuentras en un estado confuso, haciendo las cosas según tus propias ideas. Tienes el corazón confundido, sin metas, dirección ni principios. Te limitas a hacer cosas y a pasar adversidades mientras las llevas a cabo. ¿Cómo se relaciona eso con la práctica de la verdad? Si las personas no comprenden la verdad, no importa lo que hagan ni las dificultades que soporten, están lejos de practicar la verdad. La gente siempre hace las cosas según su propia voluntad y con el único fin de terminarlas; no consideran en absoluto si sus acciones están de acuerdo con los principios-verdad o no. Si no sabes si lo que haces está de acuerdo con la verdad, no cabe duda de que no la estás practicando. Algunos pueden decir: “Estoy haciendo cosas para la iglesia. ¿No es eso practicar la verdad?”. Eso es sencillamente incorrecto. ¿Qué alguien haga cosas para la iglesia implica que esté practicando la verdad? No necesariamente; eso solo se puede determinar mediante un análisis para ver si hay o no principios en las acciones de esa persona. Si no hay principios en lo que hace, entonces no importa para quién lo haga, no está practicando la verdad. Incluso si hace algo bueno, debe hacerlo de acuerdo con los principios-verdad para que se considere que practica la verdad. Si vulnera los principios, cualquier cosa buena que haga no es más que una buena conducta y no es suficiente para practicar la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Qué es practicar la verdad?

Algunas personas atolondradas no tienen la menor comprensión de la verdad. Consideran el mero cumplimiento de su deber como la práctica de la verdad. Consideran que, simplemente cumpliendo su deber, están practicando la verdad. Si le preguntas a una persona así: “¿Puedes practicar la verdad?”, responderá: “¿No practico la verdad al cumplir mi deber?”. ¿Está en lo cierto? Son las palabras de una persona atolondrada. Para cumplir tu deber, como mínimo, debes dedicar todo tu corazón, tu mente y tus fuerzas a practicar la verdad de un modo eficaz. Para lograrlo, debes actuar de acuerdo con los principios. Si cumples tu deber de manera superficial, no tendrá ningún efecto real. No puedes llamar a esto practicar la verdad, no es más que contribuir con mano de obra. Está claro que solo estás siendo mano de obra, lo cual es diferente de practicar la verdad. Ser mano de obra es simplemente hacer las cosas que te gustan de acuerdo a tu propia voluntad, sin tener en cuenta todo lo que no te gusta hacer. Sean cuales sean las dificultades que te encuentres, nunca buscas los principios-verdad. Desde fuera, puede parecer que estás cumpliendo tu deber, pero solo estás siendo mano de obra. Cualquiera que no cumpla su deber actuando de acuerdo con los principios-verdad, lo único que consigue es ser mano de obra. En la familia de Dios, muchas personas intentan cumplir su deber confiando en nociones y figuraciones humanas. Se esfuerzan durante años sin un resultado evidente, no pueden practicar la verdad ni actuar de acuerdo con los principios en el cumplimiento de su deber. Por tanto, si a menudo actúan y cumplen sus deberes según su propia voluntad, aunque no estén haciendo el mal, tampoco se considera que estas personas estén practicando la verdad. Al final, sus años de trabajo no les sirven para comprender nada de la verdad, y no poseen testimonios vivenciales que puedan compartir. ¿Por qué ocurre esto? Porque las intenciones que llevan a estas personas a cumplir su deber no son correctas. La razón por la que desempeñan su deber es sin duda para recibir bendiciones, quieren hacer un trato con Dios. No cumplen su deber simplemente para obtener la verdad. Lo hacen porque no les queda otra opción. Por esta razón, siempre están confundidos y cumplen sus deberes de manera superficial. No buscan la verdad, por lo que todo se reduce a ser mano de obra. No importa cuántos deberes desempeñen, sus acciones no tienen ningún efecto real. Es distinto para aquellos que tienen el temor de Dios en su corazón. Contemplan siempre cómo actuar de acuerdo con las intenciones de Dios y en beneficio de la familia de Dios y de Su pueblo escogido. Siempre están pensando profundamente en los principios y los resultados. Siempre se esfuerzan por practicar la verdad y demostrar sumisión a Dios. Esta es la actitud correcta del corazón. Estas son las personas que buscan la verdad y aman las cosas positivas. Dios acepta y aprueba a este tipo de personas cuando cumplen su deber.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El único camino posible es la lectura frecuente de las palabras de Dios y la contemplación de la verdad

Las personas siempre establecen una clara distinción entre actuar y practicar la verdad. Consideran que actuar es algo simple y que practicar la verdad resulta abstracto y difícil, lo cual es incorrecto. De hecho, cuando las personas hacen algo, deberían practicar la verdad. Si llevar a cabo actividades no está vinculado a la práctica de la verdad, no existe entrada en la vida. Entre otras cuestiones, la práctica de la verdad es la más realista de todas, y no se puede separar de la vida real. Si alguien no practica la verdad, no puede ser considerado un creyente sincero. Es un incrédulo, un no creyente al margen de las palabras de Dios. Aquellos que creen en Dios de manera genuina son personas que aman la verdad, que pueden aceptarla y que al practicarla pueden orar a Dios y confiar en Él. En especial, cuando se encuentran con dificultades al cumplir con su deber, saben buscar los principios-verdad para resolverlas. Esta es la clave para cumplir con el deber. Si, al llevarlo a cabo, tu corazón no se enfoca en practicar la verdad ni en analizar cómo practicarla conforme a los principios, y en su lugar se preocupa por asuntos carnales y piensa constantemente en comer, beber y divertirse, no podrás llevar a cabo tu deber adecuadamente. Cumplir con el deber de esta manera implica hacerlo de manera superficial y Dios no lo aprobará. Si alguien ama la verdad y cree que el aspecto más crucial de cumplir con su deber es practicarla e, independientemente de las situaciones que surjan o de la cantidad de aspectos de la verdad que se vean involucrados en su deber, usa su corazón para reflexionar y analiza cómo practicarla en cada circunstancia, la obra del Espíritu Santo lo guía y es alguien a quien Dios muestra Su favor. Cuando esa persona se siente negativa o débil, el Espíritu Santo también asume la responsabilidad. Si enfrenta tentaciones, Dios la cuida y la protege, y en caso de que vulnere los principios, Él la regaña y la disciplina. La diferencia entre esta persona y las demás es que ama la verdad, se esfuerza por ella, y es una persona particularmente comprometida. Si te dedicas a ello, eres capaz de cumplir con tu deber adecuadamente y de evitar actuar de manera superficial; es el requisito más básico. Sin embargo, para poder cumplir bien con tu deber con todo tu corazón, tu fuerza y tu mente, debes además buscar la verdad, resolver tu carácter corrupto, comprender la verdad y alcanzar el punto en el que tengas la fuerza y la fe para rebelarte contra la carne y superar tus dificultades. Si puedes lograrlo, serás capaz de practicar la verdad y de manejar las situaciones de acuerdo con los principios. De hecho, practicar de esta manera no es difícil, es algo que las personas pueden alcanzar y no es en absoluto abstracto sino sumamente práctico. Basta con que, en el proceso de cumplir con tu deber y manejar los asuntos, pongas algo de tu corazón en ello, concentres tu mente un poco, le dediques una parte de tu energía y organices bien tu tiempo. Todo tu tiempo, hábitos de vida, preferencias personales, tareas y rutinas diarias —lo que comes y vistes, la manera en la que organizas tu vida y te desenvuelves en ella— deben girar en torno a tu deber y contribuir al objetivo de ayudarte a cumplirlo adecuadamente. Si hoy tienes muchos deberes que atender, puedes posponer el lavado de la ropa hasta que tengas tiempo libre. Cuando tengas tiempo, puedes leer las palabras de Dios, reflexionar sobre ellas, hacerlas parte de ti y enriquecerte. Así, cuando te ocupes de tu deber nuevamente, podrás concentrarte en él y reflexionar sobre las palabras de Dios mientras lo realizas, para resolver los problemas. De esta forma, no perderás en absoluto la oportunidad de comer y beber de las palabras de Dios. Todo gira en torno a cumplir bien con tu deber. A esto se lo llama dedicar todo tu corazón. Sin importar si tu deber te mantiene ocupado o te permite tiempo libre de sobra, tu rutina diaria se ajusta conforme a tu deber. A esto se lo llama estar comprometido. No es difícil en absoluto. Cuando te comprometes con ello, ¿cómo podrías seguir comportándote de manera superficial? Sería imposible que lo hagas, aunque quisieras, porque todo lo que haces —tus hábitos de vida, tu vida privada— está centrado en tu deber. De esta manera, te vuelves leal a él y no hay posibilidad de ser superficial. Esto se debe a que has entregado tu corazón por completo, y todo en tu vida está organizado en torno a cumplir con tu deber y dispuesto con especial cuidado. Incluso si a veces tienes carencias en ciertas áreas de tu conocimiento profesional o realmente estás muy ocupado, y esto implica que pases por alto algunos detalles menores y cometas errores en tu desempeño, no importa, porque has dedicado todo tu corazón y esfuerzo a hacer estas cosas, y los resultados de tu trabajo son, en general, buenos y con eso es suficiente. ¿Está la práctica de la verdad muy alejada de la vida cotidiana de las personas? No, no está desconectada ni es ajena a ella, forma parte de la vida. Si cada mañana, lo primero en lo que piensas al levantarte es a dónde ir para divertirte, sientes que permanecer en un solo lugar todo el tiempo es asfixiante y que hacer siempre lo mismo resulta muy aburrido, tu forma de pensar no es la correcta. Cuando abres los ojos por la mañana, lo primero que deberías hacer es pensar en las tareas que necesitas completar urgentemente en relación con tu deber hoy, y darles máxima prioridad. ¿No es esto practicar la verdad? En ocasiones, cuando estás medio dormido y distraído, de repente recuerdas que hay algo que no has hecho y te levantas de inmediato para ocuparte de ello antes de volver a descansar. ¿No es esto practicar la verdad? Lo es. Es algo sumamente sencillo; no es difícil en absoluto.

La comunión de Dios

Si las personas creen en Dios, pero no persiguen la verdad, y nunca se centran en practicar la verdad, entonces podrán creer diez o veinte años sin experimentar ninguna transformación. Y acabarán pensando que esto es lo que es la fe en Dios; pensarán que es más o menos igual a como vivían antes en el mundo secular y que no tiene sentido estar vivo. Esto muestra realmente que, sin la verdad, la vida está vacía. Tal vez sean capaces de pronunciar algunas palabras y doctrinas, pero seguirán sintiéndose desconsolados e incómodos. Si la gente conoce un poco a Dios, sabe vivir con sentido y es capaz de hacer algunas cosas para satisfacer a Dios, le parecerá que esta es la vida real, la única manera de vivir con sentido, y que ha de vivir así para satisfacer a Dios, retribuirle y sentirse aliviada. Si es capaz de satisfacer conscientemente a Dios, de poner en práctica la verdad, rebelarse contra sí misma, abandonar sus propias ideas y ser sumisa y considerada hacia las intenciones de Dios —si es capaz de hacer todas estas cosas conscientemente—, esto es lo que significa poner en práctica la verdad de forma correcta y sincera. No es como antes, que simplemente se basaba en imaginaciones y en seguir los preceptos, y pensar que eso es practicar la verdad. De hecho, confiar en las imaginaciones y seguir los preceptos es muy agotador, no entender la verdad y hacer las cosas sin principios también lo es, y hacer las cosas a ciegas sin objetivos es aún más agotador. Cuando entiendas la verdad, no estarás limitado por ninguna persona, acontecimiento o cosa y de veras tendrás libertad y liberación. Actuarás según los principios, y estarás relajado y feliz, y no sentirás que esto requiere demasiado esfuerzo o provoca demasiado sufrimiento. Si tienes este tipo de estado, tienes la verdad y la humanidad, y eres alguien cuyo carácter ha cambiado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo persiguiendo la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter

En esta etapa es de vital importancia conocer primero la verdad y, luego, ponerla en práctica y que os equipéis aún más con su verdadero significado. Deberíais buscar lograr esto. En lugar de solo buscar hacer que otros sigan tus palabras, debes lograr que también sigan tu práctica. Solo de esta manera puedes encontrar algo con sentido. Independientemente de lo que te sobrevenga, de con quién te encuentres, siempre que poseas la verdad podrás permanecer firme. La palabra de Dios es lo que trae vida, y no muerte, al hombre. Si después de leer la palabra de Dios no cobras vida, sino que permaneces muerto, entonces algo no está bien en ti. Si después de algún tiempo has leído mucho de la palabra de Dios y oído muchos sermones prácticos, pero sigues en una condición de muerte, entonces esto prueba que no eres alguien que valora la verdad ni una persona que la busca. Si realmente buscarais ganar a Dios, no os centraríais en equiparos con doctrinas ni en utilizar doctrinas elevadas para enseñar a los demás, sino que os enfocaríais en experimentar la palabra de Dios y en poner en práctica la verdad. ¿No es esto en lo que deberíais estar buscando entrar hoy?

Hay un tiempo limitado para que Dios realice Su obra en el hombre; así pues ¿qué resultado puede producirse si no cooperas con Él? ¿Por qué quiere Dios siempre que practiquéis Su palabra una vez que la entendéis? Es porque Él os ha revelado Sus palabras y vuestro siguiente paso consiste, de hecho, en practicarlas. A medida que practiquéis estas palabras, Dios llevará a cabo la obra de esclarecimiento y guía. Las cosas se consiguen de esta manera. […] En esencia, vuestro objetivo es dejar que la palabra de Dios tenga efecto en vosotros. Dicho de otro modo, consiste en tener un verdadero entendimiento de la palabra de Dios al practicarla. Quizá vuestra capacidad de comprender la palabra de Dios sea pobre, pero cuando la ponéis en práctica, Él puede remediar este defecto, así que no solo debéis conocer muchas verdades, sino que también debéis practicarlas. Este es el mayor enfoque que no se puede ignorar. Jesús padeció muchas humillaciones y sufrimientos en Sus treintaitrés años y medio. Sufrió tanto sencillamente porque practicó la verdad, siguió la voluntad de Dios en todas las cosas y solo mostró consideración por las intenciones de Dios. Es un sufrimiento por el que Él no habría pasado si hubiera conocido la verdad sin practicarla. Si Jesús hubiera seguido las lecciones de los judíos y hubiera seguido a los fariseos; entonces no habría sufrido. A partir de las acciones de Jesús puedes aprender que la efectividad de la obra de Dios en el hombre viene de la cooperación de este, y esto es algo que debéis reconocer. ¿Habría sufrido Jesús en la cruz como lo hizo de no haber practicado la verdad? ¿Podría haber hecho una oración tan dolorosa de no haber actuado de acuerdo con los deseos de Dios? Por tanto, debéis sufrir en aras de practicar la verdad; esta es la clase de sufrimiento por la que una persona debe pasar.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica

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