11. Cómo resolver el problema de verificar a Dios
Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días
Verificar a Dios es cuando las personas no saben cómo actúa Él y no lo conocen ni lo comprenden, y por eso con frecuencia se les ocurre hacerle algunas exigencias poco razonables. Por ejemplo, cuando alguien está enfermo, puede orar para que Dios lo cure. “No buscaré tratamiento: veamos si Dios me cura o no”. Entonces, después de orar por bastante tiempo sin que Dios actúe, dice: “Ya que Dios no ha hecho nada, tomaré medicinas y veré si Él me pone algún obstáculo. Si la medicina se traba en mi garganta o derramo un poco de agua, podría ser la manera que tiene Dios de ponerme obstáculos para que no la tome”. Eso es una verificación. O, por ejemplo, si te envían a difundir el evangelio. En circunstancias normales, todos deciden por medio de charla y debate lo que tus deberes exigen y qué debes hacer, y luego tú actúas cuando el momento es el indicado. Si algo sucede mientras estás haciéndolo, es la soberanía de Dios; si Él quisiera ponerte un obstáculo, lo haría de forma proactiva. Pero pongamos que oras: “Oh, Dios, hoy saldré a difundir el evangelio. ¿Está de acuerdo con Tu intención el que yo salga? No sé si el destinatario potencial del evangelio de este día podrá aceptarlo o no, ni cómo vas a gobernar sobre ello exactamente. Te pido Tus disposiciones, Tu guía, que me muestres estas cosas”. Después de orar, te quedas ahí sentado, sin moverte, y luego dices: “¿Por qué Dios no tiene nada que decir sobre eso? Quizás es porque no leo Sus palabras lo suficiente y por eso no puede mostrarme esas cosas. Si ese es el caso, saldré de inmediato. Si me doy de bruces ahí fuera, puede que sea Dios evitando que vaya y, si todo sale bien y Él no me pone obstáculos, debe ser porque me permite ir”. Eso es una verificación. ¿Por qué lo llamamos así? La obra de Dios es práctica; está bien que las personas solo cumplan los deberes que deben cumplir, organicen su vida diaria y vivan su vida de humanidad normal de una manera que esté de acuerdo con los principios. No es necesario verificar cómo actuará Dios o cuál será la guía que Él brindará. Preocúpate solo por hacer lo que debes, no tengas siempre pensamientos adicionales como “¿Dios me permite hacer esto o no? Si hago esto, ¿cómo lidiará Dios conmigo? ¿Está bien que lo haga de esta manera?”. Si es evidente que algo está bien, entonces solo preocúpate por hacerlo, no te pongas a pensar sobre esto y aquello. Está bien orar, por supuesto, pedirle a Dios Su guía, que conduzca tu vida en este día, que guíe el deber que realices hoy. Con que una persona tenga un corazón y una actitud de sumisión, es suficiente. Por ejemplo, sabes que, si tocas la corriente eléctrica con la mano, recibirás una descarga y podrías perder la vida. Sin embargo, lo piensas: “No pasa nada, Dios me protegerá. Debo intentarlo para ver si Dios me protege y para saber cómo se siente Su protección”. Entonces la tocas con la mano y, como resultado, recibes una descarga: eso es una verificación. Algunas cosas están claramente mal y no deberían hacerse. Si las haces de todos modos para ver cuál es la reacción de Dios, es una verificación. Hay quienes dicen: “A Dios no le gusta cuando las personas se emperifollan llamativamente y se maquillan mucho. Así que lo haré y veré cómo es sentir la reprobación de Dios en mi interior”. Luego, cuando ya están todos emperifollados, se miran al espejo: “Cielos, parezco un fantasma, pero lo único que siento es que es algo desagradable y que no puedo mirarme al espejo. Aparte de eso, no siento nada más; no siento que Dios me deteste ni siento que Sus palabras me caigan encima de repente para golpearme y juzgarme”. ¿Qué clase de comportamiento es ese? (Verificación). Si a veces eres superficial cuando llevas a cabo tu deber y tienes claro que lo eres, basta con que te arrepientas y cambies. Pero siempre estás orando: “Oh, Dios, he sido superficial. ¡Te pido que me disciplines!”. ¿Cuál es el propósito de tu conciencia? Si tienes una conciencia, debes hacerte responsable de tu propio comportamiento. Tú debes controlarlo. No le ores a Dios, porque esa oración se convierte en una verificación. Tomar una cosa muy grave y convertirla en una broma, en una verificación, es algo que Dios detesta. Cuando la gente ora a Dios y lo busca al afrontar un problema, y también en algunas de sus actitudes, exigencias y maneras de hacer las cosas al tratar a Dios, a menudo brotarán verificaciones. ¿Qué implican estas verificaciones principalmente? Que quieres ver cómo actuará Dios o si Él puede o no puede hacer algo. Quieres verificar a Dios; quieres usar ese asunto para verificar cómo es Él, cuáles de las palabras que Él ha dicho son correctas y precisas, cuáles pueden hacerse realidad y cuáles puede conseguir. Todas esas son verificaciones. ¿Esas formas de hacer las cosas aparecen regularmente en vosotros? Imagina que hay algo que no sabes si has hecho bien o si es conforme a los principios-verdad. Aquí hay dos métodos que pueden confirmar si lo que has hecho en ese asunto es una verificación o si es positivo. Uno es tener un corazón humilde y que busca la verdad y decir: “Así es como he manejado y como he visto esto que me sucedió, y así es como está ahora por haberlo manejado de esa forma. No puedo comprender si es eso lo que debería haber hecho realmente”. ¿Qué pensáis de esa actitud? Esa es una actitud de búsqueda de la verdad, no hay verificación en ella. Supón que dices: “Todos decidimos sobre este asunto juntos después de una charla”. Alguien pregunta: “¿Quién está a cargo de esto? ¿Quién es el encargado principal de decidir?”. Y tú dices: “Todos”. Tu intención es esta: “Si dicen que el asunto se manejó de acuerdo con los principios, diré que yo lo he hecho. Si dicen que no se manejó de acuerdo con los principios, comenzaré por callar quién lo hizo y quién tomó la decisión. De esa manera, incluso aunque presionen e intenten acusar a alguien, no me echarán la culpa a mí y, si deshonran a alguien, no será a mí solo”. Si tienes esa clase de intención al hablar, eso es una verificación. Alguien puede decir: “Dios detesta cuando el hombre sigue cosas mundanas. Él detesta las cosas tales como los días de conmemoración y los festivales”. Ahora que sabes esto, puedes simplemente hacer lo posible por evitar ese tipo de cosas, siempre y cuando las circunstancias lo permitan. Sin embargo, supongamos que sigues, de manera intencional, asuntos mundanos mientras estás haciendo cosas en un festival y, al hacerlas, albergas esta intención: “Nada más estoy viendo si Dios me disciplina por hacer esto, si me hace caso. Solo estoy viendo qué actitud tiene realmente hacia mí, cuán profunda es Su detestación. Dicen que Dios detesta esto, que es santo y aborrece el mal, así que veré cómo aborrece el mal y cómo me disciplina. Si, cuando hago estas cosas, Dios hace que chorree por mis orificios, que me venza el mareo, sin poder salir de la cama, entonces parecerá que Él realmente detesta estas cosas. No serán solo palabras Suyas, sino que los hechos lo confirmarán”. Si siempre estás deseando ver una escena como esa, ¿qué tipo de comportamiento y de intenciones tienes? Estás verificando. El hombre jamás debe verificar a Dios. Cuando verificas a Dios, Él se oculta de ti y se cubre el rostro, y tus oraciones son inútiles. Algunos pueden preguntar: “¿Mis oraciones no servirán, aunque sea sincero de corazón?”. Así es, aunque seas sincero de corazón. Dios no permite que las personas lo verifiquen; Él aborrece el mal. Cuando albergues esas ideas y pensamientos perversos, Dios se ocultará de ti. Ya no te esclarecerá, sino que te hará a un lado y continuarás haciendo cosas necias que causan trastornos y perturbaciones hasta que se demuestre quién eres realmente. Esa es la consecuencia de que las personas verifiquen a Dios.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (I)
¿Cuáles son las manifestaciones de la verificación? ¿Qué enfoques o pensamientos manifiestan un estado o una esencia de verificación? (Si he cometido una transgresión o hecho algo malo, siempre quiero interpelar a Dios, exigir una respuesta clara y saber si tendré un desenlace o un destino favorable). Esto tiene que ver con los pensamientos. Entonces, en general, cuando alguien habla, actúa o se enfrenta a algo, ¿cuáles de sus manifestaciones son muestras de verificación? Cuando alguien ha cometido una transgresión y piensa que Dios podría recordar o condenar esta, y se siente inseguro porque no sabe si Dios realmente lo condenará o no, idea una manera de verificarlo para ver cuál es en realidad Su postura. Primero, ora, y si no logra la iluminación ni el esclarecimiento, piensa en abandonar por completo sus anteriores métodos de búsqueda. En el pasado, siempre hacía las cosas de manera superficial, de modo que dedicaba solo el 30 % de su esfuerzo cuando podría haber empleado el 50 %, o el 10 % cuando podría haber destinado el 30 %. Ahora, si puede dedicar el 50 % de su esfuerzo, lo hace. Realiza trabajos sucios y agotadores que otros evitan, los lleva a cabo delante de los demás y se asegura de que la mayoría de los hermanos y hermanas lo vean. Sobre todo, quiere saber qué opina Dios del asunto y si es posible redimir su transgresión. Cuando se enfrenta a dificultades o situaciones que la mayoría de las personas no pueden superar, desea saber qué hará Dios, si lo esclarecerá y lo guiará. Si es capaz de sentir Su presencia y favor especial, considera que Dios no ha recordado ni condenado su transgresión, y eso demuestra que puede perdonarla. Si se esfuerza de esa manera y paga ese precio, si su actitud cambia de manera significativa, pero aún no siente la presencia de Dios y ciertamente no nota ninguna diferencia perceptible respecto a antes, entonces es posible que Dios haya condenado la transgresión que cometió y ya no lo quiera. Dado que Dios no lo quiere, cuando realice su deber en el futuro, no le dedicará demasiado esfuerzo. Si Dios todavía lo quiere, no lo condena y aún tiene esperanzas de recibir bendiciones, cumplirá su deber con cierto grado de sinceridad. ¿Son esas manifestaciones e ideas un tipo de verificación? […]
Algunas personas carecen constantemente de todo tipo de conocimiento y experiencia respecto de la omnipotencia de Dios y Su escrutinio de las profundidades del corazón humano. Dado que tampoco logran percibir de manera genuina que Dios escruta el corazón humano, resulta natural que estén llenos de dudas al respecto. Aunque sus deseos subjetivos los llevan a querer creer que Dios escruta las profundidades del corazón humano, no poseen evidencias concluyentes. En consecuencia, planean ciertas cosas en el corazón y comienzan simultáneamente a ejecutarlas e implementarlas. Mientras las llevan a cabo, observan continuamente si de verdad Dios es conocedor o no de tales cosas, si estas saldrán a la luz, y si, en caso de que permanezcan callados, alguien podrá descubrirlas, o si Dios podrá ponerlas en evidencia en un entorno determinado. Por supuesto, las personas corrientes pueden albergar dudas en mayor o en menor medida sobre la omnipotencia de Dios y Su escrutinio de las profundidades del corazón humano, pero los anticristos no simplemente se muestran vacilantes, sino que están llenos de dudas y al mismo tiempo se cuidan de Dios en extremo. Por consiguiente, desarrollan diversos enfoques destinados a verificar a Dios. Debido a que no solo ponen en duda que Dios escrute el corazón humano, sino que además niegan ese hecho, a menudo piensan en ciertos asuntos. A continuación, con algo de temor o un sentimiento inexplicable de horror, difunden a escondidas estos pensamientos en privado, lo que desorienta a algunas personas. Mientras tanto, van exponiendo poco a poco pero continuamente sus argumentos e ideas. A medida que van exponiéndolos, observan si Dios entorpece su comportamiento o lo pone al descubierto. Si Dios lo pone al descubierto o lo define, dan un paso atrás presurosamente y cambian de enfoque. Si parece que nadie se ha dado cuenta de ello y ninguna persona es capaz de descubrirlos ni de captar su esencia, se convencen todavía más plenamente en el corazón de que tanto su intuición como su conocimiento de Dios son acertados. En su opinión, el escrutinio por parte de Dios del corazón humano básicamente no existe. ¿Qué tipo de enfoque es ese? El enfoque de verificación.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión seis: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (III)
En el pasado, existía un precepto en la casa de Dios: en el caso de aquellos que habían sido expulsados o echados, si posteriormente manifestaban un arrepentimiento sincero y continuaban leyendo las palabras de Dios, divulgando el evangelio y dando testimonio de Dios, mostrándose verdaderamente arrepentidos, podían ser readmitidos en la iglesia. Hubo alguien que, tras su expulsión, cumplió con estos criterios, y la iglesia envió a una persona a buscarlo para hablar con él y decirle que había sido admitido de nuevo en la iglesia. Al enterarse, se alegró bastante, pero pensó: “¿Me aceptan sinceramente o existe alguna intención oculta? ¿De verdad ha visto dios que estoy arrepentido? ¿Me ha mostrado misericordia y perdonado de manera sincera? ¿De verdad mis acciones del pasado han quedado en el olvido?”. No se lo creyó y pensó: “Aunque quieran que regrese, debo contenerme y no aceptar de inmediato. No debo actuar como si hubiera sufrido mucho y hubiera sido sumamente desafortunado durante estos años posteriores a la expulsión. Debo actuar con cierta reserva y no preguntar nada más volver dónde puedo participar en la vida de iglesia ni qué deberes puedo realizar. No debo dar la impresión de estar demasiado entusiasmado. Aunque en mi interior me siento particularmente feliz, debo mantener la calma y ver si la casa de dios de verdad quiere que regrese o si simplemente está siendo poco sincera a fin de utilizarme para ciertas tareas”. Con esto en mente, dijo: “Durante este tiempo, después de ser expulsado, reflexioné y me di cuenta de que los errores que cometí fueron muy graves. Las pérdidas que ocasioné a los intereses de la casa de dios fueron inmensas, y nunca podré compensarlas. Verdaderamente, soy un diablo y un satanás al que dios ha maldecido. De todas maneras, mi autorreflexión no ha concluido. Dado que la casa de dios quiere que vuelva, debo comer y beber aún más las palabras de Dios, reflexionar más sobre mí mismo y conocerme mejor. En este momento, no soy digno de regresar a la casa de dios, de cumplir con mi deber en esta ni de reunirme con mis hermanos y hermanas, e indudablemente me da mucha vergüenza enfrentarme a dios. Solo regresaré a la iglesia cuando sienta que mi autoconocimiento y mi autorreflexión son suficientes, para que todos puedan validarme”. Mientras lo decía, se sentía también muy inquieto, pensando: “Solo estoy fingiendo con estas palabras. ¿Qué pasará si los líderes coinciden en no permitirme regresar a la iglesia? ¿No estaría acabado?”. En realidad, estaba muy nervioso, pero aun así tenía que hablar de esa manera y fingir que no tenía tantas ganas de volver a la iglesia. ¿Cuál era el propósito de sus palabras? (Verificar si la iglesia era sincera al aceptar su regreso). ¿Es necesario? ¿No es eso lo que harían los satanases y los diablos? ¿Se comportaría una persona normal de esa manera? (No). Una persona normal no lo haría. Tras haber recibido una oportunidad tan maravillosa, resulta perverso que pudiera dar semejante paso. Ser readmitido en la iglesia es una expresión del amor y la misericordia de Dios, y debería reconocer y reflexionar sobre su propia corrupción y defectos, a fin de buscar maneras de compensar las deudas del pasado. Si así y todo alguien es capaz de verificar a Dios de esa manera y tratar Su misericordia de ese modo, ¡realmente no valora Su bondad! La gente desarrolla tales ideas y enfoques debido a su esencia perversa. Básicamente, cuando las personas verifican a Dios, lo que manifiestan y revelan teóricamente siempre está relacionado, entre otras cosas, con la verificación de Sus pensamientos, así como de Sus puntos de vista y definiciones con respecto a las personas. Si la gente busca la verdad, se rebelará contra esas prácticas y se desprenderá de ellas, y actuará y se comportará según los principios-verdad. Sin embargo, aquellos que poseen la esencia-carácter de un anticristo no solo no pueden renunciar a esas prácticas ni las encuentran detestables, sino que a menudo se agradecen a sí mismos por poseer tales medios y métodos. Puede que piensen: “Mirad qué listo soy. No soy necio como vosotros, que solo sabéis someteros a dios y a la verdad y obedecerlos. ¡No soy en absoluto como vosotros! Trato de usar medios y métodos para descubrir estas cosas. Aun cuando tenga que someterme y obedecer, seguiré llegando al fondo de las cosas. Ni se os ocurra pensar que podéis ocultarme nada ni engañarme ni tomarme por tonto”. Este es su pensamiento y opinión. Los anticristos nunca muestran sumisión, temor, sinceridad, ni mucho menos lealtad en su trato hacia el Dios encarnado.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión seis: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (III)
¿cuál es la actitud más perversa que las personas revelan ante Dios? Verificar a Dios. A algunas les preocupa la posibilidad de no tener un buen destino y que su final pueda no estar asegurado, porque después de empezar a creer en Dios se desviaron y cometieron algunas maldades y muchas transgresiones. Les preocupa ir al infierno y temen constantemente por su destino y su desenlace. Siempre están ansiosas y se preguntan todo el tiempo: “¿Será bueno o malo mi destino y desenlace el día de mañana? ¿Bajaré al infierno o subiré al cielo? ¿Pertenezco al pueblo de dios o soy un servidor? ¿Pereceré o seré salvado? Necesito encontrar cuáles de las palabras de dios hablan de esto”. Ven que las palabras de Dios son toda la verdad y que todas dejan en evidencia las actitudes corruptas de la gente, y no encuentran las respuestas que buscan, así que piensan continuamente en dónde más indagar. Después, cuando encuentran la oportunidad de ser ascendidas y ocupar un puesto importante, quieren tantear a lo Alto, y piensan: “¿Qué opina lo alto de mí? Si su opinión es favorable, quiere decir que dios no se acuerda del mal que hice en el pasado ni de las transgresiones que cometí. Eso demuestra que dios aún me salvará, que todavía tengo esperanza”. Luego, al seguir adelante con sus ideas, directamente dicen: “En este lugar, la mayoría de los hermanos y hermanas no son muy hábiles en su profesión y llevan poco tiempo creyendo en dios. Yo soy el que más tiempo llevo haciéndolo. He caído y fracasado, he experimentado una serie de cosas y he aprendido algunas lecciones. Si me dan la oportunidad, estoy dispuesto a asumir una carga pesada y a tener consideración por las intenciones de dios”. Utilizan estas palabras a modo de verificación para ver si lo Alto tiene alguna intención de ascenderlas o si las ha abandonado. De hecho, realmente no quieren asumir esa responsabilidad ni esa carga; el objetivo de sus palabras es solo tantear el terreno y ver si todavía tienen esperanza de salvación. En eso consiste la verificación. ¿Cuál es el carácter que hay detrás de este método de verificación? Un carácter perverso. Independientemente del tiempo durante el cual se revele dicho método, de la forma en la que este se lleve a cabo o de la medida en la que se aplique, en cualquier caso, el carácter que ponen de manifiesto es definitivamente perverso, porque albergan muchos pensamientos, dudas y preocupaciones en el transcurso de su aplicación. Cuando revelan este carácter perverso, ¿qué acciones demuestran que son personas con humanidad y capaces de practicar la verdad y confirman que solo poseen ese carácter corrupto y no una esencia perversa? Después de hacer y decir tales cosas, aquellos que tienen conciencia, razón, integridad y dignidad sienten incomodidad y dolor en el corazón. Están atormentados y piensan: “Llevo creyendo en Dios muchos años; ¿cómo pude verificarlo? ¿Cómo puedo seguir preocupado por mi propio destino y utilizar un método como ese para obtener algo de Dios y conseguir que me dé una respuesta firme? ¡Eso es muy vil!”. Sienten inquietud en el corazón, pero la acción ya está hecha y las palabras ya han sido pronunciadas, así que no pueden retractarse. Seguidamente comprenden: “Aunque puede que tenga un poco de buena voluntad y sentido de la rectitud, sigo siendo capaz de hacer cosas tan viles; ¡así es el proceder de una persona vil! ¿Acaso no es eso tratar de verificar a Dios? ¿No es eso extorsionarlo? ¡Es verdaderamente vil y descarado!”. En una situación así, ¿qué medida razonable debe tomarse? ¿Presentarse ante Dios en oración y confesar los propios pecados, o aferrarse obstinadamente a los métodos personales? (Orar y confesar). Así que, a lo largo de todo el proceso, desde que concibieron la idea hasta el momento de la acción y, posteriormente, la oración y la confesión, ¿en qué etapa se revela normalmente un carácter corrupto, en cuál surte efecto la conciencia y en qué otra se pone en práctica la verdad? La etapa desde la concepción hasta la acción está gobernada por un carácter perverso. Entonces, ¿no es el efecto de la conciencia el que controla la etapa de la introspección? Comienzan a examinarse a sí mismos y sienten que lo que hicieron estuvo mal; esto se rige por el efecto de su conciencia. Luego vienen la oración y la confesión, que también están dominadas por el efecto de su integridad, conciencia y calidad humana. Son capaces de sentir remordimiento, de arrepentirse y de sentirse en deuda con Dios. Además, pueden reflexionar sobre su propia humanidad y carácter corrupto y comprenderlos, así como alcanzar un punto en el que pueden practicar la verdad. ¿No existen tres etapas para ello? Desde la revelación de un carácter corrupto hasta el efecto de la conciencia, y luego hasta la capacidad de desprenderse del mal que cometen, arrepentirse, abandonar sus deseos y pensamientos carnales, rebelarse contra su carácter corrupto y practicar la verdad; estas son las tres etapas que las personas corrientes con humanidad y actitudes corruptas deberían lograr. Debido al conocimiento de su propia conciencia y a que poseen una humanidad relativamente buena, estas personas pueden practicar la verdad. Ser capaz de practicar la verdad implica que este tipo de personas tenga esperanza de salvación. En otras palabras, para aquellos que poseen una buena humanidad, la probabilidad de salvación es relativamente alta.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cinco: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (II)
La verificación es una manifestación relativamente evidente de la esencia-carácter perversa. Las personas utilizan diversos medios para obtener la información que desean, tener certeza y luego lograr tranquilidad. Existen múltiples formas de verificar, por ejemplo, utilizar palabras para sonsacar información a Dios, usar cosas para verificarlo, pensar y dar vueltas a las cosas en la cabeza. […] Sea cual sea el método que la gente utilice para tratar a Dios, si dicho trato les genera un cargo de conciencia y luego adquieren cierto conocimiento con respecto a esas acciones y actitudes y pueden corregirlas de inmediato, el problema no es tan significativo, sino que se trata de una actitud corrupta normal. En cambio, si alguien es capaz de tratarlo así de forma sistemática y obstinada, e incluso sabe que no es correcto y que Dios lo detesta, pero sigue haciéndolo y no se rebela jamás ni renuncia a ello, estamos ante la esencia de un anticristo. La esencia-carácter de los anticristos es diferente a la de la gente corriente, porque nunca reflexionan sobre sí mismos ni buscan la verdad, sino que de manera constante y obstinada utilizan diversos métodos para verificar a Dios, Su postura hacia las personas, Sus conclusiones con respecto a alguien y Sus pensamientos e ideas acerca del pasado, presente y futuro de una persona. Nunca buscan las intenciones de Dios ni la verdad, ni mucho menos la manera de someterse a esta para lograr un cambio en su carácter. El propósito detrás de todas sus acciones es indagar acerca de los pensamientos y las ideas de Dios; así son los anticristos. Este carácter que presentan es claramente perverso. Cuando participan en esas acciones y manifiestan esas conductas, no sienten la más mínima culpa ni remordimiento. Aunque encuentren la relación entre sí mismos y tales cosas, no muestran ni arrepentimiento ni intención de desistir, sino que persisten en sus modos. En su trato con Dios, en su postura y su enfoque, resulta evidente que consideran que Dios es su adversario. En sus pensamientos y opiniones, no existe ninguna idea ni actitud que tienda a conocer a Dios, amarlo, someterse a Él o temerlo; se limitan a tratar de obtener la información que desean de Dios y utilizar sus propios métodos y medios para determinar cuál es la postura exacta de Dios hacia ellos y cómo los define. Lo más grave es que, aunque ajusten sus propios enfoques a las palabras de revelación de Dios y tengan una mínima conciencia de que Dios detesta ese comportamiento y de que eso no es lo que una persona debería hacer, nunca se dan por vencidos.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión seis: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (III)
Jesús le dijo: “También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’”. ¿Hay verdad en estas palabras que Jesús dijo? Definitivamente, hay verdad en ellas. Superficialmente, estas palabras son un mandamiento para que las personas lo sigan, una simple frase, pero, sin embargo, tanto el hombre como Satanás han quebrantado con frecuencia estas palabras. Por tanto, el Señor Jesús le respondió a Satanás: “No tentarás al Señor tu Dios”, porque eso es lo que Satanás hacía a menudo, se esforzaba mucho en ello. Incluso podrías decir que lo hacía con descaro y sin vergüenza. En la esencia-naturaleza de Satanás está no tenerle miedo a Dios ni poseer un corazón temeroso de Él. Incluso cuando Satanás estaba al lado de Dios y podía verlo, no pudo evitar tentarlo. El Señor Jesús le dijo, pues, a Satanás: “No tentarás al Señor tu Dios”. Estas son palabras que Dios le dirigió con frecuencia. ¿Acaso no es adecuado usar esta frase aplicada al día de hoy? (Sí, ya que nosotros también tentamos a menudo a Dios). ¿Por qué tientan tan a menudo las personas a Dios? ¿Se debe a que están llenas del carácter satánico corrupto? (Sí). Así que, ¿están las palabras de Satanás por encima de algo que las personas dicen a menudo? Y ¿en qué situaciones las dicen? Se podría decir que las personas han estado diciendo cosas como esta, independientemente del tiempo o el lugar. Esto demuestra que el carácter de las personas no es diferente al carácter corrupto de Satanás. El Señor Jesús pronunció unas pocas simples palabras que representan la verdad, unas palabras que las personas necesitan. Sin embargo, ¿estaba el Señor Jesús discutiendo con Satanás en esta situación? ¿Había algo de confrontación en lo que le dijo a Satanás? (No). ¿Cómo se sentía el Señor Jesús en Su corazón con la tentación de Satanás? ¿Se sintió asqueado y repugnado? El Señor Jesús se sintió de esa manera, pero aun así no discutió con Satanás, y mucho menos habló de grandes principios. ¿Por qué? (Porque Satanás es siempre así, nunca puede cambiar). ¿Podríamos decir que es irracional? (Sí). ¿Puede reconocer Satanás que Dios es la verdad? Nunca lo reconocerá ni lo admitirá; esa es su naturaleza. Hay otro aspecto más en la naturaleza de Satanás que resulta repulsivo, ¿qué es? En sus intentos de tentar al Señor Jesús, Satanás pensó que, aunque tentara a Dios y no tuviera éxito, lo intentaría de todas formas. Aunque iba a ser castigado, eligió hacerlo de todos modos. Aunque no obtendría ninguna ventaja al hacerlo, lo intentaría igualmente, y persistiría y se mantendría firme contra Dios hasta el final. ¿Qué clase de naturaleza es esta? ¿Acaso no es perverso?
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único V
Finalmente, me gustaría daros tres consejos: primero, no tentéis a Dios. Independientemente de cuánto comprendáis sobre Él, de cuánto sepáis sobre Su carácter, nunca jamás lo tentéis. Segundo, no compitáis con Dios por el estatus. No importa el tipo de estatus que Dios te dé o el tipo de trabajo que te encomiende, no importa con qué deber te enaltezca, y no importa lo mucho que te hayas esforzado y sacrificado por Dios, no compitas en modo alguno con Él por el estatus. Tercero, no compitas con Dios. Independientemente de que entiendas y puedas someterte a lo que Dios hace contigo, lo que Él dispone para ti y las cosas que te aporte, no compitas de ninguna manera con Dios. Si puedes seguir estos tres consejos, entonces estarás bastante a salvo y no tenderás a enfadar a Dios.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III
Aunque la esencia de Dios contiene un elemento de amor y Él es misericordioso con todas y cada una de las personas, estas han pasado por alto y han olvidado el hecho de que Su esencia también es de dignidad. Que Él tenga amor no quiere decir que las personas puedan ofenderle libremente, sin incitar en Él sentimientos o reacciones, ni el hecho de que tenga misericordia significa que no tenga principios en Su forma de tratar a las personas. Dios está vivo; existe de verdad. No es un títere imaginario ni ningún otro objeto. Dado que Él existe, deberíamos escuchar atentamente la voz de Su corazón en todo momento, prestar mucha atención a Su actitud y llegar a entender Sus sentimientos. No deberíamos usar las imaginaciones humanas para definir a Dios ni imponer en Él pensamientos o deseos humanos, obligando a Dios a tratar a las personas de una manera humana basada en imaginaciones humanas. Si lo haces, ¡estás haciendo enojar a Dios, tentando Su ira y desafiando Su dignidad! Por tanto, una vez hayáis llegado a comprender la gravedad de este asunto, insto a todos y cada uno de vosotros a que seáis cautos y prudentes en vuestras acciones. Sed cautos y prudentes en vuestro discurso también. En lo que se refiere a cómo tratáis a Dios, ¡cuanto más cautos y prudentes seáis, mejor! Cuando no entiendas cuál es la actitud de Dios, evita hablar con descuido, no seas negligente en tus acciones ni apliques etiquetas a la ligera. Todavía más importante, no llegues a ninguna conclusión arbitraria. En lugar de ello, debes esperar y buscar; estas acciones son también una expresión del temor de Dios y de apartarse del mal. Por encima de todo, si puedes lograr esto y, además, posees esta actitud, entonces Dios no te culpará por tu estupidez, por tu ignorancia y por tu falta de entendimiento de las razones que están detrás de las cosas. En vez de ello, debido a tu actitud de temor de ofender a Dios, tu respeto hacia Sus intenciones y tu disposición a someterte, Él se acordará de ti, te guiará y te esclarecerá o tolerará tu inmadurez e ignorancia. Por el contrario, si tu actitud hacia Él fuese irreverente —y lo juzgas a tu antojo o supones y defines arbitrariamente Sus ideas— Dios te condenará, te disciplinará e, incluso, te castigará, o puede que ofrezca un comentario sobre ti. Este quizás implique tu desenlace. Por tanto, deseo enfatizar esto una vez más: todos debéis ser cautos y prudentes con todo lo que viene de Dios. No hables con descuido ni seas irresponsable en tus actos. Antes de decir nada, deberías detenerte a pensar: ¿se enojará Dios si hago esto? Si hago esto, ¿estoy temiendo a Dios? Hasta en los asuntos sencillos deberías intentar contestar estas preguntas y dedicar más tiempo a pensar en ellas. Si de verdad puedes practicar según estos principios en todos los aspectos, en todas las cosas y en todo momento, y adoptar esa actitud especialmente cuando no entiendes algo, Dios te guiará siempre, y te proporcionará la senda que debes seguir. No importa qué clase de espectáculo monte la gente, Dios los ve con total nitidez y claridad, y Su evaluación de estas demostraciones será precisa y adecuada. Después de que te hayas sometido a la prueba final, Dios tomará todo tu comportamiento y lo recapitulará para determinar tu desenlace. Este resultado convencerá a todos, sin la menor sombra de duda. Lo que me gustaría deciros es que todos vuestros hechos, todos vuestros actos y todos vuestros pensamientos deciden vuestro porvenir.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra
Quienes crean en Dios deben entender la verdad, leer más las palabras de Dios, llegar a conocer la naturaleza del hombre y penetrar en su esencia a través de lo que Dios deja en evidencia. Lo que desenmascara la palabra de Dios revela la naturaleza humana, enseña a la gente cuál es su esencia y le permite distinguir la esencia de su corrupción. Esto es muy importante. Satanás es un atolondrado, y cuesta interpretar las palabras endiabladas que expresa. Dios le preguntó: “¿De dónde vienes?”. A lo que Satanás respondió: “De recorrer la tierra y de andar por ella” (Job 1:7). Piensa detenidamente en su respuesta. ¿Viene o va? Cuesta descifrar su significado, y por eso digo que estas palabras son confusas. Sobre la base de estas palabras, se puede ver que Satanás no es nada claro. Cuando Satanás las corrompe, las personas también se vuelven atolondradas. No tienen moderación, ni criterios, ni principios en nada de lo que hacen. Por tanto, cualquiera puede descarriarse fácilmente. Satanás tentó a Eva al decirle: “¿Por qué no comes el fruto de ese árbol?”. A lo que Eva respondió: “Dios nos dijo que moriremos si comemos de ese árbol”. Entonces Satanás replicó: “No moriréis necesariamente si coméis el fruto de ese árbol”. Esas palabras guardaban la intención de tentar a Eva. En lugar de decir con certeza que no moriría si comía el fruto de ese árbol, solo dijo que no moriría necesariamente, lo que la llevó a pensar: “¡Si no moriré necesariamente, puedo comerlo!”. Incapaz de resistir la tentación, ella comió el fruto. De esta manera, Satanás logró su objetivo de persuadir a Eva para que pecara. No se responsabilizó de este acto, ya que no la forzó a comer. Todas las personas tienen un carácter satánico y el corazón lleno de la infinidad de ponzoñas con las que Satanás tienta a Dios y persuade al hombre. A veces, sus palabras están envenenadas con la voz y el tono de Satanás y con una intención de tentar y persuadir. Las ideas y los pensamientos del hombre están plagados de las ponzoñas de Satanás y despiden su hedor. En ocasiones, las miradas o las acciones de los hombres llevan esta misma hediondez de tentación y persuasión. Algunos dicen: “Si simplemente sigo de esta manera, seguro que algo ganaré. Puedo seguir a Dios hasta el final, aunque no persiga la verdad. Renuncio a cosas y me esfuerzo por Dios sinceramente. Tengo la fuerza de perseverar hasta el final. Aunque haya transgredido un poco, Dios se apiadará de mí y no me abandonará”. Ni siquiera saben qué están diciendo. Hay muchas cosas corruptas en la gente; si alguien no persigue la verdad, ¿cómo puede cambiar? Según su grado de corrupción, si Dios no protege a las personas, pueden caer y traicionarlo en cualquier momento. ¿Crees esto? Aunque te fuerces, no puedes llegar hasta el final, porque esta fase final de la obra de Dios consiste en crear un grupo de vencedores. ¿Hacer esto es realmente tan fácil como piensas? Para esta transformación final, no es necesario que una persona cambie un cien por ciento, ni siquiera un ochenta por ciento, sino un treinta o un cuarenta por ciento como mínimo. Por lo menos, debes desenterrar, purificar y transformar las cosas que tienes en el interior que se resisten a Dios, que se han enraizado profundamente en lo hondo del corazón. Solo entonces lograrás la salvación. Solo cuando te hayas transformado en un treinta o en un cuarenta por ciento como Dios requiere o, preferiblemente, en un sesenta o un setenta por ciento, se demostrará que has alcanzado la verdad y que, en esencia, eres compatible con Dios. No serás propenso a resistirte a Dios ni a ofender Su carácter la próxima vez que te ocurra algo. Solo de esta manera puedes ser perfeccionado y obtener la aprobación de Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Elegir la senda correcta es lo más importante para creer en Dios
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