a. La Biblia solo es un registro de las dos etapas de la obra de Dios en la Era de la Ley y la Era de la Gracia; no es un registro de la totalidad de la obra de Dios

Palabras de Dios en la Biblia

“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7).

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

¿Qué tipo de libro es la Biblia? El Antiguo Testamento es la obra de Dios durante la Era de la Ley. El Antiguo Testamento de la Biblia registra toda la obra de Jehová durante la Era de la Ley y Su obra de creación. En su totalidad, registra la obra realizada por Jehová, y, en última instancia, finaliza los relatos de la obra de Jehová con el libro de Malaquías. El Antiguo Testamento registra dos partes de la obra realizada por Dios: una es la obra de la creación y la otra es el decreto de la ley. Ambas fueron realizadas por Jehová. La Era de la Ley representa la obra bajo el nombre de Jehová Dios; es la totalidad de la obra realizada principalmente bajo el nombre de Jehová. Así pues, el Antiguo Testamento registra la obra de Jehová y el Nuevo Testamento registra la obra de Jesús, una obra que se llevó a cabo principalmente bajo el nombre de Jesús. La importancia del nombre de Jesús y de la obra que Él realizó se registra, principalmente, en el Nuevo Testamento. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, Jehová edificó el templo y el altar en Israel y guio la vida de los israelitas sobre la tierra, demostrando que eran Su pueblo escogido, el primer grupo de personas que seleccionó en la tierra y que eran conforme a Su propio corazón; el primer grupo de personas al que Él guio personalmente. Las doce tribus de Israel fueron los primeros escogidos de Jehová, y por tanto Dios siempre obró en ellos, justo hasta el momento en que concluyó la obra de Jehová de la Era de la Ley. La segunda etapa de la obra fue la obra de la Era de la Gracia del Nuevo Testamento, y se llevó a cabo en medio del pueblo judío, entre una de las doce tribus de Israel. El alcance de esta obra fue menor porque Jesús era Dios hecho carne. Jesús solo obró a lo largo y ancho de la tierra de Judea, y solo hizo tres años y medio de obra; por tanto, lo que se registra en el Nuevo Testamento está lejos de poder superar la cantidad de obra registrada en el Antiguo Testamento.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (1)

La Biblia es un libro de historia. Por supuesto, también contiene algunas de las predicciones de los profetas, que no son historia, en absoluto. La Biblia incluye varias partes; no solo hay profecía o solo la obra de Jehová o las epístolas paulinas. Debes saber cuántas partes incluye; el Antiguo Testamento consta del Génesis, Éxodo, etcétera, y también los libros de profecía que escribieron los profetas. Finalmente, el Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías. Registra la obra de la Era de la Ley, que fue dirigida por Jehová. Desde Génesis hasta el libro de Malaquías, es un relato exhaustivo de toda la obra de la Era de la Ley. Es decir, el Antiguo Testamento registra todo lo experimentado por las personas que fueron guiadas por Jehová en la Era de la Ley. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, el gran número de profetas elevados por Jehová profetizó en Su nombre, dio instrucciones a diversas tribus y naciones, y predijo la obra que Jehová llevaría a cabo. Jehová había dado el Espíritu de profecía a todas estas personas a las que había elevado: eran capaces de ver Sus visiones, de oír Su voz; por tanto, eran inspiradas por Él y escribían profecías. La obra que llevaban a cabo era la expresión de la voz de Jehová, la expresión de Su profecía, y la obra de Jehová en ese momento era simplemente guiar a las personas usando al Espíritu; Él no se hizo carne, y las personas no veían Su rostro. Así pues, elevó a muchos profetas para que llevaran a cabo Su obra, y les dio oráculos que transmitieron a cada tribu y clan de Israel. Su trabajo era hablar profecías, y algunos escribieron las instrucciones que Jehová les dio para mostrárselas a otros. Él elevó a estas personas para que hablaran profecías, predijeran la obra del futuro o la que aún debía realizarse durante ese tiempo, de forma que las personas pudieran contemplar las maravillas y la sabiduría de Jehová. Estos libros de profecía eran muy diferentes a los demás libros de la Biblia; eran palabras habladas o escritas por aquellos a los que se les había dado el Espíritu de profecía; por aquellos que habían recibido las visiones o la voz de Jehová. Aparte de los libros de profecía, todo lo demás en el Antiguo Testamento está compuesto por registros hechos por personas después de que Jehová hubo terminado Su obra. Estos libros no pueden reemplazar la predicción pronunciada por los profetas elevados por Jehová, del mismo modo que el Génesis y el Éxodo no pueden compararse con el libro de Isaías o con el libro de Daniel. Las profecías se pronunciaron antes de que la obra se hubiera llevado a cabo; los otros libros, entretanto, se escribieron después de que la obra hubiera terminado; eso era lo que las personas eran capaces de hacer. Los profetas de esa época fueron inspirados por Jehová y pronunciaron algo de profecía, hablaron muchas palabras y profetizaron las cosas de la Era de la Gracia, así como la destrucción del mundo en los últimos días: la obra que Jehová planeó llevar a cabo. Todos los libros restantes registran la obra realizada por Jehová en Israel. Por tanto, cuando leéis la Biblia, estáis leyendo principalmente acerca de lo que Jehová llevó a cabo en Israel; el Antiguo Testamento de la Biblia registra principalmente la obra de Jehová de guiar a Israel, Su utilización de Moisés para sacar a los israelitas de Egipto, quien los liberó de los grilletes del Faraón y los llevó al desierto, tras lo cual entraron en Canaán y todo lo que siguió fue su vida en ese lugar. Todo lo demás está compuesto por registros de la obra de Jehová a lo largo y ancho de Israel. Todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Jehová en Israel, la obra que Él llevó a cabo en la tierra en la que creó a Adán y Eva. Desde el momento en el que Dios comenzó oficialmente a guiar a las personas sobre la tierra después de Noé, todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Israel. Y ¿por qué no se registra ninguna obra más allá de Israel? Porque la tierra de Israel es la cuna de la humanidad. En el principio, no había otros países además de Israel, y Jehová no obró en ningún otro lugar. De esta forma, lo que se registra en el Antiguo Testamento de la Biblia es puramente la obra de Dios en Israel en ese momento. Las palabras pronunciadas por los profetas —Isaías, Daniel, Jeremías y Ezequiel— predicen la otra obra de Dios sobre la tierra, la obra de Jehová Dios mismo. Todo esto venía de Dios; era la obra del Espíritu Santo, y aparte de estos libros de los profetas, todo lo demás es un registro de las experiencias de la obra de Jehová por parte de las personas en ese momento.

La obra de la creación tuvo lugar antes de que existiera la humanidad, pero el libro del Génesis solo se produjo después de que la humanidad existiera; fue un libro escrito por Moisés durante la Era de la Ley. Es como las cosas que ocurren entre vosotros hoy: después de que ocurren, las escribís para mostrarlas a las personas en el futuro, y para las personas del futuro, lo que has registrado son cosas acontecidas en el pasado; no son otra cosa que historia. Las cosas registradas en el Antiguo Testamento son la obra de Jehová en Israel, y lo registrado en el Nuevo Testamento es la obra de Jesús durante la Era de la Gracia; documentan la obra realizada por Dios en dos eras distintas. El Antiguo Testamento documenta la obra de Dios durante la Era de la Ley, y, por tanto, el Antiguo Testamento es un libro histórico, mientras que el Nuevo Testamento es el producto de la obra de la Era de la Gracia. Cuando comenzó la nueva obra, el Nuevo Testamento también quedó obsoleto; por tanto, el Nuevo Testamento también es un libro histórico. Por supuesto, no es tan sistemático como el Antiguo Testamento ni registra tantas cosas. Las muchas palabras pronunciadas por Jehová están registradas en el Antiguo Testamento de la Biblia, mientras que solo algunas de las palabras de Jesús se registran en los Cuatro Evangelios. Por supuesto, Jesús también llevó a cabo mucha obra, pero no se registró con detalle. Hay menos registrado en el Nuevo Testamento debido a la cantidad de obra que Jesús llevó a cabo; la cantidad de obra que realizó durante tres años y medio sobre la tierra y la obra de los apóstoles fue mucho menor que la de Jehová. Por tanto, hay menos libros en el Nuevo Testamento que en el Antiguo Testamento.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (1)

Lo que consta en la Biblia es limitado e incapaz de representar la totalidad de la obra de Dios. Los Cuatro Evangelios tienen, en conjunto, menos de cien capítulos, en los cuales está escrito un número limitado de sucesos, como cuando Jesús maldijo a la higuera, las tres veces que Pedro negó al Señor, la aparición de Jesús a los discípulos después de Su crucifixión y resurrección, la enseñanza sobre el ayuno, la enseñanza sobre la oración, la enseñanza sobre el divorcio, el nacimiento y la genealogía de Jesús, la elección de los discípulos por parte de Jesús, etc. Sin embargo, el hombre los valora como tesoros, comparando, incluso, la obra actual con ellos. Incluso creen que esta es toda la obra que Jesús hizo en Su vida, como si Dios solo fuera capaz de hacer algunas cosas y nada más. ¿No es esto absurdo?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (1)

Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero, pero, de hecho, ¿son las cosas realmente tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y que no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús en la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo. ¿No son, estos, registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las convierte en historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente, ¡porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y, si crees en Dios, pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra por parte de Dios, entonces no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no palabras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios de hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia, pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy. Al leer la Biblia entenderás, como máximo, un poco de la historia de Israel, aprenderás sobre la vida de Abraham, David y Moisés; averiguarás cómo temían a Jehová, cómo Él quemaba a quienes se le oponían, y cómo hablaba a las personas de esa era. Sólo averiguarás cosas sobre la obra de Dios en el pasado. Los registros de la Biblia tienen relación con cómo temía a Dios el antiguo pueblo de Israel y cómo vivía este bajo la guía de Jehová. Como los israelitas eran el pueblo escogido de Dios, en el Antiguo Testamento puedes ver la lealtad a Jehová de todo el pueblo de Israel; cómo todos aquellos que obedecían a Jehová recibían Su cuidado y bendición; puedes aprender que cuando Dios obró en Israel estaba lleno de misericordia y amor, y también poseía llamas consumidoras, y que todos los israelitas, desde los humildes hasta los poderosos, temían a Jehová, y, por tanto, Dios bendecía a todo el país. Esa es la historia de Israel recogida en el Antiguo Testamento.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (4)

Si deseas ver la obra de la Era de la Ley y cómo siguieron los israelitas el camino de Jehová, debes leer el Antiguo Testamento; si deseas entender la obra de la Era de la Gracia, debes leer el Nuevo Testamento. Sin embargo, ¿cómo ves la obra de los últimos días? Debes aceptar el liderazgo del Dios de hoy y entrar en la obra de hoy, porque esta es la nueva obra y nadie la ha registrado anteriormente en la Biblia. Hoy, Dios se ha hecho carne y ha seleccionado a otros escogidos en China. Él obra en estas personas, continúa Su obra en la tierra y continúa la obra de la Era de la Gracia. La obra de hoy es una senda por la que el hombre nunca ha caminado, y es un camino que nadie ha visto jamás. Es una obra que nunca se ha llevado a cabo antes; es la obra más reciente de Dios en la tierra. Así pues, la obra que nunca se ha realizado antes no es historia, porque el ahora es el ahora, y aún no se ha convertido en pasado. Las personas no saben que Dios ha llevado a cabo una obra mayor y más nueva en la tierra y fuera de Israel, que ya ha ido más allá del ámbito de Israel, así como de la predicción de los profetas; que es una obra nueva y maravillosa fuera de las profecías, y una obra más nueva más allá de Israel; una obra que las personas no pueden percibir ni imaginar. ¿Cómo podría contener la Biblia registros explícitos de tal obra? ¿Quién podría haber registrado cada fragmento de la obra de hoy, sin omisión y de antemano? ¿Quién podría haber registrado en aquel viejo libro enmohecido esta obra más poderosa y sabia que desafía las convenciones? La obra de hoy no es historia, y, por tanto, si deseas caminar por la nueva senda de hoy, debes apartarte de la Biblia, ir más allá de los libros de profecía o historia que están en ella. Solo entonces serás capaz de caminar por la nueva senda apropiadamente, y solo entonces serás capaz de entrar en el nuevo ámbito y en la nueva obra.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (1)

Dios dirigirá Sus palabras a personas de diferentes etnias y trasfondos, y conquistará a toda la humanidad y terminará la vieja era, así que ¿cómo podría haber acabado después de expresar una pequeña porción de Sus palabras? Es solo que la obra de Dios se divide en diferentes períodos y en diferentes etapas. Él está trabajando de acuerdo con Su plan y expresando Sus palabras de acuerdo con Sus pasos. ¿Cómo podría el hombre de alguna manera sondear la omnipotencia y la sabiduría de Dios? El hecho que quiero explicar aquí es este: lo que Dios es y tiene es inagotable e ilimitado por siempre. Dios es la fuente de la vida y de todas las cosas. Dios no puede ser dimensionado por ningún ser creado. Por último, debo todavía recordar a todos: no delimitéis otra vez a Dios a libros, palabras o a Sus declaraciones pasadas. Hay una sola palabra para describir la característica de la obra de Dios: nueva. A Él no le gusta tomar caminos antiguos o repetir Su obra, y mucho menos quiere que la gente lo adore mientras que lo delimita a un cierto ámbito. Este es el carácter de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Epílogo

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