Solo si se resuelven las propias nociones es posible emprender el camino correcto de la fe en Dios (1)

Habéis creído en Dios todos estos años y, aunque entendéis algunas verdades, albergáis en el corazón vuestras propias interpretaciones, creencias y figuraciones, y todas contravienen y contradicen la verdad y las intenciones de Dios. ¿Qué son estas cosas? Se trata de las nociones de la gente. Aunque el hombre no posee verdad en absoluto, es capaz de producir en su mente muchas nociones y figuraciones, incompatibles todas con la verdad. Todo aquello que no se ciñe a la verdad pertenece a las nociones y figuraciones del hombre. Entonces, ¿cómo surgen dichas nociones? Por multitud de causas. En parte, por el condicionamiento de la cultura tradicional, así como por la divulgación e inculcación de conocimiento, por el impacto de las tendencias sociales y las enseñanzas familiares, etcétera. En China, un país regido por el ateísmo durante miles de años, ¿qué entendimiento y definición de Dios posee la gente? Dios existe de veras, aunque sea invisible e intangible, puede surcar el aire de aquí para allá, ir y venir sin dejar rastro, aparecer y desaparecer de repente, atravesar muros sin el impedimento de ningún material o espacio, y posee tremendas habilidades, es totalmente omnipotente; estas son las nociones y figuraciones que tiene la gente respecto a Dios. Entonces, ¿cómo surgen sus figuraciones y nociones? Están relacionadas primordialmente con la educación y el condicionamiento de la cultura tradicional. La enseñanza del ateísmo lleva presente en China desde hace milenios y plantó hace mucho sus semillas ateístas en lo más profundo del corazón de la gente. Durante este tiempo, Satanás y toda clase de espíritus malvados han realizado muchas señales y prodigios entre las personas con la intención de desorientarlas y controlarlas. Tales cosas se extendieron ampliamente entre ellas y causaron un impacto terrible. Estos espíritus malvados obran con imprudencia para desorientar, engañar y dañar a la gente, que por tanto ha desarrollado muchas nociones y figuraciones respecto a Dios. A modo de conclusión, estas provienen enteramente del perverso condicionamiento y adoctrinamiento sociales de Satanás. Desde épocas antiguas hasta el día de hoy, una generación tras otra de personas ha recibido las enseñanzas de Satanás y la divulgación y el adoctrinamiento de la cultura y el conocimiento tradicionales y, de este modo, han generado todo tipo de nociones y figuraciones. Aunque tales cosas no han afectado directamente al trabajo, los estudios y la vida normal de las personas, estas nociones y figuraciones sí han supuesto un enorme obstáculo para que aceptaran y se sometieran a la obra de Dios. Aunque hayan aceptado Su obra, tales cosas siguen suponiendo un gran impedimento para que conozcan y se sometan a Dios, provocan que tengan muy poca fe, que se sientan a menudo negativos y débiles y que les resulte muy difícil mantenerse firmes en sus pruebas, incluso después de llevar muchos años creyendo en Dios. Tales son las consecuencias de tener nociones y figuraciones.

La mayoría de la gente piensa que creer en Dios implica hacer cosas buenas y ser una buena persona. Por ejemplo, piensa que una persona solo es creyente en Dios si da limosnas a los pobres. Si alguien hace muchas cosas buenas y los demás lo elogian, le da las gracias a Dios de corazón y le dice a la gente: “No me lo agradezcas. Deberías darle las gracias al Dios en el cielo, pues fue Él quien me enseñó a hacer esto”. Después de recibir los elogios de los demás, se siente satisfecho y reconfortado, y cree que la fe en Dios es buena, que los demás lo confirman y que Dios también lo hará. ¿De dónde procede esta sensación de estar reconfortado? (De sus nociones y figuraciones). ¿Es verdadera o falsa? (Falsa). Pero para ellos es real y se sienten muy fundamentados, prácticos y reales, dado que es esta sensación de estar reconfortados la que han perseguido. ¿Cómo surge tal sensación? Esta falsa impresión ha surgido debido a sus nociones, y son estas las que los han llevado a pensar que así es como tiene que ser creer en Dios, que ha de ser esa clase de persona, actuar de tal modo, que Dios va a estar sin duda satisfecho con ellos por haber hecho estas cosas, que existe la certeza de que van a alcanzar la salvación y entrar al reino de los cielos. ¿De dónde proviene esta “certeza”? (De las nociones de las personas). Son sus nociones y figuraciones las que les aportan esta certeza y esta falsa impresión, y les hacen sentir tan cómodas. ¿Y cómo evalúa y determina Dios este asunto en realidad? Solo se trata de una especie de buena conducta que se hace de acuerdo con las nociones y la bondad humana de la gente. Cierto día, esta persona hace algo que va contra los principios y se la poda, y entonces descubre que los criterios de Dios para medir a las buenas personas no son como pensaba y que las palabras de Dios no dicen tal cosa, así que es reticente y piensa: “¿Acaso no soy una buena persona? Lo he sido todos estos años y nadie ha dicho nunca que no lo fuera. ¡Dios es el único que dice lo contrario!”. ¿Acaso no existe aquí un problema? ¿Cómo ha surgido? A raíz de sus nociones. ¿Quién es aquí el principal culpable? (Las nociones). Eso es. Las nociones de la gente provocan a menudo que se malinterprete a Dios, que se le hagan todo tipo de exigencias y que se emitan juicios sobre Él, así como que existan toda clase de criterios para medirlo. Provocan que la gente suela usar ciertos pensamientos y puntos de vista incorrectos para medir si las cosas son correctas o no, si alguien es bueno o malo, si es fiel a Dios y tiene fe en Él. ¿Cuál es la causa principal de estos errores? Las nociones de las personas. Tal vez las nociones de las personas no afecten a lo que comen, a cómo duermen ni a su vida normal, pero sí existen en su mente y en su pensamiento, se agarran a las personas como una sombra que las sigue siempre a todas partes. Si no eres capaz de resolverlas a tiempo, controlarán de forma permanente tu pensamiento, tu juicio, tu conducta, tu conocimiento de Dios y tu relación con Él. ¿Ahora lo ves claro? Las nociones son un problema grave. El hecho de que las personas tengan nociones sobre Dios es como un muro entre ellas y Dios, un muro que les impide contemplar el auténtico rostro de Dios, que les impide ver Su carácter y esencia verdaderos. ¿Por qué es así? Porque la gente vive inmersa en sus nociones y figuraciones, y utiliza sus nociones para determinar si Dios tiene o no razón y para evaluar, juzgar y condenar todo lo que Él hace. ¿En qué estado se sume normalmente la gente por hacer esto? ¿Puede someterse sinceramente a Dios cuando vive inmersa en sus nociones? ¿Puede tener verdadera fe en Dios? (No puede). Aunque la gente se someta un poco a Él, lo hace de acuerdo con sus nociones y figuraciones. Cuando alguien confía en ellas, se contagia de cosas personales que son de Satanás y del mundo y están reñidas con la verdad. El problema de las nociones de la gente sobre Dios es grave; es un problema importante entre el hombre y Dios que hay que resolver urgentemente. Todos los que se presentan ante Dios llegan con nociones, con todo tipo de sospechas sobre Dios. O se puede decir que llegan con innumerables malas interpretaciones de Dios frente a todo lo que Él les otorga, frente a Sus disposiciones e instrumentaciones. Entonces, ¿qué será de su relación con Dios? Constantemente, la gente malinterpreta a Dios, desconfía de Él y utiliza sus propios criterios para evaluar si Dios tiene o no razón, así como cada una de Sus palabras y Su obra. ¿Qué es esta clase de comportamiento? (Es rebeldía y desafío). Exacto, la gente se rebela contra Dios, lo desafía y lo condena, y además lo juzga, blasfema y compite contra Él, y en los casos más graves pretende enjuiciarlo y enzarzarse en un “combate decisivo” contra Él. ¿Cuál es el nivel más grave que pueden alcanzar las nociones de las personas? El de negar al auténtico Dios mismo, negar que Sus palabras son la verdad y condenar la obra de Dios. Cuando las nociones de la gente llegan a ese nivel, esta niega a Dios con naturalidad, lo condena, blasfema contra Él y lo traiciona. No solo niega Su existencia, sino que rehúsa aceptar la verdad y seguir a Dios. ¿Acaso no es terrorífico? (Sí). Se trata de un problema aterrador. Se puede decir que las nociones son dañinas por entero para la gente, que no aportan ni un solo beneficio. Por eso hoy hablamos y diseccionamos qué son las nociones y cuáles alberga la gente, es algo muy necesario. ¿Qué nociones surgirán en vosotros con normalidad? ¿Cuáles de vuestros pensamientos, entendimientos, juicios y puntos de vista pertenecen a vuestras nociones? ¿No merece la pena considerarlo? El comportamiento de las personas no guarda relación con sus nociones, pero los pensamientos y opiniones que se esconden tras ese comportamiento están directamente relacionados con ellas. Las nociones de la gente no escapan al ámbito de la obra de Dios. Uno, las diversas nociones que la gente alberga sobre creer en Dios. Es decir, cuenta con diferentes figuraciones y definiciones sobre creer en Dios, sobre lo que debe obtener de su fe en Él y sobre la senda que ha de seguir en ella, y de este modo llega a tener todo tipo de nociones. Dos, las nociones de las personas sobre la encarnación de Dios. Estas poseen incluso más figuraciones y definiciones acerca de la encarnación, y llegan así con naturalidad a tener muchas, que están interrelacionadas. Tres, las nociones que tienen sobre la obra de Dios. Las personas poseen diferentes figuraciones y definiciones sobre la verdad que expresa Dios, el carácter que revela y la manera en la que obra, y por tanto llegan a tener muchas nociones. Podemos desgranar estos tres puntos incluso en mayor detalle, sin embargo, cubren básicamente todas las nociones de la gente, así que vamos a hablar sobre ellos de uno en uno.

Hablemos ahora del primer punto, las diversas nociones de la gente respecto a la fe en Dios. Este tipo de nociones abarcan un ámbito un tanto amplio. Independientemente de si las personas son ajenas a la fe en Dios o han creído antes en Él, tienen multitud de nociones y figuraciones cuando empiezan a creer en Dios. Al leer la Biblia por primera vez, sienten una sacudida en el corazón y piensan: “Voy a ser una buena persona, voy a entrar en el cielo”. Después de eso, llegan a poseer toda clase de figuraciones y definiciones o ideas fijas sobre creer en Dios, y sin duda llegarán a tener nociones distintas. Por ejemplo, imaginan todo tipo de cosas sobre la clase de persona que deberían ser una vez que llegan a creer en Dios. Alguien dice: “Después de empezar a creer en Dios, no voy a fumar cigarrillos, beber alcohol ni apostar; no iré a esos lugares perversos. Voy a hablarle con educación a la gente y a llevar una sonrisa en la cara”. ¿Esto qué es? ¿Es una noción o es la manera en la que deben comportarse las personas? (La manera en la que deben comportarse). Es una expresión de humanidad normal, la gente debería actuar así. No se trata de una noción ni tampoco de una figuración; esta manera de pensar es perfectamente racional y razonable. Un hermano de edad avanzada dice: “Soy viejo y he creído en Dios todos estos años. Debo dar ejemplo a los jóvenes con mi manera de hablar y de hacer las cosas. A mi edad, no debo soltar risitas ni actuar de manera impropia. Debo parecer digno y cultivado y mantener el porte de un caballero refinado”. Entonces, cuando habla con los jóvenes, adopta una expresión seria en el rostro y de él bullen palabras y frases literarias, y al verlo los jóvenes se sienten incómodos y no quieren estar cerca de él. Los hermanos y hermanas bailan y adoran a Dios en las reuniones, y el viejo hermano cree que ha de controlar la lujuria en sus ojos y posarlos solo en lo que resulta apropiado, por lo que se abstiene de mirar, pero en su corazón murmura: “Estos jóvenes viven con mucha libertad, ¿por qué vivo yo con este sentimiento de agravio? En cualquier caso, es necesario sentirse un poco agraviado cuando uno cree en Dios, pues ¡quién si no me ha hecho envejecer tanto!”. Afirma que no debe fijarse en las bailarinas, pero aun así mira de reojo, disimula claramente. ¿Cómo surge este disimulo? ¿Cómo llega a verse en ese estado pudoroso? Es a causa de la figuración que tiene sobre el comportamiento y las expresiones que debería tener al creer en Dios y, dominados por esta imaginación, su discurso y acciones se vuelven furtivos y fingidos. Por ejemplo, cuando canta en las reuniones, alguna gente acompaña con palmas, se suelta, pero este viejo hermano es tan insensible y atontado como un muerto, no tiene vitalidad ni semejanza humana en absoluto. Cree que, como es viejo, tiene que parecer mayor y no actuar como un niño, no ser ingenuo y que la gente se ría de él. En resumen, todo lo que expresa es fingido y solo se esfuerza para aparentar que es un pez gordo. ¿Se sienten los demás edificados cuando presencian un comportamiento tan fingido? (No). ¿Cómo te sientes al ver esto? En primer lugar, te parece hipócrita y te incomoda; en segundo lugar, te parece falso, surge también en ti una sensación de náusea y asco, y al hablar con él te sientes ahogado y constreñido, incapaz de expresarte con libertad. Si no andas con cuidado, te suelta una regañina, diciendo: “Mira en lo que os habéis convertido los jóvenes, ¡estáis profundamente corrompidos! Coméis bien y os ponéis ropa buena, nosotros solo comíamos así en Año Nuevo y otras festividades, y seguís siendo quisquillosos y no estáis satisfechos. Cuando éramos pequeños, lo único que teníamos para comer era grano y hierbas silvestres”. Alardea de su veteranía e imparte lecciones a los demás, y los jóvenes lo evitan. No lo entiende e incluso critica a esos jóvenes por no respetar a sus mayores y comportarse mal. ¿Acaso no están esas cosas que dice cargadas de nociones y de voluntad humana, además de no concordar con la verdad ni servir para edificar a los demás? Sin embargo, todo esto es poca cosa. Lo fundamental aquí es si se puede entender la verdad al actuar de este modo. (No). ¿Sirve esto de ayuda y resulta beneficioso para entrar en la realidad-verdad? (No). El practicar y conducirse de esa manera, vivir así día tras día, ¿le permite vivir ante Dios? Hay que preguntarse si ha considerado: “¿Entiendo la fe en Dios conforme a la verdad y a Sus exigencias? ¿Qué es lo que Dios requiere? ¿A qué clase de persona ama Dios? ¿Existe alguna discrepancia entre mi comprensión y lo que requiere Dios?”. No cabe duda de que no ha pensado antes acerca de estas cuestiones. Si lo hubiera hecho, aunque no hubiera averiguado las respuestas, no se estaría comportando de una manera tan estúpida. ¿Cuál es entonces la causa fundamental de que actúe de ese modo? (Las nociones). ¿Y cuál es la razón fundamental para llegar a tener nociones? Que tiene un entendimiento falaz de cómo deberían comportarse y expresarse las personas que creen en Dios. ¿Y cómo ha surgido este entendimiento falaz? ¿Cuál es su origen? El condicionamiento de la cultura tradicional y de las enseñanzas impartidas por los maestros de escuela. Por ejemplo, los jóvenes deben respetar a sus mayores y amar a los niños, mientras que los mayores deben actuar conforme a su edad, etcétera. Desarrolla por tanto diversos comportamientos extraños, a veces tiene actos o expresiones raras, pero, en cualquier caso, no parece del todo normal. Ya sean raras su forma de actuar o las caras que pone, mientras no entienda las exigencias de Dios ni comprenda ni busque la verdad, entonces su forma de actuar será sin duda ajena a ella. En un asunto tan simple —apenas cierto comportamiento externo— la gente hace estas cosas absurdas porque tiene nociones arraigadas dentro de su corazón. Si no entiende la verdad, si no entiende las palabras de Dios ni Sus intenciones, entonces no va a entender cuáles son los estándares que Dios requiere de las personas. Cuando las personas de edad avanzada no entienden los estándares que Dios requiere de la gente, incurren en comportamientos y expresiones extrañas, así como en acciones absurdas. Cuando los jóvenes no entienden los estándares requeridos por Dios y su fe en Él se basa en sus figuraciones y nociones, entonces también incurrirán en ciertas expresiones y conductas incorrectas. ¿En cuáles? Por ejemplo, algunos jóvenes observan en las palabras de Dios que Él requiere que las personas vivan puras, abiertas, frescas y vivaces, como los niños, y piensan: “Siempre seremos niños ante Dios y nunca creceremos, así que tenemos que caminar y hablar como ellos. Ahora sé cómo ser parte del pueblo escogido de Dios y uno de Sus seguidores, y ahora entiendo qué supone ser como un niño. Solía ser falso, aparentaba ser sofisticado, insensible y atontado, pero en el futuro tengo que actuar con mayor frescura y vivacidad”. Después, observan cómo se desenvuelven los jóvenes en la sociedad de hoy en día y, una vez que han concluido cómo actuar, empiezan a practicar entre los hermanos y hermanas, hablan con todo el mundo con voz de niño, fuerzan la garganta al hablar y usan un tono dulce e infantil. Creen en su mente que esta clase de voz es la única propia de un niño, mientras que al mismo tiempo hacen extraños gestos con los que la gente se siente increíblemente incómoda y avergonzada. No han entendido lo que Dios quiere decir con lo de ser puro, abierto, fresco y vivaz como un niño, y lo único que muestran es un comportamiento externo; fingen, imitan y afectan. Su comprensión está distorsionada. ¿Cuál es aquí el mayor problema? No solo son incapaces de comprender puramente el significado de las palabras de Dios, sino que, al contrario, mezclan Sus palabras con el comportamiento, las acciones y las tendencias de los no creyentes. ¿Acaso no es esto un error? No vienen a buscar a Dios, no leen Sus palabras ni buscan la verdad; en cambio, analizan y estudian las cosas usando su propio cerebro, o bien buscan una base teórica entre los no creyentes, en la cultura tradicional o en el conocimiento científico. ¿Acaso no es un error? (Sí, lo es). Este es el mayor error. ¿Dónde hay algo de verdad en el conocimiento de los no creyentes? Si estás buscando una base para tu comportamiento, solo puedes buscar la verdad en las palabras de Dios. En cualquier caso, con independencia de qué nivel de entendimiento pueda alcanzar la gente, cada una de las palabras de Dios y cada uno de Sus requerimientos al hombre son prácticos y detallados y no son en absoluto tan simples como parecen en las nociones y figuraciones de este. Las exigencias de Dios al hombre no son adornos para su apariencia externa, no son simples comportamientos, ni mucho menos son una manera de hacer las cosas, sino más bien son los estándares que Dios exige a la gente. Se trata de los principios y estándares por los que el hombre se debe conducir y actuar, y estos principios son los que la gente debe dominar y poseer. Si no hablo con claridad sobre estos problemas detallados, entonces la gente solo entenderá algo de doctrina y le resultará complicado entrar en la realidad-verdad.

Acabamos de hablar sobre las nociones y figuraciones que la gente posee relativas a creer en Dios, en lo que respecta a su comportamiento externo. ¿Qué otras conocéis en lo que respecta a eso? Hablando de nociones, ¿son algo correcto o incorrecto? (Incorrecto). ¿Son positivas o negativas? (Negativas). Sin duda contradicen los requerimientos de Dios y la verdad; no concuerdan con ella. Al margen de si otras personas se las imaginan de la nada o si parten de alguna base, en todo caso, ninguna de ellas tiene nada que ver con la verdad. Por tanto, ¿qué propósito tiene compartir y diseccionar estas nociones? El primero es hacer que las personas tomen conciencia de qué son las nociones y, a la vez, permitirles también entender qué es la verdad antes de entrar en ella. Esto tiene como fin permitir a la gente entender la esencia de la verdad, que es presentarse verdaderamente ante Dios. No importa lo razonables que sean tus nociones o cuánta base tengan, no dejan de ser nociones. No son la verdad ni pueden sustituirla. Si consideras las nociones como la verdad, entonces esta no tendrá nada que ver contigo, no tendrás relación con creer en Dios y tu fe será inútil. No importa cuánto obres o corras de aquí para allá por Dios, o lo grande que sea el precio que pagues por Él, al final, ¿cuál será el resultado si haces todo eso en función de tus nociones y figuraciones? Nada de lo que hagas tendrá que ver con la verdad ni con Dios, Él lo condenará y no lo aprobará; estos desenlaces son los beneficiosos y los perjudiciales. Ahora ya deberíais entender lo importante que es resolver las nociones y figuraciones propias.

¿Cuál es el primer paso para resolver vuestras nociones? Discernir y reconocer qué es una noción. Cuando la casa de Dios empezó a filmar películas sucedió algo repugnante en el equipo de producción de cine, relacionado con las nociones de la gente. Mi intención al diseccionar ahora este asunto no es condenar a nadie, sino permitir que aumente vuestro discernimiento, de modo que recordéis este asunto y ahondéis en vuestra comprensión de las nociones a través de esta cuestión, y sepáis lo dañinas que son para la gente. Si no la menciono, puede que penséis que no es para tanto. Sin embargo, después de que la haya diseccionado, seguro que asentís y estáis de acuerdo en que sí tiene importancia. A la hora de rodar películas, se tienen en cuenta el color y el estilo de ropa que se eligen. Había quienes eran especialmente conservadores, en concreto usaban el gris mate y el caqui. Eso me desconcertó y me pregunté el sentido de aquello. ¿Por qué escogían esos colores para la ropa? Esos tonos tan apagados volvían toda la escena particularmente oscura, y me incomodó mucho al verlo. ¿Por qué no eligieron algo más colorido? Ya he dicho que la ropa podía ser colorida y el estilo tenía que ser apropiado y elegante. Entonces, ¿por qué había gente que desterraba al fondo de su mente las palabras de Dios y las exigencias de la casa de Dios y no les prestaban atención, que en cambio elegía telas gris mate y caqui para hacer la ropa? ¿Por qué se comportaba así? ¿Acaso no merece la pena reflexionar sobre ello? ¿Cuál era la causa fundamental? Estas personas no entendían la verdad, no escuchaban lo que se decía ni eran sumisas; la razón fundamental era que albergaban una naturaleza que traiciona a Dios. ¿Cuál es esta naturaleza? ¿De qué carácter se trata? Lo primordial es que la gente no ama la verdad y es capaz de rechazar aceptarla, y sus corazones se han endurecido. La gente asegura estar dispuesta a someterse a las disposiciones de Dios y a buscar la verdad, pero, al hacer cosas, se basa en sus preferencias para alcanzar sus propios objetivos. Si fuera cuestión de tu propia vida personal, no sería para tanto que lo hicieras todo a tu gusto, pues eso se relaciona solo con tu propia entrada en la vida. Sin embargo, ahora estás cumpliendo tu deber en la iglesia, y las consecuencias de actuar de este modo conciernen a la obra y la gloria de Dios, y a la reputación de la iglesia. Si la gente obra con imprudencia, de acuerdo con su propia voluntad, es probable que deshonre a Dios. La casa de Dios no interfiere con la forma de vestir de los individuos, el principio es tener un aspecto apropiado y decente, de modo que otros se sientan edificados al verte. Sin embargo, ¿resulta apropiado que alguien proponga llevar ropa de esos colores al filmar una película? ¿Cuál era la esencia de este problema? Se trataba de gente haciendo cosas a partir de sus propias nociones y que consideraba el gris mate y el caqui como un indicativo y un símbolo de alguien que cree en Dios y lo sigue. Se puede decir que definieron que estos colores se correspondían con la verdad, con las intenciones de Dios y con Sus exigencias. Fue un error. En sí mismos, esos colores no tienen nada de malo, pero si la gente hace las cosas en base a sus nociones y los convierte en una especie de símbolo, entonces supone un problema. Las nociones de la gente provocaron esta consecuencia, y su presencia en el corazón de las personas hizo que surgieran tales ideas y prácticas. La gente trata estas nociones y figuraciones como si fueran la verdad, consideran que el gris mate y el caqui simbolizan la vestimenta de los creyentes en Dios, mientras que apartan la verdad, las palabras de Dios y Sus exigencias a un lado y las excluyen, sustituyéndolas por las nociones y estándares de las personas; esa fue la causa raíz del problema. En realidad, elegir los colores y estilos de ropa son cosas externas que no tienen nada que ver con la verdad, pero estas absurdeces sucedieron a raíz de las nociones de las personas y causaron cierto impacto negativo, de tal modo que fue necesaria la verdad para resolver la cuestión.

Al margen de con qué problemas o cuestiones se encuentre la gente al creer en Dios, surgen constantemente sus nociones y no dejan de hacer uso de ellas. Siempre viven entre dichas nociones, que los limitan, dominan y controlan. Esto hace que los pensamientos, el comportamiento, las formas de vivir, los principios de conducta y la dirección y objetivos vitales de las personas, así como su manera de abordar las palabras y la obra de Dios, estén todos teñidos por sus nociones y que no se liberen en absoluto mediante la verdad. Al creer en Dios de esta manera y aferrarse siempre a las nociones, tras 10 o 20 años, hasta el día de hoy, las que tenían desde el principio permanecen intactas. Nadie las ha diseccionado, ni siquiera la propia gente las ha examinado nunca, ni mucho menos ha aceptado que se la pode. Jamás ha lidiado con ellas con sinceridad y, por tanto, al margen de cuánto tiempo haga que cree en Dios, ¿obtiene resultados o no? No cabe duda de que no. La relación entre hombre y Dios mejora poco a poco por medio del proceso de diseccionar y entender las nociones constantemente, y luego resolverlas; ¿acaso no hay en esto una vertiente práctica? (Sí). Sin embargo, si tus nociones permanecen constantemente en la misma etapa que cuando empezaste a creer en Dios, entonces se puede decir que tu relación con Él no ha mejorado en absoluto. En lo que respecta a creer en Dios, ¿qué otras nociones en las que confiáis para vivir no habéis resuelto? ¿Qué nociones consideráis que son siempre ciertas, que se conforman a la verdad, y cuáles creéis que no suponen un problema? ¿Qué nociones pueden afectar a tu comportamiento, tu búsqueda y tus puntos de vista sobre creer en Dios, provocando que tu relación con Él sea siempre tibia y ni cercana ni distante? Tienes la errónea creencia de que amas mucho a Dios, que han crecido tanto tu fe y tu lealtad como tu determinación para sufrir, cuando para Dios, de hecho, no posees ni la menor realidad-verdad. Todos deberíais diseccionar este asunto, y cada uno de vosotros tendrá sin duda muchas nociones en las que confiáis para vivir que permanecen aún presentes y no habéis resuelto. Esto es un problema muy grave.

He aportado tres ejemplos de las nociones que la gente tiene relativas a creer en Dios, por tanto, ¿sois ahora más conscientes de qué nociones tenéis al respecto? (Sí). Decidme entonces, ¿qué otras nociones y figuraciones pueden impedir que la gente practique la verdad e influir en el cumplimiento de su deber y su relación normal con Dios, es decir, qué nociones pueden impedir que esta acuda ante Dios y tener un impacto directo en que lo conozca? (Una noción bastante fuerte que tengo es que creo que, si puedo cumplir mi deber cada día con normalidad, al creer en Dios de ese modo, puedo obtener la salvación). Creer que puedes lograr la salvación por cumplir tu deber es una noción y una figuración. Por tanto, ¿es importante estar a la altura a la hora de cumplir tu deber? ¿Pueden lograr la salvación aquellos que no lo hagan? Si alguien cumple con su deber con imprudencia, esto supone trastornar y perturbar la obra de Dios. No solo quien haga esto no va a lograr la salvación, sino que también se le va a castigar. No sois capaces de considerar estos aspectos, no los entendéis y no los podéis ver con claridad, y sin embargo decís cosas como: “Mientras cumpla mi deber, puedo lograr la salvación y entrar en el reino de los cielos”. ¿Es esto conforme a las palabras de Dios? Esta idea es un pensamiento ilusorio; ¿cómo podrías lograr eso tan fácilmente? ¿No aceptar la verdad puede considerarse tener fe en Dios? ¿Puede alguien lograr la salvación sin despojarse de su carácter corrupto? En vuestro interior habitan muchas cosas relacionadas con las nociones y figuraciones. Todo tipo de figuraciones, entendimientos y definiciones que no están de acuerdo con la verdad pertenecen a las nociones. ¿Qué otras nociones tenéis? (Creo que, mientras más importante sea el deber que cumplo y mayores logros que den testimonio de Dios consiga, más mérito obtendré, mayor será la aprobación de Dios y mayores mis bendiciones en el futuro). Esto es también una noción. En resumen, la gente imagina e infiere todas las nociones de la nada. Aunque puede que tengan cierta base, no se fundamentan en las palabras de Dios ni en la verdad, sino que son ideas basadas en los pensamientos ilusorios de la gente y surgen del deseo de ser bendecidos. Cuando las personas se desempeñan dominadas por tal pensamiento, hacen todo tipo de cosas y pagan un alto precio antes de descubrir finalmente que han cometido un error y han ido en contra de los principios, que nada es como ellas imaginaban, y por tanto se vuelven negativas. Un día, cuando echan la vista atrás y se dan cuenta de que han estado siguiendo una senda que depende de sus nociones y figuraciones, se ha perdido ya mucho tiempo, y quieren volver atrás, pero ya no es posible. ¿Qué nociones tenéis todavía sin resolver? (Me parece que, dado que creo en Dios y me gasto por Él, Dios debería bendecirme y concederme ventajas. Cuando tengo un problema y llamo a Dios, me parece que debería despejarme el camino y, como creo en Él, todo debería ir viento en popa. Por eso cuando cumplo mi deber y me encuentro con una situación difícil, malinterpreto a Dios y estoy resentido con Él, y me parece que no debería permitir que me ocurrieran esas cosas). La mayoría de la gente alberga esta noción; se trata de un tipo de entendimiento que se tiene respecto a creer en Dios. La gente considera que uno cree en Dios para obtener ventajas, y si eso no sucede es porque esta senda debe ser la equivocada. Así pues, ¿se ha resuelto ya tal noción? ¿Has empezado a corregirla? Cuando esta noción controla tu comportamiento o afecta a tu progreso, ¿has buscado la verdad para resolverla? La gente a menudo acota la fe en Dios en su corazón, le parece que, como cree en Él, todo debería ser pacífico, o además piensa: “Me gasto y cumplo mi deber para Dios, así que Él debería bendecir a mi familia, llenarla toda de paz, impedir que me ponga enfermo y conceder felicidad a los míos. Y aunque cumpla mi deber, esta es la obra de Dios, por lo que Él debería asumir toda responsabilidad respecto a ella y disponerlo todo bien y ocuparse de que no me surja ninguna dificultad, peligro o tentación mientras lo hago. Si algo así sucede, entonces tal vez no sea obra de Dios”. Todas estas son nociones de la gente, que es propensa a tenerlas cuando no entiende la obra de Dios. ¿Aparecen a menudo estas nociones cuando cumplís con vuestro deber? (Sí). Si piensas siempre que tus nociones y figuraciones son simplemente normales y razonables, y que así es como deben ser las cosas, y no buscas la verdad para resolverlas, entonces no serás capaz de obtener la verdad y no tendrás entrada en la vida. Para ti, la verdad carecerá de valor o significado, y tu fe en Dios tampoco tendrá sentido. En su fe en Dios, si las personas comen y beben a menudo de Sus palabras, asisten a las reuniones, escuchan los sermones y llevan una vida espiritual normal, pero en cambio actúan, se comportan y cumplen su deber según sus nociones, lo basan todo en estas y se sirven de ellas para evaluar lo correcto o lo incorrecto de toda clase de aspectos, ¿acaso no viven en sus nociones aquellos que son así? No importa cuántos sermones escuchen o cuánto coman y beban de las palabras de Dios, ¿les es posible a aquellos que viven en sus nociones cambiar en lo más mínimo? ¿Podrán mejorar en algún momento su relación con Dios? (No). Por tanto, ¿aprueba Dios esta clase de fe? (No). Desde luego que no. Por eso es tan importante diseccionar las nociones que hay en las personas.

La mayoría de la gente no tiene nociones cuando ha comido y bebido hasta hartarse y todo va bien, o cuando observa las ceremonias religiosas tradicionales, pero, cuando Dios cumple con Su obra y expresa la verdad, surgen incontables nociones. La gente no tiene nociones cuando todavía no ha cumplido su deber y asiste con normalidad a las reuniones, pero, cuando Dios les exige que cumpla su deber o se encuentra con dificultades en este, surgen muchas. Nadie tiene nociones cuando está cómodo físicamente y disfruta de la vida, pero, cuando enferma o se topa con alguna adversidad, estas afloran con naturalidad. Por ejemplo, antes de creer en Dios, el trabajo y la vida familiar de cierta persona transcurren sin sobresaltos, pero, después de empezar a creer en Él, suceden algunas cosas que no le gustan. A veces se la juzga, se la discrimina, se la acosa e incluso la arrestan, la torturan y le quedan secuelas duraderas, lo cual la deja intranquila y pensando: “¿Por qué no me han ido bien las cosas durante mis años de fe en Dios? Creo en el Dios verdadero, ¿por qué no me protege entonces? ¿Cómo puede contemplar cómo me golpean personas malvadas y me pisotean diablos y no importarle?”. ¿Acaso las personas no desarrollan estas nociones? ¿Con qué motivo las desarrollan? A la gente le parece que: “Como ahora creo en Dios, le pertenezco, y Él debería cuidar de mí, ocuparse de mi comida y mi alojamiento, de mi futuro y mi destino, así como de mi seguridad personal, incluida la de mi familia, y garantizar que todo me vaya bien, que todo se desarrolle en paz y sin incidentes”. Y, si los hechos no son como la gente exige e imagina, piensan: “Creer en Dios no es tan bueno ni tan fácil como imaginaba. Resulta que todavía tengo que sufrir esta persecución y tribulación y pasar por muchas pruebas en mi fe en Dios; ¿por qué Él no me protege?”. ¿Esto es pensar de manera correcta o incorrecta? ¿Está de acuerdo con la verdad? (No). Por tanto, ¿no muestra este pensamiento que le hacen exigencias irracionales a Dios? ¿Por qué la gente que tiene ese pensamiento no ora a Dios ni busca la verdad? La buena voluntad de Dios está naturalmente detrás de que Él haga que las personas se enfrenten a semejantes situaciones; ¿por qué no comprende la gente las intenciones de Dios? ¿Por qué no puede cooperar con Su obra? Dios causa de manera intencionada que la gente se encuentre con tales cosas, de modo que pueda buscar y obtener la verdad y viva confiando en ella. Sin embargo, la gente no busca la verdad, sino que siempre mide a Dios en función de sus propias nociones y figuraciones; este es su problema. Así es como debes entender estas cosas desagradables: nadie tiene una vida exenta de sufrimiento. Para algunas personas guarda relación con la familia; para otras, con el trabajo; para otras, con el matrimonio y, para otras, con una enfermedad física. Todo el mundo debe sufrir. Algunos dicen: “¿Por qué tiene que sufrir la gente? Qué bien estaría vivir siempre felices y en paz. ¿No podemos evitar sufrir?”. No, todo el mundo ha de sufrir. El sufrimiento hace que cada persona experimente las innumerables sensaciones de la vida física, sean positivas, negativas, activas o pasivas; el sufrimiento te da distintas sensaciones y apreciaciones que para ti son todas tus experiencias en la vida. Ese es un aspecto para que la gente tenga más experiencia. Si a partir de esto eres capaz de buscar la verdad y entender la intención de Dios, te acercarás cada vez más al nivel que Él te exige. Otro aspecto es la responsabilidad que Dios da al hombre. ¿Qué responsabilidad? El sufrimiento al que debes someterte. Si eres capaz de asumir este sufrimiento y soportarlo, esto es testimonio, algo nada vergonzoso. Hay quienes temen que los demás se enteren de que se han puesto enfermos. Les parece algo vergonzoso, si bien, de hecho, no hay nada de lo que avergonzarse. Como persona corriente, si en medio de la enfermedad eres capaz de someterte a las disposiciones de Dios, soportar toda clase de sufrimiento y, aun así, ser capaz de cumplir tu deber con normalidad, de completar las comisiones que Dios te encarga, entonces ¿es eso bueno o malo? Es bueno, se trata de un testimonio de tu sumisión a Dios, de tu lealtad al cumplir tu deber, y que avergüenza a Satanás y triunfa sobre él. Y, por tanto, todo ser creado y todos los miembros del pueblo escogido de Dios han de aceptar cualquier sufrimiento y someterse a él. Así es como debes entenderlo, y has de aprender esta lección y alcanzar la verdadera sumisión a Dios. Esto es conforme a Su intención, y es el deseo de Dios. Es lo que dispone para cualquier ser creado. Que Él te coloque en estas situaciones y condiciones equivale a concederte una responsabilidad, una obligación y una comisión, así que deberías aceptarlas. ¿Acaso no es esto la verdad? (Lo es). Mientras provenga de Dios, mientras te haga tal exigencia y tenga esas intenciones contigo, se trata de la verdad. ¿Por qué se dice que es la verdad? Porque, si aceptas estas palabras como la verdad, serás capaz de resolver tu carácter corrupto, tus nociones y tu rebeldía, de modo que, cuando te encuentres en dificultades de nuevo, no irás en contra de los deseos de Dios ni te rebelarás contra Él, es decir, serás capaz de practicar la verdad y someterte a Dios. De este modo, podrás dar un testimonio capaz de avergonzar a Satanás y de obtener la verdad y la salvación. Si te riges por tus propias nociones e ideas, pensando: “Ahora creo en Dios, así que ha de bendecirme. Debo ser alguien digno de bendición”, entonces, ¿cómo entiendes tal bendición? Como una vida de esplendor y prosperidad, disponer de todo lo que quieras para comer y beber, no tener enfermedades, nacer pleno, tenerlo todo al alcance de la mano y disfrutar de una vida material rica sin tener que trabajar para ello. Además, supone llevar una vida pacífica en la que todo fluye sin sobresaltos, vivir con una comodidad excepcional sin ningún sufrimiento; esto es lo que crees que es la bendición. Pero ahora, bien mirado, ¿acaso lo es? No, es una calamidad. Caminar por la senda de satisfacer las comodidades de la carne provocará que te alejes cada vez más de Dios, y además te hundirás aún más profundamente en este mundo perverso, incapaz de liberarte. Cuando el Creador te llama, no estás dispuesto a renunciar a muchas cosas, ni eres capaz de desprenderte de estas comodidades de la carne. Aunque Dios te encargue una comisión y te pida cumplir un deber, te tratas a ti mismo como algo demasiado preciado. Hoy no te sientes bien, mañana no estás de buen humor, echas de menos a tus padres, a tu cónyuge, en lo único que piensas todos los días es en las cosas carnales, no cumples bien ningún deber, sino que quieres disfrutar más que los demás. Vives como un parásito, ¿puedes poner la verdad en práctica? ¿Puedes dar testimonio? No, no puedes. La gente tiene demasiadas figuraciones respecto a la fe en Dios. Imaginan que, una vez que empiecen a creer en Él, tendrán riqueza y paz toda su vida, que todos sus parientes se beneficiarán junto a ellos, que despertarán envidias, que nunca serán pobres ni se pondrán enfermos ni se toparán con ningún tipo de desastre. Tales figuraciones provocan en la gente muchas exigencias irracionales hacia Dios. Cuando empiezas a hacerle exigencias irracionales a Dios, ¿tu relación con Él es normal o anormal? Sin duda es anormal. Por consiguiente, ¿estas nociones y figuraciones provocan que te pongas del lado de Dios o en Su contra? Lo único que pueden provocar es que te opongas a Dios, que te enfrentes y te resistas a Él, e incluso que lo traiciones y abandones, y estos comportamientos se vuelven cada vez más graves. Es decir, una vez que la gente tiene estas nociones, ya no son capaces de mantener una relación normal con Dios. Cuando la gente comienza a tener nociones sobre Dios, en su corazón afloran sentimientos de rebeldía y negatividad. En momentos así, deberían buscar la verdad para resolver tales nociones. Cuando entiendan la verdad, cuando comprendan la comisión que les encarga Dios y Sus muchas exigencias para creer en Él, una vez que entiendan estas cosas y se puedan comportar y actuar de acuerdo con los requerimientos de Dios, será así como se resuelvan sus nociones y figuraciones. En cuanto lleguen a entender la verdad, renunciarán de manera natural a sus nociones y, llegado ese punto, su relación con Dios se volverá más normal. Resolver las nociones equivale a hacer lo propio con los malentendidos sobre Dios. Dicho de otro modo, solo cuando se desprendan de ellas y las resuelvan, entenderán qué es la verdad y cuáles son los requerimientos de Dios.

¿Qué otras nociones hay dentro de vuestro corazón que puedan influir en el cumplimiento de vuestros deberes? ¿Cuáles os suelen influir y os gobiernan en vuestras vidas? Cuando te suceden ciertas cosas que no son de tu agrado, afloran de manera natural tus nociones, y luego te quejas a Dios, discutes y te enfrentas a Él, y estas traen consigo una rápida transformación en tu relación con Dios. Pasas de ser como al principio, cuando sentías que amabas tanto a Dios, le eras muy fiel y querías dedicarle toda tu vida, a de repente sufrir un cambio de parecer, a no querer cumplir tu deber ni serle leal durante más tiempo, y te arrepientes de tu fe, de haber elegido esta senda, e incluso te quejas de que Dios te haya escogido. ¿Qué otras nociones son capaces de causar un cambio repentino en tu relación con Dios? (Cuando Dios dispone una situación para ponerme a prueba y me pone en evidencia, y me parece que no voy a tener un buen desenlace, me creo nociones sobre Él. Siento que creo en Dios y lo sigo, que siempre he desempeñado mi deber, así que, mientras no renuncie a Él, Dios no debería abandonarme). Ese es un tipo de noción. ¿Las tenéis a menudo? ¿Qué entendéis por ser abandonados por Dios? ¿Creéis que el hecho de que Dios os deje significa que no os quiere y no os va a salvar? Este es otro tipo de noción. ¿Cómo surge? ¿Proviene de vuestra imaginación o tiene alguna base? ¿Cómo sabes que Dios no va a proporcionarte un buen desenlace? ¿Te lo ha dicho Él en persona? Tú mismo elaboras por completo esos pensamientos. Ahora que sabes que esto es una noción, la pregunta clave es cómo resolverla. En realidad, la gente alberga muchas nociones sobre la fe en Dios. Si eres capaz de darte cuenta de que tú tienes una, entonces deberías saber que es equivocada. Por tanto, ¿cómo habrían de resolverse esas nociones? Primero, hace falta que veas con claridad si provienen del conocimiento o de las filosofías satánicas, dónde se halla la culpa, dónde radica el perjuicio y, una vez que lo hayas percibido con claridad, podrás desprenderte de manera natural de la noción. Sin embargo, eso no es lo mismo que resolverla con esmero; todavía debes buscar la verdad, ver cuáles son los requerimientos de Dios y luego diseccionar la noción según Sus palabras. Cuando se puede constatar con claridad que la noción es errónea, que se trata de algo absurdo y que no concuerda para nada con la verdad, eso significa que, básicamente, la has resuelto. Si no buscas la verdad, si no contrastas la noción con las palabras de Dios, no serás capaz de discernir con claridad qué tiene de malo, por lo que no podrás renunciar a ella a conciencia. Aunque sepas que se trata de una noción, no vas a ser capaz necesariamente de desprenderte de ella por completo. En tales circunstancias, cuando tus nociones entran en conflicto con los requerimientos de Dios y, aunque te puedas dar cuenta de que son erróneas, tu corazón se sigue aferrando a ellas, y posees la certeza de que se oponen a la verdad, si bien en tu corazón sigues creyendo que son válidas; entonces no serás alguien que entienda la verdad, y la gente como tú no tiene entrada en la vida y carece demasiado de estatura. Por ejemplo, hay quienes son especialmente sensibles respecto a su propio desenlace y destino, a los ajustes en su deber y a ser reemplazados en este. Algunos alcanzan a menudo conclusiones erróneas sobre esas cosas, piensan que, en cuanto se les sustituya en su deber y ya no tengan estatus, o Dios diga que ya no son de Su agrado ni los quiere, eso supondrá su final. Esta es la conclusión a la que llegan. Consideran: “No tiene sentido creer en Dios, Él no me quiere y mi desenlace ya se ha establecido, ¿de qué sirve seguir viviendo?”. Al oír esos pensamientos, otros piensan que son razonables y dignos, pero ¿qué clase de pensamiento es este en realidad? Se trata de una rebeldía contra Dios, supone abandonarse a la desesperación. ¿Por qué se abandonan así? Porque no entienden las intenciones de Dios, no pueden ver con claridad cómo salva a la gente ni tienen verdadera fe en Él. ¿Es consciente Dios de que alguien se abandona a la desesperación? (Sí). Dios lo sabe, ¿y cómo trata a esa gente pues? La gente se crea una especie de noción y dice: “Dios ha pagado un precio muy grande por el hombre, ha hecho mucha obra en todas las personas y se ha esforzado mucho; no es fácil para Él escoger a alguien y salvarlo. Dios se sentirá muy herido si se abandona a la desesperación, y todos los días esperará que sea capaz de recomponerse”. Este es el significado a un nivel superficial, pero, de hecho, se trata también de una noción del hombre. Dios adopta cierta actitud hacia tales personas: si te abandonas a la desesperación y no intentas avanzar, Él te permitirá elegir por ti mismo, no te obligará a hacer nada en contra de tu voluntad. Si dices: “Sigo deseando cumplir el deber de un ser creado, hacer todo lo que pueda para practicar como pide Dios y satisfacer Sus intenciones. Usaré todos mis dones y talentos y, si no soy capaz de nada, entonces aprenderé a someterme y a ser obediente; no abandonaré mi deber”, entonces Dios dice: “Si estás dispuesto a vivir de esta manera, continúa siendo un seguidor, pero debes hacer lo que pide Dios; los estándares que exige y Sus principios no cambian”. ¿Qué significan estas palabras? Que solo las personas pueden abandonarse a sí mismas; Dios nunca abandonaría a nadie. Para cualquiera que sea capaz de alcanzar al final la salvación y contemplar a Dios, que establezca una relación normal con Él y pueda presentarse ante Él, esto no es algo que pueda lograrse tras fracasar o ser podado o juzgado y castigado una sola vez. Antes de que Pedro fuera perfeccionado, pasó por el proceso de refinamiento cientos de veces. Entre los que permanezcan después de contribuir con mano de obra hasta el final, no habrá uno solo que haya experimentado pruebas y refinamiento solamente ocho o diez veces antes de llegar hasta el final. Al margen de cuántas veces se ponga a prueba y se refine a alguien, ¿acaso no se trata del amor de Dios? (Sí). Cuando puedes contemplar el amor de Dios, entonces eres capaz de entender Su actitud hacia el hombre.

Cuando algunos leen las palabras de Dios y observan que en ellas condena a la gente, desarrollan nociones y conflictos interiores. Por ejemplo, las palabras de Dios dicen que no aceptas la verdad, así que Él no te estima ni te acepta; dicen que eres un malhechor, un anticristo, que Dios se disgusta con solo mirarte y que no te quiere. Al leer estas palabras, la gente piensa: “Van dirigidas a mí. Dios ha decidido que no me quiere y, como me ha abandonado, yo tampoco voy a creer más en Él”. Hay quienes, al leer las palabras de Dios, con frecuencia tienen nociones y malentendidos porque Dios deja en evidencia los estados corruptos de la gente y dice ciertas cosas que la condenan. Se vuelven negativos y débiles porque creen que las palabras de Dios van dirigidas a ellos, que Dios está tirando la toalla con ellos y no los va a salvar. Se hacen negativos hasta derramar lágrimas y ya no quieren seguir a Dios. En realidad, esto es malinterpretar a Dios. Cuando no entiendas el significado de las palabras de Dios, no deberías tratar de describirlo a Él. No sabes a qué clase de persona abandona Dios, en qué circunstancias Él deja a la gente por imposible o de lado; todo esto tiene unos principios y un contexto. Si no tienes un entendimiento completo de estos asuntos precisos, serás muy propenso a la hipersensibilidad y te limitarás a una palabra de Dios. ¿No resulta esto problemático? Cuando Dios juzga a la gente, ¿cuál es el principal aspecto que condena de ella? Lo que Dios juzga y pone al descubierto es el carácter y la esencia corruptos de la gente, condena su carácter y su naturaleza satánicos, condena las diversas manifestaciones y conductas de su rebelión y oposición hacia Él, la condena por ser incapaz de someterse a Él, por oponerse siempre a Él y por tener siempre motivaciones y objetivos propios, pero dicha condena no implica que Dios haya abandonado a las personas de carácter satánico. Si no tienes esto claro, careces de capacidad de comprensión, lo que te hace ser un poco como la gente con enfermedades mentales, que siempre desconfía de todo y malinterpreta a Dios. La gente así está desprovista de auténtica fe, así que ¿cómo podría seguir a Dios hasta el final? Al oír una sola declaración de condena de Dios, piensas que, condenada por Él, la gente ha sido abandonada por Él y ya no se salvará, por lo que te vuelves negativo y caes en la desesperación. Esto es malinterpretar a Dios. A decir verdad, Dios no ha abandonado a la gente. Esta ha malinterpretado a Dios y se ha abandonado a sí misma. No hay nada más grave que cuando la gente se abandona a sí misma, como lo comprueban las palabras del Antiguo Testamento: “Los necios mueren por falta de entendimiento” (Proverbios 10:21). No hay conducta más necia que cuando la gente se abandona a la desesperación. A veces lees palabras de Dios que parecen describir a la gente; en realidad no describen a nadie, sino que son expresión de las intenciones y opiniones de Dios. Son palabras de verdad y de principios, no describen a nadie. Las palabras pronunciadas por Dios en momentos de ira o cólera también plasman el carácter de Dios, estas palabras son la verdad y, además, pertenecen a los principios. La gente debe entenderlo. El objetivo de Dios al decir esto es que la gente comprenda la verdad y los principios; en absoluto se trata de circunscribir a nadie. Esto no tiene nada que ver con el destino y la recompensa finales de la gente, y ni mucho menos es su castigo final. Son meras palabras pronunciadas para juzgarla y podarla, son fruto de la ira por el hecho de que la gente no cumpla con Sus expectativas, y son para despertarla, para apremiarla, y salen del corazón de Dios. Sin embargo, algunos se derrumban y abandonan a Dios por una sola declaración de juicio Suya. La gente así no sabe lo que le conviene, es insensible a la razón, no acepta la verdad en absoluto. Hay quienes se sienten débiles durante un tiempo y luego se presentan ante Dios de nuevo, y piensan: “No está bien, debo continuar siguiendo a Dios y hacer lo que Él requiera. Si no sigo a Dios ni cumplo bien mi deber, mi vida será inútil. Para tener una vida significativa, he de seguir a Dios”. Por tanto, ¿cómo siguen a Dios? Deben experimentar Su obra. Limitarte a decir que crees en Dios sin experimentar Su obra no equivale a seguirlo. No haber cumplido antes con lealtad el propio deber y no estar dispuesto a aceptar un poco de poda; ¿es esta la actitud que se debe tener al aceptar la obra de Dios? No aceptar la poda y quejarse constantemente cuando se sufre un poco, ¿qué clase de carácter es este? Uno debe hacer introspección y ser consciente de lo que exige Dios, y hacer lo que Él exija. Si Dios dice que no eres lo bastante bueno, entonces es que no lo eres, y no deberías servirte de tus nociones y figuraciones para acotar las cosas u oponerte a Dios; deberías someterte y reconocer que no eres lo bastante bueno. ¿No tienes entonces una senda de práctica? Si alguien es capaz de practicar la verdad y someterse a Él, ¿acaso puede dejar a Dios? No puede. Hay veces que crees que Dios ha renunciado a ti, pero en realidad eso no ha sucedido. Él solo te aparta a un lado para que hagas introspección. Puede que Dios te encuentre detestable y no desee prestarte atención, pero en realidad no te ha abandonado. Los hay que se esfuerzan por cumplir su deber en la casa de Dios, pero debido a su esencia y a las diversas cosas que se manifiestan en ellos, Dios percibe que no aman la verdad ni la aceptan en absoluto, y entonces los abandona de veras. En realidad, no fueron escogidos, sino que simplemente prestaron servicio durante un tiempo. Hay algunos, entretanto, a los que Dios hizo todo lo posible por disciplinar, reprender y juzgar, e incluso por condenar y maldecir, a los que trató de diversas formas que están reñidas con las nociones del hombre. Algunas personas no entienden la intención de Dios y piensan que Dios las hostiga y les hace daño. Creen que no es digno vivir ante Dios, no quieren herirlo más y abandonan la iglesia. Incluso piensan que obrar así tiene razón, y de este modo le dan la espalda a Dios. Pero, a decir verdad, Dios no los ha abandonado a ellos. Esas personas no tienen ni idea de la intención de Dios. Son un tanto hipersensibles, hasta el punto de renunciar a la salvación de Dios. ¿Realmente tienen conciencia? Dios se aparta a veces de la gente y en otras ocasiones la deja de lado durante un tiempo para que haga introspección, pero no la ha abandonado; le está dando la oportunidad de arrepentirse. Dios solo abandona verdaderamente a las personas malvadas que hacen mucho el mal, a los incrédulos y a los anticristos. Algunos dicen: “Me siento desprovisto de la obra del Espíritu Santo y hace mucho tiempo que me falta Su esclarecimiento. ¿Me ha abandonado Dios?”. Es una idea errónea. También hay un problema de carácter: la gente es demasiado sentimental, siempre sigue su propio razonamiento, siempre es terca y está desprovista de racionalidad; ¿no es un problema de carácter? Dices que Dios te ha abandonado, que no te salvará; entonces, ¿ha establecido tu desenlace? Dios te ha dirigido solamente unas pocas palabras indignadas. ¿Cómo podrías decir que ha tirado la toalla contigo, que ya no te quiere? Hay ocasiones en las que no puedes percibir la obra del Espíritu Santo, pero Dios no te ha privado del derecho a leer Sus palabras, ni ha determinado tu desenlace ni ha bloqueado tu senda a la salvación. Entonces, ¿por qué estás tan molesto? Te hallas en mal estado, existe un problema con tus motivos, tu forma de pensar y tu punto de vista presentan problemas, tu estado mental está trastocado, y sin embargo no tratas de arreglar estas cosas buscando la verdad, sino que constantemente malinterpretas a Dios y te quejas de Él, cargándole a Él la responsabilidad e incluso diciendo: “Dios no me quiere, así que ya no creo en Él”. ¿Acaso no eres irracional? ¿No eres poco razonable? Este tipo de persona es emotiva hasta el exceso, carece de racionalidad, es impermeable a la razón. Es la menos propensa a aceptar la verdad y le resultará muy difícil alcanzar la salvación.

Recordad estas palabras: Pedro fue perfeccionado tras ser refinado cientos de veces. En vuestras nociones y figuraciones, ser refinado cientos de veces supone experimentar una espectacular vida sufriendo indecibles adversidades a fin de seguir a Dios, y al final acabar crucificado cabeza abajo. Esto no es así, esa es solo la noción del hombre. ¿Por qué lo digo? Porque la gente no entiende qué son las pruebas de Dios ni que Su mano dispone y realiza cada una de ellas. Tampoco entiende eso de “cientos de veces” o por qué Dios refinó tantas veces a Pedro, cómo se llegó a esa cifra o cuál fue la causa fundamental; desconocen tales cosas, en cambio, siempre confían en sus nociones y figuraciones a fin de comprenderlas, y a consecuencia de ello malinterpretan a Dios. La gente es incapaz de entender ciertas palabras de Dios que no han experimentado. En la vida real, si lo que Él hace con todas las personas es bendecirlas, guiarlas y hablar reposadamente con ellas, entonces las pruebas siempre serían meras palabras vacías para la gente, y nada más que una palabra, una definición, un concepto. Sin embargo, Dios realiza a menudo esta obra en ti; o bien provoca que te pongas enfermo, o bien propicia que te topes con algo desagradable y te desanimes y te sientas débil, o bien causa que te encuentres con una situación complicada que te parece difícil de manejar y desconoces el modo correcto de proceder; ¿qué son para ti tales cosas? En lo que respecta a todos estos aspectos desagradables, estos sufrimientos, dificultades o penurias, e incluso las tentaciones de Satanás, si siempre puedes considerarlas como pruebas que te pone Dios, que cada una sea una entre cientos, y puedes aceptarlas y buscar la verdad en ellas, entonces tu estado va a sufrir una transformación y tu relación con Dios va a mejorar. Sin embargo, si rechazas las pruebas cuando te las encuentras y tratas constantemente de esconderte de ellas, de resistirte y oponerte, entonces estos “cientos de pruebas” siempre serán para ti meras palabras vacías que nunca se cumplirán. Por ejemplo, alguien muestra una mala actitud hacia ti y te sientes infeliz por no saber la razón. Si vives en la impulsividad y en la carne, cuentas con una excusa para ser desagradable con esa persona: ojo por ojo, diente por diente. Sin embargo, si vives ante Dios y deseas aceptar ser perfeccionado y que Él te salve, debes considerar todo aquello con lo que te encuentres como una prueba de Dios y aceptarla. En realidad, esta es una de las distintas maneras en las que Dios te pone a prueba. Al compartir de este modo, ¿os sentís ahora mucho más liberados y aliviados en vuestro corazón? Si sois capaces de practicar de acuerdo con estas palabras, de contrastar vuestro comportamiento y puntos de vista con ellas, os servirá de gran ayuda a la hora de someteros a las instrumentaciones y disposiciones de Dios en vuestra vida diaria.

¿Cuáles son los principales aspectos implicados en la discusión de hoy sobre las nociones de la gente relativas a creer en Dios? Uno es el comportamiento externo de las personas, el de actuar con la misma falsedad que los fariseos, de manera tan refinada y gentil. Un segundo aspecto es el de la comida, la ropa, la vivienda y los viajes; otro es el de cómo entiende la gente la fe en Dios, el hecho de pensar que por creer en Él se la ha de bendecir y darle ventajas. ¿Cuál fue la experiencia de Job al respecto? Cuando tuvo que enfrentarse a pruebas, se pudo asegurar de que provenían de Dios, que no había hecho nada malo y no era un castigo por Su parte, sino más bien que Dios lo estaba poniendo a prueba y Satanás lo estaba tentando; así era como lo entendía. ¿Y cómo lo entendieron los amigos de Job? Creyeron que esa calamidad le sobrevino a Job porque había hecho algo malo u ofendido a Dios. El hecho de que pensaran eso demuestra que albergaban nociones sobre creer en Dios. ¿Por qué el entendimiento de Job era diferente al de los demás? Porque había visto con claridad lo que estaba ocurriendo, y por eso no albergaba nociones al respecto. Mientras Dios realizaba Su obra en Job, este adquiría experiencia y llegó a conocer la obra de Dios, y estas ideas y nociones del hombre desaparecieron de él. Y, por tanto, cuando la mano de Dios cayó sobre Job, ¿lo malinterpretó? (No). No lo hizo, así que no se quejó; no lo malinterpretó, así que no se rebeló; no lo malinterpretó, y por eso fue capaz de someterse de verdad. ¿No es así? (Sí). ¿Por qué? Si la gente dice “amén” a las palabras de Dios en su corazón y si adopta Sus palabras como la realidad de las cosas positivas, como aquello que es correcto, como el estándar, lo supremo y los principios que debe poner en práctica, entonces se someterá y no lo malinterpretará. Siempre hay una expresión cuando las personas se crean malentendidos sobre las palabras que pronuncia Dios o los actos que hace; ¿qué expresión es esa? (No están dispuestas a aceptarlas). ¿Y qué hay detrás de su falta de voluntad para aceptar las palabras y los actos de Dios? La gente tiene sus propias ideas, que contradicen y chocan con las palabras de Dios, y entonces se crea malentendidos y nociones sobre Él, cree que las cosas que Dios dice no son necesariamente correctas. A veces, aunque parezca que las acepta, no lo hace en realidad, sigue siendo algo fingido. Al buscar la verdad, uno debe pensar en todo momento conforme a las palabras y las exigencias de Dios, y estar de acuerdo de corazón con Sus palabras; solo entonces se puede ser compatible con Él. Si no aceptas tales cosas en tu corazón y malinterpretas e incluso te opones y resistes a ellas, eso demuestra que hay algo dentro de ti. Si eres capaz de diseccionarlo y de buscar la verdad, se pueden resolver tus nociones. Si tienes un entendimiento distorsionado, si no tienes entendimiento espiritual ni capacidad de comprensión, si eres simplemente incapaz de contrastar tus nociones con las palabras de Dios, si te resulta imposible conocerlas y diseccionarlas y cuando surgen en ti no te das cuenta, entonces tales nociones serán irresolubles. Alguna gente sabe perfectamente bien que alberga nociones sobre Dios en su corazón, sin embargo, sigue diciendo que no tiene ninguna, por temor a que, si alza la voz, su imagen se resentirá y la menospreciarán. Si alguien le pregunta: “Si no has malinterpretado a Dios, ¿cómo es que no puedes someterte a Él?”, esta responde: “No sé cómo practicar”. ¿Qué clase de manifestación es esa? Si no tienes entendimiento espiritual, si no eres capaz de discernir y no sabes cómo hacer introspección cuando tienes un problema, entonces no puedes resolver tus nociones ni tus malentendidos respecto a Dios. Cuando suceden cosas que no están relacionadas con tus nociones, te sientes muy calmado y no se nota que tengas ningún problema. En el momento que sucede algo que afecta a tus nociones, sin embargo, aparecen en ti sentimientos de conflicto hacia Dios. ¿Cómo se manifiesta? A veces te sientes resentido y, a medida que pasa el tiempo y no se resuelve esta sensación, tus malentendidos sobre Dios se enquistan más y aumenta tu carácter corrupto, y empezarás a airear tus nociones y a juzgar a Dios. En cuanto juzgas a Dios, ya no se trata de un problema de pensamiento o comportamiento, sino que es la revelación de un carácter satánico. Si alguien muestra un poco de conflicto o le falta sumisión en su comportamiento por pura ignorancia, eso Dios no lo condena; si alguien entra en conflicto directo con Dios por su carácter y se enfrenta a Él a propósito, eso le causará problemas y supone un desafío a Dios. Cuando alguien desafía a Dios a propósito, es una ofensa contra Su carácter. Por tanto, cuando la gente tenga nociones, debería resolverlas; solo cuando las hayan resuelto podrán solucionar los malentendidos entre ellos mismos y Dios; y solo cuando eso suceda podrán someterse realmente a Él. Hay quien dice: “No tengo nociones, y los malentendidos que tuviera con Dios ya se han resuelto. Ya no pienso en nada”. ¿Es esto suficiente? Ese no es el único propósito de resolver las nociones, sino también practicar de acuerdo con los requerimientos de Dios y la verdad, lograr someterse a Él y satisfacerlo. Hay quien dice: “Mientras no tenga malentendidos sobre Dios, con eso basta, todo irá bien y estaré a salvo”. Eso no es poner realmente la verdad en práctica ni es auténtica sumisión; el problema no se ha resuelto aún. Si fuera así, la gente no solo no tendría malentendidos sobre Dios, sino que además sabría lo que Él requiere y cuáles son Sus intenciones en las cosas que les suceden. No solo sería capaz de diseccionar sus propias nociones, sino también de ayudar a aquellos con nociones a aprender a buscar la verdad, a poder practicarla y a cumplir con las exigencias de Dios. ¿Estaría entonces de acuerdo con las intenciones de Dios? El objetivo último al resolver las nociones es entender las intenciones de Dios y entrar en la realidad-verdad; esto es fundamental. Dices que no te has creado ningún malentendido sobre Dios, ¿entiendes la verdad entonces? Si no la entiendes, aunque no tengas nociones ni malentendidos sobre Dios, sigues sin ser alguien que se someta a Él. No malinterpretarlo no significa que entiendas a Dios, ni mucho menos que seas capaz de someterte a Él. La gente no tiene nociones o malentendidos sobre Dios cuando todo va bien, pero eso no significa que no los tenga en absoluto. Cuando le sucede algo que afecta a sus intereses personales, sus nociones surgen de manera natural y se crea malentendidos sobre Dios e incluso expresa sus quejas. ¿Puede la gente someterse a Dios si les da tanta importancia a sus intereses personales? ¿Por qué, cuando sucede algo que afecta a los intereses personales de alguien, tras ello afloran sus nociones y malentendidos y se rebela y desafía a Dios? Es lo que sucede con las personas que tienen una naturaleza y un carácter satánicos. Cuando ocurre algo que afecta a sus intereses personales, ya no son capaces de someterse más a Dios, ni tampoco cuando sucede algo reñido con sus propias nociones y figuraciones. Las nociones y malentendidos de la gente sobre Dios surgen a raíz de su situación. Si no son capaces de buscar y aceptar la verdad, nunca se resolverán sus nociones y su relación con Dios nunca volverá a la normalidad. Dios no salvará a aquellos que albergan nociones y no buscan la verdad para resolverlas, por muchos años que hayan creído en Él.

La salvación del hombre por parte de Dios no consiste solo en palabras vacías. Él expresa todas estas verdades con el fin de abordar las cosas del género humano corrupto que están en desacuerdo con la verdad: sus nociones, figuraciones, conocimientos, filosofías, cultura tradicional, etcétera. Mediante la disección de tales elementos, Él permite que el hombre comprenda qué constituye las cosas positivas y qué las negativas, cuáles vienen de Dios y cuáles de Satanás, cuál es la verdad y cuáles son las filosofías y la lógica de Satanás. Cuando las personas puedan ver estas cosas como lo que son en realidad, elegirán naturalmente buscar la senda correcta de la vida, y serán capaces de practicar la verdad, hacer lo que pide Dios y discernir las cosas negativas. Esto es lo que Dios le pide al hombre, y también es la norma con la que perfecciona y salva a las personas. Algunos dicen: “Dios disecciona las nociones del hombre, pero yo no tengo nociones. Las personas que tienen nociones suelen ser viejos zorros astutos, o bien teólogos y fariseos. Yo no soy así”. ¿Cuál es aquí el problema? No se conocen a sí mismos. Da igual lo que se les comunique, son incapaces de aplicárselo a sí mismos, pensando que no son así. Esto es ignorancia, no tienen entendimiento espiritual. ¿Sois capaces de pensar de esta manera? Hoy en día, la mayoría de la gente no piensa así. Cuando alguien ha comido y bebido de muchas de las palabras de Dios y puede entender algunas verdades, puede ver claramente que todos poseen actitudes corruptas y productos de nociones y figuraciones. No tiene nada de vergonzoso diseccionar estas cosas; después de hacerlo, además, creen que ayudará a otros a desarrollar su discernimiento, y que ellos mismos crecerán y serán capaces de entender la verdad más rápidamente. Por esta razón todos son capaces de diseccionarse a sí mismos abiertamente. ¿Y cuál es el objetivo de diseccionar nociones? Apartarlas a un lado para poder abordar los malentendidos entre el hombre y Dios, y luego permitir que las personas se centren en lo que Dios le pide al hombre, saber cómo entrar en el camino de la salvación y qué hacer para practicar la verdad. Al practicar a menudo de esta manera, al final se logra el efecto deseado: por un lado, las personas llegarán a comprender las intenciones de Dios y serán capaces de someterse a Él, y, por otro, tendrán la inmunidad para rechazar y resistirse a muchas cosas negativas, como las nociones y figuraciones perversas y las cosas que surgen del conocimiento. Al enfrentarte a un intelectual religioso, a un teólogo o a un pastor o presbítero religioso, puedes calarlos en cuanto empiezas a hablar con ellos, y eres capaz de usar la verdad para rebatir sus innumerables nociones, figuraciones, herejías y falacias. Esto demuestra que eres capaz de identificar cosas negativas, que has entendido algunas verdades, que posees cierta estatura y por lo tanto no te sientes intimidado al enfrentarte a estos líderes y figuras religiosas. El conocimiento, el aprendizaje y las filosofías de las que hablan —incluso todas sus ideologías y teorías— son insostenibles, pues has calado las palabras y doctrinas, las nociones y figuraciones, de la religión, y esas cosas ya no pueden desorientarte. Pero todavía os queda camino por recorrer. Cuando os encontráis con estos estafadores religiosos y fariseos, o con cualquiera que tenga un poco de estatus, os sentís intimidados; sabéis que lo que dicen está mal, que consiste en nociones y figuraciones, nacidas del conocimiento, pero no sabéis cómo repudiarlo, no sabéis desde dónde empezar a diseccionarlo ni con qué palabras desenmascarar a estas personas. ¿No demuestra esto que todavía no habéis entendido la verdad? (Así es). Así que debéis equiparos con la verdad y, una vez la hayáis entendido, podréis diseccionaros a vosotros mismos y sabréis cómo tener discernimiento de los demás. Cuando hayáis comprendido la verdad, podréis contemplar claramente a los demás, pero, si no entendéis la verdad, nunca podréis contemplarlos con claridad. Para calar a las personas y las cosas debéis comprender la verdad; sin la verdad como fundamento, como vida, no seréis capaces de penetrar profundamente en nada.

Cuando las personas han resuelto varias nociones y figuraciones, tienen conocimiento y experiencia de las palabras de Dios, y al mismo tiempo también han entrado en la realidad de Sus palabras. En el proceso de entrar en la realidad de las palabras de Dios, las diversas nociones y figuraciones que surgen en las personas se resuelven una por una y se produce en las personas un cambio en el conocimiento de la obra de Dios, en Su esencia y en las diversas actitudes que tiene hacia las personas. ¿Cómo se produce este cambio? Se produce cuando las personas se apartan de sus diversas nociones y de las figuraciones del hombre, cuando dejan de lado las diversas ideas y perspectivas que provienen del conocimiento, la filosofía, la cultura tradicional o el mundo, y en su lugar aceptan los diversos puntos de vista que provienen de Dios y que están conectados con la verdad. Cuando las personas aceptan las palabras de Dios como su vida, también entran en la realidad de las palabras de Dios, y son capaces de considerar y pensar en cuestiones utilizando la verdad, y resolver así los problemas. Una vez que han resuelto estas diversas nociones y malentendidos sobre Dios, pueden mejorar de inmediato su relación con Él, al tiempo que allanan su camino hacia la entrada en la vida. Cuando las personas logran tales cambios, ¿en qué se convierte su relación con Dios? En una entre seres creados y Creador. En las relaciones a este nivel no hay competencia ni verificaciones, y hay muy poca rebelión; las personas son mucho más sumisas, comprensivas, adoradoras, leales y honestas con Dios, y le temen de verdad. Este es el cambio que se produce en la vida de las personas cuando han resuelto sus nociones. Si sois capaces de lograr esta clase de cambio, ¿estáis entonces dispuestos a resolver vuestras nociones? (Sí). Pero resolver las nociones de las personas es un proceso muy doloroso. Deben negarse a sí mismas, dejar de lado sus nociones, apartarse de las cosas que creen correctas, dejar de lado las cosas que buscan con persistencia, las que han creído correctas y han buscado y anhelado durante toda su vida. Esto significa que la gente debe rebelarse contra sí misma, debe dejar de lado el conocimiento, las filosofías, incluso su manera de existir, ya que las aprendieron del mundo de Satanás, y han de reemplazarlas por otra forma de vida, cuyo fundamento y raíz es la verdad. Como tal, la gente debe soportar un gran sufrimiento. Tal sufrimiento puede no tratarse de una enfermedad física o de las dificultades y privaciones de la vida diaria, pero puede provenir de un cambio en todo tipo de puntos de vista sobre diferentes cosas y sobre el género humano en tu corazón, o provenir incluso de un cambio en los diversos aspectos del conocimiento que tienes de Dios, que ponga patas arriba tu conocimiento y tu punto de vista del mundo, la vida humana, el género humano e incluso Dios.

Acabamos de hablar sobre las nociones de las personas relativas a creer en Dios y hemos dado varios ejemplos para que podáis tener un concepto básico de este aspecto de la verdad. Después, podéis meditarlo de nuevo y hablar juntos sobre ello, extraer conclusiones y, poco a poco, reflexionar, comprender y diseccionar las distintas nociones relativas a creer en Dios, para luego resolverlas paso a paso. En resumen, la gente tiene multitud de figuraciones y nociones sobre creer en Dios. Por ejemplo, ya sea en lo referente a sus vidas, al matrimonio, la familia o el trabajo, en cuanto surge alguna dificultad, se crean nociones sobre Dios y luego se quejan sobre Él y lo juzgan, mientras en su corazón siempre piensan: “¿Por qué Dios no me protege ni me bendice?”. Es como dicen siempre los no creyentes: “El cielo es injusto” y “El cielo es ciego”; pero tales cosas no suceden por accidente. Cuando disfruta de una vida cómoda y feliz, la gente nunca expresa ni una sola palabra de agradecimiento a Dios, e incluso lo niega y duda de Su existencia. Cuando sobreviene el desastre, sin embargo, hacen a Dios responsable, y empiezan a juzgar y blasfemar contra Él. Algunos incluso consideran que, si creen en Dios, ya no les hace falta aprender nada ni trabajar, que Él dispondrá todo para ellos llegado el momento, y que si tienen alguna dificultad pueden orarle y confiarle a Él el asunto para que se la resuelva. Creen que, si se ponen enfermos, Dios los va a curar, y que, si sobreviene el desastre, los va a proteger, que, cuando llegue el día de Dios, todos se transformarán y todo irá bien si Él hace señales y prodigios; estas son las figuraciones y nociones que tiene la gente. Respecto al conocimiento profesional relacionado con los deberes que la gente ha de aprender, han de hacerlo conforme a lo que es necesario para su deber. A esto se le llama pragmatismo y dedicación a la tarea que te corresponde, y uno no debería limitarse a soñar y confiar en su propia imaginación. Lo que Dios requiere de la gente es que esta haga lo que tiene que hacer, que son los deberes que ha de cumplir. Esto no se puede cambiar en absoluto y se ha de abordar con esmero; concuerda con la verdad y es la perspectiva que la gente ha de tener hacia su deber. No es una noción, es la verdad y lo que exige Dios. En muchas ocasiones, las cosas que Él hace están reñidas con las figuraciones de la gente. Si pueden dejar de lado sus nociones, así como buscar las intenciones de Dios y los principios-verdad, serán capaces de sobrellevarlas. Si eres obcecado y te aferras a tus nociones con tozudez, entonces eso equivale a no aceptar la verdad, ni lo que es correcto, ni los requerimientos de Dios. Si no aceptas la verdad ni las cosas correctas, ¿acaso no se puede decir de ti que te opones a Dios? La verdad y las cosas positivas provienen de Él. Si no las aceptas y en su lugar te aferras a tus nociones, está claro que te opones a la verdad. Terminaremos aquí nuestra charla sobre las nociones de la gente relativas a creer en Dios. Lo que queda es que os la apliquéis a vosotros mismos en base a esos principios y a las palabras que hemos compartido hoy aquí. De los tres tipos de nociones, las relativas a creer en Dios son las más comunes y básicas. Las verdades relacionadas con estas nociones no son en realidad tan profundas, y por tanto no debe costar mucho resolver tales nociones.

Ahora vamos a compartir acerca de las nociones de las personas sobre la encarnación, que también son muchas. La gente posee multitud de figuraciones cuando no han visto al Dios encarnado, ¿verdad? Por ejemplo, creen que la encarnación debería entenderlo y verlo todo con claridad. En pocas palabras, creen que la encarnación de Dios debería ser excepcionalmente perfecta, que Él es demasiado bueno para que ellos puedan alcanzarlo o acercarse. Cuando no han conocido a Dios, estas figuraciones que tienen son nociones, y surgen de acuerdo con ciertos juicios o con el conocimiento, las creencias religiosas y la educación cultural tradicional que poseen. Una vez que han conocido a Dios, se crean nuevas nociones: “Así que este es el aspecto de Cristo. Así es como habla y esta es su personalidad. ¿Cómo puede ser tan diferente a lo que yo pensaba? Se supone que mi Dios no debería ser así”. De hecho, la gente no tiene idea ni puede explicar qué aspecto se supone que debe tener Dios. Al tiempo que crean constantemente estas nociones, también las niegan y se podan a sí mismos, pues creen que es erróneo albergar nociones y figuraciones, que las cosas que hace Dios son correctas, pero siguen sin poder entenderlas. Sus nociones afloran continuamente y se libra una batalla en su corazón, a medida que piensan: “Lo que hace Dios es correcto; yo no debería albergar nociones”. Sin embargo, no son capaces de dejarlas completamente de lado y siguen sin estar convencidos, de modo que no hallan la paz en su corazón. Piensan: “¿Es un ser humano o Dios? Si es Dios, entonces no lo parece, y, si es un ser humano, le resultaría imposible expresar tantas verdades”. Aquí es donde se atascan. Quieren encontrar a alguien con quién compartir, pero les resulta difícil hablar, les da miedo que se rían de ellos o que los demás digan que son estúpidos, que carecen de fe o que su entendimiento está distorsionado, y por tanto lo único que pueden hacer es reprimir lo que sienten. En cualquier caso, haya visto alguien a Dios o no, mientras se formen nociones y malentendidos en su corazón, existe un problema con su entendimiento. Dios expresa muchas verdades y habla sobre estas cuestiones con mucha claridad y lucidez, de modo que la gente pueda quedar convencida de corazón y de palabra. Cuando aún son capaces de formar nociones y malinterpretaciones en una situación así, esto deja de ser un problema tan sencillo. Algunos tienen nociones porque carecen de entendimiento espiritual, otros debido a su distorsionada comprensión, y otros tantos se crean nociones porque no aman la verdad y no la entienden en absoluto. Sea cual sea el caso, mientras las creencias e ideas de la gente no concuerden con las palabras de Dios, Su obra y Su esencia, y les impidan creer en Él, conocerlo y someterse a Su obra, o también generen en ellos ideas y perspectivas que cuestionen, malinterpreten, nieguen y se resistan a Dios, entonces todas son nociones y van en contra de la verdad.

A continuación, voy a compartir con vosotros varios ejemplos concretos. Es posible que muchos hayáis oído historias sobre Mí. Cuando empezaste a creer en Dios o te encontraste en alguna situación concreta, puede que alguien te contara algunos relatos que llenaron de emotividad tu corazón o te conmovieron hasta las lágrimas. Por ejemplo, alguien contó que cierto día de Año Nuevo todo el mundo se fue a casa para pasarlo allí mientras Cristo deambulaba solo por las calles, azotado por el viento y la nieve, sin una casa donde refugiarse. Tras oír esta historia, algunos se conmovieron extremadamente y dijeron: “¡Es muy difícil para Dios venir y vivir en el mundo! El género humano es muy corrupto y todos rechazan a Dios, y por eso sufre tanto. Parece que lo que Dios dice es verdad, que ‘las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza’. Estas palabras se han hecho realidad. ¡Dios es tan maravilloso!”. Creen que la grandeza de Dios ha surgido de esta historia, y es la conclusión que sacan de ella. Si bien os ha conmovido hasta el llanto al escucharla, ¿os habéis preguntado por qué a la gente le interesan este tipo de historias? ¿Por qué les conmueven? Albergan una especie de noción respecto a la carne de Dios, son exigentes con Su carne, y cuentan con una especie de estándar para medirla. ¿A qué noción me refiero? La de que, si Dios viene hecho carne, debe sufrir. Dios dijo: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”. Si estas palabras no se hubieran hecho realidad, si las condiciones de vida del Hijo del hombre no fueran así ni hubiera sufrido de este modo, sino que en su lugar disfrutara de la felicidad, la gente no lo admiraría, ni se sentiría motivada, ni querría cumplir con su deber, ni estaría dispuesta a sufrir ni siquiera un poco. Creen que Dios debería sufrir, y que solo si lo hace puede servir como ejemplo y modelo para el género humano. Creen que, cuando Dios llegue al mundo, no puede disfrutar de grandes riquezas ni de una posición, pues esos son aspectos mundanos. Dios vino al mundo específicamente para sufrir, y solo después de haberlo hecho puede dejar sin habla al género humano, conmoverlo con Su sufrimiento y que este lo admire, para acto seguido lo empiecen a seguir. La gente alberga esta especie de noción sobre Dios, razón por la cual se identifica con historias como esta y les resulta fácil aceptarlas. Así pues, ¿os gustaría saber si esta historia es verdad? ¿Esperáis que lo sea o que no? ¿Os resulta difícil responder a esto? Si fuera cierta, la gente la consideraría muy acorde a sus propias nociones; si no, ¿destruiría eso el heroico ejemplo en el fondo de vuestro corazón? ¿Os impactaría? ¿Supondría un golpe para vosotros? En realidad, carece de importancia que sea verdad o no. ¿Qué es importante? Diseccionar las nociones de las personas. Todo el mundo tiene una noción y un estándar según el cual medir al Dios encarnado, Su vida, Su entorno vital, Su calidad de vida y Su comida, vestimenta, vivienda y transporte, y dicha noción consiste en que, ahora que Dios ha venido, debe sufrir. Además, en el corazón de la gente, Cristo debe sin duda ser influyente y merecer reverencia, admiración y adoración: ha de ser capaz de leer extremadamente rápido y no olvidar nunca nada que haya visto, ha de tener habilidades excepcionales que van más allá del alcance de la gente normal, y debe incluso ser capaz de hacer señales y prodigios, lo que lo convierte en digno de que lo sigan y en merecedor del título de “el Dios poderoso”. Si las nociones y figuraciones de la gente se cumplieran en la vida real, serían muy enérgicos y confiados en su fe. Si las cosas que en realidad suceden están reñidas con sus nociones y figuraciones, como ver que Cristo todavía está perseguido por las autoridades que gobiernan, entonces la gente piensa: “Dios todavía padece el dolor de la persecución; ¡este no es el héroe ni el Salvador que yo me imaginaba!”. Y entonces les parece que no merece la pena creer en Él. ¿No es esto producto de sus nociones? ¿Cómo nacen estas? Un aspecto es que surgen de las figuraciones de las personas, mientras que otro es que en ellas influye la imagen de la gente famosa y notable, lo cual provoca que se formen definiciones incorrectas de Dios. La gente cree que la vida de la gente famosa y notable es simple, que les puede durar un cepillo de dientes 20 o 30 años y que arreglan una única prenda de ropa y llegan incluso a llevarla toda la vida. Algunos comen sin desperdiciar nada, incluso lamen el plato al terminar y recogen cualquier pedacito de comida que se cae, de tal modo que los demás se crean una impresión extraordinaria de esta gente notable en su corazón, y se sirven de tales impresiones para medir al Dios encarnado. Se crean nociones si Él no se ciñe a sus impresiones, pero no lo hacen si el Dios encarnado coincide exactamente con ellas. ¿Se ajusta a la verdad que la gente compare a Cristo con estas cosas? ¿Coincide con la verdad lo que hacen los famosos y la gente notable? ¿Tienen esencias-naturaleza de santos? De hecho, esta gente famosa y notable son todos unos demonios y unos reyes diabólicos, y ni uno de ellos posee la esencia de la humanidad normal. Aunque pueda parecer que cuenten con ciertos méritos si se miden con nociones humanas, en cuanto a sus esencias-naturaleza y sus acciones, en esencia son todos diablos y satanases. ¿Acaso no es una blasfemia contra Dios tomar la imagen de los diablos y de los satanases para compararla con Él? Los satanases y los diablos son siempre los mejores a la hora de disfrazarse. Todo lo que dicen y hacen se ajusta en apariencia a las nociones y figuraciones de la gente, y solo dicen cosas agradables. Sin embargo, todo lo que planean en su corazón y lo que hacen entre bastidores son cosas vergonzosas y diabólicas y, si nadie los pone en evidencia, nadie los puede ver venir. Todo lo que dicen los satanases y los reyes diabólicos es hipócrita y desorientador, y aquellos que entienden la verdad serán capaces de percibirlo con claridad. Alguna gente siempre compara la imagen de los diablos y de la gente notable con el Dios encarnado y, cuando no coincide, no se sienten cómodos, se crean nociones y nunca se deshacen de ellas. ¿Hay mucha gente así? No cabe duda. A algunas todavía les preocupa si la historia que acabo de relatar ahora mismo es cierta o no. Cuando la oí por primera vez, me desconcertó que la persona involucrada, o sea, Yo, no supiera lo que supuestamente me había sucedido. Se trataba de una enorme broma y de una gran mentira. No era verdad. En aquella situación, si bien no había muchos hermanos y hermanas que hubieran aceptado esta etapa de la nueva obra, hubo algunos que la aceptaron cuando Dios empezó a pronunciar Sus palabras. Es más, todos eran creyentes en Jesús que habían aceptado esta etapa de la obra. Todos estaban dispuestos a mostrarle amor y de ninguna manera le habrían cerrado la puerta en la cara a Cristo; jamás hubieran hecho tal cosa. En Año Nuevo, alguna gente me invitó a su hogar. Además, con tantos hermanos y hermanas, ¿quién no me habría acogido si hubiera ido al suyo? Decir algo semejante daba a entender que los hermanos y hermanas estaban siendo rebeldes y nadie quería acogerme en ninguna parte. ¡Se trataba de un intento de acusar a los hermanos y hermanas y de difundir rumores sobre ellos! Nada tenía ningún fundamento y está claro que era un invento de cierta gente con motivaciones ocultas, y aun así os lo creísteis. ¿Cómo es posible? Porque la gente alberga ciertas nociones sobre la encarnación y hacen estas exigencias relativas a sus sentimientos, sus deseos y su configuración psicológica, y, así pues, están dispuestos a escuchar tales historias. Algunos aprovecharon la oportunidad para inventárselas y luego hicieron todo lo posible para difundirlas y divulgarlas, para adornarlas y posteriormente inferir e inventar cosas. Al final, cada vez más gente acabó oyendo estas invenciones y las consideró ciertas. Si Yo no hubiera aclarado este asunto, nunca en la vida hubierais sido capaces de distinguir lo verdadero de lo falso. ¿Lo entendéis ahora? Nunca ocurrió, así de sencillo.

Ahora os contaré algunas cosas para que, a partir de ellas, entendáis qué nociones existen acerca de la encarnación y de Cristo. Cuando no hacía mucho que había empezado esta etapa de la nueva obra de Dios, la iglesia necesitaba componer algunos himnos, y Yo también escribí uno. En aquel tiempo, ya se había dado testimonio del Dios encarnado. Después de leer Mi himno, algunos pensaron que era maravilloso, pero hubo una persona que dijo algo muy raro: “¿Cómo has escrito este himno tan rápido? ¿Cómo se te han ocurrido tantas palabras?”. Oír esto me desconcertó y pensé: “¿Le hacen falta palabras a uno para escribir una canción? ¿Ha de ser un entendido? ¿Qué se piensa entonces que son todas estas palabras que he expresado?”. Tenía una noción, una idea, creía que estas palabras que expresaba la encarnación solo eran palabras y artículos, no pensó, no comprendió, que se trataban de la verdad. Todo lo que hacía la encarnación le parecía muy opaco. Como no entendía la verdad, se servía de las palabras de los no creyentes para explicarlo, y la gente se sentía incómoda y asqueada al oír aquello. Esta persona no tenía entendimiento espiritual e incluso ahora sigue habiendo gente así. Entonces, ¿con qué clase de nociones está relacionado esto? Esta persona no negaba la encarnación ni a Cristo; hizo uso de una noción para medir lo que había sucedido. Creía que Cristo ha de ser un experto y ser cultivado y que, cuando se halla entre otras personas, debe ser capaz de convencerlas por completo. Incluso si Cristo no fuera muy cultivado, Su calibre, talentos y habilidades deben ser mejores que los de los demás, es decir, ha de ser mejor que otros en ciertas cosas o ser diferente al resto de ciertas maneras para ser digno de ser Dios y Cristo. Creía que Cristo podría ser Cristo si estaba cualificado para serlo. Decía tal cosa porque no creía que para serlo bastara con que Él poseyera Su esencia. ¿Qué obstáculos le impone esta clase de noción a la gente para creer en Dios y para su entrada en la vida? Emplearán su cerebro para analizar las palabras de Dios y examinar y estudiar Su carne, y siempre lo estudian y piensan: “¿Es lógico lo que dice esta persona? ¿Se ajusta al pensamiento normal? ¿Se ciñe a las reglas gramaticales? ¿De dónde lo aprendió?”. No buscan la verdad en las palabras de Dios, no las comprenden desde la perspectiva de aceptar la verdad y no las aceptan como tal. En su lugar, se sirven de su cerebro y su conocimiento para analizar, estudiar y cuestionar. Al margen de qué clase de puntos de vista o nociones use la gente para medir o abordar a esta persona, ¿cuál es el resultado final? (No pueden obtener la verdad). No cabe duda de que no pueden obtenerla. Hay otro aspecto que no has entendido, y es que las personas no son capaces de corroborar si Él es la encarnación o no; ¿acaso no es algo crucial? (Sí). Cuando escuchan los sermones que hace y los misterios que revela, muchos corroboran que es Dios, sin lugar a la duda, que Sus palabras son la verdad y la vida y que provienen de Él. Sin embargo, si siempre estudian a Dios en función de nociones y nunca aceptan Sus palabras como la verdad, ¿cuál es el resultado final? Siempre cuestionarán la identidad y esencia de esta persona y Su obra, es decir, no serán capaces de verificar si es un ser humano o es Dios, pensarán que tal vez se trata de un mensajero que Él ha enviado, o quizás de un profeta, ya que ningún humano puede expresar las cosas que Él dice. Hay quienes no reconocen que esta persona es Dios porque tienen multitud de restricciones y limitaciones y muchas nociones que no se corresponden con esta carne. Cuando es así, esta gente no busca la verdad, sino que continúa aferrándose a sus nociones, de modo que acaban estancados. Cuando le dices a una persona así que realice un esfuerzo en su fe, cuenta con muchas nociones de las que no puede desprenderse y, cuando le pides que se marche, nace en esta el temor a no ser bendecida. ¿Hay gente así? ¿Sois como ellos? Aunque la mayoría de vosotros habéis confirmado que esta persona es sin duda el Dios encarnado, en realidad solo lo hacéis al 80 o 90 por ciento, y todavía queda un 10 o 20 de duda y cuestionamiento. Se puede decir que básicamente lo habéis confirmado, mientras que la duda y el cuestionamiento que quedan no son temas tan urgentes. La resolución de estas nociones está a nuestro alcance, pero puede suponer un problema si estas nociones y cuestiones no se resuelven a tiempo. En lo que respecta a vuestras nociones, ¿cómo debería trataros para que os quedéis satisfechos, para que penséis que esto lo hace Dios y así es como se supone que Él debe tratar a la gente? ¿Debería hablar en voz baja y luego preocuparme por vosotros y prestaros atención en todo? Si un día me entero de que algunos habéis hecho algo absurdo y os suelto una buena reprimenda, os dejo en evidencia y os juzgo con dureza y daño vuestra autoestima, ¿tendréis la sensación de que no soy como Dios? Creéis que Dios es el más amable, el más amoroso, y que está lleno de cariño, ¿qué puedo hacer entonces para ser el Dios de vuestras nociones y figuraciones? Si le seguís haciendo tales exigencias a Dios, carecéis de razón alguna y no lo conocéis realmente.

Os voy a contar otra cosa sobre las nociones relativas a la encarnación. Cuando estaba en China, hace dos décadas, Yo no tenía ni veinte años, y a esa edad la gente no posee mucha experiencia ni madurez en su discurso y sus acciones; como es natural, hablan y actúan como la gente joven. No sería normal que lo hicieran como gente mayor, lo común es ser igual que los de tu mismo grupo de edad. Dios creó al género humano y ordenó un patrón de crecimiento normal para el hombre. Por supuesto, Dios mismo encarnado no es una excepción, y siempre vive y experimenta la vida de acuerdo con este patrón, que proviene de Dios, y Él no va a vulnerarlo. Por tanto, antes de que el Dios encarnado alcanzara la edad de 20 años, no cabe duda de que algunas de Sus conductas se correspondían con las de una persona joven. Por ejemplo, tras una mudanza, varios hermanos y hermanas se dejaron unos bolígrafos y cuadernos. Me pareció una pena que se perdieran y, como los hermanos y hermanas también necesitaban tomar notas, los empaqueté y los compartí con unas pocas hermanas. Entonces alguien se creó una noción y dijo: “El que quiera estas cosas, que venga a recogerlas. ¡Al compartirlas estás actuando como un niño!”. Esto es lo que dijo. ¿Se trata de un asunto importante o de uno menor? Sería normal que alguien juzgara que cierta persona corriente está actuando como un niño, es algo que se dice y a lo que nadie presta atención ni se toma en serio. Nadie pensaría tampoco que decir eso era una noción o una opinión, sino que se lo tomaría como lo que es. Sin embargo, ¿qué enfoque tenía al decirme aquello a Mí? ¿Cuál era su naturaleza? Según sus nociones y figuraciones, aunque el Dios encarnado no había cumplido los 20 años, debía actuar como alguien maduro, sentarse con solemnidad todos los días con la vista clavada al frente, con aspecto de ser una persona mayor sabia y experimentada que nunca hace bromas ni charla, y que es especialmente firme y serena. En el momento que me comporté de una forma o hice algo que contradecía lo que haría alguien maduro, como compartir bolígrafos y cuadernos con algunas hermanas, alguien condenó Mis actos y los consideró infantiles, impropios de Cristo y del Dios en su mente, porque se supone que el Dios encarnado no debía actuar como un niño en ningún caso. ¿No definían así al Dios encarnado? ¿Esta definición es una especie de condena y de juicio, o se trata de una especie de apreciación y afirmación? (Es condena y juicio). ¿Por qué es una especie de condena? ¿Es posible que estuviera negando a Dios al comparar al Dios encarnado con un niño? ¿Qué tenía de malo decir eso? ¿Cuál era el problema fundamental de que se formara esta noción? (Negaba la humanidad normal de la encarnación y la normalidad y practicidad de Dios. Es como lo que acaba de decir Dios, que, al igual que los seres humanos creados, la encarnación sigue un patrón de crecimiento normal. Sin embargo, esa persona consideraba a Dios especialmente sobrenatural y por tanto no comprendía la encarnación. La naturaleza de esto es la negación y la condena de Dios, y es una blasfemia). Eso es, su negación era la esencia del problema. ¿Por qué negó al Dios encarnado de esta manera? Porque en su corazón albergaba una noción sobre el Dios encarnado y pensaba: “Eres Dios, así que no puedes revelar Tu humanidad normal correspondiente a Tu edad. No tienes ni 20 años, pero debes tener la madurez y experiencia de alguien de cincuenta. Eres Dios, así que, en Tu vida, debes alterar el patrón de crecimiento de la humanidad normal. Has de ser sobrenatural, diferente a los demás, y solo entonces puedes ser Cristo y el Dios que tenemos en nuestra mente”. Esta era la noción que tenía. ¿Y cuál era la consecuencia de esta? ¿Se habría puesto de manifiesto tal noción de no haber ocurrido esto? Nadie lo sabe, es solo que quedó en evidencia mediante este asunto. Si hubiera tenido una noción sobre ello, pero hubiera pensado que las personas no eran capaces de entender a fondo lo que Dios había hecho y no hubiera hablado de manera imprudente, entonces habría dispuesto de espacio para buscar y esto hubiera sido excusable. La gente no comprende la verdad y hay muchas cosas que son incapaces de entender en profundidad. Sin embargo, aunque sea así, los hay que juzgan y condenan, mientras que otros no se expresan de manera imprudente y, en vez de eso, aguardan y buscan la verdad; ¿acaso no radica aquí una diferencia de naturaleza? (Sí). Por tanto, ¿cuál fue la naturaleza de que esta persona no fuera capaz de entenderlo en profundidad? Recurrió de inmediato a la condena, y esto supuso un problema grave. Una vez que la gente se crea nociones, en ella surge la duda e incluso la condena y la negación respecto al Dios encarnado, y esto es de una gravedad extrema.

Acabo de dar tres ejemplos de nociones sobre la encarnación. En estos se evidencian ciertos problemas, y hay que tratar de encontrar cuál es la verdad en ellos. ¿Cuál es la primera noción? (Las personas acotan al Dios encarnado dentro de su propia definición de persona notable, creen que Dios debe sufrir a fin de ser un modelo para el género humano). Se trata de una noción que tiene la gente: el Dios encarnado debería sufrir más y dar ejemplo, ser un modelo para el género humano. ¿Cuál es la segunda noción? (Se cree que Cristo debería ser entendido y cultivado, más que la gente corriente, y que solo entonces es Cristo). Muchos ahora todavía creen que las declaraciones y la obra de Dios provienen de Su conocimiento y Sus dones, o de ciertas cosas que ha dominado y entendido; esta es una noción. ¿Y cuál es la tercera? (La gente cree que Cristo no debe mostrar ninguna revelación de humanidad normal). Para ser más específicos, se supone que el Dios encarnado es sobrenatural y ha de ser diferente a los demás y tener habilidades sobrenaturales. Si Cristo fuera normal y corriente en todos los sentidos, la fe en Dios de la gente sería débil, y dudarían de Dios e incluso lo negarían; todo el mundo ama al Dios sobrenatural. ¿Es beneficioso para vuestro entendimiento de la verdad que os cuente estas historias? (Sí). Debería resultar de utilidad. Tal vez lo considerarais abstracto si compartiera este aspecto de la verdad sin una base objetiva, y no sabríais a qué se refiere en realidad. Sin embargo, lo que os he contado son ejemplos concretos, y al oírlos, los consideráis prácticos y fáciles de entender, y por medio de estas historias os resulta posible comprender algunas verdades. No obstante, ¿sois capaces de aprender a usar la verdad para medir y abordar otras cosas cuando os las encontréis? Si sois capaces de aplicar la verdad, eso demuestra que tenéis entendimiento espiritual y comprendéis la verdad en estas historias; si no, carecéis de entendimiento espiritual y no habéis comprendido la verdad en ellas. Si eres capaz de descubrirla entre las circunstancias de estas historias, así como de conocer cuáles son las intenciones de Dios, lo que debes entender, diseccionar y en qué entrar y qué verdades debes buscar y obtener, entonces tienes entendimiento espiritual. Si, cuando haya terminado de contar estas historias, te interesas mucho en tales cosas y las recuerdas, pero dejas la verdad de lado, no tienes entendimiento espiritual. Si de veras entendéis la verdad de estas historias, no las habré contado en vano. Mientras os ayude a entender la verdad, os daré algunos ejemplos prácticos. Da igual cuál sea el problema, lo voy a diseccionar; si os ayuda a tener entendimiento y a ser capaces de entender la verdad y contemplar las cosas con claridad, no me importa contar las historias que hagan falta. En realidad, no os quiero contar estas cosas, ni mucho menos historias sobre lo que es correcto y lo que no, pero, si os ayudan a entrar en la verdad, os las contaré; en tanto que os ayuden a entender la verdad, no me importa hablar un poco más. Sin embargo, si os desagrada que charle sin parar, no me quedará otro remedio que hablar menos.

¿Qué nociones se deberían resolver a partir de estas historias que os he contado? Primero debéis entender cómo define Dios en esencia la humanidad de esta carne en lo que respecta al Dios encarnado. Es normal y corriente y puede vivir entre los seres humanos corruptos y participar en todas las actividades de la humanidad normal, y no pertenece a una clase diferente. Puede ayudar, guiar y liderar a las personas. Ya se trate de Su humanidad normal o Su divinidad o Su personalidad, sin importar qué aspecto, no cabe duda de que debe ser capaz de lidiar con la obra que lleva a cabo y el ministerio que realiza. Este es el estándar según el que Dios mide a Cristo y a la encarnación; es un estándar de Su obra y de Su definición. Cuando el Señor Jesús realizó Su obra, Su humanidad poseía algunos aspectos sobrenaturales comparada con la encarnación actual. Él podía hacer milagros: fue capaz de maldecir la higuera, de reprender al mar, de sosegar al viento y las aguas, de sanar a los enfermos y de expulsar demonios, y de alimentar a cinco mil personas con cinco panes y dos peces, entre otras cosas. Sin embargo, pese a ello, Su humanidad normal y Sus necesidades básicas parecían muy normales y prácticas. No nació con 33 años y medio y luego lo crucificaron. Vivió hasta esa edad y experimentó cada día, cada año, minuto a minuto y segundo a segundo, hasta que al final lo crucificaron y completó así Su obra de redimir al género humano. Solo después de alcanzar esa edad de 33 años y medio en este mundo pudo la encarnación completar esta obra. ¿Acaso no es práctico? (Lo es). Es práctico. Respecto a la etapa de la obra que Dios realiza ahora, todo lo que Él os dice y toda verdad que comparte se fundamenta en vuestra estatura, en vuestro nivel de crecimiento en la vida y en el entorno al completo que dispone Dios, y por tanto contemplo qué verdades serán más apropiadas para compartir con vosotros y cuáles quiero que entendáis. Desde fuera, parece que esta carne reflexiona sobre tales cosas, cuando de hecho el Espíritu de Dios obra de manera simultánea. Mientras esta persona coordina, el Espíritu de Dios lo guía todo. Si te lo planteas de este modo, no dudarás de la esencia de esta carne ni de Su identidad; nunca cuestionarás tales cosas. Lo que hago con vosotros y las exigencias que os impongo no pueden discrepar nunca del plan de gestión completo del Espíritu de Dios. Progresan juntos, avanzan en la misma dirección y se apoyan el uno al otro. Si el Espíritu de Dios no vistiera esta carne, no sería capaz de hablar con vosotros cara a cara, no podríais oír lo que Él dijera, y no os sería posible entender qué requiere de vosotros. Sin embargo, si solo existiera esta carne y el Espíritu de Dios no estuviera en Él, ¿sería semejante carne capaz de cumplir obra alguna? Desde luego que no. Si Dios no se hiciera carne, ningún ser humano sería capaz de llevar a cabo esta obra. Por tanto, esta carne normal tiene que vivir de esta manera cada día, cada mes y cada año, momento a momento, con Su humanidad siempre madurando, Su experiencia siempre creciendo, al mismo tiempo que se esfuerza constantemente por ser capaz de emprender la obra que requiere el plan de gestión de Dios. Al cumplir con esta etapa de la obra, empecé a obrar en la iglesia cuando no tenía ni 20 años y me puse en contacto con los hermanos y hermanas. Empecé a asistir a reuniones, a dar charlas y a recorrer las iglesias, y me puse en contacto con toda clase de personas. Desde aquel momento hasta ahora, me parece que ha crecido sin cesar Mi habilidad para el lenguaje y para contemplar a las personas y las cosas. ¿Cómo difiere este incremento en Mis habilidades de vuestras circunstancias? Tenéis que experimentar mediante las palabras que digo y las verdades sobre las que hablo y, a medida que experimentáis, poco a poco obtenéis la certeza de que las palabras que digo provienen de Dios, son la verdad, son ciertas y son palabras que pueden conduciros a lograr un cambio de carácter y a conseguir la salvación. En cuanto a Mí, mientras hacéis progresos, Mi crecimiento se vuelve más profundo. A medida que Mi comprensión de vosotros continúa creciendo, también hago sin cesar que las cosas que quiero decir sean capaces de suplir vuestras necesidades paso a paso. Hay quien dice: “Quieres suplir nuestras necesidades, hacer que nuestra estatura crezca poco a poco, que podamos cambiar y progresar cada vez más en la senda de la salvación y que nuestra relación con Dios se vuelva cada vez más estrecha, ¿cómo vas a conseguirlo?”. No tienes que preocuparte. Yo nunca pido nada, no necesito ayunar ni orar ni hacer ninguna petición, como hace aquel que pide que llueva, para que Dios me proporcione enseguida algunas palabras para proveeros. No me hace falta hacer eso. Dado que esta carne es Dios mismo y Él realiza este ministerio, por consiguiente, Él expresa la verdad para proveer a la gente: esta es la diferencia entre la encarnación de Dios y los seres humanos corruptos. Por tanto, no hace falta que me empeñe en entender lo que necesitáis; sin embargo, aquello con lo que quiero proveeros y compartir con vosotros es sin duda lo que necesitáis. Lo único que tenéis que hacer es avanzar tras la estela de Mis palabras y de Mi obra, y vuestro estado comenzará a mejorar y vuestra vida también progresará cada vez más. Al mismo tiempo, el Espíritu de Dios desempeñará Su obra en conjunto mientras os riego. De hecho, es Su Espíritu el que coopera con Su humanidad, y Su humanidad coopera con Su divinidad; obran al mismo tiempo. Estoy aquí regándoos y el Espíritu de Dios está entre vosotros, obrando, esclareciendo e iluminando, y luego dispone situaciones y crea condiciones para vosotros, de modo que podáis entrar en diversas verdades. Su humanidad y divinidad obran juntas de esta manera. Así pues, ¿hay algún ser humano que pueda lograr esta colaboración entre la carne y el Espíritu? Por supuesto que no. Por consiguiente, si no tratas de conocer la gestión al completo de Dios ni de abordar esta carne desde este aspecto de la verdad, nunca serás capaz de entender exactamente cuál es la esencia de esta carne, en qué consiste y cómo desempeña Su obra exactamente. Si no puedes entender semejantes cosas, nunca tendrás la certeza de si se trata de un ser humano o de Dios. Sin embargo, si puedes observar con claridad este nivel o lo alcanzas en tu experiencia y lo aprecias, entonces serás consciente de que, mientras la carne de Dios —Cristo— obra en la tierra, el Espíritu Santo obra conjuntamente y desempeña la misma obra, cosa que nadie entre todo el género humano puede lograr. Y mientras obra el Espíritu, la carne lo hace en conjunto con la obra de Este. Son complementarios, consistentes y nunca discrepan entre sí. Algunos dicen: “A veces, cuando me encuentro con pruebas, el Espíritu Santo me esclarece para que aprenda las lecciones. Sin embargo, Tú expresas otras verdades. ¿En qué consiste todo eso?”. Aquí no hay contradicción ni conflicto, así de sencillo. Cristo expresa la verdad paulatinamente y en el orden adecuado, mientras que el Espíritu Santo guía a cada uno en su experiencia a niveles diferentes; no existe un enfoque uniforme para todos. Cristo predica al dar charlas sobre la verdad en función de los asuntos fundamentales que de veras existen para el pueblo escogido de Dios, y la guía del Espíritu Santo se basa también en las circunstancias individuales. Aquí no existe contradicción ni conflicto alguno. La gente cuenta con estaturas distintas en diferentes momentos y etapas, mientras que toda la obra que desempeña Dios radica en la verdad que expresa, es decir, la verdad, el camino y la vida tal y como Dios habla de ellos. Su obra no va más allá de este ámbito; todo es verdad. ¿En qué se basan las verdades con las que te esclarece el Espíritu Santo y la luz que Él te permite ahora entender? Se basan en esas verdades que Cristo expresa ahora, es decir, la verdad, el camino y la vida que ahora te permite entender. Hay quien dice: “No Te necesitamos en esta carne. Nos basta con el Espíritu Santo para esclarecernos y guiarnos. Igualmente obtendremos luz y esclarecimiento nuevos sin Ti, y entraremos en la nueva era y lograremos la salvación de la misma forma”. ¿Resulta defendible esa afirmación? (No). La gente religiosa ha creído en Jesús desde hace dos mil años y el Espíritu Santo la ha guiado todo ese tiempo, ¿y qué han obtenido? Solo el evangelio de la redención, y han disfrutado de mucha gracia de Dios, sin embargo, no son capaces de obtener estas verdades que Dios expresa en los últimos días. Por tanto, si la encarnación de Dios no estuviera aquí en los últimos días expresando tantas verdades, ¿qué seríais capaces de obtener? Serías igual que esa gente religiosa, ganarías mucho esclarecimiento del Espíritu Santo y mucha gracia, o también Dios te elegiría y usaría y podrías ser un profeta o un apóstol, pero, si no aceptas estas verdades que expresa la encarnación de Dios de los últimos días, no tendrás manera de que se te perfeccione, de entrar en el reino de los cielos ni de recibir la aprobación de Dios.

Ahora sois capaces de aceptar la encarnación, si bien aún contáis con ciertas nociones sobre la esencia de esta y nunca tenéis la certeza de que se trate del Dios práctico. Si ahora entabláramos una conversación y descubrierais que tampoco entiendo algunas cosas del mundo exterior, ¿os crearíais nociones? Algunos no serían capaces de pasarlo por alto y pensarían: “Tú tampoco lo entiendes. No debería ser así. Eres el Dios encarnado, así que deberías comprenderlo todo. No debería haber nada que no supieras ni pudieras hacer. Aunque no seas capaz de estar en todas partes al mismo tiempo, ¡deberías saberlo todo igualmente!”. ¿No es esta una noción que tiene la gente? (Sí). Esto también es una noción. ¿Qué concepto hay detrás de la humanidad normal de la encarnación? La existencia de una lógica humana normal en la manera de pensar de la encarnación; no es sobrenatural, no es indefinida ni tampoco hueca. Puede lograr lo mismo que se consigue con el pensamiento de la humanidad normal por medio del estudio, aunque no posea necesariamente más conocimientos sobre esos temas que alguien con la competencia relevante, lo cual es normal. Además, habla y actúa de acuerdo con la lógica y el pensamiento de la humanidad normal, y no de manera sobrenatural. Por ejemplo, el pensamiento de la humanidad normal avanza peldaño a peldaño, y así es como piensa también la encarnación. ¿Por qué es así Su humanidad normal? ¿Es razonable? (Sí). ¿Por qué consideras que lo es? ¿Cuántos peldaños sube una persona normal de una vez? (Uno). Lo normal es subir un escalón a cada paso. Si Yo subiera varios de un salto y entrara en casa de inmediato, ¿seríais capaces vosotros de hacer lo mismo? (No). No lo seríais. Y si Yo insistiera en que lo hicierais, ¿qué haríais? ¿Os sería posible lograrlo? (No). No lo lograríais. Se fundamenta en las necesidades de aquellos a quienes va dirigida la obra. Así es como Yo hablo sobre la verdad, tomo un tema y un asunto central y luego hago todo lo que puedo para hablar concreta y completamente, cuento historias, doy ejemplos, digo las cosas una y otra vez y, aunque lo haga así, todavía hay muchos que no entienden ni captan el sentido. Así que, si no hablara en tanto detalle y si explicase solo lo más profundo y general, no seríais capaces de ganar ni entender nada, y esta obra sería vacía y nada práctica. Podéis avanzar subiendo un peldaño a cada paso, y Yo guiaré vuestro progreso haciendo lo mismo, de modo que podáis seguirme el ritmo. ¿Qué resultado obtendríamos si Yo subiera cuatro escalones de una vez? Nunca podríais seguir Mi ritmo. Si Mi pensamiento fuera avanzado y capaz de progresar a pasos agigantados y vosotros no tuvierais posibilidad alguna de alcanzarlo, la encarnación perdería todo el sentido. Por tanto, por muy normal y práctica que sea Su carne, tanto que pudiera parecer que Él no cuenta con las capacidades de un Espíritu de Dios, todo esto es por las necesidades del género humano. Como la gente a la que ahora provee Dios son aquellos a los que Satanás ha corrompido, que no entienden ninguna verdad y son incapaces de comprenderla, al hacerse carne, Él debe poseer el pensamiento más básico de la humanidad normal. ¿De cuál se trata? De que, cuando habla, la gente con un calibre medio, e incluso la que carece un poco de este, es capaz de entenderlo. Mientras su pensamiento sea normal, todo el mundo puede entender lo que Él dice, de lo que habla y las verdades que predica, y luego aceptar la verdad. Solo de esta manera, cada etapa de la obra que Dios realiza y todas las palabras que pronuncia causan efecto y obtienen resultados. ¿Acaso no es esto realista? (Sí). Por tanto, si la gente se aferra a las nociones y no se desprende de ellas, si dice: “En el pasado, algunos emperadores estaban dotados de una memoria extraordinaria y eran capaces de leer diez renglones de un vistazo. ¿No debería ser Dios así? Si no posees estos dones, no podremos seguirte, ya que eres demasiado corriente. Sería maravilloso que tuvieras el aspecto de un pez gordo”, ¿qué observas a raíz de esto? Satanás ha corrompido a la gente hasta tal punto que su ignorancia ya no tiene remedio. Poseen algo de pensamiento humano normal y calibre y, como Él los ha escogido y obrado en ellos, también tienen corazón para seguir a Dios y un poco de conciencia y razón; si dejamos eso a un lado, no entienden nada. No es solo que no entiendan ninguna verdad, ni siquiera entienden tampoco lo que es la humanidad normal, qué son las actitudes corruptas, cómo nacen las nociones y las figuraciones, cómo resolverlas, cómo han de abordar a Dios o, al menos, qué conciencia y razón deberían poseer, entre otras cosas. No importa lo fácil de entender que sea el lenguaje que utilice Dios, la gente no lo comprende del todo, solo lo hace superficialmente. Decidme, al enfrentarse a un grupo de personas corruptas que no entienden nada, que se oponen a Dios, ¿qué clase de esencia, de humanidad y de pensamiento humano normal debería poseer el Dios encarnado a fin de ser capaz de guiar a tales personas ante Dios? Contadme, ¿qué debería hacer Dios? Hay quien dice: “¿Acaso Dios no lo puede todo? ¿Por qué no muestra muchas señales y prodigios para conquistar a la gente?”. Esta es una noción que habita en la mayoría de los corazones de las personas. No se cuestionan si es posible revelar y resolver las actitudes corruptas al hacer señales y prodigios y por medios sobrenaturales. ¿Puede la verdad introducirse en la gente por medios sobrenaturales? ¿Convencería esto a Satanás? (No). El hecho de que digáis “no” tal vez sea una especie de doctrina, pero, cuando hayáis experimentado hasta cierto día, entonces seréis conscientes de lo insensibles, torpes, rebeldes, intransigentes y perversas que son las personas, y hasta qué punto no aman la verdad. Cuando hayáis experimentado hasta cierto día, entenderéis entonces que la encarnación de Dios, esta carne de humanidad normal, es lo que necesita el conjunto de los seres humanos. Por tanto, si aún tienes todo tipo de figuraciones y nociones, para ti eso implica una actitud irresponsable y para Dios es una blasfemia; supone negar y cuestionar Su meticulosa intención de salvar al género humano. Si crees: “Tenemos conocimientos, educación e inteligencia. Hemos nacido en los últimos días, y algunos hemos recibido educación superior en el mundo y contamos con ciertos antecedentes familiares. Somos personas modernas, cultivadas, y tenemos razones para rechazar a un Cristo tan excesivamente ordinario y normal al que todo el mundo menosprecia; nos cargamos de razones para crearnos nociones sobre Ti”, entonces, ¿qué clase de problema es este? ¡Esto es rebeldía y no conocer la diferencia entre el bien y el mal! La gente puede resolver sus nociones una vez que han surgido, pero, si después de haberlas resuelto, todavía rechazan con terquedad aceptar la encarnación de Dios o el lado de Cristo con humanidad normal, esto les va a causar problemas y les va a impedir lograr la salvación. Cuando hayas tenido experiencia hasta cierto día, entenderás que, cuanto más normal sea la encarnación de Dios, Su humanidad normal y todo lo que Él tiene y revela, mayor es nuestra salvación y más son lo que necesitamos. Si la encarnación de Dios fuera sobrenatural, entonces ninguno de quienes viven en la tierra podría obtener la salvación. Es precisamente debido a la humildad y escondimiento de Dios, a la normalidad y practicidad de este Dios aparentemente común y corriente, que el género humano tiene la oportunidad de alcanzar la salvación. Como las personas albergan rebeldía, actitudes corruptas satánicas y esencia corrupta, se producen todo tipo de nociones, malentendidos y conflictos hacia Dios; incluso ocurre que, como resultado de estas nociones, la gente frecuentemente niega a este Cristo con orgullo y confianza en sí misma y niega Su humanidad normal, lo cual es un gran error. Si deseas alcanzar la salvación, si deseas recibir la salvación de Dios y Su juicio y castigo, primero debes hacer a un lado tus distintas nociones y figuraciones y definiciones erróneas acerca de la humanidad normal de Cristo; debes hacer a un lado tus distintos puntos de vista y opiniones acerca de Cristo y debes encontrar una manera de aceptar todo lo que venga de Él. Solo entonces las palabras que Él pronuncia y las verdades que Él expresa encontrarán cierta entrada en tu corazón y se volverán tu vida poco a poco. Si deseas seguirlo, debes aceptarlo todo respecto a Él; has de aceptar por completo tanto Su Espíritu como Sus palabras o Su carne, todo. Si de veras lo has aceptado, no deberías oponerte a Él, ni malinterpretarlo siempre, ni mostrarte rebelde al confiar en tus nociones, ni mucho menos deberías aferrarte a ellas, ni dudar siempre de Él e incluso mostrarte discrepante y reticente. Esta especie de actitud solo te hará daño y no te causará ningún beneficio en absoluto. ¿Podéis aceptar lo que digo? (Sí). Está bien, así que ahora daos prisa y buscad la verdad para resolver vuestras nociones. Este problema pertenece a las actitudes corruptas y, si no las resuelves, entonces debes morir a causa de ellas.

Así, en lo que respecta a la forma en que Dios desempeña Su obra en los últimos días, a pesar del hecho de que hay quienes producen ciertas figuraciones y nociones sobre ello, en su mayor parte estas no pueden obstaculizar su fe en Dios, y la gente no dirá a la ligera que no cree en Dios y que lo niega. ¿En qué consiste este fenómeno? Es el resultado que se logra por medio de las palabras de Dios. Las palabras y la obra de Dios han conquistado a las personas, que básicamente aceptan a Cristo como su Dios. En este sentido, han establecido un fundamento básico sobre el camino verdadero, y lo consideran claro y seguro. ¿Se han resuelto sus malentendidos sobre Dios cuando se ha logrado este resultado? (No). Que no sea así demuestra que todavía albergan muchas figuraciones, exigencias y nociones sobre el Dios encarnado y Cristo. Estas nociones pueden guiar tus pensamientos, el rumbo y las metas de tu búsqueda, y también influir con frecuencia en tu estado. Cuando las cosas que te encuentres no afecten a tus nociones, aún eres capaz de comer y beber de las palabras de Dios y cumplir tu deber con normalidad. En el momento en que algo choca con tus nociones y va más allá de ellas y surgen contradicciones, ¿cómo lo resuelves? ¿Das rienda suelta a tus nociones o las podas, las refrenas y te rebelas contra ellas? Hay quienes tienen nociones cuando les suceden cosas y no solo no se desprenden de ellas, sino que también van por ahí difundiéndoselas a los demás y buscan oportunidades para airearlas, de modo que hay otros que también llegan a tenerlas. Algunos también alegan: “Decís que todo lo que hace Dios es significativo, pero no creo que este suceso en particular lo sea para nada”. ¿Es apropiado decir esto? (No). ¿Cuál es la senda correcta que tomar? Cuando alguna gente tiene nociones sobre Dios, pueden darse cuenta de que su relación con Él no es normal, que se han creado malentendidos sobre Dios y que no resolverlos será peligroso, que es probable que tengan discrepancias con Dios, lo cuestionen e incluso lo traicionen. Entonces le oran y abandonan sus nociones. Primero niegan su propia opinión incorrecta y luego buscan la verdad para resolverla. Al hacerlo, pueden llegar a someterse a Dios con facilidad. Si alguien se forma nociones, pero todavía cree que son ciertas, y si al final son incapaces de desprenderse por completo de ellas o de resolverlas, con el tiempo estas influirán en su entrada en la vida. En casos graves, pueden incluso rebelarse contra Dios y resistirse a Él, y la consecuencia es que no soporten pensar en ello. Si es alguien que persigue la verdad, que ya entiende algunas verdades y que en ocasiones se crea nociones sobre las cosas, esto no supone un gran problema, y sus nociones no tendrán una gran influencia en él. Dado que posee la verdad en su interior, esta dirige sus pensamientos y su comportamiento y lo guía en el cumplimiento de su deber, sus nociones no afectarán a que siga a Dios. Tal vez un día escuche un sermón o alguna charla y lo entienda, y sus nociones se resuelvan. Algunos se forman nociones sobre las instrumentaciones y disposiciones de Dios, y luego no les apetece realizar sus deberes ni ponen esfuerzo en desempeñarlos, siempre se hallan en un estado negativo y en su corazón albergan discrepancias, insatisfacción y resentimiento; ¿es correcto este comportamiento? ¿Es algo fácil de resolver? Por ejemplo, supongamos que piensas que eres listo, pero Yo digo que eres tonto y no tienes entendimiento espiritual. Al oírlo, te enfadas y discrepas de ello, y te dices para tus adentros: “Nadie se ha atrevido nunca a decirme que no tengo entendimiento espiritual. Hoy es la primera vez que lo oigo y no puedo aceptarlo. ¿Podría liderar la iglesia si no lo tuviera? ¿Podría hacer tanta obra?”. Ha surgido una contradicción, ¿verdad? ¿Qué deberías hacer? ¿Le resulta sencillo a la gente hacer introspección cuando les ocurre esto? ¿Qué clase de persona puede hacer introspección? Aquella que acepta y busca la verdad. Si eres alguien que posee razón, debes primero negarte a ti mismo cuando esto te suceda; negarse a uno mismo significa reconocer que no se posee la verdad. Aunque tengas ideas y opiniones, no son necesariamente certeras. Por tanto, practicar negarte a ti mismo en tales circunstancias es hacer lo correcto, no implica degradarte. Después de hacerlo, sentirás paz en el corazón, serás más educado y se corregirá tu actitud. Cuando oigas a Dios decir que eres un idiota y no tienes entendimiento espiritual, deberías guardar silencio ante Él y aceptar Sus palabras con una mentalidad sumisa. Aunque no tengas ninguna conciencia o entendimiento de las palabras de Dios y no sepas si son correctas o no, en tu fe debes reconocer que: “Dios es verdad, ¿cómo iba a decir Él algo equivocado?”. Aunque lo que diga Dios sea algo que difiere de lo que piensas, debes aceptar las palabras de Dios en base a la fe; aunque no las entendieras, debes aceptarlas como la verdad. Está garantizado que lo correcto es hacerlo así. Si las personas no aceptan las palabras de Dios como la verdad cuando no las entienden, eso implica una gran falta de razón, y es algo de lo que deben avergonzarse. Por tanto, someterse a Dios nunca puede ser un error. Esto no es doctrina, es algo práctico, y estas palabras provienen de la experiencia. Después, cuando seas capaz de tomarte las palabras de Dios como la verdad y de aceptarlas, debes empezar a hacer introspección. Al cumplir tu deber y relacionarte con otros, no solo descubrirás que no posees entendimiento espiritual, sino que también eres increíblemente estúpido y tienes muchos fallos y defectos, y te darás cuenta de que eso supone un serio problema. ¿Acaso no significa que vas a ser capaz de entender y aceptar lo que ha dicho Dios? Debes aceptar tales palabras, primero como un precepto, una definición o un concepto, y luego en la vida real debes pensar en una manera de contrastarte con Sus palabras y entenderlas y experimentarlas. Tras pasar un tiempo haciendo esto, alcanzarás una evaluación correcta sobre ti mismo. Cuando eso ocurra, ¿seguirás albergando malinterpretaciones sobre Dios? ¿Te negarías a aceptar Su evaluación si no hubiera desacuerdos entre tú y Dios sobre este asunto? (No). Serás capaz de aceptarla y ya no serás rebelde. Cuando puedas aceptar la verdad y entiendas a conciencia estas cosas, serás capaz de dar un paso al frente y hacer progresos. Si no aceptas la verdad, te quedarás anclado en el mismo sitio y no harás progresos. ¿Es importante aceptar la verdad? (Lo es). La gente debe renunciar a sus nociones sobre Dios, y no deben albergar ninguna hostilidad hacia lo que Él dice ni discrepar de ello; esta es la única actitud para aceptar la verdad. Algunas personas se vuelven débiles y negativas porque las sustituyen. No quieren cumplir su deber y siempre se muestran pasivas y holgazanean en su trabajo. Desde fuera, parece que es porque no tienen estatus y lo aprecian demasiado, pero de hecho esto no es así. Simplemente se sienten débiles y negativas porque la evaluación que ha hecho Dios de ellas, o la que han realizado sus hermanos y hermanas, no coincide con la que hacen de sí mismas, es más pobre que su propia evaluación y entendimiento. Por eso no están convencidas y se sienten agraviadas, de modo que deciden ser negativas y hostiles y considerarse un caso perdido, pensando: “¿No has dicho que no soy lo bastante bueno? Ahora te vas a enterar, no voy a hacer nada en absoluto”. En consecuencia, se producen retrasos en su deber, ofenden a Dios y su propia entrada en la vida se para en seco. Es una pérdida significativa.

Alguna gente dice: “No puedo aceptar que Cristo diga que soy malo. Aceptaría que el Dios del cielo dijera que hay algo malo en mí. El Dios encarnado tiene una humanidad normal; Sus juicios pueden ser equivocados, y lo que hace no puede ser cien por cien correcto. Se puede cuestionar que Él se equivoque en Su evaluación y condena de las personas, o en cómo las maneja y hace arreglos para ellas. Así que no tengo miedo de lo que Cristo, el Dios de la tierra, diga de mí, porque Él no puede condenarme o determinar mi desenlace”. ¿Existen tales personas? Claro que sí. Cuando las podo, dicen: “¡El Dios del cielo es justo!”. Cuando trato con ellos, dicen: “¡Creo en Dios, no en una persona!”. Usan estas palabras para rechazarme. ¿Y qué son esas palabras? (Son una negación de Dios). Así es, son una negación y una traición a Dios. Lo que significan es: “Esto no depende de ti, sino del Dios del cielo”. En sus nociones y en su comprensión de Dios, estas personas nunca se darán cuenta de la relación entre el Cristo encarnado y el Dios en el cielo, es decir, de cuál es la relación entre la carne y el Espíritu en el cielo. A sus ojos, esta insignificante persona en la tierra nunca será más que una persona y, no importa cuántas verdades exprese ni cuántos sermones predique, sigue siendo un ser humano; incluso si hace completas a algunas personas y les trae la salvación, seguirá estando en la tierra, seguirá siendo una persona incapaz de trascender al Dios del cielo. Así, estas personas creen que la fe en Dios debe ser la fe en el Dios del cielo; para ellos, solo la creencia en el Dios del cielo es la verdadera creencia en Dios. Este tipo de personas creen como les da la gana. Creen en lo que les hace felices, y se imaginan que Dios es lo que ellos quieren que sea. También siguen su propia imaginación cuando se trata del Cristo encarnado: “Si este Dios en la tierra fuera un poco más amable conmigo, si se asegurase de que las cosas me fueran bien, entonces lo respetaría y lo amaría. Si Él no es bueno conmigo, si tiene un problema conmigo, si tiene una mala actitud hacia mí y siempre me poda, entonces no es mi Dios; elijo creer en el Dios del cielo”. La gente con esta actitud no es una minoría. Os incluye también a vosotros, ya que me he encontrado con gente así. Cuando todo va bien, son muy amables conmigo y me atienden atentamente, pero, en cuanto los sustituyo, se vuelven contra Mí. Así que, cuando estaban siendo buenos con Dios, ¿de verdad creían que este era Dios y Cristo? No. Lo que están viendo es la identidad y el estatus de Dios, cada uno de sus movimientos no es más que una adulación del estatus y la identidad de Dios. En todo momento, solo identifican al Dios indefinido del cielo como el verdadero Dios; da igual cuántas verdades exprese este Dios en la tierra o lo edificante y beneficioso que sea para el hombre, el mero hecho de que viva en Su humanidad normal y sea de un cuerpo carnal significa que no puede ser el Dios del cielo, e independientemente de cómo estas personas adulen, sirvan y respeten a este Dios de la tierra, en sus corazones siguen creyendo que el Dios del cielo es el único Dios verdadero. ¿Qué pensáis de este punto de vista? Es justo decir que tal punto de vista existe en lo profundo del corazón de muchas personas, que está enterrado en lo profundo de su subconsciente. Al mismo tiempo que aceptan la provisión y la guía de Cristo, también están observándolo, estudiándolo y cuestionándolo, al tiempo que también esperan que el Dios justo del cielo venga a juzgar todo lo que han hecho. ¿Y por qué quieren que el Dios del cielo las juzgue? Porque prefieren seguir sus preferencias, nociones y figuraciones para dar rienda suelta a su deseo de que el Dios del cielo —el Dios de su imaginación— se comporte con ellas como ellas quieran, mientras que el Dios de la tierra no hará tal cosa; el Dios de la tierra solo expresa la verdad y habla los principios-verdad. Y ellas piensan: “El amor hacia el hombre del Dios en el cielo es desinteresado, incondicional y sin límites, mientras que, en cuanto dices o haces algo equivocado y el Dios en la tierra lo descubre, Él te usa como ejemplo negativo en Sus sermones y comienza a diseccionarte, así que la gente debe tener más cuidado, debe mantenerse más oculta, y no puede hacerle saber cuándo pasa algo”. Dime, ¿es que no soy capaz de diseccionar las cosas que tratas de ocultarme? No me hace falta diseccionar lo que haces; me basta con hacerlo con tus actitudes y estados. No necesito tomar como ejemplo estas cosas que haces; aún puedo hablar sobre la verdad y dar sermones para resolver problemas igualmente, y puedo seguir ayudando a la gente a entender la verdad. Los incrédulos creen de corazón que esta carne, este Dios, no es capaz de conocer aquello que no ven Sus ojos, y mucho menos cualquier cosa relacionada con el reino espiritual o la verdad. Creen que ni siquiera le es posible observar aquello de lo que son capaces las personas dominadas por sus actitudes corruptas, y que no puede entender del todo la esencia corrupta del hombre; los incrédulos tienen esta lógica y este razonamiento. Siempre se aproximan a Cristo con una actitud de estudio, cuestionamiento e incluso escéptica y, además, para medir a Cristo, usan la misma vara que para el hombre, así como el conocimiento que entienden y las cosas que imaginan. Por ejemplo, al hablar con los demás, hay quienes creen que la gente desconoce sus pensamientos profundos y qué clase de actitudes tienen, y me hablan a Mí también de la misma manera, me tratan como si fuera una persona corriente, creen que no sé nada; ¿acaso no es eso no conocer a Dios? Les mienten a otras personas y a estas no les importa, y a su vez también me mienten a Mí, sueltan risitas, me consideran como a un igual, me quieren tratar siempre como a un amigo. Creen que pueden actuar de esa manera porque están familiarizados conmigo, y les parece que es posible que Yo no sepa nada. ¿Acaso no se trata de una noción humana? Eso es, y además es ignorancia humana, y en esta acecha un carácter perverso satánico; este carácter perverso es el que lleva a la gente a crearse nociones. Decidme, ¿hace falta que Yo viva con alguien, que observe en todo momento sus pensamientos y puntos de vista y que comprenda por completo su trasfondo para poder desenmascarar o calar su naturaleza? (No). No, pero a vosotros os resultaría imposible lograrlo. Aunque os asociéis con gente y viváis con ellos todos los días, seguís siendo incapaces de calar su esencia-naturaleza. No importa lo que os suceda, solo podéis calar la superficie de las cosas y no su esencia. Solo podríais tener un poco de discernimiento de alguien si Dios lo pusiera en evidencia por completo, de otro modo no seríais capaces de calarlo, aunque os asociarais con esa persona durante varios años. A Mí me basta con estar en contacto con alguien un día o dos, en los que haga y diga ciertas cosas y exprese ciertos puntos de vista que me lleven a obtener un conocimiento básico sobre qué clase de persona es. Sin embargo, hay algunos que todavía no han hecho nada, con los que no me he relacionado ni me he encargado de nada, pero sobre los que coloco un signo de interrogación, y en el momento que se topan con un problema y expresan algún punto de vista, su esencia-naturaleza se expone en seguida. Mucha gente dice: “¿Eres capaz de calarlos en cuanto se expone su esencia-naturaleza? ¿En qué basas Tu percepción? ¿Cómo es que nosotros no podemos hacerlo?”. Si no entiendes la verdad, no vas a ser capaz de medir a nadie, y nunca tendrás los criterios necesarios para hacerlo. Si no los tienes, no podrás calarlos. En cambio, Yo sí los tengo. Por una parte, entiendo la verdad, así que soy más perceptivo y rápido a la hora de medir a alguien y, por otra, el Espíritu de Dios está obrando. Hay quienes piensan: “Cuando la gente ha vivido mucho tiempo en este mundo puede calar las cosas y a las personas”. Esa no es una percepción real, ¿qué es lo que calan? Los tipos de fraudes que existen en esta sociedad, como los políticos, los de negocios o los financieros, o los relacionados con la pornografía. La gente que ha experimentado o ha oído más sobre ellos puede evitarlos. A los que los han sufrido y experimentado menos se les suele engañar a menudo, pero a medida que les sucede en más ocasiones, ganan experiencia y son capaces de calarlos. Así es como logran calar las cosas. Sin embargo, en cuanto a la corrupción y la naturaleza del hombre, a su esencia corrompida por Satanás, si la gente no posee la verdad, entonces nunca contará con la sabiduría para calar tales cosas ni podrá calar las actitudes que revelan los diversos tipos de personas que hay detrás de un asunto ni el origen del problema. Si no eres capaz de hacer nada de esto, no sabrás ocuparte del asunto ni de las personas, acontecimientos y cosas relacionados; no tendrás manera de encargarte ni la sabiduría para hacerlo. Por eso, cuando te enfrentas a un asunto así, te sientes muy nervioso y agitado, y te resulta difícil abordarlo. Si entiendes la verdad con claridad, podrás penetrar en las actitudes corruptas de la gente y en la esencia de estas. Al ver cuáles son las actitudes corruptas que revelan, llegarás a conocer su esencia, y entonces sabrás qué clase de cosas son, qué clase de personas son, sabrás cómo protegerte de ellas, cómo discernirlas y cómo lidiar con este asunto. ¿No es esta la fuente de la sabiduría? (Así es). Por consiguiente, Cristo puede calar al hombre y proveerlo: ¿cuál es el origen de todo ello? Por decirlo en términos doctrinales, todo procede del Espíritu de Dios. Dicho en términos más prácticos, es porque Cristo posee la verdad que proviene de Dios. Es así. Cuando un día lleguéis a tener la realidad-verdad como vuestra vida, poseeréis sabiduría y la capacidad de calar a las personas.

Hay otro aspecto relacionado con las nociones humanas, y se refiere a las que la gente se crea sobre la obra de Dios. ¿Cómo surgen estas nociones? Algunas provienen de su comprensión previa de la fe, y otras de sus propias figuraciones sobre la obra de Dios. Por ejemplo, la gente solía imaginarse la obra del juicio de Dios como si hubiera un gran trono blanco en el cielo con Dios juzgando a todos los pueblos. En la actualidad, todos sabéis que tales figuraciones no son realistas, tales cosas son imposibles. Sea cual sea el caso, la gente tiene muchas figuraciones sobre la obra, la gestión y el tratamiento del hombre por parte de Dios, y la mayoría de estas figuraciones provienen de las predilecciones humanas. ¿Por qué digo esto? Porque la gente no quiere sufrir. Siempre quieren seguir a Dios hasta el final con facilidad, disfrutar de abundante gracia, heredar Sus bendiciones y luego entrar en el reino de los cielos. ¡Qué idea tan maravillosa! La idea más común y extravagante que el género humano corrupto tiene sobre la obra de Dios es entrar a sus anchas en el reino de los cielos montado en un palanquín. Además, cuando la gente se encuentra con la obra de Dios, la mayoría de las veces es incapaz de entenderla; no sabe la verdad que contiene o cuál es el objetivo de Dios al hacer esta obra ni por qué Dios se comporta así con el hombre. Por ejemplo, he descrito previamente el amor de Dios usando las palabras “vasto” e “inmenso”, pero creo que es probable que nunca hayáis entendido lo que quería decir con estas dos palabras. ¿Cuál fue Mi objetivo al usar estas dos palabras? Era llamar la atención de todos, para que os pusierais a reflexionar sobre ellas. Superficialmente, estas palabras parecen vacías. Tienen un cierto significado, pero no importa cuánto piense la gente en ellas, lo único que se les ocurre es: “Vasto, significa tan infinito como el cielo; es decir, el corazón de Dios es infinito, ¡no existen límites para Su amor hacia el género humano!”. El amor de Dios no es el tipo de amor que puede imaginar la mente del hombre. Las personas son incapaces de imaginar este amor, no deben usar el aprendizaje y el conocimiento para interpretar esta palabra, sino que deben usar otro método para apreciarla y experimentarla. En última instancia, llegas a sentir verdaderamente que el amor de Dios es diferente del amor del que hablan las personas, que el verdadero amor de Dios es diferente a cualquier otro tipo de amor, a diferencia del amor que entiende todo el género humano. Entonces, ¿qué es exactamente este amor de Dios? ¿Cómo deberías entender el amor de Dios? Primero, no debes abordarlo con las nociones y figuraciones del hombre. Consideremos el amor de una madre, por ejemplo: el amor de una madre hacia sus hijos es incondicional, es extremadamente protector y cálido. Ahora mismo, ¿está al mismo nivel de sensación y significado el amor que sentís por parte de Dios hacia el hombre que el amor de una madre? (Sí). Entonces esto es un problema, está mal. Debes distinguir el amor de Dios del amor de los padres, del de un esposo, esposa o hijos, del de tu familia, de la preocupación de los amigos, y llegar a conocer el amor de Dios de nuevo. ¿Qué es el amor de Dios? El amor de Dios no tiene sentimientos carnales y no se ve afectado por las relaciones de sangre. Es el amor puro y simple. Entonces, ¿cómo debe la gente entender el amor de Dios? ¿Por qué hemos venido a discutir el amor de Dios? El amor de Dios está encarnado en la obra de Dios, de modo que la gente lo reconoce, lo acepta y lo experimenta, y finalmente se da cuenta de que es el amor de Dios, y reconoce que esta es la verdad, que el amor de Dios no son palabras vacías, ni cualquier forma de comportamiento por parte de Dios, sino la verdad. Cuando lo aceptes como la verdad, serás capaz de reconocer este aspecto de la esencia de Dios a partir de él. Si lo tratas como una forma de comportamiento, tendrás dificultades para reconocerlo. ¿Qué se entiende por “comportamiento”? Tomemos como ejemplo a las madres: entregan su juventud, su sangre, sudor y lágrimas para criar a sus hijos, y les dan lo que quieren. Sin importar si su hijo ha hecho el bien o el mal o qué senda toma, una madre da desinteresadamente, cubre las necesidades de su hijo, nunca enseña, ayuda o guía al niño sobre cómo seguir la senda correcta, solo lo cuida, lo ama y lo protege constantemente, hasta el punto de que, en última instancia, el niño no puede diferenciar el bien del mal. Este es el amor de una madre o cualquier tipo de amor nacido de la carne, los sentimientos y las relaciones carnales del hombre. El amor de Dios, por su parte, es exactamente lo contrario. Si Dios te ama, lo expresa a menudo castigándote, disciplinándote y podándote. Aunque tus días pueden pasar incómodos entre castigos y disciplina, una vez que hayas experimentado esto, descubrirás que has aprendido mucho, que tienes discernimiento y eres sensato a la hora de relacionarte con otras personas, y también que has llegado a comprender algunas verdades. Si el amor de Dios fuera como te imaginas, como el amor de una madre o un padre, si Él fuera tan escrupuloso en Su cuidado e invariablemente indulgente, ¿podrías conseguir estas cosas? No. Así pues, el amor de Dios que la gente es capaz de comprender es diferente a Su verdadero amor, el que se experimenta en Su obra; deben abordarlo según las palabras de Dios y buscar la verdad en ellas a fin de conocer qué es el amor verdadero. Si no busca la verdad, ¿cómo va a poder alguien que es corrupto conjurar de la nada un entendimiento de lo que es el amor de Dios, cuál es el objetivo de Su obra en el hombre y dónde residen Sus meticulosas intenciones? La gente nunca entendería tales cosas. Este es el malentendido más probable que tienen sobre la obra de Dios, y es el aspecto de Su esencia que les resulta más difícil de entender. Han de experimentarlo profundamente y en persona, e involucrarse en ello y apreciarlo a fin de poder entenderlo. Normalmente, cuando la gente dice “amor” se refiere a darle a alguien lo que le gusta, a no dar algo amargo cuando se quiere algo dulce, o si alguna vez se da algo amargo, es para tratar una enfermedad; es decir, tiene que ver con el egoísmo, los sentimientos y la carne del hombre; hace referencia a los objetivos y las motivaciones. No obstante, al margen de lo que Dios haga contigo, de cómo te juzgue y castigue, te reprenda y te discipline, o de cómo te pode, aunque malinterpretes a Dios, e incluso si te quejas de Él en tu corazón, Dios continuará obrando en ti con una paciencia infatigable. ¿Cuál es el objetivo último de Dios al hacer esto? Emplea este método para despertarte, para que algún día entiendas las intenciones de Dios. Sin embargo, cuando Dios observa este desenlace, ¿qué ha ganado Él? En realidad, nada. ¿Y por qué digo esto? Porque todo lo tuyo viene de Dios. A Él no le hace falta ganar nada. Lo único que necesita es que la gente lo siga de la manera adecuada y que entre de acuerdo con lo que Él requiere mientras desempeña Su obra, que viva en última instancia la realidad-verdad, que viva con la semejanza del hombre y Satanás no la confunda, seduzca ni tiente, poder rebelarse contra este, someterse y venerar a Dios, y entonces Él queda bien satisfecho, y Su gran obra se lleva a cabo. ¿Qué gana Dios? Dios te gana a ti y tú puedes alabarlo a Él. Sin embargo, ¿qué significa tu alabanza para Dios? ¿Dejaría de ser Dios si no lo alabaras? ¿Dejaría de ser todopoderoso si no lo alabaras? ¿Cambiaría Su esencia o Su estatus si no lo alabaras? (No). Así es. De esto solo se puede decir que es el amor y la obra de Dios. ¿Aparece este significado en vuestra comprensión del amor de Dios como algo tan vasto e inmenso? (No). Vuestro entendimiento no ha llegado a ese punto. Incluso cuando alguien le rompe el corazón a Dios, y otros piensan que es imposible que Él vaya a salvarlos, ¿cuál es la actitud de Dios cuando hacen introspección, se dan cuenta de su errada forma de obrar, se arrepienten y dejan de lado la maldad en sus manos y aceptan la salvación de Dios? Él los acepta igualmente. Mientras la gente tome la senda correcta, Dios no les tendrá en cuenta sus transgresiones. Este es el amor de Dios. ¿Qué noción del hombre se ha de remediar aquí? La relativa a la manera en la que Dios ama. La gente debe dejar atrás sus diversas nociones y figuraciones, deben buscar la verdad y entenderla para poder deshacerse de dichas nociones. Es fácil dejarlas atrás, pero cambiar a fondo las que son propias no lo es tanto. Si te vas a encontrar con un problema similar en el futuro y tu noción se vuelve a formar, ¿qué clase de problema es este? Demostraría que tal noción está profundamente arraigada en ti. Aunque puedes deshacerte de algunas nociones si compartes la verdad, en el caso de otras te resultará imposible. Puede que fuera fácil deshacerse de una noción sobre cierto asunto, pero hacer que la gente resuelva por completo sus nociones no resulta sencillo. Se deben entender muchas verdades antes de resolver por completo el problema de las propias nociones. Para ello se requiere que la gente busque la verdad en los asuntos con los que se topa, que experimente y aprecie el amor de Dios de manera práctica, y además que Dios realice muchas acciones para que puedan conocerlo. Solo una vez que la gente conozca a Dios, se eliminará a conciencia el problema de que alberguen nociones y figuraciones respecto a Él.

Lo que necesitáis diseccionar ahora son las nociones sobre la obra de Dios y en qué consisten, y ante todo resumir tus diversas figuraciones, conflictos y requerimientos sobre la obra de Dios, Su soberanía y arreglos y la manera en la que obra. Estas cosas pueden impedir que te sometas a las instrumentaciones y arreglos de Dios y es posible que causen que malinterpretes y sientas discrepancias respecto a todo lo que Dios ha hecho contigo. Tales nociones son muy serias y merece la pena diseccionarlas. Por ejemplo, los hay que leen las palabras de Dios que juzgan y condenan a las personas, y luego se forman nociones y afirman: “Dios dice que no ama a aquellos como yo, así que tal vez no me salve”. ¿No es esto una noción? ¿Qué consecuencia tendrá? Da igual la corrupción que tengas o qué clase de persona seas, sabes que a Dios no le gusta la gente que se rebela contra Él, ¿por qué no te arrepientes entonces? Si aceptas la verdad, desechas tu corrupción y te sometes por completo a Dios, ¿acaso no le agradarás? ¿Por qué circunscribes a Dios y dices que no te va a salvar? Estos pensamientos negativos que tienes te impedirán seguir a Dios y experimentar Su obra, provocarán que te estanques y te abandones a la desesperanza, e incluso que rechaces a Dios. Los anticristos y las personas malvadas aparecen en ciertas iglesias y causan perturbaciones, y así desorientan a algunas personas; ¿es esto algo bueno o malo? ¿Se trata del amor de Dios o acaso está Él jugando con la gente y la está poniendo en evidencia? No lo entendéis, ¿verdad? Dios hace que todas las cosas estén a Su servicio para perfeccionar y salvar a aquellos que Él desea salvar, y la verdad es lo que ganan en última instancia aquellos que la buscan y la practican sinceramente. Sin embargo, algunos que no buscan la verdad se quejan y dicen: “No es correcto que Dios obre de esta manera. ¡Me hace sufrir mucho! Por poco me uno a los anticristos. Si Dios realmente dispone esto, ¿cómo puede permitir que la gente se una a los anticristos?”. ¿Qué sucede aquí? Que no sigas a los anticristos demuestra que cuentas con la protección de Dios; si te unes a ellos, eso es traicionar a Dios y Él ya no te quiere. Así pues, ¿es bueno o malo que tales anticristos y personas malvadas causen perturbaciones en la iglesia? A primera vista, parece algo malo, pero, cuando esos anticristos y personas malvadas quedan en evidencia, tú adquieres mayor discernimiento, a ellos se los depura y tu estatura aumenta. Cuando vuelvas a encontrarte con personas así en lo sucesivo, podrás discernirlas incluso antes de que ellas se muestren tal como son, y las rechazarás. Esto te permitirá aprender lecciones y beneficiarte; sabrás discernir a los anticristos y Satanás ya no te desorientará. Por tanto, decidme, ¿acaso no es bueno que los anticristos perturben y desorienten a la gente? Solo cuando su experiencia ha llegado a este punto, la gente puede ver que Dios no ha actuado según sus nociones y figuraciones, y que Él permite que el gran dragón rojo cause perturbaciones de manera frenética y que los anticristos desorienten a Su pueblo escogido, para que Él pueda poner a Satanás a Su servicio con el objeto de perfeccionar a Su pueblo escogido, y es entonces que la gente comprende las meticulosas intenciones de Dios. Hay quien dice: “Los anticristos me han desorientado dos veces y todavía no puedo distinguirlos. Si viene un anticristo todavía más astuto, me desorientará otra vez”. Entonces deja que suceda de nuevo para que puedas experimentarlo y aprender la lección: Dios debe hacer las cosas de esta manera para poder salvar al género humano de la influencia de Satanás. Aquí es posible usar dos definiciones para describir la manera en que obra Dios, las cuales expresan que las diferentes formas en que lo hace son extraordinarias y van más allá de la imaginación de la gente común. ¿Por qué defino la obra de Dios usando estas dos expresiones, “extraordinario” y “más allá de la imaginación”? Porque el género humano corrupto no puede entender estas cosas ni la verdad, ni la forma de obrar de Dios, ni Su sabiduría a la hora de luchar contra Satanás; el género humano al completo no halla respuesta a estas cosas. ¿Y cómo es que la gente alberga aún ideas y nociones? Porque aprenden un poco de conocimiento, entienden algo de doctrina y tienen sus propias preferencias, así que se forman ciertas nociones y figuraciones. En lo que respecta a los asuntos del reino espiritual y la obra que desempeña Dios, sin embargo, no entienden estas cosas en absoluto. En los últimos días, el Creador se enfrenta directamente a todo el género humano y pronuncia Sus palabras. Esta es la primera vez que esto ha pasado jamás desde la creación del mundo. Es decir, Él se enfrenta a todo el género humano y desempeña abiertamente acciones de este modo, publicita Su plan de gestión y luego lo implementa y lo lleva a cabo entre los seres humanos; esta es la primera vez que ha ocurrido. La gente no encuentra respuestas y es ajena a este pensamiento del reino de Dios, a Su esencia y a la manera en que obra, por tanto, es normal que alberguen nociones sobre estas cosas, pero esto no significa que se ajusten a la verdad. Sean como sean las nociones de las personas normales, siguen yendo en contra de la verdad, no concuerdan con las palabras de Dios y entran en conflicto con Sus intenciones. Si estas nociones no se resuelven a tiempo, supondrán una enorme obstrucción para que la gente experimente la obra de Dios y para su propia entrada en la vida. Por tanto, en lo que respecta a las nociones humanas, da igual cuánto concuerden con las figuraciones e ideas de la gente, mientras no se conformen a la verdad y a las palabras de Dios, todas van en contra de la verdad y contradicen a Dios, no son compatibles con Él. Da igual cuánto concuerden con las figuraciones de las personas, la gente siempre debería tratar de discernirlas, no deberían en ningún caso aceptar ciegamente sus nociones. ¿Qué debería aceptar el género humano? Las palabras de Dios, la verdad y todo lo positivo que proviene de Él. En cuanto a las cosas que pertenecen a Satanás, por buenas que sean o por muy de acuerdo que les parezca que están con sus propias figuraciones, la gente no las debe aceptar, sino rechazarlas. Es la única manera de lograr la sumisión a Dios y de satisfacer las exigencias del Creador.

Las nociones de las personas solo se pueden resolver mediante las palabras de Dios y haciendo uso de la verdad; no se pueden dejar de lado predicando doctrina y dando exhortaciones; no es tan sencillo. La gente no se compromete con los asuntos justos, pero son propensas a aferrarse a varias nociones o a cosas perversas y distorsionadas que les resulta difícil dejar de lado. ¿Cuál es la causa de esto? Tienen actitudes corruptas. Ya sean grandes o pequeñas las nociones de la gente, sean graves o no, si no tienen actitudes corruptas, estas nociones son fáciles de resolver. Al fin y al cabo, solo se trata de maneras de pensar. Sin embargo, debido a las actitudes corruptas de las personas, como la arrogancia, la intransigencia e incluso la perversidad, las nociones se convierten en una mecha que provoca que la gente discrepe, malinterprete e incluso emita juicios sobre Dios. ¿Quién puede aún someterse y alabar a Dios si alberga nociones sobre Él? Nadie. Dado que albergan nociones, la gente es conflictiva con Dios, se queja sobre él, lo juzga e incluso lo condena. Esto es suficiente para demostrar que las nociones surgen de las actitudes corruptas, que causan la aparición de nociones al manifestarse y son todas una rebeldía contra Dios y una muestra de resistencia a Él. Hay quien dice: “Tengo nociones, pero no me resisto a Dios”. Es un discurso engañoso. Aunque no digan nada, siguen discrepando en su corazón, y su comportamiento es conflictivo. Al ser así, ¿pueden tales personas someterse aún a la verdad? Es imposible. Gobernados por un carácter corrupto, se aferran a sus nociones a causa de sus actitudes corruptas. Y así, al igual que las nociones se resuelven, también lo hace el carácter corrupto de las personas. Si este se resuelve, entonces muchos de sus pensamientos inmaduros e infantiles, e incluso las cosas que ya se han convertido en nociones, no son un problema para ellos; son solo pensamientos y no afectan el cumplimiento de tu deber o a tu sumisión a Dios. Las nociones y el carácter corrupto están conectados. A veces hay una noción en tu corazón, pero no dirige tus acciones. Cuando no infringe tus intereses inmediatos, la ignoras. Ignorarla, sin embargo, no significa que no haya un carácter corrupto en tu noción, y, cuando sucede algo que está en conflicto con tu noción, te aferras a ella con una cierta actitud, una actitud dominada por tu carácter. Este carácter puede ser intransigencia, puede ser arrogancia y crueldad; hace que te despaches a gusto con Dios diciendo: “Mi punto de vista ha sido ratificado académicamente muchas veces. La gente lo ha mantenido durante miles de años, así que ¿por qué no puedo hacerlo yo? Las cosas que Tú dices que contradicen a las nociones humanas son incorrectas, así que ¿cómo puedes decir que son la verdad y están por encima de todas las cosas? ¡Mi perspectiva es la más alta de todo el género humano!”. Una noción puede llevar a que se comporten así, a tal fanfarronería. ¿Qué causa esto? (El carácter corrupto). Así es, el carácter corrupto. Existe una relación directa entre las nociones y el carácter corrupto de la gente, y sus nociones deben ser resueltas. Una vez que las nociones de la gente sobre la fe en Dios hayan sido resueltas, les resulta fácil someterse a los arreglos de la obra de la casa de Dios y así realizan bien su deber con mayor fluidez, no dan rodeos, no trastornan ni perturban ni hacen nada que cause vergüenza a Dios. Si no se abordan las nociones y figuraciones de la gente, les resulta fácil hacer cosas que causen trastornos y perturbaciones. En los casos más graves, las nociones de las personas pueden provocar en ellas todo tipo de discrepancias con la encarnación de Dios. Al referirnos a las nociones, son sin duda puntos de vista equivocados reñidos con la verdad, se oponen por completo a ella y pueden causar que surjan toda clase de sentimientos conflictivos hacia Dios. Este conflicto te hace cuestionar a Cristo y te vuelve incapaz de aceptarlo o someterte a Él, mientras que también afecta a tu aceptación de la verdad y a la entrada en la realidad-verdad. En casos incluso más graves, las diversas nociones sobre la obra de Dios que tiene la gente provocan que niegue la obra de Dios, Sus maneras de obrar y Su soberanía y arreglos, en cuyo caso no tienen esperanza alguna de salvación. No importa sobre qué aspecto de Dios tenga la gente nociones, detrás de ellas acechan sus actitudes corruptas, las cuales pueden empeorar, darles incluso un pretexto mayor para abordar la obra de Dios, a Él mismo y el carácter de Dios por medio de sus propias actitudes corruptas. ¿Y acaso esto no anima a la gente a resistirse a Dios con sus actitudes corruptas? Esta es la consecuencia de las nociones para el hombre.

Aunque anteriormente hemos hablado a menudo sobre las nociones humanas, nunca hemos compartido de manera sistemática y en detalle sobre qué aspectos y asuntos alberga nociones la gente, ni sobre la clase de nociones que se crean. Al compartir y diseccionar esto punto por punto hoy, os he proporcionado una línea clara a seguir para que sepáis qué tipo de nociones tenéis, y para que podáis disponer de una senda para resolverlas una a una. Si la gente puede resolver estas nociones una a una, todos los aspectos de la verdad se les aclararán cada vez más. De este modo, su senda hacia delante será cada vez más clara, y la que recorren en su fe en Dios se volverá más sólida y radiante a medida que avancen más en ella.

20 de septiembre de 2018

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