La lucha por ser una persona honesta
Por Wei Zhong, China Hace unos años abrí una tienda de reparación de electrodomésticos. Quería ser un empresario honesto y simplemente...
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
Querido Xiujuan:
Recibí tu carta. En ella me dices que últimamente has estado cooperando en tu deber con hermanos y hermanas más jóvenes, y que sientes que no puedes seguirles el ritmo, por falta de energía y resistencia, y que por eso has estado un poco triste. Te preocupas porque, al ir envejeciendo, podrás hacer menos deberes y tu esperanza de salvarte y entrar en el reino de los cielos se esfumará. Yo también he tenido las mismas preocupaciones últimamente, así que hoy te escribo para compartir contigo algunas de mis experiencias.
El pasado agosto, el hermano Yang Xun y yo estábamos haciendo nuestros deberes de tecnología informática. En mi tiempo libre, yo incluso escribía sermones del evangelio y artículos sobre mis experiencias de vida. Estaba de veras contento y disfrutaba mucho este deber. El hermano Yang Xun era joven, lleno de energía y vitalidad juveniles, su mente era rápida y ágil, y era una gran ayuda para mí en el aprendizaje de habilidades técnicas. Aunque mi calibre mental y mi energía no podían igualar a los de una persona más joven, después de un tiempo llegué a aprender muchos conocimientos técnicos siguiendo a Yang Xun. Estaba muy feliz y me prometí a mí mismo que aprovecharía esta oportunidad al máximo para hacer mi deber. Más adelante, Yang Xun y yo continuamos estudiando habilidades técnicas juntos. En mi tiempo libre, practicaba la escritura de sermones y gané más comprensión de las verdades con respecto a predicar el evangelio. Me sentía muy satisfecho por hacer mi deber de esta manera, y pensaba que equilibrar estos dos deberes aumentaba mi esperanza de salvarme y de entrar en el reino de Dios. Pero, después de un tiempo, noté que la distancia entre Yang Xun y yo se estaba acrecentando. Yang Zun era joven y tenía buen entendimiento, era veloz para reaccionar y aprendía rápidamente. Cuando los hermanos y hermanas encontraban problemas técnicos, él era capaz de responder con rapidez y resolverlos usando el conocimiento que había adquirido. En cambio yo, aunque podía manejar problemas básicos, cuando había problemas más difíciles reaccionaba lentamente; yo era olvidadizo y las cosas se escurrían de mi mente no mucho después de haberlas aprendido. Constantemente tenía que consultar materiales de referencia y tutoriales, y había procesos que tenía que practicar reiteradamente para poder dominarlos. Si no podía resolver algo, Yang Xun lo manejaba y yo solo podía hacer algunas tareas de apoyo. Cuando ambos comenzamos a escribir sermones, Yang Xun entregaba el suyo varios días antes de que yo terminara el mío. No podía igualar su ritmo y la diferencia era muy notoria. Pensé para mis adentros: “Si pudiera retroceder en el tiempo veinte años sería capaz de absorber cosas nuevas tan rápido como Yang Xun y sería competente en este deber. ¡Qué maravilloso sería!”. No obstante, a medida que me hacía mayor, mi energía, resistencia, vista, memoria y velocidad de reacción ya no podían seguir el ritmo. Además, necesitaba medicación para controlar mi tensión arterial y azúcar en sangre altas. Mirar la pantalla de la computadora por mucho tiempo durante el día hacía que se me nublara la vista y, a la noche, aunque quería calmarme y escribir algunos sermones, no podía estar sentado por mucho tiempo porque me sentía fatigado, somnoliento, se me inflamaban las pantorrillas y, después de aguantar apenas un rato, comenzaba a dar cabezadas. Yang Xun me instaba a descansar, pero yo me resistía a hacerlo porque no quería que ni mi edad ni estos pequeños problemas de salud se interpusieran con mi deber. Sentía que si ya no podía hacer este deber cada vez podría hacer menos deberes, y sería dudoso que pudiera salvarme y entrar en el reino de Dios. Yang Xun apenas estaba en sus treinta, lleno de juventud y energía, mientras que yo ya tenía más de sesenta y mi salud, memoria y tiempo de reacción no se acercaban ni de lejos a los de la gente más joven, por lo que me sentía cada vez más insatisfecho conmigo mismo. Pensaba en lo genial que es ser joven, porque las personas jóvenes aún tienen muchas oportunidades para hacer sus deberes y tienen un futuro brillante por delante. Sentía que, mientras que su camino era cada vez más amplio, el mío se estrechaba cada vez más. Vivía sumido en la ansiedad y la amargura, ya no tenía energía para escribir artículos o sermones, y comencé a encarar mi deber con la actitud de “superar un día a la vez”. Xiujuan, ¿no crees que mi estado era simplemente terrible?
Un día, leí algunas palabras de Dios: “También hay gente anciana entre los hermanos y hermanas, de edades comprendidas entre los 60 y los 80 o 90 años, y que debido a su avanzada edad, también experimentan algunas dificultades. A pesar de su edad, su pensamiento no es necesariamente correcto o racional, y sus ideas y puntos de vista no tienen por qué conformarse a la verdad. Estas personas ancianas también tienen problemas, y siempre se preocupan: ‘Mi salud ya no es buena y los deberes que puedo cumplir son limitados. Si solo cumplo con ese pequeño deber, ¿me recordará Dios? A veces me pongo enfermo y necesito que alguien cuide de mí. Cuando no hay nadie que me cuide, no puedo desempeñar mi deber, entonces ¿qué puedo hacer? Soy viejo y no recuerdo las palabras de Dios cuando las leo, y me resulta difícil entender la verdad. Al comunicar la verdad, hablo de un modo confuso e ilógico, y no tengo ninguna experiencia que merezca ser compartida. Soy viejo y no tengo suficiente energía, mi vista no es muy buena y ya no soy fuerte. Todo me resulta difícil. No solo no puedo cumplir con mi deber, sino que olvido fácilmente las cosas y las confundo. A veces me despisto y causo problemas para la iglesia y para mis hermanos y hermanas. Quiero lograr la salvación y perseguir la verdad, pero es muy complicado. ¿Qué puedo hacer?’. […] En particular, hay algunos ancianos que quieren dedicar todo su tiempo a gastarse por Dios y cumplir con su deber, pero no se encuentran bien físicamente. Algunos tienen la tensión alta, otros el azúcar, algunos tienen problemas gastrointestinales, y su fuerza física no puede seguir el ritmo de las exigencias de su deber, lo cual les inquieta. Ven a jóvenes que pueden comer y beber, correr y saltar, y sienten envidia. Cuanto más ven a los jóvenes hacer tales cosas, más angustiados se sienten, pensando: ‘Yo quiero cumplir bien con mi deber y perseguir y comprender la verdad, y también quiero practicarla, así que ¿por qué es tan difícil? Soy tan viejo e inútil. ¿Acaso Dios no quiere a los ancianos? ¿De verdad son tan inútiles? ¿Acaso no podemos alcanzar la salvación?’. Están tristes y son incapaces de sentirse felices, lo miren por donde lo miren. No quieren perderse un momento tan maravilloso y una oportunidad tan grande, pero son incapaces de gastarse y cumplir con su deber con todo su corazón y su alma como hacen los jóvenes. Estos ancianos caen en una profunda angustia, ansiedad y preocupación debido a su edad. Cada vez que encuentran alguna dificultad, contratiempo, adversidad u obstáculo, culpan a su edad, e incluso se odian y se desagradan a sí mismos. Pero en cualquier caso, es en vano, no hay solución, y no tienen forma de avanzar. ¿Será que realmente no hallan una salida? ¿Existe alguna solución? (Las personas mayores también deben cumplir con su deber en la medida de sus posibilidades). Es aceptable que las personas mayores cumplan con sus deberes en la medida de sus posibilidades, ¿verdad? ¿Acaso los ancianos ya no pueden perseguir la verdad debido a su edad? ¿No son capaces de comprenderla? (Sí, lo son). ¿Pueden los ancianos comprender la verdad? Pueden entender un poco, y ni siquiera los jóvenes pueden entenderla toda. Los ancianos siempre tienen una idea equivocada, creen que están confundidos, que su memoria es mala y que por eso no pueden entender la verdad. ¿Tienen razón? (No). Aunque los jóvenes tienen mucha más energía que los ancianos y son más fuertes físicamente, en realidad su capacidad de entender, comprender y saber es la misma que la de los ancianos. ¿Acaso los ancianos no fueron jóvenes una vez? No nacieron viejos, y los jóvenes también envejecerán algún día. Los ancianos no deben pensar siempre que, por ser viejos, estar físicamente débiles, enfermos y tener mala memoria, son diferentes de los jóvenes. De hecho, no hay ninguna diferencia. ¿Qué quiero decir cuando digo que no hay diferencia? Tanto si alguien es viejo como joven, sus actitudes corruptas son las mismas, sus posturas y puntos de vista sobre todo tipo de cosas son los mismos, y sus perspectivas y planteamientos respecto a todo son idénticos. Por tanto, las personas mayores no deben pensar que, por ser mayores, tener menos deseos extravagantes que los jóvenes y ser capaces de ser estables, no tienen ambiciones ni deseos descabellados, y que tienen menos actitudes corruptas; esto es un concepto erróneo. Los jóvenes pueden competir por una posición, ¿no pueden los ancianos hacer lo mismo? Los jóvenes pueden hacer cosas contrarias a los principios y actuar arbitrariamente, ¿acaso los ancianos no? (Sí, pueden). Los jóvenes pueden ser arrogantes, y también los ancianos. Sin embargo, cuando las personas mayores son arrogantes, debido a su avanzada edad no son tan agresivas, y no es una arrogancia tan altanera. La gente joven muestra manifestaciones más obvias de arrogancia debido a sus miembros y mentes flexibles, mientras que la gente mayor muestra manifestaciones menos obvias de arrogancia debido a sus miembros rígidos y mentes inflexibles. Sin embargo, su esencia de arrogancia y sus actitudes corruptas son las mismas. No importa cuánto tiempo lleve creyendo en Dios una persona mayor o cuántos años haya cumplido con su deber, si no persigue la verdad, sus actitudes corruptas perdurarán. […] Por consiguiente, no es que los ancianos no tengan nada que hacer, ni que sean incapaces de cumplir con sus deberes, ni mucho menos que sean incapaces de perseguir la verdad; hay muchas cosas que pueden hacer. Las diversas herejías y falacias que has acumulado durante tu vida, así como las varias ideas y nociones tradicionales, las cosas ignorantes y obstinadas, las conservadoras, las irracionales y las distorsionadas que has acumulado se han amontonado en tu corazón, y debes dedicar aún más tiempo que los jóvenes a desenterrarlas, diseccionarlas y reconocerlas. No es el caso que no haya nada que puedas hacer, o que debas sentirte angustiado, ansioso y preocupado cuando te encuentres en un callejón sin salida; esa no es ni tu tarea ni tu responsabilidad. En primer lugar, las personas mayores deben tener la mentalidad correcta. Aunque te estés haciendo mayor y estés relativamente envejecido físicamente, debes tener una mentalidad joven. Aunque estés envejeciendo, tu pensamiento se haya ralentizado y tu memoria sea deficiente, si todavía puedes conocerte a ti mismo, entender las palabras que digo y la verdad, eso demuestra que no eres viejo y que no te falta calibre. Si alguien tiene más de 70 años pero no es capaz de entender la verdad, entonces esto demuestra que su estatura es demasiado pequeña y no está a la altura. Por tanto, la edad es irrelevante cuando se trata de la verdad” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Cómo perseguir la verdad (3)). La enseñanza de Dios aborda exactamente el estado que enfrentamos las personas mayores. A medida que envejecemos, nuestros cuerpos se deterioran y hacer nuestros deberes puede presentar algunos desafíos. A menudo nos sentimos impotentes y envidiamos a los jóvenes. Al igual que yo, cuando vi que Yang Xun era joven, tenía buena memoria y un cuerpo saludable, pensé que era capaz de realizar más deberes, por lo que tenía una mayor esperanza de salvación. Mientras tanto, yo sentía que a medida que envejecía, con mala salud y una memoria que se deterioraba, solo podía hacer tareas de apoyo. Me preocupaba que, si no podía realizar bien este deber, no habría otros deberes que pudiera hacer; temía perder la esperanza de salvarme. Esto me hizo sentir abatido. Sin embargo, después de leer las palabras de Dios, comprendí que Dios no salva a las personas basándose en su edad ni en cuántos deberes llevan a cabo, sino en función de si persiguen la verdad. Las personas mayores pueden sufrir deterioro físico o enfermedades, pero eso no impide que persigan la verdad. Aunque me he hecho viejo, he acumulado varias filosofías satánicas para los asuntos mundanos junto con varias ideas y nociones tradicionales; mis actitudes corruptas satánicas no son menores que las de las personas más jóvenes. Tomemos como ejemplo la última primavera que estuve predicando el evangelio. Después de creer en Dios durante muchos años, yo tenía algo de experiencia predicando el evangelio. Aprovechaba mi experiencia para lucirme ante los hermanos y hermanas y hablaba con arrogancia para presumir y ganarme su admiración. Me di cuenta de que aún tenía muchas actitudes corruptas por solucionar y muchas verdades en las cuales entrar, y que necesitaba resolverlas comiendo y bebiendo las palabras de Dios y practicando la verdad. Al mismo tiempo, necesitaba llevar a cabo mi deber lo mejor posible. Eran cosas que podía hacer en lugar de vivir en un estado de abatimiento y abandonar la búsqueda de la verdad. Al pensar en ello, sentía que el deber que el líder me había asignado era bastante adecuado. Cuando Yang Xun estaba atareado con sus deberes, yo le asistía con algunos trabajos de apoyo y, cuando él no estaba ocupado, yo escribía artículos y sermones. También solía prestar atención a las actitudes corruptas que revelaba en mis deberes y buscaba la verdad para resolverlas. Al practicar de este modo, aún tenía una oportunidad para salvarme. Dios no ha dicho nunca que las personas mayores no puedan perseguir o comprender la verdad, y las demandas de Dios hacia las personas no son altas: Siempre que hagamos nuestros deberes según nuestras capacidades y no renunciemos a la búsqueda de la verdad, no importa qué edad tengamos, todos tenemos la posibilidad de salvarnos. Darme cuenta de esto iluminó mi corazón y ya no me sentí tan ansioso.
Un día, leí más de las palabras de Dios: “Cumplir con los deberes propios es la vocación de cada persona, cumplir con el deber conlleva sus propios principios, cada uno debe cumplir con su deber conforme a los principios-verdad y esto es lo que los seres creados están destinados a hacer. ¿Hay alguna mención aquí a las remuneraciones? ¿Alguna mención a las recompensas? (No). No se mencionan ni las remuneraciones ni las recompensas: se trata de una obligación. ¿Qué significa ‘obligación’? Una obligación es algo que se supone que la gente debe hacer, algo que no implica ninguna recompensa por la labor de uno. Dios nunca ha estipulado que quien cumpla con los deberes tenga que recibir una recompensa en función de su desempeño: grande si trabaja mucho, pequeña si trabaja poco o mal. Dios nunca ha dicho nada semejante. Entonces, ¿qué indican las palabras de Dios? Dios enseña que cumplir con los deberes propios es la vocación de cada persona y que es algo que se supone que los seres creados han de llevar a cabo; esta es la verdad” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos). “Yo decido el destino de cada persona, no con base en su edad, antigüedad, cantidad de sufrimiento ni, mucho menos, según el grado de compasión que provoca, sino con base en si posee la verdad. No hay otra opción que esta” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino). Por las palabras de Dios comprendí que los deberes son la obligación y la vocación de todo ser creado, y que no es verdad que cuantos más deberes realicemos, mayor será la recompensa, ni tampoco que cuantos menos deberes hagamos, menores serán las bendiciones de Dios. Estos pensamientos no eran nada más que mis nociones e imaginaciones. Dios determina el final y el destino de una persona dependiendo de si posee, o no, la verdad. Sin importar si una persona es mayor o es joven, mientras busque la verdad y siga el camino de perseguir la verdad, es una persona que Dios pretende salvar. Dios no trata a ninguna persona de forma injusta. Esto está determinado por el carácter justo de Dios. Yo no estaba viendo las cosas basándome en los principios-verdad; en cambio, juzgaba si alguien podía ser salvado basándome en el tamaño de su contribución. ¡Esto mostraba una falta de comprensión del carácter justo de Dios y era una blasfemia contra Él! Pensé en cómo Pablo difundió el evangelio por la mayor parte de Europa y fundó muchas iglesias. Parecía que había hecho grandes contribuciones, pero no perseguía la verdad. Él trataba su obra y su entrega como moneda de cambio y exigía una corona a Dios. A menudo se exaltaba y daba testimonio de sí mismo, nunca daba testimonio de Dios. Incluso afirmó que para él vivir era cristo, lo cual ofendió gravemente el carácter de Dios. Al final, no se salvó y, en cambio, fue castigado en el infierno. El tamaño de la contribución que haga una persona en su deber no puede determinar si esa persona se salvará. La salvación de una persona depende de si persigue la verdad y de si hace sus deberes con todo su corazón y su mente. Xiujuan, cuando no comprendemos la verdad, tendemos a ver problemas por confiar en nuestras nociones e imaginaciones. ¡Esto nos hace propensos a malinterpretar las intenciones de Dios!
Después de esto, comencé a reflexionar y me preguntaba a mí mismo: “¿Qué se esconde detrás de mis preocupaciones y mi angustia? ¿Qué las impulsa?”. En mi búsqueda, leí un pasaje de las palabras de Dios: “Antes de decidirse a cumplir su deber, en lo más hondo de su corazón, los anticristos están rebosantes de expectativas en lo que se refiere a sus perspectivas, a ganar bendiciones, un buen destino y hasta una corona, y poseen la máxima confianza en obtener estas cosas. Acuden a la casa de Dios para cumplir su deber con esas intenciones y aspiraciones. ¿Contiene, pues, su cumplimiento del deber la sinceridad, la fe y la lealtad genuinas que Dios exige? En este punto uno no puede atisbar aún su lealtad, fe o sinceridad genuinas porque todos albergan una mentalidad completamente transaccional antes de cumplir su deber; todos toman la decisión de llevar a cabo su deber movidos por intereses y partiendo también de la condición previa de sus desbordantes ambiciones y deseos. ¿Qué intención tienen los anticristos al cumplir su deber? Hacer un trato y llevar a cabo un intercambio. Cabría decir que estas son las condiciones que fijan para llevar a cabo su deber: ‘Si cumplo con mi deber, debo obtener bendiciones y alcanzar un buen destino. Debo obtener todas las bendiciones y los beneficios que dios ha dicho que están reservados para la humanidad. En caso de no poder obtenerlos, no cumpliré este deber’. Acuden a la casa de Dios para llevar a cabo su deber con esas intenciones, ambiciones y deseos. Parece como si tuviesen cierta sinceridad y, por supuesto, en el caso de nuevos creyentes que acaban de empezar a llevar a cabo su deber, también puede describirse como entusiasmo. Sin embargo, esto carece de fe genuina o de lealtad; solo hay un cierto grado de entusiasmo, no se puede calificar de sinceridad. A juzgar por esta actitud de los anticristos ante el cumplimiento de su deber, se trata de algo completamente transaccional y repleto de sus deseos de beneficios, tales como ganar bendiciones, entrar en el reino de los cielos, obtener una corona y recibir recompensas. Por eso desde fuera parece que muchos anticristos, antes de que los expulsen, están cumpliendo su deber e incluso que han renunciado a más cosas y sufrido más que la persona promedio. El esfuerzo que hacen y el precio que pagan están a la par de los de Pablo, y ellos también van de aquí para allá tanto como él. Eso es algo que todo el mundo puede ver. En términos de su comportamiento y de su disposición a sufrir y pagar el precio, no deberían quedarse sin nada. En todo caso, Dios no considera a una persona en función de su comportamiento externo, sino en base a su esencia, su carácter, lo que revela y la naturaleza y la esencia de cada una de las cosas que hace” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VII)). Por las palabras de Dios vi que cuando los anticristos hacen sus deberes en la iglesia, no importa a cuánto parece que renuncian, cuánto se entregan o sufren y qué precio pagan; todo lo hacen para ganar bendiciones y usan su deber como un medio para negociar con Dios. A la luz de las palabras de Dios, me di cuenta de que mi propia visión sobre la búsqueda era la misma que la de un anticristo. Desde que encontré a Dios, parecía que era capaz de obedecer los arreglos de la iglesia y hacer mis deberes, pero la intención de todo esto era recibir bendiciones. En mi afán de recibir bendiciones, por propia voluntad alquilé dos apartamentos para hacer deberes de acogida. A cambio de las bendiciones del reino de los cielos, incluso estuve dispuesto a renunciar a un empleo con un sueldo alto para llevar a cabo activamente mis deberes. Por conseguir un buen destino, no dejaba que mi enfermedad me impidiera hacer mis deberes, ya que pensaba que cuantos más deberes hiciera, más bendiciones recibiría de Dios. Pero, a medida que envejecía, cuando vi que mi eficiencia y efectividad en mis deberes no podían seguir el ritmo de las personas más jóvenes, comencé a preocuparme de que pudieran destituirme o reasignarme. En ese caso, los deberes que podría hacer disminuirían aún más y mis esperanzas de recibir bendiciones y entrar en el reino de Dios se volverían remotas. Vivía en un estado de preocupación, ansiedad y angustia, y hacía mis deberes con la actitud de “superar un día a la vez”. Los deberes son la responsabilidad de un ser creado, y están justificados y son naturales, pero yo consideraba mi deber como una prueba para ganar bendiciones; mientras pudiera recibir bendiciones, estaba dispuesto a entregarme, renunciar, soportar y pagar un precio, sin importar cuánto se necesitara. Sin embargo, si no había esperanza de recibir bendiciones no tenía ninguna motivación para hacer mis deberes. ¿En qué sentido tenía yo algo de conciencia? Al recordar, vi que, desde el momento en que comencé a creer en Dios, había disfrutado mucho del pastoreo y del riego de Dios a través de Sus palabras y que no debería exigirle nada a Dios. Dios me ha dado la vida y me ha permitido venir a la casa de Dios y hacer mi deber, y esto ya es la gracia de Dios. Incluso si no hay un buen destino para mí, no debería quejarme y debería someterme a la soberanía y los arreglos de Dios. Cuanto más pensaba en ello, más en deuda me sentía con Dios y le oré, dispuesto a abandonar mi deseo de bendiciones y a dejar atrás esos puntos de vista erróneos sobre la búsqueda.
Durante mis prácticas devocionales, leí más palabras de Dios: “Los hermanos y hermanas más mayores también tienen sus funciones que llevar a cabo, y Dios no los abandona. Los hermanos y hermanas más mayores también tienen aspectos tanto deseables como indeseables. Tienen más filosofías para los asuntos mundanos y más nociones religiosas. En sus acciones se adhieren a muchas costumbres rígidas, sienten afecto por las normas que aplican mecánicamente y sin flexibilidad. Este es un aspecto indeseable. Sin embargo, estos hermanos y hermanas mayores siguen tranquilos y sosegados pase lo que pase; su carácter es estable y no albergan estados de ánimo tempestuosos. Puede que tarden más en entender las cosas, pero esto no es un defecto grave. Siempre que podáis someteros; siempre que podáis aceptar las palabras actuales de Dios y no escudriñar las palabras de Dios; siempre que os preocupéis solo de someteros y seguir y nunca emitáis ningún juicio sobre las palabras de Dios ni alberguéis otros pensamientos malos acerca de ellas; siempre que aceptéis Sus palabras y las pongáis en práctica, entonces, al haber cumplido estas condiciones, podréis ser perfeccionados” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de que todos cumplan su función). “Seáis hermanos o hermanas más jóvenes o más mayores, sabéis la función que deberíais llevar a cabo. Los más jóvenes no son arrogantes; los más mayores no son negativos ni retroceden. Además, ellos son capaces de usar las fuerzas de los demás para compensar sus debilidades y pueden servirse los unos a los otros sin prejuicio alguno. Se construye un puente de amistad entre los hermanos y hermanas más jóvenes y los más mayores, y gracias al amor de Dios, sois capaces de entenderos mejor unos a otros. Los hermanos y hermanas más jóvenes no miran con desprecio a los más mayores ni estos son sentenciosos: ¿no es esto cooperación armoniosa? Si todos tenéis tal determinación, entonces la voluntad de Dios se cumplirá sin duda en vuestra generación” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de que todos cumplan su función). Las palabras de Dios me inspiraron y me dieron una gran fe. Aunque nosotros los mayores tenemos una salud algo peor, mientras escuchemos las palabras de Dios, nos sometamos a Él y nos enfoquemos en practicar Sus palabras, todos tenemos la oportunidad de salvarnos. Las personas mayores no necesitan compararse con los jóvenes; deben ver correctamente sus fortalezas y sus debilidades. Las personas jóvenes tienen agudeza mental y aprenden rápido, y, aunque tienen sus puntos fuertes, también pueden tener tendencia a carecer de una reflexión profunda. Los ancianos tienden a ser calmos y constantes en su trabajo. Cooperar de esta manera hace posible que nos complementemos en nuestros deberes. Cuando tengo problemas técnicos, pido ayuda a Yang Xun y cuando Yang Xun se enfrenta a preguntas difíciles, las discute conmigo y eso nos permite llegar a un rápido consenso. Si ninguno de los dos las entiende, buscamos la orientación de nuestro líder y, finalmente, acabamos encontrando una senda de práctica. Además, tanto Yang Xun como yo, somos capaces de señalarnos las revelaciones de corrupción del otro o qué acciones no concuerdan con los principios-verdad, independientemente de quién las note y sin sentirnos limitados por el orgullo. Ambos nos beneficiamos mutuamente a través de una plática abierta. Ahora ya no me preocupa no poder realizar mis deberes debido a mi edad, me centro en cómo hacerlos bien para corresponder al amor de Dios. ¡Gracias a Dios Todopoderoso!
Xiujuan: Espero que mis vivencias te ayuden. Según mi experiencia real, veo que Dios no es parcial hacia los ancianos. Si Dios no hubiera dispuesto una situación así para revelarme, no me habría dado cuenta de que muchas de mis opiniones no se correspondían con la verdad. Esta revelación me permitió obtener ganancias. Si tienes alguna nueva luz o esclarecimiento, por favor escríbeme para compartirlo. ¡Quedo a la espera de tu respuesta!
Liang Zhi
18 de noviembre de 2023
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.
Por Wei Zhong, China Hace unos años abrí una tienda de reparación de electrodomésticos. Quería ser un empresario honesto y simplemente...
Por Gan Xiao, ChinaEn agosto del año pasado, un líder me transfirió a una iglesia diferente después de que me destituyeran. Noté que el...
Por Zhang Min, España Las palabras de Dios dicen: “Anteriormente se dijo que estas personas son la progenie del gran dragón rojo. En...
Por Han Qing, China En septiembre de 2023, la policía detuvo a la hermana que era mi compañera. En ese tiempo, yo era líder de la iglesia....