Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 454

1 Sep 2020

Jesús fue capaz de completar la comisión de Dios —la obra de la redención de toda la humanidad—, porque Él consideró la voluntad de Dios, sin Sus propios planes ni consideraciones personales. Él también era un íntimo de Dios, Dios mismo, algo que todos entendéis muy bien. (Realmente, era Dios mismo al que Dios dio testimonio; menciono esto aquí para ilustrar la cuestión mediante la realidad de Jesús.) Él fue capaz de poner el plan de gestión de Dios como el centro mismo, y siempre oró al Padre celestial y buscó Su voluntad. Él oró, diciendo: “¡Dios Padre! Cumple lo que sea Tu voluntad, y no actúes según Mis propósitos; hazlo según Tu plan. El hombre puede ser débil, ¿pero por qué deberías preocuparte por él? ¿Cómo podría ser el hombre el objeto de Tu preocupación, el ser humano que es como una hormiga en Tu mano? En Mi corazón sólo deseo cumplir Tu voluntad, y quisiera que pudieras hacer lo que desearas en Mí, según Tus propios propósitos”. En el camino hacia Jerusalén, Jesús se sintió angustiado, como si le estuvieran retorciendo un cuchillo en el corazón, pero no tenía la más mínima intención de volverse atrás en Su palabra; siempre había una poderosa fuerza que lo empujaba hacia adelante hacia el lugar de Su crucifixión. Finalmente, fue clavado en la cruz y se convirtió en la semejanza de la carne pecaminosa, completando esa obra de redención de la humanidad, y levantándose por encima de los grilletes de la muerte y el Hades. Delante de Él, la mortalidad, el infierno y el Hades perdieron su poder, y Él los venció. Vivió treinta y tres años en los que siempre hizo todo lo que pudo para cumplir la voluntad de Dios, según Su obra en ese momento, no considerando nunca Su propia ganancia o pérdida personal, y pensando siempre en la voluntad de Dios Padre. Por ello, después de ser bautizado, Dios dijo de Él: “Este es Mi Hijo amado, en quién me regocijo grandemente”. Por Su servicio delante de Dios, que estaba en armonía con la voluntad de este, Dios colocó sobre Sus hombros la pesada carga de redimir a toda la humanidad y le hizo ir adelante para cumplirla, capacitándolo y autorizándolo para completar tan importante tarea. A lo largo de Su vida, soportó un sufrimiento inconmensurable por Dios, y Satanás lo tentó innumerables veces; pero nunca se descorazonó. Dios le encomendó esa tarea porque confiaba en Él, y lo amaba, y por eso dijo personalmente: “Este es Mi Hijo amado, en quién me regocijo grandemente”. En ese momento, sólo Jesús podía cumplir esta comisión, y esta era una parte de la terminación de Dios de Su obra de redención de toda la humanidad en la Era de la Gracia.

Si, como Jesús, podéis considerar las cargas de Dios, y dais la espalda a vuestra carne, Él os confiará Sus importantes tareas, de forma que cumpláis las condiciones de servir a Dios. Sólo bajo tales circunstancias os atreveréis a decir que estáis llevando a cabo la voluntad de Dios y completando Su comisión, sólo entonces os atreveréis a decir que estáis sirviendo verdaderamente a Dios. En comparación con el ejemplo de Jesús, ¿te atreves a decir que eres un íntimo de Dios? ¿Te atreves a decir que estás llevando a cabo la voluntad de Dios? ¿Te atreves a decir que estás sirviendo realmente a Dios? Si, hoy, no entiendes ese servicio a Dios, ¿te atreves a decir que eres un íntimo de Dios? Si dices que sirves a Dios, ¿no blasfemas contra Él? Piensa en ello: ¿estás sirviendo a Dios, o a ti mismo? Sirves a Satanás, pero dices tozudamente que estás sirviendo a Dios, ¿no estás blasfemando contra Dios en esto? Muchas personas detrás de Mí codician la bendición del estatus, se dan atracones de comida, aman dormir y prestar toda la atención a la carne, siempre temerosos de que no haya salida de ella. No desarrollan su función normal en la iglesia, y comen gratuitamente, o amonestan a sus hermanos y hermanas con Mis palabras, se exaltan y señorean sobre los demás. Estas personas siguen diciendo que están llevando a cabo la voluntad de Dios, siempre dicen que son los íntimos de Dios, ¿no es esto absurdo? Si tienen las motivaciones correctas, pero eres incapaz de servir a la voluntad de Dios, estás siendo insensato; pero si tus motivaciones no son correctas, y sigues diciendo que sirves a Dios, eres alguien que se opone a Dios, ¡y deberías ser castigado por Él! ¡No tengo simpatía por tales personas! En la casa de Dios comen gratuitamente, y siempre codician las comodidades de la carne, y no consideran los intereses de Dios; siempre buscan lo que es bueno para ellos, no prestan atención a la voluntad de Dios, y el Espíritu de Dios no escudriña todo lo que hacen, siempre están maquinando y tramando contras sus hermanos y hermanas, y tienen dos caras, como un zorro en una viña, siempre robando uvas y pisoteando la misma. ¿Pueden ser tales personas los íntimos de Dios? ¿Eres apto para recibir las bendiciones de Dios? No asumes responsabilidades para tu vida y la iglesia, ¿eres apto para recibir la comisión de Dios? ¿Quién se atrevería a confiar en alguien como tú? Cuando sirves así, ¿podría atreverse Dios a confiarte una tarea mayor? ¿No estás retrasando las cosas?

Os digo esto para que podáis saber qué condiciones deben cumplirse a fin de servir en armonía con la voluntad de Dios. Si no dais vuestro corazón a Dios, si no consideras la voluntad de Dios como Jesús, Dios no puede confiar en vosotros, y acabará juzgándoos. Quizás hoy, en tu servicio a Dios, siempre albergas el propósito de engañarlo, pero Él seguirá tomando nota de ti. En resumen, independientemente de todo lo demás, si engañas a Dios caerá sobre ti un juicio despiadado. Deberíais aprovecharos de haber entrado en el verdadero camino del servicio a Dios para darle en primer lugar vuestro corazón, sin lealtades divididas. Independientemente de si estas delante de Dios, o de otras personas, tu corazón siempre debería mirar a Dios, y tendrías que estar decidido a amarlo tal como lo hizo Jesús. De esta forma, Dios te hará perfecto, de forma que te conviertas en un siervo suyo que sea conforme a Su corazón. Si deseas sinceramente que Dios te perfeccione, y que tu servicio esté en armonía con Su voluntad, deberías cambiar tus opiniones anteriores acerca de la fe en Él, y la forma en que le servías, de manera que Él pueda perfeccionar más de ti; así, Dios no te abandonará y, como Pedro, estarás a la vanguardia de aquellos que le aman. Si sigues sin arrepentirte, tendrás el mismo final que Judas. Todos los que creen en Dios deberían entender esto.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo servir en armonía con la voluntad de Dios

Las citas de la Biblia en este artículo han sido traducidas de AKJV.

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