Palabras diarias de Dios: Revelación de la corrupción de la humanidad | Fragmento 359
27 Ago 2020
El comportamiento que no me puede obedecer de manera absoluta es traición. El comportamiento que no me puede ser leal es traición. El hacerme trampa y usar mentiras para engañarme es traición. El estar llenos de nociones y esparcirlas por todos lados es traición. No poder defender Mis testimonios e intereses es traición. Fingir una sonrisa cuando se está lejos de Mí en el corazón es traición. Todos estos son actos de traición de los que siempre habéis sido capaces y también son comunes y corrientes entre vosotros. Puede que ninguno de vosotros piense que es un problema, pero eso no es lo que Yo pienso. No puedo tratar la traición hacia Mí como un asunto sin importancia, y ciertamente no lo puedo ignorar. Ahora que estoy obrando entre vosotros, os comportáis así. Si llegara el día en que no haya nadie para cuidaros, ¿no seréis como bandidos que se proclaman reyes? Cuando eso suceda y causéis una catástrofe, ¿quién arreglará el desorden que habéis hecho? Pensáis que algunos actos de traición sólo son algo esporádico, no vuestro comportamiento persistente, y que no deberían ser planteados de una manera tan seria, que hiere vuestro orgullo. Si realmente creéis eso, carecéis de sensatez. Pensar así es un espécimen y arquetipo de rebeldía. La naturaleza del hombre es su vida, es un principio del que depende para sobrevivir y es incapaz de cambiarlo. Justo como la naturaleza de la traición, si puedes hacer algo para traicionar a cualquier pariente o amigo, esto prueba que es parte de tu vida y la naturaleza con la que naciste. Esto es algo que nadie puede negar. Por ejemplo, si a una persona le gusta robar las cosas de otras personas, entonces este “gusto por robar” es una parte de su vida, aunque a veces robe y a veces no. El hecho de que roben o no, no puede probar que su hurto es sólo un tipo de comportamiento. Más bien, prueba que su hurto es parte de su vida, es decir, su naturaleza. Algunas personas preguntarán: Ya que es su naturaleza, entonces, ¿por qué es que a veces ven cosas bonitas pero no las roban? La respuesta es muy simple. Hay muchas razones por las que no roban. Puede que no roben algo porque es demasiado grande para tomarlo sin ser vistos, o porque no existe el momento adecuado para actuar, porque el artículo es demasiado caro, está muy bien guardado o porque no están particularmente interesados en él, o todavía no han pensado en qué uso podrían darle, y así sucesivamente. Todas estas razones son posibles. Sea como sea, si roban algo o no, esto no puede probar que este pensamiento sólo centellea momentáneamente en su interior. Por el contrario, esta es una parte de su naturaleza que es difícil de cambiar para bien. Tal persona no está satisfecha con robar sólo una vez; los pensamientos de reclamar las cosas de los demás como suyas se activan siempre que encuentra algo bonito o una situación adecuada. Es por eso que digo que el origen de este pensamiento no se activa de vez en cuando, sino que está en la propia naturaleza de esta persona.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Un problema muy serio: la traición (1)
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