Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 170

29 Jul 2020

Hemos expuesto muchos temas y contenidos relativos a la frase “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”, ¿pero sabéis en vuestros corazones qué cosas concede Dios a la humanidad aparte de proveeros con Su palabra y llevar a cabo Su obra de castigo y juicio sobre vosotros? Algunas personas podrían decir: “Dios me concede gracia y bendiciones, me da disciplina, alivio, cuidado y protección en toda forma posible”. Otros dirán: “Dios me concede alimentos y bebida diarios”, mientras algunos dirán incluso: “Dios me lo concede todo”. Con respecto a estas cosas con las que las personas pueden entrar en contacto durante su vida cotidiana, todos podríais tener algunas respuestas relacionadas con vuestras propias experiencias de la vida física. Dios concede muchas cosas a cada persona, aunque lo que estamos exponiendo aquí no se limita solamente al ámbito de las necesidades diarias de la persona, sino que os permite a cada uno de vosotros mirar más lejos. Desde una macroperspectiva, si Dios es la fuente de vida para todas las cosas, ¿cómo mantiene la vida de todas ellas? Para que todas las cosas puedan continuar existiendo, ¿qué trae Dios a todas ellas para mantener su existencia, así como las leyes de esta? Esta es la idea principal de lo que estamos exponiendo hoy. […] Espero que podáis relacionar el tema y las cosas de las que voy a hablar con los hechos de Dios y no los vinculéis con ningún conocimiento ni los atéis a ninguna cultura o investigación humana. Sólo estoy hablando de Dios y de Dios mismo. Esta es Mi sugerencia para vosotros. ¿Entendéis? (Sí).

Dios ha concedido muchas cosas a la humanidad. Voy a empezar hablando sobre lo que las personas pueden ver, es decir, sobre lo que pueden sentir. Estas son cosas que las personas pueden entender en su interior y aceptar. Así pues, comencemos con el mundo material para exponer lo que Dios ha provisto para la humanidad.

(1) El aire

Primero, Dios creó el aire para que el hombre pudiera respirar. ¿No es este “aire” el de la vida cotidiana con el que los seres humanos están en contacto constante? ¿No es este aire aquello sobre lo que se apoyan los humanos en todo momento, incluso cuando duermen? El aire que Dios creó es supremamente importante para la humanidad: es el componente fundamental de su aliento y de la vida en sí. Esta esencia, que sólo puede sentirse, pero no verse, fue el primer regalo de Dios para todas las cosas. Después de crear el aire, ¿terminó Él Su trabajo y se marchó? Hay aspectos de esto que son inimaginables para las personas. Una vez creado el aire, era necesario proveer a la humanidad la densidad y la cantidad exactas para su supervivencia. Con respecto a la densidad, primero está el asunto del contenido de oxígeno. Es una pregunta para la física. ¿Qué estaba pensando Dios cuando hizo el aire? ¿Por qué lo hizo, y cuál fue Su razonamiento? Los seres humanos necesitan aire para respirar. En primer lugar, la densidad del aire debería corresponder al pulmón humano. ¿Conoce alguien la densidad del aire? Esto no es algo que las personas necesiten saber; no hay necesidad de saberlo. Tener una idea general está bien; no necesitamos un número exacto relativo a la densidad del aire. Primero, Dios hizo el aire con una densidad que sería la más apropiada para la respiración de los pulmones humanos, está adaptada a la respiración humana. Es decir, cuando se inhala, el aire tiene una densidad que no daña el cuerpo. De esto se trata la densidad del aire. Principalmente, los contenidos del aire no son venenosos para los seres humanos y, por tanto, no dañarán los pulmones ni el cuerpo. Dios tuvo que considerar todo esto. Tuvo que tener en cuenta que el aire respirado por los seres humanos debía entrar y salir suavemente y que, después de ser inhalado, el contenido y la cantidad de aire debían ser tales que tanto la sangre como el aire residual en el pulmón y el cuerpo se metabolizaran apropiadamente y, también, que el aire no debería contener ningún componente venenoso. Con respecto a estos dos estándares, no quiero hartaros con un montón de conocimiento, sino más bien haceros saber que Dios tuvo un proceso específico de pensamiento en mente cuando creó cada cosa —el mejor—. En cuanto a la cantidad de polvo en el aire, la cantidad de polvo, arena y lodo en la tierra, así como el polvo que cae desde el cielo, Dios también tenía un plan para estas cosas, una forma de eliminarlas o resolverlas. Aunque hay algo de polvo, Dios lo hizo de tal forma que este no dañara el cuerpo y la respiración del hombre, y que sus fragmentos fueran de un tamaño no perjudiciales para el cuerpo. ¿No fue misteriosa la creación del aire por parte de Dios? (Sí). ¿Fue tan simple como soltar un soplo de aire de Su boca? (No). Incluso cuando creó las cosas más simples, el misterio de Dios, Sus opiniones, Sus pensamientos y Su sabiduría son evidentes. ¿Es Dios realista? (Sí). Es decir, incluso en la creación de algo simple, Dios estaba pensando en la humanidad. En primer lugar, el aire que los seres humanos respiran está limpio, su composición es apropiada para la respiración humana, no es tóxica, y no provoca daño a los humanos, y su densidad está calibrada para la respiración humana. Este aire que los humanos inhalan y exhalan es esencial para su cuerpo y su carne. Por tanto, ellos pueden respirar libremente, sin limitación ni preocupación. Pueden respirar con normalidad. El aire es eso que Dios creó en el principio y que es indispensable para la respiración humana.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VIII

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