Palabras diarias de Dios: Conocer la obra de Dios | Fragmento 185

3 Sep 2020

Obrar ahora en los descendientes de Moab es salvar a aquellos que han caído en la más grande oscuridad. Aunque fueron maldecidos, Dios está dispuesto a obtener la gloria a partir de ellos, pues, al principio, todos eran personas que no tenían a Dios en su corazón; solo hacer que quienes no tienen a Dios en su corazón lo obedezcan y lo amen es una verdadera conquista, y el fruto de tal obra es el más valioso y el más convincente. Sólo esto es obtener gloria; esta es la gloria que Dios quiere obtener en los últimos días. Aunque estas personas son de una posición inferior, que ahora sean capaces de obtener una salvación tan grande, es, verdaderamente, una elevación hecha por Dios. Esta obra tiene mucho sentido, y Él gana a estas personas a través del juicio. No es Su intención castigar a estas personas, sino salvarlas. Si Él siguiera haciendo la obra de conquista en Israel durante los últimos días, esto sería inútil; aunque diera fruto, no tendría valor ni gran importancia, y Él no sería capaz de obtener toda la gloria. Él está obrando en vosotros, en los que han caído en el más oscuro de los lugares, en los más retrógrados. Estas personas no reconocen que hay un Dios ni lo han sabido nunca. Satanás ha corrompido a estas criaturas hasta el punto de olvidar a Dios. Satanás las ha cegado y no saben en absoluto que hay un Dios en el cielo. En vuestro corazón, todos adoráis ídolos y adoráis a Satanás; ¿no sois las personas más inferiores, las más retrógradas? Sois lo más bajo de la carne, sin ninguna libertad personal, y también sufrís dificultades. También sois las personas con el nivel más bajo de esta sociedad, sin ninguna libertad de creencia. Aquí yace la relevancia de obrar en vosotros. Obrar hoy en vosotros, los descendientes de Moab, no es para humillaros, sino para revelar la relevancia de la obra. Es una gran elevación para vosotros. Si una persona tiene razón y percepción, declarará: “Soy un descendiente de Moab, verdaderamente indigno de recibir hoy tan grande elevación de Dios o tan grandes bendiciones. En todo lo que hago y digo, y de acuerdo con mi estatus y valía, no soy digno de bendiciones tan grandes de Dios. Los israelitas tienen un gran amor por Dios, y Él les concede la gracia que disfrutan; pero su estatus es mucho más elevado que el nuestro. Abraham estaba muy consagrado a Jehová, y Pedro estaba muy consagrado a Jesús: su devoción era cien veces mayor a la nuestra. Con base en nuestras acciones, somos absolutamente indignos de disfrutar de la gracia de Dios”. El servicio de estas personas en China simplemente no puede llevarse delante de Dios. Es un completo desastre; ¡que disfrutes ahora tanto de la gracia de Dios es puramente la elevación de Dios! ¿Cuándo habéis buscado la obra de Dios? ¿Cuándo habéis sacrificado vuestra vida por Él? ¿Cuándo habéis renunciado sin dilación a vuestra familia, a vuestros padres y a vuestros hijos? ¡Ninguno de vosotros ha pagado un gran precio! Si el Espíritu Santo no te hubiera sacado, ¿cuántos de vosotros habríais sido capaces de sacrificarlo todo? Habéis llegado hasta hoy, solo por la fuerza y bajo coacción. ¿Dónde está vuestra devoción? ¿Dónde está vuestra obediencia? Con base en vuestros actos, debisteis haber sido destruidos hace mucho: debisteis haber sido eliminados. ¿Qué os califica para disfrutar de bendiciones tan grandes? ¡No sois dignos en absoluto! ¿Quién de entre vosotros ha encontrado el camino verdadero por sí mismo? ¿Quién de entre vosotros ha encontrado el camino verdadero por sí mismo? ¡Todos sois perezosos, glotones y comodinos miserables! ¿Creéis que sois grandes? ¿De qué tenéis que jactaros? Aun si ignorarais que sois descendientes de Moab, ¿es vuestra naturaleza, vuestro lugar de nacimiento del más elevado nivel? Incluso si ignorarais que sois sus descendientes, ¿no sois todos descendientes de Moab de la cabeza a los pies? ¿Puede cambiarse la verdad de los hechos? ¿Acaso dejar al descubierto vuestra naturaleza ahora tergiversa la verdad de los hechos? Mirad vuestro servilismo, vuestra vida y vuestra personalidad; ¿no sabéis que sois los más inferiores de los inferiores entre la humanidad? ¿De qué tenéis que jactaros? Considerad vuestra posición en la sociedad. ¿No estáis en su nivel más bajo? ¿Acaso pensáis que he dicho algo equivocado? Abraham ofreció a Isaac, ¿qué habéis ofrecido vosotros? Job lo ofreció todo, ¿qué habéis ofrecido vosotros? Muchas personas han dado su vida, han entregado sus cabezas y derramado su sangre con el fin de buscar el camino verdadero. ¿Habéis pagado ese precio? En comparación, no sois en absoluto aptos para disfrutar de una gracia tan grande. ¿Os ofende decir hoy que sois descendientes de Moab? No os tengáis en tan alta estima. No tienes nada de lo que jactarte. Una salvación y una gracia tan grandes se os dan gratuitamente. No habéis sacrificado nada; sin embargo, disfrutáis de la gracia libremente. ¿No os sentís avergonzados? ¿Es este camino verdadero algo que buscasteis y encontrasteis por vosotros mismos? ¿No fue el Espíritu Santo quien os obligó a aceptarlo? Nunca habéis tenido un corazón que busca y, mucho menos, un corazón que busca y anhela la verdad. Solamente habéis estado sentados y disfrutándolo; habéis obtenido esta verdad sin hacer el menor esfuerzo. ¿Qué derecho tenéis de quejaros? ¿Piensas que eres de lo más valioso? En comparación con quienes sacrificaron su vida, y derramaron su sangre, ¿de qué os tenéis que quejar? ¡Destruiros ahora mismo sería correcto y natural! No tenéis otra opción más que obedecer y seguir. ¡Simplemente no sois dignos! La mayoría de entre vosotros fuisteis llamados, pero si el entorno no os hubiera obligado o no hubierais sido llamados, os habríais negado por completo a salir. ¿Quién está dispuesto a aceptar tal desistimiento? ¿Quién está dispuesto a abandonar los placeres de la carne? ¡Todos sois personas que se divierten avariciosamente en las comodidades, y buscan una vida de lujo! Habéis obtenido bendiciones tan grandes, ¿qué más tenéis que decir? ¿Qué quejas tenéis? Se os ha permitido disfrutar de las mayores bendiciones y la mayor gracia en el cielo, y hoy se os revela la obra que nunca se había hecho en la tierra. ¿No es esto una bendición? Sois castigados de esta manera hoy porque os habéis resistido a Dios y os habéis rebelado contra Él. Debido a este castigo, habéis visto la misericordia y el amor de Dios y, más aún, habéis visto Su justicia y Su santidad. Debido a este castigo y a la inmundicia de la humanidad, habéis visto el gran poder de Dios, Su santidad y Su grandeza. ¿No es esta la más rara de las verdades? ¿No es esta una vida con sentido? ¡La obra que Dios hace está llena de sentido! Así pues, cuanto más baja es vuestra posición, más muestra que sois elevados por Dios, y más demuestra el gran valor de Su obra en vosotros hoy. ¡Es, sencillamente, un tesoro incalculable que no puede conseguirse en ningún otro lugar! A lo largo de las eras nadie ha disfrutado de una salvación tan grande. Que vuestra posición sea inferior muestra cuán grande es la salvación de Dios, y que Él es fiel a la humanidad; Él salva, no destruye.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La relevancia de salvar a los descendientes de Moab

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