Palabras diarias de Dios: Conocer la obra de Dios | Fragmento 198

1 Sep 2020

Hoy, Yo obro en las personas escogidas en China, para revelar la totalidad de su carácter rebelde y para desenmascarar toda su fealdad, y esto brinda el contexto para decir todo lo que necesito decir. Posteriormente, cuando lleve a cabo el siguiente paso de la obra de conquistar todo el universo, usaré Mi juicio hacia vosotros para juzgar la injusticia de todos en todo el universo, porque vosotros sois los representantes de los rebeldes en medio de la humanidad. Los que no puedan dar un paso al frente para ofrecerse se convertirán en simples contrastes y objetos para servir, mientras que los que puedan hacerlo serán usados. ¿Por qué digo que los que no pueden dar un paso al frente solo servirán como contrastes? Porque Mis palabras presentes y Mi obra presente tienen como objetivo vuestro pasado, y porque os habéis convertido en los representantes y en el epítome de los rebeldes entre toda la humanidad. Después, llevaré estas palabras que os conquistan a otros países y las usaré para conquistar a las personas de esos lugares; sin embargo, tú no las habrás ganado. ¿No haría eso de ti un contraste? El carácter corrupto de toda la humanidad, los actos rebeldes del hombre y las imágenes y los rostros feos del hombre, todo ello se registra hoy en las palabras que se utilizan para conquistarte. Entonces usaré estas palabras para conquistar a las personas de cada nación y denominación, porque vosotros sois el arquetipo, el precedente. Sin embargo, no me dispuse a abandonaros intencionadamente; si fracasas en hacerlo bien en tu búsqueda y, por tanto, demuestras que eres incurable, ¿no serías, simplemente, un objeto de servicio y un contraste? En una ocasión dije que Mi sabiduría se ejerce con base en los ardides de Satanás. ¿Por qué dije eso? ¿No es esa la verdad detrás de lo que estoy diciendo y haciendo ahora? Si no puedes dar un paso al frente para ofrecerte, si no eres perfeccionado sino castigado, ¿no te convertirías en un contraste? Quizás has sufrido mucho en tu tiempo, pero sigues sin entender nada; ignoras todo acerca de la vida. Aunque has sido castigado y juzgado, no has cambiado en absoluto y, muy en el fondo, no has obtenido la vida. Cuando llegue el momento de poner a prueba tu obra, experimentarás una prueba tan feroz como el fuego y una tribulación aún mayor. Este fuego convertirá en cenizas todo tu ser. Como alguien que no posee vida, alguien sin una onza de oro puro en su interior, atrapado aún en el antiguo carácter corrupto y que ni siquiera puede hacer un buen trabajo siendo un contraste, ¿cómo podrías no ser eliminado? ¿De qué sirve la obra de conquista para alguien que vale menos que un penique y no tiene vida? Cuando llegue ese momento, ¡vuestros días serán más duros que los de Noé y Sodoma! Tus oraciones no te harán ningún bien entonces. ¿Cómo puedes regresar después y empezar de nuevo a arrepentirte cuando la obra de salvación ya haya terminado? Una vez que se haya llevado a cabo toda la obra de salvación, no habrá más; lo que habrá será el inicio de la obra de castigo de los malvados. Tú te resistes, te rebelas, y haces cosas que sabes que son malas. ¿No eres el objetivo del duro castigo? Yo te estoy explicando esto con todo detalle hoy. Si eliges no escuchar, cuando el desastre te sobrevenga más adelante, ¿no será demasiado tarde si en ese momento empiezas a sentir remordimiento y comienzas a creer? Te estoy dando una oportunidad de arrepentirte hoy, pero no estás dispuesto a hacerlo. ¿Cuánto quieres esperar? ¿Hasta el día del castigo? Yo no recuerdo hoy tus transgresiones del pasado; te perdono una y otra vez y me aparto de tu lado negativo y miro únicamente al positivo, porque todas Mis palabras y Mi obra presentes tienen el propósito de salvarte y Yo no tengo malas intenciones hacia ti. Sin embargo, tú te niegas a entrar; no puedes distinguir el bien del mal y no sabes cómo apreciar la bondad. ¿Acaso esas personas no esperan simplemente la llegada del castigo y la justa retribución?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (1)

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