Palabras diarias de Dios: Conocer la obra de Dios | Fragmento 205

6 Ago 2020

Deberíais ofrecer vuestro todo por Mi obra. Deberíais hacer obra que me beneficie. Quiero hablaros sobre todo lo que no tenéis claro de forma que podáis obtener de Mí todo aquello de lo que carecéis. Aunque vuestros defectos son demasiado numerosos para contarlos, estoy dispuesto a seguir haciendo la obra que debería estar haciendo en vosotros, concediéndoos Mi última misericordia de forma que podáis beneficiaros de Mí y obtener la gloria ausente en vosotros y que el mundo nunca ha visto. He obrado durante muchos años, pero nadie entre los hombres nunca me ha conocido. Quiero contaros secretos que nunca he contado a nadie.

Entre los hombres, fui el Espíritu que no podían ver, el Espíritu con el que nunca podían entrar en contacto. Debido a Mis tres etapas de obra en la tierra (creación del mundo, redención y destrucción), aparezco en medio de ellas en diferentes momentos (nunca públicamente) para realizar Mi obra entre los hombres. La primera vez que vine entre los hombres fue durante la Era de la Redención. Por supuesto vine en medio de la familia judía; por tanto, los primeros en ver a Dios en la tierra fueron los miembros del pueblo judío. La razón por la que hice personalmente esta obra fue porque quise usar Mi carne encarnada como una ofrenda por el pecado en Mi obra redentora. Así pues los primeros en verme fueron los judíos de la Era de la Gracia. Esa fue la primera vez que obré en la carne. En la Era del Reino, Mi obra es conquistar y perfeccionar, por lo que hago de nuevo obra de pastoreo en la carne. Esta es Mi segunda vez obrando en la carne. En las dos últimas etapas de la obra, aquello con lo que las personas entran en contacto ya no es el Espíritu invisible e intocable, sino una persona que es el Espíritu actualizado como carne. Así pues, a ojos del hombre, vuelvo a ser una persona sin el aspecto y el sentimiento de Dios. Además, el Dios que las personas ven no es sólo varón, sino también mujer, lo que es aún más asombroso y desconcertante para ellas. Una y otra vez, Mi obra extraordinaria destruye viejas creencias sostenidas durante muchos, muchos años. ¡Las personas están atónitas! Dios no es sólo el Espíritu Santo, ese Espíritu, el Espíritu siete veces intensificado, el Espíritu que todo lo engloba, sino también una persona, una persona ordinaria, excepcionalmente común. No es sólo varón, sino también mujer. Son parecidos en que ambos nacieron de humanos, y distintos en que uno es concebido por el Espíritu Santo y el otro es nacido de un humano pero derivado directamente del Espíritu. Son parecidos en que ambas carnes encarnadas de Dios llevan a cabo la obra de Dios el Padre, y distintos en que uno hace la obra de redención y el otro la de conquista. Ambos representan a Dios el Padre, pero uno es el Señor de la redención lleno de gracia y misericordia, y el otro es el Dios de justicia lleno de ira y juicio. Uno es el Comandante Supremo que lanza la obra de redención, y el otro es el Dios justo que cumple la obra de conquistar. Uno es el Principio, el otro el Final. Uno es carne sin pecado, el otro es carne que completa la redención, continúa la obra, y nunca es del pecado. Ambos son el mismo Espíritu, pero moran en carnes diferentes y han nacido en lugares diferentes. Y están separados por varios miles de años. Sin embargo, toda Su obra es mutuamente complementaria, nunca conflictiva, y se puede hablar de ella en el mismo contexto. Ambos son personas, pero uno es un bebé varón y el otro es una niña recién nacida. Durante estos muchos años, lo que las personas han visto no es sólo el Espíritu y no sólo un hombre, un varón, sino también muchas cosas que no están de acuerdo con las nociones humanas, y por tanto nunca pueden explicarme totalmente. Se mantienen creyendo en Mí y dudando de Mí a medias, como si Yo existiera pero fuera también un sueño ilusorio. Esta es la razón por la que hasta hoy, las personas siguen sin saber qué es Dios. ¿Puedes resumirme realmente en una simple frase? ¿Te atreves a decir realmente: “Jesús no es otro que Dios, y Dios no es otro que Jesús”? ¿Eres realmente tan valiente como para decir: “Dios no es otro que el Espíritu, y el Espíritu no es otro que Dios”? ¿Estás cómodo diciendo: “Dios es solamente una persona vestida de carne”? ¿Tienes verdaderamente la valentía de afirmar: “La imagen de Jesús es simplemente la gran imagen de Dios”? ¿Eres capaz de explicar exhaustivamente el carácter y la imagen de Dios con la fuerza de tu don de palabra? ¿Te atreves a decir realmente: “Dios sólo creó al hombre, no a la mujer, a Su imagen”? Si dices esto, entonces ninguna mujer estaría entre Mis escogidos y mucho menos serían un género dentro de la humanidad. ¿Sabes ahora qué es Dios? ¿Es humano? ¿Es un Espíritu? ¿Es realmente un varón? ¿Sólo Jesús puede completar la obra que quiero hacer? Si sólo eliges una de las anteriores para resumir Mi esencia, serías entonces un creyente fiel extremadamente ignorante. Si obro como carne encarnada una vez y sólo una, ¿podríais delimitarme? ¿Puedes realmente mirar y ver a través de Mí? ¿Puedes realmente resumirme completamente simplemente gracias a lo que has sido expuesto durante tu vida? Y si en Mis dos encarnaciones hago una obra parecida, ¿cómo me percibiríais? ¿Podríais dejarme clavado en la cruz para siempre? ¿Puede ser Dios tan simple como dices?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Cuál es tu entendimiento de Dios?

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