¿Cuál es la realidad-verdad?

Hay muchas personas que creen en Dios, pero pocas persiguen la verdad. ¿Cómo discernir si alguien persigue la verdad? ¿Cómo evaluar si alguien es una persona que persigue la verdad? Imaginemos a una persona que hace siete u ocho años que cree en Dios. Podrá pronunciar muchas palabras y doctrinas, se le llenará la boca de vocabulario espiritual, ayudará a menudo a otros, parecerá muy entusiasta, será capaz de renunciar a cosas y cumplirá su deber con gran vigor. Sin embargo, no se le ve practicar mucho la verdad, no es capaz de hablar de experiencias reales de entrada en la vida ni mucho menos se puede percibir una transformación de su carácter-vida. Se puede decir con toda seguridad que alguien así no persigue la verdad. Si alguien ama sinceramente la verdad, al cabo de un tiempo sabrá hablar de lo que comprenda y al menos podrá actuar de acuerdo con los principios en algunas cosas; tendrá cierta experiencia de entrada en la vida y como mínimo mostrará ciertos cambios de conducta. Los que persiguen la verdad tienen un estado espiritual que mejora constantemente, su fe en Dios aumenta poco a poco y tienen cierta comprensión de lo que revelan y de sus actitudes corruptas, además de experiencia personal y auténtica clarividencia acerca de cómo obra Dios para salvar a la gente. Todas estas cosas se realzan progresivamente en ellos. Si ves estas manifestaciones en una persona, puedes tener plena seguridad de que se trata de alguien que persigue la verdad. La gente se entusiasma bastante cuando llega a creer en Dios por primera vez, pero no sabe nada sobre lo que es creer en Dios. Piensa que significa ser buena persona y recorrer la senda adecuada. Más adelante, después de comer y beber de las palabras de Dios y de escuchar sermones y enseñanzas, es capaz de discernir varios asuntos. Se da cuenta de que las personas tienen actitudes corruptas y de que deberían buscar la verdad para resolverlas y aceptar la salvación de Dios, y llega a entender lo que significa creer en Él. Gradualmente comprende un poco la obra de Dios y Su intención de salvar al género humano. Poco a poco acumula este entendimiento y progresivamente entra en la senda correcta de la creencia en Dios. Su comprensión y su experiencia de las realidades-verdad son cada vez más elevadas, sin quedarse en interpretaciones literales o en las palabras y doctrinas. Si alguien ha creído en Dios durante varios años y sigue expresando las palabras y doctrinas, si suele pronunciar lemas sobre el hecho de creer en Dios y su fe parece progresar bien, pero es incapaz de hablar sobre experiencia vital o sobre conocerse a sí mismo y de discernir a los incrédulos y a la gente malvada, si vive con estos problemas, todo esto significa que no conoce la obra de Dios, y puede determinarse que no ha perseguido la verdad durante los pocos años que ha creído en Dios. Es un indicio muy claro.

Para valorar si un líder o un obrero tiene la realidad-verdad, fíjate primero en si su charla aporta un verdadero testimonio y una nueva luz. Cuando no has visto a alguien en varios años, el contenido de su charla puede parecer nuevo y original al principio porque es posible que hable con una nueva luz después de oír un sermón. No obstante, después de pasar dos o tres días con él, vuelve a hablar de pequeñas experiencias y testimonios de su pasado, de cómo Dios lo salvó y le otorgó gracia y bendiciones. En menos de una semana, repite esas experiencias y conocimientos superficiales sobre los que ya charlaba antes. ¿Es esto progresar? De un solo vistazo, puedes ver que no. Después de creer en Dios durante varios años, cuenta con un buen repertorio de palabras y doctrinas y es capaz de decir algunas cosas correctas, pero sigue confundido cuando le ocurren cosas y no sabe lidiar con ellas. No puede encontrar los principios-verdad ni discernir a las personas. ¿Es esto progresar? (No). No lo es. Aunque haya cumplido su deber durante varios años, al preguntarle si ha logrado tener lealtad hacia Dios, no lo entenderá por sí mismo. En cualquier caso, siempre llega puntual a las reuniones y parece cumplir sus deberes con normalidad. Pero, al preguntarle si ha experimentado alguna transformación genuina, es incapaz de ofrecer una respuesta clara. Esto es un problema. Demuestra que no entiende la verdad. Si la comprendiera, sería capaz de ver claramente estos problemas. Algunos obtienen ciertos resultados en sus deberes, pero, si les preguntas por qué cumplen sus deberes, solo pueden decir que los seres creados deben cumplir deberes, sin ser claros en los detalles. Si les preguntas si aplican principios de práctica al realizar sus deberes, no saben calibrar esta cuestión. ¿Dirías que pueden cumplir sus deberes adecuadamente? (No, no pueden). Esto no es progresar. ¿Acaso no es irritante no lograr ningún progreso? Si les preguntas cómo reaccionan al ser podados al llevar a cabo sus deberes, responden que escuchan, obedecen y no se resisten. Ya tenían este principio varios años atrás, y siguen teniéndolo ahora sin que haya cambiado. En cualquier caso, se limitan a hacer lo que les dicen. Si les preguntas si han alcanzado algún entendimiento después de ser podados, si han descubierto su propio estado rebelde y su naturaleza corrupta, o si el conocimiento de sí mismos se ha hecho más profundo, no saben ni entienden nada de eso. En todo caso, se atienen a una regla: cuando los podan, deben obedecer y ajustar su mentalidad, sin resistirse o justificarse, y deben soportarlo y obedecer con resignación. Este era su punto de vista anterior y ahora aún lo es más. ¿Es esto una manifestación de haber ganado la verdad? (No). En el proceso de creer en Dios, estas personas no han entrado en la realidad de ningún aspecto de la verdad ni han comprendido firmemente los principios de cualquier aspecto de la verdad. Aunque les digan: “Cuando te ocurran cosas, debes practicar la verdad y captar firmemente los principios-verdad, sin desviarte de este ámbito”, siguen sin saber cómo buscar los principios-verdad cuando les ocurre algo, no son meticulosas y se limitan a salir del paso. Parece que se ajustan a la dirección general, que son obedientes y escuchan, que hacen bien el trabajo que tengan entre manos, sin ser superficiales, y que pueden proteger los intereses de la iglesia, pero ¿entienden los detalles de cada aspecto de la verdad? ¿Pueden ponerlos en práctica? Esto depende de si conocen y han experimentado verdaderamente cada uno de los aspectos de la verdad. No conocen la relación que existe entre ellos, qué aspectos de la verdad y qué estado específicos entran en escena cuando ocurre algo o qué carácter causó ese estado. Si dos personas dicen lo mismo, no saben las diferencias entre sus naturalezas ni cómo tratarlas. ¿Es esto entender la verdad? No lo es. Si has creído en Dios entre tres y cinco años, pero desconoces el aspecto práctico de estas verdades, y si has creído en Dios entre ocho y diez años y sigues desconociéndolo, no has ganado la verdad. ¿De qué carecéis ahora? La mayoría de la gente cree en Dios como si se encontrara en una línea de combate y piensa que logrará tener éxito mientras se aferre a las palabras “creencia en Dios” hasta el final del todo. Sin embargo, no toma la iniciativa de buscar o aceptar la verdad; no cumple bien sus deberes ni se mantiene firme en su testimonio ni consigue derrotar al enemigo, Satanás; ni ha ganado la verdad y la vida. ¡Qué error tan grave! Es muy lamentable haber creído en Dios durante muchos años sin haber ganado ninguna experiencia vital. Cuando las personas entran en este tipo de estado, solo se mantienen ocupadas cada día en la superficie, se aferran a algunas normas, sin infringir los decretos administrativos en este ámbito, y finalizan el trabajo que tengan entre manos. Esto se considera apropiado a ojos del hombre y, si utilizáis la verdad para medir este estado, veréis que no habrán cometido ningún error horrible. ¿Qué pensáis de esta manera de creer? (A Dios no le gusta). Esta respuesta es simplemente doctrina. Desde tu propia óptica, este tipo de creencia no sirve para obtener la verdad porque nunca te permite progresar. Durante un tiempo, cuando la casa de Dios habla de las verdades sobre conocerlo a Él, te centras en hacerlo; y del mismo modo, cuando se habla de la transformación del carácter, de conocer a Dios encarnado, de las visiones de la obra de Dios o de las verdades sobre divulgar el evangelio, te centras en cada una de estas cosas o aspectos de la verdad. Escuchas y entiendes lo que dice la casa de Dios, de manera que, cuando nadie predique sermones para proveerte, ¿tendrás tu propia senda? ¿Seguirás siendo capaz de avanzar? ¿Cómo la recorrerás? Por ejemplo, cuando la gente habla en las reuniones sobre qué es la sumisión a Dios, dices: “No tengo una experiencia muy profunda en esta cuestión, simplemente siento que la sumisión a Dios es esencial”. Cuando te preguntan cómo practicas la sumisión a Dios, respondes: “Someterse a Dios es pensar en qué es lo que Él dice cuando te ocurren cosas y practicar según Sus palabras”. Cuando te piden que compartas más detalles y te preguntan qué se debe hacer si eres incapaz de someterte cuando te ocurre algo o si tus intereses personales se ven involucrados, contestas: “Todavía no he experimentado nada de esto”. Esto quiere decir que aún no has ganado la entrada. Durante un tiempo, la casa de Dios habla de las verdades sobre conocer a Dios. Cuando alguien te pregunta si has avanzado en tu conocimiento de Dios, le dices: “He hecho progresos. Creo que conocer a Dios es lo más importante de la creencia en Dios. Si la gente no lo conoce, siempre ofenderá a Su carácter y, en ese caso, se sumirá en la oscuridad y solo será capaz de expresar palabras superficiales, sin entender ninguna verdad; será como los no creyentes: siempre hará cosas que van contra la verdad y que se resisten a Dios”. Esa persona te vuelve a preguntar: “Entonces, ¿cómo conoces a Dios? Cuando experimentas Su obra, Su soberanía y Su orientación en tu vida diaria, ¿en qué cosas reconoces que Él te guía y puedes sentir claramente Su soberanía? ¿Cómo entiendes la soberanía de Dios? En la vida real, según lo que percibes y sientes, ¿qué aspecto del carácter de Dios observas en Su soberanía?”. Si eres incapaz de decir nada, eso demuestra que no tienes ninguna experiencia. Si respondes: “Hay algo en lo que siento la orientación de Dios”, eso solo es tener una pizca de un sentimiento y no quiere decir que conozcas a Dios. En realidad, en la vida real, Dios lo rige, lo dispone y lo ordena todo. Si la gente ha experimentado muchas cosas, puede sentir que no hay nada que sea simple y que todo ocurre para poder aprender lecciones, ver la soberanía y la omnipotencia de Dios y llegar a conocer finalmente Su carácter. Solo cuando logres este resultado sabrás cómo someterte a Dios conforme a Sus intenciones y tendrás completamente una senda para avanzar en tu práctica. Con este nivel de experiencia, una persona no solo refuerza su fe cada vez más; lo más importante es que llega a entender el carácter de Dios y sabe cómo someterse a Él. Esto es ganar la verdad.

Algunos siempre se desvían en su búsqueda de la verdad; siempre se centran en palabras vacías sobre ciertas doctrinas espirituales y teorías huecas para presumir. ¿Qué pensáis de este tipo de búsqueda? Al margen de si os consideráis o no personas que perseguís la verdad, la cuestión más vital en estos momentos es si habéis ganado algunas cosas prácticas, a saber, algún conocimiento práctico. (Yo he ganado alguno). ¿Qué has ganado? ¿Puedes evaluarlo? (He adquirido algún entendimiento y conocimiento sobre este mundo malvado y cómo Satanás corrompe a la gente). Has adquirido algún entendimiento. ¿Y pueden estos conocimientos cambiar tu dirección y objetivo vitales y los principios de conducta de tu vida real? Independientemente del grupo de personas dentro del que vivas, ¿pueden estos conocimientos o las verdades que has entendido influir en tu vida y en tu objetivo vital? Si no pueden cambiarte por completo, debes experimentar al menos ciertos cambios y cierto refrenamiento en lo que digas y hagas. Actualmente, en lo que respecta a vuestra estatura, ¿acaso no os encontráis la mayoría de vosotros todavía en este nivel? (Sí). Es necesario crecer. No es bueno que entendáis la verdad de una manera demasiado superficial, ni tampoco es bueno que solo seáis capaces de expresar una pizca de doctrina y os refrenéis un poco. Debes entender la verdad para tener una senda para practicarla y poder cambiar tu objetivo en la vida. Si ya has aceptado en el corazón todas las verdades que entiendes y todos los sermones que has escuchado, y si pueden influir en tu vida y cambiar la dirección, el objetivo y los principios de tu conducta, ¿acaso no es esto un poco mejor que los efectos que te ha producido aceptar cierto grado de refrenamiento? En estos momentos, os encontráis en la fase de aceptar refrenamientos y seguir preceptos; ¿es esta la senda para practicar y entrar de manera activa? En absoluto. Si te quedas atascado para siempre en aceptar refrenamientos y seguir preceptos, ¿cuáles serán las consecuencias? ¿Podrás entrar en la realidad-verdad? ¿Serás capaz de experimentar un cambio real? Además, mientras te refrenas y sigues los preceptos, ¿obtienes algún resultado en tu práctica de la verdad? Ninguno. Por tanto, lo más importante sigue siendo centrarse en entender la verdad. Refrenarte y seguir preceptos no quiere decir que entiendas la verdad ni mucho menos que la practiques. Refrenarte y seguir preceptos durante toda la vida no te producirá el mismo efecto que entender y practicar la verdad. ¡Es inútil! Así pues, por mucho que uno sufra al refrenarse y obedecer preceptos, eso no tiene el más mínimo valor ni significado.

Después de haber escuchado sermones y entendido la verdad, ¿habéis experimentado algún cambio real? Por ejemplo, haber pensado que vuestras búsquedas pasadas de teorías y conocimientos engañosos, así como de fama, beneficio y estatus, no son creer en Dios, sino más bien forman parte de la creencia religiosa; que buscar prestigio, beneficio y estatus es una infamia, que si vivís y os comportáis de esa manera os convertiréis por completo en demonios que deberían ir al infierno y que vivir de ese modo es demasiado doloroso. ¿Poseéis esta experiencia y estos conocimientos? ¿Qué experiencia personal tienes? ¡Que buscar el conocimiento, la fama, el beneficio y el estatus es muy agotador! Sientes que hay demasiados conflictos y problemas y que la vida es extenuante y demasiado dolorosa al vivir entre no creyentes. Dices: “No puedo vivir así. Si vivo como ellos, sentiré tanto dolor como ellos. Debo alejarme de su modo de vida”. ¿Has obtenido esta experiencia de primera mano? Has experimentado a fondo que los seres humanos corruptos no aceptan la verdad lo más mínimo y que todos se pelean, conspiran e intentan engañarse mutuamente, que se desacreditan unos a otros en secreto y que se aporrean hasta que se derrama la sangre simplemente por obtener un pequeño beneficio. Has experimentado que ninguno de ellos quiere recorrer la senda de la vida adecuada y que, en su lugar, todos recurren a tretas y argucias para hacer las cosas. ¿Qué sientes principalmente al vivir en un entorno así? Sientes que no hay imparcialidad ni justicia en ese mundo, que es demasiado perverso y oscuro, y que ahí las personas viven como demonios. Piensas que no sería sencillo intentar ser buena persona y que no podrías lograrlo. Sientes que, si quisieras adaptarte a ese mundo, también deberías convertirte en un demonio y vivir como tal para poder entremezclarte con los grupos de demonios y sumarte a las tendencias sociales; que para luchar por un bocado de comida y por tu propio sustento y tu supervivencia, tendrías que lidiar con ellos y decir y hacer cosas que van contra tu voluntad. Vivir así cada día sería terriblemente agotador, pero si no lo hicieras la gente te excluiría y no tendrías forma de vivir. En un entorno de vida como este, ¿qué has experimentado? Dolor, tormento e impotencia. Has experimentado la perversión, la crueldad y la oscuridad que existen en las personas y no puedes ver la luz de la vida humana. Cuando llegaste a creer en Dios y te centraste en leer Sus palabras, ¿qué experimentaste? (Yo entendí la verdad en mi corazón, sentí que es mejor creer en Dios, y eso me consoló). Mientras vives en la casa de Dios, te sientes dichoso, tienes Sus bendiciones y puedes entender muchas verdades; cuando estás con tus hermanos y hermanas, podéis ayudaros y apoyaros mutuamente, trataros por igual y vivir en armonía. Cada día te sientes tranquilo en el corazón, libre y liberado. No debes preocuparte por si te engañarán, y los demás ya no te oprimen ni te maltratan. Poco a poco, los malhechores quedan en evidencia, son descartados y cada vez son menos. En la casa de Dios reinan Él y la verdad. Su pueblo escogido puede hablar libremente sin restricciones y tiene el derecho de elegir y de poner en evidencia a las personas malvadas. Los que no aceptan la verdad y son capaces además de hacer el mal son echados paulatinamente. No se conocen casos de que se atormente o se reprima a la gente en la casa de Dios. Si hay alguna cuestión, se debate entre todos. Si hay algún problema, los líderes y obreros hablan sobre la verdad para resolverlo. Poco a poco, las personas llegan a entender la verdad y cada vez ocurren menos actos ilícitos como esos. Todo el pueblo escogido de Dios puede aceptar la verdad, refrenarse de acuerdo con ella y realizar algunos cambios en sus palabras y obras. Si alguien hace el mal, todo el mundo puede verlo claramente e informa al respecto. Por tanto, cada vez hay menos personas malvadas en la casa de Dios. En estos momentos, sientes más y más que el entorno de la casa de Dios es bueno; los hermanos y las hermanas se aman entre sí y quienquiera que tenga dificultades o se desvíe puede recibir ayuda; cualquiera que se enfrente a adversidades puede resolverlas y, si no puede solucionarse algún problema, la gente puede acudir a Dios, contar con Él y solventarlo de acuerdo con Sus palabras. Vivir en la casa de Dios hace que te sientas dichoso y esperanzado; puedes ver la luz y disfrutar plenamente del amor y de la salvación de Dios. Este entorno es muy beneficioso para que la gente progrese en la vida. Al vivir en la iglesia, en este entorno donde reside la verdad, puedes entenderla gradualmente, tienes cada vez más luz en el corazón y te sentirás libre y liberado. Estos resultados se obtienen al entender la verdad. Las personas que han ganado la verdad comparten una característica obvia: son relativamente libres y están liberadas. No necesitan refrenarse, la verdad influirá en sus palabras y obras y cambiará su modo de vivir y la dirección de su vida. Cuando emerge en tu interior un corazón temeroso de Dios que te guía, la naturaleza de todo lo que hagas será completamente distinta de lo que hacías antes cuando adoptaste el autocontrol y los refrenamientos. En estas circunstancias, si tuvieras el estatus, la oportunidad y las condiciones adecuadas para atormentar a otros, ¿seguirías haciéndolo? (No). ¿Por qué no? ¿Es porque no entra en tus planes atormentar a la gente o porque no tienes la capacidad para hacerlo? (Es porque mi carácter se habrá transformado). Cierto, tendrás un corazón temeroso de Dios, así como principios y un fundamento en tus acciones. En este punto, independientemente de las tentaciones a las que te enfrentes, serás capaz de decir de corazón: “Hacer esto no complace a Dios, y no puedo hacer cosas que Lo ofendan”. Tu estatura llegará de manera natural a esta fase, y podrás expresar estas palabras. En la actualidad, ¿podéis entrar en esta fase de una forma tan natural? (Todavía no). Esto demuestra que la verdad aún no ha surtido efecto en tu interior; simplemente refrena tu conducta, pero no puede refrenar firmemente tu corazón ni cambiar la dirección de tu vida ni los principios ni el objetivo de tu comportamiento.

Todos vosotros ya habéis comenzado a centraros en perseguir la verdad en vuestra creencia en Dios; así pues, ¿en qué basáis vuestro comportamiento? En la conciencia, en el fundamento de la conducta humana y en la moralidad. ¿A qué distancia de la verdad están estas cosas? ¿Están relacionadas la conciencia, el fundamento de la conducta humana y la moralidad con la verdad? Ni mucho menos. En el mejor de los casos, comportarte según la conciencia te puede convertir en una buena persona, pero no está en absoluto a la altura del requisito de Dios, que consiste en que la gente debe comportarse de acuerdo con la verdad y vivir según Sus palabras. Cuando alguien que cree en Dios puede captar, entender y practicar la verdad y refrenarse según los principios de la verdad, habrá crecido. Si no persigue la verdad, nunca crecerá. Algunos han comenzado a perseguir la verdad con determinación y dicen: “Debo esforzarme al máximo por alcanzar la verdad e intentar practicar según esta y las palabras de Dios, seguir las reglas al hacer las cosas, actuar con principios y límites y abstenerme de comportarme de una manera que ofenda al carácter de Dios o que represente un pecado contra Él, sin que nadie me dirija, me refrene o me supervise para hacer todo esto. Aunque nadie me supervise, si al realizar alguna de mis acciones pudiera ofender al carácter de Dios y a Él mismo y la hiciera sin tener un corazón temeroso de Dios, sin duda no la llevaría a cabo. Aunque tuviera esa idea en el corazón, podría refrenarme: no debo hacerlo”. Este estado es activo y positivo. Por ejemplo, la casa de Dios pide a alguien que custodie un objeto precioso y solo algunos están al corriente de este hecho. Cuando otros conocen el asunto, esa persona es capaz de cuidar bien de ese objeto, de preocuparse por él y de evitar que se pierda, que se dañe, que lo roben o que lo estropeen. Al mismo tiempo, también es capaz de abstenerse de ser avariciosa y posesiva y santificará cuidadosamente este objeto en el corazón. ¿Acaso no es esta una buena persona? Desde la perspectiva del momento presente se puede decir que lo es porque no se le ocurre ni piensa apropiarse indebidamente del objeto. Si vamos un poco más allá, esta persona es capaz de custodiar este objeto con absoluta lealtad a su encargo y de asumir incondicionalmente esta responsabilidad tan bien como sepa hacerlo; se puede decir que lo hace con todo el corazón y que lleva a cabo bien esta tarea. Pero un día las cosas cambian. Arrestan y encarcelan a algunos de los que estaban al corriente de este asunto, y trasladan a otros a lugares distintos. Esa persona es la única que queda que sabe que existe este objeto. En estas circunstancias, ¿acaso no ha cambiado su entorno? Sí, lo ha hecho y ha llegado el momento de la prueba. Al principio, esa persona permanece impasible en el corazón y sigue tomándose en serio y de manera responsable la custodia del objeto, sin ninguna otra clase de pensamientos. Más adelante, se entera de que las otras personas que lo conocían han desaparecido. Incluso en esos momentos, todavía piensa: “No puedo tramar ningún plan con este objeto; debo seguir custodiándolo bien. ¡Aunque la gente no sepa nada de esto, Dios lo sabe!”. ¿Acaso no es esta una buena persona? (En el momento presente, sigue pareciéndolo). ¿Por qué es así? Porque, si se le valora según los criterios de ser una buena persona, alguien que pueda llegar a este nivel ya es muy bueno. Pero un día, sobreviene una crisis importante en su familia, necesitan urgentemente dinero y no tienen suficiente a mano. Su entorno ha vuelto a cambiar y, cuando ocurre eso, ha llegado una vez más el momento de ser puesto a prueba. Al principio, sigue considerando la posibilidad de pedir dinero prestado, pero después de dos o tres intentos fallidos, su corazón comienza a agitarse: “¿Acaso no tengo un objeto precioso en mi custodia? ¿Acaso no es absurdo que vaya a pedir dinero prestado cuando tengo algo de capital ante mí? Nadie sabe que custodio este objeto, que solo está aquí acumulando polvo. ¿Acaso no es correcto que lo utilice? ¿Por qué no?”. Después, tiene un pensamiento lógico mejor: “¿Acaso no preparó Dios esto para mí? Él me muestra su gracia. ¡Gracias a Dios!”. Cuanto más piensa en ello, más siente que es apropiado hacerlo. Después de meditar durante unos días, siente paz en el corazón y su conciencia no lo regaña. Finalmente, decide: “¡Voy a utilizar este dinero!”. ¿Qué ocurrió? (Se comenzó a producir un cambio en su pensamiento). ¿Cómo surgió este cambio? (Fue debido al entorno). Así pues, ¿hay algún problema con el entorno? ¿Lo cambió el entorno? (No). Entonces, ¿cómo podemos describir esta situación con exactitud? Cuando el entorno cambió anteriormente en dos ocasiones, ¿por qué su corazón no titubeó en esos momentos? (Todavía no era una época de extrema pobreza y frustración). Antes de llegar a este punto, no se pondrán en evidencia las verdaderas ideas y actitudes interiores de una persona. En ese momento, ¿podemos decir que esta persona es leal a Dios? ¿O que ama la verdad? Podríamos decirlo, ya que cuando custodió la ofrenda fue capaz de hacerlo con todo su corazón y toda su fuerza, sin ninguna otra idea ni pensamiento activo. Nunca tramó ningún plan con ese objeto: ¡qué gran persona! No obstante, cuando su entorno vital cambió y se sintió atrapado sin salida, emergieron sus pensamientos activos y comenzó a urdir planes sobre la ofrenda. En realidad, no es que no tuviera estos pensamientos anteriormente, sino que los ocultaba en el corazón. Al encontrarse en un entorno adecuado, sus pensamientos brotaron de manera natural como el agua de manantial. Al final, incluso encontró la “justificación” de que Dios había preparado todo esto para él. Al escudarse en esta “justificación”, ¿acaso no quedó en evidencia su naturaleza perversa? ¿Dónde fueron a parar su lealtad, su bondad y su sentido de la rectitud? (Desaparecieron). Por tanto, ¿fueron sus manifestaciones anteriores puro teatro? No, no lo fueron; también fueron revelaciones naturales, pero no eran profundas. Eran las más superficiales, eran fenómenos a nivel de superficie. Existen ilusiones entre los fenómenos superficiales de la humanidad, y las personas no son capaces de calarlos, por lo que se desorientan con facilidad. Por ejemplo, algunos parecen cumplir muy bien sus deberes durante seis meses o un año, pero, transcurrido ese tiempo, se vuelven negativos. Al cabo de un par de años, es posible que huyan y regresen al mundo secular: algunos para ganar dinero y otros para vivir sus propias vidas. Por tanto, sería un error que llegaras a la conclusión de que son personas que se esfuerzan sinceramente por Dios en función de su comportamiento a lo largo de seis meses o un año. Esa conducta durante ese tiempo es en realidad una falsa ilusión, un entusiasmo temporal. Al enfrentarse a ciertos entornos y ciertas tentaciones, se ponen en evidencia su verdadero carácter y las adulteraciones en las intenciones que subyacen tras su fe en Dios. ¿Acaso no es esto un hecho? Estas personas no han cambiado en absoluto. ¿Qué quiere Dios cambiar exactamente en la gente? ¿Qué problemas quiere Él resolver al hacer que la gente acepte la verdad? (Las cosas intrínsecas a la naturaleza del hombre). Cierto, esto es lo que debe resolverse. Cuando no les ha ocurrido nada, las personas tienen un fundamento moral básico y no se aprovechan de los demás. En particular, los ancianos suelen decir: “No codicies las propiedades ajenas ni te desprendas de las tuyas”. Es decir, no dones sin ton ni son tus pertenencias ni desees con avaricia ni envidies los bienes de otros. Esto es justamente lo que la humanidad normal debería poseer y no está a la altura de la verdad. Así pues, ¿puede la gente lograr esto? (No). No es ni siquiera capaz de lograrlo, pero afirma no tener pensamientos de codicia. Apoderarse de las propiedades de los demás sin ni siquiera esperar que a uno le sobrevengan pensamientos de codicia es el resultado de la dominación de la naturaleza propia. Mientras el entorno lo permita, la gente ni siquiera necesita pensar sobre esto; simplemente revelará la naturaleza perversa que hay en su interior y sus actitudes viciosas, avariciosas y falsas. Respecto a la persona que se apropió indebidamente de la ofrenda del ejemplo que acabo de mencionar, ¿cuáles de sus ideas y manifestaciones eran falsas? (Se apoderó de la ofrenda de Dios afirmando que Él lo había preparado y le había abierto una salida). Todo esto es una falsedad, es engañarse a uno mismo y a los demás. Se engañó a sí mismo y también trató de engañar a Dios. Utilizó estas palabras complacientes para manipularse y consolar a su propia conciencia para poder eludir sus acusaciones. Además, se inventó una bonita mentira para sí mismo y quiso emplearla para embaucar y engañar a Dios. ¿Acaso no es esto falso? (Sí). Lo es. Cuando te enfrentas a estos entornos y tu naturaleza engendra pensamientos y hace que quieras hacer algo, en primer lugar, tu conciencia y las verdades que entiendes tendrán efecto en tu interior y harán que te des cuenta de que pensar de esta manera no te llevará a ninguna parte, que es algo despreciable y perverso y que lo que piensas y crees no es la verdad. Aunque tengas temporalmente el impulso de hacer esto, después de orar a Dios, pensarás: “No puedo hacerlo: ofendería a Dios. ¡Es perverso! Hacer esto es incompatible con la verdad y ¿acaso no sería engañar a Dios? Nunca podré hacerlo. Esto es algo santificado, pertenece a Dios y no se debe tocar en absoluto. Aunque nadie esté al corriente de esto, y solo Dios lo sepa, porque solo Dios lo sabe, no puedo tocarlo de ninguna manera”. Alguien que pueda pensar de esta manera tiene estatura real. Si se basó en sus buenas intenciones y su fundamento moral, ¿podría refrenarse? ¿Podría garantizar que no robaría la ofrenda? (No). ¿Qué debe tener una persona para conseguir refrenarse? (Debe tener temor de Dios en el corazón). Solo las verdades que entiendes, tu conocimiento de Dios y el temor de Dios en tu corazón pueden refrenar tu corazón y tus acciones y determinar la senda que eliges y cómo te comportas de acuerdo con Sus intenciones. Además de la verdad y de las palabras de Dios, ¿hay algo más que pueda ayudar a la gente a llegar a este estado? No. Esta es la única forma; de esta manera puedes temer a Dios y evitar el mal. Al margen del tipo de entornos con los que te encuentres, tanto si son pruebas o tentaciones, no pueden cambiar tu lealtad y sumisión a Dios. Una vez hayas solidificado tu determinación, nunca cambiará. Por muy difícil que sea el entorno con el que te encuentres, aunque sea una tentación especialmente atractiva para ti, tu determinación y tus principios para hacer las cosas no variarán. De este modo, te mantendrás firme en tu testimonio y obtendrás la verdad. Dios no volverá a ponerte a prueba respecto a esta cuestión. La habrás superado y te habrás mantenido firme. En estos momentos, ¿puede la mayoría de la gente alcanzar esta estatura? (No puede). Aún no es capaz de alcanzarla, lo que demuestra que la verdad no se ha convertido en su vida. Entonces, ¿qué cosas forman su vida actualmente? Las filosofías para los asuntos mundanos de Satanás, sus ponzoñas y algunos instintos humanos, es decir, aferrarse al fundamento de la moralidad y la conducta humana, así como a ciertas doctrinas y expresiones espirituales que adquirieron después de llegar a creer en Dios. Después de captar estas cosas, la gente siempre piensa: “He obtenido la verdad. He entendido muchas cosas en mi creencia en Dios. He cambiado y he ganado algo”. ¿Qué es lo que ha ganado? En realidad, solo son cosas a nivel de superficie. Solo es tener cierto refrenamiento en su comportamiento y haberlo regulado un poco más. Además, es capaz de meditar de una manera más positiva en la mente y el corazón y de pensar más en cosas positivas. Debido a la influencia de su entorno, a que han escuchado sermones a menudo, a que han cumplido sus deberes y a que han estado en contacto con cosas positivas con mayor frecuencia, las personas se ven afectadas de diversas maneras positivas. Estos son los beneficios y los cambios que el entorno de la iglesia les aporta. De todos modos, ¿hasta qué punto son grandes y numerosos los cambios que provoca la verdad en la gente? Eso depende de su búsqueda. Si eres verdaderamente alguien que persigue la verdad, siempre ganarás algo en lo que respecta a los aspectos prácticos de la verdad, y en cada etapa ganarás y entenderás un poco. En el corazón, las personas entienden y sienten si han ganado algo o no. ¿Qué siente la mayoría de la gente en estos momentos? Que, al basarse en sus buenas intenciones, suele cometer de manera diligente y deliberada algunas buenas obras, cosas que las personas creen que poseen conciencia y razón y por las que otros no las acusarán ni criticarán. Aunque se trate de buenas obras, no se puede decir que sean la práctica de la verdad. ¿No es este el caso? (Sí). La mayoría de la gente tiene un principio fundamental para sus acciones: actuar de acuerdo con su conciencia. Siente que la verdad es demasiado profunda y abstracta y que parece demasiado distante de las personas. La gente no entiende bien la verdad ni puede explicarla claramente, de modo que se limita a comportarse según su conciencia y a salir del paso día tras día. Algunos no tienen ni siquiera el más mínimo conocimiento de la conciencia y no se comportan según los criterios de la misma. Otros cumplen sus deberes sin obtener ningún resultado; simplemente se aprovechan de la gracia de Dios y la disfrutan, pero no dan nada a cambio, sin sentir culpa alguna en el corazón. ¿Tienen estas personas conciencia y razón? Si les preguntas: “¿Qué sientes al vivir de esta manera?”, responden: “Las intenciones de Dios son demasiado inmensas y no puedo alcanzarla. En cualquier caso, creo sinceramente en Dios y no he hecho el mal. Siento paz en el corazón”. ¿Practican la verdad los que son así? Aunque cumplan sus deberes, ¿se esfuerzan sinceramente por Dios? Desde la perspectiva del hombre, parece que están cumpliendo sus deberes, pero no obtienen ningún resultado en ellos. ¿Puede Dios darles su aprobación? Podrían decir: “Cumplo mis deberes de acuerdo con mi conciencia, no soy un holgazán ni un perezoso y pago un precio”. Pero ¿representa esta norma de la conciencia que practican la verdad? Cuando tengáis tiempo, deberíais meditar, decidir un tema sobre el que hablar conjuntamente y ver cómo deberíais actuar para practicar la verdad. No os quedéis simplemente en la norma de la conciencia o en los criterios de ser una buena persona y tener un buen comportamiento. No os contentéis con ser personas complacientes. Debéis perseguir la altura de la verdad y entrar en ella. Solo de esta manera podréis satisfacer las intenciones de Dios y entrar en la realidad-verdad. Si siempre buscas satisfacer tu conciencia y piensas que haces bien las cosas en la medida en la que no infrinjas el fundamento moral, no te saldrás jamás de este ámbito en nada de lo que hagas, lo que quiere decir que la verdad nunca tendrá nada que ver contigo. Si tus acciones y palabras no tienen nunca nada que ver con la verdad, ¿estás todavía a tiempo de obtener la verdad? Te va a costar obtenerla.

En la Antigüedad, los eruditos solían estudiar los libros “Las Analectas de Confucio”, “Tao Te Ching” y “El Clásico de Tres Caracteres”. No paraban de sacudir la cabeza, como si recitaran escrituras, con la boca siempre llena de dichos clásicos. Después de leer algunos libros y de memorizar unos cuantos poemas de Tang y Song, se consideraban duchos y se pasaban el día aleccionando a otros y pensando que eran impresionantes. No fueron capaces en toda su vida de hacer nada que fuera recto y se limitaban a comportarse de acuerdo con esos libros de sabios que habían leído. No entendían ni podían comprender nada. Iban saliendo del paso en la vida, sin conseguir nada. Y, aun así, se sentían complacidos consigo mismos en el corazón y pensaban que entendían muchas cosas y que eran superiores a todos los demás. Existe la expresión “ser más papista que el papa”; es muy apropiada, y no debéis vivir en ese estado de ninguna manera. Algunos siempre sienten que tienen conocimiento, benevolencia y rectitud en el corazón. En consecuencia, se consideran del todo más papistas que el papa y piensan que se merecen absolutamente que los llamen buenas personas y caballeros. Algunos valoran especialmente la lealtad y se darían la vida por sus amigos. Otros valoran particularmente la conciencia y son capaces de cumplir las palabras: “La amabilidad de una gota de agua debe ser recompensada con un manantial”. Otros no se casan, cultivan sus mentes y cuerpos a través de la autorreflexión y persiguen la inmortalidad. Otros se dedican por completo a estudiar libros de sabios y no prestan atención alguna a los asuntos externos. ¿Son verdaderamente buenas estas presuntas buenas personas? Viven a partir de su conocimiento y hablan y actúan con poca conciencia, así que ¿puede considerarse que tengan la realidad-verdad? ¿Puede garantizarse realmente que no hagan el mal? Algunos tienen buenas intenciones hacia los demás y suelen prestar caridad y socorro, de modo que creen ser grandes filántropos. Pero ¿es riguroso juzgar si una persona es buena o mala basándose siempre en las afirmaciones de la cultura tradicional? Utilizar siempre los criterios morales para evaluar a los demás y jactarse de uno mismo es ser más papista que el papa. ¿Tienen la verdad los que son así? ¿Pueden aceptar la verdad y someterse a ella? De ninguna manera. Si ganaran poder y estatus, ¿podrían oponerse a Dios y perseguir cruelmente a quienes creyeran en Él? Son más que capaces de hacer eso, lo que ejemplifica que todavía tienen malicia en su naturaleza, que es la de Satanás. En base a este hecho, puede determinarse que todos los que viven siempre por el conocimiento y la cultura tradicional son unos hipócritas que pueden hacer el mal y resistirse a Dios. Algunos han creído en Dios durante varios años; sin embargo, sorprendentemente, no son capaces de discernir la cultura tradicional y el conocimiento. No pueden entender del todo que, en esencia, estas cosas son filosofías, lógicas y leyes satánicas, que son un conocimiento y una cultura que perjudica a las personas. ¿Tiene esta gente la realidad-verdad? Los que no pueden calar ni discernir la cultura tradicional y el conocimiento no entienden la verdad en absoluto ni poseen la más mínima realidad-verdad. Hay personas que consideran que algunos tipos de conocimiento también pueden ayudar a la gente a ser buena e instruirla para realizar buenas obras. Están muy equivocadas. El conocimiento no es la vida; es un tipo de precepto que se opone a la verdad y es una falacia. Por muy elevado o profundo que sea el conocimiento de alguien, ni siquiera puede calar la esencia corrupta del ser humano, su propia naturaleza o qué es el género humano corrupto. ¿De qué sirve su conocimiento, pues? ¿Acaso no es la doctrina más superficial y desorientadora? Al igual que la teoría confucionista y el “Tao Te Ching”, las palabras de estos libros sabios chinos clásicos son engañosas, palabras diabólicas que desorientan a la gente, herejías y falacias hipócritas y ponzoñas y lógicas satánicas. Algunos adoran estas cosas como si fueran la verdad; ¿siguen siendo creyentes en Dios? Si crees en Él en el corazón, escuchas sermones y lees Sus palabras cada día, ¿por qué no puedes entender la verdad? ¿Por qué no puedes convertir la verdad en el objetivo de tu búsqueda? Estas personas son las más estúpidas y rematadamente ignorantes, son bestias vestidas de personas y no son humanas.

¿Qué es la verdad? En primer lugar, se debe determinar que las filosofías para los asuntos mundanos no son la verdad de ningún modo y que las consignas de los famosos y de las personas destacadas tampoco lo son. Los dichos del confucionismo y del taoísmo, las buenas conductas y acciones que el género humano corrupto ha heredado y generalmente reconoce, las cosas y las teorías que guían la mente de las personas: nada de todo esto es la verdad. ¿Acaso es la verdad disfrutar ayudando a otros? (No). Disfrutar ayudando a otros y ser caritativo son buenas obras, y alguien bondadoso al menos tiene buen corazón y es capaz de apiadarse de la gente; así pues, ¿por qué esto no es conforme a la verdad? (No se aplica ningún principio al ayudar a los demás). ¿Acaso es ser una buena persona ayudar a otros sin principios? Eso es ser complaciente e intentar tener una relación amistosa con todo el mundo. ¿Acaso es la verdad mostrar devoción filial hacia los padres? (No). Ser buen hijo es algo correcto y positivo, pero ¿por qué decimos que no es la verdad? (Porque la gente no tiene principios al mostrar devoción filial hacia sus padres ni es capaz de discernir qué tipo de personas son verdaderamente ellos). La manera en que se debería tratar a los padres está relacionada con la verdad. Si tus padres creen en Dios y te tratan bien, ¿deberías serles buen hijo? (Sí). ¿De qué modo les eres buen hijo? No los tratas de la misma forma que a tus hermanos y hermanas. Haces todo lo que te dicen y, si son mayores, debes quedarte a su lado para cuidarlos, lo que te impide salir a cumplir con tu deber. ¿Está bien esto? (No). ¿Qué deberías hacer en tales ocasiones? Depende de las circunstancias. Si puedes atenderlos igualmente mientras cumples con el deber en un lugar cercano a tu hogar y tus padres no se oponen a tu fe en Dios, deberías cumplir con tu responsabilidad filial y realizar algunas tareas para ayudarlos. Si están enfermos, atiéndelos; si algo les preocupa, consuélalos; si tus circunstancias económicas lo permiten, cómprales suplementos nutritivos según tu presupuesto. Sin embargo, ¿qué debes optar por hacer si estás ocupado con el deber, no hay nadie que atienda a tus padres y también ellos creen en Dios? ¿Qué verdad debes practicar? Dado que ser filial a los padres no es la verdad, sino simplemente una responsabilidad y una obligación humanas, ¿qué deberías hacer si esta obligación entra en conflicto con tu deber? (Priorizar mi deber; anteponerlo). Una obligación no es necesariamente un deber. Decantarse por el cumplimiento del deber propio es practicar la verdad, mientras que cumplir con una obligación no lo es. Si se dan las condiciones, puedes cumplir esa responsabilidad u obligación, pero si las circunstancias actuales no te lo permiten, ¿qué deberías hacer? Deberías decir: “Debo cumplir con mi deber, eso es practicar la verdad. Ser filial a mis padres es vivir según mi conciencia y no llega a ser practicar la verdad”. Por tanto, debes dar prioridad a tu deber y defenderlo. Si actualmente no tienes ningún deber, no trabajas lejos de casa y vives cerca de tus padres, busca la forma de cuidar de ellos. Haz todo lo posible para ayudarles a vivir un poco mejor y a aliviar su sufrimiento. Pero esto también depende del tipo de personas que sean tus padres. ¿Qué debes hacer si tus padres tienen poca humanidad, si te impiden constantemente creer en Dios y si continúan alejándote de creer en Dios y de cumplir con tu deber? ¿Qué verdad deberías practicar? (El rechazo). En ese momento, debes rechazarlos. Has cumplido con tu obligación. Tus padres no creen en Dios, así que no tienes la obligación de mostrarles respeto filial. Si creen en Dios, entonces tus padres son familia. Si no lo hacen, entonces camináis por sendas diferentes: Creen en Satanás y adoran al rey diablo, y caminan por su senda; son personas que recorren sendas distintas que quienes creen en Dios. Ya no sois una familia. Consideran adversarios y enemigos a los creyentes en Dios. Por tanto, eso te exime de la obligación de cuidarlos y debes cortar los lazos con ellos por completo. ¿Cuál es la verdad: ser filial a los padres o cumplir con el deber propio? Por supuesto, la verdad es cumplir con el deber propio. Cumplir con el deber propio en la casa de Dios no se limita a cumplir con la obligación propia y a hacer lo que supuestamente uno debe hacer. Se trata de cumplir con el deber de un ser creado. Aquí está la comisión de Dios; es tu obligación, tu responsabilidad. Se trata de una verdadera responsabilidad, consistente en cumplir con tu responsabilidad y tu obligación ante el Creador. Este es el requerimiento del Creador a las personas, y la gran cuestión de la vida. Pero mostrar respeto filial hacia los padres simplemente es la responsabilidad y la obligación de un hijo o una hija. En realidad, no es una comisión de Dios, y mucho menos se ajusta a Su requerimiento. Por lo tanto, entre mostrar respeto filial hacia los padres y cumplir con el deber propio, sin duda hay que cumplir con el deber de uno, y solo eso es practicar la verdad. Cumplir con el deber propio como ser creado es la verdad, y es un deber imperioso. Mostrar respeto filial hacia los padres significa ser filial a las personas. No significa que uno esté cumpliendo con su deber, ni que esté practicando la verdad. Después de hablar sobre estas cosas de esta manera, deberíais ser capaces de diferenciarlas por vuestra propia cuenta y saber qué es y qué no es la verdad. Pensad en otras cosas que la gente aprecia y considera como la verdad. (El término “energía positiva” suele utilizarse en la sociedad; esto también es algo negativo, no la verdad). La mayoría de las expresiones que utilizan los no creyentes son cosas diabólicas. ¿De qué trasfondo surgió el concepto de “energía positiva”? Todos estos dichos populares, teorías extrañas o palabras de moda que brotan en la sociedad tienen un trasfondo. ¿Sabéis de qué trasfondo salió esta expresión en boga? En China, el clima social es cada vez más perverso y la gente aboga por la perversidad. Independientemente de lo que digan o hagan los diablos, las personas los siguen. Aunque algunos no pueden soportarlo y hacen comentarios al respecto, no sirve de nada y nadie reacciona. En China, la perversidad se ha convertido en una moda y ningún grupo de personas puede detenerla. Todo el mundo tiene la sensación de que la moral de la nación decae cada día más. Todo el poder está en manos de demonios malvados que controlan completamente al país y al pueblo. Los diablos hacen lo que quieren y nadie puede pararlos. Con la intención de embaucar al público, los que ostentan el poder han hecho muchas cosas capciosas para desorientar y engañar a la gente e incluso sostienen que todas estas acciones forman parte de la energía positiva. Este es el trasfondo del que surgió la “energía positiva”. ¿A qué se refieren los no creyentes al hablar de “energía positiva”? A lo que llaman integridad o un tipo de buena conducta. En la práctica, ¿puede esta energía positiva tener algún efecto en la sociedad? ¿Puede resolver el aluvión de modas perversas? ¿Puede detener la tendencia de que se desarrollen modas perversas? No, no puede cambiar nada. ¿Por qué es así? El término “energía positiva” suena muy potente, de modo que ¿por qué no puede cambiar nada ni resolver ningún problema? Ni siquiera puede cambiar ni resolver el problema de que los niños se pasen todo el día enganchados a internet. En el pasado, todavía había algo de afecto, conciencia y razón entre las personas y de decoro entre los vecinos, pero ahora es diferente. Las relaciones humanas se han vuelto volubles e inconstantes, y todas las personas son como desconocidas unas para otras. La gente ni siquiera se preocupa cuando ve que sus vecinos sufren accidentes ni se atreve a intervenir cuando alguien pide ayuda. ¿Cuál es el problema aquí? ¿La gente se vuelve de esta manera debido a que no existe energía positiva? ¿Es posible que antes hubiera energía positiva en la sociedad? No, todo era igual que ahora. La “energía positiva” solo es una expresión biensonante, no contiene ningún aspecto práctico. Es una teoría vacía completamente inútil.

Decidme: ¿quién es peor, la gente del pasado o la actual? (La gente es peor ahora). ¿Cómo se mide eso? Vuestro punto de vista es que hoy en día las personas son insensibles y les faltan amor familiar y amistades auténticas, que nadie se preocupa por la lealtad o la conciencia y que la gente siempre dice: “¿Cuál es el valor de la conciencia?” o “¿Qué pasa con la conciencia? ¡Ganar dinero es lo primero!”. Creéis que las personas han perdido la conciencia, que ahora es normal que la gente time a los demás al vender bienes y gane dinero sucio, y que estafan y defraudan a todo el que puedan. Por otro lado, creéis que los comerciantes expertos de antaño tenían principios al vender bienes, que vendían los productos a precios fijos, que eran honestos con todos los clientes, tanto jóvenes como mayores, y que no engañaban a nadie. Por tanto, creéis que la gente del pasado era mucho mejor que la actual. Así pues, ¿a qué se refiere el calificativo “mejor”? En realidad, se basa en la conciencia y en los comportamientos que viven. Si se miden según este concepto, las del pasado eran mejores que las actuales. Antiguamente, la gente era más sencilla e ingenua y tenía sentido de la conciencia y de la vergüenza. Contaba con puntos de referencia en su comportamiento y al menos no hacía cosas que carecieran demasiado de conciencia, ni que propiciaran que la criticaran a sus espaldas o que le reportaran mala fama. Hoy en día, las personas no se preocupan de nada de esto; carecen de sentido de la vergüenza. Solo quieren ganar dinero y hacerse un nombre. Por eso se dice que la gente actual es mala de pies a cabeza. Por tanto, ¿cómo ha llegado a ser así la gente de hoy en día? ¿No se han multiplicado sin más de generación en generación, desde los tiempos antiguos hasta el presente? Las personas de hoy en día no son distintas a las de tiempos pasados. No han cambiado ni su ADN ni su aspecto. Lo que pasa es que las condiciones de vida son mejores que antiguamente. En la actualidad, la gente aprende cosas más complejas, sobresale en más campos, su conocimiento es superior al de las personas de antaño, tiene más habilidades y le sobra arrogancia. Si consideramos el asunto desde esta perspectiva, ¿es exacto decir que las personas de hoy en día son peores que las del pasado? ¿Cómo podemos evaluar si este enunciado es preciso y conforme a la verdad? Expongamos la cuestión de esta manera: en las películas de época, tanto si tratan de la corte imperial, de los jianghu[a] o de las vidas de gente común, el conflicto está muy presente en los argumentos. Esta es la verdadera cara de la humanidad. Los seres humanos se pelean a vida o muerte por el poder y por satisfacer sus propios deseos. En esta batalla, la naturaleza humana queda en evidencia de manera absoluta y clara y es exactamente como Satanás. Así pues, ¿es cierto que todas esas cosas que ves que ocurren ahora solo han sucedido en un período de tiempo? ¿Lucha la gente muy ferozmente en ciertos lugares del mundo porque ahí hay un mal feng shui y está infestado de demonios impuros? ¿O es que esas personas tienen malos genes que hacen que sean agresivas por naturaleza? (Ninguna de las dos cosas). Entonces, ¿cómo se producen estos conflictos? La gente lucha por poder, estatus y el interés propio. Independientemente del estrato social, desde las capas altas a las bajas, las personas siempre se han peleado hasta la extenuación y han competido hasta el borde de la muerte. ¿Qué podemos observar en estos fenómenos? A juzgar por estos microcosmos del desarrollo de toda la historia humana, y desde la perspectiva de los hechos históricos, la naturaleza del género humano nunca ha cambiado. Mientras la gente viva bajo el poder de Satanás, el contenido de la vida que se desarrolla en cada era y etapa sigue siendo el mismo, al igual que su esencia. Esto se debe a que los objetivos, las causas y las raíces de los conflictos humanos siempre son los mismos: la gente lucha por poder, estatus y, en última instancia, el interés propio. Todas las formas de conflicto provienen de un mismo origen: la naturaleza y el carácter de Satanás. ¿Por qué no han cambiado las formas y los métodos del conflicto humano? Esto se debe por completo a la naturaleza humana. La gente se devana los sesos y busca por todos los medios luchar y hacerse daño entre ellos, y para ello, realiza todo tipo de falsedades, como estafar, engañar y jugar sucio. Tanto si se trata de luchas políticas de primer orden o de conflictos entre familias humildes, las personas siempre se pelean por sus propios intereses. Esta es la verdadera cara y el auténtico distintivo de los seres humanos. El género humano que se ha desarrollado hasta el presente sigue siendo el mismo, y todavía es el mismo Satanás el que lo corrompe. Aunque el entorno externo cambia gradualmente, esto no quiere decir que la naturaleza humana haya cambiado. A pesar de que tal vez los métodos y las formas de los conflictos humanos hayan cambiado ligeramente, la naturaleza combativa del hombre y el punto de partida de estos conflictos no han variado en absoluto. El hombre sigue teniendo una naturaleza, y sigue habiendo un objetivo y un origen de estos conflictos: nada de todo esto ha cambiado lo más mínimo. Dijisteis que la gente era mejor en el pasado. ¿De qué manera era mejor? Estaba un poco refrenada por la cultura tradicional, de manera que era más o menos capaz de cometer algunas buenas obras. Ahora el género humano se ha desarrollado hasta nuestros días, y no importan lo alta que sea la calidad de vida, el grado de conocimientos y formación que adquieran las personas o la amplitud de su experiencia: la naturaleza humana no ha cambiado. Además, con el desarrollo de la sociedad, las revelaciones de la naturaleza humana son cada vez más perversas, evidentes y sin escrúpulos. Por muchas palabras o verdades que Dios exprese, la gente las ignora. Las personas no aman la verdad en absoluto, por el contrario, sienten todavía más aversión por ella y la odian incluso más. ¿Hay gente que haga cosas buenas en la sociedad hoy en día? (Sí, pero menos que antes). Entonces, ¿se puede decir que estas personas son buenas y que no se han vuelto malas? (No). ¿Acaso viven en una burbuja? ¿Qué tipo de cosas buenas hacen? Simplemente son buenas conductas e intenciones. Si hablas con ellas sobre asuntos relacionados con creer en Dios, como el hecho de creer en Dios para ser una buena persona y adorarlo, observa sus reacciones. Si oyen que la gente acabará perseguida por el gobierno por creer en Dios, te tratarán como a un enemigo y te ridiculizarán. Si estás en búsqueda y captura e intentas ocultarte en sus casas durante un tiempo, te denunciarán y te entregarán al gobierno. Llevarán a la víctima de un accidente de tráfico al hospital para que le salven la vida, pero también pondrán a una buena persona que cree en Dios en manos de demonios malvados que la maltratarán o incluso la perseguirán hasta matarla. ¿Cómo se explica esto? ¿Qué comportamiento refleja su naturaleza? El último caso es su naturaleza. Salvan a algunas personas y también ponen a otras en manos de la muerte. ¿Son estas personas humanos o demonios? Basta con que haya un solo día en el que alguien no se despoje de su naturaleza satánica para que sea capaz de hacer el mal y resistirse a Dios. Mientras pueda resistirse a Dios, no es una buena persona. ¿Es correcto este enunciado? (Sí). ¿Qué tiene de correcto? (Lo que practica esa persona no es la verdad. Por muy buenas que sean sus acciones y sus conductas externas, su naturaleza sigue siendo hostil a Dios). Su naturaleza Le es hostil. Este enunciado es cierto. ¿Cómo explicamos este enunciado? ¿Por qué decimos que alguien hostil a Dios no es una buena persona? (Dios es un símbolo de todo lo positivo. Si alguien Le puede ser hostil, su interior es completamente negativo). En teoría, esto es así y ese enunciado es verdadero. Por muy bueno y devoto que alguien pueda parecer por fuera, por mucho que disfrute ayudando a otros o por muy amable que sea con los demás, si siente aversión y antipatía ante cosas positivas, y si no puede aceptar la verdad al oírla y siente aversión por ella, ¿qué tipo de persona es? No es una buena persona. Los enemigos de las cosas positivas y de la verdad no son buenas personas. En general, se puede decir eso. Por supuesto, esta cuestión entraña muchos detalles. Déjame que te ponga un ejemplo y entenderás por qué este enunciado es la verdad. Por ejemplo, algunos abandonan a sus familias porque creen en Dios y cumplen sus deberes. Se hacen famosos por este motivo y el gobierno registra a menudo sus casas, acosa a sus padres e incluso amenaza con entregar a estos a las autoridades. Todos sus vecinos hablan de ellos y dicen: “Esta persona no tiene conciencia. No se preocupa de sus padres ancianos. No solo es un mal hijo, sino que además causa muchos problemas a sus padres. ¡Es un mal hijo!”. ¿Se ajusta alguna de estas palabras a la verdad? (No). Pero ¿acaso no se consideran correctas todas estas palabras a ojos de los no creyentes? Estos piensan que esta es la manera más legítima y razonable de contemplar esta cuestión, que es conforme a la ética humana y que es conforme a las normas de la conducta humana. Por mucho contenido que tengan estas normas, como por ejemplo la forma de mostrar respeto filial a los padres, de cuidar de ellos en su vejez, de preparar sus funerales, o cuánto corresponderlos, e independientemente de si estas normas son conformes a la verdad o no, desde la perspectiva de los no creyentes son cosas positivas, son energía positiva, son correctas y se consideran irreprochables dentro de todos los grupos de personas. Para los no creyentes, estas son las normas que debe acatar la gente y uno debe hacer estas cosas para ser una persona adecuadamente buena en sus corazones. Antes de que creyeras en Dios y entendieras la verdad, ¿acaso no creías firmemente también que este tipo de conducta se correspondía con ser una buena persona? (Sí). Además, utilizabas estas cosas para evaluarte y refrenarte, y te exigías ser así. Para ser una buena persona, seguro que habrás incluido los siguientes conceptos en tus normas de conducta: cómo ser un buen hijo, cómo hacer que tus padres tengan menos preocupaciones, cómo honrarlos y enorgullecerlos y cómo glorificar a tus antepasados. Estas eran las normas de conducta en tu corazón y la dirección de la misma. No obstante, después de escuchar las palabras de Dios y Sus sermones, tu punto de vista comenzó a cambiar y entendiste que debes renunciar a todo para cumplir tu deber como ser creado y que Dios requiere que la gente se comporte de esta manera. Antes de que estuvieras seguro de que cumplir tu deber como ser creado era la verdad, pensabas que debías ser un buen hijo, pero también sentías que debías cumplir tu deber como ser creado y vivías en un conflicto interior. A través del constante riego y guía de las palabras de Dios, llegaste gradualmente a entender la verdad y fue entonces cuando te diste cuenta de que cumplir tu deber como ser creado es perfectamente natural y está justificado. Hasta la fecha, muchas personas han sido capaces de aceptar la verdad y abandonar por completo las normas de conducta provenientes de las nociones y figuraciones tradicionales del hombre. Cuando te desprendes totalmente de estas cosas, las palabras de juicio y condena de los no creyentes ya no te limitan a la hora de seguir a Dios y cumplir tu deber como ser creado y podrías despojarte fácilmente de ellas. Por tanto, ¿por qué han desaparecido de tu corazón esas nociones antiguas y tradicionales? ¿Tal vez te hayas convertido en una mala persona? ¿Se te ha endurecido el corazón y se ha esfumado tu conciencia? (No). En realidad, tu conciencia no ha cambiado: sigues siendo la misma persona y tu personalidad, tus preferencias y tus normas de conciencia y moral no han variado. Así pues, ¿por qué no sientes tristeza o aflicción cuando los no creyentes sueltan esas palabras de juicio y condena y, por el contrario, sientes paz y alegría en el corazón? Esto es una transformación considerable; ¿cómo has logrado llegar a ser así? (Comiendo y bebiendo de las palabras de Dios y llegando a entender algunas verdades, he adquirido los criterios de evaluación correctos y he sido capaz de discernir que sus palabras no son más que falacias). Los no creyentes difunden rumores sobre nosotros y dicen: “Después de creer en dios, esta gente no se ocupa de sus familias, no las ama y es particularmente distante; se convierte en una especie de animales de sangre fría”. Podría parecer así por fuera, pero no es la realidad. Aquí hay un problema esencial que los ciegos no tienen manera de ver. ¿Podría ser realmente que la verdad haga que las personas se vuelvan desalmadas después de comenzar a creer en Dios? (No). Entonces, ¿qué está pasando en realidad? (Los creyentes han cambiado sus perspectivas sobre las cosas, han entendido la verdad y han adquirido discernimiento). Este resultado se logra al comer y beber de las palabras de Dios. ¿Cómo se consigue eso? ¿Qué hizo cambiar tu perspectiva sobre las cosas? ¿Cuándo comenzó a cambiar? Son las palabras de Dios las que cambian las perspectivas de las personas sobre la vida y diversos asuntos; por eso son distintas a las de los no creyentes.

En el pasado, las personas siempre obraban según su conciencia y la utilizaban para medir a todos. Estas tenían que aprobar continuamente el examen de conciencia, siempre sentían que las habladurías eran algo aterrador y temían que se rieran de ellas, se ganaran una mala reputación o las llamaran “sin conciencia o mala persona”. Así que tenían que decir y hacer algunas cosas a regañadientes para hacer frente al entorno. ¿Ahora cómo se deberían medir estas cosas? (Mediante los principios-verdad). ¿Cómo eran las cosas en aquel entonces, cuando la vida de las personas estaba sujeta a las nociones y las falacias de los no creyentes? Por ejemplo, desde pequeño tus padres te adoctrinaban con palabras como: “¡Cuando crezcas debes hacernos sentir orgullosos; debes honrar a nuestra familia!”. ¿Qué han significado estas palabras para ti? ¿Un estímulo o una restricción? ¿Una influencia positiva o una especie de control negativo? Lo cierto es que son una forma de control. Tus padres te fijan un objetivo con base en alguna afirmación o teoría que las personas consideran correcta y buena, te obligan a vivir la vida al servicio de ese objetivo, y acabas dejando de ser libre. ¿Por qué terminas perdiendo la libertad y cayendo bajo su control? Porque las personas piensan que honrar a su familia es algo bueno que debe hacerse. Si no compartes esa forma de pensar o no aspiras a hacer cosas que honren a tu familia, te verán como un ridículo desperdicio de espacio, un perdedor bueno para nada, y las personas te despreciarán. Para tener éxito, debes estudiar mucho, adquirir cada vez más habilidades y honrar tu apellido. De esta forma, las personas no te acosarán en el futuro. ¿En realidad, todo lo que haces para conseguir este objetivo no es una cadena que te ata? (Sí). Dado que tus padres te exigen alcanzar el éxito y honrar a la familia, y dado que obran en tu beneficio propio para que tengas una buena vida y enorgullezcas a tu familia, es lógico que aspires a ese estilo de vida. Pero, efectivamente, estas cosas son problemas y, en cierto modo, una cadena. Cuando las personas no comprenden la verdad, piensan que estas cosas son positivas, que son la verdad, el camino correcto, y, por lo tanto, las dan por sentado, las acatan u obedecen y cumplen de pies a cabeza estas palabras y exigencias que proceden de sus padres. Si vives según estas palabras, trabajando duro y dedicándoles tu juventud y toda tu vida, y, al final, llegas a lo más alto, tienes una buena vida y honras a tu familia, puede que seas brillante para los demás, pero, en tu interior, cada vez estás más vacío. No le encuentras sentido a la vida, ni sabes qué destino te depara el futuro, ni qué tipo de senda deberían tomar las personas en la vida. No has comprendido ni alcanzado nada en absoluto sobre esos misterios de la vida cuyas respuestas anhelas, y quieres saber, y quieres entender. ¿En efecto, no te han arruinado las buenas intenciones de tus padres? ¿Acaso tu juventud y toda tu vida no se han visto arruinadas por las exigencias de tus padres, que, según sus propias palabras, son “lo que más te conviene”? (Así es). Entonces, ¿tus padres tienen razón al exigirte “lo que más te conviene” o no? Puede que tus padres de verdad piensen que obran en tu beneficio propio, pero ¿son personas que entienden la verdad? ¿Poseen la verdad? (No la poseen). Muchas personas pasan toda su vida dependiendo de las palabras de sus padres: “Debes enorgullecernos, debes honrar a la familia”, palabras que les inspiran y que les influyen a lo largo de sus vidas. Cuando los padres dicen: “Es lo que más te conviene”, se convierte en el motor de la vida de una persona, proporcionándole un rumbo y un objetivo por el que trabajar. Por consiguiente, por muy glamurosa que sea la vida de esa persona, por muy digna y exitosa que sea, en realidad, su vida está arruinada. ¿No es cierto? (Sí). ¿Esto quiere decir que, si alguien no vive conforme a las exigencias de sus padres, su vida no está arruinada? No; pues también tiene un objetivo propio. ¿Cuál es el objetivo? Sigue siendo el mismo, es decir, “tener una buena vida y enorgullecer a sus padres”, no porque sus padres se lo hayan dicho, sino porque han aceptado este objetivo de otra parte. Siguen queriendo vivir según estas palabras, enorgullecer a su familia, llegar a lo más alto y convertirse en una persona digna y honorable. Su objetivo no ha cambiado, pues continúan dedicando toda su vida a intentar conseguir estas cosas y la viven por entero con ese fin. Por tanto, cuando las personas no comprenden la verdad y aceptan muchas de las doctrinas, afirmaciones y puntos de vista supuestamente correctos que prevalecen en la sociedad, convierten esas cosas correctas en el rumbo, los cimientos y la motivación de todo el esfuerzo de su propia vida. Al final, las personas viven de forma inflexible y totalmente en pos de estos objetivos, luchando hasta la muerte, momento en el que algunos todavía no están dispuestos a ver la verdad. ¡Qué vida tan lamentable llevan las personas! Sin embargo, una vez que comprendes la verdad, ¿no dejas, poco a poco, atrás las cosas, enseñanzas y afirmaciones supuestamente correctas, así como las expectativas que tus padres tienen de ti? Una vez que abandonas gradualmente lo supuestamente correcto, y el criterio con el que mides las cosas ya no se basa en las afirmaciones de la cultura tradicional, ¿no dejas de estar sujeto a dichas afirmaciones? Y si no estás sujeto a esas cosas, ¿vives libremente? Puede que entonces no seas completamente libre, pero al menos te habrás aflojado la cadena. En su creencia en Dios, la gente sigue teniendo muchas nociones, figuraciones, intenciones e impurezas, así como sus filosofías para los asuntos mundanos, pensamientos falsos, naturalezas corruptas, etcétera. Cuando las personas resuelvan estas cuestiones y sean capaces de vivir enteramente según la verdad, vivirán ante Dios y realmente se liberarán y serán libres.

¿Cuál es la primera prioridad a la hora de perseguir y obtener la verdad en la actualidad? En primer lugar, debes diseccionar las falacias y los dichos engañosos que antes creías correctos y que forman parte de las nociones tradicionales y despojarte de ellos una vez hayas entendido por completo su esencia. Estas cosas son la primera capa de las cadenas que aprisionan a la gente. Ahora bien, ¿cuántas de ellas seguís manteniendo en el corazón? ¿Os habéis despojado totalmente de ellas? (No del todo). ¿Es fácil despojarse de estas cosas? Por ejemplo, algunos quieren cumplir su deber, pero también sienten que deben honrar a sus padres, lo que implica sentimientos. Si simplemente sigues podando tus sentimientos y te dices que no debes acordarte de tus padres ni de tu familia, que solo debes pensar en Dios y centrarte en la verdad, pero aún no puedes evitar tener en mente a tus padres, no serás capaz de resolver el problema fundamental. Para solucionarlo, debes diseccionar las cosas que pensabas que eran correctas, junto con los dichos, los conocimientos y las teorías que has heredado y que son conformes a las nociones humanas. Además, al tratar con tus padres, el hecho de si cumples tus obligaciones como hijo de cuidar de ellos debe basarse por completo en tus condiciones personales y las instrumentaciones de Dios. ¿Acaso no es esta una manera de explicar perfectamente la cuestión? Cuando algunos dejan el hogar familiar, sienten que deben mucho a sus padres y que no hacen nada por ellos. Sin embargo, cuando conviven con ellos, no son buenos hijos en absoluto ni cumplen ninguna de sus obligaciones. ¿Es este verdaderamente un buen hijo? Esto solo son palabras vacías. Independientemente de lo que hagas, pienses o planees, esas cosas no son importantes. Lo fundamental es si puedes entender y creer verdaderamente que todos los seres creados están en manos de Dios. Algunos padres tienen la bendición y el destino de poder disfrutar de la alegría doméstica y de la felicidad de una familia numerosa y próspera. Esto es la soberanía de Dios y una bendición que Él les concede. Otros padres no tienen este destino: Dios no lo ha dispuesto para ellos. No tienen la bendición de disfrutar de una familia feliz ni de que sus hijos estén a su lado. Esto es la instrumentación de Dios y la gente no puede forzarla. Pase lo que pase, al final, en lo que respecta a la devoción filial, las personas deben al menos tener una mentalidad de sumisión. Si el entorno lo permite y cuentas con los medios para hacerlo, puedes mostrar devoción filial hacia tus padres. Si no, no intentes forzarla: ¿cómo se llama esto? (Sumisión). A esto se le llama sumisión. ¿De dónde proviene esta sumisión? ¿Cuál es el fundamento de la sumisión? Se basa en todas estas cosas que Dios dispone y sobre las que gobierna. Aunque es posible que la gente desee elegir, no puede, no tiene el derecho de hacerlo y debe someterse. Cuando sientes que las personas deben someterse y que Dios lo ha instrumentado todo, ¿no sientes más tranquilidad en el corazón? (Sí). Entonces, ¿seguirá tu conciencia sintiéndose reprendida? No seguirá sintiéndose constantemente reprendida, y la idea de no haber sido un buen hijo para tus padres dejará de dominarte. En ocasiones, es posible que todavía pienses en ello, ya que son pensamientos o instintos normales en la humanidad y nadie puede evitarlos. Por ejemplo, al ver que su madre está enferma, una persona normal se siente afligida y desea poder sufrir en su lugar. Algunos dicen: “¡Ojalá mi madre pudiera curarse, aunque por ello yo tuviera que vivir menos años!”. Esta es la parte positiva de la humanidad: es el instinto humano. Por tanto, cuando ves que tu madre está enferma y te sientes afligido, ¿representa un problema este sentimiento de tristeza? No, no es ningún problema porque es algo que la humanidad normal debería tener. Sentirse afligido en el corazón es una cosa buena; demuestra que tienes corazón y humanidad. En este mundo, tu madre es la persona que Dios ha dispuesto que sea con quien mantengas la relación más estrecha. Si ella está enferma y siente dolor y tú te muestras indiferente, ¿sigues siendo humano? Si dices: “No siento nada por ella y no me importa su dolor; ¡yo solo siento dolor cuando lo siente Dios!”, ¿es cierto este enunciado? No lo es; es falso. Tu madre te dio a luz, te crio durante muchos años, es la persona más cercana a ti y te quiere más que a nadie. ¡Cuando está enferma y siente dolor, si no estás afligido en el corazón, debes tenerlo muy endurecido! Esto no es normal; no te esfuerces por ser de esta manera. Sentirse afligido por esta cuestión es muy normal, pero, si dejas de cumplir tu deber debido a este sentimiento de aflicción y te quejas de Dios, ¿es esto normal? (No, no lo es). ¿Por qué no lo es? Porque tu pensamiento no se ajusta a la verdad y no es el que la humanidad normal debería tener, no es normal. La gente tiene la naturaleza de Satanás y vive según su carácter corrupto, de modo que puede infringir la verdad y perder la conciencia y la razón, como si de repente se volviera mentalmente enferma. Esto no es normal, así que ¿cómo se produce? La causa son las actitudes corruptas de las personas. Una vez reveladas dichas actitudes, las personas pueden resistirse a Dios cuando sea y donde sea, así como desarrollar pensamientos que no son conformes a la verdad y que se rebelan contra Él por impulso en cualquier momento y lugar. Es así.

Todos los seres humanos corruptos tienen sentimientos que suelen constreñirlos, lo que hace que sean incapaces de someterse a Dios o de actuar según los principios-verdad. Para lograr someterse a Dios, uno debe resolver la cuestión de los sentimientos. ¿Qué sentimientos impiden más a la gente practicar la verdad y deben ser desechados? ¿Qué sentimientos forman parte de lo que la humanidad normal debería tener y no son un problema? ¿Qué sentimientos pertenecen a un carácter corrupto? Estas cosas deben discernirse claramente. Por ejemplo, supongamos que acosan a tu hijo y, como su madre, lo proteges y vas a buscar a los familiares del acosador de tu hijo para hablar con ellos: ¿es esto normal? Se trata de tu hijo, de modo que es apropiado y normal que lo protejas. Pero si tu hijo acosa a otros niños, hasta a niños educados, y a ti no te importa aunque te des cuenta tú crees que tu hijo es un chico fantástico e incluso le enseñas en secreto a pegar a otros, y sigues defendiéndolo cuando los demás vienen a hablar contigo, ¿es correcta esta conducta? No, no lo es. ¿Qué problema hay en esta conducta? Está motivada por los sentimientos. ¿Por qué digo esto? Piensas que es inaceptable que otros acosen a tu hijo y, si él sufre un poco, vas inmediatamente a resolver el problema y pides explicaciones; por tanto, ¿por qué haces la vista gorda cuando es tu hijo quien acosa a los hijos de otras personas? Incluso lo animas a que pegue a otros: ¿acaso no es malicioso? La gente que hace esto es maliciosa en su carácter. ¿Cómo se puede explicar esto en términos de sentimientos? ¿Qué caracteriza a los sentimientos? Desde luego, nada positivo. Es un enfoque en las relaciones físicas y en satisfacer las predilecciones de la carne. El favoritismo, defender los defectos de otros, malcriar, mimar y consentir, todo ello entra dentro del ámbito de los sentimientos. Algunas personas les dan mucha importancia a los sentimientos, reaccionan a cualquier cosa que les ocurra basándose en ellos; en su corazón, saben muy bien que esto está mal, y aun así son incapaces de ser objetivos, y mucho menos de actuar según los principios. Cuando los sentimientos constriñen siempre la conducta de las personas, ¿acaso son capaces de practicar la verdad? ¡Esto resulta extremadamente difícil! La incapacidad de muchas personas para practicar la verdad se reduce a los sentimientos; consideran que estos son especialmente importantes, las ponen en primer lugar. ¿Se trata de personas que aman la verdad? Por supuesto que no. ¿Qué son los sentimientos, en esencia? Son una clase de carácter corrupto. Las manifestaciones de los sentimientos pueden describirse utilizando varias palabras: tener favoritismo, proteger a los demás sin atenerse a los principios, mantener relaciones físicas y tener parcialidad; eso son los sentimientos. ¿Cuáles son las probables consecuencias de que las personas tengan sentimientos y vivan según ellos? ¿Por qué detesta tanto Dios los sentimientos de la gente? A algunos siempre los constriñen sus sentimientos, no pueden poner en práctica la verdad y, aunque desean someterse a Dios, no pueden, de modo que sus sentimientos los atormentan. Muchas personas entienden la verdad, pero no pueden ponerla en práctica; esto también se debe a que sus sentimientos las constriñen. Por ejemplo, algunos abandonan sus hogares para cumplir su deber, pero siempre están pensando en la familia, día y noche, y no pueden cumplirlo bien. ¿Acaso no es esto un problema? Algunos están enamorados en secreto de alguien y solo hay un lugar para esa persona en su corazón, lo que afecta al cumplimiento de sus deberes. ¿Acaso no es esto un problema? Algunos admiran e idolatran a otros; no hacen caso a nadie salvo a esa persona, hasta el extremo de que ni siquiera escuchan lo que Dios dice. Incluso si otra persona comparte con ellos la verdad, no la aceptarán; solo escuchan las palabras de su ídolo. Algunos tienen a un ídolo en el corazón y no permiten que otras personas hablen de él o ni lo mencionen. Si alguien habla de los problemas de su ídolo, se enfadan, lo defienden y contradicen a esa persona. No permitirán que su ídolo sufra indefenso una injusticia y harán todo lo que esté en sus manos para proteger su reputación; sus palabras convierten las malas acciones de su ídolo en buenas y no permiten que la gente diga verdades sobre él o lo ponga en evidencia. Esto no es rectitud; a esto se le llama sentimientos. ¿Se dirigen los sentimientos únicamente hacia la familia de uno? (No). El ámbito de los sentimientos es bastante amplio; son un tipo de carácter corrupto y no abarcan simplemente las relaciones carnales entre familiares ni se limitan a ese campo. También pueden implicar a tu superior, a alguien que te haya hecho un favor o te haya ayudado, a alguien con quien tengas una relación muy estrecha o te lleves bien, a tu vecino o amigo o incluso a alguien a quien admires: no es algo fijo. Así pues, ¿es despojarse de los sentimientos simplemente tan sencillo como no pensar en los padres o la familia? (No). ¿Es tan fácil despojarse de los sentimientos? Al llegar a los treinta años y poder vivir independientemente, la mayoría de las personas no echa tanto de menos el hogar y, al llegar a los cuarenta años, esto se convierte en algo completamente normal. Cuando todavía no ha llegado a la edad adulta, la gente es muy nostálgica y no puede dejar a sus padres porque aún no tiene la capacidad de sobrevivir por su cuenta. Echar de menos a la familia y a los padres es normal. No es una cuestión de sentimientos. El asunto se convierte en una cuestión de sentimientos cuando estos adulteran tu actitud y tu punto de vista sobre cómo hacer las cosas. Debido a que existe un vínculo de sangre entre tú y tus padres a un nivel carnal y habéis convivido durante muchos años, es normal que los eches de menos. Algunos dicen que no echan de menos a sus padres en absoluto, pero quizá acaban de marcharse del hogar familiar y todas sus vivencias son frescas y nuevas; finalmente se han liberado del atosigamiento de sus padres y nadie intenta controlarlos, de modo que son felices. Pero ¿que sean felices significa que no tienen sentimientos? No. Algunos dicen: “He creído en Dios durante varios años y he llegado a entender algunas verdades. Cumplo mi deber sin que mis sentimientos me constriñan en absoluto y ya no tengo sentimientos”. ¿Es práctico este enunciado? Estas son claramente las palabras de alguien que no entiende la verdad. Cuando las personas escuchan muchos sermones, cuando entienden algunas palabras y doctrinas y cuando pueden hablar de algunas teorías espirituales, piensan: “Mi estatura ha crecido y he entendido muchas verdades. Si me arrestan, no seré un Judas. Al menos tengo esta fe y esta determinación. ¿Acaso no es esto tener estatura? Recuerdo mi entusiasmo cuando llegué a creer en Dios por primera vez y estaba dispuesto a dedicarle mi vida entera. Ese entusiasmo y ese juramento no han cambiado ni se han desvanecido lo más mínimo. ¿Acaso no es esto progreso?”. ¿Es este un fenómeno superficial? (Sí). Todos estos son fenómenos superficiales. Si la gente quiere progresar realmente, debe entender la verdad. ¿Ser capaz de hablar de doctrinas y teorías espirituales puede aportar un cambio real? (No). Si ni siquiera puedes resolver tus propios problemas ni poner en práctica nada de la verdad, ¿puedes resultar beneficioso para los demás? Limitarse a escuchar sermones y a entender doctrinas es inútil; debes practicar y experimentar las palabras de Dios. Cuando entiendes la verdad, debes practicarla; solo entonces poseerás la realidad. Solo puedes entender la verdad con mayor profundidad si la practicas, solo puedes obtener la verdad cuando la entiendes verdaderamente y solo puedes crecer si obtienes la verdad.

¿Qué entendéis ahora que os he enseñado y os he ayudado a distinguir qué es la verdad y qué son las palabras correctas? (Que debemos contemplar las cosas según los principios-verdad y que no podemos considerar las buenas conductas externas habituales ni las doctrinas espirituales como la verdad). Los buenos comportamientos y los dichos correctos no pueden cambiar a una persona. Por muy ciertos que sean, no solo no son la verdad, sino que no tienen nada que ver con ella. Si siempre te aferras a ellos y los tratas como la verdad, nunca entenderás la verdad ni la obtendrás. Este es un aspecto. Otro aspecto es el siguiente: ¿pueden las doctrinas espirituales capacitar a alguien para entender la verdad? (No, no pueden). ¿Por qué no? Aunque se puede considerar que todas las doctrinas espirituales son palabras correctas, no pueden conseguir el resultado de cambiar las actitudes corruptas de una persona. Por tanto, ¿con qué se debe contar para cambiar las actitudes corruptas de alguien? Algunos dicen que se debe contar con la verdad, otros que con el hecho de entenderla y aceptarla, y otros que con el hecho de practicarla. ¿Son correctas estas palabras? Desde una perspectiva literal, todas ellas tienen una parte correcta, pero son las doctrinas más superficiales; estas doctrinas no pueden salvarte ni resolver tus dificultades. Cuando te enfrentas a una situación y la gente te dice que debes aceptar la verdad, dirás: “¿Cómo puedo aceptarla? ¡Tengo dificultades y no puedo desprenderme de ellas!”. ¿Pueden estas doctrinas convertirse en tu senda para practicar la verdad? (No, no pueden). Algunos dicen que, al enfrentarte a una situación, deberías comer y beber más de las palabras de Dios. Has oído esto muchas veces, pero ¿cuál de tus dificultades ha resuelto? Está bien comer y beber más de las palabras de Dios, pero ¿de qué aspecto de ellas deberías comer y beber? ¿Cómo deberías relacionarlas con tus dificultades? Una vez hecho eso, ¿cómo las resuelves? ¿Cuál es la senda de práctica? ¿Qué aspecto de la verdad deberías utilizar para resolver tus dificultades? ¿Acaso no son estos problemas reales? (Sí). Estos son los problemas reales. Por tanto, las doctrinas correctas no pueden resolver las dificultades prácticas de la gente, ni mucho menos sus actitudes corruptas. ¿Qué puede exactamente resolver las actitudes corruptas de las personas? Todo el mundo sabe que solo la verdad puede resolver el problema de las actitudes corruptas de las personas, pero, si no entienden qué es la verdad, ni la buscan ni la aceptan, ¿pueden resolverse sus actitudes corruptas? (No). Así pues, para resolver las actitudes corruptas propias, uno debe experimentar la obra de Dios. Es decir, las actitudes corruptas de uno solo se pueden purificar al experimentar el juicio y el castigo de Dios. Para ello, es necesario que la gente persiga la verdad y coopere con la obra de Dios para lograr resultados. Si no persigues la verdad y solo te centras en entender doctrinas espirituales, sin saber siquiera si son la verdad o no, pero aceptándolas como tal, ¿puede esto resolver tus actitudes corruptas? Además, si no entiendes la verdad, al revelar un carácter corrupto, ¿puedes discernirlo? ¿Puedes contrastarlo con las palabras de Dios? No puedes de ninguna manera. Podrías aplicar preceptos a ciegas, pero esto aún te servirá menos para resolver tus actitudes corruptas. ¿Qué es lo más importante de resolver las actitudes corruptas? Lo fundamental es que la gente debe entender la verdad. Ahora mismo, la mayoría de las personas considera las doctrinas como la verdad y no entiende lo que es esta. Al igual que el ejemplo de los sentimientos que acabo de mencionar, la primera reacción de la madre fue proteger a su hijo para que no lo acosarán, lo que está justificado. Desde vuestro punto de vista: “Esto son sentimientos; no puedes hacer eso. Se debe criticar y condenar este tipo de conducta”. Definís cosas que no tienen que ver con la verdad, que no están relacionadas con ella y, de hecho, cosas que la gente debería hacer instintivamente, como aquello que infringe la verdad, y después las rechazáis. Pensáis que seguir este principio es practicar la verdad. Y, en lo que respecta a la segunda reacción de la madre de consentir que su hijo acose a los hijos de otros, cuando realmente esto implica la revelación de un carácter corrupto y la práctica de la verdad, piensas: “Mientras no se trate de hacer el mal, no es un problema tan grave”. ¿Por qué tienes estos pensamientos y entendimientos? (Porque no entendemos la verdad). ¡Ahí reside el problema! Por tanto, debido a que no entienden la verdad, en muchas ocasiones las personas eligen un enfoque que consideran correcto y piensan que practican la verdad. Muchas veces, debido a que no entienden la verdad, las personas solo pueden aplicar y acatar preceptos y, al enfrentarse a asuntos, no saben cómo manejarlas, de modo que consideran que el hecho de acatar preceptos es practicar la verdad. ¿Puede la gente que cree en Dios de esta manera progresar en la vida? ¿Puede llegar a entender la verdad y entrar en la realidad? Muchas personas creen que ser capaz de hablar sobre palabras y doctrinas es entender la verdad y ser un creyente en Dios adecuado. Así pues, ¿por qué siguen revelando actitudes corruptas en muchas cuestiones? ¿Por qué no pueden resolver los problemas prácticos con que se encuentran? Esto demuestra que ser capaz de hablar sobre palabras y doctrinas no es entender la verdad en absoluto. Independientemente de sobre cuántas doctrinas puedas hablar, eso no demuestra que hayas obtenido la verdad. Debes ser capaz de resolver problemas prácticos y de encontrar los principios de práctica: solo eso es entender realmente la verdad. Muchos piensan que, mientras puedan cumplir su deber, sufrir y pagar el precio, no importan las actitudes corruptas que revelen, eso no es un gran problema. Consideran que, mientras cumplan su deber, mientras puedan sufrir y no quejarse de Dios, están amándolo y mostrándole lealtad. En muchas ocasiones las personas tienen buenas intenciones, pero, como no entienden la verdad, en realidad trastornan y perturban la obra de la iglesia y, aun así, piensan que velan por los intereses de Dios y de Su casa. ¿Qué ocurre en estos casos? Esto sucede porque la gente no comprende la verdad ni tiene un entendimiento práctico de la misma, lo que la lleva a hacer constantemente cosas contrarias a ella. En el proceso, piensa que hace lo correcto, que ha practicado la verdad y que ha satisfecho las intenciones de Dios. Esta es su mayor dificultad. Aunque se trate de una dificultad, siempre hay una manera de resolverla. La única forma es que, siempre que te encuentres con un problema y reveles un carácter corrupto, debes reflexionar sobre ti mismo y buscar la verdad para entenderla. Mientras tengas actitudes corruptas en tu interior, surgirán en ti muchos tipos de estados. Cuando viven en distintos entornos y estados, las personas revelan ciertos pensamientos, perspectivas e intenciones: estos son sus verdaderos estados internos. Al observar los pensamientos, las perspectivas y las intenciones de la gente, puedes ver su carácter y saber en qué consisten sus naturalezas. Al reflexionar sobre ti mismo y discernir a los demás de este modo, es fácil obtener resultados. La única manera de lograr por completo resultados a la hora de conocerte a ti mismo es conocer tus propias actitudes corruptas y entender totalmente su esencia. Así dispondrás de manera natural de una senda por la que buscar la verdad para resolver tus actitudes corruptas. Mientras las personas puedan aceptar la verdad, se pueden purificar sus actitudes corruptas y se puede resolver fácilmente el problema de su corrupción. Si la gente no puede aceptar la verdad, nunca logrará cambiar su carácter-vida. Bien, todos vosotros estáis dispuestos a perseguir la verdad, de modo que debéis centraros en ella.

Para resolver la naturaleza de las personas, debemos excavarla desde sus raíces y desde las actitudes de la gente, y no desde su manera de hacer las cosas. Por otro lado, no deberíamos enfatizar razones y condiciones objetivas, sino que debemos compararlas con la verdad. La verdad expresada en las palabras de Dios va dirigida a las actitudes corruptas de las personas. Pongamos el ejemplo de los sentimientos antes mencionado: la gente piensa que en ocasiones echar de menos a los padres o sentirse nostálgico son sentimientos. ¿Son estos los mismos a los que Dios se refiere cuando habla de sentimientos? (No). Los sentimientos que tú entiendes no se pueden expresar al mismo tiempo que los sentimientos de los que Dios habla. Los sentimientos de los que tú hablas forman parte de los estados humanos normales, no de un carácter corrupto. Si tratas a tus familiares carnales como ídolos, y esto te lleva a no seguir ni someterte a Dios, tus sentimientos son demasiado intensos y forman parte de un carácter corrupto. Por tanto, esto conlleva la cuestión de si tienes un entendimiento puro de la verdad. Cuando tratas como sentimientos lo que crees ser nostalgia o el hecho de ser un poco más amable con tus padres, ¿acaso no es esto una comprensión distorsionada de la verdad? De hecho, lo que tú entiendes no es la verdad ni se ajusta a ella; es meramente un fenómeno exterior. ¿Cuáles son los sentimientos de los que Dios habla? Son el segundo enfoque de la madre al tratar a su hijo, que hemos mencionado antes, que representa un estado de favoritismo y proteger sin principios a alguien. Estos son los sentimientos que Dios deja en evidencia: la revelación por parte de la madre de un carácter corrupto en este asunto. ¿Acaso no son estos dos enfoques radicalmente distintos? El primero es un fenómeno normal y no hace falta podarlo, profundizar en él, diseccionarlo ni mucho menos contrastarlo con la verdad, practicar un aspecto determinado de esta ni desprenderse de nada. Entonces, ¿es este un enfoque adecuado? ¿Es necesario actuar de esta manera? No lo es; este enfoque no es ni bueno ni malo. El segundo enfoque implica un carácter. ¿Qué tipo de manifestaciones de sentimientos implican actitudes corruptas? (Favoritismo, proteger sin principios a otros, mantener relaciones de la carne y falta de rectitud). Estas son las cosas que encarna la palabra “sentimientos” de la que Dios habla. Si puedes entender esto de sobra y relacionar verdaderamente estas cosas contigo mismo, deberías esforzarte por resolver estas actitudes corruptas. Solo cuando estos sentimientos dejen de constreñirte, todas tus acciones serán la práctica de la verdad. Entonces, los estados que entiendes que abarcan los sentimientos se corresponderán completamente con la palabra “sentimientos” tal como la expresa Dios. Esta es la verdad que entenderás. Si te pidieran que hablaras sobre qué son los sentimientos y te refirieras al primer enfoque de la madre, esto sería una manifestación de que no entiendes la verdad. Si pusieras como ejemplo el segundo enfoque de la madre y diseccionaras su carácter corrupto, entonces entiendes la verdad. Si las cosas que compartes, experimentas y entiendes son conformes a la verdad de las palabras de Dios, sin contradicciones ni inconsistencias, eso demuestra que entiendes las palabras de Dios, que has captado su significado, que las has comprendido y que puedes practicarlas y aplicarlas. Entonces, habrás obtenido la verdad y la vida, y la implicación de esta situación es que ya habrás entrado en la realidad-verdad. En ese momento, cuando vuelvas a encontrarte con este tipo de cosas, serás capaz de discernirlo, sabrás qué tipo de revelaciones son normales y cuáles forman parte de un carácter corrupto, y tendrás todo esto completamente claro en el corazón. En este sentido, ¿acaso no serán rigurosas tus acciones? ¿Acaso no se conformarán a la verdad? ¿Acaso no tendrás la realidad-verdad? Si te comportas correctamente y entiendes la verdad, ¿acaso no servirán tu entendimiento y las experiencias que compartes para ayudar a otros y resolver sus dificultades? (Sí). Este es el lado práctico de la verdad.

Algunos no cumplen bien su deber por sus aptitudes insuficientes, pero siempre afirman que es porque carecen de conciencia. ¿Qué explicación es acertada? (Que tienen aptitudes insuficientes). A veces, cuando alguien cumple un deber, es posible que capte las nociones básicas de ese conocimiento profesional, pero que no entienda los aspectos más avanzados porque nunca los ha aprendido antes. Su líder lo catalogará como superficial, escurridizo y holgazán, aunque en realidad simplemente le falta conocimiento profesional y todavía no ha aprendido esas cosas, si bien ya se esfuerza al máximo. Sin embargo, su líder dice que es superficial, lo que no se ajusta a los hechos. Esto es un uso de la terminología y una catalogación indiscriminados. ¿Por qué la gente utiliza la terminología y cataloga a los demás indiscriminadamente? ¿Acaso no es porque no entiende la verdad? Algunos responderán sin duda que sí, otros dirán que eso se debe a que tiene aptitudes insuficientes y está demasiado confuso, y otros exclamarán que es porque su humanidad es demasiado malvada y tiene malas intenciones. ¿Qué explicación es correcta? En realidad, todos estos tres estados existen y deben juzgarse según cada caso concreto. Si la causa es que no entiende la verdad, pero alguien dice que se debe a que tiene aptitudes insuficientes y está demasiado atolondrado, estas palabras no son rigurosas. Si la causa es claramente su humanidad malvada y sus motivos ocultos, pero alguien dice que es porque tiene aptitudes insuficientes y está demasiado atolondrado, esto es una distorsión de los hechos y, gracias a ello, las personas malvadas probablemente pasarán desapercibidas. Hay otros casos en los que la causa es que la gente no entiende la verdad, pero otros dicen que se debe a la humanidad malvada de esas personas. Esta manera de considerar las cosas no es acertada y probablemente se tratará a buenas personas como malas, lo que tendrá consecuencias negativas. Hay muchos que no saben discernir estas cosas ni entienden completamente la esencia del problema. Aplican preceptos irreflexivamente, sacan conclusiones según sus propias ideas y sienten que tienen discernimiento y que pueden ver las cosas claramente. ¿Acaso no es esto arrogancia y sentenciosidad? Si alguien tiene una mala humanidad y cataloga y condena indiscriminadamente a la gente según sus propios motivos ocultos, esta es la naturaleza de una persona malvada. Este tipo de individuos son una minoría; la mayoría de las personas hace estas cosas porque no entiende la verdad. Los que no entienden la verdad aplican preceptos y utilizan términos espirituales indiscriminadamente. Por ejemplo, algunos tienen claramente un problema con su humanidad: siempre buscan maneras de holgazanear y no se esfuerzan al cumplir su deber, pero los que no tienen discernimiento dicen que esto es tener aptitudes indeficientes. Algunos tienen claramente un sentido de la rectitud y, cuando ven algo que infringe los principios, sacan el tema a relucir y protegen los intereses de la iglesia, pero la gente que no entiende la verdad suele catalogarlos de arrogantes y sentenciosos e incluso los tratará como malas personas, lo que es verdaderamente una injusticia para la gente buena. Algunos tienen claramente poca estatura y flaquearán momentáneamente cuando sus sentimientos los constriñan, por lo que quienes no entiendan la verdad dirán de ellos que tienen unos sentimientos demasiado intensos y que carecen de un corazón sincero para Dios. Así son las personas que no tienen la verdad: sin considerar el trasfondo ni la situación real, siguen aplicando preceptos indiscriminadamente y diciendo una cosa en un momento y otra al siguiente. ¿Puede esta gente utilizar la verdad para resolver problemas? (No puede). Cuando los que no entienden la verdad intentan resolver problemas, no son capaces de recetar el medicamento adecuado. Es como si intentan tratar a alguien con dolor de estómago y se ocupan de su cabeza; no son capaces de encontrar la raíz del problema. No entienden dónde radica esta ni qué dicen las palabras de Dios ni a qué se refieren. Esto no es entender la verdad. ¿Entendéis mucho o poco de la verdad en estos momentos? (Poco). Por ejemplo, supongamos que alguien pregunta: “¿Por qué no puedes someterte al enfrentarte a esta situación?”. La gente suele responder: “¡Porque no conozco a Dios!”. ¿Es correcta esta explicación? A veces lo es y otras veces no. La mayor parte del tiempo no lo es, y se trata simplemente de una catalogación indiscriminada. La gente capta algunos términos espirituales, los aplica y los usa indiscriminadamente y, como resultado, surgen muchos problemas. Algunos de ellos son malinterpretaciones, y otros, juicios, lo que genera resultados perjudiciales e incluso causa el caos. Cuando los que carecen de entendimiento espiritual aprenden algo, lo aplican y lo utilizan indiscriminadamente. Lo más probable es que cometan errores y que sean propensos a los errores de principio. Por otro lado, es posible que los que tienen capacidad de comprensión cometan algunos errores, pero no son problemas de principio y pueden aprender alguna lección de ellos. Si la gente tiene una comprensión absurda, si malinterpreta las palabras de Dios al leerlas, si su comprensión se desvía al escuchar sermones y si corre el riesgo de criticar y encontrarle tres pies al gato, todo esto es muy problemático. No solo le resulta imposible entrar en la realidad-verdad, sino que con el paso del tiempo comenzará a actuar alocadamente y a perturbar la obra de la iglesia. Este resultado es muy grave.

Bien, deberíais meditar: ¿las palabras, las doctrinas y las teorías espirituales de las que soléis hablar son la verdad? ¿Entendéis la verdad o solo entendéis doctrinas? ¿Cuántas realidades-verdad hay en vuestro entendimiento? Cuando entendáis estas cosas tendréis verdaderamente autoconocimiento y conoceréis vuestra propia medida. Por ejemplo, habéis hablado mucho sobre las verdades de cómo ser una persona honesta, pero ¿las habéis entendido verdaderamente? Tal vez podéis compartir algunas palabras y hablar de cierto entendimiento, pero ¿en cuántas de estas realidades habéis entrado? ¿Sois verdaderamente personas honestas ahora? ¿Podéis hablar claramente sobre esto? Algunos dicen: “Ser una persona honesta es no decir mentiras, hablar con el corazón, no ocultar nada ni evadirse de nada. Este es el modelo de ser una persona honesta”. ¿Qué pensáis de este enunciado? ¿Es conforme a la verdad? (No). Podéis hablar de palabras y doctrinas, pero, en lo que respecta a los detalles de práctica o a problemas concretos, no sabéis qué decir. Esto no es entender la verdad. La gente no entiende la verdad, pero siempre piensa: “Ya entiendo mucho, pero Dios no me utiliza. Si Él me usara, y yo me convirtiera en un líder de la iglesia, podría asegurar que todos los hermanos y hermanas llegarían a entender la verdad”. ¿Acaso no es esto alardear mucho? ¿Tienes realmente esa capacidad? ¿Son honestos los que pueden vanagloriarse y jactarse? Estas personas no entienden la verdad, y aun así se vanaglorian y se jactan: ¿acaso no son patéticas? (Sí, lo son). Ahora escucháis muchos sermones, pero, si nunca entendéis la verdad, tarde o temprano recorreréis la misma senda que los fariseos, y seréis los fariseos de la actualidad. ¿Acaso no es esta una posibilidad? (Sí). Es muy probable. Las naturalezas satánicas de la gente están profundamente arraigadas. Si alguien adquiere conocimientos o educación y puede predicar teorías correctas y sermones elevados, es muy probable que se convierta en un fariseo. Si no queréis convertiros en eso ni recorrer la senda de un fariseo, la única manera de evitarlo es esforzarse por entender la verdad, entrar en la realidad y convertir las doctrinas que entiendes en la realidad de la verdad. Así pues, ¿qué se considera que es entender realmente la verdad de ser una persona honesta? Deberíais considerar este asunto por vuestra cuenta y hablar sobre ello cuando tengáis tiempo. ¿Qué es exactamente una persona honesta? ¿Cuáles son las normas requeridas en las palabras de Dios para las personas honestas de las que Él habla? ¿Cuáles de estas normas que Dios requiere puede practicar la gente? ¿Cómo es la persona honesta de la que Él habla? ¿A qué aspecto de las actitudes corruptas de la gente va dirigido el ser una persona honesta? ¿Acaso no merece la pena ahondar en estas cuestiones? Las palabras y las verdades que Dios requiere que la gente practique no van dirigidas a sus maneras de hacer las cosas o de comportarse, sino a sus naturalezas y actitudes satánicas. Por este motivo se dice que estas palabras son la verdad. Si su única finalidad fuera cambiar el comportamiento de las personas y enseñarles cómo pensar, no serían la verdad, sino simplemente un tipo de teoría. Se podría decir que cualquier educador puede influir un poco en la gente y cambiar ligeramente su comportamiento, de modo que al poner en práctica y sintetizar estas enseñanzas la conducta de las personas se puede regular gradualmente. Este tipo de conocimiento abunda mucho, pero estas cosas no son la verdad porque no pueden resolver las actitudes corruptas de la gente ni el problema de la raíz de sus pecados. Solo las palabras de Dios pueden purificar y resolver la corrupción de las personas y solucionar completamente sus naturalezas satánicas; por tanto, solo las palabras de Dios son la verdad. ¿Cuál es el verdadero significado de la verdad de las palabras de Dios? Vale la pena considerar, reflexionar y hablar sobre esta cuestión juntos a menudo. Nunca olvidéis esto: las cosas que solo pueden cambiar la conducta de la gente no son la verdad; son simplemente conocimiento y leyes. La verdad no solo puede cambiar el comportamiento de las personas, sino también sus actitudes corruptas. Además, puede cambiar sus ideas y nociones y convertirse en la vida de uno. Eso es la verdad. Bien, muy poca gente puede ver este asunto claramente. Muchos nunca se dan cuenta de que estas cosas que regulan la conducta y facilitan que las personas tengan vidas exteriores decentes no son la verdad, sino conocimientos, doctrinas y filosofías satánicas. Cuando la gente acepta estas cosas, aunque su comportamiento exterior sea cada vez más noble, digno y refinado, su corazón está lleno de perfidia y perversidad y es cada vez más tenebroso. Estas cosas son las ponzoñas y las teorías de Satán, cosas que él utiliza para desorientar y corromper a las personas. No son la verdad en absoluto ni provienen de Dios. La verdad solo son aquellas cosas que permiten que la gente se vuelva honesta, libre, se libere, conozca al Creador, tenga un corazón temeroso de Dios y se someta a Sus instrumentaciones y disposiciones. Independientemente del punto de vista que aceptes y de la senda que sigas, si tu conducta mejora y ganas popularidad, pero tu corazón es poco temeroso de Dios y se aparta de Él, tienes demasiado poca fe verdadera en Dios y tu relación con Él es muy deficiente, las cosas a las que te aferras no son positivas y sin duda alguna no son la verdad. Si eliges una senda o un modo de vida, aceptas algunas cosas y estas hacen que te vuelvas real y honesto, que ames lo positivo, que odies lo perverso y lo negativo, que tengas un corazón temeroso de Dios y que aceptes de buen grado la soberanía y las disposiciones del Creador, estas cosas son la verdad y provienen realmente de Dios. Podéis medir las cosas según estos patrones. Mucha gente es capaz de decir y lleva muchos años diciendo algunas doctrinas. No obstante, después de expresarlas muchas veces, las actitudes interiores de las personas no han cambiado, sus estados no se han transformado lo más mínimo y ni sus puntos de vista, ni sus formas de pensar, ni el punto de partida e intenciones tras sus acciones han cambiado en absoluto. Por tanto, deberíais apresuraros a renunciar a estas cosas y a dejar de aferraros a ellas; definitivamente no son la verdad. Cuando la gente comienza por primera vez a practicar algunas palabras, hacerlo parece arduo y difícil, y no es capaz de captar los principios. No obstante, después de experimentarlas y practicarlas durante un tiempo, siente que sus estados interiores han mejorado, que su corazón es temeroso de Dios y timorato de Dios y se ha acercado a Él, que no es tan intransigente ni rebelde cuando les ocurre algo, que sus intenciones y deseos personales no son tan intensos y que puede someterse a Dios. Este estado es positivo; estas palabras son la verdad y la senda correcta. Podéis discernir cosas según estos principios. No será sencillo definir la verdad en una sola frase. Estaría bien si Yo pudiera definirla en una frase y pudierais entenderla después de oírla. Pero, si la tratarais como un precepto y una doctrina a seguir, eso sería problemático: eso no es tener entendimiento espiritual. Así pues, os he ofrecido estos principios y deberíais basaros en ellos para contrastar, experimentar, practicar y adquirir un conocimiento experiencial. No os limitéis a actuar y comportaros según ellos: también deberíais utilizarlos para contemplar a las personas y las cosas y para evaluar a la gente. Al experimentar y practicar de esta manera, sabrás qué es la verdad. Si la gente no entiende qué es la verdad ni sabe que las palabras de Dios son la verdad, ¿puede ganar la vida? ¿Puede lograr algún cambio en su carácter-vida? A pesar de que aparentemente los requisitos que Dios propone a las personas en Sus palabras no son un listón muy alto, sino que son bastante simples, si no entiendes cuál es el significado implícito de la verdad o la cantidad de contenido práctico que incluye la verdad, y solo comprendes la verdad en términos de palabras y doctrinas, nunca serás capaz de entrar en las realidades-verdad en las que Dios requiere a la gente que entre.

26 de mayo de 2017

Nota al pie:

a. Jianghu es un término chino que hace referencia al mundo fantástico de los practicantes de artes marciales y de los delincuentes en la China antigua.

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