1017 La promesa final de Dios para la humanidad
I
Cuando el hombre alcance la verdadera vida del hombre en la tierra y todas las fuerzas de Satanás estén encadenadas, vivirá fácilmente sobre la tierra. Las cosas no serán tan complejas como lo son hoy: las relaciones humanas, sociales, las complejas relaciones familiares, ¡causan tantos problemas y tanto dolor! ¡La vida del hombre aquí es tan desgraciada! Una vez el hombre haya sido conquistado, su corazón y su mente cambiarán: tendrá un corazón temeroso de Dios y un corazón amante de Él.
II
Una vez conquistados todos los que están en el universo que buscan amar a Dios, es decir, una vez derrotado Satanás y una vez este —todas las fuerzas de la oscuridad— haya sido encadenado, no se verá perturbada la vida del hombre en la tierra y podrá vivir libremente sobre ella. Si la vida del hombre estuviera libre de relaciones carnales y de las complejidades de la carne, sería mucho más fácil. Las relaciones de la carne del hombre son demasiado complejas; para este, tales cosas son la prueba de que aún tiene que liberarse de la influencia de Satanás. Si tuvieras la misma relación con cada uno de tus hermanos y hermanas, si tuvieras la misma relación con cada miembro de tu familia, no tendrías preocupaciones ni necesidad de inquietarte por nadie. Nada podría ser mejor y, de esta forma, el hombre se aliviaría de la mitad de su sufrimiento. Viviendo una vida humana normal en la tierra, el hombre será similar a los ángeles; aunque sigue estando todavía en la carne, será muy parecido a un ángel. Esta es la promesa final, la última que se le concede al hombre.
de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso