Las responsabilidades de los líderes y obreros (29) Parte 4

C. Principios que seguir cuando se envía a gente a predicar el evangelio

A la hora de proteger la seguridad de aquellos que hacen deberes importantes, hay otro ámbito de trabajo del que deben ocuparse los líderes y obreros, que es el de proteger la seguridad de aquellos que salen a hacer su deber. ¿Qué principios deberían seguirse cuando se envía a la gente a que salga a hacer su deber? Primero, se debería considerar la edad y el género de la persona, así como su perspectiva y su experiencia sobre la vida; los líderes y obreros no pueden ser atolondrados o descuidados a este respecto. Por ejemplo, si envías a trabajadores evangélicos a predicar el evangelio en un lugar desconocido, ¿a qué clase de personas sería apropiado enviar? (A gente con algo de perspectiva y sabiduría). Si cierta iglesia no dispone de mucha gente apropiada, con una mayoría de jóvenes que carecen de experiencia en la vida y de perspectiva, que no saben lidiar con las situaciones cuando se enfrentan a ellas —en especial a problemas desafiantes—, que hablan sin principios y que además carecen de sabiduría, entonces no serían capaces de hacer el trabajo. Si se envía a esa gente, no solo será incapaz de resolver los problemas, sino que además es probable que afecte al trabajo y lo demore. Por tanto, cuando se envía a gente a salir a hacer su deber, es necesario elegir a aquellos con madurez en su humanidad y con sabiduría; esas personas son las únicas aptas. Si no hay bastante gente apta, deja que los jóvenes se emparejen con los mayores para ir a hacer su deber. Por ejemplo, supongamos que hay una hermana joven de 25 o 26 años que, a pesar de haber creído en Dios durante bastante tiempo, poseer fe y estatura, y haber hecho su deber desde hace mucho, no sabría mantenerse a salvo si se la envía a hacer su deber en un lugar desconocido. En tal caso, sería necesario encontrar a un hermano o hermana local con experiencia en la sociedad a fin de emparejarlo con ella para llevar a cabo el deber. Por supuesto, si la localización del deber es en una zona conocida o en un lugar donde ya hay una iglesia, entonces los hermanos y hermanas jóvenes pueden ir a hacerlo. Sin embargo, si la gente acude a predicar el evangelio o a hacer otro trabajo a un lugar desconocido, en especial a uno donde la seguridad pública sea mala, entonces ha de tener en consideración su seguridad personal. En cuanto a los líderes y obreros, sea quien sea al que envíen a hacer trabajo, la seguridad es lo primero que se ha de considerar. Si no está claro qué clase de personas son las destinatarias potenciales del evangelio, o si estas podrían hacer cosas inapropiadas, entonces se debería ejercer la cautela cuando se envía a alguien a predicar el evangelio. En el pasado, oí que algunos líderes y obreros a menudo enviaban a hermanas jóvenes —de unos 18 o 19 años o de veintipocos— a lugares que no conocían para predicar el evangelio, y se sabe que ocurrieron algunos incidentes desafortunados. Al margen de lo que ocurriera en realidad, en última instancia guardaba relación con que los líderes y obreros no fueran meticulosos en sus consideraciones a la hora de hacer el trabajo. Los líderes y obreros deberían tener en cuenta estos factores en su trabajo y no deberían asignarles a la ligera a hermanos o hermanas muy jóvenes lugares desconocidos y peligrosos para hacer su deber. Hubo un líder que una vez dispuso que dos hermanas de 18 o 19 años fueran a predicar el evangelio. Cuando alguien dijo que eran demasiado jóvenes y no eran aptas para esa labor, entonces el líder buscó a una hermana de 21 para ir en su lugar, pues pensó: “Has dicho que 19 años es demasiado joven, así que he encontrado a alguien de 21. Es mayor, ¿no?”. ¿Cómo era el calibre de este líder? Era propenso a las distorsiones, ¿no? (Sí). Al tener solo dos años más de 19, ¿podría haber tenido experiencia en la vida? ¿Podría haber tenido experiencia en la sociedad? Cuando se enfrentara a dificultades o a situaciones peligrosas, ¿podría acabar llorando? Aunque era dos años mayor, en cuanto a edad, seguía siendo demasiado joven e incapaz de asumir este trabajo. Como poco, es necesario encontrar a un hermano o hermana que ande por los treinta o cuarenta años, o con más de cincuenta o sesenta; estos son mayores y tienen experiencia en la sociedad, cuando se enfrentan a situaciones, tienen la sabiduría para lidiar con ellas, lo que impide que se vuelvan peligrosas. Los jóvenes no han visto ni experimentado muchas cosas ni saben cómo manejarlas; puede que no se den cuenta siquiera de que se enfrentan a un peligro, lo que hace que sea fácil que ocurran incidentes. La gente mayor, al haber visto la perversidad en esta sociedad y en esta especie humana, tiende a estar más alerta ante los demás. Según su experiencia en la sociedad y su conocimiento de la vida real, pueden hacer algunos juicios razonables sobre qué clase de peligro podría surgir en ciertas situaciones, lo elevado del nivel de peligro, qué individuos son malvados y qué clase de cosas podrían hacer ciertas personas. Cuando se enfrentan a situaciones peligrosas, tienen además la sabiduría para escapar del peligro. Los jóvenes, por otra parte, carecen de experiencia. Cuando se enfrentan a situaciones, no pueden percibir las peligrosas consecuencias potenciales. Por tanto, en lo que respecta a los problemas de seguridad, la gente mayor es más meticulosa en sus consideraciones que los jóvenes. Cuando los líderes y obreros dispongan que la gente salga a hacer su deber, deberían considerar las condiciones locales y disponer a personas relativamente mayores con algo de sabiduría y experiencia para que se asocien con las jóvenes para desempeñar su deber. Los líderes y obreros deben ser meticulosos en sus consideraciones sobre estos asuntos.

Sea cual sea el país en el que se haga el trabajo de la iglesia, garantizar la seguridad de aquellos que hacen sus deberes es un aspecto del trabajo al que los líderes y obreros deben prestar especial atención. Sea quien sea al que se envíe a hacer cualquier trabajo, debe poseer cierto calibre y tener algo de capacidad a fin de ser competente para el trabajo y de modo que se pueda garantizar su seguridad. En particular, este caso se da incluso más en zonas o países con mala seguridad pública. Los líderes y obreros deberían considerar primordial la seguridad de aquellos que hacen su deber, no ignorarla con descuido. Hay quienes dicen: “Está bien. Lo que estamos haciendo es desempeñar deberes en la casa de Dios, tenemos la protección de Dios, así que nadie va a morir. ¿Qué podría ir mal?”. ¿Está bien que digan esto? (No). ¿Por qué no? (Hablar de esta manera es irresponsable y este punto de vista está también muy separado de la realidad). La gente debería hacer lo máximo para desempeñar bien las responsabilidades que son capaces de cumplir bien y atender a lo que son capaces de considerar; no deberían verificar a Dios ni jugar con la seguridad de los hermanos y hermanas. Dios puede proteger a las personas, pero si no consideras los problemas que eres capaz de considerar, y usas la seguridad de los hermanos y hermanas como una apuesta para verificar a Dios, Él te pondrá en evidencia; ¡quién te hizo tan extremadamente necio, haces cosas muy idiotas! Por tanto, los líderes y obreros no deberían usar esta clase de discurso como excusa para hacer cosas irresponsables, garantizar la seguridad de aquellos que hacen sus deberes es tu responsabilidad y deberías cumplirla bien. Si te has ocupado de todo lo que eres capaz de considerar y de hacer, entonces, en cuanto a lo que no has considerado, la forma en que Dios proceda al respecto es asunto de Él y no tiene nada que ver contigo. Hay quienes le endosan indiscriminadamente toda la responsabilidad a Dios, dicen: “Dios es responsable de la seguridad de las personas, no hace falta que tengamos miedo; podemos predicar como queramos. Con Dios, todo está libre y liberado, ¡no hemos de preocuparnos por esas cosas!”. ¿Es correcta esta clase de enunciado? (No). De acuerdo con esta clase de enunciado, la gente no necesita buscar principios cuando suceden cosas; si ese fuera el caso, ¿de qué serviría la verdad que ha expresado Dios? Sería inútil. A lo largo de estos años, Dios ha dicho muchas palabras con paciencia y minuciosidad para enseñar a la gente, con el propósito de permitir a Su pueblo escogido saber cómo sobrevivir, cómo perseguir la verdad y cómo comportarse en este mundo malvado y entre esta especie humana malvada, de modo que se conforme a las intenciones de Dios. No te corresponde a ti verificar a Dios ni comportarte según tus deseos, conforme a las palabras y doctrinas y sin principios. Para que los líderes y obreros hagan un buen trabajo en la labor de predicar el evangelio, primero y ante todo deben garantizar la seguridad de las personas. A fin de hacerlo, primero deben averiguar y captar las circunstancias específicas de los que hacen su deber, enviar a personas apropiadas y además entender qué hacer en diversas situaciones para garantizar la seguridad de las personas. Si una localización es particularmente caótica, nadie tiene a conocidos allí, y no se puede garantizar la seguridad de cualquiera que vaya allí a predicar el evangelio, entonces no envíes a nadie de momento; no te arriesgues ni hagas sacrificios innecesarios. Sea cual sea el deber que se haga o el trabajo que se emprenda, no hace falta que te lances al mundo ni que arriesgues la vida, ni hace falta que te juegues tu seguridad o la vida. Por supuesto, en el entorno de China, adoptar riesgos para hacer el propio deber resulta inevitable. El gobierno persigue a aquellos que creen en Dios, e incluso sabiendo muy bien que hay peligro, aún así has de creer en Dios, seguirlo y hacer tu deber; no puedes abandonar tu deber y no se puede detener ningún trabajo. Las situaciones en los países extranjeros son todas diferentes. Algunos son autoritarios como China, mientras que otros tienen sistemas democráticos. En países con sistemas democráticos, el trabajo de predicar el evangelio puede avanzar con fluidez, y diversos aspectos del trabajo se pueden llevar también a cabo con mayor fluidez. Sin embargo, en algunos países con características autoritarias, la gente es salvaje y retrógrada, y no le resulta fácil aceptar el camino verdadero. Cuando se le predica el evangelio, no solo no lo investiga, sino que puede condenarlo a ciegas y podría incluso denunciar la situación a la policía. En tales casos, no envíes a la gente allí a predicar el evangelio; en su lugar, elige lugares donde la seguridad se pueda garantizar para llevar a cabo el trabajo. Todas estas son cosas que los líderes y obreros deberían considerar con cuidado. Por ejemplo, en países como Malasia, Indonesia o la India, que tienen unos trasfondos religiosos muy complejos, ciertas denominaciones religiosas tienen gran influencia y controlan a la sociedad entera, hasta el punto de que incluso los gobiernos ceden ante la influencia de estas religiones. Por tanto, no envíes a más gente a tales países para predicar el evangelio; basta con que lo prediquen las iglesias locales. En algunos países, la situación varía entre los diferentes estados o provincias, y las leyes y preceptos locales difieren de las leyes y preceptos nacionales. Por ejemplo, ciertas regiones tienen trasfondos religiosos especiales, y en ellas la iglesia y el estado están unificados. En algunos casos, los líderes religiosos cuentan incluso con mayor autoridad que los funcionarios del gobierno local y pueden vulnerar abiertamente algunas políticas nacionales. Si predicas el evangelio en tales regiones, habrá riesgos potenciales de seguridad. Estos riesgos potenciales no están limitados a inventarse rumores sobre ti o ahuyentarte, sino que además podrían arrestarte, encerrarte en prisión sin cargos e incluso someterte a tortura, dejarte tullido o matarte, y el gobierno no intervendría. De hecho, los líderes de la mayoría de las denominaciones religiosas odian las religiones de fuera. Como su influencia es demasiado grande y no están restringidos por la ley de ninguna manera, nadie se atreve a hacerlos responsables, por muy salvajemente que persigan a los trabajadores evangélicos, y ni siquiera los funcionarios del gobierno local están dispuestos a ofenderlos. Una vez que empieces a predicar el evangelio en su territorio, pueden atormentarte de la manera que ellos deseen. Por tanto, los líderes y obreros deben ser especialmente cautos cuando envíen a gente a predicar el evangelio a alguna parte. Primero, deben investigar y conocer la situación en ese lugar: si hay libertad de creencia, lo poderosas que son las fuerzas religiosas y qué consecuencias podría conllevar que se denuncie a aquellos que predican el evangelio allí. Estas cuestiones se deben entender con claridad antes de determinar si enviar o no a alguien. Si después de obtener información sobre algún lugar, se determina que no es apropiado para predicar el evangelio, entonces no se permite que nadie envíe allí a gente para predicar. Este es además parte del trabajo que debería hacerse para garantizar la seguridad de los trabajadores evangélicos. Algunos líderes y obreros tienen una comprensión distorsionada y dicen: “Está bien; Dios nos protegerá. Mientras más duro sea el desafío, más debemos asumirlo. Hay muchas personas que creen en el Señor en ese lugar, ¿por qué no deberíamos entonces ir allí a predicar el evangelio?”. Alguien les dice: “Allí hay prisiones privadas. Si vamos a predicar el evangelio, no solo nos detendrán, sino que podríamos incluso morir allí. ¡No podemos ir!”. Esos falsos líderes necios se plantean esto: “El gran dragón rojo tiene muchas prisiones, pero no lo tememos, así que, ¿por qué deberíamos temer a un puñado de prisiones privadas de allí? ¡Las prisiones pueden retener nuestro cuerpo, pero no nuestro corazón! ¡No tengáis miedo, id sin más!”. Entonces envían a una oleada de personas tras otra y al final ninguna regresa; las detienen a todas. Los falsos líderes se quedan estupefactos. ¿Qué problema hay aquí? (Tales falsos líderes son unos cabezas huecas). Son unos bribones, son irresponsables, envían a la gente a las fauces del peligro. ¿Por qué no van ellos mismos? Ya que no le tienen miedo al peligro, deberían ir ellos los primeros. Si van, regresan a salvo y convierten a gente, entonces otros deberían ir después de ellos. Pase lo que pase, la seguridad de la gente se debe garantizar al predicar el evangelio. No corráis riesgos en absoluto en zonas donde es peligroso e inapropiado predicar el evangelio. No asumáis que cualquier lugar fuera de China continental es seguro; eso es un espejismo, un entendimiento distorsionado. Solo los ignorantes piensan así; ¡tales personas entienden demasiado poco de este mundo! No asumáis que porque la mayoría de los países occidentales tengan libertad de creencia y haya relativamente muchas personas que creen en el Señor, puedes predicar el evangelio abiertamente y expresar en público diversos enunciados que dejen en evidencia lo oscuro y malvado que es el mundo religioso; si haces esto, las consecuencias serán inimaginables. Debes entender que cuando predicas el evangelio, ya sea a gente religiosa o a no creyentes, te enfrentas a la especie humana corrupta, a la especie humana que se resiste a Dios. No pienses en este asunto de manera demasiado simplista.

Si los líderes y obreros quieren garantizar la seguridad de los trabajadores evangélicos, deben considerar a fondo todos los aspectos del problema, y en el caso de que surja algún inconveniente, debería manejarse con prontitud y, después, se deberían resumir las experiencias y lecciones para encontrar los principios y la senda de práctica, a fin de determinar cómo practicar a partir de entonces; este es también un importante aspecto del trabajo que ha de hacerse. Hay algunas cuestiones que los líderes y obreros no han considerado ni a las que se han enfrentado antes, después de que surjan problemas, deberían recapitular: “¿Deberíamos aún así ir a esa clase de lugar? ¿Es esta manera de enviar a la gente la correcta? ¿Deberíamos ajustar los planes, la estrategia o la dirección de los siguientes pasos para predicar el evangelio o realizar cualquier labor importante?”. En el continuo proceso de recapitulación, los líderes y obreros deberían determinar poco a poco los métodos y principios del trabajo, de modo que mientras más lo desempeñen, más específico resulta y más alcanza el estándar esperado, uno en el que ocurren menos imprevistos o ninguno, o incluso en el que el personal de tareas importantes no asume ningún riesgo. Para lograr este resultado, los líderes y obreros deberían recapitular con frecuencia las experiencias y obtener a menudo un entendimiento de los diversos entornos y situaciones que se afrontan en las diversas regiones cuando predican el evangelio. Mientras más información obtienen y más precisa es, más precisos serán los principios y planes para manejar los asuntos, de modo que al final se logre el resultado de garantizar la seguridad de las personas. De esta manera, se puede garantizar que el trabajo de predicar el evangelio avanza de manera ordenada.

III. Cómo lidiar con los líderes y obreros que no prestan atención al trabajo de seguridad

Algunos líderes y obreros tienen escaso calibre y carecen de sentido de la responsabilidad; son incapaces de hacer trabajo real y además son demasiado holgazanes para hacerlo. En las zonas de las que son responsables, aquellos que llevan a cabo deberes importantes se enfrentan a menudo a riesgos de seguridad, lo cual requiere que se muden o reubiquen, algo que les hace desempeñar su deber sin tener paz mental. Incluso suceden con frecuencia cuestiones que no deberían ocurrir. Por ejemplo, algún líder u obrero encuentra una casa anfitriona que está situada en una zona baja. Cuando se esperan grandes lluvias e inundaciones, por temor a que la casa quede sumergida, los hermanos y hermanas que se hospedan allí tienen que mudarse por adelantado; se llevan equipamiento de trabajo, ollas, sartenes y todo lo demás, realizan una mudanza de dos días seguidos. Esto hace que todo el mundo se quede totalmente agotado, con la cabeza gacha por la desesperación. Dicen: “Nos mudamos cada pocos días, siempre estamos huyendo. ¿Cuándo va a acabar esto? ¿Acaso no podemos encontrar una casa segura y fiable donde podamos hacer nuestro deber con normalidad?”. Tales líderes y obreros no pueden siquiera asumir este poco de trabajo; los hermanos y hermanas por debajo no pueden comer ni dormir bien ni tienen alojamientos adecuados. Sus condiciones de alojamiento son siempre temporales, todo el mundo está preparado para escapar del desastre en cualquier momento. Una vez que terminan de utilizar sus artículos de uso diario, los empacan rápidamente, pues en cualquier momento se podría dar la situación de que sobrevenga el anuncio de la comprobación del registro del domicilio. De hecho, todo el mundo sabe que esto significa que se busca a aquellos que creen en Dios, así que deben estar preparados para reubicarse en cualquier momento. En consecuencia, aquellos que hacen un deber siempre están temerosos y no tienen sensación de seguridad. ¿Acaso no afecta esto a los resultados de su deber? ¿Acaso no está relacionado con el trabajo que están haciendo los líderes y obreros? (Sí). ¿Cómo les va en este trabajo? (Lo hacen mal, no cumplen bien con su responsabilidad). Algunos líderes y obreros son irresponsables y les falta dedicación. Ellos mismos no tienen altos estándares para sus condiciones de alojamiento; mientras haya un lugar para protegerlos del viento y la lluvia, con eso es suficiente. Por tanto, tampoco hacen mucho esfuerzo para encontrar un lugar seguro y estable en el que vivan los hermanos y hermanas. Algunos líderes y obreros tienen escaso calibre; no saben qué clase de entorno es calmado y apropiado para vivir o apto para que los hermanos y hermanas desempeñen su deber. Alquilan una casa de poca altura que nadie más desea alquilar, y en cuanto los hermanos se mudan, a los pocos días les sale un eccema, les pica todo. ¿Qué sucede? La casa es demasiado húmeda, el agua se filtra desde el suelo. ¿Puede vivir alguien en semejante lugar? Tales líderes y obreros no pueden siquiera resolver este problema, no pueden encontrar una casa apta para hacer el deber, ¿qué clase de calibre es este? Algunos otros líderes y obreros alquilan casas en las que no para de filtrarse la lluvia, entran corrientes de aire, no tienen aislamiento de sonido o carecen de internet, agua o electricidad, ¿cómo puede vivir alguien allí? Ignoran las casas buenas e insisten en alquilar estas que son deficientes; ¿acaso no obstaculiza esto los asuntos? Aunque los hermanos y hermanas no estén viviendo a la intemperie, faltan muchas instalaciones básicas de la casa; estarían mejor en una tienda de campaña. Aunque la mayoría de los hermanos y hermanas están acostumbrados a las dificultades y sienten que soportar este grado de dificultad no es nada extremo y pueden tolerarlo, ¿acaso no afecta a su cumplimiento del deber el hecho de sufrir este tormento sin cesar cada pocos días? Por tanto, si los líderes y obreros tienen poco calibre y carecen de sentido de la responsabilidad, no pueden asumir esta labor; deberían dimitir con celeridad y recomendar a alguien que pueda hacer bien este trabajo para que se encargue, de modo que no afecte a la vida ni al cumplimiento del deber de la mayoría del personal de tareas importantes. Disponer colocaciones para aquellos que llevan a cabo deberes importantes no requiere considerar cada uno de los aspectos, pero al menos se debe garantizar el entorno de vida básico. Solo cuando existan garantías a este respecto no se verá afectado el trabajo de la iglesia. ¿Es este trabajo fácil de hacer? (Sí). Lo sencillo es limitarse a decir que es fácil de hacer, pero si los líderes y obreros son unos atolondrados de escaso calibre y carecen de sentido alguno de la responsabilidad, simplemente no pueden hacerlo. Cuando los líderes y obreros no pueden hacer este trabajo ni hacerlo bien, hay muchísimas personas que acaban sufriendo las consecuencias, viven cada día como si huyeran de una hambruna, ¿cómo van a hacer su deber así? Algunos falsos líderes no entienden los principios-verdad, sin embargo, aun así, les gusta estar en el foco. No pueden hacer bien el trabajo, pero se niegan a dejarlo, se aferran a su puesto y no se marchan. ¿Cómo se debería lidiar con tales líderes? (Se los debería despedir). Despedirlos es fácil; la cuestión es que haya alguien mejor para ocuparse de su trabajo. Si no lo hay, ¿podéis asumir este trabajo? ¿Podéis garantizar que el personal de tareas importantes tenga un entorno de alojamiento estable? Si una persona no puede lidiar con ello, ¿podéis vosotros tres o cinco coordinaros para encargaros de este trabajo? Si vosotros tampoco podéis gestionar este trabajo —si no podéis siquiera hacer una tarea sencilla, si sois incapaces incluso de asegurar un entorno de vida básico—, entonces debéis soportar de manera temporal un poco más de dificultades y sufrimiento. Si todavía insistís en hacer vuestro deber y Dios, al ver que vuestra determinación para soportar dificultades es lo bastante firme, envía a alguien para encargarse de las cosas de manera fiable y que sea capaz de resolver problemas para hacer el trabajo, entonces vuestros días de sufrimiento terminarán y se verán reemplazados por buenos momentos. Si no viene nadie así a resolver estos problemas, entonces debéis aceptar vuestro sino, estáis destinados a soportar dificultades, debéis soportar este sufrimiento; debéis calmar vuestro corazón y soportarlas. De hecho, soportar este poco de dificultad merece la pena; es mucho mejor que estar en prisión y sufrir tortura. Al menos no estáis sometidos a tortura ni a interrogatorios; todavía podéis leer las palabras de Dios, hacer vuestro deber y vivir juntos la vida de iglesia con los hermanos y hermanas. Aunque se sucedan algunos sustos, reveses y baches en el camino, y a menudo tengáis que reubicaros, esta sigue siendo una experiencia extraordinaria en vuestra vida de la que podéis aprender lecciones y obtener algo. ¿No es esto bastante bueno? (Sí). La gente debería tener la determinación de soportar dificultades y dejar que Dios instrumente como quiera. Si de veras no sois capaces de aguantar estas dificultades, podéis orar a Dios en vuestro corazón con toda vuestra fuerza: “Dios, te pedimos que te fijes en nosotros los que estamos sufriendo, ¡qué pena damos! ¡Te seguimos sin quejas ni remordimientos! En vista de nuestra inquebrantable lealtad hacia Ti, ¡te pedimos que termines con esta vida de dificultades! ¡Te pedimos que envíes a un líder u obrero apropiado a encontrarnos un lugar apto! Estamos continuamente viviendo a la intemperie, nos movemos de un lugar a otro todos los días y no sabemos cuánto va a durar esto. No queremos estar desplazados durante más tiempo, ¡por favor, encuéntranos un lugar estable para vivir!”. ¿Es apropiado orar de esta manera? Podéis orar así; en función de las necesidades del entorno, deberíais orar de esta manera.

Si se observa desde otro ángulo, soportar dificultades no es tan malo, puede servir para perfeccionar tu voluntad. ¿Qué significa perfeccionar la voluntad? Significa que, al soportar estas dificultades sin cesar, te insensibilizas a ellas y ya no las reconoces como dificultades; por muchas dificultades que soportes, ya no sientes dolor. Sin embargo, cuando te enfrentas a situaciones, debes aprender algunas lecciones, ganar algo de perspicacia y aprender a discernir a las personas. Si un líder u obrero tiene un calibre extremadamente pobre y ni siquiera puede hacer el trabajo de disponer las colocaciones de manera apropiada, ¿cómo podría proveer y guiar al pueblo escogido de Dios? Tales personas no son aptas para ser líderes u obreros, la casa de Dios no anda escasa de dinero para alquilar casas y no está dispuesta a ver a los hermanos y hermanas todo el tiempo sin un lugar fijo para vivir. La casa de Dios no aboga por que la gente siempre soporte dificultades o tenga vidas complicadas a diario, aunque por supuesto tampoco rehúye de que las personas sufran ninguna dificultad. Sin embargo, si los líderes y obreros no pueden siquiera lidiar con el trabajo de disponer colocaciones y hacer algo apropiado les resulta muy difícil, ¿qué les queda de lo que jactarse? Todos y cada uno de ellos tienen un aspecto presentable, poseen títulos y son personas con estatus, sin embargo, les resulta muy difícil lidiar con esta pequeña cuestión. En ese caso, no se puede hacer nada, solo puedes aceptarlo de parte de Dios. Esta es la dificultad que las personas deberían soportar; deberíais dejar que Dios instrumente como Él desee. Esto es correcto. Tal vez algún día esta dificultad preceda a días mejores y esta clase de vida no continúe. No importa la clase de entorno en el que te encuentres, deberías mantener una actitud de sumisión y evitar quejarte. Si cierto líder u obrero no es fiable ni hace bien el trabajo, no permitas que eso afecte a tu sinceridad y a tu lealtad hacia Dios, así como tampoco a tu sumisión hacia Él y a tu actitud de sumisión hacia Dios. De este modo, te habrás mantenido firme en este tema. Los líderes y obreros solo son personas corrientes. Si tienen escaso calibre y no pueden hacer el trabajo, o si son falsos líderes que no cumplen su responsabilidad, ese problema es personal y no tiene nada que ver con la casa de Dios. No es que la casa de Dios les haya ordenado actuar de esta manera, sino simplemente que se los ha puesto en evidencia por su irresponsabilidad. No pueden completar el trabajo que les ha encomendado la casa de Dios, así que solo se los puede despedir y descartar. En tales circunstancias, cuando el pueblo escogido de Dios soporta esta dificultad, debe aceptarla de parte de Dios y dejar que Él instrumente como desee. Aunque los líderes y obreros no hayan hecho bien el trabajo o tengan cualquier problema, el hecho de que Dios sea la verdad, el camino y la vida nunca cambia. Que sigas a Dios, te sometas a Él y aceptes Sus palabras nunca debería cambiar. Estas son verdades eternas. Mientras haces tu deber, no importa qué asuntos desagradables surjan, deberías aceptarlos de parte de Dios y aprender las lecciones que encierran. Deberías estar en silencio ante Dios y orarle, y no permitir que te afecte el mundo exterior. Debes aprender a adaptarte a diversos entornos y a experimentar el trabajo de Dios en toda clase de entornos. Solo de esta manera puedes lograr entrada en la vida. Algunas personas tienen escasa estatura; cuando surgen dificultades, se quejan y se preocupan, se sienten angustiadas y pierden la fe en Dios, ¡esto es extremadamente necio e ignorante! A los líderes y obreros que no hacen trabajo real se los ha puesto en evidencia y se los ha descartado, pero ¿qué tiene eso que ver contigo? ¿Por qué te volverías negativo y distante con Dios solo porque ellos dispusieron las cosas de manera inapropiada? ¿No es esto del todo rebelde? (Sí). Cuando la gente hace algo mal, puedes discernirla y rechazarla, pero no rechaces a Dios ni la verdad. La verdad no se equivoca, Dios no se equivoca. La intención original de Dios no es que las personas soporten tal dificultad; pero para la especie humana corrupta, soportar algo de dificultad es de hecho necesario. Soportar un poco de dificultad es beneficioso para ti; el beneficio es que aprendas lecciones y a buscar la verdad para resolver problemas. Si eres capaz de soportar diversas dificultades, ganas algo de aguante y te vuelves capaz de mantenerte firme en tu testimonio en toda clase de entornos. Ser capaz de soportar la dificultad perfecciona tu determinación para someterte a Dios. Esta es la intención original de Dios y el resultado que Él quiere ver en ti. Si puedes entender las intenciones de Dios y comportarte y practicar de acuerdo con Sus intenciones; si puedes refrenarte de abandonar a Dios, sean cuales sean la clase de personas o los entornos que te encuentres; y si puedes aprender a practicar la verdad, tener sumisión a Dios, tener una comprensión y actitud correctas, mantener una fe inmutable en Dios y abstenerte de quejarte de Dios o de distanciarte de Él en tu corazón, con independencia de cuánto sufrimiento soporte tu carne, entonces tienes estatura.

Los líderes y obreros deben proteger la seguridad de aquellos que llevan a cabo deberes importantes, protegerlos de la interferencia del mundo exterior. Este trabajo implica muchos detalles. Por un lado, los líderes y obreros deberían entender cómo implementar específicamente estas detalladas tareas. Asimismo, cuando se encuentren con ciertas situaciones especiales, deben realizar juicios precisos, y luego encontrar los principios apropiados y desarrollar planes específicos para lidiar con las situaciones. El objetivo final es garantizar la seguridad de todo el personal de tareas importantes. Solo de esta manera se puede garantizar que el trabajo de predicar el evangelio avance de manera ordenada. Atenerse a este principio es correcto; es el objetivo y el principio de los líderes y obreros a la hora de hacer este trabajo. Si los líderes y obreros se atienen con precisión a este objetivo y a este principio, básicamente cumplen con el estándar al hacer este trabajo. ¿Qué otros problemas están involucrados en este trabajo? Hay quien dice: “Nunca he sido líder u obrero antes ni me he enfrentado a esta clase de asuntos. No sé lo que debería hacer en este trabajo ni sé cómo. Por tanto, no tengo que hacerlo; ¿a quién le importa si estáis a salvo o no? Encargaos de ello vosotros”. ¿Es aceptable que simplemente se laven las manos del asunto? (No). Tales líderes y obreros deberían ser apartados. Si no haces trabajo real, ¿de qué sirves? ¿Te mantenemos por aquí como un adorno porque tienes buen aspecto? A los líderes y obreros como estos hay que despedirlos y descartarlos; no se les debería permitir ocupar un puesto sin hacer ningún trabajo. Los falsos líderes no hacen trabajo real, no tienen conciencia ni razón, ¿no? Si de veras tuvieran conciencia y razón, ¿por qué no buscar la verdad para resolver problemas cuando estos surjan? Nadie nace sabiéndolo todo; todo el mundo aprende sobre la marcha. Si puedes buscar la verdad, encontrarás la manera de hacer bien el trabajo. Si tienes sentido de la responsabilidad, pensarás en una manera de hacer bien el trabajo. Hacer trabajo de liderazgo no es difícil en realidad; mientras uno pueda buscar la verdad, es fácil hacer bien el trabajo. Asimismo, los líderes y obreros tienen socios; mientras dos o tres personas sean del mismo sentir, cualquier trabajo es fácil de conseguir. En la actualidad, muchos líderes y obreros se están formando; lo hacen para buscar la verdad en todas las cosas a fin de resolver problemas. En este punto, al menos algunos líderes y obreros son competentes en el trabajo de liderazgo y totalmente capaces de hacer bien el trabajo de difundir el evangelio, ¿no? (Cierto). Así que, hasta aquí compartiremos por hoy respecto a este punto. ¡Adiós!

20 de julio de 2024

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