Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (III) Parte 3
Disección de lo perversos, insidiosos y falsos que son los anticristos
La última vez hablamos sobre la séptima manifestación de los anticristos; son perversos, insidiosos y falsos. Se ha compartido dos veces acerca de este punto. El primer debate fue sobre la naturaleza perversa de los anticristos. ¿Qué se enfatizó en ese caso? (Ser hostil hacia la verdad y detestarla). Los anticristos son hostiles hacia la verdad y la detestan, odian todas las cosas positivas que se ciñen a la verdad y a Dios, la cual es la primera y más fundamental manifestación de la perversidad de los anticristos. El primer debate fue acerca de qué detestan los anticristos. Las personas corrientes detestan las cosas negativas y a las fuerzas perversas; detestan cosas que son inmundas, oscuras y perversas. Sin embargo, en oposición a esto, la evidencia más fuerte de la primera manifestación de la naturaleza perversa de un anticristo es que no detestan las cosas negativas, sino todas las positivas relacionadas con la verdad y con Dios, la cual es la primera prueba rotunda que atañe a su perversidad. Nuestro segundo debate versaba sobre la segunda prueba contundente relativa a las manifestaciones de perversidad de un anticristo. Si detestan las cosas positivas, ¿qué es lo que aman? (Las negativas). ¿Qué aman las personas con humanidad normal? Aman la justicia, la amabilidad y la belleza, además del amor, la paciencia y la tolerancia relacionada con la humanidad, así como el sentido común y el conocimiento que es positivo y beneficioso para las personas, y todas las cosas positivas de Dios, incluidas las leyes y reglas establecidas por Él para todas las cosas, Sus leyes y decretos administrativos, y todas las verdades y caminos de vida expresados por Él, al igual que otras cosas relacionadas con Dios. La naturaleza perversa de un anticristo es contraria a esto; no les gustan estas cosas, ¿qué les gusta si no? (Las mentiras y el engaño). Cierto, les gustan las mentiras y el engaño, así como las conspiraciones e intrigas, los distintos medios para los asuntos mundanos, adular a la gente, ser un lamebotas, y también las disputas, el estatus y la autoridad. Aman todas estas cosas negativas que van en contra de la verdad y las cosas positivas, lo que demuestra precisamente la naturaleza perversa de los anticristos. ¿Acaso no se trata de pruebas irrefutables? (Sí). Si bien todas estas pruebas son irrefutables, solo hay dos partes a las que no se puede considerar aún completas. Hoy vamos a proceder a tratar la tercera parte de cómo los anticristos son perversos, insidiosos y falsos. La tercera parte es desde luego diferente a la primera y la segunda, si bien guarda relación con ellas. ¿En qué sentido? Las tres partes tratan acerca de esta esencia, de la naturaleza perversa del anticristo. ¿En qué difieren? En esta parte, lo que su naturaleza perversa ama y necesita, además de aquello que odia, es diferente a lo que se debatía en las dos partes anteriores, se trata de un contenido diferente. Esta diferencia no consiste en afirmar que a los anticristos también les gustan ciertas cosas positivas o que también odian otras negativas, sino que más bien hace referencia a otra parte, que no trata solo sobre lo que aman o necesitan, sino que se eleva a lo que aprecia esta perversa fuerza de los anticristos. Dicho de otro modo, aquello que idolatran o admiran. Hay quien puede decir: “Términos como ‘apreciar’, ‘idolatrar’ y ‘admirar’ se deberían usar para interpretar cosas positivas, así que, ¿cómo se pueden aplicar a los anticristos? ¿Son apropiados?”. No son ni elogiosos ni peyorativos, son neutrales. Por tanto, usarlos aquí no vulnera ningún principio y es admisible.
III. Disección de las cosas que idolatran y admiran los anticristos
¿Qué idolatran y admiran los anticristos? Para empezar, es cierto que no idolatran la verdad, a Dios ni a nada bonito o bueno relacionado con Él. Por tanto, ¿qué idolatran exactamente? ¿Se os ocurre algo? Voy a daros una pista. ¿Cómo se sumió en el cristianismo esa gente en la religión que ama al Señor? ¿Por qué ahora se la caracteriza como una religión, una secta y no como a la iglesia de Dios, la casa de Dios o el objeto de Su obra? Disponen de enseñanzas religiosas; reúnen en un libro la obra que una vez hizo Dios y las palabras que expresó en su momento, las reúnen en materiales para la enseñanza y abren escuelas, para luego reclutar y formar a varios teólogos. ¿Qué estudian estos teólogos? ¿La verdad? (No). ¿Qué estudian entonces? (Conocimiento teológico). Estudian teorías y conocimiento teológicos, que no tiene nada que ver con la obra de Dios ni con la verdad que expresó. Sustituyen las palabras de Dios y la obra del Espíritu Santo por conocimiento teológico, y así es como se sumen en el cristianismo y el catolicismo. ¿Qué es lo que se aprecia en la iglesia? Si vas a la iglesia y alguien te pregunta cuánto hace que crees en Dios, y dices que acabas de empezar a creer, no te prestarán atención. Sin embargo, si vas con una Biblia y dices: “Me acabo de graduar de tal o cual seminario teológico”, te invitarán a ocupar un asiento preferente. Si eres un creyente común, a no ser que poseas un estatus social destacado, no te van a tener en cuenta. Eso es el cristianismo, y así funciona el mundo religioso. Aquellos en las iglesias que predican y tienen estatus, posición y prestigio son un grupo de personas formadas en seminarios teológicos para contar con conocimiento y teorías de esa índole, y forman en esencia el bloque principal que sostiene el cristianismo. El cristianismo forma a tales personas para subirse al púlpito y predicar, para difundir el evangelio y hacer obra por todas partes. Creen que con talentos como los de esos estudiantes de teología, pastores predicadores y teólogos, la existencia del cristianismo está garantizada hasta hoy en día, y tales personas se convierten en el valor y capital de su existencia. Si el pastor de una iglesia es un graduado de un seminario teológico, debate bien sobre la Biblia, ha leído algunos libros espirituales y posee algo de conocimiento y elocuencia, aumentará la asistencia a esa iglesia y se hará más famosa que otras. ¿Qué valoran esas personas en el cristianismo? El conocimiento, en concreto el teológico. ¿De dónde procede el conocimiento? ¿Acaso no se transmite desde la antigüedad? Han existido escrituras desde los tiempos antiguos, se han pasado de generación en generación, y así es como las lee y aprende todo el mundo hasta el día de hoy. La gente divide la Biblia en varias secciones, recopilan distintas versiones y animan al estudio y al aprendizaje, pero su estudio de la Biblia no es entender la verdad para conocer a Dios ni tampoco entender las intenciones de Dios para temerlo y evitar el mal; en su lugar, es estudiar el conocimiento y los misterios de la Biblia, averiguar qué acontecimientos y en qué momento han cumplido con cuál profecía del Apocalipsis, y cuándo llegarán los grandes desastres y el milenio; eso es lo que estudian. ¿Tiene su estudio relación con la verdad? (No). ¿Por qué estudian cosas que no tienen nada que ver con la verdad? Porque, mientras más estudian, sienten que comprenden más, y mientras más se dotan de palabras y doctrinas, más altas se vuelven sus cualificaciones. A medida que se elevan sus cualificaciones, más grandes les parecen sus capacidades, y más creen que se las bendecirá por su fe, que irán al cielo después de la muerte, o que a los vivos se los pillará por el aire para encontrarse con el Señor. Estas son sus nociones religiosas, que no concuerdan en absoluto con las palabras de Dios.
Los pastores y ancianos del mundo religioso son todas personas que estudian el conocimiento y la teología bíblicos; son fariseos hipócritas que se resisten a Dios. Por tanto, ¿en qué se diferencian de los anticristos que se esconden en la iglesia? Hablemos a continuación sobre la conexión entre ambos. ¿Son realmente creyentes aquellos en el cristianismo y el catolicismo que estudian la Biblia, teología e incluso la historia de la obra de Dios? ¿Son diferentes a los creyentes y seguidores de Dios sobre los que Él habla? A ojos de Dios, ¿son creyentes? No, estudian teología, estudian a Dios, pero no lo siguen ni dan testimonio de Él. Su estudio de Dios es el mismo que el de aquellos que estudian historia, filosofía, derecho, biología o astronomía. Lo que pasa es que no les gusta la ciencia u otras materias, en concreto, lo que les gusta es estudiar teología. ¿Qué desenlace provoca que busquen fragmentos de aquí y de allá de la obra de Dios para estudiarlo? ¿Pueden descubrir la existencia de Dios? No, nunca. ¿Pueden entender las intenciones de Dios? (No). ¿Por qué? Porque viven en palabras, en conocimiento, en filosofía, en la mente humana y en los pensamientos humanos. Nunca verán a Dios ni los esclarecerá el Espíritu Santo. ¿Cómo los cataloga Dios? Como incrédulos, como no creyentes. Estos no creyentes e incrédulos se mezclan con la supuesta comunidad cristiana, se comportan como creyentes en Dios, como cristianos, pero ¿idolatran en realidad a Dios? ¿Poseen verdadera sumisión? (No). ¿Eso por qué? Una cosa está clara: en su interior, un número considerable de ellos no cree en la existencia de Dios ni en que Él creara el mundo y que sea soberano sobre todas las cosas, y menos todavía que Dios se pueda hacer carne. ¿Qué quiere decir esta falta de creencia? Implica duda y negación. Adoptan incluso una actitud de no esperar que las profecías expresadas por Dios, en especial aquellas relativas a los desastres, se vayan a hacer realidad o vayan a suceder. Esta es su actitud hacia la creencia en Dios, y es la esencia y la verdadera cara de su supuesta fe. Estas personas estudian a Dios porque están particularmente interesadas en la materia y en el conocimiento de la teología, y en los hechos históricos de la obra de Dios; son un mero grupo de intelectuales que estudian teología, que no creen en la existencia de Dios, así que, ¿cómo reaccionan cuando Dios viene a obrar, cuando se cumplen las palabras de Dios? ¿Cuál es su primera reacción al oír que Dios se ha hecho carne y ha empezado una nueva obra? “¡Imposible!”. Condenan a cualquiera que predique el nuevo nombre de Dios y Su nueva obra, e incluso quieren matarlo o eliminarlo. ¿Qué clase de manifestación es esa? ¿Acaso no es la de un típico anticristo? ¿Qué diferencia hay entre ellos y los fariseos, los sumos sacerdotes y los escribas antiguos? Son hostiles hacia la obra de Dios, hacia Su juicio en los últimos días, hacia que Dios se haga carne, y más si cabe, son hostiles a que se cumplan las profecías de Dios. Creen: “Si no te haces carne, si tienes la forma de un cuerpo espiritual, entonces tú eres dios; si te encarnas y te conviertes en una persona, entonces no eres dios y no te reconocemos”. ¿Qué implica esto? Significa que, mientras estén aquí, no permitirán que Dios se haga carne. ¿Acaso no es el típico anticristo? Es un auténtico anticristo. ¿Participa el mundo religioso en esta clase de discusiones? Esta argumentación resuena mucho y con fuerza, afirma que: “¡Es imposible que dios se haga carne, esto es incorrecto! ¡Si se ha encarnado, es que él debe de ser falso!”. Hay también quien dice: “Está claro que creen en un ser humano; ¡solo están desorientados!”. Si son capaces de afirmar esto es que, de haber estado presentes durante los tiempos en los que apareció el Señor Jesús y obró hace dos mil años, no habrían creído en Él. Ahora creen en el Señor Jesús, pero de hecho, solo creen en Su nombre, en las dos palabras “Señor Jesús”, y creen en un dios vago del cielo. Por tanto, no son creyentes, son incrédulos. No creen en la existencia de Dios, en Su encarnación, en la obra de creación de Dios, y mucho menos en Su obra de redención para toda la humanidad mediante Su crucifixión. La teología que estudian es una especie de teoría o tesis religiosa, nada más que falacias en apariencia plausibles que desorientan a la gente. ¿Qué inevitable conexión tienen estos supuestos intelectuales teológicos en el cristianismo con los anticristos en nuestra iglesia? ¿Cuál es la relación entre sus varios comportamientos y la esencia-naturaleza de los anticristos sobre los que hablamos? ¿Por qué mencionarlos? Vamos a dejar de hablar sobre la gente del cristianismo por ahora; en su lugar, veamos cómo tratan la verdad aquellos catalogados como anticristos, y, a partir de la actitud que tienen hacia la verdad, veamos qué es lo que en realidad valoran. Para empezar, después de captar algunas verdades, ¿cómo las entienden? ¿Cómo las tratan? ¿Cuál es su actitud en lo referente a aceptar tales verdades? ¿Aceptan esas palabras como su senda de práctica, o se dotan de ellas como si fueran una especie de teoría, y luego van y se las predican a los demás? (Las tratan como una especie de teoría que se predica). Las tratan como una especie de teoría a aprender, analizar y estudiar, y después de estudiarlas, las aprenden en su mente y en sus pensamientos; las recuerdan, son capaces de debatir sobre ellas y las expresan con fluidez, y luego las pasean por todas partes. Da igual cuánto tiempo se pasen hablando, hay algo que no puedes ver: por mucha doctrina de la que hablen, por muy bien que lo hagan, a cuántas personas se dirijan, con qué fluidez, con cuánto contenido o si concuerda o no con la verdad, el caso es que nunca observas resultados en ellos, eres incapaz de percibir su práctica. ¿Qué indica esto? Que no aceptan la verdad. ¿En qué la han convertido? En una herramienta para presumir de sí mismos. Por ejemplo, Dios les dice a las personas que sean honestas y explica qué manifestaciones tiene una persona honesta, cómo debería hablar, obrar y llevar a cabo su deber. Después de escuchar esto, ¿cómo reaccionan? ¿Qué impacto tienen en ellos estas palabras? Para empezar, nunca las aceptan. ¿Qué actitud adoptan? “Lo capto, las personas honestas no mienten, les dicen la verdad a los demás y pueden abrir su corazón, las personas honestas cumplen con su deber con lealtad, no superficialmente”. Mantienen estas palabras como una teoría en su interior. ¿Puede esta clase de teoría transformarlos, una vez que se arraiga en su corazón? (No). Entonces, ¿por qué la siguen recordando? Les gusta la precisión de estas palabras y usan estas teorías correctas para enmascararse a sí mismos, para conseguir que los demás los tengan en mayor consideración. ¿Qué es lo que la gente tiene en tan alta estima? Su habilidad para decir las palabras adecuadas con fluidez y explayándose; eso es lo que quiere esta gente. Una vez que las han oído, ¿se las toman en serio? (No). ¿Por qué no? ¿Cómo lo sabes? (No las practican). ¿Por qué no las practican? En su corazón, piensan: “Así que, ¿estas son las palabras de dios? Qué sencillo, las recuerdo tras oírlas solo una vez. Puedo decir cómo debe comportarse una persona honesta tras oírlo una vez; ¡vosotros todavía debéis tomar apuntes y meditar sobre ello, pero yo no!”. Consideran las palabras de Dios como una especie de teoría o conocimiento; no meditan sobre cómo ser una persona honesta en su corazón, no se comparan con esto, no examinan sus acciones para ver cómo no llegan a ser personas honestas o qué acciones emprenden que vayan en contra de los principios de serlo, y jamás piensan: “Estas son las palabras de Dios, así que son la verdad. La gente ha de ser honesta, así que ¿cómo debe actuar alguien para ser una persona honesta? ¿Cómo puedo actuar de una manera que agrade a Dios? ¿Qué cosa deshonesta he hecho? ¿Qué comportamientos no son propios de una persona honesta?”. ¿Piensan así? (No). ¿Qué piensan entonces? Lo siguiente: “Así que, ¿esto es una persona honesta? ¿Esta es la verdad? ¿Acaso no se trata solo de una teoría, de una consigna? Limítate a adoptar un tono de superioridad moral, no hace falta ponerlo en práctica”. ¿Por qué no lo ponen en práctica? Les parece que: “Si les digo a otros lo que hay en mi corazón, ¿no me estaría desenmascarando? Si me pongo al descubierto y otros me desentrañan, ¿me seguirán teniendo en alta estima? Si hablo, ¿me seguirán escuchando los demás? El significado de las palabras de dios es que una persona honesta no puede mentir; sin mentir, ¿acaso no se perdería toda privacidad en los corazones de las personas? ¿No facilitaría eso que los demás las desentrañaran? ¿No sería una idiotez vivir así?”. Ese es su punto de vista. Significa que, cuando aceptan una teoría que consideran correcta, les surgen ideas en el corazón. ¿Qué ideas son esas? ¿Por qué digo que son perversas? Primero analizan los efectos que estas palabras tienen en ellos, las ventajas y desventajas que les presentan. Una vez que analizan las palabras y les parece que no les convienen, piensan: “No puedo practicar así, no lo voy a hacer, no soy tan necio, ¡no voy a ser tan estúpido y simple como vosotros! No importa cuándo, siempre debo atenerme a mis propias ideas y mantener mis propios puntos de vista. Tú puedes tener mil planes, pero yo tengo una sola regla; no puedo dejar en evidencia la intriga que escondo en el corazón, ¡ser una persona honesta es cosa de tontos!”. Por un lado, niegan que las palabras de Dios sean la verdad, por otro, recuerdan algunas frases relativamente esenciales para enmascararse a sí mismos, para que la gente los considere más como auténticos creyentes en Dios, más como personas espirituales. Estos son los cálculos que hacen en su corazón.
A tenor de cómo reaccionan los anticristos a la verdad después de oírla, resulta evidente que no les interesa ni la aman. ¿Qué aman? Aman lo correcto, lo nuevo y lo que es en cierto modo un conocimiento teórico más refinado en el que se pueden enmascarar con mayor perfección, más honorabilidad, más dignidad, y hacer que la gente los idolatre más. ¿Acaso no es perverso? (Sí). ¿Qué tiene de perverso? No importa sobre qué aspecto de la verdad hable un anticristo, siempre puede inventarse una serie de teorías o palabras correctas en apariencia plausibles que desorientan a las personas y las hacen seguirlos, lo cual es igual de perverso que Satanás. La perversidad de un anticristo se manifiesta en sus perversas intrigas, sus premeditaciones y en una serie completa de planes, en querer enarbolar la bandera de leer las palabras de Dios a fin de encontrar una base teórica para llevar a cabo su perversidad; esta es la perversidad del anticristo. Citan las palabras de Dios fuera de contexto solo para desorientar a las personas y alardear. Cuando escuchan charlas y sermones, y oyen una frase nueva que pueden usar, la anotan enseguida. Los necios observan ese comportamiento y piensan: “¡Qué hambre y sed de justicia, tanta que toman apuntes cada vez que oyen un sermón! ¡Y cuánto entendimiento espiritual deben tener, si hasta anotan cualquier punto fundamental!”. ¿Su manera de tomar notas es igual que la de otras personas? No. Hay quienes toman apuntes porque piensan: “Este enunciado es bueno. No lo entiendo, así que he de apuntarlo para aplicarlo luego en la práctica, para así poseer una senda y principios en mi práctica”. ¿Piensa así el anticristo? ¿Cuál es su motivación? Cavila: “Hoy he apuntado un elemento de la verdad que ninguno de vosotros ha oído, y no se lo voy a contar a nadie ni a compartirlo con los demás. Yo lo tengo registrado, y algún día os lo explicaré en detalle y alardearé para haceros saber que comprendo de veras la verdad, y todo el mundo me mostrará su aprobación”. Es posible que pienses que los anticristos aman y tienen sed de verdad porque toman apuntes de ese modo y estos son bastante precisos, pero ¿qué sucede cuando terminan de tomar notas? Cierran su cuaderno y ya está. Cuando un día se convierten en predicadores y no saben sobre qué predicar, hojean su cuaderno rápidamente, organizan el contenido de su sermón, lo leen, lo memorizan y lo escriben de memoria hasta que lo tienen todo claro en la cabeza. Solo entonces se sienten “seguros de sí mismos” al pensar que al final tienen “la verdad” y pueden soltar palabrería donde quiera que vayan. Una característica de aquello de lo que hablan estas personas es que todo son doctrinas huecas, argumentos y preceptos. Cuando tienes dificultades específicas o descubres problemas y buscas soluciones para ellos, te siguen dando un mero puñado de doctrinas, hablan con claridad y lógica. Si les preguntas cómo poner en práctica la verdad, se quedan sin palabras. Si no pueden explicarlo, entonces hay un problema grave, y eso demuestra que no entienden la verdad. Aquellos que no la entienden y no la aman, la tratan a menudo como una especie de dicho o teoría. ¿Y qué pasa al final? Tras muchos años de creer en Dios, cuando algo les sucede, no pueden desentrañarlo, tampoco someterse, y no saben cómo buscar la verdad. Cuando alguien comparte con ellos, tienen un “famoso dicho” con el que responden: “No me digas nada, lo comprendo todo. ¡Yo ya predicaba cuando tú no habías siquiera empezado a caminar!”. Este es su “famoso dicho”. Aseguran comprenderlo todo, pero ¿por qué se atascan cada vez que surge un problema? Si tanto entiendes, ¿por qué no puedes emprender ninguna acción? ¿Por qué este asunto te obstaculiza y te confunde? ¿Entiendes la verdad o no? Si la entiendes, ¿por qué no puedes aceptarla? Si la entiendes, ¿por qué no puedes someterte? ¿Qué es lo primero que debe hacer la gente una vez que entiende la verdad? Debería someterse, sin más. Hay quien dice: “Lo entiendo todo, no compartas conmigo, no necesito ayuda de los demás”. Está bien que no necesiten la ayuda de nadie, pero lo que es una pena es que cuando son débiles, esas doctrinas que entienden no sirven para nada. Ni siquiera quieren llevar a cabo sus deberes, y, además, en ellos emerge un malvado deseo de abandonar su creencia. Tras pasarse muchos años predicando teorías teológicas, en un momento dado dejan de creer y se marchan, así sin más; ¿acaso poseen algo de estatura? (No). Sin estatura, no hay vida. Si tienes vida, ¿por qué no puedes superar un asunto tan pequeño? Eres bastante elocuente, ¿no es cierto? Entonces, persuádete a ti mismo. Si ni siquiera eres capaz de convencerte a ti mismo, ¿qué es exactamente lo que comprendes? ¿Se trata de la verdad? La verdad puede resolver las dificultades reales en las personas, así como sus actitudes corruptas. ¿Por qué esas “verdades” que comprendes tú no pueden siquiera resolver tus propias dificultades? ¿Qué es exactamente eso que comprendes? Solo son doctrinas.
En cuanto a la séptima manifestación de los anticristos, la de que son perversos, insidiosos y falsos, acabo de hablar de la tercera parte de ella. Aprecian el conocimiento y la erudición. Los anticristos valoran el conocimiento y la erudición, ¿de qué manera se ilustra con esto su carácter perverso? ¿Por qué se dice que apreciar el conocimiento y la erudición significa que poseen una esencia perversa? Sin duda, aquí debemos hablar acerca de los hechos, pues si solo debatiéramos sobre palabras o teorías vacías, la gente podría adoptar un entendimiento parcial y menos concienzudo del asunto. Primero, empecemos por algo mucho más remoto en la historia. Mientras hablo, enfrento Mis palabras a las acciones y comportamientos de los anticristos, y a sus manifestaciones y su esencia. Hablemos primero de los fariseos de hace dos mil años. En aquel tiempo, los fariseos eran personas hipócritas. Cuando el Dios encarnado se reveló y obró por primera vez, los fariseos no solo no aceptaron ni un ápice de verdad, sino que incluso condenaron con fervor al Señor Jesús y se resistieron a Él, y por eso los maldijo Dios. Esto puede confirmar que los fariseos son una representación clásica de los anticristos. La palabra “anticristos” se ha convertido en un sinónimo de “fariseos”, y en esencia, los fariseos son el mismo tipo de persona que los anticristos. Por tanto, tomamos un atajo al empezar por los fariseos para diseccionar la naturaleza perversa de los anticristos. Así pues, ¿qué acto de los fariseos le demostró a la gente que poseían la naturaleza perversa de un anticristo? Acabo de mencionar que los anticristos aprecian el conocimiento y la erudición; ¿con qué personas están relacionadas estrechamente ambas cosas? ¿Quién las personifica? ¿Se refieren a los estudiantes de máster y de doctorado? No, eso sería desviarse demasiado; se refieren a los fariseos. La razón por la que los fariseos son hipócritas, por la que son perversos, es que sienten aversión por la verdad, pero aman el conocimiento, así que solo estudian las escrituras y persiguen el conocimiento de estas, si bien nunca aceptan la verdad ni las palabras de Dios. No oran a Dios cuando leen Sus palabras ni buscan o comparten la verdad. En su lugar, estudian las palabras de Dios, lo que Él ha dicho y hecho, con lo que tornan Sus palabras en una teoría, en una doctrina que enseñar a los demás, en lo que se llama estudio erudito. ¿Por qué se dedican al estudio erudito? ¿Qué estudian? A sus ojos, estas no son las palabras ni la expresión de Dios, y menos aún la verdad. En cambio, es un tipo de erudición, o se podría decir incluso que es un conocimiento teológico. Desde su punto de vista, propagar este conocimiento, esta erudición, equivale a difundir el camino de Dios, a difundir el evangelio. Es a esto a lo que llaman predicación, pero lo único que predican es conocimiento teológico.
El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.