El carácter de Dios, lo que Él tiene y es
Palabras diarias de Dios Fragmento 232
¡Yo soy justo, soy digno de confianza y soy el Dios que examina lo más íntimo del corazón del hombre! Yo revelaré inmediatamente quién es verdadero y quién es falso. No os alarméis; todas las cosas obran de acuerdo con Mis tiempos. Quién me quiere sinceramente y quién no, yo os lo diré, uno por uno. Solo procurad comer y beber, y acercaros a Mí cuando vengáis a Mi presencia; y Yo mismo haré Mi obra. No estéis demasiado ansiosos por obtener resultados rápidos; Mi obra no es algo que pueda hacerse de golpe. En ella están Mis pasos y Mi sabiduría, y es por eso que Mi sabiduría puede revelarse. Yo os permitiré ver lo que hacen Mis manos: el castigo del mal y la recompensa del bien. Ciertamente, Yo no favorezco a nadie. A ti, que me amas sinceramente, Yo te amaré sinceramente, y en cuanto a aquellos que no me aman sinceramente, Mi ira estará siempre con ellos, de forma que puedan recordar por toda la eternidad que Yo soy el Dios verdadero, el Dios que examina lo más íntimo del corazón del hombre. No actúes de una manera frente a los demás, pero de otra a sus espaldas; Yo veo con claridad todo lo que haces y, aunque puedas engañar a los demás, no puedes engañarme a Mí. Lo veo todo claramente. No es posible que ocultes nada; todo está en Mis manos. No te creas tan inteligente por hacer que tus pequeños cálculos sean para tu beneficio. Yo te digo: no importa cuántos planes pueda incubar el hombre, aunque sean miles o decenas de miles, al final, no pueden escapar de la palma de Mi mano. Mis manos controlan todas las cosas y objetos, ¡y, ni hablar de una persona! No intentes evadirme u ocultarte; no trates de engatusarme o de esconderte. ¿Puede ser que aún no veas que Mi glorioso rostro, Mi ira y Mi juicio se han revelado públicamente? A aquel que no me quiera sinceramente, Yo lo juzgaré de inmediato y sin misericordia. Mi piedad ha llegado a su fin; ya no queda más. Ya no sean hipócritas y detengan sus comportamientos salvajes e imprudentes.
Hijo mío, ten cuidado; pasa más tiempo en Mi presencia, y Yo me haré cargo de ti. No temas, trae Mi aguda espada de doble filo, y, de acuerdo con Mi voluntad, lucha contra Satanás hasta el amargo final. Yo te protegeré; no te preocupes. Todas las cosas ocultas serán abiertas y serán reveladas. Yo soy el Sol que produce luz e ilumina despiadadamente toda la oscuridad. Mi juicio ha descendido por completo y la iglesia es un campo de batalla. Todos deberíais prepararos y dedicar todo tu ser hasta la batalla decisiva y final; sin duda Yo te protegeré para que puedas luchar por Mí la buena batalla victoriosa.
Tened cuidado; hoy en día el corazón de las personas es engañoso e impredecible, y no tienen forma de ganarse la confianza de otras personas. Solo Yo soy completamente para vosotros. No hay engaño en Mí; ¡simplemente apoyaos en Mí! Ciertamente, Mis hijos serán victoriosos en la batalla final decisiva y Satanás, sin lugar a duda, vendrá en una lucha a muerte. ¡No temas! Yo soy tu poder y Yo soy tu todo. No pienses en las cosas una y otra vez; no puedes ocuparte de tantos pensamientos. Ya he dicho antes que no os jalaré a lo largo del camino, porque el tiempo apremia demasiado. Ya no tengo más tiempo para tomaros de las orejas y advertiros a cada rato: ¡no es posible! Simplemente termina tus preparativos para la batalla. Yo me hago totalmente cargo de ti; todas las cosas están en Mis manos. Es una batalla a muerte, y, sin duda, ya sea un lado o el otro, perecerá. Pero debes tener en claro lo siguiente: Yo soy por siempre victorioso e invicto, y Satanás, sin lugar a duda, perecerá. ¡Esta es Mi propuesta, Mi obra, Mi voluntad y Mi plan!
¡Está hecho! ¡Todo está hecho! No seas cobarde ni miedoso. ¡Yo contigo y Tú conmigo seremos reyes por los siglos de los siglos! Mis palabras, una vez pronunciadas, no cambiarán jamás, y los acontecimientos pronto vendrán sobre vosotros. ¡Manteneos alerta! Debéis reflexionar muy bien sobre cada línea; ya no seáis imprecisos sobre Mis palabras. ¡Debéis tenerlas en claro! Debéis recordar: ¡pasad tanto tiempo como podáis en Mi presencia!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 44
Palabras diarias de Dios Fragmento 233
Yo he empezado a tomar acciones para castigar a quienes hacen el mal, a los que ostentan el poder y a los que persiguen a los hijos de Dios. Desde ahora en adelante, la mano de Mis decretos administrativos estará siempre sobre cualquiera que me contradiga en su corazón. ¡Sabed esto! Este es el principio de Mi juicio y no se mostrará misericordia a nadie, ni nadie será absuelto, ya que soy el Dios desapasionado que practica la justicia; estaría bien que todos vosotros lo reconocierais.
No es que Yo quiera castigar a quienes hacen el mal, más bien es la retribución que su propia maldad les ha acarreado. Yo no me apresuro a castigar a nadie ni trato a nadie injustamente; Yo soy justo para con todos. Ciertamente amo a Mis hijos y ciertamente aborrezco a esos malvados que me desafían; este es el principio detrás de Mis acciones. Cada uno de vosotros debería tener una percepción de Mis decretos administrativos. De otro modo, no tendréis la más mínima pizca de temor, y actuaréis de forma negligente ante Mí. Tampoco sabréis qué quiero lograr, qué quiero llevar a cabo, qué quiero obtener o qué clase de persona es la que Mi reino necesita.
Mis decretos administrativos son:
- Independientemente de quién seas, si me contradices en tu corazón, serás juzgado.
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Aquellos a quienes he escogido serán disciplinados de inmediato por cualquier pensamiento incorrecto.
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Pondré a un lado a quienes no creen en Mí. Dejaré que hablen y actúen negligentemente hasta el final, cuando los castigaré concienzudamente y los llamaré al orden.
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Cuidaré y protegeré en todo momento a quienes creen en Mí. En todo momento les proveeré vida por medio de la salvación. Estas personas tendrán Mi amor y, sin duda, no caerán ni perderán su camino. Cualquier debilidad que tengan será solo temporal y, con toda certeza, no recordaré sus debilidades.
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Aquellos que parecen creer, pero que no lo hacen realmente —que creen que existe un Dios, pero no buscan a Cristo, aunque tampoco se resisten— son la más patética clase de personas y, a través de Mis hechos, haré que vean con claridad. Mediante Mis acciones, Yo salvaré a estas personas y las traeré de vuelta.
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¡Los hijos primogénitos, los primeros en aceptar Mi nombre, serán bendecidos! Sin duda os concederé las mejores bendiciones y os permitiré disfrutar tanto como os plazca; nadie se atreverá a entorpecer esto. Todo esto está totalmente preparado para vosotros, ya que este es Mi decreto administrativo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 56
Palabras diarias de Dios Fragmento 234
Bienaventurados son los que han leído Mis palabras y creen que se cumplirán. No te maltrataré en absoluto, haré que se cumpla en ti aquello en lo que crees. Esta es Mi bendición, que recae sobre ti. Mis palabras golpean los secretos escondidos en cada persona, todos tienen heridas mortales, y Yo soy el buen médico que las sana. Simplemente, entrad en Mi presencia. ¿Por qué dije que en el futuro no habrá más tristeza ni más lágrimas? Es por esta razón. En Mí, todo se logra, pero, en los seres humanos, todas las cosas son corruptas, vacías y engañosas. En Mi presencia, es seguro que ganarás todas las cosas y, sin dudas, verás y disfrutarás todas las bendiciones que nunca podrías haber imaginado. Aquellos que no se presentan ante Mí son sin duda rebeldes y son los que se resisten a Mí. Desde luego, no los absolveré fácilmente; castigaré a tales personas con severidad. ¡Recuerda esto! Mientras más personas se presenten ante Mí, más ganarán, aunque solo será gracia. Después, recibirán aún mayores bendiciones.
Desde la creación del mundo, he empezado a predestinar y seleccionar a este grupo de personas; a saber, vosotros los de hoy. Vuestro temperamento, calibre, aspecto y estatura, la familia en la que naciste, tu trabajo y tu matrimonio; tú en tu totalidad, incluso el color de tu pelo y tu piel, y el momento de tu nacimiento; todo fue dispuesto por Mis manos. Arreglé con Mi mano las cosas que haces y las personas que te encuentras todos los días, por no mencionar el hecho de que traerte a Mi presencia hoy se hizo en realidad por Mi arreglo. No te entregues al desorden; debes proceder con calma. Lo que Yo te permito disfrutar hoy es una parte que mereces y que ha sido predestinada por Mí desde la creación del mundo. Los seres humanos son muy extremos: o son obstinados en exceso o son desvergonzados por completo. No pueden abordar las cosas según Mi plan y Mis arreglos. No hagas esto por más tiempo. En Mí, todo está emancipado; no te ates a ti mismo, ya que habrá pérdida con respecto a tu vida. ¡Recuerda esto!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 74
Palabras diarias de Dios Fragmento 235
Yo soy el único Dios mismo; y además, Yo soy la única y exclusiva persona de Dios. Incluso más, Yo, la totalidad de la carne, soy la manifestación completa de Dios. Cualquiera que se atreva a no venerarme, cualquiera que ose mostrar desafío en sus ojos, cualquiera que ose exhibir resistencia en sus ojos y se atreva a decir palabras desafiantes contra Mí, morirá ciertamente por Mis maldiciones y Mi ira (habrá maldiciones debido a Mi ira). Además, cualquiera que se atreva a no ser leal o filial hacia Mí, y cualquiera que ose intentar engañarme, morirá sin duda por Mi odio. Mi justicia, Mi majestad y Mi juicio perdurarán eternamente y para siempre. Primero, fui amoroso y misericordioso, pero este no es el carácter de Mi divinidad completa; la justicia, la majestad, y el juicio se limitan a comprender Mi carácter: Dios mismo completo. Durante la Era de la Gracia fui amoroso y misericordioso. Dada la obra que tenía que terminar, poseía compasión y misericordia, después, sin embargo, ya no hubo necesidad de tales cosas (y no ha habido ninguna desde entonces). Todo es justicia, majestad y juicio, y este es el carácter completo de Mi humanidad normal emparejado con Mi divinidad completa.
Quienes no me conozcan perecerán en el abismo sin fondo, mientras quienes tengan certeza sobre Mí vivirán eternamente, para ser cuidados y protegidos en Mi amor. En el momento que pronuncio una sola palabra, todo el universo y los confines de la tierra tiemblan. ¿Quién puede oír Mis palabras y no temblar de miedo? ¿Quién puede evitar desbordarse de reverencia por Mí? ¡Y quién puede no conocer Mi justicia y Mi majestad a partir de Mis hechos! ¡Y quién puede no ver Mi omnipotencia y sabiduría en Mis hechos! Cualquiera que no preste atención morirá sin duda. Esto es porque quienes no prestan atención son los que se oponen a Mí y no me conocen. Son el arcángel, y son los más despiadados. Examinaos; ¡quien sea despiadado, santurrón, engreído y arrogante es ciertamente objeto de Mi odio y su destino es perecer!
Yo pronuncio ahora los decretos administrativos de Mi reino: todas las cosas están dentro de Mi juicio, dentro de Mi justicia, dentro de Mi majestad, y practico Mi justicia para todos. Los que afirman creer en Mí pero, en el fondo, me contradicen, o aquellos cuyos corazones me han abandonado, serán echados a patadas, pero todo en Mi momento oportuno. Las personas que hablan sarcásticamente sobre Mí, pero de una forma que los demás no notan, morirán de inmediato (perecerán en espíritu, cuerpo y alma). Los que oprimen o tratan con frialdad a aquellos que Yo amo serán juzgados inmediatamente por Mi ira. Esto significa que la gente que es celosa de los que yo amo, y que piensen que Yo no soy justo, serán entregados para ser juzgados por aquellos a los que amo. Todos los que se comportan bien, son simples y honestos (incluidos aquellos que carecen de sabiduría) y que me tratan con una sinceridad inquebrantable, permanecerán en Mi reino. Quienes no hayan pasado por el entrenamiento, es decir, esas personas honestas que carecen de sabiduría y perspectiva, tendrán poder en Mi reino. Sin embargo, ellas también han pasado por el trato y el quebrantamiento. Que no se hayan sometido al entrenamiento no es algo absoluto. Más bien, le mostraré a todo el mundo Mi omnipotencia y Mi sabiduría por medio de estas cosas. Yo echaré a patadas a todos los que sigan dudando de Mí; no quiero a ninguno de ellos (detesto a quienes siguen dudando de Mí en un momento como este). Por medio de los actos que realizo a lo largo y ancho del universo, le mostraré a las personas honestas la maravilla de Mis acciones, y con eso aumentaré su sabiduría, su conocimiento y su discernimiento, y provocaré también que las personas mentirosas sean destruidas en un instante debido a Mis hechos maravillosos. Todos los hijos primogénitos que aceptaron primero Mi nombre (es decir, las personas santas, sin mancha y honestas) serán los primeros en lograr la entrada al reino y gobernar sobre todas las naciones y pueblos conmigo; reinarán como reyes en el reino y juzgarán a todas las naciones y pueblos (esto se refiere a todos los hijos primogénitos en el reino, y a nadie más). Aquellos entre todas las naciones y pueblos que hayan sido juzgados y se hayan arrepentido entrarán en Mi reino y se convertirán en Mi pueblo, mientras que los testarudos e impenitentes serán echados en el abismo sin fondo (para perecer para siempre). El juicio en el reino será el último, y será Mi purificación total del mundo. Ya no habrá más injusticia ni pesar, ni lágrimas ni suspiros e, incluso más aún, ya no habrá mundo. Todo será una manifestación de Cristo, y todo será el reino de Cristo. ¡Qué gloria! ¡Qué gloria!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 79
Palabras diarias de Dios Fragmento 236
Ahora promulgo Mis decretos administrativos para vosotros (efectivos a partir del día de su promulgación, asignan diferentes castigos a diferentes personas):
Yo cumplo Mis promesas, y todo está en Mis manos, cualquiera que dude recibirá la muerte de seguro. No hay lugar para ninguna consideración; serán exterminados de inmediato, y así se eliminará el odio de Mi corazón. (De ahora en adelante se confirma que cualquiera que reciba la muerte no debe ser miembro de Mi reino, sino que debe ser descendiente de Satanás).
Como hijos primogénitos, debéis mantener vuestras propias posiciones, cumplir bien con vuestros propios deberes y no ser entrometidos. Os debéis ofrecer para Mi plan de gestión, y dondequiera que vayáis, debéis dar buen testimonio de Mí y glorificar Mi nombre. No cometáis actos vergonzosos, sino sed ejemplos para todos Mis hijos y Mi pueblo. No seáis libertinos ni siquiera por un momento: siempre debéis aparecer ante todo el mundo llevando la identidad de hijos primogénitos, y no seáis serviles; debéis caminar hacia delante con la cabeza en alto. Os estoy pidiendo que glorifiquéis Mi nombre, no que lo deshonréis. Aquellos que son hijos primogénitos, cada uno tiene su propia función individual y no puede hacerlo todo. Esta es la responsabilidad que os he dado, y no debe ser eludida. Debéis dedicaros con todo vuestro corazón, con toda vuestra mente y con toda vuestra fuerza a cumplir lo que os he confiado.
A partir de hoy, en todo el mundo-universo, la tarea de pastorear a todos Mis hijos y a todo Mi pueblo se confiará a Mis hijos primogénitos para que la cumplan, y castigaré a cualquiera que no pueda dedicar todo su corazón y mente a cumplirla. Esta es Mi justicia, no perdonaré ni seré indulgente, ni siquiera con Mis hijos primogénitos.
Si hay alguien entre Mis hijos o entre Mi pueblo que ridiculice e insulte a uno de Mis hijos primogénitos, lo castigaré severamente, porque Mis hijos primogénitos me representan; lo que alguien les haga a ellos, también me lo hace a Mí. Este es el más severo de Mis decretos administrativos. Permitiré que Mis hijos primogénitos administren Mi justicia de acuerdo con sus deseos, en contra de cualquiera de Mis hijos y Mi pueblo que viole este decreto.
Poco a poco, abandonaré a cualquiera que me considere de modo frívolo y que se enfoque solo en Mi comida, vestido y sueño; que solo se ocupe de Mis asuntos externos y que no tenga ninguna consideración por Mi carga, y que no preste atención a cumplir sus propias funciones apropiadamente. Esto va dirigido a todos los que tienen oídos.
Cualquiera que termine de rendirme servicio debe retirarse con obediencia, sin escándalo. Ten cuidado, o de lo contrario me encargaré de ti. (Esto es un decreto suplementario).
Mis hijos primogénitos levantarán la vara de hierro de ahora en adelante y comenzarán a ejecutar Mi autoridad para gobernar a todas las naciones y pueblos, para caminar entre todas las naciones y pueblos y para llevar a cabo Mi juicio, justicia y majestad entre todas las naciones y pueblos. Mis hijos y Mi pueblo me temerán, me alabarán, me aclamarán y me glorificarán sin cesar, porque Mi plan de gestión se cumplió y Mis hijos primogénitos pueden reinar conmigo.
Esto es una parte de Mis decretos administrativos; después de esto, os los diré a medida que progresa la obra. De los decretos administrativos anteriores, veréis el ritmo al que hago Mi obra, así como qué paso ha alcanzado Mi obra. Esta será la confirmación.
Ya he juzgado a Satanás. Porque Mi voluntad no tiene impedimentos, y porque Mis hijos primogénitos han recibido gloria conmigo, ya he ejercido Mi justicia y majestad hacia el mundo y hacia todas las cosas que pertenecen a Satanás. No muevo un dedo ni presto atención a Satanás en absoluto (porque él no merece ni conversar conmigo). Solo sigo haciendo lo que quiero hacer. Mi obra se desarrolla sin problemas, paso a paso, y Mi voluntad no tiene impedimentos en la tierra entera. Hasta cierto punto, esto ha avergonzado a Satanás, que ha sido completamente destruido; pero esto en sí no ha cumplido Mi voluntad. También les permito a Mis hijos primogénitos llevar a cabo Mis decretos administrativos sobre ellos. Por un lado, lo que le permito ver a Satanás es Mi ira hacia él; por el otro, le permito ver Mi gloria (ver que Mis hijos primogénitos son los testigos más resonantes de la humillación de Satanás). No lo castigo en persona, sino que dejo que Mis hijos primogénitos lleven a cabo Mi justicia y majestad. Debido a que Satanás solía abusar de Mis hijos, perseguir a Mis hijos y oprimir a Mis hijos, hoy, después de que su servicio ha terminado, les permitiré a Mis maduros hijos primogénitos encargarse de ello. Satanás ha sido impotente contra la caída. La parálisis de todas las naciones en el mundo es el mejor testimonio, las personas en lucha y los países en guerra son las manifestaciones aparentes del colapso del reino de Satanás. La razón por la que no mostré ninguna señal ni maravilla en el pasado fue para traer humillación a Satanás y glorificar Mi nombre, paso a paso. Cuando Satanás sea completamente liquidado, Yo comenzaré a mostrar Mi poder: lo que digo se hace realidad y las cosas sobrenaturales que no estén en conformidad con los conceptos humanos se cumplirán (estas se refieren a las bendiciones que están por venir pronto). Porque Yo soy el Dios práctico mismo y no tengo reglas, y porque hablo de acuerdo con los cambios en Mi plan de gestión, lo que he dicho en el pasado no es entonces necesariamente aplicable en el presente. ¡No te aferres a tus propias nociones! No soy un Dios que acate reglas; conmigo todo es libre, trascendente y completamente liberado. Tal vez lo que se dijo ayer sea obsoleto hoy, o quizás pueda ser descartado hoy (sin embargo, desde que Mis decretos administrativos son promulgados, nunca cambiarán). Estos son los pasos de Mi plan de gestión. No os aferréis a reglamentaciones. Cada día hay nueva luz y hay nuevas revelaciones, y ese es Mi plan. Cada día, Mi luz se revelará en ti y Mi voz se liberará al mundo-universo. ¿Entiendes? Esta es tu obligación, la responsabilidad que te he confiado. No la debes descuidar ni por un momento. Usaré hasta el final las personas a las que apruebo, y esto nunca cambiará. Porque Yo soy el Dios todopoderoso, sé qué clase de persona debe hacer qué cosa, así como qué clase de persona es capaz de hacer qué cosa. Esta es Mi omnipotencia.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 88
Palabras diarias de Dios Fragmento 237
Cada frase que pronuncio conlleva autoridad y juicio, y nadie puede cambiar Mis palabras. Una vez que Mis palabras se pronuncien, las cosas se lograrán sin duda de acuerdo con Mis palabras; este es Mi carácter. Mis palabras son autoridad, y cualquiera que las cambie ofende Mi castigo, y lo debo fulminar. En casos graves acarrean ruina sobre sus propias vidas y van al Hades o al pozo sin fondo. Esta es la única manera en la que trato con la humanidad, y el hombre no tiene manera de cambiarla; este es Mi decreto administrativo. ¡Recuerda esto! A nadie se le permite ofender Mi decreto; ¡las cosas deben hacerse de acuerdo a Mi voluntad! En el pasado, fui demasiado paciente con vosotros y solo encontrasteis Mis palabras. Las palabras que Yo hablé sobre derribar a las personas aún no han sucedido. Pero a partir de hoy, todos los desastres (los relacionados con Mis decretos administrativos) sobrevendrán uno tras otro para castigar a todos los que no se conformen a Mi voluntad. Tiene que producirse la llegada de los hechos o, de lo contrario, las personas no podrían ver Mi ira, sino que serían disolutas una y otra vez. Este es un paso de Mi plan de gestión, y la forma en la cual llevo a cabo el siguiente paso de Mi obra. Yo os digo esto de antemano para que podáis evitar cometer ofensas y sufrir la perdición para siempre. Es decir, de ahora en adelante, haré que todas las personas, a excepción de Mis hijos primogénitos, tomen su lugar apropiado de acuerdo con Mi voluntad y las castigaré una por una. Yo no dejaré que ninguna de ellas se salga con la suya. ¡Solo atreveos a ser disolutos de nuevo! ¡Solo atreveos a ser rebeldes de nuevo! Yo he dicho anteriormente que soy justo con todos, que no tengo ni una pizca de sentimiento, y esto sirve para mostrar que Mi carácter no debe ser ofendido. Esta es Mi persona. Nadie puede cambiar esto. Todas las personas oyen Mis palabras y ven Mi glorioso semblante. Todas las personas deben obedecerme completa y absolutamente; este es Mi decreto administrativo. Todas las personas del universo y en los confines de la tierra deben alabarme y glorificarme, porque Yo soy el único Dios mismo, porque soy la persona de Dios. Nadie puede cambiar Mis palabras y declaraciones, Mi discurso y comportamiento, ya que estos asuntos son solo míos, y son las cosas que Yo he poseído desde los tiempos más remotos y que existirán para siempre.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 100
Palabras diarias de Dios Fragmento 238
La obra que he planeado continúa hacia adelante sin un momento de tregua. Al haber entrado en la Era del Reino, y al haberos traído a Mi reino como Mi pueblo, tendré otras demandas que haceros; es decir, voy a empezar a promulgar ante vosotros la constitución con la que voy a gobernar esta era:
Puesto que vosotros os llamáis Mi pueblo, debéis ser capaces de glorificar Mi nombre; es decir, de manteneros firmes en el testimonio en medio del juicio. Si alguien intenta adularme y ocultarme la verdad, o involucrarse en negociaciones vergonzosas a Mis espaldas, todas estas personas, sin excepción, serán expulsadas y se las echará de Mi casa a la espera de que Yo trate con ellas. Los que me han sido infieles hijos desobedientes en el pasado, y hoy en día se levantan de nuevo para juzgarme abiertamente, ellos también serán expulsados de Mi casa. Aquellos que son Mi pueblo tienen que demostrar consideración constantemente por Mis cargas, así como buscar conocer Mis palabras. Yo sólo esclareceré a gente como esta, y ellos con seguridad vivirán bajo Mi guía y esclarecimiento, y nunca encontrarán castigo. Aquellos que fallen en demostrar consideración por Mis cargas, se concentren en la planificación de su futuro, es decir, aquellos que no orienten sus acciones a satisfacer Mi corazón, sino que más bien busquen limosnas, esas criaturas que son como mendigos, me rehúso rotundamente a utilizarlas, porque desde el día en que nacieron no saben nada de lo que significa demostrar consideración por Mis cargas. Son personas que carecen de un sentido normal; gente como esta sufre de “desnutrición” del cerebro, y necesitan regresar a su casa para “alimentarse”. No tengo ningún uso para esa clase de gente. Entre Mi pueblo, se requerirá a todos que consideren conocerme como un deber obligatorio a ser cumplido hasta el final, como comer, vestirse y dormir, algo que nunca se olvida por un instante, por lo que al final conocerme se convierta en algo tan habitual como comer, algo que haces sin esfuerzo, con mano diestra. En cuanto a las palabras que pronuncio, cada una debe ser tomada con la mayor fe y completamente asimilada; no puede haber medias tintas de indiferencia. Cualquiera que no preste atención a Mis palabras se considerará directamente Mi opositor; cualquiera que no coma de Mis palabras, o que no busque conocerlas, será considerado como alguien que no me presta atención, y será directamente barrido fuera de la puerta de Mi casa. Eso se debe a que, como ya he dicho en el pasado, lo que quiero no es una gran cantidad de personas, sino la excelencia. Si de un centenar de personas, sólo uno es capaz de conocerme a través de Mis palabras, entonces Yo estaré dispuesto a echar a todos los demás para centrarme en esclarecer e iluminar a esta única persona. De aquí se puede ver que no es necesariamente cierto que sólo mayores números puedan manifestarme y puedan vivirme. Lo que quiero es trigo (a pesar de que los granos puedan estar vacíos) y no cizaña (aun cuando los granos estén lo suficientemente llenos como para despertar admiración). En cuanto a los que no dan ninguna importancia a buscar, sino que se comportan como vagos, deben irse por su propia voluntad; no quiero verlos nunca más, para que no sigan trayendo desgracia a Mi nombre.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 5
Palabras diarias de Dios Fragmento 239
Dado que tú formas parte del pueblo de Mi casa, y puesto que eres fiel en Mi reino, debes apegarte a los estándares de Mis requisitos en todo lo que hagas. No te pido que seas solo una nube errante, sino que seas nieve resplandeciente, y que poseas su esencia y, más aún, su valor. Porque vengo de la tierra santa, no soy como el loto, que solo tiene nombre y no tiene esencia, ya que proviene del fango y no de la tierra santa. El tiempo en el que un nuevo cielo desciende sobre la tierra y una nueva tierra se extiende sobre los cielos es, precisamente, el tiempo en el que Yo formalmente obro entre los seres humanos. ¿Quién entre los hombres me conoce? ¿Quién contempló el momento de Mi llegada? ¿Quién ha visto que Yo no solo tengo nombre, sino que, además, también poseo esencia? Yo barro las nubes blancas con Mi mano y observo de cerca los cielos; no hay nada en el espacio que no sea dispuesto por Mi mano, y, debajo de él, no hay nadie que no contribuya con su pequeño esfuerzo para el cumplimiento de Mi poderoso proyecto. Yo no hago demandas onerosas a las personas de la tierra, porque siempre he sido el Dios práctico y porque soy el Todopoderoso que creó a los seres humanos y los conoce bien. Todas las personas están ante los ojos del Todopoderoso. ¿Cómo podrían, incluso quienes están en los rincones más remotos de la tierra, evitar el escrutinio de Mi Espíritu? Aunque las personas “conocen” Mi Espíritu, lo ofenden. Mis palabras ponen al descubierto el feo rostro de todas las personas, así como sus pensamientos más íntimos, y hacen que todos en la tierra queden evidenciados por Mi luz y caigan a mitad de Mi escrutinio. Sin embargo, a pesar de que caen, su corazón no se atreve a alejarse de Mí. Entre los objetos de la creación, ¿quién no llega a amarme a causa de Mis acciones? ¿Quién no me anhela como resultado de Mis palabras? ¿En quién no nacen sentimientos de apego como resultado de Mi amor? Es solo debido a la corrupción de Satanás que los seres humanos han sido incapaces de alcanzar el estado que Yo exijo. Hasta los estándares más bajos que Yo exijo producen dudas en las personas, por no hablar de la actualidad —esta era en la que Satanás está descontrolado y es terriblemente despótico— o de la época en la que los seres humanos han sido tan pisoteados por Satanás que todo su cuerpo está cubierto de inmundicia. ¿Cuándo no me ha causado aflicción el fracaso de los seres humanos en cuidar de Mi corazón como resultado de su depravación? ¿Podría ser que Yo sienta lástima por Satanás? ¿Podría ser que Yo esté equivocado en Mi amor? Cuando las personas me desobedecen, Mi corazón llora en secreto; cuando se resisten a Mí, Yo las castigo; cuando las salvo y las resucito de entre los muertos, Yo las alimento con el mayor cuidado; cuando se someten a Mí, Mi corazón descansa e inmediatamente percibo grandes cambios en el cielo y en la tierra y en todas las cosas. Cuando los seres humanos me alaban, ¿cómo podría no disfrutarlo? Cuando dan testimonio de Mí y son ganados por Mí, ¿cómo no podría obtener gloria? ¿Podría ser que la manera como actúan los seres humanos no sea gobernada y provista por Mí? Cuando no brindo dirección, las personas son ociosas e inactivas; además, a Mis espaldas, se involucran en “loables” negocios sucios. ¿Crees que la carne, con la que me visto, no sabe nada de tus acciones, tu comportamiento y tus palabras? Muchos años he soportado el viento y la lluvia, y también he experimentado la amargura del mundo humano; sin embargo, tras una reflexión más minuciosa, ninguna cantidad de sufrimiento puede hacer que la humanidad de carne y hueso pierda la esperanza en Mí, y mucho menos puede cualquier dulzura hacer que los seres humanos de carne y hueso se vuelvan fríos, se desanimen o sean despectivos conmigo. ¿Acaso su amor por Mí en verdad está limitado a la ausencia de sufrimiento o a la falta de dulzura?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 9
Palabras diarias de Dios Fragmento 240
Hoy, como os he guiado hasta este punto, he establecido disposiciones adecuadas y tengo Mis propios objetivos. Si os hablara de ellos hoy, ¿seríais verdaderamente capaces de conocerlos? Estoy bien familiarizado con los pensamientos de la mente del hombre y con los deseos de su corazón: ¿quién no ha buscado nunca una salida para sí mismo? ¿Quién no ha pensado nunca en sus propias perspectivas? No obstante, aunque el hombre posee un intelecto rico y deslumbrante, ¿quién fue capaz de predecir que, después de las eras, el presente acabaría siendo como es? ¿Es esto realmente el fruto de tus propios esfuerzos subjetivos? ¿Es este el pago por tu laboriosidad incansable? ¿Es este el hermoso cuadro imaginado por tu mente? Si Yo no guiara a toda la humanidad, ¿quién sería capaz de apartarse de Mis disposiciones y encontrar otra salida? ¿Son las imaginaciones y los deseos del hombre los que lo han traído hasta el día de hoy? Muchas personas pasan toda su vida sin que se cumplan sus deseos. ¿Ocurre esto realmente por un error en su pensamiento? La vida de muchas personas está llena de felicidad y satisfacción inesperadas. ¿Ocurre esto realmente porque esperan demasiado poco? ¿Quién en toda la humanidad no recibe cuidados a los ojos del Todopoderoso? ¿Quién no vive en medio de la predestinación del Todopoderoso? ¿Acaso la vida y la muerte del hombre ocurren por su propia elección? ¿Controla el hombre su propio destino? Muchas personas piden la muerte a gritos, pero esta está lejos de ellas; muchas personas quieren ser fuertes en la vida y temen a la muerte, pero sin saberlo, el día de su fin se acerca, sumergiéndolas en el abismo de la muerte; muchas personas miran al cielo y suspiran profundamente; muchas personas lloran a mares, con lamentos y sollozos; muchas personas caen en medio de las pruebas y otras muchas se convierten en prisioneras de la tentación. Aunque Yo no aparezca en persona para permitirle al hombre contemplarme claramente, muchas personas temen ver Mi rostro, profundamente temerosas de que las derribe, de que acabe con ellas. ¿Me conoce el hombre realmente o no? Nadie puede decirlo con certeza. ¿No es así? Me teméis a Mí y a Mi castigo, pero también os levantáis y abiertamente os oponéis a Mí y me juzgáis. ¿No es así? Que el hombre nunca me haya conocido se debe a que nunca ha visto Mi rostro ni oído Mi voz. Así pues, aunque esté en su corazón, ¿hay alguien en cuyo corazón Yo no sea confuso y borroso? ¿Hay alguno en cuyo corazón Yo sea perfectamente claro? No deseo que quienes son Mi pueblo me vean también de forma vaga y opaca, y por eso me embarco en esta gran obra.
Yo vengo entre los hombres calladamente, y me aparto. ¿Me ha visto alguien alguna vez? ¿Puede verme el sol gracias a sus llamas ardientes? ¿Puede verme la luna gracias a su lustrosa claridad? ¿Pueden verme las constelaciones gracias a su lugar en el cielo? Cuando Yo vengo, el hombre no lo sabe, y todas las cosas permanecen ignorantes, y, cuando parto, el hombre sigue sin ser consciente de ello. ¿Quién puede dar testimonio de Mí? ¿Podría ser la alabanza de las personas de la tierra? ¿Podrían ser los lirios que florecen en la naturaleza? ¿Acaso son las aves que vuelan en el cielo? ¿Acaso son los leones que rugen en las montañas? ¡Nadie puede dar testimonio pleno de Mí! ¡Nadie puede llevar a cabo la obra que Yo realizaré! Incluso si alguien llevara a cabo esta obra, ¿qué efecto tendría? Cada día observo cada una de las acciones de muchas personas y cada día escudriño el corazón y la mente de muchas otras; nadie ha escapado nunca a Mi juicio y nadie se ha liberado nunca de la realidad de Mi juicio. Yo estoy sobre los cielos y miro a la distancia: he derribado a innumerables personas, pero también incontables personas viven en medio de Mi misericordia y Mi bondad. ¿No vivís vosotros, también, bajo tales circunstancias?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 11
Palabras diarias de Dios Fragmento 241
En la tierra, Yo soy el Dios práctico mismo que habita en el corazón de los seres humanos; en el cielo, soy el Amo de toda la creación. He escalado montañas y he cruzado ríos, y también me he movido dentro y fuera de la humanidad. ¿Quién se atreve a oponerse abiertamente al Dios práctico mismo? ¿Quién se atreve a escapar de la soberanía del Todopoderoso? ¿Quién se atreve a afirmar que Yo estoy, sin la menor sombra de duda, en el cielo? Además, ¿quién se atreve a afirmar que estoy, sin lugar a la duda, en la tierra? No existe nadie entre toda la humanidad capaz de articular con todo detalle los lugares en los que resido. ¿Podría ser que, cuando estoy en el cielo, soy el Dios sobrenatural mismo y, cuando estoy en la tierra, soy el Dios práctico mismo? Claro que, si Yo soy o no el Dios práctico mismo no puede ser determinado porque Yo sea el Soberano de toda la creación o el hecho de que experimente los sufrimientos del mundo humano, ¿verdad que no? Si ese fuera el caso, ¿no serían los humanos unos ignorantes más allá de toda esperanza? Estoy en el cielo, pero también estoy en la tierra; estoy entre los incontables objetos de la creación y también estoy entre las masas. Los seres humanos pueden tocarme todos los días; aún más, pueden verme todos los días. En lo que concierne a la humanidad, parece que a veces estoy oculto y, a veces, visible; parece que poseo una existencia real, sin embargo, también parece que no existo. En Mí yacen misterios insondables para la humanidad. Es como si todos los seres humanos me observaran bajo un microscopio a fin de descubrir aún más misterios dentro de Mí, con la esperanza de disipar, así, la sensación de incomodidad que existe en su corazón. Sin embargo, aun si utilizaran rayos X, ¿cómo podría la humanidad dejar al descubierto cualquiera de los secretos que guardo?
Justo en el momento en el que Mi pueblo, como resultado de Mi obra, obtenga gloria junto conmigo, la guarida del gran dragón rojo será desenterrada y todo el barro y la suciedad serán barridos y limpiados, y toda el agua contaminada, acumulada a lo largo de incontables años, se secará en Mis fuegos ardientes, para desaparecer por siempre. A continuación, el gran dragón rojo morirá en el lago de fuego y azufre. ¿Estáis auténticamente dispuestos a permanecer bajo Mi amoroso cuidado para no ser arrebatados por el dragón? ¿En verdad odiáis sus estratagemas engañosas? ¿Quién es capaz de dar firme testimonio de Mí? Por el bien de Mi nombre, por el bien de Mi Espíritu, por el bien de todo Mi plan de gestión, ¿quién puede ofrecer toda su fuerza? Hoy, cuando el reino está en el mundo de los hombres, es el momento en el que he venido en persona entre la humanidad. De no ser así, ¿hay alguien capaz de entrar al campo de batalla en Mi nombre sin ningún temor? Para que el reino tome forma, para que Mi corazón pueda estar contento y, además, para que Mi día pueda llegar; para que pueda llegar el tiempo en el que innumerables objetos de la creación renazcan y crezcan en abundancia, para que los seres humanos sean rescatados del mar de sufrimiento, para que pueda llegar el mañana, y para que pueda ser maravilloso y se desarrolle y florezca y, más aún, para se manifieste el goce del futuro, todos los seres humanos luchan con todas sus fuerzas, sin escatimar esfuerzos en sacrificarse por Mí. ¿No es esta una señal de que la victoria ya es Mía? ¿No es una señal de que Mi plan se ha completado?
Cuanto más existan las personas en los últimos días, más sentirán el vacío del mundo y menor será el valor que tendrán para vivir la vida. Por esta razón, un sinnúmero de personas ha muerto en decepción y muchos otros se han sentido decepcionados en su búsqueda y muchos más sufren por ser manipulados por la mano de Satanás. He rescatado a muchas personas y he apoyado a muchas de ellas y, a menudo, cuando los seres humanos han perdido la luz, los he traído de vuelta a un lugar de luz para que pudieran conocerme dentro de la luz y disfrutar de Mí en medio de la felicidad. Gracias a la venida de Mi luz, la adoración crece en el corazón de las personas que habitan en Mi reino, pues Yo soy un Dios para que lo amen los seres humanos —un Dios al que la humanidad se aferra con apego afectuoso— y ellos tienen en su interior una impresión perdurable de Mi figura. Pero cuando todo sea dicho y hecho, no habrá nadie que comprenda si esto ha sido obra del Espíritu o una función de la carne. A las personas les tomaría una vida entera experimentar tan solo esto en detalle. El hombre nunca me ha despreciado en los rincones más profundos de su corazón; más bien, él se apega a Mí en lo más profundo de su espíritu. Mi sabiduría produce en ellos admiración; las maravillas que llevo a cabo son una fiesta para sus ojos y Mis palabras causan asombro en su mente; sin embargo, las tienen en gran estima. Mi realidad hace que el hombre se sienta desconcertado, atónito y perplejo; sin embargo, él está dispuesto a aceptarla. ¿No es esto, precisamente, la medida de los seres humanos tal y como son realmente?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 15
Palabras diarias de Dios Fragmento 242
- El hombre no debe magnificarse ni exaltarse a sí mismo. Debe adorar y exaltar a Dios.
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Haz todo lo que sea beneficioso para la obra de Dios y nada que vaya en detrimento de los intereses de la misma. Defiende el nombre, el testimonio y la obra de Dios.
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El dinero, los objetos materiales y todas las propiedades en la casa de Dios son las ofrendas que los hombres deben dar. Nadie puede disfrutar de estas ofrendas, excepto el sacerdote y Dios, porque las ofrendas del hombre son para el goce de Dios y Él sólo las comparte con el sacerdote; nadie más está calificado ni tiene derecho a gozar parte alguna de ellas. Todas las ofrendas del hombre (incluido el dinero y las cosas materiales que pueden disfrutarse) se entregan a Dios, no al hombre; por tanto, el hombre no debe disfrutar de ellas; si el hombre disfrutara de ellas, entonces estaría robándolas. Cualquiera que haga esto es un Judas, porque, además de ser un traidor, Judas también echó mano de lo que se ponía en la bolsa del dinero.
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El hombre tiene un carácter corrupto y, además, posee emociones. Por tanto, queda absolutamente prohibido que dos miembros del sexo opuesto trabajen juntos, solos, en el servicio a Dios. Cualquiera que sea descubierto haciendo eso será expulsado, sin excepción.
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No juzgues a Dios ni discutas a la ligera asuntos relacionados con Él. Haz lo que el hombre debe hacer y habla como el hombre debe hablar, y no sobrepases los límites ni traspases fronteras. Refrena tu lengua y ten cuidado dónde pisas para evitar hacer algo que ofenda el carácter de Dios.
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Haz lo que el hombre debe hacer, lleva a cabo tus obligaciones, cumple tus responsabilidades y cíñete a tu deber. Puesto que crees en Dios, debes hacer tu contribución a Su obra; si no lo haces, entonces no eres apto para comer y beber las palabras de Dios ni para vivir en Su casa.
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En el trabajo y en los asuntos de la iglesia, además de obedecer a Dios, debes seguir las instrucciones del hombre usado por el Espíritu Santo en todas las cosas. Hasta la más mínima infracción es inaceptable. Cumple de manera absoluta y no analices si algo es correcto o incorrecto; lo correcto o incorrecto no tiene nada que ver contigo. Solo preocúpate por la obediencia total.
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Las personas que creen en Dios deben obedecerle y adorarle. No exaltes ni admires a ninguna persona; no pongas a Dios en primer lugar, a las personas a las que admiras en segundo y, en tercer lugar, a ti. Ninguna persona debe tener un lugar en tu corazón y no debes considerar que las personas —particularmente a las que veneras— están a la par de Dios o que son Sus iguales. Esto es intolerable para Él.
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Mantén tus pensamientos en la obra de la iglesia. Deja de lado las perspectivas de tu propia carne, sé decidido en los asuntos familiares, conságrate sin reservas a la obra de Dios y ponla en primer lugar y, tu propia vida, en segundo. Esta es la decencia de un santo.
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Los familiares que no comparten tu misma fe (tus hijos, tu marido o tu esposa, tus hermanas o tus padres, etcétera) no deben ser forzados a ir a la iglesia. La casa de Dios no está escasa de miembros y no hay necesidad de maquillar sus cifras con personas que no son de utilidad. No se debe llevar a la iglesia a todos aquellos que no creen de buen grado. Este decreto va dirigido a todas las personas. Debéis verificar, monitorear y haceros recordatorios los unos a los otros respecto a este asunto y nadie puede violarlo. Incluso, cuando los parientes que no comparten la fe entran en la iglesia con reticencia, no se les deben dar libros ni un nuevo nombre; tales personas no son de la casa de Dios y se debe detener su entrada a la iglesia por todos los medios necesarios. Si se ocasionan problemas a la iglesia por la invasión de los demonios, entonces tú mismo serás expulsado o se te pondrán restricciones. En resumen, todo el mundo tiene responsabilidad en este asunto, aunque no debes ser imprudente ni usarla para saldar cuentas personales.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los diez decretos administrativos que el pueblo escogido de Dios debe obedecer en la Era del Reino
Palabras diarias de Dios Fragmento 243
Las personas deben apegarse a los muchos deberes que deben cumplir. Esto es a lo que la gente debe ceñirse y lo que debe llevar a cabo. Dejad que el Espíritu Santo haga lo que debe ser hecho por el Espíritu Santo; el hombre no puede participar en ello. El hombre debe apegarse a lo que debe ser hecho por el hombre, lo cual no guarda relación con el Espíritu Santo. Eso es lo que el hombre debería hacer y debe obedecerlo como mandamiento, como la obediencia a la ley en el Antiguo Testamento. A pesar de que no estamos en la Era de la Ley, sigue habiendo muchas palabras a las que hay que apegarse que son del mismo tipo que las pronunciadas en la Era de la Ley. Estas palabras no se llevan a cabo simplemente por confiar en el toque del Espíritu Santo, sino que son algo a lo que el hombre debe apegarse. Por ejemplo:
No emitirás juicio sobre la obra del Dios práctico.
No te opondrás al hombre de quien Dios ha dado testimonio.
Delante de Dios, sabrás cuál es tu sitio y no serás disoluto.
Debes ser moderado en tu forma de hablar, y tus palabras y acciones deben seguir las disposiciones del hombre de quien Dios ha dado testimonio.
Debes venerar el testimonio de Dios. No ignorarás la obra de Dios ni las palabras de Su boca.
No imitarás el tono ni los objetivos de las declaraciones de Dios.
Externamente, no harás nada que se oponga abiertamente al hombre de quien Dios ha dado testimonio.
Esto es a lo que cada persona debe apegarse. En cada era, Dios especifica muchas reglas que son afines a las leyes y el hombre debe apegarse a ellas. Por medio de esto, Él refrena el carácter del hombre y detecta su sinceridad. Por ejemplo, considerad las palabras “Honra a tu padre y a tu madre” de la Era del Antiguo Testamento. Estas palabras no se aplican hoy en día; en aquellos tiempos, simplemente refrenaban ciertos aspectos del carácter externo del hombre, eran utilizadas para demostrar la sinceridad de la fe del hombre en Dios y eran un señal de los que creían en Él. Aunque estamos en la Era del Reino, todavía hay muchas reglas a las que el hombre debe apegarse. Las reglas del pasado no se aplican y, hoy en día, existen muchas y más apropiadas prácticas a ser llevadas a cabo por el hombre, y que son necesarias. No involucran la obra del Espíritu Santo y el hombre debe llevarlas a cabo.
En la Era de la Gracia, muchas de las prácticas de la Era de la Ley fueron desechadas debido a que estas leyes no eran particularmente eficaces para la obra en aquel momento. Después de que fueron desechadas, se establecieron muchas prácticas que fueron adecuadas para la era y que son muchas de las reglas de hoy. Cuando llegó el Dios de hoy, se dejaron de lado estas reglas y ya no fue necesario que se cumplieran, y se establecieron muchas prácticas que son adecuadas para la obra del presente. Hoy en día, estas prácticas no son reglas, sino que están orientadas a lograr un efecto; son apropiadas para el presente, y, mañana, tal vez se conviertan en reglas. En resumen, te debes apegar a lo que es fructífero para la obra del presente. No prestes atención al mañana: lo que se haga en el presente es por el bien del presente. Quizá, cuando llegue el mañana, habrá mejores prácticas que se te requerirá que lleves a cabo, pero no prestes demasiada atención a eso, sino apégate a lo que debes apegarte el día de hoy a fin de que evites oponerte a Dios. Hoy, no hay nada más crucial para el hombre que apegarse a lo siguiente:
No debes intentar adular al Dios que está frente a tus ojos ni ocultarle nada.
No pronunciarás palabras inmundas ni arrogantes delante del Dios que está frente a ti.
No engañarás al Dios que está delante de tus ojos con palabras melosas y lisonjeras con el fin de ganar Su confianza.
No actuarás de forma irreverente delante de Dios. Obedecerás todo lo que sea pronunciado por la boca de Dios, y no te resistirás ni te opondrás ni cuestionarás Sus palabras.
No interpretarás como mejor te parezca las palabras pronunciadas por la boca de Dios. Debes refrenar tu lengua para evitar que te haga caer presa de los ardides engañosos del malvado.
Debes proteger tus pasos para evitar transgredir los límites que Dios estableció para ti. Si transgredes, esto hará que te pongas en el lugar de Dios y digas palabras pomposas y engreídas y te volverás detestable para Él.
No difundirás descuidadamente las palabras pronunciadas por la boca de Dios, no sea que otros se burlen de ti y los demonios te pongan en ridículo.
Obedecerás la totalidad de la obra de Dios del presente. Incluso si no la entendéis, no emitiréis juicio alguno sobre ella; todo lo que podéis hacer es buscar y comunicar.
Ninguna persona transgredirá el lugar original de Dios. No podéis hacer nada más que servir al Dios de hoy desde la postura del hombre. No podéis enseñar al Dios de hoy desde la postura del hombre; hacerlo es equivocado.
Nadie puede colocarse en el lugar del hombre de quien Dios ha dado testimonio; en vuestras palabras, acciones y pensamientos más íntimos, os encontráis en la posición del hombre. Esto debe cumplirse; es responsabilidad del hombre, y nadie puede alterarlo; intentar hacerlo violaría los decretos administrativos. Todos deben recordar esto.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los mandamientos de la nueva era
Palabras diarias de Dios Fragmento 244
Hay muchas cosas que espero que vosotros logréis, pero no todas vuestras acciones, no todo en vuestras vidas puede cumplir con lo que Yo exijo, así que no tengo otra opción que ser directo y explicaros Mi voluntad. En vista de que vuestro discernimiento es pobre y vuestra apreciación es de igual manera pobre, sois casi absolutamente ignorantes de Mi carácter y esencia, y por consiguiente, es un asunto urgente que Yo os informe sobre ellos. No importa cuánto hayas comprendido previamente o si deseas tratar de comprender estas cuestiones, aún debo explicártelas en detalle. Estas cuestiones no son totalmente ajenas a vosotros, sin embargo carecéis de mucho entendimiento, no estáis familiarizados con el significado que contienen. Muchos de vosotros solo tenéis un entendimiento vago de esto, y además es parcial e incompleto. Con el fin de ayudaros a mejorar la práctica de la verdad, a poner Mis palabras en práctica de mejor manera, sostengo que estas cuestiones son lo primero que vosotros debéis llegar a conocer antes de nada. De lo contrario, vuestra fe seguirá siendo vaga, hipócrita y llena de los adornos de la religión. Si no comprendes el carácter de Dios, entonces te será imposible realizar la labor que deberías hacer para Él. Si no conoces la esencia de Dios, entonces te será imposible tener reverencia y temor por Él; en su lugar, solo habrá indiferencia y prevaricación despreocupadas, y lo que es más, blasfemia incorregible. Aunque comprender el carácter de Dios es sin duda importante, y conocer la esencia de Dios no puede tomarse a la ligera, nadie jamás ha examinado o indagado a fondo en estas cuestiones. Es evidente que todos vosotros habéis descartado los decretos administrativos que Yo he decretado. Si no comprendéis el carácter de Dios, entonces será muy probable que ofendáis Su carácter. Ofender Su carácter equivale a provocar la ira de Dios mismo, en cuyo caso, el fruto final de tus acciones será la transgresión de los decretos administrativos. Ahora debes darte cuenta de que cuando conoces la esencia de Dios, también puedes entender Su carácter, y cuando entiendes Su carácter, también habrás comprendido Sus decretos administrativos. No hace falta decir que, mucho de lo que contienen los decretos administrativos alude al carácter de Dios, pero no todo Su carácter es expresado dentro de ellos. En consecuencia, debéis ir un paso más allá en el desarrollo de vuestra comprensión del carácter de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Es muy importante comprender el carácter de Dios
Palabras diarias de Dios Fragmento 245
El carácter de Dios es un tema que a todos parece muy abstracto, y es además algo difícil de aceptar, ya que Su carácter es diferente a la personalidad de un ser humano. Dios también tiene Sus propias emociones de alegría, ira, tristeza y felicidad, pero estas emociones son distintas a las de los hombres. Dios es lo que Él es, y tiene lo que Él tiene. Todo lo que Él expresa y revela es representación de Su esencia y de Su identidad. Lo que Él es y lo que Él tiene, así como Su esencia e identidad, son cosas que ningún hombre puede reemplazar. Su carácter abarca Su amor por la humanidad, Su consuelo y su odio hacia ella, y aún más, una comprensión profunda por la humanidad. Sin embargo, la personalidad del hombre puede ser optimista, vivaz o insensible. El carácter de Dios es uno que pertenece al Soberano de los seres vivos y todas las cosas, al Señor de toda la creación. Su carácter representa honor, poder, nobleza, grandeza y, sobre todo, supremacía. Su carácter es símbolo de autoridad, símbolo de todo lo que es justo, símbolo de todo lo que es hermoso y bueno. Más que esto, es un símbolo de Aquel que no puede ser vencido o invadido por la oscuridad ni por ninguna fuerza enemiga, así como un símbolo de Aquel que no puede ser ofendido (y que tampoco tolerará ser ofendido) por ningún ser creado. Su carácter es símbolo de la mayor autoridad. No hay persona o personas que trastornen o puedan trastornar Su obra o Su carácter. Pero la personalidad del hombre no es más que un mero símbolo de su leve superioridad sobre la bestia. El hombre en sí mismo y por sí mismo no tiene ninguna autoridad, ninguna autonomía y ninguna destreza para trascender al yo, sino que en su esencia es alguien que se acobarda quedando a merced de todo tipo de personas, sucesos y cosas. La alegría de Dios se debe a la existencia y surgimiento de la justicia y la luz, a la destrucción de la oscuridad y la maldad. Él se deleita en traer luz y una buena vida a la humanidad; Su alegría es una alegría justa, un símbolo de la existencia de todo lo que es positivo, y, aún más, un símbolo de buenos auspicios. La ira de Dios se debe al daño que la existencia y la interferencia de la injusticia ocasiona a Su humanidad; se debe a la existencia de la maldad y la oscuridad, a la existencia de las cosas que ahuyentan la verdad, y aún más, se debe a la existencia de cosas que se oponen a lo que es bueno y hermoso. Su ira es un símbolo de que todas las cosas negativas ya no existen, y aún más, es un símbolo de Su santidad. Su tristeza se debe a la humanidad, en la que Él tiene esperanzas, pero esta ha caído en la oscuridad, porque la obra que Él hace en el hombre no alcanza Sus expectativas, y porque no toda la humanidad a la que Él ama tiene la capacidad de vivir en la luz. Él se entristece por la humanidad inocente, por el hombre honesto pero ignorante, y por el hombre que es bueno pero tiene carencias en sus propios puntos de vista. Su tristeza es símbolo de Su bondad y de Su misericordia, símbolo de belleza y benevolencia. Su felicidad, por supuesto, proviene de derrotar a Sus enemigos y de obtener la buena voluntad del hombre. Más que esto, surge a partir de la expulsión y destrucción de todas las fuerzas enemigas, y debido a que la humanidad recibe una vida buena y pacífica. La felicidad de Dios es diferente al gozo del hombre; más bien, es el sentimiento de producir buenos frutos, un sentimiento aún mayor que el gozo. Su felicidad es un símbolo de la liberación del sufrimiento de la humanidad a partir de este momento, y un símbolo de la entrada de la humanidad a un mundo de luz. Todas las emociones de la humanidad, por otro lado, surgen en aras de su propio interés, no por la justicia, la luz o lo que es hermoso, y mucho menos por la gracia concedida por el Cielo. Las emociones de la humanidad son egoístas y pertenecen al mundo de la oscuridad. Estas no existen en aras de la voluntad de Dios, y mucho menos de Su plan, por lo que nunca puede hablarse de Dios y del hombre en el mismo contexto. Dios es por siempre supremo y para siempre honorable, mientras que el hombre es siempre bajo, siempre despreciable. Esto es porque Dios siempre está haciendo sacrificios y se entrega a la humanidad; sin embargo, el hombre siempre toma y se esfuerza solo para sí mismo. Dios siempre se está esforzando por la supervivencia de la humanidad; no obstante, el hombre nunca contribuye en nada en aras de la luz o la justicia. Aunque el hombre se esfuerza durante un tiempo, no puede resistir ni un solo golpe, pues el esfuerzo del hombre siempre es para su propio beneficio y no para el de otros. El hombre siempre es egoísta, mientras que Dios es siempre desinteresado. Dios es la fuente de todo lo justo, lo bueno y lo hermoso, mientras que el hombre es el que hereda y manifiesta toda la fealdad y maldad. Dios nunca alterará Su esencia de justicia y belleza, y sin embargo, el hombre es perfectamente capaz, en cualquier momento y en cualquier situación, de traicionar la justicia y alejarse de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Es muy importante comprender el carácter de Dios
Palabras diarias de Dios Fragmento 246
Cada frase que he pronunciado contiene dentro de sí el carácter de Dios. Haríais bien en reflexionar cuidadosamente sobre Mis palabras, y seguramente obtendréis gran provecho de ellas. La esencia de Dios es muy difícil de captar, pero confío en que todos vosotros tengáis por lo menos cierta idea del carácter de Dios. Espero, entonces, que tengáis más que mostrarme de las cosas que habéis hecho que no ofenden el carácter de Dios. Entonces estaré tranquilo. Por ejemplo, mantén a Dios en tu corazón en todo momento. Cuando actúes, hazlo de acuerdo con Sus Palabras. Busca las intenciones de Dios en todas las cosas, y abstente de hacer aquello que le falte al respeto y lo deshonre. Menos aún deberías colocar a Dios al fondo de tu mente para llenar el vacío futuro de tu corazón. Si haces esto, habrás ofendido el carácter de Dios. Una vez más, suponiendo que nunca haces observaciones blasfemas contra Dios ni te quejas de Él durante toda tu vida, y de nuevo, suponiendo que eres capaz de cumplir apropiadamente con todo lo que Él te ha encomendado, y que también eres capaz de someterte a todas Sus palabras durante toda tu vida, entonces habrás evitado transgredir los decretos administrativos. Por ejemplo, si alguna vez has dicho: “¿Por qué no creo que Él es Dios?”, “Creo que estas palabras no son sino cierta iluminación del Espíritu Santo”, “En mi opinión, no todo lo que Dios hace es necesariamente correcto”, “La humanidad de Dios no es superior a la mía”, “Sencillamente, las palabras de Dios no son creíbles”, u otras observaciones sentenciosas de este tipo, entonces te exhorto a confesar tus pecados y a arrepentirte de ellos más a menudo. De lo contrario, nunca tendrás la oportunidad de recibir perdón, ya que no ofendes a un hombre sino a Dios mismo. Podrías creer que estás juzgando a un hombre, pero el Espíritu de Dios no lo considera así. Tu falta de respeto hacia Su carne es lo mismo que faltarle al respeto a Él. Siendo esto así, ¿acaso no has ofendido el carácter de Dios? Debes recordar que todo lo hecho por el Espíritu de Dios se hace para salvaguardar Su obra en la carne y tiene el fin de que esta obra se haga bien. Si descuidas esto, entonces Yo digo que eres alguien que nunca será capaz de lograr creer en Dios. Debido a que has provocado la ira de Dios, entonces Él recurrirá a un castigo adecuado para que aprendas una lección.
Llegar a conocer la esencia de Dios no es un asunto trivial. Debes comprender Su carácter. De esta manera, poco a poco y sin saberlo, llegarás a conocer la esencia de Dios. Cuando hayas tenido acceso a este conocimiento, te encontrarás dando un paso más hacia un estado más elevado y hermoso. Al final, llegarás a sentirte avergonzado de tu alma horrible, y aún más, sentirás que no hay un solo lugar en el cual esconderte de tu vergüenza. En ese momento, cada vez habrá menos cosas en tu conducta que ofendan el carácter de Dios, tu corazón estará cada vez más cerca del de Dios, y un amor por Él crecerá poco a poco en tu corazón. Esto es señal de que la humanidad está entrando a un estado hermoso. Pero hasta ahora vosotros no habéis obtenido esto. Conforme os movéis afanosamente de un lado a otro buscando el bien de vuestro destino, ¿quién tiene algo de interés en intentar conocer la esencia de Dios? Si esto continúa, transgrediréis sin querer los decretos administrativos, ya que comprendéis demasiado poco del carácter de Dios. Por lo tanto, ¿lo que hacéis ahora no está poniendo acaso una base para vuestras ofensas contra el carácter de Dios? Que Yo os pida que comprendáis el carácter de Dios no es contrario a Mi obra. Pues si a menudo transgredís los decretos administrativos, entonces ¿quién de vosotros escapará del castigo? ¿Acaso Mi obra no habría sido entonces completamente en vano? Por consiguiente, sigo pidiendo que, además de escudriñar vuestra propia conducta, seáis cautelosos en los pasos que deis. Esta es la exigencia suprema que os hago, y espero que todos vosotros la consideréis con cuidado y la sopeséis con seriedad. Si llegara el día en que vuestras acciones provocaran en Mí una ira terrible, entonces os corresponderá únicamente a vosotros considerar las consecuencias y no habrá nadie más que soporte el castigo en vuestro lugar.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Es muy importante comprender el carácter de Dios
Palabras diarias de Dios Fragmento 247
Las personas dicen que Dios es un Dios justo, y en tanto que el hombre lo siga hasta el final, seguramente será imparcial hacia el hombre porque Él es el más justo. Si un hombre lo sigue hasta el final, ¿lo podría desechar? Soy imparcial con todos los hombres y juzgo a todos los hombres con Mi carácter justo, sin embargo, hay condiciones adecuadas para las exigencias que le hago al hombre, y lo que Yo exijo, todos los hombres lo deben cumplir, sin importar quiénes sean. No me importa cómo sean tus aptitudes ni cuánto tiempo las hayas tenido; solo me importa si vas por Mi camino y si tienes o no amor y sed por la verdad. Si careces de la verdad y más bien traes vergüenza sobre Mi nombre y no actúas de acuerdo a Mi camino y solo lo sigues sin cuidado ni interés, entonces en ese momento te derribaré y te castigaré por tu maldad y ¿qué tendrás que decir entonces? ¿Podrás decir que Dios no es justo? Hoy, si has cumplido con las palabras que he hablado, entonces eres la clase de persona que apruebo. Dices que siempre has sufrido mientras sigues a Dios, que lo has seguido contra viento y marea y que has compartido con Él los buenos y los malos momentos, pero no has vivido las palabras pronunciadas por Dios; solo quieres ir de un lado a otro por Dios y esforzarte por Él todos los días y nunca has pensado vivir una vida que tenga sentido. También dices: “En cualquier caso, creo que Dios es justo. He sufrido por Él, he ido de un lado a otro por Él y me he dedicado a Él y me he esforzado mucho a pesar de no recibir ningún reconocimiento; seguro se debe acordar de mí”. Es verdad que Dios es justo, pero Su justicia no está manchada con ninguna impureza: no contiene voluntad humana alguna y no está manchada por la carne o por las transacciones humanas. Todos los que son rebeldes y se oponen y no actúan conforme a Su camino serán castigados; ¡ninguno será perdonado y ninguno será pasado por alto! Algunas personas dicen: “Hoy voy de aquí para allá por Ti; cuando llegue el fin, ¿me puedes dar una pequeña bendición?”. Así que te pregunto: “¿Has cumplido Mis palabras?”. La justicia de la que hablas se basa en una transacción. Tú solo piensas que Yo soy justo e imparcial con todos los hombres y que todos los que me siguen hasta el final están seguros de ser salvos y ganar Mis bendiciones. Hay un significado interno en Mis palabras cuando digo “todos los que me siguen hasta el final están seguros de ser salvos”: los que me siguen hasta el final son a los que Yo ganaré íntegramente; son los que, después de que los haya conquistado, buscan la verdad y son perfeccionados. ¿Qué condiciones has alcanzado? Solo has conseguido seguirme hasta el final, pero ¿qué más? ¿Has cumplido Mis palabras? Has alcanzado uno de Mis cinco requisitos, pero no tienes la intención de cumplir los cuatro restantes. Sencillamente has encontrado el camino más sencillo y fácil, y la has seguido con la esperanza de tener suerte. Con una persona como tú, Mi justo carácter es solo castigo y juicio, es solo una retribución justa, y es el castigo justo de todos los hacedores de maldad; todos los que no siguen Mi camino, con toda seguridad van a ser castigados, incluso si siguen hasta el final. Esta es la justicia de Dios. Cuando este carácter justo se exprese en el castigo del hombre, el hombre se quedará boquiabierto y lamentará que, mientras siguió a Dios, no siguió Su camino. “En aquel momento solo sufrí un poco mientras seguía a Dios, pero no seguí el camino de Dios. ¿Qué excusas hay? ¡No hay opción sino la de ser castigado!”. Pero en su mente está pensando: “De todos modos, he seguido hasta el final, por lo que incluso si me castigas, no puede ser un castigo demasiado severo, y después de imponer este castigo todavía me querrás. Sé que Tú eres justo y que no me vas a tratar de esa manera para siempre. Después de todo, no soy como los que serán exterminados; los que serán exterminados recibirán un fuerte castigo, mientras que mi castigo será más leve”. El justo carácter no es como dices. No es que los que son buenos para confesar sus pecados son tratados con indulgencia. La justicia es santidad y es un carácter que no tolera que el hombre ofenda, y todo lo que es inmundicia y que no ha cambiado es blanco de la indignación de Dios. El justo carácter de Dios no es una ley sino un decreto administrativo: es un decreto administrativo dentro del reino, y este decreto administrativo es el castigo justo para cualquiera que no posee la verdad y no ha cambiado, y no hay margen para la salvación. Porque cuando cada uno sea clasificado de acuerdo a su especie, los buenos serán recompensados y los malos serán castigados. Es cuando el destino del hombre se aclarará; es el momento en que la obra de salvación llegará a su fin, después de lo cual, la obra de salvar al hombre ya no se hará y la retribución vendrá sobre todos los que hagan el mal.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio
Palabras diarias de Dios Fragmento 248
Yo soy un fuego que todo lo consume y no tolero la ofensa. Porque los seres humanos fueron, todos, creados por Mí, tienen que obedecer lo que Yo digo y hago, y no pueden rebelarse. Las personas no tienen derecho de entrometerse en Mi obra y, más aún, no están calificadas para analizar lo que está bien o mal en Mi obra o en Mis palabras. Yo soy el Señor de la creación, y los seres creados deberían lograr todo lo que Yo exijo, con un corazón de reverencia hacia Mí; no deberían intentar razonar conmigo y, en especial, no deberían resistirse. Con Mi autoridad gobierno a Mi pueblo, y todos los que forman parte de Mi creación deben someterse a Mi autoridad. Aunque hoy seáis osados y presuntuosos ante Mí, aunque desobedezcáis las palabras con las que os enseño y no tengáis ningún temor, Yo sólo respondo a vuestra rebeldía con tolerancia. No perderé los estribos ni afectaré Mi obra porque diminutos e insignificantes gusanos hayan removido la suciedad en el montón de estiércol. Yo tolero la existencia continua de todo lo que odio y todas las cosas que aborrezco en aras de la voluntad de Mi Padre, y lo haré hasta completar Mis declaraciones, hasta Mi último momento. ¡No os preocupéis! No puedo rebajarme al mismo nivel de un gusano sin nombre ni compararé Mi nivel de habilidades contigo. Te detesto, pero soy capaz de soportar. Me desobedeces, pero no puedes escapar al día en que te castigaré, momento que Mi Padre me prometió. ¿Puede un gusano creado compararse al Señor de la creación? En otoño, las hojas caídas regresan a sus raíces; tú regresarás al hogar de tu “padre” y Yo volveré al lado de Mi Padre. Su tierno afecto me acompañará, y a ti te seguirá el pisoteo de tu padre. Yo tendré la gloria de Mi Padre, y tú tendrás la vergüenza del tuyo. Yo usaré el castigo que he retenido durante mucho tiempo para que te acompañe, y tú te encontrarás con Mi castigo con tu carne rancia que ha sido corrompida durante decenas de miles de años. Yo habré concluido Mi obra de palabras en ti, acompañada de tolerancia, y tú empezarás a cumplir la función de sufrir el desastre a partir de Mis palabras. Me regocijaré grandemente y obraré en Israel; tú llorarás y crujirás los dientes; existirás y morirás en el lodo. Yo recuperaré Mi forma original y no permaneceré más en la inmundicia contigo, mientras que tú recuperarás tu fealdad original y seguirás hurgando en el montón de estiércol. Cuando acaben Mi obra y Mis palabras, será un día de gozo para Mí. Cuando acaben tu resistencia y tu rebeldía, será un día de llanto para ti. Yo no me compadeceré de ti, y tú no me volverás a ver nunca. No dialogaré más contigo y tú no volverás a encontrarte conmigo jamás. Yo odiaré tu rebeldía y tú echarás de menos Mi encanto. Yo te golpearé, y tú me extrañarás. Yo me apartaré de buena gana de ti, y tú serás consciente de tu deuda conmigo. Yo no volveré a verte, pero tú siempre me esperarás. Yo te odiaré, porque ahora te resistes a Mí, y tú me echarás de menos, porque Yo ahora te castigo. Yo no estaré dispuesto a vivir junto a ti, pero tú lo anhelarás profundamente y llorarás hasta la eternidad, porque te pesará todo lo que me has hecho. Lamentarás tu rebeldía y tu resistencia, e incluso postrarás tu rostro en tierra con arrepentimiento, y caerás delante de Mí y jurarás no volver a desobedecerme. Sin embargo, en tu corazón solo me amarás, pero nunca serás capaz de escuchar Mi voz. Haré que te avergüences de ti mismo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cuando las hojas caídas regresen a sus raíces, lamentarás todo el mal que has hecho
Palabras diarias de Dios Fragmento 249
Expreso Mi misericordia hacia los que me aman y se niegan a sí mismos. Mientras tanto, el castigo traído sobre los malvados es precisamente una prueba de Mi justo carácter y, más aún, testimonio de Mi ira. Cuando llegue el desastre, el hambre y la peste caerán sobre todos aquellos que se oponen a Mí y llorarán. Quienes hayan cometido toda clase de maldades, pero que me hayan seguido durante muchos años no se librarán de pagar por sus pecados; ellos también caerán en la catástrofe, que apenas se ha visto durante millones de años, y vivirán en un constante estado de pánico y miedo. Y todos Mis seguidores que han sido leales a Mí se regocijarán y aplaudirán Mi grandeza. Ellos experimentarán una alegría inefable y vivirán en un júbilo que Yo nunca antes he otorgado a la humanidad. Porque Yo atesoro las buenas acciones del hombre y aborrezco sus acciones malvadas. Desde que comencé a liderar a la humanidad, he estado esperando ansiosamente obtener un grupo de personas que piense igual que Yo. Pero nunca olvido a los que no piensan igual que Yo; los aborrezco siempre en Mi corazón, a la espera de la oportunidad de administrarles Mi retribución y lo disfrutaré cuando lo vea. ¡Ahora, Mi día finalmente ha llegado y ya no necesito esperar!
Mi obra final es no solo para castigar al hombre, sino para ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es para que todas las personas reconozcan Mis hechos y acciones. Quiero que cada persona vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter. No es la obra del hombre, ni mucho menos la naturaleza, lo que creó a la humanidad, sino que soy Yo el que nutre cada ser vivo de la creación. Sin Mi existencia, la humanidad solo puede morir y sufrir la invasión de las calamidades. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad solo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy Aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, solo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones. Aunque pocos puedan haberme retribuido, de todos modos concluiré Mi viaje en el mundo humano y comenzaré con la obra que se desarrollará seguidamente, ya que Mi viaje entre los hombres durante todos estos años ha sido fructífero, y estoy muy satisfecho. No me importa el número de personas, sino más bien sus buenas acciones. En cualquier caso, espero que preparéis suficientes buenas obras para vuestro propio destino. Entonces Yo me sentiré satisfecho; de lo contrario, ninguno de vosotros puede escapar del desastre que os vendrá encima. El desastre se origina en Mí y, por supuesto, Yo lo orquesto. Si no podéis parecer buenos a Mis ojos, entonces no escaparéis de sufrir el desastre. En tiempos de tribulación, vuestras acciones y hechos no fueron del todo apropiados, ya que vuestra fe y vuestro amor eran huecos, y vosotros solo os mostrasteis tímidos o fuertes. Con respecto a esto, solo haré un juicio de lo bueno o lo malo. Toda Mi preocupación continúa siendo por vuestras acciones y formas de expresarse, y es sobre ello que se fundamenta Mi determinación de vuestro fin. Sin embargo, debo dejar claro que ya no seré misericordioso con los que no me mostraron la más mínima lealtad durante los tiempos de tribulación, ya que Mi misericordia llega solo hasta allí. Además, no me siento complacido hacia aquellos quienes alguna vez me han traicionado, y mucho menos deseo relacionarme con los que venden los intereses de los amigos. Este es Mi carácter, independientemente de quién sea la persona. Debo deciros esto: cualquiera que quebrante Mi corazón no volverá a recibir clemencia, y cualquiera que me haya sido fiel permanecerá por siempre en Mi corazón.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino
Palabras diarias de Dios Fragmento 250
Cuando Dios vino a la tierra, Él no era del mundo, ni se hizo carne con el fin de disfrutar del mundo. El lugar en el que obrar revelaría Su carácter y el que más sentido tendría es el lugar en el que Él nació. Sea una tierra santa o inmunda, e independientemente de dónde obre, Él es santo. Él creó todo lo que hay en el mundo, aunque todo ha sido corrompido por Satanás. Sin embargo, todas las cosas siguen perteneciéndole a Él; todas están en Sus manos. Llega a una tierra inmunda y obra ahí para revelar Su santidad; Él hace esto solamente en aras de Su obra, lo cual significa que soporta gran humillación para llevar a cabo dicha obra con el fin de salvar a las personas de esta tierra inmunda. Esto se hace para dar testimonio, en beneficio de toda la humanidad. Lo que tal obra muestra a las personas es la justicia de Dios y puede exhibir de mejor manera la supremacía de Dios. Su grandeza y Su rectitud se manifiestan en la salvación de un grupo de personas en situación precaria a quienes otros desprecian. Nacer en una tierra inmunda no prueba, en absoluto, que Él sea inferior; simplemente permite que toda la creación vea Su grandeza y Su amor sincero por la humanidad. Cuanto más lo hace, más revela Su amor puro, Su amor perfecto por el hombre. Dios es santo y justo. Aunque Él nació en una tierra inmunda y aunque vive con esas personas llenas de inmundicia, del mismo modo que Jesús vivió con los pecadores en la Era de la Gracia, ¿acaso cada parte de Su obra no se hace en aras de la supervivencia de toda la humanidad? ¿No es todo esto para que la humanidad pueda obtener una gran salvación? Hace dos mil años, Él vivió con pecadores durante unos años. Eso fue en aras de la redención. Hoy, Él está viviendo con un grupo de personas inmundas, inferiores. Esto es en aras de la salvación. ¿Acaso toda Su obra no es en beneficio de vosotros, los humanos? Si no es para salvar a la humanidad, ¿por qué habría vivido y sufrido Él con pecadores durante tantos años, después de nacer en un pesebre? Y si no es para salvar a la humanidad, ¿por qué regresaría Él a la carne una segunda vez, a nacer en esta tierra en la que se congregan los demonios, y a vivir con estas personas que Satanás ha corrompido profundamente? ¿No es fiel Dios? ¿Qué parte de Su obra no ha sido para la humanidad? ¿Qué parte no ha sido para vuestro destino? Dios es santo, ¡esto es inmutable! Él no está contaminado por la inmundicia, aunque ha venido a una tierra inmunda; ¡todo esto solo puede significar que el amor de Dios por la humanidad es extremadamente abnegado, y que el sufrimiento y la humillación que Él soporta son extremadamente grandes! ¿No sabéis cuán grande es la humillación que Él sufre por todos vosotros, y por vuestro destino? En lugar de salvar a las grandes personas o a los hijos de familias ricas y poderosas, hace hincapié en salvar a los inferiores y a quienes otros miran con desprecio. ¿No es todo esto Su santidad? ¿No es todo esto Su justicia? En aras de la sobrevivencia de toda la humanidad, Él preferiría nacer en una tierra inmunda y sufrir cada humillación. Dios es muy real; Él no hace obra falsa. ¿Acaso cada etapa de Su obra no se realiza de esta forma tan práctica? Aunque todas las personas lo difaman y afirman que Él se sienta a la mesa con pecadores; aunque todas las personas se burlan de Él y dicen que vive con los hijos de la inmundicia, con las personas más inferiores, Él sigue entregándose abnegadamente, y, por tanto, sigue siendo rechazado de esta forma entre la humanidad. ¿Acaso el sufrimiento que Él soporta no es mayor al vuestro? La obra que Él realiza ¿no es mayor que el precio que habéis pagado?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La relevancia de salvar a los descendientes de Moab
Palabras diarias de Dios Fragmento 251
Dios se ha humillado hasta un nivel tal, que lleva a cabo Su obra en esta gente inmunda y corrupta y perfecciona a este grupo de personas. Dios no sólo se hizo carne para vivir y comer entre las personas, pastorearlas, y proveer lo que estas necesitan. Lo más importante es que Él realiza Su poderosa obra de salvación y conquista en estas personas insoportablemente corruptas. Él vino al corazón del gran dragón rojo para salvar a estas, las más corruptas de las personas, de forma que todas las personas puedan ser cambiadas y hechas nuevas. La inmensa dificultad que Dios soporta no es solo la del Dios encarnado, sino principalmente que el Espíritu de Dios sufre una humillación extrema; Él se humilla y oculta tanto que se convierte en una persona corriente. Dios se encarnó, y tomó la forma de carne para que las personas vean que Él tiene una vida y unas necesidades humanas normales. Con esto basta para demostrar que Dios se ha humillado en gran medida. El Espíritu de Dios se materializa en la carne. Su Espíritu es muy elevado y grande, pero Él toma la forma de un ser humano común e insignificante, para así hacer la obra de Su Espíritu. La aptitud, la percepción, el sentido, lo humano y la vida de cada uno de vosotros muestran que sois realmente indignos de aceptar esta clase de obra de Dios. Sois realmente indignos para permitir que Él soporte semejante sufrimiento por vuestra causa. ¡Dios es tan grande! ¡Él es tan supremo, y las personas tan despreciables! Sin embargo, Él sigue obrando en ellas. Él no solo se encarnó con el fin de proveer para las personas, para hablarles, sino que incluso vive con ellas. Dios es tan humilde, tan adorable.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sólo los que se enfocan en la práctica pueden ser perfeccionados
Palabras diarias de Dios Fragmento 252
Muchas son las noches insomnes que Dios ha soportado por el bien de la obra de la humanidad. Desde lo más alto hasta las más bajas profundidades, Él ha descendido al infierno viviente en el que el hombre mora para pasar Sus días con él, nunca se ha quejado de la mezquindad que hay entre los hombres, nunca le ha reprochado a este su desobediencia, sino que ha soportado la mayor humillación mientras lleva personalmente a cabo Su obra. ¿Cómo podría Dios pertenecer al infierno? ¿Cómo podría pasar Su vida allí? Sin embargo, por el bien de toda la humanidad, y para que toda ella pueda hallar descanso pronto, Él ha soportado la humillación, y sufrido la injusticia para venir a la tierra, y entró personalmente en el “infierno” y el “Hades”, en el foso del tigre, para salvar al hombre. ¿De qué forma está el hombre cualificado para oponerse a Dios? ¿Qué razón tiene para quejarse de Dios? ¿Cómo puede tener el descaro de mirar a Dios? El Dios del cielo ha venido a esta, la más sucia de las tierras de vicio, y nunca ha desahogado Sus agravios ni se ha quejado del hombre, sino que acepta en silencio los estragos[1] y la opresión del hombre. Nunca ha devuelto el golpe ante las exigencias poco razonables del hombre, nunca le ha hecho requerimientos excesivos ni irrazonables. Simplemente realiza toda la obra que requiere el hombre sin queja alguna: enseñar, iluminar, reprochar, el refinamiento de las palabras, recordar, exhortar, consolar, juzgar y revelar. ¿Cuál de Sus pasos no ha sido para la vida del hombre? Aunque ha eliminado las perspectivas y la suerte del hombre, ¿cuál de los pasos que Dios ha llevado a cabo no ha sido para su destino? ¿Cuál de ellos no ha sido por el bien de la supervivencia humana? ¿Cuál de ellos no ha sido para liberarlo de este sufrimiento y de la opresión de las fuerzas oscuras tan negras como la noche? ¿Cuál de ellos no es por el bien del hombre? ¿Quién puede entender el corazón de Dios, que es como el de una madre amorosa? ¿Quién puede entender el ansioso corazón de Dios? El apasionado corazón de Dios y Sus ardientes expectativas han recibido a cambio fríos corazones, miradas insensibles e indiferentes y con las reprimendas y los insultos repetidos del hombre; han sido correspondidos con cortantes observaciones, sarcasmo y menosprecio, con el ridículo del hombre, con su pisoteo y su rechazo, con su malentendido, sus gemidos, su distanciamiento y su evitación; con nada más que engaños, ataques y amargura. Las palabras cálidas han sido enfrentadas con un ceño feroz y el frío desafío de mil dedos recriminatorios. Dios no puede sino soportar, con la cabeza inclinada, servir a las personas como un buey dispuesto[2]. Muchos soles y lunas, muchas veces ha mirado a las estrellas, muchas veces se ha marchado al alba y regresado al anochecer, y dando vueltas en la cama, ha soportado agonía mil veces mayores que el dolor de Su partida del lado de Su Padre, sufrido los ataques, la ruptura, la trata y la poda del hombre. La humildad y el ocultamiento de Dios se han visto correspondidos por el prejuicio[3] del hombre, con los criterios y el trato injustos del hombre y la manera silenciosa en que Dios trabaja en secreto, Su paciencia y Su tolerancia han recibido a cambio la avariciosa mirada del hombre; este intenta golpear a Dios hasta la muerte, sin remordimiento, y pisotearlo en el suelo. La actitud del hombre en su trato hacia Dios es de “rara inteligencia”, y Dios, a quien el hombre intimida y desdeña, está aplastado bajo los pies de decenas de millares de personas, mientras que el hombre mismo se levanta hasta lo más alto, como si quisiera ser el rey del castillo, tomar el poder absoluto[4], recibir audiencia detrás de una pantalla, para dejar a Dios como el aplicado y cumplidor director entre bastidores, al que no se le permite defenderse ni causar problema. Dios interpreta el papel del “Último Emperador”, tiene que ser una marioneta[5], desprovista de toda libertad. Los hechos del hombre son indecibles, ¿cómo, pues, está cualificado para exigirle a Dios tales o cuales cosas? ¿De qué manera está cualificado para proponerle sugerencias a Dios? ¿Cómo está cualificado para exigir que Dios se compadezca de sus debilidades? ¿De qué forma es apto para recibir la misericordia de Dios, Su magnanimidad y Su perdón, una y otra vez? ¿Dónde está su conciencia? Hace mucho que le rompió el corazón a Dios, que se lo dejó hecho pedazos. Dios vino en medio de los hombres, rebosante de alegría y entusiasmo, y esperaba que el hombre fuera caritativo con Él, aunque solo fuera con un poco de calidez. A pesar de ello, el corazón de Dios tarda en ser consolado por el hombre; lo único que ha recibido es un bombardeo[6] de ataques y tormento. El corazón del hombre es demasiado codicioso, su deseo demasiado grande; nunca puede ser saciado, siempre es tramposo e imprudente; nunca le permite a Dios libertad alguna ni derecho a la palabra, ni le deja a Dios más opción que someterse a la humillación, y permitir que el hombre lo manipule como quiera.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (9)
Notas al pie:
1. “Estragos” se usa para exponer la desobediencia de la humanidad.
2. “Han sido enfrentadas con un ceño feroz y el frío desafío de mil dedos recriminatorios […] con la cabeza inclinada, servir a las personas como un buey dispuesto” era, originalmente, una sola frase, pero aquí se divide en dos con el fin de dejar las cosas más claras. La primera parte de la frase se refiere a las acciones del hombre, mientras que la segunda indica el sufrimiento experimentado por Dios, y que Él es humilde y está escondido.
3. “Prejuicio” se refiere a la conducta desobediente de las personas.
4. “Tomar el poder absoluto” alude a la conducta desobediente de las personas. Se exaltan a sí mismas, engrilletan a otras, hacen que las sigan y sufran por ellas. Son fuerzas hostiles a Dios.
5. “Marioneta” se usa para ridiculizar a aquellos que no conocen a Dios.
6. “Un bombardeo” se usa para subrayar la baja conducta de las personas.
Palabras diarias de Dios Fragmento 253
El significado de todo lo que Dios hace tiene una profundidad considerable, como cuando Jesús fue crucificado. ¿Por qué tuvo que ser crucificado Jesús? ¿No fue para redimir a toda la humanidad? También para ello es de gran importancia esta encarnación de Dios y Su experimentación del sufrimiento del mundo. Es para el hermoso destino de la humanidad. En Su obra, Dios hace siempre exactamente lo necesario. ¿Por qué Dios ve al hombre sin pecado, y que el hombre puede tener la buena fortuna de presentarse ante Dios? Es porque Jesús fue clavado en la cruz, cargó con los pecados del hombre y lo redimió. Entonces, ¿por qué no sufrirá más la humanidad, no sentirá pesar, no derramará lágrimas ni suspirará más? Esto se debe a que esta vez el Dios encarnado ha asumido todo este sufrimiento en sí mismo, y lo ha soportado ahora en representación del hombre. Es como la madre que vela a su hijo que ha caído enfermo y ora al cielo, deseando una vida más corta para ella si eso significa que su hijo puede curarse. Dios también obra de esta forma, ofrece Su dolor a cambio del hermoso destino que seguirá para la humanidad. No habrá más pesar, más lágrimas, más suspiros ni más sufrimiento. Dios paga este precio, el coste de experimentar el sufrimiento del mundo a cambio del hermoso destino que seguirá para la humanidad. Decir que esto es “a cambio de” el hermoso destino no quiere decir que Él no tenga poder o autoridad para concederle a la humanidad un hermoso destino, sino más bien que Él quiere encontrar una prueba más práctica y poderosa para convencer totalmente a las personas. Dios ya ha experimentado este sufrimiento, por lo que está cualificado, tiene el poder y, es más, tiene la autoridad para llevar y entregar a la humanidad este hermoso destino y esta bonita promesa. Satanás se rendirá a Dios, y todas las creaciones del universo se rendirán a Él. Al final, Dios permitirá a la humanidad recibir Su promesa y amor. Todo lo que Dios hace es práctico, nada de lo que hace está vacío y lo experimenta todo Él mismo. Dios paga el precio de Su propia experiencia de sufrimiento a cambio de un destino para la humanidad. ¿Acaso no es esto una obra práctica? Los padres pueden pagar un precio sincero por el bien de sus hijos, y esto representa su amor absoluto hacia ellos. Al hacerlo, Dios encarnado está siendo, por supuesto, sumamente sincero y fiel a la humanidad. La esencia de Dios es fiel; Él hace lo que dice y todo lo que hace se logra. Todo lo que Él hace por los seres humanos es sincero. No hace simplemente declaraciones; cuando dice que pagará un precio, realmente lo paga. Cuando dice que tomará el sufrimiento de la humanidad y sufrirá en su lugar, viene en verdad a vivir entre ellos y siente y experimenta este sufrimiento de manera personal. Después de eso, todas las cosas en el universo reconocerán que todo lo que Dios hace es correcto y justo; que todo lo que Dios hace es realista: se trata de evidencia poderosa. Además, la humanidad tendrá un hermoso destino en el futuro y todos aquellos que permanezcan alabarán a Dios; elogiarán que las obras de Dios ciertamente se hicieron a partir de Su amor por la humanidad. Dios se presenta entre los hombres humildemente, como una persona corriente. No se limita a llevar a cabo un poco de obra, a decir unas palabras y luego irse; por el contrario, habla y obra realmente mientras experimenta el dolor del mundo. Cuando termine de experimentar este dolor será cuando se vaya. Así de real y práctica es la obra de Dios; todos los que perduren lo alabarán por ella y verán Su fidelidad al hombre y Su bondad. La esencia de belleza y bondad de Dios puede verse en el significado de Su venida en la carne. Todo lo que Él hace es sincero; todo lo que Él dice es serio y leal. Todo lo que Él pretende hacer, realmente lo hace, y cuando paga un precio, lo paga de verdad; no hace simplemente declaraciones. Dios es un Dios justo; Dios es un Dios leal.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El segundo aspecto del significado de la encarnación
Palabras diarias de Dios Fragmento 254
El camino de la vida no es algo que cualquiera pueda poseer y tampoco es algo que cualquiera pueda conseguir con facilidad. Esto se debe a que la vida solo puede proceder de Dios, es decir, solo Dios mismo posee la esencia de la vida y solo Dios mismo tiene el camino de vida. Y, así, solo Dios es la fuente de la vida y el manantial del agua viva de la vida que siempre fluye. Desde que creó el mundo, Dios ha hecho mucha obra que implica la vitalidad de la vida, ha hecho mucha obra que le da vida al hombre y ha pagado un gran precio para que el hombre pueda alcanzar la vida. Esto se debe a que Dios mismo es la vida eterna y Dios mismo es el camino por el cual el hombre resucita. Dios nunca está ausente del corazón del hombre y vive entre los hombres todo el tiempo. Ha sido la fuerza que impulsa la vida del hombre, la raíz de la existencia humana, y un rico yacimiento para su existencia después del nacimiento. Él hace que el hombre vuelva a nacer y le permite vivir con constancia en cada función de su vida. Gracias a Su poder y Su fuerza de vida inextinguible, el hombre ha vivido generación tras generación, a través de las cuales el poder de la vida de Dios ha sido el pilar de su existencia, y Dios ha pagado un precio que ningún hombre común ha pagado jamás. La fuerza de vida de Dios puede prevalecer sobre cualquier poder; además, excede cualquier poder. Su vida es eterna, Su poder es extraordinario, y Su fuerza de vida no puede ser aplastada por ningún ser creado ni fuerza enemiga. La fuerza de vida de Dios existe e irradia su reluciente resplandor, independientemente del tiempo o el lugar. El cielo y la tierra pueden sufrir grandes cambios, pero la vida de Dios es la misma para siempre. Todas las cosas pueden pasar, pero la vida de Dios todavía permanecerá porque Él es la fuente de la existencia de todas las cosas y la raíz de su existencia. La vida del hombre proviene de Dios, la existencia del cielo se debe a Dios, y la existencia de la tierra procede del poder de la vida de Dios. Ningún objeto que tenga vitalidad puede trascender la soberanía de Dios, y ninguna cosa que tenga vigor puede eludir el ámbito de Su autoridad. De esta manera, independientemente de quiénes sean, todos se deben someter al dominio de Dios, todos deben vivir bajo el mandato de Dios y nadie puede escapar de Sus manos.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna
Palabras diarias de Dios Fragmento 255
Si tú realmente quieres obtener el camino de la vida eterna, y si eres voraz en tu búsqueda de él, entonces primero contesta esta pregunta: ¿Dónde está Dios hoy? Tal vez contestarías: “Dios vive en el cielo, por supuesto; no viviría en tu casa, ¿o sí?”. Tal vez podrías decir que es obvio que Dios vive entre todas las cosas. O podrías decir que Dios vive en el corazón de cada persona o que Dios está en el mundo espiritual. No niego nada de esto, pero debo aclarar esta cuestión. No es totalmente correcto decir que Dios vive en el corazón del hombre, pero tampoco es completamente incorrecto. Porque, entre los que creen en Dios, están aquellos cuya creencia es cierta y aquellos cuya creencia es falsa; están aquellos a quienes Dios aprueba y aquellos a quienes desaprueba, están aquellos que lo agradan y aquellos a los que aborrece, y están aquellos a quienes perfecciona y aquellos a quienes descarta. Y por eso digo que Dios vive sólo en los corazones de algunas personas y ellas son sin duda las que verdaderamente creen en Dios, a las que Dios aprueba, las que lo agradan y a las que perfecciona. Son a las que Dios guía. Ya que Dios las guía, son las personas que ya han escuchado y visto el camino de la vida eterna de Dios. Aquellos cuya creencia en Dios es falsa, aquellos a los que Dios no aprueba, aquellos a quienes Dios desprecia, aquellos a quienes Dios descarta, están destinados a que Dios los rechace, están destinados a permanecer sin el camino de la vida y están destinados a permanecer ignorantes de en dónde está Dios. En cambio, aquellos que tienen a Dios viviendo en sus corazones saben dónde está Él. Son las personas a las que Dios les otorga el camino de la vida eterna y son las que siguen a Dios. ¿Sabes en este momento dónde está Dios? Dios está tanto en el corazón del hombre como al lado del hombre. No sólo está en el mundo espiritual y por encima de todas las cosas, sino más aún, está en la tierra sobre la cual existe el hombre. Y así la venida de los últimos días ha llevado los pasos de la obra de Dios a un nuevo territorio. Dios tiene la soberanía sobre todo entre todas las cosas y es el pilar del hombre en su corazón y, además, existe entre los hombres. Sólo así puede traer el camino de la vida a la humanidad y llevar al hombre hacia ese camino. Dios ha venido a la tierra y vive entre los hombres para que el hombre pueda obtener el camino de la vida y pueda existir. Al mismo tiempo, Dios también ordena todo entre todas las cosas para facilitar la cooperación con la gestión que realiza entre los hombres. Y así, si tú sólo reconoces la doctrina de que Dios está en el cielo y en el corazón del hombre, pero no reconoces la verdad de la existencia de Dios entre los hombres, entonces nunca obtendrás la vida ni el camino de la verdad.
Dios mismo es la vida y la verdad, Su vida y verdad coexisten. Los que no pueden obtener la verdad nunca obtendrán la vida. Sin la guía, el apoyo y la provisión de la verdad, solo recibirás letras, doctrinas y, por encima de todo, la muerte. La vida de Dios siempre está presente, Su verdad y vida coexisten. Si no puedes encontrar la fuente de la verdad, entonces no obtendrás el alimento de la vida; si no puedes obtener la provisión de vida, entonces, seguramente no tienes la verdad, y así, aparte de las imaginaciones y las nociones, la totalidad de tu cuerpo no será nada más que carne, tu apestosa carne. Debes saber que las palabras de los libros no cuentan como vida, los registros de la historia no se pueden adorar como la verdad, y las normas del pasado no pueden servir como un registro de palabras que Dios pronuncia en el presente. Sólo lo que Dios expresa cuando viene a la tierra y vive entre los hombres es la verdad, la vida, la voluntad de Dios y Su manera actual de obrar. Si aplicas los registros de las palabras que Dios pronunció desde las eras pasadas hasta la actualidad, eso te convierte en arqueólogo y la mejor manera de describirte es como un experto en patrimonio histórico. Lo eres porque siempre crees en los rastros de la obra que Dios hizo en tiempos pasados, sólo crees en la sombra de Dios que quedó cuando antes obró entre los hombres, y sólo crees en el camino que Dios les dio a Sus seguidores en tiempos pasados. No crees en la dirección de la obra de Dios en la actualidad, no crees en el glorioso semblante de Dios en la actualidad y no crees en el camino de la verdad que Dios expresa en el presente. Y así eres, sin duda, un soñador que está completamente fuera de contacto con la realidad. Si todavía hoy te aferras a las palabras que son incapaces de dar la vida al hombre, ¡entonces eres un inútil pedazo de madera muerta[a], porque eres demasiado conservador, demasiado intratable y demasiado insensible para razonar!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna
Nota al pie:
a. Un pedazo de madera muerta: un modismo chino que significa “sin remedio”.
Palabras diarias de Dios Fragmento 256
Dios mismo es la verdad y Él posee toda la verdad. Dios es la fuente de la verdad. Cada cosa positiva y cada verdad provienen de Dios. Él puede emitir un juicio sobre lo correcto y lo incorrecto de todas las cosas y todos los acontecimientos; Él puede emitir un juicio sobre las cosas que han ocurrido, las cosas que están ocurriendo en este momento y las cosas futuras aún desconocidas para el hombre. Dios es el único juez que puede emitir un juicio sobre lo correcto y lo incorrecto de todas las cosas, y esto significa que lo correcto y lo incorrecto de todas las cosas solo puede ser juzgado por Dios. Él conoce los criterios para todas las cosas. Él puede expresar verdades en cualquier momento y lugar, Dios es la personificación de la verdad, lo cual significa que Él mismo posee la esencia de la verdad. Si el hombre comprende muchas verdades y es perfeccionado por Dios, ¿tendría entonces algo que ver con la personificación de la verdad? No. Eso es una certeza. Cuando el hombre es perfeccionado, con respecto a la obra actual de Dios y a las diversas normas que Él exige del hombre, este puede tener un juicio y métodos de práctica precisos, y comprenderá plenamente la voluntad de Dios. Puede diferenciar entre lo que viene de Dios y lo que viene del hombre, entre lo que es correcto y lo que es incorrecto. Sin embargo, hay algunas cosas que permanecen inalcanzables y nada claras para el hombre, cosas que este solo puede conocer después de que Dios las diga. ¿Podría el hombre conocer o predecir cosas que aún son desconocidas, cosas que Dios aún no le ha dicho? En absoluto. Además, aun si el hombre obtuviera la verdad de Dios y poseyera la realidad de la verdad y conociera la esencia de muchas verdades y tuviera la capacidad de distinguir lo correcto de lo incorrecto, ¿tendría la capacidad de controlar y gobernar todas las cosas? No la tendría. Esa es la diferencia entre Dios y el hombre. Los seres creados solo pueden obtener la verdad de la fuente de la verdad. ¿Pueden obtener la verdad del hombre? ¿Es el hombre la verdad? ¿Puede el hombre proveerla? No puede, y ahí reside la diferencia. Tú solo puedes recibir la verdad, no proveerla. ¿Se te puede llamar una persona que posee la verdad? ¿Se te puede llamar la personificación de la verdad? Por supuesto que no. ¿Cuál es, con exactitud, la esencia de la personificación de la verdad? Es la fuente que provee la verdad, la fuente de gobierno y soberanía sobre todas las cosas y es, también, el único criterio y los estándares a través de los cuales se juzgan todas las cosas y todos los acontecimientos. Esta es la personificación de la verdad.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8 (III)
Palabras diarias de Dios Fragmento 257
Al expresar la verdad, Dios expresa Su carácter y esencia; Su expresión de la verdad no se basa en las síntesis de la humanidad de las diversas cosas y afirmaciones positivas que ella reconoce. Las palabras de Dios son las palabras de Dios; las palabras de Dios son la verdad. Son el único fundamento y ley que rige la existencia humana y Dios condena todos esos presuntos principios que tienen su origen en el hombre y están equivocados y son absurdos. No reciben Su aprobación, y ni mucho menos son origen o fundamento de Sus declaraciones. Dios expresa Su carácter y esencia con Sus palabras. Todas las palabras nacidas de la expresión de Dios son la verdad, ya que Él tiene la esencia de Dios y es la realidad de todas las cosas positivas. Independientemente de cómo esta humanidad corrupta oriente o defina las palabras de Dios, o cómo las contemple o las entienda, las palabras de Dios son eternamente la verdad, y esto es un hecho que nunca se altera. Por muchas palabras que Dios haya pronunciado y por más que las condene y rechace esta humanidad corrupta y malvada, hay un hecho que es siempre inmutable: las palabras de Dios siempre serán la verdad, y el hombre nunca puede cambiar esto. Al final, el hombre debe admitir que las palabras de Dios son la verdad, y que la estimada cultura tradicional y el conocimiento científico de la humanidad nunca podrán convertirse en cosas positivas, y nunca podrán convertirse en la verdad. Esto es indiscutible. La cultura y el modo de vida tradicionales de la humanidad no se convertirán en la verdad a consecuencia de los cambios o del paso del tiempo, y tampoco las palabras de Dios se convertirán en palabras del hombre porque la humanidad las condene o las olvide. La verdad es siempre la verdad, esta esencia nunca cambiará. ¿Qué hechos existen en ella? Todos los refranes de la cultura tradicional y modismos sintetizados por la humanidad provienen de Satanás; son imaginaciones y nociones humanas, o surgen de la pasión y el carácter corrupto humano, y no tienen absolutamente nada que ver con las cosas positivas. Las palabras de Dios, por otra parte, son expresión de la esencia y el estatus de Dios. ¿Por qué expresa estas palabras? ¿Por qué digo que son la verdad? Porque Dios gobierna sobre todas las leyes, las reglas, las causas, las esencias, las realidades y los misterios de todas las cosas. Los capta en Su mano. Por tanto, solo Dios conoce las reglas, las realidades, los hechos y los misterios de todas las cosas. Dios conoce el origen de todo, y sabe cuál es exactamente la raíz de todas las cosas. Solo las palabras de Dios son la definición más exacta de todas las cosas, y solo ellas son los estándares y principios para la vida de los seres humanos y son las verdades y criterios en los que los seres humanos pueden basarse para vivir.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (I)
Palabras diarias de Dios Fragmento 258
Desde el momento en el que llegas llorando a este mundo, comienzas a cumplir tu deber. Para el plan de Dios y Su ordenación, desempeñas tu papel y emprendes tu viaje de vida. Sean cuales sean tus antecedentes y sea cual sea el viaje que tengas por delante, nadie puede escapar de las orquestaciones y disposiciones de Cielo y nadie tiene el control de su propio destino, pues solo Aquel que gobierna sobre todas las cosas es capaz de llevar a cabo semejante obra. Desde el día en el que el hombre comenzó a existir, Dios siempre ha obrado de esta manera, gestionando el universo, dirigiendo las reglas del cambio para todas las cosas y la trayectoria de su movimiento. Como todas las cosas, el hombre, silenciosamente y sin saberlo, es alimentado por la dulzura, la lluvia y el rocío de Dios. Como todas las cosas, y sin saberlo, el hombre vive bajo la orquestación de la mano de Dios. El corazón y el espíritu del hombre están en la mano de Dios; todo lo que hay en su vida es contemplado por los ojos de Dios. Independientemente de si crees esto o no, todas las cosas, vivas o muertas, se moverán, se transformarán, se renovarán y desaparecerán, de acuerdo con los pensamientos de Dios. Así es como Dios preside sobre todas las cosas.
A medida que la noche se acerca en silencio, el hombre no es consciente de ello, pues su corazón no puede percibir cómo se acerca la noche ni de dónde viene. A medida que la noche se escabulle silenciosamente, el hombre le da la bienvenida a la luz del día, pero en lo referente al lugar de dónde ha venido la luz y cómo ha ahuyentado la oscuridad de la noche, el hombre sabe todavía menos y es todavía menos consciente. Esta alternancia recurrente del día y la noche lleva al hombre de un periodo a otro, de un contexto histórico a otro, al tiempo que asegura que la obra de Dios en cada periodo y Su plan para cada era se lleven a cabo. El hombre ha caminado por esos periodos con Dios, pero no sabe que Dios gobierna el destino de todas las cosas y de todos los seres vivos ni sabe cómo Dios orquesta y dirige todas las cosas. Esto se le escapa al hombre, desde tiempos inmemoriales hasta el presente. En cuanto al porqué, no es porque los actos de Dios estén demasiado ocultos ni porque Su plan todavía tenga que ejecutarse, sino porque el corazón y el espíritu del hombre están muy alejados de Dios, al punto que el hombre sigue al servicio de Satanás, incluso al seguir a Dios, y aun así no lo sabe. Nadie busca activamente las huellas de Dios y Su aparición, ni nadie está dispuesto a existir bajo el cuidado y la custodia de Dios. En lugar de ello, desean depender de la corrosión de Satanás, el maligno, con el fin de adaptarse a este mundo y a las reglas de vida que sigue la malvada humanidad. A estas alturas, el corazón y el espíritu del hombre se han convertido en el tributo del hombre a Satanás y en su alimento. Además, el corazón y el espíritu humanos se han convertido en un lugar en el cual Satanás puede residir y en un patio de juegos apropiado. De esta manera, y sin darse cuenta, el hombre pierde su comprensión de los principios de ser humano y del valor y el significado de la existencia humana. Las leyes de Dios y el pacto entre Dios y el hombre gradualmente se desvanecen en el corazón del hombre y este no busca más a Dios ni le pone atención. Con el paso del tiempo, el hombre ya no entiende por qué Dios lo creó ni entiende tampoco las palabras que salen de la boca de Dios, ni todo lo que proviene de Él. Entonces, el hombre comienza a resistirse a las leyes y decretos de Dios, y su corazón y su espíritu se adormecen… Dios pierde al hombre que originalmente creó y el hombre pierde la raíz que tenía originalmente. Este es la pena de esta raza humana. De hecho, desde el inicio mismo hasta ahora, Dios ha montado una tragedia para la humanidad; una en la que el hombre es tanto el protagonista como la víctima y nadie puede responder quién es el director de esta tragedia.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre
Palabras diarias de Dios Fragmento 259
Dios creó este mundo y trajo a él al hombre, un ser vivo al que le otorgó la vida. Después, el hombre tuvo padres y parientes y ya no estuvo solo. Desde que el hombre puso los ojos por primera vez en este mundo material, estuvo destinado a existir dentro de la predestinación de Dios. El aliento de vida proveniente de Dios sostiene a cada ser vivo hasta llegar a la adultez. Durante este proceso, nadie siente que el hombre esté creciendo bajo el cuidado de Dios. Más bien, la gente cree que lo hace bajo el amor y el cuidado de sus padres y que es su propio instinto de vida el que dirige este crecimiento. Esto se debe a que el hombre no sabe quién le otorgó la vida o de dónde viene esa vida, y, mucho menos, la manera en la que el instinto de la vida crea milagros. El hombre solo sabe que el alimento es la base para que su vida continúe, que la perseverancia es la fuente de su existencia y que las creencias de su mente son el capital del que depende su supervivencia. El hombre es totalmente ajeno a la gracia y la provisión de Dios y, así, desperdicia la vida que Dios le otorgó… Ni uno solo de esta humanidad a quien Dios cuida día y noche toma la iniciativa de adorarlo. Dios simplemente continúa obrando en el hombre —sobre el cual no tiene expectativas— tal y como lo planeó. Lo hace así con la esperanza de que, un día, el hombre despierte de su sueño y, de repente, comprenda el valor y el significado de la vida, el precio que Dios pagó por todo lo que le ha dado y la ansiedad con la que Dios espera que el hombre regrese a Él. Nadie ha investigado nunca los secretos del origen y la continuidad de la vida del hombre. Solo Dios, que entiende todo esto, soporta en silencio el dolor y los golpes que el hombre —que ha recibido todo de parte de Él, pero que no es agradecido— le propina. El hombre disfruta de todo lo que le brinda la vida como cuestión de rutina, del mismo modo, piensa que es “parte de la rutina” que Dios sea traicionado por el hombre, olvidado por el hombre y extorsionado por el hombre. ¿Podría ser que el plan de Dios realmente tenga tal importancia? ¿Podría ser que el hombre, este ser vivo que provino de la mano de Dios, tenga tal importancia? Indudablemente, el plan de Dios es importante; sin embargo, este ser vivo creado por la mano de Dios existe en aras de Su plan. Por lo tanto, Dios no puede causar estragos sobre Su plan por odio hacia esta raza humana. Es por el bien de Su plan y por el aliento que insufló que Él soporta todos los tormentos; no por la carne del hombre, sino por la vida del hombre. Él lo hace no para recuperar la carne del hombre, sino la vida que Él insufló. Este es Su plan.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre
Palabras diarias de Dios Fragmento 260
Todos los que vienen a este mundo deben experimentar la vida y la muerte, y la mayoría de ellos han pasado por el ciclo de la muerte y el renacimiento. Los que viven pronto morirán y los muertos pronto regresarán. Todo esto es el curso de la vida dispuesto por Dios para cada ser vivo. Sin embargo, este curso y este ciclo son, justamente, la verdad que Dios desea que el hombre contemple: que la vida que Dios le otorga al hombre es ilimitada, sin restricciones por el carácter físico, el tiempo o el espacio. Este es el misterio de la vida otorgada por Dios al hombre y la prueba de que la vida vino de Él. Aunque muchos puedan no creer que la vida vino de Dios, el hombre inevitablemente goza de todo lo que viene de Dios, crea o niegue Su existencia. Si un día Dios tuviera un cambio repentino en su forma de pensar y deseara reclamar todo lo que existe en el mundo y recuperar la vida que ha dado, entonces todo desaparecerá. Dios usa Su vida para proveer a todas las cosas, tanto vivas como inertes, y trae el orden en virtud de Su poder y autoridad. Esta es una verdad que nadie puede concebir ni comprender y estas verdades incomprensibles son la manifestación misma y el testimonio de la fuerza vital de Dios. Ahora bien, déjame contarte un secreto: la grandeza y el poder de la vida de Dios son insondables para cualquier criatura. Es así ahora, como lo fue en el pasado, y así será en el tiempo por venir. El segundo secreto que impartiré es este: la fuente de la vida para todos los seres creados viene de Dios, sin importar lo diferentes que puedan ser en forma o estructura de vida; seas el tipo de ser vivo que seas, no te puedes poner en contra de la trayectoria de vida que Dios ha establecido. En cualquier caso, todo lo que deseo es que el hombre entienda esto: sin el cuidado, la custodia y la provisión de Dios, el hombre no puede recibir todo lo que estaba destinado a recibir, sin importar con cuánta diligencia lo intente o lo mucho que se esfuerce. Sin la provisión de vida de Dios, el hombre pierde el sentido de valor del vivir y el sentido del significado de la vida. ¿Cómo podría Dios permitirle al hombre, que desperdicia frívolamente el valor de Su vida, ser tan despreocupado? Como he dicho antes: no olvides que Dios es la fuente de tu vida. Si el hombre no atesora todo lo que Dios le ha otorgado, Dios no solo recuperará lo que dio en el principio, sino que le exigirá al hombre que le pague el doble del precio de todo lo que Él ha dado.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre
Palabras diarias de Dios Fragmento 261
Todo lo que hay en este mundo cambia rápidamente con los pensamientos del Todopoderoso y bajo Su mirada. Las cosas de las cuales no ha oído hablar jamás la humanidad llegan de repente, mientras que las cosas que la humanidad ha poseído durante mucho tiempo desaparecen sin que nadie se dé cuenta. Nadie puede desentrañar el paradero del Todopoderoso y, mucho menos, puede sentir la trascendencia y la grandeza del poder vital del Todopoderoso. Su trascendencia radica en que puede percibir lo que los humanos no pueden percibir. Su grandeza radica en que Él es quien salva a la humanidad, a pesar de ser abandonado por ella. Él conoce el significado de la vida y la muerte, y aún más, Él sabe las leyes de la existencia que la humanidad, que ha sido creada, debe seguir. Él es la base de la existencia humana y el Redentor que resucita a la humanidad de nuevo. Él agobia con angustia los corazones felices y levanta con felicidad a los corazones apesadumbrados. Todo esto es en pos de Su obra y para Su plan.
La humanidad, desviada de la provisión de vida del Todopoderoso, no conoce el propósito de la existencia, pero teme a la muerte, a pesar de ello. La humanidad no cuenta ni con ayuda ni con apoyo, pero las personas siguen renuentes a cerrar los ojos; y se arman de valor para alargar una existencia innoble en este mundo, sacos de carne de alma insensible. Tú vives de esta manera, sin esperanza, como hacen otros, sin ningún objetivo. Solo el Santo de la leyenda vendrá a salvar a las personas que, gimiendo en su sufrimiento, anhelan desesperadamente Su llegada. Hasta ahora, esta creencia no se ha realizado en aquellos que no tienen conciencia. No obstante, las personas siguen anhelando que así sea. El Todopoderoso tiene misericordia de estas personas que han sufrido profundamente. Al mismo tiempo, está harto de estas personas que carecen de conciencia, porque tuvo que esperar demasiado para obtener una respuesta por parte de los humanos. Él desea buscar, buscar tu corazón y tu espíritu, traerte alimento y agua para despertarte, de modo que ya no tengas sed ni hambre. Cuando estés cansado y cuando comiences a sentir algo de la lúgubre desolación de este mundo, no estés perdido, no llores. Dios Todopoderoso, el Vigilante, acogerá tu llegada en cualquier momento. Está vigilando a tu lado, esperando que des marcha atrás. Está esperando el día en el que recuperes la memoria de repente: cuando seas consciente del hecho de que viniste de Dios, que, en un momento desconocido, te perdiste, en un momento desconocido, perdiste el conocimiento a un lado del camino y en un momento desconocido, adquiriste un “padre”. Además, cuando te des cuenta de que el Todopoderoso ha estado siempre vigilando en ese lugar, esperando durante mucho, mucho tiempo tu regreso. Él ha estado vigilando con un anhelo desesperado, esperando una respuesta sin tener una. Su vigilancia y espera no tienen precio y son por el corazón y el espíritu de los seres humanos. Tal vez esta vigilancia y espera sean indefinidas y, quizá, ya estén llegando a su fin. Pero tú debes saber exactamente dónde se encuentran tu corazón y tu espíritu ahora mismo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El suspiro del Todopoderoso
Palabras diarias de Dios Fragmento 262
Como miembros de la raza humana y cristianos devotos, es responsabilidad y obligación de todos nosotros ofrecer nuestra mente y nuestro cuerpo para el cumplimiento de la comisión de Dios, porque todo nuestro ser vino de Él y existe gracias a Su soberanía. Si nuestras mentes y nuestros cuerpos no son para la comisión de Dios ni para la causa justa de la humanidad, nuestras almas se sentirán indignas de aquellos que fueron martirizados por causa de la comisión de Dios, y aún más indignas de Dios, que nos ha provisto todo.
Dios creó este mundo, creó a esta humanidad y, además, fue el arquitecto de la antigua cultura griega y la civilización humana. Solo Dios consuela a esta humanidad y solo Él cuida de ella noche y día. El desarrollo y el progreso humanos son inseparables de la soberanía de Dios, y la historia y el futuro de la humanidad son inextricables de los designios de Dios. Si eres un cristiano verdadero, creerás sin duda que el auge y la caída de cualquier país o nación ocurren de acuerdo con los designios de Dios. Solo Él conoce el destino de un país o nación, y solo Él controla el curso de esta humanidad. Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse ante Dios y adorarlo, arrepentirse y confesarse ante Él, si no, la suerte y el destino del hombre serán una catástrofe inevitable.
Echa un vistazo a la época en que Noé construyó el arca: la humanidad era profundamente corrupta, las personas se habían desviado de la bendición de Dios, Él ya no cuidaba de ellos, y habían perdido Sus promesas. Vivían en las tinieblas, sin la luz de Dios. Entonces los hombres se volvieron licenciosos por naturaleza y se abandonaron a sí mismos a una depravación horrible. Tales personas ya no podían recibir la promesa de Dios; no eran dignos de ver Su rostro ni oír Su voz, porque lo habían abandonado, habían dejado de lado todo lo que Él les había concedido y habían olvidado Sus enseñanzas. Su corazón se apartaba más y más de Dios, y conforme lo hacía, se volvieron depravados más allá de toda razón y humanidad, y cada vez más malvados. Entonces caminaron cada vez más cerca de la muerte y cayeron bajo la ira y el castigo de Dios. Solo Noé adoró a Dios y se apartó del mal, y por eso fue capaz de oír Su voz y Sus instrucciones. Él construyó el arca siguiendo las instrucciones de la palabra de Dios y allí reunió a toda forma de criaturas vivientes. Y de esta manera, una vez que todo se había preparado, Dios desató Su destrucción sobre el mundo. Solo Noé y los otros siete miembros de su familia sobrevivieron a la destrucción, porque Noé adoró a Jehová y se apartó del mal.
Ahora, mira la era presente: los hombres justos como Noé, que podían adorar a Dios y apartarse del mal, han dejado de existir. Aun así Dios sigue siendo misericordioso con esta humanidad y todavía la absuelve durante esta era final. Dios busca a aquellos que anhelan que Él aparezca. Busca a aquellos que son capaces de oír Sus palabras, los que no han olvidado Su comisión y le ofrecen su corazón y su cuerpo. Él busca a aquellos que son obedientes como bebés ante Él y que no se le resisten. Si te dedicas a Dios, sin impedimento de ningún poder o fuerza, entonces Dios te mirará con buenos ojos y te concederá Sus bendiciones. Si tienes una posición alta, una reputación honorable, si posees un conocimiento abundante, si tienes muchas propiedades y muchas personas te apoyan, pero estas cosas no te impiden venir ante Dios para aceptar Su llamamiento y Su comisión, para hacer lo que te Él pide, entonces todo lo que haces será la causa más significativa de la tierra y el proyecto más justo de la humanidad. Si rechazas la llamada de Dios por causa de tu estatus o de tus propios objetivos, todo lo que hagas será maldito y será incluso detestado por Dios. Quizá seas presidente, científico, pastor o un anciano, no importa cuán elevado sea tu oficio, si te apoyas en tu conocimiento y capacidad con relación a tus proyectos, siempre serás un fracaso y serás alguien sin las bendiciones de Dios, porque Él no acepta nada de lo que haces, ni admite que tus proyectos sean justos, ni acepta que estés trabajando para el beneficio de la humanidad. Él dirá que lo único que haces es usar el conocimiento y la fuerza de la humanidad para alejar al hombre de la protección de Dios y que se hace para negar Sus bendiciones. Él dirá que estás llevando a la humanidad hacia las tinieblas, hacia la muerte y hacia el comienzo de una existencia ilimitada en la que el hombre ha perdido a Dios y Su bendición.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios preside el destino de toda la humanidad
Palabras diarias de Dios Fragmento 263
Desde que la humanidad inventó las ciencias sociales, la ciencia y el conocimiento ocuparon su mente. Después, estos pasaron a ser herramientas para gobernar a la humanidad, y ya no hay espacio suficiente para que el hombre adore a Dios ni hay condiciones favorables para Su adoración. La posición de Dios se ha hundido aún más abajo en el corazón del hombre. Sin Dios en su corazón, el mundo interior del hombre es oscuro, desesperanzado y vacío. Posteriormente, muchos científicos sociales, historiadores y políticos han saltado a la palestra para expresar teorías de ciencias sociales, la teoría de la evolución humana y otras que contradicen la verdad de que Dios creó al hombre, para llenar los corazones y las mentes de la humanidad. Así, cada vez son menos los que creen que Dios lo creó todo, y son más los que creen en la teoría de la evolución. Más y más personas tratan los relatos de la obra de Dios y Sus palabras durante la era del Antiguo Testamento como mitos y leyendas. En sus corazones, las personas se vuelven indiferentes a la dignidad y a la grandeza de Dios, al principio de que Él existe y que domina todas las cosas. La supervivencia de la humanidad y el destino de países y naciones ya no son importantes para estas personas, y el hombre vive en un mundo vacío que se preocupa solo por comer, beber y buscar el placer… Pocas personas tienen la iniciativa de buscar dónde Dios lleva a cabo Su obra hoy o cómo preside y organiza el destino del hombre. Y, de esta forma, sin el hombre saberlo, la civilización humana se vuelve cada vez menos capaz de cumplir los deseos del hombre e, incluso, todavía hay muchos que sienten que, viviendo en un mundo así, son menos felices que aquellos que ya han muerto. Hay incluso personas de países que solían ser muy civilizados que ventilan estas quejas. Y es que sin la dirección de Dios, por mucho que los gobernantes y sociólogos se devanen los sesos para preservar la civilización humana, todo es inútil. Nadie puede llenar el vacío en el corazón del hombre, porque nadie puede ser su vida, y ninguna teoría social puede liberarlo del vacío que lo aflige. Ciencia, conocimiento, libertad, democracia, ocio, comodidad: estas cosas solo le brindan un consuelo temporal al hombre. Incluso teniendo esto, el hombre sigue pecando inevitablemente y se queja de las injusticias de la sociedad. Estas cosas no pueden refrenar su anhelo y deseo de explorar. Esto es porque la humanidad fue creada por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido solo pueden llevarla a una angustia mayor y solo pueden causar que el hombre exista en un estado de miedo constante, sin saber cómo afrontar el futuro de la humanidad ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante. El hombre incluso llega a temer a la ciencia y al conocimiento y, más aún, al sentimiento de vacío. En este mundo, vivas en un país libre o en uno sin derechos humanos, eres totalmente incapaz de escapar al destino de la humanidad. Seas gobernador o gobernado, eres totalmente incapaz de escapar del deseo de explorar el sino, los misterios y el destino de la humanidad, mucho menos eres capaz de escapar al desconcertante sentimiento de vacío. Tales fenómenos, comunes a toda la humanidad, son llamados “fenómenos sociales” por los sociólogos, pero ningún gran hombre puede surgir y resolver estos problemas. Después de todo, el hombre es hombre, y ninguno de ellos puede reemplazar la posición y la vida de Dios. La humanidad no solo requiere una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados y que sea igualitaria y libre; lo que necesita la humanidad es la salvación de Dios y Su provisión de vida. Solo cuando el hombre recibe la provisión de vida de Dios y Su salvación puede resolver las necesidades, el anhelo de explorar y el vacío espiritual. Si las personas de un país o nación son incapaces de recibir la salvación y el cuidado de Dios, ese país o nación irá camino del deterioro, hacia las tinieblas y Dios lo aniquilará.
Quizá tu país hoy esté prosperando, pero si dejas que tu pueblo se aparte de Dios, entonces se verá cada vez más desprovisto de Sus bendiciones. La civilización de tu país se verá cada vez más pisoteada, y no pasará mucho tiempo antes de que las personas se levanten contra Dios y maldigan el cielo. Y, así, sin que el hombre lo sepa, se arruinará el destino de un país. Dios alzará países poderosos para ocuparse de aquellos países que Él ha maldecido y podría incluso borrarlos de la faz de la tierra. El surgimiento y la caída de un país o nación dependen de si sus gobernantes adoran a Dios y de si guían a su pueblo para que esté más cerca de Dios y lo adore. Pero en esta era final, como los que buscan y adoran sinceramente a Dios son cada vez más escasos, Él concede un favor especial a los países en los que el cristianismo es la religión del estado. Reúne a esos países para formar el relativamente justo campamento del mundo, mientras que los países ateos y los que no adoran al Dios verdadero pasan a ser los oponentes del campamento justo. De esta forma, Él no solo tiene un lugar entre la humanidad en el que lleva a cabo Su obra, sino que también gana países que pueden ejercer autoridad justa, permitiendo que se impongan sanciones y restricciones a las naciones que se resisten a Él. Pero, a pesar de esto, siguen sin surgir personas que adoren a Dios, porque el hombre se ha alejado demasiado de Él y se ha olvidado de Dios demasiado tiempo. En la tierra sigue habiendo países que solo ejercen la justicia y resisten la injusticia. Sin embargo, esto está lejos de los deseos de Dios, porque ningún gobernante permitirá que Él presida su pueblo, y ningún partido político reunirá a sus seguidores para adorar a Dios; Él ha perdido Su lugar legítimo en el corazón de cada país, nación, partido gobernante e incluso de cada persona. Aunque las fuerzas justas existen en este mundo, el gobierno en el que Dios no ocupa un lugar en el corazón del hombre es frágil. Sin Su bendición, el ámbito político caerá en el desorden y se volverá incapaz de soportar un solo golpe. Para la humanidad, vivir sin la bendición de Dios es como vivir sin sol. Independientemente de la asiduidad con la que los gobernantes hagan contribuciones a su pueblo, sin importar el número de conferencias justas que celebre la humanidad, nada de esto revertirá la marea ni alterará el destino de la humanidad. El hombre cree que un país en el que las personas pueden comer y vestirse, en el que viven juntas pacíficamente, es un buen país y tiene buen liderazgo. Pero Dios no piensa así. Él cree que un país en el que nadie lo adora es uno que Él aniquilará. La forma de pensar del hombre está muy en conflicto con la de Dios. Así pues, si el jefe de Estado de un país no adora a Dios, la suerte de ese país será trágica y el país no tendrá destino.
Dios no participa en las políticas del hombre, pero controla el destino de un país o nación. Él controla este mundo y todo el universo. El destino del hombre y el plan de Dios están íntimamente relacionados, y ningún hombre, país o nación está exento de la soberanía de Dios. Si el hombre desea conocer su destino, debe venir ante Dios. Él hará que los que le siguen y adoran prosperen y traerá decadencia y extinción a los que se le resisten y lo rechazan.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios preside el destino de toda la humanidad
Palabras diarias de Dios Fragmento 264
En la vastedad del cosmos y del firmamento, innumerables criaturas viven y se reproducen, siguen la ley cíclica de la vida y se ciñen a una regla constante. Los que mueren se llevan consigo las historias de los vivos, y los que están vivos repiten la misma trágica historia de los que han perecido. Y así, la humanidad no puede evitar preguntarse: ¿por qué vivimos? ¿Y por qué tenemos que morir? ¿Quién está al mando de este mundo? ¿Y quién creó a esta humanidad? ¿Fue la humanidad realmente creada por la Madre Naturaleza? ¿De verdad controla la humanidad su propio destino?… Estas son las preguntas que la humanidad se ha hecho incesantemente durante miles de años. Por desgracia, cuanto más se ha obsesionado el hombre con ellas, más ha desarrollado una sed por la ciencia. Esta ofrece una breve satisfacción y un disfrute temporal de la carne, pero está lejos de ser suficiente para liberar al hombre de la soledad, del aislamiento, del terror y la impotencia que no pueden ocultarse y que existen en lo profundo de su alma. La humanidad simplemente utiliza el conocimiento científico que puede ver con sus propios ojos y que puede comprender con el cerebro para anestesiar su corazón. No obstante, ese conocimiento científico no es suficiente para impedir que la humanidad deje de explorar los misterios. La humanidad simplemente no sabe quién es el Soberano del universo y de todas las cosas y, mucho menos, conoce el principio y el futuro de la humanidad. Simplemente vive, por fuerza, en medio de esta ley. Nadie puede escapar a ella y nadie puede cambiarla, porque entre todas las cosas y en los cielos solo hay Uno de eternidad a eternidad que tiene la soberanía sobre todas las cosas. Él es Aquel al que el hombre nunca ha visto, a quien la humanidad nunca ha conocido, en cuya existencia la humanidad nunca ha creído y, sin embargo, es Aquel que insufló el aliento en los ancestros de la humanidad y le dio vida a esta. Él es Aquel que provee y alimenta a la humanidad y le permite existir, y Él es Aquel que la ha guiado hasta el día de hoy. Además, Él y solo Él es de quien depende la humanidad para su supervivencia. Tiene la soberanía sobre todas las cosas y rige sobre todos los seres vivos en el universo. Él tiene el mando sobre las cuatro estaciones, y es Él quien convoca al viento, a la escarcha, a la nieve y a la lluvia. Él trae la luz del sol a la humanidad y abre paso a la noche. Él fue quien ordenó los cielos y la tierra, y le brindó al hombre las montañas, los lagos y los ríos, así como todas las cosas vivientes que hay en ellos. Sus actos son omnipresentes, Su poder es omnipresente, Su sabiduría es omnipresente y Su autoridad es omnipresente. Cada una de estas leyes y normas es la personificación de Sus actos, y cada una de ellas revela Su sabiduría y Su autoridad. ¿Quién puede eximirse de Su soberanía? ¿Y quién puede liberarse de Sus designios? Todas las cosas existen bajo Su mirada; es más, todas viven bajo Su soberanía. Sus actos y Su poder no le dejan a la humanidad otra opción más que reconocer el hecho de que Él existe realmente y tiene soberanía sobre todas las cosas. Ninguna otra cosa aparte de Él puede comandar el universo, y, menos aún, proveer incesantemente a esta humanidad. Independientemente de si eres capaz de reconocer los actos de Dios y de si crees en Su existencia, no hay duda de que tu destino lo determina Dios, y no hay duda de que Él siempre tendrá soberanía sobre todas las cosas. Su existencia y Su autoridad no dependen de si el hombre las reconoce y las comprende o no. Solo Dios conoce el pasado, el presente y el futuro del hombre, y solo Él puede determinar el destino de la humanidad. Independientemente de que seas capaz o no de aceptar este hecho, no pasará mucho tiempo antes de que la humanidad presencie todo esto con sus propios ojos, y esta es la realidad que Dios pronto aplicará. La humanidad vive y muere ante los ojos de Dios. El hombre vive para la gestión de Dios, y cuando sus ojos se cierran por última vez, también se cierran para esta gestión. Una y otra vez, el hombre va y viene, de un lado para otro. Sin excepción, todo forma parte de la soberanía y los designios de Dios. Su gestión nunca ha cesado. Avanza perpetuamente. Él hará que la humanidad sea consciente de Su existencia, que confíe en Su soberanía, que vea Sus actos y que vuelva a Su reino. Este es Su plan y la obra que Él ha estado gestionando durante miles de años.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice III: El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios