d. Si Dios instaura realmente a los pastores y ancianos religiosos y si obedecerlos es obedecer y seguir a Dios

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Cuando Dios selecciona a una persona para que lo sirva, Él siempre tiene Sus propios principios. Servir a Dios no es en absoluto como la gente lo imagina, no es una simple cuestión de entusiasmo. Hoy veis que todos los que sirven ante Dios lo hacen con Su guía y con la obra del Espíritu Santo, y porque son personas que buscan la verdad. Estas son las condiciones mínimas para todos aquellos que sirvan a Dios.

Servir a Dios no es una tarea sencilla. Aquellos cuyo carácter corrupto permanece inalterado no pueden servir nunca a Dios. Si tu carácter no ha sido juzgado ni castigado por las palabras de Dios, entonces tu carácter aún representa a Satanás, lo que prueba que sirves a Dios por tus propias buenas intenciones, que tu servicio está basado en tu naturaleza satánica. Tú sirves a Dios con tu temperamento natural y de acuerdo con tus preferencias personales. Es más, siempre piensas que las cosas que estás dispuesto a hacer son las que deleitan a Dios, y que las cosas que no deseas hacer son las que son odiosas para Dios; obras totalmente según tus propias preferencias. ¿Puede esto llamarse servir a Dios? En última instancia, tu carácter de vida no cambiará ni un ápice; más bien, tu servicio te volverá incluso más obstinado, haciendo así que se arraigue profundamente tu carácter corrupto, y de esta manera, desarrollarás reglas en tu interior sobre el servicio a Dios que se basan principalmente en tu propio temperamento, y experiencias derivadas de tu servicio según tu propio carácter. Estas son las experiencias y lecciones del hombre. Es la filosofía del hombre de vivir en el mundo. Las personas como estas se pueden clasificar como fariseos y funcionarios religiosos. Si nunca despiertan y se arrepienten, seguramente se convertirán en los falsos Cristos y los anticristos que engañan a las personas en los últimos días. Los falsos Cristos y los anticristos de los que se habló surgirán de entre esta clase de personas. Si aquellos que sirven a Dios siguen su propio temperamento y actúan en base a su propia voluntad, corren el riesgo de ser expulsados en cualquier momento. Aquellos que aplican sus muchos años de experiencia adquirida al servicio a Dios con el fin de ganarse el corazón de los demás para sermonearlos, controlarlos, y enaltecerse a sí mismos, y que nunca se arrepienten, nunca confiesan sus pecados, nunca renuncian a los beneficios de su posición; estas personas caerán delante de Dios. Son de la misma especie que Pablo, presumen de su primacía y hacen alarde de sus calificaciones. Dios no traerá a este tipo de personas a la perfección. Este servicio interrumpe la obra de Dios. Las personas siempre se aferran a lo viejo. Se aferran a las nociones del pasado, a todo lo de tiempos pretéritos. Este es un gran obstáculo para su servicio. Si no puedes desecharlas, estas cosas acabarán con tu vida entera. Dios no te elogiará en lo más mínimo; ni siquiera si te rompes las piernas mientras corres o si te quiebras la espalda a causa de tu labor, ni siquiera si eres martirizado en tu servicio a Dios. Muy por el contrario: Él dirá que eres un hacedor del mal.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La necesidad de depurar el servicio religioso

Aquellos en las iglesias que predican y tienen estatus, posición y prestigio son un grupo de personas formadas en seminarios teológicos para contar con conocimiento y teorías de esa índole, y forman en esencia el bloque principal que sostiene el cristianismo. El cristianismo forma a tales personas para subirse al púlpito y predicar, para difundir el evangelio y hacer obra por todas partes. Creen que con talentos como los de esos estudiantes de teología, pastores predicadores y teólogos, la existencia del cristianismo está garantizada hasta hoy en día, y tales personas se convierten en el valor y capital de su existencia. Si el pastor de una iglesia es un graduado de un seminario teológico, debate bien sobre la Biblia, ha leído algunos libros espirituales y posee algo de conocimiento y elocuencia, aumentará la asistencia a esa iglesia y se hará más famosa que otras. ¿Qué valoran esas personas en el cristianismo? El conocimiento, en concreto el teológico. ¿De dónde procede el conocimiento? ¿Acaso no se transmite desde la antigüedad? Han existido escrituras desde los tiempos antiguos, se han pasado de generación en generación, y así es como las lee y aprende todo el mundo hasta el día de hoy. La gente divide la Biblia en varias secciones, recopilan distintas versiones y animan al estudio y al aprendizaje, pero su estudio de la Biblia no es entender la verdad para conocer a Dios ni tampoco entender las intenciones de Dios para temerlo y evitar el mal; en su lugar, es estudiar el conocimiento y los misterios de la Biblia, averiguar qué acontecimientos y en qué momento han cumplido con cuál profecía del Apocalipsis, y cuándo llegarán los grandes desastres y el milenio; eso es lo que estudian. ¿Tiene su estudio relación con la verdad? (No). ¿Por qué estudian cosas que no tienen nada que ver con la verdad? Porque, mientras más estudian, sienten que comprenden más, y mientras más se dotan de palabras y doctrinas, más altas se vuelven sus cualificaciones. A medida que se elevan sus cualificaciones, más grandes les parecen sus capacidades, y más creen que se las bendecirá por su fe, que irán al cielo después de la muerte, o que a los vivos se los pillará por el aire para encontrarse con el Señor. Estas son sus nociones religiosas, que no concuerdan en absoluto con las palabras de Dios.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son malvados, insidiosos y mentirosos (III)

La obra en la mente del hombre es demasiado fácil de lograr para él. Los pastores y los líderes en el mundo religioso, por ejemplo, confían en sus dones y posiciones para hacer su obra. Las personas que los siguen mucho tiempo se van a infectar con sus dones y van a ser influidas por algo de su ser. Se enfocan en los dones, habilidades y conocimiento de las personas, y prestan atención a cosas sobrenaturales y a muchas doctrinas profundas pero poco realistas (por supuesto, estas doctrinas profundas son inalcanzables). No se enfocan en los cambios en el carácter de las personas, sino en entrenar a las personas para predicad y obrar, mejorar su conocimiento y sus abundantes doctrinas religiosas. No se enfocan en qué tanto cambia el carácter de las personas ni tampoco en qué tanto las personas entienden la verdad. No se interesan en la esencia de las personas, y mucho menos tratan de conocer sus estados normales y anormales. No contraatacan las nociones de las personas ni tampoco ponen de manifiesto sus nociones, y mucho menos podan sus deficiencias o corrupciones. La mayoría de los que los siguen sirven con sus dones, y lo único que publican son nociones religiosas y teorías teológicas que están alejadas de la realidad y son completamente inútiles para dar vida a las personas. De hecho, la esencia de su obra es alimentar el talento, alimentar a una persona sin nada para ser un talentoso graduado del seminario que después va a hacer la obra y liderar.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la obra del hombre

Los pastores y ancianos del mundo religioso son todas personas que estudian el conocimiento y la teología bíblicos; son fariseos hipócritas que se resisten a Dios. […]¿Son realmente creyentes aquellos en el cristianismo y el catolicismo que estudian la Biblia, teología e incluso la historia de la obra de Dios? ¿Son diferentes a los creyentes y seguidores de Dios sobre los que Él habla? A ojos de Dios, ¿son creyentes? No, estudian teología, estudian a Dios, pero no lo siguen ni dan testimonio de Él. Su estudio de Dios es el mismo que el de aquellos que estudian historia, filosofía, derecho, biología o astronomía. Lo que pasa es que no les gusta la ciencia u otras materias, en concreto, lo que les gusta es estudiar teología. ¿Qué desenlace provoca que busquen fragmentos de aquí y de allá de la obra de Dios para estudiarlo? ¿Pueden descubrir la existencia de Dios? No, nunca. ¿Pueden entender las intenciones de Dios? (No). ¿Por qué? Porque viven en palabras, en conocimiento, en filosofía, en la mente humana y en los pensamientos humanos. Nunca verán a Dios ni los esclarecerá el Espíritu Santo. ¿Cómo los cataloga Dios? Como incrédulos, como no creyentes. Estos no creyentes e incrédulos se mezclan con la supuesta comunidad cristiana, se comportan como creyentes en Dios, como cristianos, pero ¿idolatran en realidad a Dios? ¿Poseen verdadera sumisión? (No). ¿Eso por qué? Una cosa está clara: en su interior, un número considerable de ellos no cree en la existencia de Dios ni en que Él creara el mundo y que sea soberano sobre todas las cosas, y menos todavía que Dios se pueda hacer carne. ¿Qué quiere decir esta falta de creencia? Implica duda y negación. Adoptan incluso una actitud de no esperar que las profecías expresadas por Dios, en especial aquellas relativas a los desastres, se vayan a hacer realidad o vayan a suceder. Esta es su actitud hacia la creencia en Dios, y es la esencia y la verdadera cara de su supuesta fe. Estas personas estudian a Dios porque están particularmente interesadas en la materia y en el conocimiento de la teología, y en los hechos históricos de la obra de Dios; son un mero grupo de intelectuales que estudian teología, que no creen en la existencia de Dios, así que, ¿cómo reaccionan cuando Dios viene a obrar, cuando se cumplen las palabras de Dios? ¿Cuál es su primera reacción al oír que Dios se ha hecho carne y ha empezado una nueva obra? “¡Imposible!”. Condenan a cualquiera que predique el nuevo nombre de Dios y Su nueva obra, e incluso quieren matarlo o eliminarlo. ¿Qué clase de manifestación es esa? ¿Acaso no es la de un típico anticristo? ¿Qué diferencia hay entre ellos y los fariseos, los sumos sacerdotes y los escribas antiguos? Son hostiles hacia la obra de Dios, hacia Su juicio en los últimos días, hacia que Dios se haga carne, y más si cabe, son hostiles a que se cumplan las profecías de Dios. Creen: “Si no te haces carne, si tienes la forma de un cuerpo espiritual, entonces tú eres dios; si te encarnas y te conviertes en una persona, entonces no eres dios y no te reconocemos”. ¿Qué implica esto? Significa que, mientras estén aquí, no permitirán que Dios se haga carne. ¿Acaso no es el típico anticristo? Es un auténtico anticristo.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son malvados, insidiosos y mentirosos (III)

Aquellos fariseos judíos, sumos sacerdotes y escribas de la Era de la Ley creían en Dios nominalmente, pero le dieron la espalda a Su camino, e incluso crucificaron al Dios encarnado. Entonces, ¿podría su fe haber obtenido la aprobación de Dios? (No). Dios ya los había designado como personas de fe judía, como miembros de un grupo religioso. Y Dios también considera a los que hoy creen en Jesús como miembros de un grupo religioso, en el sentido de que no los reconoce como miembros de Su iglesia o como creyentes en Él. ¿Por qué Dios condenaría así al mundo religioso? Porque todos los miembros de grupos religiosos, especialmente los líderes de alto nivel de varias denominaciones, carecen de un corazón temeroso de Dios, y tampoco siguen Su voluntad. Son todos incrédulos. No creen en la encarnación, y mucho menos aceptan la verdad. Nunca buscan, indagan, examinan o aceptan la obra de Dios en los últimos días o las verdades que Él expresa, sino que van directamente a condenar y blasfemar la obra de la encarnación de Dios en los últimos días. En esto se ve claramente que, aunque puede que crean nominalmente en Dios, Él no los reconoce como creyentes, sino que los considera malhechores, y asegura que nada de lo que hacen tiene la menor relación con Su obra de salvación, que son incrédulos que quedan fuera de Sus palabras. Si creéis en Dios como lo hacéis ahora, ¿no llegará el día en que también vosotros seáis reducidos a adeptos religiosos? La fe en Dios desde dentro de la religión no puede llevar a la salvación, ¿por qué es esto así, exactamente? Si no podéis decir por qué es así, eso demuestra que no comprendéis en lo más mínimo ni la verdad ni la voluntad de Dios. Lo más trágico que le puede ocurrir a la fe en Dios es que se reduzca a religión y Dios la descarte. Esto es algo inimaginable para el hombre, y aquellos que no comprenden la verdad nunca podrán entender este asunto con claridad. Decidme, cuando una iglesia se ha convertido poco a poco en una religión a ojos de Dios y se ha transformado en una denominación a lo largo de los muchos y largos años transcurridos desde su creación, ¿son las personas que la componen candidatas a la salvación de Dios? ¿Son miembros de Su familia? (No). No lo son. ¿Qué recorrido hacen estas personas que creen nominalmente en el Dios verdadero, pero que son consideradas por Él como personas religiosas? Durante su recorrido llevan la bandera de la fe en Dios, pero nunca siguen Su camino; creen en Él, pero no lo adoran, e incluso lo abandonan; afirman creer en Dios, pero se resisten a Él; creen nominalmente en el nombre de Dios, en el verdadero Dios, pero adoran a Satanás el diablo; y participan en operaciones humanas y establecen un reino humano independiente. Ese es el recorrido que hacen. Al observar el camino que recorren, es evidente que son un grupo de incrédulos, una banda de anticristos, un grupo de satanases y diablos que se proponen explícitamente resistirse a Dios e interrumpir Su obra. Esa es la esencia del mundo religioso. ¿Tiene algo que ver un grupo de tales personas con el plan de gestión de Dios para la salvación del hombre? (No). Una vez que los creyentes en Dios, por muchos que sean, definen su manera de tener fe en Dios como una denominación o un grupo, entonces Dios también los define a ellos como aquellos que no se pueden salvar. ¿Por qué digo esto? Un grupo sin la obra o guía de Dios que no se somete a Él ni lo adora en absoluto puede creer nominalmente en Dios, pero es a los sacerdotes y ancianos de la religión a quienes siguen y obedecen, y los sacerdotes y ancianos de la religión son por su esencia satánicos e hipócritas. Por tanto, lo que esas personas siguen y obedecen son a Satanás y a los demonios. En sus corazones, están practicando la fe en Dios, pero de hecho, están siendo manipulados por el hombre, sujetos a las orquestaciones y el dominio humanos. Así que, en términos esenciales, a lo que siguen y obedecen es a Satanás y a los diablos, y a las fuerzas del mal que se resisten a Dios y a Sus enemigos. ¿Salvaría Dios a una banda de gente así? (No). ¿Por qué no? Bueno, ¿son tales personas capaces de arrepentirse? No, no se van a arrepentir. Se dedican a operaciones y empresas humanas bajo la bandera de la fe en Dios, yendo en contra del plan de gestión de Dios para la salvación del hombre, con el resultado final de que se encontrarán con el aborrecimiento y el rechazo de Dios. Es imposible que Él las salve; son incapaces de arrepentirse y, como han sido arrastradas por Satanás, Dios se las entrega a este.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación

Algunas personas no se regocijan en la verdad y, mucho menos, con el juicio. En cambio, se regocijan en el poder y las riquezas; a tales personas se les llama buscadores de poder. Buscan exclusivamente las denominaciones que tienen influencia en el mundo y solo buscan a pastores y maestros que provienen de seminarios. A pesar de haber aceptado el camino de la verdad, son, en parte, escépticos, e incapaces de entregar todo su corazón y toda su mente, y de su boca salen palabras de gastarse por Dios, pero sus ojos se enfocan en los grandes pastores y maestros, y no le prestan atención a Cristo. Su corazón está obsesionado con la fama, la fortuna y la gloria. Piensan que no es posible que una persona tan pequeña pueda ser capaz de conquistar a tantos, que alguien tan común y corriente sea capaz de perfeccionar al hombre. Ellos no creen en absoluto que estos “don nadie” que están entre el polvo y el estiércol sean el pueblo escogido por Dios. Ellos creen que si tales personas fueran los objetos de la salvación de Dios, el cielo y la tierra estarían de cabeza y todos los hombres se reirían a mandíbula batiente. Ellos creen que si Dios eligió a tales “don nadie” para ser perfeccionados, entonces esos grandes hombres se convertirían en Dios mismo. Sus perspectivas están manchadas de incredulidad; ciertamente, más que incrédulos, son simplemente bestias absurdas. Y es que solo valoran la posición, el prestigio y el poder, y solo tienen en alta estima a los grandes grupos y denominaciones. No tienen la menor consideración hacia quienes son dirigidos por Cristo; simplemente son traidores que le han dado la espalda a Cristo, a la verdad y a la vida.

Lo que tú admiras no es la humildad de Cristo, sino a esos falsos pastores de destacada posición. No adoras la belleza ni la sabiduría de Cristo, sino a esos licenciosos que se regodean en la inmundicia del mundo. Te ríes del dolor de Cristo, que no tiene lugar donde reclinar Su cabeza, pero admiras a esos cadáveres que cazan ofrendas y viven en el libertinaje. No estás dispuesto a sufrir junto a Cristo, pero te lanzas con gusto a los brazos de esos anticristos temerarios a pesar de que solo te suministran carne, palabras y control. Incluso ahora tu corazón sigue volviéndose a ellos, a su reputación, su estatus, su influencia. Además, continúas teniendo una actitud por la cual la obra de Cristo te resulta difícil de soportar y no estás dispuesto a aceptarla. Por eso te digo que te falta fe para reconocer a Cristo. La razón por la que lo has seguido hasta el día de hoy es solo porque no tenías otra opción. En tu corazón siempre se elevan muchas imágenes nobles; no puedes olvidar cada una de sus palabras y obras ni sus palabras ni sus manos influyentes. En vuestro corazón, ellos son supremos por siempre y son héroes por siempre. Pero esto no es así para el Cristo de hoy. Él permanece por siempre insignificante en tu corazón y por siempre indigno de tu temor. Porque Él es demasiado común, tiene muy poca influencia y está lejos de ser elevado.

En cualquier caso, Yo digo que todos los que no valoran la verdad son incrédulos y traidores de la verdad. Tales hombres nunca recibirán la aprobación de Cristo. ¿Has identificado ahora cuánta incredulidad hay dentro de ti y cuánta traición a Cristo tienes? Te exhorto: puesto que has elegido el camino de la verdad, debes consagrarte totalmente; no seas ambivalente o poco entusiasta. Debes entender que Dios no pertenece al mundo ni a ninguna persona, sino a todos aquellos que creen verdaderamente en Él, a todos los que lo adoran y a todos aquellos que se consagran a Él y le son fieles.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres un verdadero creyente en Dios?

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