Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)

En la reunión anterior terminamos de compartir el decimoquinto aspecto relativo a las diversas manifestaciones de los anticristos. Después de hablar sobre estos quince elementos, ¿habéis resumido las diversas manifestaciones y esencias de los anticristos? ¿Tenéis un concepto y un entendimiento básicos sobre ellas? ¿Podéis discernir a los individuos que poseen la esencia de los anticristos? (Soy capaz de discernir los casos relativamente obvios, pero todavía tengo dificultades con los relativamente astutos e insidiosos). Hoy vamos a resumir las diversas manifestaciones de los anticristos a partir de dos aspectos: en primer lugar, la calidad humana de los anticristos, y en segundo, su esencia-carácter. ¿Resulta más fácil discernir a los anticristos a partir de estos dos aspectos? (Sí). Si compartimos menos y no damos muchos ejemplos, puede que no seáis capaces de discernirlos; si compartimos más, es posible que lo comprendáis, sin embargo, puede que os cueste distinguir si los anticristos están haciendo el mal cuando los veáis hacerlo. Resumir la esencia-naturaleza de los anticristos y discernirlos a partir de estos dos aspectos puede que os lo aclare más.

I. La calidad humana de los anticristos

El primer aspecto es la calidad humana de los anticristos. En concreto, este aspecto guarda relación con la clase de humanidad que poseen los anticristos. ¿De qué consta la humanidad? De conciencia, razón, integridad, dignidad y de la bondad y la maldad humanas. Discernir la calidad humana de los anticristos implica diversos aspectos de su humanidad. Discutamos primero las manifestaciones habituales que están presentes en la humanidad normal o los rasgos que debe poseer la humanidad normal. Decidme, ¿qué contenido específico se incluye en esta categoría? (La honestidad y la amabilidad). ¿Qué más? (Tener sentido del honor). Es esencial poseer tanto honradez como sentido del honor. (Además de mostrar a los demás amor, tolerancia, consideración e indulgencia). Eso también. Hagamos un resumen completo. Ante todo, la humanidad normal posee el rasgo de la honestidad, ¿esto es positivo? (Sí). Asimismo, cuenta con amabilidad y sinceridad, y en cuanto al grado, existen diferencias entre la sinceridad y la honestidad. ¿Creéis que la compasión es algo que se deba incluir en la calidad humana de uno? (Sí). ¿Se puede catalogar la compasión como amabilidad? (Sí). No cabe duda de que una persona con un corazón amable va a tener compasión. Luego está la simplicidad y el sentido del honor. El sentido del honor incluye dignidad, autoconocimiento y razón. Lo siguiente es la honradez. ¿Cuáles son las manifestaciones de la honradez? Entre ellas se encuentra el sentido de la rectitud, aborrecer el mal, odiar la perversidad y tener gusto por las cosas positivas. Si uno solo tiene honradez, eso no es suficiente; si carece de tolerancia y paciencia, habla con dureza sin tener en cuenta los estados o las circunstancias de las personas, eso no está bien y su calidad humana es deficiente en ciertas cosas. También están la tolerancia y la paciencia, que son manifestaciones específicas de amabilidad y que, por supuesto, se pueden considerar una cualidad. Estos son los atributos que debería poseer la humanidad normal: honestidad, amabilidad, sinceridad, sencillez, sentido del honor, honradez, tolerancia y paciencia, siete en total. Estos rasgos que posee la humanidad normal sirven para evaluar si una persona tiene una humanidad normal. Sin embargo, el tema de la charla de hoy no se centra en las manifestaciones concretas de los atributos que debería tener la humanidad normal ni en qué individuos los poseen. En su lugar, vamos a compartir el tema de “cuál es exactamente la calidad humana de los anticristos”. Comparado con los diversos aspectos de la calidad humana normal recién mencionados, ¿poseen los anticristos alguno de estos rasgos? ¿Cuáles son los que poseen si no? (No poseen ninguno). Ya que tienes esa impresión de los anticristos, vamos a resumir qué elementos de su calidad humana provocan que la gente los catalogue como anticristos y muestran que estos individuos tienen mala humanidad, carecen de una humanidad normal y poseen la de los anticristos. Si alguien posee una o dos de las diversas manifestaciones de humanidad normal que se resumieron antes, es posible que cuente con algo de humanidad normal. Si las posee todas, es que tiene una humanidad de lo más normal. Sin embargo, los anticristos no poseen ninguno de estos atributos, ¿de qué consta exactamente su humanidad entonces? Hablemos primero sobre este aspecto.

A. Mentir habitualmente

El primer atributo que forma parte de una calidad humana normal es la honestidad. ¿Esta cualidad está incluida en la calidad humana de los anticristos? Es obvio que los anticristos carecen de una humanidad honesta; desde luego, su humanidad se opone a la honestidad. Por tanto, ¿qué elementos de humanidad anormal, contrapuestos a la honestidad, poseen los anticristos en su humanidad? (A menudo dicen mentiras y engañan a la gente). ¿Podemos decir que contar mentiras con frecuencia es lo mismo que mentir habitualmente? ¿Acaso no es más específico este resumen? Si decimos que esta persona siempre miente o no es demasiado sincera, falta el grado. Si usamos expresiones como “lleno de mentiras” para describir su calidad humana, no es lo bastante formal. Por tanto, usar “mentir habitualmente” para describirlos y expresar que la humanidad de los anticristos no es honesta resulta más adecuado. “Mentir habitualmente” es el primer atributo, algo que se manifiesta y revela con frecuencia en la humanidad de los anticristos. Debería ser la característica más común, la más fácil de observar y de discernir con la que se puede encontrar la gente. Ahora bien, ¿merece la pena hablar sobre las manifestaciones específicas de mentir habitualmente? (Sí).

La humanidad de los anticristos es deshonesta, lo que significa que no son en absoluto sinceros. Todo lo que dicen y hacen está adulterado y contiene sus propias intenciones y objetivos, y en todo ello se esconden sus innombrables e indecibles trucos e intrigas. Así que las palabras y acciones de los anticristos están demasiado contaminadas y demasiado llenas de falsedad. Por mucho que hablen, es imposible saber cuáles de sus palabras son verdaderas, cuáles son falsas, cuáles son acertadas y cuáles son equivocadas. Se debe a que son deshonestos y su mente es extremadamente compleja, está llena de intrigas perversas y cargada de trucos. No dicen nada directamente. No dicen que uno es uno, dos es dos, sí es sí y no es no. En lugar de eso, se van por las ramas en todos los asuntos y dan varias vueltas a las cosas en su cabeza, calculando las consecuencias, sopesando los méritos y los inconvenientes desde todos los ángulos. Luego, alteran lo que quieren decir por medio del lenguaje, de tal modo que todo lo que dicen suena muy engorroso. La gente honesta nunca entiende lo que dicen y es fácilmente engañada y embaucada por ellos, y cualquiera que habla y comunica con personas así considera la experiencia extenuante y laboriosa. Nunca dicen que uno es uno y dos es dos, nunca dicen lo que piensan ni describen las cosas tal y como son. Todo lo que dicen es indescifrable, y los objetivos e intenciones de sus acciones son muy complejos. Si la verdad sale a la luz —si otras personas logran calarlos y desentrañar cómo son—, rápidamente inventan otra mentira para solucionarlo. Esta clase de personas miente a menudo y, tras mentir, tienen que contar más mentiras para alimentar la anterior. Engañan a los demás para ocultar sus intenciones, y se inventan toda clase de pretextos y excusas para adornar sus mentiras, de modo que es muy difícil diferenciar la mentira de la verdad, y la gente no sabe si son sinceros, y mucho menos cuando están contando una mentira. Cuando mienten, no se ruborizan ni se inmutan, es como si dijeran la verdad. ¿No significa esto que mienten habitualmente? Por ejemplo, desde fuera, algunos anticristos parecen ser buenos con los demás, ser considerados con ellos y hablan de una manera cariñosa que suena amable y conmovedora. Sin embargo, cuando hablan así, nadie puede decir si están siendo sinceros, y siempre hace falta esperar que las cosas sucedan unos días después para que se descubra si lo fueron. Los anticristos siempre hablan con determinadas intenciones y objetivos, y nadie puede descifrar qué es lo que buscan exactamente. Tales personas mienten habitualmente y no piensan en absoluto en las consecuencias de ninguna de sus mentiras. Mientras su mentira les beneficie y sirva para embaucar a otros, mientras pueda lograr sus objetivos, no les importa cuáles sean las consecuencias. En cuanto se ven expuestos, siguen ocultando, mintiendo y engañando. El principio y el método según los cuales estas personas se comportan y lidian con el mundo consisten en engañar a la gente con mentiras. Tienen dos caras y hablan para adaptarse a su público; interpretan cualquier papel que exija la situación. Son hábiles y astutas, se les llena la boca de mentiras y no son de fiar. Cualquiera que está en contacto con ellos durante un tiempo se desorienta o perturba y no puede recibir provisión, ayuda o edificación. Da igual que las palabras que salgan de la boca de estas personas sean agradables o desagradables, razonables o absurdas, acordes o discordantes con la humanidad, bruscas o civilizadas, en esencia todas son falsedades, palabras adulteradas y mentiras.

Mentir habitualmente es uno de los principales atributos de los anticristos. Por medio de su lenguaje, de su manera de hablar, de expresarse, del significado de sus palabras y de la intención que hay detrás de ellas, se ve que estas personas carecen de humanidad normal, que no se ajustan al estándar de humanidad de las personas honestas. Los anticristos mienten habitualmente. Sus mentiras y su falsedad son mucho más graves que en la mayoría de las personas; no es el carácter corrupto común y corriente, sino que ya se ha convertido en la pérdida de conciencia y razón y en la ausencia total de humanidad. En esencia, estas personas son demonios; los demonios a menudo mienten y engañan a las personas de esta manera, nada de lo que dicen es verdad. Cuando la mayoría de las personas mienten, tienen que inventarse la mentira, pensarla con detenimiento; pero un anticristo no tiene que inventar ni que pensar nada. Abren la boca y sale sola, y antes de que te des cuenta, te han atrapado. Sus mentiras y sus engaños son tales que a aquellos de reacción lenta les puede llevar dos o tres días percatarse de las cosas; solo entonces se dan cuenta de lo que quería decir esta persona. La gente que no entiende la verdad es incapaz de tener discernimiento. Los anticristos mienten habitualmente. ¿Qué piensas de esta calidad humana que tienen? Está claro que no se trata de algo que forme parte de la humanidad normal. ¿Acaso no hay algo demoniaco en esto? Para ser exactos, es una naturaleza demoniaca. Mentir habitualmente, contar mentiras y engañar a la gente: ¿se aprende en la escuela esta manera de hacer las cosas o es consecuencia de la influencia de su familia? Ninguna de las dos. Estas cosas pertenecen a su naturaleza innata, nacieron con ellas. Cuando educa a sus hijos, ningún padre los enseña a mentir y engañar desde temprana edad, nadie los obliga a mentir ni engañar, sin embargo, sigue habiendo niños que lo único que dicen son mentiras a medida que se van haciendo mayores, cuya expresión no cambia por muchas falsedades que cuenten, que jamás sienten arrepentimiento ni se atormentan ni se les inquieta la conciencia a causa de las mentiras que han contado. Estos niños, en cambio, se creen muy listos, de gran inteligencia, se sienten felices, orgullosos y contentos en secreto de ser capaces de embaucar y engañar a los demás por medio de mentiras y otras tácticas. Esta es su naturaleza innata. Así es como son los anticristos de manera natural. Su esencia-naturaleza es mentir habitualmente. Aunque a menudo participan en las reuniones y escuchan sermones y charlas, los anticristos nunca reflexionan ni intentan conocerse a sí mismos, y al margen de cuántas mentiras han contado para embaucar a los demás, no sienten ningún reproche por parte de su conciencia, y mucho menos tratan de forma activa de buscar la verdad para encontrar una solución. Esto prueba que, en esencia, los anticristos son incrédulos. Por muchas doctrinas con las que puedan aleccionar a la gente, nunca se las aplican ni se diseccionan a sí mismos, y a pesar de la cantidad de mentiras que cuentan o de las personas a las que embaucan, nunca se sinceran al respecto, sino que fingen, se construyen una fachada y nunca tienen el valor de admitir ante los demás que son falsos. Aparte de esto, no paran de mentir y engañar a la gente cuando sienten la necesidad de hacerlo. ¿Acaso no es esta su naturaleza? Sí, y no existe manera de cambiarla. Esta naturaleza no es la expresión de la humanidad normal; si hablamos con propiedad, es una naturaleza demoniaca, es el carácter de Satanás, esas personas son diablos, son demonios encarnados.

La primera manifestación de la calidad humana de los anticristos es mentir habitualmente, lo cual vamos a catalogar como una naturaleza demoniaca. La manifestación de esta naturaleza demoniaca es que, al margen de cuándo o dónde, sea cual sea la ocasión o con quién se relacionen, las palabras que pronuncian esas personas se asemejan a las de la serpiente y los demonios; no son dignas de confianza. Uno debe ser especialmente cauto y tener criterio ante tales personas, no creerse enseguida las palabras de los demonios. La manifestación concreta de que mienten habitualmente es que las mentiras salen sin más de su boca; las palabras que pronuncian no pueden resistir la deliberación, el análisis o el discernimiento. Pueden mentir en cualquier momento y creen que no pueden decir nada sincero respecto a ningún asunto, que todo lo que dicen ha de ser una mentira. Aunque les preguntes su edad, lo consideran y piensan: “¿Qué pretende al preguntarme la edad? Si digo que soy mayor, ¿me va a menospreciar y no me va a cultivar? Si digo que soy joven, ¿me menospreciará y dirá que carezco de experiencia? ¿Cómo debo responder a eso?”. Es capaz de mentir hasta en una cuestión tan sencilla, de negarse a contarte la verdad, llega incluso a darle la vuelta a la pregunta: “¿Tú qué crees?”. Le dices: “¿Cincuenta años?”. “Casi”. “¿Cuarenta y cinco?”. “Te vas acercando”. ¿Te da una respuesta precisa? ¿Averiguas su edad a través de sus respuestas? (No). Eso es mentir habitualmente.

Existe otra manifestación de que los anticristos mienten habitualmente y es que lo hacen incluso mientras dan testimonio. Dar falso testimonio es un acto maldito que ofende el carácter de Dios. Hasta cuando se trata de dar testimonio, se atreven a inventar, mentir y engañar, ¡lo cual muestra realmente su imprudente desprecio por las consecuencias y su naturaleza inmutable! Cuando ven que, a la hora de dar testimonio, los demás se basan en la experiencia y en el entendimiento mientras que ellos no pueden, les copian, repiten cualquier cosa que dice la gente y se inventan las mismas experiencias que han tenido otros. Si no comprenden algo igual que los demás, aseguran que sí lo hacen. Si carecen de tales experiencias, comprensión y esclarecimiento, insisten en que los poseen. Aunque Dios no los haya disciplinado, insisten en que sí lo ha hecho. Hasta llegan a mentir y fingir en este asunto, no muestran preocupación ni interés por muy graves que puedan ser las consecuencias. ¿Acaso no es esto mentir habitualmente? Asimismo, esta clase de gente usará sus trucos con cualquiera. Algunos puede que se pregunten: “Sea como sea, los anticristos siguen siendo personas. ¿Acaso no se refrenarían a la hora de engañar a aquellos más cercanos a ellos, quienes los han ayudado o con los que han compartido adversidades? ¿No evitarían engañar a miembros de su familia?”. Decir que mienten habitualmente implica que pueden engañar a cualquiera, incluso a sus padres, sus hijos y, por supuesto, a sus hermanos y hermanas. Engañan a la gente tanto en asuntos significativos como triviales, incluso en aquellos sobre los que deberían hablar con sinceridad, en los que hacerlo no acarrearía ninguna consecuencia ni los afectaría de ningún modo, y en los que no hay necesidad de recurrir a la sabiduría. También engañan y se sirven de mentiras para resolver temas baladíes en los que, a ojos de personas ajenas, no haría falta mentir, donde resultaría simple y no supondría ningún problema en absoluto que hablaran de manera directa. ¿Acaso no es esto mentir habitualmente? Puede que mentir habitualmente sea una de las principales manifestaciones de los diablos y de Satanás. Desde esta óptica, ¿acaso no podemos decir que la humanidad de los anticristos no solo es deshonesta sino que, además, está marcada por mentir habitualmente, lo que hace que no sea fiable? (Sí). Si tales individuos cometen una fechoría, luego derraman lágrimas después de que los hermanos y hermanas los poden y los critiquen y aseguran de puertas para fuera que están en deuda con Dios y prometen arrepentimiento en el futuro, ¿te atreves a creerlos? (No). ¿Por qué no? ¡La prueba más concluyente es que mienten habitualmente! Aunque en apariencia se arrepientan, lloren amargamente, se den golpes en el pecho y juren, no los creas, pues derraman lágrimas de cocodrilo a fin de engañar a la gente. Sus palabras tristes y arrepentidas no son sinceras, son tácticas oportunas diseñadas para ganarse la confianza de la gente por medio de métodos fraudulentos. Delante de las personas, lloran amargamente, admiten la culpa, maldicen y muestran su actitud de arrepentimiento. Sin embargo, aquellos que tienen una buena relación con ellos en privado, en los que relativamente confían, cuentan una historia diferente. Si bien cuando admiten la culpa públicamente y juran que van a cambiar puede que en apariencia suene auténtico, lo que dicen entre bambalinas prueba que sus palabras anteriores no eran verdad, sino que eran falsas, que tenían la intención de engañar a más personas. ¿Qué dirán entre bambalinas? ¿Reconocerán que lo que dijeron fue falso? No. Difundirán negatividad, presentarán alegaciones y se justificarán. Que se justifiquen y aleguen confirma que sus admisiones, su arrepentimiento y sus juramentos eran todos falsos, que tenían intención de engañar a la gente. ¿Se puede confiar en esos individuos? ¿No es esto mentir habitualmente? Pueden llegar a inventarse confesiones, derramar lágrimas falsamente y comprometerse a cambiar, y hasta cuando maldicen es mentira. ¿No es eso una naturaleza demoniaca? Incluso si dijeran: “Solo entiendo esto; el resto no lo sé y busco el esclarecimiento de Dios y tengo la esperanza de que los hermanos y hermanas me ayuden para así ganar entendimiento poco a poco”, eso sería una afirmación y una actitud honesta. Sin embargo, los anticristos no son en absoluto capaces de pronunciar unas palabras tan sinceras. Su sensación es que: “Hablar con sinceridad haría que la gente me menospreciara: dañaría mi imagen y me sentiría degradado, ¿acaso no perdería por completo mi prestigio? ¿Quién soy? ¿Puedo admitir la derrota? Aunque no lo comprenda, he de fingir que lo entiendo muy bien; debo engañar a las personas y consolidar primero mi posición en sus corazones”. ¿No es esta una manifestación de los anticristos? A partir del origen y la manera en la que hablan los anticristos, además de las palabras que pronuncian, está claro que tales personas nunca serán honestas; es algo superior a ellos. Dado que mentir habitualmente es inherente a su calidad humana, quieren engañar a las personas y ocultar los asuntos en todo, no quieren que nadie sepa ni vea los verdaderos hechos o la situación real. Su fuero interno más profundo es terriblemente oscuro. Es posible definir de manera fiable este aspecto de la calidad humana de los anticristos como carente de humanidad y que posee una naturaleza demoniaca. Las mentiras escapan sin esfuerzo de su boca, sin pensar, hasta tal punto que no dicen nada que sea verdad ni cuando hablan en sueños. Todo es engaño, mentiras. Esto es mentir habitualmente.

La calidad humana de los anticristos carece de honestidad. Incluso cuando no hablan, en su corazón contemplan engañar, embaucar y desorientar a las personas, a quién desorientar, qué decir cuando quieren desorientarlas, qué métodos usar para empezar una conversación y qué ejemplos emplear para hacer que la gente los crea. Con independencia de lo que digan o piensen, en su corazón no albergan una actitud, opiniones ni pensamientos honestos. Cada momento de su vida, cada segundo, lo pasan en un estado de querer engañar o jugar con las personas. A cada segundo y cada momento, piensan en cómo engañar, desorientar y embaucar a los demás, tales pensamientos ocupan la totalidad de su mente y el fondo de su corazón. ¿Acaso no es esta su naturaleza? ¿Puede la gente así entender la verdad cuando oyen sermones o leen las palabras de Dios? Aunque entiendan, ¿pueden ponerlo en práctica? (No). A juzgar por lo profundo de su corazón y su calidad humana, tales individuos definitivamente no son objeto de salvación, porque todo lo que aman y en lo que piensan en su mente y en su mundo interno está imbuido de una naturaleza demoniaca, va en contra de la verdad y de las cosas positivas; ni una parte siquiera es digna de elogio. Por tanto, ¿el atributo de mentir habitualmente es un hecho cierto en la humanidad de los anticristos? (Sí). La gente que miente habitualmente no practica ninguna verdad. ¿Cuáles son las consecuencias de esto? ¿Cuáles son las manifestaciones específicas de alguien que no practica ninguna verdad? ¿Puede actuar con imprudencia? ¿Puede ser arbitrario y ser su propia ley? ¿Puede establecer reinos independientes? ¿Puede despilfarrar las ofrendas? ¿Puede desorientar a las personas? ¿Puede ganarse el corazón de estas? Es capaz de todo ello. Es un típico anticristo, miente habitualmente. Cuando se ponen al descubierto los hechos, al margen de cuántos pares de ojos lo observen, de cuánta gente dé testimonio y lo desenmascare colectivamente, se niega a admitirlo. Al final, recurre a una táctica para ocuparse de ti, asegura que se le ha olvidado y finge ignorancia. Llegado este punto, en esta situación, no es capaz de pronunciar ni una sola palabra sincera ni tampoco asentir ni admitirlo diciendo: “Fui yo, me equivoqué. La próxima vez cambiaré y desde luego no cometeré de nuevo el mismo error”. Esto es un anticristo, nunca admite la culpa, nunca pronuncia una palabra sincera en ningún momento. ¿Se le puede salvar con tal humanidad? ¿Puede alcanzar la verdad? En absoluto. Aunque entienda la verdad, no puede alcanzarla porque la rechaza, se resiste y se opone a ella. En el nivel más básico de hablar con honestidad y admitir los errores propios, no puede siquiera practicar esta verdad tan simple ni ponerla en marcha. ¿Cómo se puede esperar que se desprenda de su estatus, de sus expectativas y destino, así como de sus propias intenciones? ¿Puede desprenderse de ellos y rebelarse en su contra? Es incluso menos capaz de hacerlo. Si ni siquiera puede decir algo sincero, es incluso menos realista esperar que haga algo más difícil que esto.

¿Hay a tu alrededor personas que mienten habitualmente? Alguno podría decir: “Todavía no me he topado con nadie que mienta habitualmente, pero me parece que yo mismo podría ser uno”. Permíteme que te diga la verdad; te hallas en una situación peligrosa. ¿La gente que miente habitualmente conserva algún rastro de humanidad? ¿Se diferencian en algo de los demonios? ¿Alguno de vosotros miente habitualmente? Supongamos que, sea cual sea su entorno o su trasfondo, pase lo que pase, a una persona le sale con mucha naturalidad mentir, no se ruboriza ni su corazón se acelera, es capaz de ocuparse y resolver cualquier asunto valiéndose de mentiras. En su manera de comportarse y de lidiar con el mundo, y en cualquier aspecto de la vida, mientras haya oportunidad de hablar, todo lo que dice es mentira, ni una sola frase es verdad. Todo ello acarrea intenciones y propósitos y viene acompañado de las intrigas de Satanás. No se trata de alguien honesto. Al ser capaz de mentir en cualquier situación, incluso al filo de la navaja, ¿no es alguien que ya no alberga ninguna esperanza? A juzgar por las diversas manifestaciones de mentir habitualmente en los anticristos, sus mentiras son demasiado numerosas. El propósito de su discurso es engañar, desorientar y embaucar a las personas. Todas sus palabras están llenas de las intrigas e intenciones de Satanás, carecen de cualquier manifestación de honestidad propia de la humanidad normal. Se puede decir que los anticristos carecen por completo del atributo de honestidad que forma parte de la humanidad normal. Se considera que la gente que carece de honestidad y es capaz de mentir habitualmente tiene una naturaleza demoniaca, que son demonios. No resulta fácil salvar a estas personas, porque no aceptan la verdad y les supone todo un reto hacerlo.

B. Insidioso e implacable

Aparte de mentir habitualmente, ¿qué otras manifestaciones tienen los anticristos? Acabamos de hablar sobre las cualidades esenciales de amabilidad y sinceridad en la humanidad normal, y resulta bastante evidente que los anticristos carecen por completo de ellas. Todo lo innato a la humanidad normal, se halla sin duda ausente en los anticristos; todo lo que poseen es contrario a la humanidad normal, son cosas negativas. Por tanto, ¿qué es contrario a la amabilidad y la sinceridad? (La insidia y la implacabilidad). Exacto, lo has expresado con gran acierto, la insidia y la implacabilidad. Los anticristos carecen de atributos como la amabilidad y la sinceridad, en cambio, cuentan con elementos insidiosos e implacables que son contrarios a la amabilidad y la sinceridad. ¿Existe una conexión entre ser insidioso e implacable y mentir habitualmente, el tema del que hablamos antes? (Sí). Hay una cierta conexión. ¿Cómo manifiestan los anticristos su insidia e implacabilidad? (En su capacidad para inventar mentiras y engañar a los demás). Inventar mentiras y engañar a los demás implica tanto mentir habitualmente como ser insidioso e implacable; estos dos atributos están estrechamente vinculados. Por ejemplo, si cometen una fechoría y no quieren responsabilizarse, crean una apariencia ilusoria, cuentan mentiras y hacen creer a la gente que es obra de otro, no suya. Le pasan la culpa a otro y hacen que cargue con las consecuencias. Esto no solo es perverso y vil, sino incluso más insidioso e implacable. ¿Cuáles son otras manifestaciones de la insidia e implacabilidad de los anticristos? (Pueden atormentar, atacar y tomar represalias contra la gente). Ser capaz de atormentar a la gente es algo implacable. No escatimarán esfuerzos para atacar a cualquiera que suponga una amenaza para su estatus, reputación o prestigio, a cualquiera que no le favorezca, y tomarán represalias contra ellos. Puede que a veces incluso se sirvan de terceros para dañar a las personas; esto es insidia e implacabilidad. En resumen, la descripción de “insidioso e implacable” indica que los anticristos son especialmente malévolos. Su manera de tratar y relacionarse con la gente no se basa en la conciencia y no viven en armonía con ellos ni de igual a igual. En cambio, en todo momento buscan explotar, controlar y manipular a los demás para su propio uso. Su enfoque al relacionarse con los demás no es normal ni directo, en su lugar, se sirven de ciertos medios y métodos para desorientar a las personas, explotarlas y convertirlas en armas de manera sutil, sin que sean conscientes de ello. En su trato con los demás, al margen de que parezca bueno o malo desde fuera, no hay sinceridad de ningún tipo. Se acercan a aquellos que les resultan útiles y se distancian de los que consideran inservibles, a los que no prestan ninguna atención. Incluso cuando se trata de individuos de relativa candidez o vulnerabilidad, conciben maneras de usar diversos medios y métodos para desorientarlos y atraparlos, de modo que les resulten útiles. Sin embargo, cuando alguien es débil, se halla en dificultades o necesita ayuda, los anticristos simplemente hacen oídos sordos y se muestran indiferentes hacia tales personas. Nunca les demuestran amor ni les ofrecen ayuda, al contrario, tienden a intimidarlas, desorientarlas e incluso piensan en la manera de explotarlas más aún. Si no les resulta posible explotarlas, las dan de lado y no muestran amor ni simpatía hacia ellas. ¿Hay algún rastro de amabilidad en esto? ¿Acaso no es una manifestación de malicia? El método y la filosofía que los anticristos emplean para interactuar con las personas es usar intrigas y estrategias para explotarlas y engañarlas, de modo que no sean capaces de calar a estos anticristos y aun así estén dispuestas a esclavizarse para ellos y estar siempre a su disposición. Pueden intimidar y atormentar a aquellos que los disciernen y a los que ya no pueden explotar. Pueden incluso culpar a esas personas como quien no quiere la cosa, provocando que los hermanos y hermanas las abandonen, y luego expulsarlas o deshacerse de ellas. En resumen, los anticristos son insidiosos e implacables, carecen por completo de amabilidad y sinceridad. Nunca ayudan a los demás de manera auténtica, no exhiben simpatía ni amor alguno cuando otros se enfrentan a dificultades. En sus interacciones, intrigan para su propio beneficio y para sacar ventaja. Al margen de quién se les aproxime o busque ayuda al verse en dificultades, ellos siempre se muestran calculadores respecto a esa persona, piensan para sus adentros: “Si la ayudo, ¿qué uso puedo darle en el futuro? ¿Me sirve de ayuda? ¿Puede serme de utilidad? ¿Qué puedo obtener de ella?”. ¿Acaso no es egoísta y vil que siempre piensen en estas cuestiones? (Sí). En las elecciones de la iglesia, ¿qué métodos emplearán los anticristos? (Desprestigiarán a los demás y se encumbrarán a sí mismos, hundirán a los que son mejores que ellos). Desprestigiar a los demás y encumbrarse a sí mismos también es insidioso e implacable. Los anticristos también pueden servirse de pequeños favores para atraer a la gente y jactarse de sus contribuciones con el fin de obtener estima y asegurarse votos. ¿Qué más? (No pueden evaluar a los candidatos de manera imparcial y objetiva; inyectarán su sesgo y sus prejuicios propios). Esto implica inventar mentiras para difamar a otros. Se han compartido con anterioridad bastantes manifestaciones específicas de los anticristos en las que se muestran insidiosos e implacables. Insidioso significa estar plagado de intrigas y que su principio para comportarse, lidiar con el mundo y hacer cualquier cosa sea confiar en la estrategia; significa carecer de sinceridad, con falsedad y engaño. La implacabilidad se refiere ante todo a lo implacable y cruel de sus métodos de acción, a no mostrar misericordia, a la falta de sentimiento humano, a hacerle daño a los demás y a estar dispuestos a lograr sus objetivos a costa de lastimar a cualquiera. En esto consiste la implacabilidad y se opone directamente a la amabilidad humana. Si una persona posee una humanidad amable, cuando se enfrente a temas corrientes, será indulgente con los demás siempre que pueda y los perdonará. Una persona así es tolerante con los problemas y los defectos de otros, no es quisquillosa y lo pasa por alto cuando le es posible. Asimismo, es compasiva y, cada vez que ve que los demás atraviesan dificultades, está dispuesta a ayudar, le causa alegría ayudar a otros y considera una responsabilidad personal edificarlos; esto es amabilidad. ¿Poseen este rasgo los anticristos? (No). Creen: “Si te hallas en dificultades y te ayudo, hay que pagar un precio. Si te aporto beneficios, ¿qué saco yo? Si simpatizo contigo, ¿quién simpatizará conmigo? Si te ayudo, ¿recordarás mi bondad? Si me pides que me sacrifique para ayudarte, ¡debes estar soñando! ¿Qué relación hay entre nosotros? ¿Qué beneficios puedes aportarme? ¿Me has ayudado alguna vez antes? ¿Quién eres? ¿Vale la pena ayudarte? Si fueras la hija del rey o el hijo de alguien rico, tal vez obtendría algo de gloria o beneficio al ayudarte. Pero no lo eres. ¿Por qué habría de ayudarte? ¿Qué beneficio obtengo si lo hago?”. Así piensan cuando ven a alguien en dificultades, a alguien débil o que necesita ayuda. ¿Acaso esto es amable? Cuando esta gente ve a alguien en un estado débil, no solo se burlan y lo ridiculizan, sino que además hacen cálculos en su fuero interno. Algunos incluso ven esto como una oportunidad de exhibirse o de ganarse el corazón de esa persona. Nada de esto es amable. Los anticristos aprovechan a menudo tales oportunidades para exhibirse. No actúan a menos que saquen algo de provecho, a menos que cuenten con un objetivo y una motivación. Si ayudan a alguien, quieren ganárselo como aliado. Si ayudan y simpatizan con dos personas, quieren ganarse a un par de aliados que sean sus dos manos derechas. De lo contrario, no van a mover un dedo, y desde luego no van a mostrar amor hacia aquellos que necesitan ayuda.

La principal manifestación de la insidia y la implacabilidad de los anticristos es que existe un objetivo especialmente claro en todo lo que hacen. Lo primero que piensan es en sus propios intereses, y sus métodos son despreciables, burdos, sórdidos, vulgares y turbios. No hay sinceridad en su manera de hacer las cosas, en su forma de tratar a la gente ni en los principios según los que la tratan. Su manera de tratar a las personas se basa en aprovecharse de ellas y jugar con ellas, y cuando ya no les son de utilidad, las desechan. Si les resultas útil, fingen preocuparse por ti: “¿Cómo has estado? ¿Has tenido alguna dificultad? Puedo ayudarte a resolver tus dificultades. Dime si tienes algún problema. Me tienes aquí. Qué suerte tenemos de tener una relación tan buena”. Parecen muy atentos. Sin embargo, si llega el día en el que ya no les eres de ninguna utilidad, te abandonarán, te darán de lado y te ignorarán, como si ni siquiera te conocieran. Cuando de verdad tienes un problema y vas en su busca para que te ayuden, su actitud cambia de repente, sus palabras ya no suenan tan bien como cuando te prometieron ayudarte al principio, ¿y por qué pasa esto? Porque no les resultas de ninguna utilidad. Por consiguiente, dejan de prestarte atención. Y eso no es todo, si descubren que has hecho algo malo o encuentran algo que puedan utilizar como ventaja en tu contra, adoptan una cínica frialdad hacia ti, e incluso pueden condenarte. ¿Qué te parece este método? ¿Se trata de una manifestación de bondad y sinceridad? Cuando los anticristos manifiestan este tipo de insidia e implacabilidad en su comportamiento hacia los demás, ¿acaso queda algún rastro de humanidad? ¿Cuentan con la más mínima sinceridad hacia la gente? Por supuesto que no. Todo lo que hacen es para su propio beneficio, orgullo y reputación, para darse estatus y renombre entre los demás. Si pueden aprovecharse de cualquier persona a la que conocen, lo harán. A aquellos de los que no se pueden aprovechar, los desprecian y no les prestan atención; incluso si te encargas de acercarte a ellos, te ignoran, y ni siquiera te miran. Pero si llega el día en el que te necesitan, su actitud hacia ti cambia de repente, y se vuelven muy atentos y amables, lo cual te desconcierta. ¿Por qué ha cambiado su actitud hacia ti? (Porque ahora les resultas de utilidad). Así es, cuando perciben que les resultas útil, su actitud cambia. ¿Tenéis a tales personas a vuestro alrededor? Cuando se relacionan con los demás, no se ve a simple vista que estén haciendo nada que sea malo de manera obvia. En sus expresiones, su discurso y su conducta diarios tampoco parecen existir problemas evidentes. Sin embargo, si observas con atención cómo interactúan con la gente, en especial con los más cercanos a ellos y los que les son más queridos, si ves cómo explotan a otros y cómo los tratan luego, gracias a esto puedes observar las intenciones, actitudes y métodos de los anticristos en sus interacciones con los demás. Lo único que todos buscan es ganancia personal, viven según la filosofía de Satanás y carecen de cualquier tipo de humanidad normal.

Los anticristos poseen en su humanidad atributos tales como la insidia y la implacabilidad. ¿Se pueden llevar bien con aquellos que son honestos, amables y sinceros a la hora de lidiar con las personas y las cosas? ¿Están dispuestos a acercarse a los que son así? (No). ¿Cómo los contemplan? Dicen: “Son unos idiotas supremos y su discurso es muy directo. Deberías pensarlo bien antes de hablar, ¿por qué eres tan sincero cuando hablas? ¿Por qué tu discurso es siempre tan directo?”. Para los anticristos, estas personas son patéticamente necias y las menosprecian. Cuando esta gente ve a alguien amable y que trata a los demás con sinceridad, lo ayudan de veras cuando se halla en dificultades y necesita asistencia, y esperan que le vaya bien y desean aportarle beneficios, asistencia y edificación. Los anticristos consideran a estas personas necias y estúpidas. No creen que estos elementos positivos de humanidad sean cosas buenas o hermosas que la gente ha de poseer. En cambio, en su corazón sienten aversión, repulsión y desprecio hacia estos rasgos esenciales de la humanidad normal. Llaman necia a la gente honesta, dicen lo mismo de la que es amable e, incluso en mayor medida, de la sincera. En el fondo de su ser, los anticristos albergan incluso un mayor desprecio hacia aquellos que creen en Dios y desempeñan sus deberes con relativa honestidad, que tienen un corazón amable y nunca hacen daño ni perjudican a otras personas, que aman y simpatizan con los demás, que pueden renunciar a su propio beneficio y superar sus propias dificultades para ayudar a otros, que se sienten con una carga y una responsabilidad al ver a los débiles y a los que necesitan ayuda. En cuanto a aquellos que son relativamente sinceros en su fe en Dios, que tienen un corazón temeroso de Dios, que aceptan Su escrutinio en todas las cosas, que son capaces de cumplir su deber con sinceridad, lealtad y responsabilidad, y a aquellos que abordan sus deberes con una actitud sincera, los anticristos desprecian y odian en lo más hondo a tales individuos, los evitan ostensiblemente y se distancian de ellos de cara al exterior. A ojos de los anticristos, todos estos elementos positivos esenciales para la humanidad normal no son nada positivo. No son dignos de alabanza ni promoción. En cambio, los anticristos creen que sus propias intrigas, sus estrategias, sus maneras internas de lidiar con las personas y su crueldad son elogiables. En todo momento, hagan lo que hagan, sopesan y refinan sus métodos e intrigas en su mente. Al margen de la magnitud del asunto, creen que merece la pena y es necesario actuar de este modo. De lo contrario, su reputación acabaría por sufrir daños y habría pérdidas. Puesto que estos elementos existen en la humanidad de los anticristos, ¿pueden aceptar la verdad? ¿Pueden practicarla? En absoluto. Por mucho que hagas énfasis en la honestidad, la amabilidad y otros aspectos positivos, al requerir de la gente que posea tales aspectos, así como que considere a los demás, considere su deber y lidie con diversos asuntos de acuerdo con esta humanidad positiva, en el fondo del corazón de los anticristos hay rechazo, desprecio y hostilidad hacia estas cosas. ¿Por qué? Porque los anticristos carecen por completo de tales aspectos positivos, lo que poseen en su esencia es un carácter de insidia e implacabilidad que pertenece a una naturaleza demoniaca. ¿Dista mucho este talante de ser honesto, amable y sincero, como Dios exige? No solo es que haya distancia entre ambos, sino que son precisamente lo opuesto el uno al otro, dos talantes de distinta naturaleza. ¿Alguna de las manifestaciones y revelaciones de la insidia e implacabilidad de los anticristos se ajustan a la humanidad normal? ¿Se ajustan a la verdad? Desde luego que no, todo son tramas e intrigas de Satanás. La naturaleza que se manifiesta por medio de las tramas e intrigas de Satanás es precisamente insidiosa e implacable, elementos que no deberían existir en una humanidad normal tal como exige Dios. En función de estas diversas manifestaciones de insidia e implacabilidad que se han compartido, considerad si hay gente a vuestro alrededor que posea tal humanidad. Los anticristos, con este talante insidioso e implacable, sin duda serían capaces de actuar. Sus acciones serían visibles, audibles y accesibles para los demás. Si son accesibles, la gente debería percibirlas y ser capaz de reconocer y discernir a tales individuos. El talante insidioso e implacable de los anticristos debería ser una manifestación bastante común y obvia. No se trata de una idea, un pensamiento o una intención ocultos, sino más bien de la humanidad que revelan y de los métodos, medios y estrategias de sus acciones. La gente debe ser capaz de percibir este aspecto.

C. Sin sentido del honor ni preocupación por la vergüenza

En la humanidad normal hay simplicidad, ¿pero son los anticristos personas simples? Es evidente que no. Acabamos de hablar de la insidia, la implacabilidad y mentir habitualmente, aspectos contrarios a la simplicidad. La simplicidad es fácil de entender, así que no vamos a hablar sobre ella, sino de tener sentido del honor. Tener sentido del honor es algo que debería estar presente en la humanidad normal; significa tener razón. ¿Qué es lo opuesto a tener sentido del honor? (No tener preocupación por la vergüenza). No tener preocupación por la vergüenza significa ser descarado. En otras palabras, se puede resumir como carecer de sentido del honor. ¿Qué acciones emprenden los anticristos y qué manifestaciones concretas o prácticas muestran que carecen de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza? Los anticristos compiten abiertamente con Dios por estatus, lo cual carece de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza. Solo los anticristos pueden pugnar abiertamente con Dios por estatus y por Su pueblo escogido. Los anticristos quieren controlar a las personas, estén o no ellas dispuestas a que así sea. Cuenten o no con la capacidad, los anticristos quieren luchar por estatus y, una vez que lo obtienen, viven de la iglesia y comen y beben del pueblo escogido de Dios, dejan que este provea para ellos sin hacer nada por sí mismos. No le proporcionan vida en absoluto al pueblo escogido de Dios y, sin embargo, quieren mantenerlo bajo su poder, hacer que los escuche, los sirva y se esclavice para ellos, y quieren afianzar su propia posición en el corazón de la gente. Si hablas bien de otros, si alabas la gran amabilidad, la gracia, las bendiciones y la omnipotencia de Dios, se sienten infelices y disgustados. Siempre quieren que hables maravillas de ellos, que les guardes un lugar en tu corazón, que los adores y los admires, y esto ha de ser sin adulteración. Todo lo que hagas debe ser por ellos y con ellos en mente. Debes colocarlos en primer plano en todo momento, en todo lo que digas y hagas, y debes tener en cuenta sus pensamientos y sus sentimientos. ¿No es esto carecer de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza? ¿No actúan así los anticristos? (Sí). ¿Qué otras manifestaciones se dan? Roban y malgastan las ofrendas, se apropian de las ofrendas de Dios. Esto también carece de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza, ¡es demasiado obvio!

Hablando de robar ofrendas, una vez ocurrió un incidente en particular. Algunos hermanos y hermanas ofrecieron artículos a cierta iglesia y la persona a cargo de salvaguardar las ofrendas se dio cuenta de que había dos botellas sin ninguna etiqueta que indicara que estaban destinadas a lo Alto y sin instrucciones concretas. Al no saber lo que eran, se las quedó sin permiso y no se las entregó a lo Alto. Luego, cuando le pregunté por esos artículos, me dijo que eran dos botellas. Le pregunté que cómo es que las tenía preparadas y me explicó la situación: “Como estas dos botellas llegaron sin etiquetas que indicaran lo que eran o que estaban destinadas a lo alto, las guardamos aquí. Si estuvieran etiquetadas como algo a lo que le damos uso, nos las quedaríamos y las usaríamos. Si se pudieran vender, las venderíamos”. ¿Cuál creéis que es el problema? Algunos bienes valiosos se transportan hasta aquí desde diversos lugares, unos pocos traen instrucciones y otros muchos vienen sin instrucciones ni etiquetas. En circunstancias normales, si os servís del análisis racional, ¿a quién se le deberían dar estos objetos? (Se le deberían entregar a Dios como ofrendas). La gente con racionalidad normal debería pensar así. Sin embargo, alguien dijo: “Estas cosas no tienen etiqueta que indique que pertenecen a lo alto”. De manera implícita, lo que esta persona quería decir era: “No son para ti. ¿Qué tienen que ver contigo? Como no están etiquetadas para ti, tengo derecho a encargarme de ellas. No te las voy a dar. Si quiero venderlas, las venderé. Si quiero usarlas, las usaré. Si no quiero hacer ni una cosa ni la otra, ¡las dejaré aquí y que se desperdicien!”. Este era el punto de vista de la persona a cargo. ¿Qué os parece a vosotros? ¿Hay personas que traen desde lejos estos artículos valiosos a la iglesia o se los entregan a individuos sin especificar a quién? (No). ¿Quién demostraría un caudal tan grande de amor como para entregar artículos valiosos a la iglesia, a la casa de Dios o a los hermanos y hermanas? Hasta el día de hoy, no he visto a nadie con un amor tan grande ni que entregue tal ofrenda ni sea tan caritativo. Los artículos corrientes y baratos también hay que pagarlos. Así pues, en cuanto a los bienes valiosos, ¿hay alguien que los reparta gratis, así sin más? (No). Aunque la gente que envió estos artículos no especificara a quién iban destinados, se debería saber quién se supone que ha de recibirlos; esta es una racionalidad que debería estar presente en la humanidad. ¿Cómo ha de ocuparse del asunto la persona a cargo? ¿Cómo debe lidiar con estos artículos? Cuando menos, debería preguntarle a lo Alto: “¿Los quieres Tú? Si no, ¿qué debemos hacer con ellos?”. Solo con estas dos preguntas, se podría haber resuelto esta cuestión; estas dos preguntas indicarían que la calidad humana de una persona poseía humanidad normal. Sin embargo, la persona a cargo de salvaguardar las ofrendas no podía siquiera formular estas dos sencillas preguntas ni poseía la racionalidad más esencial que debería tener una persona. ¿Cómo es que creía que esas cosas eran para la iglesia? Incluso añadió otra afirmación: “No están etiquetadas para lo alto”. ¿No es esto un problema? ¿Qué implica la frase “no están etiquetadas para lo alto”? ¿Por qué añadió esta afirmación? (A fin de buscar una razón para despilfarrar a la ligera las ofrendas de Dios). Exactamente eso. ¿Puede de veras poseer sentido del honor en su humanidad una persona que hace estas cosas? Está claro que no. ¿Qué clase de humanidad posee una persona que carece de esta calidad humana? ¿No es esto carecer de sentido del honor? ¿De veras no sabía que eran ofrendas? Sabía que se trataba de ofrendas, pero como carecía de sentido del honor en su humanidad, pudo pronunciar tales palabras sin preocupación por la vergüenza y luego, de forma natural y despreocupada, disfrutar y apropiarse de las ofrendas, despilfarrarlas y reclamarlas como propias. Solo aquellos con la humanidad de los anticristos exhiben tales manifestaciones.

Los anticristos carecen de conciencia y razón; ¿de qué otra manera manifiestan que no tienen sentido del honor ni preocupación por la vergüenza? Cuando hacen algo malo, no saben cómo sentir remordimiento y no albergan culpa en su corazón. No se plantean cómo resarcirse o arrepentirse, e incluso creen que sus actos están justificados. Al enfrentarse a la poda o a la sustitución, sienten que se les trata injustamente. Discuten sin cesar y se enzarzan en argucias: carecen de sentido del honor. No hacen ningún trabajo real; a cada rato, sermonean a los demás y los desorientan con teorías vacías, les hacen creer que son espirituales y entienden la verdad. También se jactan con frecuencia de lo mucho que han trabajado y sufrido; dicen que merecen disfrutar de la gracia de Dios y de la acogida y el cuidado de los hermanos y hermanas, de modo que viven de la iglesia como algo natural, y también quieren comer y beber cosas deliciosas y disfrutar de un trato especial. Esto es carecer de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza. Asimismo, a pesar de que claramente tienen escaso calibre, no comprenden la verdad ni son capaces de encontrar los principios de práctica ni tampoco de realizar trabajo alguno, se jactan de que son competentes y buenos en todo. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? Pese a que claramente no son nada, fingen saberlo todo para que la gente los estime y los admire. Si alguien tiene problemas, pero no les pide consejo a ellos sino a otros, se enfadan, se ponen celosos y se sienten despechados, buscan cualquier manera posible de atormentar a esa persona. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? Resulta obvio que mienten a menudo, que poseen diversas actitudes corruptas, si bien fingen que no es así, que Dios les muestra su favoritismo y los ama. Fingen en todo momento que son capaces de soportar el sufrimiento, de someterse, que pueden aceptar la verdad y la poda, que no temen el trabajo arduo ni las críticas y que nunca se quejan, si bien, en realidad, están llenos de resentimiento. A pesar de su evidente incapacidad para compartir ningún entendimiento o para hablar con claridad sobre cualquier verdad, y de su falta de testimonio vivencial, se dedican a aparentar e impostar, a hablar de forma vacía sobre su autoconocimiento a fin de que la gente los considere muy espirituales y con una gran capacidad de comprensión. ¿Acaso no es esto no tener preocupación por la vergüenza? Está claro que tienen multitud de problemas y mala humanidad, desempeñan su deber sin ninguna lealtad y solo confían en su propio intelecto e ingenio en cualquier trabajo que hagan sin buscar la verdad en absoluto, si bien siguen creyendo que llevan una carga, que son muy espirituales y tienen calibre y que son superiores a la mayoría de la gente. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? ¿Acaso no son manifestaciones de la falta de humanidad de los anticristos? ¿No revelan a menudo tales cosas? Está claro que les falta comprensión de los principios-verdad y, hagan el trabajo que hagan, no les resulta posible encontrar ningún principio de práctica, pero se niegan a buscar o compartir; confían en su propio ingenio, experiencia e intelecto para llevar a cabo su trabajo. Desean incluso ser líderes, dirigir a los demás y que todo el mundo los escuche, y se enfadan y se ponen como locos cuando nadie lo hace. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? Como tienen ambiciones, dones y un poco de ingenio, siempre quieren destacar en la casa de Dios y que esta los coloque en puestos importantes y los cultive. Si no se les cultiva, se sienten disgustados y albergan resentimiento, se quejan de que la casa de Dios sea injusta, de que no pueda reconocer a la gente con talento y de que no haya nadie que juzgue bien su talento en la casa de Dios ni descubra sus capacidades excepcionales. Si no se les cultiva, no quieren trabajar con afán para llevar a cabo sus deberes, soportar adversidades ni pagar el precio; en cambio, solo quieren servirse de su astucia para librarse del trabajo. En su fuero interno, esperan que alguien en la casa de Dios los estime y los eleve, les permita superar a otros y llevar a cabo aquí sus grandes planes. ¿Acaso no son ambiciones y deseos? ¿No es no tener preocupación por la vergüenza? ¿No es esta la manifestación más común de los anticristos? Si de verdad tienes capacidades, deberías perseguir la verdad, centrarte en realizar bien tu deber y, de manera natural, el pueblo escogido de Dios te tendrá aprecio. Si no posees ni un ápice de verdad y aun así quieres destacar siempre, ¡te falta demasiada razón! Si además tienes ambiciones y deseos y siempre quieres ir a por todas, estás destinado a caer. Aquellos que una vez poseyeron cierto estatus y prestigio en la sociedad quieren hacerse valer, tener la última palabra y que todo el mundo acate sus órdenes cuando empiecen a creer en Dios y entren en Su casa. Quieren presentar sus cualificaciones y credenciales, consideran que todo el mundo está por debajo de ellos y piensan que todos deben estar sometidos a su poder. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? Sí. Cuando algunos obtienen ciertos resultados y realizan ciertas contribuciones mientras desempeñan su deber en la casa de Dios, siempre quieren que los hermanos y hermanas los traten con gran respeto, como a ancianos, individuos de alto rango y figuras especiales. Quieren incluso que la gente los admire, los siga y los escuche. Aspiran a convertirse en la figura principal en la iglesia, quieren decidirlo todo, sentar cátedra y tener la última palabra en cualquier asunto. Si nadie escucha ni adopta lo que dicen, quieren abandonar su puesto, menoscabar a todos los demás y reírse de ellos. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? Además de no tener preocupación por la vergüenza, son especialmente malévolos. Estos son los anticristos.

La manifestación de no tener preocupación por la vergüenza está demasiado presente en la calidad humana de los anticristos. La mayoría de la gente la exhibe en cierto grado, pero los anticristos no solo la poseen, sino que además nunca reconocen lo grave que es su naturaleza ni se arrepienten, ni tratan de conocerla ni se rebelan contra ella. En su lugar, la consideran algo natural, lo que equivale a rechazar aceptar la verdad. Por mucho que su comportamiento carezca de preocupación por la vergüenza y de razón y sea repugnante y detestable, ellos siguen creyendo que es natural y está justificado. Les parece algo razonable, y que sus dones y capacidades los hacen merecedores de ser líderes. Creen además que deben reafirmar su veteranía y que los demás han de escucharlos debido a sus contribuciones, y no ven nada de esto como no tener preocupación por la vergüenza. ¿Acaso no están ya más allá de cualquier esperanza posible? Esto no es humanidad normal; esta es la calidad humana de los anticristos. La gente corrupta corriente puede que posea estas manifestaciones y pensamientos en mayor o menor medida y en grados variables de gravedad, pero al leer las palabras de Dios y aceptar y comprender la verdad, reconocen que tales cosas no son lo que la humanidad normal debería poseer. Asimismo, reconocen que cuando surgen tales ideas, pensamientos, planes o exigencias irracionales, se deben rebelar contra ellas, desprenderse de ellas, revertirlas, aprender a arrepentirse, aceptar la verdad y practicar conforme a ella. ¿Cuál es la diferencia entre los anticristos y los individuos corruptos normales? Reside en el hecho de que los anticristos nunca creerán que sus ideas, pensamientos y deseos sean equivocados ni que Dios los condena y aborrece, así como tampoco que sean cosas negativas que pertenecen a Satanás. Por consiguiente, nunca se desprenden de esos pensamientos o creencias. En su lugar, insisten en ellos, no se rebelan en su contra y, desde luego, no aceptan lo que es correcto y positivo y dejan que esto se convierta en la práctica que deberían tener y en los principios a los que deberían atenerse. Esta es la distinción entre los anticristos y los individuos corruptos corrientes. Mirad a vuestro alrededor: cualquiera que tenga tan poca preocupación por la vergüenza y jamás lo reconozca ni sea siquiera consciente de ello es un típico anticristo.

Los anticristos cuentan con otra característica típica que es muy fácil de discernir. Carecen de sentido de la vergüenza. Tal como está escrito en la Biblia: “El hombre impío muestra audacia en su rostro” (Proverbios 21:29). Solo los anticristos son auténticas personas malvadas. Los anticristos son desvergonzados; aunque hagan muchas cosas que no tienen preocupación por la vergüenza, insensibles a los sentimientos de las personas y reñidas con la verdad, no son conscientes de ellas ni las reconocen. No aceptan lo que es correcto o positivo y no se desprenden de sus puntos de vista y prácticas incorrectas; en su lugar, insisten en ellas hasta el final. Así son los anticristos. ¿En qué situación os encontráis? Cuando hacéis estas exigencias nada razonables, tenéis estos pensamientos desvergonzados, así como intenciones e ideas que Dios odia, ¿sois conscientes de que Dios detesta todo esto y por tanto podéis rebelaros contra estos aspectos y desprenderos de ellos? ¿O es que, tras oír la verdad, os negáis a desprenderos de ellos, insistís y creéis tener razón? (Cuando soy consciente de todos estos pensamientos me es posible vincularlos con las palabras de Dios y sentir que son bastante despreciables y no tienen preocupación por la vergüenza, así que soy capaz de orar y rebelarme contra ellos). Aquellos que pueden orar conscientemente y rebelarse contra ellos no son anticristos; los que nunca oran ni se rebelan en su contra, sino que siguen sus propios pensamientos, se oponen a Dios en su corazón y se niegan a aceptar la verdad son los típicos anticristos. Da igual lo desvergonzadas que sean las cosas que han hecho, se niegan a admitirlas y reconocerlas. ¿No resulta obvio que se trata de personas que no aceptan las cosas positivas, sino que aman las negativas y perversas? ¿Acaso sois incapaces de distinguir a qué categoría pertenecéis o no habéis tenido nunca estos pensamientos que no tienen preocupación por la vergüenza? (He tenido estos pensamientos y, tras adquirir conciencia de ellos, he sido capaz de orar a Dios y de rebelarme en su contra. A veces no he sido consciente de ellos, he actuado o he hablado sin sentir que no tuvieran preocupación por la vergüenza y me acabé dando cuenta más tarde, cuando se me dejó en evidencia, y entonces fui capaz de orar y de rebelarme contra tales pensamientos). Si no eres consciente de que son cosas desvergonzadas, no hay problema; si eres consciente, pero no aceptas la verdad ni te rebelas contra ti mismo, entonces es un grave problema. La mayoría del tiempo estáis entumecidos, sois incapaces de realizar conexiones entre esto y la palabra de Dios, y no sois conscientes de cuál es vuestro problema. Sin embargo, si en vuestro fuero interno os sentís de inmediato culpables y reprendidos cuando os dais cuenta, y demasiado avergonzados para ver a nadie, y pensáis que sois despreciables, inferiores y tenéis poca integridad, y por tanto, os odiáis a vosotros mismos y os dais asco, por lo que contempláis cómo cambiar y desprenderos de estas cosas, esta es una situación normal. Si os podéis rebelar contra vosotros mismos una vez que os dais cuenta, hay esperanzas de que os salvéis. Si sois conscientes de ello y aun así no os rebeláis contra vosotros mismos, no hay esperanzas de salvación. La salvación de una persona depende de si puede aceptar la verdad o no. Hay quien puede decir: “Estoy entumecido y soy tonto, soy de poco calibre, pero mientras entienda un poco de lo que oigo, puedo practicar de acuerdo con las palabras de Dios y rebelarme contra mí mismo”. A tales personas se las puede salvar. Por muy bueno que sea el calibre de uno o cuánta verdad comprenda, si no se rebela contra sí mismo, si insiste en no practicar ni aceptar la verdad y se resiste y opone a ella en su fuero interno, se acabó, no hay esperanza para esa persona. No tener preocupación por la vergüenza es también un rasgo típico de la calidad humana de los anticristos. Fijaos en si hay gente así a vuestro alrededor y luego examinaos a vosotros mismos para determinar si pertenecéis a esta categoría. Observad si tenéis la sensación constante de ser perfectos y maravillosos, si siempre os consideráis a vosotros mismos un salvador, si siempre aspiráis a que se os coloque muy por encima de los demás, si estáis ansiosos por compararos con los demás en cualquier grupo para comprobar vuestra altura y, con independencia de que os sea posible o no acabar por superar a otras personas, deseáis ser sobresalientes y queréis que os tengan en alta consideración, destacar entre la multitud y convertiros en un miembro especial del grupo. ¿Qué te hace especial? ¿Te salen cuernos o tienes tres ojos o tres cabezas y seis brazos? No tienes nada de especial, ¿por qué siempre te parece que destacas y que eres singular? Eso es no tener preocupación por la vergüenza. Por un lado, no hay nada particularmente especial en tus capacidades físicas innatas y, por otro, tampoco en tu calibre. Lo que es más importante es que, como todo el mundo, estás lleno de actitudes corruptas, careces de entendimiento de la verdad y eres de la calaña de Satanás, que se resiste a Dios. ¿De qué puedes alardear? Está claro que de nada. Las pocas destrezas, capacidades, dones y talentos que posees no son dignos de mención porque no representan a la humanidad normal y no están relacionadas con las cosas positivas. Sin embargo, insistes en sacar a relucir cosas que no son dignas de mención, las consideras tus propias medallas de honor, te jactas de ellas por todas partes, como si fueran tu gloria y tu capital, a fin de obtener la estima y la adoración de las personas. Llegas incluso a usarlas como capital para que otra gente provea para ti y para disfrutar de la estima y del trato favorable de los demás. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? Estas exigencias, pensamientos, intenciones, ideas y otras cosas irracionales semejantes que crean la humanidad y la razón anormales son todas manifestaciones de no tener preocupación por la vergüenza. Si estas manifestaciones de no tener preocupación por la vergüenza dominan la humanidad de alguien y se convierten en una importante característica suya que impide que acepte y entienda la verdad, esta es una característica típica de los anticristos.

Hay quienes gastan las ofrendas para comprarles a los hermanos y hermanas cosas deliciosas, de alta calidad y a la moda. Aseguran que lo hacen para ser considerados con ellos, para que puedan vivir felices y despreocupados en la casa de Dios y luego le estén agradecidos al amor de Dios. ¿Qué te parece esta idea? ¿Es lo bastante humana? (No. Tratan las ofrendas de Dios como si fuera su propio dinero, las gastan como quieren, en lugar de usarlas con normalidad y de un modo razonable conforme a los principios de la casa de Dios). ¿Qué problema de humanidad es este? (No tener preocupación por la vergüenza). Tales individuos se convierten en típicos anticristos en cuanto logran estatus. Usan las ofrendas para congraciarse con otros, dicen: “A los hermanos y hermanas les falta ropa y tienen una vida complicada. Padecen muchas dificultades y a nadie le importa. Yo me he dado cuenta y voy a hacerme responsable de ello. La casa de dios necesita gastar algo de dinero para facilitarles las cosas a los hermanos y hermanas, para permitirles experimentar la calidez, el gran amor y la gracia de dios mientras viven en su casa, a fin de que se satisfagan todos los aspectos de su vida. Por tanto, he de pensar un poco más en ello y considerar con atención aquello de lo que los hermanos y hermanas carecen o lo que necesitan. Hay que comprar vasos herméticos para que a los hermanos y hermanas les resulte más cómodo beber agua y para que se los lleven consigo cuando salgan. Hay que comprarles sillas con respaldos blandos para que no les duela la espalda si se pasan mucho tiempo sentados. Deben ser sillas cómodas y de una altura, angulación y blandura apropiadas. Cuesten lo que cuesten, no debemos reparar en gastos para los hermanos y hermanas, ya que son los pilares de la casa de dios y el capital y el sostén de la expansión de la obra de la casa de dios. Por tanto, cuidar bien a los hermanos y hermanas mejora la obra de la casa de dios”. Al oír esto, la mayoría de los hermanos y hermanas se echan a llorar, abrumados por la gratitud, y no paran de gritar que se trata del amor de Dios. Los que se encargaron de este asunto sienten un calor interior al oírlos, piensan: “Por fin hay gente que entiende mi corazón”. ¿Qué es esto? (No tener preocupación por la vergüenza). ¿Cómo es que aportar estos enormes beneficios a los hermanos y hermanas se considera no tener preocupación por la vergüenza? ¿Es una calumnia? (No). Usan el dinero de la casa de Dios para demostrar tal generosidad, a fin de ganarse el corazón de la gente y fingir que les muestran consideración y cariño a los hermanos y hermanas. ¿Cuál es su verdadero objetivo? Por decirlo de manera suave, el de disfrutar de estos beneficios junto con los hermanos y hermanas. Si usamos palabras más drásticas, lo hacen para congraciarse con los demás y asegurarse de que se acordarán siempre de ellos, ocuparán un lugar en su corazón y recordarán lo buenos que han sido. Si se gastaran su propio dinero, ¿tratarían a los hermanos y hermanas de la misma manera? (Desde luego que no). Se revelarían sus verdaderas intenciones y no tratarían así a la gente. A juzgar por el uso imprudente que hacen de las ofrendas de Dios conforme a sus propios deseos, son personas que carecen de integridad y de criterio moral, son viles y desvergonzadas. ¿Acaso podrían tratar a los demás con verdadera amabilidad? ¿Qué clase de personas son? (Son anticristos que no tienen preocupación por la vergüenza). Hay también algo de insidioso e implacable en no tener preocupación por la vergüenza que poseen los anticristos y que se manifiesta en su humanidad. Se sirven de mentiras para lograr sus objetivos personales. De las palabras que salen de su boca, ¿cuáles son sinceras? Si bien parecen muy considerados, que aman realmente a las personas y que piensan mucho en ellas, en realidad albergan intenciones malévolas en su interior. Ellos no pagan ningún precio, sino que gastan las ofrendas y, al final, es la casa de Dios la que sufre pérdidas mientras que ellos se benefician. Esto hacen los anticristos. No solo no tienen preocupación por la vergüenza, además son insidiosos e implacables. Mienten habitualmente, mienten y engañan a la gente dondequiera que van, no pronuncian ni una sola palabra sincera. Esto por sí solo ya es repugnante, pero, además, se jactan de ser cándidos, amables, buenos con los demás, amorosos, compasivos, incapaces de ser duros con nadie ni de tomar represalias contra aquellos que los intimidan. Incluso alardean de que son individuos perfectos y decentes, desean crearse una imagen y ocupar un lugar en los corazones de la gente. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? Esta es la naturaleza de los anticristos; su humanidad está llena de tales aspectos.

En cuanto a los que van desbocados haciendo cosas malas y no tienen preocupación por la vergüenza, la gente puede distinguirlos en cierto modo, pero no es fácil discernir que los anticristos no tienen preocupación por la vergüenza. He visto una manifestación especial de un anticristo que no tenía preocupación por la vergüenza. A menudo se comportaba de manera salvaje y presuntuosa, mentía habitualmente y tenía una manera de hablar sistemática, organizada y bien estructurada. Sin embargo, en lo que respecta a ocuparse de las tareas, no podía terminar lo que empezaba, iba desbocado haciendo cosas malas y no tenía principios de ningún tipo. Después de un tiempo desempeñando los deberes en la casa de Dios, todo lo que hacía salía mal y nada de lo que llevaba a cabo estaba bien, fuera lo que fuera. El problema más fundamental era que seguía queriendo desorientar a las personas, dejar una buena impresión en su corazón y que preguntaba a cada momento qué pensaban los demás sobre él y si lo tenían en alta consideración. Al final, cuando quedó claro que cometía errores en sus deberes de manera continuada y no era capaz de hacer nada bien, la casa de Dios lo despidió. No solo no llegó a reconocer estas evidentes manifestaciones, sino que se construyó una fachada especialmente inocente cuando lo despidieron. ¿Qué significa esa fachada inocente? Que nunca reconoció sus acciones malvadas pasadas, sus mentiras, sus engaños y que desorientara a otras personas, así como tampoco haber creado un reino independiente y haber puesto a la iglesia bajo el control de su propia familia, haber ido por ahí desbocado haciendo cosas malas y actuando sin principios, sin buscar jamás la verdad. Llegó incluso a hacer lo que le vino en gana, entre otros hechos malvados, y no fue en absoluto capaz de reconocer estos malvados actos. Al contrario, creía que había cumplido su deber en la casa de Dios durante muchos años, que había sufrido bastante, pagado un alto precio, dedicado mucho tiempo y gran cantidad de energía. Y, sin embargo, al final, había alcanzado un punto en el que tenía mala reputación y todo el mundo lo menospreciaba, a nadie le daba pena, nadie le tenía simpatía ni hablaba en su defensa. ¿No es esta una fachada inocente? ¿De qué clase de humanidad es una manifestación esta fachada inocente? (De carecer de razón y no tener preocupación por la vergüenza). Exacto. Consideraba las cosas que hacía y los deberes que debía cumplir como méritos propios. Negó por completo todo lo que había hecho que no se ajustaba a los principios-verdad o suponía una perturbación o un trastorno, hasta que al final construyó una fachada inocente. Esto es no tener preocupación por la vergüenza y él es el típico anticristo. ¿Os habéis encontrado alguna vez con individuos así? Al margen de lo que les encargues o de las tareas que les asignes, lo que ellos buscan es reclutar efectivos, fundar un reino independiente y mantener a los demás alejados del foco de atención para así poder ocuparlo ellos mismos. Quieren superar a todo el mundo, nada de lo que digan a nadie es sincero, dejan a los que los escuchan con la incertidumbre de cuáles de sus afirmaciones son verdaderas y cuáles falsas. Cuando al final los despiden, llegan incluso a percibirse a sí mismos como especialmente inocentes y esperan que alguien los defienda. ¿Creéis que alguien lo haría? (No). El que lo hiciera tendría que ser alguien que ignorara los verdaderos hechos, un imbécil, una persona a la que han desorientado o un individuo de la misma calaña que ellos.

D. Egoísta y vil

Los anticristos no tienen conciencia, razón o humanidad. No solo no tienen preocupación por la vergüenza, sino que también alcanzan otra marca distintiva: su egoísmo y vileza son poco comunes. El sentido literal de su “egoísmo y vileza” no es difícil de captar. Están ciegos a todo lo que no sean sus propios intereses. Cualquier cosa que tenga que ver con sus propios intereses recibe su máxima atención y sufren por ello, pagan un precio, están absorbidos por sus asuntos y solo se dedican a ellos. Todo aquello que no tenga relación con sus propios intereses lo ignoran y no lo tienen en cuenta. Los demás pueden hacer lo que quieran, a los anticristos les da igual que alguien trastorne o perturbe, consideran que esto no tiene nada que ver con ellos. Dicho con tacto, se ocupan de sus propios asuntos. Pero es más acertado decir que este tipo de personas son viles, vulgares y sórdidas. Las definimos como “egoístas y viles”. ¿Cómo se manifiesta el egoísmo y la vileza de los anticristos? En todo lo que beneficia a su estatus o reputación, se esfuerzan por hacer o decir lo que sea necesario, y están dispuestos a soportar cualquier sufrimiento. Pero en lo que respecta al trabajo que organiza la casa de Dios o al trabajo que beneficia el crecimiento en la vida de los escogidos de Dios, lo ignoran por completo. Incluso cuando las personas malvadas trastornan, perturban y cometen todo tipo de maldades, con lo cual afectan gravemente a la obra de la iglesia, permanecen impasibles y despreocupados, como si no tuviera nada que ver con ellos. Y si alguien descubre e informa de las acciones malvadas de una persona malvada, aseguran que no vieron nada y fingen ignorancia. Pero si alguien los denuncia y deja en evidencia que no hacen trabajo real y solo buscan fama, ganancia y estatus, se enfurecen. Convocan reuniones apresuradas para discutir cómo responder, se investiga para averiguar quién actuó a sus espaldas, quién fue el cabecilla y quién estuvo involucrado. No comen ni duermen hasta que han llegado al fondo del asunto y este se ha resuelto por completo. Solo se quedan contentos cuando se han deshecho de todos los implicados en su denuncia. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza, ¿verdad? ¿Acaso están haciendo trabajo de iglesia? Están actuando pura y simplemente en aras de su propio poder y estatus. Se ocupan de sus propios asuntos. Independientemente del trabajo que lleven a cabo, los anticristos no piensan para nada en los intereses de la casa de Dios. Solo consideran si los suyos propios van a verse afectados, solo piensan en ese poquito de trabajo frente a ellos que los beneficia. Para ellos, la obra principal de la iglesia solo es algo que hacen en su tiempo libre. No se la toman en serio para nada. Solo se mueven cuando se los empuja a actuar, solo hacen lo que les gusta y solo hacen el trabajo destinado a mantener su estatus y su poder. A sus ojos, toda labor dispuesta por la casa de Dios, la labor de difundir el evangelio y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios no son importantes. No importa qué dificultades tengan otras personas en su trabajo, qué cuestiones hayan identificado o les hayan informado, o lo sinceras que sean sus palabras, los anticristos no prestan atención, no se involucran, es como si no tuviera nada que ver con ellos. Por muy importantes que sean los problemas que surjan en la labor de la iglesia, ellos son totalmente indiferentes. Incluso cuando tienen un problema delante, solo lo abordan de manera superficial. Solo cuando lo Alto los poda directamente y se les ordena que resuelvan un problema, hacen a regañadientes un poco de trabajo real y le muestran algo a lo Alto. Poco después, siguen con sus propios asuntos. Con respecto a la obra de la iglesia, a las cosas importantes en el contexto más amplio, no les interesan ni les hacen caso. Incluso ignoran los problemas que descubren, y dan respuestas superficiales o titubean cuando se les pregunta por los problemas, y solo los abordan con gran reticencia. ¿Acaso no es esto la manifestación del egoísmo y la vileza? Es más, no importa el deber que estén realizando los anticristos, lo único que les interesa es si va a permitirles pasar a un primer plano. Con tal de que aumente su reputación, se devanan los sesos para idear una manera de aprender a hacerlo, de llevarlo a cabo. Lo único que les importa es si los va a distinguir del resto. Da igual lo que hagan o piensen, solo se preocupan por su propia fama, ganancia y estatus. Sea cual sea la tarea que estén realizando, solo compiten por quién está más arriba o más abajo, quién gana y quién pierde, quién tiene mejor reputación. Solo se preocupan por cuántas personas los idolatran y los admiran, cuántas los obedecen y cuántos seguidores tienen. Nunca hablan con la verdad ni resuelven problemas reales. Nunca consideran cómo hacer las cosas según los principios al cumplir el deber, tampoco reflexionan respecto a si han sido leales, han desempeñado bien sus responsabilidades, si ha habido desvíos o descuidos en el trabajo o hay algún problema, ni mucho menos piensan para nada en lo que pide Dios ni en cuáles son Sus intenciones. No prestan la menor atención a todas esas cosas. Solo se concentran y hacen cosas en aras de la fama, la ganancia y el estatus, para satisfacer sus propias ambiciones y deseos. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza, ¿verdad? Esto expone plenamente que su corazón rebosa con sus propios deseos, ambiciones y exigencias sin sentido. Todo lo que hacen está regido por sus ambiciones y deseos. Hagan lo que hagan, tienen como motivación y origen sus propias ambiciones, deseos y exigencias sin sentido. Esta es la manifestación arquetípica del egoísmo y la vileza.

Algunos líderes no hacen trabajo real. A fin de informar a lo Alto y de evitar la poda y el despido, de asegurarse su propio estatus, se esfuerzan mucho con los hermanos y hermanas, los obligan a rendir servicio para ellos. En su trabajo, solo dicen palabras y doctrinas, no comparten los principios-verdad, no resuelven problemas reales ni ayudan a los demás con un corazón amoroso ni tienen en consideración sus dificultades; tampoco abordan las dificultades reales a las que la gente se enfrenta mientras lleva a cabo su deber y en su entrada en la vida. No apoyan a nadie que sea negativo. Aparte de la represión y el reproche, se limitan a hablar de doctrinas y gritar sus consignas. ¿Cuál es su objetivo? No son considerados con la carga de Dios, sino que desean aprovecharse del resultado de los deberes que cumplen los hermanos y hermanas, a fin de adornarse y afianzar su estatus. Se complacen de que los hermanos y hermanas muestren buenos resultados en el cumplimiento del deber. Se atribuyen el mérito ante lo Alto, alaban en su fuero interno su propia virtud y consideran que han cumplido bastante bien su deber. Además, informan a lo Alto sobre las muchas dificultades con las que se toparon mientras realizaban este trabajo, cómo Dios les despejó el camino, cómo guiaron a los hermanos y hermanas para que trabajaran con ahínco juntos y superaran estas dificultades, cómo les ayudaron a completar este trabajo, cómo se atuvieron a los principios y cómo se deshicieron de la gente malvada. Asimismo, subrayan el precio que pagaron y las contribuciones que hicieron en su trabajo, con la intención de que lo Alto sepa que el trabajo se hizo bien gracias a sus propios esfuerzos. De manera implícita, le están diciendo a lo Alto: “Mi liderazgo hace honor a su nombre y tomasteis la decisión correcta al elegirme líder”. ¿No es esto una manifestación de ser egoísta y vil? La gente que manifiesta una humanidad en la que es egoísta y vil a menudo se sirve de muletillas. Por ejemplo, después de que se disponga que lideren una iglesia, siempre dicen: “Nuestra vida de iglesia es muy buena aquí, es maravillosa. Mis hermanos y hermanas han tenido una entrada en la vida maravillosa y profunda, todos han tenido experiencias de vida. Fijaos en cómo aman a dios y lo bien que se hace nuestro trabajo”. Estas son las muletillas de los anticristos. A juzgar por ellas, es evidente que consideran a los hermanos y hermanas de los que son responsables en la iglesia como sus propias ovejas; a su parecer todo lo que controlan en la iglesia es su propiedad privada. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? ¿Por qué es no tener preocupación por la vergüenza? Cualquier manifestación de egoísmo y vileza surge de no tener preocupación por la vergüenza. Por tanto, ser egoísta y vil es no tener preocupación por la vergüenza. Esta gente que exhibe manifestaciones de egoísmo y vileza sin duda no tiene preocupación por la vergüenza. Cuando se les confía el liderazgo y la responsabilidad de una iglesia, liderar al pueblo escogido de Dios para que cumpla sus deberes y lleve a cabo un trabajo específico, consideran estas cosas como su propiedad privada. Nadie puede intervenir; tienen la última palabra en todo. Los anticristos consideran al pueblo escogido de Dios, la obra de la iglesia y las instalaciones y propiedades de la iglesia como su propiedad privada. Esto es problemático en sí mismo. Su objetivo es apoderarse de los bienes de la casa de Dios y dominar a Su pueblo escogido. Además, contemplan estas cosas como capital para competir con otros, ni se resisten a vender los intereses de la casa de Dios y perjudicar a Su pueblo escogido. ¿Creéis que los anticristos poseen conciencia y razón? ¿Reservan en su corazón un lugar para Dios? ¿Tienen un corazón temeroso de Dios y sumiso a Él? En absoluto. Por tanto, llamar a los anticristos lacayos de Satanás o demonios en la tierra no es en modo alguno una exageración. No existe Dios ni iglesia en el corazón de un anticristo, y desde luego no tienen consideración alguna por el pueblo escogido de Dios. Dime, allá donde hay hermanos y hermanas y donde obra Dios, ¿cómo es posible no denominar a esos lugares casa de Dios? ¿En qué sentido no son iglesias? Los anticristos, sin embargo, solo piensan en las cosas que hay en su esfera de influencia. No les importan otros lugares ni se preocupan por ellos. Aunque descubran un problema, no le prestan atención. Lo peor es que, cuando algo sale mal en cierto lugar y ocasiona pérdidas a la obra de la iglesia, no le dedican atención. Cuando se les pregunta por qué lo ignoran, presentan unas falacias absurdas y alegan: “No hables de lo que no te concierne”. Sus palabras suenan racionales, ellos parecen entender los límites en lo que hacen y no parecen tener problemas de puertas hacia fuera, pero ¿cuál es la esencia? Se trata de su egoísmo y vileza poniéndose de manifiesto. Solamente hacen las cosas para sí mismos, nada más que por su fama, ganancia y estatus. No cumplen con el deber en absoluto. Esta es otra característica arquetípica de los anticristos: son egoístas y viles.

La esencia del egoísmo y la vileza de los anticristos resulta obvia; sus manifestaciones de esta índole son particularmente destacadas. La iglesia les confía una tarea, y si esta les conlleva renombre y beneficios, y les permite mostrarse, estarán muy interesados y dispuestos a aceptarla. Si se trata de un trabajo ingrato o que implica ofender a la gente, o que no les da la oportunidad de mostrarse o no les aporta beneficio a su fama, ganancia o estatus, no les interesa y no lo aceptan, como si no tuviera nada que ver con ellos, y no fuera el trabajo que deberían estar haciendo. Cuando se encuentran con dificultades, es imposible que busquen la verdad para resolverlas, y ni mucho menos tratan de tener en cuenta la obra de la iglesia desde un punto de vista general. Por ejemplo, dentro del ámbito de la obra de la casa de Dios, en función de las necesidades generales de trabajo, puede haber algunos traslados de personal. Si se traslada a algunas personas de una iglesia, ¿cuál sería la forma sensata de tratar el asunto por parte de los líderes de esa iglesia? ¿Qué problema hay si solo les preocupan los intereses de su propia iglesia, en lugar de los intereses generales, y si no están dispuestos para nada a trasladar a esa gente? ¿Por qué, como líderes de la iglesia, son incapaces de someterse a los arreglos centralizados de la casa de Dios? ¿Es esa persona considerada con las intenciones de Dios? ¿Está atenta al panorama general de la obra? Si no piensa en la obra de la casa de Dios como un todo, sino solo en los intereses de su propia iglesia, ¿acaso no es muy egoísta y vil? Los líderes de la iglesia deben someterse incondicionalmente a la soberanía y a los arreglos de Dios, y a los arreglos y coordinación centralizados de la casa de Dios. Eso es lo que se ajusta a los principios-verdad. Cuando la obra de la casa de Dios lo requiera, sin importar quiénes sean, todos deben someterse a la coordinación y los arreglos de la casa de Dios, y en absoluto deben ser controlados por ningún líder u obrero individual como si fueran de su propiedad o estuvieran sujetos a sus decisiones. La obediencia del pueblo escogido de Dios a los arreglos centralizados de la casa de Dios es perfectamente natural y está justificada, y nadie puede desafiar tales arreglos, a menos que un líder u obrero individual realice un traslado arbitrario que no esté de acuerdo con los principios, en cuyo caso se podrá desobedecer tal arreglo. Si se realiza un traslado normal conforme a los principios, entonces todo el pueblo escogido de Dios debe obedecer, y ningún líder u obrero tiene derecho o razón alguna para tratar de controlar a nadie. ¿Diríais que hay algún trabajo que no sea obra de la casa de Dios? ¿Hay alguna obra que no implique la expansión del evangelio del reino de Dios? Todo es obra de la casa de Dios, toda obra es igual, y no hay “tuya” y “mía”. Si el traslado se ajusta a los principios y se basa en los requisitos del trabajo de la iglesia, entonces estas personas deben ir a donde más se las necesita. Sin embargo, ¿cuál es la respuesta de los anticristos cuando se enfrentan a este tipo de situación? Encuentran diversos pretextos y excusas para mantener a estas personas adecuadas a su lado, y solo aportan a dos personas comunes y corrientes, y luego buscan algún pretexto para presionarte, ya sea diciendo que hay mucho trabajo, o que están cortos de personal, que es difícil conseguir gente y, si estos dos son transferidos, el trabajo se verá perjudicado. Y te preguntan qué se supone que deben hacer, y te hacen sentir que, de trasladar a la gente, estarías en deuda con ellos. ¿No es así como actúan los diablos? Así es como hacen las cosas los no creyentes. Aquellos que siempre tratan de proteger sus propios intereses en la iglesia, ¿son buenas personas? ¿Se trata de personas que actúan según los principios? En absoluto. Son no creyentes e incrédulos. ¿Y no es esto egoísta y vil? Si se traslada a alguien de buen calibre y que depende de un anticristo para que realice otro deber, en su corazón el anticristo se resiste y lo rechaza con obstinación: quiere abandonar, ya no tiene entusiasmo por ser líder o jefe de grupo. ¿Qué problema es este? ¿Por qué los anticristos carecen de obediencia hacia los arreglos de la iglesia? Piensan que el traslado de su “mano derecha” tendrá un impacto en los resultados y el progreso de su trabajo, y que en consecuencia su estatus y reputación se verán afectados, lo que les obligará a trabajar con más empeño y a sufrir más para garantizar resultados, cosa que es lo último que quieren hacer. Se han acostumbrado a la comodidad y no quieren trabajar ni sufrir más, por lo que no quieren dejar escapar a esa persona. Si la casa de Dios insiste en el traslado, se quejan mucho e incluso quieren abandonar su propio trabajo. ¿Acaso no es esto egoísta y vil? La casa de Dios debe distribuir de forma centralizada al pueblo escogido de Dios. Esto no tiene nada que ver con ningún líder, jefe de grupo o individuo. Todos deben actuar de acuerdo con los principios; esta es la regla de la casa de Dios. Los anticristos no actúan de acuerdo con los principios de la casa de Dios, intrigan constantemente en aras de su propio estatus e intereses, y hacen que hermanos y hermanas de buen calibre les sirvan para consolidar su poder y estatus. ¿No es esto egoísta y vil? En apariencia, al mantener a las personas de buen calibre a su lado y no permitir que la casa de Dios las traslade, parece que están pensando en la obra de la iglesia, pero en realidad solo están pensando en su propio poder y estatus, y en absoluto en la obra de la iglesia. Tienen miedo de hacer mal el trabajo de la iglesia, ser reemplazados y perder su estatus. Los anticristos no piensan en la obra más amplia de la casa de Dios, solo piensan en su propio estatus, lo protegen sin preocuparse por el costo de los intereses de la casa de Dios, y defienden su propio estatus e intereses en detrimento de la obra de la iglesia. Esto es egoísta y vil. Al enfrentarte a una situación así, como mínimo uno debe pensar con su conciencia: “Estas personas son de la casa de Dios, no son mi propiedad personal. Yo también soy miembro de la casa de Dios. ¿Qué derecho tengo a impedir que la casa de Dios transfiera personas? Debería considerar los intereses generales de la casa de Dios, en lugar de concentrarme solo en el trabajo dentro del ámbito de mis propias responsabilidades”. Tales son los pensamientos que deberían tener las personas que poseen conciencia y razón, y la razón que deberían poseer los que creen en Dios. La casa de Dios participa en la obra del todo y las iglesias se encargan del trabajo de las partes. Por lo tanto, cuando la casa de Dios tiene una necesidad especial de parte de la iglesia, lo más importante para los líderes y obreros es obedecer los arreglos de la casa de Dios. Los falsos líderes y anticristos no poseen esa conciencia y razón. Son todos bastante egoístas, solo piensan en ellos mismos, no tienen consideración hacia la obra de la iglesia. Solo consideran los beneficios que tienen ante sus propios ojos, no el marco completo de la obra de la casa de Dios, así que son absolutamente incapaces de obedecer los arreglos de la casa de Dios. Son extremadamente egoístas y viles. En la casa de Dios son incluso tan audaces como para ser obstructivos, e incluso se atreven a atrincherarse con sus ideas. Así son las personas más carentes de humanidad, son personas malvadas. De esta clase de personas son los anticristos. Siempre tratan la obra de la iglesia y a los hermanos y hermanas, e incluso a todos los bienes de la casa de Dios que corresponden al ámbito de su responsabilidad, como propiedad privada que les pertenece. Creen que depende de ellos cómo se distribuyen, transfieren y utilizan estas cosas, y que a la casa de Dios no se le permite intervenir. Una vez que están en sus manos, es como si estuvieran en posesión de Satanás, a nadie se le permite tocarlos. Son el pez gordo, el mandamás, y cualquiera que vaya a su territorio tiene que obedecer sus órdenes y disposiciones de manera educada y dócil, así como seguir sus indicaciones. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza dentro de la calidad humana de los anticristos. No tienen ninguna consideración hacia la obra de la casa de Dios, no siguen en absoluto los principios y solo piensan en sus propios intereses y en su propio estatus, que son todos rasgos distintivos del egoísmo y la vileza de los anticristos.

Se da otra situación. Ya sea dinero o artículos que ofrecen los hermanos y hermanas, en circunstancias normales, con independencia de la cantidad, todo se le debe entregar a la casa de Dios. Sin embargo, algunos anticristos creen erróneamente que: “El dinero que los hermanos y hermanas ofrecen a nuestra iglesia pertenece a nuestra iglesia y es para que esta lo guarde y lo use. Nadie tiene derecho a interferir en cómo lo usemos o lo distribuyamos, y desde luego nadie está cualificado para llevárselo”. Por tanto, si les preguntas cuánto ha recibido la iglesia en ofrendas, temen que se lo puedas quitar y no te dicen la cantidad real. Hay quien se podría preguntar: “¿Qué significa que tengan miedo de que se lo quiten? ¿Quieren gastárselo ellos?”. No necesariamente. Piensan: “Nuestra iglesia también necesita dinero. Si se lo llevan, ¿cómo vamos a desempeñar nuestro trabajo?”. Lo Alto cuenta con principios para estos asuntos, así que, ¿por qué no sigues los principios cuando te ocupas de ellos? Apartan lo suficiente para su uso en vuestro trabajo y se dispone del resto de manera uniforme en la casa de Dios. Estos recursos no son la propiedad privada del liderazgo de la iglesia, sino que pertenecen a la casa de Dios. No obstante, para satisfacer sus ambiciones y deseos y en aras de su propio trabajo y para garantizar los recursos en su ámbito de influencia, algunos anticristos retienen estas cosas y se las apropian como si fueran suyas, además de no permitir que nadie más las use. ¿No es esta una manifestación de egoísmo y vileza? Esta es también una manifestación típica y específica de la calidad humana de los anticristos.

Estos anticristos son malos y malvados, desagradables, perversos, vulgares y viles. Solo hablar sobre ellos es asqueroso e indignante. Puede que tengan aspecto de seres humanos por fuera y que hablen de una manera agradable, que parezca que entienden y dominan toda clase de doctrina, pero en cuanto actúan, su humanidad desagradable y malvada se pone al descubierto, hace daño a la vista. Como cada anticristo posee estas cualidades desagradables y malvadas en su calidad humana, son capaces de cometer esas acciones malvadas. Por eso se les llama anticristos. ¿Tiene sentido esta lógica? (Sí). En otras palabras, es la presencia de estas actitudes crueles y perversas en su calidad humana lo que les permite cometer las acciones malvadas de los anticristos, de modo que se les califica como tales. Esto es así. Si una persona es un anticristo, ¿sería preciso describir su humanidad como amable, honrada, honesta y sincera? Desde luego que no. Si una persona miente habitualmente, su calidad es la de un anticristo. Lo mismo sucede si alguien es insidioso e implacable. Si un individuo es egoísta, vil, solo se mueve por la ganancia personal, se desboca haciendo cosas y no tiene preocupación por la vergüenza, es que es una persona malvada. Si una persona tan malvada llega al poder, se convierte en un anticristo.

E. Se aferran a los poderosos y oprimen a los débiles

La humanidad de los anticristos posee además algo que es tan repugnante como detestable, y es que se aferran a los poderosos y oprimen a los débiles. Si hay ciertos famosos o personas con poder o estatus en la iglesia o en el mundo, sean quienes sean, los anticristos albergan envidia y admiración infinita hacia ellos en su corazón y llegan incluso a granjearse su favor. Cuando creen en el cristianismo, aseguran que ciertos jefes políticos son creyentes y, una vez que aceptan esta etapa de la obra de Dios en los últimos días, afirman que ciertos pastores de denominaciones destacadas también la han aceptado. Hagan lo que hagan, siempre lo califican como impresionante, siempre adoran y emulan a los famosos y solo se quedan satisfechos cuando al menos se las han arreglado para aferrarse a un famoso o a alguien con estatus. En cuanto a la gente con estatus, con independencia de si son buenos o malos, los anticristos se congracian con ellos sin descanso y los adulan y halagan. Están incluso dispuestos a servirles té y sacarles el orinal. Por otra parte, al tratar con aquellos sin estatus, por muy honrados, honestos y amables que sean, los anticristos los intimidan y los pisotean cuando les es posible. A menudo se jactan de que este o aquel sea un ejecutivo de negocios en la sociedad, de lo rico que es el padre de tal o cual, de cuánto dinero tiene fulanito y de lo enorme que es la familia o la empresa de menganito, con lo que hacen hincapié en lo destacado que es en la sociedad. En cuanto a los falsos líderes y los anticristos en la iglesia, por muchas acciones malvadas que cometan, los anticristos nunca las denuncian, las ponen al descubierto ni las disciernen. En su lugar, los siguen de cerca y hacen lo que se les dice. Se convierten en los seguidores, los soldados rasos y los esclavos del líder de cualquier nivel al que siguen. Al tratar con aquellos con poder, influencia, riqueza y estatus, parecen excepcionalmente serviles, humildes e ineptos. Son obedientes y sumisos hasta el extremo, asienten y acatan todo lo que digan estas personas. Sin embargo, se dan un aire diferente al tratar con personas corrientes sin estatus; adoptan una forma de hablar autoritaria para ejercer dominio sobre ellas, quieren mostrarse superiores, como si fueran invencibles, más fuertes y elevados que cualquiera, lo que dificulta que se pueda discernir cualquier problema, defecto o debilidad que poseen. ¿Qué clase de calidad humana es esta? ¿Hay alguna conexión entre esto y ser insidioso, implacable y no tener preocupación por la vergüenza? (Sí). Aferrarse a los poderosos y oprimir a los débiles, ¿no es este el lado desagradable y malvado de la humanidad de los anticristos? ¿Creéis que la gente con esa humanidad es honrada? (No). ¿Son sinceras las cosas que les dicen a aquellos con estatus y a los poderosos? ¿Son sinceras las cosas que les dicen a los débiles? (Nada de ello es sincero). Por tanto, este aspecto tiene cierta conexión con mentir habitualmente. Según dicho aspecto, la calidad humana de los anticristos es abominable hasta el extremo y poseen dos caras completamente diferentes. Esta clase de persona tiene un apodo, “camaleón”. Nunca trata a la gente en función de los principios-verdad, de la humanidad o de si persigue o no la verdad en la casa de Dios. En cambio, la trata de manera diferente basándose únicamente en su estatus e influencia. A la hora de tratar con aquellos que tienen estatus y capacidades, se esfuerzan mucho por congraciarse con ellos, adularlos y tenerlos cerca. Aunque esa gente los golpee o los regañe, lo aguantan voluntariamente sin quejarse. Incluso admiten sin parar su propia inutilidad y se vuelven serviles, si bien lo que de veras piensan por dentro es totalmente diferente a su comportamiento exterior. Si alguien con estatus y prestigio habla, aunque diga una falacia y una herejía de Satanás que no tiene ninguna relación con la verdad, la escucharán, se mostrarán de acuerdo y la aceptarán de un modo superficial. Por otro lado, si alguien carece de capacidad o estatus, por muy correctas que sean sus palabras, los anticristos lo ignorarán y menospreciarán. No lo escucharán ni aunque lo que diga se ajuste a los principios y a la verdad, más bien lo refutarán, se burlarán de esa persona y la ridiculizarán. Esta es otra característica presente en la calidad humana de los anticristos. A juzgar por su manera de comportarse y sus principios al hacerlo y al lidiar con el mundo, a estos individuos se los puede catalogar sin lugar a duda como inequívocamente incrédulos. Las manifestaciones de su calidad humana son miserables, sórdidas y vulgares.

Aferrarse a los poderosos y oprimir a los débiles es un típico método de interacción social de los anticristos. Participan en animadas conversaciones y se arriman a los no creyentes, pero cuando se dan la vuelta y ven a los hermanos y hermanas, no tienen nada que decir ni un lenguaje común. Así son los anticristos. A la hora de debatir sobre asuntos relacionados con la fe en Dios, desempeñar deberes, la entrada en la vida o los cambios en el carácter, no tienen nada que decir ni muestran ningún interés. Sin embargo, cuando hablan de los no creyentes, en especial de aquellos con riqueza e influencia, de figuras políticas, élites sociales, famosos de la música y el cine, tendencias sociales y asuntos relacionados con comer, beber y divertirse, se vuelven extremadamente habladores y no hay quien los calle. Parece que anhelan especialmente esa vida y ese estatus social. Aunque tales individuos creen en Dios, solo lo hacen movidos por sus propias dificultades e intenciones y objetivos ocultos. Creen en Dios solo por las bendiciones, e incluso tras creer en Él, no pueden desprenderse de tales cosas. Por tanto, cuando debaten asuntos relacionados con la cocina y el entretenimiento, se vuelven entusiastas. Cuando hablan con los hermanos y hermanas, la historia cambia. Desde el fondo de su corazón y su alma, menosprecian a aquellos que creen en Dios, a los que persiguen la verdad y a los honestos y honrados. Discriminan y se burlan de tales individuos. Cuando los anticristos ven a los líderes en la iglesia, piensan: “No parecen líderes, no se asemejan en absoluto a los funcionarios. Si los comparamos con los funcionarios mundanos, son muy inferiores, ¡carecen de porte y estilo!”. Si se enteran de que algunos líderes no tienen un nivel alto de educación, los discriminan en su fuero interno. ¿Qué creéis que sienten al verme a Mí? A primera vista, piensan: “Cristo, el dios encarnado, es un donnadie sin educación superior, que no es muy alto, cuya apariencia no es atractiva, al que le falta porte y viste ropa corriente. Todo el mundo dice que él tiene la verdad; ese es el único motivo para prestarle atención, no tiene nada más de impresionante. ¡Fíjate en cómo viste esa gente poderosa de la sociedad! ¿De qué marca son tu ropa y tus zapatos? ¿Qué peinado llevas? ¿Fuiste a un salón de belleza famoso para hacértelo? ¿Cuánto costaba el corte?”. Yo digo: “No me gasto ni un céntimo en cortes de pelo, me lo corto Yo mismo en casa”. Dicen: “¿Acudes a hacerte tratamientos de belleza? ¿Te alojas en hoteles? ¿De cuántas estrellas? ¿Has estado alguna vez en un crucero de lujo?”. Respondo: “No sé nada sobre esas cosas”. Concluyen: “Entonces eres realmente ignorante. Con tu noble identidad y estatus, ¿por qué no tienes conocimiento o una comprensión acerca de estas cosas lujosas y de alta gama que hay en el mundo? En tus circunstancias, deberías experimentarlas un poco por tu cuenta. Cuando menos, debes acudir a un salón de belleza exclusivo, alojarte en un hotel de cinco estrellas y navegar en un crucero de lujo. Como poco deberías ocupar asientos de primera clase cuando vuelas”. Al verme no tienen una gran opinión sobre Mí, pero hay algo que se ven obligados a reconocer: “Nunca había oído ninguna de esas cosas que has dicho en las reuniones. Debo escuchar lo que dices”. Sin embargo, después de las reuniones, ya no me reconocen. Es igual que un lobo, después de que lo alimentas, se da la vuelta y te muerde. Es la naturaleza del lobo. Cuando los anticristos ven a los hermanos y hermanas corrientes sin dinero ni influencia, que simplemente aman la verdad y son capaces de perseguirla y que llevan a cabo su deber de manera voluntaria, los desprecian y excluyen. Cuando miran a Cristo y ven a una persona ordinaria, alguien que es normal y corriente en todos los aspectos, tanto en su imagen como en su apariencia y comportamiento, ¿pueden transformar de inmediato su carácter y punto de vista interiores? (No). Su actitud hacia las cosas se basa en su calidad humana. Al carecer de humanidad normal, su actitud hacia Cristo es sin duda la misma que tienen hacia una persona corriente. No hay ni siquiera el menor respeto, esto lo determina su esencia y calidad humana. La manifestación de este atributo de la humanidad de un anticristo es tan repugnante y repulsiva como en otros aspectos.

Las diversas características presentes en la calidad humana de un anticristo que acabamos de compartir pueden revelar individualmente la bondad o la maldad, la superioridad o la inferioridad de su calidad humana. ¿La calidad humana de una persona que miente habitualmente es superior o inferior? (Inferior). ¿Es la humanidad de una persona egoísta y vil buena o mala? (Mala). ¿Es la humanidad de una persona que no tiene preocupación por la vergüenza buena o mala? (Mala). ¿Es la calidad humana de una persona insidiosa e implacable superior o inferior? (Inferior). ¿Cómo es la calidad humana de una persona que solo sabe aferrarse a los poderosos y oprimir a los débiles, que solo se atiene a tales principios? (Abominable). Semejantes individuos son abominables hasta el extremo, no solo carecen de humanidad normal, sino que uno podría decir con total exactitud que no son humanos, que son escoria, que son diablos. Cualquiera que carezca de la menor conciencia y razón es un diablo, no un ser humano.

F. Tienen más deseos materiales que la gente normal

En la humanidad de los anticristos se da otra manifestación: tienen más deseos materiales que la gente normal. Es decir, su deseo y exigencia de cosas materiales es especialmente grande, no conoce límites. Rebosan de aspiraciones de un estilo de vida extravagante y su avaricia es insaciable. Algunos puede que digan: “La mayoría de los anticristos no poseen esta manifestación”. No poseerla no significa que esté ausente de su humanidad. Una vez que esa gente logra estatus, ¿cuáles son los principios respecto a lo que comen, cómo se visten y cuál es su aspecto? En cuanto tienen estatus, deben hacer las cosas a su manera, hallan oportunidades, tienen ciertas condiciones y su vida es diferente. Se ponen exquisitos con lo que comen, hacen hincapié en la ostentación y el lujo. Insisten en llevar y usar artículos de marca y la casa en la que residen y el coche que conducen deben ser de alta gama y de lujo. Incluso cuando se compran un vehículo utilitario, este debe estar equipado con accesorios exclusivos. Algunos puede que se pregunten: “Si no tienen dinero, ¿por qué hacen tanto hincapié en estas cosas?”. Solo porque no tengan dinero, eso no significa que no vayan en busca de tales cosas o que en su humanidad no esté presente este deseo. Por tanto, una vez que los anticristos obtienen acceso a las ofrendas en la casa de Dios, las despilfarran con imprudencia. Quieren comprarlo y disfrutarlo todo, hasta el punto de la desvergüenza y hasta un grado tal que es difícil mantenerlo bajo control. Deben beber té de alta calidad servido en tazas chapadas en oro, sus comidas han de ser banquetes suntuosos, insisten en consumir ginseng de calidad suprema y solo usan computadoras y teléfonos de marcas de primera categoría que siempre son el último modelo. Se ponen gafas que cuestan miles de yuanes, gastan cientos en peluquería y pagan mil yuanes o más por masajes y sesiones de sauna. En resumen, exigen que todo sea lo mejor y de marca, quieren disfrutar de todo lo que disfrutan los famosos y los poderosos. Una vez que los anticristos tienen estatus, se vuelven evidentes todos estos aspectos desagradables. Durante las reuniones, si solo escuchan su predicación entre tres y cinco personas, les parece insuficiente e insisten en tener entre trescientas y quinientas. Cuando otros dicen que hay circunstancias externas adversas, por lo que una reunión con tres o cinco personas está bastante bien, replican: “No me vale, ¿por qué hay tan poca gente escuchando mi sermón? Mi tiempo vale más que eso. Deberíamos comprar un edificio más grande para la iglesia y que así pueda albergar a decenas de miles de personas para un sermón más solemne”. ¿Acaso no cortejan a la muerte? Los anticristos hacen este tipo de cosas. ¿Acaso no carecen también de preocupación por la vergüenza? Albergan un deseo y un interés extremadamente incontrolables por una vida de lujos y las cosas materiales, lo cual es otra característica de la calidad humana de los anticristos. En cuanto alguien menciona la comida gourmet, los coches de lujo, la ropa de marca y los artículos caros y de alta gama, se les iluminan los ojos, la avaricia se apodera de ellos y asoma su deseo. ¿Cómo se origina este deseo? Sin lugar a duda es una revelación de su naturaleza demoniaca. Puede que algunos anticristos anden cortos de dinero y cuando ven a alguien llevar joyería fina o un anillo de diamantes de dos o tres quilates, se les iluminan los ojos y piensan: “Si no creyera en dios, yo podría llevar uno de cinco quilates”. Consideran el hecho de que no poseen siquiera un anillo de un quilate, se sienten contrariados y empiezan a pensar que creer en Dios no merece la pena. Sin embargo, tras reflexionar con mayor detenimiento, piensan: “Recibiré grandes bendiciones en el futuro por depositar mi fe en dios. Podría tener un diamante de quinientos quilates y ponérmelo en la cabeza”. ¿Acaso no tienen deseos? Cuando ven a gente rica en la televisión que lleva ropa de diseño y surca el mar en un crucero de lujo, les parece algo increíblemente gozoso, romántico, noble y envidiable. Se les cae la baba y dicen: “¿Cuándo podré convertirme en esa clase de persona, en un titán entre humanos? ¿Cuándo podré disfrutar de una vida semejante?”. Lo ven una y otra vez hasta que piensan que creer en Dios es realmente poco interesante. Sin embargo, cuando vuelven a reflexionar, piensan: “No puedo pensar así. ¿Por qué creo en dios? ‘Soporta las mayores adversidades para convertirte en el mejor’. En el futuro, mi vida será mucho mejor que la suya. Ellos navegan en un lujoso crucero, pero yo viajaré en un avión exclusivo o en un platillo volante de lujo, ¡iré a la luna!”. ¿Son estos pensamientos siquiera un poco sensatos? ¿Se ajustan a la humanidad normal? (No). Este es otro elemento en la humanidad de los anticristos: un deseo extremadamente incontrolable de cosas materiales y de un estilo de vida lujoso. Una vez que obtienen esto, su avaricia se vuelve insaciable; su mirada y su naturaleza son voraces y quieren poseer estas cosas para siempre. En la humanidad de los anticristos, no se trata solo de envidiar a los poderosos; también desean cosas materiales y una vida de alta calidad. La humanidad normal tiene un rango razonable de necesidades para la vida y las cosas materiales; cuenta con sus necesidades diarias, las del entorno laboral y de vida, y también sus necesidades físicas. Basta con que se satisfagan estas necesidades, y se considera relativamente normal moderarlas en función de la capacidad propia de cada uno y de sus condiciones económicas. Sin embargo, la necesidad de los anticristos de cosas materiales y de disfrutar de ellas es anormal e insaciable. Algunos anticristos buscan una vida de alta calidad en particular. Se irritan un poco cuando viven en una familia de acogida en la que las comidas son simples. Además, si las personas de esta familia persiguen la verdad, son bastante honestas y no los adulan, los halagan o les dicen lo que quieren oír, se disgustan más si cabe, piensan: “¿Dónde puedo conseguir buena comida y alojarme en una casa grande? ¿Quién tiene buenas condiciones de vida? ¿Quién tiene coche y me puede llevar a los sitios y recogerme para que no tenga que caminar?”. Siempre les preocupan esos asuntos. ¿Hay gente así a vuestro alrededor? ¿Sois de esa clase de persona? (Estas cosas también están presentes en nuestra humanidad). ¿Podéis mantenerlas bajo control? Disfrutar de la comodidad no es lo mismo que la avaricia insaciable; se debe moderar sin entorpecer el cumplimiento del deber. Esta es la humanidad que poseen las personas corruptas normales. Sin embargo, los anticristos no practican la moderación; son insaciables y habitualmente voraces. En cuanto a esta manifestación, ¿tenéis algo más que añadir? (Dios, he visto a una anticristo antes. Por aquel entonces, una hermana le había comprado a la anticristo más de diez chaquetas de plumón, todas de marcas famosas, y esta anticristo se las ponía una tras otra, se cambiaba cada vez que salía. Luego, se convirtió en líder y usó las ofrendas de Dios para comprarse un coche. Hubo alguien que incluso adquirió una bonita casa específicamente para acogerla y, cuando ella salía a comprar, su hermana de acogida la seguía a poca distancia. Si a la anticristo le gustaba una prenda de ropa, simplemente la señalaba y su hermana de acogida se apresuraba a comprársela. Cuando regresaba a casa, llamaba a la familia de acogida con antelación y decía que quería comer empanadillas. El tiempo para hervir las empanadillas tenía que calcularse con precisión; no demasiado pronto o se enfriarían, tampoco demasiado tarde o al llegar a casa tendría que pasar hambre mientras esperaba. Era como una emperatriz viuda; su estilo de vida era sumamente lujoso. A esta anticristo lo acabaron expulsando más adelante). Mira lo ignorantes y tontas que eran estas personas, ¡le compraron una casa y un coche a un anticristo! Los anticristos consideran que la gente viene a este mundo para disfrutar de las cosas, que si uno no se deleita con ellas, entonces su vida es en vano. Este es su principio y teoría. ¿Es correcta esta teoría? Es meramente el punto de vista de los no creyentes, las bestias y la gente muerta sin espíritu. Los que creen en Dios y aun así tienen esos puntos de vista son unos incrédulos y no creyentes de manual. En cuanto este tipo de personas adquieren estatus, se convierten en anticristos de pies a cabeza; sin estatus, son personas malvadas.

Mentir habitualmente, la insidia y la implacabilidad, carecer de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza, ser egoísta y vil, aferrarse a los poderosos y oprimir a los débiles, así como tener más deseos materiales que la gente normal; estos son rasgos típicos de la calidad humana de los anticristos, son muy representativos y evidentes. Mientras que algunas de estas manifestaciones pueden aparecer hasta cierto punto en la gente corriente, sus manifestaciones son simplemente un carácter corrupto o manifestaciones de humanidad anormal o de una falta de humanidad que surge de la corrupción de Satanás. Por medio de la lectura de las palabras de Dios, estas personas desarrollan el sentido de la conciencia y la capacidad para desprenderse y rebelarse contra estas cosas y arrepentirse. Estas características no desempeñan un papel dominante en ellos y no afectarán a su búsqueda de la verdad ni al cumplimiento de sus deberes. Solo los anticristos rechazan aceptar la verdad por muchos sermones que oigan. Los rasgos y las características innatas a su humanidad no van a cambiar y por eso esa gente está condenada en la casa de Dios y no se puede salvar nunca. ¿Por qué no se pueden salvar? La gente con esa calidad humana no se puede salvar porque rechaza aceptar la verdad y es hostil hacia ella, hacia Dios y hacia todas las cosas positivas. Carecen de las condiciones y la humanidad para la salvación y, por tanto, el destino de estos individuos es ser descartados y arrojados al infierno.

12 de diciembre de 2020

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