Punto 3: Excluyen y atacan a quienes persiguen la verdad

La tercera técnica que los anticristos usan para controlar a las personas: excluyen y atacan a quienes persiguen la verdad. Algunas personas aman las cosas positivas, la rectitud y la luz, y hablar sobre la verdad. A menudo buscan hermanos y hermanas que persiguen y buscan la verdad para compartir con ellos. Los anticristos se enfurecen al verlo. Para ellos, todos aquellos que persiguen la verdad son como una aguja en el ojo, una espina en su costado, y serán el objetivo de sus ataques, exclusiones y agresiones. Por supuesto que un anticristo no atacará a estas personas únicamente con tácticas brutales y salvajes tan evidentes que la gente pueda calarlas. Adoptarán la manera de compartir la verdad y, con unas pocas palabras y doctrinas, juzgarán a las personas y arremeterán contra ellas. Esto hace que la gente piense que lo que ellos hacen es adecuado y razonable, que están ayudando, que no hay nada malo en cómo actúan. ¿Cuáles son esos métodos “adecuados y razonables” que usan? (Citar las palabras de Dios para juzgar a las personas y arremeter contra ellas). Correcto: citan las palabras de Dios para dejar en evidencia a las personas y juzgarlas. Ese es su método más común. En apariencia, este modo de expresarse parece justo, razonable y bastante adecuado, pero en el fondo su intención no es ayudar a los demás para beneficiarlos, sino dejarlos en evidencia, juzgarlos, condenarlos y degradarlos. Esto es, sin lugar a dudas, lo que buscan lograr. Entonces, el problema se encuentra en su punto de partida. Aquellos que tienen buen ojo pueden ver que los anticristos hacen esto porque esas personas persiguen y aman la verdad, y representan una amenaza para ellos. ¿Qué amenaza es esa? ¿De qué manera su amor por la verdad pone trabas al anticristo? (Pueden calarlos y discernirlos). Exacto. La amenaza más grande que estos amantes de la verdad suponen para un anticristo es poder discernir todo lo malo que él haga, sea lo que sea; pueden calar su esencia y son propensos, en todo momento y lugar, a desenmascararlos, denunciarlos y sacarlos a la luz, y luego condenarlos, rechazarlos y depurarlos de la iglesia. Si eso sucediera, perderían su estatus y su poder para siempre, y su posibilidad de ser bendecidos se arruinaría por completo. Es por ello que, para un anticristo, la mayor amenaza son las personas que persiguen la verdad, aparte de los disidentes.

Además de estos métodos que aparentan ser adecuados en la superficie, como usar las enseñanzas sobre las palabras de Dios para arremeter contra las personas que persiguen la verdad y juzgarlas, los anticristos llegarán incluso a tomar medidas drásticas en su contra. ¿Qué medidas drásticas son esas? Por ejemplo, se aprovecharán de una trasgresión momentánea de algún líder u obrero: sin importar el contexto, ni si la persona aprendió algo de ello y podría arrepentirse, ni si se trata de una persona que persigue la verdad, exagerarán la importancia de lo ocurrido para juzgar y condenar a esa persona y deshacerse de ella. Los anticristos creen que para deshacerse de las hierbas hay que eliminarlas de raíz, y por eso echan a esas personas de la iglesia, para que no representen una amenaza a su estatus. A toda la gente malvada y los anticristos se les da bien aprovecharse de cosas que pueden ser usadas en contra de los líderes y obreros y, una vez que lo hacen, los condenan como falsos líderes y anticristos. ¡No es cosa baladí! Los líderes y obreros son seleccionados por el pueblo escogido de Dios; ¿por qué te aprovecharías siempre de cosas que usar en su contra? ¿Cuál es tu objetivo al valerte de eso? ¿Será que quieres ocupar su lugar como líder? Una vez que una persona malvada ha acusado a un líder u obrero de la ofensa de ser un falso líder y un anticristo, si puede citar ejemplos y hacer que el pueblo escogido de Dios piense que se ajustan a los hechos, eso se traduce en un problema. Podrían echar a ese líder u obrero de la iglesia con facilidad. Ser un falso líder o un anticristo es una ofensa tan grande que, una vez que se demuestra, el acusado es condenado y su carrera como creyente en Dios se termina. Eso sencillamente lo arruinaría, ¿verdad? ¡Qué malvado es eso! Es más, si el anticristo luego aprovecha la oportunidad para que lo elijan como líder y toma el control de la iglesia, ¿no quedaría el pueblo escogido de Dios bajo el control del anticristo? ¿No se convertiría esa iglesia en el reino del anticristo? (Sí). ¡Ese es un peligro grave! ¿Tienen las personas malvadas y los anticristos alguna otra técnica para atacar y excluir a aquellos que persiguen la verdad? ¿Acaso no envían algunos a hermanos y hermanas que persiguen la verdad a trabajar en lugares de lo más peligrosos con el fin de obtener poder y consolidar su propio estatus? Dicen: “Hay una iglesia recién fundada con muchos hermanos y hermanas que son nuevos en la fe. No tienen fundamentos y les falta sabiduría. Necesitan alguien que comprenda la verdad para que los riegue y los provea. Tú comprendes la verdad de las visiones; esos recién llegados necesitan a alguien como tú para que vaya a regarlos. Nadie más está capacitado para ello”. Y con eso, el anticristo manda una grave amenaza oculta. ¿En verdad lo hace para que esa persona lidere y provea a la iglesia? (No). No. Lo hace porque ese lugar es un entorno hostil y peligroso. Pone a esa persona a hacer la obra de la iglesia en un lugar peligroso, deseando que la atrape el gran dragón rojo. Si la atrapa, no quedará nadie que amenace el estatus del anticristo y así podrá tomar el control de la iglesia. ¿No es esa una de las tácticas de los anticristos? Mandan fuera a la persona con el pretexto de que son muy aptos para regar a los recién llegados y, de esa forma, nadie puede ver sus viles intenciones. ¿No son astutos? Y los hermanos y hermanas piensan que el anticristo es listo y sabio por haber adoptado esas medidas, que es una persona conforme a las intenciones de Dios, pero resulta que los estaba engañando y cegando. Esta técnica del anticristo parece bastante impecable; nadie puede ver con claridad qué sucede en verdad y todos terminan siendo desorientados. A aquellos que son desorientados, lo que el anticristo está haciendo les parece justo y razonable, y que lo hace porque se preocupa por la obra, pero nadie puede alcanzar a ver su intención. Los anticristos son perversos, ¿verdad? Donde sea que haya peligro, allá te harán ir, diciéndose: “¿Acaso no persigues la verdad? ¿Y no te opones a mí? ¿No estás siempre discerniéndome y aferrándote a cosas para usar en mi contra? Muy bien, entonces usaré esta oportunidad para sacarte de aquí. Que te atrapen será lo mejor, ¡nunca podrás recuperarte!”. Lo cierto es que la mayoría de las personas a quienes los anticristos atrapan y persiguen en la iglesia son aquellos cuya búsqueda es mayor. ¿Qué piensan los anticristos de estas personas cuando están siendo perseguidas y excluidas? Se dicen: “Estas personas siempre están escuchando los sermones; entienden algunas verdades. No puedo simplemente impedir que escuchen: los sermones se predican para que los oigan todos, así que no hay forma justificada de impedírselo. Pero digamos que les permito escuchar. Dado que gran parte de lo que se dice en esos sermones permite desenmascarar a los falsos líderes y anticristos, ¿me vendría bien que oyeran lo suficiente y adquirieran conocimiento y discernimiento? Tarde o temprano acabaría teniendo que renunciar a mi posición como líder, ¿no? Eso no me sirve. Tengo que dar el primer paso”. Una vez que un anticristo tiene esa intención, se pone a trabajar en ello. No son muchas las personas que serían capaces de identificar a un anticristo sin antes haber comprendido la verdad. ¿Por qué los anticristos pueden salirse con la suya, mientras que las personas que persiguen la verdad acaban siendo víctimas? Hay un motivo que está presente, sin duda: puede que esas personas tengan en su corazón algo de amor por la verdad y por las cosas positivas, y puede que tengan cierta aspiración por perseguir la verdad, pero simplemente son demasiado cobardes. No comprenden la verdad, les falta discernimiento y son muy tontas; no pueden alcanzar a ver la esencia de un anticristo y nunca podrán llegar a desenmascararlo, lo que permite que el anticristo dé el primer paso y las perjudique con ello. Si ese es el resultado que obtienen o a eso es a lo que han llegado, ¿cómo habrá sucedido? ¿No será que han sido atacadas salvajemente por el anticristo? (Sí). ¿Qué lección deben aprender de todo esto aquellos que persiguen la verdad? ¿Cuál es la actitud que las personas deben tener en términos de cómo tratar a un líder o a un obrero? Si lo que un líder o un obrero hacen está bien y en consonancia con la verdad, puedes obedecerlos; si lo que hacen está mal y no concuerda con la verdad, no debes obedecerlos y puedes exponerlos, oponerte a ellos y plantear una opinión distinta. Si ellos son incapaces de llevar a cabo obra real o cometen actos malvados que causen una perturbación en la obra de la iglesia, y se revelan como falsos líderes, falsos obreros o anticristos, entonces puedes discernir sobre ellos, exponerlos y denunciarlos. Sin embargo, algunos de los escogidos de Dios no comprenden la verdad y son particularmente cobardes; temen que los repriman y atormenten falsos líderes y anticristos, así que no se atreven a defender los principios. Dicen: “Si el líder me saca a patadas, estoy acabado; si hace que todos me expongan o me abandonen, ya no podré creer en Dios. Si me expulsan de la iglesia, Dios no me querrá y no me salvará. ¿Y no habrá sido mi fe para nada?”. ¿No es ridículo ese pensamiento? ¿Tienen esas personas verdadera fe en Dios? ¿Un falso líder o un anticristo representarían a Dios cuando te expulsan? Cuando un falso líder o anticristo te atormenta y expulsa, esto es el trabajo de Satanás, y no tiene nada que ver con Dios; cuando echan o expulsan a las personas de la iglesia, esto solo se ajusta a las intenciones de Dios cuando hay una decisión conjunta entre la iglesia y el pueblo escogido de Dios, y cuando echarlas o expulsarlas se ajusta totalmente a la organización del trabajo de la casa de Dios y a los principios-verdad de las palabras de Dios. ¿Cómo es posible que el ser expulsado por un falso líder o anticristo signifique que no puedas ser salvado? Esta es la persecución de Satanás y el anticristo, y no significa que Dios no vaya a salvarte. Depende de Dios que puedas ser salvado o no. Ningún ser humano está capacitado para decidir si puede salvarte Dios. Debes tener esto claro. Tratar la expulsión por parte de un falso líder o anticristo del mismo modo que la expulsión por parte de Dios, ¿acaso no es malinterpretar a Dios? Lo es. Y esto no es solo malinterpretar a Dios, sino también rebelarse contra Él. También es una especie de blasfemia contra Dios. ¿Y no es ignorante y necio malinterpretar a Dios de esta manera? Cuando un falso líder o anticristo te expulsa, ¿por qué no buscas la verdad? ¿Por qué no buscas a alguien que entienda la verdad para obtener algo de discernimiento? ¿Y por qué no lo denuncias ante los superiores? Esto demuestra que no crees que la verdad impere en la casa de Dios, demuestra que no tienes verdadera fe en Dios, que no eres una persona que crea sinceramente en Dios. Si confías en la omnipotencia de Dios, ¿por qué temes la represalia de un falso líder o un anticristo? ¿Pueden ellos decidir tu destino? Si sabes discernir y detectas que sus actos no concuerdan con la verdad, ¿por qué no hablas con el pueblo escogido de Dios que comprende la verdad? Si tienes boca, ¿por qué no te atreves a hablar? ¿Por qué tienes tanto miedo a un falso líder o un anticristo? Esto demuestra que eres un cobarde, un inútil, un lacayo de Satanás. Si, cuando te ves amenazado por un anticristo o un falso líder, no te atreves a denunciarlo a los superiores, lo que esto demuestra es que ya has sido atado por Satanás y que eres del mismo sentir que ellos; ¿no es esto seguir a Satanás? ¿Cómo puede alguien así pertenecer al pueblo escogido de Dios? Es escoria, ni más ni menos. Quienes son del mismo sentir que falsos líderes y anticristos sin duda no son buenas personas; son malhechores. Tales individuos han nacido para ser secuaces del diablo; son lacayos de Satanás y para ellos no hay redención posible. Todos quienes no se atreven a desenmascarar a los anticristos cuando los ven perpetrando el mal, quienes temen ofenderlos, quienes incluso los protegen y obedecen, ¿no son unos necios ignorantes? Si eres plenamente consciente de los principios-verdad y aun así los vulneras y hasta formas alianzas y pandillas con personas malvadas y anticristos, ¿no estás actuando como un cómplice y secuaz de Satanás? ¿Acaso no te mereces que, a la postre, te traten como a una persona malvada y cómplice de los anticristos? Si crees en Dios, pero en lugar de seguirlo a Él sigues a los anticristos y actúas como uno de sus secuaces o cómplices, ¿no te estás cavando tu propia tumba, no estás firmando tu sentencia de muerte? Si crees en Dios, pero en lugar de someterte a Él, te rindes ante Sus enemigos —los anticristos— y buscas refugio en ellos, tú te has buscado que, como resultado, estos anticristos te manipulen y abusen de ti. ¿No te lo mereces? Si tratas al anticristo como si fuera tu amo, como si fuera tu líder, como si fuera un hombro en el que apoyarte, es que estás refugiándote en Satanás y lo estás siguiendo, lo que significa que te has descarriado y tomado la senda errónea, que has puesto un pie en el camino de no retorno. ¿Qué actitud deberías tener ante los anticristos? Debes desenmascararlos y combatirlos. Si no sois más que uno o dos y sois demasiado débiles para enfrentaros a ellos vosotros solos, tendrás que unir fuerzas con varias personas que comprendan la verdad para denunciar y exponer a estos anticristos, y tendrás que seguir hasta que los echen. Me he enterado de que, en los dos últimos años, el pueblo escogido de Dios de varias zonas pastorales de la China continental se ha unido para destituir a falsos líderes y anticristos de su cargo; algunos de estos incluso dirigían grupos con capacidad de decisión, a pesar de lo cual el pueblo escogido de Dios los destituyó igualmente. El pueblo escogido de Dios no tuvo que esperar a la aprobación de lo Alto; basándose en los principios-verdad, fueron capaces de identificar a estos falsos líderes y anticristos —que no llevaban a cabo ningún trabajo real, siempre estaban atormentando a los hermanos y hermanas, actuaban salvajemente y perturbaban la obra de la casa de Dios— y se encargaron de ellos con prontitud. A algunos los expulsaron de los grupos con capacidad de decisión; a otros los echaron de la iglesia, ¡lo cual es estupendo! Esto demuestra que el pueblo escogido de Dios ya tiene un pie en el camino correcto de la fe en Dios. Algunos de sus miembros ya han comprendido la verdad y ahora poseen algo de estatura, ya no están controlados ni embaucados por Satanás, se atreven a alzarse y combatir contra las fuerzas malignas de Satanás. Asimismo, esto demuestra que las fuerzas de los falsos líderes y anticristos de la iglesia han dejado de tener la sartén por el mango. Por eso, ya no se atreven a que sus palabras y acciones sean tan flagrantes. En cuanto delaten su juego, habrá alguien allí para supervisarlos, discernirlos y rechazarlos. Es decir, en el corazón de quienes comprenden realmente la verdad, no tienen una posición dominante el estatus, la reputación y el poder del hombre. Dichas personas no dan ningún crédito a esas cuestiones. Cuando alguien busca proactivamente la verdad y habla sobre ella; cuando empieza a recapacitar y reflexionar sobre la senda que deberían transitar los creyentes en Dios, así como la manera en que deberían tratar a líderes y obreros; cuando empieza a sopesar a quién debería seguir la gente, qué comportamientos corresponden a quien sigue a un hombre y cuáles a quien sigue a Dios; y luego, tras haber buscado a tientas estas verdades y haberlas experimentado en el transcurso de varios años, cuando haya llegado, sin saberlo, a comprender algunas verdades y tener discernimiento, habrá ganado entonces un poco de estatura. Ser capaz de buscar la verdad en todas las cosas significa haber entrado en el camino correcto de la fe en Dios.

Es una cosa buena, un feliz suceso, que el pueblo escogido de Dios sea capaz de discernir y rechazar a los falsos líderes y anticristos. Algunos líderes no saben realizar ningún trabajo real; lo único que hacen es causar tales trastornos y perturbaciones que nunca reina la tranquilidad en la vida de la iglesia. Todos los hermanos y hermanas los encuentran desagradables y, al final, los rechazan. ¿Es correcto que lo hagan? (Sí). Hay otras veces que, después de elegir un líder, al principio los hermanos y hermanas dicen: “Lo hemos elegido, así que tenemos que cooperar con él en su trabajo”. Al cabo de un tiempo, resulta que fue una elección equivocada: el líder es entusiasta en su fe en Dios, pero carece de entendimiento espiritual. Tiene tendencia a las distorsiones, es sentencioso y arrogante; no comenta ningún asunto con los demás ni hace nada conforme a los principios, sino que actúa con temeridad. Esto provoca brechas de seguridad; los hermanos y hermanas de la iglesia son arrestados continuamente y la obra de la iglesia sufre cuantiosas pérdidas. El líder no solo no reflexiona sobre sí mismo, sino que se justifica, argumenta en su propia defensa y elude la responsabilidad. Al final, el grupo lo destituye de su cargo. ¿Crees que manejaron la situación de la manera correcta? (Sí). ¡Pues claro que sí! Y, nada más encargarse de esa persona, eligen a otra, quien al cabo de un tiempo deja claro que es mucho mejor que aquel falso líder, lo cual demuestra que el grupo tiene discernimiento y ha crecido. Este es el proceso mediante el cual el pueblo escogido de Dios crece en la vida. Es muy normal. ¿Pensabas que, cuando la gente escucha tantos años de sermones, todos adquieren discernimiento y toman las decisiones correctas a la hora de elegir a los líderes y obreros, y que quien salga elegido será el que pueda asumir el cargo realmente? ¿Es así como funciona? (No). Cuando la gente no comprende los principios-verdad, a la hora de elegir a un líder, se centra siempre en elegir a alguien de mente ágil, buen orador, con un don. No es hasta que esa persona lleva un tiempo en su cargo y evidencia ser un falso líder o un anticristo cuando la gente empieza a desarrollar discernimiento; después de eso, no volverán a elegir a una persona semejante. Entonces, ¿a quién hay que elegir exactamente a la hora de elegir líderes y obreros? No existen reglas fijas. Depende más de si alguien es una persona adecuada y de si persigue la verdad. Dicho esto, si alguien es una persona malvada o un anticristo, no debes elegirlo, da igual la clase de persona que sea. De lo contrario, estarás cavando tu propia tumba. ¿No es cierto? (Así es).

Volviendo al tema en el que estábamos, el de que los anticristos atacan y excluyen a quienes persiguen la verdad; básicamente ya hemos dicho todo lo que había que decir al respecto, ¿cierto? ¿Cómo excluyen y atacan los anticristos a quienes persiguen la verdad? Utilizan a menudo métodos que otros consideran razonables y adecuados, incluso se sirven de los debates sobre la verdad para tener algo de lo que aprovecharse, en aras de atacar, condenar y desorientar a otras personas. Por ejemplo, un anticristo cree que, si sus compañeros son personas que persiguen la verdad, estas podrían amenazar su estatus, por lo que pronunciará sermones elevados y discutirá teorías espirituales para desorientar a la gente y conseguir que lo tengan en alta estima. De ese modo puede denigrar y reprimir a sus compañeros y colaboradores, y hacer que la gente piense que, aunque los compañeros de su líder persiguen la verdad, no pueden igualarse a él en términos de calibre y capacidad. Habrá incluso quien dirá: “Nuestro líder da sermones elevados y no hay nadie que se le compare”. Para un anticristo, oír ese tipo de comentarios resulta sumamente satisfactorio. Se dice para sus adentros: “Tú que eres mi compañero, ¿no posees realidades-verdad? ¿Por qué no puedes hablar con la misma elocuencia y elevación que yo? Ahora has quedado totalmente humillado. ¡Careces de las capacidades necesarias y, aun así, te atreves a competir conmigo!”. Es lo que piensa el anticristo. ¿Con qué objetivo? Intenta por todos los medios reprimir, denigrar y ponerse por encima de otras personas. Así es como un anticristo trata a todos quienes persiguen la verdad o trabajan con ellos. Haga lo que haga, todo gira en torno a su propio poder y estatus, y está destinado a ganarse la estima y adoración de los demás. No permite que nadie lo supere; cualquiera que sea mejor que él se ve abocado a que lo denigre, lo excluya y lo reprima. Los anticristos tienen motivaciones y objetivos detrás de todos los métodos que utilizan contra los que persiguen la verdad. En lugar de luchar por salvaguardar la obra de la casa de Dios, su propósito es salvaguardar su propio poder y estatus, así como su posición e imagen en los corazones del pueblo escogido de Dios. Sus métodos y comportamientos perturban y trastornan la obra de la casa de Dios, y también tienen un efecto destructivo en la vida de la iglesia. ¿Acaso no es esta la manifestación más común de los actos malvados de un anticristo? Además de estos actos malvados, los anticristos hacen algo aún más despreciable, y es que siempre tratan de averiguar cómo ganar ventaja sobre los que persiguen la verdad. Por ejemplo, si algunas personas han fornicado o han cometido alguna otra transgresión, los anticristos aprovechan esto como ventaja para atacarlas, buscan oportunidades para insultarlas, exponerlas y calumniarlas, para etiquetarlas y así desalentar su entusiasmo por cumplir con su deber, de modo que se sientan negativas. Los anticristos también hacen que el pueblo escogido de Dios los discrimine, los rehúya y los rechace, para que los que persiguen la verdad queden aislados. Al final, cuando todos los que persiguen la verdad se sienten negativos y débiles, ya no realizan activamente sus deberes y no están dispuestos a asistir a los encuentros; entonces, el objetivo de los anticristos se ha logrado. Como los que persiguen la verdad ya no suponen una amenaza para su estatus y su poder y ya nadie se atreve a denunciarlos o exponerlos, los anticristos pueden sentirse tranquilos. Dentro de la iglesia, las personas más odiadas por un anticristo son aquellas que persiguen la verdad, en especial las que poseen un sentido de la rectitud y se atreven a desenmascarar y denunciar a un falso líder y anticristo. Un anticristo ve a esta gente como una aguja en el ojo, como una espina en el costado. Si ve por un casual a alguien que persigue la verdad y cumple voluntariamente con su deber, surgen en su corazón la inquina y la enemistad, sin la menor pizca de amor. Un anticristo no se limitará a no prestar ayuda ni apoyo a quienes persiguen la verdad, da igual las dificultades que tengan o lo débiles y negativos que sean; no se limitará a hacer caso omiso. Además, en secreto, se alegrará de ello. Y, si alguien había presentado acusaciones contra él o lo había desenmascarado, aprovechará la ocasión para hacer leña del árbol caído, lo inculpará de toda suerte de ofensas para enseñarle una lección, condenarlo, dejarlo sin salida y, en definitiva, volverlo tan negativo que no pueda cumplir con su deber. El anticristo se enorgullece entonces y empieza a regocijarse con los infortunios de esa persona. Las cosas de este estilo son las que mejor se les da a los anticristos; su mayor pericia consiste en excluir, atacar y condenar a quienes persiguen la verdad. ¿Qué albergan los anticristos en sus pensamientos que les vuelve capaces de tal maldad? “Si los que persiguen la verdad escuchan a menudo los sermones, puede que un día vean más allá de mis acciones, y entonces me desenmascararán definitivamente y me sustituirán. Mientras ellos cumplen con su deber, mi estatus, mi prestigio y mi reputación están amenazados. Es mejor golpear primero, buscar oportunidades para aprovecharse de cualquier ventaja para perturbarlos y condenarlos, para volverlos negativos y que pierdan todo deseo de cumplir con su deber. También provocaré conflictos entre los líderes y los obreros y los que persiguen la verdad, de tal manera que los líderes y obreros los aborrecen, se distancian de ellos y ya no valoran ni promocionan a aquellos que persiguen la verdad. De esta manera, ya no tendrán ningún deseo de perseguir la verdad ni de cumplir con su deber. Es mejor que los que persiguen la verdad permanezcan negativos”. Este es el objetivo que desean alcanzar los anticristos. Cuando un anticristo o una persona malvada te atrapa, te condena y te humilla con sus artimañas, ¿sabes discernir lo que está ocurriendo? ¿Sabes calar los ardides de Satanás? Debes aprender a discernir: “Lo que dijo sonaba bastante bien, pero ¿por qué salí de allí con una sensación negativa? ¿Por qué ya no quiero cumplir con mi deber? ¿Por qué tengo recelos de Dios? ¿Había algún problema con lo que dijo? ¿Por qué ha surtido un efecto negativo? ¿Por qué salí de allí con malentendidos y nociones acerca de Dios y sin ningún deseo de someterme ya? ¿Por qué he perdido mi anterior resolución y entusiasmo por gastarme para Dios? Y de repente albergo dudas acerca de la obra de Dios; tengo la sensación de que mis visiones no son claras. No sé para qué sirve desempeñar mi deber así y tengo la sensación de que mis varios años como creyente y las penurias que he sufrido han sido en vano. Sobre mi corazón se cierne ahora la oscuridad”. Es un poco anómalo. ¿Por qué al oír unas palabras que de entrada parecen correctas iban a producirse semejantes consecuencias? ¿No tienes la sensación de que hay algo en esas palabras que no encaja? Entonces, ¿qué tipo de palabras son para que, al oírlas, provoquen en ti esta reacción? ¿Qué tipo de palabras te hacen desconfiar de Dios al oírlas? En primer lugar, una cosa es segura: todas las palabras de los anticristos son desorientadoras; como la serpiente, todas tientan a la gente al pecado y a alejarse de Dios y rechazarlo. Ni una sola de sus palabras provee a las personas ni las ayuda. ¿De dónde proceden? Del diablo Satanás. ¿Tenéis discernimiento en lo que se refiere a las palabras que los anticristos emplean para atacar y condenar a quienes persiguen la verdad? Lo único que temen los anticristos es que las personas persigan la verdad. Tienen miedo de que la gente se someta a Dios, de que la gente se alce para seguir a Dios y asumir el deber de los seres creados; tienen miedo de que la gente se presente ante Dios y busque la verdad. Esto es lo que más temen, lo cual se debe a que, una vez que el pueblo escogido de Dios emprende la senda de la búsqueda de la verdad, su crecimiento en la vida se acelera y, con ello, su estatura aumenta cada vez más. Y, cuando la verdad reine en el corazón de las personas y se convierta en su vida, ese será el último día de los anticristos: se enfrentarán a ser condenados, revelados, descartados y completamente abandonados. Por ese motivo, quienes persiguen la verdad son los más odiados por los anticristos. A ojos de un anticristo, quienes persiguen la verdad son enemigos odiados, blancos de sus ataques y coacciones, así como de su odio y abandono, de su daño y de su abuso, y lo que es más, son objetivos a los que desorientar. Los anticristos no tienen forma de desorientar, controlar o atrapar el corazón de quienes persiguen la verdad, ni pueden abiertamente excluirlos y atacarlos al azar, de modo que lo único que les queda es decir cosas correctas y agradables, empleando tácticas amables para arrastrar a la gente a su nivel. Y, si esas personas no los acompañan y no pueden serles de utilidad, recurrirán a toda clase de tácticas viles para excluirlas; para volverlas negativas y débiles; incluso para que dejen de estar dispuestas a cumplir con su deber, y en definitiva para que abandonen a Dios. Esta es una de las principales acciones malvadas de los anticristos y es otro rasgo distintivo de su esencia-naturaleza. ¿De qué rasgo de su naturaleza se trata? Su insidia, su artería, su malicia. A fin de colmar su ambición y objetivo de reinar en la iglesia, los anticristos recurren continuamente a desorientar, excluir y atacar a quienes persiguen la verdad. Lo hacen para alcanzar su inefable objetivo y dejan a todos cuantos persiguen la verdad negativos y débiles, tibios en su fe, despertando en ellos malentendidos acerca de Dios. Pues una vez que surjan malentendidos y quejas sobre Dios, estas personas dejarán de perseguir la verdad y de cumplir voluntariamente con su deber, con lo que se distanciarán de Dios. ¿Y qué significa eso para un anticristo? En primer lugar, nadie amenazará su posición; en segundo, una vez que estas figuras positivas se vuelvan pasivas y débiles y se distancien de Dios, el anticristo tendrá rienda suelta en la iglesia para desorientar y constreñir a la gente, así como para controlar al pueblo escogido de Dios, de modo que lo seguirán, lo apoyarán y se inclinarán ante él con sumisión ciega. Así, por lo tanto, el anticristo ha logrado su objetivo. Con esto, ¿los anticristos cumplen con su deber? (No). Entonces, ¿cuál es la naturaleza de todas sus acciones? (Están haciendo el mal). “Hacer el mal” es una forma un tanto general de expresarlo; en concreto, perturban y entorpecen a la gente, impiden que recorran la senda de la búsqueda de la verdad y alcancen la salvación por parte de Dios. Cuando un anticristo ve que una persona persigue la verdad, se pone rojo de ira; la odia. ¿Hasta dónde llega ese odio? Cuando ve que alguien persigue la verdad y sigue a Cristo en lugar de seguirlo a él, idolatrarlo y transitar por su misma senda, atacará, excluirá y reprimirá a esa persona, con el ansia de hacerla desaparecer. Hasta ese punto llega su odio. En resumen, a tenor de estas manifestaciones de los anticristos, podemos determinar que no cumplen con el deber del liderazgo, porque no guían a las personas a comer y beber de las palabras de Dios ni a hablar sobre la verdad; tampoco las riegan ni las mantienen para permitirles obtener la verdad. En lugar de ello, trastornan y perturban la vida de iglesia, desbaratan y destruyen su obra e impiden que la gente avance por la senda de perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Lo que quieren es que el pueblo escogido de Dios se descarríe y pierda la oportunidad de que le concedan la salvación. Este es el objetivo definitivo que los anticristos quieren conseguir al trastornar y perturbar la obra de la iglesia.

¿Cómo tendría que tratar a los anticristos el pueblo escogido de Dios? Debe discernirlos, desenmascararlos, denunciarlos y desdeñarlos. Solo entonces se asegurará de poder seguir a Dios hasta el final y entrar en el camino correcto de la fe en Dios. Los anticristos no son tus líderes, por mucho que hayan desorientado a otros para que los elijan como tales. No los reconozcas ni aceptes su liderazgo; debes discernirlos y desdeñarlos, porque no pueden ayudarte a comprender la verdad, ni pueden apoyarte ni proveerte. Estos son los hechos. Si no pueden guiarte a la realidad-verdad, no son aptos para ser líderes ni obreros. Si no pueden llevarte a comprender la verdad y experimentar la obra de Dios, entonces ellos son quienes se oponen a Dios y debes discernirlos, desenmascararlos y desdeñarlos. Todo cuanto hacen es con el fin de desorientarte para que los sigas y de introducirte en su grupo para socavar y perturbar la obra de la iglesia, para persuadirte de que transites la senda de los anticristos, como ellos. ¡Quieren arrastrarte al infierno! Si no puedes identificarlos como lo que son y crees que, como son tus líderes, tienes que obedecerlos y hacerles concesiones, es que eres alguien que traiciona tanto a la verdad como a Dios, y semejantes individuos no pueden salvarse. Si quieres salvarte, no solo debes superar el obstáculo del gran dragón rojo, no solo debes ser capaz de discernirlo, de ver más allá de su horrible semblante y rebelarte completamente contra él; también tienes que superar el obstáculo de los anticristos. En la iglesia, un anticristo no solo es el enemigo de Dios, sino también el de Su pueblo escogido. Si no consigues discernir a los anticristos, eres susceptible de dejarte desorientar y conquistar, de transitar la senda de un anticristo y de ser maldecido y castigado por Dios. Si eso ocurre, tu fe en Dios ha fallado por completo. ¿Qué ha de poseer una persona para que le concedan la salvación? En primer lugar, debe comprender un gran número de verdades y ser capaz de discernir la esencia, el carácter y la senda de un anticristo. No hay otra manera de asegurarse de no idolatrar ni seguir a una persona al mismo tiempo que uno cree en Dios; es la única manera de seguir a Dios hasta el final. Solo quienes son capaces de discernir a un anticristo podrán creer verdaderamente en Dios, seguirlo y dar testimonio de Él. Habrá entonces quien diga: “¿Qué hago si en este momento no poseo la verdad para ello?”. Debes equiparte con la verdad a toda prisa; debes aprender a ver el interior de las personas y de las cosas. Discernir a un anticristo no es un asunto sencillo, y exige la capacidad de ver claramente su esencia, y distinguir las intrigas, los trucos, las intenciones y los objetivos detrás de todo lo que hacen. De esta manera no te dejarás desorientar o controlar por ellos, y podrás mantenerte firme, perseguir la verdad de forma segura y continuar en la senda de la búsqueda de la verdad y la obtención de la salvación. Si no puedes superar el obstáculo de los anticristos, entonces se puede decir que estás en gran peligro y que eres susceptible de que te desoriente y capture un anticristo y vivir bajo la influencia de Satanás. Es posible que haya algunos entre vosotros que obstaculicen y pongan trabas a las personas que persiguen la verdad y sean sus enemigos. ¿Aceptáis esto? Hay algunos que no se atreven a enfrentarse a este hecho ni a aceptarlo. Pero que los anticristos desorienten a las personas es algo que ocurre de verdad en la iglesia, y ocurre a menudo, es solo que la gente no puede discernirlo. Si no puedes pasar esta prueba, la de los anticristos, entonces o te desorientan y controlan los anticristos, o te hacen sufrir, te torturan, te expulsan, te suprimen y abusan de ti. En última instancia, tu pequeña y miserable vida no lo resistirá durante mucho tiempo y se marchitará; ya no tendrás fe en Dios y dirás: “¡Dios no es siquiera justo! ¿Dónde está dios? No hay rectitud ni luz en este mundo, y no existe la salvación de la humanidad por parte de dios. ¡Podríamos pasarnos los días yendo a trabajar y ganando dinero!”. Niegas a Dios, te alejas de él y ya no crees que exista; cualquier esperanza de obtener la salvación ha desaparecido por completo. Así que, si quieres llegar a donde te pueden conceder la salvación, la primera prueba que debes pasar es la de percibir y calar a Satanás, y también debes tener el coraje de levantarte, desenmascararlo y abandonarlo. ¿Dónde está Satanás entonces? Está a tu lado y a tu alrededor; incluso podría estar viviendo dentro de tu corazón. Si estás viviendo en el carácter de Satanás, se puede decir que le perteneces. No puedes ver ni tocar al Satanás ni a los espíritus malvados del reino espiritual, pero los satanases y los demonios vivientes que existen en la vida real están en todas partes. Toda persona que siente aversión por la verdad es malvada, y todo líder u obrero que no acepta la verdad es un anticristo o un falso líder. ¿Acaso no son esas personas satanases y demonios vivientes? Estas personas pueden ser las mismas que adoras y respetas; pueden ser las que te guían o las que has admirado, en las que has confiado, de las que has dependido y las que has esperado en tu corazón durante mucho tiempo. De hecho, sin embargo, son obstáculos que se interponen en tu camino y te impiden perseguir la verdad y obtener la salvación: son falsos líderes y anticristos. Pueden tomar el control de tu vida y de la senda que recorres, y pueden arruinar tu oportunidad de obtener la salvación. Si no los disciernes y los descubres, puede que te desorienten o que te capturen en cualquier momento. Por lo tanto, te encuentras en gran peligro. Si no puedes librarte de este peligro, te conviertes en la víctima sacrificial de Satanás. De cualquier manera, las personas que son desorientadas y controladas, y se convierten en los seguidores de un anticristo no pueden nunca, jamás, alcanzar la salvación. Como no aman ni persiguen la verdad, es un resultado inevitable que las desorienten y sigan a un anticristo.

Hay personas que creen perseguir la verdad y afirman ser capaces de discernir a los anticristos. Se sobreestiman, ¿no es cierto? Si te encuentras con un anticristo evidente, uno que muestra sus colmillos, tiene escasa humanidad y ha perpetrado algunos actos malvados, lo natural es que puedas reconocerlo. Pero, si te encuentras con un anticristo que parece devoto, que habla con voz suave y da la impresión de ser buena persona —un anticristo que se ajusta a las nociones de la gente—, ¿tienes aún la audacia de afirmar que puedes identificarlo como lo que realmente es? ¿Te atreves a calificarlo de anticristo? Si eres incapaz de discernirlo, estás destinado a admirarlo y tener una buena disposición hacia él, en cuyo caso su comportamiento, sus opiniones y puntos de vista, sus acciones e incluso su comprensión de la verdad influirán en ti con toda seguridad. ¿En qué medida influirán estas cosas en ti? Envidiarás al anticristo, lo imitarás, lo emularás y lo seguirás, todo lo cual afectará a tu entrada en la vida; afectará a tu búsqueda de la verdad y tu entrada en la realidad, afectará a tu actitud hacia Dios y afectará a la cuestión de si realmente te sometes y sigues a Dios hasta el final. A la larga, el anticristo se convertirá en tu ídolo, ocupará un lugar en tu corazón y no conseguirás escapar de él. Cuando te veas desorientado hasta este extremo, solo te queda una remota esperanza de salvarte, porque tu relación con Dios se ha hecho pedazos, has perdido la relación normal con Dios y te hallas al borde del peligro. ¿Y qué supone esto para ti: un desastre o una bendición? Es un desastre, por supuesto; no se trata en absoluto de una bendición. Aunque, en asuntos menores, algunos anticristos puedan ayudarte y serte beneficiosos, o en otras ocasiones puedan predicar palabras y doctrinas para esclarecerte, una vez que te hayas dejado desorientar por ellos, los idolatres y los sigas, te encontrarás en apuros. Te habrás buscado la ruina y habrás perdido tu oportunidad de salvación. Hay quien dice: “No es un satanás ni una persona malvada, parece alguien espiritual, alguien que persigue la verdad”. ¿Son válidas estas palabras? (No). ¿Por qué no? Con cualquiera que realmente persiga la verdad, la influencia o el beneficio de su guía, ayuda y provisión sirve para llevarte ante Dios a fin de que puedas buscar Sus palabras y la verdad, te presentes ante Dios y aprendas a depender de Él y a buscarlo, y tu relación con Él sea cada vez más íntima. Por el contrario, ¿qué sucederá si tu relación con un anticristo se estrecha tanto que llega un punto en el que quedas a su entera disposición? Te descarriarás hacia la senda equivocada y te causará la ruina. Al estrechar tu relación con un anticristo, la relación que mantienes con Dios se enfría. ¿Y cuál es la consecuencia de esto? Te arrastrará hacia él y te distanciarás de Dios. Si tienes un ídolo en tu corazón, en cuanto empieces a tener nociones sobre las palabras y la obra de Dios, o cuando Sus palabras expongan a tu ídolo, te rebelarás de inmediato contra Dios y hasta puede que te enfrentes a Él y lo traiciones; te pondrás del lado tu ídolo y te opondrás a Dios. Esto sucede a menudo. A veces, cuando se sustituye o expulsa a falsos líderes y anticristos, sus cómplices y secuaces dan la cara por ellos y protestan; algunos incluso se vuelven negativos y dejan de creer en Dios. Esto es algo habitual, ¿no? ¿Y por qué dejan de creer? Dicen: “Si han sustituido y expulsado a nuestro líder, ¿qué esperanza tengo yo, un creyente de a pie?”. ¿No es absurdo? Sus palabras indican que siguen al anticristo y que están completamente desorientados. ¿Y cuál es la consecuencia de que estén desorientados? Que el anticristo se ha convertido en el ídolo al que adoran; el anticristo se ha convertido en una especie de antepasado suyo: ¿cómo no se van a marchar si han expulsado a su antepasado? Solo lo escuchan a él y se hallan bajo su control absoluto. Consideran que todo cuanto dice y hace el anticristo es correcto y hay que aceptarlo y someterse a ello como si fuera la verdad, por lo que no toleran que ningún miembro de la casa de Dios lo desenmascare y lo condene. Una vez que se expulsa al anticristo de la casa de Dios, sus seguidores se encargan ellos mismos de abandonar la iglesia; “cae el árbol y los monos se desbandan”, por así decirlo. Estas cosas demuestran que los anticristos y sus seguidores son siervos de Satanás, que han venido a trastornar y perturbar la obra de Dios. Una vez que quedan expuestos, desenmascarados y desdeñados por el pueblo escogido de Dios, su fe en Él llega a su fin. Todos los seguidores de los anticristos poseen un rasgo claramente discernible: no atienden a las palabras de nadie; solo hacen caso a los anticristos. Y, una vez desorientados por estos, dejan de escuchar las palabras de Dios y solo reconocen como señor al anticristo. Así pues, ¿no están desorientados, no los están controlando? Solo los seguidores de los anticristos tratarían de dar la cara por ellos. Cuando los anticristos quedan desenmascarados y revelados, los individuos que los siguen se inquietan por ellos, derraman lágrimas por ellos, protestan en su nombre y tratan de defenderlos. En momentos así han olvidado a Dios y dejan de orarle y de buscar la verdad; lo único que hacen es defender a los anticristos y devanarse los sesos por ellos; ya ni siquiera reconocen a Dios. ¿Creen en Dios de verdad? ¿En quién creen en realidad? Salta a la vista. Da igual lo que digan o hagan, los anticristos solo tienen un único objetivo: guiar a la gente, ser su señor; pretenden que todos los sigan y obedezcan servilmente y que, en definitiva, los traten como a Dios. ¿En qué se diferencia esto de la senda transitada por Pablo? Al concluir su obra, Pablo pronunció las palabras que había en su corazón; dijo que, para él, el vivir era cristo, y lo que pretendía era que todos aquellos que creyeran en el Señor lo emularan, lo siguieran y lo trataran como a Dios. Este era el propósito de las palabras de Pablo, ¿verdad? Y, si la obra de los anticristos llega realmente al punto en que la gente los idolatra y obedece, Dios ya no tendrá cabida en el corazón de esta gente; su corazón ya habrá sido tomado por los anticristos. Esta es la consecuencia. Afirmas que no te preocupa que un anticristo te desoriente, que no temes que puedas seguir a uno, pero las palabras no sirven de nada. Se trata de un comentario propio de un atolondrado. Porque, si no persigues la verdad y siempre idolatras y sigues a personas, entonces, sin darte cuenta, tomarás la senda de los anticristos. Carecer de testimonios vivenciales después de varios años de creer en Dios, y no solo no haber ganado la verdad y la vida, sino también haberte convertido en una persona que se opone a Dios: esta es la consecuencia definitiva de seguir a los anticristos, una consecuencia de la que no puedes librarte; se trata de un hecho inalterable. Es como cuando alguien toca una corriente eléctrica: seguro que recibe una descarga. Habrá quienes digan: “No me lo creo; no tengo miedo”; pero ¿es una cuestión que dependa de si lo crees o de si tienes miedo? Toca una corriente y ¡zas! Recibirás una descarga. No te servirá de nada que no te lo creas. Eso solo implica ignorancia; es una irresponsabilidad decir esas cosas. Por lo tanto, estés o no dispuesto a seguir a un anticristo, si no persigues la verdad y tus esfuerzos siempre van encaminados a la fama, la ganancia y el estatus, ya has emprendido la senda de los anticristos. Esta consecuencia se mostrará poco a poco, como los restos de un naufragio que emergen a la superficie. Es algo inevitable. Lo que hacen los anticristos es guiar a la gente ante ellos, los hacen aceptar su control y manipulación en vez de aceptar las instrumentaciones y disposiciones de Dios o de someterse a Su soberanía. Los anticristos quieren conquistar a la gente, quieren ganársela, su objetivo consiste en controlar a todo el pueblo escogido de Dios, tenerlo en sus manos; son traficantes. ¿Y de qué se valen los anticristos para lograr su objetivo de controlar a la gente? Se valen de la doctrina espiritual que la gente venera; usan teorías engañosas, se aprovechan de la mentalidad corrupta de rendir culto a la teoría para parlotear sobre ella y adornarla, todo en aras de desorientar a la gente. En resumen, lo único que dicen son palabras y doctrinas, teoría vacía, cosas engañosas que contravienen la verdad. Si las personas no comprenden la verdad, seguramente se dejarán desorientar; como mínimo, estarán desorientadas una temporada antes de que entren en razón. Al entrar en razón es cuando se desenmascaran los anticristos, momento en el que sienten el máximo arrepentimiento. Los seguidores de los anticristos hace tiempo que perdieron la obra del Espíritu Santo, porque en su corazón veneran a ídolos, siguen a personas y son desdeñados por Dios, que los ha apartado a un lado para ponerlos en evidencia. Así pues, seguir a los anticristos conlleva un grave peligro; al igual que los anticristos, los sujetos que los siguen son los más detestados por Dios. ¿Y con qué propósito aparta Dios a estos individuos? Espera a que Su pueblo escogido entre en razón, sea capaz de discernir y desenmascarar a los anticristos y los rechace de cabo a rabo, momento en el cual habrán llegado los días finales de estos. ¿Acaso no resulta perjudicial a la gente todo cuanto hacen los anticristos? Ellos no persiguen la verdad y tratan de desorientar y controlar al pueblo escogido de Dios, no dejan que la gente persiga la verdad, no se someten a la obra de Dios y tratan hacer que el pueblo escogido de Dios los siga mediante su desorientación; todo lo cual demuestra que los anticristos no tienen en absoluto un corazón temeroso de Dios y que se someta a Él, ni amor alguno por la verdad. En cambio, idean medios para procurarse un estatus y un poder que les permita oponerse a Dios y disputarle Su pueblo escogido y, en definitiva, crear su propio reino en oposición a Dios, todo lo cual demuestra que ellos son los enemigos mortales del Dios encarnado y los objetos mismos de Su destrucción. Nada supone mayor peligro para la fe en Dios de las personas que el hecho de que los anticristos las desorienten y controlen. Si la gente ya ha empezado a seguir a los anticristos, si ya están totalmente de su lado, entonces son personas que han traicionado a Dios y se oponen a Él, en cuyo caso no hace falta decir cuál es su desenlace.

Esto es más o menos todo lo que hay por hablar sobre el modo en que los anticristos excluyen y atacan a quienes persiguen la verdad. Su propósito y su intención al excluir y atacar a estas personas; la actitud, técnicas y métodos con los que las tratan, así como los procedimientos que deberían tomar quienes persiguen la verdad hacia los anticristos: hemos hablado un poco sobre cada uno de estos aspectos, aunque no exhaustivamente. Quizá en futuras enseñanzas abordemos la verdad en estas áreas, según convenga a circunstancias y casos concretos. Al compartir un tema tan específico, ¿qué actitud deben poseer los oyentes del sermón? Deben estar concentrados, callarse ante Dios y no distraerse, porque cada aspecto de la verdad engloba definiciones y enunciados específicos, con contenidos y principios de práctica concretos. Es más, comentaremos, desde diversos ángulos y de distintas formas, cuestiones conceptuales relacionadas con la verdad dentro de cada bloque de contenido, así como las verdades que la gente debería comprender y la senda en la que deberían practicar. Para que se produzcan resultados, es necesario hablar y reflexionar sobre todo esto hasta que quede claro. Veremos, a través de nuestra detallada enseñanza actual, que los principios-verdad implicados en el cumplimiento del deber propio no son tan sencillos como se cree. Entender la verdad presenta auténticas dificultades a quienes carecen de la capacidad de comprensión. Entender la verdad, al igual que asistir a la universidad, entraña cierto grado de dificultad, pero no parecerá complicado a quien posea la capacidad de comprensión. Mientras uno pueda entender la verdad después de oírla, dispondrá naturalmente de una senda para practicarla y, cuanto más se instruya en la práctica de la verdad, más se ensanchará esa senda de practicarla y captará de forma más precisa los principios. Por otro lado, si no escuchas esa detallada enseñanza y no entiendes más que elementos generalizados y conceptuales, tendrás las manos atadas a la hora de practicar. Cuando busques los principios-verdad, te parecerá que todo te sale mal y te sentirás incapaz de captarlos con precisión, hagas lo que hagas. Ahora bien, con especificaciones y definiciones concretas, al reducir el ámbito y concretar la verdad, tendrás mucha más libertad a la hora de volver a empezar a practicarla, porque está detallada. Por ejemplo, supón que te he mandado a comprar un cuaderno. Si solo te he dado los requisitos básicos, como el tamaño, el grosor y el precio, quizá tengas que esforzarte un poco para captar estos principios y ponerlos en práctica. Pero, si te hubiera dicho cosas como el color concreto, el tamaño, el número de páginas, el formato específico y la calidad del papel, ¿no serían más concretos los principios que captarías por el hecho de que te haya dicho esos detalles? Y, si fuera aún más específico, te entregara una hoja y te pidiera un cuaderno cuyo papel sea idéntico en calidad, grosor, color y tamaño de cuadrículas y cantidad, o si te especificara las tolerancias para cada característica, cuando acudieras a comprarlo, ¿no se reduciría el rango de opciones? (Sí). ¿Los principios relevantes no serían más concretos y te parecerían más sencillos cuando practicaras? ¿Esto te ayudaría o supondría un obstáculo para tu práctica? (Debería ser útil). Debería ser útil, en efecto, porque se han explicado diversos aspectos de la verdad de un modo más preciso y en gran detalle, se han descrito los pormenores para tratar asuntos y manifestaciones específicas, así como para practicar; todo ello te ha sido expuesto de manera exhaustiva. Si ni aun así eres capaz de ponerlo en práctica, es que careces de capacidad alguna para comprender la verdad.

Que ahora poseáis la capacidad de comprender la verdad resulta crucial para que podáis ganar la verdad y ser hechos perfectos. Ahora bien, he llegado a dividir las verdades relacionadas con el adecuado cumplimiento del deber en seis tipos, según el personal que desempeñe cada deber; cada uno de esos tipos se divide a su vez en categorías específicas, que contienen subsecciones de enseñanzas detalladas. En vuestro caso, ¿este estilo de predicar y la enseñanza de estas verdades os lleva a entender mejor de la verdad y os proporciona más principios por los que practicar, u os hace más difícil encontrarlos? (Gracias a esto, tenemos más principios). Debería llevaros a una mejor comprensión y, siendo ese el caso, Mi detallado sermón os debería ser útil. Debería proporcionaros mayor claridad, no mayor confusión. Todo se reduce a si se tiene la capacidad de comprender la verdad. Si alguien es realmente una persona de buen calibre que posea entendimiento espiritual, se sentirá cada vez más lúcida; mientras que si alguien tiene escaso calibre y carece de entendimiento espiritual, será menos capaz de comprender las cosas y estará cada vez más confuso. Habrá quien diga: “Antes me daba la sensación de que entendía un poco, pero ahora, cuantas más cosas oigo, más confuso me siento, como si ya no hubiera nada en mi interior. ¿Qué está ocurriendo?”. Si la charla sobre la entrada en la vida ahonda en demasiados detalles, a la gente de escaso calibre que carezca de experiencia le costará entenderlo. A mayor detalle, mayor probabilidad de que las personas de escaso calibre se queden atascadas. ¿Por qué son propensas a quedarse atascadas? Se debe a varias circunstancias. Una es que carecen de entendimiento espiritual. No comprenden la verdad; es decir, no entienden qué es la verdad ni qué es un estado concreto. No entienden estas cosas. Esta circunstancia es la de carecer de la capacidad de comprender la verdad. Con esta gente, solo queda una medida final que tomar: especificarles cómo proceder cuándo les acontezca algo, al igual que se programa un robot para que ejecute órdenes según se requiera. Basta con que respeten los preceptos. Se trata de un método que puede producir resultados en este tipo de personas; es el único posible para ellas. Ahora estoy adoptando esta medida final, explico las cosas con gran detalle, hasta las más específicas; las desmenuzo hasta lo más concreto. Habrá quien diga que ni aun así lo entiende, así que iré y les indicaré expresamente cómo tratar y manejar cualquier asunto que se les presente. Obligo a que respeten los preceptos; es lo único que puedo hacer, porque no tienen la capacidad de comprender la verdad. No todos los estados son exactamente iguales, pero las diferencias son mínimas. Si me pidierais que hablara específica y claramente con vosotros sobre cada uno de ellos, uno por uno, me vería en apuros para cubrirlos todos, pues sois muchos los que tenéis un bajo calibre. Será necesario que quienes tengáis entendimiento espiritual y la capacidad de comprender la verdad os encarguéis de esa parte del trabajo. De mi trabajo ya me he encargado bien Yo. No se puede hacer más; he hecho todo lo posible. Toda la obra llevada a cabo y todas las palabras pronunciadas por el Dios encarnado resultan comprensibles y accesibles para una persona corriente. Hasta aquí se puede llegar con la gente que tiene el pensamiento y las reacciones de la humanidad normal. Habrá quien pregunte: “¿Dios no obrará milagros?”. Dios no hace milagros; todas estas cosas deben realizarse de una manera real y práctica. Es igual que con la obra de Dios, que se desarrolla en tres etapas: empieza con la promulgación de las leyes a la especie humana para guiarla en su vida; sigue con la crucifixión y la obra de redención; y de ahí a los últimos días, en los que la encarnación de Dios expresa todas las verdades que salvan a la humanidad; cada etapa se realiza de manera real y práctica, hablando y trabajando, cara a cara con el hombre. Ahí no hay milagros. El mayor milagro radica en que Dios mismo habla y obra en persona, y da igual qué métodos emplee, al final formará un grupo de personas completas y se las ganará. No cabe ninguna duda de que el objetivo se verá cumplido; solo es cuestión de tiempo. Esta es la mayor de las señales y prodigios, y Dios no hará uso de ningún otro método sobrenatural para obrar la verdad en el corazón del hombre. Ahora que estas verdades se han compartido con tanto detalle, si tienes capacidad de comprensión y eres realmente alguien que persigue la verdad, entonces, si prestas atención y te esfuerzas un poco, será imposible que no entiendas la verdad o los principios de práctica. Hay quienes afirman amar la verdad, pero ¿por qué siguen sin entenderla después de oír sermones a lo largo de tantos años? Existen dos posibilidades. Una es que carezcan de cualquier tipo de entendimiento espiritual y sean incapaces de comprender la verdad; la otra es que en realidad no amen la verdad y nunca hayan hecho ningún esfuerzo por perseguirla. Estos son dos posibles motivos. Otras personas dicen que no comprenden la verdad porque llevan poco tiempo creyendo en Dios, no han oído muchos sermones y les falta experiencia. Esta es otra razón. Sin embargo, si eres una persona que realmente ama la verdad, entonces, a medida que se acumulen tus años de fe en Dios, más irá aumentando tu comprensión de la verdad y más crecerás en estatura espiritual.

Al compartir cualquier aspecto de la verdad, se requiere algo más que unas pocas palabras para exponerla en su totalidad, de un modo que permita resolver problemas. Para la gente de hoy en día, las generalidades son solo doctrina, solo teoría. Así pues, ¿cómo puedo conseguir que la gente la entienda y que sea capaz, una vez ha aceptado algo, de convertirla en los principios de su práctica? Tengo que hablar de forma más específica y con más detalle. Da igual si estoy contando una historia, compartiendo la verdad o hablando de la práctica; deben ser más específicas y detalladas en su totalidad. El discurso concreto os resulta beneficioso. Así pues, tengo que estar siempre devanándome los sesos para pensar en historias y ejemplos que os permitan entender un poco más. Materializo todas estas verdades en un incidente tras otro y combino las verdades que comparto con cada incidente que relato, de modo que podáis haceros una imagen en vuestra mente con la que compararos para ver si alguna vez habéis actuado de cierta forma o actuaríais como cierta persona, o si alguna vez habéis pensado de cierta manera u os habéis visto atrapados en cierto estado. Cuando escucháis estas verdades, procuro que en todo momento tengáis una sensación imaginativa de ellas, como si estuvierais inmersos en ellas. Este es el motivo por el que cuento historias y pongo ejemplos. Hay quienes se impacientan en cuanto oyen que empiezo una historia. “¿Otra historia? ¿Qué somos, niños de tres años?”. Quizá cuentes ya con cierta edad, pero, en la senda de la fe en Dios y la búsqueda de la verdad, tal vez tengas incluso menos de tres años; esa es la verdad del asunto. Así pues, el hecho de trataros como a niños de menos de tres años no es un insulto ni una exageración en absoluto; tal como Yo lo veo, os estoy sobreestimando. Cuando un niño de tres años oye a un adulto decir que las tijeras están afiladas y que no debe tocarlas, lo recordará como un principio. No tocará ni las tijeras ni ningún utensilio u hoja que se les parezca. Sabe que todos esos objetos son afilados; sabe que tiene que dominar este principio. Entonces, ¿las personas pueden encontrar principios en algo que han experimentado varias veces sucesivamente en su práctica? Es decir, ¿puedes comprender las intenciones tras los actos de Dios, los requisitos que te pide y los estándares que exige en un asunto? Guiándonos por la inteligencia de una persona normal, deberías ser capaz de entender estas cuestiones. Entonces, ¿qué circunstancias tienen que darse para que la gente no las entienda, diga lo que diga Yo? El principal motivo por el que esto ocurre guarda relación en primer lugar con el ruidoso ambiente en el que uno vive; hay tantas cosas banales y onerosas de las que ocuparse que la gente no se siente inclinada a orar-leer detenidamente la palabra de Dios; no dirigen ningún esfuerzo hacia la verdad. Esto por un lado; por el otro, la sed y el amor por la verdad que tiene la gente son tan escasos que, si un diez representara una puntuación perfecta, la medida actual de vuestro amor por la verdad se quedaría en un tres, o a lo sumo un cinco. Por lo tanto, en su mayor parte, el motivo por el que las personas no entienden la verdad y no la han ganado al final radica en que no se han aplicado; no ponen todo su empeño y, en su corazón, no la aman tanto. El grado de amor por la verdad que tiene la gente resulta insuficiente. No es más que un poco de interés; no llega al nivel de ser amor. Solo porque las personas han sufrido tantos reveses y aflicciones en el mundo que no pueden seguir viviendo, y porque han visto la obra que Dios lleva a cabo, lo han visto salvando a la gente, compartiendo la verdad a diario y proveyendo al hombre en abundancia, sienten que Dios es bueno y están dispuestos a leer Sus palabras y a esforzarse por la verdad. Ese es el interés que tienen. ¿A qué dedica más tiempo el corazón de la gente? Todos están enredados en muchas banalidades, ocupados por todo tipo de asuntos relativos a relaciones afectivas, relaciones interpersonales, estatus, vanidad y tendencias sociales. Hay quienes incluso invierten más tiempo y energía en su comida, ropa, vestimenta y placeres carnales. Malgastan sus preciosos días en estas cosas y lo ensalzan: “¡Me estoy entregando para Dios!”. A la larga, miran hacia atrás y ven que, pese a que Dios ha pronunciado tantas palabras y ha obrado durante tanto tiempo, ellos no han ganado la verdad. Y no es porque Dios no se la haya procurado, sino porque no la aceptaron con el corazón ni se aplicaron a ella, aunque vieron que Dios expresaba mucha. Eso es lo que causó que no ganaran la verdad y la vida en sus muchos años de creer en Dios, y que al final fueran descartados.

22 de enero de 2019

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