Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (II)

Apéndice: Así resolvieron los malentendidos de la gente sobre la gestión de una iglesia en Canadá

Algo inusual ocurrió la última vez que nos reunimos. ¿Qué fue? (Fue la forma de resolver el problema de una iglesia canadiense). Esto sucedió hace un mes. ¿Todavía está fresco en vuestra memoria? (Sí). ¿Este asunto os provocó muchos sentimientos? (Sí). Cuando surgen problemas con algunas iglesias o personas, tomo una decisión basándome en las circunstancias y los abordo de acuerdo con los principios; eso fue esencialmente lo que pasó cuando me encargué del tema de la iglesia canadiense. Así que, decidme, ¿por qué manejé el asunto de la manera en que lo hice cuando surgió un anticristo en esa iglesia y desorientó a la gente? ¿Qué pensáis al respecto? Al parecer, algunas personas se asustaron. ¿Por qué? Algunos dicen: “Se actuó de una manera demasiado dura. ¿Fue tan grave? ¿Cómo pudo resolverse así? ¿Se hizo de acuerdo con los principios? ¿No fue una decisión impulsiva? ¿Cuáles serán las consecuencias de resolver así el asunto? ¿Fue realmente tan grave lo que hicieron esas personas? Basándonos en lo que se les preguntó y según su actitud y las declaraciones e información que dieron, parece que no se les debería haber tratado con tanta dureza, ¿no?”. Así piensan algunos. Hay otros que dicen: “Tal vez Dios tenía Sus razones e ideas para actuar así”. ¿Qué ideas son esas exactamente? ¿Había alguna intención original o razón para manejar el asunto de esa forma? ¿Fue razonable tratar a esas personas de esa manera? (Sí). Todos decís que sí, así que hoy vamos a hablar de este tema y ver en detalle por qué fue razonable manejarlo de esa manera, qué es específicamente lo que pensáis de este asunto, qué impacto tendrá en vosotros en el futuro, si vuestras ideas al respecto son correctas o no y si hay algo equivocado o distorsionado en ellas. Si siempre os estáis conteniendo, mordiéndoos la lengua y no os expresáis, si siempre os oponéis, los problemas nunca se resolverán de la mejor forma posible, y por eso debemos llegar a un consenso. ¿Cuáles son los principios para llegar a un consenso? Si no podéis aceptar Mi decisión y tenéis otras ideas y nociones al respecto, si os resistís e incluso albergáis malentendidos al respecto, y si surgen preguntas o malas ideas, ¿qué debemos hacer entonces? Debemos hablar del asunto. Si tenemos opiniones divergentes, no hay consenso entre nosotros. ¿Y cómo podemos llegar a él? ¿Está bien buscar puntos en común y mantener nuestras diferencias? Si resolvemos las diferencias haciendo concesiones, si Yo cedo un poco y vosotros cedéis otro poco, ¿lo lograríamos? Está claro que no. Así no se consigue la compatibilidad. Entonces, si queremos llegar a un consenso y alcanzar un entendimiento y una decisión coherentes sobre este asunto, ¿cuál es la manera de hacerlo? Debéis buscar la verdad, luchar por alcanzarla y esforzaros en comprenderla, y Yo tengo que explicaros la historia al completo a todos para que quede clara. Nadie debe albergar ningún malentendido al respecto en su corazón. De esta manera, llegaremos a una visión coherente de la cuestión, y entonces todo habrá acabado definitivamente. Si encuentro un asunto parecido en el futuro, puede que lo aborde de la misma manera o, tal vez, no lo maneje de esta forma sino de otra. Así pues, ¿qué debéis aprender de esta cuestión? (Debemos aprender a buscar la verdad y entender por qué Dios gestionó el asunto de esa manera). Habéis mencionado dos aspectos, excelente. ¿Hay alguno más? (Debemos intentar entender los principios de las acciones de Dios para evitar ofender Su carácter. Es una advertencia para nosotros). Ese es otro aspecto.

Para explicar con claridad cómo se ha manejado el asunto de la iglesia canadiense, debemos empezar por el principio. ¿Por dónde? Empecemos por el momento en que estas personas salieron de China. ¿Es retroceder demasiado en el tiempo? Puede pareceros divertido, pero en realidad esto no es nada gracioso. ¿Es este un caso de ajuste de cuentas? No, no lo es. Cuando escuchéis Mis razones, sabréis por qué empiezo por ahí. Dejando a un lado si todo el que sale al extranjero lo hace con una comisión, una misión y una responsabilidad, comenzaremos por una cuestión menor: ¿es casualidad que todos puedan salir de China? (No). Esto no sucede por azar. Desde que tienes la determinación de salir de China y estás dispuesto a hacerlo para cumplir tu deber hasta que llegas al extranjero, durante todo ese proceso y aparte de tu cooperación, dime, ¿quién determina si puedes salir de China sin problemas? (Dios). Exactamente. No está determinado por las conexiones sociales que tengas, ni por cuánto dinero poseas, ni porque hayas arreglado todos los trámites: todos los que salen al extranjero deben tener un entendimiento y experiencia compartidos. ¿Qué experimentan todos? Dios reina soberano sobre el hecho de que alguien pueda dejar China sin problemas; no tiene nada que ver con lo capaz que sea ni con que posea una gran habilidad. No se trata de ir de una zona a otra dentro de un país; se trata de salir del propio país y eso requiere muchos trámites complicados. Especialmente en esta época en que el gran dragón rojo oprime y acosa de manera desenfrenada a los creyentes y sigue de cerca a cada uno de ellos, los trámites para irse de China no son fáciles de hacer. Por eso, el que estas personas llegaran sin problemas al extranjero estuvo completamente bajo la soberanía de Dios y demuestra Su omnipotencia. Quién puede irse de China, que los trámites se hagan con o sin problemas y cuánto tiempo lleve hacerlos lo determina Dios y es Su mano la que instrumenta y dispone todo esto. No te servirá de nada no creerlo o no reconocerlo porque es un hecho. El asunto se concluye con la cooperación de las personas y la soberanía de Dios. Si tuviéramos que tomar una determinación sobre tu salida de China, ¿quién la facilitó? (Dios). Él lo hizo. Las personas no tienen nada de lo que presumir y, en cambio, sí deberían dar gracias a Dios. Así, ¿qué debes hacer? (Un esfuerzo en cumplir el deber). Debes esforzarte en cumplir tu deber y hacerlo con atención. Si adoptamos una perspectiva global, ¿podemos llegar a una conclusión definitiva y decir que el hecho de que dejaras China para cumplir tu deber se debió a las disposiciones y la orientación de Dios y no a tu propia capacidad? (Sí). Algunas personas dicen: “¿Cómo que no se debe a mi capacidad? Dios me orientó, pero si Dios no lo hubiera hecho, salir de China no habría sido difícil de todos modos, porque soy un estudiante graduado con una calificación TEM8 en inglés y aprobar un examen TOEFL no sería un problema”. Muy pocas personas se encuentran en esta situación. Por ejemplo, algunos son ricos y pueden emigrar con un visado de inversor, pero tales casos son contados. Por lo tanto, ¿las personas que abandonan China lo hacen bajo la soberanía de Dios y con Su permiso? Sí, así es. No entraremos en situaciones particulares; solo hablaremos de aquellos que pueden salir de China y que luego cumplen sinceramente su deber. Esto no es consecuencia única de sus propias intenciones. Un aspecto de que salgas de China es que tienes una misión, mientras que otro es que saliste del país con la orientación de Dios. Mirando el asunto desde este punto de vista, ¿para qué has salido de China? (Para cumplir con el deber). No importa cuánto tiempo se tarda en completar los trámites en las etapas iniciales, cuánto te gastas o que Dios reine soberano sobre el asunto. Puesto que puedes salir de China y cumplir tu deber en la casa de Dios, podemos afirmar con certeza que tienes una misión en el extranjero. Tienes una responsabilidad y una pesada carga, y tu objetivo de ir al extranjero tiene que estar muy claro. En primer lugar, no eres un inmigrante que viajó para disfrutar de la vida; en segundo lugar, no saliste para ganarte el pan; en tercer lugar, no te fuiste buscando otra forma de vivir; y, en cuarto lugar, no te marchaste para llevar una buena vida. ¿No es así? No saliste al extranjero para perseguir lo mundano. Te marchaste con una misión y con la comisión de Dios de cumplir tu deber. Desde este punto de vista, ¿cuál debería ser tu prioridad principal al llegar al extranjero? (Cumplir con el deber). Tu máxima prioridad es venir a la casa de Dios y encontrar tu lugar, y cumplir tu deber de manera centrada y obediente de acuerdo con las disposiciones de la casa de Dios. ¿No es así? (Sí). Es cierto. Además, no saliste al extranjero porque alguien te amenazara o te secuestrara, sino que te marchaste voluntariamente. Se mire como se mire, has ido al extranjero, así que debes cumplir tu deber. Eso es cierto, ¿verdad? ¿Es esta una exigencia severa? (No). No es una exigencia severa ni excesiva. No es poco razonable. Así que, basándonos en lo que acabo de decir, ¿cómo deberías abordar tu deber y cómo deberías cumplirlo para estar a la altura de la comisión que Dios te ha dado? ¿Debes pensar en estas cosas? Lo primero que debes hacer es pensar: “Ya no soy una persona corriente, ahora llevo una carga a cuestas. ¿Qué carga? La comisión, la carga, que Dios me ha dado. Dios me guio para que fuera al extranjero y yo debo cumplir con las responsabilidades y obligaciones que un ser creado debe realizar en la difusión del evangelio de Dios; ese es mi deber. En primer lugar, tengo que pensar qué deber puedo cumplir y, en segundo lugar, cómo cumplirlo bien para no dejar de estar a la altura de la soberanía de Dios sobre mí y de Sus disposiciones para mí”. ¿No es así como deberías pensar? ¿Es exagerado este pensamiento? ¿Es una falsedad? No, no lo es. Es lo que alguien con racionalidad, humanidad y conciencia debería pensar. Algunas personas dicen: “Después de llegar al extranjero, me di cuenta de que no era como imaginaba y me arrepiento de haber venido”. ¿Qué clase de cosas son estas personas? Esta gente no tiene humanidad y tiene la fe quebrantada. Sin embargo, la mayoría de las personas que van al extranjero están dispuestas a volcarse en su deber. Pero ya basta de este tema. Ahora vamos a relacionarlo con el asunto de la iglesia canadiense. La gente de esa iglesia no está libre de todo eso. ¿Fueron a Canadá por casualidad? No fue por azar, fue inevitable. ¿Por qué digo que fue inevitable? Lo digo porque Dios había determinado hace mucho tiempo qué personas debían ir a qué país y Dios dictaminó soberanamente ese “inevitable”. Cuando Dios ordena soberanamente que debes ir a un país, eso es lo que sucede. Las personas de la iglesia canadiense también tenían una misión y fueron al extranjero por la soberanía y la disposición de Dios. Él los guio a Canadá y la iglesia los asignó a distintos puestos de trabajo y les permitió cumplir su deber de acuerdo a sus respectivos talentos, habilidades profesionales, fortalezas, etc. Cumplieron su deber algo rígidamente desde el principio. Por “rígidamente”, no quiero decir que fueran reticentes y lentos, sino más bien que a pesar de que la mayoría fue a cumplir su deber, no persiguieron la verdad. ¿Por qué digo esto? Porque cuando tenían problemas, no buscaban la verdad ni los principios en sus acciones. A veces, cuando lo Alto disponía algo para ellos o les decía que hicieran algo, se mostraban reacios; esa era la actitud que tenían respecto a cumplir su deber. Prosiguieron de esta manera superficial y el desempeño de su deber terminó en un estado lamentable, un desorden total. No había nada bueno en la vida de iglesia de estas personas o en su entrada en la vida. El efecto de su deber era malo, no había realidad en lo que compartían sobre la verdad y no sabían identificar falsos líderes y anticristos en absoluto; no había nada bueno en lo que hacían. Con el paso del tiempo, surgió un anticristo llamado Yan y se hicieron uno con él. ¿Qué significa “se hicieron uno”? Este anticristo era solo un joven de 26 años que había estado trabajando en la iglesia durante dos años y medio. En ese tiempo, atrajo a muchas hermanas, tal vez hasta diez. Algunas de ellas le gustaban y otras no, y a estas las ignoraba; sin embargo, todas estas personas adoraban a este anticristo. Dos años y medio antes, la gente de la iglesia canadiense no estaba haciendo mucho en el cumplimiento de su deber y se encontraban en un estado de letargo sin vida. Cualquier trabajo que lo Alto les asignaba lo trataban de una manera superficial, eran poco receptivos y se necesitaba un gran y arduo esfuerzo para conseguir que el trabajo se llevara a cabo. Después de que lo Alto los podara, se desalentaron, cayeron en un estado bajo de ánimo, rara vez se comunicaron con lo Alto y su actitud hacia el trabajo también se volvió muy desganada. Después de que el anticristo llamado Yan se convirtiera en líder, la situación empeoró rápidamente y la mayoría se contentó con ir tirando. ¿Cómo pudieron llegar a ese punto? ¿Con qué estaba relacionado? Una causa objetiva pudo ser el liderazgo. No tenían buenos líderes y ninguno de ellos perseguía la verdad. Al contrario, cultivaban relaciones personales y se involucraban en actividades deshonestas. ¿Y cuál fue la causa subjetiva? Que ninguno de ellos perseguía la verdad. ¿Es fácil que un grupo de gente que no persigue la verdad cumpla su deber lealmente y con la calidad requerida? (No). Sin embargo, ¿es fácil que un grupo de personas que simplemente no persiguen la verdad y algunos incrédulos se involucren en actividades deshonestas, sean superficiales y se opongan a lo Alto? (Sí). ¿Y es fácil para tales personas ir cuesta abajo y degenerarse como los no creyentes? Es muy fácil y esa era la senda que seguían. Bajo el pretexto de cumplir su deber, comían la comida de la casa de Dios y se alojaban en ella y la casa de Dios los mantenía. Engañaban a la casa de Dios para conseguir comida y bebida y, aun así, esperaban entrar en el reino de los cielos y recibir recompensas: dependían de engaños para vivir de esta manera. Cuando el anticristo perturbó el trabajo de la iglesia, nadie informó de ningún problema a lo Alto. Solo una mujer informó a un falso líder y el resultado fue que el asunto no se resolvió. Los demás estaban ciegos y, aunque notaron que surgían muchos problemas en la iglesia, no los comunicaron. La organización del trabajo de la casa de Dios establece claramente los principios para reemplazar a líderes y obreros, pero nadie le prestó atención y se limitaron a ir tirando junto al anticristo. Entre estos incrédulos estaban, por un lado, los que habían creído en Dios durante más de 20 años y, por otro, aquellos que habían creído durante al menos cinco años y nadie informó de estos problemas. Pero ¿qué fue aún peor? Había muchas líderes y líderes adjuntas de equipo que coqueteaban con el anticristo y competían entre sí por sus atenciones. Los adultos y las personas mayores notan fácilmente cuando un hombre y una mujer comienzan a salir. Toda la gente es sensible a la cuestión de las relaciones entre hombres y mujeres y de un vistazo puede saber lo que está pasando. Sin embargo, nadie lo denunció ni se levantó para reprochárselo o desenmascararlos ni fue capaz de discernir sobre ellos. ¿Alguien dio un paso al frente y, viendo que era un grupo encabezado por el anticristo, se dijo a sí mismo: “No puedo seguiros; debo informar de esto a los altos mandos y hacer que os destituyan, o bien organizar a algunos hermanos y hermanas con sentido de la rectitud para echaros”? No, nadie lo hizo. Nadie lo denunció hasta el momento en que este asunto salió a la luz. ¿Qué clase de personas eran? ¿Eran verdaderos creyentes en Dios? ¿Perseguían la verdad? (No). Si algo tan grave sucedió delante de sus narices y ellos no se dieron cuenta, ¿estaban estas personas que no perseguían la verdad en condiciones de cumplir bien su deber? ¿Cuál era su actitud hacia el deber? Claramente no eran más que parásitos, aprovechándose día tras día. Creían que podían arreglárselas fácilmente en la casa de Dios, que no debían decir ni una palabra si percibían un problema, que no se debía ofender a nadie y que sería horrible ofender al “jefe” porque las consecuencias serían malas para ellos. Si tienes miedo de ofender a la gente y no te atreves a hacerlo, ¿cómo osas ofender a Dios? ¿Serán buenas las consecuencias para ti si ofendes a Dios? ¿Cómo te tratará Dios? ¿Acaso no habrá consecuencias? (Sí). Las habrá. Que tuvieran miedo de ofender a alguien no fue, por supuesto, un factor importante. El factor principal fue que eran personas perversas que no amaban la verdad. Aparte de no perseguir la verdad, también hicieron muchas cosas estúpidas. No había mucha gente en la iglesia canadiense, pero tenían muchas ambiciones descabelladas. El desempeño de sus deberes claramente no estaba teniendo ningún efecto, y aun así querían ampliar el alcance de su trabajo y estaban ocupados con la compra de propiedades; al final pagaron un depósito de una propiedad para nada. La mayoría de estas personas han sido puestas en aislamiento. Decidme, ¿qué son estas personas? ¿No son una manada de bestias y depravados? Está claro que no son nada y, sin embargo, despilfarraron así las ofrendas. Nadie estaba cuidando los intereses de la casa de Dios ni tenía sentido de la rectitud: ¡no son más que un puñado de demonios! ¡Es realmente exasperante!

No había mucha gente en la iglesia canadiense, solo unos cuantos cientos. No se esforzaban mucho en su deber, eran negligentes y formaban camarillas, y se limitaban a salir del paso día tras día. ¿No es para enfadarse? Eran ineficientes en el trabajo y no hacían ningún progreso, conspiraban unos contra otros y no trabajaban juntos en armonía. Los líderes se involucraron en actividades deshonestas con otras personas y nadie sintió apremio, ni se enfadó, ni se sintió triste por ello. Nadie oró por ese asunto, ni consultó o pidió ayuda de lo Alto. Nadie hizo nada de esto ni dio un paso al frente para decir: “No está bien que cumplamos nuestro deber de esta manera. Es la comisión que Dios nos dio ¡y no podemos defraudarlo!”. No les faltaba de nada, tenían suficiente gente y equipamiento. ¿Qué les hacía falta? Gente buena. Nadie tenía sentido de la carga hacia el trabajo de la iglesia, ni cuidaba la obra de la casa de Dios. Tampoco se ofrecieron y dieron su opinión ni hablaron sobre la verdad acerca del discernimiento para que todos pudieran levantarse, distinguir y dejar en evidencia a los falsos líderes y anticristos. Nadie lo hizo. ¿Fue así porque estos miserables estaban ciegos y no veían lo que estaba pasando, o porque les faltaba calibre y estaban confundidos debido a su avanzada edad? (Ni lo uno ni lo otro). No fue nada de eso. Entonces, ¿cuál era la verdadera situación? Estaban todos juntos con el anticristo, protegiéndose y adulándose, sin ponerse al descubierto unos a otros, simplemente pasando el rato en esa guarida de demonios. ¿Alguna vez pensaron en su deber o en la comisión de Dios? (No). Sólo querían salir del paso de esta manera sin ninguna sensación de remordimiento. ¿Qué es este fenómeno de no tener remordimientos? Es que el Espíritu Santo no estaba obrando en ellos y Dios los había abandonado. Hay otra explicación para ese abandono, y es que, debido a su actitud hacia el deber, la verdad y Dios, así como a sus pensamientos, Dios sentía repugnancia por ellos y ya no merecían cumplir ese deber. Por eso, no se veía en ellos ningún reproche ni disciplina, ningún despertar de su conciencia y, menos todavía, recibían una iluminación, esclarecimiento, poda, juicio o castigo. Eso era irrelevante para ellos, estaban todos adormecidos y no eran diferentes de los demonios. Habían estado escuchando sermones en la casa de Dios durante años, incluyendo sermones sobre cómo distinguir anticristos y sermones sobre cómo cumplir el deber correctamente, pero ¿buscaron y aceptaron la verdad durante ese tiempo? ¿Distinguieron a los anticristos? ¿Mantuvieron algún debate sobre las diversas manifestaciones de los anticristos? No, no lo hicieron. Si realmente lo hubieran hecho, sin duda habría existido una minoría de personas que podría haberse puesto en pie y desenmascarado y denunciado al anticristo y las cosas no habrían ido tan mal. ¡No eran más que una banda de atolondrados e inútiles! De acuerdo con su situación real, su comportamiento y la clasificación que se les dio, los relegué al Grupo B para que tuvieran un tiempo de aislamiento y reflexión. ¿Fue excesivo que manejara el asunto de esta manera? (No). No, no fue excesivo en absoluto. Y si no lo fue, ¿no puede considerarse totalmente correcto? Se hizo para darles una oportunidad. ¿Qué oportunidad? Si realmente tienen algo de humanidad y conciencia, si pueden arrepentirse y cambiar de rumbo, tendrán la posibilidad de volver a la iglesia. Si ni siquiera tienen el deseo de arrepentirse, permanecerán aislados el resto de sus vidas, e incluso serán echados por la iglesia. Así son las cosas. No fueron echados inmediatamente para darles la oportunidad de arrepentirse. Puede que digan: “Hicimos algo malo y te enfadaste y nos aislaste. Así que, aunque no logramos ningún mérito haciendo nuestro deber antes, ciertamente sufrimos por ello. ¿Por qué no lo ves?”. En realidad, aislarlos muestra suficiente indulgencia y, de acuerdo con sus acciones y comportamiento, se les debería haber echado. Mirad qué actitud tienen: ¡están en gran peligro! Entonces, ¿cómo hay que abordar este asunto? Tengo que dividir Mi enfoque en dos partes: la primera parte es aislarlos y la segunda es tratarlos como crea conveniente basándome en su situación durante el período de aislamiento y en su comportamiento individual, y decidir si los mantengo en la iglesia o los echo. ¿Acaso no demuestra esto suficiente indulgencia hacia ellos?

Las personas de la iglesia canadiense hicieron muchas cosas malas, y aislarlas como consecuencia de su comportamiento fue una gran muestra de indulgencia. Así que ¿por qué hay quien todavía tiene sus propias ideas sobre cómo se solucionó el problema? Algunos dicen: “Puede que hicieras lo correcto al tratar el asunto así, pero todavía queda otro problemilla. Esas personas de la iglesia canadiense se lo buscaron y recibieron lo que merecían, pero al manejar la cuestión de esa manera, ¿no los estás castigando severamente para que sirva de ejemplo a los demás?”. ¿Es esa la forma correcta de entenderlo? (No). He oído decir a algunas personas: “Esa es la manera adecuada de solucionar el problema. Debes castigarlos severamente para que sirva de ejemplo a los demás, hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos. El miedo guarda la viña”. ¿No es esto lo que diría un no creyente? Ese es el punto de vista que tendría un no creyente. Quizás aún no sois capaces de ver la esencia de este problema y por eso aún expresáis el punto de vista de un no creyente. ¿No pensáis que es un poco desagradable que alguien diga eso? Si usáis esas palabras para explicar este asunto, estáis diciendo cosas que no vienen al caso, y no se trata de eso. Por lo tanto, ¿cómo describiríais la forma en que he resuelto la situación? (Lo has hecho de acuerdo con los principios). Así es. He actuado conforme a los principios; esa respuesta sí que es práctica. ¿Alguien más? ¿No se lo buscaron ellos mismos? (Sí). ¿Y cuál es la forma más sencilla de describirlo? (Recibieron su merecido). En efecto. Ellos se lo buscaron y, debido a su comportamiento, recibieron su merecido. Dios actúa con arreglo a los principios-verdad y castiga a las personas de acuerdo a su comportamiento. Además, la gente debe asumir las consecuencias de sus acciones y recibir un castigo cuando lo que hacen está mal; es lo apropiado. Dios castiga a la gente en función de su comportamiento; así se castigó a esas personas de la iglesia canadiense y, usando el vocabulario actual, se las trató conforme a los principios. Decidme, de las cosas que he expuesto sobre ellas, ¿cuál no es un hecho? ¿Cuáles de Mis análisis, definiciones y categorizaciones de tales cuestiones no son hechos? Todos lo son. Por lo tanto, se las castigó de acuerdo a esas manifestaciones y conforme a sus acciones y conducta. ¿Qué hay de malo en eso? Veamos, hacer que el miedo guarde la viña, castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás y hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos; ¿es la naturaleza de esas acciones la misma que la de la forma en que traté a la iglesia canadiense? (No). Entonces, ¿por qué hay que castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás? ¿Cuál es la naturaleza de eso? Castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás, hacer que el miedo guarde la viña y hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos; la naturaleza de esas tres acciones es básicamente la misma. ¿Cuál es esa naturaleza? Es el acto de un gobernante o una persona poderosa que hace algo en una situación específica porque cree que es necesario para imponer su autoridad y lo usa para intimidar a los demás. Eso se llama castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás. ¿Cuál sería su objetivo al actuar así? Sería hacer que los demás lo obedecieran, lo temieran y se sintieran intimidados por él, que no actuaran impetuosamente ante él y que no hicieran lo que les apeteciera. ¿Actuar así estaría en consonancia con los principios? (No). ¿Por qué decís que no? Los actos de un gobernante tendrían una motivación, y su motivación sería consolidar su régimen y salvaguardar su poder. Pretendería montar alboroto en relación con la cuestión y esa sería la naturaleza de su acción. El manejo del asunto de la iglesia canadiense se basó en los principios-verdad y no en las filosofías satánicas de los no creyentes. El anticristo desorientó a la gente, trastornó y perturbó el trabajo de la iglesia y puso esta patas arriba, pero aun así la mayoría se pronunció a su favor. ¡La naturaleza de las acciones de esas personas es realmente odiosa! Para ir dando tumbos de esa forma, mejor hubiera sido que dejaran la iglesia y se fueran a vivir su propia vida. Al menos, los recursos de la casa de Dios no se hubieran desperdiciado y eso ya sería algo bueno. Pero ¿acaso hicieron eso? Su conciencia no tenía ese discernimiento, y malgastaron los recursos financieros y materiales de la casa de Dios, no se esforzaron por cumplir su deber, se aliaron con el anticristo e hicieron el mal junto con él. ¡La naturaleza de esas acciones es muy grave! La casa de Dios los trató así para que reflexionaran y llegaran a conocerse a sí mismos, a fin de que cambiaran de rumbo y se arrepintieran, lo cual es para su beneficio. Si no se hubieran tomado medidas respecto a ellos, tal vez al cabo de un año todos habrían traicionado a Dios y habrían regresado al mundo. Afortunadamente, se los aisló y se tomaron medidas respecto a ellos a tiempo, lo cual impidió que aún más personas hicieran el mal y evitó que la obra de la iglesia sufriera una pérdida todavía mayor. Al hacer esto, ¿están siendo salvados o descartados? (Salvados). En realidad están siendo salvados. Se hizo para ayudarlos y advertirlos, para darles la voz de alarma y decirles que no estaba bien que actuaran así, que si seguían por ese camino caerían en la perdición, perecerían y perderían toda esperanza de alcanzar la salvación. Si pueden comprender esta cuestión, todavía hay esperanza para ellos. Si ni siquiera pueden comprenderla y continúan sintiéndose desalentados, si siguen degenerándose y sumiéndose en la desesperación, oponiéndose a lo Alto y expresando sus nociones con un estado de ánimo negativo, tendrán problemas. ¿Qué deseáis para ellos? (Que se arrepientan). Todos queréis que estén bien y se arrepientan. ¿Y qué deseo Yo para ellos? ¿Acaso deseo que no se arrepientan y poder depurarlos a todos? ¿Pienso que la iglesia estará mejor sin ellos? ¿Es eso lo que quiero? (No). No es eso lo que quiero. Deseo que estén bien y se arrepientan, que después de arrepentirse vuelvan a la casa de Dios y que no cumplan su deber como solían hacerlo. ¿Cómo dice el versículo? “Vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos” (Jonás 3:8). En lo que a ellos concierne, si pueden lograrlo, tendrán un recuerdo imborrable mientras vivan y una experiencia extraordinaria que se convertirá en un acontecimiento maravilloso. Eso depende de lo que cada uno persiga.

Después de resolver el asunto del anticristo de la iglesia canadiense, algunos pensaron: “Esas personas llevan muchos años cumpliendo su deber y, sin embargo, debido a la aparición de un anticristo que causó perturbación, se las ha aislado”. Tienen una sensación de crisis y piensan: “Esta es la primera vez que veo a Dios enfadarse y maldecir a la gente. Ni siquiera los colaboradores, cómplices y seguidores del anticristo se libraron. ¡Dios no tiene consideración por los sentimientos de nadie! Normalmente se dice que Dios ama y tiene misericordia del hombre, ¡pero esta vez Su ira es realmente imposible de soportar!”. Empiezan a sentirse intranquilos en el corazón. Decidme, ¿es correcto que la gente piense así? (No). ¿Por qué no? ¿Cómo deberían enfocar este asunto? ¿Cuántos años lleváis escuchando sermones? ¿No hace por lo menos cinco años? ¿Y no deberíamos ser capaces de llegar a un consenso en muchos asuntos, particularmente en ciertas cuestiones en las que los principios estén relativamente claros? (Sí). ¿Qué significa “consenso”? Significa una especie de entendimiento tácito. Yo hago algo sin deciros la razón, y vosotros sabéis perfectamente por qué lo hago y sois capaces de entenderlo, aceptarlo y asimilarlo desde una perspectiva positiva; eso es lo que significa tener un entendimiento tácito. ¿Cómo se produce ese entendimiento tácito? Digamos que habéis escuchado muchos sermones, habéis alcanzado cierto nivel de comprensión de la verdad y hemos llegado a conocernos mejor mutuamente. Os he explicado muchas cosas y os he expuesto Mis puntos de vista, Mis ideas, Mis principios de acción y lo que tenéis que entender y hacer. Os he dicho todo eso y cuáles son Mis puntos de vista, y vosotros habéis aceptado dichos puntos de vista y habéis afrontado las cosas, el deber, la fe, la vida y a otras personas de acuerdo con ellos. Entonces, ¿no habrá crecido más y más el entendimiento tácito entre nosotros? (Sí). Entonces, ¿hemos alcanzado ese tipo de entendimiento tácito con respecto a la forma de gestionar el asunto de la iglesia canadiense? Si no explicara la cuestión como lo estoy haciendo, ¿a qué equivaldría nuestro entendimiento tácito? A “castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás” y a “hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos”. ¿Es ese nuestro entendimiento tácito? (No). Esas personas llevaban muchos años escuchando sermones, así que ¿cómo pudo Mi actuación provocar tal respuesta por su parte? Decidme, ¿cómo me sentí al oírlas expresar tales opiniones? Me hizo sentir que es trágico que la gente pueda decir tales cosas. Te pregunto: ¿Debería haberme sentido así? (Sí). ¿Por qué? Porque ese tipo de enunciado, de perspectiva, de entendimiento y de comprensión no debería haber existido ni surgido. Pero lo ha hecho, y ha ido más allá de Mis expectativas. ¡Está tan alejado de Mi valoración y de Mis expectativas que me siento avergonzado por este asunto! Habrá quien diga: “¿Tan grave es? ¿No estás haciendo una montaña de un grano de arena?”. Mirad, no es muy grave, pero tampoco es un asunto trivial. Desde que empiezas a creer en Dios y lo reconoces como tu Dios y tu Señor, desde el momento en que quieres comer y beber las palabras de Dios, seguirlo, aceptar Sus instrumentaciones y disposiciones y someterte a todo lo que Él te pida, desde ese día has establecido una relación con Dios. Una vez establecida esa relación, hay un problema realmente crucial entre Dios y tú. ¿Cuál es ese problema? Que tu relación con Dios estará constantemente en estado de crisis si no eres capaz de aceptar las cosas que Él hace y las formas en que se comporta y si no puedes entender esas cosas ni tomar la iniciativa para buscarlas y comprenderlas. ¿Y qué implica ese estado de crisis? Que no importa cuántas palabras de Dios comas y bebas ni cómo planees someterte a Dios, mientras ese estado de crisis exista, aunque solo sea por un día, el hecho de que quieras seguir a Dios y tu deseo de aceptar Su salvación pueden ser destruidos, volverse insostenibles y convertirse en meras fantasías. ¿Por qué digo esto? Mientras tu relación con Dios no sea normal y exista ese estado de crisis, ¿acaso podrás mantener una relación normal con Dios? Entonces, ¿qué tipo de relación tendrás con Él? ¿Será una relación de compatibilidad? ¿Una relación familiar o entre colegas? ¿Cómo será exactamente? Mientras tu relación con Dios esté en estado de crisis, llegarás a juzgar y malinterpretar Sus actos y comportamiento en cualquier momento y lugar, e incluso serás capaz de oponerte y negarte a aceptar las cosas que hace. ¿No estarías entonces en peligro? ¿Cómo surge ese peligro? Surge porque no conoces a Dios. No lo analizaremos desde el lado positivo, sino desde el negativo. Por ejemplo, siempre ves a Dios de cierta manera y piensas que es un rey terrenal, un funcionario muy importante, una persona suprema que ejerce poder en la tierra. En tu mente, siempre piensas que Dios es alguien en ese tipo de posición y por lo tanto, sobre esa base, ¿qué perspectiva tendrás sobre las cosas que Dios hace y dice? Permitidme daros algunos ejemplos para que entendáis a qué perspectiva me refiero. Hay un dicho en el mundo: “Estar cerca de un rey es igual de peligroso que yacer junto a un tigre”. ¿Existe alguien que aplique ese dicho a su relación con Dios? (Sí). Hay gente así, y muchas personas adoptan esa perspectiva sobre Dios. Luego está el dicho que mencionamos antes: “Hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos”. ¿No hace este que la gente también considere a Dios como un rey en la tierra o alguien con influencia y estatus? (Sí). Entienden a Dios así porque tienen esa opinión de Él. Tratan a Dios de la misma manera que tratarían a alguien con estatus en el mundo porque tienen ese tipo de relación con Él, lo ven de esa manera y así es como entienden Su identidad y estatus; es algo natural. Hay otro dicho que dice: “¿Cómo puede uno tolerar que alguien invada su esfera de influencia?”. Esta es una forma de describir a los reyes mundanos y a las personas que tienen estatus e influencia. Puede que algunos conozcáis u os hayáis relacionado previamente con personas así, y tal vez también apliquéis ese dicho a Dios. Es decir, cuando Dios hace o dice algo, quizás relacionéis esos dichos con Él y lo consideréis de esa manera. Si consideras a Dios así y tienes esa perspectiva de Él, ¿cómo será exactamente tu relación con Dios? Será de oposición. Por mucho que admires y temas al dios que tienes en la cabeza, por muy obediente que seas y por mucho que te rindas a Él, tu relación con Dios seguirá siendo de oposición, independientemente de la actitud que tengas hacia Él. Tal vez penséis que, al hablar así, Mis palabras son un poco abstractas, pero si las meditáis detenidamente, ¿no veis que las cosas son así? Después de encargarme del asunto del anticristo de la iglesia canadiense, no os expliqué las cosas cuidadosa y detalladamente ni os dije las razones por las que actué así con aquellas personas, y fueron muchos los que se preocuparon por su futuro y porvenir. ¿De dónde surgió esa preocupación? De la interpretación errónea y el desconocimiento de Dios por parte de las personas. ¡Esa fue la causa fundamental! Si tu entendimiento de Dios concuerda con Su esencia (por ejemplo, si tu entendimiento de la justicia, autoridad y sabiduría de Dios concuerda con la verdad), independientemente de lo que Dios haga, aunque no comprendas las razones ni Sus intenciones, ¿malinterpretarás a Dios? Claro que no. Una vez que resolví el asunto de la iglesia canadiense, algunos dijeron: “Eso se hizo para hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos y asustarnos”. ¿Cuál es el problema de este planteamiento? ¿Se ajusta a la verdad? ¿Muestra un entendimiento acertado? (No). ¿Por qué no? Dejadme que os diga algo extremadamente simple: su entendimiento no se correspondía con la verdadera situación, los hechos no eran así y los entendieron mal. ¿No es así de sencillo? (Sí). Entonces, ¿por qué os esforzáis tanto en explicar esta cuestión? Nunca pensé así ni quise asustar a nadie. A lo largo de los años, la mayoría ha ido mejorando continuamente la eficacia en el cumplimiento de su deber, así que ¿cumplen ahora su deber a la altura de lo esperado? No, pero esas personas están en proceso de hacerlo, y si surge algún problema menor, se lo dejo pasar. Durante dicho proceso, algunos pueden causar perturbaciones, otros pueden posponer las cosas y otros pueden enfrentarse a problemas poco importantes, pero, en general, son bastante buenos. Sin embargo, hay algo que no debéis olvidar: vinisteis a cumplir vuestro deber. Tenéis que dar gracias a Dios sin importar lo duro que trabajéis, la cantidad de sufrimiento que soportéis o lo mucho que os poden. Dios os dio esta oportunidad para que pudierais experimentar todo tipo de situaciones diferentes y llegarais a tener todo tipo de experiencias y encuentros personales. Eso es bueno y todo se hace para que podáis entender la verdad. De manera que, ¿qué os preocupa? ¿De quién os protegéis? No hay necesidad alguna de ello. Solo tenéis que perseguir la verdad con normalidad, encontrar vuestro lugar, y cumplir vuestro deber y hacer el trabajo que os corresponde adecuadamente; con eso es suficiente. No es pediros demasiado.

Desde el momento en que ese anticristo apareció en la iglesia canadiense y empezó a causar perturbaciones hasta que aquellas personas alcanzaron la fase en la que hoy se hallan, ¿cuánto tiempo las he tolerado? No ignoraba por completo lo que ocurría con ellas, lo toleré una larga temporada. ¿Cuánto lo toleré? Durante mucho tiempo, fueron incapaces de entregar trabajos terminados, no progresaban en su obra y ninguna de ellas atendía los asuntos que le correspondían; todas se comportaban de una manera caprichosa, imprudente, viciosa y desenfrenada, y habría que haber lidiado con ellas mucho antes. Si vosotros también sois capaces de comportaros de manera caprichosa e imprudente y no podéis atender los asuntos que os corresponden, no esperéis que Yo me haga cargo. En lugar de eso, bien podríais tomar la iniciativa y renunciar; sería más digno. ¿Sería lo correcto? No, tampoco. No sigáis pensando en abandonar, debéis estar decididos a echar raíces aquí y desempeñar vuestro deber adecuadamente. No importa si podéis cumplir adecuadamente con vuestro deber o no, al menos esforzaos en cuerpo y alma y aseguraos al final de que habéis completado todas vuestras tareas. No seáis desertores. Hay quien dice: “Soy de pobre calibre y no muy culto; tampoco poseo ningún talento. Tengo una personalidad con defectos y siempre encuentro dificultades al cumplir mi deber. ¿Qué haré si no puedo desempeñarlo bien y me sustituyen?”. ¿De qué tienes miedo? ¿Acaso se trata de un trabajo que puedas completar por ti solo? Has asumido una función, no te han pedido que te ocupes de todo. Limítate a las cosas que tienes que hacer, con eso basta. ¿No habrás cumplido entonces tus responsabilidades? Es muy simple; ¿por qué recelas siempre tanto? Tienes miedo de que las hojas de los árboles te caigan encima y te abran la cabeza, y piensas por encima de todo en tus propios planes de contingencia; ¿no es cierto que esto no sirve para nada? ¿Qué significa que “no sirve para nada”? Significa que uno no intenta progresar, que no está dispuesto a dar lo mejor de sí mismo, que siempre quiere conseguirlo todo gratis y disfrutar de las cosas buenas; los individuos de este tipo son basura. Algunas personas son demasiado estrechas de miras. ¿Cómo las describimos? (Son sumamente mezquinas). Una persona sumamente mezquina es alguien vil, y alguien vil puede evaluar la calidad humana de un caballero en función de sus propios criterios viles y considerar a los demás tan egoístas y despreciables como él. Estos individuos no sirven para nada y, aunque crean en Dios, tendrán dificultades para aceptar la verdad. ¿Qué provoca que una persona no tenga demasiada fe? Lo provoca el hecho de no comprender la verdad. Si comprendes demasiado pocas verdades y lo haces de forma superficial y, como consecuencia, no puedes entender todas las obras que Dios emprende, todo lo que Dios hace y todos los requisitos que Dios te impone, si no puedes alcanzar este entendimiento, entonces surgirán en tu interior toda suerte de sospechas, figuraciones, malentendidos y nociones con respecto a Dios. Si esto es lo único que tu corazón alberga, ¿puedes tener verdadera fe en Dios? No tenéis verdadera fe en Dios y por eso os sentís siempre intranquilos y preocupados por no saber cuándo podrían sustituiros. Tenéis miedo y pensáis: “Dios podría venir en cualquier momento a efectuar una inspección”. Relajaos. Mientras desempeñéis bien el trabajo que la casa de Dios os encomienda, aunque tengáis alguna carencia en lo que atañe a vuestra búsqueda de la verdad y entrada en la vida, lo dejaré pasar. No voy a vigilar cómo progresa vuestra asistencia a las reuniones, ni cómo escucháis los sermones, ni vuestra vida de iglesia, ni cómo coméis y bebéis de las palabras de Dios, y tampoco os molestaré en vuestro trabajo. ¿Por qué no voy a molestaros? Existen varios motivos para ello. Uno es que estáis más familiarizados que Yo con diversas destrezas profesionales. En el transcurso de los últimos años de trabajo, deberíais haber mejorado en términos de experiencia y destrezas profesionales y haber desarrollado un programa de trabajo. Ya sea por escrito o de palabra, deberíais haber recopilado un conjunto de normas y preceptos. Ignoro qué medios empleáis y no albergo ningún deseo de alterar vuestros planes y métodos de trabajo. Podéis seguir vuestros propios estilos o patrones, o vuestras normas y preceptos, y realizar el trabajo de aquella forma que os resulte más fácil y conveniente, que haga que todos se sientan libres y liberados, y que se traduzca en un alto grado de eficiencia. Es decir, os concedo plena libertad en vuestro trabajo. Aunque a veces rondo por las iglesias, me mantengo en un segundo plano para que no me veáis; intento por todos los medios que os sintáis libres y liberados. ¿Por qué? Ninguno de vosotros está muy familiarizado con el oficio; necesitáis ir tanteando poco a poco el terreno como parte del proceso de aprendizaje. Cada persona, ya esté adquiriendo destrezas profesionales o entrando en la verdad, progresa a su ritmo y tiene un cierto grado de eficiencia. No puedes presionar a la gente para que haga cosas que sobrepasan sus aptitudes. Las personas deben pasar por un proceso, experimentar fracasos y contratiempos o extraer lecciones de sus errores, y luego gradualmente definir un camino a seguir y llegar a dominar ciertos principios en todos los ámbitos. Entonces estarán haciendo progresos. Tenéis vuestro propio estilo de trabajo y vuestros propios métodos; no sería apropiado que Yo os molestara con vuestro trabajo. Por eso en muy raras ocasiones participo en los debates sobre estos asuntos que conciernen a vuestro trabajo. Este es el motivo relacionado con vosotros. Pero también existe un motivo fundamental relacionado conmigo. Seré sincero con vosotros, lo que sois capaces de ver y pensar, ya sea en términos de destrezas profesionales o de arte, o incluso en términos de la verdad, me parece muy superficial. ¿Soportaríais que intentara obligaros a hacer progresos más rápidos? No, no lo soportaríais. Si actuara entre vosotros según Mis deseos, entonces Mis exigencias superarían vuestro nivel actual de destreza profesional y vuestra estatura real con respecto a la entrada en la vida. No quiero actuar así, porque resultaría fatigoso para Mí y muy extenuante para vosotros. Nos veríamos ambos abocados a una situación incómoda, lo cual no sería bueno; no es lo que quiero ver. Esta es Mi manera de pensar en este asunto, y así son las cosas. Por dos motivos, uno relacionado con vosotros y otro con Mis ideas sobre el asunto, he manejado las cosas así. Hacerlo así resulta conveniente para que crezcáis de forma gradual. En términos de la entrada en la vida, disponéis de libros que contienen las palabras de Dios, hay toda suerte de reuniones y sermones, así como líderes y obreros que os riegan y os apoyan; existe gran cantidad de cosas de las que podéis comer, beber y aprovisionaros. Otro aspecto es que el proceso de crecimiento de la vida humana se asemeja a una semilla que se siembra en la tierra, que se riega y se abona, y que luego germina y crece hasta que al final produce frutos. Se trata de un proceso muy lento. Por supuesto, vosotros pasáis por un proceso que puede ser incluso más lento que el crecimiento de una semilla desde que germina hasta que da frutos. ¿Por qué? Existen muchas razones objetivas y prácticas para ello, contenidas en el interior de la gente. Una es que las personas poseen actitudes corruptas, pero no hablaremos de eso. Otra, que son inertes y se vuelven negativas a menudo. Son perezosas, adormecidas y lentas en lo que atañe a la verdad y las cosas positivas. Es más, las personas no aman lo positivo. Por lo tanto, cuando intentan entrar en la verdad y alcanzar la entrada en la vida, se les hace cuesta arriba y navegan a contracorriente. A la gente le resulta fácil dejarse llevar, vivir de gorra, perseguir el mundo secular y seguir las tendencias; es navegar a favor de la corriente. Desde una perspectiva subjetiva, en realidad quieren actuar de este modo. Sin embargo, les resulta agotador perseguir la verdad, hacer lo que es recto y ser personas con sentido de la rectitud capaces de atender las tareas que les corresponden. Tienen que rebelarse contra sus deseos subjetivos, sus propios sentimientos y nociones, así como contra su pereza y otras facetas igual de adversas y negativas. Cuando tratan con personas, compañeros de trabajo o entornos que no son como imaginaban, o incluso cuando oyen cosas molestas o desagradables, deben recurrir a la oración para superarlo, por lo que se encuentran con una tremenda resistencia en la senda hacia la búsqueda de la verdad en su fe en Dios. Si son personas excepcionalmente resueltas y persiguen la verdad con una energía increíble, verán cierto progreso después de un año o dos de experiencia. En caso contrario, si se comportan como les plazca y dejan que las cosas sigan su curso natural, progresarán muy despacio. Quizá, al cabo de un tiempo, se encuentren con un acontecimiento especial, un suceso que conlleve una importancia extraordinaria para ellas, y entonces aprenderán una lección, las podarán y en su fuero interno sufrirán un inmenso dolor y se sentirán profundamente afectadas; solo después de esto serán capaces de empezar a cambiar a mejor en términos de su entrada en la vida. ¿Este cambio a mejor les permitirá hacer progresos? No. Su progreso depende de cómo busquen la verdad durante este período. Si son personas que solo saben poner excusas, que se entregan al consuelo carnal y que en realidad no aman la verdad, no sacarán de este acontecimiento nada más que una lección superficial y no llegarán a comprender la verdad. En Mi asociación con vosotros, he optado por mantener las distancias y adoptar este método, de acuerdo con la lentitud con que progresa vuestra vida. ¿Lo consideráis apropiado? (Sí). Resulta muy beneficioso para vosotros; al menos, os sentiréis relajados. No os impondré ninguna carga adicional, ni os estaré observando y vigilando las 24 horas del día sin dejar que os relajéis ni un momento, ni os obligaré a trabajar diligente e infatigablemente. No me las ingeniaré para hacer eso, sino que permitiré que las cosas sigan su curso natural con vosotros. ¿Significa eso que podéis caer en la autocomplacencia? (No). Entonces, ¿cómo puedo tomar la decisión con total confianza de no vigilaros? Porque existe el escrutinio del Espíritu Santo. Es más, si alguien persigue la verdad, si siente esa necesidad y si está dispuesto a ello en lo más íntimo de su corazón, entonces la perseguirá aunque no lo estés observando; se trata de una persona decente que atiende los asuntos que le corresponden. Si no es una persona decente, no servirá de nada incluso aunque la vigiles. Cuando la miras, aparenta actuar de una cierta manera para tratarte superficialmente, pero, cuando dejas de mirarla un momento, se comporta como suele hacerlo y vuelve a como era antes. La búsqueda de la verdad no es algo que la gente pueda vigilar. Es algo que comprendo en profundidad, motivo por el cual adopto este método para relacionarme e interaccionar con vosotros. Es totalmente apropiado que lo haga.

¿No se ha explicado ya de forma clara el asunto de la iglesia canadiense? ¿Y habéis comprendido algunas verdades de este asunto? Si en el futuro os volvéis a encontrar una situación similar, ¿seguiréis diciendo que se trata de un caso de castigar severamente a la gente para que sirva de ejemplo a los demás y hacer del castigo de uno el escarmiento de muchos? Antes de que esto ocurriera, pensabas que nadie podría romper tu relación con Dios y que ya eras compatible con Él. Sin embargo, al encontrarte con este asunto, se reveló esa pequeña estatura que posees. ¿Qué estatura? Pensabas que podrías soportar sufrimiento y cargas pesadas, que tu determinación y tu fe eran mayores que antes y que pronto te perfeccionarían; esta era la percepción errónea que albergabas en tu corazón. ¿Y qué piensas ahora? ¡Te habías precipitado! Mírame: este es Mi aspecto por fuera, se me puede ver y tocar; ¿puede considerarse que poseo una personalidad abierta y clara? A juzgar por Mi personalidad, no soy de los que actúan a vuestras espaldas cuando surge un problema sin deciros nada, no actúo en secreto ni os obligo a adivinar cuáles son Mis intenciones. No soy de ese tipo de persona. Sea cual sea el problema que surja, siempre os lo explico con claridad y, aun así, todavía sois capaces de resumir semejante conjunto de teorías y decir: “Este es mi entendimiento de Dios más elevado”. ¿Qué pensáis de este entendimiento? Habéis aprendido una lección, ¿no? ¿No puede describirse como vuestro mayor fracaso en cuanto a vuestro entendimiento de Dios? Podéis oír las palabras que pronuncio y ver Mi apariencia, y soy una persona de carne y hueso que se puede ver y tocar. Tomé ese rumbo y ninguno de vosotros fue capaz de comprenderlo, y no pudimos alcanzar un consenso; ni siquiera tuvimos un mínimo de entendimiento tácito. ¡Te hallas muy lejos de Dios! ¡Te queda mucho camino que recorrer para llegar a entender a Dios! Estas son palabras verdaderas; se trata de una situación real. No pienses que entiendes a Dios solo porque puedas llevar a cabo una parte de tu deber, hayas sido creyente en Él desde hace muchos años y puedas hablar sobre algunas doctrinas. ¡He de decirte que te precipitas! No creas que realmente sabes alguna cosa. De hecho, aún te hallas lejos de entender a Dios; no has llegado ni a rozar esta comprensión. La gente puede quedar en evidencia en cualquier asunto, y algunas personas han quedado en evidencia con el asunto de la gestión de la iglesia canadiense. La gente debe continuamente crecer y llegar a entenderse a sí misma y a Dios en estas situaciones y acontecimientos distintos, para así conocer las obras y el carácter de Dios, comprender su propia rebeldía, comprender cuál es exactamente su relación con Dios y percibir con claridad en qué punto se hallan su comprensión y conocimiento de la verdad y su entendimiento de Dios. Por medio de estas cuestiones, se medirá tu estatura y tu estado verdaderos. ¿Habéis aprendido alguna lección esta vez? Esforzaos por no tener que adquirir este tipo de comprensión la próxima vez. ¡Qué doloroso y qué increíble es todo! ¿Consideráis que merecía la pena dedicar tanto tiempo a explicar este asunto? No tendría que haber sido necesario. ¿Por qué lo digo? Según las palabras y doctrinas que habéis captado, deberíais ser capaces de salvar el obstáculo de este asunto; al reflexionar vosotros mismos sobre él y, hablando sobre él entre todos, deberíais haber sido capaces de entenderlo de una manera relativamente pura, sin que vuestra interpretación se volviera tan extrema. Pero resulta que han surgido interpretaciones extremas, por lo que era necesario que Yo compartiera ciertos detalles. ¿No se os ha iluminado el corazón después de escuchar esta charla? Ya no deberíais tener más ideas sobre este asunto, ¿verdad? Así pues, ¿consideráis excesivo el modo en que traté a esas personas? (No). Terminemos aquí el debate sobre este asunto, y empezaré a hablar sobre el tema principal.

Disección de lo perversos, insidiosos y falsos que son los anticristos

En nuestra última charla, hablamos sobre la séptima manifestación de los anticristos: son perversos, insidiosos y falsos. ¿Sobre qué aspecto hablamos principalmente? Sobre lo perversos que son los anticristos. ¿Por qué decimos que son perversos? ¿Qué actitudes, manifestaciones y características en particular de su esencia-naturaleza permiten clasificarlos como perversos, insidiosos y falsos? ¿Cuáles son los atributos obvios que demuestran que existe su perversidad y que esta se corresponde con sus circunstancias reales? ¿Cuáles son las características principales de su esencia-naturaleza que justifican que digamos que la gente así es perversa? Por favor, decid lo que pensáis. (Muchos anticristos entienden la verdad, pero se oponen a ella descaradamente. Insisten con obstinación en optar por recorrer su propia senda a pesar de saber de manera clara lo que está bien. La perversidad de los anticristos también se manifiesta en su hostilidad infundada hacia quienes persiguen genuinamente la verdad y hacia las personas positivas). (Los anticristos no quieren ver que les va bien a otros. Su intención es disfrutar ellos solos de los beneficios que la casa de Dios ofrece a los hermanos y las hermanas: no quieren que ninguno de estos los disfrute, de modo que se los reservan). (Dios, en Tu charla anterior me impresionó mucho la cuestión de cómo los anticristos te usan a Ti y a la verdad como herramientas para alcanzar un estatus; eso me parece particularmente perverso). La mayoría de vosotros recordaréis ciertas cosas, es decir, algunos de los ejemplos que puse al hablar sobre la esencia perversa de los anticristos. Solo os acordáis de los ejemplos, pero os habéis olvidado del contenido de Mi charla sobre la esencia perversa de los anticristos y de Mi análisis del tema. ¿Cuántas de las verdades que traté mientras hablaba sobre la esencia-naturaleza perversa de los anticristos y diseccionaba el tema sois capaces de entender? Dado que no podéis recordar esas cosas, ¿acaso no indica eso que en aquel momento no entendisteis ninguna de ellas? Si Mi charla os hubiera causado una gran impresión, ¿no seríais capaces de recordarlas en cierta medida? ¿No son las cosas que os vienen a la memoria las que entendéis? ¿Acaso no son las cosas que no podéis recordar las que os cuesta mucho entender o, sencillamente, no podéis comprender? Cuando oísteis esas verdades en aquel momento, pensasteis que eran correctas y las recordasteis como doctrinas: tuvisteis que esforzaros mucho para lograrlo. Sin embargo, tras una noche de sueño, ya las habíais olvidado. Al cabo de un mes, habían desaparecido por completo. ¿No es así? Para ver con claridad un asunto o la esencia de una persona, debes entender la verdad. Si todavía te aferras a los puntos de vista de los no creyentes y contemplas y consideras las cosas según sus enunciados, eso demuestra que no entiendes la verdad. Si no te han reportado nada los diversos años que te has pasado escuchando sermones y charlas, y cuando la gente te habla sobre la verdad no puedes entenderla, al margen de cómo te la expliquen, esto indica que careces de capacidad para comprender la verdad: a esto se le llama calibre mediocre. ¿Acaso no es esa la situación? (Sí). Por lo que respecta a la perversidad de los anticristos, ninguno de vosotros ha mencionado el enunciado más esencial. ¿Por qué no lo habéis mencionado? Por un lado, se debe a que ha pasado tiempo y lo habéis olvidado. Por otro, es debido a que no os percatasteis de la importancia de este enunciado; no sabíais que se trata de un enunciado clave que revela y pone al descubierto la esencia perversa de los anticristos. ¿Cuál es este enunciado? Es el concepto de que la perversidad de los anticristos se manifiesta principalmente en su hostilidad y aversión hacia todas las cosas positivas y todo lo que esté relacionado con la verdad. ¿Por qué los anticristos sienten hostilidad hacia estas cosas positivas y las aborrecen? ¿Acaso les han perjudicado? No. ¿Afectan a sus intereses? A veces tal vez sí, a veces en absoluto. Así pues, ¿por qué los anticristos se muestran sin base alguna hostiles hacia las cosas positivas y las detestan? (Es su naturaleza). Tienen este tipo de naturaleza: sienten hostilidad hacia las cosas positivas y las verdades y las aborrecen. Esto confirma la naturaleza perversa de los anticristos. ¿Es este enunciado importante? No recordáis un enunciado tan importante; solo os acordáis de lo que no es fundamental. ¿Para qué os hice esas preguntas? Para que hablarais y yo pudiera comprobar hasta qué punto comprendéis estas cosas, cuánto podéis recordar en el corazón y cuánto fuisteis capaces de entender en aquel momento. Como era de esperar, solo recordáis algunas cosas menores. Tratáis todas las cosas sobre las que he hablado como cotorreos sin sentido. No vine aquí simplemente para parlotear, sino para contaros cómo discernir a las personas. El enunciado que he expresado es el principio-verdad más importante para discernir la naturaleza perversa de los anticristos. Si no puedes aplicar este enunciado, no serás capaz de discernir o conocer la naturaleza perversa de los anticristos. Por ejemplo, cuando se define a alguien como un anticristo, algunos podrían decir: “Él es bueno con nosotros, es cariñoso y nos ayuda. ¿Por qué hay que definir a una persona tan buena como un anticristo?”. No entienden que, aunque los anticristos puedan mostrar ternura hacia otros por fuera, trastornan y perturban la obra de Dios y, en concreto, se oponen a Él. La mayoría de la gente no puede ver este aspecto insidioso y taimado de los anticristos. No pueden discernirlo en absoluto y malinterpretan a Dios, se forman nociones sobre Él e incluso lo condenan y se quejan de Él por este motivo. Estas personas no son más que unos bribones y no pueden recibir la salvación de Dios. Esto se debe a que solo ven las cuestiones superficiales, como la forma en que los anticristos atrapan y persuaden a la gente y se ganan su favor, y no se percatan de la esencia perversa de los anticristos ni de los métodos que utilizan para resistirse a Dios y establecer reinos independientes. ¿Por qué estas personas no pueden ver estas cosas? Porque no entienden la verdad y no pueden discernir a los demás. Los fenómenos externos siempre las desorientan y no pueden ver con claridad la esencia ni las consecuencias del problema. Además, utilizan siempre las nociones humanas tradicionales de moralidad y las costumbres del mundo para evaluar a las personas y emitir veredictos sobre ellas. Como resultado, las personas, desorientadas por los anticristos, se ponen del lado de estos y surgen conflictos y enfrentamientos entre ellas y Dios. ¿Quién tiene la culpa de esto? ¿Cómo se produjo este error? Esta es la consecuencia de que no entiendan la verdad ni conozcan la obra de Dios y de que siempre contemplen a las personas y las cosas según sus nociones y figuraciones.

II. Disección de la querencia de los anticristos por las cosas negativas

Hoy seguiremos hablando sobre la séptima manifestación de los anticristos: son perversos, insidiosos y falsos. En esta manifestación, la atención se centra en su perversidad, ya que esta engloba la insidia y la falsedad. La perversidad es un elemento representativo de la esencia de los anticristos, mientras que la insidia y la falsedad son secundarias. En nuestra última charla, hablamos sobre la esencia perversa de los anticristos y la pusimos al descubierto. Hablamos sobre algunos conceptos amplios de ciertos contenidos relativamente definitorios y dijimos algunas palabras sobre sacar a la luz este aspecto de la esencia de los anticristos. Hoy continuaremos con nuestra charla sobre este tema. Algunos podrían preguntar: “¿Hay algo que hablar sobre este asunto?”. Lo hay. Todavía debemos compartir algunos detalles. Hoy hablaremos sobre esta cuestión de una manera y desde una perspectiva distintas. ¿Cuál era la característica principal y la manifestación de la naturaleza perversa de los anticristos sobre las que hablamos en nuestra última charla? La gente como los anticristos siente hostilidad hacia todas las cosas positivas y hacia la verdad y las aborrece. Su hostilidad y aversión hacia la verdad y las cosas positivas no requiere razón alguna ni resulta de la instigación de nadie y, sin duda, no se debe a que un espíritu malvado los haya poseído; más bien se trata de que no les gustan estas cosas de manera inherente. Sienten hostilidad hacia ellas y las aborrecen; de forma instintiva, sienten repulsión al encontrarse con cosas positivas. Si les das testimonio de Dios o les hablas sobre la verdad, comenzarán a odiarte y es posible que incluso se les ocurra atacarte. Cubrimos este aspecto de la hostilidad y la aversión de los anticristos hacia las cosas positivas en nuestra última charla, de modo que no volveremos a hablar sobre el tema en esta ocasión, sino que estudiaremos otro aspecto. ¿Cuál es ese otro aspecto? Los anticristos sienten hostilidad hacia las cosas positivas y las aborrecen; así pues, ¿qué les gusta? Hoy, analizaremos y diseccionaremos la naturaleza perversa de los anticristos desde esta vertiente y perspectiva. ¿Es necesario? (Sí). Lo es. ¿Podríais percataros de esta cuestión por vuestra cuenta? (No). El desafecto de los anticristos por las cosas positivas y la verdad es su naturaleza perversa. Por tanto, sobre esta base, considerad con detenimiento lo que les gusta a los anticristos, el tipo de cosas que les gusta hacer, sus métodos y medios para hacer las cosas y la clase de personas que les gustan; ¿acaso esta perspectiva y esta vertiente no son mejores para contemplar su naturaleza perversa? Este enfoque nos proporcionará una idea más concreta y objetiva. En primer lugar, a los anticristos no les gustan las cosas positivas, lo que implica que se muestran hostiles hacia ellas y que les gustan las cosas negativas. ¿Qué ejemplos tenemos de cosas negativas? Las mentiras y el engaño: ¿acaso no son cosas negativas? Sí, lo son. Por tanto, ¿cuál es la contrapartida positiva a las mentiras y al engaño? (La honestidad). Correcto, es la honestidad. ¿Le gusta la honestidad a Satanás? (No). Le gusta el engaño. ¿Qué es lo primero que Dios demanda a los humanos? Él dice: “Si quieres creer en Mí y seguirme, ¿qué tipo de persona deberías ser ante todo?”. (Una persona honesta). Así pues, ¿qué es lo primero que Satanás enseña a hacer a la gente? A mentir. ¿Cuál es la primera evidencia de la naturaleza perversa de los anticristos? (El engaño). Sí, a los anticristos les gustan el engaño y las mentiras y detestan y odian la honestidad. A pesar de que esta es una cosa positiva, no les gusta y, por el contrario, les produce repulsión y la odian. En cambio, les gustan el engaño y las mentiras. Si alguien dice la verdad a menudo delante de los anticristos y comenta cosas como: “Te gusta realizar el trabajo desde una posición de estatus y a veces eres perezoso”, ¿cómo se sienten los anticristos al respecto? (No lo aceptan). No aceptarlo es una de las actitudes que poseen, pero ¿es eso todo? ¿Cuál es su actitud hacia esa persona que les habla sinceramente? Les repugna y no les gusta. Algunos anticristos dicen a los hermanos y las hermanas: “Ahora llevo un tiempo guiándoos. Por favor, que cada uno de vosotros me diga qué opina de mí”. Todo el mundo piensa: “Dado que eres tan sincero, te haremos algún comentario”. Algunos dicen: “Eres bastante serio y diligente en todo lo que haces y has soportado mucho sufrimiento. Nos duele verte en esa tesitura y lo lamentamos en tu nombre. ¡Ya podría haber más líderes como tú en la casa de Dios! Si tuviéramos que señalar un defecto, sería que eres demasiado serio y diligente. Si trabajas demasiado y te quemas, no podrás seguir trabajando y entonces, ¿no estaremos perdidos? ¿Quién nos guiará?”. Cuando los anticristos oyen esto, se sienten complacidos. Saben que es mentira, que esas personas están intentando ganarse su favor, pero están dispuestos a escucharlo. En realidad, quienes dicen esto tratan a estos anticristos como bobos, pero estos prefieren hacerse los tontos antes que revelar la verdadera naturaleza de estas palabras. Los anticristos adoran a los que los adulan de esta forma. Estos individuos no sacan a relucir las fallas, las actitudes corruptas o los defectos de los anticristos. En su lugar, los alaban y exaltan de manera encubierta. Aunque está claro que sus palabras son mentiras y halagos, los anticristos las aceptan de buen grado y las encuentran reconfortantes y gratificantes. Para los anticristos, estas palabras son mejores que saborear los manjares más exquisitos. Después de oírlas, se muestran engreídos. ¿Qué ejemplifica esto? Refleja que los anticristos tienen una actitud que ama las mentiras. Supongamos que alguien les dice: “Eres demasiado arrogante y tratas a la gente de manera injusta. Eres bueno con los que te apoyan, pero si alguien se mantiene a distancia de ti o no te adula, lo menosprecias y lo ignoras”. ¿Acaso no son sinceras estas palabras? (Sí). ¿Cómo se sienten los anticristos después de oír esto? Se sienten infelices. No quieren oírlo ni pueden aceptarlo. Intentan encontrar excusas y razones para dar explicaciones y limar asperezas. Por otro lado, los anticristos nunca investigan a los que siempre los halagan en persona, pronuncian palabras biensonantes para alabarlos de manera encubierta e incluso los engañan claramente con sus palabras. En su lugar, los anticristos los utilizan como figuras importantes. Incluso colocan a mentirosos compulsivos en posiciones destacadas y les asignan determinados deberes significativos y solemnes, mientras que a los que siempre hablan sinceramente y suelen denunciar los problemas les reservan deberes en posiciones menos notorias, lo cual impide que puedan relacionarse con los puestos superiores de liderazgo o que la mayoría de la gente los conozca o intime con ellos. No importan el talento de estas personas ni los deberes que puedan hacer en la casa de Dios: los anticristos ignoran todo eso. Solo les interesa quien es capaz de engañar y quien les puede resultar ventajoso; estos son los individuos a los que colocan en posiciones importantes, sin tener en cuenta ni un ápice los intereses de la casa de Dios.

A los anticristos les encantan el engaño y las mentiras. Por ejemplo, supongamos que las iglesias que supervisan no prestan ninguna atención a la obra evangélica ni se concentran en formar a la gente para difundir el evangelio y, en consecuencia, la obra obtiene malos resultados y se ganan pocas personas. No obstante, los anticristos temen que alguien pueda denunciar la situación real. Odian a cualquiera que hable con sinceridad y les gustan los que saben mentir, engañar y barrer debajo de la alfombra toda información perjudicial. Por tanto, ¿qué tipo de palabras les gusta más oír a los anticristos? “Todos los que difunden el evangelio en nuestra iglesia son capaces de dar testimonio y cada uno de ellos es un experto en difundir el evangelio”. ¿Acaso no tienen estas palabras la intención de engañar a la gente? Pero a los anticristos les encanta oírlas. ¿Cómo responden los anticristos al oírlas? Dicen: “Fantástico, los resultados de la obra evangélica de nuestra iglesia siguen subiendo y son mejores que los de otras iglesias. Todos los que difunden el evangelio en nuestra iglesia dominan el tema”. Los anticristos y los que los adulan se elogian unos a otros de esta manera y los anticristos no revelan que se trata de lisonjas desvergonzadas. Su manera de funcionar es la siguiente: cuando sus subordinados los engañan, se dejan engatusar por voluntad propia. Los anticristos se hacen los tontos de esta forma. Si alguien conoce la situación real y da un paso al frente para decir: “Esto no es exacto. De los diez individuos a quienes hemos difundido el evangelio, hemos determinado que dos de ellos no aceptan la verdad y ya han dejado de investigar. Solo tres de los ocho restantes creen de manera genuina en Dios. Vamos a esforzarnos al máximo para ganar a esos tres”. Cuando la realidad de la situación se pone en evidencia, ¿cómo reaccionan los anticristos? Piensan: “¡No estaba al tanto de esto!”. Cuando alguien habla sinceramente sobre la situación real de las cosas de las que los anticristos no están al corriente, ¿estos están de acuerdo o en desacuerdo con esa persona? ¿Están contentos o se sienten infelices? La respuesta es que se sienten infelices. ¿Por qué? Son líderes y, aun así, no están al corriente ni tienen ni idea de los pormenores relativos a la obra de la iglesia; incluso necesitan a alguien que entienda qué está pasando realmente para que se lo explique todo. Cuando alguien que entiende la situación y habla con sinceridad aclara estos temas, ¿cuál es el sentimiento inicial de los anticristos? Sienten que han quedado mal por completo y que se hundirá su prestigio. Teniendo en cuenta la naturaleza perversa de los anticristos, ¿qué harán? Se llenarán de odio y pensarán: “¡Tú, chismoso! Si no te hubieras ido de la lengua, esto habría pasado inadvertido sin que nadie se hubiera dado cuenta. Gracias a ti, todos están al tanto del tema y tal vez comiencen a admirarte a ti en lugar de a mí. ¿Acaso no hace esto que parezca un incompetente, como si no hiciera ningún trabajo real? Me acordaré de ti. Tú dices la verdad y me desafías y te opones a mí a cada instante. ¡Me aseguraré de que te arrepientas!”. Piensa en ello, ¿cómo contemplan a los que trabajan concienzudamente, hablan con sinceridad y hacen sus deberes de manera fiel? Los ven como adversarios. ¿Acaso no distorsiona esto la realidad? No solo no cooperan de inmediato ni subsanan sus errores relacionados con el trabajo, sino que además continúan desatendiendo sus deberes. Incluso se llenan de odio hacia los que hablan con sinceridad y realizan su trabajo de manera cuidadosa y responsable. Hasta es posible que intenten fastidiarlos. ¿Acaso no es este el comportamiento de los anticristos? (Sí). ¿Qué tipo de carácter es este? Esto es perversidad. La perversidad de los anticristos se pone al descubierto así. Cada vez que aparece una persona honesta, que alguien expresa palabras sinceras y veraces y que alguien sigue los principios e investiga la verdadera naturaleza del asunto, los anticristos sienten repugnancia y lo aborrecen, y su naturaleza perversa emana y se revela. Siempre que hay engaño y se dicen mentiras, los anticristos están encantados, se deleitan con ello e incluso se dejan ir. ¿Alguno de vosotros ha leído “El traje nuevo del emperador”? La naturaleza del comportamiento de los anticristos es similar en cierta manera. En este cuento, el emperador desfilaba desnudo por las calles y miles de personas exclamaban: “¡El traje nuevo del emperador es realmente hermoso! ¡El emperador tiene un aspecto maravilloso! ¡El emperador es fantástico! ¡El traje nuevo del emperador es realmente mágico!”. Todo el mundo mentía. ¿Lo sabía el emperador? Él iba desnudo por completo, ¿cómo podía no estar al caso del hecho de que no llevaba ninguna ropa? A esto se le llama estupidez. Por tanto, estos anticristos perversos, a pesar de ser insidiosos y falsos, carecen de sabiduría. ¿Por qué digo que carecen de sabiduría? Porque son como ese emperador desnudo. Él no discernía las palabras destinadas a engañarlo. Incluso era capaz de pasearse desnudo, poniendo al descubierto su fealdad. ¿Acaso no es esto una estupidez? Así pues, ¿qué suele revelar la perversidad de los anticristos? Su estupidez.

Debido a que los anticristos tienen una naturaleza perversa, a que les encantan el engaño y las mentiras, pero les desagrada la honestidad, y a que detestan que se hable con sinceridad, en las iglesias que están bajo su dirección se suele fastidiar a los que son honestos o persiguen serlo y a los que practican la verdad y no quieren engañar o mentir. ¿No es así? Cuanto más de veras hables, más te fastidiará un anticristo y más le desagradarás. Por el contrario, los que los adulan y engañan se ganan su favor y les caen bien. ¿Acaso no son perversos los anticristos? ¿Tenéis alrededor alguno de estos anticristos perversos? ¿Os habéis encontrado alguna vez con alguno de ellos? No dejan que la gente hable con sinceridad; a quien lo hace lo silencian. Si alguna vez logras mentir y ajustarte a lo que dicen, de manera que te conviertes en su cómplice, ya no serán tus adversarios. Si persistes en hablar sinceramente y manejar los asuntos según los principios-verdad, tarde o temprano te fastidiarán. ¿Os han afligido a alguno de vosotros? Solo porque pusisteis al descubierto las acciones malvadas de los falsos líderes y de los anticristos, os incordiaron hasta un punto en el que, al final, ya no os atrevisteis a decir nada aunque quisierais decirlo. ¿Os ha ocurrido esto alguna vez? Por hablar con la verdad y denunciar los problemas, te fastidiaron. En diversas iglesias, ¿han perjudicado a alguno de vosotros por denunciar los problemas? Si se poda a alguien que miente y engaña a la iglesia, ¿lo han fastidiado? (No). Esto es disciplina normal; no es lo mismo que fastidiar. Esto ocurre porque eres negligente en tu deber, infringes los principios y actúas con malas intenciones, mintiendo y engañando, y te podan por eso. Por tanto, en presencia de Dios, nunca deberás afrontar ninguna consecuencia por hablar con sinceridad. No obstante, en presencia de Satanás y de los anticristos, debes ser más precavido. Esto refleja el dicho: “Estar cerca de un rey es igual de peligroso que yacer junto a un tigre”. Al hablar con ellos, antes de decidir qué vas a decir para que se corresponda con sus pensamientos, siempre debes tener en cuenta su estado de ánimo y calibrar su felicidad y si su expresión es sombría o radiante. Por ejemplo, si un anticristo comenta: “¿Acaso no va a llover hoy?”, debes contestar: “Según el parte meteorológico, hoy lloverá”. En realidad, cuando el anticristo dice que hoy podría llover es porque no quiere salir y hacer su deber. Si respondes: “La previsión es que hoy haga sol”, él se enfadará. Tendrás que rectificar con toda rapidez: “Oh, me expresé mal. Hoy va a llover”. El anticristo replica: “Acabas de decir que no llovería. ¿Cómo es que ahora dices que lloverá?”. Tendrás que contestar: “Solo porque ahora haya sol, no quiere decir que sea así el resto del día. Como decían los antiguos, ‘En el cielo hay tormentas cuando menos lo esperas’. ¡Las previsiones meteorológicas no son siempre precisas, pero tu criterio da en el blanco!”. Al oír esto, el anticristo se siente contento y te alaba por ser sensato. ¿Os habéis comportado alguna vez así? Sí, ¿verdad? ¿Sois capaces de hacer lo que los anticristos suelen hacer, sin dejar que la gente hable sinceramente y afligiendo a cualquiera que lo haga? ¿Acaso no habéis visto todos vosotros obras de teatro palaciegas? ¿Qué relación hay entre el emperador y sus ministros de la corte? Es posible que esa relación no pueda explicarse de manera sencilla en una frase, pero ocurre un fenómeno entre ellos; es decir, el emperador no se toma al pie de la letra lo que diga cualquiera. Analiza y escruta todo lo que dicen sus ministros, sin tomárselo como la verdad. Este es su principio para escuchar hablar a sus ministros. En lo que respecta a estos, deben tener la aptitud de escuchar insinuaciones tácitas. Por ejemplo, cuando el emperador dice: “El primer ministro Wang mencionó algo hoy”, etcétera, todo el mundo lo escucha y piensa: “Parece que el emperador quiere promover al primer ministro Wang, pero tiene mucho miedo de que la gente forme facciones, en busca de ganar algo a título personal, y se rebele, de modo que no puedo apoyar abiertamente al primer ministro Wang. Debo quedarme en un término medio, sin oponerme a él ni respaldarlo, para que el emperador no pueda discernir mis verdaderas intenciones, pero vea que tampoco me opongo a su voluntad”. Ya ves, en su mente, incluso un simple enunciado implica muchos pensamientos, con idas y vueltas más intrincadas incluso que la senda de una serpiente. El significado esencial de lo que dicen sigue siendo evasivo, envuelto en ambigüedad. Hacen falta años de experiencia acumulada para analizar qué enunciados son verdaderos o falsos y debes descifrar el significado intencionado según su manera habitual de comportarse y hablar. En resumidas cuentas, no expresan ni un solo enunciado veraz y todo lo que dicen son mentiras. El discurso de cada persona, ya sea de una posición inferior o superior, contiene su propia forma de hablar. Estas personas hablan desde su postura particular, pero lo que dicen nunca es el significado literal que oyes, sino solo mentiras. ¿Cómo surgen las mentiras? La gente tiene ciertas intenciones, propósitos y motivaciones en su forma de expresarse y en sus acciones; al hablar, cuidan las palabras que utilizan y sus implicaciones; se andan con rodeos y tienen su propio método para hablar. Una vez tienen un método, ¿siguen hablando con sinceridad? No, ya no. Sus palabras tienen muchos significados, una combinación de verdad y falsedad: algunas son ciertas, otras son falsas y otras pretenden engañar. En cualquier caso, no son veraces. Tomemos el ejemplo del primer ministro Wang que acabamos de mencionar. Alguien se opone abiertamente al primer ministro Wang en la corte. Su oposición no se presenta de manera inmediata como cierta o falsa. Hay que indagar más a fondo. En la siguiente escena, esta persona bebe en un salón secreto de la casa del primer ministro Wang. Resulta que los dos trabajan juntos. Si solo has visto la escena en la que esta persona se opone al primer ministro Wang, ¿cómo puedes entender que los dos trabajen juntos? ¿Por qué se opuso a él? Para evitar sospechas y aprovechar la situación con el fin de que el emperador baje la guardia y no sospeche que los dos se han confabulado. ¿Acaso no es esto una táctica? (Sí, lo es). Estas personas viven en un círculo en el que no se atreven a soltar ni una sola palabra veraz. Si mentir a diario es tan agotador, ¿por qué no se retiran? Incluso visitan la tumba de un oponente que ha muerto: ¿qué significa eso? Simplemente les encanta luchar contra otros; si no se pelean, sienten que su vida es aburrida. Si no hay lucha, piensan que no hay ninguna novedad en su vida. Con todas estas argucias y maquinaciones en la mente, pero sin poder llevarlas a la práctica, necesitan un rival contra quien luchar para ver quién es superior. De esa manera, sienten que su vida tiene valor. Si su oponente muere, sienten que la vida ha perdido su significado. Dime, ¿puede reformarse la gente así? (No). Esta es su naturaleza. Los anticristos tienen este tipo de naturaleza: se pelean a diario contra otros y contra líderes y obreros. Incluso luchan contra Dios, mintiendo y engañando cada día, trastornando y perturbando la obra de Su casa. No pueden estarse quietos ni un solo momento ni aceptar la verdad, al margen de cómo les hablen sobre ella. Al igual que el gran dragón rojo, no descansarán hasta ser destruidos por completo.

Los anticristos tienen aversión a los que hablan honradamente, no les gusta la gente honesta. Les encantan el engaño y las mentiras. Por tanto, ¿cuál es su actitud hacia Dios? Por ejemplo, ¿cuál es su actitud hacia el hecho de que Dios requiera que las personas sean honestas? En primer lugar, menosprecian esta verdad. Su capacidad para desdeñar las cosas positivas es realmente indicativa de su problema y ya demuestra que su naturaleza es perversa. No obstante, este no es el panorama total. Si profundizamos más, ¿cómo entienden los anticristos la exigencia de Dios de que las personas sean honestas? Podrían decir: “Ser una persona honesta, hablar a dios sobre todo, contárselo todo y compartirlo todo abiertamente con los hermanos y las hermanas: ¿acaso no significa perder mi dignidad? Implica no tener dignidad ni ser uno mismo y, sin duda, carecer de privacidad. Esto es terrible; ¿qué tipo de verdad es esta?”. ¿Acaso no ven el asunto así? Los anticristos no solo menosprecian en el fondo de su corazón las palabras y la exigencia de Dios sobre ser honesto, sino que incluso pueden llegar a condenarlas. Si pueden condenarlas, ¿pueden ser personas honestas? En absoluto, no pueden ser honestos de ninguna manera. ¿Cómo reaccionan los anticristos cuando ven que algunas personas admiten haber mentido? Desde lo más hondo de su corazón, desprecian y ridiculizan ese comportamiento. Creen que la gente que intenta ser honesta es demasiado estúpida. ¿Acaso no es una perversidad que tilden a las personas honestas de tontas? (Sí). Esto es perverso. Piensan: “¿Quién dice la verdad en la sociedad actual? Dios te pide que seas honesto y tú realmente intentas serlo: incluso hablas con honestidad sobre estos temas. ¡Eres increíblemente estúpido!”. El desprecio que sienten en lo más hondo de su corazón por las personas honestas demuestra que condenan y desdeñan esta verdad y que no la aceptan ni se someten a ella. ¿Acaso no es esta la perversidad de los anticristos? Esta verdad es claramente algo positivo y un aspecto de vivir una humanidad normal que la gente debería poseer en su comportamiento, pero los anticristos lo condenan. Es perverso. En la iglesia suele haber personas que, debido a que informan de problemas o describen el estado real de los asuntos a lo Alto, acaban siendo “podadas” por ciertos líderes que las martirizan. A veces, cuando lo Alto pregunta sobre la situación en la iglesia, algunos líderes solo informan de cosas positivas y omiten las negativas. Cuando algunas personas oyen que los informes de estos líderes no se basan en los hechos y les piden que digan la verdad, estos líderes las apartan a un lado y les impiden decir la verdad. Algunas personas no aceptan la manera de actuar de los anticristos. Piensan: “Ya que no vas a hablar con honestidad, no te trataré como un líder. Contaré la verdad a lo Alto. No me asusta que me poden”. Por tanto, informan con exactitud de la situación real a lo Alto. Al hacerlo, la iglesia queda al descubierto. ¿Por qué? Porque estas personas han revelado los hechos sobre esos anticristos, han desvelado el estado real de sus asuntos. ¿Están los anticristos de acuerdo con esto? ¿Pueden tolerarlo? No perdonarán de ninguna manera a quienes informaron del problema. ¿Qué hacen los anticristos? Poco después, convocan una reunión sobre este tema, piden a la gente que lo comente y observan sus reacciones. La mayoría de las personas, fácilmente influenciables, reflexionan sobre la cuestión y piensan: “Alguien ha informado de los hechos y ahora este líder está en peligro. No avisamos de lo que ocurría: si lo Alto decide castigar a este líder, ¿vamos a vernos implicados junto con él?”. Así pues, esta gente encuentra maneras de defender a los líderes y, como resultado, se aísla a quienes dijeron la verdad. De este modo, los anticristos pueden hacer lo que les plazca porque, por muchas cosas malvadas que hagan, nadie se atreve a informar de la situación a lo Alto y así consiguen sus objetivos. Por tanto, para algunos, informar de la situación a lo Alto presenta muchas dificultades reales. Conocen los hechos, pero los anticristos siempre quieren silenciarlos. Debido al miedo y a la timidez, ceden y, al hacerlo, ¿acaso no se convierten en víctimas de la coacción de los anticristos? Al final, cuando estos son revelados y sustituidos, ¿cómo piensas que se sienten los que cedieron? ¿Lo lamentan? (Sí). Se sienten complacidos y pesarosos a la vez y piensan: “Si hubiera sabido que las cosas acabarían así, no me habría rendido. Debería haber seguido poniéndolos al descubierto e informando de sus asuntos hasta que los hubieran sustituido”. Sin embargo, la mayoría de las personas no pueden hacer eso; son demasiado cobardes.

A los anticristos les gustan el engaño y las mentiras y desdeñan la honestidad; esta es la primera manifestación obvia de su naturaleza perversa. Verás, algunos acostumbran a hablar de una manera que a los demás les cuesta asimilar. A veces sus frases tienen un principio pero no un final, a veces un final pero no un principio. No hay manera alguna de que sepas lo que quieren decir, nada tiene sentido, y si les pides que te lo expliquen claramente, no lo harán. A menudo utilizan pronombres en su discurso. Por ejemplo, informan de algo, y dicen: “Ese tipo, eh… Él pensaba eso y luego los hermanos y hermanas no estaban muy…”. Podrían seguir durante horas y aun así no expresarse con claridad, balbuceando y tartamudeando, sin terminar las frases, simplemente pronunciando algunas palabras sueltas que no tienen ninguna relación entre sí, dejándote igual que estabas antes de escucharlo, e incluso ansioso. De hecho, han estudiado mucho y están bien educados, así que ¿por qué son incapaces de pronunciar una frase completa? Es un problema de carácter. Son tan huidizos que les cuesta mucho esfuerzo hablar siquiera un poco sobre la verdad. No hay un enfoque en nada de lo que dicen los anticristos, siempre hay un principio, pero no un final; sueltan la mitad de una frase y después se comen la otra mitad. Siempre tantean el terreno porque no quieren que entiendas lo que quieren decir, pretenden que lo adivines. Si te lo dicen directamente, te darás cuenta de lo que están diciendo y los calarás, ¿verdad? Ellos no quieren eso. ¿Qué es lo que quieren? Quieren que lo adivines por tu cuenta, y les vale con que creas que tus elucubraciones son ciertas; en ese caso ellos no han dicho nada, así que no tienen ninguna responsabilidad. Aparte de eso, ¿qué ganan ellos si les dices lo que supones tú a partir de lo que han dicho ellos? Esa suposición tuya es exactamente lo que quieren oír y les revela tus ideas y puntos de vista sobre el asunto. A partir de ahí, hablarán de forma selectiva, eligiendo qué decir y qué no, cómo decirlo, y luego darán el siguiente paso en su plan. Cada frase termina con una trampa, y mientras los escuchas, si sigues terminando sus frases, habrás caído completamente en la trampa. ¿No les cansa hablar siempre así? Su carácter es perverso: no se cansan. Es completamente natural para ellos. ¿Por qué quieren ponerte tales trampas? Porque no tienen claros tus puntos de vista y temen que los cales. Al mismo tiempo que intentan que no los entiendas, intentan entenderte ellos a ti. Quieren sonsacarte tus opiniones, ideas y métodos. Si lo consiguen, sus trampas han funcionado. Algunas personas se entretienen diciendo a menudo “hmm” y “ajá”; no expresan un punto de vista concreto. Otros hacen tiempo diciendo “como” y “bueno…”, encubriendo lo que realmente están pensando, usando eso en vez de lo que realmente quieren decir. Aparecen muchas palabras funcionales, adverbios y verbos auxiliares inútiles en cada una de sus frases. Si se graban sus palabras y se escriben, se descubrirá que ninguna de ellas revela sus puntos de vista o actitudes sobre el asunto. Todas contienen trampas, tentaciones e incitaciones ocultas. ¿Qué carácter es este? (Perverso). Muy perverso. ¿Existe engaño? Estas trampas, tentaciones e incitaciones que crean son engaños. Se trata de una característica común de las personas con la esencia perversa de los anticristos. ¿Cómo se manifiesta esta característica común? Informan de las buenas noticias, pero no de las malas, hablan exclusivamente en términos atractivos, hablan entrecortadamente, ocultan parcialmente su verdadero significado, hablan de manera confusa, vaga, y sus palabras conllevan tentaciones. Todas estas cosas son trampas y maneras de crear engaños.

La mayoría de los anticristos exhibe estas manifestaciones y habla y actúa así. ¿Podríais discernir esto si tuvierais relación con ellos durante mucho tiempo? ¿Podríais desenmascararlos? En primer lugar, debes determinar si son personas honestas. Al margen de cuánto exijan que los demás sean honestos y hablen honradamente, debes comprobar si ellos mismos son honestos, si se esfuerzan por serlo y cuáles son su punto de vista y su actitud hacia las personas honestas. Debes ver si en el fondo de su corazón les repugna la gente honesta y si la desdeñan y discriminan o si también quieren ser honestos en su fuero interno, pero les cuesta y les parece difícil hacerlo, de modo que no pueden lograrlo. Tienes que averiguar cuál de ellas es su situación. ¿Podrías discernirlo? Es posible que al cabo de poco tiempo no seas capaz de hacerlo, porque si sus métodos capciosos son ingeniosos, tal vez no puedas desenmascararlos. No obstante, con el paso del tiempo, todo el mundo será capaz de hacerlo; no pueden ocultar la verdad sobre sí mismos para siempre. Es como lo que suele decir el gran dragón rojo de que “sirve a la gente” y “actúa como funcionario público de la ciudadanía”. Pero en la actualidad, ¿quién cree todavía que es el partido del pueblo? ¿Quién sigue creyendo que toma decisiones en nombre de las personas? Nadie lo cree ya, ¿verdad? Al principio, la gente tenía expectativas positivas y creía que con el Partido Comunista podría cambiar su fortuna y convertirse en jefe, que el partido serviría al pueblo y actuaría como su funcionario público. Sin embargo, hoy en día, ¿quién sigue creyendo sus palabras diabólicas? ¿Cómo lo valora la gente ahora? Se ha convertido en un enemigo público de los ciudadanos. ¿Cómo ha pasado de ser un funcionario público a convertirse en un enemigo público? Al comparar sus acciones con sus palabras, la gente descubrió que todo lo que decía eran falsedades, falacias y palabras dirigidas a encubrirse a sí mismo. El partido pronunciaba las palabras más agradables, pero hacía las peores cosas. Los anticristos también son así. Por ejemplo, dicen a los hermanos y a las hermanas: “Deberíais hacer vuestros deberes con lealtad: no dejéis que las impurezas personales los adulteren”. Pero piensa en ello, ¿se comportan así ellos mismos? Cuando les sugieres algo, en cuanto revelas tu opinión un poco, no estarán de acuerdo con ella ni la aceptarán. Cuando sus intereses personales choquen con sus deberes o con los intereses de la casa de Dios, lucharán por sacar tanto provecho como puedan sin ceder lo más mínimo. Piensa en su comportamiento y compáralo con lo que dicen. ¿Qué observas? Sus palabras suenan bien, pero todas son falacias dirigidas a engañar a la gente. Cuando traman argucias y luchan por sus intereses, tanto su comportamiento como sus intenciones, medios y métodos para llevar a cabo sus acciones son genuinos; no son falsos. Si te basas en estos aspectos, puedes obtener algún discernimiento sobre los anticristos.

A los anticristos les encantan las mentiras y el engaño; ¿qué más les gusta? Las tácticas, las argucias y las conspiraciones. Actúan según la filosofía de Satanás, sin buscar jamás la verdad, apoyándose por completo en las mentiras y el engaño, utilizando artimañas y tramando conspiraciones. Por muy claro que hables sobre la verdad, incluso aunque asientan a modo de reconocimiento, no se comportarán según los principios-verdad. En su lugar, para actuar se devanarán los sesos y utilizarán argucias y tramarán complots. Por muy claro que hables sobre la verdad, parece que no pueden entenderla; sencillamente hacen las cosas de la manera que están dispuestos a hacerlas, del modo que quieren hacerlas y de cualquier forma que redunde en su propio interés. Hablan con mucha labia, ocultan su auténtica cara y sus verdaderas intenciones, toman el pelo y engañan a la gente y, cuando alguien pica el anzuelo, se sienten complacidos y cumplen sus ambiciones y deseos. Este es el método y el enfoque constante de los anticristos. Por lo que respecta a las personas honestas que hablan con franqueza y honestidad, que comparten abiertamente su negatividad, su debilidad y sus estados rebeldes y que se expresan desde el corazón, los anticristos sienten repulsión por ellas y las discriminan. Les gustan las personas que, como ellos, hablan de forma tortuosa y falsa y no practican la verdad. Cuando se cruzan con gente así su corazón se alegra, como si hubieran encontrado a alguien como ellos. Ya no se preocupan por que los demás sean mejores que ellos o sean capaces de discernirlos. ¿Acaso no es esta una manifestación de la naturaleza perversa de los anticristos? ¿Acaso no sirve para demostrar que son perversos? (Sí). ¿Por qué pueden estas cuestiones ilustrar que los anticristos son perversos? Las cosas positivas y la verdad son lo que cualquier ser creado racional con conciencia debería amar. Sin embargo, los anticristos consideran estas cosas positivas un fastidio y una piedra en el zapato. Cualquiera que las siga o las practique se convierte en su enemigo y lo miran con hostilidad. ¿Acaso no se asemeja esto a la naturaleza de la hostilidad de Satanás hacia Job? (Sí). Se trata de la misma naturaleza, del mismo carácter que el de Satanás y de la misma esencia. La naturaleza de los anticristos tiene su origen en Satanás y pertenecen a su misma categoría. Por tanto, los anticristos están confabulados con Satanás. ¿Es excesiva esta afirmación? En absoluto; es totalmente correcta. ¿Por qué? Porque los anticristos no aman lo positivo. Disfrutan engañando y les gustan las mentiras, las apariencias ilusorias y los fingimientos. Si alguien revela su auténtico rostro, ¿podrían someterse y aceptarlo con alegría? No solo no podrían aceptarlo, sino que además responderían con un aluvión de malos tratos. La gente que dice la verdad o revela sus verdaderas intenciones los exaspera y los enfurece. Por ejemplo, puede haber un anticristo que sea muy hábil fingiendo. Todo el mundo lo considera una buena persona: cariñoso, capaz de empatizar con los demás y de entender sus dificultades y, a menudo, de apoyar y ayudar a quienes son débiles y negativos. Siempre que otros tienen problemas, es capaz de mostrar respeto por ellos y de justificarlos. En el corazón de la gente, este anticristo es más grande que Dios. Respecto a esta persona que adopta una pose virtuosa, si pones al descubierto sus fingimientos y su impostura, si le cuentas la verdad, ¿puede aceptarlo? No solo no lo aceptará, sino que comenzará a intensificar sus fingimientos y su impostura. Dime, si revelaras la impostura de los fariseos cuando llevaban sus escrituras a las esquinas de las calles para orar y leerlas con el fin de que otros las escucharan, si les dijeras que lo hacían para exhibirse, ¿confesarían que son ciertas tus palabras? ¿Las aceptarían de buen grado? ¿Meditarían al respecto? ¿Podrían admitir que lo que hacían era impostura y engaño? ¿Podrían reflexionar, arrepentirse y no volver a actuar así jamás? Para nada. Si a continuación dijeras: “Tus acciones desorientan a la gente; irás al infierno y te castigarán”, ¿acaso no sería eso decir la verdad? (Sí). Es decir la verdad. ¿La aceptarían? No, se pondrían furiosos de inmediato y dirían: “¿Qué? ¿Dices que iré al infierno y que me castigarán? ¡Eso ya es el colmo! ¡Creo en dios, no en ti! ¡Tus palabras no valen nada!”. ¿Acabaría ahí la cosa? ¿Qué harían a continuación? Dirían: “He viajado a todas partes, he difundido el evangelio a muchas personas, he recogido muchos frutos, he llevado muchas cruces y he sufrido mucho en prisión: ¡Tú, chiquillo, cuando comencé a creer en el señor, todavía estabas en el vientre de tu madre!”. Revelan su naturaleza, ¿verdad? ¿Acaso no predican la paciencia y la tolerancia? ¿Por qué no pueden tolerar este pequeño asunto? ¿Por qué no pueden? Porque has dicho la verdad, has destapado su verdadero yo y ya no tienen destino. ¿Pueden todavía tolerar esto? Si no son anticristos; si se encuentran en la senda de los anticristos, pero aún pueden aceptar la verdad, y también manifiestan cierta impostura, ¿qué harán si pones al descubierto su impostura? Es posible que no reflexionen sobre sí mismos de inmediato y decir que lo harán podría sonar poco realista y vacío. No obstante, la primera reacción de la mayoría de las personas normales al oír esto es experimentar un dolor agudo en el corazón. ¿Qué significa este dolor? Quiere decir que lo que han oído las ha afectado; no esperaban que alguien osara actuar de una forma tan temeraria, que dijera la verdad y que las condenara así en sus narices; no esperaban oír estas palabras nunca ni las habían oído antes. Además, tienen sentido de la vergüenza y quieren guardar las apariencias. Reflexionan sobre el hecho de que les dijeras que ponerse en una esquina a orar y leer las escrituras desorienta a la gente y, después de hacer un autoexamen, descubren que lo que hicieron fue realmente para mostrar a los demás cuán devotos son, cuánto aman al Señor y cuánto pueden sufrir, que esto es impostura y que lo que tú dijiste era cierto. Descubren que si siguen actuando así no serán capaces de dar la cara ante los demás. Tienen sentido de la vergüenza y, a causa de eso, podrían frenarse un poco y dejar de cometer sus acciones malvadas y desvergonzadas que les harían quedar mal. ¿Qué significa que ya no actúen así? Implica un indicio de arrepentimiento. No es seguro que acaben arrepintiéndose, pero al menos hay una posibilidad de contrición, lo que es mucho mejor que la reacción de los anticristos y los fariseos. ¿Qué la hace mejor? Debido a que estas personas tienen conciencia y sentido de la vergüenza, cuando las ponen al descubierto las palabras de otros les duelen en el corazón. Aunque puedan sentirse avergonzadas y heridas en su dignidad, al menos pueden reconocer que estas palabras son correctas. Incluso aunque sean incapaces de guardar las apariencias, en su fuero interno ya han reconocido y aceptado esas palabras y se han sometido a ellas. ¿En qué se diferencian los anticristos? ¿Por qué decimos que son perversos? Su perversidad reside en el hecho de que cuando oyen algo que es correcto, no solo son incapaces de aceptarlo, sino que, por el contrario, lo odian. Además, recurren a sus propios métodos y buscan excusas, motivos y diversos factores objetivos para defenderse y explicarse a sí mismos. ¿Qué finalidad pretenden alcanzar? Su propósito es convertir las cosas negativas en positivas y viceversa; quieren invertir la situación. ¿Acaso no es esto perverso? Piensan: “Al margen de si tienes razón o no o de si tus palabras son conformes a la verdad, ¿puedes resistir mi elocuencia? A pesar de que todas las palabras que expreso son claramente falsas, engañosas y desorientadoras, seguiré negando y condenando lo que digas”. ¿Acaso no es esto perverso? En efecto, lo es. ¿Piensas que los anticristos, cuando ven a buenas personas, no las consideran honestas de corazón? Las ven como gente honesta que persigue la verdad, pero ¿cómo definen la honestidad y la búsqueda de la verdad? Piensan que las personas honestas son estúpidas. Les repugna la búsqueda de la verdad y la detestan y se muestran hostiles contra ella. Creen que es algo falso, que nadie podría ser tan estúpido como para renunciar a todo en busca de la verdad, para decir lo que sea a cualquiera y para confiarlo todo a Dios. Nadie es así de estúpido. Sienten que todas estas acciones son falsas y no creen en ninguna de ellas. ¿Creen los anticristos que Dios es todopoderoso y justo? (No). Por tanto, se plantean interrogantes sobre todas estas cosas en su mente. ¿Qué implica esto? ¿Cómo interpretamos este montón de interrogantes? No se limitan a dudar de estos temas o a cuestionarlos; en última instancia, también los niegan y pretenden invertir la situación. ¿A qué me refiero al decir “invertir la situación”? Piensan: “¿Qué sentido tiene ser tan recto? Si una mentira se repite mil veces, acaba convirtiéndose en la verdad. Si nadie dice la verdad, esta deja de serlo y no sirve para nada: ¡solo es una mentira!”. ¿Acaso no es esto desfigurar el sentido de lo que está bien y de lo que está mal? Esta es la perversidad de Satanás: distorsionar los hechos, así como lo que está bien y lo que está mal; esto es lo que le gusta. Los anticristos sobresalen en fingir y engañar. Por supuesto, aquello en lo que destacan es inherente a su esencia, y lo que es inherente a su esencia es precisamente lo que hay en su esencia-naturaleza. Aún más, es lo que anhelan y aman, y también es su norma para sobrevivir en el mundo. Creen en dichos como “Siempre se van los mejores”, “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”, “Cada quien tiene su destino en sus propias manos”, “El hombre triunfará sobre la naturaleza”, etcétera. ¿Se ajusta alguno de estos enunciados a la humanidad o a las leyes naturales que la gente normal puede comprender? Ninguno de ellos. Así pues, ¿cómo pueden los anticristos ser tan aficionados a estos dichos endiablados de Satanás e incluso adoptarlos como sus lemas? Solo se puede decir que se debe a que su naturaleza es demasiado perversa.

Tuve contacto unas cuantas veces con cierto líder de la iglesia a lo largo de un año aproximadamente. Tuvimos diversas oportunidades de encontrarnos, pero nuestras conversaciones estuvieron limitadas porque no era alguien que hablara abiertamente. ¿Qué significa “no era alguien que hablara abiertamente”? Quiere decir que no hablaba mucho, ni siquiera cuando le hacías preguntas. Ahora bien, ¿se comportaba así en sus interacciones con los demás en la iglesia? Había dos situaciones posibles. Con los que tenían una mentalidad parecida, era muy comunicativo. Sin embargo, con los que no eran de su misma opinión, se mostraba cauteloso y ya era más reservado. Más tarde, contabilicé que, durante Mis interacciones con él, llegó a pronunciar en total cinco expresiones “clásicas”. Se apocaba al hablar, de modo que cuando decía algo se convertía en una expresión “clásica”. ¿Qué tipo de persona es? ¿Podemos catalogarla de “persona distinguida”? Es bastante normal que los líderes o los obreros de iglesia tengan contacto conmigo y hablen de distintos asuntos, ¿cierto? No obstante, esta persona era única. Solo pronunció cinco frases, cinco expresiones increíblemente “clásicas”. Prestad atención a lo que hace que estas expresiones sean tan “clásicas”. Cada una de ellas tiene su propio contexto y esconde una pequeña historia. Empecemos por el origen de su primera frase.

En la iglesia que dirigía este líder había una persona malvada que había hecho cosas malas en diversas ocasiones y perturbaba la obra de la iglesia. Todo el mundo vio que era una persona malvada, de modo que la gente comenzó a hablar y a debatir sobre él. Si se le tuviera que expulsar y enviar lejos, sería necesario hacer un aviso sobre él en la iglesia, de manera que todos supieran las maldades que cometió y por qué se le calificaba de persona malvada y se le despedía. Mientras se ponían al descubierto algunas de las cosas malas que esta persona malvada perpetró, este líder, que habitualmente no hablaba demasiado, se expresó así: “Tenía buenas intenciones”. ¿Cómo veía él a esa persona malvada que había hecho cosas malas y perturbaba la obra de la iglesia? “El compañero tenía buenas intenciones”. Creía que las maldades que lleva a cabo una mala persona están en consonancia con la verdad, siempre que dicha persona tenga buenas intenciones. Para él, al margen de la naturaleza de sus acciones, sean buenas o malas, o de las consecuencias de esas acciones, siempre que la persona tenga buenas intenciones incluso los trastornos y las perturbaciones que causa están en consonancia con la verdad. “Tenía buenas intenciones”. Esa fue la primera frase que pronunció este líder. ¿Habéis oído hablar a alguien así alguna vez? Una persona malvada hace el mal sin lugar a dudas y, sin embargo, alguien dice que esa persona albergaba buenas intenciones al cometer esas maldades. ¿Podéis todos discernir esta frase? Creo que dicha frase podría desorientar a algunos porque la mayoría de la gente piensa que mientras alguien tenga buenas intenciones no se le debería tratar y que si alguien hace algo mal con buenas intenciones no hace el mal a propósito. Después de que este líder los agitara y desorientara de esta manera, es posible que algunos se pusieran de su lado y comenzaran a empatizar con la persona malvada. Si este líder no los hubiera desorientado, la mayoría habría entendido correctamente este asunto y hubiera pensado que se debería expulsar y mandar lejos a esa persona malvada por haber hecho el mal. No obstante, después de que este líder los agitara y desorientara, algunos pensaron: “Tenía buenas intenciones, eso tiene sentido. A veces nosotros también somos así. Por tanto, si hacemos algo mal con buenas intenciones, ¿también nos echarán y despedirán?”. Como resultado, se pasaron al bando de este líder. ¿Por qué? Pensaban en su propio futuro. ¿Acaso no fue fácil que aceptaran la frase que pronunció este líder? ¿Cuáles fueron las consecuencias de que la aceptaran? Comenzaron a tener dudas sobre Dios, Su carácter justo y Sus principios para hacer las cosas. Empezaron a dudar de los principios que se siguen en la casa de Dios para hacer las cosas, plantearon interrogantes sobre ellos y, luego, los condenaron. Albergaron estas dudas en el corazón. En realidad, no se despidió a esta persona malvada porque hubiera hecho algo mal en una sola ocasión. En la casa de Dios no se despide a nadie por el mero hecho de haber cometido un error ocasional, sin importar si realiza un trabajo manual, un deber especial o un deber que implica habilidades técnicas. Los líderes de la iglesia y los hermanos y hermanas clasifican de manera conjunta el comportamiento consecuente de los miembros de la iglesia y, después, los tratan. Por ejemplo, si alguien se muestra siempre perezoso cuando debería estar trabajando y pone excusas para evitar trabajar, ¿es apropiado despedirlo sobre la base de este comportamiento? (Sí). Eso es, es apropiado. Por ejemplo, si te asignan la tarea de limpiar y sueles comer pipas de girasol, tomar té y leer el periódico y, en ocasiones, tiras las cáscaras de las pipas al suelo, ¿acaso no descuidas tus deberes? No solo no limpias, sino que además lo dejas todo hecho un asco, lo que significa que descuidas tus deberes. Si eres un incompetente en tu trabajo, eso está en consonancia por completo con los principios para despedirte y no deberías discutirlo. No obstante, este líder de la iglesia señaló que esa persona tenía buenas intenciones, lo que desorientó a la gente. Después de que el líder agitara y desorientara así a los miembros de la iglesia, algunos lo siguieron y llegaron a un consenso. Pero ¿dónde situaron a Dios y a los principios-verdad al actuar de esta manera? Se convirtieron en una especie de familia y hablaban de “nuestra iglesia” y de “nuestra casa de Dios”. ¿Cómo se definen “iglesia” y “casa de Dios”? ¿Puede haber una casa de Dios donde no hay Dios? (No). Si no hay Dios en un lugar, ¿puede una iglesia existir o establecerse ahí? (No). Así pues, ¿qué quería decir que dijeran “nuestra”? Significaba que se habían separado de Dios. La iglesia se convirtió en la iglesia de este líder atolondrado; él se convirtió en el maestro de la iglesia, mientras los supuestos hermanos y hermanas y personas atolondradas formaban una banda con él y se comportaban con él como si fueran parientes. Se distanciaron de Dios, de modo que Él adoptó un rol fuera de la “casa de Dios”. Estas fueron las consecuencias que se produjeron cuando este líder pronunció esa primera frase en estas circunstancias. Todos lo aprobaron específicamente y pensaron: “Nuestro líder de la iglesia es justo y considerado con nosotros, perdona nuestras debilidades e incluso nos defiende. Cuando cometemos errores, Dios siempre nos deja en evidencia y nos poda. Sin embargo, nuestro líder nos protege en todo momento, como una gallina protege a sus pollitos. Con él al lado, no nos pasará nada malo”. Todos le estaban agradecidos. Estas fueron las consecuencias de la primera frase que pronunció este líder.

Continuemos con la segunda frase que pronunció este líder. Había algunos trabajos relacionados con asuntos externos de la iglesia que la mayoría de la gente no podía realizar o estaba demasiado ocupada con sus deberes para encargarse. Había algunos creyentes, solo de nombre, que eran expertos en manejar asuntos exteriores, de modo que la casa de Dios asignó un poco de dinero para que alguien así se ocupara de estas tareas y, en algunas ocasiones, llegó a gastarse un poco más para que él se encargara de bastantes trabajos en su nombre. Dime, ¿se infringieron los principios si la casa de Dios se gastó 200 RMB extra para gestionar asuntos como estos? Esta fue la única manera de arreglarlos y dio buenos resultados, de modo que así es como se gestionaron. Entregar a esa persona 200 RMB extra fue conveniente para que la casa de Dios se ocupara de estos asuntos, y se resolvieron muchos problemas. ¿Valió la pena gastar esos 200 RMB extra? (Sí). Valió absolutamente la pena. Fue apropiado hacer las cosas de esa manera. Si la casa de Dios entregara esos 200 RMB a alguien que no pudiera ocuparse de esas tareas, sería un derroche. Dar esos 200 RMB a esa persona significó que esas tareas pudieron hacerse bien; así pues, ¿estuvo en consonancia con los principios de la casa de Dios ocuparse de las cosas de ese modo? (Lo estuvo). Por tanto, ¿estuvo en consonancia con los principios no comentar esta cuestión con los hermanos y las hermanas o no comunicársela? (Lo estuvo). ¿Tiene lo Alto el derecho de encargarse de los asuntos así? (Sí). Sí, por descontado. Pero este líder de la iglesia dijo: “Los hermanos y las hermanas indicaron que se entregaron otros 200 RMB a esa persona… Solo pregunto sobre esta cuestión en nombre de los hermanos y las hermanas. Ellos no entienden este principio y queremos buscar cómo compartir este aspecto de la verdad”. Este líder solo hablaba a medias tintas. Esta fue su segunda frase. Obviamente, esta frase era una pregunta que quería decir: “Dices que todo lo que haces está en consonancia con los principios, pero este asunto no lo está, y algunos hermanos y hermanas tienen sus propias opiniones y nociones al respecto, de modo que debo preguntarte sobre este tema en su nombre. ¿Cómo explicas esta cuestión? Dame una explicación”. Eso es una pregunta, ¿cierto? Bien, proseguid y analizad cuántos mensajes contenía esta pregunta; ¿cuál es vuestro punto de vista al oír algo así? ¿Cómo veis a esta persona en función de este asunto? (Dios, su frase tenía un tono inquisitivo. Él estaba cuestionando a Dios. En realidad, tenía sus propias nociones sobre este tema. No expresó sus pensamientos reales y, en su lugar, dijo que eran los hermanos y las hermanas quienes no podían aceptar la decisión de lo Alto, que tenían sus propias opiniones al respecto. Como líder de la iglesia, cuando los hermanos y las hermanas tuvieran nociones, él debería haber compartido la verdad con ellos para resolver este problema, pero no solo no lo solucionó, sino que llegó a cuestionar a Dios con estas nociones. Presenta un carácter falso y perverso). Se han mencionado dos aspectos: uno es que él interrogaba a lo Alto y el otro es el hecho de que él ya tenía nociones en su interior, pero dijo: “Los hermanos y hermanas no entienden los principios y quieren buscarlos”. ¿Hay algún problema en esta frase? ¿Eran los hermanos y hermanas tan importantes para él? Dado que para él era tan importante la entrada en la vida de los hermanos y las hermanas, cuando estos desarrollaron estas nociones tan fuertes, ¿por qué no las resolvió? ¿Acaso no descuidó su deber? Lo descuidó. No resolvió el problema e incluso, sin ningún tipo de vergüenza, utilizó las nociones de los hermanos y las hermanas para interrogar a lo Alto. Por tanto, ¿para qué servía él? ¿Qué lo hacía capaz de interrogar? ¿Acaso no tenía también nociones? ¿Acaso no tenía también sus propios pensamientos sobre la decisión de lo Alto? ¿Acaso no sentía también que este asunto se llevaba de una manera inapropiada? Esos 200 RMB no se gastaron en él, de modo que sintió como si los hubiera perdido, ¿verdad? Él pensó: “Debería haber recibido esos 200 RMB extra, nos los merecemos. Ese tipo es un incrédulo, no debería tenerlos. Creemos realmente en dios y somos el pueblo de la casa de dios; él no”. ¿Acaso no es eso lo que quería decir? (Sí). Eso es exactamente lo que quería decir. Y no lo dijo de una manera directa, sino ambigua. Después de oír esto, ¿lo entendéis? ¿Cuál es vuestro punto de vista sobre este asunto de gastar dinero? La mayoría de la gente puede entender esta cuestión menor. Teniendo en cuenta la inmensa obra de la casa de Dios, ¿realmente tenía este líder que fijarse en que se gastaba una partida extra de 200 RMB? Además, ese dinero no salió de su bolsillo, de modo que ¿por qué le angustiaba tanto este tema? ¿Sintió envidia al ver que otros eran buenas personas? ¿Acaso no era eso lo que él quería decir? ¿Sois capaces de entender lo que acabo de explicaros? Hay alguno de vosotros que no esté de acuerdo y diga: “¡No! Gastar 200 RMB extra sin que lo sepamos es terrible, es terrible que no tengamos el derecho de saberlo. ¿Acaso no es esto despilfarrar las ofrendas de la casa de Dios?”. ¿Cuál es el concepto de la casa de Dios? ¿Cuál es el concepto de las ofrendas? Dejadme que os diga que las ofrendas no pertenecen a todo el mundo, no pertenecen a los hermanos y las hermanas; si solo hubiera hermanos y hermanas y no hubiera Dios, no se llamaría la casa de Dios. La casa de Dios es cuando Él aparece y obra, cuando llama a la gente para que comparezca ante Él y establece la iglesia. Cuando los hermanos y las hermanas hacen una ofrenda, no es para la casa de Dios ni para la iglesia y, sin duda, no es para cualquier individuo. Es para Dios. En palabras sencillas, ese dinero se ofrece a Dios; es Su propiedad privada. ¿Qué implica que sea Su propiedad privada? Que Él puede asignarla como le plazca y que el líder no estaba capacitado para inmiscuirse en el asunto. Dejadme que os diga que hacer preguntas y querer buscar la verdad por este tema fue un poco excesivo e innecesario; ¡ahí se vio que aparentaba y fingía! Hubo muchas cuestiones importantes sobre las que este líder no había buscado la verdad, pero decidió buscarla por este tema. ¿Por qué no se ocupó de esa persona malvada? Por qué no buscó, diciendo: “Este tipo ha dado indicios de hacer el mal; todos los hermanos y las hermanas están hartos de él. ¿Acaso no debería ocuparme de esto?”. El líder no preguntó sobre eso; estaba completamente ciego ante esa persona malvada. ¿Acaso no es eso un problema? ¿Cuál fue la primera frase que pronunció este líder? (Tenía buenas intenciones). “Tenía buenas intenciones”. Fijaos hasta qué punto era “benevolente” este compañero; ¡vaya un hipócrita! Era perverso, pero sus palabras estaban llenas de benevolencia y moralidad; había miel en sus palabras, pero puñales en su corazón, y no se comportó como un ser humano. ¿Cuál fue su segunda frase? “La casa de Dios ofreció 200 RMB extra a alguien para realizar una tarea. Quiero buscar en nombre de los hermanos y las hermanas cómo deberíamos entender y captar el principio en este asunto”. He presentado la frase como un enunciado completo; por supuesto, él no lo expresó así. Habló con vacilación, por lo que costó entender qué quería decir. Así es como habló. Esta fue la segunda frase que pronunció este líder.

Escuchemos ahora la tercera frase que pronunció ese líder. Todo el mundo trabajaba conjuntamente, cavando. A cada persona se le había asignado la tarea de llenar un cesto de tierra. Una persona trabajaba muy rápido y acabó la primera; se sentó, bebió un poco de agua y descansó, esperando a los demás. Entonces, algo fue mal. ¿Qué fue mal? Surgió el tercer problema. Una vez más, este líder se puso a preguntar a lo Alto, diciendo: “Tenemos aquí a alguien que trabaja rápido y se mueve veloz, pero algo pasa con él. Después de acabar su trabajo, se sienta y no ayuda a nadie más, de modo que todo el mundo comienza a formarse opiniones sobre él”. El hermano en lo Alto preguntó: “¿Suele ser perezoso cuando trabaja?”. El líder respondió: “No, no lo es. Sencillamente trabaja rápido y cuando termina se sienta y espera, sin ayudar a nadie, así que los hermanos y las hermanas tienen opiniones sobre él; dicen que carece de compasión”. Cuando los hermanos y las hermanas mencionaron esto, el líder se sintió afligido y pensó: “¡Dios mío, fijaos en lo cruel que es esa persona! Mis hermanos y hermanas están cansados de trabajar, lo hacen despacio, y nadie los ayuda”. El grupo entero estaba molesto, de modo que él también se sintió molesto. ¡Cuánta “empatía” por su parte! Llevó esta “carga” consigo para informar a lo Alto. Lo primero que preguntó fue: “¿Se puede castigar a alguien así?”. Decidme, ¿creéis que se puede hacer eso? (No). Así pues, ¿cómo reaccionáis al oír esto? ¿Tenéis sentimientos encontrados al respecto? ¿Estáis molestos? (Sí). La casa de Dios siempre ha enseñado que la gente debe entender la verdad y tratar a los demás con justicia, pero ese líder ni siquiera podía hacer esta pequeñez. Creía que castigar a esa persona sería justo. ¿Acaso no es esto perverso? (Sí). Él pensó: “Mis hermanos y hermanas sufren y me han informado de que esta persona carece de compasión. Como líder, ¿cómo puedo ganarme a esta gente, calmarla, protegerla y evitar que la perjudiquen o que se sienta tratada de manera injusta?”. Su primera respuesta fue castigar a esa persona, pensando que castigándola se aplacaría la ira de los demás y todo sería justo y equitativo. ¿Acaso no quería él hacer esto? (Sí). Él pensó: “Todos comemos los mismos alimentos, vivimos en el mismo lugar y recibimos el mismo trato. ¿Qué derecho tienes a trabajar tan rápido? Si trabajas deprisa, ¿por qué no ayudas a los demás?”. Decidme, ¿cómo se siente la gente al oír esto? “Trabajar rápido es un pecado. Parece que nunca debemos trabajar deprisa; eso no nos hará ningún bien en manos de este líder. Trabajar rápido no es bueno, ni ser proactivo. ¡Ir despacio está justificado!”. Lo Alto preguntó al líder: “¿Qué pasa con los que trabajan lento? ¿Los recompensas?”. El líder se quedó boquiabierto, pero no se atolondró. Dijo: “No, no puedo recompensarlos. Sin embargo, se debería castigar a ese tipo que trabaja rápido. Todos los hermanos y hermanas dicen que se lo debe castigar”. Esa fue la frase que pronunció. Decidme, ¿representa realmente esta frase a los hermanos y hermanas o representa al líder en sí mismo? (Representa al líder). Dejemos al margen a los hermanos y hermanas; entre ellos, hay todo tipo de personas atolondradas: los que no aman la verdad, los que hablan sin honestidad, los que son egoístas e interesados, los que provocan discusiones, los que se expresan sin principios y los que actúan sin ningún fundamento moral. ¿No es cierto que hay todo tipo de personas entre ellos? Por tanto, ¿cuál era su responsabilidad como líder de la iglesia? ¿Era su responsabilidad hablar en nombre de los hermanos y de las hermanas influyentes o defender estas tendencias perversas y prácticas malvadas? (No). Entonces, ¿cuál era su responsabilidad? Cuando descubrió problemas de distorsión y desviación entre los hermanos y las hermanas, su responsabilidad era resolver dichos problemas mediante la verdad, de modo que esas personas pudieran entender la raíz de esas dificultades y los problemas con sus estados, lo que las llevaría a conocerse a sí mismas, a entender la verdad y a comparecer ante Dios. ¿Acaso no es esta la responsabilidad de un líder de la iglesia? (Lo es). ¿La cumplió? No solo no hizo eso, sino que incluso promovió esas tendencias perversas y prácticas malvadas, protegiendo, incitando y consintiendo su formación y difusión en la iglesia. ¿No es esto perverso? (Lo es). Decidme, después de que lo Alto pode y ponga al descubierto a una persona con este tipo de carácter perverso, ¿mostrará un corazón insolente? (Sí). Sin duda se mostrará insolente. ¿Tratará a las personas con justicia de acuerdo con los principios que le haya dado lo Alto? De ninguna manera. A través de las palabras que él pronunció, puedes ver que era una persona absolutamente retorcida. Más tarde, pensé para Mí mismo: “Si se castiga a los que trabajan rápido, ¿quién se atreverá a trabajar deprisa? Todo el mundo se volverá más lento que una tortuga, incapaz de subirse a la orilla incluso después de holgazanear tres días seguidos”. ¿Acaso no será eso lo que pasará? Además de su incapacidad para tratar a las personas con justicia, el aspecto más fatal y grave de este líder, y el que más podría desorientar a la gente, era que al margen de las maldades que cometieran los hermanos y las hermanas o de los puntos de vista erróneos y absurdos que difundieran, no solo no los discernió ni los corrigió, sino que los consintió, los protegió e incluso trató de complacerlos. ¿Acaso no era un individuo peligroso? (Lo era). ¡Era sumamente peligroso! Esta fue la tercera frase que pronunció este líder.

Continuemos con la cuarta frase. Yo visitaba con frecuencia la iglesia de la que ese líder estaba al cargo y ahí cuidaban de algunos pollos. Cada vez que yo iba al lugar, él mataba un pollo. Un día, estofaba el pollo en un consomé; al día siguiente, hacía un estofado rojo de pollo; al otro, ahumaba el pollo. Pensé que, si seguía yendo ahí cada día, esa bandada de pollos podría desaparecer en poco tiempo. ¿A qué se debía esa idea? Cuando se cocinaba un pollo, a veces yo comía un trozo y otras no me apetecía, pero esa gente se lo comía de todos modos y cada vez se consumía un pollo entero. Más tarde, pensé esto: si se consumía un pollo entero cada vez que visitaba la iglesia, por muchos pollos que tuvieran, no durarían mucho tiempo. Por tanto, le dije al líder que ya no podía matar más pollos. ¿Acaso no era esto lo que debía hacer? (Sí). Bien, esto lo puso realmente en un brete. Me hizo una pregunta y dijo: “Si no podemos matar pollos, entonces…”. No te puedes ni imaginar qué preguntó a continuación. ¿Qué soltó finalmente? “Entonces, ¿qué quieres comer?”. Le contesté: “¿Acaso no hay nada más para comer aparte de los pollos? ¿No está el huerto lleno de verduras? Me parece bien comer cualquiera de ellas”. Él quería decir que si no se les permitía matar pollos Yo todavía necesitaría comer algo de carne. “Considerado”, ¿verdad? Le dije: “¿Carne? Si tienes verduras, no comeré carne. ¡Si no te ordeno que mates los pollos, no los mates!”. Esto debería haber sido fácil de entender, ¿cierto? (Sí). Pero en su caso se convirtió en un dilema. El hecho de no poder matar pollos lo incomodó mucho; comenzó a actuar de una manera muy extraña, como un poseído. Dado que no pudo comer pollo en esa ocasión, la siguiente vez que visité la iglesia me hizo otra pregunta, lo que nos lleva a la quinta frase. Escuchad cómo sus preguntas eran cada vez más irrisorias. ¿Cuál fue la pregunta? Él dijo: “Ya que no podemos matar pollos, pero también tenemos conejos, ¿te los comerías en lugar de los pollos?”. Eso Me enojó realmente. Respondí: “Los conejitos que tenemos son adorables, con sus ojos rojos brillantes y su pelaje blanco puro. Se lo pasan muy bien jugando. ¿Por qué siempre piensas en comer carne? ¿Acaso no puedes tomar otras cosas?”. Yo no lo entendía. En su cocina nunca faltaba la carne; había un número infinito de patas de pollo y chuletas de cerdo. No es que no hubiera carne para que se la comiera; entonces, ¿por qué no paraba de preguntar sobre matar conejos y comérselos? Repliqué con estas palabras: “¡No te está permitido matarlos! ¿Qué sentido tiene toda esta matanza?”. Cuando él me vio responder así, temió ser podado y no se atrevió a hacer más preguntas. ¿Qué comidas preparó después de eso? Durante los meses de junio y julio, había todo tipo de cosas en el huerto; las verduras de hoja y las hortalizas de fruto abundaban. Un día, ese líder preparó una mesa llena de platos. ¿Qué preparó? Revuelto de brotes de soja, sopa de brotes de soja, tofu estofado con pescado, revuelto de guisantes y huevos y revuelto de orejas de madera: no había ni una sola verdura de hoja en la mesa. Eché un vistazo a todos esos platos desaboridos. Aquella época del año demandaba algo fresco, pero los alimentos que preparó estaban completamente fuera de temporada. Pensé: “¿Acaso no es perversa esta persona?”. Había todo tipo de verduras en el huerto; ¿por qué no hizo algún plato con verduras de hoja? Al final, dije que se le debería despedir rápidamente. Con alguien como él a cargo de la cocina, la gente nunca llegaría a comer alimentos de temporada. Por el contrario, siempre tomaría alimentos fuera de temporada. ¿Es eso normal? ¡Sin duda alguna no es normal!

A través de las preguntas de este líder y de su manera de cocinar, observé, en primer lugar, que su personalidad era mediocre; en segundo lugar, que tenía un carácter perverso e insidioso; y, en tercer lugar, que no perseguía la verdad. No obstante, había cierto hecho inesperado, incluso podría decirse extraño. En el pasado, cada vez que había elecciones en esta iglesia, él recibía la mayoría de los votos e incluso seguía siendo así en las reelecciones. ¿Qué pasaba con una persona como esta para que recibiera de manera repetida la mayor cantidad de votos? ¿Había motivos por ambas partes para que ocurriera esto? (Sí). Había motivos por ambas partes para que ocurriera esto. ¿Cuáles eran los motivos principales? Por un lado, la mayoría de los hermanos y las hermanas no perseguían ni entendían la verdad y carecían de la capacidad para discernir a las personas. Por otro lado, este líder de la iglesia era sumamente hábil desorientando a la gente. No sabéis quién era esta persona, no habéis visto lo que hizo y desconocéis qué tipo de individuo era a puertas cerradas. Pero solo en función de los temas sobre los que he hablado, junto con las cinco frases que él pronunció, ¿qué tipo de persona diríais que era? ¿Era apto para ser un líder de la iglesia? (No). Entonces, ¿por qué esos hermanos y hermanas seguían eligiéndolo? Porque él tenía estrategias y desorientaba a esas personas. Él no era en absoluto tan ingenuo y sensato como parecía por fuera; sin lugar a dudas, tenía estrategias. Más tarde, dije que no había nadie en esa iglesia que fuera apto para actuar como líder y que se debería enviar a alguien más para ocupar ese cargo. Pero algunos no lo entendieron; sentían que los hermanos y hermanas no habían elegido a este líder. ¿Cómo se debería definir “hermanos y hermanas”? ¿Representan la verdad los hermanos y hermanas? ¿Es así como se definen? (No). Cuando los hermanos y hermanas crean de manera colectiva una demanda, un precepto o unos enunciados y un argumento, ¿están estas cosas necesariamente en consonancia con la verdad? ¿Debería Dios tener en cuenta sus problemas y ocuparse de ellos en primer lugar? ¿Puede Dios hacer esto? (No). Así pues, ¿cómo se les debería tratar? ¿Cómo se deberían definir estos hermanos y hermanas? La mayoría de ellos está dispuesta a cumplir sus deberes, a hacer sus tareas y a trabajar, pero no persigue la verdad. Ellos carecen de la capacidad y del calibre para comprender la verdad, son estúpidos, están entumecidos y les faltan luces; son incapaces de discernir a las personas o de ver con claridad los asuntos; son egoístas e interesados. Aunque tengan algunas buenas intenciones y estén dispuestos a renunciar a cosas, a entregarse y a esforzarse por Dios, ¿cuál es su defecto fatal? No entienden ni aceptan la verdad. Siguen el dicho: “Quien me dé dinero es mi padre, y quien me alimente, mi madre”. Ellos eligen a quien es bueno o provechoso para ellos y a quien hable en su nombre y los proteja. Si se permitiera a esas personas elegir a su propio líder, ¿podrían elegir a un buen líder? No podrían. ¿Podrían hacer algún progreso en su entrada en la vida? Si lo Alto les permitiera ser tan obstinados y seguir actuando de una manera tan desordenada y precipitada, ¿acaso no sería eso una irresponsabilidad? (Sí). Eran atolondrados, pero lo Alto no lo es; se retiró al líder que esa gente había elegido y fue sustituido por otra persona. Aunque estos individuos se mostraron reacios a aceptar al nuevo líder, siempre que este pudiera hacer alguna obra real sería mucho mejor que ese falso líder que los desorientaba. A pesar de que estos hermanos y hermanas no entendieron el arreglo de lo Alto, llegará el día en el que captarán algunas verdades y entenderán un poco las cosas y, entonces, sabrán quién era bueno y quién era malo. Al actuar de esta manera, lo Alto se responsabilizaba absolutamente de ellos. ¿Fue apropiado hacer esto? (Lo fue). Aunque no lo entendieran, no se les podía permitir hacer simplemente lo que les placiera al elegir a quien quisieran. ¿Quieren rebelarse? Si quieren hacer el mal y convertirse en los cómplices de Satanás, perecerán. Por tanto, lo Alto tomó la decisión por ellos y seleccionó a otro líder. Pero ellos no lo aceptaron; insistieron en que la persona que habían elegido era apta. ¿Acaso no es esto ser perverso? ¿Por qué siempre pensaron que él era bueno? ¿Qué tenía para ser tan bueno? ¿Por qué estaban tan decididos a mantenerlo? Ahí había un problema: este falso líder los había desorientado y perjudicado sin que se dieran cuenta. Eran realmente una panda de estúpidos. Ya no voy a hablar más sobre este asunto. Consideramos a la gente como este falso líder como un caso típico a diseccionar y analizar dentro de este tema; es lo apropiado. Al fin y al cabo, la perversidad de sus actitudes es típica en sí misma.

Por lo que respecta a nuestra charla sobre la perversidad dentro de la séptima manifestación de los anticristos, después de integrar, analizar y comparar estos ejemplos concretos, ¿os ha quedado más claro este asunto? Se desconoce y cuesta decir si esta persona de la que acabo de hablar será capaz de perseguir la verdad en el futuro, y por ahora nos abstendremos de sacar ninguna conclusión. No obstante, una cosa es segura: tanto su carácter como su esencia y su naturaleza eran todos perversos. Así pues, ¿qué amaba él? ¿Amaba la imparcialidad y la justicia? ¿Amaba las diversas verdades que Dios ha expresado? ¿Amaba ser una persona honesta, tratar a los demás con justicia, actuar con principios y buscar la verdad? ¿Amaba estas cosas? No amaba ninguna de ellas; eso es seguro al cien por cien. A través de las pocas frases que pronunció y de las preguntas que hizo se revelaron las cosas que su corazón amaba más entrañablemente. Ninguna de ellas estaba en consonancia con las cosas positivas. ¿Quiénes eran las personas que le gustaban y que se sentía dispuesto a proteger? Protegía a los que hacían el mal, a los que perturbaban la obra de la iglesia, a los que carecían por completo de lealtad y a los que cometían muchas acciones malvadas al cumplir sus deberes. No contemplaba a estas personas con ira ni odio; incluso las amparaba y las defendía. ¿Qué indica esto? Que eran de la misma calaña: compartían intereses y una esencia común. De manera natural, estaban de acuerdo entre sí y eran de la misma calaña. Cuando algunos hermanos y hermanas siguieron albergando nociones y malentendidos sobre las palabras y acciones de Dios, ¿cómo se sintió este líder? ¿Llevó alguna carga a la hora de resolver estos problemas? (No). No llevó ninguna carga ni trató estos problemas ni prestó atención a estos asuntos; hizo la vista gorda. Cuando alguien humillaba el nombre de Dios, o trastornaba y perturbaba la obra de Su casa, cuando alguien carecía de lealtad y era superficial al hacer su deber, o perjudicaba los intereses de la casa de Dios y ocasionaba perturbación y destrucción mientras hacía su deber, o descargaba negatividad y hacía circular nociones, ¿pudo él identificar alguna de estas situaciones como un problema? No pudo; pensó: “Es normal que existan estos problemas; ¿quién no tiene revelaciones de corrupción?”. ¿Qué insinuaba? Insinuaba que esta gente debía actuar así, ya que de ese modo él no parecería tan malo; podría “ocultarse” y estar “protegido”. ¿No es esto perverso? Estas personas causaban trastornos y perturbaciones continuamente, y no se ocupó de ellas. Según esto, decidme, ¿tenía un sentido de la rectitud? ¿Amaba la verdad? ¿Qué tipo de lugar creía que era la casa de Dios? No quería que Su casa estuviera llena de gente honesta, de gente leal a Dios, de gente que seguía Su camino y sabía cuál era su lugar mientras hacía sus deberes. No quería que todo el mundo se sincerara y hablara de las palabras de Dios, se sometiera a Él y diera testimonio de Él. No quería que nadie fuera así en la casa de Dios. Por tanto, ¿qué quería? Quería que todo el mundo estableciera relaciones interesadas, que protegieran mutuamente sus intereses, sin perjudicar a nadie ni poner al descubierto los muertos en el armario de nadie. Quería que todos se protegieran y se defendieran entre sí, que ocultaran las acciones malvadas de los otros a las personas de fuera y que actuaran como un frente unido. Eso era lo que quería. Cuando alguien sacaba a la luz y hacía públicos los actos inmorales y las circunstancias reales de otro, hablando de manera directa y poniéndolos en conocimiento de todos, él odiaba y detestaba estas acciones. Le gustaba cuando los actos inmorales permanecían ocultos y encubiertos, cuando no se sacaban a la luz las mentiras y cuando no se trataba según los principios a cualquiera que engañara o perjudicara los intereses de la casa de Dios. En la iglesia que él supervisaba, ¿qué fue de las palabras de Dios y de los decretos administrativos y los arreglos de la obra de Su casa? Se convirtieron en palabras vacías y no se pudieron implementar. ¿Por qué no se pudieron implementar? Porque él las bloqueó; se convirtió en un muro que las mantuvo lejos. Este es el carácter perverso que revelan los anticristos al distorsionar los hechos, emplear ciertas tácticas y poner en práctica determinadas argucias y estratagemas para engañar y estafar a otros con el fin de lograr sus propios objetivos.

En las iglesias en las que los anticristos ejercen el poder, no se pueden llevar a cabo los arreglos de la obra de la casa de Dios. Al mismo tiempo, se produce un fenómeno extraño en esas iglesias: las únicas tareas que se realizan allí son trabajos que no tienen nada que ver con los arreglos de la obra de la casa de Dios o que van en contra de ellos. Esto hace que se formen opiniones y surjan discusiones entre los hermanos y las hermanas y siembra el caos en la iglesia. ¿Cómo actúan los falsos líderes? No trabajan según los arreglos de la obra de la casa de Dios; es como si ellos no tuvieran nada que hacer, no reaccionan en absoluto a la organización de la obra de Dios. La gente bajo el mando de estos líderes no tiene ni idea de nada; son como un montón de arena, nadie se encarga de la organización y todo el mundo hace lo que quiere y como quiere. Los falsos líderes no expresan enunciados ni asumen su responsabilidad. Los anticristos, sin embargo, actúan de una manera distinta. No solo no llevan a cabo los arreglos de la obra, sino que también se inventan sus propios enunciados y sus prácticas. Algunos modifican los arreglos de la obra de lo Alto, los convierten en sus propios enunciados y, posteriormente, los aplican, mientras que otros no actúan para nada según los arreglos de la obra de lo Alto y van a la suya. Ocultan los arreglos de la obra de lo Alto y no los transmiten, de manera que mantienen desinformados a sus subordinados mientras hacen lo que les place e incluso elaboran sus propias teorías y sus enunciados para desorientar y embaucar a sus subalternos. Por tanto, no te fijes en la cantidad de cosas a las que pueden renunciar los anticristos ni en el sufrimiento que pueden llegar a soportar a primera vista. Deja de lado sus acciones y comportamientos superficiales y observa la esencia de lo que hacen. ¿Qué tipo de relación tienen con Dios? Se oponen a todo lo que Él ha dicho y hecho, a todo lo que Él requiere que entiendan los hermanos y las hermanas y a todo lo que Él pide que se lleve a cabo en el plano inferior de la iglesia; se resisten a todo esto. Algunos podrían preguntar: “¿No poner en práctica estas cosas es lo mismo que oponerse a ellas?”. ¿Por qué no las implementan? Porque no están de acuerdo con ellas. En vista de su desacuerdo, ¿son superiores a la casa de Dios? En vista de que no están de acuerdo con estas cosas, ¿tienen algún plan mejor? No. Así pues, ¿cómo se atreven a no llevarlas a cabo solo porque no están de acuerdo con ellas? Porque quieren dominar y controlar la iglesia. Creen que si hicieran las cosas absolutamente de acuerdo con los arreglos de la obra y los requisitos de lo Alto, sus contribuciones podrían pasar desapercibidas, sin destacar, y nadie las notaría. Para los anticristos, esto sería un desastre. Si todo el mundo diera testimonio de Dios y compartiera la verdad de manera habitual, si todo el mundo pudiera entender la verdad, llevar los asuntos según los principios, buscar la verdad y orar y recurrir a Dios al enfrentarse a los problemas, ¿cuál sería su función? Los anticristos no persiguen la verdad, de modo que no tendrían ninguna función; se convertirían en simples objetos decorativos. En tal caso, y si nadie les prestara ya atención alguna, ¿lo aceptarían? No. Pensarían en algún modo de salvar la situación. Los anticristos tienen un carácter y una esencia perversos; ¿pueden prever que los revelarían si todos los hermanos y las hermanas persiguieran la verdad? Los anticristos son muy malos y no persiguen la verdad; son perversos, falsos e insidiosos y no aman las cosas positivas. Si todo el mundo entendiera la verdad, discerniría a los anticristos. ¿Saben esto los anticristos? Sí. Pueden sentirlo en sus espíritus. Es como cuando vas a alguna parte y te encuentras con un espíritu malvado. Cuando te mira, te encuentra desagradable y, a ti, solo con echarle un vistazo, este espíritu malvado te parece repulsivo y no quieres hablarle. En realidad, no te ha ofendido ni ha hecho nada para perjudicarte, pero te repugna mirarlo y te sientes aún más asqueado al escucharlo hablar. De hecho, ni te conoce ni tú lo conoces. ¿Qué ha pasado? Puedes percibir en tu espíritu que los dos no sois de la misma especie. Los anticristos son los enemigos del pueblo escogido de Dios. Si careces de percepción o conciencia al interactuar con ellos, ¿acaso no estás completamente anestesiado? Digamos que cuando un anticristo no habla demasiado y simplemente pronuncia unas pocas palabras al expresar un argumento, proponer un punto de vista o exhibir cierta actitud en sus acciones, no puedes ver con claridad nada de todo esto. Si interactúas con él durante largo tiempo sin llegar a tener este conocimiento, y solo el día en el que lo Alto lo define como un anticristo tienes finalmente esta epifanía, y te sientes algo asustado y piensas: “¡Cómo no fui capaz de discernir a un anticristo tan manifiesto! ¡Ha faltado poco!”, ¡qué lerdo y atontado debes ser!

La perversidad de los anticristos tiene una característica obvia y compartiré con vosotros el secreto para discernirla: tanto en su habla como en sus acciones, no puedes sondear sus profundidades ni ver en su corazón. Cuando te hablan, sus ojos siempre giran y no puedes entrever el tipo de argucia que están tramando. A veces, hacen que sientas que son leales o bastante sinceros, pero ese no es el caso; nunca puedes descifrarlos. Tienes un sentimiento particular en el corazón, la sensación de que sus pensamientos están impregnados de una profunda sutileza y de una hondura insondable, y de que ellos son retorcidos. Esta es la primera característica de la perversidad de los anticristos e indica que estos poseen un atributo de perversidad. ¿Cuál es la segunda característica de la perversidad de los anticristos? Es que todo lo que dicen y hacen es muy desorientador. ¿En qué se muestra esto? En su habilidad particular para estudiar la psicología de las personas y para decir cosas que se ajustan a las nociones y figuraciones de la gente y que son fáciles de aceptar. No obstante, deberías distinguir un aspecto: nunca se aplican a sí mismos las cosas agradables que dicen. Por ejemplo, predican doctrinas a otros y les dicen cómo ser personas honestas, cómo orar y dejar que Dios sea su maestro cuando les pase algo, pero cuando les ocurre algo a ellos mismos, no practican la verdad. Lo único que hacen es actuar según su propia voluntad y pensar en infinidad de maneras de beneficiarse y hacen que todos los demás los sirvan y se ocupen de sus asuntos. Nunca oran a Dios ni dejan que Él sea su maestro. Dicen cosas agradables de oír, pero sus acciones no están en consonancia con lo que expresan. Lo primero que tienen en cuenta al llevar a cabo una acción es su propio beneficio; no aceptan las instrumentaciones ni los arreglos de Dios. La gente ve que no son obedientes al hacer cosas y que siempre buscan una manera de beneficiarse y progresar. Este es el lado falso y perverso de los anticristos que las personas pueden ver. Cuando trabajan, los anticristos pueden a veces soportar adversidades y pagar un precio, e incluso privarse de dormir y comer, pero solo para ganar estatus o hacerse un nombre. Sufren adversidades en aras de sus ambiciones y objetivos, pero realizan de manera superficial el trabajo importante que la casa de Dios dispone para ellos, y apenas hacen lo mínimo. Por tanto, ¿se someten a los arreglos de Dios en todo lo que hacen? ¿Cumplen sus deberes? Aquí hay un problema. Otro tipo de comportamiento se produce cuando los hermanos y las hermanas expresan opiniones distintas: los anticristos las rechazan con rodeos, dando vueltas en círculos y haciendo creer a esas personas que han compartido y comentado cosas con ellas; pero, a la hora de la verdad, todo el mundo debe hacer lo que ellos digan. Siempre buscan maneras de ignorar las sugerencias de los demás, de forma que sigan sus ideas y hagan lo que dicen. ¿Es esto buscar los principios-verdad? De ningún modo. Así pues, ¿cuál es el principio de su trabajo? Que todo el mundo debe escucharlos y obedecerlos, que no hay que hacer caso a nadie más que a ellos y que sus ideas son las mejores y más nobles. Los anticristos desearían que todos sintieran que lo que ellos dicen es correcto y que ellos son la verdad. ¿Acaso no es esto perverso? Esta es la segunda característica de la perversidad de los anticristos. La tercera es que cuando dan testimonio de sí mismos, suelen manifestar sus contribuciones, las adversidades que han sufrido y las cosas beneficiosas que han hecho para todo el mundo, e inculcan estas ideas en la mente de las personas para que recuerden que la luz de los anticristos las ilumina. Si alguien elogia o da las gracias a un anticristo por algo, es posible que este incluso pronuncie palabras muy espirituales, como: “Gracias a dios. Todo esto es su obra. Con su gracia nos basta”, para que todo el mundo vea que es una persona muy espiritual y un buen servidor de Dios. En realidad, se exalta y da testimonio de sí mismo y en su corazón no hay lugar para Él. En la mente de todos los demás, el estatus del anticristo ya ha superado con creces el de Dios. ¿Acaso no es esta una prueba real de que los anticristos dan testimonio de sí mismos? En las iglesias en las que un anticristo tiene el poder y el control, él es quien ocupa el estatus más elevado en el corazón de la gente. Dios solo puede estar en segundo o tercer lugar. Si Dios va a una iglesia en la que un anticristo tiene el poder y dice algo, ¿llegará lo que Él diga a los miembros de dicha iglesia? ¿Lo aceptarán desde el corazón? Es difícil decirlo. Esto basta para demostrar cómo se esfuerzan los anticristos para dar testimonio de sí mismos. No dan testimonio de Dios en absoluto; por el contrario, aprovechan todas las oportunidades de dar testimonio de Dios para dar testimonio de sí mismos. ¿Acaso no es insidiosa esta táctica que utilizan los anticristos? ¿Acaso no es increíblemente perversa? Gracias a estas tres características que hemos compartido aquí, es fácil discernir a los anticristos.

Los anticristos tienen una característica más, que también es una manifestación principal de su carácter perverso: al margen de cómo la casa de Dios comparta la verdad y de cómo el pueblo escogido de Dios comparta su autoconocimiento o acepte el juicio, el castigo y la poda, los anticristos no toman nota de ello. Siguen persiguiendo fama, ganancias y estatus y nunca se desprenden de su intención y deseo de obtener bendiciones. En la mente de los anticristos, mientras alguien sea capaz de hacer un deber, pague un precio y sufra algunas adversidades, debe ser bendecido por Dios. Y así, después de un tiempo de trabajo en la iglesia, empiezan a hacer balance de cuáles son los trabajos que han hecho para esta, qué contribuciones han realizado a la casa de Dios y qué han hecho por los hermanos y las hermanas. Todo esto lo tienen muy presente y esperan a ver las gracias y bendiciones de Dios que les reportarán tales cosas para determinar si vale la pena hacerlas. ¿Por qué siempre se preocupan por este tipo de cosas? ¿Qué es lo que persiguen en el fondo de su corazón? ¿Cuál es el objetivo de su fe en Dios? Desde el principio, su creencia en Dios ha girado en torno a obtener bendiciones. Y no importa cuántos años llevan escuchando sermones ni cuántas palabras de Dios comen y beben ni cuántas doctrinas entienden, nunca se desprenderán de su deseo e intención de ser bendecidos. Si les pides que sean un ser creado obediente y que acepten la soberanía y los arreglos de Dios, dirán: “Eso no tiene nada que ver conmigo. No es por lo que debería esforzarme. A lo que debería aspirar es a que, cuando haya peleado la batalla, cuando haya hecho el esfuerzo necesario y haya sufrido las adversidades requeridas, una vez que haya hecho esto según lo que dios requiere, él debería recompensarme y permitir que me quede, que sea coronado en el reino y que ocupe una posición más alta que el pueblo de dios. Debería estar a cargo de dos o tres ciudades como mínimo”. Esto es lo que más preocupa a los anticristos. Al margen de cómo la casa de Dios comparta la verdad, su intención y su deseo de obtener bendiciones no pueden disiparse; son el mismo tipo de persona que Pablo. ¿Acaso una transacción tan evidente como esta no alberga un tipo de carácter perverso y brutal? Algunos religiosos dicen: “Nuestra generación sigue a dios por la senda de la cruz. Él nos eligió, de modo que tenemos derecho a ser bendecidos. Hemos sufrido y pagado un precio, y hemos bebido de la copa amarga. Algunos de nosotros incluso hemos sido arrestados y condenados a la cárcel. Después de sufrir todas estas adversidades, de oír tantos sermones y de aprender tanto sobre la Biblia, si un día no somos bendecidos, iremos al tercer cielo y discutiremos con dios”. ¿Habéis oído alguna vez semejante cosa? Afirman que irán al tercer cielo a discutir con Dios; ¿cuán atrevido es eso? ¿No os da miedo solo oírlo? ¿Quién se atreve a intentar discutir con Dios? Por suerte, el Jesús en el que creen ascendió al cielo hace mucho tiempo. Si Él estuviera todavía en la tierra, ¿acaso no volverían a intentar crucificarlo? Está claro que, al principio, algunos pudieron encontrar estas palabras potentes e impresionantes cuando comenzaron a creer en Dios y pensaron que la gente debería tener este tipo de entereza y determinación. Pero, después de todo el tiempo que lleváis creyendo, ¿qué os parecen ahora estas palabras? ¿Acaso no son arcángeles estas personas? ¿Acaso no son satanases? Puedes discutir con quien sea, pero no con Dios. No deberías hacer eso, ni siquiera pensar en hacerlo. Las bendiciones vienen de Dios: Él las concede a quien desea. Aun en el caso de que reúnas las condiciones para recibir bendiciones y Él no te las conceda, no deberías discutir con Él. El universo entero y la humanidad en su totalidad están supeditados a la ley de Dios; Él está al mando. ¿Cómo puedes tú, un minúsculo ser humano, atreverte a discutir con Dios? ¿Cómo puedes sobrestimar tanto tus capacidades? ¿Por qué no te miras en el espejo para ver quién eres? Al osar clamar contra el Creador y enfrentarte a Él de esta manera, ¿acaso no estás buscando la muerte? “Si un día no somos bendecidos, iremos al tercer cielo y discutiremos con dios” es un enunciado que clama abiertamente contra Él. ¿Qué tipo de lugar es el tercer cielo? Es donde Dios reside. ¡Atreverse a ir al tercer cielo a discutir con Él equivale a intentar “derrocarlo”! ¿No es así? Algunos podrían preguntar: “¿Qué tiene que ver esto con los anticristos?”. Tiene mucho que ver con ellos, porque todos los que quieren ir al tercer cielo para discutir con Dios son anticristos. Solo los anticristos pueden decir cosas semejantes. Las palabras de este tipo son la voz que los anticristos albergan en el fondo del corazón. Esta es su perversidad. Si bien es posible que los anticristos no pronuncien abiertamente estas palabras, en realidad las llevan en el corazón, sin atreverse a revelarlas ni dejar que nadie lo sepa. Sin embargo, los deseos y las ambiciones que anidan en el fondo de su corazón arden como un fuego inextinguible. ¿A qué se debe esto? A que los anticristos no aman la verdad ni la imparcialidad y la justicia de Dios ni Su juicio y castigo y, sin duda alguna, no aman Su omnipotencia, sabiduría y soberanía por encima de todas las cosas. No aman nada de todo esto, sino que lo odian. Así pues, ¿qué aman? Aman el estatus y les importan las recompensas. Dicen: “Tengo dones, talentos y habilidades. ¡He trabajado para la iglesia, de modo que dios debe recompensarme!”. ¿Acaso no tienen un problema? ¿Acaso no es esto cortejar la muerte? ¿Acaso no es un desafío directo a Dios? ¿Acaso no es desafiar al Creador? Atreverse a dirigir las puntas de sus lanzas directamente contra Dios, el Creador: esto es algo que solo el arcángel, Satanás, es capaz de hacer. Si existen realmente personas con estos puntos de vista, capaces de realizar estas acciones, no cabe la menor duda de que son anticristos. En la tierra, solo los anticristos se atreven a resistirse y juzgar a Dios de esta manera, y hacen ambas cosas abiertamente. Algunos podrían decir: “Los anticristos que hemos visto no eran tan osados ni descarados”. Esta situación debe contemplarse de acuerdo con el contexto y el entorno en el que se encuentran los anticristos. ¿Cómo podrían atreverse a mostrar su peor cara cuando no han conseguido el poder ni se han establecido por completo? Los anticristos saben aguardar el momento y esperar la ocasión oportuna para alzarse. Cuando se sienten seguros se destapa completamente su peor cara. Aunque algunos anticristos ocultan bastante bien sus verdaderas intenciones mientras carecen de estatus, y, a primera vista, no se observa en ellos ningún problema, en cuanto consiguen tener estatus y establecerse, su perversidad y su fealdad quedan totalmente al descubierto. Es lo mismo que ocurre con ciertas personas que carecen de la realidad-verdad. Cuando no tienen ningún estatus, solo pueden someterse a la poda a regañadientes y no son insolentes en su corazón. Sin embargo, si se convierten en líderes u obreros y adquieren cierto prestigio entre el pueblo escogido de Dios, lo más probable es que al ser podados se ponga en evidencia su verdadera naturaleza y comiencen a discutir con Dios y a clamar contra Él. Es lo que ocurre con algunas personas que hacen bien sus deberes y no se quejan en circunstancias normales, pero si deben enfrentarse a un cáncer y a una muerte inminente, es muy probable que quede al descubierto su auténtico yo. Comenzarán a quejarse de Dios, a discutir con Él y a clamar contra Él. Estas personas, es decir, los anticristos, sienten aversión por la verdad, la odian y nunca la practican. ¿Por qué, entonces, aun después de ser puestos al descubierto y revelados, siguen dispuestos a ser mano de obra en la iglesia e incluso a ser el más insignificante de los seguidores? ¿Qué ocurre? Tienen un objetivo: nunca se han desprendido de su intención de obtener bendiciones. Su mentalidad es: “Voy a agarrarme fuerte a esta última cuerda salvavidas. Si no puedo obtener bendiciones, nunca dejaré en paz a dios. ¡Si no puedo conseguir bendiciones, entonces dios no es dios!”. ¿Qué tipo de carácter es este? Atreverse a negar a Dios descaradamente y a clamar contra Él es perversidad. Mientras tengan la más mínima esperanza de obtener bendiciones, permanecerán en la casa de Dios y esperarán esas bendiciones. ¿Cómo se puede ver esta situación? Son como los fariseos, siempre fingen que son buenos. ¿Acaso no son obvias la intención y la finalidad que hay tras todo esto? A pesar de lo bueno que pueda parecer su comportamiento exterior, a pesar de lo mucho que puedan sufrir en apariencia, nunca practican la verdad ni la buscan en sus acciones, ni oran a Dios ni buscan Sus intenciones. Nunca hacen cosas que le gustan a Él. En cambio, hacen lo que están dispuestos a hacer y lo que les gusta y solo se esfuerzan por satisfacer su propia ambición y su deseo de obtener bendiciones. ¿Acaso esto no les creará problemas? ¿Acaso no pone al descubierto la esencia de los anticristos? Lo que los anticristos aman y persiguen simplemente representa su carácter satánico. Tratan lo que aman y persiguen como cosas positivas que complacen a Dios e intentan que Él las acepte y los bendiga. ¿Está esto en consonancia con los principios-verdad? ¿Acaso no es esto oponerse a Dios y ponerse en contra de Él? Los anticristos intentan hacer tratos con Dios a cada instante. Utilizan su propio sufrimiento y el precio que pagan para exigirle recompensas y coronas, para intercambiarlos por un buen destino. Pero ¿acaso no han calculado mal? Al resistirse a Dios de esta manera, ¿cómo no van a recibir Su castigo? Esto es lo que se merecen por sus pecados. El castigo.

Había una vez un anticristo que conocía un poco el arte de cantar y bailar y, en ese momento, se dispuso que dirigiera a los hermanos y las hermanas en el coro para que aprendieran ese arte. Esos hermanos y hermanas eran jóvenes y la mayoría de ellos no hacía mucho tiempo que creían en Dios; eran sencillamente personas entregadas y dispuestas a hacer sus deberes, eso era todo, pero no entendían la verdad y algunos de ellos ni siquiera habían establecido una base. Mientras ese anticristo trabajaba, los guio para que experimentaran el sentimiento de la obra del Espíritu Santo, para que percibieran la diferencia entre el sentimiento de la presencia de Dios y el de Su ausencia: en todo momento hizo que se basaran en sus sentimientos. Ese anticristo no entendía la verdad ni tenía ninguna experiencia real, pero desorientó y engañó a los hermanos y las hermanas así, sobre la base de sus nociones y figuraciones. Lo Alto sabía que él no tenía la realidad-verdad y simplemente le pidió que enseñara y explicara ese arte. Llevar a cabo este aspecto de su deber ya hubiera sido adecuado y se habría considerado que había cumplido con su responsabilidad. Pero él seguía queriendo “compartir la verdad” y hacer que la gente captara sus sentimientos y se basara en ellos. Al actuar así, ¿acaso no le habría resultado sencillo llevar a esas personas hacia el sentimiento sobrenatural de la obra de un espíritu malvado? ¡Esto es muy peligroso! Cuando un espíritu malvado aprovecha una oportunidad así y posee a alguien, esa persona queda destruida. Durante el período de formación, hizo que estas personas oraran y, después de orar, hizo que vieran cómo obraba el Espíritu Santo y comprobaran si sudaban, lloraban o tenían otros sentimientos en el cuerpo. Recalcó estas cosas, pero en realidad todo esto ya se había explicado de manera suficientemente clara. Existen muchas verdades, pero no las compartió ni llevó a esas personas a comer y beber las palabras de Dios ni atendió al trabajo que le correspondía. No permitió que los hermanos y las hermanas coreografiaran bailes y, en su lugar, dejó que todo el mundo bailara en el escenario como le apeteciera, improvisara como quisiera e incluso dijo: “Está bien, dios nos dirige, así que no tenemos miedo, ¡el espíritu santo está obrando!”. Este anticristo no entendía la verdad, de modo que siempre hacía estupideces. Los hermanos y las hermanas no tenían discernimiento alguno, así que lo escucharon y comenzaron a orar: “Dios, por favor, obra, Dios, por favor, obra…”. Se esforzaron al máximo para orar “con todo su corazón” e incluso lloraron después de orar; luego, salieron al escenario e improvisaron bailes. ¡Los que miraban desde abajo del escenario sintieron que el ambiente era fenomenal y que el Espíritu Santo estaba haciendo una obra impactante! Lloraron mientras miraban a los otros bailar, como si hubieran sentido la obra del Espíritu Santo. Al final, estas personas lo grabaron todo y tomaron fotografías para que Yo las viera. Algunos de los que salían en las fotos lloraban con los ojos cerrados y, en mitad del invierno, tenían la cara enrojecida del calor. Vi que se avecinaban problemas y que ese anticristo echaría a perder a toda esa gente. Solo se le había pedido que enseñara ese arte y él no entendía nada de la verdad. Solo actuaba a ciegas según sus figuraciones con la intención de encontrar el sentimiento de la obra del Espíritu Santo. ¿Es la obra del Espíritu Santo una cuestión de sentimientos? Tienes que entender la verdad; eso es real. Los sentimientos por sí solos están vacíos y son inútiles. ¿Puedes entender la verdad y las intenciones de Dios en función de tus sentimientos? De ninguna manera. No tienes que buscar un sentimiento, solo los principios y las intenciones de Dios de acuerdo con Sus palabras; después, compáralas con las cosas que te ocurren. Esto es muy práctico y poco a poco llegarás a entender la verdad. Cuando practiques según las palabras de Dios, el Espíritu Santo comenzará a obrar de manera natural. Aun en el caso de que no lo hiciera, como has practicado según las palabras de Dios, Dios te reconocerá como Su seguidor: esto es muy práctico, es lo más real. Ese anticristo no compartía así, sino que animaba continuamente a esas personas a buscar sentimientos, cosas como señales y milagros y sueños. Era un seglar que carecía de entendimiento espiritual y llevaba a un grupo de niños estúpidos e ignorantes a hacer cosas ridículas. La gente que salía en las fotos lloraba. ¿Qué quiere decir eso? No quiere decir nada, pero hay algo que explica la naturaleza de lo que él hacía. Este anticristo tomó fotografías de todas estas cosas y las etiquetó como “detalles de la obra de Dios”. ¿Qué eran estos “detalles”? Esa gente no entendía la verdad, buscaba el sentimiento de la obra del Espíritu Santo, improvisaba sin razón alguna y cada vez bailaba de forma diferente, porque el sentimiento era distinto y la “dirección de Dios” también era diferente en cada ocasión: esos eran los “detalles”. ¿Qué más incluían esos “detalles”? El anticristo también dijo que eran los resultados de la obra del Espíritu Santo. Al decir esto, los hermanos y las hermanas se entusiasmaron aún más, como si su fe y su estatura hubieran crecido de manera significativa de repente. ¿Por qué habló él de “detalles”? ¿De dónde provenía la palabra “detalles”? Una vez mencioné los detalles de la obra de Dios. ¿A qué se refieren estos detalles? Son los resultados de la obra de Dios en las personas que el hombre puede ver y captar y que no son ni sobrenaturales ni vagos. Son algo que se puede sentir cuando Dios ha obrado mucho en ti, te ha dicho muchas palabras, se ha esforzado de manera concienzuda y, por tanto, ha cambiado tu forma de existir, tus ideas sobre las cosas, la actitud que albergas al hacer cosas y tu actitud hacia Dios, así como otros aspectos de tu ser. Es decir, son las ganancias y el fruto de la obra de Dios: esto es lo que se entiende por “detalles”. Ese anticristo también utilizó el término “detalles” para referirse a las cosas que hacía. Dejando de lado por ahora la naturaleza de estas cosas, ¿qué podéis ver solo con analizar esta frase? Dios obra en las personas y ha dicho que estas verán los detalles de Su obra en ellas, pero este anticristo descontroló a todo el mundo y lo convirtió todo en un desastre; sin embargo, también lo calificó como “detalles”. ¿Qué intentaba hacer? (Quería ser igual que Dios). Eso es. ¿De dónde provenía el hecho de que utilizara el término “detalles”? De su deseo de ser igual que Dios e imitarlo. Al usar esta palabra, él quería decir: “Dios obra en detalle, y a lo que llevo a hacer a este grupo de gente también es en detalle”. El complemento que va a continuación de “detalles” es “de la obra de Dios”, pero, en realidad, en su fuero interno se atribuía los resultados de los detalles de la obra del Espíritu Santo a sí mismo, que es lo que hacen los anticristos. Siempre que haya una ocasión de ser el centro de atención, cada vez que haya un atisbo de oportunidad, no la desaprovecharán; competirán con Dios por la gente. ¿Por qué tipo de personas compiten con Él? Algunas de ellas no entienden la verdad ni pueden discernir a otros según los principios-verdad y son estúpidas e ignorantes; algunas no persiguen la verdad y les gusta seguir al rebaño y actuar a ciegas exteriormente; y hay otras que son nuevos creyentes y tienen una base superficial: todavía no entienden en qué consiste creer en Dios y los anticristos los desorientan. Este comportamiento fue detenido más adelante, justo a tiempo. El hecho de que se detuviera no es nada extraordinario, pero significó que se pusieron al descubierto las estupideces que hizo el anticristo, todas de golpe. En el momento en el que se habló sobre el asunto y se hizo memoria, todo el mundo dijo: “Antes de que viniera este anticristo, a pesar de que a veces no conseguíamos llegar a ninguna parte en lo que se refiere a los aspectos profesionales y técnicos del canto, cuando cantábamos sentíamos que nos lo podíamos tomar en serio y que podíamos cantar cada palabra con el corazón. Después de que él viniera y hablara de teorías profesionales, todos nos sentimos consumidos y ya no quisimos cantar más, porque no podíamos saborear lo que Dios decía en cada palabra, no podíamos sentir a Dios”. ¿Acaso no tenían un problema estas personas? En cuanto los anticristos alargan la mano para actuar, la consecuencia es que la gente ya no puede sentir dónde está Dios ni sabe comportarse de manera apropiada. Pierde el rumbo. Una vez que las personas son incapaces de sentir a Dios, ¿pueden seguir cumpliendo sus deberes? ¿Pueden seguir haciendo cosas con lealtad para dar testimonio de Dios? Después de que Satanás corrompiera a los humanos, estos desarrollaron su característica afición a seguir al rebaño. Son como las moscas: no hace falta tener ningún objetivo claro; mientras haya un líder, los demás lo seguirán a ciegas y tontearán, porque así todo es más animado y cuando actúan de esa manera no necesitan constreñirse, sus acciones carecen de punto de referencia y nadie se comporta según los principios. No les hace falta orar ni buscar ni ser devotos o sosegados; mientras tengan cabecillas y puedan respirar, actuarán así. ¿Acaso no es esto más o menos lo mismo que en el caso de los animales? Debido a que los humanos corruptos tienen esta característica, es muy fácil desorientarlos, pero si tú entiendes la verdad y puedes discernir estas cosas, no te desorientarán tan fácilmente. Después de dejar en evidencia a este anticristo, todo el mundo diseccionó las cosas desorientadoras que dijo y las tácticas que utilizó para actuar así y las comparó con las palabras de Dios. Todos se dieron cuenta de que este tipo era muy hábil a la hora de desorientar a la gente, de que lo había desordenado todo y de que, aunque los había inducido a hacer cosas que parecían bastante impresionantes y había sido como si sintieran la potente obra del Espíritu Santo, en realidad, no habían podido sentir a Dios en absoluto. A primera vista, había parecido como si todos tuvieran un gran fervor y que su fe y su estatura hubieran crecido de repente; pero en realidad, esto fue una ilusión, la obra de un espíritu malvado. Aparecieron estas circunstancias sobrenaturales, de modo que el Espíritu Santo no obró. Posteriormente, durante un tiempo, a base de compartir la verdad, todo el mundo fue capaz de discernir al anticristo y volvió a un estado normal poco a poco. El anticristo había desorientado a estas personas, que se habían distanciado de Mí. Cuando les hablé, me miraron como si fuera un extraño, no querían contestar a Mis preguntas e inmediatamente fuimos como desconocidos. Esperaban a que el anticristo hablara antes de obedecer; escuchaban cualquier cosa que dijera el anticristo, y todo lo que decía los representaba. Por tanto, esa gente no tenía ni voz ni voto en nada y querían que fuera así; esperaban que él hablara y los controlara. Los espíritus malvados y los anticristos hacen estas cosas para desorientar a las personas.

Algunas cosas perversas se pueden expresar de manera clara con palabras y es posible diseccionarlas, pero de otras solo se puede decir que hay espíritus malvados que actúan en su interior, que no se pueden expresar claramente en palabras y que tú solo puedes discernir sobre la base de tus sentimientos o a partir de las verdades que entiendes y de tus experiencias. Se logró discernir rápidamente a este anticristo y ocuparse de él y la vida de la iglesia volvió a la normalidad. Después, todos sentían un miedo persistente cuando hablaban sobre este caso. Decían: “¡Aquello fue realmente peligroso! Lo que ese anticristo llamaba ‘detalles’ nos perjudicó tanto que casi nos arruinó”. Por tanto, tenéis que aprender a discernir a los anticristos. Si nunca te tomas en serio el hecho de discernirlos, correrás peligro y, quién sabe cuándo o en qué circunstancias, alguno de ellos te desorientará. Es posible que incluso sigas a un anticristo de una manera atolondrada sin saber qué ocurre. En ese momento no sentirás que pasa nada malo e incluso te parecerá que lo que dice ese anticristo es correcto; de esta manera, te habrá desorientado sin que te hayas dado cuenta. El hecho de que te haya desorientado demuestra que has traicionado a Dios y, por ello, Él no tendrá forma de salvarte. Hay personas que suelen actuar bien, pero los anticristos las engañan durante un tiempo y la iglesia las recupera al final a través de la disuasión y la enseñanza. Sin embargo, otras no regresan por mucho que se comparta la verdad con ellas y están empecinadas en ir con los anticristos; ¿acaso no están completamente arruinadas en ese caso? Se niegan con firmeza a volver atrás y Dios deja de obrar en ellas. Hay gente que carece de discernimiento y se compadece de este tipo de personas; dicen: “Esa persona es bastante decente; ha creído en Dios durante muchos años, ha renunciado a cosas y se ha esforzado; solía cumplir su deber con bastante lealtad, su fe en Dios era grande y él era un verdadero creyente; ¿acaso no deberíamos darle otra oportunidad?”. ¿Es correcto este punto de vista? ¿Se aviene a la verdad? La gente solo puede ver el exterior de las personas, no el corazón; no puede ver de manera clara qué tipo de personas son en realidad o qué tipo de esencia tienen. Hay que estar en contacto con ellas u observarlas durante un tiempo, y esas personas deben pasar por situaciones que las pongan en evidencia para que sea posible calarlas. Además, si intentas ayudarlas desde la bondad de tu corazón, pero no vuelven sobre sus pasos por mucho que compartas con ellas, no sabrás cuál es la razón oculta de su actitud. En realidad, Dios ya ha desenmascarado a estas personas y las ha descartado. ¿Por qué las ha descartado? La razón más clara es que algunos anticristos son obviamente espíritus malvados y se pueden clasificar como anticristos con espíritus malvados que actúan en ellos. Si la gente los sigue durante un tiempo se le oscurecerá el corazón y se debilitará tanto que se desplomará, lo que demuestra que Dios ha renunciado a ellos hace mucho tiempo. Él tiene un carácter justo y odia a Satanás. Puesto que estas personas siguen a Satanás y a los espíritus malvados, ¿puede seguir Dios reconociéndolas como Sus seguidores? Él es santo y aborrece el mal. No quiere a quienes han seguido a espíritus malvados; aunque otros piensen que son buenas personas, Él no las quiere. ¿Qué significa que Dios aborrece el mal? ¿Qué indica la expresión “aborrecer el mal”? Escuchad lo que voy a decir ahora y lo entenderéis. Desde que Dios elige a alguien hasta que esa persona reconoce que Dios es verdad, justicia, sabiduría y omnipotencia y que Él es el único Dios verdadero, cuando esa persona haya entendido estas cosas y después de que haya tenido algunas experiencias, tendrá en el fondo del corazón un entendimiento básico del carácter y de la esencia de Dios y de lo que Él tiene y es, y este entendimiento básico se convertirá en su fe. También lo motivará a seguir a Dios, a esforzarse por Él y a hacer su deber. Cuando tenga experiencia y entienda la verdad y cuando la comprensión del carácter de Dios y el conocimiento de Dios hayan arraigado en su corazón, cuando posea esta estatura, no negará a Dios. Pero si carece de un verdadero conocimiento de Cristo, el Dios práctico, y tiende a adorar y seguir a un anticristo, entonces sigue en peligro. Todavía podría dar la espalda a Cristo encarnado y seguir a un anticristo perverso. Esto supondría negar abiertamente a Cristo y cortar los lazos con Dios. El significado entre líneas de esto sería: “Ya no sigo a Dios, sino a Satanás. Amo a Satanás y estoy dispuesto a servirlo y a seguirlo. No me importa cómo me trata, me arruina, abusa de mí y me corrompe, estoy más que dispuesto. Por muy justo y santo que sea Dios, por mucha verdad que exprese, no deseo seguirlo. Me desagrada la verdad. Me gustan la fama, el estatus, las recompensas y las coronas; aunque no pueda obtener ninguna de esas cosas, me gustan”. Así, sin más, esta persona ha seguido a alguien que no tiene nada que ver con él y se ha ido con un anticristo que se opone a Dios. ¿Seguiría Él queriendo a una persona así? Sin duda, no. ¿Es razonable que Dios no la quiera? Absolutamente. Sabes por la doctrina que Dios es un Dios que aborrece el mal y es santo. Entiendes esta doctrina, pero ¿sabes cómo trata Dios a la gente así? Si Dios desdeña a alguien, lo abandonará sin dudarlo. ¿Acaso no son las cosas tal como digo? (Sí). Así son las cosas. Por tanto, el hecho de que Dios abandone a alguien así, ¿significa que Él tiene un corazón cruel? (No). Dios es recto en Sus acciones. Si sabes quién es Él, pero no te gusta seguirlo, si sabes quién es Satanás y sigues insistiendo en seguirlo, Dios no te forzará. Adelante, y sigue a Satanás para siempre. No regreses; Dios te ha abandonado. ¿Cómo puede uno entender el carácter de Dios? Su carácter es justo y santo y contiene un rasgo que aborrece el mal. En otras palabras, si como ser creado estás dispuesto a pervertirte, ¿qué puede decir Dios? Él nunca fuerza a nadie a hacer cosas que no esté dispuesto a hacer. Nunca fuerza a la gente a aceptar la verdad. Si deseas pervertirte, es tu elección personal; al final, serás tú quien cargará con las consecuencias y solo podrás culparte a ti mismo. Los principios de Dios para ocuparse de la gente son inmutables, de modo que si estás satisfecho con la depravación, tu final inevitable será ser castigado. Al margen de la cantidad de años que hayas podido seguir a Dios, si deseas pervertirte, Él no te forzará a que te arrepientas. Eres tú quien está dispuesto a seguir a Satanás, a que él te desoriente y te eche a perder, y, por eso, al final, serás tú quien cargue con las consecuencias. Algunos se apenan por la gente así y derrochan bondad para ayudarlos, pero por mucho que se los aliente, no volverán atrás. ¿Qué ocurre? La cuestión es que Dios no salva a personas así; si Él no las quiere, ¿qué puede hacer el hombre? Es la razón subyacente. Sin embargo, cuando las personas no pueden ver una situación con claridad, deberían hacer lo que se supone que deben hacer y cumplir las obligaciones y responsabilidades que se esperan de ellas. Por lo que se refiere a los resultados que se producirán al llevar a cabo estas tareas, deben fijarse en la dirección de Dios. ¿Acaso no habéis llegado a entender en parte la frase “Dios es un Dios que aborrece el mal” a través de estos detalles sobre los que os he hablado? Este es un aspecto de la cuestión, que Dios no quiere a quienes están contaminados por los espíritus malvados. ¿Por qué Dios no los quiere? Si has elegido a Satanás, ¿cómo podría Él seguir queriéndote? Si has elegido a Satanás, ¿cómo podría Él seguir apiadándose de ti y conmover tu corazón para hacer que volvieras? ¿Es Dios capaz de hacer eso? Él es más que capaz, pero elige no hacer esta obra porque Su carácter es justo y porque Él es un Dios que aborrece el mal.

En nuestra última charla, nos centramos en la principal manifestación de la esencia perversa de los anticristos, que es su hostilidad y aversión hacia todas las cosas positivas y hacia las verdades. Hoy voy a compartir este tema desde otra perspectiva, la de que los anticristos aman todo lo que es opuesto a las cosas positivas. ¿Y qué es eso? (Las cosas negativas). Sí, las cosas negativas, eso es, todo lo que va en contra de la verdad, la contradice y no concuerda con ella. A los anticristos no les gustan las cosas positivas, de modo que tendrá que haber algo que les guste, ¿verdad? ¿Y qué les gusta? Los engaños y las mentiras, así como las argucias, las conspiraciones y las tácticas. ¿Hay anticristos que leen Treinta y seis estratagemas en su tiempo libre? Me imagino que sí. ¿Crees que yo leo Treinta y seis estratagemas? No lo leo ni lo estudio. ¿De qué sirve leerlo? Leerlo me provoca náuseas y me revuelve el estómago. ¿Cómo te sientes después de leer Treinta y seis estratagemas? ¿Acaso no te sientes aún más asqueado de la humanidad perversa? ¿Tienes este sentimiento? Cuanto más lees ese libro, más asco sientes. ¡Percibes que esa persona es demasiado malvada! ¿Vale la pena tener que usar estratagemas para cada pequeña cosa y llegar a extremos como no poder dormir por la noche ni comer durante el día o devanarse los sesos para averiguar cómo luchar? Es posible que algunos anticristos estudien Treinta y seis estratagemas en su tiempo libre y pongan a prueba su ingenio contra otra persona y contra Dios. Les gustan las mentiras, el engaño, las conspiraciones, las argucias, las tácticas y las estrategias, pero ¿les gustan la ecuanimidad y la justicia de Dios? ¿Cuáles son los antónimos de ecuanimidad y justicia? (Perversidad y fealdad). Perversidad y fealdad. Les gustan las cosas feas, todo lo que es inicuo y parcial, todo lo que es injusto e inapropiado. Por ejemplo, perseguir la verdad es una causa recta. ¿Cómo definen esto los anticristos? Dicen: “¡Los que persiguen la verdad son tontos! ¿Qué valor tiene vivir si uno no vive de la manera que quiere? ¡La gente debe vivir para sí misma y todos los que viven para la verdad y la rectitud son idiotas!”. Ese es su punto de vista. Así pues, ¿son capaces de hacer cosas rectas? No. ¿Pueden ponerse en pie y hablar cuando en la iglesia surgen problemas que perturban y trastornan la obra de la iglesia? No solo no se ponen en pie, sino que se divierten y se regocijan en secreto con este infortunio; son malas semillas. Nunca les preocupan los asuntos relacionados con la obra de la casa de Dios ni se levantan y hacen lo que haga falta para proteger al pueblo escogido de Dios. Los que se divierten en secreto y se burlan de la casa de Dios cuando ven a personas malvadas hacer el mal y a malas personas oprimir a la iglesia, ¿qué clase de individuos son? Son individuos perversos. ¿Y qué clase de personas son los líderes capaces de proteger a estas personas malvadas? Son anticristos. No permitirán que se vean perjudicados sus intereses, pero harán caso omiso cuando se vean perjudicados los intereses de la iglesia y no se entristecerán en absoluto. A puertas cerradas, incluso se alegrarán de no haber perdido nada. Esta es la perversidad de los anticristos.

Acabamos de hablar sobre cómo los anticristos sienten aversión por la verdad, cómo les gustan las cosas injustas y perversas, cómo persiguen intereses y bendiciones, cómo nunca se desprenden de su intención y deseo de obtener bendiciones y cómo siempre intentan hacer tratos con Dios. ¿Cómo se debería discernir y clasificar este asunto? Si lo llamáramos “anteponer el beneficio a todo lo demás”, seríamos demasiado moderados. Es como cuando Pablo reconoció que tenía una espina en la carne y que debía trabajar para expiar sus pecados, pero al final aún deseaba ganar una corona de justicia. ¿Cuál es la naturaleza de este hecho? (La malicia). Es un tipo de carácter malicioso. Pero ¿cuál es su naturaleza? (Hacer tratos con Dios). Tiene esta naturaleza. Él buscó el beneficio en todo lo que hizo y lo trató todo como una transacción. Hay un dicho entre los no creyentes: “Nadie da nada por nada”. Los anticristos también albergan esta lógica y piensan: “Si trabajo para ti, ¿qué me darás a cambio? ¿Qué beneficios puedo obtener?”. ¿Cómo se podría resumir esta naturaleza? Está guiada por el beneficio, antepone el beneficio a todo lo demás y es egoísta y despreciable. Esta es la esencia-naturaleza de los anticristos. Creen en Dios solo con el propósito de obtener beneficios y bendiciones. Incluso si soportan un poco de sufrimiento o pagan algún precio, todo tiene la finalidad de hacer un trato con Dios. Su intención y su deseo de obtener bendiciones y recompensas son inmensos y se aferran a ellos con fuerza. No aceptan ninguna de las muchas verdades que Dios ha expresado, siempre piensan en el corazón que creer en Dios consiste en obtener bendiciones y procurarse un buen destino, que este es el principio más elevado y que nada puede sobrepasarlo. Piensan que la gente no debería creer en Dios, salvo por ganar bendiciones y que si no fuera por estas, creer en Él no tendría ningún significado ni valor, perdería ambas cosas. ¿Alguna otra persona inculcó estas ideas en los anticristos? ¿Se derivan de la formación o la influencia de otra persona? No, estas ideas vienen determinadas por la esencia-naturaleza inherente de los anticristos, que nadie puede cambiar. A pesar de que el Dios encarnado pronuncia muchas palabras hoy en día, los anticristos no aceptan ninguna de ellas y, por el contrario, se resisten a ellas y las condenan. Su naturaleza de sentir aversión por la verdad y de odiarla nunca puede cambiar. Si no pueden cambiar, ¿qué indica esto? Que su naturaleza es perversa. Esto no es una cuestión de perseguir o no la verdad; es un carácter perverso, es clamar y contrariar a Dios de forma descarada. Esta es la esencia-naturaleza de los anticristos; es su verdadera cara. Dado que los anticristos son capaces de clamar y oponerse a Dios de forma descarada, ¿cuál es su carácter? Es perverso. ¿Por qué digo que es perverso? Los anticristos se atreven a resistirse a Dios y a clamar contra Él por obtener bendiciones y por la fama, las ganancias y el estatus. ¿Por qué se atreven a hacer esto? En el fondo del corazón, tienen una fuerza, un carácter perverso que los gobierna, de modo que son capaces de actuar sin escrúpulos, de discutir con Dios y de clamar contra Él. Antes incluso de que Dios diga que no les dará ninguna corona, antes de que Él les retire su destino, su carácter perverso brota del interior de su corazón y dicen: “¡Si no me das una corona y un destino, iré al tercer cielo y discutiré contigo!”. Si no fuera por su carácter perverso, ¿de dónde sacarían tal energía? ¿Puede la mayoría de la gente reunir tal energía? ¿Por qué no creen los anticristos que las palabras de Dios son la verdad? ¿Por qué se aferran con tenacidad a su deseo de obtener bendiciones? ¿Acaso no es esto, una vez más, una manifestación de su perversidad? (Lo es). Las propias bendiciones que Dios promete conceder a la gente se han convertido en la ambición y el deseo de los anticristos. Están determinados a obtenerlas, pero no quieren seguir el camino de Dios ni aman la verdad. Por el contrario, persiguen bendiciones, recompensas y coronas. Incluso antes de que Dios diga que no les dará estas cosas, quieren enfrentarse a Él. ¿Cuál es su lógica? “¡Si no puedo obtener bendiciones ni recompensas, discutiré contigo, me opondré a ti y diré que tú no eres dios!”. ¿Acaso no amenazan a Dios al decir estas cosas? ¿Acaso no intentan derrocarlo? Incluso se atreven a negar la soberanía de Dios sobre todas las cosas. Cuando Sus acciones no están en consonancia con su voluntad, se atreven a negar que Dios es el Creador, el único Dios verdadero. ¿Acaso no es este el carácter de Satanás? ¿Acaso no es esta la perversidad de Satanás? ¿Existe alguna diferencia entre la manera de actuar de los anticristos y la actitud de Satanás hacia Dios? Estos dos planteamientos pueden equipararse por completo. Los anticristos se niegan a reconocer la soberanía de Dios sobre todas las cosas y quieren arrancar bendiciones, recompensas y coronas de las manos de Dios. ¿Qué tipo de carácter es este? ¿Sobre qué base desean actuar y apoderarse de cosas como esta? ¿Cómo pueden reunir tal energía? Ahora se puede resumir la razón: esta es la perversidad de los anticristos. Los anticristos no aman la verdad; sin embargo, siguen queriendo obtener bendiciones y coronas y arrancar estas recompensas de las manos de Dios. ¿Acaso no es esto buscar la muerte? ¿Se dan cuenta de que cortejan a la muerte? (No se dan cuenta). También podrían tener una leve sensación de que obtener recompensas es imposible, de modo que primero expresan un enunciado como: “¡Si no puedo obtener bendiciones, iré al tercer cielo y discutiré con dios!”. Ya prevén que les resultará imposible obtener bendiciones. Al fin y al cabo, Satanás ha clamado contra Dios en el aire durante muchos años y ¿qué le ha dado Él? El único enunciado de Dios al respecto es: “Una vez terminada la obra, te tiraré al pozo sin fondo. ¡Perteneces al pozo sin fondo!”. Esta es la única “promesa” de Dios a Satanás. ¿Acaso no es retorcido que él siga deseando recompensas? Esto es perversidad. La esencia inherente de los anticristos es hostil a Dios y los anticristos ni siquiera saben por qué es así. Tienen el corazón centrado únicamente en ganar bendiciones y coronas. Siempre que algo está relacionado con la verdad o con Dios, surge en su interior un arranque de resistencia e ira. Esto es perversidad. La gente normal probablemente no puede entender los sentimientos internos de los anticristos; eso es bastante duro para ellos, porque tienen unas ambiciones inmensas, albergan una energía perversa inmensa en su interior y tienen un gran deseo de bendiciones. Para describirlos se puede decir que arden en deseos. Pero en la casa de Dios se comparte la verdad sin cesar: debe ser muy doloroso y difícil para ellos oír esas charlas. Se hacen daño a sí mismos y fingen mucho para soportarlo. ¿Acaso no es este un tipo de energía perversa? Si la gente corriente no amara la verdad, no le parecería interesante la vida en la iglesia e incluso sentiría repulsión hacia ella. Leer las palabras de Dios y compartir la verdad serían más un sufrimiento que un placer para ellos. Así pues, ¿cómo pueden soportarlo los anticristos? Es porque su deseo de obtener bendiciones es tan inmenso que los fuerza a hacerse mal a sí mismos y a soportarlo de mala gana. Además, se escabullen en la casa de Dios para actuar como lacayos de Satanás y se dedican a causar trastornos y perturbaciones en la obra de la iglesia. Creen que esta es su misión y, hasta que finalizan su tarea de resistirse a Dios, están a disgusto y sienten que han decepcionado a Satanás. Esto está determinado por la naturaleza de los anticristos.

Los anticristos tienen una debilidad clara por el estatus y todo el mundo lo sabe. ¿Hasta qué punto les gusta el estatus? ¿Cómo se manifiesta esto? En primer lugar, aprovechan cualquier oportunidad de escalar posiciones, ya sea a través de halagos o métodos tramposos, o haciendo cosas buenas para ganarse el corazón de la gente. En cualquier caso, siempre que haya una oportunidad de ascender, la aprovechan. Una vez que consiguen tener estatus, lo valoran aún más que antes. Cuando una persona normal logra tener estatus se siente avergonzada y se constriñe un poco. Además, la posición de un líder o un obrero en la casa de Dios es un deber. No es un estatus ni un cargo oficial, es un deber. A veces, una persona normal puede revelar un poco sus actitudes corruptas al fanfarronear, pensando que ahora ocupa un cargo oficial. A una persona normal le parece aceptable comportarse así de vez en cuando, pero si lo hace de manera habitual, se sentirá indignada consigo misma y temerá que sus hermanos y hermanas se den cuenta. Tiene dignidad y sentido de la vergüenza, de modo que se limita un poco. Después de entender la verdad, cada vez da menos importancia al estatus. ¿Qué impacto positivo tendrá esto y qué buenos resultados comportará? Le permitirá hacer su deber con paz de espíritu. Independientemente de su posición actual, la considerará un deber. Dado que esta persona ha sido escogida para ser líder y el liderazgo es para el hombre una carga y un deber al mismo tiempo, primero debe entender qué cosas entran en el ámbito de este deber. Cuando no estás en una posición de liderazgo, no te hace falta preocuparte de ciertos asuntos y realmente no tienes ninguna carga. Pero cuando ocupas un puesto de liderazgo, debes averiguar cómo realizar bien tus tareas y cómo hacer tu deber de acuerdo con los principios y los arreglos de la obra de la casa de Dios. Quienes persiguen la verdad pueden progresar en una dirección positiva como esta. Así pues, ¿cuál es la diferencia entre los anticristos y los que persiguen la verdad en lo que respecta a su modo de plantearse el estatus? Los anticristos se apasionan por su estatus y lo persiguen, lo valoran y lo gestionan. Piensan en su estatus a cada instante. El estatus es como su esencia vital. Si otros no los estiman, o si accidentalmente dicen algo incorrecto y los demás los menosprecian y pierden su lugar en el corazón de la gente, se sentirán ansiosos por su estatus sin cesar y serán muy prudentes en cómo actúan y hablan. Por mucho que compartas el tema de perseguir la verdad, serán incapaces de entenderlo. ¿Qué es lo único que pueden entender? “¿Cómo puedo desempeñar bien este ‘cargo’ y actuar como un funcionario?”. Esto tiene ciertas manifestaciones concretas. Por ejemplo, cuando un líder de iglesia toma una fotografía de grupo de más de 20 hermanos y hermanas, ¿dónde escogería sentarse alguien con dignidad y sentido de la vergüenza? Se sentaría en una esquina en el extremo. ¿Dónde se sientan los anticristos por lo general? (En medio). ¿Que se sienten en el medio es lo que todo el mundo quiere o es su deseo personal? (Es su deseo personal). A veces, puede darse el caso de que todos los demás dejan un lugar en el medio para un anticristo, forzándolo a ocupar una posición central, y en su corazón se siente muy complacido consigo mismo: “¡Fíjate cuánto me apoyan todos! Debo sentarme aquí. Con esto puedo ver que ocupo un lugar en el corazón de cada uno de ellos. ¡No podrían vivir sin mí!”. Se siente bastante contento y complacido. Si no le gustara la idea de que los demás le dejaran un lugar en el medio, ¿por qué iría a sentarse ahí? Es evidente que disfruta a fondo de su posición en ese momento concreto y del sentimiento que esta le reporta. Realmente necesita y valora la sensación de ese instante, y ese es el motivo por el que no rechaza su posición. Este líder se sienta justo en el medio, rodeado de docenas de personas, e incluso se coloca un cojín para destacar. Piensa: “No me servirá estar a la misma altura que los demás. ¿Cómo mostraría entonces mi distinción como líder? Necesito estar un poco más alto y sentarme en el medio para llamar la atención. Esto es saber el sitio adecuado donde sentarse. Cuando la gente mire la foto, lo primero que verá será a mí. Dirá: ‘Este es nuestro líder fulano de tal’. ¡Espléndido! Esta fotografía perdurará durante muchos años. Si la gente no puede verme y se olvida de mí poco a poco, ¿qué sentido tiene que sea un líder?”. Hasta ese punto valora su estatus.

Una vez, fui a ver a unas personas de una iglesia para informarme de cuál era allí la situación. Después de que pusieran en marcha el vídeo, todos se sentaron enfrente de la cámara y dejaron un espacio en el medio. No entendí por qué y sugerí que se movieran más hacia el centro porque el marco de la cámara no era tan grande y algunos quedaban mal porque solo se veía la mitad de sus caras. Así pues, se desplazaron un poco hacia el centro, pero aún dejaban un sitio vacío en el medio. Musité para Mí mismo: “¿Por qué nadie se sienta en el medio? Es como si ahí hubiera algún Buda sagrado; ¿por qué nadie se atreve a ponerse ahí?”. Entonces, un hombre bastante obeso se acercó y se dejó caer justo en el medio; parecía un “Buda” sagrado, redondo y rollizo. Resultó que el asiento del medio estaba reservado para él. ¿Adivináis quién era esta persona? (El líder). Correcto, se sentó en pleno centro. Eso es un símbolo de estatus. Cuando este diablo llegó, con aspecto de Buda, y se sentó ahí, ocupó ese lugar con total naturalidad, como si fuera su sitio legítimo. A todo el mundo le parecía muy bien sentarse a cualquiera de los lados mirándolo con una devoción particular, como si lo “entendieran” en grado sumo. Parecían una panda de aduladores que dijeran: “Ah, por fin has llegado. Llevamos mucho tiempo esperándote”. Mientras yo había hablado, nadie me escuchaba; todos estaban esperando al líder. Este “Buda” sagrado tenía que aparecer primero. Si no aparecía, yo no podía seguir hablando. ¿Cómo fue capaz de sentarse ahí de una manera tan natural? ¿Tiene esto algo que ver con sus preferencias, prioridades y búsqueda habituales? (Sí). ¿Qué tipo de escena suele representar esta gente? Utilizad la imaginación y pensad en ello. Cuando este líder dirige una reunión o entra en una sala donde la gente está haciendo sus deberes, ¿cómo lo tratan? Es como si fuera un antepasado o un Buda: se apresuran a ofrecerle un asiento, y el asiento principal debe estar reservado para él. ¿Estaría bien si no se lo reservaran? De acuerdo con el fenómeno que vi en la cámara en ese momento, probablemente no estaría bien que no le dejaran el asiento principal; aquello se había convertido en una regla no escrita. Cuando el “Buda” llega, se le debe ofrecer de inmediato el asiento principal. Si el “Buda” no está presente, este asiento debe permanecer vacío. Esto es lo que se denomina estatus. ¿Actúa así alguno de vosotros y considera que el estatus es algo superior a todo lo demás? ¿Qué podéis observar en la escena que acabo de describir? Diferentes personas tratan el estatus de manera distinta. Quienes aman la verdad consideran que su estatus es un deber y aprecian la comisión de Dios en el corazón. Aceptan su deber, pero no reivindican su estatus. Algunos contemplan el estatus como un estorbo, creen que es una carga adicional que les reporta presión, restricciones e incluso problemas. En cambio, quienes adoran el estatus lo tratan como si fueran funcionarios y siempre disfrutan de sus beneficios. No pueden vivir sin estatus. Una vez que lo consiguen, están dispuestos a sacrificarlo todo, incluso la vida y el respeto hacia sí mismos; están incluso dispuestos a vender su cuerpo por ello. ¿Acaso no es esto perverso? (Lo es). Esto se denomina perversidad. ¿Qué es el estatus a su modo de ver? Es una senda y un medio para llegar a la cima y un método para cambiar su identidad, su destino y su posición entre la gente. Por tanto, valoran muchísimo el estatus. Una vez que lo consiguen y la gente los escucha, los obedece, los consiente y se congracia con ellos en todo, esta situación les proporciona un placer extremo, en lugar de producirles repugnancia. Al igual que ese líder que tomó el asiento del medio: su pose era muy relajada y tranquila y obtenía una inmensa sensación de placer y gozo con todo ello. ¿Acaso no es esto perverso? Una persona que disfrute particularmente con los sentimientos de superioridad y con todas las ventajas que el estatus comporta, y que sobre todo persiga y valore estas cosas, sin estar dispuesta a desprenderse de ellas, es sumamente perversa. ¿Por qué digo que es sumamente perversa? Por lo que respecta a quienes adulan, pronuncian palabras agradables y hacen cumplidos a la gente con estatus, ¿qué dicen? Expresan palabras falsas, desvergonzadas, repugnantes y nauseabundas, palabras engañosas, e incluso algunas cosas ofensivas al oído. Por ejemplo, supongamos que alguien con estatus tiene un hijo que es realmente bastante feo, con una cara puntiaguda y unas mejillas como las de un mono; ¿dicen esos aduladores que el chico es feo? ¿Qué dicen? (Que es realmente guapo). ¿Les basta con decir “él es realmente guapo”? Tienen que decir algo repugnante, como: “Tiene la frente amplia y la mandíbula ancha y redondeada. ¡Tiene la cara de alguien que será rico y tendrá un estatus alto en el futuro!”. Aunque está claro que no es así, de todos modos se atreven a decir estas mentiras abiertamente. Cuando el funcionario oye esto, se siente exultante, le encanta oír estas cosas y disfruta escuchándolas. ¿Hasta qué punto le gusta escucharlas? Si nadie dijera estas palabras hipócritas, aduladoras y engañosas delante de él, si nadie pronunciara ninguna palabra falsa y asquerosa para alegrarlo y contentarlo, a él le parecería que la vida no tiene interés alguno. ¿Acaso no es esto perverso? (Lo es). Es sumamente perverso. Ya es bastante desagradable que se mienta a sí mismo, pero también disfruta con que otros mentirosos revoloteen a su alrededor como una nube de moscas hediondas y nunca se cansa de esto. A estos líderes les encanta cualquiera que tenga el don de la palabra, que sea bueno adulando y congraciándose y que hable de manera indirecta; mantienen a estas personas cerca de ellos y las colocan en posiciones importantes. ¿Acaso no están en peligro estos líderes? ¿Qué tipo de trabajo pueden realizar? ¿Acaso no estaría la iglesia acabada si cayera bajo su control? ¿Podría seguir teniendo la obra del Espíritu Santo?

He oído decir que algunos líderes son aficionados a comer. Cuando vivían con hermanos y hermanas que no eran buenos cocineros ni preparaban ricos platos, buscaban un anfitrión que supiera adularlos y lisonjearlos y, sobre todo, que les hiciera comidas deliciosas a diario. Cada día, los líderes comían y bebían hasta hartarse y decían: “Gracias a dios, disfrutamos de su banquete cada día. ¡Esta es realmente la gracia de dios!”. Estas personas están en peligro. Aunque todavía no sean anticristos, su comportamiento ya ha puesto al descubierto que tienen una esencia-naturaleza y un carácter perverso propios de un anticristo, y, también, que en la actualidad recorren la senda de un anticristo. La cuestión de si pueden convertirse en anticristos, o si ya lo son, depende de la senda que elijan en el futuro. Es bastante evidente que hoy en día recorren la senda de un anticristo y que su esencia-carácter está en consonancia con la de un anticristo; esto se debe a que son aficionados a las cosas negativas y les desagradan las cosas positivas. Las desprecian, las condenan y las rechazan en su corazón. ¿Qué aceptan? La hipocresía, las mentiras y todo lo relacionado con las cosas negativas. Cuando llego a un lugar, algunos dicen: “No tienes buen aspecto; descansa un poco”. Yo sé por Mí mismo si me encuentro bien o no y cuándo necesito descansar. No hace falta que finjas ser inteligente ni que alardees de lo listo que eres. No lo acepto, me parece repulsivo. ¿Qué tipo de personas me gustan? Las que pueden compartir de inmediato un hecho que haya ocurrido y decirme francamente lo que piensan. Yo hablo contigo para resolver tus dificultades y puedes estar más cerca de mí. No te preocupes por congraciarte e intentar complacerme; ¡eso es extremadamente repugnante! La gente así debería alejarse de Mí, porque me parece repulsiva. Te considero una mosca o una plaga molestas. ¡No te acerques! Algunos dicen: “¿Acaso no necesitas a alguien cerca para que te sirva?”. Desde tu punto de vista, Yo debería tener un tratamiento y un servicio correspondientes a Mi identidad y estatus. Pero no los necesito. No debes hacer estas cosas, ¿lo entiendes? Me repugnan y las detesto. Si sientes de verdad en el corazón que debes ser considerado conmigo y cuidar de Mí, hay muchas formas adecuadas de hacerlo. Por ejemplo, si te digo que hagas algo, lo llevas a cabo con obediencia, y si te encuentras con dificultades, puedes comentarlas conmigo de inmediato. No obstante, hagas lo que hagas, no imites la manera en la que los no creyentes se ganan el favor de la gente que tiene un cargo importante, regalándoles los oídos con abundantes halagos; no me gustan nada. Está claro que no soy alto y, aun así, insistes en decir: “Tal vez no seas alto, pero eres más alto que nosotros”. No me gusta oír eso, de modo que, hagas lo que hagas, no me lo digas, porque se lo dices a la persona equivocada. A los anticristos les gusta oír este tipo de palabras. Por ejemplo, preguntan a sus hermanos y hermanas subordinados: “¿Estoy gordo?”. Y algunos responden: “Aunque estuvieras gordo, tu aspecto es mejor que el nuestro”. “Entonces, ¿estoy flaco?”. “Aunque estuvieras flaco, tienes un aspecto fabuloso. En todo caso, eres como un modelo; todo lo que te pongas, te sienta bien”. Cuando los anticristos oyen esto, se sienten encantados y te consideran su compañero y su aliado. Todas estas cosas a las que son aficionados los anticristos son repulsivas y perversas; ¿por qué otras cosas podríamos llamarlos perversos? ¿Aman los anticristos los elementos de la humanidad normal, como la conciencia, la razón, el sentido de la vergüenza y la dignidad, así como el discernimiento entre el bien y el mal, lo blanco y lo negro y lo correcto y lo erróneo, entre otras características de la humanidad normal? ¿Aman los anticristos a la gente que tiene sentido de la vergüenza? ¿Aman los anticristos a la gente que tiene dignidad? Aman a los desvergonzados, a los que hablan de manera empalagosa, sin conciencia de sí mismos y sin cohibirse. ¿Verdad que no tienen sentido de la vergüenza? Cuanto más dulzonas sean tus palabras, más felices se sienten. Si nos fijamos en las preferencias de los anticristos y en sus actitudes hacia diversas cosas, así como en sus elecciones y en su orientación, es evidente que su perversidad no tiene límites. No solo los que entienden la verdad, incluso en la sociedad, la gente con un mínimo sentido de la rectitud no aprecia ese tipo de comportamiento. Ya ves, algunos que se mueven en círculos oficiales se mueren por congraciarse con los que tienen un cargo importante. Dan a estos todo lo que necesitan, incluso abandonan a sus esposas; ¿es que no tienen dignidad? (Carecen de ella). Además, algunos funcionarios entablan relaciones homosexuales, y algunas personas del mismo sexo que estos funcionarios intiman con ellos y lo hacen aunque no lo deseen. ¿Podríais hacer estas cosas? (No, no podríamos). Pues ellos pueden. Carecen de fondo moral, de sentido de la vergüenza, de conocimiento de la conciencia y de racionalidad; por eso hacen estas cosas. No serías capaz de pronunciar esas cosas que dicen ni aunque tuvieras que interpretarlas como partes del diálogo en una obra de teatro; estas personas son incluso más empalagosas que los actores de teatro. ¿A qué me refiero con “actores de teatro”? Me refiero a aquellos a quienes les da igual y no se inmutan cuando los ven o los visitan mientras están completamente desnudos. A estas personas se las denomina “actores de teatro”. Por tanto, estos aduladores, con sus palabras repugnantes y repulsivas y su preferencia por las cosas perversas, son incluso peores que esos actores de teatro. Estos se limitan a vender el cuerpo, pero ¿qué vende esa panda de individuos perversos conocidos como anticristos? Venden el alma. Son un hatajo de demonios, sin redención alguna. Por eso, hablar sobre la verdad con estas personas es como echar margaritas a los cerdos; les resulta imposible amar la verdad. Así es como se plantean el estatus, disfrutando de los diversos sentimientos de superioridad y otras buenas sensaciones que este conlleva. ¿Cuáles son los diversos sentimientos que se derivan de este gozo? ¿Son cosas positivas o negativas? Todas son negativas. Cuando alcanzan estatus, esperan disfrutar del hecho de que la gente los lisonjee, los complazca y les consienta sus beneficios. También quieren disfrutar de un trato especial: la comida, el alojamiento y todas las cosas que usan deben ser especiales, y ellos deben diferenciarse de los demás en todo. ¿Es ese cuerpo físico que tienes realmente distinto al de otros? Una vez que los anticristos consiguen tener estatus, se creen que son nobles y extraordinarios, como si ya no hubiera ningún lugar en la tierra lo bastante bueno para ellos; deben acomodarse sobre un “lecho de rosas” y hacer que la gente les haga ofrendas. ¿No es así? Decidme, ¿son estas ideas propias de la gente normal? Al margen de si tiene estatus o no, es posible que la gente normal albergue cierta aspiración o deseo de tenerlo, pero debido a su sentido de la vergüenza, su conciencia y su racionalidad, además de que ahora tienen cierto entendimiento de la verdad, su apego por el estatus disminuye y se desvanece. Además, dan menos importancia a las ventajas que acompañan al estatus y, si consideran que los beneficios que este aporta no son importantes, también les repelen la adulación, las palabras endulzadas, la zalamería y otros comportamientos similares de otras personas y se distancian de estas cosas o incluso les dan la espalda y renuncian a ellas. Pero ¿pueden los anticristos renunciar a estas cosas o desprenderse de ellas? En absoluto. Si les pidieras que se desprendieran de estas cosas, sería como pedirles la vida. De no ser así, ¿por qué algunos de ellos dicen: “Ya no creeré más, no seguiré viviendo, no vale la pena vivir” tan pronto como pierden su estatus? ¿Qué ocurre? ¿Por qué es el estatus tan importante para ellos? No pueden tener una vida tranquila y corriente; deben tener estatus, deben sobresalir por encima de la masa y disfrutar de la veneración, la adoración y la exaltación de otros, así como de las mentiras dirigidas a consentirlos, engañarlos y adularlos. Quieren permitirse estas cosas. La gente con humanidad normal ¿se entrega voluntariamente a estas cosas? De ninguna manera; eso la perturba. ¿Por qué a los anticristos les gusta disfrutar de estas cosas? Es porque tienen un carácter satánico en su interior. Solo los que son como Satanás persiguen estas cosas y tienen estas demandas. La gente normal podría disfrutar de estas cosas durante un tiempo, pero al final les parecen cuestiones sin sentido e incluso molestas y se apartan de todas ellas. Pero algunos se niegan de manera obstinada a abandonarlas. Por ejemplo, ¿por qué algunas estrellas cinematográficas nunca se retiran del mundo del cine a pesar de tener una edad avanzada? Porque sin ese halo, sin que la gente esté alrededor de ellas, la vida les parece aburrida. Sienten que el cielo no es tan azul, que su vida carece de dirección, que ha perdido todo el sentido y que no tiene ningún valor. Sienten que toda su vida se ha vuelto lúgubre, de modo que deben volver al mundo de la industria cinematográfica para revivir el sentimiento de ser una estrella. Los anticristos comparten con ellas la misma cualidad: tienen un carácter y una esencia igualmente perversos. Cuando los anticristos llegan a tener estatus, presumen de ello por todas partes e incluso adoptan un rol autoritario en sus hogares y hacen que sus familiares los obedezcan. Los anticristos tienen un carácter y una esencia perversos, tratan el estatus con un afecto particular y se desviven por mostrarlo y alardear de él. ¿Qué nos indica esto? ¿Tienen estas personas sentido de la vergüenza? No. Consiguen tener estatus y piensan que su identidad ha cambiado; incluso la relación con sus padres se ve modificada. ¿No hay un problema aquí? ¡Esto es depravado! El hecho de que puedan tener semejante actitud hacia el estatus es un tipo de evidencia que pone al descubierto su esencia perversa.

Dios es el Creador, y Su identidad y estatus son supremos. Dios posee autoridad, sabiduría y poder, Él tiene Su propio carácter, Sus posesiones y Su ser. ¿Sabe alguien cuántos años lleva obrando Dios en medio de la humanidad y de toda la creación? Se desconoce el número concreto de años que lleva Dios obrando y gestionando a toda la humanidad; nadie puede dar una cifra exacta, y Él no informa de estas cosas a la humanidad. Sin embargo, si Satanás hiciera algo semejante, ¿informaría acaso sobre ello? No cabe duda. Quiere alardear para desorientar a más personas y que aumente el número de aquellos que son conscientes de sus contribuciones. ¿Por qué no informa Dios de estas cuestiones? Hay un aspecto humilde y oculto en la esencia de Dios. ¿Qué es lo contrario de ser humilde y estar oculto? Ser arrogante y exhibirse. Por muy buena que sea la obra de Dios, Él solo dice a las personas lo que pueden captar y entender, y le satisface permitirles adquirir conocimientos, conocer Su esencia a través de Su obra. ¿Qué beneficios aporta esto a la gente? ¿Qué resultado se obtiene con esto? ¿Es que las personas deben conocer estas cosas para adorar a Dios? En realidad, no es ese el caso. Que la gente sea capaz de adorar a Dios es el resultado objetivo final, pero ¿cuál es Su intención original al permitir que las personas conozcan estas cosas? Es darles la posibilidad —después que tengan conocimiento de estas cosas y que entiendan cómo Dios gestiona y arregla a la humanidad y tiene soberanía sobre ella— de que sean capaces de someterse a Su soberanía y que dejen de adoptar una resistencia fútil y de irse por las ramas; de este modo, la gente sufrirá mucho menos. Al vivir de una manera natural y existir de acuerdo con los caminos y las leyes que Dios proporciona y con Sus requisitos y los principios que Él ofrece, ya no volverás a caer en las garras de Satanás ni te corromperá ni abusará de ti una segunda vez. Por el contrario, vivirás para siempre según las reglas que Dios ha establecido, vivirás con semejanza humana y como un ser creado y recibirás Su cuidado y protección. Estos son el propósito y la intención originales de la obra de Dios. Así pues, con la inmensa obra que Él ha hecho, ¿ha alardeado de ella en alguna ocasión? ¿Ha contado alguna vez a la gente lo que ha hecho? Nunca. Muchas personas no saben qué ha hecho Dios ni qué tipo de cosas ha hecho Él y cuáles no. En realidad, Dios ha hecho mucho, pero nunca ha manifestado estas cosas a la humanidad. Él no las declara a la humanidad; lo único que tienes que hacer es tener claro lo que deberías saber. En el futuro, la humanidad será capaz de vivir en la tierra de una manera normal y aceptar la dirección de Dios, y cuando Él llegue entre la humanidad, la gente será capaz de tener interacciones normales con Él, de recibirlo, de adorarlo, de escuchar Sus palabras y de dejar de andar con Satanás. De esta forma, el reino de Dios aparecerá en la tierra, y en la tierra habrá un grupo de personas capaces de adorarlo, que puedan escuchar Sus palabras y ponerlas en práctica. Así, se consumará la obra de Dios; basta con lograr este resultado. Por tanto, cuando Él hace algo, si no lo entiendes o no estás atento, Dios no te lo explicará. ¿Por qué no lo explica Él? No es necesario hacerlo. Hay muchas cosas que no entiendes y Dios no te revelará ciertos misterios para que conozcas estas cosas o para que entiendas Su identidad y Su esencia o Su poder. Él no hace esta obra. ¿En qué centra Dios su atención actualmente? La centra en hacer que la gente entienda la verdad. Cuando entiendas la verdad de Dios, llegarás a conocer a Dios, tendrás una base para tu vida y serás capaz de someterte a Él y de adorarlo en el futuro, y de discernir y renunciar a Satanás, quien ya no te desorientará más y a quien ya no aceptarás. En ese momento, Su obra estará completa. Por lo que respecta a esos misterios, la humanidad tendrá la oportunidad de entenderlos en el futuro, pero esos misterios de las acciones de Dios son increíblemente vastos y, aunque Él te los revelara, eso no significa necesariamente que los entendieras. Aunque entraras en contacto con ellos, tal vez no serías capaz de comprenderlos ni de captarlos. ¿Por qué ocurre esto? Porque hay una distancia entre los seres creados y Dios, entre los pensamientos humanos y Sus ideas. Por ejemplo, tal vez sepas que el arco iris es un símbolo del pacto entre Dios y la humanidad, pero ¿sabes cómo se forma un arco iris? Si Él te explicara este misterio, ¿lo entenderías? No sería así, de modo que Dios no te lo explica. Para ti sería pesado si Él lo hiciera, ya que tendrías que estudiar y analizar el caso, lo cual sería un fastidio. Por tanto, Dios no habla mucho sobre los misterios. Pero ¿puede el hombre, que pertenece a Satanás, quedarse callado si tiene conocimiento de estos misterios? En absoluto. Aquí es donde difiere su esencia. ¿Explica Dios la gran cantidad de cosas que ha revelado a la humanidad durante años, pero que la gente nunca puede entender? ¿Hace Él cosas sobrenaturales? No. Dios ha creado a la humanidad y Dios sabe cuánto y hasta qué punto pueden entender las personas. Estas cosas están delante de los ojos de las personas pero, si no es necesario que ellas las entiendan, no hace falta esclarecerlas ni imponérselas y hacer que carguen con ellas, de modo que Dios no hace tal cosa. Por tanto, hay principios en los actos de Dios. Se acerca a la humanidad desde el aprecio, la consideración y el amor. Dios quiere lo mejor para la gente, ese es el origen y la intención primera detrás de todos Sus actos. Por su parte, Satanás alardea, impone cosas a las personas, hace que lo adoren y se dejen desorientar por él, y las lleva a volverse degeneradas, de modo que se convierten poco a poco en demonios vivientes y se precipitan hacia la destrucción. Sin embargo, cuando crees en Dios, si entiendes y obtienes la verdad, entonces podrás escapar de la influencia de Satanás y alcanzar la salvación; no tendrás que enfrentarte a la destrucción. Satanás no soporta que a la gente le vaya bien y le da igual que viva o muera; solo se preocupa de sí mismo, de su propio beneficio y placer, y carece de amor, misericordia, tolerancia y perdón. Satanás no posee tales cualidades; solo Dios posee estas cosas positivas. Él ha realizado una gran cantidad de trabajo en los seres humanos, pero ¿ha hablado alguna vez de ello? ¿Lo ha explicado en alguna ocasión? ¿Lo ha declarado alguna vez? No, no lo ha hecho. No importa hasta qué punto malinterprete la gente a Dios, Él no da explicaciones. Desde Su perspectiva, no importa si tienes sesenta u ochenta años, tu entendimiento de Dios es muy limitado y, en vista de lo poco que sabes, todavía eres un niño. Dios no te lo echa en cara; sigues siendo un niño inmaduro. No importa que algunos hayan vivido muchos años y su cuerpo muestre señales del paso del tiempo; su entendimiento de Dios sigue siendo muy infantil y superficial. Él no te lo reprocha: si no lo entiendes, no lo entiendes. Ese es tu calibre y tu capacidad y no se pueden cambiar. Dios no te forzará a nada. Dios exige que las personas den testimonio de Él, pero ¿ha dado Él testimonio de sí mismo? (No). En cambio, Satanás teme que la gente no se entere de cualquier cosa que haga por mínima que sea. Los anticristos no son diferentes: alardean delante de todos de cada pequeña cosa que hacen. Al oírlos, parece que estén dando testimonio de Dios, pero si escuchas con atención descubrirás que no es así, sino que se exhiben y se refuerzan. La intención y la esencia detrás de lo que dicen, además del estatus, son las de competir con Dios por Su pueblo escogido. Dios es humilde y está oculto, mientras que Satanás se pavonea. ¿Existe alguna diferencia? Lucirse en contraposición a ser humilde y estar oculto, ¿cuáles son las cosas positivas? (Ser humilde y estar oculto). ¿Podría describirse a Satanás como humilde? (No). ¿Por qué? A juzgar por su esencia-naturaleza perversa, es una basura sin valor. Lo que no sería normal es que Satanás no hiciera alarde de sí mismo. ¿Cómo iba calificarse a Satanás como “humilde”? La “humildad” es cosa de Dios. La identidad, la esencia y el carácter de Dios son elevados y honorables, pero Él nunca hace alarde. Dios es humilde y está oculto, para que nadie vea lo que ha hecho, pero mientras obra en la oscuridad, la humanidad no cesa de ser provista, alimentada y guiada, y todo ello es dispuesto por Dios. El hecho de que Él nunca declare ni mencione estas cosas, ¿acaso no es estar oculto y tener humildad? Dios es humilde precisamente porque es capaz de hacer tales cosas pero no las menciona ni las declara, no discute con la gente sobre ellas. ¿Qué derecho tienes tú a hablar de humildad cuando eres incapaz de hacer tales cosas? No has hecho nada de eso y, sin embargo, insistes en atribuirte el mérito. Eso es ser un desvergonzado. Al guiar a la humanidad, Dios lleva a cabo una obra muy grande y preside todo el universo. Su autoridad y Su poder son enormes, pero Él nunca ha dicho: “Mi poder es extraordinario”. Él permanece oculto entre todas las cosas, presidiendo todo, alimentando y proveyendo a la humanidad, permitiendo que esta continúe generación tras generación. Pensemos en el aire y el sol, por ejemplo, o en todas las cosas materiales necesarias para la existencia humana en la tierra: todas ellas fluyen sin cesar. Que Dios provee al hombre es indiscutible. Si Satanás hiciera algo bueno, ¿lo mantendría en silencio y permanecería como un héroe anónimo? Jamás. Es como algunos anticristos en la iglesia que anteriormente llevaron a cabo un trabajo peligroso, que renunciaron a cosas y soportaron sufrimiento, puede que incluso acabaran en la cárcel; otros también contribuyeron alguna vez en algún aspecto de la obra de la casa de Dios. Nunca olvidan estas cosas, creen que merecen crédito por ellas durante toda su vida, creen que estas son un capital que les durará siempre, lo cual demuestra lo pequeñas que son las personas. La gente es realmente pequeña, y Satanás, un desvergonzado.

Dime, si los anticristos tuvieran el mismo estatus que Dios, ¿qué tendrían que comer y vestir? Tendrían que comer los mejores manjares y vestir las mejores marcas, ¿verdad? Por tanto, por lo que se refiere a sus demandas de cosas materiales, dime, ¿acaso no tienen ciertos requisitos? Cuando van a alguna parte, deben tomar un avión. Al llegar al lugar, ¿pueden alojarlos en sus hogares hermanos y hermanas corrientes? Aunque pudieran, esos anticristos no estarían con ellos; deben pernoctar en un hotel de lujo. ¿Acaso no son muy particulares los anticristos en cuanto a sus requisitos? En cuanto al honor, el gozo y la vanidad que el estatus les reportaría ¿Pueden renunciar a ellos? Mientras cuenten con las condiciones y las oportunidades adecuadas, aprovechan estas cosas a manos llenas y las disfrutan. ¿Cuáles son sus principios? Mientras tengan estatus, pueden conseguir dinero y vestir ropa y accesorios de marca. No quieren llevar cosas corrientes, deben vestir marcas famosas. Sus corbatas, trajes, camisetas, gemelos, collares de oro y cinturones: todo de marca. Esta no es una buena señal, ¿y acaso no sufren los hermanos y las hermanas a causa de esto? Estos anticristos utilizan el dinero que ofrecen los hermanos y las hermanas para comprarse artículos de marca. ¿Acaso lo que hacen no es una acción muy malvada? ¿Acaso no está causada por su perversidad? Estos son los distintos tipos de cosas que hacen. Había alguien que vestía con modestia cuando ocupó por primera vez un cargo de líder y solo tenía de tres a cinco conjuntos de ropa que no eran de marca ni de lujo. Al cabo de varios años en el cargo de líder, lo sustituyeron porque no hizo ningún trabajo real. Cuando se marchó, se llevó un coche lleno de objetos: ropas de marca, bolsos también de marca y toda clase de artículos finos. No ganó ningún dinero como líder, de modo que ¿de dónde salieron estas cosas? De su estatus. Si él las hubiera rechazado cuando los otros se las compraban, ¿habrían seguido insistiendo los hermanos y las hermanas en comprárselas? ¿Se habría producido ese tipo de situación? Si él no hubiera querido estas cosas, los hermanos y las hermanas no se las habrían comprado. ¿Cuál es el problema? Él se adueñaba de estos artículos a la fuerza y con avidez. Por un lado, extorsionaba a los hermanos y las hermanas y, por el otro, él mismo se compraba cosas. Además, permitía que los hermanos y las hermanas le compraran estas cosas y, si alguien se negaba, lo mortificaba y se lo hacía pasar mal. Todas estas razones entraban en juego. Al final, tuvo una “cosecha abundante” y se hizo rico. ¿Envidiáis a este tipo de líder? Si tuvierais la oportunidad, ¿podríais ganar también este tipo de riqueza? Déjame que te diga que no es bueno hacerse rico así; ¡hay consecuencias! Cuando algunos se convierten en líderes, temen que les ocurran estas cosas. Creen que las tentaciones serán demasiado fuertes, que les costará evitarlas o controlarlas y que caerán en ellas con facilidad. Pero a otros no les importa y piensan: “Esto es normal. ¿Quién ocupa un cargo sin disfrutar de estas cosas? Para empezar, ¿por qué aceptar un cargo si no? ¡Ese es el quid de la cuestión!”. ¿Qué tipo de voz es esta? Es la voz de los anticristos, y estas personas están en peligro.

Ahora llevo casi treinta años trabajando. ¿Alguna vez he chantajeado a alguien para obtener algo? Por ejemplo, si viera a alguien que lleva una joya fina, lo extorsionaría para conseguirla mediante un mensaje como: “Dame tu joya; no te sienta bien. Las joyas de oro y plata son para la gente que tiene estatus y quien no lo tiene no debería llevarlas”. ¿Ha ocurrido esto alguna vez? No. Incluso cuando algunos hermanos y hermanas tenían un poco de dinero y me compraban una chaqueta de cuero o algo, Yo siempre lo devolvía. No es que no me gustara; simplemente no encontraba ningún sentido a esas cosas. Más adelante, reflexioné sobre esta cuestión: “¿Cómo debería gestionar estas situaciones de una manera adecuada? ¿Qué debería hacer para evitar que se sienta herida la gente que me haya comprado cosas?”. Me llevé estos objetos a la iglesia, de manera que los hermanos y las hermanas pudieran distribuirlos según los principios. Si alguien estaba dispuesto a comprar artículos valiosos, la iglesia los vendería a un precio rebajado. No se trataba de ganar dinero, sino de manejar las cosas de una manera que fuera apropiada para ambas partes. No deberías recibir estos objetos de forma gratuita porque en principio no eran para ti. Había una cantidad limitada de artículos y no se podían distribuir de manera equitativa entre todo el mundo ni resultaba apropiado entregárselos a alguien en concreto. Por tanto, la única opción era que los comprara quien tuviera dinero y estuviera dispuesto a adquirirlos. Sin duda, el precio era más barato que el de mercado, de modo que era un favor de la casa de Dios. Yo tenía el derecho de hacer cosas así, porque cuando alguien me daba algo, eso pasaba a ser Mío y Yo podía hacer lo que me pareciera mejor. Ya no era problema de la persona que lo compró primero. Con esta manera de hacer las cosas, ya me había ocupado de no herir el orgullo de esa persona. No debería haber ninguna objeción, ya que este planteamiento era totalmente adecuado. Muchos hermanos y hermanas me han comprado cosas. No les encargué, ni mucho menos les pedí, que me las compraran. Lo hicieron de corazón, cosa que aprecié, pero había muchas cosas que no podía aceptar porque no las necesitaba. Esta es una cuestión práctica. ¿Es apropiado lo que he dicho? (Sí). ¿También fue adecuada Mi forma de actuar? (Sí). Por otra parte, algunos hermanos y hermanas sabían que Yo soy sensible al frío y no tomo comidas frías, de modo que me compraron unos medicamentos para el “estómago frío”. Sin embargo, no me sentí demasiado bien después de tomármelos; Mi cuerpo no resiste este tipo de experimentos, de modo que debo tener cuidado con muchos medicamentos. Debéis entenderlo. Algunos hermanos y hermanas también me compraron suplementos para la salud, como ginseng de las montañas, ginseng rojo y otros tipos de tónicos. No podía tomar nada de eso. ¿Por qué? Porque no me sentaban bien. No es que menospreciara lo que los hermanos y las hermanas me habían comprado o el lugar donde los habían comprado, solo que no podía tomarlos; era incapaz de ello. No todas las cosas buenas son aptas para todo el mundo. Existen muchas cosas buenas, pero si tomas algo bueno y te provoca una reacción adversa o alérgica, entonces eso no es bueno para ti. Así pues, ¿cómo se debería actuar al respecto? Lo mejor es dejar que lo tomen las personas a las que les sienta bien. Por tanto, dejadme que os diga que, al margen de quién se gaste dinero en comprarme cosas, recordad estas palabras: no las compréis. Si necesito algo, os lo diré directamente aunque eso no sea de buena educación. ¿Lo entendéis? Pero cuando me traéis estas cosas y os digo que no las necesito o que no son adecuadas, tampoco soy educado con vosotros. Mis palabras no son falsas ni hipócritas. Todo lo que digo es real; todo es verdadero. No leáis entre líneas cuando hablo. Cuando digo que no necesito algo, quiere decir que no lo necesito. Cuando digo que no puedo tomar algo, quiere decir que no puedo tomármelo. Hagáis lo que hagáis, no perdáis el tiempo pensando en comprar cosas o en gastar el dinero en vano. No penséis que a Dios hay que darle todas las cosas buenas; ¿sabes siquiera si las necesito o no? Si es que no, ¿acaso no las has comprado para nada? Si de verdad quieres comprarme algo, déjame que te diga que no me compres nada. Si me dices que me lo compraste para compartirlo con todo el mundo, entonces no hay problema, puedo ponerlo en circulación. Esta es Mi actitud por lo que se refiere a cómo trato estos asuntos y las posesiones materiales que reportan el estatus y la posición. ¿Tratan los anticristos estos asuntos de la misma manera? (No). En primer lugar, no rechazan nada, desde luego; cuanto más, mejor. No importa quién les envíe regalos o en qué consistan estos, ellos los aceptan. En segundo lugar, chantajean a la gente para obtener ciertas cosas, sin duda alguna; y, por último, se quedan algunas cosas para ellos mismos. Esto es lo que buscan y lo que quieren; es lo que les reporta el estatus que persiguen.

Por lo que respecta a la esencia perversa de los anticristos, y sobre la base de nuestra última charla y la de hoy, ¿podéis idear a modo de resumen una frase que revele esta esencia perversa? La principal característica de la perversidad de los anticristos es esta: condenan todo lo positivo, lo recto, lo que está en consonancia con la verdad y lo que la humanidad considera bello. Odian estas cosas y sienten aversión hacia ellas. En cambio, los anticristos se deleitan precisamente con todo lo negativo y lo que la gente con conciencia, razón y sentido de la rectitud condena y menosprecia. Estas son las cosas que persiguen y valoran. Esto también se puede resumir con otra frase: los anticristos odian todo lo positivo que proviene de Dios y lo que Él ama y, en su lugar, aman precisamente las cosas que Dios detesta y condena. Esta es la perversidad de los anticristos. ¿Cuál es la característica principal de esta perversidad? Que tienen una debilidad especial por todo lo que es feo y negativo, a la vez que detestan todo lo que es hermoso y positivo y está en consonancia con la verdad, y muestran hostilidad hacia ello. Eso es la perversidad. Lo entendéis, ¿verdad? La charla de hoy ha tratado sobre el tema “lo que aman los anticristos”. También pusimos algunos ejemplos, algunos de los cuales eran más típicos que otros, pero todos ellos pueden servir como prueba para explicar la esencia-naturaleza perversa de los anticristos. A continuación, lo que tenéis que hacer después de esto es considerar el asunto y hablar sobre qué cosas perversas o positivas veis y entendéis, qué cosas negativas aman los anticristos, qué cosas positivas odian y qué es lo que podéis entender, así como qué veis y experimentáis. Los anticristos y los humanos corruptos comunes comparten ciertos problemas en sus actitudes y esencias y, si bien la gravedad de estos puntos en común puede diferir, las esencias de sus actitudes son las mismas. Las sendas que recorren y los objetivos que persiguen también pueden variar, pero revelan muchas de las mismas esencias-carácter corruptas. Por tanto, poner al descubierto los diversos aspectos de la esencia de los anticristos es útil para cada persona corrupta. Si el pueblo escogido de Dios puede discernir la esencia de los anticristos, podrá garantizar que estos no lo desorientarán y que tampoco los adorará ni los seguirá.

7 de agosto de 2019

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