Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (III)

Apéndice Regalos

Antes de entrar en el tema principal de esta enseñanza, dejadme que os cuente una historia. ¿Qué tipo de historia debería contar? Si no influye en las personas o si no edifica o beneficia a aquellos que creen en Dios por lo que respecta a la entrada en la vida y a conocer a Dios, no tiene sentido explicarla. Si voy a explicar una historia, esa historia en sí misma tiene que ser de alguna manera edificante. Debe tener valor y significado. Así que escuchad la historia de hoy y ved si os puede resultar edificante y útil. Algunas historias son verdaderas, mientras que otras son inventadas, pero basadas en acontecimientos reales; no son verdaderas, pero se suelen dar en la vida, por lo que no se alejan de la realidad. Tanto si son inventadas como si realmente han sucedido, todas guardan una estrecha relación con las vidas de las personas. ¿Por qué os cuento esas historias? (Para que podamos entender la verdad). Así es, para que podáis comprender la verdad que hay en ellas, ciertas verdades que a las personas les cuesta conocer en la vida real. Recurramos a las historias para que la gente tenga un conocimiento de la verdad y de Dios más próximo a la realidad y les sea más fácil entender la verdad y a Dios.

Cuando me relaciono mucho con la gente y durante mucho tiempo es inevitable que sucedan incidentes extraños y divertidos. Este sucedió en la primavera de este año. A medida que el invierno remitía y se acercaba la primavera, cada vez hacía mejor tiempo y empezaban a brotar todo tipo de plantas, las cuales crecían día a día gracias al sol y la lluvia. Algunas de esas plantas eran silvestres y otras cultivadas. Las había para consumo animal y para consumo humano, y también para consumo tanto de animales como de personas. Era una escena primaveral: un paisaje verde y brillante. Y aquí es donde empieza la historia. Un día, me sorprendieron con un regalo especial. ¿Qué tipo de regalo? Una bolsa con plantas silvestres. La persona que me la dio me dijo: “Es bolsa de pastor. Es comestible y buena para la salud. Se puede hacer con huevos revueltos”. Estupendo. Entonces la comparé con la bolsa de pastor que Yo ya había comprado y, en cuanto lo hice, vi que había un problema. ¿Sabéis cuál era? Que tenía ante Mí un “misterio”. ¿Qué misterio? La bolsa de pastor de otros países tiene un aspecto diferente a la bolsa de pastor de China. ¿Y hay algo malo en eso? (Sí). Si se tratara de la misma cosa, entonces tendría el mismo aspecto. Así que, ¿qué es lo primero que viene a la mente al descubrir que el aspecto es distinto? ¿Era bolsa de pastor o no? No podía estar seguro. ¿No sería mejor que le preguntara a aquella persona? Así que más tarde fui a preguntarle. “¿Estás seguro de que esto es bolsa de pastor?”. Se quedó pensando y contestó: “Pues no estoy seguro de si es bolsa de pastor o no”. Si no estaba seguro, ¿por qué me la había regalado? ¿Cómo se atrevía a regalármela? Por suerte, no me la comí. Dos días más tarde, tuve la certeza de que realmente no era bolsa de pastor. ¿Qué dijo esa persona? Pues dijo: “¿Cómo averiguaste que no era bolsa de pastor? Yo no estoy seguro, pero olvídalo, no te la comas”. ¿Puede comerse entonces una cosa así? (No). No, no puede comerse. Si Yo hubiese dicho: “No estás seguro, pero me arriesgaré y me la comeré, ya que has sido tan amable”, ¿estaría bien? (No). ¿Qué naturaleza refleja actuar así? ¿No sería insensato? (Lo sería). Sí, sería una insensatez. Por suerte, no me la comí, ni tampoco indagué más en ello, así que el asunto se olvidó.

Poco después, en los campos empezaron a crecer plantas silvestres de todo tipo: altas y bajas, con flor y sin flor, y de todas las tonalidades y características. Aumentaron en número, se hicieron más densas y fueron adoptando sus formas características. Un día recibí otra bolsa de regalo, pero esta vez no era bolsa de pastor. Lo que contenía era artemisa china y me la había regalado el mismo hombre. Había sido tan amable de enviarme otra bolsa y, con ella, unas instrucciones: “Prueba esta planta. Es artemisa china. Va bien para el resfriado y también se puede comer con huevos revueltos”. La observé: ¿No era aquello artemisa común? La artemisa china se encuentra en muchos lugares de China y sus hojas despiden una fragancia especial, pero no era lo que me había enviado aquel hombre. ¿Cómo podía confundirse con artemisa china? Las hojas se parecían un poco, pero ¿lo era o no era? Le pregunté al hombre que me la había regalado, pero me dijo que no lo sabía, y con ello eludió por completo su responsabilidad. Hasta me preguntó: “¿Cómo es que todavía no la has probado? No estoy seguro de lo que es, pero deberías probarla. Yo lo he hecho y está muy buena”. No estaba seguro, pero tenía prisa por que la probara. ¿Qué creéis que debería haber hecho? ¿Debería haberme obligado a Mí mismo a comérmela? (No). Por supuesto que no debería habérmela comido, porque la persona que me la envió no sabía ni lo que era. Si me hubiera arriesgado, por probar algo nuevo, a lo mejor no hubiese pasado nada, ya que aquella persona que se la había comido me dijo que no había problema. Pero ¿y si hubiera actuado de manera ignorante, pensando que no iba a pasar nada por comérmela? ¿No sería eso hacer las cosas a ciegas? ¿Qué tipo de persona hace esas cosas a ciegas? Solo alguien rudo e imprudente lo haría, alguien que piense: “Tanto da una cosa que otra; sea lo que sea, estará bien”. ¿Creéis que debería haber actuado así? (No). ¿Por qué no? Hay tantas cosas que se pueden comer… ¿por qué arriesgarse a probar una planta desconocida? En tiempos de hambruna, cuando realmente no queda nada que comer, puedes arrancar distintas plantas silvestres para probar a comértelas y asumir así algún riesgo. En esas situaciones, podrías comerte una planta desconocida. ¿Pero era aquella una de esas situaciones? (No). Son tantas las cosas que uno puede comer… ¿para qué arrancar plantas silvestres? ¿Es necesario asumir el riesgo solo por un pequeño beneficio que es invisible, intangible e imaginario? (No). Así que decidí no comérmela. No me la comí, afortunadamente, ni tampoco indagué más en ello, así que el asunto también cayó en el olvido.

Pasó un tiempo y aquel hombre me hizo otro regalo; era ya la tercera ocasión. Esta vez era algo bastante especial: no crecía de la tierra, ni tampoco era el fruto de ningún árbol. ¿Qué era entonces? Dos huevos de ave bien envueltos en una bolsa de papel que llevaba escritas las palabras: “Huevos de ave para Dios”. Gracioso, ¿verdad? Cuando abrí la bolsa, vi que la cáscara de los dos huevos tenía bonitos colores. Nunca antes había visto ninguno parecido, así que no podía saber qué ave los había puesto. Pensé en buscar información por internet, pero no encontré ninguna pista porque había muchos huevos del mismo tipo y color, así que no había manera de identificarlos a partir del tamaño y el color. ¿Alguno de vosotros cree que habría servido de algo preguntar a aquel hombre de qué ave eran aquellos huevos? (No). ¿Por qué no? (Porque tampoco lo hubiese sabido). Lo habéis adivinado: tampoco lo sabría. Así que no se lo pregunté. De haberlo hecho, hubiera herido sus sentimientos y él habría pensado: “Lo hago con la mejor intención y porque me preocupo, pero aun así dudas de mí. ¿Por qué tienes que buscar por internet? ¿No te los he dado para que te los comas? Pues cómetelos y ya está”. ¿Creéis que me debería haber comido los huevos? (No). Si él os los hubiese dado a vosotros, ¿os los habríais comido? (No). Pues Yo tampoco. Esos huevos son para la eclosión y reproducción de las aves. ¿No sería un acto cruel comérselos? (Sí). Así que no pude hacerlo y me olvidé de aquella historia, aunque volvió a repetirse.

Un día vi que había artemisa común —que se parecía a la artemisa china— secándose sobre una baranda y le pregunté a una hermana que para qué era. “¿No es el mismo tipo de artemisa china que aquel hombre te dio aquella vez?”, contestó. “La artemisa china elimina la humedad y combate el resfriado. ¿Tú no te resfrías con facilidad? El hombre dijo que, una vez seca, te la guardaría para que pudieras hacerte con ella un baño caliente de pies a fin de curarte el resfriado”. ¿Cómo pensáis que me quedé al oír aquello? Decid una palabra. (Mudo). Exacto, me quedé mudo. En esas circunstancias, ¿no debería haber reflexionado sobre lo atenta que era aquella persona y las molestias que se había tomado? ¿Cómo es que me quedé sin palabras? Lo que ocurría era que, simplemente, aquella persona había sido poco perspicaz en las ocasiones anteriores y decidió cambiar de estrategia, como si dijera “te di hierbas y huevos para que te los comieras, pero no lo hiciste, así que he secado un poco de artemisa china para que te hagas con ella un baño caliente de pies, así mis esfuerzos no habrán sido en vano”. Me quedé sin palabras ante aquella escena. Más adelante le comenté a alguien que en muchas farmacias ahora se vende artemisa china. Puedes comprar la cantidad que quieras; viene en paquetes de todos los tamaños, lo producen muchos países y se procesa en condiciones higiénicas. Es mucho mejor que la que aquel hombre me había enviado, así que ¿no supone un esfuerzo en vano el hecho de tener que recogerla y ponerla a secar al sol? Si la seca y me la da, ¿pensáis que la querré? (No). No la quiero. Con el tiempo, la artemisa desapareció de las barandas porque lo que Yo había dicho llegó a sus oídos y dejó de enviármela. Más tarde, cuando hubo hierbas silvestres en el campo, nadie debió de considerarlas raras ya, porque no volví a recibirlas. Y supongo que, entretanto, los huevos eclosionaron y ya no se podían recoger. El caso es que, a día de hoy, ya no he recibido ningún huevo ni ninguna hierba silvestre más. Y aquí acaba Mi historia.

En total, fueron cuatro los incidentes ocurridos en esta historia, todos ellos relacionados con cosas que me habían enviado: dos veces plantas silvestres desconocidas, una vez huevos sin identificar y, finalmente, una “medicina tradicional china” secada al sol. Puede que parezca un poco ridículo hablar de estas cosas pero, por lo que respecta a los incidentes en sí, ¿cuál es vuestra impresión, si es que tenéis alguna, después de haberlos escuchado? ¿Hay algo que deberíais comprender o extraer de ellos? ¿Alguna lección que deberíais aprender? ¿Qué pensabais mientras escuchabais? ¿Lo que he explicado iba dirigido a alguna persona en concreto? No, la verdad. Entonces, si no iba dirigido a ninguna persona en particular, ¿por qué lo cuento? ¿Tiene sentido? ¿O solo es hablar por hablar? (No lo es). Dado que no lo consideráis hablar por hablar, ¿sabéis por qué lo cuento? ¿Por qué hizo aquel hombre esas cosas? ¿Cuál era la naturaleza de su comportamiento? ¿Cuál fue su motivación? ¿Qué problemas plantea? ¿Hay que ponerlos en contexto? Seréis capaces de comprender la verdad si veis más allá de las personas y de la naturaleza de los incidentes en su contexto. ¿Pensáis que el hombre que hizo esas cosas tenía buenas o malas intenciones? (Buenas). Para empezar, una cosa es cierta: sus intenciones eran buenas. ¿Qué había de malo en sus buenas intenciones? ¿Hacer las cosas con buena intención significa que te preocupas? (No necesariamente). Si las buenas intenciones son lo que motiva a alguien a hacer algo, ¿carece esa persona necesariamente de la impureza de un carácter corrupto? No. Por eso os pregunto, a cada uno: si eres respetuoso con tus padres y les obedeces, ¿por qué no les enviarías esas cosas para que se las comiesen? O, si quieres a tus jefes y líderes y te preocupas por ellos, ¿por qué no les darías esas cosas para que se las comieran? ¿Por qué no te atreverías? Porque temes que pase algo malo. ¿Temes hacer daño a tus padres, líderes o jefes, pero no temes hacérselo a Dios? ¿Cuáles son tus intenciones? ¿Qué implica tu amabilidad? ¿Intentas engañar a Dios? ¿Intentas jugar con Él? ¿Te atreverías a hacer esas cosas a Dios como ser espiritual? ¿Tendrías un corazón temeroso de Dios si vieras que Su carne presenta una humanidad normal, y te atreverías entonces a hacer semejantes cosas en lugar de temerlo? Si no tuvieras un corazón temeroso de Dios, ¿serías realmente atento por el hecho de hacer esas cosas? Eso no es ser atento, eso es engañar a Dios, jugar con Él, y demuestra tu absoluto atrevimiento. Si de verdad eres una persona responsable, ¿por qué no te lo comes y lo pruebas tú mismo primero para asegurarte de que no haya ningún problema antes de llevárselo a Dios? Si se lo llevas directamente a Dios, sin antes habértelo comido ni haberlo probado tú, ¿no estarás jugando con Él? ¿No crees que así estarás ofendiendo Su carácter? ¿Podrá Dios olvidar semejante cosa? Aunque tú la olvides, Él no lo hará. Cuando haces algo así, ¿qué pasa por tu cabeza? No lo has probado, y no tienes ninguna evidencia científica, pero aun así te atreves a dárselo a Dios. ¿Es ese un comportamiento responsable? Si hicieras daño a Dios, ¿qué responsabilidad recaería sobre ti? Aunque la ley no te condene, Dios te castigaría durante toda la eternidad. Ni siquiera considerarías que esa porquería es lo bastante buena para dársela a los líderes y funcionarios no creyentes, te parecería indigna, así que, ¿qué tipo de intenciones tendrías al dársela a Dios? ¿Tan poco valgo? Si regalaras a tu jefe una bolsa de hierbas silvestres, ¿qué pensaría? “¿Es que solo valgo eso? La gente me regala dinero y cosas de marca, ¿y tú me das un puñado de hierbas?”. ¿Serías capaz de hacerlo? Por supuesto que no. Pero si lo hicieras, ¿qué debería preocuparte? Lo primero que tienes que pensar es: “¿Qué le gusta a mi jefe? ¿Necesita esto? Si no lo necesita y aun así se lo doy, ¿se la agarrará en mi contra? ¿Me hará la vida imposible y atormentará en el trabajo? Si la cosa se pone fea, ¿me despedirá con cualquier pretexto y tras vigilarme hasta sorprenderme haciendo algo?”. ¿Te planteas alguna de estas cosas? (Sí). Si quieres agradar a tu jefe, ¿qué es lo primero con lo que deberías obsequiarle? (Con algo que le guste). No basta con ofrecerle algo que le guste. Si ahora mismo necesita una taza, por ejemplo, ¿te gastarías uno o dos euros en comprarle una? (No). Tienes que regalarle algo de oro, de plata, algo presentable. ¿Por qué debes regalarle algo que hasta dudarías en comprarte para ti? (Para agradarle). ¿Cuál es el objetivo de agradarle? Para empezar, y como poco, podría convertirte en su protegido y, con el poder que tiene, defenderte y hacer que tu empleo y tu sueldo sean estables y seguros. Y no se la agarraría en tu contra, eso como mínimo. Así pues, nunca le regalarías un puñado de hierbas silvestres que no conoces. ¿A que no? (No). No lo harías ni con tu jefe, así que, ¿por qué lo hizo el hombre que me dio esos hierbajos? ¿Pensó en las consecuencias? Desde luego que no. ¿Y por qué no lo hizo? Algunos dirían: “Porque Tú no vas a atormentarnos”. ¿Es así de simple? Porque no voy a hacérselo pasar mal. ¿Por eso? ¿Cómo es que se atrevió a regalar algo así? (Pensó que sus intenciones eran buenas). Eso es: escondió toda su fealdad y perversidad detrás de buenas intenciones, como diciendo: “Yo muestro buenas intenciones contigo, a diferencia de otros. Mira todas estas hierbas silvestres. ¿Quién las arrancó para ti? ¿Acaso no fui yo?”. ¿Qué tipo de actitud es esa? ¿Qué clase de mentalidad es? ¿Son esas buenas intenciones conformes con la humanidad? Si ni siquiera lo son, ¿pueden ser conformes con la verdad? (No). ¡No podrían estar más lejos de la verdad! ¿En qué consisten esas buenas intenciones? ¿Realmente son buenas intenciones? (No). Entonces, ¿qué tipo de actitud implican? ¿Qué clase de impurezas y esencias presentan? Incluso vosotros, jóvenes, que habéis visto poco mundo, comprendéis que no podéis regalar cualquier cosa a vuestro jefe, que debéis tener en cuenta las consecuencias. Así que, si un hombre curtido, entrado en los cuarenta o cincuenta, me ofrece esas cosas, en vuestra opinión, ¿qué naturaleza refleja? ¿Vale la pena hablarlo aquí? (Sí). Después de todo, ¿qué naturaleza esconde? Aquel hombre me dio a la ligera unas hierbas silvestres y me pidió que me las comiera sin ni siquiera saber lo que eran. Cuando le dije que no se parecían a esa clase de hierbas, no perdió un segundo en decirme que no me las comiera. Y eso no es todo. Me envió hierbas silvestres de otro tipo para que me las comiera. No lo hice, y me dijo: “Cómete unas pocas. Están muy buenas. Yo las he probado”. ¿Qué clase de actitud demuestra eso? (Falta de respeto e irresponsabilidad). Eso es. ¿Veis todos esa actitud? (Sí). ¿Es bienintencionada? ¡No hay nada de bienintencionado ahí! Cogió lo primero que le pareció, no le costó nada, lo metió en una bolsa de plástico, me lo dio y me pidió que me lo comiera. Aunque recogieras hierba para dar de comer a las ovejas y los conejos, igualmente tendrías que plantearte: “¿Pueden envenenarse los animales si se la comen?”. ¿No es algo en lo que deberías pensar? Si no estás dispuesto a correr el riesgo de dárselo al ganado, ¿cómo puedes coger un puñado de hierbas marchitas cualesquiera y dármelas para que me las coma? ¿Qué tipo de carácter es ese? ¿Cuál es la naturaleza del problema? ¿La comprendéis? Si esa persona me trata a Mí así, ¿cómo creéis que tratará a sus subordinados o a quien considere una persona común y corriente? No hace más que jugar con los demás despreocupadamente. ¿Qué carácter demuestra? Uno perverso y despiadado. ¿Se le puede considerar una buena persona? (No). No se le considera una buena persona. No tomarse en serio la vida ni la integridad de las personas, ponerlas en riesgo y después no sentir nada al respecto ni tener absolutamente ningún remordimiento de conciencia, sino ser capaz de volver a hacer lo mismo una y otra vez; eso sí que es extraño.

Al principio de la historia dije algunas palabras a las que quizás no prestasteis mucha atención. Dije que algunas hierbas silvestres eran para consumo humano, otras para consumo animal y algunas para consumo tanto humano como animal. Se trata de un “dicho muy conocido”, y tiene un origen. ¿Sabéis de dónde procede? Alude a una historia. Proviene del hombre que me hizo los regalos de la historia que os he contado. Ese hombre estaba a cargo de plantar y había sembrado tres tipos de maíz. ¿Qué tres tipos? El que la gente come, el que los animales comen y el que tanto las personas como los animales comen. Esos eran los tres tipos, y son muy interesantes. ¿Habéis oído hablar de ellos antes? No, no los habéis oído mencionar, y también era la primera vez que Yo oía hablar de ellos, ya que son una rareza. Las personas encargadas de sembrarlos fueron tan irresponsables que acabaron mezclando los tres tipos de maíz. Las mazorcas destinadas a consumo animal se distribuyeron entre las personas y, las que eran para consumo humano, entre los animales. Después de comérselas, todo el mundo se quejó de que eran incomibles, que no tenían gusto a maíz y que sabían un poco a hierba. ¿Qué habían hecho quienes sembraron el maíz? Su irresponsabilidad a la hora de llevar a cabo su deber les había hecho mezclar el maíz de consumo humano con el de consumo animal hasta el punto de que nadie podía distinguirlos, así que tuvieron que comprar más semillas y volver a sembrar. ¿Cómo pensáis que realizaron su trabajo? ¿Acaso no carece ese tipo de personas de principios en sus acciones? (Sí). ¿Buscan la verdad en sus actos? (No). Con ese tipo de actitud en su modo de actuar, siendo tan irrespetuosas e irresponsables hacia los demás, ¿qué piensan las personas así sobre la fe en Dios? ¿Cuál es su enfoque de la verdad? ¿Qué peso tiene la verdad en su corazón? ¿Qué importancia tiene la identidad de Dios? ¿Lo saben? (No). ¿No deberían ser conocedoras de cosas tan trascendentales? Entonces, ¿por qué no lo son? Tiene que ver con su carácter. ¿Y qué carácter es ese? (Uno perverso). Es un carácter perverso y que siente aversión por la verdad. No son conscientes de la naturaleza de lo que hacen y nunca tratan de reflexionar o buscar, ni tampoco se examinan a sí mismas después de hacer las cosas. En lugar de eso, hacen lo que les place y piensan que, mientras sus intenciones sean buenas y correctas, no es necesario que nadie las supervise o critique, que han cumplido con sus responsabilidades y obligaciones. ¿Es cierto eso? Hay quien dice: “Comprendemos la historia que nos has contado, pero seguimos sin entender lo que más nos preocupa, es decir: ¿cuál es Tu actitud hacia ese tipo de cosas cuando suceden? ¿Y hacia la persona que hace tales cosas? ¿Es de ira, desdén y repulsión, o te gusta ese tipo de persona?”. (Es de aborrecimiento). ¿No son aborrecibles ese tipo de cosas? (Sí). Si os hubiera pasado a vosotros, ¿qué pensaríais? Imagina que una persona amable te ofrece una y otra vez cosas desconocidas, haciendo todo lo posible por persuadirte: “Cómetelo, es bueno para la salud. Cómetelo y hará que te conserves bien. Cómetelo y mejorará tu aspecto y vitalidad. ¡Deberías hacerme caso!”. ¿Qué opinarías si, después de comprobarlo, resulta que esas cosas no tienen ningún valor? (En mi caso, seguramente ya no querría saber nada más de esa persona, me enfadaría con ella y no le dirigiría la palabra. Esos son los sentimientos que tendría). Hay que aborrecer a esas personas e indignarse con ellas. ¿Qué más? ¿Hay que sentir ira, tristeza o dolor? (No tiene sentido). No tiene sentido, ¿verdad? ¿A que hay gente que dice “esa persona probablemente lo hizo porque no entiende la verdad”? La mayoría de personas no entienden la verdad, pero ¿cuántas de ellas son capaces de hacer esas cosas? ¿Acaso no difieren las personas entre sí? (Claro). Las personas son diferentes. Es como cuando la gente hace tratos. Cuando intercambian bienes materiales, algunas personas tratan de ser justas y razonables. Aunque los demás puedan aprovecharse un poco de ellas, no les importa, ya que, de esa manera, la relación se fortalece. Poseen humanidad y consideran que no es un gran agravio estar en ligera desventaja. Otras personas carecen de humanidad y siempre quieren aprovecharse de los demás; en sus tratos no pretenden más que salir ganando y beneficiarse a costa de otros. Mientras puedan sacar algún beneficio de ti, te complacerán y se relacionarán contigo, pero cuando no puedan, te abandonarán. No son sinceras contigo; esas personas no tienen humanidad.

¿Qué os parece el tipo de personas que hacen regalos como en la historia que os he contado hoy? ¿Por qué las personas así regalan cosas? ¿Es coincidencia? Si hubiera pasado una vez a lo largo de muchos años, podría ser una coincidencia, pero ¿puede seguir considerándose una coincidencia cuando sucedió lo mismo cuatro veces en una misma estación? (No). Ese comportamiento no fue casual, ni semejante carácter puede considerarse una revelación y expresión momentáneas de corrupción. ¿Cuál es, pues, la naturaleza de tal comportamiento? Como hemos dicho anteriormente, ese comportamiento fue irrespetuoso, irresponsable, imprudente, temerario e impulsivo, propio de un carácter incivilizado. ¿Por qué lo hizo entonces? ¿Por qué no regaló aquellas cosas a nadie más, solo a Mí? Mi identidad y estatus diferentes me hicieron merecedor de esos regalos. ¿Explica eso la intención del hombre que hizo los regalos y la naturaleza de sus acciones? ¿Cuál era su objetivo? (Congraciarse). Eso es. ¿Y cuáles son las palabras que mejor describen ese intento de congraciarse? Un truco barato: congraciamiento y oportunismo. Es una forma inteligente de congraciarse contigo, de llevarte a su terreno sin que te des cuenta y de suscitar en ti buenos sentimientos sobre él, cuando en realidad no es sincero en absoluto, solo quiere conseguir sus objetivos de balde. Actuó sin pensar detenidamente en las consecuencias y no hizo más que darte algo que había conseguido gratis para hacerte sentir que es atento, para llevarte a un estado de felicidad. ¿Y qué implicaciones reales tiene? Pues que, sin siquiera gastarse un céntimo, ha hecho que te sintieras como si te hubiera reportado un enorme beneficio, lo que obviamente equivale a tomarte el pelo. ¿Acaso no significa eso? Él piensa para sí: “No me cuesta ni un céntimo, no me supone ningún esfuerzo; no muestro ninguna sinceridad hacia ti. Solo te daré algo para que así me recuerdes, para que pienses que soy amable, atento y leal y que tengo amor para ti en mi corazón”. Hacerte creer erróneamente que él es así es un truco barato, además de oportunismo. Recurrir a una supuesta amabilidad al menor precio para obtener el máximo beneficio y la mayor ventaja sin pagar nada ni mostrar ninguna sinceridad es un truco barato. ¿Alguno de vosotros lo hace? Todos lo hacen, solo que vosotros no habéis hecho lo mismo que él, pero lo haríais si tuvierais la oportunidad. Esta es la primera conclusión a la que he llegado al tratar con este tipo de personas, que se les dan muy bien los trucos baratos. No es en Dios en quien creen; a quien siguen es a alguien que creen que les beneficiará, bendecirá y que vale la pena seguir. Este incidente puso totalmente en evidencia la fe de ese tipo de personas y mostró cómo son en verdad. Su comprensión del amor, la lealtad y la sumisión a Dios es demasiado simplista, y quieren recurrir al método del truco barato para ganarse la aprobación de Dios y ser bendecidas. ¿Son sinceras con Dios? ¿Temen a Dios de alguna manera? (No). Entonces otras cosas quedan incluso más fuera de cuestión. Esa es la primera conclusión a la que he llegado. ¿Es correcta, en vuestra opinión? (Lo es). ¿Estoy encasillando a ese hombre injustamente? ¿Estoy haciendo una montaña de un grano de arena? En absoluto. Si nos fijamos en la esencia de esa persona, es mucho más grave que eso. En el mejor de los casos, está engañando a Dios y jugando con Él.

La segunda conclusión a la que he llegado es lo que se desprende de esas personas. ¡El corazón humano es atroz! Decidme, ¿qué horror es este? ¿Por qué digo que el corazón humano es atroz? (Esa persona se congracia con Dios para satisfacer su intención y su deseo de obtener bendiciones, y luego es irresponsable y no se plantea cómo puede afectar a la salud de Dios comer esas cosas o cuáles podrían ser las consecuencias. Siempre tendrá en cuenta las posibles consecuencias de cualquier cosa que ofrezca a su propia familia para comer, pero cuando le da algo a Dios, no las mide en absoluto. Lo hace únicamente para conseguir sus propios fines a través del congraciamiento con Dios por medios lícitos o ilícitos; se puede ver que es una persona especialmente egoísta y despreciable, que en su corazón no hay lugar para Dios y que no trata a Dios como tal). Por lógica, ¿no implica eso no tratarme como a un ser humano? ¿Podríamos decirlo así? (Sí). ¡Qué horrendas intenciones! (Sí. No engañaría a Dios, aunque lo tratara como a un miembro de su familia). Eso es terrible. ¿Te trataría así un amigo? No. Te diría lo que se puede comer y, si algo conlleva efectos adversos, no se cansaría de advertirte que no te lo comieras; para eso están los amigos. ¿Pero lo haría esa persona? No. Puesto que me hizo tal cosa a Mí, sin duda os lo haría a vosotros. ¿Qué más comportamientos atroces demuestra? (Es sumamente calculador. Lo esconde bajo una capa de amabilidad, pero por dentro está maquinando, tratando de sacar el máximo partido a la mayor nimiedad, y eso es terrible). Es una buena manera de verlo. A lo que os referíais antes es a su lado egoísta, mientras que ahora esto alude a su maquinación. En la línea de lo que habéis dicho, ¿de dónde proceden esas cosas que están tan arraigadas en una persona, aquellas que revela su humanidad, que son tangibles o intangibles, y que los demás pueden ver o ser incapaces de observar e interpretar? ¿Las enseñan los padres? ¿Se enseñan en el colegio? ¿Las inculca la sociedad? ¿Cómo surgen? Una cosa es cierta: son algo innato. ¿Por qué lo digo? ¿Con qué guardan relación las cosas innatas? Con la esencia-naturaleza de cada persona. Así que, en el caso de ese hombre, ¿fue su forma de pensar una premeditación sopesada o un impulso repentino? ¿Le inspiró algo que vio hacer a alguien o tuvo que hacerlo por determinadas circunstancias? ¿O le pedí Yo que lo hiciera? Nada de eso. Aunque esas pequeñas cosas puedan tener una apariencia normal, la naturaleza que subyace es extraordinaria. ¿Podía la persona que hizo esas cosas calibrar las consecuencias de sus actos? No. ¿Por qué no? Imagina que compras una baratija en un puesto callejero para dársela a tu jefe. Antes de regalársela, no deberías analizar la situación y preguntarte: “¿Podría mi jefe ver esto en un puesto callejero? ¿Entrar en internet y descubrir cuánto cuesta? ¿Podría revelarle alguien lo que cuesta? ¿Qué pensará de mí cuando se entere?”. ¿No son estas las cosas que deberías sopesar? Primero las analizas y después compras. Si tras estudiar el asunto consideras que regalarle ese objeto traería consecuencias desfavorables, ¿se lo regalarías igualmente? Seguro que no. Si pensaras que, aunque fuera barato, tu jefe se alegraría al recibirlo, seguro que se lo regalarías. Pero el hombre de la historia no sopesó ninguna de esas cosas. ¿En qué pensaba? Lo único en lo que pensaba es que aquella era la única manera de lograr sus intenciones. Ahora, analizándolo, emerge la naturaleza del asunto. ¿Y qué deja entrever? El segundo resultado que se observa en las personas a través del contacto con ellas es que su corazón es atroz. ¿Se puede extraer una conclusión sobre el carácter corrupto que revelan esas personas, ya sea intencionado o involuntario? ¿Qué provoca que el corazón humano sea tan atroz? ¿Se debe a que es demasiado insensible? Una persona insensible es aquella que carece de percepción. ¿Sería correcto describirlas como personas insensibles? (No). Entonces, ¿se trata de ignorancia? (No). ¿A qué motivo fundamental debe atribuirse, pues? A las actitudes perversas de las personas. Tengo que deciros dónde radica la atrocidad de las personas: en el hecho de que habitan demonios en su corazón. ¿Qué opináis al respecto? ¿Por qué digo que habitan demonios en el corazón de las personas? ¿Qué pensáis? ¿No creéis que es una afirmación terrible? ¿No os da miedo escucharlo? Antes no pensabais que en vuestro corazón habitaran demonios, solo que teníais un carácter corrupto, pero sin saber que residían demonios en vuestro ser. Ahora lo sabéis. ¿Acaso no es un problema serio? ¿Creéis que tengo razón? (Sí). ¿No es esa la raíz del problema? (Lo es). Meditad sobre por qué he dicho que habitan demonios en el corazón de las personas. Pensad en ello: una persona con conciencia y razón, ¿engañaría a Dios así? ¿Es eso sumisión a Dios? Eso es resistirse a Él con conocimiento de causa y no tratarlo como a Dios en absoluto. Ahora que Dios ha venido a la tierra a salvar a la humanidad, ¿cuál es la relación entre el hombre y Dios? ¿Es la de un superior y su subordinado? ¿Es de amistad? ¿De parentesco? ¿Cuál es la verdadera relación? ¿Cómo enfocas y gestionas esa relación? ¿Qué tipo de mentalidad debes poseer al acercarte a Dios y relacionarte con Él? ¿Qué debe haber en tu corazón al relacionarte con Dios? (Temor). Que todo el mundo sienta temor parece algo poco realista. (Miedo). El miedo es inalcanzable. Si me tratas como a una persona normal, simplemente como a un conocido, sin que nos conozcamos demasiado bien ni lo suficiente para que seamos aún amigos, ¿cómo puede haber armonía y amistad entre nosotros? Una persona con sentido de la conciencia debe saber cómo hacer esas cosas debidamente. (Tiene que haber respeto). Eso es lo mínimo que deberías tener. Supón que dos personas se acaban de conocer. Todavía no saben cómo es la otra persona ni cómo se llama. Si una de ellas ve que la otra es ingenua y quiere jugar con ella, ¿no es eso abusar? Si ni siquiera hay un mínimo de respeto, ¿dónde queda la humanidad? Para que las personas se lleven bien, a pesar de las disputas o los conflictos que puedan producirse, deben al menos respetarse. El respeto es el sentido común elemental de lo que implica el hecho de ser humano, y existe un mínimo de respeto entre todos los seres humanos. ¿Pero se da ese respeto cuando las personas se relacionan con Dios? Si ni siquiera consigues llegar a ese punto, ¿cuál es realmente en tu mente la relación entre Dios y tú? No existe ninguna relación en absoluto, ni siquiera la que habría con un extraño. Por lo tanto, la persona que ofreció aquellos regalos a Dios fue capaz de tratarlo así: no solo no lo respetó, sino que trató de engañarlo. No sentía en su corazón que hubiera que respetar a Dios o que tuviera que ser cuidadoso y meticuloso con Su salud, ni pensó en las consecuencias de que se comiera lo que le regaló; ni siquiera se lo llegó a plantear. Le bastaba con recurrir a tretas para conseguir embaucar a Dios con el fin de conseguir Su favor; lograr engañar a Dios era lo mejor para él. Así era su corazón. ¿No es terrible que un hombre tenga un corazón así? ¡Es atroz!

Algunas personas creen en Dios y parecen seguirlo en apariencia. Pero ¿han reflexionado alguna vez en lo más profundo de su corazón sobre la senda que han tomado y el precio que han pagado? ¿Han examinado y tratado de averiguar si han cumplido adecuadamente los deberes que Dios les ha encomendado? ¿Cuál es exactamente su actitud en su trato hacia Dios? A juzgar por la variedad de cosas que la gente muestra y revela, e incluso por sus maquinaciones más íntimas, por no hablar de todas las actitudes que se revelan en lo que hacen al tratar a Dios, ¿qué han hecho las personas por Dios? Aparte de pagar un precio por cosas que las benefician y de considerarlas en profundidad, ¿cuáles son sus actitudes hacia Dios y qué le ofrecen? Nada más que confabulaciones, cálculos interesados, recelo y una actitud desdeñosa. El desdén es una actitud, y ¿qué comportamiento provoca, expresado con un verbo? “Mofarse”. ¿Alguna vez habéis oído esa palabra? (Sí). “Mofarse” es un término un poco elevado. ¿Cómo lo diríamos en lenguaje coloquial? Decimos “tomar el pelo”, “burlarnos”, “hacer broma”… Les pareces modesto, ingenuo; a sus ojos no eres nadie y se atreven a mofarse de ti abiertamente. ¿Qué tipo de carácter demuestran? ¿Qué habita en el corazón de una persona con semejante carácter? ¿Un ángel o un demonio? (Un demonio). Un demonio. Si pueden tratar así a Dios, ¿qué son en realidad? ¿Pueden llevar a la práctica las palabras de Dios? ¿Pueden someterse a ellas? Pongamos de ejemplo a la persona que me ofreció los regalos: no busca la verdad, ni comprende las intenciones de Dios. No tiene ni la más mínima idea acerca de lo que Dios exige al hombre ni de lo que Él desea ver u obtener de este. Solo es igual que alguien que interactúa con su jefe, que se centra en cómo halagarlo y engañarlo, haciendo lo que sea para conseguir sus objetivos. ¿De qué vive realmente una persona así? Vive de la adulación, para subsistir a una vida despreciable arrastrándose ante sus líderes. ¿Por qué mostró hacia Mí tanta “preocupación” y “amabilidad”? No pudo evitarlo, ¿verdad? ¿Pudo haber previsto cómo me sentiría Yo al respecto? (No). Exacto, no lo entendía. Carece por completo de una forma de pensar humana normal. No sabía ni le preocupaba el modo en que Yo percibiría, definiría o evaluaría su comportamiento y carácter. ¿Qué le preocupa? Cómo adularme para conseguir lo que busca y darme una buena impresión. Esa es su intención al hacer las cosas. ¿Qué tipo de humanidad demuestra? ¿Es eso lo que haría una persona con una conciencia y razón verdaderas? Con tantos años de vida, deberías comprender lo siguiente. Primero, no necesito que me adules. Segundo, no necesito que me regales nada. Tercero, y lo más importante, debes entender que no importa lo que hagas, ni cuáles sean tus intenciones y metas, ni la naturaleza de tus actos, ya que soy Yo quien define y llega a una conclusión al respecto de todo ello. No se trata de que hagas algo y ya está; al contrario, tengo que ver claramente tus intenciones y motivaciones. Yo solo me fijo en tu carácter. Probablemente algunos digan: “¡Eres muy duro con las personas!”. ¿Lo soy? No me lo parece en absoluto. Precisamente porque no soy nada duro algunas personas tratan de sacar partido de la situación. ¿Es así o no? En cuanto se acercan a Mí, algunos se plantean: “Me pareces una persona normal. No hay que hacerte mucho caso. Eres más o menos como yo: comes tres veces al día y no veo que tengas ninguna autoridad o poder. No dirás nada te trate como te trate. ¿Qué puedes hacerme?”. ¿Qué manera de pensar es esta? ¿De dónde viene? Del carácter de las personas. ¿Por qué tienen las personas semejante carácter? Porque en su corazón habitan demonios. Dado que viven demonios en su corazón, no importa lo grande que consideren que es Dios o lo noble que piensen que es Su estatus, ni lo mucho que crean que Dios expresa la verdad para salvar a la gente, que demuestren de palabra su gratitud o que manifiesten su disposición a sufrir y pagar el precio, porque cuando llegue el momento de realizar su deber, los demonios controlarán su corazón; son ellos los que están al mando. ¿Qué tipo de persona, a vuestro modo de ver, se atreve a engañar y mofarse incluso de Dios? (Un demonio). Un demonio, eso seguro.

En nuestra anterior charla, ¿en qué diálogo entre Dios y Satanás pudimos ver el carácter de Satanás? Dios preguntó: “Satanás, ¿de dónde vienes?”. ¿Y qué respondió él? (“De recorrer la tierra y de andar por ella” [Job 1:7]). ¿Qué manera de hablar es esa? (Demoníaca). ¡Es como habla el demonio! Si Satanás hubiese tratado a Dios como a tal, habría dicho: “Dios me ha preguntado, así que le diré de dónde vengo con buenas maneras”. ¿No sería eso hablar con sensatez? (Sí). Sería una frase acorde con el pensamiento humano normal, una frase completa, gramatical y fácil de entender. ¿Fue eso lo que dijo Satanás? (No). ¿Qué dijo? “De recorrer la tierra y de andar por ella”. ¿Entendéis esa frase? (No). Incluso a día de hoy, nadie entiende su significado. Entonces, ¿de dónde venía Satanás? ¿Cuáles eran sus idas y venidas? ¿De dónde procedía y adónde se dirigía? ¿Hay alguna respuesta concluyente a estas preguntas? Hasta hoy, quienes interpretan la Biblia no han sido capaces de dilucidar de dónde venía realmente Satanás o cuánto tiempo le había supuesto llegar ante Dios para hablar con Él. No se sabe ninguna de esas cosas. Entonces, ¿cómo pudo Satanás responder a Dios así, con semejante tono y tales palabras? ¿Le planteó Dios la pregunta con seriedad? (Sí). ¿Y fue la respuesta de Satanás acorde? (No). ¿Cómo fue su actitud al contestar a Dios? Ridícula. Es como si preguntas a alguien “¿de dónde eres?” y te contesta “adivínalo”. “No puedo adivinarlo”. Sabe que no puedes adivinarlo, pero te obliga a hacerlo de todas maneras. Te está tomando el pelo, nada más. Esa es la actitud a la que se refieren expresiones como jugar con alguien o mofarse de una persona. Alguien así no es sincero y no quiere que lo sepas, solo se burla de ti y te toma el pelo. Ese es precisamente el carácter de Satanás. He dicho que en el corazón de algunas personas habitan demonios, ¿no es así como tratan a Dios? Vistas desde fuera, por su forma de ir y venir, hacer las cosas, soportar alguna que otra dificultad y pagar un pequeño precio por ello, no es eso lo que transmiten, ya que parece que llevan a Dios en su corazón. Sin embargo, por su actitud en el modo de tratar a Dios y la verdad, se ve que lo que habita en su corazón es un demonio. No hay más. Ni siquiera pueden responder a las preguntas de Dios directamente. Son del tipo de personas que dan vueltas y vueltas a las cosas y marean la perdiz hasta no saber cuál es la respuesta y ni si es blanco o negro lo que dicen. ¿Qué tipo de personas son? ¿Pueden ser sinceras en su trato hacia Dios? Dada la actitud de desprecio y desdén con que tratan a Dios, ¿pueden practicar las palabras de Dios como la verdad? (No). ¿Por qué? Porque en su corazón habitan demonios. ¿Es así o no? (Sí, no lo tratan como a Dios en absoluto). Así es la perversidad de esas personas. Su perversidad radica en el pensamiento de que la integridad, la humildad, la normalidad y la practicidad de Dios que ellas ven no son aquello que hace hermoso a Dios. Pero entonces, ¿qué son? Piensan que son debilidades de Dios; que son aspectos que hacen que la gente sea propensa a generar nociones; que son las mayores imperfecciones del Dios en el que creen; que son deficiencias, problemas y defectos. ¿Qué consideración merecen esas personas? Esa es la manera y la actitud con la que tratan a Dios; para Dios es deshonroso, pero ¿y para ellas? ¿Obtienen algo a cambio? Es un insulto a sí mismas también. ¿Por qué lo digo? Si, siendo una persona normal, alguien te da algo sin pensar para que te lo comas y tú lo aceptas y te lo comes como un necio, sin preocuparte por la realidad del asunto y sin ni siquiera plantearte qué sucede, ¿no indicaría eso que a tu humanidad le falta algo? ¿Es una persona normal alguien con carencias en su humanidad? No. Si el Cristo hecho carne no poseyera siquiera una humanidad normal como esa, ¿seguiría siendo merecedor de que alguien creyera en Él? No, no lo sería. ¿Cuáles son los signos de la humanidad del Dios encarnado? Su racionalidad, pensamiento y conciencia son los más normales. ¿Tiene capacidad de juicio? (Sí). Si Yo no la tuviera y no fuera más que un cabeza de chorlito, sin sentido común ni percepción, incapaz de pensar cuando me suceden cosas, ¿se me podría seguir considerando un ser humano normal? Esa sería una humanidad defectuosa, no una normal. ¿Podría llamarse Cristo a una persona así? Cuando Dios se hizo carne, ¿hubiese escogido una carne así? (No). Desde luego que no. Si Yo lo hubiera hecho despreocupadamente, ¿sería ese Dios, el único llamado Dios encarnado, digno de ser seguido? No, y vosotros estaríais en la senda incorrecta. Eso por un lado, desde Mi perspectiva. Por otro lado, desde vuestra perspectiva, si consideras que Él es Dios, que es merecedor de ser seguido y, como seguidor Suyo, lo tratas de esa manera, ¿en qué posición te estás colocando a ti mismo? ¿No sería una deshonra para ti? (Sí). Si el Dios en el que crees es tan indigno de respeto a tus ojos y aun así crees en Él, ¿en qué te convierte eso? ¿Estás atolondrado? ¿Eres un seguidor confundido? ¿No te deshonrarías a ti mismo? (Sí). En cambio, si crees que Él posee todos los aspectos de la humanidad normal, que es el Dios encarnado, y sigues actuando del mismo modo, ¿no estarás deshonrando a Dios? Ambas perspectivas son válidas. El problema es visible tanto si se observa desde la perspectiva de Dios como desde la del hombre, ¡y es un problema grave! ¿O no? (Sí). Desde el punto de vista humano, si lo consideras Dios y lo tratas como tal, estarás deshonrándolo abiertamente. Si crees que no es Dios, sino un ser humano, pero aun así lo sigues, ¿no se produce una contradicción? ¿No sería una deshonra para ti? Medita sobre estos dos aspectos. ¿Estoy en lo cierto? ¿No? ¿Por qué no puede plantearse la gente estas cosas? ¿Por qué siguen actuando así? ¿Es porque simplemente no comprenden la verdad? No le demos más vueltas: solo con mirarlo desde la perspectiva de la aptitud, ya son unos cretinos carentes de pensamiento. ¿Por qué digo que son carentes de pensamiento? ¿A qué pensamiento me refiero? Al que permite pensar. Hacer algo sin pensar, sin saber cómo sopesar los pros y los contras ni cómo plantearte la naturaleza de lo que haces o si deberías hacerlo o no, es carecer de pensamiento. ¿Y qué tipo de seres carecen de pensamiento? Los animales y las bestias; en cambio, los humanos sí se plantearían esas cosas. Las personas pueden hacer tonterías de manera impulsiva, pero si cometen la misma necedad una y otra vez, pueden ser tachadas de carentes de pensamiento. Una persona carente de pensamiento es alguien que tiene la razón mermada o, como se dice coloquialmente, a quien le falta un tornillo. Pero su egoísmo es enorme y recurre a gran cantidad de trucos engañosos, por eso digo que en el corazón de las personas habitan demonios.

¿Creéis que plantear en esta charla el asunto de los regalos es hacer una montaña de un grano de arena? Si no hubiera hablado sobre ello y lo hubiera mencionado simplemente de pasada, ¿habría tenido el mismo efecto en vosotros, ahora que lo habéis escuchado? (No). Como mucho, después de escuchar la historia, os podríais haber planteado: “¿Cómo pudo ese hombre hacer algo así? Yo no hago esas cosas; ¡sin duda en el mundo hay gente para todo!”. Eso es lo máximo que hubierais pensado. Hubierais hablado un poco al respecto y eso es todo. ¿Pero habríais llegado a entenderlo en toda su profundidad? (No). No habríais alcanzado un entendimiento profundo de ello. Entonces, ¿qué beneficios os aportan Mis palabras? ¿Qué verdad habéis obtenido? Para empezar, os lo tengo que recordar: entre Dios y el hombre, ¿cuál es el mejor tipo de relación que se puede crear? Cuando alguien se acerca a Dios, ¿cómo debe llevarse con Él cuando su contacto es estrecho? ¿No habría que fundamentar dicha relación en los principios? (Sí). Además, después de tantos años siendo creyentes, ¿qué situaciones de la misma naturaleza que las del hombre de la historia se han producido en la vida diaria de las personas? ¿No merece la pena reflexionar sobre estas preguntas? Podría alguien aprender una lección y decir “Dios no tolera ni el más mínimo error, así que este asunto es tremendamente serio. Mejor no acercarnos, no tener contacto estrecho ni tratar con Él. ¡Con Dios no se juega! Si metes la pata, hará una montaña de un grano de arena y acabarás metiéndote en graves problemas. Desde luego, no pienso darle nada a Dios”. ¿Pensar así es aceptable? (No). En realidad, no deberíais preocuparos, porque no tenemos muchas oportunidades de mantener un contacto estrecho, y menos momentos aún para relacionarnos el uno con el otro, así que no es algo que deba inquietaros. Si me relaciono con vosotros algún día, no os preocupéis. Te contaré un secreto. Tanto si te llevas bien conmigo como si oras y buscas en la intimidad, ¿cuál es el secreto número uno? Hagas lo que hagas, no compitas en ingenio conmigo; si tienes espíritu combativo, mantente alejado de Mí. Algunas personas hablan muy astutamente y son capaces de tramar argucias en un abrir y cerrar de ojos. Cada frase que pronuncian está trufada de impureza. Si siguen hablando, acabarás por no saber qué palabras son ciertas y cuáles falsas. Esas personas no deben acercarse nunca a Mí. Cuando estés en contacto con Dios y te relaciones con Él, ¿qué es lo primero que debes hacer y el principio fundamental por el que te debes regir? Tener un corazón honesto en tu trato hacia Dios. También tienes que aprender a mostrar deferencia. La deferencia no es lo mismo que los buenos modales, no es adular ni ganarte el favor de alguien, ni tampoco congraciarte o halagar. ¿En qué consiste exactamente? (En tratar a Dios como tal). Tratar a Dios como a Dios es un principio esencial. ¿Y más concretamente? (En aprender a escuchar a Dios). Ese es un aspecto de la práctica. Algunas personas que se acercan a Mí empiezan a hablar y alzan la voz por encima de la Mía, así que las dejo acabar para luego continuar Yo. ¿Y cómo me tratan cuando Yo estoy hablando? Escuchan con los ojos cerrados. ¿Qué implica eso? Es como decir: “Lo que dices son tonterías. ¿Qué sabrás tú?”. Esa es su actitud. Puede que Yo no lo sepa todo, pero tengo principios y te explico lo que he aprendido, visto y puedo entender, así como los principios que conozco, y puedes beneficiarte mucho de ello. Pero si siempre te quedas mirándome, pensando que no sé nada y sin escucharme atentamente, no te resultará provechoso y tendrás que descubrir las cosas por ti mismo. ¿Es así o no? De modo que tenéis que aprender a escuchar las palabras de Dios. Cuando escucháis, ¿os limito a la hora de expresar vuestra opinión? No lo hago. Una vez que he acabado de hablar, os pregunto si tenéis alguna duda y, si alguien la tiene, la resuelvo de inmediato y os explico qué principios intervienen en cada una de ellas. A veces no me limito a explicaros los principios, sino que os digo directamente lo que tenéis que hacer, punto por punto. Aunque hay algunas áreas que no entiendo, tengo Mis propios principios, así como también Mis propias opiniones sobre tales cuestiones y Mis propias formas de gestionarlas, por lo que os enseño basándome en lo que considero principios y opiniones sólidos. ¿Y cómo es que puedo enseñaros? Porque no entendéis esas cosas siquiera. Una vez resueltas las dudas, volveré a preguntar si tenéis alguna más y, si es así, de nuevo la resolveré de inmediato. No solo quiero que me escuches, te doy la oportunidad de hablar, pero lo que digas tiene que ser razonable, no disparates, ni una pérdida de tiempo. A veces interrumpo a algunas personas porque me impaciento. ¿En qué circunstancias? Cuando se extienden demasiado y utilizan diez frases para decir lo que podría expresarse en cinco. De hecho, entiendo lo que quieren decir a la primera, sé qué viene después, así que no es necesario que digan nada más. Sé conciso y ve al grano, no hagas perder el tiempo a los demás. Cuando hayas acabado de hablar, te daré una respuesta, te diré qué hacer y en qué principios debes basarte. Así se zanjaría el asunto, ¿verdad? Pero algunas personas no pueden entenderlo y dicen: “No. Tienes que respetarme. El respeto debe ser recíproco. Has acabado de hablar, pero yo no he terminado de expresar mi punto de vista. Y mi punto de vista es el siguiente. Tengo que empezar de nuevo otra vez”. Siempre quieren manifestar su opinión creyendo que no la conozco cuando, de hecho, en cuanto empiezan a hablar ya sé cuál es, así que ¿qué necesidad hay de que continúen? Ninguna. Algunas personas tienen un cociente intelectual tan bajo que necesitan diez frases para expresar algo que solo requiere dos y, a menos que las interrumpa, seguirán hablando. Todos los demás lo han entendido, ¿Yo todavía no? Con todo, quieren seguir diciendo la suya, por lo que no solo es que su cociente intelectual sea bajo, sino que su razón también es deficiente. ¿Os habéis topado alguna vez con gente así? (Sí). Piensan que son brillantes aunque andan escasos de razón y de cociente intelectual. ¿No es repugnante? Provoca náuseas y repugnancia. Cuando la gente entra en contacto con Dios, lo primero que debe hacer es tratarlo con un corazón honesto, lo segundo es aprender a mostrar deferencia y, lo tercero y más importante, es aprender a buscar la verdad. ¿No es eso lo más importante? (Sí). ¿Qué sentido tiene creer en Dios si no buscas la verdad? ¿Qué valor tiene creer en Él? ¿De qué sirve? Puede que la mayoría de personas se queden cortas en este aspecto, así que, ¿por qué comentarlo? Para prepararos para el futuro; tenéis que aprender a practicar de esta manera para cuando ese tipo de cosas os sucedan en el futuro.

En la iglesia estuve en contacto con muchas personas, a algunas de las cuales les encargué que hicieran unas cuantas cosas. A los pocos días, me pusieron al corriente y me demostraron que habían tomado nota de todo lo que les había asignado y que estaban llevando todos y cada uno de esos encargos a la práctica. Cuando nos reunimos, me informaron de en qué punto se encontraba cada cosa, qué asuntos requerían una búsqueda y cuáles no habían dado todavía resultados, con lo que me pusieron al día de todo. Me explicaron con mucha claridad los detalles y, aunque a veces eran un poco triviales, me demostraron con su actitud que se tomaban en serio y con responsabilidad las palabras de Dios y que sabían cuáles eran sus responsabilidades, deberes y obligaciones. Algunas personas eran distintas. Les encargué un par de tareas, que anotaron en sus cuadernos, pero una semana más tarde, momento en que aún no habían puesto en práctica nada, solo se acordaron de ello cuando les pregunté al respecto, y volvieron a anotarlo todo en sus cuadernos. Pasó otra semana y, cuando les pregunté por qué todavía no estaba resuelto, me pusieron excusas, escudándose en que habían tenido tal o cual dificultad, antes de volver a anotarlo todo diligentemente en sus cuadernos. ¿Dónde lo registraron todo? (En sus cuadernos). Pero no registraron nada en sus cabezas. ¿No es eso encargar algo a la persona equivocada? Esas personas no son humanas. Todo lo que les encargué les entró por un oído y les salió por el otro; no se lo tomaron en serio para nada. Todas las tareas vinculadas a una profesión determinada o a cuestiones generales, así como a algunos asuntos relacionados con el trabajo de la iglesia, que encomiendo a las personas se encuentran dentro del alcance de aquello que pueden conseguir; ninguna está pensada para complicarles la vida. Sin embargo, cuando he encargado a los líderes y obreros hacer algo, la mayoría de ellos a menudo no me han informado una vez iniciado el encargo y no he vuelto a saber nada más sobre en qué estado se encontraba. Si llegó a realizarse o no, cómo fue llevado a cabo, qué errores hubo, cuáles son los resultados actuales, etc., nunca me informaron de ninguna de esas cosas ni hicieron búsquedas. Simplemente lo dejaron de lado y ni siquiera llegué a saber nada sobre ninguno de los resultados. El problema de algunos era todavía más grave, puesto que, además de no llevar a cabo lo que les encomendé, venían a halagarme y engañarme. Me explicaban dónde habían ido y qué habían hecho ayer, lo que habían hecho anteayer y lo que estaban haciendo en ese mismo momento. Fijaos en lo bien que se les daba fingir y engañar: no habían hecho nada de lo que les había encargado específicamente, pero andaban muy ocupados realizando tareas inútiles mientras que las esenciales estaban completamente desatendidas. ¿Qué manera de comportarse era aquella? Habían descuidado por completo sus verdaderas tareas y no hacían más que mentir y engañar.

Había un hombre encargado de plantar. Le pregunté: “Este año hay algunas hortalizas que tienen buen aspecto. ¿Has guardado semillas?”. “Sí”, contestó. Le dije: “He oído que ya hace tiempo que recogieron todas las hortalizas y que no guardaron ninguna semilla”. A lo que me respondió: “No han acabado de cosechar. ¡Todavía quedan algunas hortalizas!”. Entonces le pregunté: “¿Dónde están las que quedan? Quiero echarles un vistazo”. Su respuesta fue: “¡Vaya! Bueno, déjame que lo compruebe primero”. ¿Había guardado semillas o no? No lo había hecho. De las pocas palabras que dijo, ¿era su primera afirmación, “sí”, mentira? (Sí). Y la segunda, “No han acabado de cosechar. ¡Todavía quedan algunas hortalizas!”, ¿no era también mentira? No sabía si habían guardado semillas o no, por eso dijo “déjame que lo compruebe primero”, así que la tercera afirmación era igualmente mentira. A medida que iba hablando, las mentiras se iban haciendo más grandes. Tapaba una mentira con otra, hundiéndose cada vez más. ¡Su boca estaba llena de mentiras! ¿Querríais relacionaros con alguien que tiene la boca llena de mentiras? (No). ¿Cómo os sentís cuando habláis y trabajáis con personas que no hacen más que mentir? ¿Os enfadáis? Tuvo el descaro de engañar a todo el mundo, pero se equivocaba si pensaba que Yo no lo sabía. ¿Valía la pena ser falso en aquel asunto? ¿Qué ganaba con tanta falsedad? Si lo vieras actuar con esa actitud, si te tratara así, ¿cómo te sentirías? Si prácticamente el 99 % de lo que dice es mentira, tanto si chismorrea como si habla de trabajo, de temas serios o sobre la verdad, esa persona está lejos de toda esperanza. Puede engañar a cualquiera. ¿En qué la convierte eso? ¿Cuánto hace que cree en Dios? Algunos no creyentes siempre dicen “hasta donde sé” o “hablando con el corazón” y, a partir de esa premisa, dicen algo veraz. Aquel hombre hacía muchos años que creía en Dios y había escuchado infinidad de sermones, pero de su boca no salía ni una verdad; todo lo que decía era mentira. ¿Qué clase de criatura es? ¿No es repugnante y aborrecible? ¿Hay muchas personas como él? ¿Sois vosotros así? Cuando tratáis conmigo, ¿en qué circunstancias me mentiríais? Si habéis provocado un desastre y sabéis que las consecuencias de este son graves y que podrían expulsaros, en cuanto alguien lo menciona, mentís para ocultarlo. Cualquiera puede mentir sobre ese tipo de cosas. ¿Sobre qué más se puede mentir? Para dar mejor imagen y que los demás te tengan en gran estima. Luego están los que saben que son incompetentes en su trabajo pero no se lo dicen expresamente a lo Alto por miedo a ser expulsados. Cuando informan a lo Alto sobre su trabajo hacen ver que buscan maneras de solucionar el problema, lo que proyecta una falsa impresión en los demás. Todo lo que dicen es mentira y, básicamente, son incapaces de llevar a cabo ningún trabajo. Si no hacen algunas preguntas, temen que lo Alto descubrirá las discrepancias y los sustituirá, así que se apresuran en fingir que las hacen. Así es la mentalidad de los falsos líderes y los anticristos.

Considerad los tres principios de la relación con Dios sobre los que acabo de hablar. ¿Cuál es imposible para vosotros y cuál os resulta fácil de aplicar? De hecho, ninguno es realmente fácil de llevar a la práctica porque en el corazón de las personas habitan demonios. No podrás hacer realidad dichos principios hasta que no hayas desterrado al demonio de tu corazón. Tienes que luchar contra él en tu corazón y, si eres capaz de vencerlo a cada momento, podrás hacerlos realidad. Si siempre fallas y te atrapa, serás incapaz de llevar a cabo los principios, de poner en práctica ninguno de ellos. Si sois capaces de aplicar los tres, no solo al tratar o relacionaros conmigo, sino también en vuestro trato habitual con los hermanos y las hermanas, si seguís esos principios, ¿no saldrán todos ganando? (Sí). Y ahora que la historia se ha acabado, pasemos al tema principal.

Disección de lo perversos, insidiosos y falsos que son los anticristos

La última vez hablamos sobre la séptima manifestación de los anticristos; son perversos, insidiosos y falsos. Se ha compartido dos veces acerca de este punto. El primer debate fue sobre la naturaleza perversa de los anticristos. ¿Qué se enfatizó en ese caso? (Ser hostil hacia la verdad y detestarla). Los anticristos son hostiles hacia la verdad y la detestan, odian todas las cosas positivas que se ciñen a la verdad y a Dios, lo cual es la primera y más fundamental manifestación de la perversidad de los anticristos. El primer debate fue acerca de qué detestan los anticristos. Las personas corrientes detestan las cosas negativas y a las fuerzas perversas; detestan cosas que son inmundas, oscuras y perversas. Sin embargo, en oposición a esto, la evidencia más fuerte de la primera manifestación de la naturaleza perversa de un anticristo es que no detestan las cosas negativas, sino todas las positivas relacionadas con la verdad y con Dios, la cual es la primera prueba rotunda que atañe a su perversidad. Nuestro segundo debate versaba sobre la segunda prueba contundente relativa a las manifestaciones de perversidad de un anticristo. Si detestan las cosas positivas, ¿qué es lo que aman? (Las negativas). ¿Qué aman las personas con humanidad normal? Aman la rectitud, la amabilidad y la belleza, además del amor, la paciencia y la tolerancia relacionados con la humanidad, así como el sentido común y el conocimiento que es positivo y beneficioso para las personas, y todas las cosas positivas de Dios, incluidas las leyes y reglas establecidas por Él para todas las cosas, Sus leyes y decretos administrativos, y todas las verdades y caminos de vida expresados por Él, al igual que otras cosas relacionadas con Dios. La naturaleza perversa de un anticristo es contraria a esto; no le gustan estas cosas, ¿qué le gusta si no? (Las mentiras y el engaño). Cierto, le gustan las mentiras y el engaño, así como las conspiraciones e intrigas, los distintos medios para los asuntos mundanos, adular a la gente, ser un lamebotas, y también las disputas, el estatus y la autoridad. Ama todas estas cosas negativas que van en contra de la verdad y las cosas positivas, lo que demuestra precisamente la naturaleza perversa de los anticristos. ¿Acaso no se trata de pruebas irrefutables? (Sí). Si bien todas estas pruebas son irrefutables, solo hay dos partes a las que no se puede considerar aún completas. Hoy vamos a proceder a tratar la tercera parte de cómo los anticristos son perversos, insidiosos y falsos. La tercera parte es desde luego diferente a la primera y la segunda, si bien guarda relación con ellas. ¿En qué sentido? Las tres partes tratan de esta esencia, de la naturaleza perversa del anticristo. ¿En qué difieren? En esta parte, lo que su naturaleza perversa ama y necesita, además de aquello que odia, es diferente a lo que se debatía en las dos partes anteriores, se trata de un contenido diferente. Esta diferencia no consiste en afirmar que a los anticristos también les gustan ciertas cosas positivas o que también odian otras negativas, sino que más bien hace referencia a otra parte, que no trata solo sobre lo que aman o necesitan, sino que se eleva a lo que aprecia esta perversa fuerza de los anticristos. Dicho de otro modo, aquello que idolatran o admiran. Hay quien puede decir: “Términos como ‘apreciar’, ‘idolatrar’ y ‘admirar’ se deberían usar para interpretar cosas positivas, así que, ¿cómo se pueden aplicar a los anticristos? ¿Son apropiados?”. No son ni elogiosos ni peyorativos, son neutrales. Por tanto, usarlos aquí no vulnera ningún principio y es admisible.

III. Disección de las cosas que idolatran y admiran los anticristos

¿Qué idolatran y admiran los anticristos? Para empezar, es cierto que no idolatran la verdad, a Dios ni a nada bonito o bueno relacionado con Él. Por tanto, ¿qué idolatran exactamente? ¿Se os ocurre algo? Voy a daros una pista. ¿Cómo se sumió en el cristianismo esa gente en la religión que cree en el Señor? ¿Por qué ahora se la caracteriza como una religión, una denominación y no como a la iglesia de Dios, la casa de Dios o el objeto de Su obra? Disponen de enseñanzas religiosas; reúnen en un libro la obra que una vez hizo Dios y las palabras que expresó en su momento, las reúnen en materiales para la enseñanza y abren escuelas, para luego reclutar y formar a varios teólogos. ¿Qué estudian estos teólogos? ¿La verdad? (No). ¿Qué estudian entonces? (Conocimiento teológico). Estudian teorías y conocimiento teológicos, que no tienen nada que ver con la obra de Dios ni con la verdad que expresó. Sustituyen las palabras de Dios y la obra del Espíritu Santo por conocimiento teológico, y así es como se sumen en el cristianismo y el catolicismo. ¿Qué es lo que se aprecia en la religión? Si vas a la iglesia y alguien te pregunta cuánto hace que crees en Dios, y dices que acabas de empezar a creer, no te prestarán atención. Sin embargo, si vas con una Biblia y dices: “Me acabo de graduar de tal o cual seminario teológico”, te invitarán a ocupar un asiento preferente. Si eres un creyente común, a no ser que poseas un estatus social destacado, no te van a tener en cuenta. Eso es el cristianismo, y así funciona el mundo religioso. Aquellos en las iglesias que predican y tienen estatus, posición y prestigio son un grupo de personas formadas en seminarios teológicos para contar con conocimiento y teorías de esa índole, y forman en esencia el bloque principal que sostiene el cristianismo. El cristianismo forma a tales personas para subirse al púlpito y predicar, para difundir el evangelio y hacer obra por todas partes. Creen que con talentos como los de esos estudiantes de teología, pastores predicadores y teólogos, la existencia del cristianismo está garantizada hasta hoy en día, y tales personas se convierten en el valor y capital de su existencia. Si el pastor de una iglesia es un graduado de un seminario teológico, debate bien sobre la Biblia, ha leído algunos libros espirituales y posee algo de conocimiento y elocuencia, aumentará la asistencia a esa iglesia y se hará más famosa que otras. ¿Qué valoran esas personas en el cristianismo? El conocimiento, en concreto el teológico. ¿De dónde procede el conocimiento? ¿Acaso no se transmite desde la antigüedad? Han existido escrituras desde los tiempos antiguos, se han pasado de generación en generación, y así es como las lee y aprende todo el mundo hasta el día de hoy. La gente divide la Biblia en varias secciones, recopilan distintas versiones y animan al estudio y al aprendizaje, pero su estudio de la Biblia no es entender la verdad para conocer a Dios ni tampoco entender las intenciones de Dios para temerlo y evitar el mal; en su lugar, es estudiar el conocimiento y los misterios de la Biblia, averiguar qué acontecimientos y en qué momento han cumplido con cuál profecía del Apocalipsis, y cuándo llegarán los grandes desastres y el milenio; eso es lo que estudian. ¿Tiene su estudio relación con la verdad? (No). ¿Por qué estudian cosas que no tienen nada que ver con la verdad? Porque, mientras más estudian, sienten que comprenden más, y mientras más se dotan de palabras y doctrinas, más altas se vuelven sus cualificaciones. A medida que se elevan sus cualificaciones, más grandes les parecen sus capacidades, y más creen que al final se las bendecirá por su fe, que irán al cielo después de la muerte, o que a los vivos se los pillará por el aire para encontrarse con el Señor. Estas son sus nociones religiosas, que no concuerdan en absoluto con las palabras de Dios.

Los pastores y ancianos del mundo religioso son todas personas que estudian el conocimiento bíblico y la teología; son fariseos hipócritas que se resisten a Dios. Por tanto, ¿en qué se diferencian de los anticristos que se esconden en la iglesia? Hablemos a continuación sobre la conexión entre ambos. ¿Son realmente creyentes aquellos en el cristianismo y el catolicismo que estudian la Biblia, teología e incluso la historia de la obra de Dios? ¿Son diferentes a los creyentes y seguidores de Dios sobre los que Él habla? A ojos de Dios, ¿son creyentes? No, estudian teología, estudian a Dios, pero no lo siguen ni dan testimonio de Él. Su estudio de Dios es el mismo que el de aquellos que estudian historia, filosofía, derecho, biología o astronomía. Lo que pasa es que no les gusta la ciencia u otras materias, en concreto, lo que les gusta es estudiar teología. ¿Qué desenlace provoca que busquen fragmentos de aquí y de allá de la obra de Dios para estudiarlo? ¿Pueden descubrir la existencia de Dios? No, nunca. ¿Pueden entender las intenciones de Dios? (No). ¿Por qué? Porque viven en palabras, en conocimiento, en filosofía, en la mente humana y en los pensamientos humanos. Nunca verán a Dios ni los esclarecerá el Espíritu Santo. ¿Cómo los cataloga Dios? Como incrédulos, como no creyentes. Estos no creyentes e incrédulos se mezclan con la supuesta comunidad cristiana, se comportan como creyentes en Dios, como cristianos, pero ¿adoran en realidad a Dios? ¿Poseen verdadera sumisión? (No). ¿Eso por qué? Una cosa está clara: en su interior, un número considerable de ellos no cree en la existencia de Dios ni en que Él creara el mundo y que sea soberano sobre todas las cosas, y menos todavía que Dios se pueda hacer carne. ¿Qué quiere decir esta falta de creencia? Implica duda y negación. Adoptan incluso una actitud de no esperar que las profecías expresadas por Dios, en especial aquellas relativas a los desastres, se vayan a hacer realidad o vayan a suceder. Esta es su actitud hacia la creencia en Dios, y es la esencia y la verdadera cara de su supuesta fe. Estas personas estudian a Dios porque están particularmente interesadas en la materia y en el conocimiento de la teología, y en los hechos históricos de la obra de Dios; son un mero grupo de intelectuales que estudian teología, que no creen en la existencia de Dios, así que, ¿cómo reaccionan cuando Dios viene a obrar, cuando se cumplen las palabras de Dios? ¿Cuál es su primera reacción al oír que Dios se ha hecho carne y ha empezado una nueva obra? “¡Imposible!”. Condenan a cualquiera que predique el nuevo nombre de Dios y Su nueva obra, e incluso quieren matarlo o eliminarlo. ¿Qué clase de manifestación es esa? ¿Acaso no es la de un típico anticristo? ¿Qué diferencia hay entre ellos y los fariseos, los sumos sacerdotes y los escribas antiguos? Son hostiles hacia la obra de Dios, hacia Su juicio en los últimos días, hacia que Dios se haga carne, y más si cabe, son hostiles a que se cumplan las profecías de Dios. Creen: “Si no te haces carne, si tienes la forma de un cuerpo espiritual, entonces tú eres dios; si te encarnas y te conviertes en una persona, entonces no eres dios y no te reconocemos”. ¿Qué implica esto? Significa que, mientras estén aquí, no permitirán que Dios se haga carne. ¿Acaso no es el típico anticristo? Es un auténtico anticristo. ¿Participa el mundo religioso en esta clase de discusiones? Esta argumentación resuena mucho y con fuerza, afirma que: “¡Es imposible que dios se haga carne, esto es incorrecto! ¡Si se ha encarnado, es que él debe de ser falso!”. Hay también quien dice: “Está claro que creen en un ser humano; ¡solo están desorientados!”. Si son capaces de afirmar esto es que, de haber estado presentes durante los tiempos en los que apareció el Señor Jesús y obró hace dos mil años, no habrían creído en Él. Ahora creen en el Señor Jesús, pero de hecho, solo creen en Su nombre, en las dos palabras “Señor Jesús”, y creen en un dios vago del cielo. Por tanto, no son creyentes, son incrédulos. No creen en la existencia de Dios, en Su encarnación, en la obra de creación de Dios, y mucho menos en Su obra de redención para toda la humanidad mediante Su crucifixión. La teología que estudian es una especie de teoría o de tesis religiosa, nada más que falacias en apariencia plausibles que desorientan a la gente. ¿Qué inevitable conexión tienen estos supuestos intelectuales teológicos en el cristianismo con los anticristos en nuestra iglesia? ¿Cuál es la relación entre sus varios comportamientos y la esencia-naturaleza de los anticristos sobre los que hablamos? ¿Por qué mencionarlos? Vamos a dejar de hablar sobre la gente del cristianismo por ahora; en su lugar, veamos cómo tratan la verdad aquellos catalogados como anticristos, y, a partir de la actitud que tienen hacia la verdad, veamos qué es lo que en realidad valoran. Para empezar, después de captar algunas verdades, ¿cómo las entienden? ¿Cómo las tratan? ¿Cuál es su actitud en lo referente a aceptar tales verdades? ¿Aceptan esas palabras como su senda de práctica, o se dotan de ellas como si fueran una especie de teoría, y luego van y se las predican a los demás? (Las tratan como una especie de teoría que se predica). Las tratan como una especie de teoría a aprender, analizar y estudiar, y después de estudiarlas, las aprenden en su mente y en sus pensamientos; las recuerdan, son capaces de debatir sobre ellas y las expresan con fluidez, y luego las pasean por todas partes. Da igual cuánto tiempo se pasen hablando, hay algo que no puedes ver: por mucha doctrina de la que hablen, por muy bien que lo hagan, a cuántas personas se dirijan, con qué fluidez, con cuánto contenido o si concuerda o no con la verdad, el caso es que nunca observas resultados en ellos, eres incapaz de percibir su práctica. ¿Qué indica esto? Que no aceptan la verdad. ¿En qué la han convertido? En una herramienta para presumir de sí mismos. Por ejemplo, Dios les dice a las personas que sean honestas y explica qué manifestaciones tiene una persona honesta, cómo debería hablar, obrar y llevar a cabo su deber. Después de escuchar esto, ¿cómo reaccionan? ¿Qué impacto tienen en ellos estas palabras? Para empezar, nunca las aceptan. ¿Qué actitud adoptan? “Lo capto, las personas honestas no mienten, les dicen la verdad a los demás y pueden abrir su corazón, las personas honestas cumplen con su deber con lealtad, no superficialmente”. Mantienen estas palabras como una teoría en su interior. ¿Puede esta clase de teoría transformarlos, una vez que se arraiga en su corazón? (No). Entonces, ¿por qué la siguen recordando? Les gusta la precisión de estas palabras y usan estas teorías correctas para enmascararse a sí mismos, para conseguir que los demás los tengan en mayor consideración. ¿Qué es lo que la gente tiene en tan alta estima? Su habilidad para decir las palabras adecuadas con fluidez y explayándose; eso es lo que quiere esta gente. Una vez que las han oído, ¿se las toman en serio? (No). ¿Por qué no? ¿Cómo lo sabes? (No las practican). ¿Por qué no las practican? En su corazón, piensan: “Así que, ¿estas son las palabras de dios? Qué sencillo, las recuerdo tras oírlas solo una vez. Puedo decir cómo debe comportarse una persona honesta tras oírlo una vez; ¡vosotros todavía debéis tomar apuntes y meditar sobre ello, pero yo no!”. Consideran las palabras de Dios como una especie de teoría o conocimiento; no meditan sobre cómo ser una persona honesta en su corazón, no se comparan con esto, no examinan sus acciones para ver cómo no llegan a ser personas honestas o qué acciones emprenden que vayan en contra de los principios de serlo, y jamás piensan: “Estas son las palabras de Dios, así que son la verdad. La gente ha de ser honesta, así que ¿cómo debe actuar alguien para ser una persona honesta? ¿Cómo puedo actuar de una manera que agrade a Dios? ¿Qué cosa deshonesta he hecho? ¿Qué comportamientos no son propios de una persona honesta?”. ¿Piensan así? (No). ¿Qué piensan entonces? Lo siguiente: “Así que, ¿esto es una persona honesta? ¿Esta es la verdad? ¿Acaso no se trata solo de una teoría, de una consigna? Limítate a adoptar un tono de superioridad moral, no hace falta ponerlo en práctica”. ¿Por qué no lo ponen en práctica? Les parece que: “Si les digo a otros lo que hay en mi corazón, ¿no me estaría desenmascarando? Si me pongo al descubierto y otros me desentrañan, ¿me seguirán teniendo en alta estima? Si hablo, ¿me seguirán escuchando los demás? El significado de las palabras de dios es que una persona honesta no puede mentir; sin mentir, ¿acaso no se perdería toda privacidad en los corazones de las personas? ¿No facilitaría eso que los demás las desentrañaran? ¿No sería una idiotez vivir así?”. Ese es su punto de vista. Significa que, cuando aceptan una teoría que consideran correcta, les surgen ideas en el corazón. ¿Qué ideas son esas? ¿Por qué digo que los anticristos son perversos? Primero analizan los efectos que estas palabras tienen en ellos, las ventajas y desventajas que les presentan. Una vez que analizan las palabras y les parece que no les convienen, piensan: “No puedo practicar así, no lo voy a hacer, no soy tan necio, ¡no voy a ser tan estúpido y simple como vosotros! No importa cuándo, siempre debo atenerme a mis propias ideas y mantener mis propios puntos de vista. Tú puedes tener mil planes, pero yo tengo una sola regla; no puedo dejar en evidencia la intriga que escondo en el corazón, ¡ser una persona honesta es cosa de tontos!”. Por un lado, niegan que las palabras de Dios sean la verdad, por otro, recuerdan algunas frases relativamente esenciales para enmascararse a sí mismos, para que la gente los considere más como auténticos creyentes en Dios, más como personas espirituales. Estos son los cálculos que hacen en su corazón.

A tenor de cómo reaccionan los anticristos a la verdad después de oírla, resulta evidente que no les interesa ni la aman. ¿Qué aman? Aman lo correcto, lo nuevo y lo que es en cierto modo un conocimiento teórico más noble en el que se pueden enmascarar con mayor perfección, más honorabilidad, más dignidad, y hacer que la gente los idolatre más. ¿Acaso no es perverso? (Sí). ¿Qué tiene de perverso? No importa sobre qué aspecto de la verdad hable un anticristo, siempre puede inventarse una serie de teorías en apariencia plausibles o de palabras correctas que desorientan a las personas y las hacen seguirlos, lo cual es igual de perverso que Satanás. La perversidad de un anticristo se manifiesta en sus perversas intrigas, sus premeditaciones y en una serie completa de planes, en querer enarbolar la bandera de leer las palabras de Dios a fin de encontrar una base teórica para llevar a cabo su perversidad; esta es la perversidad del anticristo. Citan las palabras de Dios fuera de contexto solo para desorientar a las personas y alardear. Cuando escuchan charlas y sermones, y oyen una frase nueva que pueden usar, la anotan enseguida. Los necios observan ese comportamiento y piensan: “¡Qué hambre y sed de justicia, tanta que toman apuntes cada vez que oyen un sermón! ¡Y cuánto entendimiento espiritual deben tener, si hasta anotan cualquier punto fundamental!”. ¿Su manera de tomar notas es igual que la de otras personas? No. Hay quienes toman apuntes porque piensan: “Este enunciado es bueno. No lo entiendo, así que he de apuntarlo para aplicarlo luego en la práctica, para así poseer una senda y principios en mi práctica”. ¿Piensa así el anticristo? ¿Cuál es su motivación? Cavila: “Hoy he apuntado un elemento de la verdad que ninguno de vosotros ha oído, y no se lo voy a contar a nadie ni a compartirlo con los demás. Yo lo tengo registrado, y algún día os lo explicaré en detalle y alardearé para haceros saber que comprendo de veras la verdad, y todo el mundo me mostrará su aprobación”. Es posible que pienses que los anticristos aman y tienen sed de verdad porque toman apuntes de ese modo y estos son bastante precisos, pero ¿qué sucede cuando terminan de tomar notas? Cierran su cuaderno y ya está. Cuando un día se convierten en predicadores y no saben sobre qué predicar, hojean su cuaderno rápidamente, organizan el contenido de su sermón, lo leen, lo memorizan y lo escriben de memoria hasta que lo tienen todo claro en la cabeza. Solo entonces se sienten “seguros de sí mismos” al pensar que al final tienen “la verdad” y pueden soltar palabrería donde quiera que vayan. Una característica de aquello de lo que hablan estas personas es que todo son doctrinas huecas, argumentos y preceptos. Cuando tienes dificultades específicas o descubres problemas y buscas en ellos las soluciones, te siguen dando un mero puñado de doctrinas, hablan con claridad y lógica. Si les preguntas cómo poner en práctica la verdad, se quedan sin palabras. Si no pueden explicarlo, entonces hay un problema grave, y eso demuestra que no entienden la verdad. Aquellos que no la entienden y no la aman, la tratan a menudo como una especie de dicho o teoría. ¿Y qué pasa al final? Tras muchos años de creer en Dios, cuando algo les sucede, no pueden desentrañarlo, tampoco someterse, y no saben cómo buscar la verdad. Cuando alguien comparte con ellos, tienen un “famoso dicho” con el que responden: “No me digas nada, lo comprendo todo. ¡Yo ya predicaba cuando tú no habías siquiera empezado a caminar!”. Este es su “famoso dicho”. Aseguran comprenderlo todo, pero ¿por qué se atascan cada vez que surge un problema? Si tanto entiendes, ¿por qué no puedes emprender ninguna acción? ¿Por qué este asunto te obstaculiza y te confunde? ¿Entiendes la verdad o no? Si la entiendes, ¿por qué no puedes aceptarla? Si la entiendes, ¿por qué no puedes someterte? ¿Qué es lo primero que debe hacer la gente una vez que entiende la verdad? Debería someterse, sin más. Hay quien dice: “Lo entiendo todo, no compartas conmigo, no necesito ayuda de los demás”. Está bien que no necesiten la ayuda de nadie, pero lo que es una pena es que cuando son débiles, esas doctrinas que entienden no sirven para nada. Ni siquiera quieren llevar a cabo sus deberes, y, además, en ellos emerge un malvado deseo de abandonar su creencia. Tras pasarse muchos años predicando teorías teológicas, en un momento dado dejan de creer y se marchan, así sin más; ¿acaso poseen algo de estatura? (No). Sin estatura, no hay vida. Si tienes vida, ¿por qué no puedes superar un asunto tan pequeño? Eres bastante elocuente, ¿no es cierto? Entonces, persuádete a ti mismo. Si ni siquiera eres capaz de convencerte a ti mismo, ¿qué es exactamente lo que comprendes? ¿Se trata de la verdad? La verdad puede resolver las dificultades reales en las personas, así como sus actitudes corruptas. ¿Por qué esas “verdades” que comprendes tú no pueden siquiera resolver tus propias dificultades? ¿Qué es exactamente eso que comprendes? Solo son doctrinas.

En cuanto a la séptima manifestación de los anticristos, la de que son perversos, insidiosos y falsos, acabo de hablar de la tercera parte de ella. Aprecian el conocimiento y la erudición. Los anticristos valoran el conocimiento y la erudición, ¿de qué manera se ilustra con esto su carácter perverso? ¿Por qué se dice que apreciar el conocimiento y la erudición significa que poseen una esencia perversa? Sin duda, aquí debemos hablar acerca de los hechos, pues si solo debatiéramos sobre palabras vacías o teorías, la gente podría adoptar un entendimiento parcial y menos concienzudo del asunto. Primero, empecemos por algo mucho más remoto en la historia. Mientras hablo, comparad Mis palabras a las acciones y comportamientos de los anticristos, así como a sus manifestaciones y su esencia. Hablemos primero de los fariseos de hace dos mil años. En aquel tiempo, los fariseos eran personas hipócritas. Cuando el Dios encarnado se reveló y obró por primera vez, los fariseos no solo no aceptaron ni un ápice de verdad, sino que incluso condenaron con fervor al Señor Jesús y se resistieron a Él, y por eso los maldijo Dios. Esto puede confirmar que los fariseos son una representación clásica de los anticristos. La palabra “anticristos” se ha convertido en un sinónimo de “fariseos”, y en esencia, los fariseos son el mismo tipo de persona que los anticristos. Por tanto, tomamos un atajo al empezar por los fariseos para diseccionar la naturaleza perversa de los anticristos. Así pues, ¿qué acto de los fariseos le demostró a la gente que poseían la naturaleza perversa de un anticristo? Acabo de mencionar que los anticristos aprecian el conocimiento y la erudición; ¿con qué personas están relacionadas estrechamente ambas cosas? ¿Quién las personifica? ¿Se refieren a los estudiantes de máster y de doctorado? No, eso sería desviarse demasiado; se refieren a los fariseos. La razón por la que los fariseos son hipócritas, por la que son perversos, es que sienten aversión por la verdad, pero aman el conocimiento, así que solo estudian las escrituras y persiguen el conocimiento de estas, si bien nunca aceptan la verdad ni las palabras de Dios. No oran a Dios cuando leen Sus palabras ni buscan o comparten la verdad. En su lugar, estudian las palabras de Dios, lo que Él ha dicho y hecho, con lo que tornan Sus palabras en una teoría, en una doctrina que enseñar a los demás, en lo que se llama estudio erudito. ¿Por qué se dedican al estudio erudito? ¿Qué estudian? A sus ojos, estas no son las palabras ni la expresión de Dios, y menos aún la verdad. En cambio, es un tipo de erudición, o se podría decir incluso que es un conocimiento teológico. Desde su punto de vista, propagar este conocimiento, esta erudición, equivale a difundir el camino de Dios, a difundir el evangelio. Es a esto a lo que llaman predicación, pero lo único que predican es conocimiento teológico.

¿Cómo se manifiestan las partes perversas de los fariseos? Primero, empecemos nuestro debate hablando sobre cómo trataban los fariseos al Dios encarnado, y entonces puede que comprendáis un poco más. Hablando de Dios encarnado, primero debemos hablar sobre en qué clase de familia y entorno nació Dios encarnado hace dos mil años. Para empezar, el Señor Jesús no nació para nada en una familia opulenta. Su linaje no era muy distinguido. Su padrastro, José, era carpintero, y Su madre, María, era una creyente corriente. La identidad y el estatus social de Sus padres representan el contexto familiar en el que nació el Señor Jesús, y está claro que nació en una familia común. ¿Qué significa “común”? Se refiere a las masas normales, a una casa promedio en el último escalón de la sociedad, sin nada que ver con las familias nobles ni vinculado en absoluto con un estatus destacado, y desde luego nada aristocrático. Nacido en una familia corriente, con padres corrientes, carecía de cualquier estatus social ilustre o un contexto familiar distinguido, y está claro que el entorno y la familia en los que nació el Señor Jesús eran de lo más normal. ¿Se registra en la Biblia que el Señor Jesús recibiera educación especial alguna? ¿Recibió educación en un seminario? ¿Lo formó un sumo sacerdote? ¿Leyó muchos libros, como Pablo? ¿Mantuvo un contacto cercano o hizo tratos con la élite social o los sumos sacerdotes del judaísmo? No. Al fijarnos en el estatus social de la familia de nacimiento del Señor Jesús, queda claro que no habría tenido contacto con el escalafón superior de los escribas y fariseos judíos; Él se limitaba básicamente a vivir entre judíos corrientes. En ocasiones, acudía a la sinagoga, y aquellos con los que se encontraba era toda gente común. ¿Qué demuestra esto? A medida que el Señor Jesús se hacía mayor, antes de que emprendiera formalmente Su obra, el contexto en el que se crio permaneció inalterable. Tras cumplir los doce años, Su casa no empezó a prosperar y no se hizo rico, ni mucho menos tuvo la ocasión de relacionarse con gente de las clases superiores de los círculos sociales o religiosos, ni tampoco tuvo la oportunidad de recibir una mejor educación durante Su crianza. ¿Qué mensaje les transmite esto a las generaciones futuras? Esta persona corriente y normal, que era Dios encarnado, no contó con la oportunidad ni las condiciones para recibir una educación superior. Era igual que la gente corriente, vivía en un entorno social común, en una familia ordinaria, y no había en Él nada de especial. Precisamente por eso, tras oír hablar de los sermones y acciones del Señor Jesús, aquellos escribas y fariseos se atrevieron a alzarse y a abiertamente juzgarlo, blasfemar contra Él y condenarlo. ¿Con qué base contaban para esa condena? Sin duda, se basaba en las leyes y preceptos del Antiguo Testamento. Primero, el Señor Jesús incitó a Sus discípulos a no observar el sabbat; Él trabajaba ese día. Asimismo, no observaba las leyes y preceptos ni acudía al templo, y cuando se encontraba con pecadores, algunos le preguntaban cómo lidiar con ellos, pero Él no lo hacía según la ley, sino que, en su lugar, les mostraba algo de misericordia. Ninguno de estos aspectos de las acciones del Señor Jesús se conformaba a las nociones religiosas de los fariseos. Dado que no amaban la verdad y, por tanto, odiaban al Señor Jesús, aprovecharon el pretexto de que Él vulneraba la ley para condenarlo con fervor, y decidieron que debía morir. Si el Señor Jesús hubiera nacido en una familia prominente y distinguida, si hubiera tenido una educación superior, y si hubiera mantenido una estrecha relación con esos escribas y fariseos, en aquel momento Su desenlace no habría sido el que fue; podría haber sido diferente. Los fariseos lo condenaron precisamente por ser corriente, por Su normalidad y por el contexto de Su nacimiento. ¿Con qué base contaban para condenar al Señor Jesús? La de esos preceptos y leyes a los que se aferraban, que creían que no cambiarían jamás en toda la eternidad. Los fariseos consideraban conocimiento a las teorías teológicas que comprendían y eran para ellos una herramienta con la que valorar y condenar a la gente, incluso las aplicaron al Señor Jesús. De esta forma condenaron al Señor Jesús. La manera en la que valoraban o trataban a una persona nunca dependía de la esencia de esta, ni de si lo que predicaba era la verdad, y menos aún del origen de las palabras que decía. La manera en la que los fariseos valoraban y condenaban a una persona solo dependía de los preceptos, palabras y doctrina que captaban en el Antiguo Testamento de la Biblia. Aunque los fariseos sabían en su corazón que lo que decía y hacía el Señor Jesús no era pecado ni vulneraba la ley, lo condenaron igualmente, porque las verdades que Él expresó y las señales y prodigios que realizó provocaron que mucha gente lo siguiera y lo alabara. Los fariseos lo odiaban cada vez más, e incluso querían borrarlo del mapa. No reconocieron que el Señor Jesús fuera el Mesías que iba a venir, ni tampoco que Sus palabras contenían la verdad, y menos todavía que Su obra se ciñera a la verdad. A su juicio, el Señor Jesús decía palabras presuntuosas y expulsaba demonios a través de Belcebú, el príncipe de los demonios. El hecho de que le adjudicaran estos pecados al Señor Jesús muestra cuánto odio le tenían. Por tanto, se esforzaban con fervor en negar que Dios hubiera enviado al Señor Jesús, que fuera el Hijo de Dios y fuera el Mesías. Lo que querían decir era: “¿Haría dios las cosas de esta manera? Si dios se encarnara, lo haría en una familia de extraordinario estatus. Y tendría que aceptar el tutelaje de los escribas y fariseos. Debería estudiar las escrituras de manera sistemática, poseer algo de conocimiento sobre ellas, y estar dotado de toda clase de conocimientos al respecto antes de poder llevar el nombre de ‘dios encarnado’”. Sin embargo, el Señor Jesús no estaba dotado de este conocimiento, así que lo condenaron y dijeron: “Para empezar, no cuentas con esa cualificación, así que no puedes ser dios; en segundo lugar, sin este conocimiento bíblico, no puedes realizar la obra de dios, y mucho menos serlo; en tercero, no debes obrar fuera del templo, ahora no obras dentro de este, sino que siempre andas entre los pecadores, así que la obra que haces queda fuera del ámbito de las escrituras, por lo que es incluso menos posible que seas dios”. ¿De dónde proviene la base de su condena? De las escrituras, de la mente del hombre y de la educación teológica que han recibido. Como de los fariseos rebosaban nociones, figuraciones y conocimiento, creían que tal conocimiento era cierto, era la verdad, que suponía una base válida, y en ningún momento Dios podría contravenir estas cosas. ¿Buscaban la verdad? No. ¿Qué buscaban? Un dios sobrenatural que apareciera en la forma de un cuerpo espiritual. Por tanto, determinaron los parámetros para la obra de Dios, negaron Su obra y juzgaron si Dios estaba equivocado o en lo cierto según las nociones, las figuraciones y el conocimiento del hombre. ¿Y cuál fue el resultado final de esto? No solo condenaron la obra de Dios, sino que clavaron a Dios encarnado en la cruz. Esto es lo que provocó que se sirvieran de sus nociones y figuraciones y de su conocimiento para evaluar a Dios, y es lo que tienen de perversos.

A juzgar por el aprecio que le tenían los fariseos al conocimiento y la erudición, ¿dónde radica su perversidad? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cómo podemos indagar en la naturaleza perversa de tales personas y diseccionarla? La reverencia de los fariseos al conocimiento y la erudición es conocida, y no hace falta entrar en mayor detalle. Por consiguiente, ¿cuál es exactamente la naturaleza perversa que se revela aquí? ¿Cómo podemos diseccionar y desentrañar la naturaleza perversa de esta gente? Que alguien se exprese. (Se sirven del conocimiento teórico para oponerse a la esencia de Dios; esta es una de las manifestaciones de la perversidad). La oposición es una acción, así que, ¿por qué se oponen? La oposición conlleva cierto carácter cruel, pero todavía no has tratado la perversidad. ¿Por qué se opusieron? ¿Se trataba de una cuestión de que Él fuera o no de su agrado? Les disgustaba esta clase de Dios, creían: “Dios debería estar en el cielo, y ya puestos, en el tercer cielo, ser admirado por todos, inalcanzable para los humanos, inescrutable para ellos, aquel al que toda la humanidad, todos los seres creados e incluso todos los organismos vivos en el universo deberían admirar, ¡ese es dios! Ahora ha venido, pero tú naciste en el hogar de un carpintero. Tus padres solo son gente corriente, y hasta naciste en un pesebre. El contexto de tu nacimiento no solo es corriente, sino que además se halla un escalón por debajo de lo corriente y lo común; ¿cómo va a aceptar esto la gente? Si de veras ha de venir dios, ¡no podría ser de esta manera!”. ¿Acaso no es así como la gente circunscribe a Dios? Todo el mundo lo hace igual. En realidad, en el fondo, también tuvieron la vaga sensación de que el Señor Jesús no era una persona corriente, que lo que decía era acertado y que los diversos pecados de los que se le acusó no coincidían en realidad con los hechos. El Señor Jesús era capaz de curar a los enfermos y expulsar a los demonios, y resultaba imposible encontrar alguna falta o extraer algo de las palabras y sermones que dijo y expresó, pero seguían sin aceptarlo y con dudas en el corazón: “¿De veras es este el aspecto de dios? Él es muy grande en el cielo, así que, si se hace carne y viene a la tierra, debería ser incluso más grande, ser admirado por todos, codearse con las familias nobles, hablar con elocuencia y no mostrar nunca ni un solo fallo o debilidad humanos. Además, lo primero que debería hacer es usar su conocimiento, su erudición y sus habilidades para subyugar al clero del templo. Primero debería ganarse a esas personas; esa sería la intención de dios”. En cuanto a lo que hizo el Señor Jesús, no se lo creyeron ni tampoco querían aceptar ni reconocer este hecho. No querer reconocerlo no es un gran problema; en lo más profundo, disponían de algo incluso más letal: si esa persona era dios, todos en el clero podrían serlo, todos eran más parecidos a dios que Dios mismo, y más aptos para ser cristo que el Señor Jesús. ¿No es eso problemático? (Sí). Al condenar al Señor Jesús, también se oponían y despreciaban todos los aspectos del entorno relativos a la carne que Dios eligió esta vez para encarnarse. Aún no hemos hablado acerca de dónde radica la perversidad de los fariseos. Continuemos con nuestra charla.

Dios se hace carne como una persona corriente, lo que significa que se humilla desde su elevada imagen, identidad y posición sobre todas las cosas para convertirse en una persona completamente normal. Cuando se convierte en una persona ordinaria, Él no elige nacer en una familia rica ni distinguida; el contexto de Su nacimiento es muy corriente, incluso mísero. Si nos fijamos en este asunto desde la perspectiva de una persona común, alguien con conciencia, racionalidad y humanidad, todo lo que Dios hace merece la veneración y el amor de las personas. ¿Cómo debería tratarlo la gente? (Con veneración). Una persona ordinaria y normal que sigue a Dios debería elogiar Su belleza por el hecho de que se humilla para ser una persona extraordinariamente corriente y renuncia a su elevado estatus. ¡La humildad y ocultación de Dios es demasiado hermosa! Esto es algo que no puede lograr ninguna persona corrupta, tampoco los diablos y Satanás. ¿Es positivo o negativo? (Positivo). ¿Qué ilustran en concreto esta cosa positiva, este fenómeno y este hecho? La humildad y la ocultación de Dios, Su belleza y cariño. Él ama a las personas, ese es otro hecho; el amor de Dios es auténtico, no es falso. Su amor no es un discurso vacío, no es una consigna ni una ilusión, sino que es real y es un hecho. Dios mismo se hace carne y soporta que la humanidad lo malinterprete, además de que lo ridiculice, lo calumnie y blasfeme contra Él. Se humilla y se convierte en una persona corriente, nada elevada en apariencia, sin talentos especiales y, desde luego, sin conocimientos profundos ni erudición. ¿Con qué propósito? El de aproximarse a las personas que ha escogido y pretende salvar con esta identidad y una apariencia humana que les resultará más accesible. ¿Acaso todo esto que hace Dios no forma parte del precio que Él ha pagado? (Sí). ¿Puede alguien más hacer esto? Nadie puede. Por ejemplo, algunas mujeres a las que les encanta la belleza siempre llevan maquillaje y no salen sin él. Si le pidieras a esa mujer que saliera con la cara lavada o que apareciera en el escenario sin maquillaje, ¿sería capaz? No. En este caso no se la ha humillado siquiera; algo tan simple como salir sin maquillaje a ella le resulta imposible, no puede desprenderse siquiera de ese poco de vanidad, de ese poco de beneficio carnal. ¿Qué sucede entonces con Dios? Cuando Dios se humilla al nacer entre lo más bajo de la sociedad como la persona más corriente, ¿a qué renuncia? A Su dignidad. ¿Por qué es capaz de renunciar a Su dignidad? (Para amar y salvar a las personas). Lo hace para amar a las personas y salvarlas, lo cual revela Su carácter. Por tanto, ¿en qué sentido implica esto una pérdida de dignidad? ¿Cómo se debe contemplar este asunto? Hay quien dice: “¿Qué dignidad pierde Dios? ¿Acaso no mantienes la identidad de Dios incluso después de hacerte carne? ¿No sigues logrando que la gente te siga y escuche Tus predicaciones? ¿Acaso no sigues realizando la propia obra de Dios? ¿Qué dignidad pierdes?”. Esta “pérdida de dignidad” incluye varios aspectos. Uno es que la motivación de Dios para hacer todo esto es en beneficio de las personas, pero ¿es la gente capaz de entenderlo? No, ni siquiera aquellos que lo siguen. ¿Qué se esconde en esta falta de entendimiento? Una incomprensión, una malinterpretación y miradas extrañas o de desprecio por parte de ciertas personas. Dios se halla en el reino espiritual, en medio de todas las cosas, y toda la humanidad yace a Sus pies, pero ahora que Él se ha hecho carne, eso equivale a que viva en el mismo entorno, con la gente como iguales. Ha de enfrentarse al ridículo, la calumnia, la incomprensión y el sarcasmo de la humanidad, así como a sus nociones, su hostilidad y su juicio; a todo eso ha de enfrentarse. Mientras se enfrenta a esas cosas, ¿creéis que conserva algo de dignidad? De acuerdo con la identidad de Dios, Él no debería sufrir estas cosas, la gente no debería tratarlo así ni Él debería soportarlas; no es algo que le corresponda soportar a Dios, pero las tiene que aceptar cuando se hace carne. Ha de soportarlo todo, sin excepción. La humanidad corrupta puede decirle muchas cosas que suenan agradables al Dios en el cielo, pero no le muestra ninguna consideración al Dios encarnado. Piensan: “¿Dios hecho carne? Eres muy común y corriente, no tienes nada de excepcional; ¡no parece que seas capaz de hacerme nada!”. ¡Se atreven a decir cualquier cosa! En lo que respecta a su propio beneficio o su reputación, se atreven a pronunciar cualquier juicio o condena. Por tanto, cuando Dios se hace carne, aunque posee este estatus y disfruta de esta identidad cuando se relaciona con los seres humanos y vive junto a la humanidad corrupta, al mismo tiempo realmente ha de soportar toda clase de humillaciones a causa de Su identidad. Pierde toda Su dignidad, esta es la primera cosa que Dios tiene que aguantar, afrontar toda la confusión, la incomprensión, la duda, la verificación, la rebelión, el juicio, la duplicidad, etcétera, que la humanidad corrupta muestra hacia Él. Ha de soportarlo todo, esa es Su pérdida de dignidad. ¿Qué más? En esencia, no hay diferencia entre la encarnación y el Espíritu, ¿es esto correcto? (Sí). No hay diferencia en lo esencial, pero existe un aspecto: la carne nunca puede reemplazar al Espíritu. Es decir, la carne está limitada en Sus muchas funciones. Por ejemplo, el Espíritu puede viajar por el espacio, el tiempo no le afecta, ni el clima ni los diversos entornos, y es omnipresente, mientras que la carne está sujeta a esas limitaciones. ¿Qué pérdida se ha producido en la dignidad de Dios? ¿Qué dificultad hay en este asunto? Dios mismo tiene esta capacidad, pero al estar limitado a la carne, tiene que aferrarse a la obra de la carne de manera honesta durante el periodo de Su obra, con tranquilidad y obediencia, hasta que la obra esté completada. Durante el tiempo que Dios obra en la carne, lo que la gente puede ver de Dios y lo que puede comprender de Él dentro de sus nociones es esta carne que pueden ver sus ojos. Por tanto, en sus figuraciones y nociones, ¿acaso no están sujetas a cierta limitación la grandeza de Dios, Su omnipotencia, Su sabiduría e incluso Su autoridad? (Sí). En gran medida, esas cosas se ven sujetas a ciertas limitaciones. ¿Qué las causa? (Estar encarnado). La causa de estas limitaciones es que Él esté encarnado. Se puede decir que estar encarnado es una especie de problema para Dios mismo. Por supuesto, usar aquí la palabra “problema” puede ser algo impreciso, pero resulta apropiado decirlo de esta manera; solo se puede decir así. ¿Tiene este problema cierto impacto en el entendimiento que tienen las personas de Dios y en la verdadera asociación y relación que tienen con Él a fin de amar y someterse a Dios? (Sí). Tiene cierto efecto. Mientras una persona haya visto la carne de Dios, mientras haya tenido relación con Su carne, mientras la haya oído hablar, es posible que durante su vida, la imagen de Dios, la sabiduría de Dios, Su esencia y Su carácter permanezcan para siempre en lo que reconocen, ven y comprenden en esta carne. Esto es injusto para Dios. ¿No es así? (Sí). Es injusto para Él. ¿Por qué lo sigue haciendo entonces? Porque a Dios solo le es posible lograr los mejores resultados a la hora de purificar y salvar a las personas si se hace carne. Dios elige esta senda. Él se hace carne y vive cara a cara entre las personas, les permite oír Sus palabras, ver todos Sus movimientos y Su carácter, incluso Su personalidad y Sus penas y alegrías. Aunque este carácter y estas penas y alegrías pueden llevar a que se desarrollen nociones cuando la gente es testigo de ellas, afectar a su comprensión de la esencia de Dios y limitarla, Dios prefiere que la gente no lo entienda y seguir eligiendo este método, a fin de lograr los mejores resultados para salvar a las personas. Por tanto, desde el punto de vista de que la gente comprenda el rostro original de Dios y Su verdadera identidad, estatus y esencia, Él ha sacrificado Su dignidad. ¿No se podría decir esto? Desde este punto de vista, sí. Considéralo con atención: en los diversos aspectos de lo que Dios ha pagado y ha hecho, de acuerdo con el entendimiento de las personas, ¿hay algo equivalente a esas teorías y consignas de los fariseos y anticristos? No. Por ejemplo, cuando los fariseos dijeron: “Dios es honorable”, ¿cómo entendieron esa honorabilidad? ¿Cómo debía la honorabilidad de Dios materializarse a sus ojos? Solo en que Él es elevado. ¿Acaso no es una doctrina eso de que “dios es honorable, dios es muy honorable”? (Sí). ¿Qué consideran que es la honorabilidad de Dios? Creen que, si Dios viniera al mundo, ocuparía un puesto prominente, su conocimiento, talento y capacidad serían excelentes, su elocuencia, de gran calidad, y su apariencia, magnífica y de primera categoría. ¿En qué consiste esa honorabilidad en la que creían? Es lo que ve la gente. ¿No es esta especie de honorabilidad algo que hace Satanás? (Sí). ¡Dios no hace eso! Fíjate en qué clase de personas seleccionó Dios para ser Su pueblo escogido, y luego en la clase de personas que destacan en las élites del mundo de Satanás. Al contrastarlas de este modo, sabrás a qué clase de persona salva Dios y cuál no se puede salvar. Aquellos que son especialmente arrogantes, sentenciosos, dotados y talentosos son los menos propensos a aceptar la verdad. Su discurso está lleno de conocimiento, es elocuente hasta el extremo, y provoca que la gente los idolatre y admire, pero su debilidad vital es no aceptar la verdad, sentir aversión por ella y odiarla, lo que determina que tomarán la senda de la destrucción. De nuevo, nadie entre el pueblo escogido de Dios posee ningún don o talento especial, pero pueden aceptar la verdad, someterse a Dios, renunciar a su fama, ganancia y estatus para seguirlo, y se muestran dispuestos a realizar su deber. Esta es la clase de personas a las que salva Dios. ¿A quién idolatran los no creyentes? Todos ellos idolatran a los intelectuales de alto nivel y a personas con familias de estatus destacado. En cuanto a los dones, particularidades y estatus familiar, no tenemos nada de eso, somos iguales. ¿Qué os parece? Dios no hace tales cosas, ¿es así de simple? ¿Por qué no lo dispuso Dios de ese modo? La intención de Dios está en esto. Es demasiado fácil para Dios arreglar en qué familia nace una persona y qué conocimiento puede aprender. ¿Le es posible a Dios actuar de esa manera? (Sí). ¡Desde luego que sí! En ese caso, ¿por qué no dispuso Dios que naciéramos en familias ricas y destacadas? Esta es la hermosura de Dios, es la revelación de Su esencia, y solo aquellos que entienden la verdad pueden desentrañar este asunto. Una vez que Dios se hace carne, no importa lo grandes que puedan ser las nociones de las personas o las dificultades que Dios se encuentre en Su obra, da igual la magnitud de los obstáculos a los que se enfrente, cuánto se le ridiculice y cuántas burlas reciba, y cuánta dignidad pierda después de hacerse carne de este modo, ¿acaso a Él le importa algo de eso? No. ¿Qué le importa si no? Si sois capaces de entender este punto, es que de veras sabéis que Dios es hermoso. ¿Qué le importa a Dios? ¿Cuál es la concienzuda intención de Dios al pagar este precio y realizar un esfuerzo tan grande? ¿Para qué lo hizo en concreto? (Para que este grupo que escogió pudiera comprenderlo mejor, entablar mejor contacto con Él a través de Su encarnación y contar con un auténtico entendimiento de Dios). Contar con un entendimiento de Dios, ¿así que a Él eso le sigue reportando un gran beneficio? ¿Tanto pagó por este único objetivo? ¿Sí o no? ¿Acaso obró de manera tan concienzuda durante 6000 años solo para que la gente lo entendiera? Decidme, después de que Dios creara a los seres humanos, de que la humanidad se distanciara de Dios y siguiera a Satanás, y de que cada ser humano empezara a pasar la vida como un demonio viviente, ¿quién se pone más feliz? (Satanás). ¿Quién es la víctima? (La gente). Entonces, ¿quién se pone más triste? (Dios). ¿Sois vosotros los que estáis más tristes? (No). En realidad, nadie es capaz de desentrañar estas cosas. Nadie se entera de ellas por su cuenta. Aceptan aquello en lo que viven para convertirse. Cuando les pides que practiquen la verdad, no creen que eso pueda servir de nada. Viven empecinados en sus nociones y figuraciones, y siempre se han rebelado contra Dios. En realidad, Él es quien está más triste y desconsolado. Dios creó a la humanidad; ¿creéis que le importa el estado inmediato de la existencia humana o que su vida sea buena o no? (Sí, le importa). Dios es el que más se preocupa, y tal vez los implicados no lo sientan, y ni ellos mismos lo entiendan en realidad. La humanidad vivía así en este mundo hace cien años y ahora lo hace igual, se multiplica y vive así generación tras generación, a algunos les va bien y a otros mal; la vida está llena de altibajos. Surgen personas generación tras generación, se enfundan ropa diferente, comen la misma comida, pero la estructura y los sistemas sociales se transforman poco a poco; sin darse cuenta, llegan hasta el presente, ¿acaso son conscientes de ello? No. ¿Quién es el más consciente? (Dios). Es quien más se preocupa por este asunto. Una de las cosas que Dios no olvida es cómo vive la gente que Él ha creado, cuál es el estado actual de la vida de las personas, si viven bien, qué comen y visten, cómo será su futuro y qué pensamientos albergan cada día en su corazón. Si en lo único que piensan a diario es en el mal, en cómo cambiar e ir en contra de las leyes de la naturaleza, cómo luchar contra el cielo, cómo seguir la tendencia malvada del mundo, ¿acaso Dios ve esto y se siente bien al respecto? (No). Por tanto, Dios no se siente bien, sin más, ¿es así? ¿Acaso no ha de hacer algo al respecto? (Sí). Debe encontrar la manera de que esta gente viva bien, de hacerles comprender los principios para comportarse, de que sepan cómo idolatrar a Dios, someterse a todas las leyes de la naturaleza, a Su instrumentación y arreglos, a fin de que, de ese modo, puedan vivir con semejanza humana y Dios se sienta aliviado. Aunque abandonara a estas personas, ellas pueden seguir viviendo con normalidad en un ambiente así, sin que Satanás las haga sufrir. Es la intención de Dios. Cuando Satanás se da cuenta de que las personas pueden someterse a Dios y vivir con semejanza humana, queda completamente deshonrado y fracasa, así que las abandona por completo y nunca más les presta atención. Entonces, ¿quién le importa a Satanás? Solo los que creen en Dios y no persiguen la verdad, los que no leen Sus palabras ni le oran, los que cumplen con su deber a medias y los que siempre quieren encontrar a alguien con quien casarse y formar una familia y tener una carrera. Quiere seducir a estas personas, desorientarlas para que se alejen de Dios, no cumplan con su deber y lo traicionen, hasta que Él las descarte. Entonces es feliz del todo. Su felicidad aumenta a medida que persigues menos la verdad, persigues más la fama, la ganancia y el estatus, y eres más superficial al realizar tu deber. Si te distancias y traicionas a Dios, se pone más feliz aún, ¿acaso no es esa la mentalidad de Satanás? ¿No es así la mentalidad de los anticristos? Todos los de la calaña de Satanás tienen esta mentalidad. Quieren seducir a cualquiera que ven que no cree con sinceridad en Dios, a cualquiera que preste atención a aprender conocimiento y perseguir fama, ganancia y estatus, y a cualquiera que no se ocupe de las tareas que le corresponden a la hora de llevar a cabo su deber. Cuando conocen a gente así, comparten con ellos un lenguaje común, tienen mucho que decir cuando están juntos, y expresan con libertad lo que se les pasa por la mente, sin escrúpulos. ¿Cómo se siente Dios cuando ve que las personas no persiguen la verdad? ¡Se siente preocupado! Por tanto, ¿a qué se debe todo el precio que Dios ha pagado? Se debe a Su interés, atención y preocupación por la humanidad. Dios acarrea estas tres cosas en Su corazón y, al poseer tal actitud hacia las personas, Su obra se produce paso a paso. Más allá de si para la gente Dios es humilde y está oculto, ama de veras a las personas, es fiel o es grande, Él cree que todo este coste merece la pena y se puede recompensar. ¿Qué significa esta recompensa? Que las cosas que le inquietan en Su interior no volverán a suceder, y las personas que a Él le preocupan de corazón pueden vivir de acuerdo con Sus intenciones, el camino y la dirección que Él les ha enseñado y con los que las ha guiado todo el rato, y ya no estarán corrompidas por Satanás, ya no vivirán en el sufrimiento y las preocupaciones de Dios desaparecerán y se sentirá aliviado. Por tanto, en cuanto a todo lo que ha hecho Dios, fuera cual fuera Su motivación principal, por grande o pequeño que fuera Su plan, ¿no es todo algo positivo? (Sí). Son todas cosas positivas. Al margen de que la manera de obrar de Dios le resulte imperceptible a las personas, de si merece la pena o no mencionarla, con independencia de los juicios que dicte la gente sobre la manera de obrar de Dios para juzgar y salvar a las personas, debido a todas las cosas que Dios ha hecho y todo el precio que ha pagado, ¿acaso no es Dios digno de alabanza? (Sí). Por tanto, ¿es Dios grande o pequeño? (Es grande). ¡Es muy grande! Nadie entre la humanidad puede pagar tal precio. Hay quienes dicen que “El amor maternal es el más grande entre la humanidad”. ¿Es tan grande el amor maternal? En general, después de que los hijos se han independizado, mientras puedan apañárselas solos, sus madres no se preocupan por ellos. De hecho, las madres no pueden preocuparse por sus hijos ni aunque quisieran hacerlo. ¿Cómo trata Dios a esta humanidad? ¿Durante cuántos miles de años la ha soportado? La ha soportado seis mil años y no se ha rendido ni siquiera ahora. Por ese poco de preocupación e inquietud, Dios pagó un alto precio. ¿Qué aspecto tiene ese enorme precio a ojos de los fariseos y de aquellos anticristos? Lo condenan, lo juzgan e incluso blasfeman contra él. Desde este punto de vista, ¿acaso no son esos anticristos perversos por naturaleza? (Sí). Dios ha hecho cosas tan merecedoras de alabanza, y la esencia de Dios y lo que tiene y es resulta muy digno de la alabanza de las personas. No solo no lo alaban, sino que incluso se sirven de diversas excusas y teorías para condenarlo y juzgarlo, y hasta se niegan a reconocer que Él es Cristo. ¿Acaso no es odiosa esta gente? (Sí). ¿No son perversos? A juzgar por su comportamiento perverso, ¿no idolatran el conocimiento y la erudición? ¿Acaso no idolatran el poder y el estatus? (Sí). Mientras más positivas sean las cosas, mientras más dignas de la alabanza, el recuerdo y la difusión de las personas, más las condenarán los anticristos. Se trata de una revelación de la naturaleza perversa de los anticristos. Hay que destacar que el grado de perversidad de los anticristos supera al de la mayoría de aquellos con actitudes corruptas.

Vamos a continuar con un debate acerca de Pablo. ¿En qué clase de familia nació? En una familia de intelectuales, culta. Así era la familia en la que nació, y el contexto de su nacimiento se consideraba bueno. Tenía una educación superior. De acuerdo con los estándares actuales, puede que fuera de los que estudian teología o van a la universidad. ¿Era su conocimiento y su aprendizaje superior al de la mayoría? (Sí). A juzgar por el conocimiento y la erudición de Pablo, ¿le hubiera resultado fácil reconocer que el Señor Jesús era Cristo? (Sí). Muy fácil. Sin embargo, ¿por qué no reconoció al Señor Jesús como Cristo? (Idolatraba el conocimiento y sentía que el Señor Jesús no tenía tanto como él, así que se negaba a reconocerlo). Es demasiado simple expresarlo así. Si el Señor Jesús no poseía tantos conocimientos como él, no podía reconocerlo; si los tuviera, es posible que lo reconociera. Esto es una especie de semideducción. Ahora bien, solo decimos que los anticristos idolatran el conocimiento; es decir, cuando escuchan a las personas y lidian con estas y con los asuntos, tienen un punto de vista que permite a otros ser conscientes de que idolatran el conocimiento y la erudición. Por ejemplo, si tus palabras son muy lógicas, de alto nivel, inteligentes, insondables y abstractas, eso es justamente lo que le gusta. Abstracto y conforme a la lógica, a la filosofía e incluso a cierto conocimiento; esto es exactamente lo que quiere. El Señor Jesús es la encarnación de Dios, y todo lo que Él expresa son las palabras y verdades de Dios. Por tanto, cuando las personas con conocimiento y erudición se fijan en estas palabras y verdades, ¿cómo las evalúan? “Las palabras que tú dices son demasiado vulgares y superficiales. Todas son cosas triviales sobre creer en dios. No son ni profundas ni insondables. No hay misterios. Sin embargo, tú dices que son la verdad. ¿Qué tiene de elevado la verdad? ¡Yo también puedo decir estas cosas!”. ¿No creen esto los anticristos? (Sí). Lo sopesan así, y piensan: “Déjame ver si, después de todo, las cosas de las que hablas se hallan por encima o por debajo de mi conocimiento”. En cuanto las oyen, las desafían y dicen: “Suenas como un estudiante de primaria, yo soy universitario, ¡así que tú no eres tan bueno como yo!”. Entonces encuentran algún fallo en las palabras de Dios, y dicen: “Parece que no entiendes de gramática, y a veces las palabras que tú usas al hablar no son adecuadas. No pareces ser dios”. Se fijan en Su apariencia para ver si es Dios o no; no escuchan el contenido de Sus palabras ni si lo que se expresa es la verdad o se trata de palabras que provienen de Dios. ¿Acaso no es eso carecer de comprensión espiritual? (Sí). Por tanto, los anticristos también cuentan con otra característica. Carecen de comprensión espiritual. Dado que valoran el conocimiento y la erudición, no comprenden la verdad. Nunca serán capaces de comprenderla. Tales personas están destinadas a pertenecer al mismo tipo que aquellos que carecen de comprensión espiritual. Usan su conocimiento para sopesar cada frase que dice Dios. ¿Pueden entender la verdad? ¿Pueden saber que esto es la verdad? Al final, ¿son capaces de llegar a una conclusión y de decir que todas estas palabras que dice Dios son la verdad? ¿Son capaces de reconocer esto? No son capaces de reconocerlo. Por consiguiente, desde su punto de vista, ¿cómo contemplan a Dios encarnado? Piensan: “Lo mire como lo mire, es un ser humano. Soy incapaz de percibir la calidad de dios. Da igual cómo lo escuche, no sé distinguir cuáles de sus palabras concuerdan con la verdad y cuáles son la verdad”. Por tanto, en el fondo de su corazón, piensan: “Si tienes algo nuevo y original, y puedo obtener algo de teoría y extraer un poco de capital de ti, te seguiré de momento y a ver cuál es el resultado”. Sin embargo, ¿pueden aceptar al Señor Jesús desde el fondo de su corazón? (No). En absoluto. ¿Por qué no lo aceptan? ¿Cuál es el motivo? Les gusta demasiado el conocimiento. Los gustos y el conocimiento del que están dotados y que han aprendido les ciegan los ojos y la mente, les impiden ver todo lo que ha hecho Dios. Aunque es obvio que lo que Él dice es la verdad, aunque la obra que realiza expresa con claridad Su identidad y esencia, no son capaces de verlo. ¿Por qué no? Porque su conocimiento y aprendizaje los hace llenarse de nociones, figuraciones y veredictos acerca de Dios. Al final, no importa cómo escuchen los sermones o se pongan en contacto con Dios, no pueden entender lo que dice, y menos aún aceptar que lo que ha dicho esta persona puede cambiar a la gente o se trata de la verdad, el camino y la vida. Bajo ninguna circunstancia pueden aceptarlo. No pueden de ninguna manera aceptar algo semejante, lo que los destina a no salvarse, igual que Pablo. ¿Confesó Pablo que el Señor Jesús era Cristo? No lo admitió ni siquiera al final. Hay quien dice: “¿Acaso no llamó al Señor cuando lo derribó en el camino a Damasco? Debió haber confesado. ¿Cómo se puede decir que no confesó?”. Un hecho prueba que Pablo nunca reconoció al Señor Jesucristo como su Salvador. Es decir, incluso después de que lo derribara, no paró de perseguir convertirse en Cristo. ¿Puede alguien convertirse en Cristo así como así? Cristo es Dios encarnado como humano. Es Dios y nadie puede convertirse en Él solo con desearlo. ¿Quién no quiere ser Cristo? Pero ¿es eso algo que pueden hacer los humanos? No es una cuestión de que la gente quiera hacerlo. Pablo incluso quería ser Cristo. A juzgar por la búsqueda de Pablo, ¿podría reconocer que el Señor Jesús es Cristo y el Señor? (No). ¿Dónde posicionó pues la identidad y el estatus del Señor Jesús? Como Hijo de Dios. ¿Qué es el Hijo de Dios? Lo siguiente: “No eres dios, eres un hijo de dios, eres más pequeño que dios, eres igual que nosotros, que somos hijos de dios, y tú eres también un hijo de dios, pero él te ha encargado una comisión distinta y has hecho obra diferente. Si dios me encargara a mí este trabajo, yo también podría hacerlo y soportarlo”. ¿No significa esto que Pablo no reconocía el hecho de que el Señor Jesucristo es Dios? (Sí). Creía que el dios de su fe estaba en el cielo, que este Cristo no era dios, y que la identidad de dios y su estatus no tenían nada que ver con este Cristo. ¿Cómo se desarrolló su comprensión y actitud hacia el Señor Jesús? Se dedujo a partir de su conocimiento y figuraciones. ¿Cómo lo dedujo? ¿En qué frase lo vio? El Señor Jesús dijo: “Mi Padre es así o asá” y “Hago esto o aquello por medio de Mi padre en el cielo”, y Pablo lo oyó y pensó: “¿Tú también te refieres a dios como dios? ¿También te refieres al dios en el cielo como padre? En ese caso, ¿eres un hijo de dios?”. ¿No es esto una figuración del cerebro humano? Se trata de una conclusión que extrajo alguien con conocimiento: “Si llamas padre al dios en el cielo y nosotros también lo llamamos padre, entonces somos hermanos. Tú eres el hijo mayor, nosotros los segundos y el dios en el cielo es nuestro dios común. Así pues, tú no eres dios y todos estamos al mismo nivel. Por tanto, no es el señor Jesucristo el que al final decide quién es recompensado, a quién se castiga y cuál es su desenlace; no es el señor Jesucristo, sino dios en el cielo”. Todas estas conclusiones y puntos de vista absurdos de Pablo los obtuvo al usar su mente para juzgar y analizar, después de estudiar teología y conocimiento. Este fue el resultado.

Pablo consideraba el conocimiento como un salvavidas, como su capital y, ante todo, como el objetivo de su búsqueda. Si Pablo no hubiera idolatrado el conocimiento, y hubiera sido capaz de desprenderse del que había adquirido antes, de considerar al Señor Jesús como el Señor, como el Único al que se puede seguir, el Único que puede expresar la verdad, y de considerar las palabras del Señor Jesús como la verdad que se ha de obedecer y practicar, el resultado hubiera sido diferente. El hecho de que Pedro pudiera negar al Señor tres veces fue, por un lado, porque tenía miedo y, por otro, porque entendió que el Señor Jesús era un hombre corriente al que habían arrestado y estaba sufriendo. Había debilidad en su corazón; ese no fue el fatídico error. Tampoco que fuera capaz de negarlo a Él durante un momento. Esta no es la prueba que puede determinar de manera definitiva el desenlace de una persona. ¿Qué puede determinarlo? El hecho de tratar las palabras de Dios como tales, y de poder aceptar, obedecer y practicar Sus palabras como la verdad. Pablo y Pedro son dos ejemplos completamente diferentes. Pedro fue débil una vez, negó en una ocasión al Señor, una vez dudó de Él, pero al final el resultado fue que Pedro fue perfeccionado. Pablo obró para el Señor y sufrió muchos años. Lo razonable es que hubiera podido recibir una corona, pero ¿por qué Dios lo acabó castigando? ¿Por qué fue diferente su desenlace al de Pedro? Esto depende de la esencia-naturaleza de una persona y de la senda que persiga. ¿Cuál era la esencia-naturaleza de Pablo? Como poco hay un elemento de perversidad. Persiguió frenéticamente el conocimiento y el estatus, persiguió recompensas y una corona, y corrió de un lado a otro, obró y pagó el precio por la corona, sin perseguir la verdad en absoluto. Asimismo, en el transcurso de su obra, nunca dio testimonio de las palabras del Señor Jesús ni de que el Señor Jesús es Cristo, es Dios o Dios encarnado, de que el Señor Jesús representa a Dios, y todas las palabras que Él dice son las de Dios. Pablo no podía comprender estas cosas. Entonces, ¿cuál fue la senda que tomó Pablo? Persiguió con terquedad el conocimiento y la teología, desafió la verdad, rechazó aceptarla, y usó sus dones y su conocimiento para hacer la obra de gestionar, mantener y consolidar su estatus. ¿Cuál fue su desenlace definitivo? Tal vez no puedas ver desde fuera qué castigo recibió antes de su muerte, o si tenía una manifestación anormal, pero su desenlace definitivo fue diferente al de Pedro. ¿De qué depende esta “diferencia”? Una cosa es la esencia-naturaleza de una persona y otra la senda que toma. En cuanto a la actitud de Pablo y al punto de vista respecto al Señor Jesús, ¿en qué sentido se diferenciaba su resistencia respecto a la de la gente normal? Además, ¿qué diferencia hay entre que Pablo negara y rechazara al Señor y que Pedro negara el nombre de Dios y no reconociera al Señor tres veces por debilidad y miedo? Pablo se servía del conocimiento, de la erudición y de sus dones para hacer su obra. No practicaba la verdad en absoluto ni seguía el camino de Dios. Por tanto, ¿eras capaz de ver su debilidad en el periodo que pasó corriendo de un lado a otro y obrando o en sus cartas? No eras capaz, ¿a que no? Una y otra vez le enseñó a la gente cómo actuar y la incitó a perseguir la consecución de recompensas, coronas y un buen destino. No tenía experiencia, comprensión ni apreciación para practicar la verdad. Sin embargo, Pedro mantenía un perfil muy bajo en sus acciones. No tenía estas teorías profundas ni cartas tan famosas. Poseía algo de comprensión real y de práctica de la verdad. Aunque experimentaba debilidad y corrupción en su vida, tras muchas pruebas, la relación que estableció con Dios era la que hay entre el hombre y Dios, la cual era completamente diferente a la de Pablo. Aunque Pablo obraba, nada de lo que hacía estaba relacionado con Dios. No daba testimonio de las palabras de Dios, Su obra, Su amor o Su salvación de la humanidad, e incluso menos sobre las intenciones de Dios hacia las personas o Sus exigencias. Incluso le decía a la gente a menudo que el Señor Jesús era el Hijo de Dios, lo que al final la condujo a contemplar a Dios como una Trinidad. El término “Trinidad” proviene de Pablo. Si no hay nada semejante a “Padre e Hijo”, ¿puede haber una “Trinidad”? No. Las figuraciones humanas son demasiado “prolíficas”. Si no eres capaz de entender la encarnación de Dios, no dictes veredictos ni emitas juicios a ciegas. Solo escucha las palabras del Señor Jesús y trátalo como a Dios, como a Su aparición en la carne que se convierte en un ser humano. Lo más objetivo es tratarlo de este modo.

Cuando se dio testimonio por primera vez de la encarnación de Dios como mujer en esta etapa de Su obra, muchos no pudieron aceptarlo y se quedaron bloqueados. Sentían que “todas las palabras que se están diciendo son verdades, la obra que se está haciendo es la del juicio mediante palabras; estas cosas parecen obra de Dios, y soy capaz de admitir que esta persona es Dios encarnado; es solo que no es fácil aceptar su género”. Sin embargo, como todas estas palabras son la verdad, lo acaban por aceptar a Él de mala gana, y en el fondo piensan: “Primero lo seguiré y comprobaré si es realmente Dios”; hubo muchos que lo siguieron de este modo. La creación de Dios de la humanidad está en los dos géneros de varón y mujer, y la encarnación de Dios no es una excepción, o es varón o es mujer. Un día, de repente, alguien me preguntó: “¿Cómo se comprende que esta vez la encarnación sea mujer?”. Respondí: “Bueno, ¿cómo lo contemplas tú? Dios no actúa en conformidad con las nociones de las personas. Si estás seguro de que esto lo ha hecho Dios, entonces no deberías investigar lo que Él hace, y si no lo entiendes, deberías esperar. Si buscas y sigues sin obtener resultados, limítate a ver si te puedes someter. Si puedes, es que eres racional, pero si te bloqueas por este motivo y niegas todo lo que ha hecho Dios, no eres racional, no eres un auténtico creyente. Él hace diez cosas que tú contemplas como correctas y conforme a tus nociones, pero si una no concuerda con ellas, tachas las otras diez, ¿qué clase de acto miserable es ese? ¿Acaso no es propio de un diablo?”. Cuando compartí de esa manera, dijeron: “Sí, ahora he de aceptarlo”. Tras concluir Mi charla, la comprendieron y la aceptaron de inmediato, ¿acaso no tienen bastante buen calibre? Digamos que sí. Continuaron diciendo que: “Dios creó al hombre y a la mujer, y la primera vez que dios se hizo carne fue un hombre, un hijo de dios. Esta vez él se ha hecho carne como mujer, ¿no sería una hija de dios? Dime si mi manera de entenderlo es la correcta. Cuando la gente tiene hijos desea tener tanto un hijo como una hija, ¿quiere dios también tener ambos?”. ¿Cómo debí haberles respondido y explicado este asunto? ¿No debería tomarse en serio? ¿Acaso no hace falta que se corrija? ¿Hay algún problema en lo que dicen? Lo hay. Han dicho: “Dios tiene un hijo, el señor Jesús, y esta vez la encarnación es mujer, así que en este caso es su hija. Por tanto, dios tiene un hijo y una hija. Tiene a ambos, así que no hace falta el espíritu santo. Están el santo padre, el santo hijo y la santa hija, ¡esta Trinidad es muy apropiada y digna! Sin una hija, no estaría completa”. ¿Cómo te sientes tras escuchar eso? No sabes si reír o llorar. Decidme, ¿acaso no es una broma? (Sí). ¿Hay alguna diferencia entre su entendimiento de la encarnación y el de Pablo? (No). No hay diferencia. Si la gente siempre confía en su ingenio, figuraciones y nociones para hacer deducciones e inferencias sobre cuestiones del entendimiento de Dios, en especial para abordar temas sobre Su identidad y esencia, y los aplican en ciertos puntos de vista, esto resultará problemático, y cometerán errores y se toparán con complicaciones. Por tanto, ¿cuál es el camino más apropiado para lidiar con este asunto? Algunos asuntos son más profundos y abstractos, no son fáciles de entender y no es sencillo desentrañar la esencia y la causa raíz de este problema; si estas cosas no implican a la verdad ni afectan a tu búsqueda de esta, ¿qué debes hacer entonces? Desprenderte primero de ellas. ¿Qué sentido tiene investigarlas? No te corresponde investigar este asunto. Lo único que tienes que hacer es centrarte en la entrada en la vida y ser capaz de realizar bien tu deber. Algún día entenderás estos asuntos con naturalidad. Hay quienes dicen que no son capaces de desprenderse de ellos y quieren investigarlos, lo cual es problemático. No debes investigarlos. La gente no ha de abordar los asuntos relativos a la identidad, la esencia y el estatus de Dios con una actitud de investigación. Si continúas investigando, eso causará consecuencias graves. En los casos más severos, blasfemarás contra Dios. ¿Cómo debe la gente lidiar con asuntos relacionados con la identidad y esencia de Dios? Con sencillez, e incluso si no tienes el asunto lo bastante claro, una cosa es cierta: Él puede representar a Dios, es Su aparición, lo que expresa es la verdad, lo que la gente ha de aceptar es la verdad, lo cual es suficiente para obtenerla.

Si os fijáis en la esencia-naturaleza de los anticristos, ¿qué es lo que más idolatran? Las supuestas teorías teológicas elevadas, vacías y abstractas. Para ellos, estas teorías son extremadamente valiosas. Valoran y aman mucho estas cosas, y se les ocurren todo tipo de maneras de adquirirlas, a fin de destacar entre el resto. Toman nota de estas cosas en su corazón y las contemplan como capital, como piedras angulares a partir de las que hacer realidad sus propios objetivos vitales, sin saber que, en lo fundamental, no son la verdad. Sin embargo, les gusta dotarse de estas teorías teológicas, que luego se arraigan, y las toman como la verdad. Usan este conocimiento teológico para estudiar las palabras de Dios y las verdades que Él expresa. Cuando ven que las palabras de Dios y las verdades que expresa no son consistentes con las teorías teológicas que defienden, no pueden contenerse y juzgan y condenan las palabras de Dios. No sienten temor en sus corazones, creen que tienen una base bíblica para hacerlo. Algunos incluso condenan las palabras de Dios, dicen: “Las palabras de dios son demasiado tediosas. Algunas no son lógicas, otras no son gramaticales e, incluso algo del vocabulario que él usa no termina de funcionar”. Viven solo dentro de su propia cabeza y de sus pensamientos, se sirven del conocimiento y la erudición que poseen para analizar y estudiar las palabras de Dios. Muchos usan incluso sus figuraciones y su juicio para encontrar, en las palabras de Dios, cómo define Él a ciertas personas y qué destinos decide para algunas, y luego analiza y condena esas cosas de acuerdo con lo que dice la Biblia, con lo que comienzan así a negar las palabras de Dios. A medida que analizan y condenan Sus palabras, ocurre algo terrible. ¿Sabéis lo que es? Cuando la gente analiza y estudia a Dios, y cuando una mentalidad de condena surge en ella, el Espíritu Santo la desdeña y no obra en las personas. ¿No es algo terrible? Y sabéis lo que conlleva que el Espíritu Santo no obre. Cuando el Espíritu Santo no obra, se aleja de estas personas, lo que es equiparable a que se las abandone. En otras palabras, Dios no las va a salvar. Podemos analizar la razón. ¿De dónde provienen las teorías teológicas tras las que se han atrincherado durante media vida? ¿A quién representan? No lo tienen claro en el corazón. En realidad, estas cosas no provienen en absoluto de Dios ni tampoco son puro entendimiento humano. Son las interpretaciones falaces de la gente, y como tales, uno puede decir que provienen de Satanás y lo representan por completo. ¿Qué más incluye este conocimiento teológico? Aparte de las interpretaciones falaces de la Biblia, incluye la lógica y el razonamiento, las nociones y figuraciones, así como las experiencias, la ética, la moral y las ideas filosóficas de la gente. Cuando utilizan tales cosas para evaluar lo que dice Dios y Su obra, resulta obvio que se colocan del lado de Satanás en lo que se refiere a su trato de Dios. Por tanto, Él esconde Su rostro de ellos, y el Espíritu Santo los abandona. ¿Habéis experimentado esto alguna vez? Con anterioridad, algunos debatieron sus experiencias a este respecto, y dijeron: “Cuando empecé a creer en Dios, estaba deseando estudiarlo; estudié lo que Él dice, el uso que hace de las palabras, cómo trata a la gente, con quién es bueno y qué clase de persona le agrada o a cuál odia. Como consecuencia de todo este estudio, mi corazón se ensombreció, no era capaz de sentir a Dios en mis oraciones, desapareció la condición de libertad y liberación en mi corazón, y dejé de sentir paz y alegría. Era como si una piedra me aplastara el corazón”. ¿Habéis tenido alguna vez una experiencia así? (Sí). Aquellos que estudian constantemente a Dios no obtienen esclarecimiento ni iluminación del Espíritu Santo. Ni siquiera leer las palabras de Dios les trae alguna luz. A los anticristos se les da bien estudiar a Dios, pero no aceptan la verdad en absoluto. No mantienen relaciones personales normales en la iglesia y siempre se posicionan por encima de los demás para sermonearlos. A menudo se jactan de sus conocimientos y menosprecian a los hermanos y hermanas corrientes. Si interactúas con un anticristo y este se entera de que no posees una buena educación, no perderá el tiempo contigo. Incluso si cumples con los criterios para ser líder de iglesia o líder de equipo, no hará uso de ti. ¿De qué tipo de personas se sirven? Buscan a aquellas con estatus social, poder, conocimiento y dones, que puedan hablar con elocuencia; fijan sus ojos en ellas y se proponen utilizarlas. Si les corresponde a ellos elegir a las personas y utilizarlas, solo seleccionan a individuos elocuentes, con un alto nivel de educación, conocimientos y estatus en la sociedad. Aunque esas personas no persigan la verdad ni puedan hacer ningún trabajo, siguen siendo de su agrado. ¿Qué indica esto? Que pertenecen a la misma categoría. Al fin y al cabo, son tal para cual. Algunos anticristos entienden ciertas palabras y doctrinas, y luego buscan todas las formas posibles para practicar la predicación de sermones. ¿Hasta qué punto practican? En la medida en que pueden hablar de manera elocuente y amplia, subir al escenario sin utilizar anotaciones y hablar sin parar durante horas. Piensan que eso es trabajar, que es su momento de mayor gloria, el momento en que mejor pueden exhibirse. Aprovechan esas oportunidades y nunca las dejan escapar. Sin embargo, en cuanto a los temas sobre los que Dios suele compartir, cosas relacionadas con la humanidad normal, con la conciencia y la razón de la gente, y las relacionadas más estrechamente con la humanidad en la vida real de las personas, aunque les puedan parecer detalles pequeños e insignificantes, en realidad, guardan una íntima relación con entrar en la realidad-verdad. ¿Cómo consideran los anticristos estas cosas? Las desprecian de corazón, no se toman estas palabras en serio, y condenan tales asuntos en el fondo de su ser, al considerar que carecen de sentido. Por mucho que compartas la realidad-verdad; por ejemplo, que hables sobre cómo ser una persona honesta, alguien leal o con los pies en la tierra y que es responsable, por mucho que hables sobre esto, su punto de vista no cambia. Quieren ser alguien capaz de hablar con elocuencia, que parezca rebosante de talento y posea destrezas especiales, o incluso sobrenaturales, como hablar en lenguas, ser capaz de leer con extraordinaria rapidez, disponer de memoria fotográfica, etcétera. Si también poseyeran estas habilidades, entonces se les llenaría de alegría el corazón. En el fondo de su ser, persiguen y aprecian estas cosas. Por ejemplo, acabo de terminar de decir algo, y pasado un momento, lo olvido. Cuando se lo pregunto a todo el mundo, nadie lo recuerda tampoco. Ya ves, la memoria que tenemos todos es bastante similar, ¿verdad? (Sí). Sin embargo, cuando los anticristos ven esto, dicen: “¡Tampoco tienes buena memoria! Fíjate en esta o aquella persona espiritual; practica la lectura rápida y tiene memoria fotográfica. Eres cristo, ¿cuántas líneas eres capaz de leer de un solo vistazo?”. Yo digo: “No tengo esa habilidad supernatural. A veces no me acuerdo de una frase después de leerla y tengo que volver a hacerlo”. Replican: “¿No se supone que dios es todopoderoso?”. Así es como se empiezan a formar nociones. En el fondo de su corazón, ¿cómo contemplan al Dios encarnado? “El dios encarnado no es más que una persona perfectamente normal y corriente. No tiene buena memoria, su complexión no es gran cosa, no se parece a dios en ningún aspecto”. Por tanto, cuando oyen a alguien predicar sobre amar a Dios, piensan: “Si tal o cual persona espiritual o esta o aquella persona famosa fuera dios, podría aceptarla y amarla. Sin embargo, si este cristo actual es dios, no soy capaz de amarlo porque no se parece a dios para nada”. En su corazón, uno debe parecerse a dios para serlo; él debe hablar, actuar y parecerse a dios, de modo que cuando las personas lo vean, no tengan ninguna noción en absoluto; esto es lo que piensan. ¿Por qué? Consideran que: “Para empezar, no posees habilidades sobrenaturales. Segundo, no cuentas con talentos especiales. Tercero, no tienes los dones de esas personas en el mundo que consiguen grandes cosas. No eres excepcional en ningún sentido, ¿por qué debería escuchar lo que dices? ¿Por qué debería respetarte? ¿Por qué habría de someterme a ti? No soy capaz de someterme”. ¿Qué problema es este? ¿De qué tipo de carácter se trata? Aunque no entiendan la verdad, deberían tener la conciencia y razón de una persona normal. La gente alberga nociones, y Dios no la condena por ello, pero si, además de tenerlas, luego se resisten con obstinación y condenan a Dios, eso ofende con facilidad Su carácter. Que a los anticristos les sea posible condenar con total libertad y resistirse a Dios se debe a su naturaleza perversa. Tras adquirir conocimiento, cuentan con figuraciones más prolíficas, amplias y extensas sobre Dios y Su grandeza, esencia, autoridad y omnipotencia. Entonces tratan de cotejar esas figuraciones con el Dios al que pueden ver y con el que se relacionan. ¿Lo logran? Nunca van a poder equipararlos. Mientras más estudian a Dios, más lo niegan en su corazón, y es posible que condenen y se resistan a Dios; es algo inevitable.

A partir de lo que habéis visto en la Biblia y en todas las declaraciones actuales de Dios, ¿aboga Él por los dones, la erudición y el conocimiento? (No). Al contrario, Dios disecciona el conocimiento y la erudición humanos. ¿Cómo define Dios los dones? ¿Cómo define las habilidades sobrenaturales y los talentos especiales? Deberíais comprender que los dones, las habilidades sobrenaturales y los talentos especiales no representan en absoluto a la vida. ¿Qué significa que no representen a la vida? Significa que estas cosas no son resultado de que la gente haya adquirido la verdad. ¿De dónde provienen en realidad? ¿De Dios? No, Dios no imparte conocimiento ni erudición a las personas ni, desde luego, les concede más dones para que puedan perseguir la verdad. Dios no actúa de ese modo. Ahora que lo he expresado así, lo entendéis, ¿verdad? Por tanto, ¿dónde se manifiesta la perversidad de los anticristos? ¿Cómo contemplan los dones, la erudición y el conocimiento? Lo aprecian, lo siguen e incluso desean tales cosas, en especial los dones y las habilidades sobrenaturales. Si le dices a un anticristo: “Si tienes habilidades sobrenaturales, atraerás a espíritus malvados”, dirá: “¡No tengo miedo!”. Responderás: “Entonces no habrá esperanza de salvación para ti en el futuro, se te desterrará al nivel dieciocho del infierno, al lago de fuego y azufre”, y aun así insistirá: “¡No tengo miedo!”. Si los hicieras hablar en diez lenguas diferentes y alardear para que otros los admiraran, se mostrarían de acuerdo y estarían dispuestos. Dios habla con mucha naturalidad y obra de forma muy práctica dentro de la humanidad normal, y ellos no aceptan el método, la forma y el contenido de esta obra. La desprecian. ¿Cómo debería la gente discernir estos asuntos? Por ejemplo, algunas personas son capaces de hablar en varias lenguas. ¿Puedes aceptar este hecho? ¿Te parece normal o extraño? (Extraño). Por tanto, dentro del rango racional de la humanidad normal, esto es inaceptable. Si te relacionaras con alguien que lo recuerda todo, tanto colores como formas, caras y nombres, y es capaz de recordar cientos de páginas de un libro después de leerlo, relatarlas de principio a fin, ¿no te parecería que te has encontrado con algo aberrante? (Sí). No obstante, a los anticristos les gustan estas cosas. Decidme, cuando entabláis contacto con aquellos de la comunidad religiosa, los supuestos evangelistas, predicadores y pastores, conocidos en conjunto como fariseos, ¿sentís que tales personas son lo que necesita vuestro corazón, o acaso lo que necesitáis es al Dios práctico? (Lo que necesita nuestro corazón es el contacto con Dios). El Dios normal y práctico está más cerca de vuestras necesidades internas, ¿verdad? Así que, contadme cómo os sentís cuando os relacionáis con fariseos, los pros y los contras, y si os reporta algún beneficio. (Si me relaciono con fariseos, todo me parece falso y distante. Las cosas de las que hablan son demasiado huecas y falsas; escucharlas en demasía llega a resultar nauseabundo, y no quiero relacionarme más con ellos). ¿Son correctos o absurdos los puntos de vista expresados por los fariseos? (Absurdos). La naturaleza de sus puntos de vista es absurda. Además, en general, ¿las cosas que dicen son prácticas o huecas? (Huecas). En el caso de la mayoría de la gente, ¿detestan o disfrutan oír las cosas absurdas y huecas que dicen, así como aquellas que salen de sus figuraciones y nociones? (La mayoría detesta escuchar estas cosas). No les gustan y no están dispuestas a escucharlas. Una vez que has escuchado sus puntos de vista y sus palabras, y has observado su carácter y su comportamiento falso e hipócrita, ¿qué sientes en el corazón? ¿Estás dispuesto a escuchar más? ¿Estás dispuesto a acercarte, a mantener relaciones más profundas y a comprender más sobre ellos? (No). No estás dispuesto a relacionarte con ellos. La cuestión clave es que sus palabras son demasiado huecas, llenas de teorías y consignas; después de escucharlas durante mucho tiempo, sigues sin enterarte de lo que dicen. Además, su carácter es falso y pretencioso; fingen ser humildes, pacientes y cariñosos, adoptar el porte de un creyente experimentado, de alguien especialmente “devoto”. Cuando acabas por ver su verdadera cara, te sientes asqueado. No habéis tenido muchas interacciones profundas conmigo, ¿qué os parecen los sermones que he dado? ¿Hay alguna diferencia entre ellos y aquello de lo que hablan los fariseos? (Sí). ¿Qué diferencia hay? (Los sermones de Dios son prácticos). Este es el punto fundamental. Asimismo, me refiero a algo que tiene relación con vuestra práctica, vuestras experiencias y los diversos aspectos de los asuntos que se encuentran en el proceso de llevar a cabo vuestros deberes y en la vida real. No es poco práctico ni tampoco vago. Asimismo, ¿es cada verdad que debato o cada punto de vista que tomo sobre los asuntos práctico o hueco? (Práctico). ¿Por qué decís que es práctico? Porque no se desvía de la vida real, no se trata de soltar teorías huecas por encima de la vida real. Todo está relacionado con el discernimiento de las personas, con el entendimiento y la práctica en la vida real, y con los estados que surgen en ellos cuando se encuentran con distintos problemas mientras ejecutan sus deberes. En resumen, implica temas relacionados con cómo practican la fe en Dios, sus vidas al creer en Él y sus distintos estados mientras llevan a cabo el deber. No sacamos la Biblia para explayarnos de manera hueca en el Génesis o en Isaías, ni tenemos charlas vacías sobre el Apocalipsis. Lo que menos me gusta es leer el Apocalipsis y no quiero hablar sobre este. ¿De qué sirve? Si te cuento qué plaga se desató, ¿qué tendría eso que ver contigo? Se trata de la obra de Dios. Aunque Su obra se haya cumplido, ¿en qué te afecta a ti eso? ¿No seguirías siendo el mismo? Si te dijera qué plaga tuvo lugar, ¿podrías entonces ser capaz de desechar tu carácter corrupto? ¿Sería así de milagroso? No. Por tanto, cuando la gente siga hasta el final, cada uno acabará separado de acuerdo con su especie. Aquellos que puedan aceptar la verdad, disfruten de leer las palabras de Dios y sean capaces de practicar la verdad se mantendrán firmes. Los que no estén dispuestos a leer las palabras de Dios ni a escuchar sermones, los que rehúsen de manera insistente aceptar la verdad y no deseen llevar a cabo su deber, con el tiempo quedarán en evidencia y acabarán descartados. Aunque asisten a las reuniones y escuchan los sermones, nunca practican la verdad, permanecen inalterables y sienten aversión por escuchar sermones, no están dispuestos a hacerlo. Así, incluso cuando realizan sus deberes, lo hacen de manera superficial, nunca cambian. Estas personas son simples incrédulos. Si la gente que cree con sinceridad en Dios se asociara a menudo con incrédulos y viviera junto a ellos, ¿cómo se sentiría? No solo no los beneficiaría ni edificaría, sino que sentirían una creciente repulsión hacia ellos en el corazón. Supongamos que te encuentras con los fariseos y los oyes hablar, y te das cuenta de que se expresan con claridad y lógica, que explican las diferentes reglas y preceptos de manera comprensible, y que sus palabras parecen contener teorías profundas, pero tras un exhaustivo análisis, ninguna es la realidad-verdad y todo se reduce a teoría hueca. Por ejemplo, discuten la teoría de la Trinidad, teología, teorías sobre Dios, cómo es Dios en el cielo con los ángeles, la situación con la encarnación de Dios y el Señor Jesús. ¿Cómo te sentirías después de oír toda esta charla? El resultado sería parecido a escuchar historias mitológicas. ¿Por qué disfrutan entonces los anticristos de escuchar y debatir acerca de estas cuestiones, y por qué están dispuestos a relacionarse con tales individuos? ¿No es una muestra de su perversidad? (Sí). ¿Qué se puede observar a partir de su perversidad? En lo más hondo, poseen una cierta necesidad que los lleva a idolatrar este conocimiento y erudición, así como estas cosas que tienen los fariseos. Por tanto, ¿qué necesidad tienen? (Que los demás los tengan en alta estima). No solo necesitan que otros los tengan en alta estima, sino que en el fondo de su corazón siempre quieren ser superhumanos, individuos superiores o celebridades cultas; es tan sencillo como que no quieren ser personas corrientes. ¿Qué implica su deseo de ser superhumanos? En términos coloquiales, significa que están desconectados de la realidad. Por ejemplo, como mucho, la mayoría podría tener el siguiente deseo: “Ojalá pudiera volar alto en el cielo en un avión”. Podrían albergar tal deseo, ¿por qué no? ¿Pero cuál es el deseo del anticristo? “¡Quiero que un día me salgan alas y echar a volar hacia un lugar lejano!”. Tienen aspiraciones de esa índole, ¿las tienes tú? (No). ¿Por qué no? Porque no es realista. Aunque te pusieran dos grandes alas, ¿podrías volar? No eres esa clase de criatura, ¿verdad? (Cierto). La gente como los anticristos siempre confían en sus figuraciones, persiguen sin cesar sus deseos. ¿Se las puede salvar? (No). No son del tipo de personas a las que salva Dios. Él salva a aquellos que aman la verdad, se centran en la realidad y persiguen la verdad con los pies en la tierra. Aquellos que deseen constantemente ser superhumanos o individuos superiores son enfermos mentales, no son personas normales y Dios no las va a salvar.

Cuando los anticristos se ponen en contacto con el Dios encarnado, tienden a hacer preguntas peculiares. El hecho de que puedan plantear tales cuestiones representa las necesidades tan arraigadas que poseen y lo que idolatran en su corazón. En un primer momento, al dar testimonio de Dios encarnado, algunos siempre preguntaban: “¿Lee dios la Biblia en casa? No lo digo por mí, en realidad ese tema no me genera curiosidad; solo lo pregunto en nombre de los hermanos y hermanas. Muchos de ellos piensan lo mismo. Contemplan en su corazón que, si dios en verdad lee la Biblia con frecuencia, el hecho de ser capaz de hablar acerca de ella y expresar la verdad es bastante normal. Sin embargo, si dios no lee la Biblia y aun así es capaz de explicarla, eso sería un milagro, ¡entonces sería realmente dios!”. No lo formularon exactamente así, claro, sino que preguntaron directamente: “¿Lee dios la Biblia en casa?”. ¿Qué pensáis? ¿Debería leerla o no? ¿La leéis vosotros? Si nunca habéis creído en Jesús, sería bastante normal no leerla. ¿La ha leído la gente que ha creído? (Sí). Claro, sí. Yo empecé con la fe en Jesús, ¿cómo no iba a leer entonces la Biblia? ¿Y qué pasa si no la hubiera leído? (Eso también es normal). Leer la Biblia es normal, no leerla por supuesto que también lo es. ¿Qué determina el hecho de leerla o no leerla? Si no me hallara en esta posición, ¿le importaría a alguien si he leído la Biblia o no? (No). Nadie se preguntaría qué he leído. Al encontrarme en esta posición especial, hay quienes estudian este asunto. Siempre lo están indagando, preguntan: “¿Leyó él la Biblia cuando era joven?”. ¿Qué quieren saber en concreto? Hay dos explicaciones posibles según si la he leído o no. Si lo he hecho, les parece que ser capaz de explicar la Biblia no es para tanto. Sin embargo, no he leído la Biblia y aun así puedo explicarla, eso es en cierto modo muy propio de dios. Ese es el resultado que desean. Quieren llegar al fondo del asunto, creen: “Si tú no has leído la Biblia y aun así puedes debatir sobre ella a tan corta edad, merece la pena investigar eso. ¡Se trata de dios!”. Es su punto de vista, y estudian a Dios de esta manera. Ahora, considerad a esos fariseos tan versados en las escrituras. ¿Comprendían realmente las palabras en ellas? ¿Descubrieron la verdad en las escrituras? (No). Así pues, ¿cualquiera que me haya preguntado si he leído la Biblia ha pensado en eso? Si lo hubieran considerado, no se pasarían tanto tiempo indagando sobre este asunto, no harían algo tan necio. La gente que no capta la verdad ni tiene entendimiento espiritual ni es capaz de profundizar en la esencia e identidad de Dios recurre a ese método para acabar por resolverlo. ¿Se puede resolver así el asunto? No. Esto solo resuelve una simple curiosidad. En realidad, yo también leo la Biblia. ¿Qué creyente no la lee? Hago una lectura básica. Leo al menos los cuatro evangelios del Nuevo Testamento, hojeo el Apocalipsis y el Génesis, y echo un vistazo a Isaías. ¿Cuál creéis que es Mi favorito para leer? (El libro de Job). Eso es. La historia de Job es completa y específica, las palabras son fáciles de entender y, aparte, es una historia valiosa y puede resultar útil y edificante para la gente de hoy en día. Ahora los hechos han demostrado que la historia de Job ha causado sin duda un enorme impacto en las generaciones posteriores. Han captado muchas verdades por medio de Job; a partir de su actitud hacia Dios, así como de la que mostró Dios hacia él y cómo lo definió, han captado la intención de Dios y qué clase de senda deben caminar después de creer en Él. Me sirvo del libro de Job como contexto para compartir acerca de ciertos caminos en los que la gente teme a Dios y evita el mal, además de determinados caminos para someterse a Dios. Esta historia es realmente valiosa. Es algo que uno debería leer en su tiempo libre. Al ver a Dios hacerse carne y ser testigo de Su practicidad y normalidad, puede que algunos no sean capaces del todo de descubrir si de veras Él es Dios o qué sucederá en el futuro. Sin embargo, después de entender algunas verdades, se desprenden de estas preguntas. Paran de investigar acerca de estos asuntos o dejan de importarles y se centran en llevar a cabo sus deberes adecuadamente, en caminar por la senda que deben, y a hacer bien la obra que les corresponde. No obstante, algunos nunca se desprenden de esto; insisten en estudiarlo. ¿Qué pensáis? ¿Debería ocuparme del asunto? ¿Debería dedicarle algo de atención? No hace falta. Aquellos que aceptan la verdad paran de investigar esto de forma natural, mientras que aquellos que no la aceptan insisten en hacerlo. ¿Qué indica esta investigación? Es una forma de resistencia. En las palabras de Dios existe un dicho. ¿Cuál es la consecuencia de la resistencia? (La muerte). La resistencia lleva a la muerte.

A algunos anticristos, aunque hayan aceptado esta etapa de la obra, a menudo les preocupa que las palabras que pronuncia el Dios encarnado y la obra que Él realiza posean un elemento sobrenatural, si existen elementos que excedan al alcance de la humanidad normal u otros que se puedan extraer para demostrar Su identidad como Dios. Investigan a menudo estos asuntos, estudian sin descanso cómo hablo, Mi conducta y Mi mirada mientras lo hago, así como los principios de Mis acciones. ¿Qué emplean para esta investigación? La comparan y estudian en oposición a la imagen o estándar de las personas grandes y eminentes que han captado. Alguno incluso pregunta: “Ya que eres el dios encarnado, tu identidad y esencia han de ser sin duda diferentes a la de la gente corriente. Por tanto, ¿en qué eres bueno? ¿Cuáles de tus cualidades especiales son suficientes para incitarnos a seguirte y obedecerte, y para hacernos aceptarte como nuestro dios?”. Esta pregunta me dejó realmente perplejo. Para ser honesto, no soy bueno en nada. Mis ojos no ven en todas las direcciones y mis oídos no lo oyen todo. Cuando leo un texto no puedo abarcar diez líneas de un vistazo, y un rato después de leerlo, se me olvida lo que he leído. Tengo algo de conocimiento sobre música, pero no sé leer partituras. Si alguien canta una canción un par de veces, puedo acompañarlo, pero ¿cuenta eso como que se me dé bien? ¿Tengo algún talento especial, como el dominio fluido del inglés o hablar cierta lengua? No puedo hacer nada de eso. Entonces, ¿en qué soy bueno? Sé algo sobre música, bellas artes, danza, literatura, cine y diseño. Poseo un entendimiento superficial de esos campos. Al debatir teorías con los expertos, para Mí todo es jerga, pero lo entiendo cuando lo veo. Por ejemplo, en cuanto al diseño arquitectónico, si implica datos profesionales y técnicos, no lo entiendo. Sin embargo, si se trata de tonos de color y armonía de estilos, sé un poco y dispongo de algunas impresiones. Pero en cuanto a ser o no capaz de estudiar para convertirme en un experto o en un prodigio en ese campo, resulta difícil determinarlo porque no lo he estudiado. Si se tiene en cuenta aquello a lo que la gente puede acceder en este momento, la música, la literatura, la danza y el cine, cosas que se hallan dentro del ámbito del trabajo profesional de nuestra iglesia, aprender un poco puede proporcionarme un entendimiento básico. Habrá quien diga: “Ahora conozco tus antecedentes; solo cuentas con un entendimiento básico”. No digo falsedades; de hecho, solo poseo un entendimiento básico. Sin embargo, hay algo que es posible que no captéis y que podría ser Mi especialidad. ¿Qué especialidad es esa? Entiendo cuál es la profesión relacionada con cierto ámbito, cómo se expresa cierto arte y cuáles son el ámbito y los principios implicados en ellos. Tras dominarlas, sé cómo aplicar estas cosas útiles a la obra de la iglesia, hacer que sirvan a la obra evangélica y lograr una eficaz difusión del evangelio de Dios de los últimos días. ¿Es esto una especialidad? (Sí). Respecto a aquello de lo que la humanidad más carece hoy en día, si alguien puede emplear los métodos correctos y luego transmitir la verdad relevante, permitir que la gente la vea y la acepte, esto es lo más efectivo. Si adoptas un método que la gente pueda aceptar y eres capaz de presentar claramente la verdad y de explicar la obra de Dios, todo ello de manera tal que el pensamiento humano normal lo pueda aceptar y sea capaz de alcanzarlo, esto supone un tremendo beneficio para las personas. Si usamos el conocimiento superficial con el que contamos y aplicamos todas estas cosas útiles, basta con poseer esta clase de especialidad. Destaco en una cosa, ¿habéis descubierto cuál? (Dios destaca en compartir la verdad). ¿Compartir la verdad cuenta como destreza? ¿Acaso no es una especialidad? ¿En qué soy bueno entonces? Destaco a la hora de descubrir la esencia corrupta dentro de vosotros. Si no fuera bueno en esto, decidme, ¿cómo podría obrar cada vez que surgieran problemas en vosotros y no supiera qué carácter corrupto o esencia-naturaleza revelan? Sería imposible. ¿Es seguro decir que descubrir vuestra esencia corrupta es lo que mejor se me da? (Sí). Debe de serlo. Soy el mejor a la hora de identificar el carácter corrupto de los individuos y su esencia-naturaleza. Destaco en el discernimiento de la senda que alguien recorre y su actitud hacia Dios con base en su esencia-naturaleza. Luego, por medio de sus manifestaciones, comportamientos y esencia, comparto la verdad con ellos, abordo temas específicos y los ayudo a resolver sus problemas y resurgir de ellos. En realidad, esta no es una destreza; es Mi ministerio, es una obra que recae dentro del ámbito de Mi responsabilidad. ¿Se os da bien esto? (No). ¿Qué se os da bien? (Exhibir corrupción). No es exacto que tengáis destreza para exhibir corrupción. Se os da bien que la verdad no os conmueva después de oírla, tratarla a la ligera, y sois expertos en actuar de manera superficial mientras realizáis vuestro deber sin tomároslo en serio. ¿No es así? (Sí). Os digo estas cosas abiertamente; ¿pueden los fariseos y anticristos hablaros de tal manera? (No). No hablan así en absoluto. ¿Por qué no? Lo consideran vergonzoso, una deficiencia en la humanidad, una cuestión de privacidad y de los propios antecedentes. Dicen: “¿Cómo voy a permitir que los demás conozcan mis antecedentes? Si eso ocurriera, ¿acaso no perdería por completo mi imagen, dignidad y estatus? ¿Cómo me comportaría en ese caso?”. Según ellos, ¡mejor sería no seguir viviendo! Por tanto, después de compartir Mi situación tan abiertamente con vosotros, ¿afecta a vuestra fe en Dios? (No). Aunque os sobrevengan algunas ideas al respecto, Yo no tengo miedo. ¿Por qué no? Es normal albergar ciertas ideas, es algo temporal. La gente podría experimentar ilusiones visuales y auditivas de vez en cuando. Siempre existe la posibilidad de un entendimiento temporal, distorsionado, o de una malinterpretación momentánea. ¿Eso significa que la gente vaya a hacer las maletas por tal motivo o se vaya a volver negativa y débil? Sin embargo, si eres alguien que persigue la verdad de manera auténtica, ¿puedes negar a Dios o abandonarlo debido a nociones momentáneas? No lo puedes abandonar. Aquellos que persiguen de manera auténtica la verdad son capaces de abordar y captar esos asuntos de manera correcta, pueden aceptar estos hechos de un modo inconsciente y con normalidad, y tornarlos poco a poco en un conocimiento auténtico, objetivo y preciso de Dios; ese es el entendimiento real de la verdad. Cierto día, alguien podría decir: “El dios encarnado es muy lamentable. Solo sabe hablar acerca de la verdad”. ¿Qué clase de tono es ese? El de un anticristo. ¿Estáis de acuerdo con ellos? (Yo no). ¿Por qué no? (Lo que dicen no se basa en los hechos). Sí que se basa en los hechos. El Dios encarnado, aparte de ser capaz de expresar la verdad en Su discurso, no sabe hacer nada más; no tiene ninguna destreza especial. ¿Es esto lamentable? ¿Eso pensáis? (No). ¿Qué pensáis entonces? Hay quien dice: “Precisamente porque Dios es normal y corriente y hace obra práctica, nosotros, como humanidad corrupta, tenemos la oportunidad de lograr la salvación. De otro modo, todos acabaríamos en el infierno. Ahora estamos obteniendo una gran ventaja, ¡así que disfrutémosla en secreto!”. ¿Tenéis esta sensación? (Sí). Sin embargo, algunas personas son diferentes. Les parece que: “Dios solo habla, no hay nada de sobrenatural en él. ¿Qué es lo que estoy obteniendo? Tengo mis propias nociones e ideas sobre dios, y lo juzgo a sus espaldas, pero dios no me ha disciplinado. No he sufrido ni se me ha castigado”. Su audacia crece con firmeza y se atreven a decir cualquier cosa. Algunos afirman: “Así es como debes conocer al dios encarnado; cuando habla, obra y expresa la verdad, el espíritu de dios obra en él y la carne es una mera carcasa, una herramienta. La verdadera esencia es el espíritu de dios; este es el que habla. Si no fuera por el espíritu de dios, ¿podría la carne decir tales palabras?”. Parecen correctas cuando las escuchas, pero ¿qué significado acarrean? (Blasfemia). Correcto, son blasfemias, ¡qué carácter más cruel! ¿Qué pretenden decir? “Eres una persona muy poco destacable. No tienes una apariencia noble, tu aspecto no es tan impresionante. Tu discurso no es elocuente ni sofisticado en lo teórico, has de pararte a pensar antes de decir cualquier cosa. ¿Cómo vas a ser tú el dios encarnado? ¿Por qué estás tan bendecido y eres tan afortunado? ¿Por qué no soy yo el dios encarnado?”. Al final, dicen: “Se trata por completo del espíritu de dios que obra y habla, la carne no es más que la efusión del espíritu, es herramienta”. Al decir esto se sienten al mismo nivel. Se trata de celos, lo que conduce al odio. La implicación es: “¿Cómo es que tú eres el dios encarnado? ¿Por qué eres tan afortunado? ¿Cómo obtuviste esta ventaja? ¿Por qué no yo? No creo que seas mejor que yo en nada. No eres lo bastante elocuente, no tienes una educación superior, no eres tan atractivo ni tan alto como yo. ¿En qué me superas? ¿Cómo es que eres dios encarnado? ¿Por qué no yo? Si tú eres dios encarnado, es que lo son otros muchos. Yo he de luchar también por serlo. Todo el mundo dice que eres dios; no puedo hacer nada al respecto, pero te voy a seguir juzgando así. ¡Al hablar así alivia mi odio!”. ¿No es esto cruel? (Sí). Se atreven a decir cualquier cosa para aspirar a la posición, ¿no es esto buscar la muerte? Si no quieres aceptar que Él es Dios, ¿quién te obliga? ¿Te obligo yo? No te he forzado, ¿verdad? Primero, no te he suplicado que aceptes. Segundo, no he empleado medidas extremas para obligarte a aceptar. Tercero, el Espíritu de Dios no ha intervenido para decirte que debas aceptar si no quieres ser castigado. ¿Ha hecho esto Dios? No. Tienes derecho a elegir libremente, puedes elegir no aceptar. Entonces, ¿por qué acabas por aceptar si no quieres hacerlo? ¿No estás solo buscando bendiciones? Desean bendiciones, pero no pueden aceptar ni obedecer, o bien siguen todavía poco dispuestos, ¿qué hacen entonces? Pronuncian esas palabras maliciosas. ¿Habéis oído esta clase de palabras antes? Yo las he oído en más de una o dos ocasiones entre ciertas personas. Hay quienes piensan: “Empezamos a creer en dios al mismo tiempo que tú. En aquel momento eras joven, a menudo escribías sus palabras. Más adelante empezaste a predicar. Solo eres una persona corriente; conocemos tus antecedentes”. ¿Qué clase de antecedentes tengo? No soy más que una persona corriente, esa es la verdad respecto a Mí. ¿Acaso no estás poco dispuesto simplemente porque soy normal y corriente, y me sigue mucha gente hoy en día? Si estás poco dispuesto, entonces no creas. Esta es la obra de Dios, no puedo eludir Mi responsabilidad, no tengo excusa ni he hecho nada perjudicial o dañino. Así pues, ¿por qué me abordas con este punto de vista? Si tan poco dispuesto estás, no creas entonces. Cree en aquello que estés dispuesto a creer, no me sigas. No te he obligado. ¿Por qué me sigues? Algunos incluso vinieron a Mi hogar para investigar. ¿Qué investigaban? Me preguntaron: “¿Vuelves a casa? ¿Cuál es tu situación económica actual en casa? ¿A qué se dedican tus familiares? ¿Dónde están? ¿Cómo son sus vidas?”. Algunos incluso escrutaron una colcha o manta adicional que había en Mi casa. ¡Estas personas no están nada dispuestas a creer en Dios! ¿Por qué no? Porque creen que: “Dios no debería ser así. No debería ser tan pequeño, tan normal y práctico ni tan común y ordinario. Él es demasiado común, hasta tal punto que no podemos reconocerlo como dios”. ¿Pueden tus ojos carentes de entendimiento espiritual reconocer a Dios? Aunque Dios bajara del cielo para decirte esto, no podrías reconocerlo. ¿Eres digno de ver a la persona real de Dios? Aunque te diga claramente que Él es Dios, no lo aceptarías. ¿Lo reconocerías? ¿Qué clase de personas son estas? ¿Cuál es su naturaleza? (La perversidad). No hay duda de que estas personas “han ampliado Mis horizontes”.

Desde que asumí la obra de Dios, dado que llevo a cabo Mi obra con esta identidad y posición, me he encontrado con ciertos individuos. Al enfrentarme a este variopinto conjunto de “prodigios”, he observado que dos palabras son inseparables del carácter corrupto de los humanos: tanto “malvado” como “perverso” sirven para englobarlo. ¿Por qué me estudian todos los días? ¿Por qué no están dispuestos a reconocer Mi identidad? ¿Acaso no es porque sea una persona muy corriente y común? Si hubiera adoptado la forma de un cuerpo espiritual, ¿se atreverían? No se atreverían a estudiarme de esta manera. Si ostentara cierto estatus social, unido a habilidades especiales, a la imagen y apariencia de un gran hombre y a un carácter un tanto malvado, dominante e implacable, ¿se atrevería esta gente a presentarse en Mi hogar para investigarme y estudiarme? En absoluto; me evitarían, se esconderían cuando me vieran llegar, y no cabe duda de que no se atreverían a estudiarme, ¿verdad? Por tanto, ¿por qué son capaces de estudiarme de esta manera? Me ven como un objetivo fácil. ¿Qué conlleva ser un objetivo fácil? Significa que soy demasiado corriente. ¿Qué implica eso de “corriente”? “Solo eres una persona; ¿cómo ibas a ser dios? Careces por entero del conocimiento, la erudición, los dones, talentos y habilidades que dios debería tener. ¿En qué te pareces a dios? ¡No eres como él! Por tanto, me resulta complicado aceptar que seas dios, seguirte, escuchar tus palabras y someterme a ti. He de realizar una concienzuda investigación, he de vigilarte, echarte un ojo y no permitirte hacer nada inadecuado”. ¿Qué están tratando de hacer? Si por ejemplo tuviera posición social y cierta fama, si fuera un cantante de primera y un día diera testimonio de que soy Dios, Cristo, ¿no se convencerían al menos algunas personas? El número de gente que me estudia sería relativamente menor. Lo que pone en evidencia a mucha gente es solo el hecho de que sea corriente, normal, práctico y demasiado común. ¿Qué revela en ellos? Su perversidad. ¿Hasta dónde llega esta perversidad? Hasta el punto de que, cuando paso a su lado, me estudian un largo rato, buscan la semejanza de Dios en Mi espalda, comprueban si Mi discurso va acompañado de algunos milagros. Especulan a menudo en su corazón: “¿De dónde provienen estas palabras? ¿Las aprendió? No suena probable; no parece que disponga de tiempo para estudiar. Ha cambiado mucho en los últimos años, no da la impresión de que sea algo que haya aprendido. Por tanto, ¿de dónde salen estas palabras? Es difícil de entender; he de ser cauto”, y siguen estudiando. Aquellos que estudian sin cesar no se relacionan, interactúan ni conversan conmigo cara a cara, siempre reflexionan a Mis espaldas, siempre en busca de errores en Mis palabras y de hacerse con alguna baza. Pueden pasarse días estudiando una frase que no se conforma a sus nociones, y un comentario ligeramente brusco puede desencadenar en ellos una noción. ¿De dónde provienen estas cosas? De las mentes y el conocimiento de las personas. ¿A qué clase pertenecen aquellas que pueden estudiar a Dios, que pueden usar constantemente sus pensamientos para especular sobre Él? ¿Se las puede catalogar de personas con un carácter perverso? ¡Por supuesto! Dado que dispones de tiempo y energía, ¡sería estupendo que reflexionaras sobre la verdad! ¿Qué verdad no te llevaría algo de tiempo reflexionar y compartir? Hay tantas verdades que tal vez no puedas reflexionar sobre todas ellas en esta vida. Hay demasiadas verdades que una persona debe entender. No sienten carga alguna respecto a este tema, sin embargo, nunca olvidan esos asuntos externos y superficiales y siempre los andan estudiando. En cuanto hablo, parpadean, se me quedan mirando muy fijo, escrutan Mis acciones y expresiones, y especulan en su corazón: “¿Se parece a dios en este aspecto? Su discurso no se parece a dios, su mirada no acaba de cuadrar. ¿Cómo puedo comprenderlo? ¿Cómo puedo descubrir lo que piensa de mí en el fondo de su corazón? ¿Qué piensa de esto o lo otro? ¿Cómo me define él a mí?”. Siempre albergan estos pensamientos. ¿No es esto perverso? (Sí). Es imposible salvarlo; ¡esto es demasiado perverso!

Un auténtico ser humano ama y persigue las cosas que se conforman a la humanidad, la conciencia, el pensamiento humano normal y la vida real, aquellas que son normales y prácticas, carecen de distorsión o extrañeza, no tienen nada de abstractas, de huecas ni de sobrenaturales. En cuanto a estas cosas, una persona normal será capaz de apreciarlas, lidiar correctamente con ellas y aceptarlas de manera habitual, además de tratarlas como cosas positivas. Al contrario, algunos individuos, al enfrentarse a estas verdades estrechamente relacionadas con los diversos aspectos de la vida real, como comer, vestirse, disponer de cobijo y transporte, el comportamiento y la conducta personal, las menosprecian, ignoran y descartan. ¿Qué problema se da aquí? Guarda relación con sus preferencias y su esencia-naturaleza. Mientras más positivo resulte algo, más se trata de una cosa que ama Dios, que Él quiere y hace, y mientras más se corresponde con lo que, en las intenciones de Dios, espera que la gente logre y acepte, más lo cuestionan, estudian, se oponen y lo condenan estas personas, ¿acaso no es esto perverso? ¡Es sumamente perverso! Los anticristos son bastante populares entre los no creyentes. Si Yo me encontrara entre los no creyentes, de entre los anticristos y Dios encarnado, ¿a quién aceptaría con mayor facilidad? (A los anticristos). ¿Por qué? ¿Los no creyentes prefieren a la gente recta o a los perversos? (A los perversos). ¿Prefieren a los que adulan y halagan o a los que son honestos? (A los que adulan y halagan). Exacto, favorecen a tales individuos. Si no sabes cómo emplear tácticas para gestionar distintas relaciones interpersonales en un grupo ni sabes cómo manipular ni controlar a diversas personas mediante estrategias, ¿es posible que este grupo te acoja? Si eres demasiado honrado, siempre dices la verdad, puedes desentrañar la esencia de muchos asuntos y luego decir las verdades que has desentrañado y entendido, ¿puede aceptarlo alguien? No, nadie en este mundo; aquí no esperes decir la verdad, te creará problemas o te conducirá al desastre. No esperes ser una persona honesta, eso no tiene futuro. ¿Qué pasa con los anticristos? Se les da muy bien contar mentiras, son expertos en disfrazarse y enmascararse a sí mismos, se presentan como magníficos, dignos y virtuosos, obligan a la gente a idolatrarlos. Sobresalen en estas cosas, y disfrutan de otras similares, como debatir acerca de erudición y conocimientos vacíos, además de comparar dones y estrategias. Por ejemplo, en una empresa o grupo de personas, no es fundamental ser la persona con mayor erudición y conocimiento, tampoco es el factor principal para determinar la posición de una persona en esa empresa. ¿Cuál es el factor principal? (Las estrategias y el talento). Exacto, y a falta de estrategias y talento, ser muy erudito no sirve de nada. Por ejemplo, supón que has regresado del extranjero e ignoras todas las reglas del juego de este grupo de gente local. Si aplicas las reglas, los preceptos y principios para el autocomportamiento de las empresas extranjeras, te toparás con un muro. ¿Acaso no es así? (Sí). Así es. Has de contar con estrategias y ser malvado y perverso para ascender a una posición superior. Pasa lo mismo con ciertas mujeres: aunque su marido provee para ellas, no están conformes. A fin de sobresalir y obtener fama, ganancia y estatus, recurren a cualquier medio necesario. Incluso caen en la adulación y, cuando es necesario, prestan servicio como prostitutas, sin rastro de vergüenza ni de sentirse culpables ni en deuda con sus maridos o familiares. ¿Podrías hacer tú eso? Te suena repugnante y no eres capaz. Por tanto, ¿cómo puedes ascender a un puesto superior entre ellos? No hay manera posible. Es algo que se logra si se vende la propia alma y se usan diversos métodos perversos. ¿Te gusta esta manera de hacer las cosas? (No). Ahora dices que no te gusta, pero cuando un día te veas empujado hacia cierto límite, llegará a gustarte. Si la gente te acosa y te atormenta todo el día, te pone las cosas difíciles, te busca defectos y quiere echarte a patadas, es posible que tengas que vender tu cuerpo para conservar tu empleo. Tendrás que aprender cualquier truco perverso que usen y, al final, te volverás como ellas. Ahora mismo, declaras con firmeza: “No me gusta esta serie de tácticas, no quiero ser esta clase de persona. No soy tan perversa. No quiero vender mi cuerpo. No me gusta el dinero, me basta con tener lo suficiente para comer y vestir”. ¿Qué clase de persona eres? No eres nada. Eres aquello a lo que te ha llevado la corrupción de Satanás. ¿Crees que puedes dominarte a ti mismo? La gente se transforma según el entorno, tiene un carácter corrupto, y es sencillamente imposible que venzas a la fama, la ganancia, el estatus, el dinero y a toda clase de tentaciones. Si te hallaras en ese entorno, serías igual de incapaz de controlarte. Hoy en día, el escenario para los no creyentes es como una picadora de carne. Una vez dentro, no hay manera de sobrevivir. Ahora bien, al llevar a cabo tu deber en la casa de Dios, con Su protección y sin nadie que te acose, puedes vivir en paz en Su presencia. ¡Estás muy bendecido, así que disfrútalo con tranquilidad! Si no cumples con tu deber como es debido y te enfrentas a una pequeña poda, no has de sentirte agraviado. Has obtenido grandes bendiciones; ¿acaso no lo sabes? (Sí). Dime ¿cómo se sienten los no creyentes dentro de la “picadora de carne”? Están mejor muertos. El pequeño sufrimiento que soportas en la casa de Dios es el que le corresponde soportar a cualquiera; tampoco es que sea demasiado doloroso. Sin embargo, las personas no están conformes ni dispuestas a arrepentirse, por más que se las pode. No obstante, cuando se les envía a casa, no están dispuestas a volver con los no creyentes porque sienten que son demasiado malvados, que son malos. Cuando se enfrenta de veras a la muerte, la gente no quiere morir; todo el mundo aprecia la vida y sigue el principio de “una mala vida es mejor que una buena muerte”. En cuanto ven su ataúd, se echan a llorar. Ahora saben que no es fácil sobrevivir entre los no creyentes. Si quieres vivir con dignidad y ganarte la vida gracias a tus capacidades, no hay forma de hacerlo. No basta con tener habilidades; además, hay que ser lo bastante perverso, malvado y malévolo para triunfar. ¿Qué posees? Algunas personas dicen: “Ahora poseo un poco de perversidad, pero no suficiente maldad”. Eso es fácil. Métete en la “picadora de carne” y, en menos de un mes, te volverás malvado. Si eres una buena persona, querrán matarte; tú les perdonas la vida, pero ellos no harán lo mismo contigo, así que tendrás que luchar para sobrevivir. Una vez que te vuelves malvado, ya no hay vuelta atrás, y te conviertes también en un diablo. La perversidad se forma de esta manera. El mundo de los no creyentes es muy oscuro y perverso. ¿Cómo puede la gente liberarse de la influencia satánica de la oscuridad y la perversidad? Es necesario que entiendan la verdad para lograr la salvación. Ahora que crees en Dios, si quieres salvarte y liberarte de la influencia de Satanás, no resulta sencillo. Debes aprender a someterte a Dios, tener un corazón temeroso de Dios, dilucidar muchas cosas y, además, tus principios de conducta deben ser sabios por un lado y no ofender a Dios por otro. Asimismo, no te esfuerces siempre por conseguir fama y ganancia, ni busques sin cesar el disfrute de los beneficios del estatus. Con tener lo suficiente para comer y no morir de hambre es suficiente. Debes orar a Dios, pedirle que te conceda la gracia de esta manera, a fin de que te otorgue protección. No es razonable que siempre albergues deseos extravagantes, y si lo haces Dios no atenderá tus oraciones.

En cuanto a la naturaleza perversa de los anticristos, hoy sobre todo estamos compartiendo la tercera manifestación, la que se refiere a aquello que idolatran los anticristos. ¿Qué idolatran? (El conocimiento y la erudición). El conocimiento, la erudición y otra cosa más: los dones. ¿Qué se incluye en el conocimiento y la erudición? Lo que contienen esos libros que se estudian en el mundo, la experiencia que se adquiere en los sectores relacionados con el conocimiento, así como las diversas restricciones, reglas y preceptos que se predican en la sociedad relativas a la moralidad, la humanidad, el comportamiento, etcétera. Asimismo, incluyen conocimiento de diversos campos de la ciencia. Por ejemplo, hay quienes no creen en la reencarnación que se menciona en las palabras de Dios. Sin embargo, si un día se descubre mediante la investigación científica que los seres humanos tienen alma porque, después de la muerte, algo deja el cuerpo y su peso se reduce en cierta medida —lo que bien podría ser el peso del alma—, entonces se lo podrían creer. Da igual cómo hable Dios, no creen, pero en cuanto los científicos miden algo en función del peso, se lo creen. Solo se fían de la ciencia. Hay quienes solo creen en la nación, el gobierno y las interpretaciones relacionadas con la información, las teorías y las figuras de renombre. Solo confían en estas cosas. No se toman en serio las palabras, las enseñanzas, la guía o las declaraciones de Dios. Sin embargo, en cuanto oyen hablar a una celebridad, aceptan de inmediato e incluso la idolatran y difunden sus palabras. Por ejemplo, Dios dijo que el maná que arrojaba cada día a la gente no se podía almacenar y no debería comerse al día siguiente, ya que no estaría fresco, pero no creyeron en Sus palabras. Pensaron: “¿Y si dios no vuelve a enviar maná y pasamos hambre?”. Por tanto, encontraron una manera de recogerlo y almacenarlo. Dios envió maná el segundo día y continuaron guardándolo. El tercer día lo volvió a mandar y otra vez lo almacenaron. Dios decía cada día las mismas palabras, y ellos obraban de manera sistemática en contra de lo que Él les ordenaba. Nunca creyeron ni escucharon las palabras de Dios. Un día, un científico lo investigó y dijo: “Si el maná no se come el mismo día y se deja para el siguiente, aunque parezca fresco por fuera, contiene bacterias que pueden causar una enfermedad estomacal si se consume”. A partir de ese día, dejaron de guardarlo. Para ellos, un enunciado de un científico tiene más peso que diez enunciados de Dios. ¿No es esto perverso? (Sí). Reconocieron de manera verbal que las palabras de Dios son la verdad y reconocieron a Dios, lo siguieron y desearon recibir Sus bendiciones. Al mismo tiempo, disfrutaron de la gracia y bendiciones que les otorgó Dios, gozaron de Su cuidado y protección, pero aparte de esto, no escucharon ni una frase de lo que dijo, de lo que les enseñó, les ordenó o de lo que les encomendó. Si alguien culto y con conocimientos que contaba con autoridad y posición decía algo o declaraba una falacia, la aceptaban de inmediato, con independencia de que fuera o no correcta. ¿Qué está pasando aquí? ¡Esto es perverso, demasiado perverso! Por ejemplo, les dije a algunas personas que no mezclaran en las comidas los boniatos con los huevos, pues puede llevar a intoxicaciones. ¿En qué se basa Mi afirmación? No me invento nada; hubo casos de gente intoxicada por comer ambas cosas al mismo tiempo. Después de oírlo, ¿cuál sería la reacción de una persona normal? Pensaría: “A partir de ahora no comeré huevos con boniatos, al menos dejaré pasar dos o tres horas entre ambos”. Se lo tomarían en serio y cambiarían sus hábitos alimenticios. Sin embargo, algunos no se lo creían. Decían: “¿Una intoxicación por comer huevos y boniatos a la vez? Eso es imposible. ¡Me los comeré igual y ya verás si me intoxico o no!”. ¿Qué clase de persona es esta? (Alguien perverso). ¡Me parece alguien un poco vil! Digo esto e insisten en comer las dos cosas a la vez, ¿acaso no es vil? En concreto, se oponen, disputan y combaten lo que es justo, correcto y positivo: este comportamiento es perverso. La humanidad corrupta aprecia la perversidad y el poder. Da igual qué falacia esgriman los diablos y satanases, la gente puede aceptarla sin cuestionárselo, mientras que Dios expresa muchas verdades y, sin embargo, no están dispuestas a aceptarlas e incluso se forman muchas nociones. Aquí va otro ejemplo. En muchas zonas rurales de los Estados Unidos, hay bosques primitivos donde a menudo merodean animales salvajes. Lo aconsejable es no salir solo, y es mejor no hacerlo de noche a menos que sea necesario. Si te hace falta salir, has de tomar precauciones, ir con alguien o llevar armas para defenderte; más vale prevenir que curar. Hay quien dice: “No pasará nada; Dios me protegerá”. ¿Acaso no es eso verificar a Dios? La gente debería tomar estas precauciones. Tienes cabeza, corazón y espíritu, ¿por qué insistir entonces en la protección de Dios? No lo verifiques. Haz lo que haga falta. Si por casualidad te encuentras con un animal salvaje y feroz del que ni siquiera un grupo de cuatro o cinco personas podría ocuparse, puede que sobrevivas; esa es la protección de Dios. De hecho, hay quienes han visto y oído a osos y a lobos aullando, han confirmado la existencia de animales salvajes. Por tanto, cuando digo que no salgas de noche porque es fácil que te encuentres con uno, ¿es que me invento algo? (No). No trato de asustar a nadie. Después de oír esto, algunos dicen: “Debería ser más cauto. Buscaré a alguien que me acompañe cuando salga o llevaré un arma para defenderme, por si me topo con animales salvajes”. Hay quienes, al oír esto, se lo toman en serio, lo creen y aceptan, y luego proceden a poner en práctica lo que he dicho. Es simple aceptación; no podría ser más fácil. Sin embargo, cierto tipo de personas se niegan a escuchar. Dicen: “¿Por qué nunca he visto a un animal salvaje? ¿Dónde están? Que salga alguno, me enfrentaré a él y a ver quién es más feroz. ¿Tanto miedo dan los animales salvajes? Lo que pasa es que sois todos muy tímidos y tenéis poca fe. Mirad qué fe tengo yo; ¡no me asustan los osos!”. Salen solos a propósito, deambulan por ahí sin razón. Después de las comidas, tienen que dar un paseo e insisten en ir solos. Cuando otros les sugieren que busquen a alguien que los acompañe, responden: “De ningún modo, ¿para qué necesito compañía? ¡Eso me haría parecer un inútil! ¡Saldré por mi cuenta!”. Tienen que probarlo. ¿Qué clase de persona es esta? No nos referimos siquiera a si se encuentran con animales salvajes o no; ¿acaso no es problemática su actitud hacia estos temas? (Sí). ¿Cuál es el problema? (El carácter de tal persona es perverso). Tratas de hablar con ellos sobre asuntos serios y se lo toman a broma. ¿Qué sentido tiene hablar con ellos? La gente así es peor que las bestias; no hace falta ni que te molestes.

Acabamos de mencionar que aquellos con el carácter perverso de los anticristos son particularmente sensibles al conocimiento, a la erudición, a los dones y a ciertos talentos especiales; en concreto, admiran y aprecian a aquellos con talentos especiales y se asombran mucho y son obedientes hasta el extremo con lo que dicen tales personas. ¿Cuál es su actitud hacia el conocimiento común, las perspectivas y el auténtico aprendizaje que suponen un beneficio para las personas y que aquellos con humanidad normal han de poseer, o hacia las cosas prácticas y positivas que son comprensibles dentro del pensamiento humano normal? Los desprecian, no les prestan atención. ¿Qué hacen cada vez que se comparten esas palabras y verdades durante las reuniones? Se rascan la cabeza, algunos tienen los ojos medio cerrados, parecen adormecidos e idiotas, y otros parecen perdidos en sus pensamientos. Mientras más serios son los asuntos que discute la casa de Dios, menos interés muestran. Mientras más se comparte sobre la verdad, más se adormecen o les entra sueño. Es evidente que no tienen interés alguno en la verdad. ¿Acaso estos incrédulos no han dejado ya muy atrás la redención? Cuando estaban en la religión, algunos solo disfrutaron al oír hablar a los demás en lenguas o dar testimonio de cosas extrañas, y se les levantó enseguida el espíritu cuando vieron cosas increíbles. A algunos, al verme, les gusta decir: “Me licencié y me especialicé en filosofía. ¿Qué estudiaste tú?”. Mi respuesta es: “No estudié ninguna disciplina en particular; solo entiendo a unos pocos personajes y leo libros”. Dicen: “Bueno, pues no das la talla”. Respondo: “Es inútil comparar esto, pero hablemos un rato, ¿cuáles son tus dificultades actuales?”. ¿Cómo responden? “Uf, ¿qué dificultades tengo? Ninguna. ¡Estoy haciendo muy bien mis deberes!”. Cuando compartes la verdad con ellos, pierden interés, bostezan y se les caen las lágrimas, como si los poseyera un fantasma. Si desenmascaro su carácter corrupto, se limitan a agarrar su taza y marcharse, sin querer escuchar más. Mientras más intento llevarme bien y conversar de igual a igual con ellos, más Me menosprecian. ¿Acaso no es esto no saber apreciar la buena voluntad? Había una persona que sabía conducir. Le pregunté: “¿Cuántos años llevas conduciendo?”. Dijo: “Trabajé dos años después de terminar la universidad y me compré un coche”, respondí: “Por tanto, conduces desde hace unos cuantos años. Yo sigo sin aprender”. ¿Acaso decir esto no es llevarse de igual a igual? ¿No es la conversación propia de personas con una humanidad normal? (Sí). Tras oír eso, dijo: “¿Qué? ¿Aún no sabes conducir? ¿Qué sabes hacer entonces?”. Contesté: “No sé hacer mucho, solo ir en coche”. Le pregunté: “¿De qué deber te encargas ahora?”. Me contestó: “Trabajo en finanzas y cuentas. Mi mente está llena de números. En la universidad destaqué en las matemáticas y se me daban muy bien las ciencias. Tenía potencial para asistir a la Universidad de Tsinghua o la de Pekín”. A lo que respondí: “A mí se me dan fatal las matemáticas. Los números me causan dolor de cabeza. Prefiero estudiar palabras, aprender vocabulario, cosas así”. Aseguró que: “Aprender esas cosas no vale de nada. La gente que estudia artes liberales no suele tener ningún futuro”. Fijaos en lo que dijo. ¿Posee algo de razón humana? (No). Cuando hablé e interactué con él de una manera tan calmada y amistosa, no manejó el asunto de la manera apropiada. En su lugar, me menospreció y me infravaloró. Si se encontrara con alguien con estatus o conocimiento, puede que fuera diferente. Después de pasar algo de tiempo juntos, empezaría a sentir que: “Conozco bien a dios, he charlado con él y tenemos trato”. Ahora pensaría que tenía algo de capital. Por consiguiente, su tono sería distinto. En una ocasión le pregunté: “Me he enterado de que alguien ya no quería seguir realizando su deber y deseaba volver a casa. ¿Se ha ido ya?”. Contestó: “Ah, ¿esa persona? ¡Nunca tuvo intención de irse a casa!”. ¿Qué clase de tono es ese? ¿Ha cambiado? Cuando lo conocí, no se veía capaz de comprenderme; era respetuoso y se comportaba, mantenía un perfil discreto. Ahora que tenemos más familiaridad, está muy confiado. ¿Qué clase de tono es este? Se muestra un poco desafiante, despreocupado, despreciativo y tiene una actitud despectiva y condescendiente cuando habla conmigo. ¿Qué clase de carácter es ese? Es perversidad. ¿Se trata de alguien con humanidad normal? (No). Una persona normal y corriente puede comunicarse y conversar contigo con normalidad; es lo más habitual. Si te acosan, te reprimen o te menosprecian, ¿qué sensación te produce? ¿Exhiben algo de humanidad normal si te tratan así? Decidme, si una persona así se encuentra con una figura de renombre mundial, alguien con estatus y reputación, o su jefe o su superior, ¿se atreverían a abordarlos así? No. Se postrarían entusiasmados y tendrían que adoptar títulos como subordinado, subalterno, siervo, hombre humilde, pueblerino o plebeyo para referirse a sí mismos y conversar con esas personas. Entre los no creyentes, los altos funcionarios aplastan a los que tienen por debajo, y siendo el donnadie que eres, ¿quién iba a conversar contigo de manera calmada y amistosa? Aunque cuando están contentos hablen contigo a veces, no te tienen ninguna consideración; te tratan como a algo inferior a un humano, te tratan a patadas sin motivo. Cuando hablo y charlo con esa persona de forma calmada y amistosa, no solo no recibo una respuesta positiva, sino que me enfrento al desdén, el menosprecio, el escarnio y la burla. ¿Se debe a que tiene algo de malo Mi forma de relacionarme con esa persona o es que existe un problema en su carácter? (Esa persona tiene un carácter demasiado arrogante). Correcto, eso mismo me parece a mí. Trato a todo el mundo de la misma manera, así que ¿por qué algunos responden con corrección y otros no? En general, se puede dividir a las personas en dos categorías: están aquellos con humanidad que saben respetar a los demás, comprenden su relación con Dios y saben quiénes son, y esos otros que son perversos y arrogantes, carentes de autoconocimiento. Decidme, ¿cómo llamáis a algo que viste piel humana pero ni siquiera sabe quién es? Es una bestia sin racionalidad. En otra ocasión, le pregunté: “¿Cómo resultó ese asunto del que te ordené encargarte hace unos días? ¿Te ocupaste de esos temas?”. Me contestó: “¿De qué hablas?”. Repetí: “De aquellos temas, ¿os ocupasteis de ellos? ¿Se han solucionado?”. Se lo repetí dos veces hasta que al fin se acordó: “Ah, ¿te refieres a esos temas? Ya nos ocupamos hace mucho”. ¿Qué tipo de tono implica la primera palabra, “ah”? De nuevo es un tono de desdén, vuelve a emerger su naturaleza diabólica. Ha permanecido inalterada; así de miserable es. Insistí en preguntarle cómo lo había resuelto y, sin dar más detalles, me contestó: “Varias personas lo revisaron y lo solucionaron de tal forma”. Si intentaba pedirle más detalles, aunque insistiera, no recibía ninguno. Le había dado instrucciones para que se encargara de una tarea; ¿acaso no tengo derecho a estar informado? (Claro). Entonces, ¿cuál era su responsabilidad? Después de aceptar de Mí la tarea, ¿acaso no debía informarme de cómo la había manejado? (Sí). Pero no lo hizo y no pude recibir ninguna información durante el proceso. Solo pude enviar a alguien a preguntar cómo se había manejado este asunto, pero aun así no hubo respuesta. Pensé para Mis adentros: “Muy bien, me voy a acordar de ti. No eres de fiar. No puedo confiarte nada. ¡Te falta demasiada credibilidad!”. ¿Qué clase de diablo es este? ¿Qué carácter tiene una persona así? Es perversidad. Cuando lo tratas como a un igual, conversas con él con educación e intentas mostrarte amistoso, ¿cómo lo percibe? Lo considera incompetencia y debilidad, como que eres un pusilánime. ¿No es eso perversidad? (Sí). Es pura perversidad. Aunque este tipo de personas perversas no son la norma, existen en todas las iglesias. Tienen el corazón intransigente, son arrogantes, sienten aversión por la verdad y sus actitudes son crueles. Son precisamente estas actitudes y comportamientos los que confirman que este tipo de personas son perversas. No solo les desagradan los aspectos positivos de la humanidad normal, como la bondad, la tolerancia, la paciencia y el amor, sino que, al contrario, albergan discriminación y desprecio en sus corazones. ¿Qué subyace en el fondo del corazón de estas personas? La perversidad. ¡Son sumamente perversas! Esta es otra manifestación de la perversidad de los anticristos.

El contenido de nuestra charla de hoy acerca de las manifestaciones perversas de los anticristos es en cierto modo diferente al de las dos charlas previas, y cada una enfatiza un aspecto. Decidme, en el fondo del corazón de los anticristos, aprecian el conocimiento, la erudición, los dones y los talentos especiales, sienten una apreciación profunda hacia estas cosas. Por consiguiente, ¿tienen auténtica fe en Dios? (No). Algunos podrían decir que es posible que cambien con el tiempo. ¿Van a cambiar? No, no pueden. Está en su naturaleza despreciar la humildad y el ocultamiento de Dios, Su auténtico amor, Su fidelidad y Su misericordia y cuidado hacia la humanidad. ¿Qué más? Desprecian la normalidad y la practicidad de que Dios viva entre humanos e, incluso en mayor medida, desprecian todas las verdades que no tienen ninguna relevancia para el conocimiento, la erudición, la ciencia y los dones. ¿Pueden salvarse tales personas? (No). ¿Por qué no? Porque no se trata de una revelación momentánea de algún carácter corrupto, sino de una revelación de su esencia-naturaleza. Por muchos consejos que reciban de los demás o cuánta verdad se les comparta, nada de esto puede cambiarlas. No es una afición temporal, sino una asentada necesidad en ellas respecto a estas cosas. Precisamente porque necesitan conocimiento, erudición, dones y talentos especiales, esto les permite apreciar estas cosas. ¿Qué significa apreciar? Implica estar dispuesto a seguir y a obtener estas cosas a toda costa, apreciar conlleva eso. A fin de obtenerlas, se hallan dispuestas a padecer sufrimientos y a pagar cualquier precio por tales cosas, puesto que son las que aprecian. Algunos incluso dicen: “Me pida lo que me pida dios, estará bien. Puedo satisfacerlo mientras no me exija que persiga la verdad”. Esa es su esperanza. Estas personas nunca aceptarán las palabras de Dios como la verdad; aunque se sienten allí con calma, escuchando sermones y leyendo las palabras de Dios, lo que ganan de ello no es la verdad. Esto es porque siempre comparan las palabras de Dios con las nociones y figuraciones humanas, estudian Sus palabras por medio del conocimiento teológico, por lo que se les hace imposible obtener la verdad. Esperan obtener conocimiento, erudición y una especie de información o misterio de las palabras de Dios; algo así como un aprendizaje que anhelan y buscan, que es desconocido para las masas. Después de obtener este entendimiento desconocido para las personas, van por ahí alardeando, esperan en vano armarse y envolverse con este aprendizaje y conocimiento, de modo que puedan vivir una vida más respetable y satisfactoria, tener más prestigio y más estatus entre las personas y hacer que la gente crea más en ellos y los idolatre más. Por tanto, alardean sin descanso acerca de ciertas cosas significativas que han hecho, que consideran gloriosas, además de acerca de otras que consideran impresionantes, de las que pueden presumir y de las que se sirven para hacer ostentación de su propia capacidad y singularidad. Dondequiera que vayan, predican la misma serie de teorías. Por mucho que lean las palabras de Dios o asistan a las reuniones y oigan sermones, no pueden entender la verdad. Aunque capten un poco de esta, no la van a practicar en absoluto. Esta es la esencia de tales personas, y es algo que nadie puede cambiar. Se debe a que están dotadas de forma inherente de algo que los demás no poseen, y a que aquello que aman guarda relación con su esencia perversa: este es su error fatal. Están destinadas a no aceptar la verdad, a seguir la senda de Pablo y a oponerse a la verdad y a Dios hasta el final. ¿Por qué? Porque no aman la verdad; no la van a aceptar nunca.

¿Habéis experimentado la perversidad de los anticristos? ¿Tenéis personas así a vuestro alrededor? ¿Habéis tenido contacto con ellas? ¿Por qué le hemos dedicado tiempo en varias reuniones a tratar este tema? En general, cuando la gente habla sobre conocerse a sí misma, los oigo a menudo mencionar actitudes de arrogancia, sentenciosidad y engaño. Sin embargo, es raro oír a alguien hablar sobre perversidad. Ahora, mientras compartimos sobre el carácter perverso, a menudo oigo decir que el carácter de alguien es perverso. Parece que habéis obtenido algo de entendimiento. En el pasado, cuando la gente hablaba sobre conocerse a sí misma, siempre sacaban a relucir la arrogancia. Al fijarnos ahora en ello, ¿qué carácter es más grave, la arrogancia o la perversidad? (La perversidad). Correcto. En otras épocas, la gente no reconocía la gravedad del problema de la perversidad. De hecho, el carácter y esencia de la perversidad son más severos que la arrogancia. Si el carácter y la esencia-naturaleza de una persona son de una perversidad feroz, permíteme decirte que debes evitar el contacto con ella, mantener las distancias. Tales personas no caminarán por la senda correcta. ¿Qué beneficios puedes ganar de asociarte y mantener contacto con la gente perversa? Si no hay beneficios, pero cuentas con “anticuerpos” para resistirte a su perversidad, es posible que interactúes con ellos. ¿Posees esta garantía? (No). ¿Por qué deberías evitar interactuar con tales personas si no cuentas con esta garantía? Porque detrás de la perversidad, hay otras dos cosas, la insidia y la falsedad. A la mayoría de la gente que carece de un entendimiento de la verdad y de experiencia y percepción se la desorienta con facilidad. Solo te pueden subyugar, y al final te conviertes en su cautivo. Convertirte en su cautivo es algo que puede suceder de dos maneras: o bien no eres capaz de derrotarlos ni te sientes convencido de corazón, pero, por necesidad, has de someterte a ellos de manera verbal; o bien existe otra manera en la que estés subyugado por completo a ellos. Esto es porque en la naturaleza perversa de los anticristos hay algo desconocido para las personas. Pueden emplear varios medios, discursos, métodos, estrategias, caminos y falacias para persuadirte de que los escuches, para hacerte creer que tienen razón, están en lo correcto y son positivos, y que incluso si cometen maldad, vulneran los principios-verdad y revelan actitudes corruptas, al final, les darán la vuelta a las cosas y harán que la gente piense que tienen razón. Poseen esa capacidad. ¿En qué consiste? En desorientar en gran medida, y esa es su perversidad. Las cosas que les gustan de corazón, las que no y aquellas por las que sienten aversión y aprecian e idolatran, están formadas por ciertos puntos de vista distorsionados. Estos puntos de vista acarrean una serie de teorías, todas ellas falacias plausibles que resultan difíciles de refutar para las personas corrientes porque no aceptan la verdad en absoluto e incluso pueden plantear argumentos sofisticados para sus propios errores. Sin la realidad-verdad, no puedes convencerlos compartiendo la verdad con ellos. Al final, el resultado es que usan sus teorías huecas para refutarte, te dejan sin habla, sucumbes a ellos poco a poco. La perversidad de tales personas reside en el hecho de que desorientan en gran medida. Está claro que no son nada y estropean cualquier deber que hacen; sin embargo, al final, siguen teniendo la capacidad de desorientar a los demás para que las idolatren, se “arrodillan” a sus pies, y obligan a la gente a que les sean obedientes. Esta clase de persona puede convertir el mal en bien, el blanco en negro. Son capaces de revertir la verdad y la falsedad, atribuir a otros los errores que han cometido, y llevarse el crédito de las buenas obras de los demás como si fueran propias. Con el tiempo, te confundes, no sabes quiénes son en realidad. A juzgar por sus palabras, acciones y apariencia, podrías pensar: “Esta persona es extraordinaria; ¡no podemos compararnos con ella!”. ¿No es eso que te desorienten? El día que te desorientan es también el día que caes en el peligro. ¿No es esta clase de persona que desorienta a los demás demasiado perversa? Quienquiera que escuche sus palabras puede acabar desorientada y perturbada, le resulta difícil recuperarse durante un tiempo. Algunos hermanos y hermanas pueden discernirlos y darse cuenta de que desorientan, pueden ponerlos al descubierto y rechazarlos, pero otros que están desorientados podrían llegar incluso a defenderlos, dicen: “No, la casa de dios está siendo injusta con él; he de ponerme de su lado”. ¿Qué problema se da aquí? Están claramente desorientados, sin embargo, defienden y justifican al que los desorientó. ¿Acaso no son personas que creen en Dios pero siguen a un ser humano? Aseguran creer en Dios, pero ¿por qué idolatran así a esta persona y la defienden de esta manera concreta? Si no son capaces de detectar una cuestión tan obvia, ¿no los han desorientado en cierta medida? El anticristo ha desorientado a la gente hasta tal punto que ya no se asemejan a los humanos ni tienen en mente seguir a Dios; en cambio, idolatran y siguen al anticristo. ¿Acaso no están traicionando a Dios? Si crees en Dios, pero Él no te ha ganado, y el anticristo se ha ganado tu corazón y lo sigues con dedicación, eso prueba que te han apartado de Su casa. Una vez que te alejes del cuidado y la protección de Dios, de Su casa, el anticristo puede manipularte y jugar contigo como quiera. Cuando han terminado de jugar contigo, dejarás de interesarles y continuarán su camino para desorientar a otros. Si no cesas de escuchar sus palabras y les aportas un valor que poder explotar, es posible que te dejen seguirlos durante algún tiempo más. Sin embargo, si ya no ven ningún valor que explotar en ti, si ya no te tienen ninguna consideración, entonces te descartarán. ¿Todavía puedes volver a creer en Dios? (No). ¿Por qué ya no eres capaz de creer? Porque tu fe inicial ha desaparecido; se ha disipado. Así es como los anticristos desorientan y dañan a la gente. Utilizan el conocimiento y la erudición que las personas idolatran, además de sus dones, para desorientarlas y controlarlas, igual que Satanás desorientó a Adán y Eva. Sea cual sea la esencia-naturaleza de los anticristos, al margen de lo que les guste, lo que detestan y lo que aprecian en su esencia-naturaleza, una cosa es cierta: lo que les gusta y lo que usan para desorientar a la gente va en contra de la verdad, no tiene nada que ver con ella y antagoniza con Dios, eso es cierto. Recuerda: los anticristos jamás pueden ser compatibles con Dios.

Decidme, ¿qué clase de personas exhiben las señales y marcas de la perversidad de los anticristos? (Las que tienen dones). ¿Quiénes más? (A las que les gusta alardear). A las que les gusta alardear, eso no es lo bastante perverso. Aunque puede que les guste alardear, no albergan el deseo de controlar a los demás, no han llegado tan lejos; eso es un carácter corrupto. Considéralo en detalle: ¿Qué personas muestran señales y marcas que te permiten descubrir enseguida, a partir de los varios comportamientos e indicaciones presentes en ellos, que semejante miserable es un anticristo? (La gente arrogante que ama el estatus). La arrogancia y el amor por el estatus tienen algo de relevancia, pero no llega tan lejos. Permitidme que os cuente algo, escuchadme y valorad si este punto es fundamental o no. Hay quienes se pasan todo el tiempo sacando a colación puntos de vista que difieren de la verdad y las cosas positivas. Desde fuera, puede parecer que siempre quieren hacerlo de cara a la galería y destacar por encima del resto, pero este no tiene por qué ser el caso. Podría ser que sus puntos de vista dieran lugar a comportamientos externos. De hecho, si de verdad defendieran tales puntos de vista, se generaría un grave problema. Por ejemplo, cuando todo el mundo se junta para compartir, dice: “Hemos de aceptar este asunto de parte de Dios. Si no entendemos, primero debemos someternos”, y todo el mundo está de acuerdo con esto, ¿se trata de un punto de vista correcto? (Sí). ¿Este principio de práctica se desvía del rumbo establecido? (No). Entonces, según dice la gente, ¿en qué tipo de palabras se muestran señales y marcas del carácter perverso de un anticristo? “La sumisión es una cosa, pero has de controlar lo que está pasando, ¿no crees? Tomártelo todo en serio, ¿verdad? No te puedes someter de manera atolondrada; dios no nos pide que nos sometamos de manera casual”. ¿No es esta una especie de discusión? (Sí). Hay quien dice: “Si hay algo que no entendemos, podemos esperar con paciencia, buscar compartir con alguien que entienda. Ahora mismo ninguno de nosotros entiende y no podemos encontrar a nadie que sí lo haga para compartir. Así que primero vamos a someternos”. ¿Cuál es el punto de vista de los anticristos? “Panda de debiluchos, que os sometéis y escucháis a dios en todo. ¡Escuchadme! ¿Por qué no me ha mencionado nadie? ¡Dejadme que os plantee una opinión profunda!”. Quieren compartir sus opiniones elevadas. Se oponen a que la gente practique la verdad, a que se atengan a los principios-verdad. Siempre quieren sentarse en su alto pedestal, buscar pelea, recurrir a trucos malvados, compartir puntos de vida elevados y obligar a la gente a que los mire de manera diferente. ¿No es esta una señal del carácter perverso de los anticristos? ¿No es su marca? ¿Por qué está mal que todo el mundo se someta? Aunque se sometan a lo tonto, ¿está mal eso? ¿Lo condenaría Dios? (No). Dios no lo condenaría. ¿Qué derecho tienen a meter un palo en la rueda y a crispar los ánimos? Cuando ven a los demás someterse a Dios, ¿sienten enfado en el corazón? Cuando son testigos de que la gente se somete a Dios, en su corazón se sienten resentidos, insatisfechos por no obtener ningún beneficio, porque la gente no los obedezca, no los escuche, no busque su consejo y se vuelvan infelices; en su corazón se resisten, piensan: “¿A quién te sometes? ¿Te sometes a la verdad? Someterse a la verdad está bien, pero hemos de estudiarla. Por tanto, ¿cuál es la verdad? ¿Te sometes de la manera adecuada? ¿No deberías al menos entender los pormenores?”. ¿Acaso no es este su argumento? ¿Qué intentan hacer? Quieren agitar las cosas, desorientar a la gente. Algunos que están adormecidos, son idiotas y necios, al oír esto, se desorientan, mientras que aquellos con discernimiento los refutan, dicen: “¿Qué pretendes? ¿Tienes celos y envidia de que me someta a Dios? ¿Te hace infeliz que me someta a Dios, pero te complace que te obedezca a ti? ¿Lo único que está bien es que todo el mundo te obedezca, te escuche y te haga caso en todo? ¿Concuerda lo que dices con la verdad?”. Al ver esto, piensan: “Algunas personas tienen discernimiento, yo voy a esperar de momento”. En resumen, cuando todo el mundo practica de acuerdo con los principios-verdad, ellos están deseando intervenir para desmentirlo. Mientras más obedezca todo el mundo a Dios, se someta a los arreglos de Su casa, practique de acuerdo con Sus palabras y se ocupe de los asuntos de acuerdo con los arreglos del trabajo y los principios, más incómodos, molestos e inquietos se sienten ellos. Esta es una señal de la esencia perversa de los anticristos. Siempre que las personas escuchen las palabras de Dios, practiquen la verdad y aborden los asuntos de acuerdo con los principios, se sienten incómodos e inquietos. ¿No supone eso un problema? (Sí). Si nadie lee las palabras de Dios o, si las leen y no comparten sobre ellas, si solo escuchan a los anticristos, entonces estos están encantados. ¿Qué problema ilustra esto? Nunca comparten sobre las palabras de Dios. Mientras todo el mundo comparta con calma las palabras de Dios y los anticristos vean que nadie les presta atención, que no los escuchan, que no pueden ganarse que los idolatren, su estatus se ve amenazado y están en peligro; entonces es cuando meten el palo en la rueda y agitan las cosas, proponen una herejía o falacia para desorientarte y perturbarte, te hacen sentir incertidumbre respecto a lo acertado o equivocado de lo que has discutido. Justo cuando todo el mundo ha entendido al fin algo mediante la charla, dicen unas cuantas palabras endiabladas para remover el asunto. ¿Acaso no se trata del carácter perverso de los anticristos? ¿Con qué manifestación se corresponde este carácter perverso? (Hostilidad hacia la verdad). Exacto. Mientras más entiende todo el mundo la verdad, más molesto se siente el anticristo. ¿Acaso no se trata de una hostilidad hacia la verdad? ¿No coinciden ambas cosas? (Sí). ¿Os habéis encontrado a gente así? Mientras todo el mundo comparte sobre algo, esta gente permanece en silencio un largo rato. Al final, cuando hay algo de claridad en la charla, resurgen, y después de hacerlo plantean una pregunta desafiante para ponerles las cosas difíciles a esas personas. Su intención es decir: “Dejad que os lo muestre, ¡vais a ver de lo que soy capaz! Compartís acerca de la verdad, no me escucháis, me ignoráis, no os importo ni me prestáis atención, ¡así que voy a plantearos una pregunta difícil para la charla y os voy a dejar descolocados!”. ¿Acaso no es un diablo? (Sí). Se trata de un diablo, de un auténtico anticristo.

Hay quienes se sienten especialmente felices cuando se enteran de que alguien está negativo o débil. En particular, al ver que alguien perturba la vida de iglesia, hace cosas malas para sumir el trabajo de la iglesia en el caos, o es testigo de que alguien provoca problemas a ciegas; se sienten bastante complacidos, están demasiado ansiosos por lanzar fuegos artificiales y celebrarlo. ¿Qué pasa con tales personas? ¿Por qué les da tanta alegría la desgracia de otros? ¿Por qué, en este momento crucial, no pueden ponerse del lado de Dios, defender los intereses de Su casa? ¿No será que son unos incrédulos, unos lacayos de Satanás? Todos deberíais reflexionar acerca de si exhibís tales comportamientos, así como comprobar si hay alguien semejante a vuestro alrededor y averiguar cómo discernir a tales individuos, sobre todo si veis a gente malvada cometer acciones malvadas. ¿Cuál es vuestra actitud en ese caso? ¿Eres un mero espectador que disfruta del espectáculo o serías también capaz de tomar esa senda? ¿Eres esa clase de persona? Algunos no hacen introspección de esa manera. No les gusta ver lo bueno en las personas; prefieren que todo el mundo esté peor que ellos, es entonces cuando sienten gozo. Por ejemplo, cuando ven que se poda a alguien que se esfuerza por Dios, o cuando alguien que de veras cree en Dios transgrede, se regocijan en secreto y dicen: “Ja, tu hora también ha llegado. Te has gastado para dios, ¿cómo te va ahora? Se te ha agraviado, ¿no? Has sufrido pérdidas, ¿no? ¿Qué sentido tiene gastarse? Siempre dices la verdad, y ahora se te está podando, ¿verdad? ¡Te lo mereces!”. ¿Por qué están tan encantados? ¿Se alegran de las desgracias de otros? ¿Acaso no tienen el corazón en el lugar equivocado? Cuando ven a alguien causar perturbaciones en la obra de la casa de Dios, son felices. Cuando ven que la obra de la casa de Dios sufre pérdidas, son felices. ¿Qué les causa esa felicidad? Piensan: “Al final, alguien como yo que no ama la verdad, ha causado una pérdida a los intereses de la casa de dios y no siente remordimientos de ningún tipo”. Eso es lo que los hace felices. ¿No es esto perverso? (Sí). ¡Es sumamente perverso! ¿Hay personas así entre vosotros? Hay algunos que no dicen ni mu la mayoría del tiempo, pero en cuanto ven que alguien comete un error, empiezan a canturrear, a menear el cuerpo y mostrarse muy complacidos, y piensan: “Hoy al fin tengo buenas noticias. Estoy muy contento. ¡Me voy a tomar un par de cuencos más de arroz!”. ¿Qué clase de carácter es este? Es perversidad. No derramarán ni una lágrima ni se sentirán tristes durante un segundo porque los intereses de la casa de Dios hayan sufrido pérdidas. No tienen remordimientos ni sienten lástima ni pena. En cambio, se sienten felices y contentos porque el error de alguien ha conducido a pérdidas en los intereses de la casa de Dios y ha avergonzado Su nombre. ¿No es esto perversidad? ¿Acaso no es una señal de que poseen la naturaleza perversa de los anticristos? Esto también es una señal.

Se dice que algunos miembros de los equipos evangélicos son oradores elocuentes. Han escuchado sermones desde hace años y han resumido una serie de doctrinas, rebosan de palabrería allá donde van, nunca les faltan palabras cuando predican, lo que supone una plena demostración de sus propios dones y su elocuencia. Algunas personas ven a tales individuos como bastante capaces y deciden seguirlos. ¿Al final qué dicen? “Escuchamos la charla de esa persona para así no tener que oír los sermones de lo alto; tampoco nos hace falta escuchar las palabras de dios. La charla de esa persona los sustituye”. ¿Acaso no están en peligro? (Sí). Tales personas están en gran peligro. Aman las acciones y comportamientos de los anticristos, además de su insolencia, barbarie y perversidad. Aman lo mismo que los anticristos y sienten aversión por lo mismo que ellos. Les encanta el conocimiento, la erudición, las doctrinas y las diversas teorías teológicas, las herejías y falacias que predican los anticristos. Idolatran esas cosas. ¿Hasta qué punto lo hacen? Pronuncian estas palabras incluso durante la noche, en sueños. ¿Esto es serio? Si su idolatría ha alcanzado semejante nivel, ¿acaso pueden seguir todavía a Dios? Puede que haya quien diga: “Eso no es correcto. Siguen en la iglesia, siguen creyendo en Dios”. Todavía no se les ha presentado la oportunidad. Una vez que encuentran a la persona u objeto que quieren idolatrar, pueden abandonar a Dios en cualquier momento. ¿No es esto una señal de que poseen la esencia perversa de los anticristos? (Sí). ¿Podéis discernir a tales personas cuando las veis? (Sí). Es posible que con anterioridad no hayáis conocido la grave naturaleza de tales asuntos. Ahora bien, cuando te vuelvas a encontrar con tales personas, ¿seguiréis teniendo esas preguntas en mente respecto a ellas? ¿Las ignoraréis? (No). Por consiguiente, ¿habéis ganado algo de discernimiento sobre estas personas? (Sí). Estas son algunas de las señales y de la información que revelan. Es decir, una vez que disponen de una oportunidad o de estatus, o alguien las desorienta, pueden traicionar a Dios en cualquier momento y lugar. ¿Se dan cuenta los demás de sus revelaciones y de su esencia perversa? ¿Hay algunas trazas que la gente pueda detectar? (Sí). Debe de haberlas. Si no las hubiera mencionado, podríais pensar: “¿Quién exhibe estas marcas? ¿Quién revela estas señales? Nadie, no he visto a nadie”. ¿Acaso no habéis sabido de la existencia de tales personas por medio de Mi debate acerca de estas señales? Algunos son seguidores y otros son líderes y obreros. Esta es la tercera señal de poseer la esencia perversa de los anticristos.

La gente que posee la esencia perversa de los anticristos cuenta con otra señal distintiva, algo que todos tienen en común. Estas personas, con la excusa de amar la verdad y anhelar el camino verdadero, asisten a los sermones, aprenden diversos conocimientos y contenido relacionados con la verdad y se dotan de teorías teológicas y conocimientos que luego usan para librar batallas verbales con los líderes y obreros, las emplean en condenar a ciertos individuos, para desorientar y persuadir a otros, e incluso para aportar supuesta provisión, asistencia y riego a ciertas personas. Sin embargo, un aspecto deja claro que no son amantes de la verdad. ¿Cuál? No importa cómo se doten esas personas ni qué prediquen, solo hablan y dicen cosas, simplemente se arman a sí mismas, pero nunca se ocupan de nada de acuerdo con los principios-verdad. ¿Qué quiere decir “nunca”? Significa que no pueden decir ni una sola palabra verdadera, nunca han sido honestas ni han pagado el precio de desprenderse de los beneficios del estatus. Sea cual sea la ocasión, a medida que hablan y obran, siempre hacen el máximo esfuerzo en aras de su propia fama, ganancia y estatus. A pesar de que desde fuera parece que pagan el precio y aman la verdad, su esencia perversa permanece inmutable. ¿Qué problema hay aquí? Por un lado, esta gente nunca busca los principios-verdad en sus acciones. Por otro, aunque conocen los principios-verdad y la senda de práctica, no los practican. Esto es una señal de que poseen la esencia perversa de los anticristos. No importa que tengan estatus o no, y si ejecutan su deber de difundir el evangelio o son líderes y obreros, ¿cuál es su característica? Solo pueden expresar las doctrinas adecuadas, pero nunca hacen las cosas correctas. Esta es su característica. Dicen doctrinas con mayor claridad que cualquiera, pero hacen las cosas peor que nadie, ¿no es esto perverso? Esta es la cuarta señal de poseer la esencia perversa de los anticristos. Comprobadlo vosotros mismos y evaluad si hay muchas personas a vuestro alrededor con la esencia perversa de los anticristos. Después de haber enumerado esto, ¿es posible que evaluéis si hay o no mucha gente así a vuestro alrededor? ¿Qué porcentaje suponen? ¿Hay entre ellos más líderes o creyentes corrientes? ¿No solíais pensar algunos que solo los líderes tenían la oportunidad de convertirse en anticristos? (Así era antes). Por tanto, ¿ha cambiado ahora este punto de vista? Los anticristos no se convierten en anticristos porque tengan estatus; eran igual de miserables incluso cuando carecían de él. Lo que sucede es que, por cuestión de suerte, acaban en una posición de líder, y ponen en evidencia sus auténticas características de anticristos, del mismo modo que un hongo que, con la temperatura y el suelo adecuados, fermenta rápidamente, y revela así su verdadero rostro. Si no hay un entorno apropiado, puede llevar algo más de tiempo que se revele su esencia-naturaleza, pero la más lenta revelación no significa que carezca de esa naturaleza. Al poseerla, la gente obrará y revelará cosas de manera inevitable, y estos comportamientos revelados son señales y marcas de la esencia malvada de los anticristos. Una vez que poseen estas señales y marcas, se los puede catalogar como anticristos.

Decidme, ¿practicar la verdad y lidiar con los asuntos de acuerdo con los principios-verdad requiere de distintas excusas y justificaciones? (No). Mientras una persona tenga un corazón sincero, puede poner la verdad en práctica. ¿Se le ocurren variedad de excusas a aquellos que no practican la verdad? Por ejemplo, cuando hacen algo mal, van en contra de los principios y alguien los corrige, ¿son capaces de escuchar? No. ¿Eso es lo único que ocurre, que no escuchan? ¿En qué sentido son perversos? (Buscan una excusa para persuadirte, te hacen pensar que están en lo cierto). Buscarán una interpretación que concuerde con tus nociones y figuraciones, luego se sirven de una serie de teorías espirituales que puedes reconocer y aceptar, y que se conforman con la verdad para convencerte, hacer que les sigas la corriente y que creas con toda sinceridad que tienen razón, todo para lograr el objetivo de desorientar y controlar a las personas. ¿No es esto perversidad? (Sí). En efecto, es perversidad. Está claro que han hecho algo mal, han ido en contra de los principios y de la verdad en sus acciones, y han fracasado en la práctica de la verdad, no obstante, se les han ocurrido una serie de justificaciones teóricas. Esto es realmente perverso. Es como un lobo que se come una oveja; en su origen, la naturaleza del lobo es comerse a la oveja, y Dios creó a esta clase de animal para comer ovejas, pues estas son su alimento. Sin embargo, después de comérsela, el lobo sigue buscando diversas excusas. ¿Qué te parece? Piensas: “Te has comido mi oveja, y ahora quieres hacerme pensar que debías comértela, que era razonable y apropiado que te la comieras, y que hasta debería agradecértelo”. ¿No te enfadas? (Sí). Durante tu enfado, ¿qué pensamientos surgen en ti? Piensas: “¡Este tipo es demasiado perverso! Si quieres comértela, adelante, eso es justamente lo que eres; comerte mi oveja es una cosa, pero además sueltas un puñado de razones y excusas, y me pides que encima te lo agradezca. ¿Acaso no es esto confundir el bien con el mal?”. Esto es perversidad. Cuando un lobo quiere comerse una oveja, ¿qué excusas busca? El lobo dice: “Corderito, hoy debo comerte porque he de hacerte pagar que me insultaras el año pasado”. El cordero, agraviado, dice: “El año pasado ni siquiera había nacido”. Cuando el lobo se da cuenta de que se ha equivocado al decir eso y que no ha calculado bien la edad del cordero, dice: “Bueno, no te tendré eso en cuenta, pero he de comerte igual porque la última vez que bebí agua del río, tú la habías embarrado, así que te lo tengo que hacer pagar”. El cordero dice: “Me hallo corriente abajo y tú estás corriente arriba. ¿Cómo iba a ensuciar el agua de tu zona? Si quieres comerme, adelante, cómeme. No busques diversas excusas”. Es la naturaleza del lobo. ¿No es eso perversidad? (Sí). ¿Es la perversidad del lobo la misma que la del gran dragón rojo? (Sí). Esta descripción encaja mejor con el gran dragón rojo. Este quiere arrestar a las personas que creen en Dios; quiere acusar a esa gente de delitos. Por tanto, primero crea ciertas fachadas, se inventa ciertos rumores y luego los retransmite al mundo a fin de que este al completo se levante y te condene. Asigna múltiples cargos a aquellos que creen en Dios, como “perturbar el orden público”, “filtrar secretos de estado” y “subvertir el poder del estado”. También difunde rumores de que has cometido diversos delitos y te endosa a ti esos cargos. ¿Está bien que te niegues a admitirlos? ¿Es una cuestión de que los admitas o no? No. Una vez que se ha decidido a arrestarte, igual que un lobo que ha decidido comerse a una oveja, busca diversas excusas. El gran dragón rojo se crea ciertas fachadas, asegura que hemos cometido alguna maldad cuando, de hecho, se trata de cosas que hizo otra gente. Traspasa la culpa e incrimina a la iglesia. ¿Puedes discutir con él? (No). ¿Por qué no? ¿Puedes iniciar una argumentación clara con él? ¿Crees que si hablas con él y le explicas la situación no te va a arrestar? Piensas demasiado bien de él. Antes de que termines de hablar, te agarrará del pelo, te estampará la cabeza contra la pared y luego te preguntará: “¿Sabes quién soy? ¡Soy un diablo!”. A continuación, te dará una brutal paliza, seguida de días y noches donde se alternarán interrogatorios y torturas, y ahí es cuando empezarás a comportarte. En ese punto te darás cuenta de que: “Aquí no hay espacio para la razón; ¡es una trampa!”. El gran dragón rojo no discute contigo; ¿te parece que crea estas fachadas sin pretenderlo, por casualidad? Hay una conspiración detrás y tiene planeado el siguiente movimiento. Es solo un preludio de sus acciones. Algunos todavía piensan: “No entienden los asuntos relacionados con creer en Dios; si se los explico, todo estará bien”. ¿Lo puedes explicar con claridad? Te incriminó por algo que no hiciste, ¿sigues siendo capaz de explicar las cosas con claridad? Cuando te incriminó, ¿acaso no sabía que no lo hiciste? ¿Ignora quién lo hizo? ¡Lo sabe muy bien! Por tanto, ¿por qué te echa la culpa a ti? Tú eres al que está capturando. ¿Crees que cuando te echa la culpa no sabe que se te está tratando de manera injusta? Quiere tratarte de manera injusta y arrestarte y perseguirte. Eso es perversidad.

Cualquiera con la esencia perversa de los anticristos siente aversión por la verdad y la odia en su esencia. En su corazón, no aceptan la verdad en lo más mínimo y no tienen intención de practicarla. Si crees que carecen de entendimiento de la verdad e intentas compartir con ellos al respecto, ¿qué sucederá? Te toparás con un muro, has dado con la persona equivocada. No son gente que acepte la verdad y no deberías compartir con ellos; en cambio, deberías darles una lección y mostrarte severo, decirles: “¿Cuánto hace que llevas a cabo tu deber? ¿Cómo es posible que trataras tu deber como un asunto insignificante? ¿Se trata de tu propia obra? ¿A quién estás desafiando? No estás en mi contra; ¡estás en contra de Dios y de la verdad!”. ¿Acaso no hace falta que les des una lección? ¿Sirve de algo compartir sobre la verdad con ellos? No. ¿Por qué no? Son lobos, no están perdidos ni son ovejas descarriadas. ¿Puede practicar la verdad un lobo? No. ¿Cuál es la naturaleza de un lobo? (La perversidad). En el momento que ve a una oveja, se le empieza a hacer la boca agua, se le llenan los ojos de imágenes de comida deliciosa y el destino de la oveja es servirle de sustento. Es su naturaleza; eso es perversidad. Si le dices: “Las ovejas dan mucha pena y son muy buenas, no te las comas, por favor. Escoge a otro animal feroz que comerte, ¿de acuerdo?”. ¿Lo entiende? No. Es su naturaleza. Algunos no practican la verdad y buscan diversas excusas, esa es su naturaleza. ¿De cuál se trata en concreto? De perversidad. Al margen de que sus acciones sean rastreras, rebeldes, o de lo flagrante que sea la manera en la que contradicen a los principios, ellos siguen queriendo proteger su imagen; aunque vaya en contra de la verdad, quieren hacerlo de una manera grandilocuente y digna. ¿No es esto perversidad? ¿Vulnerar la verdad es algo positivo o negativo? (Negativo). ¿Cómo se puede hacer algo negativo de manera grandilocuente, digna y honorable? ¿No es un poco raro tratar de combinar estos dos aspectos? Se trata de perversidad, es el comportamiento y la manifestación de aquellos que tienen la esencia perversa de los anticristos. Podría sonar contradictorio, pero así es cómo funcionan, ese es su carácter y es lo que revelan. Albergan odio hacia la verdad, nunca la aceptan; estos son anticristos, esta es la perversa esencia-naturaleza de los anticristos. ¿Cuántos aspectos tiene la esencia perversa de los anticristos? (Cuatro). En total son cuatro. ¿Acaso estas cuatro señales no son suficientes para que discernáis? La perversidad contiene de forma inherente elementos insidiosos y falsos, y cuando estos alcanzan su extremo, se catalogan como carácter perverso. Los anticristos representan esta clase de carácter perverso.

3 de septiembre de 2019

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