Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II)
Apéndice: Breve disertación sobre los tres aspectos de la humanidad normal
Esta vez no contaremos historias en nuestra enseñanza. Comenzaremos con un tema sobre el que se debate a menudo: qué es la humanidad. Hemos dicho muchas cosas sobre este tema en el pasado y ahora también lo hacemos. Es un tema que se menciona con frecuencia, un asunto con el que uno se encuentra cada día de su vida cotidiana, un tema que uno puede encontrar y experimentar todos los días. El tema es qué es la humanidad. La humanidad abarca varias cosas importantes. ¿Cuáles son las manifestaciones comunes de humanidad en la vida diaria de una persona? (Integridad y dignidad). ¿Qué más? Conciencia y razón, ¿verdad? (Sí). A menudo habláis de esas. ¿Qué otras hay de las que no habléis tan a menudo? Es decir, ¿cuáles son los temas que, básicamente, no tocáis en vuestra conversación habitual sobre la humanidad? Esos temas, conciencia y razón, integridad y dignidad, son viejos conocidos que uno encuentra con frecuencia. ¿Qué tan grande es la conexión entre la conciencia, la razón, la integridad y la dignidad, sobre las que a menudo debatís, y vuestra vida real? ¿Cómo ha edificado y contribuido ese material, en la vida real, a vuestra práctica y a vuestra entrada? ¿Cuán beneficioso ha sido? Entonces, ¿qué otros puntos hay que se relacionan estrechamente con vuestra vida diaria y normal humana? Yo mencionaré algunos y veremos si son temas con los que os encontráis habitualmente. En nuestro material que trata de la humanidad, primero dejaremos de lado si este es positivo o negativo y si se relaciona con la humanidad normal o anormal. Más allá de los puntos que acabamos de mencionar, está el de la actitud de la gente al tratar a diversas clases de personas, acontecimientos y cosas en su vida diaria. ¿No es ese uno? ¿No involucra, acaso, humanidad? (Sí). Hay otro, que es cómo maneja la gente su entorno personal en la vida diaria, y uno más, la actitud y la conducta de la gente en su trato con el sexo opuesto. ¿Están relacionados con la humanidad estos tres puntos? (Sí). Todos lo están. Para el tema que debatiremos ahora, dejaremos de lado las cuestiones de la búsqueda de la verdad por parte del hombre, cómo entrar en la realidad-verdad en la propia creencia en Dios y cómo defender todos los diversos principios, y hablaremos solo de la humanidad. Esos tres puntos, entonces, ¿tienen una conexión sustancial con la humanidad? (Sí). ¿Cuáles son los tres puntos? Volved a exponerlos. (El primero es la actitud de la gente al tratar a diversas clases de personas, acontecimientos y cosas en su vida diaria. El segundo es cómo maneja la gente su entorno personal en la vida diaria. El tercero es la actitud y la conducta de la gente en su trato con el sexo opuesto en la vida diaria). ¿Y qué involucran esos tres puntos? (Humanidad). ¿Por qué decimos que estos tres puntos involucran humanidad, que están relacionados con ella? ¿Por qué señalaríamos estos tres? ¿Por qué no hablaremos sobre la parte de la conciencia y la razón? ¿Por qué dejaremos de lado los aspectos sobre los que debatimos normalmente para hablar de estos tres puntos? ¿Son más avanzados o más rudimentarios que la conciencia, la razón, la integridad y la dignidad que se relacionan con la humanidad, sobre las cuales hemos conversado antes? (Son más rudimentarios). Discutir sobre estas cosas, entonces, ¿es menospreciaros? (No). Entonces, ¿por qué hablaríamos de ellas? (Porque son prácticas). Son más prácticas. ¿Esa es la razón que tenéis? ¿Por qué hablaremos de esto? Porque he hallado problemas; en lo que refiere a las condiciones actuales y a varios comportamientos que aparecen en la vida diaria de la gente, he encontrado algunos problemas que están fuertemente ligados a la vida real de las personas y es necesario exponerlos, uno por uno, para la enseñanza. Si la gente, en su creencia en Dios, dejara de lado la vida real y los diversos comportamientos de la humanidad normal y de la vida diaria y se empecinara en perseguir la verdad —verdades tan profundas como la de ser una persona a la que Dios ama— decidme, ¿a qué problemas conduciría eso? ¿Cuál es la condición básica para que alguien pueda ser capaz de entrar en la realidad-verdad en su búsqueda de la verdad? (Tiene que hacerlo en la vida real). ¿Qué más? (Necesita una humanidad normal). Correcto. Debe estar dotado de una humanidad normal, la cual, aparte de conciencia, razón, integridad y dignidad, consiste en los tres puntos que acabamos de mencionar. Sería un poco vano que alguien hablara de perseguir y buscar la verdad si no puede cumplir con los estándares o alcanzar normalidad en estos tres puntos que involucran la humanidad. Perseguir la verdad, perseguir la entrada en la realidad-verdad, perseguir la salvación, no son cosas que todos puedan realizar; solo la minoría de la gente que ama la verdad y tiene humanidad normal puede hacerlo. Si uno no sabe de qué debería estar dotado alguien con humanidad normal o qué debería hacer o el tipo de actitud y opinión que debería tener con respecto a ciertas personas, acontecimientos y cosas, ¿esa persona es capaz de obtener entrada en la realidad-verdad? ¿Puede generar resultados su búsqueda de la verdad? Lamentablemente, no.
A. La actitud de la gente al tratar a diversas clases de personas, acontecimientos y cosas
Comenzaremos a hablar sobre el primer punto que involucra humanidad: la actitud de la gente al tratar a diversas clases de personas, acontecimientos y cosas en su vida diaria. Todos comprenden lo que significa “vida diaria”. Eso no necesita explicación. ¿Cuáles son, entonces, las principales personas, acontecimientos y cosas que se relacionan con la humanidad? Es decir, ¿qué hay en ellos que se eleva al nivel de humanidad normal, que se relaciona con su alcance, que la involucra? (La interacción con las personas y las cosas). Eso es una parte. También están el conocimiento y las habilidades profesionales que uno debería aprender y está el conocimiento general para la vida diaria. Todas estas son partes de lo que alguien con humanidad normal debería comprender y poseer. Algunas personas, por ejemplo, aprenden carpintería o albañilería y otras aprenden a conducir o reparar coches. Estas son habilidades, oficios, y conocer tal oficio es ser versado en el comercio profesional de ese oficio. Así que, ¿hasta qué punto y nivel debe uno aprender una habilidad para ser considerado un experto? Debe ser, al menos, capaz de generar un producto terminado de un nivel aceptable. Hay algunas personas que hacen un trabajo de bastante mala calidad. Sus productos no son aceptables, hasta el punto de resultar insoportables de ver. ¿Cuál es el problema ahí? Eso involucra su actitud hacia el oficio. Algunas personas no tienen una actitud escrupulosa. Piensan: “Si lo que hago cumple su función, es suficiente. Es cuestión de apañárselas con ello durante unos años y luego arreglarlo”. ¿Es esa la clase de punto de vista que deben poseer las personas con humanidad normal? (No). Hay quienes tienen una actitud despreocupada e indiferente. Les alcanza con “suficiente”. Esa es una actitud irresponsable. Es algo propio de un carácter corrupto ocuparse de las cosas de una manera así de frívola e irresponsable: la ruindad es de lo que a menudo habla la gente. En todo lo que hacen lo hacen hasta el punto de “está bastante bien” y “suficientemente bien”; es una actitud de “tal vez”, “posiblemente” y “está al 80 %”; hacen las cosas de manera superficial, están satisfechos haciendo lo mínimo y fingiendo dedicación; no le ven sentido a tomarse las cosas en serio ni a ser meticulosos, y ni mucho menos a buscar los principios-verdad. ¿No es esto propio de un carácter corrupto? ¿Es demostración de una humanidad normal? No lo es. Es correcto denominarlo arrogancia y también es totalmente apropiado llamarlo libertinaje, pero, para plasmarlo a la perfección, la única palabra válida es “ruindad”. La mayoría de la gente tiene ruindad en ellos, solo que en diferente grado. En todos los asuntos, desean hacer las cosas de manera superficial y descuidada, y todo lo que hacen huele a mentira. Engañan a los demás y toman atajos cuando pueden, ahorran tiempo cuando tienen ocasión. Piensan para sí que: “Mientras pueda evitar ser revelado, no cause problemas y no se me pidan cuentas, entonces me las puedo arreglar con esto. No es necesario que haga un trabajo muy bueno, ¡es demasiado problemático!”. Esas personas no llegan a dominar lo que aprenden ni se aplican o sufren y pagan un precio en el estudio. Solo quieren arañar la superficie de una materia para hacerse llamar expertas en ella, creen que han aprendido todo lo que hay que saber y luego se apoyan en esto para salir del paso. ¿No es esta una actitud de la gente hacia otras personas, acontecimientos y cosas? ¿Es una buena actitud? No lo es. Dicho con simpleza, es “salir del paso”. Tal ruindad existe en toda la humanidad corrupta. Las personas con ruindad en su humanidad adoptan el enfoque y la actitud de “salir del paso” en cualquier cosa que hagan. ¿Son capaces estas personas de cumplir con su deber de manera adecuada? No. ¿Son capaces de hacer las cosas con principios? Aún más improbable.
Algunas personas no se comprometen con nada de lo que hacen, sino que son descuidadas, superficiales e irresponsables. Hay algunas, por ejemplo, que aprenden a conducir, pero nunca les preguntan a conductores experimentados a qué prestar atención al hacerlo o qué velocidad dañará el motor. No preguntan, solo conducen; y, como resultado, su coche se avería. Entonces lo patean y dicen: “Esta cosa es frágil. Dadme un Mercedes o un BMW, este viejo cacharro no sirve. ¡Está obsoleto!”. ¿Qué actitud es esa? No tratan a las cosas materiales con cariño y no piensan en mantenerlas en buen estado, sino que las destrozan y estropean a propósito. Hay personas que llevan vidas desaliñadas, descuidadas. Hacen todo, todo el tiempo, de manera chapucera y poco cuidadosa. ¿Qué clase de personas son estas? (Personas desatentas). “Personas desatentas” es una forma agradable de decirlo. Deberíais llamarlas “personas negligentes”; “personas vulgares” también es adecuado. ¿Es excesivo? ¿Cómo distinguir a las personas nobles de las viles? Simplemente, fíjate en su actitud y sus acciones respecto a los deberes, y fíjate en su manera de tratar las cosas y de comportarse cuando surgen problemas. Las personas con integridad y dignidad son meticulosas, escrupulosas y esmeradas en sus actos y están dispuestas a pagar un precio. Las personas sin integridad ni dignidad son negligentes y descuidadas en sus actos, siempre están tramando algo, siempre queriendo únicamente salir del paso. Da igual la técnica que estudien, no se aplican en aprenderla, son incapaces de hacerlo, y no importa el tiempo que se pasen estudiándola, siguen siendo totalmente ignorantes. Se trata de personas de una escasa calidad humana. La mayoría de las personas son superficiales en el cumplimiento de su deber. ¿Qué carácter se presenta ahí? (Ruindad). ¿Cómo tratan su deber las personas ruines? Desde luego, no tienen la actitud correcta hacia este y, desde luego, son superficiales en su cumplimiento. Eso significa que no tienen humanidad normal. Las personas gravemente ruines son como animales. Es como tener un perro de mascota: si no estás atento, masticará las cosas y destruirá todos tus muebles y electrodomésticos. Eso sería una pérdida. Los perros son animales; no piensan en tratar las cosas con cariño y no puedes discutir con ellos, solo tienes que encargarte de ellos. Si no lo haces, sino que dejas que el animal se descontrole y perturbe tu vida, eso demuestra que algo falta en tu humanidad. No eres muy distinto de un animal, entonces. Tu coeficiente intelectual es demasiado bajo; eres un bueno para nada. ¿Cómo te encargas de él adecuadamente, entonces? Debes pensar una manera de controlarlo dentro de ciertos parámetros o mantenerlo encerrado, dejándolo salir dos o tres veces al día para que haga suficiente actividad. Eso pondrá un freno a su masticación sin sentido y también lo hará ejercitar para que se mantenga saludable. De esa manera, te encargas adecuadamente del perro y también proteges tu entorno. Si una persona no puede manejar las cosas que le ocurren y no tiene la actitud correcta, hay algo que falta en su humanidad. No puede alcanzar el estándar de la humanidad normal. O en términos de cocina: las personas comunes usan solo un poco de aceite para saltear, pero hay algunas mujeres que usan una gran cantidad. Aunque seas rico, no puedes desperdiciar aceite, debes usar una cantidad razonable. Pero a estas mujeres no les importa eso; si se les va la mano y vierten demasiado aceite en un salteado, sacan lo que sobra y lo tiran al suelo. Eso es un desperdicio, ¿no es así? ¿Cómo se llama comúnmente a alguien con esa actitud hacia las cosas materiales? “Desmedido” o, como insulto, “despilfarrador”. ¿De dónde vienen las cosas materiales? Son dadas por Dios. Algunas personas dicen que se han ganado lo que tienen, pero ¿cuánto podrías ganar si Dios no te lo diera? Él te dio tu vida. Si no te hubiese dado la vida, no tendrías nada y no serías nada; entonces ¿podrías tener, de todas formas, esas cosas materiales que tienes? Puede que Dios te haya dado más que al hogar promedio, pero ¿acaso la actitud y el punto de vista con el que lo desperdicias son los correctos? ¿Cómo se describiría esto en términos de humanidad? Una persona así tiene una humanidad escasa. Desmesura, desperdiciar las cosas, no saber tratarlas con cariño; una persona así no tiene una humanidad normal. Algunas personas ni siquiera piensan en manejar las cosas de la casa de Dios con cuidado. Algo pertenece a la casa de Dios. Ellos lo saben. Sin embargo, si estuviese por llover y fuese perjudicial que esa cosa se mojara, ¿qué pensarían? “No pasa nada si se moja. Ni siquiera es mío. Lo dejaré ahí”. Después, se alejarían. ¿Cómo se llama esa actitud? Egoísmo. ¿Tienen un pensamiento recto? Si no tienen un pensamiento recto, ¿qué son? (Torcidos). Si una persona no es recta, ¿no es torcida? Las personas que no tienen un pensamiento recto, ¿tienen humanidad normal? Desde luego que no. Para nuestro primer punto, la actitud de la gente al tratar a diversas clases de personas, acontecimientos y cosas, ¿de cuántas cosas hemos hablado? Está la ruindad, ser ruin. ¿Qué más? (Ser vulgar y torcido). Respecto a este lenguaje coloquial, ¿usáis palabras como estas cuando reflexionáis sobre vosotros mismos, cuando llegáis a conoceros y cuando os diseccionáis en vuestra vida diaria? (No). Nadie lo hace. Entonces, ¿qué palabras usáis? Habláis en términos grandilocuentes; nadie usa un lenguaje tan cotidiano.
Muchas personas se sienten muy importantes por creer en Dios. En particular aquellas con un poco de habilidad y conocimiento profesional, o incluso niveles avanzados, sienten que están por encima de otras personas. Complacidas consigo mismas, piensan: “Incluso renuncié a la carrera estable que tenía en el mundo, y no vine a la casa de Dios por comida gratis. Alguien con mis habilidades puede contribuir a la casa de Dios. Yo me esfuerzo y sufro por Él, incluso comparto alojamiento y comida con estas personas comunes, viviendo en comunidad. ¡Qué cualidades tengo!”. Creen que tienen una integridad especialmente honorable, que son más nobles que todos los demás. Se alegran de esto constantemente. Lo cierto es que a su humanidad le faltan muchas cosas, y no solo no lo saben, sino que están en el séptimo cielo, pensando que son geniales, que su calidad humana es mejor que la de la gente común. De hecho, no hay allí ni una sola cosa que responda a la definición de la palabra “normal” que sigue a “humanidad” en “humanidad normal”. Nada de ello cumple con ese estándar; todo se queda muy corto. ¿Su conciencia? No tienen. ¿Su calidad humana? No es buena. ¿Su integridad y atributos? Ninguno sirve para nada. Al vivir todos juntos, cuando algunas personas tienen algo precioso, no se atreven a dejarlo a la vista. ¿Por qué? Por un lado, porque no confían en los demás, y por otro, porque donde hay mucha gente hay personas poco confiables, algunas de ellas hasta podrían tener la mano larga; podrían llegar a robar. Estas personas tienen una calidad humana pobre. Algunas personas buscan elegir los mejores bocados cuando comen y lo hacen hasta llenarse, sin importar cuántas personas haya detrás de ellas que aún no hayan comido. ¿No es eso demasiado egoísta? Hay quienes son considerados con los demás cuando están comiendo. ¿Qué ilustra esto? Muestra que los últimos son personas razonables que tienen en cuenta a otros. Comen un poco menos para dejar algo para el resto. Eso es lo que significa tener cualidades. En la casa de Dios, algunas personas tienen humanidad, mientras que otras no están a la altura. No pueden alcanzar siquiera los estándares de la humanidad normal. Pensando en los comportamientos que acabo de mencionar, ¿hay muchas personas con humanidad normal entre vosotros? ¿O no hay muchas? Cuando habitualmente presentáis dichos comportamientos, ¿sois capaces de daros cuenta de que son problemas? Cuando revelas un carácter corrupto, ¿eres consciente de ello? Si lo eres y puedes sentirlo, y estás dispuesto a hacer un cambio, entonces tienes un poco de humanidad, solo que esta no ha alcanzado la normalidad. Si ni siquiera eres consciente, entonces, ¿se te puede considerar alguien con humanidad? No. No es una cuestión de humanidad buena o mala, normal o anormal; no tienes humanidad. En las comidas, por ejemplo, hay personas que ven venir un plato de cerdo estofado y lo asaltan, sirviéndose tanto partes grasosas como magras, y no se detienen hasta que ya no queda nada. ¿Habéis visto alguna vez animales peleando por comida? (Sí). Es la misma escena, pero con animales. En los humanos, ¿esa pelea forma parte de la humanidad normal? (No es humanidad normal). ¿Qué haría la gente de humanidad normal? (Estaría conforme con lo que le tocó y no codiciaría más). Esa es una manera bastante objetiva de decirlo. ¿Cómo puede uno no ser codicioso, entonces? ¿Qué pensamientos y qué consideración hacia este asunto constituyen el razonamiento que deberían tener las personas con humanidad normal, a través del cual podrían actuar con precisión? Primero, tu pensamiento debe ser correcto. Una mujer, por ejemplo, pensaría: “Hay mucho cerdo estofado hoy. Quisiera comer más, pero me da un poco de vergüenza, ya que estoy rodeada de mis hermanos. ¿Qué debería hacer? Supongo que esperaré hasta que ellos lo hayan probado. No quisiera que otros se pregunten cómo una dama como yo puede ser tan glotona. ¡Eso sería muy humillante!”. Pensar de esta manera sería lo normal en una mujer, ya que estas suelen ser algo susceptibles. La mayoría de los hombres pensaría: “Este cerdo estofado está increíble. Iré a servirme más”. Serían los primeros en abalanzarse sobre él con sus tenedores sin hacer caso de lo que piensen los demás. Sin embargo, algunos hombres son más racionales. Después de haber comido un bocado, lo piensan un poco: “Hay muchas personas detrás de mí que aún no han comido; debo detenerme y dejar algo para los demás”. Que puedan pensar y actuar de esa manera demuestra que son personas con razón, que tienen una humanidad normal inherente. Algunas personas se van por las ramas de lo absurdo: “Dios no quiere que la gente coma cerdo estofado, así que no comeré ni un bocado. Eso significa que tengo aún más humanidad, ¿no es cierto?”. Ese razonamiento es absurdo. ¿Qué demuestro con este ejemplo? Que la gente debe adoptar una actitud correcta hacia cada tipo de persona, acontecimiento y cosa. Uno llega a esta actitud correcta a través del pensamiento que se emprende desde la perspectiva de la racionalidad, la conciencia, la integridad y la dignidad de la humanidad. Si practicas con este tipo de mentalidad estarás, básicamente, de acuerdo con la humanidad normal.
La actitud que uno tiene hacia las personas, acontecimientos y cosas no es otra que la forma en que se manifiesta su trato con la gente y las cosas en la vida diaria. Estas manifestaciones pueden no estar muy relacionadas con la obra que te corresponde realizar o pueden distar de esta, pero la fe en Dios no es hueca: los creyentes en Dios no viven en un vacío, sino en la vida real. No deben estar desconectados de esta. ¿Qué tipo de actitud y pensamiento debería tener la gente, ya sea respecto de las habilidades profesionales o de la sabiduría común o del conocimiento sobre algo? ¿Es correcto tener siempre una actitud de salir del paso? Algunas personas están siempre confundidas con estas cosas. ¿Eso servirá? ¿No hay un problema en su punto de vista? El problema con su punto de vista es un aspecto; más allá de eso, se relaciona con su calidad humana. El gran dragón rojo ha gobernado China durante miles de años, siempre envuelto en campañas y luchas. No desarrolla la economía y no piensa en la vida de la gente común. Finalmente, el pueblo alimentó una especie de ruindad que consiste en dejarse llevar. En todo lo que hacen son superficiales y albergan una perspectiva cortoplacista. No apuntan a la excelencia en ninguno de sus estudios ni logran alcanzarla. Siempre operan con una mirada de corto plazo: observan lo que el mercado necesita y se apresuran a producirlo sin detenerse a pensar hasta que han amasado su fortuna. No profundizan a partir de esa base ni realizan una mayor investigación científica ni se esmeran para perfeccionar su excelencia, con el resultado final de que la industria ligera de China, la industria pesada y todos los demás sectores no tienen ningún producto innovador en el escenario mundial. Sin embargo, los chinos son jactanciosos: “Tenemos cinco mil años de cultura tradicional de excelencia aquí en China. Los chinos somos amables y trabajadores”. Entonces, ¿por qué China sigue fabricando imitaciones para timar a la gente? ¿Por qué no tiene prácticamente nada que pueda competir en el mercado mundial? ¿Qué sucede? ¿Tiene China productos innovadores? Los chinos sí tienen una cosa “innovadora” y es su habilidad para imitar y falsificar, para engañar. Su ruindad está presente en eso. Algunos dirán: “¿Por qué nos describes así? ¿No crees que eso nos denigra y nos degrada?”. ¿De verdad? Al mirar algunas de las cosas que hacen los chinos, se puede decir que el zapato encaja a la perfección. ¿Hay chinos, en el mercado o entre la gente común, que se ocupen del trabajo que les corresponde? Muy pocos, y los que lo intentan pierden el interés al ver lo desfavorable que es el entorno social y que nada bueno les sucede a quienes se ocupan del trabajo que les corresponde. Entonces, dejan de intentarlo y se rinden.
Son muy elocuentes las cosas referidas a la humanidad: las actitudes, los pensamientos y las opiniones que revela la gente al tratar a otras personas, acontecimientos y cosas. ¿De qué hablan estas cosas? De cómo se puede apreciar la calidad humana de una persona, de si es una persona decente y recta. ¿Qué es ser decente y recto? ¿Ser tradicional es ser decente y recto? ¿Ser civilizado y educado es ser decente y recto? (No). ¿Es seguir reglas al pie de la letra ser decente y recto? (No). Nada de eso lo es. Entonces, ¿qué es ser decente y recto? Si alguien es una persona decente y recta, haga lo que haga, lo hace con una mentalidad determinada: “Da igual si me gusta o no hacer esto, si se encuadra dentro de mis intereses o es algo por lo que tengo poco interés: me lo han ordenado y lo haré bien. Me pondré a estudiarlo desde cero y, con los pies en la tierra, lo acometeré paso a paso. Al final, sin importar lo que haya avanzado en la tarea, la habré hecho lo mejor posible”. Como mínimo debes tener una actitud y una mentalidad realistas. Tienes un problema de humanidad si, desde el momento en que te encargas de una tarea, la realizas de forma confusa y no te preocupa lo más mínimo, si no te la tomas en serio y no consultas los recursos pertinentes, no haces preparativos minuciosos ni buscas y consultas a otras personas; y si, además, no dedicas más tiempo al estudio de esta cuestión para poder mejorar continuamente en ella y dominar este oficio o profesión, sino que mantienes una actitud despreocupada y de ir tirando al respecto. ¿Esto no es simplemente salir del paso? Dicen algunos: “No me gusta que me asignes este tipo de deber”. Si no te gusta, no lo aceptes; y si lo aceptas, debes abordarlo con una actitud seria y responsable. Esa es la actitud que debes tener. ¿No es esto lo que debería tener la gente con humanidad normal? Esto es ser decente y recto. En este aspecto de la humanidad normal, necesitas, como mínimo, la atención, el esmero y la voluntad de pagar un precio, junto con las actitudes de ser realista, serio y responsable. Basta con estas cosas.
Hay todo tipo de personas en la iglesia. Aquellos que aman la verdad tienen una humanidad mejor, y cuando revelan un carácter corrupto se los corrige fácilmente. Quienes no lo hacen tienen una humanidad mucho peor. Si una persona no se esfuerza y es irresponsable con la comisión de Dios, ¿no es indigna de crédito? Una humanidad así es inútil y no tiene valor. Es vil. Tú crees en Dios. Si abordas tu comisión con una actitud superficial e irresponsable, ya sea que se trate de una comisión de Dios o de la iglesia, ¿tu actitud es la que debería tener alguien de humanidad normal? Algunos pueden decir: “No tomo en serio las cosas que me dan para hacer los hermanos y hermanas, pero puedo garantizar que tendré éxito en las cosas que Dios me encargue. A esas las trataré bien”. ¿Es correcta esa manera de pensar? (No). ¿En qué sentido no lo es? Alguien que no es fiable y que no tiene virtud, alguien cuya humanidad carece de estas cosas, ¿a quién podría ser sincero? A nadie. Incluso con sus propios asuntos hace trampa y hace las cosas por inercia. ¿Acaso no es vulgar y despreciable una persona así? Si alguien puede esforzarse y asumir responsabilidad y ser fiable con las cosas que otras personas le encargan hacer, ¿harán menos que eso con una comisión que han aceptado de parte de Dios? Si esa persona, alguien con conciencia y razón, comprende la verdad, entonces no debería hacer menos con una comisión que ha aceptado de parte de Dios y con el cumplimiento de su deber. Lo hará mucho mejor, seguramente, que aquellos que no tienen conciencia y carecen de virtud. Esa es la diferencia en su calidad humana. Algunos dicen: “No me lo tomaría en serio si me pidieras que me ocupara de cuidar un perro o un gato, pero si se me asignara un asunto importante de la casa de Dios, de seguro lo resolvería bien”. ¿Es eso válido? (No). ¿Por qué? Si alguien tiene el punto de vista correcto, tanto en asuntos grandes como pequeños, sin importar cuál sea su comisión, y si es recto de corazón y de naturaleza noble, si tiene integridad, es fiable y tiene conducta moral, eso es precioso y es diferente. Esas personas abordan absolutamente cualquier asunto con su moralidad y su fiabilidad. Si alguien inmoral y que no tiene fiabilidad dijera: “Si Dios me encomienda algo directamente, sin duda lo manejaré bien”, ¿sería veraz? Sería un poco pretencioso y engañoso. ¿Cómo puedes ser confiable para otros sin conciencia ni razón? Tus palabras suenan falsas, son un truco. Hace tiempo, la casa de Dios tuvo dos perritos para proteger un lugar. Se dispuso que una persona los cuidara, y esta lo hizo y se ocupó de ellos como si fuesen propios. A esta persona no le gustaban mucho los perros, pero los cuidaba bien: cuando un perro se enfermaba, le daba tratamiento, y los bañaba y los alimentaba a su debido tiempo. Puede que no le gustaran los perros, pero asumió su cuidado como su comisión y responsabilidad. ¿No es esto algo que debería estar presente en la humanidad? La persona tenía humanidad, por eso hizo bien las cosas. Los dos perros, más tarde, pasaron a estar a cargo de otra persona y, en tan solo un mes, estaban lastimosamente delgados. ¿Qué había sucedido? Nadie se preocupaba o se percataba cuando se enfermaban, y el mal estado de ánimo les afectaba el apetito. Así es como terminaron tan flacos; así es como los cuidaba aquella persona. ¿Hay alguna diferencia entre las personas? (Sí). ¿Dónde? (En su humanidad). El que cuidó bien de los perros, ¿comprendía una gran cantidad de verdades? No necesariamente. Y el que los cuidó mal no necesariamente llevaba menos tiempo creyendo en Dios. ¿Por qué, entonces, hay una diferencia tan grande entre ambos? Porque es su calidad humana la que es distinta. Algunas personas son fiables. Cuando le dan su palabra a alguien, pueden dar cuenta de sí mismas al final, ya sea que les guste o no lo que deben hacer. Cuando asumen una tarea, es seguro que la completarán, paso a paso. Están a la altura del crédito que otros les conceden y de su propio corazón. Tienen conciencia y con ella miden todas las cosas. Algunas personas no tienen conciencia. Dan su palabra y luego no hacen nada para respaldarla. No dicen: “Ellos creyeron en mí. Debo hacer esto bien para conservar su confianza”. Ese no es el corazón que tienen y no es así como piensan. ¿No es esa una diferencia en la humanidad? Decidme, a la persona que lo hizo bien, ¿le resultó trabajoso hacerlo? No le resultó demasiado cansador o trabajoso. No se devanó los sesos tratando de descifrar cómo hacerlo bien y no oraba a menudo sobre ello. Sabía, en su corazón, qué era lo correcto hacer, entonces asumió esa carga. El que no estaba dispuesto a soportar la carga también aceptó el deber y, una vez que lo hizo, le resultó una molestia. Se fastidiaba cuando los perros ladraban y los regañaba: “Ladra, ¿quieres? ¡Ladra una vez más y te mataré a patadas!”. ¿No hay una diferencia de humanidad aquí? La hay, y es grande. Algunas personas, cuando les asignas una tarea, sienten que es fastidioso, un incordio, que les estás dejando poca libertad. “¿Otro trabajo? Ya tengo bastante que hacer, ¡no estoy holgazaneando aquí!”. Y así inventan toda clase de excusas para evadirla, para disculparse por no cumplir con su responsabilidad. No tienen conciencia ni razón y no se examinan a ellas mismas, sino que dan explicaciones y excusas para disculparse por su humanidad escasa. Así se comportan las personas de humanidad escasa. Siendo así, ¿puede una persona como esa entrar en la realidad-verdad? (No). ¿Por qué? Porque no ama la verdad ni las cosas positivas. ¿No es así? No está dotada ni de humanidad normal ni de la realidad de las cosas positivas. No posee esa esencia en su interior. Entonces, ¿cuál es la relación entre la verdad y la humanidad normal? ¿Qué debe contener la humanidad de una persona para que esta entre en la realidad-verdad y para que practique la verdad? Primero, debe tener conciencia y razón. En lo que esté haciendo, debe tener la actitud correcta, el pensamiento correcto y el punto de vista correcto. Solo con estas cosas puede uno tener humanidad normal, y solo teniendo humanidad normal puede uno aceptar y practicar la verdad.
B. Cómo maneja la gente su entorno personal
El segundo punto, cómo maneja la gente su entorno personal en la vida cotidiana, ¿a qué área de la humanidad normal se refiere? (La del entorno en el que uno vive). ¿Y eso en qué consiste? Se compone principalmente de dos grandes ámbitos: el entorno en el que uno vive, que solo abarca su vida personal, y los entornos públicos con los que entra en contacto de manera frecuente. ¿Y en qué consisten concretamente estas dos grandes áreas? El estilo de vida de cada uno, así como su gestión de la higiene y de su entorno. Para desglosarlo un poco más, ¿en qué consiste el estilo de vida de una persona? El trabajo y el descanso, la alimentación y aspectos como la preservación de la salud en el día a día y el conocimiento general de la vida cotidiana. Comenzaremos por la primera, trabajo y descanso. Deberían llevarse a cabo de forma regular y programada. Salvo en circunstancias especiales, como cuando el trabajo exige quedarse despierto hasta tarde o hacer horas extra, el trabajo y el descanso suelen ser regulares y programados. Ese es el camino correcto. Hay quienes prefieren quedarse despiertos por la noche. No duermen cuando anochece, sino que se mantienen ocupados con todo tipo de cosas. No se acuestan hasta que los demás se levantan y empiezan a trabajar, por la mañana temprano, y cuando los otros se acuestan por la noche, es cuando ellos se levantan y se ponen a trabajar. ¿No hay gente así? Siempre fuera de sintonía con los demás, siempre especiales: esas personas no tienen una razón muy sólida. Los ritmos de todo el mundo deberían estar básicamente sincronizados en circunstancias normales, salvo casos especiales. ¿Cuál es el siguiente? (Alimentación). Los requisitos alimentarios de la humanidad normal son fáciles de cumplir, ¿verdad? (Sí). Esta es fácil. Sin embargo, ¿no hay opiniones falaces sobre la alimentación? Algunos dicen: “Creemos en Dios y todo está en Sus manos. No hay forma de comer que pueda dañar el estómago. Comeremos lo que queramos, a nuestra propia voluntad, con libertad. No es un problema, Dios nos protege”. ¿No hay gente con ese entendimiento? ¿No hay algo un poco distorsionado en eso? Un entendimiento así es anormal; quienes lo tienen no son normales en su forma de pensar. Hay otros que confunden el conocimiento normal y de sentido común para la vida con mostrar consideración hacia la carne. Creen que poner atención en el conocimiento del sentido común para vivir es mostrar consideración hacia la carne. ¿No hay gente que cree eso? (Sí). Por ejemplo, algunas personas tienen problemas de estómago y no comen cosas picantes y estimulantes. Hay quien les dice: “Eso es una preferencia alimenticia tuya; muestras consideración hacia la carne. Tienes que rebelarte contra ello. Habrá lugares a los que irás donde esa sea la comida y tendrás que comerla. ¿Cómo no ibas a hacerlo?”. ¿No hay gente con ese tipo de entendimiento? (Sí). Algunas personas no pueden comer una determinada comida y, sin embargo, insisten en comerla, a su pesar, para rebelarse contra la carne. Yo digo: “Puedes no comerlo si no quieres. Nadie te condenará si no lo haces”. Ellos responden: “¡No, tengo que hacerlo!”. En ese caso, su malestar es merecido. Ellos mismos se lo han buscado. Ellos mismos se imponen los preceptos, así que son ellos quienes tienen que cumplirlos. ¿Estaría mal no comérselo, entonces? (No). No. Otras personas con determinados problemas de salud son alérgicas a algunos alimentos. Deben evitar esas cosas y no ingerirlas. Algunos son alérgicos a los chiles, por lo que no deberían comerlos, y, sin embargo, insisten en ello. Siguen comiéndolos, creyendo que eso es rebelarse contra la carne. ¿No es una interpretación distorsionada? Efectivamente. Si no están en condiciones de comer algo, que no lo coman. ¿Por qué luchan contra su cuerpo? ¿No es insensato por su parte? (Lo es). No hay necesidad de atenerse a ese precepto, ni de que se rebelen contra su carne de esa manera. Cada persona tiene su propia condición física: algunos tienen el estómago delicado; otros, el corazón débil; los hay que tienen una visión deficiente; otros son propensos a sudar, y hay quienes no sudan nunca. La condición de cada persona es diferente, de modo que debes hacer ajustes en función de la tuya. Una sola frase puede servir para esos casos: aprende un poco de sentido común en la vida. ¿Qué significa aquí “sentido común”? Significa que debes saber qué alimentos te perjudican y cuáles te benefician. Si algo no sabe bien pero es saludable, debes comerlo por el bien de tu salud; si algo es sabroso pero enfermas al comerlo, no lo comas. Eso es sentido común. Más allá de eso, la gente también debe conocer algunas maneras sensatas de mantenerse sana. En las cuatro estaciones del año, deja que el tiempo, el clima y la estación dicten lo que comes: este es un principio fundamental. No luches contra tu cuerpo: este es un pensamiento y una comprensión que deberían tener las personas con una humanidad normal. Algunas personas tienen enteritis y sufren diarrea cuando comen alimentos estimulantes. Entonces, no los comas. Sin embargo, hay quien dice: “No tengo miedo. Dios me protege”, y por ello sufren diarrea después de las comidas. Hasta dicen que es Dios que los somete a prueba y los refina. ¿No son absurdos? Si no son absurdos, son unos glotones terribles que comen sin reparar en las consecuencias. Esa gente tiene muchos problemas. No pueden controlar su apetito, pero dicen: “No tengo miedo. ¡Dios me protege!”. ¿Cómo es su comprensión del asunto? Está distorsionada; no entienden la verdad pero intentan aplicarla ciegamente. El hecho de que tengan enteritis y, sin embargo, coman indiscriminadamente, y cuando les dé diarrea como resultado, digan que es Dios el que los está sometiendo a una prueba y los está refinando, ¿no es una aplicación ciega de los preceptos? Que una persona tan absurda diga semejante sandez, ¿no es una blasfemia contra Dios? ¿Obraría el Espíritu Santo en una persona tan ridícula? (No). Si no entiendes la verdad, no debes ir ciegamente aplicando preceptos a las cosas. ¿Sometería Dios indiscriminadamente a alguien a pruebas? Desde luego que no. Ni siquiera estás calificado para eso; no estás a la altura, y por eso Dios no te pondrá a prueba. Alguien que no sabe qué alimentos le harán enfermar es un idiota con un intelecto poco desarrollado. ¿Pueden las personas que carecen de racionalidad e intelecto comprender las intenciones de Dios? ¿Pueden comprender la verdad? (No). ¿Pondría Dios a tal persona a prueba, entonces? No. Eso es carecer de razón y decir necedades. Hay principios para que Dios pruebe a las personas; están dirigidos a personas que aman la verdad y la persiguen, a personas a las que Dios utilizaría y que podrían dar testimonio de Él. Él pone a prueba a personas de fe verdadera que pueden seguirlo y dar testimonio de Él. Nadie que busque solo la comodidad y el disfrute y no persiga la verdad en absoluto, y desde luego nadie con una aprehensión distorsionada de las cosas, tiene la obra del Espíritu Santo. Siendo así, ¿los sometería Dios a pruebas? Es una imposibilidad total.
Algunas personas tienen acceso a hierbas medicinales chinas o alimentos saludables, que consumen frívolamente. Algunas mujeres a menudo se untan la cara con productos que protegen la piel, la blanquean y la estiran. Pasan dos horas al día aplicándose maquillaje y tres horas retirándolo, lo que acaba por estropear su piel hasta hacerla irreconocible. Incluso dirán: “Nadie puede superar la ley natural de que la belleza se desvanece con la edad; ¡solo mira cómo envejece mi piel!”. El hecho es que no parecerían tan envejecidas si no hubieran estropeado tanto su rostro: fue precisamente la aplicación de esos productos lo que las hizo envejecer. ¿Qué pensáis al respecto? (Ellas mismas se lo han buscado). ¡Se lo tienen merecido! Hay ciertos conocimientos de sentido común necesarios para vivir en una humanidad normal que es preciso entender, como el conocimiento general sobre la conservación de la salud y la prevención de enfermedades: que los pies fríos pueden causar dolor de espalda, por ejemplo, o cómo hay que tratar la hipermetropía precoz o cuáles son los perjuicios de pasar demasiado tiempo sentado frente al ordenador. Uno debería entender un poco sobre estos cuidados de sentido común para su salud. Algunos dirán: “Para creer en Dios, basta con leer Sus palabras. ¿De qué sirve aprender todo eso del sentido común en materia de salud? La duración de la vida de un hombre la determina Dios; ningún conocimiento sanitario servirá de nada. Cuando te llegue la hora de morir, nadie podrá salvarte”. A primera vista parece correcto, pero, en realidad, es un poco absurdo. Es algo que diría alguien sin comprensión espiritual. Aprenden a recitar palabras y doctrinas trilladas y a parecer espirituales, cuando, en realidad, no tienen comprensión pura alguna. Intentan ciegamente aplicar los preceptos cuando les pasan cosas y hablan lo mejor que pueden, sin poner en práctica ninguna verdad. Hay quien les dice que las gachas de harina de maíz son nutritivas, por ejemplo, que son buenas para la salud. No lo aceptarán. Sin embargo, en cuanto oigan a alguien decir que la carne de cerdo estofada es saludable, se la comerán hasta hartarse la próxima vez que la vean, e incluso dirán mientras mastican: “¿Qué le voy a hacer? Debo comerlo, ¡es por mi salud!”. ¿No es falso lo que dicen? (Lo es). Es un engaño. Poseer lo que la gente con humanidad normal debería poseer, saber lo que la gente debería saber, conocer lo que hay que conocer en la etapa de la vida que corresponde a tu edad: eso es tener humanidad normal. Algunas personas de veintitantos comen indiscriminadamente. Son capaces de comer cubitos de hielo en un día helado. Los ancianos se asustan al verlos y les instan a parar, les dicen que les dolerá el estómago. “¿Me dolerá el estómago? Estaré bien”, dicen, “Mírame: estoy en perfectas condiciones físicas”. A su edad no saben nada de esas cosas. Espera a que tengan cuarenta años; dales un cubito de hielo para que se lo coman entonces. ¿Lo harían? (No). Y cuando tengan sesenta años, olvídate de tomar hielo: tendrán miedo de acercarse a él. El frío será demasiado para que su cuerpo lo soporte. Eso se llama experiencia: aprender las lecciones de la vida. Si alguien a los sesenta años todavía no sabe que su estómago no puede aguantar demasiados cubitos de hielo, que su cuerpo no los puede tolerar, que le van a sentar mal, ¿cómo se llama eso? ¿Son deficientes en humanidad normal? Les falta experiencia vivida. Si alguien de sesenta y tantos años aún no sabe que el frío es malo para la espalda, que los pies fríos provocan dolor de espalda, ¿cómo habrá vivido esos sesenta y tantos años? Simplemente se las habrá arreglado para salir adelante. Algunas personas alcanzan a comprender muchas cosas de sentido común acerca de la vida a los cuarenta años —conocimientos sensatos sobre la salud, por ejemplo— y tienen algunos puntos de vista correctos sobre las cosas materiales, el dinero y el trabajo, y sobre sus parientes, los asuntos del mundo, la vida, etcétera. Tienen una comprensión pura de esos temas y, aunque no crean en Dios, siguen entendiéndolos un poco mejor que quienes son más jóvenes. Son personas con sentido del bien y del mal cuyo pensamiento es normal. En las dos décadas que han vivido desde los veinte años, han comprendido muchas cosas, algunas de las cuales se acercan a la verdad. Esto demuestra que son personas con capacidad de comprensión, personas de gran calibre. Y si es alguien que persigue la verdad, su entrada en la realidad-verdad será mucho más rápida, porque habrá experimentado mucho en esos veinte años y habrá ganado algunas cosas positivas. Sus experiencias serán coherentes con la realidad-verdad de la que habla Dios. Sin embargo, si a esa persona le falta mucho en su humanidad y no tiene puntos de vista correctos ni el pensamiento de la humanidad normal ni, mucho menos, la inteligencia de la humanidad normal con respecto a la vida y a las personas, los acontecimientos y las cosas que surgen en esos veinte años, entonces habrá vivido esos años en vano. En varios lugares en los que he estado, he descubierto que algunas de las hermanas mayores no saben cocinar. Ni siquiera pueden planificar una comida equilibrada. Hacen sopa de lo que debería freírse y fríen lo que debería ir en una sopa. Los productos cambian con las estaciones, pero en sus mesas siempre hay los mismos platos. ¿Qué sucede allí? Eso es una verdadera falta de inteligencia, ¿no? Carecen del calibre de la humanidad normal. Ni siquiera saben cocinar los diversos alimentos que encuentran en su vida cotidiana, como la col y la patata. No están a la altura de las tareas más sencillas y no pueden realizarlas. ¿Cómo se las han apañado en los últimos cincuenta o sesenta años? ¿Podría ser realmente que sus corazones no exigieran nada de sus vidas? Si una persona no puede obtener experiencia de nada de lo que hace, ¿qué deber podría desempeñar bien alguien así? El hecho es que la gente puede aprender a hacer cosas, si se aplica y entrena durante un tiempo. Si alguien sigue sin poder hacer nada después de varios años de estudio, ¡su intelecto y aptitud deben de ser pésimos!
Hablemos ahora un poco de la gestión de la higiene. Hace poco fui a dos lugares donde los alrededores de las casas eran un desastre total. En un principio, todo estaba muy ordenado allí, así que ¿cómo acabaron esos lugares convirtiéndose en semejantes “pocilgas”? La razón es que la gente que vive allí no sabe cómo tener todo bajo control. No tienen la conciencia y los requisitos de higiene de la humanidad normal. No se trata simplemente de que sean perezosos; más allá de eso, se han acostumbrado a vivir en tales condiciones. Esparcen basura por el suelo y dejan cosas en cualquier sitio, sin norma ni restricción alguna. Cuando han limpiado un espacio, pueden mantenerlo limpio solo un día o dos; unos días después, está tan desordenado y sucio que es difícil de mirar. Decidme, ¿cómo se le llama a un entorno así? Y la gente de allí puede comer con ganas y dormirse en tales condiciones, ¿qué gente es esa? Son como cerdos, ¿no? No tienen conciencia ni entienden nada de higiene, de su entorno, de estructura, de gestión. No se dan cuenta, por muy sucio o desordenado que esté. Tampoco les molesta; no les preocupa ni les inmuta. Siguen viviendo como hasta ahora, sin particularidades ni exigencias. Hay sitios en los que se cuida mucho la higiene y el entorno, y uno pensaría que la gente se preocupa por la limpieza, que sabe gestionar sus alrededores…, pero hasta que llega una inspección sorpresa nadie sabe que han estado enviando a gente a limpiar el lugar antes de las inspecciones. Si les avisas con antelación, está garantizado que el lugar estará limpio; si vas sin avisarles, encontrarás un entorno diferente, que seguro estará sucio y desordenado. En las habitaciones de algunas de las niñas hay ropa y zapatos esparcidos por todas partes, y fuera, las herramientas de trabajo, como azadas y picos, están amontonadas junto con la ropa. Algunos dirán que han estado tan ocupados que no han tenido tiempo de limpiar. ¿Tan ocupados han estado? ¿Ni siquiera han tenido tiempo de respirar? Si es así, está bien, están ocupados, pero ¿seguro que han estado tan atareados? ¿Qué les resulta tan difícil de gestionar su espacio? ¿Qué tiene de agotador mantener un entorno limpio y ordenado? ¿Tiene algo que ver con la humanidad? ¿Por qué a la gente le gusta tanto vivir en una “pocilga”? ¿Por qué estarían tan a gusto en un entorno así? ¿Cómo pueden mostrarse completamente insensibles a lo que les rodea? ¿Qué sucede allí? ¿Cuál es la causa de los entornos mal gestionados? Si voy a algún sitio de vez en cuando y les aviso con antelación, lo dejarán impecable, pero dejarán de limpiar si voy a menudo. Dicen: “Vienes a menudo, así que prescindiremos de las formalidades. Así es como somos. ¡Es agotador estar limpiando todo el tiempo! ¿Quién tiene la energía? Estamos tan ocupados con el trabajo todo el día, ¡que ni siquiera tenemos tiempo de cepillarnos el pelo!”. Dan justificaciones como esa. ¿Y qué otras dan? “Esto es temporal. No necesitamos que esté en perfecto orden. Bastará como está”. En efecto, todo es temporal, pero aunque vivieras en una tienda de campaña, tendrías que ocuparte de ella, ¿no? Eso es humanidad normal. Si ni siquiera tienes esa pizca de humanidad normal, ¿en qué te diferencias de las bestias?
Hay una iglesia en la casa de Dios que está muy bien situada, cerca de montañas y agua. Se ha construido una carretera y los árboles bordean el río cercano. Incluso tiene un cenador con rocas ornamentales al lado. De verdad, es muy bonito. Un día, vi desde lejos una cosita amarilla en esa carretera limpia. Al acercarme, vi que era una cáscara de naranja. A saber quién tiraría despreocupadamente su basura allí. Y en el cenador, que también había estado limpio, alguien había estado comiendo pipas de girasol y tirando las cáscaras por todo el suelo. Decidme, ¿esa persona era alguien que conoce las reglas? En la humanidad normal, ¿hay estándares obligatorios para la higiene y el entorno de cada uno o no los hay? Algunos dirán: “¿En qué sentido no tengo estándares? Me lavo los pies todas las noches. Algunas personas no lo hacen. Algunos ni siquiera se lavan la cara al levantarse por la mañana”. Vale, puede que tengas los pies limpios, pero ¿por qué tu entorno de trabajo parece una pocilga? ¿A qué equivale esa limpieza tuya? En el mejor de los casos, demuestra que eres terriblemente egoísta. Te gustaría gestionarlo todo, ¿cómo podrías ser amo de todas las cosas, si ni siquiera puedes gestionar un recinto? ¡Eso es realmente desvergonzado! Esta gente no solo es incapaz de gestionar su entorno, sino ni siquiera su propia higiene, y tira la basura al suelo. ¿Cómo desarrollaron ese hábito? Pueden justificar el hecho de tirar cáscaras de fruta al suelo llamándolo compost. Entonces, ¿por qué no ponerlas en un montón de compost o en un cubo de basura? ¿Por qué tirarlas en el camino o en ese cenador? ¿Es un cenador un lugar para el compost? ¿No es eso hacer caso omiso de las normas? (Lo es). Es una terrible escasez de humanidad, de razón y de moral: ¡son gente vulgar! Decidme, ¿hay alguna manera de resolver este problema? ¿Cómo se puede detener? ¿Bastará con supervisión? ¿Quién podría vigilar tanto las cosas? ¿Qué se puede hacer? (Multarlos). Sí, ese es el último recurso. Hay que implantar un sistema adecuado. Se acabó la impunidad. Esta gente es tan ruin…, ¡es incorregible! En algunos lugares, hay cajas de cartón podridas, tablas podridas y jirones de papel esparcidos por todas partes, y la gente de allí dice que los guarda para utilizarlos más adelante. Dado que son cosas útiles, ¿por qué no ordenarlas por tipo, en pilas ordenadas? ¿No quedaría mejor y ocuparía menos espacio? La mayoría de la gente no sabe gestionar. Las cosas están apiladas y esparcidas desordenadamente en sus espacios, de forma que no queda espacio libre. Los montones se van volviendo más desordenados a medida que crecen, y con el desorden viene la suciedad, hasta que el lugar se convierte en un vertedero, repelente para todos los que lo ven. ¿Las personas que viven en esos entornos tienen una humanidad normal? ¿Son personas de calibre, si ni siquiera pueden tener control sobre el entorno en el que viven? ¿Qué diferencia queda entre esas personas y las bestias? Parte de la razón por la que la mayoría de las personas no saben cómo gestionar los espacios en los que viven es que no tienen conciencia de la higiene, ni saben cómo gestionar su entorno. No se les ocurren esas cosas y desconocen cómo debe ser el entorno vital de las personas. Son como animales, inconscientes del tipo de entorno en el que deberían vivir. La otra parte tiene que ver con que los gerentes no saben cómo gestionar estos asuntos. Ellos no saben cómo gestionar estos asuntos, y los que están siendo gestionados no son proactivos o conscientes de esas cosas. Al final, con la “cooperación” de todos, el lugar se convierte en una “pocilga”. Cuando esas personas llevan tiempo en un lugar, salgo de él con cierta sensación: “¿Por qué este sitio nunca está limpio? ¿Por qué nunca parece un hogar?”. Decidme, ¿ver un espacio así podría levantar el ánimo de una persona? (No). ¿Ir allí os levantaría el ánimo? (No tendríamos muchos sentimientos al respecto). Esa sería vuestra respuesta real: no muchos sentimientos. Hice planes para algunos de esos lugares y, cuando el trabajo estuvo terminado y las cosas se habían reordenado, todos disfrutamos de lo que vimos. Sin embargo, unos días después, las cosas volvían a estar hechas un desastre. Tenía que encontrar a alguien adecuado para gestionar la tarea, si quería mantener la higiene. Eso es porque la mayoría de la gente es muy sucia y hace un desastre en cualquier trabajo que esté desempeñando. Algunas personas recogen verduras y no saben dónde lavarlas. Insisten en buscar un lugar limpio para hacerlo, lo que hace que ese sitio se ensucie en consecuencia. ¿Cómo te sentirías al verlo? ¿No son estas personas una manada de bestias? ¡No tienen humanidad! Mirar a esa gente, a la que no le importa nada la higiene y no sabe cómo gestionar su entorno, ¡hace que a uno le invada la ira! A estas personas se les ofrece un entorno agradable para vivir, con todo bien arreglado. En primavera brotan todo tipo de flores y hierbas; tienen montañas, agua, un cenador; tienen lugares donde trabajar y donde vivir, y todo tipo de comodidades. ¡Qué bonito! Sin embargo, ¿cómo acabó? Lo dieron por sentado; no apreciaron la amabilidad. Pensaron: “Este es un entorno más agradable que la mayoría, pero es más bien un lugar rural. El suelo no es más que hierba y barro”. Con esa mentalidad, destrozaron el lugar sin pensarlo. No pensaron en gestionar su entorno. ¡Cuánto brilla por su ausencia en una humanidad así! No posee lo que la humanidad debería; esa gente ni siquiera se puede mantener al día de los diversos aspectos de su entorno de vida de la forma más elemental. Decidme, ¿cómo es posible que a la gente no se le ocurra valorar un entorno tan agradable en el que vive? ¿Cómo no se les ocurrió ocuparse de él? ¿Por qué? ¿Es que están tan ocupados con sus deberes que les falta tiempo? ¿O qué otra cosa les sucede? ¿Hay alguien que no esté ocupado con sus deberes? Hay quienes viven en entornos peores que el vuestro y, sin embargo, cuidan bastante bien su espacio. La gente lo ve y les da el visto bueno, con admiración y estima hacia ellos. Y luego está vuestro entorno de vida: los demás ni siquiera necesitan entrar; te despreciarían con solo echar un vistazo al exterior. ¿No es acaso tu culpa? Tus acciones y comportamientos han generado este entorno penosamente descuidado en el que vives. Cuando la gente ve el entorno en el que vives, para ellos es lo mismo que ver tu esencia. ¿Puedes culparlos, entonces, por despreciarte? Que una persona sea elevada o despreciable, noble o vulgar, no lo deciden las valoraciones de los demás, sino lo que ella misma vive. Si posees las cualidades de la humanidad normal, eres capaz de vivir la verdadera semejanza humana. Podrás demostrar tu noble cualidad y los demás te valorarán y estimarán de forma natural. Si no posees esas cosas, no entiendes el sentido común de la higiene y no sabes cómo cuidar tu entorno, por lo que vives todos tus días en una “pocilga” y te sientes bastante satisfecho al respecto, eso revela tu cualidad de bestia. Significa que eres vulgar y despreciable. Una persona tan vulgar y despreciable, con una humanidad tan vulgar y despreciable, sin una pizca del pensamiento, los puntos de vista, los requisitos y la búsqueda que la humanidad normal debería tener; sin nada de eso, ¿puede esa persona comprender la verdad? ¿Puede entrar en la realidad-verdad? (No). ¿Vosotros también creéis que no puede? ¿Por qué no? Algunos dirán: “Hace ya mucho tiempo que renunciamos a todas esas cosas mundanas en nuestros años de creer en Dios. ¡No nos importan esas cosas! ‘Vivir una vida de calidad’…, ¡eso es algo mundano!”. ¿No hay quienes dicen eso? Entonces, ¿el aire que respiras es algo mundano? La ropa que llevas, todas las cosas materiales que utilizas, ¿son cosas mundanas? ¿Por qué no encuentras un lugar al aire libre para las reuniones? ¿Por qué reunirse en una habitación? ¿No es absurda la gente que dice eso? Te diré una cosa: si una persona así quiere entrar en la realidad-verdad, le resultará difícil. Si una persona desea entrar en la realidad-verdad, primero debe poseer una humanidad normal; más allá de eso, debe desechar esos malos hábitos que hay en su vida para buscar algo parecido a un estilo y un objetivo en la vida que tenga calidad, modales y moralidad. ¿Es adecuada esta forma de decirlo? Entonces, ¿es fácil solucionar esos problemas? ¿Cuánto tiempo se tarda en cambiar de estilo de vida y desprenderse de un mal hábito? ¿Qué método hay que utilizar para entrar lo antes posible en ese aspecto? ¿Qué procedimientos existen, aparte del castigo? (La supervisión mutua). La supervisión mutua es un método, pero todo dependerá de que la gente lo acepte. En mi opinión, imponer multas es una medida poderosa y realmente eficaz. En cuanto mencionas multas en metálico, tocas los intereses de la gente. No les queda más remedio que cumplir, por temor a que sus intereses se resientan. Eso es lo que se logra mediante la imposición de multas. Sin embargo, ¿por qué no se consigue nada al hablar sobre la verdad con esas personas? Porque no tienen una humanidad normal ni las condiciones necesarias para aceptar la verdad. Por eso, compartir la verdad con ellas es un método ineficaz. En cualquier entorno de trabajo, primero aprende a clasificar los objetos por tipo; segundo, a mantener el orden; tercero, a mantener la higiene y la limpieza, y, por último, a cultivar el hábito de tirar lo que es basura. Eso es lo que debería poseer la humanidad normal.
Hay mujeres que se peinan y salen, sin barrer antes el pelo que ha caído. Hacen eso a diario. ¿Se puede cambiar un hábito así? Cuando termines de peinarte, debes limpiar y ordenar todo de inmediato. No dejes que otros lo limpien: gestiona bien tu propio entorno. Si quieres gestionar bien tu entorno, debes empezar por ti mismo. Limpia tu propio espacio en primer lugar. Aparte de eso, uno debe tener conciencia cívica de los entornos públicos que habita. La responsabilidad de gestionar los espacios donde la gente vive y descansa, por ejemplo, debe recaer en todos. Si ves algunos trozos de mondadura de naranja en el suelo, recógelos y tíralos a la basura. En algunos lugares de trabajo, hay astillas y virutas de madera, barras de hierro y clavos por todas partes cuando se termina el trabajo. Si vas por allí, fácilmente podrías pisar un clavo si no tienes cuidado. Es muy peligroso. ¿Por qué no limpian e higienizan una vez que han hecho su trabajo? ¿Qué clase de hábito desagradable es ese? ¿Tienen justificación para eso que hacen? ¿Qué pensaría la gente al ver un lugar de trabajo tan desordenado y sucio? ¿No es así como hacen su trabajo las bestias? Las personas con humanidad deben limpiar bien las cosas cuando terminan un trabajo y así los demás sabrán a simple vista que fueron humanos quienes realizaron el trabajo. Las bestias no limpian después de hacer un trabajo, como si la limpieza no les correspondiera y no tuviera nada que ver con ellas. ¿Qué clase de lógica es esa? He visto a más de uno que no limpia después de hacer un trabajo. Todos tienen esa mala costumbre. Les he dicho que todos los días, cuando terminen su trabajo, deben encargarse de que alguien recoja toda la basura. Que limpien todos los días. De esa forma, el lugar estará limpio. Deben cultivar un hábito como ese. Para cultivar un hábito de vida, hay que empezar por mantener un entorno y esperar a acostumbrarse a él. Entonces, un día, cuando ese entorno cambie, ellos mismos se sentirán incómodos al ver que algo está sucio. Es lo mismo que les ocurre a algunas personas que llevan tres o cinco años viviendo en el extranjero, que piensan que allí todo es mejor. Llega el día en que regresan a su ciudad natal y sienten que de repente se han vuelto elegantes. Miran con desprecio a los que no se preocupan por la higiene, a las personas cuyas casas están sucias. Ni siquiera soportan pasar unos días sin ducharse. ¿No fue su entorno el que lo dictó? Así es como funciona. Así pues, debéis empezar por cuidar la higiene personal y de vuestro entorno. Esa es la forma de sentirte cómodo en el desempeño de tu deber, y es lo que deberían poseer las personas con una humanidad normal. En varios lugares en los que he estado, he visto habitaciones de chicas que son un auténtico revoltijo, un desorden total. Algunos dirán: “Quieres que seamos ordenados; ¿debería ser como en un campo de entrenamiento militar?”. No hace falta. Haz la cama y limpia tu habitación todos los días. Mantén la limpieza. Conviértelo en un hábito. Si haces esas cosas todos los días y se convierten en un hábito, en una norma, tan automáticas como comer, habrás cultivado este tipo de hábito de la vida diaria y habrán aumentado tus exigencias para con tu entorno. Y cuando hayas subido ese peldaño, todo tu porte, tu perspectiva mental, tu gusto, tu humanidad y tu dignidad se elevarán. No obstante, si vives en una “pocilga”, un lugar que no es para humanos, sino más bien la guarida de una bestia, no posees semejanza humana. Al entrar en una sala, por ejemplo, algunas personas, al ver que la habitación y el suelo están limpios, se limpiarán la suciedad de los zapatos fuera durante un rato. Seguirán sintiéndose sucios, por lo que pasarán a quitarse los zapatos antes de entrar. Cuando el dueño de la habitación vea lo limpios y respetuosos que son con él, también los respetará. Otras personas entrarán con los zapatos llenos de barro y no les importará ensuciar el piso. No tienen la más mínima conciencia al respecto. El dueño de la habitación se da cuenta de que, por naturaleza, no tienen respeto por las normas. Los ve con malos ojos y, por eso, los desprecia y no los dejará entrar en la habitación en el futuro. Les hará esperar fuera, y esto es lo que implicará: “No mereces entrar; estropearías el lugar si lo hicieras, ¡y cuánto tiempo tendría que pasar limpiándolo!”. No los respetará. Cuando vea que no poseen semejanza humana, ni siquiera los respetará. Si alguien llega a ese punto en la vida, ¿sigue siendo humano? Un animal doméstico es mejor que él. Así pues, las personas deben vivir la semejanza humana para ser llamadas humanas, y deben poseer una humanidad normal para vivir la semejanza humana. Dondequiera que viva alguien, sea cual sea el deber que desempeñe, debe acatar las normas. Debe cuidar su espacio y su higiene, tener sentido de la responsabilidad y buenos hábitos de vida. Debe ser atento y serio en todo lo que hace, y mantenerlo hasta que lo haya hecho bien y conforme a los estándares. De este modo, la gente verá en el desempeño de tu deber, en la forma en que tratas a los demás y lidias con las cosas que eres recto y decente, una buena persona. Sentirán admiración por ti y llegarán a respetarte de manera natural. También te estimarán y valorarán, por lo que no te embaucarán ni te intimidarán. Te hablarán con seriedad, sin burlas ni desprecios. No sé cómo percibe la gente Mi aspecto, pero tengo un presentimiento: cuando me encuentro con la mayoría de las personas, no hacen bromas ni hablan con frivolidad. No sé por qué. Puede ser que la gente perciba algo: “Eres una persona muy seria, y también eres serio en Tu forma de hablar y en Tus acciones. Eres una persona recta; no me atrevería a hacer una broma cuando interactúo contigo. Está claro a primera vista que Tú no eres ese tipo de persona”. Si, cuando vas a un lugar y hablas, conversas e interactúas con la gente, las personas sienten que hay algo ahí en tu humanidad y moralidad; puede que no sean capaces de decir claramente qué es, pero tú sabrás en qué piensas cada día y siempre tendrás principios y estándares sobre cómo ves las cosas y cómo te relacionas con la gente. Si así es como te relacionas e interactúas con los demás, entonces dirán que eres muy prudente, muy serio y prudente en todo lo que haces, es decir, que tienes muchos principios. ¿Qué sentimiento les inspirará en última instancia? Reflexiona sobre ello con calma. Si estás equipado en tu comportamiento con las cosas que aquellos con humanidad normal deberían tener, no importa cómo la gente pueda valorarte a tus espaldas. Si sienten, en el fondo de su corazón, que eres una persona recta y prudente, alguien con una actitud seria y responsable hacia todas las cosas, que tiene virtudes nobles, entonces, después de relacionarse e interactuar contigo durante un tiempo, llegarán a aprobarte y a estimarte. Y, entonces, tú valdrás algo como persona. Si, después de relacionarse contigo durante un tiempo, ven que no haces nada bien, que eres perezoso y glotón, que estás poco dispuesto a aprender nada, que tu nivel de exigencia supera tus capacidades, que eres bastante avaro y egoísta y, además, que no te preocupas por la higiene y no piensas en cuidar de tu entorno; si ven que no tienes ni idea de nada de lo que haces, que eres de un calibre bastante escaso y que no eres digno de crédito, incapaz de hacer bien ninguna de las tareas que te encomiendan, entonces serás un cero a la izquierda para todos y te invalidarán como persona. No tener importancia alguna para los demás no es gran cosa, todo sea dicho; lo que importa es que si también eres vulgar, despreciable y sin valor en el corazón de Dios, como una bestia, sin corazón ni espíritu, entonces estás en un aprieto. ¡Todavía estás muy lejos de la salvación! Para cualquier persona cuya calidad humana no esté a la altura, cuya forma de hablar y de actuar sea totalmente desordenada, que sea como una bestia, ¿hay esperanza de salvación? Están en peligro, tal y como yo lo veo. Tarde o temprano, serán descartados.
C. La actitud y la conducta de la gente en su trato con el sexo opuesto
El tercer punto es la actitud y la conducta de la gente en su trato con el sexo opuesto en la vida diaria. Este es un asunto que afrontarán todos los que viven con otras personas, independientemente de su edad. ¿Qué aspecto de la humanidad involucra? La dignidad de uno, su sentido de la vergüenza y su estilo de conducta. Algunas personas ven el contacto con el sexo opuesto con indiferencia. Creen que no tiene importancia mientras no pase nada y que tampoco la tiene entregarse a los pensamientos lujuriosos o exteriorizar una pasión inicua. ¿Debe pensar así alguien que tenga una humanidad normal? ¿Es esto señal de tener una humanidad normal? Una vez que seas lo bastante mayor como para casarte y tener contacto con el sexo opuesto y quieras tener una relación, hazlo con normalidad y nadie se meterá en ello. Sin embargo, algunos no quieren una relación: coquetean un par de días con alguien que despierta su interés, y en cuanto conocen a alguien que los atrae y se ajusta a sus preferencias, empiezan a exhibirse. ¿Y cómo se exhiben? Levantan una ceja, guiñan un ojo o cambian el tono de voz al hablar, o bien se mueven de cierta manera o se ponen a hacer comentarios graciosos para hacerse notar; esto es exhibirse. Cuando alguien que normalmente no es así revela estos comportamientos, puedes estar seguro de que hay cerca miembros del sexo opuesto que se ajustan a sus preferencias. ¿Quiénes son estas personas? Tal vez digas que se comportan indebidamente o que no mantienen unos límites claros entre hombres y mujeres, pero no han exhibido ninguna conducta deplorable. Algunos podrían alegar que simplemente están siendo frívolos. Dicho de otro modo, se comportan de manera indigna; las personas frívolas carecen de la idea de dignidad. Algunas personas revelan estas características en la vida cotidiana, pero no se ven afectados ni el cumplimiento de su deber ni la ejecución de su trabajo; entonces, ¿es esto realmente un problema? Hay quienes dicen: “Mientras no les impida perseguir la verdad, ¿hay necesidad de hablar de ello?”. ¿A qué se refiere esto? A la vergüenza y dignidad de la humanidad de cada uno. La humanidad de una persona no puede carecer de vergüenza y dignidad, sin las cuales no puede ser una humanidad normal. Algunas personas son fiables, serias y responsables y trabajan duro en todo lo que hacen. No tienen problemas graves, pero, sencillamente, no se toman en serio este aspecto de su vida. Cuando coqueteas con alguien del sexo opuesto, ¿es algo constructivo o destructivo? ¿Y si se enamora de ti la persona con la que coqueteas? Quizá digas: “No es lo que yo quería”; bueno, si sigues coqueteando con alguien cuando eso no es lo que quieres, ¿no estás jugando con esa persona? ¡Le haces daño! Esto carece un poco de sentido moral. Quienes hacen esto tienen una calidad humana mediocre. Además, si no tienes la intención de continuar con esa relación ni vas en serio, y pese a ello levantas las cejas, guiñas un ojo al sexo opuesto y te exhibes con gracia y humor, haciendo de todo por mostrar que tienes estilo y que eres una persona atractiva… Si te exhibes así, ¿qué estás haciendo realmente? (Seducir). Hay una intención de seducir en ello. Ahora bien, esta clase de conducta seductora, ¿es noble o espantosa? (Espantosa). En este punto ya no hay dignidad. ¿Qué tipo de personas en este mundo seducen a otras? Las prostitutas, las mujeres indecentes y los canallas; esas personas no conocen la vergüenza. ¿Qué significa no conocer la vergüenza? Que son indiferentes a la deshonra. La integridad, la vergüenza y el honor, así como la dignidad y la reputación, no les importan. Las personas así van por ahí presumiendo y coqueteando. Coquetear con una o dos personas no es suficiente para ellas, y ocho o diez no les parecen un exceso. Serían necesarias miles y miles para hacerlas felices. Algunas mujeres casadas han tenido dos hijos y nadie fuera de su casa lo sabe. ¿Por qué no dejan que la gente se entere? Les preocupa que, una vez que digan que están casadas y comprometidas, ya no tendrán éxito en sus coqueteos y perderán su atractivo y su seducción. Por eso no son francas sobre el tema. ¿Acaso esas personas no son indiferentes a la deshonra? ¿Es normal la humanidad de una persona si contiene ese tipo de cosas? No lo es. Esto implica que, si tienes una humanidad y unos comportamientos como esos, eres deficiente en términos de humanidad normal, ya que carece de vergüenza y dignidad. Algunas personas comienzan a acomodarse el pelo y la ropa en cuanto están cerca de alguien del sexo opuesto, o se aplican colorete y polvos para hacer lo posible por ponerse guapas. ¿Cuál es su objetivo al hacerlo? El objetivo es la seducción. Eso es algo que no debería estar presente en la humanidad normal. Ser capaz de seducir a la gente de esta manera y no sentir nada, sino pensar que es bastante común y corriente, que no es nada importante, es carecer de sentido de la vergüenza y no saber siquiera qué se debe hacer y qué no. Hay quienes estarían dispuestos a caminar por la calle completamente desnudos si les dieran diez mil yuanes. ¿Qué clase de personas son? Personas sin sentido de la vergüenza. Harían cualquier cosa por dinero, sin vergüenza. Para ellas, la integridad, la calidad humana, el sentido de la vergüenza y la dignidad no significan nada y son inútiles. Consideran que su capacidad de presumir y seducir a otros es un talento que poseen, y su única alegría proviene de ganarse el favor de otras personas y de tener más pretendientes. Ese es el mayor honor para una mujer así; es lo que atesora. No valora cosas como la dignidad, el sentido de la vergüenza o la calidad humana. ¿Es eso una humanidad buena? (No). ¿Habéis presentado estos comportamientos? (Sí). ¿Sois capaces de mantenerlos bajo control, entonces? ¿Podéis mantenerlos bajo control la mayor parte del tiempo o solo a ratos? ¿Tenéis la capacidad de conteneros? Las personas que pueden dominarse son aquellas cuyo corazón conoce la vergüenza. Todo el mundo tiene momentos pasajeros de impulsividad y libertinaje, pero cuando les sucede a quienes pueden contenerse, estos sienten que lo que están haciendo no está bien, que los degrada y que deben dar media vuelta de inmediato y no volver a hacerlo. Y más tarde, cuando vuelven a encontrarse con algo así, son capaces de controlarse. Si tu humanidad no contiene ni siquiera ese ápice de capacidad de autocontrol, entonces, ¿contra qué podrías rebelarte cuando se te pida que practiques la verdad? Algunas personas han sido bendecidas con una buena apariencia y el sexo opuesto va tras ellas constantemente; cuanto más van tras ellas, más se creen que pueden permitirse el lujo de exhibirse. ¿No es esto peligroso para ellas? ¿Qué deberías hacer en esta situación? (Reconocer y evitar este peligro). Es realmente un peligro que has de evitar; si no, es muy posible que descubras que una persona te ha seducido. Es preciso que evites este peligro antes de que te seduzca; es lo que se denomina autocontrol. Los que tienen autocontrol tienen sentido de la vergüenza y dignidad. Quienes no lo tienen pueden verse atraídos por cualquiera que los seduzca y morder el anzuelo cuando alguien va tras ellos, lo que trae problemas. Por otra parte, también se exhibirán, arreglarán y acicalarán adrede y optarán por ponerse, en concreto, aquella ropa que tengan que les haga parecer más elegantes, atractivos y guapos y se la pondrán todos los días; esto es peligroso para ellos y demuestra que son personas que tratan conscientemente de seducir a otras. Si tu aspecto es demasiado atractivo y seductor con esa ropa, debes rebelarte contra tu carne y renunciar a ponerte esa clase de atuendo. Si estás decidido en este sentido, entonces puedes hacerlo. Sin embargo, si no tienes esta determinación y quieres buscar pareja, adelante y búscala: relacionaos con normalidad, sin coqueteos. Si no buscas pareja, pero aun así coqueteas con otras personas, esto solo puede calificarse de falta de sentido de la vergüenza. Has de tener claro lo que vas a elegir. ¿Podéis todos vosotros respetar estos principios? (Estamos decididos a ello). Si estáis decididos a ello, tenéis la energía, la motivación, y os será fácil respetarlos. Algunas personas son, básicamente, decentes por naturaleza y, además, al haber descubierto la fe en Dios, persiguen la verdad y tomar la senda correcta, así que no tienen aquel deseo ni responden a los intentos de coqueteo de nadie. Algunas personas son bastante propensas a esto, mientras otras no hacen ni caso; algunas parecen tener esta determinación, pero ni ellas mismas saben si realmente es así o no. Con respecto a interactuar con el sexo opuesto, esto es algo que debes abordar correctamente, revaluarlo e identificarlo como parte de la dignidad y la vergüenza de una humanidad normal. ¿Cómo se relaciona la falta de sentido de la vergüenza con la falta de humanidad? Es justo decir que si uno no tiene sentido de la vergüenza, no tiene humanidad. ¿Por qué será que todos los que carecen de humanidad no aman la verdad? ¿Y por qué decimos que uno puede perseguir la verdad si posee humanidad? Decidme, ¿las personas sin sentido de la vergüenza saben lo que es bueno y lo que no lo es? (No). Entonces, cuando hacen cosas malas que se oponen y traicionan a Dios y vulneran la verdad, ¿sienten algún tipo de reprobación hacia sí mismas? (No). ¿Pueden tomar la senda correcta si su conciencia no las reprende? ¿Pueden perseguir la verdad? Las personas descaradas, desvergonzadas, están adormecidas; no pueden distinguir con claridad las cosas positivas y negativas ni lo que Dios ama y lo que aborrece. Entonces, cuando Dios dice que las personas deben ser honestas, estas dicen: “¿Qué tiene de malo decir una mentira? ¡Decir algo falso no es degradante!”. ¿No es algo que diría alguien que no tiene vergüenza? Si una persona con sentido de la vergüenza no es honesta y los demás la descubren, ¿no se ruboriza? ¿No se siente incómoda en su interior? (Sí). ¿Y qué hay de una persona desvergonzada? “Ser una persona honesta, lo que piensan los demás, lo que valgo para ellos o la importancia que me dan, ¡a mí no me importa nada de eso!”. No le importa. ¿Puede perseguir la verdad pese a ello? Si después de decir mentiras le preguntas si siente el corazón intranquilo o si siente culpa, dirá: “¿Qué significa estar tranquilo? ¿Qué es la culpa? ¿Por qué esto tiene que ser tan fastidioso?”. No tiene esa conciencia. ¿Puede alguien con una razón tan poco desarrollada seguir a Dios? ¿Puede perseguir la verdad? No la persigue. Para esa persona no hay límites entre las cosas positivas y las negativas, entre la verdad y lo que la vulnera; todo es lo mismo. Es incapaz de distinguir unas cosas de otras. Al fin y al cabo, piensa, estará bien mientras todos hagan un esfuerzo, lleven a cabo su deber y paguen un precio. No siente reprobación hacia sí misma cuando ha hecho algo que se opone a Dios, cuando ha hecho algo que vulnera los principios-verdad, cuando ha hecho algo que ha perjudicado los intereses de otra persona ni cuando ha hecho algo que perturba la obra de la iglesia. No siente la más mínima reprobación hacia sí misma. En esto, ¿no le falta sentido de la vergüenza? Las personas sin sentido de la vergüenza no tienen discernimiento de este tipo de cosas. Para ellas, se trata de hacer lo que quieren. Todo vale, no hay necesidad de usar la verdad para emitir juicios. Así que no hay manera de que las personas sin sentido de la vergüenza entiendan o practiquen la verdad. Esta es la relación entre no tener sentido de la vergüenza y no tener humanidad. ¿Por qué, entonces, no fuisteis capaces de decirlo? Todos estáis pensando: “Lo que estás predicando no tiene mucho que ver con la verdad, de hecho, dista bastante de ella. Por lo general, podemos ver estas cosas claramente, así que ¿es necesario que nos hables de ellas de todas formas?”. Si consideráis que no tiene nada que ver con la verdad, entonces, ¿en qué medida habéis entrado en la realidad-verdad? ¿Estáis viviendo la humanidad normal? ¿Realmente os habéis convertido en gente que posee la verdad y humanidad? Tenéis una estatura demasiado pequeña y no podéis siquiera comprender estas cosas, así que ¿qué realidad-verdad podríais tener?
Uno de los diez decretos administrativos de la casa de Dios dice: el hombre tiene un carácter corrupto y, además, posee sentimientos. Por tanto, queda absolutamente prohibido que dos miembros del sexo opuesto trabajen juntos, solos, en el servicio a Dios. Cualquiera que sea descubierto haciendo eso será expulsado, sin excepción. ¿Qué piensa la gente de este decreto administrativo? Decidme, si un hombre tuviera relaciones inapropiadas con más de treinta mujeres, ¿cómo se sentirían las personas que se enterasen de ello? (No lo creerían). Te sorprendería escucharlo, estarías impactado: “Dios mío, ¡son muchísimas! Es repugnante, ¿no crees?”. ¿Y qué sentimiento habría experimentado ese hombre al decírtelo? (Habría actuado como si no le importase). Para él, no sería nada de otro mundo. Pregúntale qué comerá hoy: “Arroz”. Pregúntale con cuántas mujeres ha estado: “Treinta o más”. Diría las dos cosas exactamente con el mismo tono de voz y con la misma mentalidad. ¿Hay salvación para una persona con una humanidad así? No la hay, ni siquiera si cree en Dios. ¿Cómo es posible que no sepa que debe avergonzarse al soltar algo así? ¡Es un asunto denigrante! ¿Cómo podría simplemente soltarlo, entonces? Decidme, ¿le queda aún algún sentido de la vergüenza? No. La percepción de la conciencia dentro de su humanidad ya se ha adormecido y no le queda más perspicacia. No es una simple cuestión de ser depravado; las personas sin vergüenza ni dignidad ya no son personas. Desde fuera aún lo parecen, pero eso se desbarata en cuanto tienen que encargarse de algo. Al no conocer la vergüenza, son capaces de cualquier cosa, y eso significa que ya no son personas. Terminemos aquí nuestra conversación sobre estos temas.
Meditad sobre estos tres aspectos de la humanidad normal sobre los que hemos conversado hoy. ¿Son importantes? Estas cosas de la humanidad normal, ¿están desconectadas de la búsqueda de la verdad? (No). Entonces, ¿qué tienen que ver con ella? Si la humanidad de un creyente en Dios no posee una meticulosidad, un sentido de la responsabilidad o una capacidad de atención en su actuar, si no posee tal humanidad, ¿qué puede ganar en su fe en Dios y en su búsqueda de la verdad ese creyente? Hemos hablado sobre muchas verdades a lo largo de los años, verdades de cada área. Si las personas no se esfuerzan ni tratan estas verdades con una mentalidad escrupulosa y hacen todo a la carrera y nada de manera concienzuda, ¿pueden alcanzar un entendimiento de la verdad como este? Algunas personas dicen: “Si no puedo alcanzar un entendimiento de la verdad, ¿no puedo al menos aprender estas doctrinas y terminología de memoria?”. ¿Podrás, de esa manera, ganar la verdad al final? Si no posees este tipo de humanidad normal y tu humanidad carece de estas cosas, es decir, no tienes una actitud escrupulosa, meticulosa, seria y responsable hacia las cosas, entonces, la verdad se convierte en doctrinas y eslóganes para ti; se convierte en preceptos. No puedes ganar la verdad porque no eres capaz de entenderla. Más allá de eso, si no puedes gestionar bien el entorno, la rutina y el estilo de tu vida personal, ¿podrás entrar en los diversos principios y enunciados que la verdad implica? No podrás. Además, mientras viva, la gente debe amar las cosas positivas y debe mantener una actitud de odio y repugnancia desde lo profundo de su corazón hacia las cosas negativas y perversas. Esta es la única manera de entrar en algunas verdades. Esto quiere decir que, en tu búsqueda de la verdad, debes tener la actitud correcta y el estado mental apropiado; debes ser una persona honrada y seria. Solo las personas así pueden ganar la verdad. Si una persona no tiene sentido de la vergüenza y permanece adormecida e inconsciente en su corazón cuando ha hecho muchas cosas perversas, muchas cosas que se rebelan contra Dios y vulneran la verdad con la convicción de que no son nada de otro mundo; ¿le sirve de algo la verdad? No le sirve en absoluto. La verdad no tiene efecto alguno sobre ella y no puede frenarla, reprenderla, guiarla o señalarle la dirección y la senda, lo que significa que esa persona está en peligro. ¿Cómo podría una persona que no tiene siquiera sentido de la vergüenza comprender la verdad? Para que una persona pueda comprender la verdad, primero debe ser sensible a las cosas positivas y negativas en su corazón. La mera mención de una cosa negativa o perversa o su encuentro con ella le genera repulsión, y si ella misma hace una cosa así, se siente avergonzada e inquieta. Siente amor por la verdad y puede aceptarla en su corazón; puede usarla para dominarse y cambiar sus estados incorrectos. ¿No son esas las cosas que debería poseer la humanidad normal? (Sí). Si las posee, ¿no se vuelve fácil para una persona perseguir la verdad? Y si alguien no posee ninguna de ellas, entonces hablar de perseguir la verdad es pura palabrería, ¿cómo podría hacerlo sin cosas positivas en su corazón? Hasta que tu humanidad no esté dotada de estas cosas, la verdad no echará raíces, no florecerá ni dará fruto en tu interior; hasta entonces, no tendrá efecto. Cuando hayas entendido la verdad, serás capaz de cambiar tu pensamiento y controlar tu comportamiento, y tus pensamientos corruptos disminuirán cada vez más. Esto es cambio verdadero.
¿Cuántas de estas manifestaciones de humanidad normal sobre las que hemos hablado hoy poseéis? ¿Cuántas os faltan? ¿Qué poseéis? (Sentido de la vergüenza). Sentido de la vergüenza. Esa es una buena. Sentido de la vergüenza es lo mínimo que debéis poseer. ¿Qué más? ¿Todos tenéis una mentalidad y una actitud escrupulosa y meticulosa hacia las personas, los acontecimientos y las cosas? Veo que sois descuidados en todo lo que hacéis, siempre aletargados y holgazaneando, y cuando veo esas cosas que hacéis, crece la ansiedad en Mi corazón. ¿Podéis detectar esos problemas en vosotros mismos? ¿Os preocupáis cuando los detectáis? (Sí). ¿Cómo? Hablad sobre ello. (Ahora que acabo de oír la enseñanza de Dios, considero que no tengo mucha humanidad y que he tenido una mentalidad frívola hacia mi deber y hacia los acontecimientos de mi vida. Estoy muy alejado de los estándares que Dios exige. Eso me da un poco de miedo). Falta mucho en tu humanidad, ¿es eso? Consideras que crees en Dios hace años y has oído muchas verdades, sin embargo, ni siquiera posees las cosas más fundamentales de la humanidad. ¿Cómo podrías no estar nervioso? Algunas personas tienen un poco de habilidad técnica, pero todo lo que hacen es de mala calidad. Todo es deficiente, no cumple con los estándares, y no investigan cuáles son los métodos avanzados y convencionales. ¿No es esta una actitud retrógrada por su parte? Por ejemplo, una vez se le pidió a alguien que colocase una puerta y dijo: “De donde yo vengo, la mayoría de las puertas son de una sola hoja”. El pequeño lugar del que procede esta persona no representa la norma. Debería estudiar los estilos de las puertas de las tiendas y los edificios residenciales de las grandes ciudades y luego hacer su trabajo basándose en la realidad de la situación. Sin embargo, aquí, abrió la boca y dijo: “En mi tierra no fabricamos puertas de doble hoja, y aquí no hay muchas personas. Si las hubiera, tampoco sería un problema tan grave: pueden simplemente meterse a presión”. Otra persona dijo: “Si las personas entran a presión durante mucho tiempo, el marco se romperá. Conversémoslo. Esta vez, de manera excepcional, haz una puerta de dos hojas, ¿de acuerdo?”. Entonces él dijo: “¡No! Yo hago puertas de una hoja; no puedo hacer puertas de doble hoja. ¿Eres tú quien sabe hacerlas o yo? Soy yo, así que, ¿por qué no me haces caso en esto? ¡Debes escucharme a mí!”. Se le dijo que trabajara de acuerdo con la situación, pero no quiso hacer caso e insistió en hacer una puerta pequeña. ¿No es una molestia? Al pedirle que colocara un panel de vidrio entre el interior y el exterior para permitir que entrara la luz y evitar que el espacio pareciera pequeño, dijo: “¿Por qué pondríamos vidrio? Eso implicaría un riesgo de seguridad, ¿no crees? No colocaré vidrio; con estas dos puertas estará bien. Este es el único tipo de puertas que utilizamos en el lugar del que vengo”. Siempre está sacando a relucir cuestiones como “de donde vengo”, “en mi tierra”, “he estudiado cosas técnicas” para reprimir a otros. ¿Esas cosas son la verdad? (No). Para que adopten una actitud como esa hacia los asuntos externos, ¿qué les debe de faltar en su humanidad? Racionalidad. ¿Y qué tipo de cosa, específicamente, debe de faltarles en su racionalidad? Conocimiento. Siempre considera que todo lo del lugar del que viene es correcto, que es lo mejor, que es la verdad. ¿No es escasa esa racionalidad? ¿Cómo debería ser la racionalidad normal? Con racionalidad normal, él habría dicho: “Llevo muchos años en este negocio, pero no he visto mucho. Así es como todos hacemos las puertas en el lugar de donde soy, así que veamos cómo de grandes son las puertas en este lugar. Aceptaremos lo que hace la gente aquí; este es un lugar diferente y, en esta tarea, debería mantenerme flexible”. ¿No es eso racionalidad? (Sí). Entonces, ¿esa persona tiene este tipo de racionalidad? No. No posee razón. ¿Y cómo se manejó el tema al final? Hubo que volver a hacer el trabajo. ¿No es una pérdida tener que rehacer un trabajo? (Sí). Lo es. Este tipo de situaciones, ¿se dan en muchas ocasiones? Sí. Esa persona es obstinada de la cabeza a los pies. ¿Cómo de obstinada? No escuchó a nadie, ni siquiera a Mí, y también me contradijo. Yo dije: “Es necesario que la cambies. Si no lo haces, este no es el trabajo para ti”. Y tuvo las agallas de decir: “¡Haré una puerta de este tamaño aunque Tú no me necesites!”. ¿Qué carácter es ese? ¿Es eso humanidad normal? (No). No es humanidad normal, entonces, ¿qué humanidad es? A Mi modo de ver, es como una bestia. Es como cuando un buey tiene sed: no importa cuántos bienes o personas lleve en la carreta, en cuanto vea un charco o un río, tirará de la carreta directamente hacia allí. No hay cantidad de personas que pueda sacarlo de ahí. Estamos hablando de un animal. ¿Las personas también tienen ese tipo de carácter? Cuando es así, no es humanidad normal, y es peligroso. Encontrarán una excusa para rechazarte, para dejar de escuchar. Son muy obstinadas y necias. Con asuntos como este en la vida diaria, si no tienes una actitud de aceptación modesta, de receptividad hacia las opiniones de los demás, si no tienes una actitud de estudio, ¿cómo podrás aceptar la verdad? ¿Cómo podrás ser capaz de practicarla? Todos dicen que sería más adecuado hacer una puerta de doble hoja. Ni siquiera puedes hacer eso, y eso no se acerca en nada a practicar la verdad; ni siquiera escuchas una sugerencia sensata. ¿Serías capaz de escuchar algo que involucre la verdad? No escucharías, como siempre. Algo así no cala en una persona que posee este tipo de carácter, y eso significa un gran problema para ella. Si la humanidad de una persona no posee siquiera este tipo de razón, ¿qué verdad puede practicar? ¿Para quién hace todas esas cosas con las que está ocupada día a día? Las hace en total consonancia con sus propias preferencias, con sus propios deseos egoístas. Todos los días, tiene este tipo de visión hacia las personas, los acontecimientos y las cosas que la rodean en la vida diaria: “Haré lo que quiera, haré lo que considere y haré lo que crea”. ¿Cómo se llama esto? Todo el día, todo lo que piensa es completamente malvado. Y si su corazón es tan malvado, ¿qué hay de sus acciones? ¿Existe una persona cuyos pensamientos sean malvados pero sus acciones, a pesar de todo, se ajusten a la verdad? Esto no es correcto, sería una contradicción. Sus pensamientos son pura maldad y su punto de partida es completamente malvado, así que las cosas que hará, como mínimo, no serán conmemoradas. Y de las cosas que no son conmemoradas, algunas son trastornos y perturbaciones, algunas son destructivas, mientras que otras no son tan malas. Si estas cosas se tomasen en serio, se las debería condenar. Así es como funciona.
Algunas personas poseen una especie de perspectiva errónea que a otros les parece bastante repugnante. Estas personas tienen algunos dones o fortalezas, o quizás un oficio, algo de pericia o una habilidad especial en algún área, y después de empezar a creer en Dios, se creen personas distinguidas. ¿Es correcta esa actitud? ¿Qué pensáis de esta perspectiva? ¿Es algo que pertenece al pensamiento de la humanidad normal? No. ¿Qué tipo de idea es, entonces? ¿No carece de razón? (Sí). Ellos piensan: “Soy más elevado que la gente corriente porque conozco este oficio, y soy mejor que la persona promedio de la casa de dios. Soy un hombre dotado de destreza y capacidad, y soy buen orador y talentoso. Causo sensación en la casa de dios. Soy el ombligo del mundo. Nadie me puede dar órdenes, nadie me puede dirigir y nadie me puede mandar hacer nada. Tengo esta habilidad, así que haré lo que quiera. No necesito pensar en los principios: todo lo que hago es correcto y está de acuerdo con la verdad”. ¿Qué pensáis de esta perspectiva? ¿No hay personas así? Esas personas no son la minoría, y vienen a la casa de Dios a pavonearse. Si usaran sus fortalezas o habilidades para cumplir un deber en la casa de Dios, estaría bien, pero si lo que quieren es pavonearse, entonces es un problema de otra naturaleza. ¿Por qué se dice que “se pavonean”? Ven a los creyentes en Dios como estúpidos, los consideran insignificantes. ¿No habrá algo que funciona mal en su pensamiento? ¿No hay un problema en su racionalidad? ¿Es así como son las cosas en realidad? ¿Es cierto que la gente que cree en Dios no vale nada? (No). Entonces, ¿por qué esas personas la ven así? ¿Por qué tendrían un pensamiento como ese? ¿Qué da origen a un pensamiento así? ¿Lo aprenden de los no creyentes? Piensan que los que creen en Dios son insignificantes, que son todos amos y amas de casa, que son todos campesinos y que pertenecen al estrato más bajo de la sociedad. Su perspectiva es la del gran dragón rojo. Piensan que quien cree en Dios es incompetente, gente que no pudo abrirse paso en la sociedad y que solo llegó a creer en Dios porque no había otra senda para ella ahí fuera; ningún otro lugar a donde ir. Piensan que, porque tienen alguna habilidad, saben un poco sobre alguna profesión o tienen cierto conocimiento técnico, eso las convierte en personas de talento en la casa de Dios. ¿Es correcto ese pensamiento? (No). ¿En qué es incorrecto? Creen que no hay personas capaces en la casa de Dios y, con la pizca de conocimiento profesional que tienen, les gustaría ejercer poder y tener la última palabra sobre las cosas. ¿Hay personas así por ahí? ¿Hay personas como esas a vuestro lado o entre aquellos con quienes tenéis relación o a quienes conocéis? Hay muchas personas que tienen habilidades en cierta área, y cuando les pides que se desempeñen como líderes de grupo o supervisores, sienten como si hubieran ganado un puesto oficial. Consideran que tienen la última palabra en la casa de Dios, que nadie más cuida los intereses de Su casa como ellas ni los protege más que ellas y que nadie es tan leal como ellas. Quieren gestionarlo todo y participar en todo, pero no gestionan nada bien y tampoco buscan los principios-verdad. Ni siquiera escuchan lo que Yo les digo. ¿Hay personas así por ahí? (Sí). Hay personas así. Bajo la bandera de las ciertas habilidades que poseen, pretenden gestionar a todos y ocupar un cargo importante. Por ejemplo, cuando algunos hermanos y hermanas hacen algo que no les gusta, dirán: “Debemos encargarnos de estas personas, ¡son inaceptables!”. Cuando los creyentes en Dios tienen un problema, se debe compartir la verdad con ellos. Esto no es un campamento militar donde se debe practicar el control militar. En los asuntos de la iglesia, los problemas solo se pueden resolver hablando sobre las palabras de Dios y ayudando a la gente a comprender la verdad. Aquellos que no aceptan la verdad y actúan de manera arbitraria y caprichosa pueden que sean podados; solo aquellos que están empecinados en no aceptar la verdad podrían ser disciplinados. Hay algunas personas que han servido como supervisores o líderes y obreros que claramente no poseen la realidad-verdad, pero, aun así, siempre pretenden ejercer poder y tener la última palabra en la casa de Dios. ¿Tienen conciencia y razón esas personas? Apenas saben algunos trucos de una profesión y no comprenden en lo más mínimo la verdad. Se creen útiles y capaces al pensar que son mejores que la persona promedio de la casa de Dios, y pretenden hacer lo que quieran en la iglesia desde una posición de poder; tener la única y la última palabra. No buscan los principios-verdad, sino que actúan conforme a sus deseos, según sus preferencias. ¿Cuál es el problema aquí? ¿No es ese el carácter de un anticristo? ¿Poseen las personas así la razón de una humanidad normal? No tienen ni un ápice de ella. Aquí daremos por terminada nuestra conversación sobre la humanidad normal.
Disección de cómo hacen los anticristos que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios
III. Disección de que los anticristos prohíban a otros intervenir, hacer indagaciones o supervisarlos en el trabajo
Continuando con el tema de nuestra última enseñanza está el punto ocho de las diversas maneras en las que se manifiestan los anticristos: quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios. Hemos dividido este punto en cuatro apartados. Tratamos dos de ellos en nuestra última reunión: el primero era la incapacidad de los anticristos para colaborar con nadie; el segundo, el deseo y la ambición de los anticristos de controlar y conquistar a la gente. ¿Cuál es el tercero? Prohibir a otros intervenir, hacer indagaciones o supervisarlos en cualquier trabajo del que se encarguen. ¿A qué nos referimos con cualquier trabajo del que se encarguen? Cualquier programa de trabajo del que sea responsable un líder u obrero, así como el trabajo que sea responsabilidad de un supervisor de grupo o un líder de grupo; también podría ser trabajo profesional en algún área o el trabajo de una sola persona. La persona que se encargue del trabajo puede ser un líder u obrero, o un hermano o hermana común. Si prohíben a otros intervenir, hacer indagaciones o supervisarlos, ¿en qué estado están? ¿Qué comportamientos están relacionados con esta prohibición? Este es otro comportamiento que encaja en la octava manifestación de los anticristos, otra revelación de su esencia. En cada tipo de deber hay una parte del trabajo que es profesional y una parte que implica directamente entrada en la vida. El trabajo profesional abarca todos los aspectos de asuntos como la técnica, el conocimiento, el aprendizaje y la dotación de personal. Todos ellos están incluidos. Algunas personas, al aceptar un trabajo, comienzan a desempeñarlo por su cuenta. No lo hablan con otros y, cuando tienen dificultades, no quieren buscar la contribución de los demás; solo quieren ser los únicos árbitros y tener la última palabra. Puede que otras personas presenten sus ideas y contribuciones con la esperanza de ayudarlas un poco, pero ¿acaso ellas las aceptan? (No). No, no pueden. ¿Qué tipo de carácter es ese? ¿Qué carácter las gobierna para que quieran prohibir a los demás intervenir en su cumplimiento del deber y hacer indagaciones sobre este o supervisarlo? Piensan: “Conozco esta línea de trabajo y sé la teoría. La iglesia me ha asignado esta tarea, así que la haré por mi cuenta”. A menudo aseguran que conocen la profesión y que son profesionales del sector para justificar su negativa a revelar cualquier información relacionada con el trabajo o los avances en este a otras personas. Ni siquiera quieren que los demás conozcan las meteduras de pata, errores o percances que surgen en el trabajo. En cuanto cualquiera se entera de algo así y quiere hacer indagaciones, involucrarse o saber más, los anticristos se niegan a responder, y puntualizan: “Las cosas dentro de mi ámbito laboral son mi territorio. No tienes derecho a hacer indagaciones. La iglesia no te asignó esta tarea, me la asignó a mí, y la debo mantener en confidencialidad”. ¿Es esa una explicación razonable? ¿Está bien que la mantengan “en confidencialidad”? (No). ¿Por qué? ¿Sería poner en peligro la información hablar con otras personas sobre el estado de la obra, las meteduras de pata y los problemas que han surgido en ella y sobre su plan y su dirección? (No). No, excepto por algunos detalles específicos que plantearían un riesgo para la iglesia si salieran a la luz y que no sería adecuado desvelar a nadie. En esos casos, está bien no decirlos. Pero si están usando la confidencialidad como excusa y no dejan que los demás sepan nada de lo que está dentro de su ámbito laboral y se resisten y niegan a las indagaciones, preguntas o solicitudes de información tanto de los hermanos y hermanas comunes como de los líderes y obreros, entonces, ¿cuál es el problema ahí? Puede que quieran hacer algo de una manera determinada, por ejemplo. Alguien les dice: “Si lo haces así, los intereses de la casa de Dios se verán perjudicados y tú te desviarás del camino. ¿Y si lo hacemos de este otro modo?”. Y ellos por dentro piensan: “Si lo hago como tú dices, eso les demostrará a los demás que mi manera de hacerlo no sirve, ¿no es así? Entonces, tú te llevarás el mérito por el trabajo, ¿no? Eso no me vale; prefiero desviarme del camino antes que hacerlo como tú dices. Debo ceñirme a mi manera. No me importa si perjudica los intereses de la casa de dios, lo que importa es mi reputación y mi estatus; ¡lo que importa es mi prestigio!”. Incluso si lo que hacen está mal, entonces simplemente se equivocarán, y no permitirán que nadie intervenga. ¿No es ese el carácter de un anticristo? (Sí). ¿Cuál es la esencia de no permitir que nadie intervenga? Es dedicarse a sus iniciativas propias. Lo importante para ellos no son los intereses de la casa de Dios y su obra no es en lo que se enfocan. No trabajan bajo ese principio. En cambio, trabajan poniendo el foco en sus intereses personales y en su estatus y prestigio; la obra y los intereses de la casa de Dios deben estar al servicio de su propio estatus y de sus propios intereses. Es por eso que no dejan que otros intervengan en su trabajo o que hagan indagaciones al respecto. Creen que, en cuanto alguien interviene en él, su estatus y sus intereses se verán amenazados, y que sus defectos y deficiencias, así como los problemas y anormalidades en su trabajo, correrán el riesgo de quedar expuestos. Así pues, se empecinan en prohibir que otros intervengan y no aceptan la colaboración ni la supervisión de nadie.
Cualquiera que sea el trabajo al que se dedique un anticristo, teme que lo Alto sepa más de él y haga indagaciones. Si lo Alto, en efecto, indaga sobre el estado del trabajo o del personal, el anticristo solo dará cuenta de unas pocas trivialidades de manera superficial, algunas cosas que él cree que está bien que lo Alto sepa y que no generará consecuencias que lo haga. Si lo Alto insiste en indagar sobre el resto de las cosas, el anticristo pensará que se está entrometiendo en su deber y en sus “asuntos internos”. Ya no le dirá nada más, sino que se hará el tonto, engañando y ocultando las cosas. ¿No se está negando a la supervisión de la casa de Dios? (Sí). ¿Y qué hará si alguien descubre uno de sus problemas y está por dejarlo en evidencia e informar a lo Alto? Lo impedirá, lo interceptará, hasta lo amenazará: “Si dices esto y provocas que lo alto nos pode, la culpa recaerá sobre ti. Si se debe podar a alguien, ¡ese serás tú!”. ¿No está intentando establecer un reino independiente? (Sí). No permite que ni siquiera lo Alto haga indagaciones, y nadie tiene derecho a saber nada de las cosas que están dentro del ámbito de su trabajo o de cuestionarlo sobre esas cosas y mucho menos de hacer recomendaciones. Si él se ha hecho con un programa de trabajo, solo él puede tener la última palabra sobre las cuestiones que están dentro del ámbito de ese trabajo; solo él puede arbitrar; solo él puede hablar y actuar como le da la gana, y tiene una justificación para todo lo que hace. ¿Cuál es el curso de acción que emplea en cuanto alguien hace indagaciones? La superficialidad y los encubrimientos. ¿Y qué más? (El engaño). Correcto: el engaño. Te mostrará, incluso, una falsa fachada. En cierta iglesia, por ejemplo, puede que un líder o diácono del evangelio haya ganado, claramente, solo a tres personas en la iglesia de la que es responsable en el período de un mes, mucho menos que en otras iglesias. Siente que no hay manera de dar cuenta de eso a lo Alto, así que ¿qué hace? Cuando eleva un informe sobre su trabajo, añade un cero después del tres y dice que ha ganado a treinta personas. Alguien se entera y lo cuestiona: “¿No es eso un engaño?”. “¿Un engaño?”, dice él. “Bueno, será correcto el mes que viene, cuando ganemos a treinta personas para compensar, ¿no es así?”. Para eso, tiene una justificación. Si alguien más se toma el asunto en serio y quiere informar de los hechos a lo Alto, él creerá que esa persona está generándole problemas, que tiene algo en su contra. Entonces, la reprimirá y se encargará de ella; le causará problemas. Con eso, ¿no está castigando a la gente? ¿No está haciendo el mal? Nunca busca los principios-verdad en su trabajo, así que ¿con qué objetivo lo desempeña? Para asegurar su estatus y su sustento. Cualesquiera sean las cosas malas que haga, no informa a la gente de la intención y el motivo subyacentes. Los debe mantener en estricta confidencialidad; esas cuestiones son información clasificada para él. ¿Cuál es el tema más sensible para las personas así? Es cuando les preguntas: “¿Qué has estado haciendo últimamente? ¿Tu cumplimiento del deber ha dado resultados? ¿Ha habido trastornos o perturbaciones en el campo de tu trabajo? ¿Cómo los has manejado? ¿Estás en el punto del trabajo en que deberías estar? ¿Has estado cumpliendo tu deber de manera leal? Las decisiones que has tomado, ¿han perjudicado los intereses de la casa de Dios? ¿Se han reemplazado los líderes que no están calificados? ¿Se ha ascendido y formado a las personas de calibre bueno y que, relativamente, persiguen la verdad? ¿Has reprimido a las personas que han sido desobedientes contigo? ¿Qué conocimiento tienes de tu carácter corrupto? ¿Qué tipo de persona eres?”. Estos son los temas más sensibles para ellas. Que les pregunten estas cosas es lo que más miedo les da, así que, en lugar de esperar que se las preguntes, se apresuran a encontrar otro tema con el que cubrirlas. Querrán despistarte por todos los medios y evitar que sepas cuál es la situación real, tal y como es. Siempre te mantienen desinformado, nunca permiten que sepas hasta dónde han llegado con su trabajo. No hay un ápice de transparencia ahí. Esas personas, ¿tienen verdadera fe en Dios? ¿Tienen temor de Dios? No. Nunca informan de manera proactiva sobre su trabajo ni sobre los percances en este; jamás preguntan, buscan ni se sinceran sobre los desafíos y la confusión con los que se han topado en su trabajo, sino que llegan al punto de ocultar esas cosas, engatusando y engañando a los demás. No hay transparencia en absoluto en su trabajo y es solo cuando lo Alto los presiona a informar de los hechos y a dar explicaciones que, a regañadientes, dicen algo. Prefieren morir antes que hablar de cualquier problema que ataña a su reputación y su estatus; morirían antes de pronunciar una sola palabra sobre ello. En vez de eso, fingen no haber entendido. ¿No es ese el carácter de un anticristo? ¿Qué clase de persona es esta? ¿Se resuelve fácilmente este tipo de problema? Si lo Alto la quisiera guiar en su trabajo, ¿cuál sería su actitud? La superficialidad. Parecerá que accede y hasta sacará un cuaderno o un ordenador y tomará notas con vehemencia, pero, después de eso, ¿habrá entendido las indicaciones y se pondrá a trabajar? (No). Estará adoptando una pose para que la veas, montando una escena para desorientarte. ¿Qué está pensando en realidad? “Dado que este trabajo se me ha asignado a mí, se hace lo que yo digo. Nadie se puede entrometer en lo que quiero hacer. ‘Aunque tengan menos poder que los jefes regionales hay que obedecer a los jefes locales’, así que tengo este derecho. Si no es así, no me pidáis que lo gestione. Despedidme”. Eso es lo que piensa y así es como actúa. ¿Qué carácter es ese? ¿No es ese el carácter de un anticristo? (Sí). Eso significa problemas. No tienes permitido intervenir ni hacer indagaciones y tampoco investigar ni hacer preguntas. Es muy sensible a eso. Piensa: “¿Lo alto está tratando de controlar mis problemas y mi trabajo? ¿Quién se ha ido de la lengua?”. Desesperado, hace un enérgico esfuerzo para descubrir quién ha sido el que lo ha comprometido. Al final, sus dudas se reducen a dos personas y las envía a hacer las maletas. ¿Qué problema es este? Es el carácter de un anticristo.
¿Cuál es el principal sello distintivo del carácter de un anticristo? Aferrarse al estatus y controlar a los demás. El anticristo gana estatus para poder controlar a otros. Mientras tenga estatus, tendrá a la gente bajo su control de manera legítima. ¿Por qué digo que lo hace de manera legítima? Porque la casa de Dios le asignó su trabajo; los hermanos y hermanas lo eligieron para hacerlo. Por ende, ¿no sentirá que es legítimo hacerlo? (Sí). Entonces, eso le sirve para sacarle el máximo provecho, con esto en mente: “Vosotros me habéis elegido, ¿no es así? Si me elegisteis, debéis confiar en mí. Como dice ese dicho de los no creyentes: ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’”. Aquí hasta utilizan una máxima satánica. ¿Es eso decir la verdad? (No). Es herejía y falacia satánicas. Si haces indagaciones sobre su trabajo, saldrá con una teoría como esa: “‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. Si me usas, no puedes sospechar de mí. Si no sabes la clase de persona que soy, si no puedes calarme, entonces, no me uses. Pero me estás usando, y en vista de eso, debo mantenerme firme en esta posición. Debe hacerse lo que yo diga”. Debe hacerse lo que él diga en todas las cuestiones del trabajo; no servirá no permitírselo o encontrarle un compañero ni hacer que otros lo supervisen y lo guíen. Si alguien viene a controlar su trabajo, simplemente se negará; siente que no ha hecho nada malo y que no necesita ser controlado. Por derecho, aprovecha su estatus y su autoridad para tomar el control de otros, del lugar de trabajo y de la obra de la iglesia. ¿No está estableciendo un reino independiente? ¿No es un anticristo? Puede que la casa de Dios le pida que haga ese trabajo y cumpla ese deber, pero no le permitirá ejercer el poder como un dictador. Esa persona, ¿no ha malinterpretado la intención de Dios y las disposiciones de Su casa? ¿Por qué siempre está intentando hacerse con estatus y poder en lugar de cumplir bien su deber? (Porque la gobierna el carácter de un anticristo). Correcto. Ese es el carácter de un anticristo. ¿Por qué lo malinterpreta cuando la iglesia le encarga un trabajo? Porque, de por sí, le gusta controlar a la gente. Esa es su esencia-naturaleza, eso es lo que es. Encárgale un trabajo y sentirá que ahora tiene poder y estatus y, por ello, control sobre su territorio. Si vas a su territorio, debes hacer lo que dice. Por ejemplo, la casa de Dios en una ocasión dispuso que un líder fuera a controlar el trabajo de un anticristo. Tanto ese líder como el anticristo eran líderes de iglesia; tenían el mismo rango. El anticristo dijo: “Tú eres líder de una iglesia, yo soy líder de una iglesia. Tenemos el mismo rango. Tú no te entrometes en lo mío y yo no me entrometeré en lo tuyo. No compartas conmigo, ¡no estás en posición de hacerlo! Y quieres preguntar cómo van las cosas en nuestra iglesia. ¿Acaso lo alto te lo pidió? Muéstrame las pruebas”. El líder respondió: “Lo Alto solo me pidió que transmitiera un mensaje. Si no me crees, ve y pregunta”. El anticristo dijo: “Entonces, ¿qué te da derecho a compartir conmigo y a hacer acusaciones en mi contra? ¿Qué te da derecho a hacer indagaciones sobre las cosas que corresponden a mi trabajo? ¡No tienes autoridad para hacerlo!”. ¿Concuerdan con la verdad esas palabras? (No). ¿Qué forma de proceder es esa? Una que solo es propia de un anticristo. Hay un dicho entre los no creyentes: “En la fuerza está la razón”. Ellos compiten por ver quién tiene un rango más alto, quién tiene más fuerza, quién es más competente. Compiten por ver quién tiene más gente a cargo. Y en la casa de Dios, los anticristos compiten con otros por esas mismas cosas. ¿No han venido al lugar equivocado? Una persona que tiene actitudes corruptas pero que no es un anticristo, ¿habitualmente piensa de esta manera al encontrarse con el líder de una iglesia que tiene el mismo rango que ella? Revelará algo, pero será capaz de compartir normalmente con ese líder de iglesia. De ninguna manera dirá: “¿Estás en posición de hacer indagaciones sobre mi trabajo?”. No lo dirá porque tiene razón normal y un corazón temeroso de Dios. ¿Cómo se comportará alguien con razón normal? Pensará: “Dios nos eleva haciendo que lideremos la iglesia; esa es Su comisión y es nuestro deber. Si Él no nos hubiese encomendado que lo hiciéramos, no seríamos nada. No es ningún tipo de puesto oficial. Yo puedo hablar contigo sobre la obra de la iglesia, sobre cómo van las cosas con los hermanos y hermanas y sobre mi experiencia de trabajo”. ¿Hablará un anticristo sobre esas cosas con otras personas? No. De ninguna manera las revelará. Esta es la razón por la que una característica de los anticristos es el deseo de tener estatus y poder que supera al de la gente común, y es por eso que son más astutos e insidiosos que la gente común. ¿En qué se manifiesta su astucia e insidia? (No te dicen nada. No te dicen nada directamente). En que sienten que todo asunto es un secreto, algo de lo que no deben hablar con otras personas. En cada asunto se cuidan de los demás; mantienen todo escondido, tapado y oculto. Así que, ¿pueden interactuar y comunicarse normalmente en su trato con los demás? ¿Pueden decir algo desde el corazón? No. Solo ofrecen algunos clichés superficiales y palabras agradables para evitar que evalúes la situación subyacente. Después de un tiempo de haber estado en contacto con ellos, pensarás: “A juzgar por las apariencias, esta persona no parece ser malvada, pero ¿por qué siempre siento que su corazón se encuentra muy lejos de los demás? ¿Por qué siempre es tan incómodo estar en contacto con ella? Siempre tengo la sensación de que es indescifrable”. ¿Tenéis esa sensación? (Sí). Ese es el carácter de un anticristo: se cuida de todos. ¿Y por qué lo hace? Porque, a su modo de ver, cualquiera puede representar una amenaza para su estatus. Si no es cuidadoso, si baja la guardia, podría permitir que otros conozcan lo que realmente le ocurre, su verdadero yo, y entonces se le hará imposible conservar su estatus. Por eso, cuando se topa con alguien que pregunta sobre el estado de su trabajo y de su deber o sobre su estado personal, cubrirá y esconderá lo que pueda. Lo que no pueda esconder, encontrará la manera de suavizarlo, o se ocultará de ti. Algunos anticristos tienen un carácter extraño: aunque viven entre otras personas, no los verás interactuar normalmente con nadie, y no tienen una comunicación normal con los demás. Cada día se mantienen al margen; aparecen a la hora de comer y después se esfuman de nuevo. Siempre hacen bomba de humo. ¿Por qué no interactúan con la gente? Le dirán cualquier cosa a su familia, así que ¿por qué no tienen nada que decirles a los hermanos y hermanas? Los no creyentes tienen un dicho: “Por la boca muere el pez”. Esas personas están comprometidas con ese principio; no se permiten hablar despreocupadamente, ya que pueden decir algo que las delate y deje al descubierto una de sus debilidades. No pueden saber qué palabra podría hacer que otros las menospreciaran o podría permitirles saber lo que realmente les ocurre, así que hacen todo lo posible por evitar a los demás. ¿Esa evasión es accidental o hay algo en su interior que la controla? Hay algo ahí, controlándola. ¿Es algo recto y honorable o turbio? (Turbio). Por supuesto que es turbio. Esta no es la única manera en la que se comportan los anticristos. La mayor parte del tiempo, no se comunican ni interactúan normalmente con los demás; a veces, sin embargo, son muy elocuentes y capaces de hablar, pero ¿de qué cosas hablan? ¿Cuál es su contenido? Predican las palabras y doctrinas para lucirse. Dicen que pueden hacer trabajo real y resolver problemas reales cuando, de hecho, no tienen ninguna habilidad real. Pregúntales qué defectos tienen, si tienen un carácter arrogante, y dirán: “¿Hay alguien en la especie humana corrupta que no sea arrogante?”. Fíjate, hasta su arrogancia tiene una base. Incluyen a todos dentro de ella, como si su arrogancia fuera bastante apropiada. Jamás buscan la verdad y no parecen percibir que haya ningún problema ni dificultad en el trabajo. Y tú no te darás cuenta de la situación real preguntándoles. Cuando no tienen nada que hacer, simplemente se quedan sentados en silencio, y cuando hablan, hablan de sus cualificaciones. Nunca se sinceran; nunca dicen qué rebeldías o deseos extravagantes tienen en su interior o cómo intentan cerrar acuerdos con Dios o a quién le han dicho una mentira o cuáles son sus ambiciones al trabajar. Nunca sacan esos temas y, cuando otros lo hacen, no les interesa. Hasta en cuestiones relativas a cosas que están dentro del ámbito de su trabajo, solo hablarán poco y someramente. En resumen, cualquiera que se acerque a ellos, durante el tiempo que sea, tendrá gran dificultad si desea saber más sobre cualquier cosa que esté dentro del ámbito de su deber, ya sea relacionada con el personal, la práctica profesional o los avances de la obra. Cualquiera que sea el ángulo desde el que los abordes —ya trates de hacer la pregunta de manera indirecta, se la hagas directamente o a alguien cercano a ellos—, no te resultará sencillo obtener resultados. Es muy difícil. ¿No es eso insidioso? (Sí). ¿Por qué es tan difícil obtener de ellos cualquier información sobre las cosas tal y como son? ¿Por qué mantienen las cosas tan bien escondidas? ¿Cuál es su objetivo? Quieren mantenerse seguros en su estatus y su sustento. Creen: “No fue tarea fácil alcanzar este estatus, llegar a donde estoy hoy; ¿no me resultaría problemático ponerme en ridículo cometiendo un error en un momento de descuido? Además, si la casa de dios se enterara de las cosas malas que he hecho, ¿quién sabe si no se encargaría de mí?”. Por mucho que hables sobre ser sincero y sobre ser una persona honesta y cumplir un deber con lealtad, ¿calará el mensaje? No. Para ellos, hay un solo credo: por la boca muere el pez. Si les dices todo a los demás, eres un incompetente, ¡un bueno para nada! Ese es su credo. Tal es el carácter de los anticristos.
Sea cual sea el trabajo que esté haciendo un anticristo, prohíbe que otros intervengan y hagan indagaciones, y mucho más prohíbe que la casa de Dios lo supervise. ¿Cuál es su objetivo al hacerlo? Principalmente desea controlar al pueblo escogido de Dios para asegurar su estatus y su poder, lo que significa que está asegurando su sustento. Ese es su objetivo principal. Ya seáis líderes u obreros, ¿tenéis miedo de que la casa de Dios haga indagaciones y supervise vuestro trabajo? ¿Teméis que la casa de Dios descubra lagunas y errores en vuestro trabajo y os pode? ¿Teméis que después de que lo Alto conozca vuestro verdadero calibre y estatura, os vean de manera diferente y no os consideren para un ascenso? Si tienes estos temores, eso demuestra que tus motivaciones no son en aras de la obra de la iglesia, sino que estás trabajando en aras de la reputación y el estatus, lo que evidencia que tienes el carácter de un anticristo. Si tienes el carácter de un anticristo, eres susceptible de recorrer la senda de los anticristos y cometer todo el mal que estos causan. Si, en tu corazón, no temes que la casa de Dios supervise tu trabajo, y eres capaz de brindar respuestas reales a las preguntas e indagaciones de lo Alto, sin esconder nada, y decir todo lo que sabes, entonces, independientemente de si lo que dices es correcto o incorrecto, sin importar la corrupción que reveles, aunque reveles el carácter de un anticristo, de ninguna manera se te definirá como tal. La clave es si eres capaz de conocer tu propio carácter de anticristo y de buscar la verdad a fin de resolver este problema. Si eres una persona que acepta la verdad, tu carácter de anticristo puede corregirse. Si sabes perfectamente bien que tienes el carácter de un anticristo y, sin embargo, no buscas la verdad para resolverlo, si incluso intentas ocultar o mentir acerca de los problemas que ocurren y eludes la responsabilidad y si no aceptas la verdad cuando se te somete a la poda, entonces este es un problema grave, y no eres distinto a un anticristo. Sabiendo que tienes el carácter de un anticristo, ¿por qué no te atreves a enfrentarlo? ¿Por qué no puedes abordarlo con franqueza y decir: “Si lo Alto pregunta sobre mi trabajo, diré todo lo que sé, e incluso si las cosas malas que he hecho salen a la luz y lo Alto deja de utilizarme tras enterarse y yo pierdo mi estatus, de todos modos diré claramente lo que tengo que decir”? Tu temor a la supervisión y las indagaciones sobre tu trabajo por parte de la casa de Dios demuestra que valoras tu estatus más que la verdad. ¿Acaso no es este el carácter de un anticristo? Apreciar el estatus por encima de todo es el carácter de un anticristo. ¿Por qué valoras tanto el estatus? ¿Qué beneficios puedes obtener del estatus? Si el estatus te condujera a desastres, dificultades, vergüenza y dolor, ¿lo seguirías atesorando? (No). Hay tantos beneficios que se obtienen al tener estatus, como la envidia, el respeto, el aprecio y los halagos de los demás, así como su admiración y veneración. El estatus también te brinda una sensación de superioridad y privilegio que te confiere orgullo y una sensación de autoestima. Además, al contrario que los demás, puedes disfrutar de ciertas cosas, como los beneficios del estatus y el trato especial. Estas son cosas en las que ni siquiera te atreves a pensar, y son aquello que has anhelado en sueños. ¿Valoras estas cosas? Si el estatus es meramente vano, sin significado real, y defenderlo no sirve para nada, ¿acaso no es una tontería valorarlo? Si puedes dejar de lado cosas como los intereses y los placeres de la carne, entonces la fama, la ganancia y el estatus ya no te atarán. Por tanto, ¿qué es necesario resolver en primer lugar a fin de resolver los problemas relacionados con valorar y perseguir el estatus? En primer lugar, detecta la naturaleza del problema de cometer el mal y hacer trampa, ocultar y encubrir, así como de rechazar la supervisión, las indagaciones y la investigación por parte de la casa de Dios, a fin de gozar de los beneficios del estatus. ¿No se trata eso de resistencia y oposición descaradas contra Dios? Si puedes detectar la naturaleza y las consecuencias de codiciar los beneficios del estatus, el problema de perseguirlo se resolverá. Si eres incapaz de detectar la esencia de codiciar los beneficios del estatus, este problema jamás se resolverá.
¿Vosotros os asociáis para trabajar y para llevar a cabo vuestros deberes? ¿Aceptáis supervisión? ¿Habéis hecho algo para evitar que otros intervengan o hagan indagaciones? Si alguien indaga, te resistes y le dices: “¿Quién te crees que eres para interferir en mis asuntos? Mi estatus es de un rango superior al tuyo y, en mi trabajo, se hace lo que yo digo. Si lo Alto no ha hecho indagaciones, ¿qué te da derecho a ti de hacerlas?”. ¿Algo así? ¿Cuál es el principal carácter de los anticristos? Poseer estatus y aferrarse al poder; no hacer nada que beneficie la obra de la casa de Dios, nada que surja de tener en cuenta sus intereses, sino ser superficial y engañoso y hacer las cosas por inercia. Por fuera parecen estar afanados en sus tareas, pero mira las cosas que hacen: primero, estas no avanzan; segundo, son ineficientes, y tercero, no tienen demasiado impacto. Se han convertido en un desastre total. Hay una sola cosa a la que no renuncian y es a utilizar la oportunidad que les brinda su trabajo para hacerse con el poder y no dejarlo ir. Mientras tengan poder, están bien. Cualquiera que sea el trabajo que estén llevando a cabo, ya tenga que ver con una profesión, con asuntos externos, con habilidades técnicas o con otros aspectos, en general, no hay transparencia en ello. ¿Esa falta de transparencia es accidental? No. Lo que es accidental no es una cuestión de carácter, sino que tiene que ver con una falta de calibre y con no saber cómo hacer el trabajo. ¿Por qué, entonces, digo que este carácter es el carácter de un anticristo? Porque están actuando de manera intencional. Tienen una intención en su interior: conscientemente evitan que te enteres de esas cosas y conscientemente se esconden de ti y evitan verte. Reducen al mínimo su conversación y comunicación contigo; reducen al mínimo sus intercambios contigo. Reducen al mínimo su exposición a estas cosas para que no estés siempre culpándolos e indagando sobre ellos, para que no sepas demasiado acerca de lo que ocurre de verdad, para que no veas su verdadero rostro. ¿No es eso intencional? ¿No hay una intención en ello? ¿Cuál es su intención y su objetivo? Quieren engañarte, salir del paso fingiendo; te dan una impresión falsa y evitan que sepas cómo son las cosas en realidad. De esa manera, se habrán asegurado su estatus, y eso les complacerá. ¿No es esa la naturaleza de la cuestión? (Sí). Es el carácter de los anticristos: engañar conscientemente, engatusar y ocultar las cosas. Todo eso es consciente. Decidme, ¿qué programa de trabajo existe que mantenga a la gente tan ocupada que no tenga tiempo de reunirse con otros? Ninguno, ¿verdad? Ningún programa de trabajo lo mantiene a uno tan ocupado que no tenga tiempo de comer o dormir ni un momento para reunirse con otros. Todavía no estamos tan atareados. Se puede sacar algo de tiempo para esas cosas. Entonces, ¿por qué estas personas no tienen tiempo? No quieren reunirse contigo, no quieren que hagas indagaciones sobre su trabajo. ¿No es ese el carácter de un anticristo? (Sí). ¿Qué clase de personas son? ¿No son incrédulos? Lo son. Todos y cada uno de los anticristos son incrédulos. Si no lo fueran, no se apropiarían de la obra de la casa de Dios ni tendrían a aquellos que siguen a Dios bajo su control. No harían cosas así. El primer comportamiento de los incrédulos es que no tienen en absoluto un corazón temeroso de Dios. Conspiran en pos de sus propios intereses bajo el pretexto de creer en Dios; son audaces e insensatos y no tienen miedo en absoluto. Su creencia en Dios no es fe verdadera, sino un eslogan. No tienen ni un poco de temor de Dios en su corazón.
¿Qué actitud adoptan algunas personas en cuanto escuchan que alguien quiere intervenir en su trabajo y supervisarlo? “La supervisión está bien. La acepto. Hacer indagaciones también está bien; pero si realmente me supervisas, no habrá manera de que continúe con mi trabajo. Tendré las manos atadas. Si tú siempre tienes la última palabra y me conviertes en un encargado de ejecutar las órdenes, no podré trabajar. ‘Solo puede haber un macho alfa’”. ¿No es esa una teoría? Es una teoría de los anticristos. ¿Qué carácter tiene una persona que dice eso? ¿Es el carácter de un anticristo? ¿Qué significa eso de que “Solo puede haber un macho alfa”? Que ni siquiera tolerará que lo Alto haga indagaciones. Si lo Alto no hiciera indagaciones, ¿tus acciones no vulnerarían la verdad? ¿Harías algo incorrecto a causa de las indagaciones? ¿Lo Alto desbarataría tu trabajo? Decidme, ¿lo Alto ofrece orientación en el trabajo, hace indagaciones sobre este y lo supervisa para ver que se haga mejor o peor? (Mejor). Bueno, ¿por qué algunas personas no aceptan esos resultados mejorados? (Porque las gobierna el carácter de un anticristo). Así es. Es su carácter de anticristo; no pueden evitarlo. En cuanto alguien hace indagaciones sobre el trabajo del que son responsables, se molestan. Sienten que sus intereses serán asignados a otros, así como su estatus y su poder. Entonces, se sienten incómodas. Sienten que sus planes y procedimientos se han transformado en un caos. ¿Y eso les dará resultado? Si lo Alto asciende a alguien y hace que esa persona colabore con ellas, ellas piensan: “Yo no tenía planeado usar a esta persona, pero lo alto insiste en que es buena y la ha ascendido. No me hace mucha gracia la idea. ¿Cómo trabajaré mano a mano con ella? Si lo alto la usa, ¡simplemente renunciaré!”. Eso es lo que dicen, pero ¿serán realmente capaces de renunciar a su estatus? No. Lo que están haciendo es beligerante. ¿Consentirían que alguien hiciera un trabajo que pusiera en riesgo su estatus, que no las resaltara, que saboteara su situación actual? No. Cuando lo Alto asciende o reemplaza a alguien, por ejemplo, ¿qué piensan? “¡Qué insulto! Ni siquiera me consultaron. Dejando de lado todo lo demás, aún soy un líder; ¿por qué no me dijeron nada de antemano? ¡Es como si yo no importase en absoluto!”. ¿Quién eres, al fin y al cabo? ¿Es ese tu trabajo? Primero, no es tu territorio, y segundo, estas personas no te siguen a ti, así que ¿por qué tendrían que tomarte en serio? ¿Eso concuerda con la verdad? ¿Con qué verdad? Hay principios que rigen el ascenso o el reemplazo de una persona por parte de lo Alto. ¿Por qué lo Alto asciende a alguien? Porque se lo necesita para la obra. ¿Por qué lo Alto reemplaza a alguien? Porque ya no se lo necesita para la obra; no puede hacer el trabajo. Si tú no lo reemplazas ni tampoco permites que lo Alto lo haga, ¿no estás siendo insensible a la razón? (Sí). Algunos dicen: “Que lo alto despida a alguien me hace quedar en ridículo. Si quieren reemplazar a alguien, deberían decírmelo en privado y yo lo haré. Ese es mi trabajo, es parte de mis responsabilidades. Si yo lo reemplazo, eso demostrará a todos lo intuitivo que soy con las personas y que puedo hacer trabajo real. ¡Sería un gran honor!”. ¿Vosotros pensáis así? Algunas personas quieren reputación y dignidad y usan excusas como esta. ¿Tendrá éxito ese plan? ¿Tiene algún sentido? Por un lado, la casa de Dios obra de acuerdo con los principios-verdad; por otro, obra de acuerdo con las circunstancias tal como son. ¿Saltarse el nivel de mando? No existe tal cosa, especialmente en lo que se refiere a los ascensos y reemplazos por parte de lo Alto o a su orientación y sus instrucciones con respecto a algún proyecto de la obra; en esos casos es mucho menos una cuestión de saltarse el nivel de mando. Entonces, ¿por qué un anticristo busca esas “fallas”? Algo es seguro: no comprende la verdad, por eso evalúa la obra de la casa de Dios con su cerebro humano y los procedimientos mundanos. Más allá de eso, su principal objetivo sigue siendo la autopreservación, y debe tener su dignidad. Tiene un pico de oro y es hábil en todo lo que hace; no puede permitir que quienes están a su cargo vean que tiene algún defecto o deficiencia. ¿Hasta qué punto mantendrá las apariencias? Tanto que los demás lo verán sin tacha, sin corrupción o deficiencia alguna. Los demás verán como algo adecuado que lo Alto lo use y que los hermanos y hermanas lo escojan; es una persona perfecta. ¿No es así como le gustaría que fuesen las cosas? ¿No es ese el carácter de un anticristo? (Sí). Sí, ese es el carácter de un anticristo.
Acabamos de hablar sobre uno de los principales comportamientos de los anticristos: prohíben a otros intervenir, hacer indagaciones o supervisarlos en el trabajo. Cualesquiera sean las disposiciones de la casa de Dios para investigar su trabajo, saber más sobre este o supervisarlo, emplearán todo tipo de técnicas para boicotearlas y rechazarlas. A modo de ejemplo, cuando lo Alto asigna un proyecto a algunas personas, pasa un tiempo y no hay avance alguno. No le dicen a lo Alto si están trabajando en ello, ni cómo va, ni si ha habido dificultades o problemas entre medias. No dan retroalimentación. Parte del trabajo es urgente y no se puede retrasar, sin embargo, se lo toman con calma y lo prolongan durante mucho tiempo sin terminarlo. Entonces, lo Alto debe hacer indagaciones. Cuando esto ocurre, les resulta insoportablemente bochornoso y se oponen en su corazón: “Solo han pasado unos diez días desde que me asignaron este trabajo. Apenas me he instalado todavía y lo Alto ya está haciendo indagaciones. ¡Sus requisitos para la gente son, simplemente, demasiado exigentes!”. Ahí los tienes, buscándoles fallas a las indagaciones. ¿Cuál es el problema aquí? Decidme, ¿no es bastante normal que lo Alto haga indagaciones? Por un lado, está el deseo de saber más sobre el estado de los avances de la obra, así como sobre qué dificultades quedan por resolver; por otro, está el deseo de saber más sobre qué tipo de calibre tienen las personas asignadas a la obra y si serán realmente capaces de resolver los problemas y de llevarlo a cabo adecuadamente. Lo Alto quiere conocer los hechos tal y como son y, la mayoría de las veces, hace indagaciones en tales circunstancias. ¿No es algo que se debería hacer? A lo Alto le preocupa que no sepas resolver problemas y no puedas ocuparte del trabajo. Por eso hace indagaciones. Algunas personas se resisten bastante a dichas indagaciones y sienten repulsión hacia ellas. No están dispuestas a permitir que la gente las haga, y en cuanto eso sucede, se oponen y desconfían, rumiando todo el tiempo: “¿Por qué siempre están haciendo indagaciones y queriendo saber más? ¿Es porque no confían en mí y me menosprecian? Si no confían en mí, ¡no deberían usarme!”. Nunca entienden las indagaciones ni la supervisión de lo Alto, sino que se resisten a ellas. ¿Tienen razón esas personas? ¿Por qué no permiten que lo Alto haga indagaciones y las supervise? ¿Por qué, además, se resisten y rebelan? ¿Cuál es el problema aquí? No les importa si el cumplimiento de su deber es efectivo o si obstaculizará el avance de la obra. No buscan los principios-verdad cuando cumplen su deber, sino que hacen lo que quieren. No piensan en los resultados o la eficiencia de la obra y definitivamente no piensan en los intereses de la casa de Dios, mucho menos en las intenciones de Dios y en Sus requisitos. Su pensamiento es: “Yo tengo mis propias formas y rutinas al llevar a cabo mi deber. No me exijáis demasiado ni me pidáis cosas de manera demasiado detallada. Ya está bastante bien que sea capaz de cumplir con mi deber. No puedo fatigarme o sufrir demasiado”. No comprenden las indagaciones de lo Alto y sus intentos de saber más sobre la obra. ¿De qué carece esta falta de comprensión que tienen? ¿No carece de sumisión? ¿No carece de sentido de la responsabilidad? ¿De lealtad? Si fuesen realmente responsables y leales en el cumplimiento de su deber, ¿rechazarían las indagaciones de lo Alto sobre su trabajo? (No). Podrían comprenderlo. Si de verdad no lo pueden comprender, hay una sola posibilidad: ven su deber como una vocación y un sustento y sacan provecho de él, lo consideran una condición y una baza con la que obtener una recompensa todo el tiempo. Solo realizarán un poco de trabajo de prestigio para apañárselas con lo Alto, sin siquiera hacer el intento de tomar la comisión de Dios como su deber y obligación. Por eso, cuando lo Alto hace indagaciones sobre su trabajo o lo supervisa, entran en un estado mental de repulsión y resistencia. ¿No es así? (Sí). ¿De dónde viene este problema? ¿Cuál es su esencia? Es que su actitud hacia el proyecto de trabajo no es la correcta. Solo piensan en la tranquilidad y la comodidad carnales, en su propio estatus y dignidad, en lugar de pensar en la efectividad del trabajo y en los intereses de la casa de Dios. De ninguna manera buscan actuar de acuerdo con los principios-verdad. Si realmente tuviesen un poco de conciencia y razón, serían capaces de comprender las indagaciones y la supervisión de lo Alto. Serían capaces de decir de corazón: “Es bueno que lo Alto haga indagaciones. De lo contrario, siempre estaría actuando por mi propia voluntad y eso impediría la efectividad del trabajo o incluso lo estropearía. Lo Alto comparte y verifica las cosas y, de hecho, ha resuelto problemas reales; ¡eso es algo fantástico!”. Eso demostraría que son personas responsables. Les preocupa que, si se encargan del trabajo por su cuenta y surge un error o percance y este provoca una pérdida en la obra de la casa de Dios y no hay manera de remediarlo, sería una responsabilidad que no podrían soportar. ¿No es eso sentido de la responsabilidad? (Sí). Es sentido de la responsabilidad y es una señal de que están cumpliendo con su lealtad. ¿Qué ocurre en la mente de las personas que no permiten que otros hagan indagaciones sobre su trabajo? “Este trabajo es asunto mío, en vista de que ha sido a mí a quien se lo han asignado. Yo estoy al mando en este asunto; ¡no necesito que nadie más se involucre!”. Consideran las cosas por su cuenta y hacen lo que quieren, lo que les dicta su personalidad. Hacen lo que sea que las beneficie y nadie tiene permitido preguntar sobre las cosas; nadie tiene permitido conocer la verdadera situación. Si les preguntas: “¿Cómo vas con la tarea?”, dirán: “Paciencia”. Si luego preguntas: “¿Cómo van los avances?”, dirán: “Ya casi está”. Lo que sea que les preguntes, responderán solo con una o dos palabras. Tan solo pronunciarán un par de palabras a la vez y nada más; no ofrecerán ni una sola oración precisa y específica. ¿No te enferma hablar con personas así? Resulta obvio que no quieren decirte nada más. Si les haces más preguntas, se impacientan: “Sigues preguntándome sobre esa nimiedad, como si yo no pudiera hacer las cosas, ¡como si no sirviera para esa tarea!”. Simplemente no están dispuestas a permitir que la gente haga preguntas. Y si las sigues cuestionando, dirán: “¿Qué soy para ti? ¿Alguna clase de burro o caballo al que mangonear? Si no confías en mí, no me uses; si me usas, debes confiar en mí. ¡Y confiar en mí significa que no deberías estar siempre haciendo indagaciones!”. Ese es el tipo de actitud que tienen. ¿Acaso están tratando el programa de trabajo como un deber que les corresponde cumplir? (No). Los anticristos no tratan el trabajo como su deber, sino como una baza con la que obtener bendiciones y recompensas. Se conforman con ser mera mano de obra, la cual quieren intercambiar por bendiciones. Por eso es que trabajan con una actitud superficial. En parte, no quieren que otros intervengan en su trabajo porque quieren preservar su dignidad y su orgullo. Creen que el deber que llevan a cabo y el trabajo que hacen les pertenecen a ellos personalmente, que son sus asuntos privados. Por eso no dejan que otros intervengan. La otra parte es que, si logran hacer el trabajo adecuadamente, pueden atribuirse el mérito y pedir que se los recompense. Si alguien interviniera, el mérito ya no sería solo suyo. Temen que otros les arrebaten el mérito y por eso no consienten, en absoluto, que otros intervengan en su trabajo. Las personas como los anticristos, ¿no son egoístas y viles? Cualquiera que sea el deber que estén llevando a cabo, es como si se estuviesen ocupando de sus asuntos privados. No dejarán que otros intervengan ni participen, sin importar cómo les vaya cuando hacen algo por su cuenta. Si lo hacen bien, solo permitirán que el mérito sea para ellos, para no dejar que nadie más se atribuya parte del mérito y de los resultados del trabajo. ¿No es eso problemático? ¿Qué carácter es ese? Es el carácter satánico. Cuando actúa, Satanás no permite la intervención de nadie más, desea tener la última palabra en todo lo que hace y controlarlo todo, y nadie puede supervisar ni hacer preguntas. Si alguien interfiere o interviene, esto es aún menos admisible. Así es como actúa un anticristo; con independencia de lo que haga, no se le permite a nadie hacer preguntas, y al margen de cómo opere entre bastidores, a nadie se le permite intervenir. Este es el comportamiento de un anticristo. Actúan de esta manera porque, por un lado, tienen un carácter extremadamente arrogante y, por otro, carecen de razón. Están completamente desprovistos de sumisión, y no permiten que nadie los supervise o inspeccione su trabajo. Se trata realmente de las acciones de un demonio, las cuales son completamente diferentes a las de una persona normal. Cualquier persona que realiza un trabajo necesita la cooperación de otros, necesita la ayuda, las sugerencias y la colaboración de otras personas, y aunque haya alguien supervisando o vigilando, eso no es malo, es necesario. Si se cometen errores en una parte del trabajo, y las personas que vigilan los identifican y los corrigen rápidamente y se evitan pérdidas para el trabajo, ¿acaso no es eso una gran ayuda? Por eso, cuando las personas inteligentes hacen cosas, les gusta que otros las supervisen, las observen e indaguen sobre ellas. Si, por casualidad, se comete un error, y estas personas son capaces de señalarlo, y el error puede ser rápidamente rectificado, ¿no es ese un resultado más deseable? No hay nadie en este mundo que no necesite la ayuda de los demás. Solo a las personas con autismo o depresión les gusta estar solas y no estar en contacto con los demás ni comunicarse con ellos. Cuando las personas sufren de autismo o depresión, dejan de ser normales. Ya no pueden controlarse a sí mismas. Si la mente y la razón de las personas son normales, pero simplemente no quieren comunicarse con los demás, y no quieren que los demás sepan nada de lo que hacen, quieren hacer cosas en secreto, en privado, operando entre bastidores, y no escuchan nada de lo que dicen los demás, entonces tales personas son anticristos, ¿verdad? Son anticristos.
Una vez, al ver al líder de una iglesia, le pregunté qué estaba sucediendo con el cumplimiento del deber de los hermanos y hermanas. Pregunté: “¿Hay algún miembro que esté perturbando la vida de iglesia actualmente?”. ¿Puedes adivinar lo que me respondió? “Las cosas andan bien; todo está bien”. Pregunté: “¿Cómo está cumpliendo su deber la hermana fulana de tal?”. “Bien”, dijo él. Entonces, pregunté: “¿Cuántos años hace que ella cree en Dios?”. “Está bien”, contestó. Yo dije: “Esta mesa no debería estar aquí; hay que moverla”. “Lo pensaré”, respondió él. “¿No necesita agua este solar?”, pregunté. Él dijo: “Hablaremos sobre eso”. Yo dije: “Este año has sembrado este cultivo en este solar. ¿Sembrarás lo mismo el año que viene?”. Él dijo: “Nuestro grupo de toma de decisiones tiene un plan”. Ese es el tipo de respuestas que dio. ¿Qué sensación te transmite oírlas? ¿Comprendes algo a partir de ellas? ¿Obtienes alguna información? (Ninguna en absoluto). Enseguida te das cuenta de que te está engatusando, tomándote por un tonto, por un extraño. Él no sabe quién es el extraño exactamente; los no creyentes dirían que es “un invitado que se cree dueño de casa”. Él no conoce su propia identidad. Yo le dije: “Tenéis a mucha gente viviendo aquí y el aire no circula bien. Deberías instalar un ventilador o hará demasiado calor aquí dentro y la gente correrá el riesgo de sufrir un golpe de calor”. Él dijo: “Lo discutiremos”. Cualquier cosa que le decía tenía que discutirla, hablarla y también reflexionar sobre ella. Nada de lo que disponía ni de lo que decía tenía validez para él. Para él, no eran disposiciones ni órdenes, y no las implementaba. Entonces, ¿qué consideraba que eran Mis palabras? (Sugerencias a tener en cuenta). ¿Acaso le estaba dando sugerencias para su valoración? No. Le estaba diciendo lo que debería hacer, lo que tenía que hacer. ¿Acaso no entendía lo que decía? En ese caso, era un bruto que no conocía cuál era su identidad o qué deber estaba llevando a cabo. Había muchas personas viviendo ahí sin aire acondicionado ni ventilación cruzada. ¿Qué tan inteligente podría ser si no instalaba un ventilador? Debía irse a casa de inmediato; era basura, y la casa de Dios no necesita basura. Las personas no lo saben todo sobre nada, pero pueden aprender. Hay algunas cosas que Yo no entiendo, así que las discuto con otros: “¿Cuál creéis que sería una buena forma de manejar esto? Sentíos libres de darme vuestras sugerencias”. Si alguien cree que cierta forma sería la mejor, Yo digo: “Bien, hagámoslo así. De todos modos, Yo aún no he pensado bien lo que deberíamos hacer, así que haremos lo que propones”. ¿No es ese el pensamiento de la humanidad normal? Eso es lo que significa llevarse bien con los demás. A la hora de llevarse bien con los demás, la gente no debe hacer distinción entre quién es superior o inferior o quién es o no es el foco de atención o quién tiene la última palabra sobre las cosas. No es necesario hacer estas distinciones; hay que hacerle caso a quien emplee las formas correctas y actúe según los principios-verdad. ¿Sois capaces de hacerlo? (Sí). Hay algunas personas que no. Los anticristos no pueden hacerlo; ellos insisten en tener nada menos que la última palabra. ¿Qué clase de cosa es esa? Lo que otros planteen jamás tendrá éxito con ellos, aunque sea razonable; ellos saben que es correcto y razonable, pero no tolerarán nada que haya propuesto otra persona. Serán felices siempre y cuando sean los que han propuesto algo. Hasta en ese asunto menor pelean por la supremacía. ¿Qué carácter es ese? El carácter de un anticristo. Valoran demasiado el estatus, el prestigio y el orgullo. ¿Cuánto valor les dan? Son cuestiones más importantes que su propia vida: protegerán su estatus y su prestigio aunque eso les cueste la vida.
Los anticristos prohíben a otros intervenir, hacer indagaciones o supervisarlos en cualquier trabajo que hagan, y esta prohibición se manifiesta de varias maneras. Una es el rechazo, lisa y llanamente. “Dejad de interferir, de hacer indagaciones y de supervisarme cuando trabajo. El trabajo que hago es mi responsabilidad, tengo una idea de cómo hacerlo y no necesito que nadie me dirija”. Se trata de un rechazo directo. Otra manifestación es el parecer receptivo, decir: “Vale, hablemos para ver cómo se ha de hacer el trabajo”, pero cuando los demás de verdad empiezan a hacer indagaciones y a tratar de averiguar más sobre su trabajo, o cuando señalan algunos problemas y hacen algunas sugerencias, ¿cuál es su actitud? (No se muestran receptivos). Así es, simplemente se niegan a aceptar, buscan pretextos y excusas para rechazar las sugerencias de los demás, convierten lo malo en bueno y lo bueno en malo, pero en realidad, en su corazón, saben que están forzando la lógica, que sueltan palabras grandilocuentes, que lo que dicen es teórico, que sus palabras no contienen nada de la realidad de lo que dicen los demás. Y sin embargo, para proteger su estatus —y sabiendo muy bien que están equivocados y que los demás tienen razón— siguen convirtiendo lo correcto de los demás en incorrecto, y su propio error en correcto, y siguen aplicándolo, sin permitir que las cosas que son correctas y están en consonancia con la verdad se introduzcan o implementen allí donde están. ¿No están tratando la obra de la iglesia como un juego, como un chiste? ¿No se están negando a aceptar las indagaciones y la supervisión? No expresan descaradamente esa “prohibición” diciéndote: “No tienes permitido interferir en mi trabajo”. No se ve así lo que hacen, pero esa es su mentalidad. Usarán ciertos trucos y parecerán bastante devotos desde fuera. Dirán: “Resulta que sí necesitamos ayuda, así que, ya que estás aquí, ¡comparte un poco con nosotros!”. Su líder superior creerá que están siendo genuinos y compartirá con ellos, hablándoles sobre las circunstancias tal como son. Una vez que hayan escuchado al líder, pensarán: “Así es como tú ves las cosas. Pues bien, tendré que debatirlo contigo para refutar y rebatir tu opinión. Te haré quedar en ridículo”. ¿Es esa una actitud de aceptación? (No). ¿Qué actitud es, entonces? Es una negativa a permitir que otros intervengan, hagan indagaciones o supervisen el trabajo que realizan. Dado que los anticristos harían eso, ¿por qué, entonces, presentan una falsa fachada ante los demás y aparentan una actitud de aceptación? Que engañen a la gente de esta manera demuestra cuán falsos son. Temen que la gente los vea como son en realidad. En la actualidad, especialmente, hay algunas personas con cierto grado de discernimiento, así que, si un anticristo rechazara directamente la supervisión y la ayuda de los demás, se darían cuenta y lo verían como realmente es. Entonces el anticristo perdería su dignidad y su estatus y no le resultaría sencillo ser elegido líder u obrero en el futuro. Por eso, cuando un líder superior controla su trabajo, él finge aceptarlo, dice cosas agradables y complacientes y hace que todos piensen: “¡Mirad qué devoto es nuestro líder! ¡Cómo busca la verdad! Nuestro líder está pendiente de nuestras vidas y de la obra de la iglesia. Se responsabiliza en el cumplimiento de su deber. Lo escogeremos de nuevo en la próxima elección”. Lo que nadie ve venir es que, una vez que el líder superior se marche, el anticristo dirá algo como esto: “Todo lo que dijo esa persona que revisó la obra es correcto, pero no se adapta necesariamente a las condiciones de nuestra iglesia. En cada iglesia, las cosas son distintas. No podemos aceptar por completo lo que dijo; debemos considerarlo a la luz de nuestra situación real. ¡No podemos simplemente aplicar preceptos de memoria!”. Y todos terminan creyendo que él está en lo cierto. ¿No los ha desorientado? Parte de lo que hace el anticristo es decir cosas agradables y fingir que acepta la supervisión de otros; inmediatamente después, comienza el trabajo interno de desorientar y lavar cerebros. Implementa, de manera simultánea, las dos partes de este enfoque. ¿Tiene trucos? ¡En abundancia, de hecho! Por fuera, habla de manera educada y finge aceptación; hace creer a todos que se siente bastante responsable de la obra, que puede renunciar a su posición y a su estatus, que no es un autoritario, sino que puede aceptar la supervisión de lo Alto o de otras personas; y, mientras tanto, “aclara” a los hermanos y hermanas los pros y los contras de las cosas, así como las diversas situaciones. ¿Cuál es su objetivo? No aceptar que otras personas intervengan, indaguen o supervisen, y hacer que los hermanos y hermanas piensen que el hecho de que ellos actúen de esta manera está justificado, es correcto, que está en consonancia con los arreglos de la obra de la casa de Dios y de acuerdo con los principios de acción, y que, como líder, se rige por los principios. En realidad, solo unos pocos en la iglesia entienden la verdad; la mayoría es sin duda incapaz de discernir, no pueden ver a este anticristo tal y como es en realidad, y naturalmente se dejan desorientar por él. Algunas personas, por ejemplo, se pasan toda la noche en blanco por algún motivo, se desvelan. Hay dos tipos de personas y, en cada una de ellas, la falta de sueño se manifiesta de una manera diferente. El primer tipo, en cuanto puede, encuentra una oportunidad para echar una cabezada durante el día y no permite que otros sepan que no ha dormido. Esa es una situación, una realidad. No hay intención detrás de ella. El otro tipo de persona cabecea durante la comida y les dice a todos: “¡Anoche no pegué ojo!”. Alguien pregunta: “¿Por qué no?”, a lo que responde: “Había una reunión en línea y encontré algunos problemas en el trabajo. Me quedé en vela toda la noche resolviéndolos”. Continúa sin parar, anunciando que no ha dormido en toda la noche. ¿Era reacio a quedarse despierto toda la noche? ¿Por qué está dándole explicaciones al grupo? ¿Qué subyace en esa explicación? ¿Cuál es su objetivo? Quiere que todo el mundo sepa lo que ha hecho, por miedo a que su actuación pase desapercibida. Quiere que todos sepan que ha sufrido, que se ha quedado despierto toda la noche, que está dispuesto a pagar un precio por su creencia en Dios, que no anhela la comodidad. Así pretende ganarse la simpatía y la aprobación de los hermanos y hermanas. Compra el corazón de la gente con esta actuación superficial y, al hacerlo, logra que los demás lo aprecien y gana prestigio en sus corazones. Una vez que tiene estatus, entonces seguramente hablará con autoridad. Y en cuanto hable con autoridad, ¿acaso no podrá gozar del tratamiento especial que viene con el estatus? (Sí). ¿Creéis que ha aprovechado bien esta oportunidad? ¿Vosotros les contáis a los demás cuando no habéis dormido o si habéis quedado despiertos hasta tarde? (Lo hemos hecho). Cuando lo hicisteis, ¿fue accidental o había una intención detrás? ¿Se lo dijisteis a alguien de pasada o hicisteis un gran anuncio, montando un espectáculo? (Fue de pasada). No hay una intención si fue de manera casual; eso no indica un problema de carácter. Decirlo de manera intencional y decirlo por accidente tiene dos naturalezas absolutamente distintas. Cuando un anticristo hace algo, ¿cuál es la motivación detrás de sus acciones, ya sea que parezca, a primera vista, que esté aceptando la intervención y las indagaciones de otros o que las rechace abiertamente? ¿Cuál es, se mire por donde se mire? Está aferrándose al estatus y al poder y no renunciará a ello. ¿No es esa su motivación? (Sí). Así es; en absoluto dejará que se le escapen, en un momento de distracción, el poder, el estatus y el prestigio que tanto le costó ganar; no permitirá que nadie debilite su fuerza e influencia interviniendo en su trabajo o haciendo indagaciones sobre este. Esto es lo que cree: llevar a cabo un deber, hacerse cargo de un programa de trabajo, no es realmente un deber y no necesita cumplirlo como una obligación; por el contrario, significa estar dotado de cierto poder y tener a algunas personas bajo su mando. Cree que, teniendo poder, ya no debe consultar con nadie, sino que ahora tiene la oportunidad y la facultad de estar a cargo. Ese es el tipo de actitud que tiene hacia el deber.
Hay algunos otros que, cuando lo Alto hace indagaciones sobre su trabajo, simplemente actúan por inercia. Actúan de manera superficial y preguntan sobre unos pocos asuntos frívolos, como si fuesen personas que buscan la verdad. Si tiene lugar un incidente que claramente constituyó un trastorno y una perturbación, por ejemplo, le preguntarán a lo Alto si a la persona que lo causó se la debe castigar. ¿Una cosa así no forma parte de su trabajo? (Sí). ¿Qué pretenden al consultárselo a lo Alto? Su intención es crear una fachada de ellos mismos, mostrarte que, si preguntan hasta por temas como ese, es evidencia de que no están ociosos sino trabajando. Simplemente están fabricando una fachada para desorientarte. La realidad es que tienen algunos problemas reales en su corazón y no saben cómo compartir la verdad para resolverlos ni qué principios deberían practicar. Hay cosas que les resultan inciertas, tanto en lo que respecta a ocuparse de las personas como de los asuntos, pero nunca preguntan ni buscan al respecto. Dado que no están seguros de esas cosas en su corazón, ¿no deberían preguntarle a lo Alto sobre ellas? (Sí). No están seguros acerca de ellas y no pueden verlas con claridad, pero continúan actuando a ciegas. ¿Cuáles serán las consecuencias de eso? ¿Pueden predecir lo que ocurrirá? ¿Podrán hacerse responsables de las consecuencias? No. Entonces, ¿por qué no preguntan sobre estas cosas? No lo hacen por diversos factores. Uno es el temor a que lo Alto los descubra: “Si no puedo ni siquiera manejar este asunto trivial y tengo que consultar sobre él, lo alto pensará que mi calibre no es muy bueno, ¿no permitirá eso que lo alto me vea claramente?”. También está el factor de que si preguntan y la decisión de lo Alto entra en conflicto con la suya y difiere de su propio punto de vista, se verían en apuros para tomar una decisión. Si no hacen lo que dice lo Alto, lo Alto los acusará de estar vulnerando los principios de la obra; si lo hacen, perjudicarán sus propios intereses. Por ende, no preguntan. ¿No es algo calculado? (Sí). Lo es. ¿Qué tipo de personas son las que calculan este tipo de cosas? (Anticristos). Son, de hecho, anticristos. No buscan la verdad ni examinan ningún asunto según los principios, ya sea que pregunten sobre él o no, que lo expresen en voz alta o solo lo piensen. Anteponen sus intereses en todas las cuestiones. En su corazón, tienen una lista de las cosas sobre las que lo Alto tiene permitido indagar y enterarse y las cosas que no quieren que lo Alto sepa de ninguna manera. Han circunscrito esas regiones y las han dividido en dos categorías. Hablarán de pasada con lo Alto sobre esos asuntos insignificantes que no podrían representar amenaza alguna para su estatus solo para engatusarlo; pero sobre las cosas que podrían poner en riesgo su estatus no dirán ni una sola palabra. Y si lo Alto pregunta sobre esas cosas, ¿qué harán? Responderán con unas cuantas evasivas para engañarlo: “Está bien, lo debatiremos…, ya lo iremos viendo…”; un puñado de afirmaciones que no parecen entrañar oposición. En apariencia son bastante sumisas, pero la realidad es que lo tienen todo calculado. De ninguna manera planean permitir que lo Alto esté al mando; no planean pedirle sugerencias y dejar que tome las decisiones ni buscar alguna senda de su parte. Nada de eso. No quieren permitir que lo Alto intervenga ni sepa lo que realmente está sucediendo. Una vez que lo Alto lo sepa, ¿qué amenaza representará para ellas? (Sentirán inseguridad con respecto a su estatus). No solo eso, sino que sus planes y objetivos ya no serán factibles y, por ende, su forma malvada de actuar ya no tendrá legitimidad; ya no podrán seguir sus propios planes de manera legítima, abierta y descarada. Ese es el problema que afrontarán. Así pues, ¿son capaces de determinar cómo actuar de una manera que las beneficie? Sin duda tienen sus ideas y cálculos al respecto. ¿Vosotros también debéis afrontar ese tipo de cosas? ¿Qué pensáis de ellas, entonces? ¿Cómo las tratáis? Os daré un ejemplo. En una ocasión, un individuo se convirtió en líder y se dejó llevar un poco; siempre disfrutaba de presumir frente a otros para ganarse su estima. Se topó con un conocido no creyente que quería pedirle dinero prestado. El no creyente explicó su situación de una manera tan lastimosa que el líder, en un impulso, llevado por la emoción del momento, accedió, tras lo cual pensó, sereno y sin recelos: “Soy el líder de la iglesia, debería tener la última palabra sobre el dinero de la iglesia. Cuando se trata de cosas que pertenecen a la casa de dios, a la iglesia y las ofrendas, yo ostento el cargo, así que se hace lo que yo digo. Yo gestiono las finanzas y al personal; ¡tengo la última palabra al respecto!”. Y así, le prestó el dinero de la casa de Dios a un no creyente. Después de hacerlo se sentía un poco incómodo y pensó si debería contárselo a lo Alto. Si lo hiciera, lo Alto podría no aprobarlo; entonces, comenzó a inventar mentiras y a buscar excusas para engañarlo. Lo Alto compartía los principios-verdad con él, pero él no hacía caso. Así es como cometió la acción malvada de malversar las ofrendas en secreto. ¿Por qué una persona así se atrevería a disponer de las ofrendas a su antojo? Eres un mero líder de iglesia, ¿acaso tienes derecho a gestionar las ofrendas? ¿Tienes la última palabra en cuestiones de ofrendas y finanzas? ¿Cómo deberías considerar las ofrendas de Dios si eres alguien con humanidad normal y razón, alguien que persigue la verdad? ¿No se deberían remitir a lo Alto los asuntos relacionados con las ofrendas, para ver qué decide la casa de Dios? ¿Acaso lo Alto no tiene derecho a saber sobre un asunto tan importante? Sí. Esto es algo que deberías tener claro en tu corazón; es la razón que deberías poseer. Cuando se trata de asuntos financieros, ya sean de mayor o menor importancia, lo Alto tiene derecho a estar al tanto. Otra cosa es que no pregunte, pero si lo hace, debes responder con sinceridad y deberías someterte a lo que sea que decida. ¿No es ese el tipo de razón que deberías tener? (Sí). Sin embargo, ¿los anticristos son capaces de eso? (No). Esa es la diferencia entre los anticristos y la gente normal. Si creen que hay una probabilidad del cien por cien de que lo Alto no apruebe el asunto y de que su dignidad se vea perjudicada, los anticristos pensarán en toda clase de formas de mantenerlo en secreto, de evitar que lo Alto lo sepa. Incluso amenazarán a las personas que están por debajo de ellos y les dirán: “Si alguien divulga esto, está contra mí. Tendrá noticias mías, ¡me encargaré de esa persona pase lo que pase!”. Y después de escuchar esas palabras aterradoras por parte de los anticristos, nadie se atreve a informar a lo Alto del asunto. ¿Por qué hacen eso? Piensan: “Esto entra dentro del alcance de mi autoridad. ¡Tengo derecho a utilizar y distribuir a las personas, el dinero y los materiales que están dentro de la esfera de mi jurisdicción!”. ¿Cuáles son sus principios para el despliegue y la distribución de los recursos? Hacen y deshacen a voluntad, usan y reparten dinero y materiales de manera arbitraria, sin ceñirse a ningún principio, malgastan y derrochan estas cosas de forma indiscriminada y nadie más tiene derecho a interferir: ellos deben tener la última palabra al respecto. ¿Acaso no piensan así? Claro que no lo dirán en voz alta y en términos tan explícitos, pero, en su corazón, esto es sin duda lo que están pensando: “¿Cuál es el sentido de tener un cargo? ¿No se trata solo de dinero, poder alimentarse y vestirse? Ahora tengo un cargo; tengo ese estatus. ¿No sería un tonto si no aprovechara mi poder para hacer lo que quiero?”. ¿Acaso no es eso lo que creen? (Sí). Como tienen ese carácter y piensan así, se atreven a ocultar un asunto como ese sin el menor escrúpulo, ignorando toda consecuencia, por todos los medios y maneras que se les ocurran. ¿No es así? (Sí). No evalúan si es correcto o no, cuál sería la forma adecuada de proceder o cuáles son los principios. No tienen en cuenta estas cosas; lo único que tienen en cuenta es quién cuidará sus intereses. ¡Un anticristo es un ser insidioso, egoísta y vil! ¿Cuán vil es? Se puede plasmar en una sola palabra: ¡es un desvergonzado! No eres dueño de esas personas ni de esas cosas, y mucho menos es tuyo ese dinero; sin embargo, quieres tomarlos como propios para disponer de ellos como te plazca. Los demás ni siquiera tienen derecho a saber nada al respecto; incluso si malgastas y derrochas esas cosas, el resto no tiene derecho a hacer indagaciones. ¿Cuán lejos has ido? ¡Has llegado a convertirte en un desvergonzado! ¿No es eso una desvergüenza? (Lo es). Así es un anticristo. Cuando se trata de dinero, ¿cuál es la línea que la persona promedio no está dispuesta a cruzar? Una persona normal considera que son ofrendas de Dios y que es Su pueblo escogido quien las hace, así que son de Él; son Sus “pertenencias”, como podrían decir algunos. Lo que pertenece a Dios no le pertenece a la gente común ni a ninguna persona. ¿Quién es el amo de la casa de Dios? (Dios). Sí, es Dios. ¿Y qué se engloba en la casa de Dios? Engloba a Su pueblo escogido en cada iglesia, así como también todas las provisiones y pertenencias de cada iglesia. Todas estas cosas son de Dios. De ninguna manera le pertenecen a una sola persona, y nadie tiene derecho a apropiarse de ellas. ¿Un anticristo pensaría eso? (No). Él cree que las ofrendas pertenecen a quien las gestiona, a quien tiene la oportunidad de aprovecharse de ellas, y si esa persona es un líder, tiene derecho a disfrutarlas. Es por eso que persigue constantemente el estatus con todas sus fuerzas. Una vez que lo ha obtenido, todas sus esperanzas finalmente se hacen realidad. ¿Por qué persigue el estatus? Si le pidieras que guiara escrupulosamente al pueblo escogido de Dios y respaldara sus acciones con principios, pero no le permitieras tocar las pertenencias de la iglesia o las ofrendas de Dios, ¿seguiría siendo tan proactivo para medrar? Por supuesto que no. Esperaría pasivamente y dejaría que las cosas siguieran su curso. Pensaría: “Si me eligen, haré el trabajo y cumpliré mi deber adecuadamente; si no me eligen, no adularé a nadie. No diré ni haré nada al respecto”. Es precisamente porque el anticristo piensa que, como líder, uno tiene derecho a mandar y a gozar de todas las pertenencias de la iglesia; se devana los sesos en su afán de medrar, hasta el punto del descaro, con el objetivo de ganar estatus y disfrutar de todo lo que conlleva. ¿Qué significa ser desvergonzado? Significa hacer cosas deshonrosas, eso significa ser desvergonzado. Si alguien le dijera: “¡Lo que estás haciendo es muy deshonroso!”, no le importaría, sino que pensaría: “¿Qué tiene de deshonroso? ¿A quién no le gusta el estatus? ¿Tú sabes qué se siente al tener estatus, al tener el control del dinero? ¿Acaso conoces ese placer? ¿Acaso conoces esa sensación de privilegio? ¿La has probado?”. Así es cómo los anticristos ven el estatus en lo más hondo de su corazón. En cuanto un anticristo gana estatus, quiere controlarlo todo. También tomará el control de las ofrendas de Dios. Quiere tener la última palabra sobre cualquier parte de la obra de la iglesia que cueste dinero, sin consultar jamás con lo Alto. Se convierte en el amo del dinero de la casa de Dios, y Su casa también pasa a ser de su propiedad. Tiene derecho a tener la última palabra al respecto, a establecer lo que sucede con ella, a darle a este y aquel lo que le plazca, a dictar cómo se gasta cada céntimo. Nunca actúa de manera cuidadosa y prudente con las ofrendas de Dios, sino que se comporta como un gastador extravagante y se hace lo que él dice. Una persona así es un anticristo genuino.
Una vez hubo alguien que malversó ofrendas de Dios en secreto, lo cual es un problema grave. No es una transgresión corriente, es un problema en su esencia-naturaleza. Cuando interactuaba con no creyentes mientras se ocupaba de algunos asuntos, no dejaba de presumir para hacerles creer que tenía dinero y poder. Como consecuencia, la gente le pedía dinero prestado. Esta persona no solo no se negaba, sino que se comprometía a prestárselo y lo hacía mediante el empleo de tácticas engañosas con la casa de Dios. Esta persona tenía un problema grave. Ante un asunto tan importante debes informar a lo Alto y explicarle los hechos; no puedes ocuparte de la gente empleando las ofrendas de Dios en aras de tu propio prestigio y orgullo. Así es como una persona racional con un corazón temeroso de Dios manejaría esos asuntos en caso de toparse con ellos. Sin embargo, ¿es eso lo que hacen los anticristos? ¿Por qué se les llama así? Porque para nada tienen un corazón temeroso de Dios; hacen lo que quieren y empujan a Dios, Sus palabras y la verdad al fondo de su mente. No tienen una verdadera sumisión hacia Dios en absoluto, sino que priorizan sus propios intereses, su propia fama, ganancia y estatus. Emplean medios engañosos para desorientar a los líderes y obreros de la iglesia y, de esa manera, prestar dinero a los no creyentes. ¿Es ese su dinero? Con solo unas pocas palabras, lo dan en préstamo. ¿No es eso convertir en un regalo las ofrendas de Dios? Esto es algo que hacen los anticristos, y los hay que de verdad han hecho cosas así. Para que puedan ser capaces de hacer algo así, deben tener un carácter osado, extremadamente arrogante y también bastante insidioso. Asimismo, es evidente que son estúpidos, todo lo estúpidos que se puede llegar a ser: es probable que caigan en su propia trampa. Decidme, ¿qué se debería hacer con personas así? (Se las debería expulsar). ¿Eso es todo? ¿Una expulsión? ¿Quién compensará las pérdidas? Se las debe obligar a pagar una indemnización y luego expulsarlas. ¿No son descarados los anticristos al hacer una cosa así? ¿En qué se diferencian del arcángel? El arcángel diría, con descaro: “Yo fui quien creó los cielos, la tierra y todas las cosas, ¡me corresponde a mí controlar a los hombres!”. Él pisotea y corrompe a la humanidad a su antojo. En cuanto un anticristo se hace con el poder, dice: “Todos vosotros debéis creer en mí y seguirme. Yo estoy al mando aquí y tengo la última palabra. ¡Acudid a mí ante cualquier asunto y traedme el dinero de la iglesia!”. Algunas personas preguntan: “¿Por qué deberíamos darte el dinero de la iglesia?”, y el anticristo responde: “Yo soy el líder. Es mi derecho gestionar esto; debo gestionarlo todo, ¡incluidas las ofrendas!”. Y así, se hacen cargo de todo. A los anticristos no les importa qué problemas o dificultades tienen los hermanos y hermanas en su entrada en la vida o de qué libros de sermones y palabras de Dios andan cortos. Lo que les importa es quién tiene la custodia del dinero de la iglesia, cuánto hay y cómo se utiliza. Si lo Alto hace indagaciones sobre el estado de las finanzas de la iglesia, ellos no solo no entregarán el dinero de esta, sino que tampoco permitirán siquiera que lo Alto conozca los hechos. ¿Por qué no lo permitirán? Porque quieren malversar el dinero de la iglesia y hacerse con él. El mayor interés de los anticristos reside en las cosas materiales, el dinero y el estatus. Definitivamente no se parecen en nada a la forma en que hablan de entrada: “Yo creo en dios. No persigo lo mundano y no codicio el dinero”. De ninguna manera son como dicen ser. ¿Por qué persiguen y mantienen su estatus con todas sus fuerzas? Porque desean poseer, o controlar y tomar por la fuerza, todo aquello sobre lo que tengan jurisdicción, en especial el dinero y las cosas materiales. Disfrutan de ese dinero y de esas cosas materiales como si fuesen los beneficios de su estatus. Son descendientes genuinos del arcángel, con la esencia-naturaleza de Satanás y hacen honor a su nombre. Todos los que persiguen el estatus y valoran el dinero tienen, sin duda, un problema en su esencia-carácter. No es tan sencillo como tener, simplemente, el carácter de un anticristo: son muy ambiciosos. Quieren controlar el dinero de la casa de Dios. Si se les da responsabilidad sobre una tarea, entonces, antes de nada, no dejarán que otros intervengan ni aceptarán indagaciones o la supervisión de lo Alto; más allá de eso, cuando ellos mismos son supervisores de cualquier tarea, hallan maneras de presumir, protegerse y engrandecerse. Siempre quieren salir victoriosos, convertirse en personas que gobiernen y controlen a los demás. También desean ejercer y competir por un estatus más alto y hasta controlar cada parte de la casa de Dios, especialmente, su dinero. Los anticristos sienten un amor especial por el dinero. Cuando lo ven, se les iluminan los ojos; en su mente, están siempre pensando en el dinero y esforzándose para lograrlo. Todos estos son indicios y señales de los anticristos. Si compartes la verdad con ellos o intentas saber de los estados de los hermanos y hermanas y haces preguntas, como cuántos de ellos están débiles y negativos, qué resultados está obteniendo cada uno de ellos en su deber y cuáles de ellos no son aptos para llevarlo a cabo, los anticristos no tendrán interés. Pero cuando se trata de las ofrendas de Dios —la cantidad de dinero, quién lo custodia, dónde se guarda, las contraseñas, etcétera—, es lo que más les importa. Un anticristo domina estas cosas de una manera excepcional. Las conoce como la palma de su mano. Eso también es un indicio de anticristo. Los anticristos son expertos en hablar de forma agradable, pero no hacen trabajo real. En cambio, siempre están absortos pensando en disfrutar de las ofrendas de Dios. Decidme, ¿no son inmorales los anticristos? No tienen ni un ápice de humanidad; son diablos de la cabeza a los pies. Siempre prohíben que otros intervengan, hagan indagaciones y los supervisen en el trabajo. Este es el tercer comportamiento que presenta la octava manifestación de los anticristos.
Hace algún tiempo, una iglesia en un país compró una casa que era necesario reformar, y da la casualidad de que el líder de la iglesia en ese país era una mujer anticristo que aún no había mostrado su verdadera naturaleza. Esa mujer anticristo empleó a un hombre que nadie conocía demasiado bien para la reforma, y nadie sabía qué clase de relación los unía. Como consecuencia, ese hombre malvado se aprovechó de la situación y en la reforma se desperdició mucho dinero que no se debería haber gastado. En la casa había algunos muebles aprovechables que se retiraron y reemplazaron con otros nuevos, y el hombre malvado vendió por dinero los muebles antiguos que se habían retirado. No estaban rotos realmente —aún se podían utilizar—, pero aquel hombre malvado gastó una buena suma de dinero en comprar otros nuevos para aprovechar la situación y ganar dinero. ¿La mujer anticristo estaba al tanto de estas cosas? Sí. ¿Por qué, entonces, consintió que él se comportara de esa manera? Porque debían tener una relación anormal. Algunas personas vieron el problema y se dispusieron a hacer un seguimiento y un control de las obras para ver cómo iban. En cuanto comentaron sus intenciones, la mujer anticristo se mostró preocupada y nerviosa y dijo: “¡No! Aún no se ha cumplido el plazo, ¡nadie tiene permitido mirar!”. Su reacción fue tan desproporcionada y reticente…, ¿estaba sucediendo algo allí? (Sí). Esas personas, ahora algo alarmadas, debatieron el asunto: “Esto no es aceptable. No nos permite ir a ver las obras. Seguramente haya algún problema; debemos ir y echar un vistazo”. Sin embargo, la mujer anticristo siguió sin permitir visitas hasta que la obra estuviera lista para la entrega. Decidme, ¿acaso esas personas no estaban confundidas? El hecho de que la mujer anticristo no permitiera visitas a las obras era muestra de que algo ocurría. Debían apresurarse a informar a lo Alto, despedirla de común acuerdo o ir y revisar las obras por la fuerza. Esa era su responsabilidad y si no podían asumirla, significaría que eran unas personas cobardes e ineptas. Esos cobardes ineptos no persistieron. Como no se trataba de un problema en su propia casa, lo ignoraron. Así de egoístas e irresponsables eran. Y cuando el trabajo se entregó, Yo vi por medio de un vídeo que había un problema. ¿Qué problema observé? Había una mesa en medio de una sala de conferencias y, a su alrededor, sillas de piel, como las que se utilizan en las oficinas lujosas. Las sillas en las que Yo me siento son sillas corrientes, así que, ¿deberían usar sillas tan lujosas esas personas corrientes? (No). Ese era el tipo de muebles que esos dos habían colocado, y las personas allí se sentían muy complacidas al sentarse en aquellos asientos. Una vez que descubrí el problema, llamé a aquella sinvergüenza y comencé a investigar el asunto. En todas partes, en cada habitación, la revisión reveló muchos problemas y una gran pérdida económica. Algunos de los muebles originales de la casa podían haberse aprovechado, sin embargo, el hombre malvado se los llevó y los vendió para ganar dinero; es más, se benefició económicamente cuando compró aquellos muebles nuevos y costosos. Además, instaló equipamiento que no debería estar en una iglesia. Ese hombre malvado hizo esto sin consultar a nadie. Cuando lo hizo, ¿la mujer anticristo estaba al tanto de ello? Probablemente sí. Ella iba al lugar de las obras todos los días y, habiéndolo visto, no informó de ello, sino que consintió su derroche. ¡Qué osadía! ¿Es ella una creyente en Dios? Después de veinte años de creer en Él, se comportó de una forma despreciable e hizo una cosa como aquella. ¿Qué tipo de persona es? ¡No es una persona! Ni siquiera la gente buena que vive entre los no creyentes hace algo así, ¡qué inmoralidad! Cada vez que lo Alto le preguntaba cosas sobre las obras, se hacía la tonta para engañarlo; ocultó y encubrió muchas cosas y, al final, surgieron muchos problemas. ¿Sería excesivo, entonces, expulsarla y dejar que consiguiera un trabajo para ganar dinero y así compensar las pérdidas? (No). Decidme, incluso si esa mujer anticristo pudiera devolver el dinero, ¿encontraría paz en esta vida? ¿Viviría tranquila? Me temo que se pasaría el resto de su vida atormentada. Si sabía que sus acciones acabarían en esto, ¿por qué razón actuó de esa manera en aquel entonces? ¿Por qué lo hizo, para empezar? No es como si solo llevara uno o dos años creyendo en Dios y no conociera las reglas de Su casa, qué es tener un corazón temeroso de Dios o qué es la lealtad; después de tantos años creyendo en Él, no había cambiado en absoluto, y aunque pudo rendir un poco de servicio, aun así, ¡hizo semejante maldad! ¡Por ese comportamiento tan despreciable debe ser descartada y maldecida!
Los anticristos tienen algo en común en su forma de trabajar: sin importar el trabajo que estén haciendo, prohíben a otros intervenir o hacer indagaciones. Siempre quieren ocultar y encubrir las cosas. Deben estar tramando algo; no permiten que las personas se enteren de los problemas en su trabajo. Si hicieran las cosas de una manera honesta y legítima, de una manera que se ajustara a la verdad y los principios, con una conciencia limpia, ¿de qué tendrían que preocuparse? ¿Qué de ello sería inapropiado mencionar? ¿Por qué no permiten a otros hacer indagaciones e intervenir? ¿Qué les preocupa? ¿De qué tienen miedo? Claramente traman algo, ¡es muy obvio! Los anticristos trabajan sin la menor transparencia. Cuando han hecho algo malo, piensan en maneras de esconderlo y encubrirlo, crean falsas apariencias y hasta incurren en engaños evidentes. ¿Cuáles son los resultados de esto? Dios escruta todo, y aunque puede que durante un tiempo los demás no tengan conocimiento de algo y puedan verse desorientados, llegará el día en que Dios lo revele. A ojos de Dios, todo es evidente y todo es revelado. Es inútil que le ocultes algo a Dios. Él es todopoderoso y cuando decida ponerte en evidencia, todo quedará expuesto a la clara luz del día. Solo los anticristos, esos cabezas huecas que no tienen entendimiento espiritual y que poseen la naturaleza del arcángel, podrían creer: “Mientras tape bien todo y no te deje intervenir, hacer indagaciones ni supervisar las cosas, no sabrás nada, ¡y yo tendré el control total de esta iglesia!”. Piensan que si gobiernan como reyes, podrán controlar la situación. ¿Es así como son realmente las cosas, en verdad? Ellos no saben que Dios es todopoderoso, su inteligencia es autoproclamada. Dios escruta todo. Por ejemplo, pongamos que tú hiciste el mal hoy. Dios lo escruta, pero no te pone en evidencia: te está dando la oportunidad de arrepentirte. Haces el mal otra vez al día siguiente y, de nuevo, no das explicaciones ni te arrepientes. Dios te da otra oportunidad de todos modos y espera a que te arrepientas. Sin embargo, si sigues sin hacerlo, Dios no querrá darte esa oportunidad. Le repugnarás y te detestará, y en lo profundo de Su corazón, no deseará salvarte y te abandonará por completo. En ese caso, será cuestión de minutos antes de que Él te ponga en evidencia, y por mucho que intentes encubrir las cosas o impedirlo, no servirá de nada. No importa lo grande que sea tu mano, ¿puedes ocultar el cielo con ella? Independientemente de lo capaz que seas, ¿puedes taparle los ojos a Dios? (No). Esas son ideas necias del hombre. Con respecto a cuán omnipotente es Dios realmente, la gente ya puede percibir un poco de ello en Sus palabras. Además, todos los miembros de esta especie humana corrupta que han cometido grandes maldades y se han opuesto a Dios directamente han afrontado diversos castigos, y todos los que son testigos de ello están completamente convencidos y lo reconocen como castigo divino. Hasta los no creyentes pueden ver que la justicia de Dios no admite ofensa, así que aquellos que creen en Él deberían, con más razón, ser capaces de verlo. La omnipotencia de Dios y Su sabiduría son inconmensurables, el hombre no tiene forma de verlas con claridad. Hay una canción, ¿cómo dice? (“Las obras de Dios son inconmensurables”). Esa es la esencia de Dios, la verdadera revelación de Su identidad y esencia. Tus conjeturas y especulaciones no son necesarias. Solo es necesario que creas en esas palabras; entonces, no harás cosas tan necias. Todas las personas se creen muy listas, se cubren los ojos con una mano y preguntan: “¿Puedes verme?”. Dios responde: “No solo te puedo ver por completo, sino que veo incluso tu corazón y cuántas veces has estado en el mundo humano”, y las personas se quedan boquiabiertas. No te las des de listo, no pienses: “Dios no sabe sobre esto ni sobre aquello. Ninguno de los hermanos y hermanas lo vio. Nadie lo sabe. Tengo mi pequeña estrategia, ¡mira qué listo soy!”. Ninguna de las personas de este mundo que no comprenden la verdad ni creen que Dios tiene soberanía sobre todas las cosas es lista. No importa lo que digan o hagan, al final, todo está mal, todo vulnera la verdad, todo es resistencia a Dios. Solo hay una clase de persona que es lista. ¿Cuál? La clase de persona que cree que Dios lo escruta todo, que puede verlo todo y que es soberano sobre todas las cosas. Las personas así son sumamente listas porque en todo lo que hacen son sumisas a Dios; todo lo que hacen está de acuerdo con la verdad, tiene la aprobación de Dios y cuenta con Su bendición. Que una persona sea lista o no depende de si puede someterse a Dios, de si lo que dice y hace se ajusta a la verdad. Si tienes este pensamiento: “Esta es mi opinión sobre este tema y eso es lo que desearía hacer porque me beneficiaría; pero no quiero confiárselo a los demás ni quiero que sepan sobre ello”, ¿estás pensando de manera correcta? (No). ¿Qué deberías hacer cuando te das cuenta de que esa no es la forma correcta de pensar? Deberías darte una buena bofetada para aprender la lección. ¿Crees que si no lo dices, Dios no lo sabrá? El hecho es que, mientras estás pensándolo, Dios conoce tu corazón. ¿Cómo lo conoce? Dios ha visto claramente la esencia-naturaleza del hombre. Entonces, ¿por qué no te pone en evidencia en este asunto? Aunque no lo haga, tú podrás, poco a poco, comprenderlo por ti mismo, porque has comido y bebido muchas de Sus palabras. Tienes una conciencia y razón, una mente y un pensamiento normales: deberías ser capaz de descubrir por tu cuenta lo que está bien y lo que está mal. Dios te está dando tiempo y una oportunidad de sopesar lentamente las cosas, para ver si eres un necio o no. Verás resultados después de pensar en el tema durante unos días: entonces sabrás que eres un necio y un estúpido y que no debes tratar de esconderle ese asunto a Dios. En todos los asuntos, deberías exponérselo todo ante Él y deberías ser franco; esa es la única condición y el único estado que se debería mantener ante Dios. Incluso cuando no te sinceras, eres un libro abierto ante Él. Desde Su perspectiva, Él conoce los hechos, seas sincero o no al respecto. ¿Acaso no eres un necio si no puedes ver eso con claridad? Entonces, ¿cómo puedes ser una persona lista? Sincerándote con Dios. Sabes que Dios lo escruta y lo sabe todo, así que no te creas tan listo y pienses que quizá Él no sepa algo. Dado que es seguro que Dios observa en secreto el corazón de la gente, las personas inteligentes deberían ser un poco más francas, un poco más puras y honestas. Eso es lo más inteligente que pueden hacer. Siempre piensas que eres listo, siempre te andas guardando tus secretitos, siempre intentando mantener un poco de privacidad; ¿es esa la forma correcta de pensar? Está bien ser así con otras personas, porque algunas de ellas no son individuos positivos y no aman la verdad. Puedes callar un poco ante personas así; no les abras tu corazón. Pongamos, por ejemplo, que hay alguien a quien odias y que has hablado mal de esa persona a sus espaldas. ¿Deberías contárselo? No; basta con que no vuelvas a hacerlo. Si hablaras de ello, la relación que hay entre vosotros se vería afectada. Tú sabes, en tu corazón, que eres malo, que tu interior es sucio y perverso, que sientes celos de otros, que por competir por fama y ganancia has hablado mal de alguien a sus espaldas para mancillarlo. ¡Qué vil! Reconoces que eres corrupto; sabes que lo que has hecho estuvo mal y que tu naturaleza es perversa. Entonces te presentas ante Dios y oras: “Oh, Dios, lo que hice en privado fue algo perverso y vil. Te ruego que me perdones, te ruego que me guíes y que me repruebes. Me esforzaré para no volver a hacer algo así”. Así está bien. Puedes usar algunas técnicas en tu interacción con las personas, pero es mejor simplemente sincerarte con Dios, y si albergas intenciones y usas técnicas con Él, entonces estarás en problemas. En tu mente, siempre piensas: “¿Qué puedo decir para que Dios tenga buena opinión de mí y no sepa lo que estoy pensando para mis adentros? ¿Qué debo decir? Debo ser más reservado, ser un poco más diplomático, tener un método; tal vez entonces Dios tenga buena opinión de mí”. ¿Crees que Dios no sabrá si siempre piensas así? Dios sabe lo que piensas. Es agotador pensar de ese modo. Es mucho más sencillo hablar honesta y sinceramente, lo cual te facilita la vida. Dios dirá que eres honesto y puro, que eres franco, y eso es infinitamente valioso. Si tienes un corazón franco y una actitud honesta, aunque haya momentos en los que te propases y actúes como un necio, esto no es una transgresión para Dios; es mejor eso a que seas tan calculador y estés constantemente sopesándolo y procesándolo todo. ¿Son los anticristos capaces de estas cosas? (No).
Todos los que transitan la senda de los anticristos son personas con el carácter de un anticristo, y lo que transitan quienes tienen el carácter de un anticristo es la senda de los anticristos. Sin embargo, hay una pequeña diferencia entre la gente con el carácter de un anticristo y los anticristos. Que alguien tenga el carácter de un anticristo y transite su senda no indica necesariamente que sea uno de ellos. Pero si no se arrepiente y no puede aceptar la verdad, podría transformarse en uno. Aún hay esperanza y una oportunidad de que las personas que transitan la senda de los anticristos se arrepientan, porque todavía no se han convertido en anticristos. Si hacen cosas malvadas de toda clase y se las clasifica como anticristos y, por tanto, se las echa y se las expulsa de inmediato, ya no tendrán la oportunidad de arrepentirse. Si alguien que transita la senda de los anticristos no ha hecho aún muchas cosas malvadas, eso al menos demuestra que todavía no es una persona malvada. Si puede aceptar la verdad, hay un rayo de esperanza para él. Si no la acepta, pase lo que pase, entonces será muy difícil que sea salvada, aunque no haya cometido todo tipo de maldades. ¿Por qué no pueden ser salvados los anticristos? Porque no aceptan la verdad en lo más mínimo. Por mucho que la casa de Dios hable sobre ser una persona honesta, acerca de cómo uno debe ser abierto y franco, presentarse y decir lo que uno tiene que decir y no engañar, no pueden aceptarlo. Todo el tiempo sienten que la gente sale perdiendo al ser honesta y que es una necedad decir la verdad. Están empecinados en no ser personas honestas. Esta es la naturaleza de los anticristos, que siente aversión por la verdad y la odia. ¿Cómo puede ser salvada una persona si no acepta la verdad en lo más mínimo? Si alguien que transita la senda de los anticristos puede aceptar la verdad, hay una diferencia clara entre él y los anticristos. Todos los anticristos son personas que no aceptan ni un ápice de la verdad. No importa cuántas cosas incorrectas o malvadas hayan hecho ni cuánto hayan perjudicado la obra de la iglesia y los intereses de la casa de Dios, jamás reflexionan ni se conocen a ellos mismos. Incluso si se los poda, no aceptan ninguna verdad en absoluto; es por eso que la iglesia los clasifica como personas malvadas, como anticristos. Un anticristo, como mucho, únicamente admitirá que sus acciones vulneran los principios y no están de acuerdo con la verdad, pero nunca jamás admitirá que hace el mal a propósito o que se opone a Dios a propósito. Solo reconocerá sus errores, pero no aceptará la verdad y, después, continuará haciendo el mal como antes, sin practicar verdad alguna. A partir del hecho de que un anticristo nunca acepta la verdad, se puede ver que la esencia-naturaleza de los anticristos es la de sentir aversión por la verdad y odiarla. Continúan siendo personas que se resisten a Dios como siempre, independientemente de cuántos años lleven creyendo en Él. La especie humana corriente y corrupta, por otra parte, puede tener, en su totalidad, el carácter de un anticristo, pero hay una diferencia entre los humanos y los anticristos. Hay cierto número de personas que pueden comprometerse de corazón con las palabras de Dios sobre el juicio y el desenmascaramiento después de haberlas escuchado, sopesarlas repetidas veces y reflexionar sobre sí mismas. Puede que entonces observen: “Así que este es el carácter de un anticristo; esto es transitar la senda de los anticristos. ¡Es un asunto serio! Yo tengo esos estados y comportamientos, tengo esa clase de esencia; ¡yo soy ese tipo de persona!”. Entonces piensan en cómo pueden despojarse de ese carácter de anticristo y se arrepienten de verdad, y a partir de ahí pueden proponerse no transitar la senda de los anticristos. En su trabajo y en su vida, en su actitud hacia las personas, los acontecimientos y las cosas y hacia la comisión de Dios, pueden reflexionar sobre sus propias acciones y comportamientos, sobre por qué no pueden someterse a Dios, por qué viven siempre regidas por un carácter satánico, por qué no pueden rebelarse contra la carne y contra Satanás. Por lo tanto, oran a Dios, aceptan Su juicio y castigo y le imploran que las salve de su carácter corrupto y de la influencia de Satanás. Que tengan la resolución de hacer esto demuestra que pueden aceptar la verdad. Asimismo, estas personas revelan un carácter corrupto y actúan según su voluntad; la diferencia es que un anticristo no solo tiene la ambición y el deseo de establecer un reino independiente, sino que tampoco aceptará la verdad pase lo que pase. Ese es el talón de Aquiles de un anticristo. Si, por otro lado, una persona con el carácter de un anticristo puede aceptar la verdad y orar a Dios y confiar en Él, y si desea despojarse del carácter corrupto de Satanás y transitar la senda de la búsqueda de la verdad, entonces, ¿de qué forma esa oración y esa resolución beneficiarán su entrada en la vida? Como mínimo, hará que reflexione sobre sí misma y se conozca mientras cumple su deber; hará que use la verdad para resolver problemas, de tal manera que pueda llevar a cabo su deber de manera satisfactoria. Esa es una de las formas en las que la beneficiarán. Más allá de eso, con el entrenamiento que le proporciona el cumplimiento de su deber, será capaz de tomar la senda de la búsqueda de la verdad. Ante cualquier dificultad que encuentre, podrá buscar la verdad, concentrarse en aceptarla y practicarla; será capaz de despojarse gradualmente de su carácter satánico y de llegar a someterse a Dios y adorarlo. Puede alcanzar la salvación de Dios practicando de esa manera. Las personas con el carácter de un anticristo pueden revelar corrupción de vez en cuando, puede que sigan hablando y actuando en pos de su fama, ganancia y estatus a pesar de sí mismas y que continúen trabajando según su propia voluntad, pero en cuanto se dan cuenta de que están revelando su carácter corrupto, sienten remordimiento y oran a Dios. Esto demuestra que son personas que pueden aceptar la verdad, que se someten a la obra de Dios; demuestra que persiguen la entrada en la vida. No importa cuántos años tenga de experiencia una persona ni cuánta corrupción haya revelado, al final será capaz de aceptar la verdad y de entrar en la realidad-verdad. Es alguien que se somete a la obra de Dios. Y al hacer todo eso, queda demostrado que ya ha sentado las bases en el camino verdadero. Sin embargo, algunos de los que transitan la senda de los anticristos no pueden aceptar la verdad. Para ellos, la salvación será igual de difícil de alcanzar que para los anticristos. Las personas así no sienten nada cuando escuchan palabras de Dios que desenmascaran a los anticristos, sino que se muestran indiferentes e impasibles. Cuando la enseñanza se dirige hacia el tema del carácter de los anticristos, admiten que tienen el carácter de uno y que están transitando la senda de los anticristos. Hablan muy bien sobre ello. No obstante, cuando llega el momento de practicar la verdad, seguirán negándose a hacerlo; actuarán según su propia voluntad, apoyándose en su carácter de anticristos. Si les preguntas: “¿Tienes una lucha interna cuando revelas el carácter de un anticristo? ¿Sientes reprobación hacia ti mismo cuando hablas para proteger tu estatus? ¿Reflexionas y llegas a conocerte a ti mismo cuando revelas el carácter de un anticristo? ¿Sientes remordimientos en el corazón cuando descubres tu carácter corrupto? ¿Te arrepientes o haces algún cambio después?”, no sabrán qué responder, porque no han tenido ninguna experiencia ni encuentro parecidos. No podrán decir nada. Las personas así, ¿son capaces de arrepentirse de verdad? Sin duda no será fácil. Quienes realmente persiguen la verdad se sienten incómodos ante cualquier revelación del carácter de un anticristo en ellos mismos, se ponen nerviosos y llegan a pensar: “¿Por qué no puedo simplemente despojarme de este carácter satánico? ¿Por qué siempre revelo un carácter corrupto? ¿Por qué este carácter corrupto que tengo es tan obstinado e inextricable? ¿Por qué es tan difícil entrar en la realidad-verdad?”. Esto demuestra que su experiencia de vida es superficial y que aún no se ha resuelto gran parte de su carácter corrupto. Es por eso que la batalla en su corazón se propaga con tanta fuerza cuando algo les sobreviene y por eso también se llevan la peor parte de ese tormento. Aunque tienen la resolución de despojarse de su carácter satánico, seguramente no puedan evitar batallar contra él en su corazón; y ese estado de conflicto se intensifica cada día. Y cuanto más profundizan en su autoconocimiento y ven lo extremadamente corruptos que son, más ansían ganar la verdad y la valoran y podrán aceptar y practicar la verdad de manera ininterrumpida en el transcurso de ese proceso de conocerse a sí mismos y su carácter corrupto. Poco a poco, su estatura aumentará y su carácter-vida comenzará a cambiar de verdad. Si siguen intentando experimentar de esta manera, su situación mejorará año tras año y, al final, serán capaces de vencer a la carne y despojarse de su corrupción, de practicar la verdad con frecuencia y de alcanzar la sumisión a Dios. ¡La entrada en la vida no es fácil! Es como reanimar a alguien que está a punto de morir: la responsabilidad que uno puede cumplir es la de compartir la verdad, darle apoyo, proveer para él o podarlo. Si puede aceptarlo y someterse, hay esperanza para él; puede que tenga la suerte de escapar y las cosas se frenarán en seco antes de la muerte. Sin embargo, si se niega a aceptar la verdad y no sabe nada en absoluto sobre sí mismo, entonces está en peligro. Algunos anticristos pasan uno o dos años sin conocerse a sí mismos tras ser descartados y no reconocen sus errores. En ese caso, no hay señales de que quede algo de vida en ellos, y eso demuestra que ya no tienen oportunidad de ser salvados. ¿Puedes aceptar la verdad cuando vas a ser podado? (Sí). Entonces, hay esperanza. ¡Eso es algo bueno! Si puedes aceptar la verdad, tienes esperanza de ser salvado.
Si deseas ser salvado, deberás superar muchos obstáculos. ¿Qué obstáculos? Una batalla incesante contra tu carácter corrupto y contra el carácter de Satanás y los anticristos: él desea controlarte y tú deseas librarte de él; él quiere desorientarte y tú quieres deshacerte de él. Si ves que no puedes librarte de tu carácter corrupto incluso después de llegar a conocerlo, estarás angustiado y dolido, y orarás. De vez en cuando, al ver que ha pasado un tiempo y aún no te has podido librar del control del carácter de Satanás, sentirás que es inútil, pero no te rendirás y sentirás que no puedes seguir tan negativo y desanimado, que tienes que seguir luchando. En el proceso de cumplir un deber y en el de experimentar la obra de Dios, las personas tienen diferentes respuestas internas, por niveles. En resumen, aquellos con vida son aquellos que persiguen la verdad y están cambiando constantemente en su interior. Experimentarán un cambio constante en su pensamiento y sus opiniones, en su comportamiento y sus prácticas e incluso en las intenciones, ideas y pensamientos que están en lo profundo de su mente. Además, distinguirán cada vez con mayor claridad lo correcto de lo que no lo es, qué cosas incorrectas han hecho, si una forma de pensar es correcta o incorrecta, si una opinión está de acuerdo con la verdad, si los principios que respaldan cierta forma de actuar se ajustan a las intenciones de Dios y si son personas que se someten a Dios, personas que aman la verdad. Gradualmente, esas cuestiones irán esclareciéndose en su interior. ¿Sobre qué base, entonces, se construye el logro de estos resultados? Sobre la base de practicar y entrar en las verdades a medida que las van entendiendo. ¿Por qué los anticristos simplemente no pueden lograr cambiar? ¿Son incapaces de entender la verdad? (No). La pueden entender, pero no la practican, y tampoco la practican cuando la escuchan. Es posible que la entiendan y la acepten como doctrina, pero ¿pueden siquiera poner en práctica las partes de doctrinas y preceptos que logran captar? No, en absoluto; incluso si los obligaras, si se dejaran la piel en el intento, de todos modos no serían capaces de ponerlas en práctica. Es por eso que, para ellos, entrar en la verdad es un imposible. Por mucho que un anticristo pueda hablar de ser una persona honesta, por mucho que se esfuerce, no puede hacer una sola declaración honesta; y por mucho que hable de ser considerado con las intenciones de Dios, seguirá sin desprenderse de sus motivaciones egoístas y viles. Actúa desde un punto de vista egoísta. Cuando ve algo bueno, algo que podría beneficiarlo, dice: “Dámelo, ¡es mío!”. Dice cualquier cosa que pueda beneficiar a su estatus y hace lo que sea que pueda ser beneficioso para él. Esta es la esencia de los anticristos. Puede que, en un arrebato momentáneo de emoción, sientan que han entendido un poco de la verdad. Los invadirá el entusiasmo y gritarán unos cuantos eslóganes: “¡Debo practicar y cambiar, y satisfacer a dios!”. No obstante, cuando llega el momento de practicar la verdad, ¿lo hacen? No. Diga lo que diga Dios, por muchos hechos objetivos y verdades que Él predique, junto con cualquier cantidad de ejemplos reales, nada podrá conmover a un anticristo ni influir en su ambición. Esta es una característica y una señal de que es un anticristo. Simplemente no practicará ninguna verdad; cuando habla de manera agradable es para que los demás lo oigan, y por muy agradables que sean sus palabras, no será más que una cháchara pretenciosa y frívola; para él, no es más que teoría. ¿Qué lugar asignan realmente esas personas a la verdad en su corazón? ¿Cuál os acabo de decir que es la esencia-naturaleza de un anticristo? (El odio hacia la verdad). Así es. Odian la verdad. Creen que su perversidad, su egoísmo y vileza, su arrogancia, su crueldad, su usurpación del estatus y la riqueza y su control sobre los demás son la verdad y la filosofía supremas, y que ninguna otra cosa es tan elevada. Una vez que obtienen estatus y pueden controlar a la gente, pueden hacer lo que quieren, y todos sus deseos y ambiciones se vuelven posibles. Ese es el objetivo final de un anticristo.
Los anticristos sienten aversión por la verdad y la odian. ¿Es posible que tú hagas que alguien que siente aversión por la verdad la acepte y la practique? (No). Hacerlo es equivalente a querer que una vaca suba a un árbol o que un lobo coma heno; ¿no sería pedirles algo imposible? Algunas veces verás a un lobo infiltrarse en el rebaño para estar allí con las ovejas; es una estratagema que usa para esperar la oportunidad de comérselas. Su naturaleza nunca cambiará. De la misma manera, hacer que un anticristo practique la verdad equivale a hacer que un lobo coma heno y abandone su instinto de comerse a las ovejas: es imposible. Los lobos son carnívoros. Comen ovejas, comen todo tipo de animales. Esa es su naturaleza y no se puede cambiar. Si alguien dice: “No sé si soy un anticristo, pero cuando escucho que se comparte la verdad, mi corazón estalla de rabia y siento odio; y a cualquiera que me quiera podar lo odio aún más”, ¿es un anticristo? (Sí). Alguien dice: “Cuando te ocurre cualquier cosa, debes someterte y buscar la verdad”, y esa primera persona responde: “¿Someterme? ¡Qué disparate! ¡Cierra la boca!”. ¿Qué clase de reacción es esa? ¿Es mal genio? (No). ¿Qué carácter es ese? (Odio hacia la verdad). Ni siquiera tolera hablar de ella, y en cuanto compartes la verdad, emerge su naturaleza y muestra su verdadera forma. Le desagrada oír mencionar la búsqueda de la verdad o el sometimiento a Dios. ¿Cuánto le desagrada? Cuando escucha cualquier conversación al respecto, monta en cólera. Su amabilidad se disipa, no teme irse de la lengua. Así de lejos llega su odio. Así pues, ¿puede practicar la verdad? (No). La verdad no es para los malvados, es para aquellas personas dotadas de conciencia y razón, que aman la verdad y las cosas positivas. Requiere que esas personas la acepten y la practiquen. Esas personas perversas con la esencia de un anticristo, que son extremadamente hostiles hacia la verdad y las cosas positivas, nunca aceptarán la verdad. Por muchos años que crean en Dios, por muchos sermones que escuchen, no aceptarán ni practicarán la verdad. No supongáis que no la practican porque no la comprenden, y que la comprenderán cuando hayan escuchado más de ella. Es imposible, porque todos los que sienten aversión por la verdad y la odian son de la índole de Satanás. Nunca cambiarán y nadie puede cambiarlos. Es como el arcángel después de traicionar a Dios: ¿habéis oído alguna vez a Dios decir que salvaría al arcángel? Dios nunca dijo tal cosa. Entonces, ¿qué hizo con Satanás? Lo expulsó en pleno vuelo e hizo que le rindiera servicio en la tierra, haciendo lo que le corresponde. Y cuando haya terminado de rendir servicio y el plan de gestión de Dios esté completo, Él lo destruirá y eso será todo. ¿Acaso Dios le dijo algo más? (No). ¿Por qué? Porque eso sería, en una palabra, inútil. Decirle nada más sería superfluo. Dios lo ha visto con claridad: la esencia-naturaleza de un anticristo no puede cambiar jamás. Así son las cosas.
Cuando os topáis con un anticristo, ¿cómo deberíais tratarlo? Ha habido algunos líderes que fueron descritos como falsos líderes o anticristos y fueron reemplazados. Sobre uno de ellos, los hermanos y hermanas informaron, un tiempo después, que aún era capaz, en cierto modo, de trabajar, que se había arrepentido en el ínterin y que estaba teniendo un buen desempeño. No está del todo claro, específicamente, si estaba teniendo un buen desempeño en términos de comportamiento, si estaba hablando de una forma agradable o si se había vuelto más disciplinado en su función. Como los hermanos y hermanas dijeron que estaba teniendo un buen desempeño y andaban cortos de personal para algunas tareas, se dispuso que él se encargara de parte del trabajo. Y, como resultado, antes de que pasaran dos meses, los hermanos y hermanas hicieron un informe: “Reemplázalo cuanto antes; nos está oprimiendo de una manera insoportable. Si no es reemplazado, no podremos llevar a cabo nuestros deberes”. No consentirían utilizarlo bajo ningún concepto; elegirían a cualquiera como líder menos a él. Era el mismo réprobo de siempre: hablaba mucho, pero, en realidad, no había cambiado ni un poco. ¿Qué estaba pasando? Su naturaleza había sido expuesta por completo. ¿Cómo creéis que debería manejarse este asunto? Que los hermanos y hermanas tuvieran una reacción tan enérgica demuestra que ciertamente poseían un poco de discernimiento. El anticristo había desorientado a algunas personas, que salieron en su defensa después de que lo Alto se encargara de él y, más tarde, otras decían que se había arrepentido. Entonces, fue ascendido una vez más y, después de un tiempo, quedó completamente en evidencia. Esta vez, los hermanos y hermanas lo vieron como realmente era y se aliaron para destituirlo. Lo Alto vio que esas personas ahora discernían, que no se las había regado inútilmente. Entonces, dado que nadie consintió que se le usara, lo Alto lo reemplazó. ¿De dónde vino su discernimiento? (De comprender la verdad). Sí, habían comprendido la verdad. El discernimiento viene de la comprensión de la verdad. ¿No reinaban todavía allí Dios y la verdad? (Sí). El suyo fue un discernimiento oportuno. Después de que lo despidieran, los hermanos y hermanas dejaron de padecer su control. La gente había sufrido mucho bajo su opresión. Él no tenía humanidad en absoluto. No hacía el trabajo que le correspondía, sino que perturbaba a los hermanos y hermanas en el cumplimiento de sus deberes; los pisoteaba y los maltrataba con su poder. ¿Quién consentiría tal cosa? ¡Solo un tonto! Cuando se reemplaza a ese tipo de personas, ¿después tienen algún sentimiento al respecto? La última vez, aquella persona había sido despedida por lo Alto; esta vez, fue destituida por los hermanos y hermanas, que lo bajaron del escenario con abucheos, ¡una forma poco glamurosa de marcharse! Originalmente, él quería buscar una posición. Resulta que no solo no la obtuvo, sino que cayó en picado de repente y lo devolvieron de un golpe a su forma original. ¿No debería haber reflexionado sobre sí mismo? (Sí). Si hubiese sido una persona normal, solo que con un carácter gravemente corrupto, ¿no hubiese tenido, también, que reflexionar sobre sí misma? (Sí). Hay una clase de persona que no reflexiona. Piensa que está en lo correcto, que todo lo que hace está bien; no acepta los hechos, no acepta las cosas positivas y no acepta la evaluación que hacen de ella los demás. Estas son las personas que tienen la esencia-carácter de un anticristo. Solo los anticristos no saben reflexionar sobre ellos mismos. ¿Qué rumian, en cambio? “¡Eh! Llegará el día en que mi estrella volverá a brillar. Esperad a que os tenga en mi poder, ¡entonces veréis cómo os atormento!”. ¿Tendrán la oportunidad de hacer eso? (No). Ya no tienen más oportunidades. A medida que los hermanos y hermanas van entendiendo más y más verdades, y una vez que pueden discernir los diversos estados de diferentes personas y, en particular, a los anticristos, el espacio que queda para que los anticristos hagan el mal se reduce cada vez más y tienen cada vez menos oportunidades de hacerlo. No les resultará fácil intentar regresar. Tienen la esperanza de que lo Alto predique un poco menos sobre el discernimiento y ya no pueda discernirlos. Cuando escuchan que esas verdades se comparten, saben que todo ha acabado para ellos y piensan que ya no hay esperanzas de regresar. No rumian: “Lo que han discernido y dejado en evidencia es correcto; refleja completamente mi estado. ¿Cómo debería cambiar? Si sigo comportándome así, ¿no será mi fin? Me darán por perdido. ¿Qué podía traer de bueno transitar la senda del arcángel y contrariar a Dios?”. ¿Reflexionarían de esa manera? (No). No reflexionarán y, desde luego, no practicarán la introspección ni intentarán conocerse a sí mismos; prefieren morir antes que arrepentirse. Esa es su naturaleza. No importa cómo compartas la verdad, no los despertará ni los hará arrepentirse. ¿Hay una vía de escape sin arrepentimiento? (No). No se arrepienten. Siguen su senda hasta las últimas consecuencias, hasta la ruina que ellos mismos se han buscado, que es lo que dicta la naturaleza de los anticristos.
Todo este tiempo hemos estado hablando sobre el tema de discernir a los anticristos. ¿Qué sentimientos creéis que tienen aquellos que son anticristos mientras escuchan? Cuando llega el momento de reunirse, sienten un tormento insoportable y se resisten en su interior. ¿No son anticristos? (Sí). Cuando una persona normal con un carácter corrupto sabe que tiene el carácter de un anticristo, desea ansiosamente escuchar y comprender más, dado que, una vez que haya comprendido, será cuando pueda perseguir el cambio. Piensa que si no comprende, se desviará y que puede llegar el día en que ponga un pie en la senda de los anticristos, donde cometería grandes maldades, abriría las compuertas y perdería así su oportunidad de salvación para caer en la ruina. Eso le genera temor. La mentalidad de un anticristo es diferente. Está desesperado nada menos que por evitar que todos los demás pronuncien y escuchen esos sermones sobre el discernimiento; desea con ansia que todos sean atolondrados y carezcan de discernimiento y por poder desorientarlos. Eso es lo que lo haría feliz. ¿Cuál es el mayor deseo de un anticristo? Hacerse con el poder. ¿Os gustaría a vosotros haceros con el poder? (No). No con el corazón, pero a veces se os pasa por la cabeza que es algo que desearíais, así que es, de hecho, algo que os gustaría hacer. Puede que tengas un deseo subjetivo en tu interior, un anhelo en lo profundo de tu corazón de no ser esa clase de persona, de no tomar esa senda, pero cuando algo te ocurre, tu carácter corrupto influye en ti y te dirige. Te devanas los sesos pensando en cómo protegerás tu estatus e influencia, a cuántas personas puedes controlar, cómo hablar con autoridad para ganarte la estima de los demás. Cuando te pasas todo el tiempo pensando en estas cosas, tu corazón deja de estar bajo tu control. ¿Qué lo controla? (Un carácter corrupto). Sí. Está bajo el control del carácter corrupto de Satanás. Uno se pasa todo el día rumiando sobre las preocupaciones de sus intereses carnales; está siempre luchando contra los demás y durante ese proceso no gana nada y es muy doloroso para él; solo vive por la carne y por Satanás. Así pues, uno resuelve llevar a cabo su deber adecuadamente y vivir para Dios, solo para volver a luchar por el estatus y por sus intereses cuando algo le sobreviene: una lucha, de un lado a otro, que lo deja exhausto y con la cual no gana nada. Decidme, ¿no es esa una manera agotadora de vivir? (Lo es). Viven así día tras día y antes de que puedan darse cuenta han pasado décadas. Algunas personas creen en Dios durante diez o veinte años; ¿cuánta verdad han ganado? ¿Cuánto ha cambiado su carácter corrupto? ¿Para quién viven cada día? ¿En qué se mantienen ocupados? ¿Para qué se devanan los sesos? Es todo por la carne. Dios dijo que “toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal”. ¿Hay algún error en esas palabras? Saboréalas, paladéalas. Cuando piensas en estas palabras, cuando las experimentas, ¿no sientes miedo? Puede que digas: “Sí, siento un poco de temor. Por fuera, me paso el día pagando el precio; renuncio, y me esfuerzo, y sufro. Eso es lo que hace mi cuerpo carnal, pero todos los pensamientos de mi corazón son malvados. Todos están en contra de la verdad. En muchas de las cosas que hago, de dónde vengo, mi motivación y mis objetivos se tratan únicamente de hacer el mal de mis propias intenciones”. ¿Qué resulta de actuar así? Acciones malvadas. Entonces, ¿Dios las recordará? Algunos pueden decir: “Llevo veinte años creyendo en Dios. He renunciado a todo y, sin embargo, Dios no lo recuerda”. Están tristes y dolidos. ¿Qué les duele? Si Dios fuera realmente estricto con el hombre, este no tendría nada de que alardear. Todo esto es la gracia de Dios, Su misericordia; Dios es muy tolerante con el hombre. Piénsalo: Dios es tan santo, tan justo, tan omnipotente, y solo observa cómo aquellos que lo siguen tienen pensamientos completamente malvados, todo el día, pensamientos contrarios a la verdad y relacionados únicamente con asuntos que atañen a su propio estatus, a su fama y a su ganancia. ¿Tolerará Dios que Sus seguidores se opongan a Él y lo traicionen de esta manera? Por supuesto que no. Dominadas por esas ideas, pensamientos, intenciones y motivaciones, las personas, abiertamente, hacen cosas en rebelión y oposición a Dios y alardean todo el tiempo de que cumplen su deber y colaboran con la obra de Dios. Él ve todo esto y, aún así, debe sobrellevarlo. ¿Cómo lo sobrelleva? Él proporciona la verdad; Él riega y pone al descubierto; también esclarece e ilumina, guía y reprende y disciplina; y cuando esa disciplina es severa, incluso debe proporcionar consuelo. ¡Cuán paciente debe ser Dios para hacer todo eso! Él observa las diversas actitudes corruptas de estas personas, el hecho de que todos sus diversos comportamientos, revelaciones e ideas son malvados y, así y todo, puede sobrellevarlo. Decidme, ¿el hombre sería capaz de hacer eso? (No). La paciencia que los padres tienen con sus hijos es real, pero, así y todo, pueden abandonarlos o incluso dejar de relacionarse con ellos cuando las cosas se tornan insoportables. ¿Qué sucede, entonces, con la paciencia que Dios tiene con una persona? Cada día que vives es un día en el que gozas de la paciencia de Dios. Así de paciente es Él. ¿Qué contiene esa paciencia? (Amor). No solo amor; Él espera algo de ti. ¿Qué espera? Poder ver un resultado y una recompensa a través de la obra que realiza y posibilitar que el hombre experimente Su amor. ¿Tiene el hombre un amor como ese? No. Con tan solo un poco de aprendizaje y educación, con tan solo un pequeño don o talento, una persona siente que tiene una posición más noble que los demás y que la gente corriente no está a su altura. Eso es lo detestable del hombre. ¿Es así como actúa Dios? Todo lo contrario: Dios salva a esa especie humana tan increíblemente sucia y tan profundamente corrupta; más aún, Él vive junto a ella, habla con ella y le da apoyo, cara a cara. El hombre no puede hacer eso.
Lo que viene a continuación amplía la enseñanza de un problema adicional. Algunas personas, cuando dan testimonio, dicen: “Cuando me ocurre algo, pienso en el amor de Dios y en Su gracia y me siento conmovido. Al pensar en estas cosas, dejo de revelar mi carácter corrupto”. La mayoría de las personas cree que esta afirmación es buena, que verdaderamente puede resolver el problema de las revelaciones del carácter corrupto. ¿Realmente tienen sentido estas palabras? No. El amor de Dios, Su omnipotencia, Su tolerancia hacia el hombre y todo el trabajo que hace en él, solo pueden conmover a una persona, a la parte que representa su humanidad, la parte de su conciencia y racionalidad; sin embargo, no pueden resolver su carácter corrupto ni cambiar el objetivo y la dirección de la búsqueda del hombre. Por esa razón, Dios lleva a cabo la obra del juicio de los últimos días: Él expresa y provee la verdad para resolver el problema del carácter corrupto del hombre. ¿Qué es lo más crucial que hace Dios? Expresa y provee la verdad y juzga y castiga al hombre. No desea conmoverte con Sus acciones o con las cosas que hace para cambiar la dirección y el objetivo de tu búsqueda. No obra de esa manera. Todo lo que Dios dice sobre cuán paciente es Él con el hombre o sobre cómo lo salva y cuán alto es el precio de dicha salvación, de cualquier manera que lo diga, solo desea que el hombre entienda Su intención de salvar a las personas. No dice esas cosas para ablandar su corazón y permitirles cambiar gracias a lo conmovidas que están por haber escuchado a Dios. Eso no es factible. ¿Por qué? El carácter corrupto del hombre es su esencia-naturaleza, y esa esencia-naturaleza es la base de la que dependen las personas para sobrevivir. No es una mala costumbre o un mal hábito que cambiará con un poco de insistencia; no cambiará tan pronto como una persona sea feliz o por cierta cantidad de conocimiento adquirido o de libros leídos. Eso sería imposible. Nadie puede cambiar la naturaleza del hombre. Uno solo puede cambiar aceptando y ganando la verdad; solo la verdad puede cambiar a la gente. Si deseas lograr un cambio en tu carácter-vida, debes perseguir la verdad, y para perseguir la verdad debes comenzar por obtener un entendimiento claro de todas las diversas verdades que Dios manifiesta. Algunas personas creen que si uno ha entendido la doctrina, ha entendido la verdad. No podrían estar más equivocados. Que entiendas la doctrina de la creencia en Dios y puedas citar unas pocas teorías espirituales, no significa que hayas comprendido la verdad. Pensadlo: ¿a qué se refiere exactamente la verdad? ¿Por qué siempre digo que hay tanta gente que no la comprende? La gente supone: “Si puedo entender el significado de las palabras de Dios, quiere decir que he comprendido la verdad” y “Todas las palabras de Dios son correctas, nos han conmovido profundamente y, por tanto, son nuestro idioma compartido”. Decidme, ¿esa afirmación es correcta o no? ¿Qué significa realmente entender la verdad? ¿Por qué decimos que no entiende la verdad? Primero, hablaremos un poco de qué es la verdad. La verdad es la realidad de todas las cosas positivas. Entonces, ¿cómo se relaciona la realidad de esas cosas positivas con el hombre? (Según tengo entendido, Dios mío, cuando una persona comprende la verdad, la forma en que eso se manifiesta es que ante cualquier persona, acontecimiento y cosa que se encuentra, tiene principios, sabe cómo tratarlo y tiene una senda de práctica; la verdad es capaz de resolver sus dificultades y convertirse en realidad en su vida. Dios acaba de decir que la comprensión de doctrina por parte de una persona no es una comprensión de la verdad; siente que ha entendido la verdad, pero no puede resolver ninguno de los problemas y dificultades que tiene en su vida real. No tiene una senda para eso; no puede relacionar las cosas con la verdad). Eso es no entender la verdad. Una parte de lo que se acaba de decir dio justo en el clavo: ¿qué es la verdad? (La verdad puede permitir a las personas tener una senda de práctica y actuar con principios, puede resolver las dificultades de la gente). Así es. Compararse a uno mismo con los principios-verdad y practicar en consonancia, esa es la senda. Eso demuestra una comprensión de la verdad. Si solo entiendes doctrina y cuando algo te ocurre, no puedes aplicarla y no puedes encontrar los principios, entonces, no tienes una comprensión de la verdad. ¿Qué es la verdad? La verdad son los principios y criterios para hacer todas las cosas. ¿No es así? (Sí). Cuando digo que no comprendéis la verdad, me refiero a que salís de los sermones sabiendo solo doctrina. No sabéis cuáles son los principios y criterios de la verdad que esta encierra ni qué cosas de las que os ocurren o qué estados implican ese aspecto de la verdad y tampoco sabéis cómo aplicar ese aspecto de la verdad. No sabéis ninguna de estas cosas. Pongamos, por ejemplo, que habéis hecho una pregunta. Que la hayáis hecho quiere decir que no comprendéis la verdad correspondiente. ¿La comprenderéis después de haber hablado sobre ella? (Sí). Puede que comprendas un poco después de la conversación, pero si no logras entenderla cuando te vuelve a suceder algo similar, no se trata de una comprensión genuina de la verdad. No conoces los principios y criterios de esa verdad; no los tienes claros. Puede que haya una verdad que crees que has entendido, pero con respecto a las realidades que aborda y a los estados del hombre a los que se dirige, si has entendido esa verdad, ¿puedes, entonces, compararla con tu propio estado? Si no puedes y nunca sabes cuál es tu verdadero estado, ¿acaso comprendes la verdad? (No). No es una comprensión de la verdad. Cuando se trata de un aspecto de la verdad y los principios, si sabes qué asuntos y qué estados implican esa verdad y qué clase de personas o cuáles de tus propios estados se relacionan con ella y también eres capaz de usarla para resolverlos, eso significa que comprendes la verdad. Si sientes que entiendes un sermón mientras lo escuchas, pero, cuando se te pide compartir, te limitas a repetir las palabras que escuchaste y no eres capaz de hablar del tema y de explicarte en términos de estados y situaciones reales, ¿tienes una comprensión de la verdad? No, no es el caso. Así pues, ¿entendéis la verdad la mayoría de las veces o no? (No). ¿Por qué? Porque después de oír la mayoría de las verdades, salís habiendo comprendido solo doctrina. Lo único que podéis hacer es seguirla como un precepto, no sabéis aplicarla de manera flexible. Cuando algo te ocurre, te quedas pasmado. Cuando algo te ocurre, no puedes implementar en ese escenario la pizca de doctrina que has comprendido; es inútil. ¿Es eso una comprensión de la verdad o no lo es? (No). Eso es no entender la verdad. Si no entiendes la verdad, entonces, ¿qué? Debes esmerarte y tomarte la molestia de descifrarla. Hay algunas cosas que deben estar presentes en tu humanidad: debes ser concienzudo y meticuloso en lo que aprendes y en lo que haces. Si te gustaría perseguir la verdad, pero no tienes la conciencia y la razón de la gente normal, entonces nunca podrás comprenderla y la tuya es una fe confusa. Esto no depende de tu calibre, depende únicamente de si posees este tipo de humanidad. Si la posees, aunque tu calibre sea mediocre, aún puedes entender verdades rudimentarias. Esto al menos alude a la verdad. Y si tienes un calibre muy bueno, entonces puede que entiendas cosas en los niveles profundos de la verdad, en cuyo caso podrás entrar en ella más a fondo. Esto está relacionado con tu calibre. No obstante, si en tu humanidad no hay una actitud concienzuda y meticulosa y siempre eres impreciso e indeciso, aturullado y te encuentras constantemente en una situación de confusión; si eres ambiguo, impreciso y superficial en todas las cuestiones, entonces, para ti la verdad siempre serán preceptos y doctrina. No serás capaz de ganarla. Ahora que me oís decir esto, ¿os parece difícil perseguir la verdad? Supone cierto grado de dificultad, pero puede ser grande o pequeño. Si lo piensas y te esfuerzas, el grado de dificultad se reducirá y ganarás algunas verdades; si en absoluto dedicas tus esfuerzos a la verdad, sino a la doctrina y a las prácticas externas, entonces no podrás ganarla.
¿Habéis llegado a ver con claridad el quid de alguna cuestión a través de Mi enseñanza sistemática de estas verdades? ¿Habéis llegado a alguna conclusión? ¿No hay más detalle en cualquier aspecto de la verdad que en el cúmulo de conocimiento de cualquier curso universitario? (Así es). Hay mucho más detalle. La gente puede adquirir conocimientos con solo unos pocos años de esfuerzo a través de la práctica constante y de la experiencia práctica, siempre y cuando pueda memorizarlo y entenderlo. Al aprender una asignatura académica, uno puede dominarla gradualmente con solo dedicarle tiempo y energía y discurriendo. Sin embargo, para comprender la verdad no bastará con usar tu cerebro, debes usar tu corazón. Si no reflexionas sobre las palabras de Dios con tu corazón ni las experimentas con él, no serás capaz de comprender la verdad. Solo las personas que tienen entendimiento espiritual, que son concienzudas y que tienen capacidad de comprensión pueden alcanzar la verdad; aquellos que no tienen entendimiento espiritual, que tienen un calibre escaso y que carecen de capacidad de comprensión nunca podrán hacerlo. ¿Vosotros sois personas descuidadas o meticulosas? (Somos personas descuidadas). ¿No es eso arriesgado? ¿Sois capaces de ser meticulosos? (Sí). Eso es bueno, me alegra oírlo. No digáis siempre que no sois capaces, ¿cómo podéis saberlo hasta que no lo intentáis? Debéis ser capaces de ello. Con la resolución y la actitud que tenéis actualmente en vuestra búsqueda, hay esperanza de que comprendáis las verdades básicas. Es algo alcanzable. Mientras una persona esté dispuesta a ponerle corazón y pagar un precio y se esfuerce en pos de la verdad en su corazón, el Espíritu Santo la trabajará y la perfeccionará. Si no se esfuerza en pos de la verdad en su corazón, el Espíritu Santo no la trabajará. Recuerda: para que una persona llegue a comprender la verdad, debe esforzarse proactivamente y pagar un precio, pero con esto solo se puede alcanzar la mitad del resultado deseado, solo se puede lograr la parte que requiere de la colaboración de la persona. La otra mitad es la parte crucial de comprender la verdad, que es la que a la gente le falta y que para alcanzarla deben depender de la obra y el perfeccionamiento del Espíritu Santo. No debes olvidar que, aunque basta con confiar en el esfuerzo cuando se trata de adquirir conocimiento y aprender sobre ciencia, comprender la verdad no funciona de esa manera. Es inútil confiar solo en la mente, uno debe usar el corazón y pagar un precio. ¿Qué se obtiene pagando un precio? La obra del Espíritu Santo. ¿Pero cuál es la base de la obra del Espíritu Santo? La mente de la persona debe estar lo suficientemente refinada, su corazón debe tener la tranquilidad, la estabilidad y la franqueza necesarias para que Dios obre. La obra del Espíritu Santo es sutil, y los que la han experimentado lo saben. Las personas que con frecuencia se esfuerzan en pos de la verdad a menudo pueden sentir el esclarecimiento del Espíritu Santo, por lo que su senda de práctica en el cumplimiento de su deber es tranquila y hay una claridad cada vez mayor en sus corazones. La gente sin experiencia no puede sentir la obra del Espíritu Santo y nunca puede ver la senda correcta. Todos los asuntos le resultan confusos e inciertos; no sabe cuál es el camino correcto. En realidad, no es difícil lograr una comprensión de la verdad y ver claramente la senda de práctica: si uno reúne esas condiciones en su corazón, el Espíritu Santo obrará. No obstante, si tu corazón no las posee, no podrás detectar la obra del Espíritu Santo. Esto no es abstracto ni impreciso. Si tienes ese estado y tu corazón reúne esas condiciones y buscas, te esfuerzas, reflexionas y oras, el Espíritu Santo obrará en ti. Sin embargo, si estás distraído, si siempre deseas perseguir el estatus y luchar por fama y ganancia, siempre deseas armar revuelo por las formas y les dedicas tus esfuerzos; si estás siempre esquivando a Dios, escondiéndote de Él, evitándolo y rechazándolo y no eres franco con Él ni le abres tu corazón, el Espíritu Santo no obrará, Él no se fijará en ti y ni siquiera te reprenderá. ¿Cuánta verdad puede comprender alguien que ni siquiera ha experimentado la reprensión del Espíritu Santo? A veces, el Espíritu Santo te reprende para mostrarte la forma correcta e incorrecta de hacer algo. Cuando Él te da un sentimiento como ese, ¿qué ganas con ello a la larga? Habrás ganado la capacidad de discernir lo correcto de lo incorrecto y lo tendrás bastante claro de un vistazo: “Ese camino es incorrecto, no concuerda con los principios. No puedo hacer eso”. Con eso, sabrás claramente cuáles son los principios, cuál es la intención de Dios y cuál es, realmente, la verdad, por lo tanto, sabrás lo que debes hacer. No obstante, si el Espíritu Santo no obra, si no te disciplina de esa manera, estarás en una condición confusa por siempre, sin claridad respecto a esas cosas y, cuando te ocurra algo, te quedarás pasmado, no sabrás qué está sucediendo y, en tu corazón, te sentirás muy confuso; no verás con claridad lo que debes hacer. Puede que estés a punto de estallar de ansiedad, pero ¿por qué el Espíritu Santo no empieza a obrar? Quizás algunos estados en tu interior no son correctos y te estás resistiendo. ¿Con qué te resistes? Si te estás aferrando a alguna opinión o concepto equivocado, Dios no obrará, sino que esperará hasta que te des cuenta de que ese concepto u opinión es erróneo. El Espíritu Santo solo obrará desde esa base. Cuando el Espíritu Santo obra, no se limita a hacerte saber, de manera consciente, lo que es correcto y lo que es incorrecto. En cambio, te permite ver con claridad cuál es la senda, la dirección y el objetivo, y cuán lejos está de la verdad tu comprensión. Él te permite saber esto con claridad. ¿Habéis experimentado encuentros como ese? Si alguien lleva diez o veinte años creyendo en Dios sin tener ese tipo específico de encuentros o experiencias, ¿qué tipo de persona es? Una persona distraída. Solo puede pronunciar unos cuantos eslóganes y doctrinas, a menudo repetidos verbalmente y solo puede resolver problemas con esas escasas estrategias y técnicas simples que posee. Por esto, está destinada a progresar poco; nunca entenderá la verdad y el Espíritu Santo no obrará en ella. Las personas tan distraídas, para quienes la verdad está completamente fuera de alcance, no pueden entenderla, incluso si el Espíritu Santo las esclarece. Por lo tanto, el Espíritu Santo no obra en ellas. ¿Por qué? ¿Acaso Dios tiene favoritos? No. ¿Cuál es el motivo, entonces? Que su calibre es demasiado escaso y está fuera de su alcance. No comprenden la verdad, aunque el Espíritu Santo obre; si se les dijera que algo es un principio, ¿podrían entenderlo? No. Por eso, Dios no lo hace. ¿Habéis tenido algún encuentro con esto? La verdad es imparcial. A medida que la persigues, a medida que indagas en ella, el Espíritu Santo obra y tú la ganas. Sin embargo, si eres holgazán y codicias el confort y no estás dispuesto a esforzarte por la verdad, el Espíritu Santo no obrará y no podrás ganarla, seas quien seas. ¿Lo entendéis ahora? ¿Estáis persiguiendo la verdad actualmente? Quien la persigue la gana, y aquellos que, a la larga, ganan la verdad se convierten en tesoros. Quienes no pueden ganarla pueden envidiarlos, aunque no servirá de nada: si desaprovechan esta oportunidad, la habrán perdido.
¿Cuál es el mejor momento para perseguir la verdad? Ahora, cuando Dios está obrando hecho carne, hablando y compartiendo contigo cara a cara, dándote consejos y ayudándote. ¿Por qué digo que este es el mejor momento? Porque la obra y el discurso del Dios encarnado te permiten completamente comprender las intenciones del Espíritu Santo y te permiten conocer la manera en que obra el Espíritu Santo. El Dios encarnado es capaz de comprender los principios, patrones, formas y medios de la obra del Espíritu Santo en su totalidad, y te lo cuenta para que no tengas que buscarlo a tientas por tu cuenta. Toma este atajo y serás capaz de alcanzarlo de inmediato. Cuando el Dios encarnado deje de hablar y haya terminado Su obra, tendrás que buscarlo a tientas por ti mismo. Nadie podría sustituir a esta carne encarnada ni decirte explícitamente qué hacer, a dónde dirigirte y qué tipo de ruta tomar. Nadie podría decirte esas cosas; por muy espiritual que fuera una persona, no podría hacerlo. Hay ejemplos de esto. Es lo mismo que ocurre con los creyentes en Jesús, que llevan dos mil años creyendo: algunos de ellos ahora dan un paso atrás para leer el Antiguo Testamento y seguir la ley; algunos llevan cruces y, aun así, cuelgan los diez mandamientos en su habitación y siguen los preceptos y los mandamientos. Al final, ¿qué han ganado? El Espíritu Santo ha obrado, pero al no haber palabras explícitas, han tenido que buscar a tientas por sí mismos. ¿Qué implica la ausencia de palabras explícitas? Que lo que la gente busca a tientas y obtiene no es concluyente. No hay nadie que pueda darte certeza, decirte que está bien que hagas esto y mal que hagas aquello. Nadie puede decírtelo. Aunque el Espíritu Santo te esclarezca y creas que es correcto, ¿Dios lo aprueba? Tampoco estás seguro, ¿verdad? (No). Esas palabras del Señor Jesús, que dejó hace dos mil años y se registraron en la Biblia, ahora, dos mil años más tarde, los creyentes en el Señor han ofrecido explicaciones de todo tipo sobre el asunto de Su regreso y no hay nadie que sepa cuál es realmente la explicación precisa. Por eso, es un esfuerzo enorme para ellos aceptar esta etapa de la obra. ¿Qué demuestra eso? Que para estas palabras ambiguas que no se manifiestan explícitamente, diez personas tienen diez explicaciones y cien personas, cien. Todos tienen sus propias justificaciones y argumentos. ¿Cuál de las explicaciones es precisa? Mientras Dios no hable o presente una conclusión, nada de lo que el hombre diga importa. Por muy grande que sea tu confesión y por muchos miembros que tenga, ¿Dios lo tiene en cuenta? (No). Dios no mira tu fuerza. Aunque no hubiese ni una persona en el mundo que lo aceptara, lo que Dios hace es correcto y es la verdad. ¡Este es un hecho eterno e invariable! Todas las religiones y confesiones lo explican de una manera u otra y ¿qué pasa al final? ¿Sirve para algo tu explicación? (No). Dios la refuta con una sola frase. Sin importar cómo sigas explicándolo, ¿Dios te prestará atención? (No). ¿Por qué no lo hará? Dios ha emprendido una nueva obra que ahora lleva unos treinta años. ¿Hará caso de esas personas, por muy arrogante que sea su clamor? (No). No les hará caso. Las personas religiosas dirán: “Si Tú no les haces caso, ¿no se quedarán sin ser salvadas?”. Lo cierto es que las palabras de Dios han dejado todo claro desde hace mucho tiempo, y lo que Él dice es lo que se hace. Por mucha fuerza que tenga el mundo religioso, no servirá de nada; por muy grandes que sean sus cifras, eso no quiere decir que tengan la verdad. Dios hace lo que debe; comienza por donde Él quiere comenzar y elige a quien Él quiere elegir. ¿Lo influye y lo limita el mundo religioso? (No). Ni en lo más mínimo. Esta es la obra de Dios. Y, aun así, la especie humana corrupta quiere razonar con Dios y le da explicaciones todo el tiempo, ¿esto sirve de algo? Las personas incluso se apoderan de las palabras de la Biblia para interpretarlas como quieren; las sacan claramente de contexto y hasta desean aferrarse a ellas toda su vida a la espera de que Dios las cumpla. ¡Están soñando! Si una persona no busca la verdad en las palabras de Dios y siempre desea pedirle que haga esto y aquello, ¿esa persona todavía posee razón? ¿Qué es lo que intenta hacer? ¿Quiere rebelarse? ¿Quiere competir con Dios? Cuando el gran desastre descienda, todos se quedarán estupefactos, llorarán y gritarán, pero no servirá de nada. ¿No es así como sucederá? Sí.
Ahora estamos en el mejor periodo: es el momento en que Dios salva a las personas y las perfecciona. No esperes a que llegue el día en que hayas perdido este periodo para luego reflexionar: “¿Qué significa eso que dijo Dios? Habría sido mejor preguntar en su momento, ahora ya no puedo hacerlo, así que solo oraré. El Espíritu Santo obrará; es lo mismo”. ¿Será lo mismo? (No). Si lo fuera, la gente que ha creído en el Señor durante estos dos mil años no estaría como está. Tan solo mira las palabras escritas por los supuestos santos de la primera mitad del segundo milenio, ¡qué superficiales son, qué lamentables! Ahora hay un libro voluminoso de los himnos que cantan las personas de todas las religiones y confesiones, y dichos himnos solo hablan de la gracia de Dios y de ser bendecido, nada más que de esas dos cosas. ¿Es eso conocimiento de Dios? No. ¿Hay en ello algo de verdad? (No). Solo saben que Dios ama a las personas del mundo. Hay un dicho que circula mucho en el mundo ahí fuera, inmutable: “Dios es amor”. Esa es la única frase que conocen. Bueno, ¿cómo ama Dios a las personas? Ahora Él las abandona y las descarta, ¿sigue siendo amor? Para ellos, no; ya no. Y por eso lo condenan. Que el hombre no persiga la verdad ni pueda comprenderla es la cosa más lamentable. Hay una gran oportunidad en este momento. Dios se ha encarnado para expresar la verdad y salvar a la gente personalmente. Sería una pena muy grande que no persiguieras la verdad ni la ganaras. Si la has perseguido, y de manera vigorosa, pero al final no has logrado comprenderla, tendrás la conciencia tranquila; al menos no te habrás decepcionado a ti mismo. ¿Habéis comenzado ahora vuestra búsqueda? ¿Cumplir un deber cuenta como perseguir la verdad? Cuenta como cierto tipo de colaboración, pero en términos de lograr una búsqueda de la verdad, de contar como una búsqueda de la verdad, aún no. Es una mera forma de comportamiento, un tipo de acción; es poseer una actitud de búsqueda de la verdad. Entonces, ¿cuál es la manera de que algo cuente como perseguir la verdad? Debes comenzar por comprender la verdad. Si no la comprendes y no te tomas nada en serio, si cumples tu deber de manera improvisada y haces lo que te da la gana sin buscar nunca la verdad ni prestar atención a los principios-verdad, ¿serás capaz de comprenderla? Si no comprendes la verdad, ¿cómo puedes perseguirla? ¿No es eso cierto? (Sí). ¿Qué tipo de personas son las que no persiguen la verdad? Son necias. Así pues, ¿cómo persigues la verdad? Debes comenzar por comprenderla. ¿Es arduo comprender la verdad? No. Comienza con los entornos a los que te expones y con el deber que llevas a cabo y practica y entrena conforme a los principios-verdad. Hacer esto demuestra que has comenzado a transitar la ruta de la búsqueda de la verdad. Primero, a partir de estos principios, comienza a buscar, a reflexionar y a orar, gana esclarecimiento poco a poco; ese esclarecimiento que ganas es la verdad que deberías entender. En primer lugar, busca la verdad desde el cumplimiento de tu deber y dedícate a actuar de acuerdo con los principios-verdad. Todas estas cosas son inseparables de la vida real: las personas, acontecimientos y cosas con los que te encuentras en la vida y los asuntos que entran dentro del ámbito de tu deber. Empieza con esas cuestiones y alcanza una comprensión de los principios-verdad; entonces, tendrás entrada en la vida.
23 de octubre de 2019