Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (IV)

II. Los intereses de los anticristos

Hoy continuaremos compartiendo el tema de nuestra última reunión. La vez anterior hablamos sobre la segunda sección de los intereses de los anticristos encuadrada en el punto nueve de las diversas manifestaciones de los anticristos. En esa sección hablamos sobre su propia reputación y estatus, ¿no es cierto? (Sí). Recordadlo y hacedme un resumen aproximado. ¿Cuántos puntos compartimos principalmente en relación con la propia reputación y estatus de los anticristos? (Dios habló sobre dos puntos la vez anterior. El primero era sobre la actitud de los anticristos respecto a que los poden. Los anticristos nunca pueden aceptar ni someterse a que los poden ni son capaces de aceptarlo como la verdad. El segundo se refería a cómo los anticristos protegen su reputación y estatus en un grupo de personas y qué manifestaciones tienen. La esencia de los anticristos es la de competir y deben hacerlo por su reputación y estatus). Así pues, continuemos hablando hoy de esto. ¿Qué tareas os puse la última vez? ¿Qué os pedí que contemplarais y compartierais después de nuestra reunión? ¿Lo recordáis? (Dios nos pidió que nos comparáramos con la charla y la disección de las manifestaciones de los anticristos para así ver qué actitudes de anticristos poseemos y en qué naturalezas de estos nos basamos para hacer cosas). Este era el tema principal. ¿Cuál era el subtema? (Trataba sobre las naturalezas competitivas que los anticristos exhiben mientras salvaguardan su reputación y estatus, y sobre compararse con ellos para ver de qué manera revelamos esas naturalezas en nuestra vida real y cómo hacemos las cosas, qué decimos y qué hacemos en aras de reputación y estatus, y qué manifestaciones de competir por fama y beneficio con los hermanos y hermanas exhibimos para salvaguardar nuestro estatus). ¿Alguien puede añadir algo a esto? (Dios nos dijo que no hablemos todo el tiempo sobre cómo son otras personas mientras compartimos estas manifestaciones de los anticristos, sino que, en lugar de eso, nos comparemos con ellos y hablemos sobre cuáles de nuestras actitudes y revelaciones son las mismas que las de los anticristos). Es básicamente eso. ¿Cuál era ese lema sobre cómo actúan los anticristos en un grupo de personas que compartimos la vez anterior? ¿Acaso no os dejó impresionados? (Su lema es: “¡Debo competir! ¡Competir! ¡Competir!”). Eso lo recordáis. ¿Por qué lo recordáis? (Porque ese lema de los anticristos del que habló Dios —“¡Debo competir! ¡Competir! ¡Competir!”— es algo que yo mismo suelo manifestar y revelo a menudo. Además, el tono de la charla de Dios era bastante vívido y la manera en la que Dios expresó esas palabras coincidía con el estado de mi propio corazón, así que me dejó una honda impresión). A veces, cuando hablo de las diversas manifestaciones de los anticristos y de sus diferentes clases de esencias-naturaleza y las disecciono, empleo un lenguaje cotidiano, además de ciertos tonos y métodos que son fáciles de aceptar y que dejan una honda impresión en la gente, y también uso algunos ejemplos que son bastante cercanos a la vida real. Hacer esto ayuda de veras a que la gente llegue a conocer la esencia de los anticristos y a sí misma. Resulta además beneficioso para que las personas lleguen a conocerse a sí mismas y experimenten las palabras de Dios en su vida real, y es incluso más conducente a la transformación por su parte de esa clase de carácter de los anticristos, ¿no? (Así es). Habéis aportado un recuerdo aproximado de la última charla, pero hay muchos más detalles más allá de tales aspectos. Deberíais hacer un resumen después de escuchar una charla. Cuando menos, después de escuchar una, deberíais reuniros y volver a escucharla varias veces, y luego todos podéis hacer juntos un resumen. Tras escuchar vuestros recuerdos y resúmenes de nuestra última charla, me doy cuenta de que la tenéis bastante olvidada, es como si la hubierais escuchado hace un año o dos y no os hubiera causado ninguna impresión. Puede que os haya quedado algún concepto e impresión de alguna sección, una frase o dos, o un par de cuestiones, pero es como si la mayoría de las personas no tuviera un concepto ni una impresión del conocimiento y la disección esenciales de dejar en evidencia a los anticristos. Por tanto, debéis rumiar y compartir más entre vosotros las cuestiones que discutimos. No os limitéis a escuchar y lo apartéis a un lado sin tomarlo en serio en absoluto. Si hacéis eso, vuestra entrada en la verdad será demasiado lenta; ¡no está bien no cavilar sobre estos sermones! Por tanto, ¿cómo trabajáis de acuerdo con estos sermones en vuestra vida de iglesia? ¿Habláis sobre ellos en vuestras reuniones cada semana? ¿O escucháis los últimos sermones y charlas varias veces, de modo que la mayoría de vosotros obtenéis una impresión y un conocimiento profundo de ellos, y luego comprendéis la verdad mediante estos? ¿Lo hacéis? (Dios, en nuestras reuniones de cada semana comemos y bebemos primero las últimas enseñanzas de Dios). Los líderes de la iglesia, los predicadores y aquellos que están a cargo de la vida de iglesia en los grupos de toma de decisiones deben encargarse de esto; solo así se puede desarrollar bien la obra de la iglesia.

C. Intrigar en beneficio propio

1. Malversar los bienes de la casa de Dios

Hoy vamos a compartir la tercera sección de los intereses de los anticristos: los beneficios. ¿Qué son los beneficios? (Recibir bendiciones e intereses). Esta es una explicación muy simple, es el significado literal. Añadid algo más, ¿qué son los beneficios? (Son los intereses materiales y no materiales, cosas apetecibles y ventajas que la gente puede recibir por cumplir su deber o por trabajar en el mundo). Esta explicación es correcta. Los beneficios son tipos de buen trato que la gente recibe como un añadido a su salario y entre los que se incluyen artículos de primera necesidad, comida o cupones. También se refieren a ventajas y al trato material o no material que uno recibe mientras lleva a cabo su deber; todas estas cosas son beneficios. Ahora que he explicado qué significa este término, ¿todos conocéis los ámbitos, ejemplos y manifestaciones que compartiremos en esta sección? Ciertas conductas y acciones de la gente os vienen ahora mismo a toda prisa a la mente, además de aquellas personas capaces de hacer tales cosas, ¿no? ¿Quiénes son los primeros que se os ocurren? (Aquellos que se aprovechan de su estatus para vivir de la iglesia). Este es un tipo de persona. Esta gente también lleva a cabo sus deberes. Algunos tienen estatus, son líderes y obreros de distintos niveles o supervisores, mientras que otros desempeñan deberes corrientes. ¿Qué manifestación es común para todos? Mientras llevan a cabo sus deberes, hacen continuamente algo de trabajo y ciertas cosas para su propia carne, sus familias y su propio disfrute. Todos los días van con prisas y pagan un precio, y lo que siempre tienen en mente es qué cosas apetecibles obtendrán al realizar esa tarea o cumplir ese deber. Siempre planean y calculan qué ventajas y qué trato preferente pueden obtener de ello. Una vez que lo sepan, harán lo que sea para conseguir esas cosas y, es más, seguro que no dejarán pasar ninguna oportunidad de conseguir esas ventajas e intereses para sí mismos. En lo que respecta a este asunto, se podría decir que son implacables e insensibles, y desde luego no tienen en cuenta su propia integridad y dignidad. No temen que los hermanos y hermanas puedan verlos de manera negativa, y desde luego no les preocupa la forma en que Dios podría valorarlos por ello. Lo único que hacen es pensar en secreto y tramar cómo sacar provecho de los deberes que hacen para así poder disfrutar de todo el trato beneficioso que les sea posible. Así, las personas como estas tienen un tipo de pensamiento y argumento que, en un nivel superficial, no se puede considerar incorrecto, que es el siguiente: “La casa de dios es mi familia, y mi familia es la casa de dios; lo que es mío es de dios, y lo que es de dios es mío. Los deberes de las personas son sus responsabilidades, y todos los beneficios de los que pueden disfrutar a partir de sus deberes son gracias concedidas por dios; las personas no pueden rehusarlas y deben aceptarlas de parte de él. Si no los obtengo yo, lo hará otro, así que más me vale seguir adelante y disfrutar de esos beneficios sin fingir humildad, y desde luego no debo rechazar nada con modestia. Basta con que me esfuerce por obtener esos beneficios y extienda la mano para aceptarlos con un corazón sumiso y una actitud sincera”. Consideran esos beneficios como un tipo de trato que merecen de forma natural y del que deben tomar posesión; es como cuando una persona trabaja y dedica tiempo y mucho esfuerzo, así que siente que el salario y la remuneración que recibe son lo que le corresponde justamente. Por consiguiente, aunque hayan malversado esas cosas y obtenido esos beneficios a base de esforzarse por conseguirlos, no consideran que esté mal ni que sea algo que Dios pueda detestar, y mucho menos les importa que los hermanos y hermanas tengan algún tipo de opinión sobre ellos. Como si fuera perfectamente correcto y natural hacerlo, los anticristos disfrutan de todas esas cosas, se esfuerzan por ellas y, es más, intrigan cada día por todo ello en su corazón. Ese es el estado habitual de los anticristos que cumplen con su deber, y también el de los anticristos que traman en pos de sus intereses personales mientras cumplen su deber. Entonces, ¿cuál es la mentalidad de los anticristos? “Mientras la gente hace su deber, tiene que intentar obtener algo a cambio. Ya que he renunciado a mi familia para cumplir este deber y he dedicado mi arduo trabajo, mi energía y mi tiempo a dios y a su casa, debería por tanto disfrutar de todo el buen trato que quiera”. Los anticristos ven todo esto como cosas que merecen naturalmente, como cosas que Dios debería conceder a las personas sin que necesiten esforzarse por ellas. Ese es el punto de vista que tienen los anticristos. Y así, mientras cumplen su deber, trabajan constantemente con ahínco para obtener beneficios, siempre con miedo de que otro pueda quedarse con tales beneficios y dejarlos a ellos con menos. Este es un estado de los anticristos mientras hacen su deber. ¿A qué se reducen al final todas sus intenciones, motivaciones y objetivos al cumplir su deber? Se reducen a intrigas para obtener todos los beneficios para sí mismos, pues piensan que, de lo contrario, solo serán unos auténticos idiotas y la vida no tendrá sentido. Esta es la mentalidad de los anticristos.

No importa cómo deje en evidencia Dios la naturaleza de los anticristos o sus manifestaciones de no amar la verdad, ellos no renunciarán a esas intenciones y búsquedas suyas; continúan esforzándose por los beneficios. Por ejemplo, después de que algunas personas empiecen a llevar a cabo el deber de acogida, la iglesia o los hermanos y hermanas compran un poco de comida o algunos dispositivos o incluso les dan algo de dinero a las familias anfitrionas. Si la persona que hace este deber es un anticristo, las cosas apetecibles que intenta conseguir para sí misma no son tan simples como una mera cerilla o una cucharilla. Dice: “Estoy prestando mi hogar para acoger a estos hermanos y hermanas y ofreciéndoles un servicio mientras hacen su deber, así que la casa de dios por supuesto que debería aportar todos los materiales y el dinero. Estoy ofreciendo mi casa y cocinando para todos vosotros, así como garantizando vuestra seguridad; eso ya es bastante. En cuanto al resto, lo que comáis, bebáis y uséis, lo debería aportar la iglesia”. En efecto, no está mal que la iglesia proporcione esas cosas, pero lo que quiero compartir aquí es la diferencia entre cómo los anticristos realizan los deberes de acogida y cómo lo hacen otras personas de manera sincera. Cuando los anticristos desempeñan deberes de acogida, esta acción no se puede tomar simplemente en sentido literal, ya que albergan motivos ocultos. Piensan: “Estoy haciendo este deber de acogida, así que necesito intrigar para sacar algo de ello. La iglesia está aportando algo de comida y otras necesidades básicas, así que los miembros de mi familia han de consumir esa comida junto a los hermanos y hermanas y también hacer uso de todas esas cosas como les venga en gana. Mi familia pertenece a la casa de dios, así que lo que pertenece a la casa de dios pertenece también a mi familia”. Esa es la actitud con la que los anticristos hacen sus deberes, ¿no es así? (Sí). Por tanto, una vez que algunas personas empiezan a hacer deberes de acogida, su corazón empieza a cambiar, piensan constantemente sobre cosas materiales y el dinero que se ha empleado para acoger a los hermanos y hermanas, y si nadie examina con cuidado esas cosas, aparece la oportunidad de que estos anticristos obtengan algunos beneficios. ¿Qué clase de oportunidad? Calcularán en secreto: “Esto es lo que gasta una persona en un día, así que no devolveré el dinero que sobre a la iglesia; me lo quedaré para mí y ya está. Cuando menos, este es un dinero que me he ganado, así que nadie puede culparme por quedármelo. ¡No merezco menos, por supuesto!”. Entonces se guardan el dinero que sobra en el bolsillo. Algunos anticristos buscarán toda clase de excusas para quedarse con las cosas materiales donadas por los hermanos y hermanas o proporcionadas por la casa de Dios. En algunos lugares, cuando los hermanos y hermanas vuelven para hospedarse de nuevo, el colchón ha desaparecido, las almohadas y las colchas también, la carne y las verduras ya no están, y cuando les preguntan a sus anfitriones al respecto, estos anticristos dicen: “Si guardas la comida mucho tiempo, ya no está tan buena, así que nos la hemos comido”. ¿Acaso no son personas avariciosas? (Sí). En cuanto las cosas materiales aportadas por la casa de Dios, además de las que han comprado los hermanos y hermanas para la familia anfitriona, se trasladan a los dominios de estos anticristos, se convierten en suyas; las usan o se las comen a su antojo, o incluso las tratan directamente como posesiones propias y las esconden. Cuando los hermanos y hermanas vuelven a la casa, estas cosas han desaparecido. Si la iglesia necesita usar de nuevo esos lugares de residencia de los anticristos, ha de gastar dinero para volver a comprar esas cosas, y los hermanos y hermanas han de llevarlas de nuevo allí. Al ver esto, los anticristos se ponen contentos, y piensan: “¡Creer en dios es maravilloso! No me puedo hacer rico tan rápido haciendo ninguna otra cosa; esta es, de lejos, la manera más sencilla de conseguir cosas. Además, nadie se atrevería a denunciar a la policía que estas pertenencias de la iglesia han desaparecido; si de veras intentaras denunciarme, ¡yo te denunciaría a ti primero! Por tanto, lo único que puedes hacer es callarte y aceptarlo, no puedes quejarte de ello en ninguna parte. Me he apropiado de estas cosas y me he comido esta comida. ¿Qué vas a hacerme? Dios no tiene favoritos. Estoy aportando mi casa para hospedar a hermanos y hermanas, así que esa es la contribución que he hecho y dios me recordará por ella. ¿Por qué preocuparse porque me quede con algo? ¡Es solo lo que merezco! ¿Por qué preocuparse porque me coma algo de esta comida? ¿Es que a vosotros se os permite comerla pero a mí no? Sois miembros de la casa de dios, ¿acaso no lo soy yo también? No solo me voy a beneficiar de esta situación, ¡sino que me voy a comer las cosas por mi cuenta y a cenar solo!”. Esa es la actitud de los anticristos hacia sus deberes. Su meta al llevarlos a cabo es conseguir esas cosas, las ven como grandes beneficios, y dicen: “Esta es la mayor gracia concedida por dios; nada es más palpable que esta gracia ni nada es más real y tangiblemente beneficioso que esta bendición. ¡Es una maravilla! Todo el mundo dice que creer en dios significa ‘recibir el céntuplo en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero’; esto cumple ese dicho. Ahora recibo un adelanto de esa bendición. ¡Esta es de veras la bondad de dios!”. Así, los anticristos no tienen el menor reparo en adueñarse de lo que pertenece a la casa de Dios, y lo toman implacablemente para sí. ¿Cómo perciben los anticristos estos bienes de la casa de Dios? Los tratan como la propiedad pública de los no creyentes; son todos codiciosos, todos quieren tomar las cosas de la casa de Dios para sí mismos, y no obstante siguen creyendo que son la gracia y las bendiciones que merecen disfrutar por desempeñar sus deberes. Además, nunca sienten ningún remordimiento ni vergüenza por ello, ni reconocen su propia perversidad o falta de integridad. Algunos de esos anticristos se vuelven incluso cada vez más avariciosos y ambiciosos. Al cumplir sus deberes de acogida, nunca piensan que Dios detestaría sus acciones o que estas lo ofenderían. En lugar de eso, su mente no para de hacer cálculos y de comparar. Piensan: “Esa familia sirvió como anfitriona y se quedó esas cosas. Si yo fuera anfitriona de la misma gente, esas cosas serían mías con todo el derecho. Ese anfitrión vive con mayores comodidades que yo y además come mejor. ¿Cómo es que yo no he obtenido el mismo beneficio?”. Calculan y compiten también por esas cosas. En cuanto aparece una oportunidad, son implacables y no la desaprovechan en absoluto. Así, cuando los anticristos hacen deberes de acogida, codician e intentan tomar posesión de todo lo que pueden, desde objetos tan pequeños como un par de plantillas a algo tan grande como un dispositivo comprado por la casa de Dios. Aprovechan la oportunidad de hacer sus deberes para buscar toda clase de excusas y maneras de quedarse con las cosas, apoderándose así indebidamente de la propiedad de la casa de Dios, mientras dicen con desvergüenza que lo único que están haciendo es proteger dicha propiedad, y que es lo mínimo que merecen por hacer su deber. Estas cosas suceden entre la gente que cree en Dios y lo sigue.

Mientras los anticristos desempeñan sus deberes de acogida, puede que se presenten a sí mismos externamente como si no codiciaran ni intentaran quedarse con las cosas, rehúsan aceptar cualquier pago por hospedar a hermanos y hermanas y, cuando ven ciertos objetos sin valor, se apresuran a ponerlos a buen recaudo. Sin embargo, cuando se trata de otros objetos valiosos que pertenecen a la casa de Dios, no los dejan escapar así como así. Tal vez entreguen algo que valga un yuan, pero lo que vale cien, mil o diez mil yuanes, o algo incluso más valioso, se lo guardan bien en el bolsillo y se lo quedan. Algunas personas experimentan una situación peligrosa a nivel local cuando están cuidando de los bienes de la casa de Dios y aquellos que saben que están cuidándolos tal vez huyen a otro lugar o acaban arrestados, así que nadie salvo ellas sabe de la existencia de esos bienes que mantienen a salvo; situaciones como esta son las que ponen a la gente a prueba. Aquellos que realmente creen en Dios, que aman la verdad y poseen un corazón temeroso de Dios, se pueden ceñir a su deber todo el tiempo y no se les pasará por la cabeza la idea ni el pensamiento de apropiarse de esos bienes. Sin embargo, los anticristos no son así; se devanarán los sesos y pensarán cualquier manera posible para quedarse con esos bienes. En cuanto les ocurre algo a esas personas que saben que ellos están guardando los bienes, los anticristos se alegran en secreto en su fuero interno e incluso saltan de alegría. Se apropian de inmediato de los bienes sin sentir miedo alguno, y ni mucho menos ningún autorreproche o culpa. Algunos anticristos se sirven de esos bienes para los gastos de su propia casa y disponen de ellos a voluntad, otros usan el dinero de inmediato para comprar cosas que quieren para su hogar, y hay quienes incluso depositan el dinero directamente en una cuenta bancaria y se lo quedan. Y cuando los hermanos y hermanas van a recoger los bienes, ¿están dispuestos a admitir los anticristos lo que han hecho? Nunca lo admitirán. Su objetivo al creer en Dios y realizar su deber es obtener cosas apetecibles, entre las que se incluyen las ofrendas de Dios, la propiedad de la casa de Dios e incluso las pertenencias personales de los hermanos y hermanas. Por tanto, los anticristos llevan a cabo su deber con avaricia, deseo y ambición personal; no están aquí para perseguir la verdad, para aceptar el juicio y castigo de Dios ni tampoco Su salvación, sino que vinieron aquí a fin de conseguir todos los beneficios, todas las ventajas y todos los bienes. Puede decirse que esta gente está llena de avaricia y deseo. ¿En qué ponen el corazón? En los bienes de la casa de Dios. Por eso, cuando hacen deberes de acogida, se centran en qué compra la casa de Dios para cada quien, cuánto dinero asigna la casa de Dios a cada persona, y cuántas grandes ventajas y qué cosas apetecibles obtienen ciertas personas de la casa de Dios y los hermanos y hermanas por hacer deberes de acogida; esas son las cosas en las que se fijan. Si se les pide que hospeden a hermanos y hermanas corrientes y no obtienen nada apetecible de ello, se les ocurrirán todo tipo de excusas para no tener que hacerlo. En el momento que se les pide que acojan a un líder superior, su actitud da un giro de 180 grados, cambia, son todo sonrisas y esperan con ansias al líder. Se muestran impacientes por invitar a ese “pez gordo” que van a hospedar en su casa, e idolatran a ese líder como a un dios. Piensan que su barco ha llegado, que esa es su gallina de los huevos de oro y que, si pierden la ocasión, desaparecerá su oportunidad para hacerse ricos, así que ¿cómo van a dejarlo pasar? Con avaricia, deseo y la motivación e intención de apropiarse indebidamente de los bienes de la casa de Dios, aceptan ese deber que puede proporcionarles cosas apetecibles. ¿Cuál es su objetivo final? ¿Es hacer adecuadamente su deber? ¿Es acoger bien a los hermanos y hermanas? ¿Es ofrecer su lealtad? ¿Es obtener la verdad? No, nada de eso; solo quieren servirse de esa oportunidad para obtener cosas apetecibles. No desean acoger a gente corriente, pero cuando se enteran de que van a acoger a un líder u obrero con estatus, se desviven por ello y luego se inventan excusas varias para que la casa de Dios compre toda clase de artículos de uso diario o de dispositivos del hogar para ellos. Dicen: “Los líderes no pueden alojarse en malas condiciones cuando vengan aquí. ¿Acaso no debería prepararse todo para que la acogida sea adecuada? Nosotros no disfrutamos de las cosas que aporta la casa de dios; si lo hacemos, es solamente porque el disfrute de los líderes repercute en nosotros. Además, si viene un líder, me temo que no estará acostumbrado a la comida que comemos aquí a diario. Los líderes tienen que gestionar muchas cosas todos los días y, si se sienten indispuestos, ¿no estaríamos siendo negligentes en nuestro deber como anfitriones? Por tanto, la iglesia debería preparar tres comidas al día para los líderes. Hemos de tener leche, pan, huevos y toda clase de verduras, fruta, carne y suplementos dietéticos listos para ellos”. ¿No es ese un pensamiento maravilloso y considerado? Los anticristos hablan muy alto el lenguaje humano, pero en su fuero interno, ¿piensan en realidad en los líderes? ¿Cuál es exactamente su objetivo oculto? Su objetivo no es tan simple. Puede que sean pobres y nunca hayan comido ni visto cosas buenas antes, y quieren servirse de esta oportunidad para obtener experiencia, vivir como los ricos, vivir una vida en la que estén cubiertas todas sus necesidades básicas, usar esa oportunidad para cuidar de su salud, comer cosas que la gente corriente no puede comer y disfrutar de un trato que la gente corriente no puede disfrutar. Por eso sus pensamientos parecen tan considerados. Sin embargo, ¿qué mentiras se esconden detrás de su consideración? Quieren intrigar en su propio beneficio, desean obtener esas cosas, apoderarse de ellas, y desde luego reflexionan sobre cada uno de los aspectos de sus propias intrigas; no harían eso por nadie más. Y cuando acogen a un líder, estos anticristos viven de veras la buena vida. Después se preguntan: “Vivir así es maravilloso, pero estas cosas en realidad no me pertenecen. ¿Cuándo serán mías? Si me deshago de este líder, no podré disfrutar más de ellas, pero si no me deshago de él, en realidad no poseo la buena voluntad de seguir acogiéndolo. En ningún caso desempeñaría este deber si no fuera por estas cosas apetecibles. Cada día tengo que levantarme temprano e irme a dormir tarde, estoy en un constante estado de miedo y tengo que atender al líder. Ahora siempre pienso que hay más que perder al hacer este deber de lo que hay que ganar, y que las ventajas y los placeres que obtengo de esto no son suficientes. ¿Qué haré si el líder sigue viviendo aquí durante mucho tiempo? Se me tendrá que ocurrir una manera de hacer que se vaya, así volveré a tener paz y tranquilidad en mi casa”. ¿Es así como piensa la gente? ¿Pensarían así aquellos que poseen una humanidad normal y llevan a cabo su deber de manera sincera? (No). Así es como piensan los anticristos. No importa lo apetecibles que sean las cosas o las ventajas que obtengan, su avaricia y deseo no pueden saciarse nunca; son insaciables, creen que no han obtenido nada y no piensan que hacer ese deber sea el trabajo que les corresponde. Al contrario, creen que se trata de un sacrificio y un precio adicionales. No importa cuántas cosas obtengan o lo grandes que sean las ventajas que les aporten, sienten que han salido perdiendo y creen que es la casa de Dios y los hermanos y hermanas los que se están beneficiando a su costa, y que ellos no obtienen nada apetecible a cambio. A medida que pasa el tiempo, les parece que esas cosas apetecibles no los satisfacen y su avaricia no puede quedar saciada. Decidme, ¿qué humanidad poseen los anticristos? ¿Poseen alguna? (No). ¿Y tiene conciencia la gente sin humanidad? ¿Pueden llevar a cabo su deber al tiempo que albergar el deseo de cumplirlo con sinceridad, así como el de ser humildes y sinceros y esforzarse de verdad? ¿Pueden desempeñar su deber sin requerir ningún pago, buscar ninguna remuneración ni perseguir recompensa alguna? (No). ¿Por qué no? No tienen sentido de la conciencia y no importa lo grandes que sean las ventajas que obtengan, creen que son bien merecidas. ¿No es esto de “bien merecidas” algo en lo que no puede pensar la gente normal y que nunca se les ocurriría? ¿Existe alguna sensación de vergüenza en esta clase de pensamiento y actitud? (No). ¿Poseen los que no tienen sentido de la vergüenza algo de humanidad? Este asunto deja en evidencia una naturaleza que poseen los anticristos, la de no tener vergüenza ni conciencia.

¿Qué clase de personas son aquellas sin vergüenza? ¿Qué tipo de personas entre la especie humana no tienen vergüenza? (Los esquizofrénicos). Los enfermos mentales no tienen vergüenza, corren desnudos por la calle, sin ser conscientes de toda la gente que los mira, tal vez incluso se ríen de aquellos que llevan ropa y dicen: “Mirad los problemas que os causa llevar ropa. ¡Yo corro desnudo por la calle y me siento muy libre y sin restricciones!”. ¿No es eso no tener vergüenza? (Sí). Eso es no tener vergüenza. La gente sin vergüenza no tiene sentido de la conciencia y están mentalmente enfermos; se benefician a costa de todos los demás, quieren quedarse con cualquier cosa que pertenezca a otros, su avaricia y su deseo han sobrepasado el ámbito de la racionalidad humana normal; estas personas han alcanzado un punto en el que no pueden controlarse y no tienen sentido de la conciencia. ¿Puede la gente así obtener la verdad? Desde luego que no. Solo buscan fama, beneficio, estatus e intereses materiales, y nunca obtienen la verdad. Por tanto, ¿tendrán un lugar en el reino del cielo? Dios no salva ni perfecciona a tales personas. ¿Hay que tener lástima de ellas? (No). Hay que odiarlas, son repugnantes, detestables y despreciables. La calidad humana de estas personas es despreciable y miserable; no tienen dignidad ni vergüenza. Su corazón está lleno de avaricia, ambición y deseo. Solo quieren aprovecharse de la oportunidad que les ofrece el cumplimiento de su deber para intentar obtener intereses para sí mismas, y no aceptan la verdad en absoluto ni hacen las cosas conforme a los principios-verdad. Cuando oran a Dios, también piden cosas apetecibles, intereses y bendiciones de Dios. Le describen a Dios cuánto han sufrido y se han sacrificado, y acuden ante Él para orar sobre esas cosas con el único fin de usar el sufrimiento que han padecido y el precio que han pagado para hacer tratos con Dios, pedirle bendiciones y recompensas e incluso extender las manos hacia Él y pedirle el trato material que desean recibir. Lo que quieren expresar cuando acuden ante Dios son sus quejas, resistencia, insatisfacción, agravios y resentimiento, así como su decepción por no haber podido satisfacer su avaricia y sus deseos. Cuando Dios ve estas manifestaciones, ¿los ama o los detesta? (Los detesta). Cuando hacen algún pequeño esfuerzo por la iglesia, acuden de inmediato ante Dios para declararlo y reclamar el mérito, para contarle a Dios sus sacrificios y lo que han dedicado a la hora de hacer diversos deberes y trabajos; les aterra que Dios no sepa de estas cosas, que Él no pueda verlas y que olvide el precio que han pagado. Por tanto, a esta gente se la ve ante Dios como malvados y como bastante sinvergüenzas. Cuando acuden ante Dios para describir y declarar el precio que han pagado, para describirle las cosas que desean obtener y para extender las manos hacia Él y pedirle las recompensas que quieren, Dios dice: “Apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”. ¿Cuál es la actitud de Dios? “La gente como tú no merece acudir ante Mí. Me repugnas y siento aversión por ti. Te he dado todo lo que quieres; ya has recibido el céntuplo de lo que deseas obtener en esta vida. ¿Qué más quieres?”. Lo que Dios quiere darle a la especie humana no es fundamentalmente material, sino que desea concederle la verdad, de modo que la humanidad pueda obtener la salvación por medio de ella. Los anticristos, sin embargo, se oponen con descaro a la obra de Dios, no buscan la verdad ni la practican. En cambio, quieren servirse de la oportunidad que ofrece el cumplimiento de su deber durante la obra de Dios para obtener de manera inapropiada cosas apetecibles para sí mismos. Sacan provecho de cualquier coyuntura y se benefician de todo a costa de los demás. Sin embargo, a menudo les parece que salen perdiendo y no se han beneficiado mucho. Además, con frecuencia sienten que se han sacrificado y dedicado demasiado, que sus pérdidas superan a las ganancias y encima incluso se lamentan a menudo de sus sacrificios y creen que no han pensado bien las cosas ni se han buscado una ruta de escape para sí mismos. Así pues, con frecuencia se sienten enfadados en su fuero interno por no recibir en su debido momento recompensas a cambio de sus sacrificios, y además están llenos de quejas hacia Dios. Suelen hacer cálculos en el corazón y piensan: “¿Acaso dios no es justo? Dios no tiene favoritos, ¿no? ¿No es dios el dios que bendice a las personas? ¿Acaso no recuerda dios todas las buenas acciones de una persona y todo lo que uno ha dedicado y se ha esforzado? Renuncié a mi familia por la obra de dios y he pagado el precio, ¿pero qué obtengo de dios?”. Si su avaricia y deseo no quedan satisfechos a corto plazo, se vuelven negativos y empiezan a quejarse. Si su avaricia y deseo no se satisfacen a largo plazo, entonces se acumula el rencor en el fondo de su corazón. ¿Y cuáles son las consecuencias de ese rencor acumulado? Empezarán a dudar de Dios y a cuestionarlo en su interior, a juzgar Su carácter justo, e incluso empezarán a dudar del amor y la esencia de Dios. Si este rencor se acumula mucho tiempo, esas cosas se convierten en tumores malignos y empiezan a expandirse, y serán capaces de traicionar a Dios en cualquier momento. En especial, cuando estén ante personas que sean negativas y débiles y de una estatura relativamente inmadura, o ante algunas que sean nuevas en la fe, revelarán y propagarán esas emociones negativas de vez en cuando, expandiendo así su insatisfacción hacia Dios y sus blasfemias contra Él, e incluso confundirán a algunos que carecen de discernimiento para que alberguen dudas sobre el carácter justo de Dios y Su esencia. ¿No hacen eso los anticristos? Como sus ambiciones, deseos, búsquedas e intenciones no se han satisfecho, son capaces de hacer tales cosas y pueden generar esa clase de actitud hacia Dios. ¿De qué carácter se trata? Es claramente el carácter de un anticristo y un carácter satánico.

Sea cual sea el grado de sufrimiento que experimente un anticristo o el precio que pague en la iglesia, ellos no sienten que forme parte de su obligación, que sea el deber que ha de hacer un ser creado, sino que lo consideran como su aportación, de la cual Dios debería acordarse. Piensan que si Dios recuerda su contribución, entonces debería darles de inmediato bendiciones, promesas y favores materiales especiales, y permitirles ganar ciertas ventajas y obtener ciertos beneficios especiales. Solo entonces el anticristo quedará satisfecho. ¿Cómo entienden los anticristos el deber? No sienten que el deber sea una obligación que deban asumir los seres creados, ni que sea una responsabilidad que deban cumplir los que siguen a Dios. En cambio, les parece que el cumplimiento del deber es una moneda de cambio en una transacción con Dios, algo que puede ser intercambiado por Sus recompensas, y una forma de satisfacer sus propias ambiciones y deseos y obtener bendiciones por su creencia en Dios. Creen que contar con la gracia y la bendición de Dios debe ser una condición previa para cumplir con su deber y que eso proporciona a la gente una verdadera fe en Dios, que la gente solo puede estar tranquila al hacer sus deberes si Dios les asegura que están libres de futuras preocupaciones. También piensan que Dios debe proveer todas las comodidades y un trato preferencial a quienes cumplen con su deber, y que la gente debe disfrutar de todos los beneficios provistos por la casa de Dios durante el cumplimiento de su deber. Estas son las cosas que debería recibir la gente. Así es como piensan los anticristos en su fuero interno. Estas formas de pensar son precisamente la perspectiva y la máxima de los anticristos, y representan su actitud hacia el deber. No importa cómo se comunique la casa de Dios respecto a la verdad sobre el cumplimiento del deber, las cosas que los anticristos albergan en su corazón nunca cambiarán. Siempre se atendrán a su punto de vista respecto al cumplimiento del deber. Hay una frase relacionada con esta manifestación que podemos usar, ¿cuál es? Supone colocar lo material por encima de todo lo demás; es decir, solo las cosas que pueden sostener en sus manos son reales, y no tiene sentido hacer promesas. La esencia de las manifestaciones que tienen estas personas es materialista, ¿no? (Sí). El materialismo es ateísmo; solo se rigen por lo que pueden ver y tocar, para ellos solo cuenta lo que tienen ante sus ojos, y niegan la existencia de cualquier cosa que no sean capaces de ver. Por tanto, se puede determinar que el conocimiento y la comprensión del deber de un anticristo es sin duda contrario a los principios-verdad, y que es totalmente el mismo que el punto de vista de los no creyentes; en realidad, son incrédulos. No creen en la existencia de Dios, y no creen que todas las palabras de Dios sean la verdad, el camino verdadero. Solo creen que la fama, la ganancia y el estatus son reales, y que todo lo que buscan y disfrutan solo puede obtenerse a través del esfuerzo y la lucha humana, y mediante el precio que pagan. ¿Cuál es la diferencia con el punto de vista que dice: “La gente debe crear la felicidad con sus propias manos”? No hay ninguna diferencia. No creen que la gente, en última instancia, obtenga la verdad y la vida esforzándose y pagando el precio de hacer bien sus deberes en aras de Dios. Tampoco creen que las personas que actúan de acuerdo con los requisitos de Dios, y de ese modo cumplen con el estándar, puedan alcanzar la aprobación y las bendiciones del Creador. Esto demuestra que no creen en la promesa de Dios a la humanidad ni en las bendiciones de Dios. No creen en el hecho de la soberanía de Dios sobre todo, por lo que no poseen una fe verdadera. Solo creen: “Cumplo con mi deber, por lo que debería disfrutar de un trato especial de la casa de dios y de las bendiciones materiales. La casa de dios debería proporcionarme todos los privilegios y disfrutes materiales. Eso sería lo razonable”. Esa es la mentalidad y el punto de vista de un anticristo. No creen que las promesas de Dios sean fiables ni el hecho de que, al obtener la verdad, uno obtiene la vida y Dios lo bendice. En cuanto a hacer su deber, simplemente no buscan la verdad, no la aceptan y menos aún reconocen esta verdad: que el hombre sea capaz de cumplir el deber de un ser creado es la mayor bendición de Dios y algo que Él recordará, y durante ese proceso, el hombre puede obtener la verdad y, en última instancia, ser salvado por Dios; esa es la mayor promesa que Dios le ha hecho al hombre. Si crees en las promesas que Dios te ha hecho y puedes aceptarlas, tienes auténtica fe en Él. ¿Cómo se sienten los anticristos y los incrédulos cuando oyen estas palabras? (No creen lo que dice Dios y piensan que es un engaño). Creen que, con estas palabras que dice, Dios solo alimenta las ilusiones de las personas a fin de lograr que unos necios y unos idiotas de mente simple rindan servicio a Dios, para luego echarlos una vez que su servicio haya terminado. Piensan: “¿Obtener la verdad? ¡Ja! ¿Quién es capaz de ver qué es la verdad? ¿Quién puede tocar aquello que son las promesas de dios? ¿Quién las ha recibido? Las promesas de dios no son realistas, lo único realista es obtener fama y ganancia y disfrutar de los beneficios del estatus; lo único real es esforzarse por la fama y la ganancia y disfrutar de los beneficios del estatus. Llevo años escuchando las promesas que dios le concede al hombre y la verdad que le proporciona, y no he cambiado en absoluto, no he obtenido ningún beneficio y ni mucho menos esas cosas me han permitido llevar una vida excelsa con estatus. Aunque algunas personas dicen al dar testimonio que han obtenido la verdad y han cambiado, que han recibido las bendiciones de dios, siguen pareciendo muy corrientes, todas son personas normales, así que, ¿cómo pueden obtener las bendiciones de dios y entrar en el reino del cielo?”. Creen que solo las cosas que se pueden agarrar y obtener con las manos son las más reales, ¿Acaso no es ese el punto de vista de los incrédulos? Sin ninguna duda. Por tanto, una vez que los anticristos entran en la iglesia, lo observan todo con suspicacia, siempre reflexionan sobre dónde pueden obtener algún beneficio, de qué oportunidad se pueden servir para sacar algo de ventaja y lograr mayores beneficios prácticos para su fe en Dios; calculan a menudo estas cosas en su cabeza. Tienen la sensación de que solo al obtener fama, ganancia y estatus pueden recibir cualquier beneficio, así que eligen buscar estatus y dedicarse solo a esforzarse por esas cosas. Nunca piensan en la verdad ni buscan las intenciones de Dios, y solo comen y beben las palabras de Dios para consolar su corazón y llenar el vacío, no para perseguir la verdad. En cualquier momento, si le pides a un anticristo que se desprenda de su avaricia y sus deseos, que desista por completo de su búsqueda de fama, ganancia y estatus y que renuncie a esos beneficios que desea obtener de su fe en Dios, no será capaz de hacerlo. Hacerles desprenderse de esas cosas hace que se sientan como si estuvieras intentando despellejarlos o arrancarles los tendones; sin esas cosas, sienten que les han quitado el corazón, como si hubieran perdido el alma, y sin esas ambiciones y deseos, sienten que no hay esperanza para su fe en Dios y la vida pierde su significado. A sus ojos, aquellos que se gastan y se entregan y pagan un precio en aras de su deber, que no buscan beneficios personales, son todos unos idiotas. El principio para los asuntos mundanos que adoptan los anticristos es “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”. Piensan: “¿Cómo pueden las personas no pensar en ellas mismas? ¿Cómo pueden no esforzarse por su propio beneficio?”. En su corazón, desprecian a aquellos que renuncian a todo y se esfuerzan con sinceridad por Dios, a quienes hacen su deber con lealtad y llevan una vida material muy sobria y sencilla, y a los que son perseguidos por creer en Dios y cumplir un deber y, a consecuencia de ello, no pueden regresar a casa. Se ríen a menudo de esas personas en su fuero interno, y dicen: “Habéis perdido la casa debido a vuestra fe en dios. No podéis estar con vuestra familia y vivís en la miseria. ¡Sois muy estúpidos! Haga lo que haga una persona, incluso en su fe en dios, debe adoptar un principio para los asuntos mundanos. No debe sufrir pérdidas en absoluto. Debe ser capaz de ver y tocar las promesas y las bendiciones de dios, y la única actitud apropiada que debe adoptar es la de no soltar al halcón hasta ver la liebre. ¡Sois muy estúpidos! Fijaos en mí. Creo en dios y además busco fama, ganancia y estatus. Disfruto de todo el buen trato de la casa de dios y también puedo obtener bendiciones en el futuro. No me hace falta padecer ningún sufrimiento, y las bendiciones que reciba serán mayores que las vuestras. No pago un precio como vosotros, que renunciáis a vuestras familias y vuestros empleos y no podéis regresar a casa, que no tenéis ninguna certeza sobre si seréis capaces de recibir ninguna bendición en el futuro”. ¿Qué son esas personas? No persiguen la verdad, no hacen su deber con sinceridad y, sin embargo, desprecian a aquellos que persiguen la verdad y que renuncian a sus familias y sus empleos, soportan el sufrimiento y pagan un precio en aras de hacer su deber, cumplir la comisión de Dios y seguir Su voluntad. ¿Hay mucha gente así? (Sí). Están presentes en todas las iglesias. ¿Son auténticos creyentes en Dios? ¿Se pueden salvar? (No). No son auténticos creyentes en Dios y mucho menos pueden salvarse.

Sea cual sea el problema con el que se encuentren los anticristos o hagan lo que hagan, en lo primero que piensan no es en si pueden obtener la verdad y lograr la salvación, sino en todos sus beneficios carnales. En su fuero interno, todos los beneficios relacionados con su carne ocupan el lugar más importante, el más elevado, el supremo. En su corazón, nunca consideran las intenciones de Dios ni Su obra, y mucho menos se plantean qué deber ha de cumplir el hombre. Sea cual sea la forma en la que Dios requiera a las personas que cumplan con el estándar, con independencia de cómo les exija que sean seres creados aptos, los anticristos se muestran completamente indiferentes. Sean cuales sean los métodos que Dios adopte o las palabras que diga, no puede conmover a estas personas para así hacer que cambien de planes y abandonen su avaricia y sus deseos. Tanto de nombre como de hecho, estas personas son materialistas e incrédulos entre los anticristos. Por tanto, ¿se las puede considerar la escoria entre las filas de los anticristos? (Sí, porque algunos anticristos pueden todavía rendir algo de servicio en aras de estatus, mientras que estas personas no están siquiera dispuestas a rendir servicio). Eso es. Esta gente quiere beneficios. En lo único que fijan su mirada y en lo que piensan todo el día es en los beneficios, y todo lo que hacen gira en torno a estos. Algunas personas realizan deberes de acogida y, cuando se les acaban los huevos, el arroz o la harina, le dicen de inmediato a la iglesia que mande a alguien para comprar más. Ellas no compran nada, es como si nunca hubieran comido esas cosas en su casa antes de empezar a hacer deberes de acogida. Antes de empezar a hacer ese deber, ellas mismas compraban esas cosas, pero en cuanto empiezan con ese deber, ponen excusas, se sienten bien y seguras de sí mismas y se convierten en cobradores de deudas, en los acreedores de la casa de Dios, como si esta les debiera algo. La gente así no es buena.

Me he hospedado en algunas casas de anfitriones en China continental, y algunos de los hermanos y hermanas poseían una humanidad fantástica. Aunque llevaran creyendo solo dos o tres años y no entendieran gran parte de la verdad, realizaban sus deberes de acogida con sinceridad. Si la casa de Dios intentaba darles dinero, lo rechazaban; eran ellos los que lo daban a cambio de cualquier cosa que los hermanos y hermanas les proporcionaran, y cuidaban con esmero todo aquello que perteneciera a la casa de Dios. Si no se daba uso a algo que había comprado la casa de Dios, ellos incluso le devolvían a esta el valor equivalente en dinero. Algunos a los que les iba mejor en lo económico eran anfitriones voluntariosos y no aceptaban ni un céntimo de la casa de Dios. A otros no les iba tan bien, y sin embargo no aceptaban dinero de ella. No malversaban lo que les daba la iglesia o los hermanos y hermanas para que lo usaran en sus deberes de acogida, fuera cual fuera la cuantía. ¿Acaso era así porque entendían la verdad? No, era una cuestión de calidad humana. Asimismo, y lo que es más importante, eran auténticos creyentes y, además de poseer buena calidad humana, eran capaces de hacerlo, de otro modo no hubieran podido. He estado en algunas casas de anfitriones que sacaban sus mejores colchas y mantas para que las usara, pero Yo les decía: “Son nuevas y están sin usar. Vuélvelas a meter en la bolsa, no las voy a usar”. Insistían en que las usara. Además, ha habido algunas familias anfitrionas que han comprado cosas nuevas para que Yo las usara, y yo les decía: “No compréis nada nuevo, es malgastar el dinero. Me limitaré a usar lo que tenéis aquí. No gastéis nada. Yo no sugiero que la gente compre esto o aquello en cualquier lugar al que voy. No es necesario usar siempre cosas nuevas”. Hubo quienes siguieron insistiendo en gastarse el dinero. Había también algunas familias de acogida que preparaban muchos platos a la hora de comer. Como no sabían lo que me gustaba, hacían mucha variedad para que tuviera donde elegir, ya que les preocupaba que no comiera muy bien si solo preparaban unos cuantos platos. También hay mucha gente así. Algunas casas anfitrionas, sin embargo, son diferentes. Cuando iba allí, los anfitriones habían preparado al azar algunos artículos de uso diario con los que me tenía que conformar, los ingredientes que usaban al cocinar no eran más que las cosas que los hermanos y hermanas les habían traído, y cuando hacía falta que fueran a comprar más, extendían la mano para que les diera dinero. Luego hay otras casas anfitrionas en las que dejé algunas pertenencias para que me las guardaran. Como no regresé durante un tiempo, abrieron el cajón para ver lo que había y algunas desaparecieron. Todos creen en Dios y hacen deberes de acogida, ¿pero es sustancial la diferencia que existe entre ellos? Algunos que creen en Dios son capaces de tales cosas; ¿es esto algo propio de los humanos? Es lo que hacen los ladrones, los bandidos, los villanos y los pícaros. ¿Son los auténticos creyentes capaces de hacer tales cosas? Si un auténtico creyente te guarda algo, da igual cuánto tiempo pases fuera, aunque sean ocho o diez años, siempre te lo mantendrá a salvo; no lo tocará, no lo mirará ni lo registrará. Sin embargo, en el caso de ciertas familias anfitrionas, si les dejas algo, lo abrirán y echarán un vistazo en cuanto salgas por la puerta. ¿Qué es lo que buscan? Hurgarán en tu bolsa para ver si hay algo valioso dentro, como joyas, un teléfono móvil o dinero; rebuscan todas esas cosas. ¿Dónde suelen rebuscar algunas mujeres? Quieren ver si tienes buenas prendas de ropa. En cuanto han rebuscado, piensan: “Qué ropa tan bonita. Me la voy a probar”. Decidme, ¿acaso no pasan estas cosas? (Sí). ¿Cómo lo sabes? ¿Las habéis presenciado? Dispongo de pruebas sólidas para decir que estas cosas suceden. Cierto año, a finales de otoño, dejé algo de ropa en una casa anfitriona. Un día de repente me acordé de algunas de aquellas prendas y me propuse ir a recogerlas, así que acudí a la casa anfitriona. Adivinad lo que sucedió. Cuando entré en la casa, la vieja anfitriona estaba allí probándose Mi abrigo de lana. Fue una coincidencia que la viera. Le dije: “¿Qué estás haciendo?”. Se quedó estupefacta. Nunca imaginó que se diera la casualidad de que Yo fuera a ver lo que estaba haciendo, y se sintió muy avergonzada. Sin embargo, la gente así es muy insensible, y enseguida dijo: “Vaya, ¿no crees que tu abrigo de lana me sienta de maravilla?”. Yo respondí: “Es Mi abrigo. Si lo llevas tú, no puedo ponérmelo Yo”. Ella dijo: “Toma, no lo quiero”. Le contesté: “¿Para qué te lo pruebas si no lo quieres? ¿Acaso no estaba cerrada la puerta del armario?”. Me dijo: “Lo que pasa es que no tenía nada que hacer hoy y lo he sacado para echarle un vistazo”. Le dije: “No es tuyo, así que no deberías haberlo tocado”. Este es un ejemplo de algo que sucedió en realidad. No sé cuál era su intención al hacer eso. Decidme, ¿es alguien así una persona que cree en Dios? ¿Debo considerarla creyente en Dios y miembro de la casa de Dios? (No). No es digna de ser seguidora de Dios, pertenece al bando de Satanás, no tiene vergüenza, conciencia ni racionalidad y no posee humanidad alguna; es una canalla. ¿Salvará Dios a las personas así? No tienen la menor integridad ni dignidad, ni el más mínimo respeto a Dios; Él no puede salvarlas. La verdad que dice Dios y la vida que Él proporciona al hombre no se les concede a tales personas; no son miembros de la casa de Dios, sino más bien son incrédulos ajenos a la casa de Dios que pertenecen a los diablos. Aparte del hecho de que la esencia-naturaleza de los anticristos es la de no amar la verdad y sentir aversión por ella, su calidad humana también es increíblemente baja y despreciable, y tales personas son repugnantes, despreciables y detestables. Las manifestaciones de estas personas de las que acabamos de hablar, las que malversan los bienes de la casa de Dios, bastan para evidenciar que, sea cual sea el deber que realicen, nunca se gastan de verdad ni lo hacen con sinceridad. En lugar de eso, se presentan con sus propios planes, su avaricia y sus deseos, vienen corriendo en busca de beneficios y no para obtener la verdad. Por consiguiente, lo mires como lo mires, la humanidad de tales personas no es apta para Dios. Así que decidme, ¿pensáis que su humanidad es apta y las consideráis buenas personas? (No). Vosotros también despreciáis a esas personas, ¿verdad? (Sí). Cuando algunos oyen que la casa de Dios ha comprado algo, quieren su parte, y cuando ven que los hermanos y hermanas donan ropa, entonces, sin importar si la merecen o si deberían tenerla, tratan de conseguirla y entran en acción más proactivamente que nadie; cuando oyen que en la casa de Dios hay que hacer un trabajo o que hay que llevar a cabo algunas tareas sucias o agotadoras, se esconden inmediatamente y no los puedes encontrar en ninguna parte. Tales personas son astutas y taimadas, de baja calidad humana; ¡son despreciables, detestables y repugnantes!

Usar las diversas manifestaciones de los anticristos al malversar los bienes de la casa de Dios para diseccionar su preocupación por sus propios beneficios en todos los aspectos nos permite ver que estas personas son incrédulas, materialistas, gente de una calidad humana despreciable, miserable e inferior, detestable, y que no son objetivo de la salvación de Dios. La definición de tales personas no necesita situarse a la altura de que sienten aversión por la verdad; ya podemos desentrañarlas en lo que respecta a su humanidad y calidad humana, así que no hace falta llegar a un nivel tan alto como el de la relación con la verdad. Por tanto, ya sea en la casa de Dios o en cualquier grupo de personas, esa gente debería ser siempre la más miserable y carente de calidad humana. Por supuesto, si se las evalúa en la casa de Dios mediante la verdad, parecen aún más despreciables y miserables. ¿Disponéis de más ejemplos de esta manifestación que exhiben los anticristos? (Un anticristo se estaba ocupando de la impresión de libros para la casa de Dios y malversó cientos de miles de yuanes de las ofrendas de Dios con facturas falsas. Después de investigarlo, se averiguó que, antes de empezar a hacer ese deber, su familia tenía muy poco dinero, pero que, después de comenzar a llevarlo a cabo, se había comprado una casa y un coche, si bien no se pudieron detectar tales cosas a partir de las cuentas. Toda su familia era realmente cruel y no fue posible recuperar las ofrendas). ¿Acaso los líderes y obreros no tenían responsabilidad directa en lo ocurrido? (Sí. Más adelante, cuando salieron a la luz más detalles, se descubrió que los líderes y obreros responsables en ese momento nunca habían comprobado las cuentas gestionadas por ese anticristo. Fueron negligentes en su deber, y esa situación se produjo por su falta de responsabilidad. Sin duda, fueron responsables directos de lo ocurrido). Por tanto, ¿se debería dejar constancia de sus transgresiones en el libro de registro de Dios? (Sí). ¿Qué medidas se tomaron después con respecto a esa gente? (A algunos se les echó y expulsó, y otros están devolviendo el dinero de las ofrendas). Es una manera adecuada de ocuparse de ellas. Los líderes y obreros fueron negligentes en su deber y fracasaron a la hora de cumplir bien con sus responsabilidades de supervisión en ese asunto. En particular, emplearon a la persona incorrecta y no hicieron ningún esfuerzo para vigilarla o supervisarla, no fueron capaces de descubrir a tiempo los problemas de esa persona que estaban usando, así que surgieron consecuencias graves, lo que causó que las ofrendas de Dios y los bienes de Su casa sufrieran pérdidas significativas; era responsabilidad de todas esas personas directamente responsables, y todas sus transgresiones deberían quedar registradas. Esa fue la desastrosa consecuencia que hicieron caer sobre sí mismos al no usar a la persona adecuada para el trabajo, lo que causó que la casa de Dios sufriera pérdidas y que, al final, el precio que se pagara fueran las ofrendas de Dios. Decidme, ¿son los anticristos siempre avariciosos o solo se les ocurren estas ideas malvadas cuando ven algo de valor? (Siempre son avariciosos). Por eso, cuando te asocias y te relacionas con tales personas, puedes descubrir su avaricia y sus deseos. Esto fue consecuencia de la falta de responsabilidad de los líderes y obreros, de que no discernieran a las personas, no las vieran con claridad ni les dieran buen uso, así que la responsabilidad recayó sobre ellos con todo su peso y merecieron la expulsión.

Hemos compartido anteriormente acerca de los aspectos más importantes de la naturaleza, la esencia y las actitudes de los anticristos, así como de la senda que siguen. Lo que estamos compartiendo y diseccionando hoy son las manifestaciones dentro del ámbito de la humanidad de los anticristos, y esto guarda relación con la vida real. Aunque se trata de un aspecto menor, puede ayudar a la gente a identificar ciertas manifestaciones de los anticristos, las cuales constituyen además ciertas características, señales y símbolos obvios de los anticristos. Por ejemplo, un anticristo ama el estatus, la fama, la ganancia y la influencia, es muy egoísta, despreciable y cruel, y no ama la verdad, así pues, ¿cómo es su humanidad y su calidad humana? Hay quien dice: “Aunque algunos anticristos aman la reputación y el estatus, tienen una calidad humana honorable y noble, y poseen conciencia y razón”. ¿Es esto correcto? (No). ¿Por qué no? No hablemos sobre qué esencia-carácter tienen los anticristos; fijémonos primero en su humanidad y calidad humana. No cabe duda de que no son buenas personas, no tienen dignidad, conciencia ni una calidad humana noble, ni mucho menos son personas que aman la verdad. ¿Pueden las personas con una humanidad como esa seguir la senda correcta? Desde luego que no, porque su calidad humana no posee la esencia que sigue la senda correcta, así que esas personas no pueden amar la verdad en ningún caso ni mucho menos aceptarla. A juzgar por la intención y la actitud con las que los anticristos hacen su deber, su calidad humana y humanidad hacen que la gente los rechace y sienta aversión por ellos, y Dios los desdeña en mayor medida. No importa qué deber realicen, siempre quieren malversar los bienes de la casa de Dios y pedir recompensas, dinero, cosas materiales y beneficios a Dios. ¿Y como qué clase de persona los ve Dios? Desde luego, estas personas no son buenas. Así pues, a Sus ojos, ¿cómo las define Dios exactamente? ¿Qué nombre les da a tales personas? Hay una historia documentada en la Biblia de la Era de la Gracia: Judas robaba a menudo de la bolsa del dinero y al final Dios lo utilizó para que rindiera un servicio, el de vender al Señor Jesús. El Señor Jesús fue crucificado, y Judas, que había desempeñado el papel de traicionar a su Señor y a sus amigos, murió al reventarle las entrañas. Por tanto, esas personas que malversan los bienes de la casa de Dios y que roban las ofrendas que le hacen a Dios son todas Judas a ojos de Dios; la implicación de esto es que Él llama Judas a estas personas. Aunque estos anticristos que ahora están condenados como Judas no hagan cosas como vender a su Señor y sus amigos como hizo este, su esencia-naturaleza es la misma. ¿Qué tienen en común? Aprovechan su posición y la oportunidad que les brinda el cumplimiento de su deber para robar y malversar los bienes de la casa de Dios. Por eso Dios llama Judas a esas personas y las equipara con aquel que vendió al Señor y a sus amigos. Es decir, estos anticristos que malversan y se apropian de los bienes de la casa de Dios son el equivalente a Judas, que vendió a su Señor y a sus amigos, y no hace falta pensar mucho para averiguar qué desenlace les está reservado a tales personas.

2. Usar a los hermanos y hermanas para que los sirvan y trabajen para ellos

Los beneficios que los anticristos se esfuerzan por obtener cuando hacen su deber no se limitan a los que acabamos de discutir, a dinero, objetos materiales, comida y cosas útiles; el ámbito de estos beneficios es muy grande. Por ejemplo, cuando los anticristos hacen un deber, explotan a los hermanos y hermanas en nombre del cumplimiento de ese deber, con lo que hacen que los hermanos y hermanas los sirvan y trabajen para ellos y les dan órdenes. ¿Acaso no es este un beneficio que los anticristos se esfuerzan por obtener? (Sí). Algunas personas siempre hacen todo por sí mismas en casa antes de convertirse en líderes de la iglesia, y parece que no albergan ambiciones ni malas intenciones. Sin embargo, una vez que son elegidas líderes de la iglesia y obtienen estatus, ¿lo siguen haciendo todo por su cuenta? Creen que son diferentes una vez que obtienen estatus, que deberían recibir un trato especial en la casa de Dios y deben aprender a movilizar el “poder de las masas” para lograr conjuntamente su propio “deber”; cualquier labor en su hogar se convierte en un trabajo que pertenece al ámbito de la iglesia, y reparten sus tareas domésticas y las labores diarias entre los hermanos y hermanas. Por ejemplo, cuando hay que hacer alguna tarea en su hogar, les dicen a los hermanos y hermanas: “He estado ocupado con el trabajo de la iglesia este último par de días. ¿Tiene tiempo alguno de vosotros para ayudarme con una tarea?”. Tres o cinco personas se presentan voluntarias y, transcurrido cierto tiempo, se termina la tarea. Estos líderes piensan: “Muchas manos hacen el trabajo más ligero. Es bueno ser líder, basta con que diga algo y se hace. Cuando haga falta hacer algo en casa en el futuro, haré que los hermanos y hermanas me ayuden”. Mientras la situación continúa, no desempeñan mucho trabajo como líderes de la iglesia, pero hacen una barbaridad de arreglos para que la gente vaya a trabajar a su propia casa, e incluso lo apuntan en su calendario. ¡Qué líderes de iglesia más “ocupados”! Nunca tenían mucho que hacer en casa antes de ser líderes, sin embargo, una vez que lo son, empieza a haber mucho que hacer. Algunos hermanos y hermanas les plantan cultivos, otros les riegan la tierra, les siembran verduras o les quitan las malas hierbas, otros ponen fertilizante y algunos los ayudan vendiendo sus verduras y luego les entregan todo el dinero que recaudan, sin quedarse ni un céntimo. Después de convertirse en líderes de la iglesia, su vida doméstica prospera; hagan lo que hagan, la gente siempre los apoya y los ayuda, y cada una de sus palabras resulta muy eficaz. Se sienten muy felices y complacidos, y piensan cada vez más: “Este título de líder de la iglesia es maravilloso y tener estatus es fantástico. Si alguna vez me falta alimento en casa, solo tengo que decir la palabra adecuada y la gente me dará comida, y ni siquiera querrán dinero a cambio. ¡Qué vida más cómoda! Dios verdaderamente me bendice gracias a mi fe. ¡Esto es una gran bendición y es de veras la gracia de dios! Dios es muy grande, ¡demos gracias a dios!”. Cada vez que alguien acaba de servirlos o de recibir sus órdenes, estos líderes siempre “dan gracias a dios” y “lo aceptan de parte de dios”. Estos líderes de la iglesia insignificantes pueden servirse de su posición hasta este punto, ¿podríais hacerlo vosotros? ¿Seríais capaces de hacer algo semejante? ¿Por qué compite la gente para convertirse en líder? ¿Por qué compiten por estatus? Si no se pudiera obtener ninguna ventaja, ¿competiría alguien por estatus? Si el estatus por el que compitieran implicara esforzarse y trabajar como un animal, nadie se molestaría. Precisamente porque se pueden obtener muchas ventajas al tener estatus, la gente se desvive por conseguirlo y compite por él. Ser un líder de la iglesia insignificante les aporta enormes beneficios, así como grandes comodidades y numerosas ventajas en la vida. ¿Qué clase de persona se comporta así? ¿Se trata de alguien que persigue la verdad? ¿Alguien con humanidad y conciencia? ¿Alguien con un corazón temeroso de Dios? (No). Creen que ejercen como líderes de la iglesia para todos y para la casa de Dios, y no piensan en ello como un deber. Creen que cualquier trabajo que realizan como líderes de la iglesia se lleva a cabo a base de sacrificar su vida doméstica, por lo que los hermanos y hermanas deben compensarles por el precio que pagan. Si no disponen de tiempo para hacer las tareas del hogar, entonces los hermanos y hermanas deben ayudarles a hacerlas; si no tienen tiempo para trabajar en el campo, entonces los hermanos y hermanas deben aparecer en su terreno y hacer por ellos el trabajo como si ese fuera su deber. Sea lo que sea a lo que hayan renunciado por ser líderes de la iglesia, los hermanos y hermanas deben compensarlos doblemente por ello. Esas son algunas de las cosas para las que los anticristos utilizan los servicios de los hermanos y hermanas para que los sirvan y que les ordenan hacer en beneficio de su propia vida personal mientras llevan a cabo su deber. Una vez que un anticristo se convierte en líder, no dejará pasar semejante oportunidad y de ninguna manera se quedará mirando mientras se le escapan esas ventajas entre los dedos. En su lugar, hacen exactamente lo contrario: se sirven de cada momento y aprovechan cada oportunidad para utilizar a los hermanos y hermanas para que trabajen para ellos, para tenerlos como bestias de carga. Explotan la necedad y honestidad de los hermanos y hermanas, e incluso su mentalidad de hacer de buena gana sus deberes y pagar un precio por Dios, para conseguir que les sirvan. Entretanto, también fingen que algunas palabras son la verdad y las utilizan para educar a los hermanos y hermanas, de modo que asimilen la siguiente idea: los líderes también son humanos, también tienen familias, y también deben vivir su vida, y si un líder no tiene tiempo para ocuparse de sus tareas domésticas, los hermanos y hermanas deben considerar estas tareas como su propio deber; no debería hacer falta que el líder les pidiera hacer esas cosas que él no puede hacer, sino que deberían hacerlas de forma activa y voluntaria. Muchos hermanos y hermanas sirven a estos líderes gustosamente bajo este tipo de hechizo e inducción. Este es el objetivo que los anticristos pretenden alcanzar al hacerse con el poder y el estatus, y es una de las tareas que desean llevar a cabo y uno de los beneficios a los que desean aspirar al hacerse con el poder y el estatus. ¿Hay mucha gente así? (Sí). Estas personas son satanases. Los que carecen de la verdad y no siguen la senda correcta son capaces de cosas así, aunque solo tengan un ápice de estatus. ¿Son estas personas dignas de lástima? ¿Qué opinas de su calidad humana? ¿Tienen conciencia o razón?

En algunas iglesias, hay hermanos y hermanas que no suelen permanecer en sus propios hogares, sino que en vez de eso permanecen en el hogar del líder de su iglesia durante mucho tiempo. ¿Por qué se hospedan a menudo en la casa de su líder? Porque, desde que este ocupó la posición de “líder”, en su casa empezó a hacer falta un empleado doméstico a largo plazo. El líder elige a una hermana y esta se convierte en la empleada doméstica dedicada de la casa del líder. Esta hermana se convierte en empleada doméstica, ¿y en qué se convierte su deber entonces? No hace el deber que le corresponde ni trabajo relacionado con la iglesia, sino que en su lugar atiende a todas las generaciones de la familia del líder en su vida cotidiana y le parece que está completamente justificado que sea ella la que se ocupe de las tareas domésticas del líder, y no tiene ninguna queja ni nociones al respecto. ¿Quién es aquí el problema? No importa cuánto trabajo tenga que hacer un líder de la iglesia o a cuántas personas lidere, ¿realmente está tan ocupado? ¿De verdad no puede arreglárselas en su vida diaria? Aunque fuera así, eso es asunto suyo. ¿Qué tiene que ver nadie en eso? Si los hermanos y hermanas no prestan atención o permanecen ociosos, tales líderes se ponen agresivos y se aprovechan de eso para “compartir la verdad” con ellos, y debido a este asunto se poda a los hermanos y hermanas. ¿Qué está sucediendo aquí? Cuando la ropa de cama de su casa está sucia, los hermanos y hermanas tienen que lavarla, cuando su hogar está desordenado, los hermanos y hermanas tienen que ordenarlo, así como cocinar a la hora de comer; estos líderes se convierten en gandules, y así es el modo en que actúan como líderes. Cuando tales personas tienen estas manifestaciones y esta clase de humanidad, ¿son capaces de perseguir la verdad? (No). ¿Por qué no? (Tales personas carecen demasiado de humanidad y son demasiado despreciables. Es tan sencillo como que no se interesan por la verdad). Si no se interesan por la verdad, ¿por qué se convierten en líderes? (Lo hacen para buscar reputación y estatus y exhibirse a sí mismos). No lo puedes explicar con claridad, ¿verdad? ¿Qué clase de personas pueden explotar a los hermanos y hermanas para hacer que trabajen para ellas y les sirvan? ¿No es esta una de las características obvias de los anticristos? Buscar solo su propio beneficio en todas las cosas, preocuparse solo por su propia ganancia y su pérdida, y no considerar si actuar de esa manera se conforma a la verdad, si existe humanidad en ello, si complace a Dios, si los hermanos y hermanas pueden sacar algún beneficio o edificación de ello; no consideran esas cosas, sino solo su propia ganancia y pérdida, así como si pueden obtener beneficios tangibles. Esta es la senda que siguen los anticristos y es la calidad humana de estos. Así es un tipo de persona que posee estatus. Algunas personas no tienen estatus y hacen deberes corrientes, y cuando adquieren algunas cualificaciones, también quieren hacer que otros les sirvan. Otras hacen unos cuantos deberes arriesgados y también quieren ordenar a otros que les sirvan. Hay además algunas que hacen deberes especiales y que consideran sus deberes como una condición básica, una moneda de cambio y una especie de capital mediante el cual hacer que los hermanos y hermanas las sirvan. Por ejemplo, algunas personas conocen habilidades profesionales especiales que otros no han aprendido ni captado. Cuando empiezan a hacer un deber relacionado con estas habilidades profesionales en la casa de Dios, piensan que son diferentes a otras personas, que se les coloca en una posición importante en la casa de Dios, que ahora ocupan los escalafones superiores y, especialmente, que su valía se ha redoblado y son respetables. En consecuencia, creen que hay ciertas tareas que no necesitan hacer ellas mismas, que es natural ordenar a los demás que les sirvan sin remuneración en esas labores diarias como llevarles comida o hacer la colada. Los hay incluso que usan la excusa de que están ocupados con su deber para hacer que los hermanos y hermanas hagan por ellos esto o aquello. Aparte de las cosas que no les queda otro remedio que hacer por sí mismos, les endosan a otros todo en lo que estos les puedan servir o lo que les puedan ordenar que lleven a cabo. ¿Y eso por qué? Piensan: “Tengo capital, soy respetable. Soy un talento poco común en la casa de dios, hago un deber especial y soy un receptor principal del cultivo de la casa de dios. Ninguno de vosotros es tan bueno como yo, todos estáis en un nivel inferior. Yo soy capaz de hacer una contribución especial a la casa de dios y vosotros no. Por tanto, deberíais servirme”. ¿Acaso no son estas exigencias excesivas y desvergonzadas? Todo el mundo alberga estas exigencias en el corazón, pero por supuesto los anticristos exigen aún más estas cosas de manera implacable y desvergonzada, y da igual cómo hables sobre la verdad con ellos, no renunciarán a ellas. La gente corriente también posee estas manifestaciones de los anticristos, y si tienen un poco de talento o hacen alguna pequeña contribución, creen que merecen disfrutar de un trato especial. No se lavan la ropa ni los calcetines y hacen que otros lo hagan por ellos, además de realizar algunas exigencias irracionales que van en contra de la humanidad. ¡Carecen mucho de razón! Estas ideas y exigencias que la gente tiene no entran en el reino de la racionalidad; si nos fijamos primero en el extremo inferior de la escala, no se conforman a los estándares de la humanidad y la conciencia, y en el extremo superior de la escala, no se conforman a la verdad. Todas esas manifestaciones se pueden englobar en la categoría de anticristos que se esfuerzan por obtener su propio beneficio. Todos los que poseen actitudes corruptas son capaces de hacer esas cosas, y además se atreven a hacerlas. Si alguien tiene un poco de talento y de capital y realiza alguna contribución, a continuación quiere explotar a los demás, servirse de la oportunidad que supone el cumplimiento de su deber para luchar por su propio beneficio, tener las cosas dispuestas para él y disfrutar de la felicidad y el trato que provienen de ordenar a los demás que lo sirvan. Incluso hay algunos que renuncian a sus familias y trabajos para cumplir con su deber, y durante ese tiempo desarrollan alguna enfermedad leve y, a consecuencia de ello, se ponen sentimentales y se quejan de que nadie se preocupa por ellos ni los cuida. Haces tu deber por ti mismo, cumples con tu propio deber y tu propia responsabilidad, ¿qué tiene que ver eso con los demás? Sea cual sea el deber que uno cumpla, no se hace nunca para otra persona ni al servicio de alguien, de modo que nadie tiene la obligación de servir a otros sin recibir recompensa ni de recibir órdenes de nadie. ¿Acaso no es esta la verdad? (Sí). Aunque Dios exige que las personas sean amorosas, así como pacientes y tolerantes con los demás, uno no puede exigirle subjetivamente a nadie que sea así, y hacerlo no es razonable. Si alguien es capaz de ser tolerante y paciente contigo y de mostrarte amor sin que tú se lo exijas, eso es decisión suya. Sin embargo, si los hermanos y hermanas te sirven porque tú se lo exiges, si les das órdenes impuestas a la fuerza y los explotas, o si te sirven porque los embaucas para que lo hagan, entonces existe un problema contigo. Algunos incluso se aprovechan de la oportunidad que supone el cumplimiento de su deber y a menudo lo utilizan como pretexto para extorsionar a ciertos hermanos y hermanas pudientes, y hacer que les compren esto o aquello y les proporcionen servicios. Por ejemplo, si les hace falta más ropa, le dicen a un hermano o hermana: “Sabes hacer ropa, ¿verdad? Hazme algo para que me lo ponga”. El hermano o la hermana responde: “Saca la cartera entonces. Compra tú la tela y te haré algo”. En lugar de sacar el dinero, obliga al hermano o a la hermana a que compre la tela. ¿Acaso no es engañosa la naturaleza de este acto? Explotar la relación entre hermanos y hermanas, explotar su propio capital, explotar la oportunidad que supone el cumplimiento de su deber para exigir todo tipo de servicios y tratos a los hermanos y hermanas y ordenar a estos que trabajen para ellos; todas estas son manifestaciones de la inferior calidad humana de los anticristos. ¿Pueden estas personas perseguir la verdad? ¿Pueden cambiar lo más mínimo? (No). Al oírme hablar de esta manera, tal vez algunos se den cuenta de que hacer estas cosas es malo y sean capaces de refrenarse un poco, pero ¿refrenarse equivale a ser capaz de buscar y practicar la verdad? Refrenarse es simplemente darse cuenta y tener consideración por la propia imagen y vanidad. Tras oírme hacer esta disección, esas personas perciben la gravedad del problema y se dan cuenta de que no pueden volver a cometer un error, y de que, si permiten que los hermanos y hermanas las disciernan, quedarán en evidencia y serán rechazadas. Su comprensión solo alcanza hasta ese punto, pero no es posible eliminar sus deseos y su avaricia de su corazón.

Hay quien piensa: “Me esfuerzo por la casa de dios, he hecho muchas contribuciones a su casa y llevo a cabo un deber en el que nadie puede sustituirme. Cuando tengo necesidades, los hermanos y hermanas y la casa de dios están obligados a echarme una mano para cumplir mis requisitos. Me deberían servir de manera incondicional en todo momento y sin necesidad de recompensa alguna”. ¿No es esta una manera vergonzosa de pensar? ¿Acaso no es una manifestación de calidad humana inferior? Por ejemplo, todo el mundo se pone enfermo a veces, pero cuando esto les sucede a algunas personas, nunca van por ahí contándoselo a la gente, sino que continúan haciendo sus deberes como les corresponde. Nadie lo sabe ni a nadie le importa, y no se quejan en privado ni demoran sus deberes. Sin embargo, algunos simulan estar enfermos cuando no lo están, actúan como emperatrices o nobles, intentan por todos los medios que la gente los atienda y hacen todo lo que está en su mano para obtener un trato especial. Fingen estar enfermos sin estarlo y, si se ponen enfermos de verdad, resulta todavía más molesto, pues quién sabe cuánta gente sufrirá entonces bajo su mando y no parará de recibir órdenes suyas. Cuando alguien así se pone enfermo, es una desgracia que recae sobre todo el mundo; algunos le preparan sopa de pollo, otros le hacen un masaje, otros le dan de comer y hay quienes lo ayudan a caminar; ¿acaso no sufre mucha gente? (Sí). En realidad era solo una enfermedad corriente y leve, pero ha de simular que es grave, una enfermedad terminal. ¿Por qué ha de fingir? Para engañar a los hermanos y hermanas para que le rindan servicio, lo atiendan y lo sirvan. ¿Acaso no es desvergonzada esta gente? (Sí). ¿Hay mucha gente así? ¿Acaso no sois todos así? (Aún no me identifico con esto). Que no te hayas sentido identificado demuestra que normalmente no examinas tu comportamiento en tu vida diaria, no examinas tus pensamientos ni tu esencia-naturaleza ni aceptas el escrutinio de Dios. Algunos se cansan un poco en el desempeño del deber y pierden un poco de sueño por las noches, algo que presentan como si fuera una situación terrible. Cuando se levantan a la mañana siguiente, se quejan: “Anoche no pegué ojo, el deber me ha tenido tan ocupado estos días que he estado demasiado cansado para dormir. ¡Corre y ve a por alguien para que me dé un masaje!”. De hecho, han dormido seis horas. Sea cual sea el problema que tengan, siempre culpan de ello a su deber. Cuando están cansados, sufren o están enfermos y se sienten incómodos, siempre culpan de estas cosas a su deber. ¿Por qué culpan a su deber? No pretenden más que obtener algunas ventajas, hacer que todo el mundo simpatice con ellos y luego poder justificar el hecho de que pidan a la gente que los sirva y atienda. ¿Qué clase de personas son aquellos que quieren actuar como emperadores y emperatrices y hacer que otros los atiendan? Tienen poca calidad humana y son repugnantes. Cuando algunas personas se encuentran un poco mal y a veces no pueden digerir la comida, lo presentan como si fuera algo excepcionalmente grave, montan un tremendo alboroto y encuentran enseguida a alguien que les dé un masaje. Cuando el masaje les duele lo más mínimo, lloran y gritan muy alto, queriendo decir: “Hasta recibir un masaje me supone un sufrimiento. Si dios no me da una recompensa y me hace perfecto, ¡de veras saldré perdiendo!”. Cuando padecen algo de sufrimiento y pagan el más mínimo precio, quieren anunciarlo bien claro para que todo el mundo en la tierra lo sepa. ¿Acaso no haces tu deber para ti mismo? ¿No haces tu deber ante Dios? ¿Para qué anuncias tu sufrimiento a los demás? ¿No es eso superficial? ¡Tales personas tienen una calidad humana baja y son muy repugnantes! ¿En qué otros aspectos son miserables estas personas? También exhiben algunos hábitos y manías especiales, con la esperanza de hacer que la gente sepa que son distintas de los demás y muy preciadas y que necesitan gran cuidado y protección. Por ejemplo, cuando alguien diga que no tiene apetito y no puede comer nada, una persona así se agarrará la barriga y dirá que también le duele el estómago, pero insistirá en hacer su deber y le ordenará a alguien que vaya a toda prisa a traerle un medicamento para el estómago. Una vez le dije a alguien: “Mira, solo puedo comer pequeños bocados y Mi estómago no tolera comidas ni bebidas frías”. Cuando esta persona me oyó decir aquello, contestó: “¿Tu estómago no tolera las cosas frías? El mío tampoco”. Pregunté: “¿Cómo es que tu estómago no tolera las cosas frías?”. Contestó: “En cuanto tengo frío, me duele la barriga; no tolera las cosas frías”. Al tiempo que decía esto, pelaba un plátano y lo devoraba en unos pocos bocados. Le dije: “La intolerancia de tu estómago a las cosas frías debe ser increíble, ya que has engullido ese plátano en unos pocos bocados. ¿Es verdad que tu estómago no tolera las cosas frías?”. ¿Acaso esa gente no es desvergonzada y carece de racionalidad? Si una persona carece de racionalidad y sentido de la vergüenza en su humanidad normal, no es humana en absoluto, sino una bestia. Las bestias no pueden entender la verdad ni poseen la integridad, dignidad, conciencia y razón de la humanidad normal. Como estas personas no tienen vergüenza ni dignidad, cuando hacen una pequeña parte del deber y soportan unas pocas adversidades, quieren anunciarlo al mundo entero para que todos reconozcan sus esfuerzos, tengan una renovada admiración hacia ellas y Dios les conceda un trato especial, las trate con amabilidad y las bendiga. Al mismo tiempo, alguien debe servirles de inmediato, responder a sus exigencias y estar a su disposición. Cuando tienen sed, alguien tiene que servirles té; cuando tienen hambre, alguien ha de darles comida. Siempre han de tener a alguien que les sirva, haga lo que pidan y satisfaga sus necesidades. Es como si su carne hubiera nacido para otra persona y necesitaran de manera innata a alguien que las atendiera, como si carecieran de la capacidad de cuidar de sí mismas si nadie las atendiera, y como si fueran minusválidas. Cuando no disponen de alguien al que decirle qué hacer, o al que puedan ordenar que trabaje para ellas o les sirva, se sienten solas y vacías, como si la vida no tuviera sentido ni hubiera esperanza en ella. Cuando encuentran una oportunidad y una excusa para hacer que otros les sirvan y atiendan, se sienten satisfechas y felices, como si vivieran en las nubes. Piensan que la vida es así de maravillosa, que la fe en Dios es así de estupenda, que ese es el significado de la fe en Dios y que así es como un creyente debe creer en Él. Su entendimiento de un deber consiste en esforzarse y cumplir sus responsabilidades sobre la base de hacer que otros les sirvan y de tener la libertad de darles órdenes a los demás; ese es su deber. Creen que siempre deben recibir una recompensa por su deber, que siempre deben obtener algo e intentar lograr algo. Si no intentan obtener dinero ni cosas materiales, tratan de obtener placeres y goces carnales, y cuando menos, su carne debería hallarse en un estado de deleite y bienestar, y entonces estarán contentas, tendrán la energía para hacer su deber y lo podrán hacer con algo de lealtad. ¿Tiene esa gente un entendimiento distorsionado de la verdad o es que simplemente no la aceptan por su calidad humana inferior? (Tienen una calidad humana inferior, así que no aceptan la verdad). Estas personas son incrédulos de la cabeza a los pies, son la descendencia de los anticristos y la personificación de estos.

Hay algunos actores en la casa de Dios que disfrutaban actuando y les gustaba la profesión de la interpretación cuando estaban en el mundo, pero que no fueron capaces de lograr sus ambiciones allí. Ahora han venido a la casa de Dios y sus deseos por fin se han hecho realidad: pueden trabajar en la profesión que les gusta, su corazón rebosa una alegría indescriptible y, al mismo tiempo, le agradecen a Dios que les conceda esta oportunidad. Uno de ellos acabó teniendo la fortuna de hacerse con un papel protagonista, y entonces sintió que era una persona de prestigio y valía, y que debería hacer algo por el bien de los suyos propios. Se fijó en lo que hacían las celebridades y las estrellas en el mundo, en cómo se comportaban, cuál era su estilo y qué modo de vida tenían, y las copió e imitó, pues creía que eso era vivir una vida de calidad y nobleza. Por tanto, desde el momento que consiguió el papel protagonista y se convirtió en una “estrella”, empezó a darse aires. ¿Hasta qué punto se dio aires? Una vez se produjo un pequeño incidente que puede explicar este problema. Cuando todo el mundo en el equipo estaba listo para empezar a rodar, resultó que esta particular “estrella” no tenía bien pintada una ceja, y todos tuvieron que esperarla, girar a su alrededor y servirla. Pasaron diez minutos, luego veinte, y a la estrella le parecía que no le habían pintado muy bien la ceja, así que hizo que el maquillador se la borrara y se la volviera a pintar. Pasó una hora y todo el elenco y el equipo estaba esperando a que le pintaran bien la ceja a esta “estrella” antes de poder empezar a rodar; todo el mundo tenía que servir a esta persona y girar en torno a ella. ¿Qué clase de persona es esta? ¿Es normal? ¿Es alguien con humanidad? No. Es una persona del bando de Satanás, es de Satanás y no es alguien de la casa de Dios. ¿Hay estrellas en la casa de Dios? La casa de Dios no tiene estrellas, solo hermanos y hermanas; solo hay deberes diferentes, no hay diferencia entre los puestos altos y los bajos. Por tanto, ¿en qué se basó esta persona para hacer esperar a los hermanos y hermanas? Una cosa está clara, pensaba que era más importante que los demás, que su deber tenía más peso que el de otros, que la actuación no se podía grabar sin ella y que, sin su presencia, los demás harían sus deberes para nada. Por eso todo el mundo tenía que servirla, pagar un precio y armarse de paciencia para esperarla, y nadie podía quejarse. Aparte de carecer de humanidad, ¿de dónde saca la gente así los principios para actuar de esa manera? ¿Provienen sus principios de la verdad y de las palabras de Dios, o de las actitudes humanas corruptas? (De las actitudes humanas corruptas). Aquellos que pertenecen al bando de Satanás no solo tienen las actitudes corruptas de este, sino que sus acciones, comportamiento y manifestaciones en los grupos de personas son también detestables. ¿Por qué son detestables? Siempre quieren apropiarse de una situación, manipular a la gente y hacer que otros giren a su alrededor y los conviertan en la figura central. Al hacer esto, se colocan a sí mismos claramente en una posición más elevada que el resto; quieren alzarse sobre los demás y controlarlos. ¿Es eso algo que debería hacer la gente? (No). ¿Quién lo hace? (Satanás). Eso es algo que hace Satanás. Entre las verdades donde Dios exige a las personas que lleven a cabo sus deberes, ¿existe algún requerimiento para que la gente se adueñe de una situación y controle los pensamientos y el comportamiento de todo el mundo durante el cumplimiento de su deber? (No). Por tanto, ¿de dónde viene esto? Esta es una naturaleza satánica con la que nace la gente. Las personas son satanases y han poseído esta naturaleza desde su nacimiento. No hay necesidad de que lo aprendan, no necesitan que nadie se lo enseñe y no importa cómo compartas la verdad con ellas, no se desprenderán de ello. Se dio también el caso de alguien que tenía algunos cabellos sueltos que no le habían colocado en su lugar antes de entrar a escena para actuar. El aspecto que presentaba era bueno, sin embargo, no quiso subir al escenario cuando le tocó actuar; por mucho que le insistieron los hermanos y hermanas, no sirvió de nada. Se consideraba una estrella, un faro; hizo que todo el mundo pagara un precio y perdiera el tiempo por unos pocos mechones sueltos, y todo el mundo la tuvo que servir solo a ella. ¿Es esa una manifestación que debería tener alguien con una humanidad normal? ¿Cuál es la naturaleza de ese acto? ¿Acaso no se daba aires? No era responsable y no atendía a razones. Por lo que a ella respectaba, su deber era más importante que el de cualquiera, y todos tenían que servirla. Pensaba: “Si es necesario un día entero para colocar estos dos mechones con un secador, me tendréis que esperar todo el día; si hacen falta dos días, pues esperaréis dos días, y si se requiere toda una vida, entonces tendréis que esperar una vida entera. Qué más dan la obra y los intereses de la casa de dios, ¡los míos van primero! Si no puedo colocarme el mechón en su sitio, ¿acaso no se dañará mi imagen cuando me ponga delante de la cámara? Mi imagen es muy importante. ¡Los intereses de la casa de dios no significan nada!”. ¿Qué tipo de persona es esa? Esa clase de persona también diría: “Amo a dios, doy testimonio de él, hago mi deber por él y renuncio a todo”. ¿No es todo eso una mentira? No pueden desprenderse de algo como colocarse un pelo o dos, entonces ¿de qué van a poder desprenderse? ¿A qué van a poder renunciar? ¡Todas sus renuncias son falsas! La gente así es del todo irracional, no tienen conciencia y tienen una calidad humana inferior, y están todavía más lejos de amar la verdad. Dado que su humanidad no está a la altura, nadie habla con ellos sobre la verdad, no son dignos de ella y su calidad humana no alcanza el nivel adecuado. Y con una humanidad tan vulgar, ¿no sería hablar con ellos sobre la verdad igual que hacerlo con un cerdo o un perro? Cuando tengan algo de semejanza humana y puedan hablar como seres humanos, la gente hablará sobre la verdad con ellos, pero ahora mismo no se lo merecen. Hay muchos como ellos, bastantes. Por tanto, ¿por qué algunas personas no manifiestan esas cosas? Porque todavía no se han encontrado con la oportunidad; es solo porque su calibre y talento son muy corrientes y no han tenido ocasión de ocupar el primer plano ni han obtenido algo de capital, pero en su fuero interno están intrigando, sus planes aún están en un estado de gestación. Por eso no han mostrado una revelación de esa clase. No obstante, no contar con ese tipo de revelación no significa que no tengan esa naturaleza. Si no persigues la verdad y sigues la senda de los anticristos, tarde o temprano llegará un día en el que dejes escapar esta revelación. Tú eres tú, y carecer de humanidad es carecer de humanidad; no te puedes convertir en alguien con humanidad por medio del fingimiento o porque no tengas talento y seas de poco calibre. Por tanto, solo hay una senda: cuando una persona es capaz de aceptar la verdad y que se la pode, su calidad humana puede mejorar en cierto modo. Cuando puede afrontar estos hechos, abordarlos correctamente y luego ser capaz de examinar y revisar con frecuencia su propio comportamiento y las profundidades de su corazón, puede volverse mejor y contenerse un poco. ¿Qué propósito se puede lograr al contenerse un poco? No te sentirás tan avergonzado, tu reputación mejorará en cierta medida, no le darás asco a la gente, Dios no te detestará y, de esta manera, puede que aún tengas la oportunidad de que te salve. ¿No es ese el mínimo de razón que debería poseer un ser humano? ¿Acaso no es fácil para alguien con un ápice de conciencia y razón practicar y entrar así?

Cuando me oís hablar de tales personas, os sentís bastante tranquilos, pero si me refiriera a cierta gente entre vosotros, ¿cómo os sentiríais entonces? ¿Reaccionaríais con normalidad? Déjame decirte algo: si quieres lograr una transformación en el carácter y entrar en la realidad-verdad, debes superar una prueba tras otra. No infravalores estos asuntos; si tu humanidad no está a la altura, no solo los hermanos y hermanas se sentirán asqueados contigo, sino que Dios tampoco te perfeccionará ni te salvará. Las condiciones más básicas para que Dios salve a alguien es que esa persona posea humanidad, razón y conciencia, y ha de conocer la vergüenza. Cuando alguien así acude ante Dios y oye Sus palabras, Dios lo iluminará, liderará y guiará. Los que no poseen humanidad, conciencia, razón o sentido de la vergüenza nunca estarán cualificados para acudir ante Dios. Aunque escuches sermones y conozcas algunas doctrinas, no se te esclarecerá y siempre serás incapaz de entrar en la realidad-verdad. Si no eres capaz de entrar en la realidad-verdad, no hace falta mucho para darte cuenta de que tus esperanzas de lograr la salvación son nulas. Si solo posees estas manifestaciones de los anticristos y el carácter y la esencia de estos, y no cuentas con ninguna de las manifestaciones de la humanidad normal que Dios requiere que tengas, entonces corres un gran peligro. Si puedes identificarte con cada una de esas manifestaciones y esencias de los anticristos que estoy poniendo al descubierto, así como con sus acciones y revelaciones, si las posees todas en mayor o menor medida, entonces eso es muy peligroso para ti. Si aun así no persigues la verdad y esperas a que te clasifiquen como anticristo, estarás totalmente acabado. ¿Qué es una enfermedad mortal: tener la esencia de un anticristo o el carácter de uno? (Tener la esencia de un anticristo). ¿Es así? (Sí). Piénsalo detenidamente y luego vuelve a responder. (Tanto tener la esencia de un anticristo como el carácter de uno son enfermedades mortales). ¿Y eso por qué? (Porque las personas con la esencia de un anticristo no perseguirán la verdad, y lo mismo sucede con las personas con el carácter de un anticristo. Sea cual sea el problema con el que se encuentren, aquellos con el carácter de un anticristo nunca se centran en perseguir la verdad y no tienen siquiera un mínimo de humanidad y razón; la gente así es incapaz de obtener la verdad y de lograr la salvación; esto también es una enfermedad mortal). ¿A quién más le gustaría hablar? (Mi comprensión es que ninguna de esas dos cosas es una enfermedad mortal, pero el hecho de que alguien no persiga la verdad sí que lo es). Es una manera interesante de verlo. Sin embargo, hay una condición previa para ello, que es la esencia de un anticristo. Aquellos que poseen la esencia de un anticristo simplemente no persiguen la verdad, son incrédulos. Poseer la esencia de un anticristo es de lo más peligroso. ¿Qué significa tener la esencia de un anticristo? Significa que esa gente simplemente no persigue la verdad, solo el estatus, son los enemigos de Dios por naturaleza, son anticristos, son la personificación de Satanás, son diablos de nacimiento, no tienen humanidad, son materialistas, son incrédulos estándar, y tales personas sienten aversión por la verdad. ¿Qué significa que “sienten aversión por la verdad”? Significa que no creen que Dios sea la verdad, no reconocen el hecho de que Dios sea el Creador, y mucho menos reconocen que Él tenga soberanía sobre todas las cosas y sobre todo. Por tanto, cuando a tales personas se les da la oportunidad de perseguir la verdad, ¿pueden hacerlo? (No). Dado que no pueden perseguirla y son siempre los enemigos de la verdad y de Dios, nunca podrán obtener la verdad. Ser siempre incapaz de obtener la verdad es una enfermedad mortal. Y todos aquellos que poseen el carácter de un anticristo comparten similitudes en cuanto al carácter con aquellos que poseen la esencia de un anticristo: exhiben las mismas manifestaciones, las mismas revelaciones, e incluso la manera en la que exhiben estas manifestaciones y revelaciones, su modo de pensar y sus nociones y figuraciones sobre Dios son los mismos. Sin embargo, para los que poseen el carácter de un anticristo, con independencia de si pueden aceptar la verdad y reconocer el hecho de que Dios es el Creador, mientras no persigan la verdad, su carácter de anticristo se convierte en una enfermedad mortal y por eso su desenlace será el mismo que el de aquellos con la esencia de un anticristo. Sin embargo, por fortuna hay algunos entre aquellos con el carácter de un anticristo que poseen humanidad, razón, conciencia y sentido de la vergüenza, que aman las cosas positivas y que poseen las condiciones para que Dios los salve. Como persiguen la verdad, esta gente logra el cambio de carácter, desecha sus actitudes corruptas y su carácter de anticristo, de modo que su carácter de anticristo deja de ser una enfermedad mortal para ellos y existe una posibilidad de que se salven. ¿En qué circunstancias se puede decir que poseer el carácter de un anticristo es una enfermedad mortal? Hay un requisito previo para esto, el de que, aunque estas personas reconozcan la existencia de Dios, crean en Su soberanía, crean y reconozcan todo lo que Dios dice y sean capaces de llevar a cabo su deber, siga faltándoles una cosa: nunca practican la verdad ni la persiguen. Así que su carácter de anticristo se vuelve fatal para ellas y puede costarles la vida. En lo que respecta a los que tienen la esencia de un anticristo, sean cuales sean las circunstancias, para estas personas no es posible amar la verdad ni aceptarla, y tampoco pueden obtenerla nunca. ¿Lo entiendes? (Sí). Lo entiendes. Repítemelo. (Aquellos con la esencia de un anticristo son los enemigos de Dios por naturaleza. No son en absoluto personas que amen y puedan aceptar la verdad, y es imposible que la obtengan jamás, así que para ellos su carácter de anticristo es una enfermedad mortal. En cambio, ciertas personas que poseen el carácter de un anticristo, si presentan el requisito previo de tener humanidad, razón, conciencia y sentido de la vergüenza, así como de amar las cosas positivas y perseguir la verdad, y luego logran un cambio de carácter por medio de la búsqueda de la verdad, sí están siguiendo la senda correcta y, para ellas, su carácter de anticristo no es una enfermedad mortal. Todo esto lo determina la esencia de esas personas y la senda que siguen). Es decir, no es posible que alguien con la esencia de un anticristo persiga nunca la verdad ni pueda alcanzar la salvación, mientras que aquellos con el carácter de un anticristo se pueden clasificar en dos clases: una persigue la verdad y puede lograr la salvación, y la otra no persigue la verdad en absoluto ni puede lograr la salvación. Aquellos que no pueden lograr la salvación son todos mano de obra, ciertos contribuyentes de mano de obra leales pueden perdurar y es posible que obtengan un resultado diferente.

¿Por qué no puede la gente con la esencia de un anticristo lograr la salvación? Porque esas personas no reconocen la verdad ni reconocen que Dios sea la verdad. No reconocen que haya cosas positivas ni las aman. En cambio, aman las cosas perversas y las negativas, son la personificación de todo lo que es perverso y negativo, y son los que expresan todas las cosas negativas y perversas, y por eso sienten aversión por la verdad, son hostiles a ella y la odian. ¿Pueden perseguir la verdad con una esencia tal? (No). Por tanto, es imposible que persigan la verdad. ¿Es posible transformar a un animal en otra especie? Por ejemplo, ¿se puede convertir a un gato en un perro o en un ratón? (No). Un ratón siempre será un ratón, a menudo se ocultará en agujeros y vivirá en las sombras. Un gato siempre será el enemigo natural de un ratón, y eso no se puede cambiar; siempre será así. Sin embargo, hay algunos entre aquellos con el carácter de un anticristo que aman la verdad y las cosas positivas, que están dispuestos a darlo todo por practicar y perseguir la verdad. Practican cualquier cosa que diga Dios, lo siguen sea cual sea Su guía, hacen cualquier cosa que Dios les pida, la senda que siguen se conforma por completo a la senda que requiere Dios, y persiguen de acuerdo con el rumbo y los objetivos indicados por Él. Respecto a los otros, aparte del hecho de que no persiguen la verdad, también siguen la senda del anticristo y no es complicado imaginar cuál será el desenlace de esas personas. No solo no obtendrán la verdad, sino que también perderán la ocasión de salvarse, ¡qué lamentables son! Dios les concede oportunidades y además les aporta la verdad y la vida, pero no aprecian esas cosas y no siguen la senda de ser hechos perfectos. No es que Dios favorezca a algunos más que a otros y no les dé oportunidades a esas personas, sino que la razón de que pierdan la ocasión de salvarse es que no aprecian tales ocasiones ni actúan como Dios lo requiere. Por tanto, su carácter de anticristo se convierte en fatal y provoca que pierdan la vida. Creen que entender algunas doctrinas y exhibir algunas acciones externas y un buen comportamiento significa que Dios no indagará en el asunto de su carácter de anticristo, que pueden ocultarlo y que, por consiguiente, no hace falta evidentemente que practiquen la verdad y pueden hacer cualquier cosa que quieran, así como obrar conforme a su propio entendimiento, métodos y deseos. Al final, no importa qué oportunidades les conceda Dios, insisten en aferrarse a su propio rumbo, siguen la senda de un anticristo y se convierten en los enemigos de Dios. No se convierten en enemigos de Dios porque Él los definiera como tal desde el comienzo; al principio Dios no los definió de ninguna manera, porque a Sus ojos no eran Sus enemigos ni personas con la esencia de un anticristo, sino que más bien eran solo personas con actitudes satánicas y corruptas. Por muchas verdades que exprese Dios, ellos siguen sin esforzarse por la verdad en su búsqueda. No pueden emprender la senda de la salvación y, en su lugar, siguen la senda de un anticristo, por lo que al final pierden la oportunidad de salvarse. ¿No es eso una vergüenza? ¡Es una enorme vergüenza! Estas personas son muy lamentables. ¿Por qué son lamentables? Al entender unas pocas palabras y doctrinas ya piensan que entienden la verdad; pagan un pequeño precio y exhiben algo de buen comportamiento en el cumplimiento de su deber y piensan que están practicando la verdad; tienen algo de talento, calibre y dones y pueden pronunciar algunas palabras y doctrinas, hacer algo de trabajo, realizar algunos deberes especiales, y con eso creen que han obtenido vida; pueden padecer un poco de sufrimiento y pagar un módico precio y piensan erróneamente que son capaces de someterse a Dios y de darlo todo por Él. Se sirven de su buen comportamiento externo, de sus dones y de las palabras y doctrinas con las que se han provisto para suplantar la práctica de la verdad; ese es su mayor problema, su punto fatal. Eso les hace creer erróneamente que ya se han embarcado en la senda de la salvación y que poseen estatura y vida. En cualquier caso, si al final no son capaces de lograr la salvación, no tienen a nadie a quien culpar más que a sí mismos. Esto se debe a que no se centran en la verdad, no la persiguen y están más que dispuestos a seguir la senda de los anticristos.

Ahora hay algunas personas que, después de escuchar sermones durante treinta años, siguen sin saber qué es verdad o qué es doctrina. Cuando abren la boca, lo único que sale de ella son teorías vacías, palabras para sermonear a los demás y consignas vacías, y solo hablan sobre cómo padecieron sufrimiento y pagaron un precio en el pasado, exhibiendo así su veteranía. Nunca hablan acerca de su autoconocimiento, sobre cómo aceptan la poda, cómo revelan actitudes corruptas, cómo compiten por fama y ganancia o qué revelaciones muestran del carácter de un anticristo. Nunca hablan sobre estas cosas, solo de sus contribuciones, y no mencionan sus transgresiones. ¿Acaso no se hallan en gran peligro? Algunos llevan escuchando sermones veinte o treinta años y siguen sin saber qué es la realidad-verdad o qué significa someterse a las instrumentaciones y los arreglos de Dios, y por eso sospecho que esas personas puede que no posean la facultad de entender las palabras de Dios. Después de escuchar sermones durante treinta años, piensan que tienen estatura, sin embargo, si no tienen estatus, pueden seguir siendo negativos y en privado llorarán y se quejarán, y puede que incluso desistan de su trabajo. Tras escuchar sermones durante treinta años, todavía pueden ser petulantes e irracionales cuando se les destituye, así como ponerse en contra de Dios. ¿Qué han entendido tras escuchar sermones durante tantos años? Si no han entendido qué es la verdad después de escuchar tantos sermones, ¿no es como si hubieran estado creyendo para nada? ¡A eso se le llama una fe atolondrada!

14 de marzo de 2020

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