131-A5 Comunicación y predicación sobre la palabra de Dios “Los Verdaderamente Obedientes Seguramente Serán Ganados por Dios”

No importa cómo se las trate, las personas que realmente obedecen a Dios no serán eliminadas por Dios. Quienes no obedecen a Dios, quienes ni siquiera buscan la verdad en lo más mínimo, aunque no hayan pasado por ningún trato ni poda significativos, en cuanto sea posible serán eliminadas. Si se consideran malvadas, serán eliminadas. Aquí hay una diferencia. Esto se conoce como “llevar los asuntos de acuerdo con unos principios”. Por eso es por lo que cuando se trata de personas que obedecen la obra de Dios, a veces ellas desempeñan sus labores pero los resultados no son satisfactorios. Después, al observar atentamente se descubre que no son aptas para las tareas en cuestión. Es posible que realicen mejor otras tareas, de modo que su deber son ajustados. A medida que algunas de ellas desempeñen sus obligaciones, experimentarán múltiples ocasiones de trato y poda. Cambiarán para mejor. De vez en cuando serán tratadas y podadas, y sufrirán juicio y castigo. De este modo, experimentan la obra de Dios de manera constante, el trato y la poda de Dios, así como el juicio y el castigo de Dios. Cuando pasan por pruebas, hacen lo mejor posible por buscar la verdad y permanecer firmes en su testimonio. De este modo cooperan diligentemente con Dios. ¿Qué es esto? Esto es lo que significa obedecer la obra de Dios y seguir los pasos de Dios. Obedecen y siguen sus pasos de esta manera. ¿Cuántos años llevan siguiéndolos? Algunos los han seguido fielmente durante cinco o seis años y no han titubeado en lo absoluto. Otros los han seguido durante diez años, han sufrido incontables ocasiones de trato y poda, y aún no han vuelto sobre sus pasos ni se han quejado ni una sola vez. De este modo, cuando estas personas caminen hasta el final del camino, habrán ganado la realidad de la verdad. Todas podrán hablar de sus propias experiencias y dar testimonio. Todas ellas tendrán una verdadera comprensión de Dios. Esta es la clase de personas que han sido realmente limpiadas, que han sido salvadas y perfeccionadas al final. Ahora bien, supongamos que pedís a las personas que den testimonio y que hablen de sus estados. Les decís: “Habéis seguido a Dios durante dos o tres años. ¿Cómo ha sido el proceso?”. La mayor parte de la gente diría: “Estos dos o tres años han sido fantásticos. ¡He progresado mucho! Al hacer memoria al momento cuando empecé a creer en Dios, era bastante ignorante y no sabía nada. Ahora, dos o tres años después, ¡he ganado muchísimo!”. Cuando empezaron a desempeñar su deber, algunas personas eran muy débiles. Extrañaban tanto a su familia que se ponían a llorar. Tiempo después, ya no extrañan a su familia. Disfrutan llevando a cabo su deber con sus hermanos y hermanas. Después de experimentar cierto trato y poda, y de haber cosechado algunos beneficios, sienten que su estatura ha mejorado, que han crecido y que empiezan a entender. ¿Qué dicen entonces? “Ahora, siento que decididamente he crecido mucho. Tengo una idea básica de lo que significa obedecer. Cuando me tratan y podan, puedo obedecer. Cuando experimento palabras intensas de juicio y castigo, puedo obedecer. Incluso pasando pruebas en entornos duros, soy capaz de obedecer. Incluso en entornos difíciles y amargos, puedo obedecer. No me rendiré. No importa lo pesada que sea la carga ni lo grande que sea la dificultad, no me quejaré ni culparé a Dios. Confío en que puedo soportar la carga. Llevaré la responsabilidad sobre los hombros y marcharé adelante con valor”. ¿Qué pensáis de estas personas? ¿Obedecen estas personas a Dios de todo corazón? Las personas que verdaderamente obedecen a Dios pueden seguir a Dios hasta el final de este modo. ¡Esto es muy valioso! Al principio, la estatura de las personas es baja. Si los hermanos y hermanas las menosprecian, no pueden soportarlo. Si los hermanos y hermanas no las aman, no pueden aguantarlo. Si los hermanos y hermanas no las obedecen ni las escuchan, no lo soportan. Cuando son tratadas y podadas, se vuelven pasivas y débiles. ¿No es esto patético? Cuando se trata de experiencias reales de dar testimonio, no tienen ninguna. Ni siquiera pueden comunicar un pasaje de la palabra de Dios. Si pronuncian algunas palabras y doctrinas vacías, temen que otras personas se rían de ellas. Son incapaces de pronunciar una sola palabra acerca de la realidad de la verdad. ¡Son tan pobres y patéticas! Después de unos cuantos años de experiencia, son algo obedientes. Independientemente de las disposiciones de la casa de Dios, todavía son capaces de seguir los planes de Dios. No toman sus decisiones de manera independiente. No importa lo difíciles que sean, cumplen con su deber y no dicen que están demasiado cansadas. Sienten que Dios está haciendo una excepción para elevarlas más alto. Tienen un poco más de estatura y pueden hacerse cargo de responsabilidades adicionales. Ya no dicen que las cosas son demasiado difíciles o injustas. Pueden utilizar toda su fuerza y habilidad para satisfacer a Dios. Sus corazones se regocijan y disfrutan de esta sensación. ¿Se ha fortalecido el deseo de obedecer a Dios de una persona así? Cuando se trata de obedecer a Dios, su estatura ha aumentado y son capaces de encargarse de tareas más importantes. Cuando empezaron a cumplir con su deber, decían: “Oh, no gano nada de dinero, basta con que haga un poco. ¡Sólo puedo dedicar una hora al día!” Después, decían que podían dedicar dos horas al día y después, medio día. Al final, cumplen con su deber durante días y aún se sienten bien. Algunas personas preguntan: “¿Por qué motivo te entregas a Dios todos los días?” Otras personas dicen: “Bueno, ¿por qué razón hago esto? ¿Cómo es posible que no lo haya pensado? ¡Hago esto para entrar en el reino de los cielos!”. Otras personas dicen: “¡Hago esto para obtener la verdad y obtener vida!”. Y aún otros dicen: “Hago esto para obtener la verdad, alcanzar una comprensión de Dios y ser limpiado. ¡Quiero vivir una vida con sentido!”. ¿Es esta la clase de persona que verdaderamente obedece a Dios? Si no obedeces a Dios de todo corazón, ¿estarías dispuesto de corazón a cumplir con tu deber y a entregarte a Dios todos los días? No lo estarías. ¿A qué están dando vueltas quienes no obedecen a Dios verdaderamente? “¿Va a ser así de ahora en adelante? Entonces, ¿necesito entregarme a Dios de esta manera? Ni siquiera gano un solo centavo. ¿Acaso la iglesia va a encargarse de mi alojamiento y comida? Después de un tiempo, ¿no me casaré? Todavía tengo madre y padre. ¿Quién les presentará sus respetos? Tengo niños. ¿Quién los criará?” Cuando se trata de alguien que no obedece a Dios verdaderamente, ¿pueden resolverse estas dificultades? ¿Serían capaces de desapegarse de todo lo que tienen? No pueden desapegarse. Lo dejarán por dos días y luego lo recuperan, reflexionan y sopesan: “¿Cuándo terminará esto?”. Entonces se volverán pasivos durante dos días. ¿Será eso suficiente para desempeñar las obligaciones propias y seguir a Dios sin ninguna visión? Seguirán siendo débiles. Seguirán queriendo mirar atrás. Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. ¡No tienen clara la visión! Cuando han experimentado la obra de Dios durante un periodo de tiempo, algunas personas dicen: “Oh, puedo sentir lo valiosa que es la verdad. Si puedo alcanzar la verdad para que se convierta en mi vida, entonces vale la pena completamente abandonarlo todo para alcanzar vida. ¡Decididamente vale la pena! No volvería a perseguir la fama, la fortuna ni siquiera la supervivencia por el resto de mi vida. Me esforzaré hasta que muera para alcanzar la verdad y la vida. ¡Vale la pena completamente!”. La razón por la que creen en Dios es para alcanzar algo valioso. Esto es similar a una parábola que contó Jesús. Había una persona que descubrió una perla extremadamente valiosa. Esa persona vendió todo lo que poseía para comprar la perla. Cuando la tuvo en sus manos, sintió que por fin había alcanzado algo real de lo que podía disfrutar. Sintió que aquello era lo más valioso.

¿Tenéis claro ahora qué es lo que gastamos? “Los Verdaderamente Obedientes Seguramente Serán Ganados por Dios”. ¿A qué hace alusión esto? Algunas personas dicen que creen en Dios para obtener la verdad. Ahora bien, ¿qué tienen en común obtener la verdad y “ser ganado por Dios”? Otras personas dicen que creen en Dios para obtener a Dios. Ahora bien, ¿qué tienen en común obtener a Dios y “ser ganado por Dios”? ¿Qué significa “ser ganado por Dios”? Ser ganado por Dios significa que Dios os completa y que Dios os ha obtenido, que Él dice que sois uno de Su pueblo. ¿Es lo mismo que decir que alguien ha obtenido a Dios? Es lo mismo. Sin embargo, otras personas creen que es inexacto decir que uno ha obtenido a Dios. En lugar de eso, decir que Dios ha obtenido a las personas es más preciso, es más real. ¿Es esto correcto? ¿Por qué lo decimos de esta manera? Se debe a que Dios está llevando a cabo Su obra. Dios está salvando a personas. Dios es el único que es activo, es el hombre quien es pasivo. Algunas personas dicen: “Bueno, cuando buscamos las huellas de Dios, buscamos la aparición de Dios, investigamos la obra de Dios, ¿no es el hombre quien está siendo activo?”. En realidad, ¿es el hombre quien está siendo activo? No. Es Dios encarnado quien hace esto. Es Dios quien expresa Su verdad. Es el Espíritu de Dios quien lleva a cabo la obra dondequiera que estemos. Dios se asegura de que Su pueblo elegido se aloje en entornos adecuados y comparezca ante Él en el momento adecuado. Por esta razón cuando Dios lleva a cabo la obra de juzgar al hombre, castigarlo y limpiarlo, Su objetivo es obtener al hombre. Él quiere alcanzar a aquellos que son una mente y un corazón con Él. Este es el fruto de la obra de Dios en los últimos días.

¿Por qué a menudo nos volvemos pasivos y débiles? Perdemos fuerzas y no podemos seguir adelante. ¿Cómo defendemos nuestra posición al final? ¿Cómo nos ponemos al día? ¿Cómo conseguimos levantarnos? ¿Qué es esto exactamente? Esto es Dios que no nos abandona. Esto es Dios mostrándonos misericordia. Esto es Dios apoyándonos en secreto. Conduciéndonos, estabilizándonos. Si esto es así, entonces ¿es el hombre quien obtiene a Dios activamente o Dios quien obra para obtener al hombre? ¿Cuál es la manera correcta de decirlo? Para decirlo con precisión, es Dios quien obra para obtenernos. Por eso es por lo que la frase “Los Verdaderamente Obedientes Seguramente Serán Ganados por Dios” es la verdad. Además, esta frase también es la promesa de Dios a la humanidad. Si experimentáis la obra de Dios durante veinte, treinta o cincuenta años y finalmente, un buen día, sois obtenidos por Dios, ¿diríais que la manera en que habéis vivido vuestra vida ha valido la pena? ¿Más que ser presidente? ¿Más que llegar a ser una persona rica? Mil veces más, diez mil veces más. Ahora bien, alguien ha dicho: “He creído entre treinta y cincuenta años de mi vida hasta ser obtenido por Dios. No tengo familia ni propiedades, ni siquiera un pequeño hogar. ¡No tengo casa ni coche!”. Entonces, ¿cómo es que esto merece la pena? Cuando hayáis sido obtenidos por Dios, nunca moriréis. Habréis obtenido la vida eterna. Cuando vosotros decís que no tenéis nada, Dios diría que vosotros, en cambio, lo tenéis todo. El mundo entero es vuestro. ¿Cómo explicáis esto? ¿Podéis explicar esta afirmación? Durante la Era de la Gracia, el Señor Jesús dijo esto: “Que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” (Lucas 18:29-30). En un caso, en el mundo actual, seréis cien veces recompensados y, en el otro caso, en el mundo que está a punto de llegar, alcanzaréis la vida eterna. Ahora bien, ¡eso significa que quienes hayan sido obtenidos por Dios no morirán! Vosotros habréis obtenido la vida eterna. ¡No cambiaríamos eso por nada del mundo! ¿No es así? Las vidas de quienes lleguen a ser presidente, oficiales de altos cargos o personas acaudaladas, se verán acortadas bastantes años después de llegar a ser esa clase de persona y, al final, morirán de todas formas. Mirad a los oficiales de altos cargos en cualquier país. Se esfuerzan durante ocho o diez años y sufren mucha fatiga. Se aferran a la única vida que tienen, pero al final mueren de todas formas. ¿Y qué han logrado con ello? Quienes entran en política van por una vía sin retorno. Por eso, en la actualidad, no nos miréis como si no tuviéramos nada. Todo lo que tenemos es que seguimos a Dios y, al final, ¿qué obtendremos? Algo que es tan valioso que no cambiaríamos el mundo entero por ello: ¡la vida eterna! Si vosotros habéis obtenido la vida eterna, no moriréis jamás, ¿habéis perdido algo? No habéis perdido nada en absoluto. Ahora bien, ¿tenéis vosotros alguna debilidad o negatividad? Algunas personas, después de quedarse dormidas, se despiertan a mitad de la noche y dicen: “¿En qué estoy ocupado durante el día? ¿Para qué sirve todo esto? ¿Cuándo terminará esto? ¿Estoy loco?”. Después de levantarse, les es difícil soportarlo. No tienen ánimos para cumplir con su deber. ¿Todavía tenéis esta clase de pensamiento? ¿Qué clase de personas tienen este tipo de pensamiento? Miopes idiotas, ¿verdad? ¿Para qué cumplís vuestras obligaciones y buscáis la verdad como creyentes? No entendéis esto, pero aun así cumplís con vuestras obligaciones. ¡Estáis muy confundidos! No entendéis ni una parte de la verdad, pero aun así vais y desempeñais vuestro deber. ¿No os sentís débiles? Es imperativo que comprendáis esto claramente. Algunas personas dicen: “Otros son espirituales y de buen calibre. Buscan la verdad como si hubieran nacido para hacerlo. Sin embargo, nosotros estamos dando tumbos estúpidamente. No importa cómo se nos comunique la verdad, no la entendemos. Si somos así de diligentes y erogamos nuestros esfuerzos de este modo, ¿podemos obtener la vida eterna? No sabría decirlo”. ¿Qué tal suena esto? Otros dicen: “Así somos. Creo que cuanto más lo intentemos, aunque lo intentemos durante toda una vida, no obtendremos nada. Sólo somos unos idiotas. ¿Por qué no volvemos a casa y buscamos un empleo, trabajamos un poco y ahorramos algo de dinero? De ese modo al menos nuestras vidas mejorarán un poco”. ¿Qué tal suena esto? ¿Qué calibre tan pobre tenéis? ¿Pretendéis decirme que ni siquiera comprendéis las palabras de Dios ni los sermones? Siempre y cuando podáis entender, aunque no lo expreséis bien, está bien. Si podéis entender, entonces podéis entregaros por Dios con intenciones verdaderas. No importa si sois estúpidos. Siempre y cuando vuestro corazón sea puro y bueno, y siempre que uséis toda vuestra fuerza y no hagáis el mal, entonces está bien. Dios no trata a las personas injustamente. ¿Entendéis? Dios examina el fondo de vuestros corazones. Si vuestro corazón es bueno, si es puro, si hacéis un esfuerzo por Dios de todo corazón y si lográis todo lo que podáis como una de las creaciones de Dios, independientemente de vuestra habilidad, Dios quedará satisfecho. Las expectativas de Dios sobre vosotros no son demasiado elevadas. Dios siente empatía con la debilidad del hombre. Dios conoce el calibre del hombre. Debéis comprender el corazón de Dios. Siempre y cuando podáis ver más allá de esto, es válido.

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