131-A4 Comunicación y predicación sobre la palabra de Dios “Los Verdaderamente Obedientes Seguramente Serán Ganados por Dios”

Hace cierto tiempo, tuvimos un hermano que dijo algo. ¿Qué dijo? Después de oír un himno titulado “Obedece al juicio y al castigo de Dios”, él dijo: “Sólo este himno es suficiente. Si lo aprendo bien, puedo obedecer al juicio y al castigo de Dios, luego seré perfeccionado por Él”. ¿Qué pensáis sobre su planteamiento? Alguien dijo: “La mayor bendición es amar a Dios. Aquellos que aman a Dios pueden ser perfeccionados. ¡Estupendo! Basta con que intente hacer lo mejor posible por amar a Dios”. Otra persona dijo: “Para entrar a la vida lo que es crucial es conocerse a sí mismo. Así que lo que es importante para mí es conocerme a mí mismo. Una vez que me conozca a mí mismo, mi carácter de vida cambiará”. Alguien más dijo: “La clave para creer en Dios es ser una persona honesta. Siempre que sea honesto y no diga mentiras, seré ganado por Dios”. ¿Son correctas estas afirmaciones? Obedecer la obra de Dios no se trata únicamente de que experimentéis y practiquéis una palabra de Dios. Una palabra no representa a Dios. Una palabra no representa la obra de Dios. La clave para obedecer a Dios de corazón es obedecer la obra de Dios. No se trata simplemente de obedecer una palabra de Dios. Obedecer a Dios verdaderamente es obedecer la obra de Dios. ¿Entendéis? Lo más importante es Su obra, juicio y castigo, trato y poda, pruebas y refinamiento. Únicamente a través de este proceso podéis alcanzar la purificación y la perfección al final. La obra de Dios es increíble.

Yo ya he experimentado la obra de Dios durante muchos años. Entonces, ¿en qué aspectos concentré mis esfuerzos? En primer lugar, me centré en saber lo que Dios tiene y es, y después en reflexionar sobre mi naturaleza y esencia corrupta. En segundo lugar, me centré en cumplir con mi deber para satisfacer los deseos de Dios. La tercera cosa en la que me centré es en convertirme en una persona honesta y vivir una vida humana normal, no en desear lujos ni tener deseos indecorosos. En cuarto lugar, luchar por comprender la verdad en su totalidad. Experimentando y llegando a conocer más verdades, puedo vivir parte de la realidad. Experimentando la verdad de esta manera, finalmente he conseguido algunos resultados y se han producido algunos cambios en mi carácter de vida. Y además puedo hablar un poco sobre la realidad de la verdad en todos los aspectos. A medida que experimentas la obra de Dios, cuanto más concentres tus esfuerzos en las palabras de Dios y en la verdad, más obtendrás. Si no estás decidido a usar tu corazón para sopesar la verdad, no podrás obtener nada. Es inútil que sólo te concentres en prácticas externas y doctrinas religiosas. No importa cuántos años obedezcas, no te servirá de nada. Concéntrate en entender la verdad, en transformar tu carácter y tus perspectivas, y en conocer a Dios. Al final vivirás la realidad de la verdad. Por eso la frase: “Los Verdaderamente Obedientes Seguramente Serán Ganados por Dios” es la verdad. Esta es una de las maneras de ganar a Dios. Si no tienes intención de obedecer y en lugar de eso te concentras en obtener bendiciones, en satisfacer tus propios deseos, en competir con otros y en perseguir un estatus, entonces todo ha terminado. ¡Dios te eliminará! Alguien pregunta: “¿Qué significa ser eliminado por Dios?”. Eso quiere decir que probablemente pierdas la obra del Espíritu Santo y serás echado a un lado por Dios. Él te apartará a un lado y te ignorará. Eso es lo que quiere decir ser eliminado por Dios. Si el Espíritu Santo no está obrando en tu interior, no importa lo fuerte que sea tu propia fe; no sirve de nada. Las personas pueden creer en el Señor en el mundo religioso, pero el Espíritu Santo no obra allí. Pueden formar parte de la iglesia durante cientos e incluso miles de años, y todo sería en vano. No pueden obtener nada. Cuando mueran, irán al infierno. Esta es la situación tal cual. Por eso es por lo que para obedecer verdaderamente a Dios se requiere que te concentres en obedecer al juicio y al castigo de Dios. Debes aceptar todo el juicio y el castigo de la palabra de Dios.

Algunas personas dicen: “Puedo aceptar una porción de las palabras de Dios sobre el juicio y el castigo, pero en ocasiones hay algunas que no puedo aceptar”. Si no puedes aceptar Sus palabras, mantén una actitud de obediencia. ¡No te resistas ni juzgues! Dicho de otro modo, si las palabras de Dios son demasiado profundas y no las entiendes, suéltalas y espera a Dios. Dios te lo revelará a su tiempo. Si no puedes aceptarlas, no las juzgues: “Las palabras de Dios son incorrectas, no son congruentes con la realidad. Dios está haciendo una montaña de un grano de arena. Tal vez no sea Dios quien dice estas palabras”. Si verdaderamente tienes esa clase de perspectiva o manera de pensar y dices esta clase de cosas, ¿qué tipo de problema es éste? ¿Es esta persona alguien que en verdad obedece a Dios? Esta no es una persona que obedece a Dios. Esto puede compararse con la ocasión en que lidié con alguien y dije: “No tienes humanidad ni conciencia. ¿Cómo puedes hacer esto?”. ¿Cómo se sintió él después de oír lo que yo tenía que decir? No abrió la boca ni tampoco me contradijo. ¿Qué estaba ocurriendo en su interior? En su interior él pensaba: “Yo obedezco a Dios, no obedezco al hombre”. ¿Se trata de alguien que obedece a Dios verdaderamente? No es alguien que obedece a Dios de todo corazón. En primer lugar, él tenía concepciones sobre las palabras de Dios. Se oponía a las palabras de Dios y las negaba. Pensaba que las palabras de Dios eran incorrectas. Esta no es una persona que obedece verdaderamente a Dios. Además, con respecto a la manera en que trataba al hombre utilizado por el Espíritu Santo, él no aceptaba su trato y poda. Pensaba que era el hombre quien lo trataba y no Dios. “Si Dios me trata de este modo, entonces obedeceré, pero si el hombre me trata, no obedeceré. Yo obedezco a Dios, no obedezco al hombre”. ¿Qué clase de problema es este? Éste es un problema muy real. De hecho, hay muchas ocasiones en las que Dios usa al hombre para tratar a otros hombres. Cuando Dios obró a través de Moisés, Moisés no era Cristo. Era un hombre que Dios estaba utilizando. Moisés trató a otros hombres y acusó a otros hombres. Si no obedecían, ¿no es esto lo mismo que resistirse a Dios? Esto es resistirse a Dios. Supón que Moisés estuviera tratando o reprochándole a una persona y ella dijera: “Yo obedezco a Dios, no obedezco al hombre”. ¿Qué significaría esto? Quienquiera que hable así está desobedeciendo a Dios directamente. ¡Es muy astuto en su resistencia a Dios! Usa palabras correctas para resistirse a Dios. Usa palabras precisas y razonables como una excusa sensata para resistirse a Dios. ¿No es esta una manera muy astuta de resistirse a Dios? Esto es de naturaleza muy grave. Igualmente, en nuestras vidas reales a veces Dios utiliza a impíos, a hermanos y hermanas, para tratarnos, para obstaculizarnos, para reprocharnos y disciplinarnos. Él también utilizará nuestro entorno, personas, acontecimientos y objetos para disciplinarnos, podarnos y obstaculizarnos. ¿Ocurre esa clase de cosa? ¡Este tipo de cosas suceden muy a menudo!

De acuerdo con las teorías del hombre, independientemente de qué clase de trato y poda experimentes, si dices cosas como: “Yo obedezco a Dios, no obedezco al hombre”, ¿sigue siendo esto obedecer la obra de Dios? Algunas personas dicen que no. ¿Por qué? ¿Es difícil entenderlo? Anunciamos la realidad. Cuando te encuentras con los ejemplos reales de la obra de Dios, no puedes diferenciarlos y te sientes perdido acerca de qué practicar. No conoces el camino. No conoces todos los detalles de obedecer a Dios y no sabes como ponerlos en práctica de manera precisa. ¿Todavía hablas sobre obedecer a Dios? Éstas son palabras vacías. Alguien dijo: “Yo obedezco a Dios de todo corazón”. Si piensas así o tienes esta clase de entendimiento, entonces, ¿en qué te basas para confirmar que obedeces a Dios? ¿Lo obedeces realmente? ¿Dónde está la realidad de tu obediencia a Él? ¿Puedes contarnos tu experiencia? Otra persona dijo: “Dios no me ha tratado, ¿cómo lo obedezco? ¡Si Dios me trata, entonces prometo que puedo obedecer!”. ¿Qué opinas sobre estas afirmaciones? Son bastante vacías. De acuerdo con la palabra de Dios, Él poda a las personas todos los días, Dios trata personas todos los días. Si dices: “Dios todavía no me ha tratado. Cuando Cristo venga a tratarme, entonces es cuando Dios me está tratando. Si no es Cristo quien me trata, no el Dios encarnado quien me trata ni el Espíritu Santo mismo el que se revela directamente para tratarme; entonces, eso no se origina de Dios sino del hombre. Yo no obedezco lo que se origina del hombre”. ¿Es esta la manera correcta de recibir? ¿Dónde está el error en esta forma de pensar? Él no lo entiende. No es capaz de distinguir exactamente qué proviene de Dios. Experimentar la obra de Dios implica muchos detalles. Por ejemplo, ¿qué significa sufrir pruebas? Una persona dijo: “Las pruebas consisten en encontrar gran adversidad, enfermedad, sufrimiento o persecución. Todos ellos son pruebas. Cuando el gran dragón rojo te captura, eso también es una prueba. Tener cáncer es una prueba. Cuando muere alguien de tu familia, eso es una prueba. Sufrir desastres también es una prueba”. ¿Es esto correcto? Entonces, ¿qué es exactamente una prueba? ¿Qué significa la tentación? ¿Cómo explicas esto? No puedes explicarlo. Cuando se trata de los detalles de la verdad, no los entiendes. ¿Cómo revela Dios al hombre? Alguien dijo: “Cuando mi corrupción queda expuesta, se trata de Dios revelándome”. Ahora bien, ¿has sido revelado cuando no expones tu corrupción? “No, mi corrupción ha permanecido oculta. Cada vez que queda expuesta es cuando Dios me revela”. Después de que Dios haya revelado al hombre, ¿entonces qué? “¡La eliminación! Quienquiera que exprese corrupción, será revelado. Quienquiera que sea revelado, será eliminado”. ¿Es esto correcto? Esto no tiene fundamento. Dios revela a todo el mundo. Especialmente a aquellos que buscan la verdad y que al final pueden ser perfeccionados. Él los revela, limpia y refina constantemente. Ser revelado no implica la eliminación. Es normal ser revelado en la experiencia de la vida. Por ejemplo, cuando has expuesto tu propia corrupción en un asunto, lees las palabras de Dios y cuando el Espíritu Santo te ilumina, comprendes la verdad. Cuando comprendes la verdad, ves más allá de la esencia de la corrupción que expusistes. ¿No es esto revelar? Entonces, ¿qué se supone que tiene que hacer esa revelación? Se usa para limpiar, para otorgarte comprensión y para ayudarte a arrepentirte. Una vez que te arrepientas, serás limpiado. Si no entiendes esto claramente, no serás capaz de arrepentirte y, por consiguiente, no serás limpiado. Entonces, ¿qué significa que alguien sea revelado y después eliminado? Son anticristos o demonios. Dios permite que todos vean las cosas que han hecho: “¡Oh, esto es demoniaco! Ahora lo veo. Hacían estas cosas en secreto. ¿Quién sabía de estas cosas antes? Cuando los oyes hablar, parecen bastante buenos. Cuando lo que han estado haciendo a nuestras espaldas sale a la luz, entonces ¡por fin lo sabemos!”. Esto es lo que significa ser revelado para la eliminación. Cuando la fealdad, la corrupción y la faceta satánica de todas las personas malvadas y de aquellas que no buscan la verdad en lo más mínimo quedan completamente al descubierto, eso quiere decir que son reveladas y que serán eliminadas. ¿Entendéis? Quienes verdaderamente obedecen a Dios a menudo también exponen su corrupción. Sin embargo, continúan buscando la verdad y realizando autorreflexión. Con el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, alcanzarán una verdadera comprensión. Esta clase de revelación se utiliza para perfeccionar tanto su arrepentimiento como su limpieza. Es por el bien de su crecimiento vital. Así que, para quienes buscan la verdad y obedecen a Dios verdaderamente, cuando son revelados, no son eliminados. En lugar de eso, son salvados y perfeccionados. ¿Entendéis?

Cuando se revela la corrupción de quienes obedecen a Dios verdaderamente y se revela a quienes odian la verdad, como los anticristos y demonios, ¿hay una diferencia en esencia? Por supuesto que hay diferencias. Revelar la corrupción y la esencia de la naturaleza satánica no es lo mismo. Cuando un demonio mata a alguien deliberadamente, su intención es revelada, y esto es un crimen capital. Eso es lo que significa ser eliminado. Hay personas que tienen buenas intenciones, que siguen la doctrina o que no entienden la verdad y que hacen cosas por ignorancia. Tal vez sean débiles o su carne no sea disciplinada y eso los lleve a rebelarse contra Dios y a ir en contra de la verdad. La naturaleza de su acto es distinta a la naturaleza del anticristo que hace el mal. Hay una diferencia. Os pondré un ejemplo relacionado. Digamos que hay una persona que hace el mal. Perturba la obra de la familia de Dios. Su perturbación tiene el objetivo de paralizar el trabajo de la casa de Dios, destruir la obra de la casa de Dios y sumirla en el caos. Cuando ella hace estas cosas, la naturaleza que se revela es diferente. Algunas personas intentan realizar una buena obra, pero no tienen experiencia o no conocen el camino y terminan fracasando. Algunas personas tienen buenas intenciones cuando hacen cosas, pero su trabajo no es bueno y fracasan. ¿Son sus naturalezas diferentes de aquellas de las personas malvadas y los anticristos que destruyen la obra? Sus naturalezas no son las mismas. Pondré otro ejemplo. Cuando se trata de salvaguardar el dinero, algunas personas lo roban, lo gastan y después buscan alguna excusa de por qué ya no lo tienen. Otras personas no son cuidadosas y un ladrón les roba el dinero. ¿Son sus naturalezas diferentes? Sí son diferentes. De modo que la manera de tratar con ellas varía, y se trata con ellas de acuerdo con principios distintos. La casa de Dios tiene que tratar con ellas en función de la naturaleza de las cosas que hacen. Un hombre crea una falsa impresión porque quiere malversar las ofrendas de Dios. A decir verdad, él es un demonio y debe ser expulsado. Otra persona, que normalmente apoya la obra de la casa de Dios y que le ha hecho muchas ofrendas, en un caso aislado de ignorancia, es engañada y le roban el dinero. Esto es una falta y no deberíamos expulsarla. Sin embargo, si una situación similar vuelve a producirse, nuestra reacción sería severa. Algunas personas simplemente cometen faltas, otras revelan una naturaleza satánica. Por eso se las debe tratar de acuerdo a principios diferentes.

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