Entregando el corazón a Dios, se puede obtener la verdad

¿Qué pruebas sois capaces de sobrellevar en la actualidad? ¿Os atrevéis a decir que tenéis una base, que os podéis mantener firmes al enfrentaros con pruebas? Las pruebas de la caza y persecución de Satanás, por ejemplo, o del estatus y el prestigio, del matrimonio o la riqueza, ¿sois capaces de superar estas pruebas? (Más o menos, podemos superar algunas de ellas). ¿Cuántos niveles de pruebas existen? ¿Y qué nivel podéis superar? Por ejemplo, puede que no te asustes cuando oigas que han arrestado a alguien por creer en Dios, y puede que tampoco te asustes al ver que arrestan y torturan a otros, pero, cuando te arrestan a ti, cuando te encuentras en esta situación, ¿eres capaz de mantenerte firme? Se trata de una prueba importante, ¿verdad? Digamos, por ejemplo, que conoces a alguien de bastante buena humanidad, que es apasionado en su fe en Dios, que ha renunciado a la familia y a su carrera para cumplir con el deber y ha sufrido muchas adversidades. De repente llega un día en el que es arrestado y sentenciado a prisión a causa de su fe en Dios, y te enteras de que a continuación fue golpeado hasta la muerte. ¿Esto es una prueba para ti? ¿Cómo reaccionarías si esto te ocurriera a ti? ¿Cómo lo experimentarías? ¿Buscarías la verdad? ¿Cómo la buscarías? Durante semejante prueba, ¿cómo te obligarías a mantenerte firme y entender la voluntad de Dios, y a partir de esto obtener la verdad? ¿Has considerado tales cosas alguna vez? ¿Son estas pruebas fáciles de superar? ¿Son algo extraordinario? ¿Cómo se deben experimentar las cosas que son excepcionales y contradicen las nociones e imaginaciones humanas? Si no tienes senda, ¿eres susceptible de quejarte? ¿Eres capaz de buscar la verdad en las palabras de Dios y ver la esencia de los problemas? ¿Eres capaz de usar la verdad para determinar los principios adecuados para practicar? ¿Acaso no es eso lo que debe hallarse en aquellos que buscan la verdad? ¿Cómo puedes conocer la obra de Dios? ¿Cómo debes experimentarla a fin de que Dios te juzgue, te purifique, te salve y te perfeccione? ¿Qué verdades deben entenderse para resolver las innumerables nociones y querellas de la gente contra Dios? ¿Cuáles son las verdades más útiles con las que debes equiparte, las verdades que te permitirán mantenerte firme entre las diversas pruebas? ¿Cómo de grande es vuestra estatura ahora mismo? ¿Qué nivel de pruebas podéis superar? ¿Tenéis la menor idea? Si no la tenéis, entonces eso es cuestionable. Acabáis de decir que “más o menos superáis alguna de ellas”. Eso es una tontería. Debéis tener claro la clase de estatura que tenéis, con qué verdades os habéis equipado ya, qué pruebas sois capaces de superar, qué pruebas podéis aceptar y, durante qué pruebas debéis poseer cuáles verdades, cuál conocimiento de la obra de Dios y escoger cuál senda para satisfacer a Dios; debéis tener una idea definida sobre todo esto. Cuando te encuentras con algo que no encaja con tus nociones e imaginaciones, ¿cómo lo experimentas? La cuestión a considerar es cómo debes equiparte de la verdad para tales cosas, y con qué aspectos de la verdad a fin de transitarlas sin problemas, no solo resolviendo tus nociones, sino logrando un verdadero conocimiento de Dios. ¿Acaso no es esto lo que debes buscar? ¿Qué tipo de pruebas experimentáis normalmente? (Estatus, prestigio, beneficio, dinero, relaciones entre hombres y mujeres). Básicamente, estas son las más comunes. Y respecto a vuestra estatura actual, ¿en qué pruebas sois capaces de controlaros y manteneros firmes? ¿Poseéis auténtica estatura para superar estas pruebas? ¿Podéis garantizar con seguridad que cumpliréis adecuadamente con vuestro deber y no haréis nada que vulnere la verdad, o que sea perjudicial e impertinente, desafiante y rebelde o que moleste a Dios? (No). Entonces, ¿qué debéis hacer para cumplir con vuestro deber adecuadamente? Para empezar, debéis examinaros a vosotros mismos en todas las cosas, ver si vuestras acciones están o no de acuerdo con los principios de la verdad, comprobar si son superficiales, la existencia o no de elementos rebeldes o de resistencia. Si los hay, debéis buscar la verdad para resolverlos. Además, si hay cosas que no conocéis sobre vosotros mismos, debéis buscar la verdad para resolverlas. Si se os trata o poda, debéis aceptarlo y someteros. Mientras que las personas hablen en concordancia con los hechos, de ninguna manera podéis discutir e incurrir en sofisterías con ellos; solo entonces podéis llegar a conoceros a vosotros mismos y arrepentiros con sinceridad. Las personas deben alcanzar los requisitos de estos dos aspectos de las cosas y tener una verdadera entrada. De este modo, pueden lograr un entendimiento de la verdad y entrar en la realidad, además de cumplir con su deber según un estándar aceptable.

Alguna gente dice: “La mayor parte del tiempo no sé cómo buscar la verdad cuando me sucede algo e, incluso cuando sé cómo hacerlo, no hallo respuesta. He orado, buscado y esperado, pero sin conseguir un efecto. No sé qué hacer. Deseo encontrar las palabras de Dios para resolver esto, pero hay muchísimas, no sé qué parte de las palabras de Dios he de leer que sea aplicable a esto”. ¿Qué deben hacer entonces? Existe un estándar mínimo para esto. Cuando os ocurre algo y no sabéis qué hacer, lo más fundamental que debéis hacer es seguir vuestra conciencia; eso es un salvavidas, es una referencia a la que hay que atenerse sobre todo lo demás, y es también un principio de práctica. Entonces, ¿cuánto manda la conciencia en cada persona? Cuando una persona no comprende la verdad, lo grande que sea el papel que su conciencia puede desempeñar depende de cómo es su humanidad. Si alguna persona no entiende la verdad y no actúa de acuerdo con su conciencia, y no puedes ver ningún aspecto de sus acciones que muestre consideración por las intenciones de Dios ni puedes ver en ella reverencia a Dios, si no puedes ver nada de esto, entonces, ¿se puede considerar que esta persona posee conciencia y humanidad? (No). ¿Qué tipo de persona es esta? Esta clase de persona se define precisamente como alguien sin humanidad. No hace las cosas de acuerdo con la razón ni de acuerdo con la conciencia, rebasando la referencia de la conducta humana. Algunas personas no entienden muchas verdades. No entienden los principios en nada de lo que hacen y, cuando se encuentran con un problema, no saben cuál es la forma adecuada de abordarlo. ¿Cómo debe practicar la gente en esta situación? El estándar mínimo es actuar de acuerdo con la conciencia; esto es lo básico. ¿Cómo deberías actuar de acuerdo con la conciencia? Actúa desde la sinceridad y siendo digno de la bondad de Dios, de que Él te haya dado esta vida y de esta oportunidad otorgada por Él para obtener la salvación. ¿Es eso actuar de acuerdo con la conciencia? Una vez que cumplas este criterio mínimo habrás obtenido protección y no cometerás errores graves. Entonces, no será tan fácil hacer cosas para desobedecer a Dios o eludir tus responsabilidades, ni tenderás a actuar de manera deshonesta. Tampoco será fácil que maquines para tu propia posición, fama, beneficio y futuro. Este es el papel de la conciencia. Tanto la conciencia como la razón deben ser componentes de la humanidad de una persona. Ambas son las más fundamentales e importantes. ¿Qué clase de persona es la que carece de conciencia y no tiene la razón de la humanidad normal? Hablando en términos generales, es una persona que carece de humanidad, una persona de una humanidad extremadamente pobre. Entrando en más detalle, ¿qué manifestaciones de humanidad perdida exhibe esta persona? Prueba a analizar qué características se hallan en tales personas y qué manifestaciones específicas presentan. (Son egoístas y mezquinas). Las personas egoístas y mezquinas son superficiales en sus acciones y se mantienen alejadas de las cosas que no les conciernen de manera personal. No consideran los intereses de la casa de Dios ni muestran consideración por la voluntad de Dios. No asumen ninguna carga de desempeñar sus deberes o de dar testimonio de Dios y no poseen ningún sentido de responsabilidad. ¿Qué es lo que piensan cuando hacen algo? Su primera consideración es, “¿Sabrá Dios si hago esto? ¿Es visible a las otras personas? Si las otras personas no ven que dedico todo este esfuerzo y que trabajo arduamente y si Dios tampoco lo ve, entonces es inútil que dedique semejante esfuerzo o sufra por esto”. ¿No es esto extremadamente egoísta? También es un bajo tipo de intención. Cuando piensan y actúan de esta manera, ¿está su conciencia desempeñando algún papel? ¿Está su conciencia acusada en esto? No, su conciencia no interviene ni está acusada. Hay algunas personas que no asumen ninguna responsabilidad, independientemente del deber que estén cumpliendo. Tampoco informan con celeridad a sus superiores de los problemas que descubren. Cuando ven a gente que causa interrupciones y perturbaciones, hacen la vista gorda. Cuando ven a gente malvada cometiendo el mal, no intentan detenerlos. No protegen los intereses de la casa de Dios ni consideran lo que es su deber y responsabilidad. Cuando cumplen con su deber, las personas así no hacen ningún trabajo real; son unos complacientes sedientos de comodidades; hablan y actúan solo por su propia vanidad, su imagen, su estatus y sus intereses, y están solo dispuestos a dedicar su tiempo y esfuerzo a cosas que les beneficien. Las acciones e intenciones de alguien así son claras para todos. Salen de repente siempre que hay una oportunidad para mostrar su rostro o para disfrutar alguna bendición. Pero, cuando no hay una oportunidad para mostrar su rostro, o en cuanto llega un tiempo de sufrimiento, desaparecen de la vista como una tortuga que esconde la cabeza. ¿Tiene esta clase de persona conciencia y razón? (No). ¿Siente remordimiento una persona sin conciencia ni razón que se comporta de esta manera? Esa gente no tiene sensación alguna de remordimiento; la conciencia de esta clase de persona no le sirve para nada. Nunca ha sentido remordimiento de conciencia. Así pues, ¿puede percibir el reproche o la disciplina del Espíritu Santo? No.

La obra del Espíritu Santo tiene principios y requisitos previos. ¿En qué clase de persona suele hacer Su obra el Espíritu Santo? ¿Qué requisitos previos debe cumplir una persona para recibir la obra del Espíritu Santo? Aquellos que creen en Dios deben entender lo mínimo que deben poseer para recibir la obra del Espíritu Santo. Como mínimo, deben poseer una conciencia y un corazón honesto, y su conciencia debe tener un elemento de honestidad. Tu corazón debe ser honesto y aceptar el escrutinio de Dios. Aquellos que no se atreven a aceptar el escrutinio de Dios no son personas honestas, y no creen sinceramente en Dios. La gente siempre dice que Él escruta el corazón más íntimo de la gente, que Él lo ve todo. El hombre ve el exterior, mientras que Dios ve el corazón, pero ¿por qué la gente no puede aceptar el escrutinio de Dios? ¿Por qué no pueden escuchar las palabras de Dios y someterse a Él? La explicación es que la gente solo entiende las letras y las doctrinas, pero no ama la verdad. ¿Por qué algunas personas nunca son capaces de recibir la obra del Espíritu Santo, siempre se hallan en un estado pasivo, deprimido, sin alegría ni paz? Si examinas cuidadosamente sus estados, en general no están al tanto de su conciencia, no tienen un corazón honesto, son de bajo calibre, y no se esmeran por la verdad, por lo que sus estados muy rara vez son normales. Los que aman la verdad son diferentes. Siempre se esfuerzan por la verdad, su estado mejora a medida que comprenden partes de esta, y son capaces de resolver algunos problemas reales a medida que comprenden partes de la verdad, de modo que sus estados mejoran sin cesar y se vuelven cada vez más normales. No importa lo que les suceda, rara vez son pasivos, y tienen la capacidad de vivir en presencia de Dios. En cualquier período de tiempo, siempre poseen ganancias y conocimiento, y siempre alcanzan logros en el cumplimiento de su deber. Son capaces de ganarse a la gente en la difusión del evangelio, y cualquiera que sea su deber, lo desempeñan con principios. ¿De dónde provienen estos logros? Son resultados logrados al leer a menudo las palabras de Dios y obtener esclarecimiento, iluminación y una comprensión de la verdad, resultados logrados mediante la obra del Espíritu Santo. Solo cuando poseas un corazón honesto, la conciencia y la razón que la humanidad debería poseer, podrá el Espíritu Santo realizar Su obra en ti. ¿Tenéis todos una idea respecto a las reglas sobre la obra del Espíritu Santo? ¿Sobre qué tipo de persona realiza Su obra el Espíritu Santo? El Espíritu Santo suele obrar sobre aquellos que son honestos de corazón. Él obra sobre aquellos que tienen dificultades y buscan la verdad. Dios no reconoce a aquellos que no tienen humanidad, que no tienen conciencia o razón alguna. Si alguien es honesto, pero su corazón se aparta temporalmente de Dios, no quiere tratar de ser mejor, se estanca en un estado pasivo, no ora ni busca la verdad para resolver todo esto, no está dispuesto a cooperar… en este estado de oscuridad temporal, de degradación temporal, el Espíritu Santo no realiza Su obra. ¿Qué tanto menos lo hará por alguien que fundamentalmente no tiene conciencia de la humanidad? No lo hará, desde luego. ¿Qué hace Dios con este tipo de personas que no tienen ni conciencia ni razón, que no aman en absoluto la verdad? No los reconoce. ¿Existe alguna esperanza para estas personas? Queda un hilo de esperanza. La única salida para ellos es arrepentirse de verdad, convertirse en personas honestas, y solo entonces podrán recibir la obra del Espíritu Santo. ¿Cómo se convierte uno en una persona honesta? En primer lugar, debes abrir tu corazón a Dios y buscar la verdad en Él, y cuando comprendas la verdad, debes ser capaz de ponerla en práctica y someterte a los planes de Dios, lo que equivale a entregarle tu corazón. Solo entonces te aceptará Dios. Primero debes abandonar tu carne, renunciar a tu propia vanidad y orgullo, renunciar a tu propio beneficio, entregarte a tu deber, tanto en cuerpo como en mente, cumplir con tu deber con un corazón sumiso, y creer en tu corazón que mientras satisfagas a Dios, poco importa lo que sufras. Si te topas con dificultades y oras a Dios y buscas la verdad, observa cómo te guía Dios, y si tienes o no paz y alegría en tu corazón, si tienes o no tal evidencia. Si quieres recibir la obra del Espíritu Santo, primero, debes arrepentirte de verdad, entregarte a Dios, abrir tu corazón en Su presencia, y renunciar a la inmundicia que tanto atesoras, como el prestigio, el beneficio y el estatus. Si continúas buscando estas cosas, pero todavía quieres exigir grandes bendiciones de Dios, ¿te reconocerá Él? La obra del Espíritu Santo tiene requisitos previos. Dios es un Dios celoso, un Dios santo. Si las personas siempre buscan prestigio, ganancia y estatus, y no pueden renunciar a estas cosas en ningún momento, si sus corazones están cerrados a Dios, si no se atreven a abrirse a Él, si siempre rechazan Su obra y Su guía, entonces Él no hace nada. Dios no tiene que realizar Su obra sobre cada persona, obligándote a hacer esto o aquello. Dios no te obliga. Solo los espíritus malignos obligan a la gente a hacer esto o aquello, incluso poseyendo por la fuerza a una persona para controlarla. La obra del Espíritu Santo es especialmente amable, de tal manera que cuando te conmueve, ni siquiera lo notas. Pensarías como si hubieras entendido y despertado sin ser consciente de ello. Así es como el Espíritu Santo conmueve a las personas. Así que, si alguien quiere recibir la obra del Espíritu Santo, debe arrepentirse y cooperar de verdad.

¿Cómo haces para entregar tu corazón a Dios? Cuando te suceden cosas, debes declarar a Dios que no confiarás en ti mismo. Entregar tu corazón a Dios significa permitir que Dios sea el dueño de tu casa. Además, debes renunciar a las cosas que te impiden practicar la verdad, como la reputación, el estatus, la vanidad y el orgullo, permitir que Dios te guíe, que tu corazón se someta a Él, que Él gobierne tu corazón y actuar de acuerdo con Sus palabras. Una vez que seas capaz de renunciar a las cosas que disfruta la carne, y Dios vea que ya no llevas cargas, y que en cambio te presentas ante Él con un corazón sumiso, dispuesto a escuchar Sus palabras y someterte a Sus arreglos y planes, permitiéndole actuar, permitiéndole guiar; una vez que Dios vea que eres sincero, entonces el Espíritu Santo realizará Su obra. Primero, debes arrepentirte de verdad, volcar tu corazón en Dios, pensar en Su voluntad y esforzarte por alcanzar la verdad. No puedes ser pasivo o perezoso, y mucho menos testarudo. Si siempre quieres estar al mando, ser el amo de tu propia casa y actuar de acuerdo con tus propias preferencias, ¿qué clase de actitud es esta? ¿Qué estado es ese? Eso es rebelión y resistencia. ¿Crees que Dios tiene que salvarte, que Él no puede estar sin ti? ¿Es así? ¿Por qué la obra de Dios en los últimos días se ha orientado hacia los gentiles? ¿Por qué Él no la realiza en Israel? ¿Por qué no la realiza en el mundo religioso? Porque son demasiado rebeldes y se resisten demasiado a Dios, Él ha orientado esta obra hacia los gentiles. ¿Cómo ve Dios este asunto? Dios salva a aquellos que aceptan la verdad. No importa si se acercan a ella desde dentro de la religión o si son incrédulos que la aceptan: Dios es misericordioso con los que aceptan la verdad y los salva. ¿Tenéis todos claro estos asuntos? Todo lo que Dios hace es muy significativo, y tiene el carácter y la sabiduría de Dios en su interior. Por supuesto, las personas no tienen nada de qué jactarse cuando comprenden la voluntad de Dios o se someten a Sus planes. No pienses que eres inteligente o que amas la verdad, o que eres mucho más fuerte que otras personas. Solo porque seas inteligente en un asunto no significa necesariamente que lo serás en otro, así que debes orar a menudo y buscar la verdad en todas las cosas. Debes examinar todas tus acciones para ver si muestran o no el temor de Dios, si están o no de acuerdo con la verdad, y si son o no capaces de satisfacer la voluntad de Dios.

Tanto si vuestra humanidad alcanza un estándar aceptable como si no, o si está a la altura de la conciencia y la razón normales, Dios solo se complace con aquellas personas que buscan la verdad. La búsqueda de la verdad y la entrada en la vida es interminable. Si alguien solo posee una conciencia, y actúa de acuerdo con ella, este principio no está a la altura del estándar de la verdad. También debe pagar el precio de esforzarse por la verdad, comportarse según los requisitos de Dios y cumplir bien con su deber de acuerdo con Sus exigencias. Solo buscando de esta manera puede lograr la entrada en la vida, comprender y obtener la verdad, y satisfacer la voluntad de Dios. Hay personas que tienen algo de humanidad, que poseen algo de conciencia y razón, y por eso piensan: “Cumplir con mi deber según mi conciencia será digno de Dios”. ¿Eso es correcto? ¿Puede el estándar de conciencia sustituir a la verdad? ¿Puedes someterte a Dios actuando según tu conciencia? ¿Puedes seguir la voluntad de Dios? ¿Puedes despreciar y abandonar a Satanás? ¿Puedes amar a Dios de verdad? ¿Puedes avergonzar a Satanás? ¿Actuar según tu conciencia es un verdadero testimonio? Nada de esto es factible. ¿Qué constituye la norma de la conciencia? La conciencia es un sentimiento en el corazón de alguien, un juicio del corazón, y representa las preferencias de la humanidad normal. A menudo, muchos artículos de la ley y nociones de moralidad se basan en sentimientos de la conciencia, y así los sentimientos de la conciencia utilizan fácilmente los artículos de la ley y nociones de moralidad como estándar. Así pues, los sentimientos de la conciencia están muy lejos de la norma de la verdad, y además están sujetos a limitaciones emocionales, o se dejan engañar y confundir por palabras que suenan bien, lo que da lugar a muchos errores. Si las personas no comprenden la verdad, entonces están sujetas a los engaños de los demonios, y permiten que Satanás se aproveche de una ventaja sobre ellas. Por tanto, actuar según tu conciencia está muy por debajo de las exigencias de Dios. También debes esforzarte por la verdad. Solo cuando comprendas la verdad y cumplas con tu deber de acuerdo con los principios, podrás cumplir con los requisitos de Dios. El estándar de la verdad supera con creces al estándar de la conciencia. Si te limitas a cumplir con tu deber de acuerdo con tu conciencia, ¿puedes recibir la alabanza de Dios? No. Porque la conciencia no puede sustituir a la verdad, y menos aún a los requisitos de Dios, no te puedes contentar con cumplir con tu deber según tu conciencia. Esto no puede ganarte la alabanza de Dios.

A fin de buscar la verdad, debes examinarte a ti mismo en todo, ver de qué verdades careces y te impiden someterte por completo a Dios, temerlo y evitar el mal, además de cumplir lealmente con tu deber. Entonces debes equiparte rápidamente con esas verdades de las que careces, de modo que no solo te comportes según un estándar aceptable, sino que a la vez cumplas con tu deber con un estándar igualmente aceptable. Algunas personas son unos agradadores que no informan ni exponen a otros cuando los ven hacer cosas malas. Son serviciales y fácilmente influenciables. Se someten a falsos líderes y anticristos que perturban la obra de la iglesia, no ofenden a nadie y siempre transigen, sin inclinarse ni a un lado ni a otro. En apariencia, parece que tienen humanidad —no van demasiado lejos, y tienen un poco de conciencia y razón—, pero la mayor parte del tiempo se quedan callados y no expresan sus ideas. ¿Qué opinas de estas personas? ¿Acaso no son blandos y taimados? Así es la gente taimada. Cuando algo sucede, es posible que no diga lo que piensa ni exprese ninguna opinión a la ligera, sino que siempre permanezca en silencio. Esto no significa que sea razonable; al contrario, muestra que disimula muy bien, que esconde cosas, que su astucia es profunda. Si no te abres a nadie más, ¿puedes abrirte a Dios? Y si no eres auténtico, ni siquiera con Dios, y no puedes abrirte a Él, ¿puedes entonces entregarle tu corazón? Desde luego que no. No puedes ser uno con Dios de corazón, pues tu corazón está separado del Suyo. ¿Sois capaces de abriros y decir lo que realmente hay en vuestro corazón cuando habláis con otros? Si alguien siempre dice lo que hay verdaderamente en su corazón, si habla con honestidad, si habla claro, si es sincero y nada descuidado ni superficial en el deber y sabe practicar la verdad que comprende, esta persona tiene esperanzas de alcanzar la verdad. Si una persona siempre disimula y oculta su interior para que nadie la pueda apreciar de forma clara, si da una falsa impresión para engañar a los demás, entonces corre grave peligro, está en grandes problemas, le resultará muy difícil obtener la verdad. En la vida diaria de una persona y en sus palabras y actos podéis ver cuáles son sus expectativas. Si esta persona siempre finge, siempre está dándose aires, entonces no es una persona que acepte la verdad y será revelada y descartada tarde o temprano. ¿Por qué senda estáis caminando? Nunca es un error caminar por la senda de una persona honesta. Alguna gente puede decir: “Cuando comunicas con los hermanos y hermanas sobre la verdad, ¿por qué les cuentas lo que piensas en tu corazón? ¿Acaso no es estúpido?”, o: “Al exponer a las personas malvadas y a los incrédulos, ¿no estás ofendiendo a la gente? Los creyentes en Dios no pueden ser tan estúpidos”. ¿Cómo te sientes tras oír esas palabras? Debes decir: “Para ser una persona honesta, lo inteligente es decir la verdad y atenerte a los principios, eso no tiene nada de estúpido. Esta es la verdad que aquellos que se presentan ante Dios deben practicar. Los creyentes en Dios deben someterse y satisfacer a Dios en todas las cosas. Es correcto comunicar sobre la verdad y abrir tu corazón. Cuando comuniques la verdad, debes hablar sobre su verdadero estado. Eso será constructivo para los demás y beneficioso para ti. Poner en evidencia a las personas malvadas y a los incrédulos es la responsabilidad del pueblo escogido de Dios. ¿Puedes desempeñar bien tu deber si temes ofender a los demás? El pueblo escogido de Dios debe atenerse al principio de la verdad, exponer a las personas malvadas y a los incrédulos. Ser una persona honesta supone practicar la verdad y atenerse a los principios. Aquellos que no practican la verdad no son personas honestas, como tampoco lo son los que se atienen a los principios”. ¿Qué te parece esta respuesta? Da igual lo que piensen los demás, los creyentes en Dios no pueden desviarse de ser una persona honesta o de la senda de buscar la verdad. No pueden dejarse influenciar o constreñir por falsos líderes, anticristos o incrédulos. Deben seguir en todo momento a Dios y escuchar Sus palabras, y ser personas honestas de acuerdo con los requerimientos de Dios. Esto es lo correcto. ¿Cómo debe uno practicar para convertirse en una persona honesta? Debe reflexionar a menudo sobre sí mismo, para ver en qué asuntos todavía puede revelar su carácter mentiroso, tramposo y engañoso. Solo conociéndose a sí mismo, sus intenciones mentirosas y su carácter taimado y corrupto, puede abandonar la carne y convertirse paulatinamente en una persona honesta. Aquellos que nunca abren sus corazones, que siempre intentan ocultar y esconder cosas, fingen ser respetables, quieren que los demás los tengan en gran estima, no permiten a otros conocerlos por completo, quieren que otros los admiren, ¿acaso no son unos necios? ¡Esa gente es la más necia! Eso se debe a que la verdad sobre las personas se revelará tarde o temprano. ¿Por qué senda van con esta clase de comportamiento? Esta es la senda de los fariseos. ¿Están en peligro los hipócritas o no? Son la gente que más detesta Dios, así que ¿te parece que están en peligro o no? ¡Todos aquellos que son unos fariseos van camino de la destrucción!

Cuando el Espíritu Santo obra para esclarecerte, a fin de que puedas entender algo, a veces sucede muy rápidamente, mientras que otras veces, te hace pasar por una experiencia durante un tiempo antes de permitirte comprenderla gradualmente. No es que nada requiera que lo experimentes, ni que Él termine después de permitirte entender las letras de la doctrina. ¿Según qué principios obra el Espíritu Santo? Obra organizando tu entorno y a las personas, circunstancias y cosas que harán que madures y vayas poco a poco comprendiendo la verdad mientras las experimentas. Cuando Él te ofrece unas cuantas palabras sencillas para inspirarte o esclarecerte, o te proporciona un poco de luz, Él no ha terminado aún. En vez de eso, te permite que aprendas lecciones y vayas madurando poco a poco a medida que experimentas cada asunto, los diferentes entornos y diferentes personas, acontecimientos y cosas, de modo que puedas lograr un entendimiento gradual de la verdad, y la entrada en la realidad. Por lo tanto, el Espíritu Santo obra por un principio muy natural; Él obra de acuerdo con el patrón natural del desarrollo humano, sin emplear ninguna compulsión en absoluto. De acuerdo con el principio y alcance de la obra del Espíritu Santo, si una persona no tiene el mínimo exigible de razón y conciencia humanas que debería, ¿puede entonces obtener la obra del Espíritu Santo? ¿Puede obtener la guía y esclarecimiento de Dios? Desde luego que no. ¿Qué quiero decir con esto? Las personas siempre dicen que buscan la verdad, que deben entender mejor la verdad, pero han pasado algo por alto: deben entregarle sus corazones a Dios. Piensan: “Da igual cómo sea mi humanidad, si tengo o no conciencia, si le rindo o no mi corazón a Dios, solo buscaré más la verdad, escucharé más los sermones, leeré más de las palabras de Dios y comunicaré a menudo sobre la verdad. Entonces, cuando realice mi deber, le dedicaré más esfuerzo y sufriré más y todo estará bien”. Sin embargo, tal persona no se ha dado cuenta y no sabe lo más básico de lo básico. ¿Lo entendéis ahora? ¿Qué es lo mínimo exigible que debe poseer una persona si quiere entender y obtener la verdad? (Conciencia y razón). Dicho simplemente, lo mínimo que debe poseer una persona es un corazón honesto. Solo quienes poseen un corazón honesto pueden aceptar la verdad, someterse a los planes de Dios y cumplir con su deber de acuerdo con los requisitos de Dios. Si no tienes un corazón honesto, entonces no puedes cumplir con los requisitos de Dios ni puedes desempeñar bien el deber de un ser creado. ¿Qué significa no tener un corazón honesto? Significa que no tienes humanidad: eres un demonio. ¿Cuáles son las manifestaciones de tener un corazón honesto? Como mínimo, una persona debe tener una buena humanidad. Cuando una persona tiene una buena humanidad, un corazón verdadero, una conciencia y una razón, estas no son cosas vacías y vagas que no se pueden ver ni tocar, sino que son cosas que se pueden descubrir en cualquier parte de la vida cotidiana; todas son cosas de la realidad. Digamos que una persona es fantástica y perfecta: ¿es eso algo que puedes ver? No puedes ver, tocar ni siquiera imaginar lo que es ser perfecto o fantástico. Pero si dices que alguien es egoísta, ¿puedes ver las acciones de esa persona y si corresponde a la descripción? Si alguien es supuestamente honesto con un corazón verdadero, ¿puedes ver este comportamiento? Si alguien es supuestamente taimado, deshonesto y vil, ¿puedes ver estas cosas? Incluso si cierras los ojos, puedes sentir si la humanidad de la persona es normal o despreciable a través de lo que dice y de cómo actúa. Así que, “buena o mala humanidad” no es una frase vacía. Por ejemplo, el egoísmo y la bajeza, la deshonestidad y el engaño, la arrogancia y la santurronería son todas cosas que puedes captar en la vida real cuando entras en contacto con una persona; estos son los elementos negativos de la humanidad. Así pues, ¿se pueden percibir los elementos positivos de la humanidad que las personas deben poseer, como la honestidad y un amor de la verdad, en la vida diaria? Si alguien tiene el esclarecimiento del Espíritu Santo; si puede recibir la guía de Dios; si tiene la obra del Espíritu Santo, ¿puedes ver todas estas cosas? ¿Puedes discernirlas todas? ¿Qué condiciones debe reunir una persona para recibir el esclarecimiento del Espíritu Santo y la guía de Dios y actuar según los principios verdad en todo? Debe tener un corazón honesto, amar la verdad, buscarla en todo y ser capaz de practicarla una vez que la comprenda. Reunir estas condiciones implica tener el esclarecimiento del Espíritu Santo, comprender las palabras de Dios y ser capaz de poner la verdad en práctica con facilidad. Si una persona no es honesta y no ama la verdad de corazón, tendrá dificultades para recibir la obra del Espíritu Santo y, aunque le enseñes la verdad, no dará resultado. ¿Cómo saber si alguien es una persona honesta? No debes observar únicamente si miente y engaña, sino que lo principal es observar si es capaz de aceptar la verdad y de ponerla en práctica. Eso es lo más crucial. La casa de Dios siempre ha descartado a gente y a estas alturas ya ha descartado a mucha. No era gente honesta, sino taimada. Amaba las cosas injustas y no amaba la verdad en absoluto. Por muchos años que creyera en Dios, no era capaz de comprender la verdad ni de entrar en la realidad, y menos aún de transformarse verdaderamente. Por tanto, su descarte fue inevitable. Al entrar en contacto con una persona, ¿en qué te fijas primero? Fíjate en sus palabras y actos para ver si es honesta, en si ama la verdad y es capaz de aceptarla. Todo esto es crucial. Básicamente, puedes apreciar la esencia de una persona siempre y cuando seas capaz de determinar si es una persona honesta, capaz de aceptar la verdad y de ponerla en práctica. Si la boca de la persona está llena de palabras melodiosas pero no hace nada real; cuando llega el momento de hacer algo real, solo piensa en sí misma y nunca piensa en los demás, ¿qué clase de humanidad es esa entonces? (Egoísmo y bajeza. No tiene humanidad). ¿Es fácil para una persona sin humanidad obtener la verdad? Es difícil para ella. Cuando se encuentra con un periodo de sufrimiento o tiene que pagar algún precio, piensa: “Vosotros seguid adelante primero con todo este sufrimiento y pagando el precio y cuando los resultados básicamente se logren, me uniré”. ¿Qué clase de humanidad es esta? Estos comportamientos se conocen colectivamente como “no poseer humanidad”. Todo el mundo tiene un carácter corrupto pero, al encontrarse con un problema, la conciencia de algunas personas entra en juego y sienten remordimiento, por lo que son capaces de actuar según su conciencia. Aunque no dicen: “Estoy buscando la verdad y debo ser una buena persona,” empiezan por tener una conciencia que funciona y pueden decir, confiando en su conciencia: “Debo ser digno de la gracia de Dios y de que me escoja”. Entonces, cuando su conciencia tiene un efecto, ¿son entonces capaces de practicar la verdad? No necesariamente, pero si al menos tienen la voluntad de hacerlo, se les hace más fácil practicar la verdad, lo cual es el fundamento más básico para que la gente obtenga la verdad. Enfrentadas al peligro, algunas personas solo se preocupan por esconderse. Algunos protegen a otros y no se preocupan por sí mismos. Cuando algo les sucede, algunos lo sobrellevan y otros luchan. Estas son diferencias de humanidad. Entonces, ¿qué clase de persona es más probable que obtenga la verdad? Muchas personas han tomado resoluciones firmes ante Dios y han jurado entregarles su vida y gastarse por Él, y no buscar nada a cambio. Sin embargo, las personas de mala humanidad siempre están luchando por el beneficio, nunca ceden ni son pacientes, y nunca actúan según la conciencia. ¿Es fácil para alguien así obtener la verdad? ¿Es fácil para esa persona ser hecho perfecto por Dios? (No). ¿Para qué tipo de persona es fácil ser hecho perfecto por Dios y obtener la verdad? (Las personas con humanidad buena). Debe haber un estándar para tener buena humanidad. No consiste en tomar la senda de la moderación, no apegarse a los principios, esforzarse por no ofender a nadie, ganarse el favor dondequiera que se vaya, ser suave y habilidoso con todo el que se encuentre y hacer que todos hablen bien de ti. Este no es el estándar. Entonces, ¿cuál es el estándar? Es ser capaz de someterse a Dios y a la verdad. Consiste en acercarse al deber propio y a toda clase de personas, acontecimientos y cosas desde los principios y un sentido de responsabilidad. Esto es evidente para todos; todos lo tienen claro en su interior. Además, Dios escudriña el corazón de la gente y la conoce su situación, a todos y cada uno; sean quienes sean, nadie puede engañar a Dios. Algunas personas alardean de poseer buena humanidad, de jamás hablar mal de los demás, jamás perjudicar los intereses de otros, y sostienen que jamás han codiciado los bienes del prójimo. Cuando hay una disputa sobre los intereses, incluso prefieren perder a aprovecharse de los demás, y todos piensan que son buenas personas. Sin embargo, cuando llevan a cabo sus deberes en la casa de Dios, son maliciosos y escurridizos, siempre maquinando para sí mismas. Nunca piensan en los intereses de la casa de Dios, nunca tratan como urgentes las cosas que Dios considera urgentes ni piensan como Dios piensa, y nunca pueden dejar a un lado sus propios intereses a fin de llevar a cabo su deber. Nunca abandonan sus propios intereses. Aunque ven a los malvados hacer el mal, no los exponen; no tienen principio alguno. ¿Qué clase de humanidad es esta? No es humanidad buena. No prestes atención a lo que dice la gente así; debes ver qué vive, qué revela y cuál es su actitud cuando lleva a cabo sus deberes, así como cuál es su condición interna y qué ama. Si su amor por su propia fama y ganancia excede su lealtad a Dios, si su amor por su propia fama y ganancia excede los intereses de la casa de Dios, o excede la consideración que muestra por Dios, entonces ¿acaso esta gente posee humanidad? No se trata de personas con humanidad. Tanto los demás como Dios pueden observar su comportamiento. Es muy difícil que tales personas ganen la verdad.

En estos momentos, ¿comprendéis todos qué clase de personas pueden obtener la verdad? Todo el mundo está dispuesto a buscar la verdad, todos creen en Dios, se reúnen y escuchan los sermones, cumplen con su deber y comunican sobre la verdad, pero ¿por qué pasados unos cuantos años, algunas personas son capaces de hablar sobre sus testimonios de experiencia y de dar testimonio de Dios mientras que otros no tienen testimonios de experiencia en absoluto ni pueden cumplir bien con ningún deber? ¿Cuál es la diferencia? En realidad, la diferencia está en la distinción en su humanidad. Algunas personas tienen conciencia y razón, mientras que otras no; algunas aman la verdad y otras no. Entonces, ¿qué clase de personas pueden obtener fácilmente la verdad? (Las que son sinceras con Dios, las honestas, las que tienen humanidad y poseen conciencia y razón). Esto es muy importante. Ahora que entendéis esto, debéis considerar lo siguiente: ¿Están relacionadas la comprensión y la obtención de la verdad con el aspecto de las personas, su calibre, su nivel de educación, el contexto de su nacimiento, su edad, su entorno familiar, sus talentos o las habilidades profesionales que dominan? Se podría decir que básicamente no tienen nada que ver. Algunas personas tienen poco calibre, pero son en sí mismas muy fiables. Utilizan toda la energía de la que disponen, sin ser escurridizas ni engañosas, y son concienzudas y asumen la responsabilidad de las cosas. Si cometen errores, son capaces de aceptar la verdad y practicar según los principios; cuando tienen dificultades, son capaces de buscar la verdad. Los resultados de cumplir con su deber son cada vez mejores, y aunque la gente con dones los desprecia, a Dios le gustan este tipo de personas. Cuando Dios concede gracia a las personas y les permite comprender la verdad, no se fija en su apariencia, su nivel de educación, la calidad de su calibre o su elocuencia; Dios no se fija en nada de esto. Algunas personas dicen: “Soy lento de palabra y de lengua, pero veo a personas que son muy hábiles en su discurso. No soy alto, ni tengo un aspecto fuera de lo común. No tengo educación y mi calibre no es tan bueno. ¿No significa eso que estoy acabado?”. ¿Qué clase de pensamiento es ese? ¿No es eso malinterpretar a Dios? ¿No significa que no comprendes la voluntad de Dios? (Así es). ¿Acaso las personas que poseen esta perspectiva no son rebeldes? No comprenden en absoluto la voluntad de Dios. Piensan que todos los que son salvados y perfeccionados por Dios o son esclarecidos y guiados por Él están dotados, que pueden hablar muy bien, que cuentan con una gran educación y conocimiento, que todos son genios, y que le agradan a Dios. ¿No es esto una calumnia contra Dios? No comprenden en absoluto la mente de Dios. La gente siempre dice que Dios es justo y que ve en el interior de los corazones de los hombres, pero cuando les suceden cosas, la gente malinterpreta a Dios. ¿Entiendes un poco mejor ahora? ¿Qué ve Dios cuando mira a la gente? Ve sus corazones. Los corazones controlan todo lo que la gente dice y hace. Si tu corazón es honesto, entonces tendrás buena humanidad. Serás capaz de comprender poco a poco la verdad, de satisfacer los requisitos de Dios hasta cierto punto y de tener en cuenta la voluntad de Dios. Si tu corazón es demasiado taimado, cerrado e intransigente, si eres egoísta, no tienes buena humanidad y siempre te quedas atascado en tus ideas, imaginando cómo debería actuar Dios, si cuando te encuentras con algo que no se ajusta a tus nociones, malinterpretas a Dios y nunca comprendes Su voluntad, ¿podrás obtener la verdad? No podrás. Al final, cuando no puedas obtener la verdad, ¿te culparás a ti mismo, a los demás o a Dios, diciendo que Él no es justo? (Nos culparemos a nosotros mismos). Así es, os culparéis a vosotros mismos. Entonces, ¿qué debe hacer alguien así para obtener la verdad? Debe buscarla y ponerla en práctica, y debe comportarse y practicar de maneras específicas. Si comprende sin practicar, seguirá sin poder obtener la verdad. Cuando el egoísmo y las maquinaciones para tu propio beneficio aparecen en ti y te das cuenta de ello, debes orar a Dios y buscar la verdad para poder afrontarlos. Lo primero que debes tener en cuenta es que, en esencia, actuar de esta manera es una violación de los principios verdad, es perjudicial para la obra de la iglesia, se trata de un comportamiento egoísta y despreciable, no es lo que la gente de conciencia y razón debería hacer. Deberías dejar de lado tus propios intereses y tu egoísmo, y pensar en la obra de la iglesia, eso es lo que quiere Dios. Después de orar y reflexionar sobre ti mismo, si te das cuenta realmente de que actuar así es egoísta y despreciable, dejar de lado tu propio egoísmo será fácil. Una vez que dejes de lado tu egoísmo y maquinaciones para el beneficio, te sentirás con los pies en la tierra, estarás en paz, alegre, y te parecerá que una persona de conciencia y razón debe pensar en el trabajo de la iglesia, que no debe obsesionarse con sus propios intereses, lo cual sería muy egoísta, despreciable y carente de conciencia o razón. Actuar desinteresadamente, pensar en la obra de la iglesia y hacer cosas exclusivamente para satisfacer a Dios es lo justo y honorable, y aportará valor a tu existencia. Al vivir así en la tierra, estás siendo abierto y honesto, viviendo la humanidad normal y la verdadera imagen del hombre, y no solo tienes la conciencia tranquila, sino que también eres digno de todas las cosas que Dios te ha concedido. Cuanto más vivas así, más sentirás que tienes los pies en la tierra, te sentirás más en paz y alegre, y estarás más radiante. De este modo, ¿acaso no habrás puesto ya el pie en el camino correcto de la fe en Dios?

Que las actitudes corruptas de egoísmo, mezquindad, engaño y mentira de las personas puedan o no resolverse depende de si estas son capaces o no de aceptar la verdad. Todos los que son capaces de aceptar la verdad odian sus actitudes corruptas, odian el egoísmo, la mezquindad, el engaño y la mentira. No están dispuestos a dejar que estas cosas los contaminen o los constriñan. En la medida en que los que aman la verdad llegan a conocer sus propias actitudes corruptas, es fácil para ellos desechar esta basura e inmundicia negativa. Los que no aman la verdad tratan estas cosas negativas como tesoros. Aman demasiado su propio beneficio, no están dispuestos a abandonar la carne y son demasiado intransigentes. En consecuencia, nunca son capaces de entender cuál es la voluntad de Dios, ni son capaces de someterse a Él. Las personas no aman ni aceptan la verdad, por eso creen en Dios durante tantos años de una manera tan confusa. Cuando llega el momento de dar testimonio, se les traba la lengua y no son capaces de decir nada. La gente ha escuchado sermones sobre la verdad durante muchos años, y el carácter de Dios siempre se les ha dado a conocer, por lo que aquellos que buscan la verdad ya deberían entenderla, pero aquellos que no la aman no están dispuestos a abrirse ante Dios. Sus corazones no están dispuestos a renunciar a las preferencias de la carne, por lo que no se atreven a practicar simplemente abriéndose ante Dios. Solo quieren disfrutar libremente de la gracia que Dios concede a la humanidad, pero no quieren practicar la verdad para satisfacer a Dios. Él dice: “Si quieres obtener Mi gracia, si quieres obtener estas verdades, hay una sola condición: debes renunciar a tu propio beneficio y entregarme tu verdadero corazón”. La gente es incapaz de cumplir ni siquiera esta condición, y aun así quieren exigir la gracia de Dios, exigir paz y gozo, y quieren obtener la verdad; sin embargo, no quieren entregar su verdadero corazón a Dios, así que ¿qué clase de personas son? ¿Acaso no son de la calaña de Satanás? ¿Pueden hacer ambas cosas al mismo tiempo? En realidad, no pueden. Ya sea que entiendan o no la voluntad de Dios, Su carácter siempre se da a conocer abiertamente a las personas. Si una persona nunca acepta la verdad, o si entiende la verdad sin ponerla en práctica, entonces es porque es demasiado intransigente y no ha entregado su corazón a Dios. Así, nunca son capaces de obtener la verdad ni de llegar a conocer el carácter de Dios. Esto no se debe a que Dios trate a las personas injustamente. Las personas citan a menudo a Dios diciendo: “Dios trata con gracia a quien Él desea”, pero no entienden el significado de esta frase. Al contrario, malinterpretan a Dios. Piensan que la gracia viene de Dios, que Él se la concede a quien quiere y que es bueno con quien así lo desea. ¿Es así? ¿No se trata de nociones e imaginaciones humanas? Dios trata a las personas según su esencia. Cuando las personas son capaces de ser conscientes de la voluntad de Dios y de aceptar la verdad, entonces son bendecidas por Dios. Si la gente no acepta la verdad y se resiste a Dios, entonces el resultado es diferente. En realidad, Dios es justo con todos y los trata según sus principios, lo único es que hay una parte de la humanidad cuyos corazones son demasiado duros, por lo que Dios debe tratarlos de forma diferente. Las cosas que Dios le hace a cada persona son diferentes, lo que explica que Él haga las cosas según los principios. Dios es justo con todas las personas. Por ejemplo, hay muchas que no se presentan ante Dios para buscar la verdad. Solo quieren confiar en sus propias manos para construirse una buena vida y un buen futuro. Quieren dominar su propio destino y futuro, y piensan que el dominio de su destino está en sus propias manos. No aceptan la soberanía ni los planes de Dios, ni se someten a Él, y quieren que Dios les satisfaga. Cuando tropiezan y fracasan, se quejan de que Dios es injusto. ¿Es eso razonable? Son demasiado ignorantes y testarudos. No obstante, siempre se creen inteligentes. Piensan: “Algunas personas renuncian a sus familias y no quieren nada. Pasan todo su tiempo cumpliendo con su deber, entregando su verdadero corazón a Dios, ¿y qué obtienen a cambio? No saben lo que Dios va a hacer en el futuro, pero lo ofrecen todo, sin dejarse ninguna salida. ¡Qué estúpida es esta gente! Mira qué listo soy yo, que sigo este camino y tengo un pie en cada campo. No tengo que renunciar a nada ni retrasar nada, y al final también me salvaré”. ¿Esta persona es inteligente o es una idiota? (Es una idiota). Sin duda, es una idiota. Cuando se comparan entre sí, las personas inteligentes y las ignorantes y testarudas son diferentes en su humanidad. Las personas inteligentes tienen buena humanidad, mientras que las ignorantes y testarudas tienen mala humanidad. Las personas inteligentes aceptan la verdad, mientras que las ignorantes y testarudas no lo hacen, y sus resultados finales acabarán siendo diferentes.

A la hora de cumplir con su deber, existen dos tipos principales de personas. Uno es el de los que se gastan sinceramente por Dios, mientras que el otro siempre se permite guardarse una salida. ¿A qué tipo de persona creéis que Dios alaba y salva? (A aquellos que se gastan sinceramente por Dios). Dios quiere ganar a aquellas personas que se gastan sinceramente por Él. En realidad, Dios no tiene muchos requisitos hacia las personas. Solo requiere que sean sinceras cuando cumplen con su deber; Él no quiere quitarte tu beneficio personal. Dios os ha concedido oportunidades de formaros para cumplir con vuestro deber y desarrollar toda clase de talentos, y lo que Él quiere es la sinceridad de la gente. No importa dónde cumplas con tu deber o cuál sea, Dios te ha concedido el mayor espacio posible para desarrollar tus talentos y habilidades, y al final, Dios quiere permitirte obtener la verdad en toda clase de entornos y deberes, que entiendas Su voluntad y vivas con semejanza humana. Esta es la voluntad de Dios. Él no quiere quitártelo todo, al contrario, Él quiere completarte en todo; Él quiere dártelo todo. Algunas personas son siempre estrechas de miras. Si bien han estudiado algo de conocimiento profesional en el mundo secular, piensan que si cumplen con su deber, habrán sido negligentes en todo su conocimiento profesional. Incluso si cayera en desuso, ¿sería realmente una pérdida? Cumpliendo con tu deber ahora, obtendrás la verdad y la vida. En comparación, ¿qué es más valioso: un poco de conocimiento inútil y descuidado o la verdad y la vida? Por no mencionar que las cosas verdaderamente útiles que has aprendido pueden desarrollarse y utilizarse mientras cumples con tu deber. ¿No será más sólido tu recuerdo de estas cosas si las has utilizado para cumplir con tu deber? Recordar cosas que no utilizas es una molestia y un inconveniente, por lo que dejar que caigan en desuso no es nada desafortunado. Ahora mismo, vuestras aficiones y habilidades se desarrollan a medida que cumplís con vuestro deber. Además, a medida que cumplís con el deber de un ser creado durante este periodo de tiempo, sois capaces de comprender la verdad y entrar en el camino correcto de la vida. ¡Qué feliz acontecimiento, qué buena fortuna! Lo miréis como lo miréis, no es una pérdida. Mientras sigáis a Dios, os alejéis de los lugares de pecado y os distanciéis de los grupos de malvados, al menos vuestros pensamientos y corazones no seguirán sufriendo la corrupción y el atropello de Satanás. Habéis llegado a un pedazo de tierra pura, venid ante Dios. ¿No es esto una tremenda buena fortuna? La gente se reencarna generación tras generación, hasta el presente, ¿y cuántas oportunidades así tienen? ¿No son solamente las personas que nacen en los últimos días las que tienen esta oportunidad? ¡Esto es algo grandioso! No se trata de una pérdida, sino de la mayor de las suertes. ¡Deberías estar muy contento! Como seres creados, entre toda la creación, entre los pocos miles de millones de personas en la tierra, ¿cuántas personas hay que tengan la oportunidad de dar testimonio de los hechos del Creador en sus identidades como seres creados, de cumplir con su deber y responsabilidad entre la obra de Dios? ¿Quién tiene esa oportunidad? ¿Hay muchas personas así? Muy pocas. ¿Cuál es la proporción? ¿Uno de cada diez mil? No, todavía menos. Especialmente vosotros que podéis usar vuestras habilidades y el conocimiento que habéis estudiado para cumplir con vuestro deber, ¿acaso no habéis sido extremadamente bendecidos? No das testimonio de un hombre, y lo que haces no es una carrera; a quien sirves es al Creador. ¡Esa es la cosa más hermosa y valiosa! ¿No deberíais sentiros orgullosos? (Sí, deberíamos). Al cumplir con vuestro deber, obtenéis el riego y la provisión de Dios. Con un entorno y una oportunidad tan buenos, si no obtenéis nada sustancial, si no obtenéis la verdad, ¿acaso no os arrepentiréis el resto de vuestras vidas? Así pues, debéis aprovechar la oportunidad de cumplir con vuestro deber y no dejarla pasar; buscar la verdad con seriedad mientras cumplís con vuestro deber, y obtenedla. Esto es lo más valioso que puedes hacer, es la vida más significativa. No hay persona o grupo de personas entre todos los seres creados que estén más bendecidos que todos vosotros. ¿Para qué viven los incrédulos? Viven para reencarnarse y para la emoción del mundo. ¿Para qué vivís todos vosotros? Vivís para cumplir el deber de un ser creado. El valor de una vida así es muy grande. Por eso, no debéis despreciar el deber que cumplís, ni mucho menos abandonarlo. Cumplir bien con vuestro deber y completar la comisión de Dios: eso es lo único valioso y significativo.

29 de junio de 2015

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