La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción

Como líder de la iglesia no solo has de aprender a usar la verdad para resolver los problemas, también tienes que descubrir y cultivar a la gente de talento, a quienes de ninguna manera debes envidiar ni reprimir. Practicar de esta manera es beneficioso para la obra de la iglesia. Si puedes formar a algunos que busquen la verdad para que cooperen contigo y realicen bien todo el trabajo y, al final, todos vosotros tengáis testimonios vivenciales, entonces eres un líder u obrero cualificado. Si eres capaz de manejar todas las cosas según los principios, entonces estás comprometido con tu devoción. Algunas personas siempre temen que otros sean mejores que ellas o estén por encima de ellas, que otros obtengan reconocimiento mientras a ellas se les pasa por alto, y esto lleva a que ataquen y excluyan a los demás. ¿Acaso no es eso envidiar a las personas con talento? ¿No es egoísta y despreciable? ¿Qué tipo de carácter es este? ¡Es malicia! Aquellos que solo piensan en los intereses propios, que solo satisfacen sus propios deseos egoístas, sin pensar en nadie más ni considerar los intereses de la casa de Dios tienen un carácter malo y Dios no los ama. Si realmente puedes mostrar consideración con la voluntad de Dios, podrás tratar a otras personas de manera justa. Si recomiendas a una buena persona y permites que reciba formación y desempeñe un deber, con lo que la casa de Dios gana así a una persona talentosa, ¿no facilitará eso tu trabajo? ¿No estarás mostrando devoción en tu deber? Se trata de una buena obra ante Dios, es el mínimo de conciencia y sentido que debe poseer alguien que sirve como líder. Aquellos capaces de poner en práctica la verdad pueden aceptar el escrutinio de Dios en las cosas que hacen. Cuando aceptes el escrutinio de Dios, tu corazón se enderezará. Si solo haces las cosas para que otros las vean, y siempre quieres ganarte los elogios y la admiración de los demás, y no aceptas el escrutinio de Dios, ¿sigue estando Dios en tu corazón? Estas personas no tienen un corazón temeroso de Dios. No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu propio orgullo, reputación y estatus. Primero debes considerar los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu prioridad. Debes ser considerado con la voluntad de Dios y empezar por contemplar si ha habido impurezas en el cumplimiento de tu deber, si has sido devoto, has cumplido con tus responsabilidades y lo has dado todo, y si has estado pensando de todo corazón en tu deber y en la obra de la iglesia. Debes meditar sobre estas cosas. Si piensas en ellas con frecuencia y las comprendes, te será más fácil cumplir bien con el deber. Si tu calibre es bajo, si tu experiencia es superficial, o si no eres experto en tu ocupación profesional, puede haber algunos errores o deficiencias en tu obra y puede que no consigas buenos resultados, pero habrás hecho todo lo posible. No satisfaces tus propios deseos egoístas ni preferencias. Por el contrario, consideras de forma constante la obra de la iglesia y los intereses de la casa de Dios. Aunque puede que no logres buenos resultados con tu deber, se habrá enderezado tu corazón; si además puedes buscar la verdad para resolver los problemas en tu deber, entonces estarás a la altura en el cumplimiento de este y, al mismo tiempo, podrás entrar en la realidad verdad. Eso es lo que significa poseer testimonio.

Algunas personas creen en Dios pero no buscan la verdad. Siempre viven por la carne, codiciando los placeres carnales y saciando siempre sus propios deseos egoístas. Independientemente de cuántos años lleven creyendo en Dios, jamás entrarán en la realidad verdad. Esta es la marca de haber avergonzado a Dios. Dices: “No he hecho nada para oponerme a Dios. ¿Cómo he avergonzado a Dios?”. Todas tus ideas y todos tus pensamientos son malignos. Las intenciones, objetivos y motivos que están detrás de lo que haces y las consecuencias de tus acciones siempre satisfacen a Satanás, te convierten en su hazmerreír y permiten que obtenga algo de ti. No has dado en absoluto el testimonio que deberías dar como cristiano. Perteneces a Satanás. Avergüenzas el nombre de Dios en todas las cosas y no posees un testimonio auténtico. ¿Recordará Dios las cosas que has hecho? Al final, ¿qué conclusión sacará Dios acerca de todas tus acciones, comportamientos y de los deberes que has llevado a cabo? ¿Acaso no debe salir algo de eso, algún tipo de declaración? En la Biblia, el Señor Jesús dice: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’” (Mateo 7:22-23). ¿Por qué dijo el Señor Jesús esto? ¿Por qué muchos de los que predicaban, expulsaban demonios y hacían tantos milagros en el nombre del Señor se convirtieron en malhechores? Porque no aceptaron las verdades expresadas por el Señor Jesús, no cumplieron Sus mandamientos y no albergaban amor por la verdad en su corazón. Solo querían canjear el trabajo que habían hecho, las penurias que habían padecido, y los sacrificios que habían hecho por el Señor para obtener las bendiciones del reino de los cielos. Con esto, estaban tratando de hacer un trato con Dios, y de usarlo y engañarlo, por lo que el Señor Jesús se hartaba de ellos, los odiaba y los condenaba como malhechores. Hoy en día, la gente está aceptando el juicio y el castigo de las palabras de Dios, pero algunos todavía buscan reputación y estatus, y siempre desean distinguirse del resto, siempre quieren ser líderes y obreros y ganar reputación y estatus. Aunque todos dicen que creen y siguen a Dios, y que renuncian y se esfuerzan por Dios, cumplen con sus deberes para ganar prestigio, beneficio y estatus, y siempre tienen sus propios planes personales. No son obedientes ni devotos a Dios, van por ahí desbocados haciendo el mal sin reflexionar en absoluto sobre sí mismos, y así se convierten en malhechores. Dios odia a estos malhechores y no los salva. ¿Cuál es el estándar a través del cual las acciones y el comportamiento de una persona son juzgados como buenos o malvados? Que en sus pensamientos, efusiones y acciones posean o no el testimonio de poner la verdad en práctica y de vivir la realidad verdad. Si no tienes esta realidad ni vives esto, entonces, sin duda, eres un hacedor de maldad. ¿Cómo considera Dios a los hacedores de maldad? Para Dios, tus pensamientos y tus acciones externas no dan testimonio para Él, no humillan a Satanás ni lo derrotan; en cambio, avergüenzan a Dios, están llenas de marcas del deshonor que le has causado a Él. No estás dando testimonio para Dios, no te estás gastando por Él y no estás cumpliendo tus responsabilidades y obligaciones hacia Dios, sino que más bien estás actuando para ti mismo. ¿Qué significa “para ti mismo”? Siendo precisos, significa “para Satanás”. Así que, al final Dios dirá: “Apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”. A ojos de Dios tus acciones no se verán como buenas, se considerarán actos malvados. No solo no obtendrán la aprobación de Dios, además serán condenadas. ¿Qué espera obtener alguien con una fe así en Dios? ¿Acaso no se quedaría esta fe en nada al final?

Para todos los que cumplen con un deber, da igual lo profundo o superficial que sea su entendimiento de la verdad, la manera más sencilla de practicar la entrada en la realidad verdad es pensar en los intereses de la casa de Dios en todo, y renunciar a los propios deseos egoístas, a las intenciones, motivos, orgullo y estatus personales. Poner los intereses de la casa de Dios en primer lugar; esto es lo menos que debéis hacer. Si una persona que lleva a cabo un deber ni siquiera puede hacer esto, entonces ¿cómo puede decir que está llevando a cabo su deber? Esto no es llevar a cabo el propio deber. Primero debes pensar en los intereses de la casa de Dios, tener en cuenta la voluntad de Dios y considerar la obra de la iglesia. Coloca estas cosas antes que nada; solo después de eso puedes pensar en la estabilidad de tu estatus o en cómo te consideran los demás. ¿No os parece que esto se vuelve un poco más fácil cuando lo dividís en dos pasos y hacéis algunas concesiones? Si practicáis de esta manera durante un tiempo, llegaréis a sentir que satisfacer a Dios no es algo tan difícil. Además, deberías ser capaz de cumplir con tus responsabilidades, llevar a cabo tus obligaciones y tu deber, dejar de lado tus deseos egoístas, intenciones y motivos. Debes tener consideración hacia la voluntad de Dios y poner primero los intereses de la casa de Dios, la obra de la iglesia y el deber que se supone que has de cumplir. Después de experimentar esto durante un tiempo, considerarás que esta es una buena forma de comportarte. Es vivir sin rodeos y honestamente, y no ser una persona vil y miserable; es vivir justa y honorablemente en vez de ser despreciable, vil y un inútil. Considerarás que así es como una persona debe actuar y la imagen por la que debe vivir. Poco a poco, disminuirá tu deseo de satisfacer tus propios intereses. Ahora mismo, independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, vuestra entrada, exposición y experiencia de las lecciones que atañen a buscar la verdad, practicarla y entrar en la realidad verdad carecen de profundidad, y no tenéis auténtica experiencia ni exposición a ellas, así que no podéis producir un testimonio verdadero. Ahora os he contado este sencillo enfoque: comenzad practicando de esta manera, y cuando llevéis un tiempo haciéndolo, vuestro estado interno comenzará a transformarse sin que os deis cuenta. Pasará de este estado ambivalente, en el que ni tienes mucho interés por creer en Dios ni estás muy harto de ello, a un estado en que te parecerá bueno creer en Dios y ser honesto y en el que te interesa ser honesto y crees que vivir de esta manera tiene sentido y provee sustento. Te sentirás arraigado, en paz y con gozo en tu corazón. En eso se convertirá tu estado. Es el estado resultante de haber renunciado a vuestras intenciones, intereses y deseos egoístas. Ese es el resultado. Este se produce a consecuencia, en parte, de la cooperación humana y, por otra, de la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no obra sin la cooperación de la gente. Todas las personas tienen algunos estados incorrectos en ellas, como la pasividad, la debilidad, el desaliento y la fragilidad; o tienen intenciones viles; o están constantemente atribuladas por su orgullo, deseos egoístas y su propia conveniencia; o creen que son de poco calibre y experimentan estados pasivos. Te resultará muy difícil obtener la obra del Espíritu Santo si vives siempre en estos estados. Si es difícil para ti obtener la obra del Espíritu Santo, entonces los elementos activos en ti serán pocos, y los elementos pasivos surgirán y te perturbarán. La gente siempre confía en su propia voluntad para reprimir esos estados pasivos y negativos, pero no importa cuánto los repriman, no pueden sacudírselos de encima. La razón principal de esto es que las personas no pueden discernir completamente estas cosas pasivas y negativas; no pueden percibir claramente su esencia. Esto hace que les resulte muy difícil abandonar la carne y a Satanás. Además, siempre se quedan atascadas en estos estados pasivos, melancólicos y degenerados, y no oran ni acuden a Dios, sino que simplemente salen del paso con ellos. En consecuencia, el Espíritu Santo no obra en ellas, y por tanto son incapaces de entender la verdad, carecen de senda en todo lo que hacen, y no pueden ver ningún asunto con claridad. Hay demasiadas cosas pasivas y negativas dentro de ti, y han llenado tu corazón, por lo que a menudo eres pasivo, melancólico de espíritu, y te alejas cada vez más de Dios y te vuelves cada vez más débil. Si no puedes obtener el esclarecimiento y la obra del Espíritu Santo, no podrás escapar de estos estados, y tu estado pasivo no cambiará, porque si el Espíritu Santo no está obrando en ti, no podrás encontrar una senda. Debido a estas dos razones, te será muy difícil desprenderte de tu estado pasivo y entrar en uno normal. Aunque ahora, cuando cumplís con vuestro deber, soportáis la adversidad, trabajáis duro, os esforzáis mucho y sois capaces de renunciar a vuestra familia y a vuestra carrera, y dejarlo todo, los estados pasivos que hay en vosotros todavía no se han transformado de verdad. Hay demasiados obstáculos que os impiden buscar y practicar la verdad, como vuestras nociones, imaginaciones, conocimientos, filosofías de vida, deseos egoístas y actitudes corruptas. Estas cosas negativas han llenado vuestro corazón. Aunque sois jóvenes, vuestros pensamientos son muy complicados. Observáis y estudiáis cada una de Mis palabras y expresiones, y luego las repensáis sin cesar. ¿A qué se debe esto? Lleváis varios años siguiendo a Dios, pero aún no he visto ningún progreso o cambio en vosotros. Los corazones de la gente están completamente ocupados por cosas satánicas. Esto lo puede ver cualquiera. Si no te despojas de estas cosas, si no eres capaz de despojarte de estos estados pasivos, no serás capaz de transformarte en la semejanza de un niño y presentarte ante Dios de una manera vibrante, encantadora, inocente, sencilla, sincera y pura. Entonces, te será difícil obtener la obra del Espíritu Santo o la verdad.

Ahora mismo todos tenéis unas cuantas buenas cualidades para recomendaros, por ejemplo la voluntad de sufrir y la fe. Estas buenas cualidades os han salvado a todos. Si no tuvierais estas cualidades, es decir, la voluntad de sufrir adversidades y la verdadera fe para gastaros por Dios, entonces no tendríais el impulso para cumplir con vuestro deber, y habríais sido incapaces de aguantar hasta este día. Alguna gente cumple con su deber durante un tiempo, pero como no les interesa la verdad y no reciben ningún beneficio por cumplirlo, regresan al mundo secular para trabajar, hacer dinero y casarse. Piensan que perder el tiempo aquí sin ver ningún resultado es desperdiciar su juventud, sus mejores años y su vida. Estas personas son incrédulos que quedan en evidencia. Solo los que se gastan sinceramente por Dios pueden cumplir con su deber y mantenerse firmes. En este momento, todos vosotros cumplís con vuestros deberes a tiempo completo. No estáis limitados ni atados por la familia, el matrimonio o la riqueza. Ya habéis salido de esas cosas. Sin embargo, las nociones, las imaginaciones, el conocimiento y las intenciones y los deseos personales que se os han metido en la cabeza permanecen completamente intactos. Así, en todo lo que involucre la reputación, el estatus o una oportunidad de destacar —por ejemplo, cuando os enteráis de que la casa de Dios planea promover diversos tipos de individuos con talento—, el corazón de cada uno de vosotros salta de emoción y queréis haceros un nombre y poneros en el centro. Todos queréis pelear por el estatus y la reputación. Esto os avergüenza, pero os sentiríais mal si no lo hacéis. Sentís envidia, odio y resentimiento cuando veis que alguien sobresale, os parece injusto: “¿Por qué yo no puedo sobresalir? ¿Por qué siempre se llevan otros el foco? ¿Por qué no me toca nunca a mí?”. Y cuando sentís resentimiento, tratáis de reprimirlo, pero no podéis. Oráis a Dios y os sentís mejor un rato, pero cuando os encontráis nuevamente con este tipo de situación, seguís sin poder superarla. ¿No es esta una manifestación de una estatura inmadura? Cuando se sume la gente en semejantes estados, ¿no ha caído en la trampa de Satanás? Estos son los grilletes de la naturaleza corrupta de Satanás que atan a los humanos. Si la gente se ha deshecho de estas actitudes corruptas, ¿no se sentirá, entonces, libre y liberada? Piénsalo: para no verte atrapado en estos estados de competir por el estatus y la ganancia, para liberarte de estos estados corruptos y librarte de la aflicción y de la esclavitud del prestigio, el beneficio y el estatus, ¿qué verdades debes entender? ¿Qué realidades verdad debes poseer para obtener libertad y liberación? Primero, debes ver que Satanás usa el prestigio, el beneficio y el estatus para corromper a la gente, atraparla, maltratarla, degradarla y sumirla en el pecado. Asimismo, la única manera de que la gente pueda renunciar y dejar de lado el prestigio, el beneficio y el estatus es aceptando la verdad. Dejar a un lado estas cosas es muy difícil para cualquiera, da igual que sean jóvenes o ancianos o creyentes nuevos o de hace mucho tiempo. Aunque alguna gente es introvertida y parece que no dicen mucho, en realidad albergan más dificultades en sus corazones que otros. Renunciar al prestigio, el beneficio y el estatus es difícil para cualquiera, nadie puede sobreponerse a la tentación de estas cosas, los estados internos de las personas son todos iguales. Satanás ha corrompido al hombre sin usar más que el prestigio y el beneficio; varios miles de años de cultura tradicional han inculcado estas cosas en la gente. Por tanto, la naturaleza corrupta del hombre ama y busca el prestigio, la ganancia y el estatus, lo único que varía es la manera en la que las personas los buscan y lo expresan. Algunos nunca hablan y lo ocultan en su corazón, mientras que otros lo revelan en sus palabras. Algunos luchan por estas cosas, sin ningún tipo de escrúpulo, mientras que otros no luchan por ello, pero se quejan en privado, gruñen y rompen cosas. Aunque se manifiesten de manera diferente en cada persona, su naturaleza es exactamente la misma. Todos son seres humanos corruptos que se resisten a Dios. Si siempre te centras en el prestigio, el beneficio y el estatus, si valoras demasiado esas cosas, si ocupan tu corazón y si no estás dispuesto a renunciar a ellas, entonces te controlarán y estarás atado a ellas. Te convertirás en su esclavo y, al final, te arruinarán por completo. Debes aprender a dejar ir estas cosas y hacerlas a un lado, a recomendar a otros y permitirles sobresalir. No luches ni te apresures a sacar ventaja de oportunidades para sobresalir y destacar. Debes ser capaz de dejar de lado tales cosas, pero además no debes demorar el desempeño de tu deber. Sé una persona que trabaja en silencio y anonimato y que no alardea delante de los demás mientras lleva a cabo su deber con devoción. Cuanto más dejes ir tu orgullo y estatus y más hagas a un lado tus intereses, más en paz te vas a sentir, más luz habrá en tu corazón y más mejorará tu estado. Cuanto más luches y compitas, más oscura se volverá tu condición. Si no me crees, ¡prueba a ver! Si quieres darle la vuelta a esta clase de estado corrupto y que estas cosas no te controlen, debes buscar la verdad y comprender claramente la esencia de tales cosas, y dejarlas de lado y abandonarlas. Si no, cuanto más luches, más oscuro se volverá tu corazón, más envidia y odio sentirás, y tu deseo de obtener estas cosas se hará más fuerte. Cuanto más fuerte sea tu deseo de obtenerlas, menos capaz serás de lograrlo, y tu odio aumentará cuando esto ocurra. A medida que tu odio aumente, te volverás más oscuro por dentro. Cuanto más oscuro seas por dentro, peor se volverá el cumplimiento de tu deber, y cuanto peor lleves a cabo tu deber, menos útil serás para la casa de Dios. Este es un círculo vicioso interconectado. Si nunca cumples bien con tu deber, serás descartado poco a poco.

Para que el Espíritu Santo obre en una persona y transforme sus diversos estados pasivos, esa persona debe cooperar y buscar activamente, a veces sufriendo, pagando un precio, renunciando a cosas y renunciando a la carne, invirtiendo su rumbo paso a paso. Se requiere mucho tiempo para que esto dé resultado y para que pongan un pie en la senda correcta, pero basta con unos segundos para que Dios ponga en evidencia a alguien. Si no cumples bien con tu deber, sino que siempre tratas de distinguirte, de competir por el estatus, de destacar y brillar, luchando por tu reputación e intereses, entonces, mientras vives en este estado, ¿acaso no eres un mero hacedor de servicio? Puedes servir si quieres, pero es posible que quedes en evidencia antes de que termines tu servicio. Cuando la gente queda en evidencia, llega el día en que son condenados y descartados. ¿Es posible darle la vuelta a ese resultado? No es fácil, puede que Dios ya haya decidido su destino, en cuyo caso, tienen un problema. La gente suele transgredir, revelar actitudes corruptas y cometer unos cuantos errores pequeños, o satisfacen sus deseos egoístas, albergan sus propias intenciones mientras hablan y hacen artimañas, pero mientras no interrumpan o perturben la obra de la iglesia, no monten un buen lío, no ofendan el carácter de Dios ni causen ninguna maldad evidente, entonces seguirán teniendo una oportunidad de arrepentirse. Pero si cometen un gran mal o causan una gran catástrofe, ¿pueden todavía redimirse? Es muy peligroso para una persona que cree en Dios y cumple con un deber llegar a este punto. Es como una pareja casada que vive su vida juntos. Si existe algo de fricción entre ellos, y a veces dicen algo que hace daño al otro, pueden continuar viviendo juntos si son tolerantes. Sin embargo, si uno de los dos tiene una aventura y, pase lo que pase, el otro miembro de la pareja no es capaz de aceptarlo de vuelta, y si esa persona no está dispuesta a volver atrás, entonces, ¿pueden permanecer juntos? Ser más tolerante con esta persona no serviría de nada, sería inútil. Un matrimonio así está roto, lo único que pueden hacer es divorciarse. Si dos personas llegan a este punto, aunque sigan viviendo bajo el mismo techo, su matrimonio es algo simplemente nominal. No importa si se divorcian o no. Si crees en Dios, desempeñas tu deber y llegas al mismo punto —cuando pierdes las oportunidades de buscar la verdad y ser perfeccionado, tu corazón se endurece y nunca te arrepientes ni vuelves atrás, y continúas obstinado persiguiendo estatus, sin aceptar ni el mínimo atisbo de verdad, aunque Dios te ha dado muchas oportunidades—, entonces, tarde o temprano llegará el día en el que te revelen y descarten. Lo más probable es que un asunto, una situación, una palabra o una actitud te ponga en evidencia por completo. Por tanto, si una persona no obtiene la obra del Espíritu Santo o no gana la verdad, si siempre está atada y controlada por su carácter corrupto y satánico, si vive con todo tipo de deseos egoístas e intenciones y no es capaz de liberarse de ellos, corre un gran peligro. Tarde o temprano, tropezará y quedará en evidencia. Tal vez no hayas tropezado todavía, pero eso no significa que no vayas a tropezar más tarde. Tal vez ahora seas capaz de cumplir con tu deber, tal vez todavía tengas voluntad de esforzarte por Dios y sufrir adversidades, tal vez tengas voluntad de buscar ser perfeccionado, pero eso no reemplaza la comprensión de la verdad, ni la entrada en la realidad verdad, ni significa que no vayas a tropezar más tarde, ni que seas capaz de mantenerte firme. Algunas personas han creído en Dios durante varios años, sin embargo no comprenden lo más mínimo de la verdad. Su visión de las cosas sigue siendo la misma que la de los incrédulos. Cuando ven que un falso líder o anticristo es revelado y descartado, piensan: “Creer en Dios, seguir a Dios, vivir ante Dios, ¡es como estar en la cuerda floja! Es como vivir al filo de la navaja”. Otros alegan: “Ser líder y obrero y servir a Dios es arriesgado. Como la gente dice: ‘Estar cerca de un rey es igual de peligroso que yacer junto a un tigre’. Si haces o dices algo equivocado, habrás ofendido el carácter de Dios ¡y serás descartado y castigado!”. ¿Son correctas estas observaciones? ¿Qué significan las palabras “estar en la cuerda floja” y “vivir al filo de la navaja”? Con estas palabras se quiere decir que existe un gran peligro, que este existe a cada instante, y que el menor descuido te hará pisar en falso. “Estar cerca de un rey es igual de peligroso que yacer junto a un tigre” es un dicho común entre los incrédulos. Significa que es muy peligroso acercarse a un rey diablo. Si uno aplica este dicho al servicio a Dios, ¿cuál es su error? Comparar a un rey diablo con Dios, con el Señor de la creación, ¿acaso no es una blasfemia contra Dios? Ese es un problema grave. Dios es un Dios justo y santo; es perfectamente natural y está justificado que el hombre deba ser castigado por resistirse o ser hostil a Dios. Satanás y los diablos no poseen ni pizca de verdad; son inmundos y malvados, masacran a los inocentes y devoran a los buenos. ¿Cómo se les va a comparar con Dios? ¿Por qué la gente distorsiona la realidad y calumnia a Dios? ¡Es una blasfemia tremenda contra Dios! Cuando se poda y trata a algunas personas habitualmente pasivas y que no cumplen con el deber con sinceridad, a estas les preocupa ser descartadas y suelen pensar para sus adentros: “Realmente, ¡creer en Dios es como estar en la cuerda floja! En cuanto haces algo mal, tratan contigo; en cuanto te califican de falso líder o anticristo, eres remplazado y descartado. En la casa de Dios, no es raro que Dios se enoje, y cuando la gente ha hecho unas cuantas cosas malas, es descartada con una palabra. No se les da siquiera la oportunidad de arrepentirse”. ¿Son las cosas así en realidad? ¿De verdad la casa de Dios no le da a la gente la oportunidad de arrepentirse? (Eso no es así). Los malvados y anticristos solo son descartados porque han cometido múltiples maldades y han sido podados y tratados, y sin embargo, a pesar de reiteradas amonestaciones, su conducta no mejora. ¿Qué problema hay en que las personas piensen de esta forma? Se justifican a sí mismas con engaños. No buscan la verdad ni prestan servicio adecuadamente, y como tienen miedo de ser expulsadas y descartadas, se quejan amargamente y difunden nociones. Evidentemente, son de poca humanidad y suelen ser descuidadas, negligentes, y pasivas y flojean en el trabajo. Temen ser reveladas y descartadas, por lo que echan toda la culpa a la iglesia y a Dios. ¿Cuál es la naturaleza de esto? Es juzgar a Dios, quejarse sobre Dios y resistirse a Él. Estas observaciones son las falacias más obvias y las afirmaciones más absurdas. El hecho de que estas personas puedan decir tales cosas es una prueba de que, a pesar de creer en Dios durante años, nunca han buscado la verdad en absoluto. Esto solo provocará que se hundan hasta el punto de enjuiciar a Dios, resistirse a Él y blasfemarlo. Resulta evidente que aquellos que son a menudo pasivos y no buscan la verdad están realmente viviendo en peligro. Por tanto, ¿cómo deben practicar los creyentes en Dios para estar a salvo y liberarse de estas peligrosas circunstancias? La clave está en caminar por la senda de búsqueda de la verdad. Si una persona puede entender algo de la verdad, si puede someterse a Dios a un nivel básico, entonces estará relativamente a salvo y segura. Aquellos que no buscan la verdad, que no tienen nada de la realidad verdad y que a menudo son pasivos siempre están en peligro de ser descartados. La gente que está harta de la verdad en su corazón, que siempre siente que es demasiado difícil o estúpido practicar la verdad, estas son las personas que se hallan en mayor peligro. Tarde o temprano, serán puestas en evidencia y descartadas.

Independientemente de que una persona sea taimada o relativamente cándida y honesta, las intenciones, deseos e impurezas de la gente son más o menos los mismos. Si todos vosotros podéis invertir vuestro rumbo, desechar estos estados corruptos y, cuanto menos, desempeñar adecuadamente vuestro deber, tendréis semejanza humana. Si lleváis a cabo vuestras intenciones, motivaciones y deseos personales mientras cumplís con vuestro deber, es muy probable que causéis divergencias y errores, y será muy complicado que manejéis los asuntos según los principios, o desempeñéis vuestro deber bien y conforme a la voluntad de Dios. Esto se debe a que las personas son demasiado descuidadas y superficiales, y están llenas de demasiadas impurezas. Si queréis llevar a cabo bien vuestro deber, primero debéis resolver vuestras intenciones y deseos personales. Entonces, tu estado interno cambiará lentamente, tu mentalidad mejorará, los elementos activos en ti se incrementarán, tus impurezas disminuirán, tu corazón se volverá más puro y simple, y solo querrás hacer bien tu deber para satisfacer a Dios. De este modo, no serás controlado fácilmente por pensamientos, puntos de vista o filosofías de vida satánicos. Obtendrás naturalmente la libertad y la liberación, y todo lo que hagas será fácil y agradable. Es como cuando la gente camina: si llevan mucha carga, se les hace muy agotador y avanzan cada vez más despacio, hasta que se desploman y caen, exhaustos. Si sueltan esta carga, entonces caminar será mucho más fácil, y además se sentirán liberados y libres. Debéis todos escribir un diario o un ensayo de testimonio sobre cualquier aspecto de la liberación y la libertad que obtengáis. Debéis escribir sobre cómo buscasteis la verdad y soltasteis vuestra carga cuando os sucedieron cosas, a cuál de vuestras propias intenciones y motivaciones renunciasteis, qué clase de esclarecimiento recibisteis y qué sentimientos agradables experimentasteis; escribid sobre estos estados y conocimientos. Eso es un testimonio vivencial, y es de gran beneficio tanto para vosotros como para otra gente. De esta manera, aumentará tu experiencia, mejorará tu entendimiento de la verdad, y se multiplicarán tus días de libertad y liberación. Te convertirás en una persona libre, una persona como Job. ¿Por qué pudo decir Job tan fácilmente sus famosas palabras “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21)*? ¿Llegó a decirlas tan fácilmente de la noche a la mañana? Desde luego que no. Esas palabras fueron la suma de días, años y décadas de experiencia. Fueron fruto de décadas de experiencia de vida acumulada. No es un asunto sencillo obtener la verdad y decir palabras de testimonio. La única manera de lograr resultados al creer uno en Dios es caminar por la senda de la búsqueda de la verdad. Tras renunciar a la búsqueda de prestigio, beneficio y estatus, las cosas te serán mucho más fáciles. Te resultará fácil embarcarte en la senda de la búsqueda de la verdad. Cuando tu experiencia llegue al punto en el que entiendas la verdad y entres en la realidad, habrás obtenido la verdad y ganado libertad y liberación. En ese punto, pensarás que has conseguido mucho por seguir a Cristo y buscar la verdad. Para obtener la verdad, habrás renunciado a tu búsqueda de prestigio, beneficio y estatus, y a los enredos de tus asuntos de familia. Habrás seguido a Dios y cumplido con el deber de un ser creado, poco a poco habrás llegado a entender la verdad y a descubrir muchas cosas. Satanás no volverá a confundirte ni a atarte. Obtener la verdad y vida es lo más valioso; la verdad es lo más digno de tu amor. Cuando veas que la verdad es lo más valioso, te darás cuenta de que el prestigio, el beneficio, el estatus, el dinero, la vanidad y el orgullo no valen nada, y que estas cosas te han estado perjudicando. Por tanto, llegarás a detestarlas y rechazarlas, y serás capaz de renunciar a ellas. Eso es sumamente significativo. Sin embargo, todavía hay personas que son incapaces de desprenderse de las ataduras de la reputación y el estatus. Se pasan el día devanándose los sesos y luchando con los demás por el prestigio, el beneficio y el estatus. Incluso discuten y se pelean por cuestiones de vanidad y orgullo. No buscan la verdad ni prestan atención a la voluntad de Dios. Consideran el prestigio, la ganancia y el estatus más importantes que nada, y en consecuencia, se afanan durante años por esas cosas, sin poseer la más mínima noción de la realidad verdad. Sea cual sea el deber que cumplan, lo hacen mal, y pierden los mejores años de su vida. Este es el lamentable estado de aquellos que no buscan la verdad. Estas personas salen del paso con descuido al creer en Dios de esta manera. Han pasado diez o veinte años, y todavía no han obtenido la verdad y vida y siguen siendo incapaces de dar testimonio de Dios. Cuando lleguen los desastres, se quedarán estupefactos, sin saber qué día acabarán muriendo en una catástrofe, y entonces será demasiado tarde para lamentarse. Por eso, tarde o temprano, los que creen en Dios pero no buscan la verdad tendrán un día de pesar. Ahora mismo, hay mucha gente que sigue buscando ciegamente el prestigio, el beneficio y el estatus, y cuando se les trata y se les poda sienten que han sufrido una gran humillación. Hacen todo lo posible por crearse justificaciones y explicaciones engañosas para proteger su vanidad y orgullo. No aceptan la verdad para resolver sus propias actitudes corruptas, y siguen considerando el prestigio, el beneficio y el estatus por encima de cualquier otra cosa. Este tipo de personas vive una vida muy penosa. Son las personas más necias e ignorantes.

Ahora mismo tenéis la mejor oportunidad para cumplir con vuestro deber, experimentar cómo desprenderos de vuestras actitudes corruptas, cómo obtener la guía de Dios, cómo cumplir con vuestro deber con devoción, satisfacer la voluntad de Dios, desempeñar vuestras responsabilidades y evitar ser descuidados y superficiales en vuestro deber, y cómo entregar vuestro corazón a Dios, experimentar y obtener conocimiento de Sus palabras mientras desempeñáis vuestro deber y, además, ver los actos de Dios. ¡Qué excelente oportunidad! Algún día, cuando hayáis cambiado, dejaréis de luchar por el orgullo y el estatus. Sea lo que sea lo que se requiera de vosotros, no pensaréis que es muy difícil y os resultará fácil hacerlo. Os resultará fácil poner en práctica la verdad, actuar según los principios y comprender muchas cosas. Seréis enteramente capaces de desempeñar vuestro deber con normalidad, y nunca más os limitará una persona, acontecimiento o cosa. Esto equivale a entrar por completo en la realidad verdad.

16 de julio de 2015

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