C. Acerca de la santidad de Dios
569. Solo al hacerse carne en el lugar más atrasado y sucio de todos puede Dios revelar la totalidad de Su santo y justo carácter. ¿Y cómo se revela Su justo carácter? Se revela por medio de Su juicio de los pecados del hombre, Su juicio de Satanás, Su aborrecimiento del pecado y Su odio a los enemigos que se oponen y se rebelan contra Él. Las palabras que digo hoy son para juzgar los pecados del hombre, para juzgar la injusticia del hombre, para maldecir su rebeldía. La tortuosidad y la falsedad del hombre, sus palabras y actos; todo lo que está en desacuerdo con las intenciones de Dios debe ser sometido a juicio, y toda la rebeldía del hombre se califica de pecado. Sus palabras giran en torno a los principios del juicio; Él utiliza el juicio de la injusticia del hombre, la maldición de su rebeldía y el desenmascaramiento de todos los rostros feos del hombre para manifestar Su carácter justo. La santidad es una representación de Su carácter justo y, de hecho, Su santidad es Su carácter justo. Vuestras actitudes corruptas son el contexto de las palabras actuales, hablo y juzgo y llevo a cabo la obra de conquista de acuerdo a ellas. Solo esto es la obra práctica y solo de esta manera se puede acentuar la santidad de Dios. Si no hay rastro de carácter corrupto en ti, entonces Dios no te juzgará ni te mostrará Su justo carácter. Dado que tienes un carácter corrupto, Dios no te pasará por alto y es así como demuestra Su santidad. Si Dios viera que la inmundicia y rebeldía del hombre es demasiado grande y sin embargo no te hablara, juzgara ni castigara por tu injusticia, entonces eso probaría que Él no es Dios, porque no odiaría el pecado; sería tan inmundo como el hombre. Hoy, te juzgo por tu inmundicia y te castigo por tu corrupción y rebeldía. No estoy alardeando de Mi poder sobre vosotros ni oprimiéndoos deliberadamente; hago estas cosas porque vosotros, que habéis nacido en esta tierra de inmundicia, habéis sido muy gravemente contaminados por ella. Simplemente habéis perdido vuestra integridad y humanidad, como cerdos viviendo en lugares sucios. A causa de vuestra suciedad y corrupción sois juzgados y desato Mi ira sobre vosotros. Precisamente debido al juicio de estas palabras, habéis podido ver que Dios es el Dios justo, que Dios es el Dios santo. Precisamente por Su santidad y justicia, os juzga y desata Su ira sobre vosotros; es precisamente porque ve la rebeldía de la humanidad por lo que Él revela Su carácter justo. La suciedad y corrupción de la humanidad revelan Su santidad. Eso basta para demostrar que es Dios mismo, que es santo e inmaculado, y sin embargo vive en la tierra de la inmundicia. Si una persona se revuelca en el fango con los demás y no tiene nada santo ni un carácter justo, entonces no está cualificada para juzgar la injusticia del hombre ni es apta para llevar a cabo el juicio de este. ¿Cómo podrían personas igualmente sucias estar capacitadas para juzgar a sus semejantes? Solo el mismo Dios santo puede juzgar a toda la humanidad inmunda. ¿Cómo podría el hombre juzgar los pecados del hombre? ¿Cómo podría el hombre ver los pecados del hombre y estar cualificado para condenar al hombre? Si Dios no estuviera cualificado para juzgar los pecados del hombre, entonces ¿cómo iba a ser el Dios mismo justo? Debido a que las personas revelan actitudes corruptas, Dios habla para juzgarlas, y solo entonces estas pueden ver que Él es un Dios santo. Dios juzga y castiga al hombre por sus pecados y deja en evidencia estos pecados. Ninguna persona o cosa puede escapar a este juicio. Él juzga todo lo que es sucio. Solo así se revela que el carácter que Dios revela es justo. Si fuera de otro modo, ¿cómo podría decirse que sois un contraste tanto en nombre como en hecho?
[…] La santidad de Dios se muestra mediante la gente que viene de la tierra de la inmundicia; hoy en día, Él usa la suciedad que se muestra en esa gente y Él juzga, y se revela lo que Él es en medio del juicio. ¿Por qué juzga? Él es capaz de decir las palabras de juicio porque desprecia el pecado; ¿cómo podría Él estar tan enfadado si no aborreciera la rebeldía de la humanidad? Si no hubiera dentro de Él asco o repugnancia, si no prestara atención a la rebeldía de la gente, entonces eso le haría tan sucio como el hombre. Que pueda juzgar y castigar al hombre se debe a que aborrece la inmundicia y en Él está ausente eso que aborrece. Si también hubiera oposición y rebeldía en Él, no despreciaría a los que son antagónicos y rebeldes. Si la obra de los últimos días se estuviera llevando a cabo en Israel, no tendría sentido. ¿Por qué la obra de los últimos días se hace en China, el lugar más oscuro y atrasado de todos? Para mostrar Su santidad y justicia. En resumen, cuanto más oscuro es el lugar, más claramente se puede mostrar la santidad de Dios. De hecho, todo esto es por el bien de la obra de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista
570. Hace mucho que he visto claramente las diversas acciones de los espíritus malignos. Incluso las personas usadas por los espíritus malignos (aquellas con malas intenciones, aquellas que codician la carne o la riqueza, aquellas que se exaltan, aquellas que desestabilizan la iglesia, etc.), cada una también ha sido calada por Mí. No supongáis que todo habrá acabado una vez que los espíritus malignos hayan sido expulsados. ¡Déjame decirte! De ahora en adelante, desecharé a estas personas una por una, ¡para nunca usarlas! Es decir, cualquier persona corrompida por los espíritus malignos no será usada por Mí, ¡y será expulsada! ¡No pienses que no tengo sentimientos! ¡Sabe esto! ¡Yo soy el Dios santo y no moraré en un templo inmundo! Solo uso personas honestas y sabias que son totalmente leales a Mí y que pueden ser consideradas con Mi carga. Esto es porque tales personas fueron predestinadas por Mí y absolutamente ningún espíritu maligno está obrando en ellas en lo más mínimo. Déjame aclarar una cosa: de ahora en adelante, todas aquellas personas sin la obra del Espíritu Santo tienen la obra de los espíritus malignos. Permíteme reiterar: no quiero a una sola persona en quien los espíritus malignos obren. ¡Todas serán arrojadas al Hades junto con su carne!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo al principio, Capítulo 76
571. La carne vestida por el Espíritu de Dios es la propia carne de Dios. El Espíritu de Dios es supremo; Él es todopoderoso, santo y justo. De igual forma, Su carne también es suprema, todopoderosa, santa y justa. Carne como esa solo puede hacer lo que es justo y beneficioso para la humanidad; lo que es santo, glorioso y poderoso. Es incapaz de hacer cualquier cosa que viole la verdad, la moralidad y la justicia; mucho menos, cualquier cosa que traicione al Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios es santo y, por lo tanto, Su carne no es susceptible de corrupción por Satanás; Su carne es de una esencia diferente a la carne del hombre. Porque es el hombre, no Dios, el que es corrompido por Satanás, y Satanás no podría corromper la carne de Dios mismo. Así pues, a pesar del hecho de que el hombre y Cristo moran dentro del mismo espacio, Satanás solo puede poseer y usar al hombre, así como hacerle daño con sus artimañas. Por el contrario, Cristo es eternamente inmune a la corrupción de Satanás porque Satanás nunca será capaz de ascender al lugar más alto y nunca será capaz de acercarse a Dios. Hoy, todos vosotros debéis entender que sólo la humanidad, que ha sido corrompida por Satanás, es la que me traiciona. La traición jamás será un asunto que involucre a Cristo en lo más mínimo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Un problema muy serio: la traición (2)
572. Dios mismo no tiene elementos de rebeldía; Su esencia es buena. Él es la expresión de toda la belleza y bondad, así como de todo el amor. Incluso en la carne, Dios no hace nada que se rebele contra Dios Padre. Incluso a costa de sacrificar Su vida, estaría dispuesto de todo corazón a hacerlo y no elegiría otra cosa. Dios no posee elementos de sentenciosidad ni prepotencia, arrogancia o vanidad; no posee elementos de tortuosidad. Todo lo que se rebela contra Dios proviene de Satanás; Satanás es el origen de toda maldad y fealdad. La razón por la que el hombre tiene cualidades similares a las de Satanás es porque Satanás ha corrompido al hombre y ha trabajado en él. Satanás no ha corrompido a Cristo; por lo tanto, Él solo posee las características de Dios y ninguna de las de Satanás.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La esencia de Cristo es la sumisión a la voluntad del Padre celestial
573. “La santidad de Dios” significa que la esencia de Dios no tiene mácula, que el amor de Dios es desinteresado, que todo lo que le proporciona al hombre es desinteresado, y la santidad de Dios es intachable e irreprochable. Estos aspectos de la esencia de Dios no son sólo palabras que Él usa para hacer alarde de Su identidad, sino que Dios utiliza Su esencia para tratar a todos y cada uno de los individuos con una serena sinceridad. En otras palabras, la esencia de Dios no es vacía ni es teórica o doctrinal, y desde luego no es una especie de conocimiento. No es una especie de educación para el hombre; en su lugar es la verdadera revelación de las propias acciones de Dios y la esencia revelada de lo que Dios tiene y es.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI
574. ¿A qué se refiere la santidad de Dios de la que hablo? Pensad en ello un segundo. ¿Es la santidad de Dios Su autenticidad? ¿Es la santidad de Dios Su fidelidad? ¿Es la santidad de Dios Su abnegación? ¿Es Su humildad? ¿Su amor por el hombre? Dios otorga libremente la verdad y la vida al hombre, ¿es esta Su santidad? Sí que lo es, todo eso. Todo esto que Dios revela es único y no existe dentro de la humanidad corrupta y tampoco puede ser visto en ella. Ni durante el proceso de la corrupción del hombre por parte de Satanás ni en el carácter corrupto de Satanás, ni en su esencia o naturaleza se puede ver el menor rastro de ello. Todo lo que Dios tiene y es, es único; sólo Dios mismo tiene y posee este tipo de esencia. […] La esencia de la santidad es el verdadero amor, pero más aún, es la esencia de la verdad, la justicia y la luz. La palabra “santo” solo es adecuada cuando se aplica a Dios; nada en la creación merece ser llamado “santo”. El hombre debe entender esto.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI
575. Cuando Dios vino a la tierra, Él no era del mundo, ni se hizo carne con el fin de disfrutar del mundo. Él nacería dondequiera que Su obra revelara Su carácter y fuera más significativa, con independencia de si se trataba de una tierra santa o una inmunda. Da igual dónde obre, Él es santo. Él creó todas las cosas en el mundo, aunque Satanás las haya corrompido. Sin embargo, todas las cosas siguen perteneciéndole a Él; todas están en Sus manos. Llega a una tierra inmunda y obra ahí para revelar Su santidad; Él hace esto solamente en aras de Su obra, lo cual significa que solo soporta gran humillación para llevar a cabo dicha obra con el fin de salvar a las personas de esta tierra inmunda. Esto se hace en aras del testimonio, en beneficio de toda la humanidad. Lo que tal obra muestra a las personas es la justicia de Dios y puede demostrar de mejor manera que Dios es supremo. Su grandeza y Su rectitud se manifiestan precisamente en la salvación de un grupo de personas de baja posición a quienes otros desprecian. Nacer en una tierra inmunda no prueba que Él sea inferior; simplemente permite que todos los seres creados vean Su grandeza y Su amor sincero por la humanidad. Cuanto más lo hace, más revela Su amor puro, Su amor perfecto por el hombre. Dios es santo y justo, aunque Él nació en una tierra inmunda y aunque vive con esas personas llenas de inmundicia, del mismo modo que Jesús vivió con los pecadores en la Era de la Gracia. ¿Acaso cada parte de Su obra no se hace en aras de la supervivencia de toda la humanidad? ¿No es todo esto para que la humanidad pueda obtener una gran salvación? Hace dos mil años, Él vivió con pecadores durante unos años. Eso fue en aras de la redención. Hoy, Él está viviendo con un grupo de personas inmundas, inferiores. Esto es en aras de la salvación. ¿Acaso toda Su obra no es en beneficio de vosotros, los humanos? Si no es para salvar a la humanidad, ¿por qué habría vivido y sufrido Él con pecadores durante tantos años, después de nacer en un pesebre? Y si no es para salvar a la humanidad, ¿por qué regresaría Él a la carne una segunda vez, a nacer en esta tierra en la que se congregan los demonios, y a vivir con estas personas que Satanás ha corrompido profundamente? ¿No es fiel Dios? ¿Qué parte de Su obra no ha sido para la humanidad? ¿Qué parte no ha sido para vuestro porvenir? Dios es santo, ¡esto es inmutable! Él no está contaminado por la inmundicia, aunque ha venido a una tierra inmunda; ¡todo esto solo puede significar que el amor de Dios por la humanidad es extremadamente abnegado, y que el sufrimiento y la humillación que Él soporta son extremadamente grandes!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La relevancia de salvar a los descendientes de Moab
576. Tus ideas, tus pensamientos, tu comportamiento, tus palabras y tus actos, ¿acaso todas estas expresiones no cuentan como contraste para la justicia y la santidad de Dios? ¿Acaso no son vuestras expresiones manifestaciones del carácter corrupto revelado por las palabras de Dios? Tus pensamientos e ideas, tus motivaciones, y la corrupción que se revela en ti muestran el justo carácter de Dios, al igual que Su santidad. Dios también nació en la tierra de la inmundicia, sin embargo, Él se mantiene inmaculado frente a esa suciedad. Vive en el mismo mundo sucio que tú, pero Él posee la razón y la percepción, y desprecia la inmundicia. Puede que ni siquiera seas capaz de detectar nada sucio en tus palabras y acciones, pero Él sí puede y te lo señala. Esas viejas cosas tuyas —tu falta de refinamiento, percepción y sentido, y tus modos atrasados de vivir— salen ahora a la luz a raíz de las revelaciones actuales; solo mediante la venida de Dios a la tierra a obrar así la gente contempla Su santidad y Su justo carácter. Él te juzga y te castiga, hace que ganes comprensión. A veces, tu naturaleza demoníaca se manifiesta, y Él te la señala. Él conoce la esencia del hombre como la palma de Su mano. Vive entre vosotros, come la misma comida que tú y habita en el mismo ambiente, pero incluso así, Él sabe más. Puede exponerte y descubrir la corrupta esencia de la humanidad. No hay nada que deteste más que las filosofías para los asuntos mundanos del hombre y la tortuosidad y la falsedad. En particular, aborrece las interacciones carnales de la gente. Puede que no esté familiarizado con las filosofías para los asuntos mundanos del hombre, pero Él puede ver claramente y exponer las actitudes corruptas que revela la gente. Obra para hablar y enseñar al hombre a través de estas cosas, las usa para juzgar a la gente y para manifestar Su propio carácter justo y santo. Así, la gente se convierte en un contraste para Su obra. Solo Dios encarnado puede poner en claro las actitudes corruptas del hombre y todos los feos rostros de Satanás. Aunque Él no te castiga, y simplemente te usa como un contraste de Su justicia y santidad, te sientes avergonzado y no encuentras lugar para esconderte, porque eres demasiado sucio. Él habla usando las cosas que están expuestas en el hombre, y solo cuando estas salen a la luz, la gente se da cuenta de lo santo que es Dios. Él no pasa por alto ni la más mínima impureza en la gente, ni siquiera los sucios pensamientos en sus corazones; si las palabras y los actos de la gente están en desacuerdo con Sus intenciones, entonces Él no los disculpa. En Sus palabras, no hay lugar para la inmundicia de los humanos o de cualquier otra cosa; todo debe ser expuesto a la luz.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista
577. Nunca veréis que Dios tenga opiniones parecidas a las de los seres humanos sobre las cosas, ni tampoco le veréis usar los puntos de vista de la humanidad, su conocimiento, su ciencia, su filosofía o la imaginación del hombre para encargarse de algo. En su lugar, todo lo que Dios hace y todo lo que Él revela está relacionado con la verdad. Es decir, cada palabra que Él ha dicho y cada acción que ha llevado a cabo están atadas a la verdad. Esta verdad no es producto de una fantasía sin base; esta verdad y estas palabras son expresadas por Dios por medio de Su esencia y Su vida. Como estas palabras y la esencia de todo lo que Dios ha hecho son la verdad, podemos afirmar que la esencia de Dios es santa. En otras palabras, todo lo que Dios dice y hace aporta vitalidad y luz a las personas; les permite ver cosas positivas y la realidad de las mismas, y le señala el camino a la humanidad para que pueda andar por la senda correcta. Todas estas cosas se determinan por la esencia de Dios y la de Su santidad.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único V
578. Cuando llegas a entender la santidad de Dios, puedes creer realmente en Él, cuando llegas a entender la santidad de Dios, puedes comprender de verdad el verdadero significado de las palabras “Dios mismo, el único”. Ya no fantasearás pensando que existen otras sendas diferentes a esta por las que podrías escoger caminar, ni estarás dispuesto a traicionar todo lo que Dios ha dispuesto para ti. Al ser santa la esencia de Dios, esto significa que solo por medio de Dios puedes embarcarte en la senda correcta y brillante de la vida humana; solo por medio de Dios puedes conocer el significado de la vida, solo por medio de Dios puedes vivir la humanidad real y tanto poseer como conocer la verdad. Solo por medio de Dios puedes obtener vida de la verdad. Solo Dios mismo puede ayudarte a apartarte del mal y librarte del daño y del control de Satanás. Aparte de Dios, nada ni nadie puede salvarte del mar de sufrimiento para que dejes de sufrir. Esto queda determinado por la esencia de Dios. Solo Dios mismo te salva tan desinteresadamente; solo Él es responsable en última instancia por tu futuro, tu sino y tu vida, y Él lo dispone todo para ti. Esto es algo que nada creado o no creado puede conseguir. Como nada creado o no creado posee una esencia igual a la esencia de Dios, ninguna persona o cosa tiene la capacidad de salvarte o dirigirte. Esta es la importancia de la esencia de Dios para el hombre.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI
579. He impuesto al hombre un estándar muy estricto todo este tiempo. Si tu lealtad viene acompañada de intenciones y condiciones, entonces preferiría no tener tu supuesta lealtad, porque Yo aborrezco a los que me engañan por medio de sus intenciones y me chantajean con condiciones. Solo deseo que el hombre me sea absolutamente leal y que haga todas las cosas en aras de una sola palabra: fe, y para demostrar esa fe. Me desagrada vuestro uso de halagos para alegrarme, porque Yo siempre os he tratado con sinceridad, por lo que deseo que vosotros también actuéis con una fe verdadera hacia Mí.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres un verdadero creyente en Dios?
580. Debes saber qué tipo de personas deseo; los impuros no tienen permitido entrar en el reino, ni mancillar el suelo santo. Aunque puedes haber realizado muchas obras y obrado durante muchos años, si al final sigues siendo deplorablemente inmundo, entonces ¡será intolerable para la ley del Cielo que desees entrar en Mi reino! Desde la fundación del mundo hasta hoy, nunca he ofrecido acceso fácil a Mi reino a cualquiera que se gane Mi favor. Esta es una norma celestial ¡y nadie puede quebrantarla! Debes buscar la vida. Hoy, las personas que serán perfeccionadas son del mismo tipo que Pedro; son las que buscan cambios en su propio carácter y están dispuestas a dar testimonio de Dios y a cumplir con su deber como seres creados. Solo las personas así serán perfeccionadas. Si solo esperas recompensas y no buscas cambiar tu propio carácter-vida, entonces todos tus esfuerzos serán en vano. ¡Y esta verdad es inalterable!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine
581. Dios Mismo tiene Sus propias posesiones y Su ser. Todo lo que Él expresa y revela representa Su propia esencia y Su propia identidad. Estas posesiones y este ser, así como esta esencia e identidad, son cosas que ningún hombre puede reemplazar. Su carácter abarca Su amor por la especie humana, Su consuelo y Su odio hacia ella y, aún más, una comprensión profunda por la especie humana. Sin embargo, la personalidad del hombre puede incluir ser alegre, vivaz o insensible. El carácter de Dios es el que posee el Soberano de todos los seres vivos y las cosas; es el que posee el Señor de la creación. Su carácter representa honorabilidad, poder, nobleza, grandeza y, sobre todo, supremacía. Su carácter es símbolo de autoridad, símbolo de todo lo que es recto, símbolo de todo lo que es hermoso y bueno. Más que esto, Su carácter es un símbolo de invulnerabilidad a ser vencido o invadido por la oscuridad o por cualquier fuerza enemiga, así como un símbolo de invulnerabilidad a la ofensa (e intolerancia de la ofensa) por parte de cualquier ser creado. Su carácter es un símbolo del mayor poder. No hay persona o personas que perturben o puedan perturbar Su obra o Su carácter. Pero la personalidad del hombre no es más que un mero símbolo de su leve superioridad sobre la bestia. El hombre en sí mismo y por sí mismo no tiene ninguna autoridad, ninguna autonomía y ninguna destreza para trascender al yo, sino que en su esencia es alguien que se acobarda quedando a merced de todo tipo de personas, sucesos y cosas. La alegría de Dios se debe a la existencia y surgimiento de la rectitud y la luz, debido a la destrucción de la oscuridad y la maldad. Él se deleita en traer luz y una buena vida a la humanidad; Su alegría es una alegría recta, un símbolo de la existencia de todo lo que es positivo y, aún más, un símbolo de buenos auspicios. La ira de Dios se debe al daño que la existencia y la perturbación de la falta de rectitud ocasionan a Su humanidad; se debe a la existencia de la maldad y la oscuridad, a la existencia de las cosas que ahuyentan la verdad y, aún más, se debe a la existencia de cosas que se oponen a lo que es bueno y hermoso. Su ira es un símbolo de que todas las cosas negativas ya no existen y, aún más, es un símbolo de Su santidad. Su tristeza se debe a la humanidad, en la que Él tiene esperanzas, pero que ha caído en la oscuridad, y esto se debe a que la obra que Él hace en el hombre no cumple Sus intenciones, porque no toda la humanidad a la que Él ama tiene la capacidad de vivir en la luz. Él se entristece por la humanidad inocente, por el hombre honesto pero ignorante, y por el hombre que es bueno pero tiene carencias en sus propios puntos de vista. Su tristeza es símbolo de Su bondad y de Su misericordia, símbolo de belleza y benevolencia. Su felicidad, por supuesto, proviene de derrotar a Sus enemigos y de obtener la buena voluntad del hombre. Más que esto, surge a partir de la expulsión y destrucción de todas las fuerzas enemigas, y debido a que la humanidad recibe una vida buena y pacífica. La felicidad de Dios es diferente al gozo del hombre; más bien, es el sentimiento de producir buenos frutos, un sentimiento aún mayor que el gozo. Su felicidad es un símbolo de la liberación del sufrimiento de la humanidad a partir de este momento, y un símbolo de la entrada de la humanidad a un mundo de luz. Todas las emociones de la humanidad, por otro lado, surgen en aras de sus propios intereses, no por la rectitud, la luz o lo que es hermoso, y mucho menos por la gracia concedida por el Cielo. Las emociones de la humanidad son egoístas y pertenecen al mundo de la oscuridad. Estas no surgen en aras de la voluntad de Dios, y mucho menos de Su plan, por lo que nunca puede hablarse de Dios y del hombre al mismo tiempo. Dios es por siempre supremo y por siempre honorable, mientras que el hombre es por siempre vulgar y por siempre inútil. Esto es porque Dios siempre está entregándose a la especie humana y esforzándose por ella, mientras que el hombre siempre pide y se esfuerza solo para sí mismo. Dios siempre se desvive por la supervivencia de la especie humana; no obstante, el hombre nunca contribuye en nada en aras de la rectitud o la luz. Incluso si el hombre hace un esfuerzo pasajero, no puede resistir ni un solo golpe, pues el esfuerzo del hombre siempre es para su propio beneficio y no para el de otros. El hombre siempre es egoísta, mientras que Dios es siempre desinteresado. Dios es el origen de todo lo recto, lo bueno y lo hermoso, mientras que el hombre es el que hereda y expresa toda la fealdad y maldad. Dios nunca alterará Su esencia de rectitud y belleza y, sin embargo, el hombre puede traicionar la rectitud y distanciarse de Dios en cualquier momento y en cualquier situación.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Es muy importante comprender el carácter de Dios
582. La intolerancia a la ofensa por parte de Dios es Su esencia única; la ira de Dios es Su carácter único; la majestad de Dios es Su esencia única. El principio detrás de la ira de Dios es la representación de Su identidad y estatus, que solo Él posee. No hace falta decir que este principio es también un símbolo de la esencia del único Dios mismo. El carácter de Dios es Su propia esencia inherente, que no cambia en absoluto con el paso del tiempo, ni se ve alterada por los cambios de localización geográfica. Su carácter inherente es Su esencia intrínseca. Independientemente de sobre quién lleve a cabo Su obra, Su esencia no cambia, y tampoco lo hace Su carácter justo. Cuando uno enoja a Dios, lo que Dios envía es Su carácter inherente; en este momento el principio detrás de Su ira no cambia, ni tampoco Su identidad y estatus únicos. Él no se enoja debido a un cambio en Su esencia o porque diferentes elementos surgen de Su carácter, sino porque la oposición del hombre contra Él ofende Su carácter. La flagrante provocación del hombre hacia Dios es un desafío serio a la propia identidad y estatus de Dios. Según la opinión de Dios, cuando el hombre lo desafía, está contendiendo con Él y tentando a Su ira. Cuando el hombre se opone a Dios, cuando compite con Dios, cuando tienta continuamente a la ira de Dios, entonces es precisamente cuando el pecado prolifera; en esos momentos, la ira de Dios se revelará y presentará de forma natural. Por tanto, la expresión de Su ira por parte de Dios es un símbolo de que todas las fuerzas perversas dejarán de existir y es un símbolo de que todas las fuerzas hostiles serán destruidas. Esta es la singularidad del justo carácter de Dios y de Su ira. Cuando la dignidad y la santidad de Dios son desafiadas, cuando las fuerzas de la rectitud son obstruidas y no son vistas por el hombre, entonces Dios enviará Su ira. Debido a la esencia de Dios, todas esas fuerzas sobre la tierra que compiten con Dios, se oponen y enfrentan a Él, son perversas, corruptas y carentes de rectitud; proceden de Satanás y le pertenecen. Como Dios es recto y es de la luz y perfectamente santo, así todas las cosas perversas, corruptas y pertenecientes a Satanás desaparecerán cuando se desate la ira de Dios.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único II