I

Dios encarnado ha venido al mundo en los últimos días.

Él ha estado hablando y expresando la verdad, y ha aparecido ante el hombre.

Oímos Su voz y nos elevamos ante Él.

Qué gran bendición es asistir al banquete con el Señor.

¡Oh, amado Dios Todopoderoso! Tus palabras son infinitamente generosas.

Comemos y bebemos Tu palabra cada día, y llegamos a comprender innumerables verdades.

Sus palabras señalan el rumbo y la senda para que no andemos a tientas en la vaguedad.

Nuestro corazón tiene paz y satisfacción infinita, y esta es verdaderamente la gracia y la bendición de Dios.

Cantamos, bailamos y alabamos a Dios Todopoderoso.

Gracias a Dios por regarnos y proveernos en persona.

Nuestros corazones aman a Dios y adoran a Dios Todopoderoso.

Difundimos el evangelio del reino y daremos testimonio de Dios para siempre.

II

A través del juicio y el castigo de Dios, llegamos a conocernos a nosotros mismos.

A través de todo tipo de sufrimiento y refinamientos, nuestras actitudes consiguen cambiar.

Al conocer la justicia de Dios y ver Su belleza y bondad, nuestros corazones lo temen y aman aún más.

¡Oh, amado Dios Todopoderoso! Tu juicio nos salva.

Hemos desechado nuestras actitudes corruptas y podemos someternos a Ti.

Practicamos la verdad para ser personas honestas y cumplir nuestros deberes con los pies en la tierra.

Rebosamos de alegría cuando buscamos amar a Dios y nuestros corazones se llenan de dulzura cuando llegamos a entender la verdad.

Cantamos, bailamos y alabamos a Dios Todopoderoso.

Damos gracias a Dios por otorgarnos la verdad y vida.

Nuestros corazones aman a Dios y adoran a Dios Todopoderoso.

Qué bendición es ser salvados por Dios en los últimos días.