12. Quitarme el disfraz y ser una persona honesta

Por Chengqian, China

En 2022, fui elegido líder de la iglesia. Pensaba que probablemente era bueno en todos los aspectos, si no, mis hermanos y hermanas no me habrían elegido. Una vez, en una reunión, la hermana Li Yu, la diaconisa del evangelio, vivía en un estado en el que se catalogaba a sí misma como alguien de bajo calibre. Estaba bastante negativa y quería rendirse. Yo sabía que el calibre de Li Yu no era tan bajo. Ella quería rendirse principalmente por un problema de carácter corrupto. Pensé: “Me acabo de convertir en líder de la iglesia. Cuando encuentro problemas así, tengo que hablar sobre eso y resolverlos rápidamente. Esto mostrará que soy capaz en mi trabajo y también hará que Li Yu me apruebe”. Al pensar que alguna vez yo había estado en el mismo estado que Li Yu, busqué un pasaje de las palabras de Dios que estaba leyendo en aquel momento, y compartí mi comprensión a la luz de esas palabras. Cuando vi que ella estuvo de acuerdo, sentí felicidad en mi corazón. Luego, Li Yu me preguntó: “¿Y cómo practicaste y entraste después?”. Enseguida me puse nervioso, porque en ese momento solo tenía un poco de comprensión y no había practicado y entrado. Pensé: “Comuniqué mi comprensión muy bien, pero en cuanto mencionamos practicar y entrar, no tenía nada para decir. ¿Qué pensará Li Yu de mí? No puede ser. Tengo que encontrar la manera de compartir un camino a seguir”. Mi cabeza empezó a funcionar a toda velocidad, buscando la manera de resolverlo, mientras ocultaba en silencio las partes faltantes de mi experiencia. Luego le hablé sobre las palabras de Dios que había leído en aquel momento y lo que había comprendido. Cuando llegaba a las partes que no había experimentado en absoluto, simplemente las salteaba y luego le hablaba de mi reciente comprensión de las palabras de Dios. Finalmente llegué al final de mi enseñanza emparchando las cosas de esta manera. Cuando vi la falta de reacción de Li Yu, me sentí muy decepcionado por dentro, porque pensé: “Mi verdadero nivel quedó al descubierto, y ahora Li Yu me menospreciará”. Luego, cuando hablamos del trabajo evangélico, Li Yu me hizo más preguntas. Aunque quise proponerle algunas soluciones para salvar las apariencias, no se me ocurrió ninguna sugerencia valiosa incluso después de reflexionar un rato largo. Luego pensé que ahora era líder de la iglesia y, como fuera, tenía que señalar un camino a seguir. Entonces le dije a Li Yu: “De hecho, cuando nos enfrentamos a estos problemas, Dios mira nuestra actitud hacia nuestro deber. Mientras nos dediquemos más a pensar y paguemos un mayor precio, Dios nos guiará, sin dudas”. Observé la expresión de Li Yu mientras le hablaba. Li Yu no mostró reacción en ningún momento de mi enseñanza. Al ver que había dicho tanto, pero no había logrado ningún resultado, sentí que había quedado realmente mal. Simplemente tenía el título de líder de la iglesia, pero no podía resolver problemas. ¿Qué pensará Li Yu de mí? Mientras volvía a casa, me sentí muy mal, terriblemente desmoralizado. Pensé: “Recién empiezo como líder y ya he mostrado muchas deficiencias. No sé a cuántas reuniones tendré que ir y cuántos problemas tendré que enfrentar en el futuro. Si todas las veces son como hoy, ¿qué voy a hacer? Si todos ven mis deficiencias, ¿cómo podré permanecer en esta iglesia en el futuro?”. Sentí que la presión crecía, y que el corazón me pesaba, como si lo estuviera aplastando una piedra.

Cuando llegué a casa, miré el video del testimonio vivencial: “Me hice daño a mí misma con máscaras y engaños”. Al pensar en las escenas cuando estaba frente a Li Yu, simulando comprender, finalmente me di cuenta de que estaba viviendo en un estado de simulación. Pensé en un pasaje de las palabras de Dios y lo busqué para leerlo. Dios Todopoderoso dice: “Algunos líderes y obreros no alcanzan a ver los problemas prácticos que existen dentro de la iglesia. Al asistir a una reunión, sienten que no tienen nada que decir que merezca la pena, así que solamente se obligan a ofrecer algunas palabras y doctrinas. Saben perfectamente bien que lo que están diciendo es mera doctrina, pero lo dicen de todos modos. Al final, incluso ellos sienten que sus palabras son insípidas, y sus hermanos y hermanas tampoco las encuentran edificantes. Si no eres consciente de este problema y sigues diciendo tales cosas obstinadamente, entonces no está obrando el Espíritu Santo ni existe beneficio alguno para las personas. Si no has experimentado la verdad y aun así quieres hablar de ella, no importa lo que digas, no lograrás penetrar en la verdad; cualquier cosa que digas no será más que palabras y doctrinas. Puedes pensar que están esclarecidas de algún modo, pero no son más que doctrinas; no son la realidad-verdad. Por mucho que lo intenten, nadie que esté escuchando podrá captar algo real de ellas. Mientras te escuchen, puede que piensen que lo que dices es bastante acertado, pero, después, lo olvidarán por completo. Si no hablas acerca del estado real en el que te encuentras, no lograrás llegar al corazón de la gente y no recordarán nada una vez que lo hayan oído. No tiene nada constructivo que ofrecer. Cuando te encuentres en una situación así, deberías ser consciente de que lo que estás diciendo no es práctico, no le servirá de nada a nadie que sigas hablando así, y será aún más incómodo si alguien plantea una pregunta para la que no tengas respuesta. Deberías detenerte inmediatamente y dejar que alguna otra persona comparta. Esa sería la elección más inteligente. Cuando asistas a una reunión y sepas algo sobre un tema en particular, puedes aportar algo práctico al respecto. Puede que sea un poco superficial, pero todos lo entenderán. Si siempre quieres hablar de manera más profunda para impresionar a la gente y nunca pareces hacerte entender, deberías dejarlo. Cualquier cosa que digas a continuación no será más que doctrina vacía; deberías dejar que alguien más participe antes de seguir compartiendo. Si crees que lo que comprendes es mera doctrina y que decirlo no será constructivo, en este caso el Espíritu Santo no obrará por mucho que hables. Si te obligas a hablar, podrías terminar desviándote y diciendo absurdeces que podrían llevar por el mal camino a la gente. La mayoría de la gente tiene una base tan pobre y una aptitud tan baja que no es capaz de asimilar cosas más profundas con rapidez o recordarlas con facilidad. Por otro lado, las cosas que son distorsionadas, preceptivas y doctrinales, las captan bastante rápido. Algo perverso por su parte, ¿verdad? Por lo tanto, tienes que ceñirte a los principios al compartir sobre la verdad y hablar sobre lo que entiendas. Existe vanidad en los corazones de las personas y, a veces, cuando su vanidad toma las riendas, insisten en hablar, incluso cuando saben que lo que están diciendo es doctrina. Piensan: ‘Puede que mis hermanos y hermanas no se den cuenta. Voy a ignorar todo eso por el bien de mi reputación. Lo que importa ahora es mantener las apariencias’. ¿No es esto un intento de engañar a las personas? ¡Esto es desleal a Dios! Si se trata de gente con cierto juicio, se sentirán arrepentidos y sentirán que deberían dejar de hablar. Sentirán que deberían cambiar de tema y compartir sobre algo en lo que tengan experiencia, o quizás su comprensión y conocimiento de la verdad. Por mucho que alguien comprenda, eso es todo lo que debería decir. Por mucho que alguien hable, existe un límite para las cosas prácticas que puede decir. Sin experiencia, tus figuraciones y tu pensamiento no son más que teoría, nada más que nociones humanas(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Dios dice que cuando enseñan en las reuniones, las personas solo deben decir lo que comprenden. Tal es la razón que deben tener. Si las personas se obligan a hablar sobre cosas que no experimentaron o no vieron claramente, y lo hacen aunque son conscientes de que están charloteando sobre la doctrina, solo están satisfaciendo su vanidad y engañando a las personas. Eso es lo que yo estaba haciendo en la reunión. Cuando escuché a la diaconisa del evangelio hablar sobre diversos problemas, solo quería resolvérselos rápidamente para demostrar que tenía cierto nivel como líder de la iglesia. Pero mientras le enseñaba, me di cuenta de que después de hablar sobre lo poco que comprendía, no tenía nada más para decir. Para mantener mi imagen, me obligué a seguir charloteando sobre la doctrina porque quería simular ser una persona con experiencia. Como resultado, el problema de Li Yu seguía sin resolverse. Yo estaba pensando en cómo evitar quedar mal a lo largo de todo el proceso. No pensaba en absoluto en cómo resolver realmente los problemas. El estado de la diaconisa del evangelio no era bueno, y había verdaderas dificultades en el trabajo evangélico, pero eso no me hacía sentirme ansioso, e incluso me tomaba a pecho si quedaba bien o mal. ¡Era tan egoísta y despreciable! Había engañado a Li Yu charloteando sobre la doctrina, pero Dios escruta las profundidades de nuestro corazón. Cumplir con mi deber de esa manera, sin hacer un trabajo real ni resolver los problemas reales, era la conducta de un falso líder.

Cuando mis hermanos y hermanas supieron sobre mi estado, me encontraron un pasaje de las palabras de Dios. Me permitió ver mis problemas con mayor claridad. Dios Todopoderoso dice: “Las propias personas son seres creados. ¿Pueden los seres creados alcanzar la omnipotencia? ¿Pueden alcanzar la perfección y la impecabilidad? ¿Pueden alcanzar la destreza en todo, llegar a entenderlo todo, ver la esencia de todo y ser capaces de cualquier cosa? No pueden. Sin embargo, dentro de los humanos hay un carácter corrupto y una debilidad fatal. En cuanto aprenden una habilidad o profesión, las personas sienten que son capaces, que tienen estatus y valor, que son profesionales. Sin importar lo mediocres que sean, quieren presentarse como figuras famosas o excepcionales, convertirse en una celebridad de poca importancia, y hacer creer a la gente que son perfectos y sin ningún defecto. A ojos de los demás, desean hacerse famosos, poderosos o figuras importantes y quieren volverse imponentes, capaces de cualquier cosa y sin que haya nada que no puedan lograr. Creen que si pidieran ayuda parecerían incapaces, débiles e inferiores y la gente los despreciaría. Por eso siempre quieren mantener las apariencias. […] ¿Qué tipo de carácter es este? La arrogancia de estas personas no tiene límite, han perdido toda razón. No quieren ser como los demás, no quieren ser gente corriente, gente normal, sino superhumanos, personas excepcionales, peces gordos. ¡Este es un problema descomunal! En cuanto a las debilidades, deficiencias, ignorancia, estupidez y falta de entendimiento dentro de la humanidad normal, lo ocultan todo y no dejan que otras personas lo vean y siguen disfrazándose. Hay quienes no ven nada con claridad y, sin embargo, afirman que, en su corazón, comprenden. Cuando les pides que lo expliquen, no saben hacerlo. Después de que lo haya explicado otra persona, alegan que estaban a punto de decir lo mismo, pero no pudieron expresarlo a tiempo. Hacen todo lo posible por disfrazarse para tratar de quedar bien. ¿Qué os parece? ¿No vive esa gente con la cabeza en las nubes? ¿No está soñando? Ni ellos mismos saben quiénes son, no saben vivir una humanidad normal. Ni una vez han actuado como seres humanos prácticos. Si te pasas los días con la cabeza en las nubes, saliendo del paso, sin hacer nada de forma realista y viviendo siempre de acuerdo con tu imaginación, esto es un problema. La senda que eliges en la vida no es correcta. Si haces esto, entonces da igual cuánto creas en Dios, no entenderás la verdad ni podrás obtenerla. Para serte sincero, no puedes obtener la verdad porque tu punto de partida es equivocado(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las cinco condiciones que hay que cumplir para emprender el camino correcto de la fe en Dios). Dios expuso que las personas tienen actitudes arrogantes y no quieren mantener su lugar como personas comunes y que siempre quieren hacer de cuenta que pueden hacer todo y entienden todo, para que los demás piensen equivocadamente que tienen un nivel alto y no que son personas normales. Así es como yo me estaba comportando. Después de ser elegido líder de la iglesia, pensaba que era bastante bueno en todos los asuntos. Quería mostrarles a los demás que podía asumir esta carga y sentía que, sin importar con qué problemas me encontrara, podría ayudar a mis hermanos y hermanas a resolverlos y que solo eso estaba de acuerdo con mi identidad actual. Pero al no poder brindar una senda de práctica cuando intentaba resolver los problemas de los demás, simplemente reuní algunas cosas para enseñarles y me obligué a soltar algunas palabras y doctrinas para mantener las apariencias. Siempre escondía lo que carecía, lo que no comprendía y lo que no podía hacer. Quería simular frente a los demás que ningún problema podía vencerme. ¿No estaba tratando de disfrazarme de superhumano? Nunca antes había sido líder de la iglesia y no estaba familiarizado con muchos de los asuntos que eso implicaba. Era normal que no pudiera resolver los problemas de Li Yu de inmediato. Y, sin embargo, para crear una buena imagen de mí, escondí lo que no había visto claramente o no comprendía. No estaba dispuesto a mantener mi lugar como una persona común. Mi naturaleza era demasiado arrogante. ¡Carecía tanto de razón!

Después de eso, encontré palabras de Dios para reflexionar que exponen a las personas que siempre tratan de disfrazarse, y obtuve mayor comprensión sobre mí. Dios Todopoderoso dice: “¿De qué clase de carácter se trata cuando la gente monta siempre una fachada, se blanquean a sí mismos, se dan aires para que los demás los tengan en alta estima y no detecten sus defectos o carencias, cuando siempre tratan de presentar a los demás su mejor lado? Eso es arrogancia, falsedad, hipocresía, es el carácter de Satanás, es algo perverso. Tomemos como ejemplo a los miembros del régimen satánico: por mucho que se peleen, se enemisten o se maten en la oscuridad, nadie puede denunciarlos o exponerlos. Temen que la gente vea su rostro demoniaco, y hacen todo lo posible para encubrirlo. En público, se esfuerzan al máximo para blanquearse, diciendo lo mucho que aman al pueblo, lo grandes, gloriosos e infalibles que son. Esta es la naturaleza de Satanás. La característica más notable de la naturaleza de Satanás son las artimañas y los engaños. ¿Y cuál es el objetivo de estas artimañas y engaños? Engañar a la gente, impedir que vean su esencia y su verdadera cara, y lograr así el objetivo de prolongar su gobierno. Puede que la gente común carezca de tal poder y estatus, pero ellos también desean hacer que los demás tengan una visión favorable de ellos, que los tengan en alta estima y les otorguen un estatus elevado en su corazón. Eso es un carácter corrupto, y si las personas no entienden la verdad, son incapaces de reconocerlo. Las actitudes corruptas son las más difíciles de reconocer. Reconocer tus propios defectos y carencias es fácil, pero reconocer tu carácter corrupto no lo es. Los que no se conocen a sí mismos nunca hablan de sus estados corruptos, siempre creen que están bien. Y, sin darse cuenta, empiezan a presumir: ‘En todos mis años de fe he sufrido mucha persecución y muchísimas dificultades. ¿Sabéis cómo lo superé todo?’. ¿Es este un carácter arrogante? ¿Cuál es su motivación para exhibirse? (Hacer que la gente los tenga en alta estima). ¿Qué motivación tienen para hacer que la gente los tenga en alta estima? (Que se les otorgue estatus en la mente de esas personas). Si se te otorga estatus en la mente de alguien, cuando te encuentras en su compañía te trata con deferencia y es especialmente educado cuando habla contigo. Siempre te admira, siempre te deja ser el primero en todo, te cede el paso, te adula y te obedece. Te consulta y te deja decidir en todo. Y tú tienes una sensación de gozo con esto: te parece que eres más fuerte y mejor que los demás. A todo el mundo le gusta esta sensación. […] Tus palabras y acciones están motivadas por la búsqueda y adquisición de estatus, y pugnas, te aferras y compites con otros por él. Tu meta es apoderarte de un puesto, y que el pueblo escogido por Dios te escuche, te apoye y te adore. Una vez que te has apoderado de ese puesto, has adquirido poder y puedes disfrutar de los beneficios del estatus, la admiración de los demás y el resto de ventajas que conlleva ese puesto. La gente siempre disimula, se exhibe ante los demás, aparenta, finge y se embellece para hacer creer a otros que es perfecta. Su objetivo es ganar estatus, para poder disfrutar de los beneficios de este. Si no te lo crees, piénsalo con detenimiento: ¿Por qué siempre quieres que la gente te tenga en alta estima? Quieres que te adoren y te admiren, para poder acabar haciéndote con el poder y disfrutar de los beneficios del estatus. El estatus que buscas tan desesperadamente te traerá muchos beneficios, y tales beneficios son precisamente lo que otros envidian y desean. Cuando la gente prueba los muchos beneficios que confiere el estatus, se intoxica y se entrega a esa vida de lujo. La gente piensa que solo esta es una vida que no se ha desperdiciado. La humanidad corrupta se deleita complaciéndose con estas cosas. Por tanto, una vez que una persona alcanza cierto puesto y empieza a disfrutar de los diversos beneficios que le reporta, codiciará sin descanso esos placeres pecaminosos, hasta el punto de no desprenderse nunca de ellos. En esencia, la búsqueda de fama y estatus viene impulsada por el deseo de disfrutar de las ventajas que conlleva un determinado puesto, de mandar como un rey, de ejercer control sobre el pueblo escogido de Dios, de tener dominio sobre todo y de establecer un reino independiente donde poder deleitarse con los beneficios de su estatus y entregarse a placeres pecaminosos. Satanás utiliza métodos de toda clase para engañar a las personas, embaucarlas y tomarlas por tontas, presentándoles falsas impresiones. Incluso utiliza la intimidación y las amenazas para hacer que la gente lo admire y tema, con el objetivo final de que se sometan a él y lo adoren. Esto es lo que complace a Satanás; es también su objetivo al competir con Dios para ganarse a la gente(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona). Dios expone que las personas que siempre quieren aparentar y disfrazarse son hipócritas, arrogantes y falsas por naturaleza, y que ocultan sus problemas y engañan a las personas con falsas apariencias para disfrutar de grandes elogios y un trato especial por parte de los demás. Después de que me eligieran líder de la iglesia, cuando traté de resolver el problema de Li Yu, fingí comprender y tener experiencias cuando no las tenía y usaba palabras improvisadas para embaucar a los demás. Mi objetivo era mantener mi propia buena imagen. Quería que los demás me halagaran, me admiraran, que giraran a mi alrededor y se centraran en mí. En última instancia, también lo hacía para disfrutar del sentido de superioridad que me daba ser halagado por los demás. ¡Mi corazón era tan malvado! Antes de que me eligieran líder de la iglesia, cuando escuchaba a los hermanos y hermanas hacer preguntas, siempre quería hablarles de mis experiencias, porque pensaba que todos estimarían a las personas con experiencia. Por eso, aunque mi entendimiento vivencial fuera poco, igual intentaba hablar más. Después de que me eligieran líder de la iglesia, seguí queriendo establecerme enseñando en las reuniones. Independientemente de si me establecía o no, en cuanto a mis intenciones, quería que las personas me estimaran y me admiraran. Esto era andar por la senda de los anticristos. En cuanto me convertí en líder de la iglesia, empecé a pensar en cómo hacer para que las personas me estimaran y me admiraran. También usé disfraces y engaños para embaucar a mis hermanos y hermanas y disfrutar de los beneficios del estatus. ¡Carecía tanto de razón! Lo que perseguía era precisamente lo opuesto de lo que Dios requiere. Si esto hubiera continuado, habría obstruido la entrada en la vida de mis hermanos y hermanas y el trabajo de la iglesia. ¡Tarde o temprano, ofendería a Dios! Cuando comprendí esto, le escribí a Li Yu y le hablé abiertamente sobre mi estado de ese día y mi compresión, y encontré más palabras de Dios para ayudarla. Li Yu también me escribió y me comunicó algo de lo que comprendió. Al mostrar mi verdadero ser, sentí que había encontrado un poco el lugar que me correspondía y me sentí mucho más tranquilo.

Cuando me di cuenta de que mi problema de aparentar y disfrazarme era muy serio, busqué una senda de práctica para entrar. En la búsqueda, encontré estas palabras de Dios: “Debes buscar la verdad para resolver cualquier problema que surja, sea el que sea, y bajo ningún concepto simular o dar una imagen falsa ante los demás. Tus defectos, carencias, fallos y actitudes corruptas… sé totalmente abierto acerca de todos ellos y compártelos. No te los guardes dentro. Aprender a abrirse es el primer paso para la entrada en la vida y el primer obstáculo, el más difícil de superar. Una vez que lo has superado, es fácil entrar en la verdad. ¿Qué significa dar este paso? Significa que estás abriendo tu corazón y mostrando todo lo que tienes, bueno o malo, positivo o negativo; que te estás descubriendo ante los demás y ante Dios; que no le estás ocultando nada a Dios ni estás disimulando ni disfrazando nada, libre de mentiras y falsedades, y que estás siendo igualmente sincero y honesto con otras personas. De esta manera, vives en la luz y no solo Dios te escrutará, sino que otras personas podrán comprobar que actúas con principios y cierto grado de transparencia. No necesitas ningún método para proteger tu reputación, imagen y estatus, ni necesitas encubrir o disfrazar tus errores. No es necesario que hagas estos esfuerzos inútiles. Si puedes dejar de lado estas cosas, estarás muy relajado, vivirás sin limitaciones ni dolor y completamente en la luz(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). “¿Cómo deberías practicar para ser una persona normal y corriente? ¿Cómo se puede lograr eso? […] En primer lugar, no te otorgues a ti mismo un título y le cojas apego, y digas: ‘Soy el líder, soy el jefe del equipo, soy el supervisor, nadie conoce este tema mejor que yo, nadie entiende las habilidades más que yo’. No te dejes llevar por tu autoproclamado título. En cuanto lo hagas, te atará de pies y manos, y lo que digas y hagas se verá afectado. Tu pensamiento y juicio normales, también. Debes liberarte de las limitaciones de este estatus. Primero bájate de este título y esta posición oficial y ponte en el lugar de una persona corriente. Si lo haces, tu mentalidad se volverá más o menos normal. También debes admitirlo y decir: ‘No sé cómo hacer esto, y tampoco entiendo aquello; voy a tener que investigar y estudiar’, o ‘Nunca he experimentado esto, así que no sé qué hacer’. Cuando seas capaz de decir lo que realmente piensas y de hablar con honestidad, estarás en posesión de una razón normal. Los demás conocerán tu verdadero yo, y por tanto tendrán una visión normal de ti y no tendrás que fingir, ni existirá una gran presión sobre ti, por lo que podrás comunicarte con la gente con normalidad. Vivir así es libre y fácil(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Atesorar las palabras de Dios es la base de la fe en Dios). Después de leer las palabras de Dios, comprendí que para resolver el problema de aparentar y disfrazarnos, tenemos que permitir que los demás vean nuestro lado más genuino, ser completamente abiertos acerca de todo lo que no sabemos hacer y no comprendemos y permitir que las personas vean y sepan esas cosas. Solo de esta manera podemos poco a poco deshacernos de las limitaciones de las apariencias y el estatus. De hecho, con mi estatura, por no hablar de cuando recién empezaba a entrenarme para llevar a cabo mi deber como líder, aunque me había estado entrenando mucho tiempo, no podía calar y resolver cada uno de los problemas. Lo único que tengo que hacer es simplemente abrirme y no mostrar una apariencia o disfrazarme. Cuando resuelva problemas mientras cumplo mis deberes, debo enseñar solo lo que comprendo, ser honesto con los demás acerca de lo que no comprendo o no he experimentado y luego buscar los principios-verdad con mis hermanos y hermanas, o consultarles y aprender de ellos. Esto es lo que debería hacer.

Luego, gracias a un recordatorio de una hermana, me di cuenta de que tenía un punto de vista equivocado. Dios Todopoderoso dice: “Cuando alguien es elegido líder por los hermanos y hermanas, o la casa de Dios lo asciende para que lleve a cabo determinado trabajo o deber, esto no significa que tenga un estatus o una posición especiales, que las verdades que comprenda sean más profundas y más numerosas que las de otras personas, y ni mucho menos que esta persona sea capaz de someterse a Dios y no traicionarlo. Desde luego, tampoco significa que conozca a Dios y que sea una persona temerosa de Él. De hecho, no ha logrado nada de esto. El ascenso y el cultivo son solamente ascenso y cultivo en el sentido simple, y no es lo mismo que Dios los haya predestinado y aprobado. Su ascenso y cultivo simplemente significan que ha sido ascendida y está a la espera de ser cultivada. El resultado final de este cultivo depende de si esta persona persigue la verdad, y de si es capaz de elegir la senda de búsqueda de la verdad. Por lo tanto, cuando en la iglesia alguien es ascendido y cultivado para que sea líder, solo se le asciende y cultiva en sentido directo; no quiere decir que ya sea acorde al estándar y competente como líder, que ya sea capaz de asumir la labor de liderazgo y hacer un trabajo real; eso no es así. […] Entonces, ¿qué objetivo y significado tiene ascender y cultivar a alguien? El de que se asciende a esta persona, como individuo, para que practique y para que se la riegue y la forme especialmente, de modo que se la capacite para comprender los principios-verdad y los principios, medios y métodos para hacer cosas diferentes y resolver diversos problemas, así como para manejar y lidiar con los diversos tipos de entornos y personas con los que se topan, conforme a las intenciones de Dios y de una manera que proteja los intereses de la casa de Dios. A juzgar por estos puntos, ¿cuentan las personas con talento a las que asciende y cultiva la casa de Dios con la capacidad adecuada para emprender el trabajo y hacer bien su deber durante el período de ascenso y cultivo o antes de este? Por supuesto que no. En este caso, es inevitable que, durante el período de cultivo, estas personas experimenten la poda, el juicio y el castigo, sean desenmascaradas y hasta despedidas; es normal, en eso consiste ser formado y cultivado(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Después de leer las palabras de Dios, comprendí que la promoción y el cultivo de una persona por parte de la casa de Dios no significan que esa persona haya entrado en la realidad-verdad. No significa que esa persona pueda hacer todo y comprenda todo. La casa de Dios cultiva a las personas para entrenarlas para que tengan más oportunidades de aprender a actuar según los principios y puedan entrar a las realidades-verdad más rápido. Esto era como cuando mis hermanos y hermanas me eligieron para ser el líder de la iglesia. Se debió únicamente a que yo tenía cierto calibre y capacidad de comprensión. Pero eso no significaba que ya comprendía los principios-verdad y podía trabajar. Para asumir el deber de un líder, uno tiene que atravesar un periodo de exploración, aprendizaje y entrenamiento y también buscar mucho los principios-verdad. Ahora, solo me estaba entrenando como líder. Era una oportunidad de aprendizaje muy valiosa. Si no podía ver claramente mi verdadera medida y siempre era tan arrogante, simulando comprender para ocultar mis problemas por lograr un estatus, no importa cuántas oportunidades me concediera Dios, y no importa cuánto tiempo estudiara, no lograría una gran entrada en la verdad. Al contrario, estaría siguiendo la senda de los anticristos por mi búsqueda de estatus, que sería contraria a la intención de Dios.

Más adelante, me eligieron líder del distrito. Una vez, tuvimos una reunión con los líderes de los equipos evangélicos. Cuando escuché a la hermana con la que colaboraba hablar con los líderes de los equipos, descubrí que había mucho trabajo que yo desconocía. Durante un tiempo, no supe qué decir ni dónde comenzar. En ese momento, pensé: “Si me quedo callado todo el tiempo, ¿no pensarán los líderes de los equipos que yo, el líder del distrito, soy solo una simple fachada? Es la primera vez que me reúno con ellos, y si piensan que no entiendo nada, ¿no me menospreciarán cuando haga el seguimiento del trabajo evangélico en el futuro?”. Cuando pensé esto, quise decir algo rápido para que los líderes de los equipos me aprobaran. Pero me di cuenta de que mi estado era incorrecto y rápidamente volví a enfocar mi mente. Pensé en la senda señalada en las palabras de Dios. Dios dice: “Cuando dejas de pensar en ti mismo como un líder o un obrero, y cuando dejas de pensar que eres mejor que otras personas y sientes que eres una persona corriente igual a cualquier otra, y que hay algunos ámbitos en los que eres inferior a los demás; cuando compartes la verdad y los asuntos relacionados con el trabajo con esta actitud, el efecto es diferente, como lo es la atmósfera(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Atesorar las palabras de Dios es la base de la fe en Dios). Reflexionando sobre las palabras de Dios, me di cuenta de que solamente si me ponía en la posición de una persona común, el ambiente de esta reunión sería relajado y natural, y solo entonces lograría resultados. Debía desprenderme de mi identidad como líder del distrito, preguntarles sin dudar a mis hermanos y hermanas sobre todo lo que no sabía y mostrarles mi verdadero ser a todos. Cuando pensé esto, seguí escuchando a todos los que compartían sobre el trabajo evangélico. Pregunté sobre todo lo que no comprendía o no veía claramente y, cuando encontraba un problema, también expresaba mis pensamientos y sugerencias. De esta manera, nos reunimos durante un día y, aunque no ofrecí muchas sugerencias valiosas, a través del debate entre todos y la charla con mis hermanos y hermanas, pensamos algunas ideas para el trabajo evangélico, y yo obtuve un rumbo para realizar mi deber en adelante. Me sentí muy relajado y encontré satisfacción. Después de eso, en el desarrollo de mi deber, a veces seguía queriendo ocultar las cosas que no entendía o no podía hacer. Cada vez que me encontraba queriendo disfrazarme otra vez, oraba a Dios a conciencia para ajustar mi estado. Luego, me abrí y les revelé mi estado a mis hermanos y hermanas para que todos conocieran mi verdadera situación. Cuando puse en práctica esto, mis hermanos y hermanas no solo no me menospreciaron, sino que en realidad estaban más dispuestos a colaborar conmigo, y podíamos coincidir mejor al llevar a cabo nuestros deberes. ¡Estoy muy agradecido a Dios por estas ganancias!

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