16. Decidir recorrer la senda de la fe en Dios
Chen Xiao tenía una familia pequeña y armoniosa, y su esposo la consentía. También se llevaba muy bien con sus suegros y vecinos, y sus familiares y la gente del barrio la envidiaban mucho. En la primavera de 2008, Chen Xiao tuvo la suerte de aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Al leer las palabras de Dios, Chen Xiao entendió que Dios creó a los humanos, que Él provee la luz del sol, el aire y la lluvia que disfrutamos, y que ella tenía que cumplir su deber como ser creado y propagar el evangelio de Dios para que más personas acudan ante Él y acepten Su salvación. Chen Xiao se sumó felizmente al grupo de predicadores del evangelio. Sin embargo, esta situación tan buena no duró demasiado. El PCCh buscaba eliminar la iglesia de Dios; inventaba varios rumores para calumniar y difamar a la Iglesia de Dios Todopoderoso y lanzaba ataques sin sentido contra quienes creían en Él. Su esposo se encontraba trabajando lejos de casa y, como creyó los rumores, solía aconsejar por teléfono a Chen Xiao que abandonara su fe; su familia también comenzó a acosarla y presionarla.
Una tarde de invierno de 2010, poco después de que Chen Xiao regresara a casa tras predicar el evangelio, llegó su hermano mayor, la señaló y preguntó: “¿Todavía crees en Dios y vas por ahí predicando el evangelio? ¡No pienses que soy un idiota! El estado no permite esta fe en Dios y, si realmente terminas detenida, ¡no podremos volver a dar la cara en público!”. Mientras hablaba, sacó el teléfono para llamar a sus padres. Poco después, ya habían llegado. Chen Xiao comprendió que su hermano había llamado a sus padres para evitar que ella creyera en Dios, así que clamó por Él en su corazón para evitar la perturbación. Su madre le rogaba: “Cariño, paso todo el día preocupada por tu fe. Tengo miedo de que un día te detenga la policía y toda nuestra familia sufra por ello. Debes escuchar a tu madre, abandona esta fe que tienes”. Al ver a su madre rogar con tanta insistencia, Chen Xiao pensó: “Criarme no fue fácil para ella y ahora le causo preocupación y miedo. ¿No soy una mala hija?”. Chen Xiao ya no podía soportar ver el rostro de su madre y miró para otro lado. En ese momento, su padre dijo solemnemente mientras fumaba: “¡Escucha, niña! Haz lo que pedimos, como dice el proverbio: ‘Es peligroso no hacer caso a los mayores’. ¿Cómo puede sobrevivir la gente buena en este mundo que tenemos? No tenemos familares con poder, así que, si en verdad te detienen, no solo sufrirás, sino que también tendrás una multa; si las cosas resultan mal, podrías perderlo todo. Durante la Revolución Cultural, el gobierno detuvo a tu tío abuelo por formar parte de una ‘sociedad religiosa’ y le dieron una condena prolongada. Casi muere en prisión. ¡Un hombre sabio sabe cuándo retirarse y no debería pelear contra molinos de viento! Niña, solo escúchame y abandona esta fe. Vivamos tranquilamente para no arrastrar a toda la familia a esto”. Chen Xiao no podía soportar dejar que sus padres ancianos se preocuparan tanto y pensaba en qué haría si la policía realmente llegaba a detenerla y su familia resultaba implicada. De un lado estaban sus padres ancianos, y del otro estaban creer en el Dios verdadero y seguir la senda correcta. Chen Xiao estaba atrapada en una encrucijada. Luego, su hermano dijo con firmeza: “El gobierno del PCCh es ateo. Mientras creas en Dios, no tendrás paz. No solo sufrirás, sino que toda nuestra familia se verá implicada también. ¿Por qué eres tan testaruda? Escucha a nuestros padres y abandona esta fe”. En ese momento, Chen Xiao estaba confundida y no tenía claro cómo proceder. Lo único que podía hacer era orar silenciosamente en su corazón: “Dios, siento debilidad ante las trabas que pone mi familia. Por favor, esclaréceme y guíame”. Después de orar, Chen Xiao recordó un pasaje de las palabras de Dios: “En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre ellas, como nacidas de disposiciones humanas o de la perturbación humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra y todo lo que acontece es una apuesta hecha por Satanás ante Dios y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él). Por las palabras de Dios, Chen Xiao entendió que, aunque parecía que su familia estaba poniéndole trabas, en realidad era Satanás que utilizaba la perturbación de su familia para hacer que abandonara y traicionara a Dios, y hacerla perder así su oportunidad de salvarse. ¡Satanás es verdaderamente insidioso y malévolo! Además, el porvenir de todos está en manos de Dios y Él predestina las cosas que debemos experimentar y el dolor que debemos sufrir en la vida. Si la detenían y si su familia se vería implicada también ya había sido decidido por Dios. Ella debía encomendar todo a Dios y someterse a Sus orquestaciones y arreglos. Chen Xiao agradeció en silencio a Dios por su guía y tomó una decisión: Sin importar cuántas trabas le pusiera su familia, ella nunca cedería ante ellos y se negaría a permitir que los planes de Satanás tuvieran éxito. Dijo firmemente a su familia: “Creo en Dios y camino por la senda correcta. No hago cosas ilegales ni participo en política. Predico el evangelio para llevar más gente ante Dios y que puedan salvarse. ¡Esto es algo bueno! Ustedes no se atreven a creer en Dios porque temen ser detenidos y por eso no los obligo a hacerlo, pero no permitiré que interfieran con mi fe. Estoy decidida a creer en Dios hasta el final”. Su esposo, al escucharla, lucía impotente y fumaba con la cabeza gacha. Ante la firme resolución de Chen Xiao, sus padres se fueron, enojados. Luego, su hermano se dirigió con aspereza a su esposo: “Si ella no escucha y sigue con esta fe suya, ¡rómpele las piernas!”. Después de decir esto, salió hecho una furia. Luego de oír las palabras de su hermano, Chen Xiao dijo, asustada y confundida: “¡Pero eres mi hermano! Mi fe en Dios es algo bueno, ¿cómo puedes ser tan desalmado conmigo?”. Mientras pensaba que creer en Dios significaba soportar los malentendidos y el rechazo de sus familiares, se preguntó cómo habría de continuar el camino que la esperaba. Chen Xiao no pudo evitar sentirse un poco débil y se apresuró a clamar a Dios en su corazón: “Dios, por favor concédeme fe y fortaleza, y guíame en el camino que tengo por delante”.
Luego, Chen Xiao recordó un pasaje de las palabras de Dios: “No hay ni una sola persona entre vosotros que esté protegida por la ley; por el contrario, sois sancionados por ella. Incluso más problemático es que la gente no os entienda. Ya sean vuestros familiares, vuestros padres, amigos o colegas, nadie os comprende. Cuando sois abandonados por Dios os es imposible seguir viviendo en la tierra pero, aun así, las personas no pueden soportar estar lejos de Dios, lo cual es el significado de Su conquista sobre las personas y es la gloria de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?). Chen Xiao meditó sobre las palabras de Dios y comprendió que el PCCh niega a Dios y se opone a Él; creer en Dios en un país ateo regido por el PCCh implica sufrir persecución y detenciones de su parte, y también malentendidos o incluso el rechazo por parte de la propia familia. Todas estas cosas son inevitables. En los últimos días, Dios ha venido a expresar la verdad para salvar a la humanidad, y el PCCh se opone con salvajismo a Cristo, lo condena, detiene y persigue a los cristianos y emplea toda clase de medios despreciables para evitar que las personas crean en Dios y lo sigan. Además, cuelga pancartas y carteles por todos lados, inventa rumores para difamar y desacreditar a la Iglesia de Dios Todopoderoso y crea toda clase de mentiras para calumniar y condenar la obra de Dios. Incluso reprime y persigue a los familiares de los cristianos, ya que la fe de una persona basta para implicar a toda la familia. Hace esto para incitar la insatisfacción y el odio hacia los cristianos desde el seno de sus familias. Muchos, que no comprenden la verdad y están cegados por el PCCh, se convierten en sus cómplices. Chen Xiao pensó en cómo los rumores infundados habían desorientado e intimidado a sus propios familiares. Por miedo a verse implicados, apoyaron al PCCh, persiguieron y pusieron trabas a su fe en Dios y hundieron en la confusión a una familia que solía estar en armonía. El cerebro detrás de todo eso era el PCCh, ¡ese régimen satánico! Chen Xiao vio con claridad que el PCCh era la encarnación de Satanás, ¡un demonio que devora a las personas! Odiaba a este demonio con todo su corazón y decidió liberarse de sus ataduras y limitaciones para seguir a Dios para siempre.
Un día de invierno de 2011, después de desayunar, Chen Xiao salió a predicar el evangelio. Entretanto, mientras su esposo bebía con los amigos, uno de ellos lo provocó, diciendo: “El estado no permite que la gente crea en Dios. Chen Xiao cree en Dios y va por todos lados predicando el evangelio. Si no la mantienes a raya y termina detenida, ¡podría traerte problemas!”. Al mediodía, cuando Chen Xiao regresó a casa y vio que su esposo estaba revolviendo cosas, sintió un nudo en la garganta. Debajo de la tabla que usaba para sastrería, su esposo encontró un trozo de papel con las palabras de Dios escritas en él. A medida que lo hacía pedazos, rugió: “¿Cuántas veces te lo dije? ¡El estado no permite creer en Dios y así y todo sigues creyendo! ¿Por qué no escuchas?”. Al decir eso, dio varios puñetazos a Chen Xiao en el pecho. Por los golpes, Chen Xiao retrocedió unos pasos trastabillando para luego recobrar la compostura y decir con enojo: “No hago ningún daño por creer en Dios, ¿por qué no me dejas hacerlo?”. Cuando Chen Xiao dijo esto, su esposo comenzó a patearla con fuerza en la pierna. Mientras lo hacía, dijo: “Cuando salgo, mis amigos se ríen de mí por no ser capaz de controlar a mi propia esposa. ¡Estoy quedando mal! ¡Les demostraré quién manda!”. El hijo de ambos se apresuró a intervenir, pero su esposo siguió pateándola y Chen Xiao se tambaleó y por poco no cayó al piso. Para escapar de la golpiza de su esposo, Chen Xiao huyó corriendo por la puerta. Su esposo la siguió con rapidez, tomó un ladrillo del costado del camino, lo lanzó contra ella y la golpeó en un talón. Ella corrió por su vida y, cuando miró hacia atrás, vio que su esposo la perseguía con un palo grueso muy largo. Chen Xiao entró en pánico. No mucho después de haber escapado, su esposo la detuvo con un golpe del palo, lo levantó nuevamente y comenzó a golpearla con frenesí y a maldecirla mientras lo hacía: “¡Te mataré a golpes si no abandonas esta fe tuya!”. No se detuvo hasta haber partido el palo en dos. Chen Xiao siguió clamando a Dios en su corazón y, luego, salió un vecino y alejó de ella a su esposo. Chen Xiao estaba tan golpeada que el dolor en todo su cuerpo era insoportable. Se incorporó con un gran esfuerzo y llegó cojeando hasta la casa de su hermana mayor. Cuando la hermana vio los brazos y piernas de Chen Xiao cubiertos de magulladuras, se sintió desconsolada y dijo con lágrimas en los ojos: “Todo lo que haces es creer en tu Dios, ¡y sin embargo él es muy cruel! ¿Cómo pudo golpearte así?”.
Esa noche, Chen Xiao permaneció acostada, dando vueltas y sin poder dormir debido al dolor. Pensó que su familia solía ser armoniosa y que su esposo nunca había discutido con ella. Sin embargo, solo por su fe en Dios, él había recurrido a golpearla y maldecirla. Chen Xiao se sentía débil en su interior y no dejaba de clamar a Dios: “Dios, enfrentar la persecución y el rechazo de mi familia, sumado a las detenciones del PCCh me hace sentir muy débil. ¿Cómo debo seguir?”. Después de orar, Chen Xiao recordó un pasaje de las palabras de Dios que había leído durante una reunión: “Tal vez todos recordáis estas palabras: ‘Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación’. Todos habéis oído estas palabras antes, sin embargo, ninguno de vosotros comprendió su verdadero significado. Hoy, sois profundamente conscientes de su verdadero sentido. Dios cumplirá estas palabras durante los últimos días y se cumplirán en aquellos que han sido brutalmente perseguidos por el gran dragón rojo en la tierra donde yace enroscado. El gran dragón rojo persigue a Dios y es Su enemigo, y por lo tanto, en esta tierra, la gente es sometida a humillación y persecución debido a su fe en Dios, y estas palabras se cumplirán en este grupo de personas, vosotros” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, Chen Xiao comprendió que, ahora que Dios ha venido en los últimos días para obrar y salvar a las personas en el país donde la oposición y la persecución contra Dios es más severa, quienes creen en Dios deben experimentar esta persecución y tribulación y soportar estas adversidades. Dios utiliza estas situaciones para impartir la verdad a las personas, permitiéndoles ver, entre tanta persecución y tribulación, la naturaleza malvada, despreciable, insidiosa y cruel del gran dragón rojo para que reconozcan su rostro demoníaco como enemigo de Dios. Esto hace que las personas sean capaces de rechazarlo, abandonarlo y mantenerse fimes en su testimonio de Dios para humillar a Satanás. Solo están calificados para recibir bendiciones eternas quienes puedan mantenerse firmes en su testimonio hasta el final después de experimentar la persecución y la tribulación. Ella también pensó en cómo el Dios supremo vino a obrar y a salvar a la humanidad en un país ateo, y soportó ser ridiculizado, insultado, calumniado, rechazado, perseguido y acosado por el mundo no creyente. Él no tiene dónde recostar Su cabeza, pero aún así nunca ha abandonado la salvación de la humanidad. Chen Xiao pensó: “Mi pequeño sufrimiento no tiene comparación con eso”. Al meditar sobre ello, Chen Xiao sintió que su fe era demasiado escasa. Se dio cuenta de que sentirse negativa y débil por este sufrimiento menor, e incluso llegar a malinterpretar a Dios y a quejarse de Él, ¡significaba que carecía por completo de conciencia y razón! También reconoció que, en su fe, sufrir para alcanzar la salvación era valioso y significativo, ¡y no dejó de agradecer y alabar a Dios en su corazón! A medida que crecía la sensación de liberación en su corazón, el dolor en su cuerpo también se reducía significativamente y, sin darse cuenta, se quedó dormida.
A la mañana siguiente, Chen Xiao regresó a casa. Su esposo la señaló y dijo: “Si dices que abandonarás tu fe, te trataré como a una princesa, te daré todo lo que necesites y no tendrás que trabajar para nada. Si abandonas tu fe, ¡puedes hacer lo que quieras!”. Al oír esto, Chen Xiao pensó: “Desde que nos casamos, he trabajado sin descanso. Me quedaba despierta hasta tarde y trabajaba duro confeccionando prendas para otros para mantener el hogar. Me he agotado al punto de estar llena de dolencias y pasé mis días dedicando mi corazón y mi alma a esta familia. Ahora, solo debido a mi fe, has ignorado nuestro lazo matrimonial y me has golpeado sin piedad. ¿Eres humano?”. Chen Xiao comprendió que su esposo no se dentendría hasta haberla forzado a traicionar a Dios. Cuanto más pensaba en ello, más se enojaba. Recordó un pasaje de las palabras de Dios que había leído antes: “¿Por qué un esposo ama a su esposa? ¿Y por qué una esposa ama a su esposo? ¿Por qué los hijos son devotos a sus padres? ¿Y por qué los padres adoran a sus hijos? ¿Qué clase de intenciones realmente albergan las personas? ¿No es su intención satisfacer los planes propios y los deseos egoístas? […] No existe relación entre un esposo creyente y una esposa no creyente y no existe relación entre los hijos creyentes y los padres no creyentes; son dos tipos de personas completamente incompatibles. Antes de entrar al reposo, la gente tiene afecto carnal y familiar, pero una vez que han entrado en el reposo, ya no habrá ningún afecto carnal ni familiar del que hablar” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo). También recordó que el Señor Jesús dijo: “Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia” (Juan 15:18-19). Chen Xiao reflexionó sobre las palabras de Dios. Recordó cómo se había roto la espalda trabajando para ganar dinero y mantener a su familia, y cuidar tanto a los ancianos como a los niños. Su esposo solo la cuidaba cuando lo beneficiaba. Después de que ella encontrara a Dios, su esposo mostró su verdadero rostro al temer que, si el PCCh la detenía, se vería implicado y sus intereses peligrarían. Ignoró su lazo matrimonial por completo para proteger sus propios intereses e hizo todo lo posible para impedir su fe en Dios, incluso recurrió a la violencia. Ahí fue cuando Chen Xiao se dio cuenta de que su esposo no la quería para nada. Los creyentes y los no creyentes son completamente incompatibles. La esencia de su esposo era la de un demonio que odia a Dios y se opone a Él. Era un enemigo de Dios. Al pensar en esto, Chen Xiao comprendió cómo debia practicar. Como se acercaba la hora de una reunión, sabiamente dijo a su esposo: “Como has sido tan cruel conmigo, veo con claridad qué clase de persona eres realmente. ¡Estoy decidida a creer en Dios! Todavía me duele todo el cuerpo por la paliza que me diste, así que necesito ir a que me den una inyección y medicamentos”. Después de decir esto, Chen Xiao fue a la reunión.
En el verano de 2017, Chen Xiao asistió a una reunión después del desayuno, como era usual. Después de la reunión, cuando estaba llegando a la puerta de su casa, notó que su suegra y su madre estaban sentadas afuera. Chen Xiao vio sus rostros pálidos aún surcados por las lágrimas, pero no sabía qué había sucedido. Cuando la suegra vio a Chen Xiao, se apresuró a decirle: “Esta mañana vinieron dos patrulleros con un grupo de oficiales de policía y dijeron que alguien había informado que tú creías en Dios y que querían llevarte a la comisaría para ‘reeducarte’. Yo les dije que estabas de viaje, pero no me creyeron y siguieron preguntando sobre tu paradero. También dijeron que debíamos llamarlos en cuanto regresaras porque, de lo contrario, nos considerarían encubridoras de una criminal”. Su madre se secó las lágrimas y dijo con voz trémula: “Regresaste cuando apenas se habían ido, ¡estuvo muy cerca! ¡Deberías darte prisa y esconderte en casa de tu hermana!”. Al oír que la policía había ido a detenerla, Chen Xiao se sintió muy nerviosa y tuvo taquicardia. Sin pensar demasiado, entró apurada para tomar los libros de las palabras de Dios y algo de ropa, y partió rápidamente en su bicicleta eléctrica. Cuando se enteró de que la policía había ido a detenerla, su espso fue a casa de la hermana de Chen Xiao acompañado de un primo de ella. Su primo le aconsejó: “Estos días, el gobierno está deteniendo creyentes por doquier y la policía dijo que creer en Dios es ilegal en China. También que, si algún miembro de la familia cree en Dios, los niños no serán aceptados en la universidad ni se les permitirá unirse al ejército, y a los ancianos se les revocarán sus beneficios sociales. Si persistes en esta fe tuya, arrastrarás contigo a los niños y los ancianos. Tienes que pensar en toda la familia”. Su esposo dijo: “Después de todo, es una causa perdida y, si sigues creyendo en tu Dios, ¡nuestra familia no podrá seguir con su vida!”. Al oír estas palabras de su esposo, Chen Xiao se sintió algo débil y pensó: “Nuestro hijo está a punto de rendir el examen de ingreso a la universidad. Si mi fe en Dios impide que vaya a la universidad y mi famlia termina estando implicada, de seguro me culparán por ello”. Chen Xiao sintió una oleada de angustia y oró a Dios con urgencia: “¡Dios! Hoy me toca enfrentar esta situación con Tu permiso y sé que el PCCh también está en Tus manos. Por favor, esclaréceme y guíame para comprender Tu intención”. Después de orar, Chen Xiao recordó un par de pasajes de las palabras de Dios que había leído antes: “Desde el momento en el que llegas llorando a este mundo, comienzas a cumplir tus responsabilidades. Por el bien del plan de Dios y Su predestinación, desempeñas tu papel y emprendes tu viaje de vida. Sea cual sea tu trasfondo y sea cual sea el viaje que tengas por delante, en cualquier caso, nadie puede escapar de las orquestaciones y disposiciones del Cielo y nadie puede controlar su propio sino, pues solo Aquel que es soberano sobre todas las cosas es capaz de llevar a cabo semejante obra” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre). “A qué ocupación se dedica uno, qué se hace para vivir y cuánta riqueza se amasa en la vida es algo que no deciden los padres, los talentos, los esfuerzos ni las ambiciones de uno: es el Creador quien lo predestina” (La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único III). Por las palabras de Dios, Chen Xiao pudo entender que el porvenir de una persona está predestinado por el Cielo. Pensó: “No soy más que un pequeño ser creado, incapaz de controlar mi propio porvenir. Y lo que es más, ¿el porvenir de mi hijo no está en manos de Dios también? Si mi hijo puede ir a la universidad no depende de ningún gobierno ni persona. Si la policiá llegará a detenerme tampoco lo determinan ellos”. Habiendo comprendido esto, Chen Xiao supo cómo practicar. Estaba dispuesta a encomendar todo a Dios y someterse a Su soberanía y Sus arreglos, tanto en lo que se refería a la entrada de su hijo en la universidad, como a la posibilidad de ser detenida y encarcelada.
El esposo de Chen Xiao vio que su resolución era firme y que estaba decidida a continuar con su fe. Le dijo: “Has llamado la atención de la policía y tienes que esconderte. No puedes seguir asomándote al exterior. ¿Por qué no vienes conmigo a trabajar a Xinjian y te escondes allí por el momento?”. Chen Xiao se dio cuenta de que su esposo quería llevarla al gran desierto, donde no podría leer las palabras de Dios ni asistir a reuniones con sus hermanos y hermanas. Su propósito seguía siendo impedir que ella tuviera fe en Dios. Chen Xiao siguió orando en su corazón y pidió a Dios que le diera la fe necesaria para superar los planes de Satanás. Después de orar, dijo con firmeza: “Mi salud no es buena y no puedo trabajar allí. ¡No iré!”. Al ver que no podía persuadirla, su esposo dijo con enojo: “Mírate nomás, has puesto como loca toda la comisaría y nuestro hijo también se verá perjudicado cuando intente ingresar en la universidad. No puedo permitirme quedar mal por esto. ¡Quiero el divorcio!”. Al oír que su esposo decía esto, Chen Xiao sintió que una lucha feroz se libraba en si interior. Pensó: “Si mi esposo realmente se divorcia de mí, ¿quién cuidará a nuestro hijo? ¿Cómo me las arreglaré?”. Al pensar en estas cosas, Chen Xiao se sintió profundamente atormentada. En medio de su dolor, Chen Xiao recordó un himno de las palabras de Dios que solía cantar:
Deberías abandonar todo por la verdad
1 Debes sufrir adversidades por la verdad, debes sacrificarte por la verdad, debes soportar humillación por la verdad y, para obtener más de la verdad, debes padecer más sufrimiento. Esto es lo que debes hacer. No debes desechar la verdad en beneficio del disfrute de una vida familiar armoniosa y no debes perder toda una vida de dignidad e integridad por el bien de un disfrute momentáneo.
2 Debes buscar todo lo que es hermoso y bueno, y debes buscar un camino en la vida que sea de mayor significado. Si llevas una vida tan terrenal y mundana no tienes ningún objetivo que perseguir, ¿no es eso malgastar tu vida? ¿Qué puedes obtener de una vida así? Debes abandonar todos los placeres de la carne en aras de una verdad y no debes desechar todas las verdades en aras de un pequeño placer. Las personas así, no tienen integridad ni dignidad; ¡su existencia no tiene sentido!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio
Chen Xiao comprendió que, para alcanzar la verdad, hay que abandonar los disfrutes de la carne momentáneos, cumplir bien con el deber y convertirse en un ser creado que cumpla con el estándar para dar testimonio de Dios. Solo así la vida tiene sentido. Vio que creer en Dios y cumplir su deber era la senda correcta y que, si abandonaba su fe en Dios para satisfacer placeres físicos y disfrutar de la armonía familiar, entonces no merecía vivir ante Dios y perdería su oportunidad de salvarse. Por lo tanto, Chen Xiao dijo a su esposo: “Si quieres divorciarte, adelante. Aunque nos divorciemos, ¡continuaré creyendo en Dios y lo seguiré por siempre!”. Su esposo se quedó mudo y salió hecho una furia de la casa de su hermana. Luego, su esposo y su familia vieron que, sin importar cuánto intentaran obstaculizarla, Chen Xiao no se rendiría, así que dejaron de preocuparse por su fe. A partir de entonces, Chen Xiao pudo asistir a las reuniones y cumplir su deber libremente.