17. Las consecuencias de no cumplir nuestros deberes de acuerdo con los principios

Por Xiaoxiao, China

A principios de 2022, yo era responsable del trabajo de diez iglesias. La aptitud de los líderes y diáconos de tres de ellas era bastante pobre y la vida de iglesia no era buena. Además, a varias de las otras iglesias les faltaban líderes y diáconos, así que me apresuré a organizar a los hermanos y hermanas para celebrar elecciones. Como los hermanos y hermanas no captaban muy bien los principios de las elecciones, el trabajo electoral progresaba con extremada lentitud. Luego, los líderes superiores organizaron una reunión con nosotros para descubrir el motivo por el cual las elecciones avanzaban tan lentamente. También hablaron sobre la importancia de elegir líderes y diáconos. Al llegar esto a mis oídos, sentí angustia por dentro. Pensé: “A las iglesias que están a mi cargo les faltan muchos líderes y diáconos. ¿Esto no demuestra que mi capacidad de trabajo es demasiado escasa? ¿Qué pensarán de mí los líderes? No puede ser. Tengo que apurar las elecciones parciales para cubrir las posiciones de líder y diácono vacantes. Así le demostraré a todos que aún puedo hacer algo de trabajo real”. Luego, me apresuré a organizar las elecciones de líderes y diáconos, pero no compartí en detalle sobre los principios para elegirlos. Pensé que, mientras las personas escogidas fueran relativamente proactivas al cumplir su deber y pudieran soportar sufrimiento y pagar un precio, estaría bien. Después de un tiempo de trabajo duro, las iglesias fueron eligiendo líderes y diáconos poco a poco. Cuando vi estos “resultados” me puse muy contenta. Pensé que entonces nadie cuestionaría mi capacidad de trabajo. Sin embargo, no me esperaba que, más tarde, dos hermanas presentaran varios informes que indicaban que uno de los líderes recientemente elegidos, el hermano Chen Lin, no tenía ningún sentido de la rectitud, tenía un grave carácter complaciente y no era apto para el rol de líder. Pensé: “Todos tienen corrupciones y deficiencias. Sus requerimientos son demasiado elevados. Si para evaluar a las personas nos guiáramos por sus estándares, nunca hubiéramos podido cubrir todas las posiciones de líderes y diáconos”. Pensaba que no había ningún problema con la elección de Chen Lin y que el inconveniente era que las dos hermanas no eran capaces de tratar a las personas en forma equitativa. Entonces, escribí una carta a las hermanas para compartir con ellas y tratar de convencerlas. Sin embargo, unos días después, las hermanas me escribieron nuevamente y dijeron: “El carácter complaciente de Chen Lin es muy grave. No protege la obra de la iglesia y no es apto para ser líder”. Pero, en ese entonces, yo vivía con un carácter corrupto y quería que se eligiera a los líderes y obreros con urgencia, así que no presté más atención al asunto.

No mucho después, recibí una carta de los líderes superiores que decía: “El carácter complaciente de Chen Lin es muy grave. No protege la obra de la iglesia y, además, no muestra signos de arrepentimiento. De acuerdo con los principios, no es apto para ser líder”. Cuando leí la carta, me di cuenta de que las hermanas ya habían mandado varias cartas antes para infomar sobre los problemas con Chen Lin, pero que yo las había desestimado y no había buscado, y que incluso había tenido mucha reticencia al respecto. ¡Vi que había sido demasiado arrogante y sentenciosa! No había aceptado las sugerencias de los demás y actué según mi propia voluntad. En ese momento, me sentí tan avergonzada que quise que me tragara la tierra. Mi rostro ardía de vergüenza y mi mente se pobló de pensamientos que iban y venían con rapidez: “Estoy acabada. Ahora, los líderes superiores saben que no estoy cumpliendo mi deber de acuerdo con los principios. Puede que investiguen para saber más sobre mi desempeño. ¿No me destituirán entonces?”. Durante aquellos días, me sentí tensa e intranquila. Recordé las palabras de Dios: “Si tienes la ocasión de actuar según tu propia voluntad, también tienes la ocasión de buscar la verdad, y deberías aplicar esta como principio para tus acciones(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (15)). Mientras meditaba las palabras de Dios, sentí un dolor en el corazón como si una daga lo atravesara. Sí, tuve la oportunidad de buscar la verdad, pero, como no lo hice, no busqué los principios y actué de acuerdo con mi propia voluntad en mis deberes. Esto trastornó y perturbó el trabajo. Durante este período, había ansiado un éxito rápido con las elecciones y no había buscado los principios; esto hizo que se eligiera a una persona equivocada. Cuando mis hermanos y hermanas me lo señalaron, no reflexioné ni corregí el problema. ¿De qué manera estaba cumpliendo mi deber? Sin embargo, no había ganado nada de entendimiento sobre mi naturaleza y la senda que transitaba y, poco después, mi antiguo problema recurrió. Durante ese tiempo, los líderes superiores remitieron una carta para decir que cada iglesia tenía que enviar algunas personas con talento para hacer deberes en otros lugares y aportar su granito de arena para el trabajo evangélico. Después de eso, me apresuré a revisar los candidatos. Cuando leí la lista de nombres que había revisado, me sentí muy contenta. No podía evitar pensar: “¿Enviar más personas acaso no es una prueba más contundente de mi capacidad de trabajo? Debo esforzarme para que los líderes superiores vean que todavía puedo hacer algo de trabajo real”. Uno de los hermanos que figuraba en la lista tenía antecedentes de arresto por creer en Dios. No estaba claro si lo estaban buscando y si sería peligroso que emprendiera un viaje largo. Me sentí un poco intranquila, pero, a fin de enviar más personas talentosas para que los líderes vieran que mi trabajo daba resultados, dispuse que este hermano cumpliera sus deberes en otro lugar. Que lo detuvieran cuando estaba en camino para hacer sus deberes me tomó por sorpresa. Poco después, los líderes superiores escribieron y dijeron que varias de las personas que habíamos enviado no eran aptas para cumplir deberes en otros lugares. Nos recordaron que hiciéramos las cosas de acuerdo con los principios y que no enviáramos gente por puro entusiasmo. Al leer la carta, quise que me tragara la tierra. Realmente quería hacer un pozo y esconder la cabeza. Con el corazón en un puño, me pregunté: “¿Esto es cumplir mi deber? ¡Esto es trastornar y perturbar descaradamente!”. Angustiada, me presenté ante Dios para orar y pedirle que me esclareciera y me guiara para comprender mi propio carácter corrupto.

Luego, leí las palabras de Dios: “Por muy ocupados que parezcan desde fuera, por mucho tiempo que se pasen corriendo por las calles, por mucho que se sacrifiquen, renuncien y se esfuercen, ¿se puede considerar que los que solo hablan y actúan en aras del estatus son los que persiguen la verdad? De ninguna manera. Por el estatus, pagarán cualquier precio. Por el estatus, padecerán cualquier dificultad. Por el estatus, no se detendrán ante nada. Intentarán encontrar los trapos sucios de otros, incriminarlos o hacérselo pasar mal, pisoteando a los demás. Ni siquiera temen el riesgo de recibir castigo o represalias; actúan en aras del estatus sin pensar en las consecuencias. ¿Qué buscan estas personas? (Estatus). ¿Dónde está la similitud con Pablo? (En que van en pos de la corona). Van en pos de la corona de justicia, del estatus, la fama y la ganancia, y, en vez de perseguir la verdad, consideran legítima la búsqueda de estatus, la fama y la ganancia. ¿Cuál es la principal característica de estas personas? Que, en todos los sentidos, actúan en aras del estatus, la fama y la ganancia(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo hay entrada en la vida en la práctica de la verdad). “Para los anticristos, que se les ataque y se les quite su reputación o estatus es algo incluso más grave que intentar quitarles la vida. Da igual cuántos sermones escuchen o cuántas palabras de Dios lean, no sienten tristeza o arrepentimiento por no haber practicado nunca la verdad y haber tomado la senda de los anticristos, ni por poseer la esencia-naturaleza de los anticristos. Por el contrario, siempre se devanan los sesos buscando formas de ganar estatus y mejorar su reputación. Se puede decir que todo lo que hacen los anticristos es para alardear delante de los demás, y no lo hacen ante Dios. ¿Por qué lo digo? Porque estas personas están tan enamoradas del estatus que lo consideran como su propia vida, como su objetivo en la vida. Además, como aman tanto el estatus, nunca creen en la existencia de la verdad, e incluso puede decirse que no albergan en absoluto ninguna creencia en la existencia de Dios. Por tanto, da igual cómo calculen para obtener reputación y estatus y cómo traten de usar las falsas apariencias para engañar a la gente y a Dios, en lo más profundo de su corazón no sienten ninguna consciencia o reproche, y mucho menos ansiedad alguna. En su búsqueda constante de reputación y estatus, también niegan deliberadamente lo que Dios ha hecho. ¿Por qué digo eso? En el fondo del corazón, los anticristos creen: ‘Toda la reputación y todo el estatus se obtienen mediante el propio esfuerzo. La única manera de gozar de las bendiciones de dios es logrando una posición firme entre las personas y obteniendo reputación y estatus. La vida solo tiene valor cuando la gente logra poder y estatus absolutos. Solo eso es vivir como un ser humano. Por el contrario, sería inútil vivir de la manera de la que habla la palabra de dios, someterse a la soberanía y las disposiciones de dios en todo, ponerse voluntariamente en la posición de un ser creado y vivir como una persona normal. Nadie admiraría a alguien así. El estatus, la reputación y la felicidad de una persona deben ser ganados a través de sus propias batallas, se debe luchar por ellos y acometerlos con una actitud positiva y proactiva. Nadie más te los va a dar, esperar de manera pasiva solo puede llevar al fracaso’. Así es como calculan los anticristos. Este es el carácter de los anticristos. Si esperas que acepten la verdad, admitan los errores y tengan verdadero arrepentimiento, eso es imposible; no lo pueden hacer de ninguna manera. Los anticristos poseen la esencia-naturaleza de Satanás y odian la verdad, así que, vayan donde vayan, aunque sea a los confines de la tierra, su ambición por buscar reputación y estatus jamás cambiará, así como tampoco lo harán sus puntos de vista sobre las cosas o la senda por la que caminan(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). Las palabras de Dios exponen que los anticristos consideran que la reputación y el estatus son más importantes que la vida misma. Sin importar qué hagan, siempre tratan de reafirmar su reputación. Tratan a la reputación y al estatus como el objetivo y la dirección de su búsqueda, y están dispuestos a pagar cualquier precio por el estatus. Actúan de acuerdo con su propia voluntad y no buscan los principios-verdad en lo más mínimo. Solo hacen las cosas de la manera que más beneficie su propia fama, ganancia y estatus. ¿Mi comportamiento durante ese tiempo no fue exactamente así? Aunque en apariencia podía soportar adversidades y pagar un precio al hacer mi deber, hacía todo en pos de la fama, la ganancia y el estatus. Ya fuera en las elecciones de líderes y diáconos o al enviar personas talentosas, siempre ansiaba un éxito rápido. Quería mostar a mis hermanos y hermanas que lograba resultados al cumplir mi deber y que tenía capacidad de trabajo para así ganar la admiración y la aprobación de todos. Cuando no se pudieron elegir líderes o diáconos aptos, me di cuenta de que tendría que haber hablado sobre los principios de las elecciones con mis hermanos y hermanas. Sin embargo, para mostrar a los líderes superiores que podía terminar rápidamente las elecciones para líderes y diáconos, ansié un éxito rápido y no conduje las elecciones de acuerdo con los principios. Cuando mis hermanas señalaron que habíamos elegido a una persona inadecuada, no lo acepté e incluso pensé que sus requerimientos eran demasiado severos. Luego, pensé en formas para convencerlas y demostrarles que las personas que habíamos elegido eran aptas. Como líder, actuar en contravención de los principios para proteger mi propia fama, ganancia y estatus en algo tan importante como una elección en la iglesia era engañar y resistirme a Dios flagrantemente. Además, cuando hubo que enviar personas talentosas, alguien que verdaderamente mostrara consideración por las intenciones de Dios estaría ansioso por satisfacer Sus necesidades urgentes y enviaría personas idóneas para que aporten su granito de arena al evangelio del reinio. Sin embargo, para demostrarle a la gente que tenía capacidad de trabajo, puse en la lista a personas sobre las que abiertamente no tenía un claro entendimiento, solo para inflar los números. Como sucedió con el hermano que tenía antecedentes de arresto. No tenía clara su situación y, para estar segura, debía haber continuado observando lo que sucedía con él. Sin embargo, como quería enviar más personas para preservar mi propia imagen y estatus, el hermano terminó siendo detenido. Vi cómo perseguí la reputación y el estatus y no trabajé de acuerdo con los principios. Incluso ignoré la seguridad de mis hermanos y hermanas a fin de preservar mi imagen y estatus, y ni hablar de que no tuve ninguna consideración por los intereses de la iglesia. Dañé a mis hermanos y hermanas. Estaba transitando la senda de los anticristos. Si no me arrepentía, Dios me desdeñaría y descartaría.

Luego, leí más palabras de Dios: “Algunas personas enarbolan la bandera de realizar el trabajo de la iglesia mientras buscan su propia fama, ganancia y estatus, se ocupan de sus propios asuntos, crean su propio grupito y su propio pequeño reino: ¿acaso esta clase de persona lleva a cabo su deber? En esencia, todo el trabajo que hacen trastorna, perturba y perjudica el trabajo de la iglesia. ¿Cuál es la consecuencia de su búsqueda de fama, ganancia y estatus? En primer lugar, esto afecta la manera en la cual el pueblo escogido de Dios come y bebe Su palabra con normalidad y entiende la verdad; obstaculiza su entrada en la vida, les impide ingresar en la vía correcta de la fe en Dios, y los conduce hacia la senda equivocada, lo que perjudica a los escogidos y los lleva a la ruina. Y, en definitiva, ¿qué ocasiona eso al trabajo de la iglesia? Lo perturba, lo perjudica y lo desorganiza. Esta es la consecuencia derivada de que la gente busque la fama, la ganancia y el estatus. Cuando llevan a cabo su deber de esta manera, ¿acaso no puede definirse esto como caminar por la senda de un anticristo? Cuando Dios pide que las personas dejen de lado la fama, la ganancia y el estatus, no es que les esté privando del derecho de elegir; más bien es porque, durante la búsqueda de fama, ganancia y estatus, las personas trastornan y perturban el trabajo de la iglesia y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, e incluso puede que afecten al hecho de que más personas coman y beban las palabras de Dios, comprendan la verdad y, así, logren la salvación de Dios. Es un hecho indiscutible. Cuando la gente se afana por la fama, la ganancia y el estatus, es indudable que no busca la verdad y no cumple fielmente y bien con el deber. Solo habla y actúa en aras de la fama, la ganancia y el estatus, y todo trabajo que hace, sin la más mínima excepción, es en beneficio de esas cosas. Esa forma de comportarse y actuar implica, sin duda, ir por la senda de los anticristos; es un trastorno y una perturbación de la obra de Dios, y sus diversas consecuencias obstaculizan la difusión del evangelio del reino y el desempeño de la voluntad de Dios en la iglesia. Así pues, se puede afirmar con certeza que la senda que recorren los que van en pos de la fama, la ganancia y el estatus es la senda de resistencia a Dios. Es una resistencia intencionada a Él contrariándolo; es decir, cooperar con Satanás para resistirse a Dios y oponerse a Él. Esta es la naturaleza de la búsqueda de fama, ganancia y estatus por parte de la gente. El error de las personas que buscan sus propios intereses es que los objetivos que persiguen son los de Satanás, y son objetivos perversos e injustos. Cuando las personas buscan sus intereses personales, como la fama, la ganancia y el estatus, se convierten involuntariamente en una herramienta de Satanás, en un altavoz de este y, además, se convierten en una personificación de Satanás. Desempeñan un papel negativo en la iglesia; el efecto que causan en el trabajo de la iglesia y en la vida de iglesia normal y la búsqueda normal del pueblo escogido de Dios es el de perturbar y perjudicar. Causan un efecto negativo y adverso(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (I)). Al comparar mi propio comportamiento con el de los anticristos que expuso Dios, vi que eran iguales. Me aproveché de las oportunidades que presentaron la elección de líderes y diáconos y el envío de personas talentosas para involucrarme en iniciativas personales; intenté demostrar a las personas que tenía capacidad de trabajo para conseguir mi objetivo de hacer que me admiraran. Aunque en apariencia parecía que estaba cumpliendo mi deber con gran pasión, por dentro estaba llena de ambiciones y deseos propios. Fui negligente y urdí engaños en la importante obra de la iglesia en pos de perseguir la fama, la ganancia y el estatus. ¿Qué diferencia había entre mi comportamiento y el de un anticristo? Tanto la elección de líderes y diáconos como el envío de personas talentosas se hacen por el bien de la obra de la iglesia y la difusión del evangelio. El objetivo no es para nada elegir personas inapropiadas para alcanzar los números. Si se eligen personas inapropiadas para hacerse cargo del trabajo, esto no solo no mejorará el trabajo evangélico, sino que incluso ocasionará trastornos y perturbaciones y dañará a los hermanos y hermanas. Consideraba que la fama, la ganancia y el estatus eran más importantes que todo lo demás. Simplemente no me tomaba en serio mi deber para nada, y ni siquiera tenía el mínimo indicio de un corazón temeroso de Dios. ¡Este tipo de actitud hacia mi deber sin dudas hace que Dios me aborrezca! Si no me arrepentía, Dios me descartaría. Antes, siempre había creído que cuanto más rápido se eligieran los líderes y diáconos, mejor; y también que cuantas más personas talentosas se enviaran, Dios más me aprobaría. Esta opinión es absurda. Lo que Dios valora es que mostremos consideración por Sus intenciones y hagamos las cosas de acuerdo con los princpios cuando cumplimos nuestros deberes.

Luego, oré a Dios para buscar una senda de práctica. Leí las palabras de Dios: “Sea cual sea el deber que cumplas, debes buscar los principios-verdad, comprender las intenciones de Dios, conocer Sus exigencias respecto al deber en cuestión y comprender lo que has de alcanzar por medio de ese deber. Ese es el único modo de que lleves a cabo tu trabajo según los principios. Al desempeñar tu deber, definitivamente no puedes guiarte por tus preferencias personales y hacer lo que te gustaría hacer, aquello que te cause felicidad o cualquier cosa que te haga quedar bien. Eso es actuar según tu propia voluntad. Si dependes de tus preferencias personales en el cumplimiento del deber, pensando que eso es lo que exige Dios, y que es lo que hará feliz a Dios, y si le impones a Él tus preferencias personales por la fuerza o si las practicas como si fueran la verdad, acatándolas como si fueran los principios-verdad, entonces ¿acaso no es eso un error? Eso no es cumplir con tu deber, y de esta forma no serás recordado por Dios. Algunas personas no entienden la verdad y no saben lo que significa cumplir bien con su deber. Les parece que se han esforzado y le han dedicado a ello el corazón, que se han rebelado contra su carne y han sufrido, entonces, ¿por qué nunca pueden cumplir con su deber de manera satisfactoria? ¿Por qué está Dios siempre insatisfecho? ¿Qué han hecho mal? Su error fue no buscar los requerimientos de Dios, y en su lugar actuar según sus propias ideas; esta es la razón. Tomaron sus propios deseos, preferencias y motivaciones egoístas como la verdad, y los trataron como si fueran lo que Dios amaba, como si fueran Sus estándares y requerimientos. Percibieron como verdad lo que creían correcto, bueno y maravilloso; eso es un error. De hecho, aunque la gente pueda pensar algunas veces que algo es correcto y que concuerda con la verdad, eso no significa necesariamente que concuerde con las intenciones de Dios. Mientras más correcto lo consideren, más cautos deben ser y más han de buscar la verdad para comprobar si lo que piensan cumple con los requerimientos de Dios. Si precisamente contradice Sus requerimientos y Sus palabras, entonces es inaceptable incluso si piensas que es lo correcto, no es más que un pensamiento humano y no concuerda con la verdad, por muy correcto que creas que es. Lo correcto o incorrecto que sea algo debe venir determinado en base a las palabras de Dios. Da igual lo correcto que creas que es algo, es incorrecto a menos que tenga como base las palabras de Dios, así que debes descartarlo. Solo es aceptable cuando concuerda con la verdad, y tu cumplimiento del deber solo puede estar a la altura del estándar si defiendes de esta manera los principios-verdad. ¿Qué es pues el deber? Es una comisión que Dios les ha confiado a las personas, es parte de la obra de la casa de Dios, y es una responsabilidad y obligación que debería estar a cargo de cada uno de los escogidos de Dios. ¿Es el deber tu carrera? ¿Es un asunto familiar personal? ¿Es acertado decir que una vez que te han encargado un deber, este se convierte en tu asunto personal? No es así en absoluto. Entonces, ¿cómo debes cumplir con tu deber? Actuando en concordancia con las exigencias, las palabras y los estándares de Dios, y basando tu comportamiento en los principios-verdad en lugar de en unos deseos humanos subjetivos(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se buscan los principios-verdad es posible cumplir bien el deber). Por las palabras de Dios comprendí que, a fin de cumplir bien nuestro deber y satisfacer a Dios, primero debemos corregir nuestras intenciones, desprendernos de ambiciones y deseos personales y no actuar en pos de la fama, la ganancia y el estatus. Tampoco tenemos que considerar a nuestras propias ideas y preferencias como si fueran principios-verdad. En cambio, debemos buscar los requerimientos de Dios y cumplir nuestro deber de acuerdo con Sus intenciones. Solo así podemos hacer las cosas de acuerdo con los principios. En la casa de Dios, hay principios-verdad relacionados con todos los aspectos del deber. Por ejemplo, cuando la iglesia elige líderes y diáconos, demos buscar los principios y estándares para elegirlos. En primer lugar, deben ser personas que persigan la verdad, tengan buena humanidad y un sentido de la rectitud. Las actitudes corruptas de algunos hermanos y hermanas pueden ser un poco más graves, pero aun así pueden aceptar la verdad, comprenderse a sí mismos después de la poda y esforzarse por cumplir los requerimientos de Dios. Elegir a esta clase de persona como líder está de acuerdo con los principios. En cambio, algunas personas tienen buen intelecto, dones, un aparente entusiasmo y pueden soportar sufrimiento al cumplir su deber, pero no tienen ninguna entrada en la vida propia; al cumplir su deber, persiguen ciegamente la fama, la ganancia y el estatus, y escupen palabras y doctrinas para desorientar a los demás. Cuando las podan, continúan sin comprenderse a sí mismas. Si alguien de este tipo es líder, será incapaz de revolver cualquier problema y solo dañará a los hermanos y hermanas y a la obra de la iglesia.

Luego, recomendamos que la hermana Li Ling fuera a cumplir sus deberes a otro lugar. Unos pocos días antes de su partida, algunos hermanos y hermanas enviaron por carta un informe para decir que Li Ling no llevaba una carga al cumplir su deber, que no hacía trabajo real y que era bastante arrogante. Nunca le gustaron las dos hermanas con las que colaboraba y a menudo las juzgaba y menospreciaba frente a otros hermanos y hermanas, lo que hacía que los demás se formaran prejuicios contra ella. Esto creó una perturbación en el equipo y, como resultado, las dos hermanas se volvieron negativas. Escribí de prisa a las hermanas que manejaron el informe por carta y les pedí que expusieran los problemas con Li Ling de forma simple, para que ella pudiera ponerse en marcha rápidamente. Luego, me di cuenta de que mi estado era incorrecto. ¿Realmente tenía tanto apuro por enviar personas talentosas a la casa de Dios? ¿O en realidad pensaba que enviar una persona talentosa más me haría ver bien? Recordé las palabras de Dios: “Cumplir con tu deber no es realmente difícil, ni tampoco lo es hacerlo lealmente y acorde al estándar. No tienes que sacrificar tu vida ni hacer nada especial ni difícil, simplemente tienes que seguir las palabras e instrucciones de Dios con honestidad y firmeza, sin añadir tus propias ideas u ocuparte de tus propios asuntos: solo has de caminar por la senda de perseguir la verdad. Si la gente puede hacer esto, básicamente tendrán una semejanza humana. Cuando tiene verdadera sumisión a Dios, y se ha convertido en una persona honesta, poseerá la semejanza de un auténtico ser humano(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El correcto cumplimiento del deber requiere de una cooperación armoniosa). Por las palabras de Dios vi que, como el deber no es algo personal sino una comisión Suya, debemos cumplirlo de acuerdo con los requerimientos de Dios y los principios-verdad. Esta es la única forma en la que estaremos de acuerdo con las intenciones de Dios. Debo desprenderme de mis intenciones y dejar de prestar atención a si los demás me admiran o no. Tengo que centrarme en buscar la verdad y hacer bien mi deber de acuerdo con los principios. Esto significa ocuparme del trabajo que corresponde y transitar la senda adecuada. Si por el bien de mi propia fama, ganancia y estatus no verificaba ni me encargaba seriamente de los problemas con Li Ling, eso sería actuar en evidente vulneración de los principios. Cuando pensé esto, comprendí que no podía continuar teniendo en cuenta mi propia reputación y mi estatus, y rápidamente escribí una carta para pedirles a mis hermanos y hermanas que verificaran el informe. Después de verificarlo, se confirmó que Li Ling no era capaz de tratar a las personas con equidad, que tendía a menospreciar y juzgar a la gente, que no podía cooperar en armonía con los demás y que no llevaba una carga al cumplir su deber. Cuando los problemas de Li Ling quedaron al descubierto y la destituyeron, ella no reflexionó, no lo aceptó y se mostró insatisfecha. Por eso, no permitimos que cumpliera sus deberes en otro lugar. Gracias a mi experiencia, comprendí que, al cumplir nuestros deberes, tenemos que corregir nuestras intenciones, desprendernos de nuestros propios deseos y hacer las cosas de acuerdo con los principios-verdad. Solo entonces habrá calma y paz en nuestro corazón.

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