6. Cómo discernir la calidad humana de los anticristos

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

La primera manifestación de la calidad humana de los anticristos es mentir habitualmente, lo cual vamos a catalogar como una naturaleza demoniaca. La manifestación de esta naturaleza demoniaca es que, al margen de cuándo o dónde, sea cual sea la ocasión o con quién se relacionen, las palabras que pronuncian esas personas se asemejan a las de la serpiente y los demonios; no son dignas de confianza. Uno debe ser especialmente cauto y tener criterio ante tales personas, no creerse enseguida las palabras de los demonios. La manifestación concreta de que mienten habitualmente es que las mentiras salen sin más de su boca; las palabras que pronuncian no pueden resistir la deliberación, el análisis o el discernimiento. Pueden mentir en cualquier momento y creen que no pueden decir nada sincero respecto a ningún asunto, que todo lo que dicen ha de ser una mentira. Aunque les preguntes su edad, lo consideran y piensan: “¿Qué pretende al preguntarme la edad? Si digo que soy mayor, ¿me va a menospreciar y no me va a cultivar? Si digo que soy joven, ¿me menospreciará y dirá que carezco de experiencia? ¿Cómo debo responder a eso?”. Es capaz de mentir hasta en una cuestión tan sencilla, de negarse a contarte la verdad, llega incluso a darle la vuelta a la pregunta: “¿Tú qué crees?”. Le dices: “¿Cincuenta años?”. “Casi”. “¿Cuarenta y cinco?”. “Te vas acercando”. ¿Te da una respuesta precisa? ¿Averiguas su edad a través de sus respuestas? (No). Eso es mentir habitualmente.

Existe otra manifestación de que los anticristos mienten habitualmente y es que lo hacen incluso mientras dan testimonio. Dar falso testimonio es un acto maldito que ofende el carácter de Dios. Hasta cuando se trata de dar testimonio, se atreven a inventar, mentir y engañar, ¡lo cual muestra realmente su imprudente desprecio por las consecuencias y su naturaleza inmutable! Cuando ven que, a la hora de dar testimonio, los demás se basan en la experiencia y en el entendimiento mientras que ellos no pueden, les copian, repiten cualquier cosa que dice la gente y se inventan las mismas experiencias que han tenido otros. Si no comprenden algo igual que los demás, aseguran que sí lo hacen. Si carecen de tal entendimiento vivencial y esclarecimiento, insisten en que los poseen. Aunque Dios no los haya disciplinado, insisten en que sí lo ha hecho. Hasta llegan a mentir y fingir en este asunto, no muestran preocupación ni interés por muy graves que puedan ser las consecuencias. ¿Acaso no es esto mentir habitualmente? Asimismo, esta clase de gente usará sus trucos con cualquiera. Algunos puede que se pregunten: “Sea como sea, los anticristos siguen siendo personas. ¿Acaso no se refrenarían a la hora de engañar a aquellos más cercanos a ellos, quienes los han ayudado o con los que han compartido adversidades? ¿No evitarían engañar a miembros de su familia?”. Decir que mienten habitualmente implica que pueden engañar a cualquiera, incluso a sus padres, sus hijos y, por supuesto, a sus hermanos y hermanas. Engañan a la gente tanto en asuntos significativos como triviales, incluso en aquellos sobre los que deberían hablar con sinceridad, en los que hacerlo no acarrearía ninguna consecuencia ni los afectaría de ningún modo, y en los que no hay necesidad de recurrir a la sabiduría. También engañan y se sirven de mentiras para resolver temas baladíes en los que, a ojos de personas ajenas, no haría falta mentir, donde resultaría simple y no supondría ningún problema en absoluto que hablaran de manera directa. ¿Acaso no es esto mentir habitualmente? Puede que mentir habitualmente sea una de las principales manifestaciones de los diablos y de Satanás. Desde esta óptica, ¿acaso no podemos decir que la humanidad de los anticristos no solo es deshonesta sino que, además, está marcada por mentir habitualmente, lo que hace que no sea fiable? (Sí). Si tales individuos cometen una fechoría, luego derraman lágrimas después de que los hermanos y hermanas los poden y los critiquen y aseguran de puertas para fuera que están en deuda con Dios y prometen arrepentimiento en el futuro, ¿te atreves a creerlos? (No). ¿Por qué no? ¡La prueba más concluyente es que mienten habitualmente! Aunque en apariencia se arrepientan, lloren amargamente, se den golpes en el pecho y juren, no los creas, pues derraman lágrimas de cocodrilo a fin de engañar a la gente. Sus palabras tristes y arrepentidas no son sinceras, son tácticas oportunas diseñadas para ganarse la confianza de la gente por medio de métodos fraudulentos. Delante de las personas, lloran amargamente, admiten la culpa, maldicen y muestran su actitud de arrepentimiento. Sin embargo, aquellos que tienen una buena relación con ellos en privado, en los que relativamente confían, cuentan una historia diferente. Si bien cuando admiten la culpa públicamente y juran que van a cambiar puede que en apariencia suene auténtico, lo que dicen entre bambalinas prueba que sus palabras anteriores no eran verdad, sino que eran falsas, que tenían la intención de engañar a más personas. ¿Qué dirán entre bambalinas? ¿Reconocerán que lo que dijeron fue falso? No. Difundirán negatividad, presentarán alegaciones y se justificarán. Que se justifiquen y aleguen confirma que sus admisiones, su arrepentimiento y sus juramentos eran todos falsos, que tenían intención de engañar a la gente. ¿Se puede confiar en esos individuos? ¿No es esto mentir habitualmente? Pueden llegar a inventarse confesiones, derramar lágrimas falsamente y comprometerse a cambiar, y hasta cuando maldicen es mentira. ¿No es eso una naturaleza demoniaca? Incluso si dijeran: “Solo entiendo esto; el resto no lo sé y busco el esclarecimiento de Dios y tengo la esperanza de que los hermanos y hermanas me ayuden para así ganar entendimiento poco a poco”, eso sería una afirmación y una actitud honesta. Sin embargo, los anticristos no son en absoluto capaces de pronunciar unas palabras tan sinceras. Su sensación es que: “Hablar con sinceridad haría que la gente me menospreciara: dañaría mi imagen y me sentiría degradado, ¿acaso no perdería por completo mi prestigio? ¿Quién soy? ¿Puedo admitir la derrota? Aunque no lo comprenda, he de fingir que lo entiendo muy bien; debo engañar a las personas y consolidar primero mi posición en sus corazones”. ¿No es esta una manifestación de los anticristos? A partir del origen y la manera en la que hablan los anticristos, además de las palabras que pronuncian, está claro que tales personas nunca serán honestas; es algo superior a ellos. Dado que mentir habitualmente es inherente a su calidad humana, quieren engañar a las personas y ocultar los asuntos en todo, no quieren que nadie sepa ni vea los verdaderos hechos o la situación real. Su fuero interno más profundo es terriblemente oscuro. Es posible definir de manera fiable este aspecto de la calidad humana de los anticristos como carente de humanidad y que posee una naturaleza demoniaca. Las mentiras escapan sin esfuerzo de su boca, sin pensar, hasta tal punto que no dicen nada que sea verdad ni cuando hablan en sueños. Todo es engaño, mentiras. Esto es mentir habitualmente.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)

¿Cómo manifiestan los anticristos su insidia e implacabilidad? (En su capacidad para inventar mentiras y engañar a los demás). Inventar mentiras y engañar a los demás implica tanto mentir habitualmente como ser insidioso e implacable; estos dos atributos están estrechamente vinculados. Por ejemplo, si cometen una fechoría y no quieren responsabilizarse, crean una apariencia ilusoria, cuentan mentiras y hacen creer a la gente que es obra de otro, no suya. Le pasan la culpa a otro y hacen que cargue con las consecuencias. Esto no solo es perverso y vil, sino incluso más insidioso e implacable. ¿Cuáles son otras manifestaciones de la insidia e implacabilidad de los anticristos? (Pueden atormentar, atacar y tomar represalias contra la gente). Ser capaz de atormentar a la gente es algo implacable. No escatimarán esfuerzos para atacar a cualquiera que suponga una amenaza para su estatus, reputación o prestigio, a cualquiera que no le favorezca, y tomarán represalias contra ellos. Puede que a veces incluso se sirvan de terceros para dañar a las personas; esto es insidia e implacabilidad. En resumen, la descripción de “insidioso e implacable” indica que los anticristos son especialmente malévolos. Su manera de tratar y relacionarse con la gente no se basa en la conciencia y no viven en armonía con ellos ni de igual a igual. En cambio, en todo momento buscan explotar, controlar y manipular a los demás para su propio uso. Su enfoque al relacionarse con los demás no es normal ni directo, en su lugar, se sirven de ciertos medios y métodos para desorientar a las personas, explotarlas y convertirlas en armas de manera sutil, sin que sean conscientes de ello. En su trato con los demás, al margen de que parezca bueno o malo desde fuera, no hay sinceridad de ningún tipo. Se acercan a aquellos que les resultan útiles y se distancian de los que consideran inservibles, a los que no prestan ninguna atención. Incluso cuando se trata de individuos de relativa candidez o vulnerabilidad, conciben maneras de usar diversos medios y métodos para desorientarlos y atraparlos, de modo que les resulten útiles. Sin embargo, cuando alguien es débil, se halla en dificultades o necesita ayuda, los anticristos simplemente hacen oídos sordos y se muestran indiferentes hacia tales personas. Nunca les demuestran amor ni les ofrecen ayuda, al contrario, tienden a intimidarlas, desorientarlas e incluso piensan en la manera de explotarlas más aún. Si no les resulta posible explotarlas, las dan de lado y no muestran amor ni simpatía hacia ellas. ¿Hay algún rastro de amabilidad en esto? ¿Acaso no es una manifestación de malicia? El método y la filosofía que los anticristos emplean para interactuar con las personas es usar intrigas y estrategias para explotarlas y engañarlas, de modo que no sean capaces de calar a estos anticristos y aun así estén dispuestas a esclavizarse para ellos y estar siempre a su disposición. Pueden intimidar y atormentar a aquellos que los disciernen y a los que ya no pueden explotar. Pueden incluso culpar a esas personas como quien no quiere la cosa, provocando que los hermanos y hermanas las abandonen, y luego expulsarlas o deshacerse de ellas. En resumen, los anticristos son insidiosos e implacables, carecen por completo de amabilidad y sinceridad. Nunca ayudan a los demás de manera auténtica, no exhiben simpatía ni amor alguno cuando otros se enfrentan a dificultades. En sus interacciones, intrigan para su propio beneficio y para sacar ventaja. Al margen de quién se les aproxime o busque ayuda al verse en dificultades, ellos siempre se muestran calculadores respecto a esa persona, piensan para sus adentros: “Si la ayudo, ¿qué uso puedo darle en el futuro? ¿Me sirve de ayuda? ¿Puede serme de utilidad? ¿Qué puedo obtener de ella?”. ¿Acaso no es egoísta y vil que siempre piensen en estas cuestiones? (Sí). En las elecciones de la iglesia, ¿qué métodos emplearán los anticristos? (Desprestigiarán a los demás y se encumbrarán a sí mismos, hundirán a los que son mejores que ellos). Desprestigiar a los demás y encumbrarse a sí mismos también es insidioso e implacable.

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Tener sentido del honor es algo que debería estar presente en la humanidad normal; significa tener razón. ¿Qué es lo opuesto a tener sentido del honor? (No tener preocupación por la vergüenza). No tener preocupación por la vergüenza significa ser descarado. En otras palabras, se puede resumir como carecer de sentido del honor. ¿Qué acciones emprenden los anticristos y qué manifestaciones concretas o prácticas muestran que carecen de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza? Los anticristos compiten abiertamente con Dios por estatus, lo cual carece de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza. Solo los anticristos pueden pugnar abiertamente con Dios por estatus y por Su pueblo escogido. Los anticristos quieren controlar a las personas, estén o no ellas dispuestas a que así sea. Cuenten o no con la capacidad, los anticristos quieren luchar por estatus y, una vez que lo obtienen, viven de la iglesia y comen y beben del pueblo escogido de Dios, dejan que este provea para ellos sin hacer nada por sí mismos. No le proporcionan vida en absoluto al pueblo escogido de Dios y, sin embargo, quieren mantenerlo bajo su poder, hacer que los escuche, los sirva y se esclavice para ellos, y quieren afianzar su propia posición en el corazón de la gente. Si hablas bien de otros, si alabas la gran amabilidad, la gracia, las bendiciones y la omnipotencia de Dios, se sienten infelices y disgustados. Siempre quieren que hables maravillas de ellos, que les guardes un lugar en tu corazón, que los adores y los admires, y esto ha de ser sin adulteración. Todo lo que hagas debe ser por ellos y con ellos en mente. Debes colocarlos en primer plano en todo momento, en todo lo que digas y hagas, y debes tener en cuenta sus pensamientos y sus sentimientos. ¿No es esto carecer de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza? ¿No actúan así los anticristos? (Sí). ¿Qué otras manifestaciones se dan? Roban y malgastan las ofrendas, se apropian de las ofrendas de Dios. Esto también carece de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza, ¡es demasiado obvio!

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Los anticristos carecen de conciencia y razón; ¿de qué otra manera manifiestan que no tienen sentido del honor ni preocupación por la vergüenza? Cuando hacen algo malo, no saben cómo sentir remordimiento y no albergan culpa en su corazón. No se plantean cómo resarcirse o arrepentirse, e incluso creen que sus actos están justificados. Al enfrentarse a la poda o a la sustitución, sienten que se les trata injustamente. Discuten sin cesar y se enzarzan en argucias: carecen de sentido del honor. No hacen ningún trabajo real; a cada rato, sermonean a los demás y los desorientan con teorías vacías, les hacen creer que son espirituales y entienden la verdad. También se jactan con frecuencia de lo mucho que han trabajado y sufrido; dicen que merecen disfrutar de la gracia de Dios y de la acogida y el cuidado de los hermanos y hermanas, de modo que viven de la iglesia como algo natural, y también quieren comer y beber cosas deliciosas y disfrutar de un trato especial. Esto es carecer de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza. Asimismo, a pesar de que claramente tienen escaso calibre, no comprenden la verdad ni son capaces de encontrar los principios de práctica ni tampoco de realizar trabajo alguno, se jactan de que son competentes y buenos en todo. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? Pese a que claramente no son nada, fingen saberlo todo para que la gente los estime y los admire. Si alguien tiene problemas, pero no les pide consejo a ellos sino a otros, se enfadan, se ponen celosos y se sienten despechados, buscan cualquier manera posible de atormentar a esa persona. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? Resulta obvio que mienten a menudo, que poseen diversas actitudes corruptas, si bien fingen que no es así, que Dios les muestra Su favoritismo y los ama. Fingen en todo momento que son capaces de soportar el sufrimiento, de someterse, que pueden aceptar la verdad y la poda, que no temen el trabajo arduo ni las críticas y que nunca se quejan, si bien, en realidad, están llenos de resentimiento. A pesar de su evidente incapacidad para compartir ningún entendimiento o para hablar con claridad sobre cualquier verdad, y de su falta de testimonio vivencial, se dedican a aparentar e impostar, a hablar de forma vacía sobre su autoconocimiento a fin de que la gente los considere muy espirituales y con una gran capacidad de comprensión. ¿Acaso no es esto no tener preocupación por la vergüenza? Está claro que tienen multitud de problemas y mala humanidad, desempeñan su deber sin ninguna lealtad y solo confían en su propio intelecto e ingenio en cualquier trabajo que hagan sin buscar la verdad en absoluto, si bien siguen creyendo que llevan una carga, que son muy espirituales y tienen calibre y que son superiores a la mayoría de la gente. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? ¿Acaso no son manifestaciones de la falta de humanidad de los anticristos? ¿No revelan a menudo tales cosas? Está claro que les falta comprensión de los principios-verdad y, hagan el trabajo que hagan, no les resulta posible encontrar ningún principio de práctica, pero se niegan a buscar o compartir; confían en su propio ingenio, experiencia e intelecto para llevar a cabo su trabajo. Desean incluso ser líderes, dirigir a los demás y que todo el mundo los escuche, y se enfadan y se ponen como locos cuando nadie lo hace. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? Como tienen ambiciones, dones y un poco de ingenio, siempre quieren destacar en la casa de Dios y que esta los coloque en puestos importantes y los cultive. Si no se les cultiva, se sienten molestos y albergan resentimiento, se quejan de que la casa de Dios sea injusta, de que no pueda reconocer a la gente con talento y de que no haya nadie que juzgue bien su talento en la casa de Dios ni descubra sus capacidades excepcionales. Si no se les cultiva, no quieren trabajar con afán para llevar a cabo sus deberes, soportar adversidades ni pagar el precio; en cambio, solo quieren servirse de su astucia para librarse del trabajo. En su fuero interno, esperan que alguien en la casa de Dios los estime y los eleve, les permita superar a otros y llevar a cabo aquí sus grandes planes. ¿Acaso no son ambiciones y deseos? ¿No es no tener preocupación por la vergüenza? ¿No es esta la manifestación más común de los anticristos? Si de verdad tienes capacidades, deberías perseguir la verdad, centrarte en realizar bien tu deber y, de manera natural, el pueblo escogido de Dios te tendrá aprecio. Si no posees ni un ápice de verdad y aun así quieres destacar siempre, ¡te falta demasiada razón! Si además tienes ambiciones y deseos y siempre quieres ir a por todas, estás destinado a caer. Aquellos que una vez poseyeron cierto estatus y prestigio en la sociedad quieren imponer su autoridad, tener la última palabra y que todo el mundo acate sus órdenes cuando empiecen a creer en Dios y entren en Su casa. Quieren presentar sus cualificaciones y credenciales, consideran que todo el mundo está por debajo de ellos y piensan que todos deben estar sometidos a su poder. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? Sí. Cuando algunos obtienen ciertos resultados y realizan ciertas contribuciones mientras desempeñan su deber en la casa de Dios, siempre quieren que los hermanos y hermanas los traten con gran respeto, como a ancianos, individuos de alto rango y figuras especiales. Quieren incluso que la gente los admire, los siga y los escuche. Aspiran a convertirse en la figura principal en la iglesia, quieren decidirlo todo, sentar cátedra y tener la última palabra en cualquier asunto. Si nadie escucha ni adopta lo que dicen, quieren abandonar su puesto, menoscabar a todos los demás y reírse de ellos. ¿No es eso no tener preocupación por la vergüenza? Además de no tener preocupación por la vergüenza, son especialmente malévolos. Estos son los anticristos.

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Los anticristos no tienen conciencia, razón o humanidad. No solo no tienen preocupación por la vergüenza, sino que también alcanzan otra marca distintiva: su egoísmo y vileza son poco comunes. El sentido literal de su “egoísmo y vileza” no es difícil de captar. Están ciegos a todo lo que no sean sus propios intereses. Cualquier cosa que tenga que ver con sus propios intereses recibe su máxima atención y sufren por ello, pagan un precio, están absorbidos por sus asuntos y solo se dedican a ellos. Todo aquello que no tenga relación con sus propios intereses lo ignoran y no lo tienen en cuenta. Los demás pueden hacer lo que quieran, a los anticristos les da igual que alguien trastorne o perturbe, consideran que esto no tiene nada que ver con ellos. Dicho con tacto, se ocupan de sus propios asuntos. Pero es más acertado decir que este tipo de personas son viles, vulgares y sórdidas. Las definimos como “egoístas y viles”. ¿Cómo se manifiesta el egoísmo y la vileza de los anticristos? En todo lo que beneficia a su estatus o reputación, se esfuerzan por hacer o decir lo que sea necesario, y están dispuestos a soportar cualquier sufrimiento. Pero en lo que respecta al trabajo que organiza la casa de Dios o al trabajo que beneficia el crecimiento en la vida de los escogidos de Dios, lo ignoran por completo. Incluso cuando las personas malvadas trastornan, perturban y cometen todo tipo de maldades, con lo cual afectan gravemente a la obra de la iglesia, permanecen impasibles y despreocupados, como si no tuviera nada que ver con ellos. Y si alguien descubre e informa de las acciones malvadas de una persona malvada, aseguran que no vieron nada y fingen ignorancia. Pero si alguien los denuncia y deja en evidencia que no hacen trabajo real y solo buscan fama, ganancia y estatus, se enfurecen. Convocan reuniones apresuradas para discutir cómo responder, se investiga para averiguar quién actuó a sus espaldas, quién fue el cabecilla y quién estuvo involucrado. No comen ni duermen hasta que han llegado al fondo del asunto y este se ha resuelto por completo. Incluso solo se ponen contentos cuando se han deshecho de todos los que estaban implicados en su denuncia. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza, ¿verdad? ¿Acaso están haciendo trabajo de iglesia? Están actuando pura y simplemente en aras de su propio poder y estatus. Se ocupan de sus propios asuntos. Independientemente del trabajo que lleven a cabo, los anticristos no piensan para nada en los intereses de la casa de Dios. Solo consideran si los suyos propios van a verse afectados, solo piensan en ese poquito de trabajo frente a ellos que los beneficia. Para ellos, la obra principal de la iglesia solo es algo que hacen en su tiempo libre. No se la toman en serio para nada. Solo se mueven cuando se los empuja a actuar, solo hacen lo que les gusta y solo hacen el trabajo destinado a mantener su estatus y su poder. A sus ojos, toda labor dispuesta por la casa de Dios, la labor de difundir el evangelio y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios no son importantes. No importa qué dificultades tengan otras personas en su trabajo, qué cuestiones hayan identificado o les hayan informado, o lo sinceras que sean sus palabras, los anticristos no prestan atención, no se involucran, es como si no tuviera nada que ver con ellos. Por muy importantes que sean los problemas que surjan en la labor de la iglesia, ellos son totalmente indiferentes. Incluso cuando tienen un problema delante, solo lo abordan de manera superficial. Solo cuando lo Alto los poda directamente y se les ordena que resuelvan un problema, hacen a regañadientes un poco de trabajo real y le muestran algo a lo Alto. Poco después, siguen con sus propios asuntos. Con respecto a la obra de la iglesia, a las cosas importantes en el contexto más amplio, no les interesan ni les hacen caso. Incluso ignoran los problemas que descubren, y dan respuestas superficiales o titubean cuando se les pregunta por los problemas, y solo los abordan con gran reticencia. ¿Acaso no es esto la manifestación del egoísmo y la vileza? Es más, no importa el deber que estén realizando los anticristos, lo único que les interesa es si va a permitirles pasar a un primer plano. Con tal de que aumente su reputación, se devanan los sesos para idear una manera de aprender a hacerlo, de llevarlo a cabo. Lo único que les importa es si los va a distinguir del resto. Da igual lo que hagan o piensen, solo se preocupan por su propia fama, ganancia y estatus. Sea cual sea la tarea que estén realizando, solo compiten por quién está más arriba o más abajo, quién gana y quién pierde, quién tiene mejor reputación. Solo se preocupan por cuántas personas los idolatran y los admiran, cuántas los obedecen y cuántos seguidores tienen. Nunca hablan con la verdad ni resuelven problemas reales. Nunca consideran cómo hacer las cosas según los principios al cumplir el deber, tampoco reflexionan respecto a si han sido leales, han desempeñado bien sus responsabilidades, si ha habido desvíos o descuidos en el trabajo o hay algún problema, ni mucho menos piensan para nada en lo que pide Dios ni en cuáles son Sus intenciones. No prestan la menor atención a todas esas cosas. Solo se concentran y hacen cosas en aras de la fama, la ganancia y el estatus, para satisfacer sus propias ambiciones y deseos. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza, ¿verdad? Esto expone plenamente que su corazón rebosa con sus propios deseos, ambiciones y exigencias sin sentido. Todo lo que hacen está regido por sus ambiciones y deseos. Hagan lo que hagan, tienen como motivación y origen sus propias ambiciones, deseos y exigencias sin sentido. Esta es la manifestación arquetípica del egoísmo y la vileza.

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La esencia del egoísmo y la vileza de los anticristos resulta obvia; sus manifestaciones de esta índole son particularmente destacadas. La iglesia les confía una tarea, y si esta les conlleva renombre y beneficios, y les permite mostrarse, estarán muy interesados y dispuestos a aceptarla. Si se trata de un trabajo ingrato o que implica ofender a la gente, o que no les da la oportunidad de mostrarse o no les aporta beneficio a su fama, ganancia o estatus, no les interesa y no lo aceptan, como si no tuviera nada que ver con ellos, y no fuera el trabajo que deberían estar haciendo. Cuando se encuentran con dificultades, es imposible que busquen la verdad para resolverlas, y ni mucho menos tratan de tener en cuenta la obra de la iglesia desde un punto de vista general. Por ejemplo, dentro del ámbito de la obra de la casa de Dios, en función de las necesidades generales de trabajo, puede haber algunos traslados de personal. Si se traslada a algunas personas de una iglesia, ¿cuál sería la forma sensata de tratar el asunto por parte de los líderes de esa iglesia? ¿Qué problema hay si solo les preocupan los intereses de su propia iglesia, en lugar de los intereses generales, y si no están dispuestos para nada a trasladar a esa gente? ¿Por qué, como líderes de la iglesia, son incapaces de someterse a los arreglos centralizados de la casa de Dios? ¿Es esa persona considerada con las intenciones de Dios? ¿Está atenta al panorama general de la obra? Si no piensa en la obra de la casa de Dios como un todo, sino solo en los intereses de su propia iglesia, ¿acaso no es muy egoísta y vil? Los líderes de la iglesia deben someterse incondicionalmente a la soberanía y a los arreglos de Dios, y a los arreglos y coordinación centralizados de la casa de Dios. Eso es lo que se ajusta a los principios-verdad. Cuando la obra de la casa de Dios lo requiera, sin importar quiénes sean, todos deben someterse a la coordinación y los arreglos de la casa de Dios, y en absoluto deben ser controlados por ningún líder u obrero individual como si fueran de su propiedad o estuvieran sujetos a sus decisiones. La obediencia del pueblo escogido de Dios a los arreglos centralizados de la casa de Dios es perfectamente natural y está justificada, y nadie puede desafiar tales arreglos, a menos que un líder u obrero individual realice un traslado arbitrario que no esté de acuerdo con los principios, en cuyo caso se podrá desobedecer tal arreglo. Si se realiza un traslado normal conforme a los principios, entonces todo el pueblo escogido de Dios debe obedecer, y ningún líder u obrero tiene derecho o razón alguna para tratar de controlar a nadie. ¿Diríais que hay algún trabajo que no sea obra de la casa de Dios? ¿Hay alguna obra que no implique la expansión del evangelio del reino de Dios? Todo es obra de la casa de Dios, toda obra es igual, y no hay “tuya” y “mía”. Si el traslado se ajusta a los principios y se basa en los requisitos del trabajo de la iglesia, entonces estas personas deben ir a donde más se las necesita. Sin embargo, ¿cuál es la respuesta de los anticristos cuando se enfrentan a este tipo de situación? Encuentran diversos pretextos y excusas para mantener a estas personas adecuadas a su lado, y solo aportan a dos personas comunes y corrientes, y luego buscan algún pretexto para presionarte, ya sea diciendo que hay mucho trabajo, o que están cortos de personal, que es difícil conseguir gente y, si estos dos son transferidos, el trabajo se verá perjudicado. Y te preguntan qué se supone que deben hacer, y te hacen sentir que, de trasladar a la gente, estarías en deuda con ellos. ¿No es así como actúan los diablos? Así es como hacen las cosas los no creyentes. Aquellos que siempre tratan de proteger sus propios intereses en la iglesia, ¿son buenas personas? ¿Se trata de personas que actúan según los principios? En absoluto. Son no creyentes e incrédulos. ¿Y no es esto egoísta y vil? Si se traslada a alguien de buen calibre y que depende de un anticristo para que realice otro deber, en su corazón el anticristo se resiste y lo rechaza con obstinación: quiere abandonar, ya no tiene entusiasmo por ser líder o jefe de grupo. ¿Qué problema es este? ¿Por qué los anticristos carecen de obediencia hacia los arreglos de la iglesia? Piensan que el traslado de su “mano derecha” tendrá un impacto en los resultados y el progreso de su trabajo, y que en consecuencia su estatus y reputación se verán afectados, lo que les obligará a trabajar con más empeño y a sufrir más para garantizar resultados, cosa que es lo último que quieren hacer. Se han acostumbrado a la comodidad y no quieren trabajar ni sufrir más, por lo que no quieren dejar escapar a esa persona. Si la casa de Dios insiste en el traslado, se quejan mucho e incluso quieren abandonar su propio trabajo. ¿Acaso no es esto egoísta y vil? La casa de Dios debe distribuir de forma centralizada al pueblo escogido de Dios. Esto no tiene nada que ver con ningún líder, jefe de grupo o individuo. Todos deben actuar de acuerdo con los principios; esta es la regla de la casa de Dios. Los anticristos no actúan de acuerdo con los principios de la casa de Dios, intrigan constantemente en aras de su propio estatus e intereses, y hacen que hermanos y hermanas de buen calibre les sirvan para consolidar su poder y estatus. ¿No es esto egoísta y vil? En apariencia, al mantener a las personas de buen calibre a su lado y no permitir que la casa de Dios las traslade, parece que están pensando en la obra de la iglesia, pero en realidad solo están pensando en su propio poder y estatus, y en absoluto en la obra de la iglesia. Tienen miedo de hacer mal el trabajo de la iglesia, ser reemplazados y perder su estatus. Los anticristos no piensan en la obra más amplia de la casa de Dios, solo piensan en su propio estatus, lo protegen sin preocuparse por el costo de los intereses de la casa de Dios, y defienden su propio estatus e intereses en detrimento de la obra de la iglesia. Esto es egoísta y vil. Al enfrentarte a una situación así, como mínimo uno debe pensar con su conciencia: “Estas personas son de la casa de Dios, no son mi propiedad personal. Yo también soy miembro de la casa de Dios. ¿Qué derecho tengo a impedir que la casa de Dios transfiera personas? Debería considerar los intereses generales de la casa de Dios, en lugar de concentrarme solo en el trabajo dentro del ámbito de mis propias responsabilidades”. Tales son los pensamientos que deberían tener las personas que poseen conciencia y razón, y la razón que deberían poseer los que creen en Dios. La casa de Dios participa en la obra del todo y las iglesias se encargan del trabajo de las partes. Por lo tanto, cuando la casa de Dios tiene una necesidad especial de parte de la iglesia, lo más importante para los líderes y obreros es obedecer los arreglos de la casa de Dios. Los falsos líderes y anticristos no poseen esa conciencia y razón. Son todos bastante egoístas, solo piensan en ellos mismos, no tienen consideración hacia la obra de la iglesia. Solo consideran los beneficios que tienen ante sus propios ojos, no el marco completo de la obra de la casa de Dios, así que son absolutamente incapaces de obedecer los arreglos de la casa de Dios. Son extremadamente egoístas y viles. En la casa de Dios son incluso tan audaces como para ser obstructivos, e incluso se atreven a atrincherarse con sus ideas. Así son las personas más carentes de humanidad, son personas malvadas. De esta clase de personas son los anticristos. Siempre tratan la obra de la iglesia y a los hermanos y hermanas, e incluso a todos los bienes de la casa de Dios que corresponden al ámbito de su responsabilidad, como propiedad privada que les pertenece. Creen que depende de ellos cómo se distribuyen, transfieren y utilizan estas cosas, y que a la casa de Dios no se le permite intervenir. Una vez que están en sus manos, es como si estuvieran en posesión de Satanás, a nadie se le permite tocarlos. Son el pez gordo, el mandamás, y cualquiera que vaya a su territorio tiene que obedecer sus órdenes y disposiciones de manera educada y dócil, así como seguir sus indicaciones. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza dentro de la calidad humana de los anticristos. No tienen ninguna consideración hacia la obra de la casa de Dios, no siguen en absoluto los principios y solo piensan en sus propios intereses y en su propio estatus, que son todos rasgos distintivos del egoísmo y la vileza de los anticristos.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)

La humanidad de los anticristos posee además algo que es tan repugnante como detestable, y es que se aferran a los poderosos y oprimen a los débiles. Si hay ciertos famosos o personas con poder o estatus en la iglesia o en el mundo, sean quienes sean, los anticristos albergan envidia y admiración infinita hacia ellos en su corazón y llegan incluso a granjearse su favor. Cuando creen en el cristianismo, aseguran que ciertos jefes políticos son creyentes y, una vez que aceptan esta etapa de la obra de Dios en los últimos días, afirman que ciertos pastores de denominaciones destacadas también la han aceptado. Hagan lo que hagan, siempre lo califican como impresionante, siempre adoran y emulan a los famosos y solo se quedan satisfechos cuando al menos se las han arreglado para aferrarse a un famoso o a alguien con estatus. En cuanto a la gente con estatus, con independencia de si son buenos o malos, los anticristos se congracian con ellos sin descanso y los adulan y halagan. Están incluso dispuestos a servirles té y sacarles el orinal. Por otra parte, al tratar con aquellos sin estatus, por muy honrados, honestos y amables que sean, los anticristos los intimidan y los pisotean cuando les es posible. A menudo se jactan de que este o aquel sea un ejecutivo de negocios en la sociedad, de lo rico que es el padre de tal o cual, de cuánto dinero tiene fulanito y de lo enorme que es la familia o la empresa de menganito, con lo que hacen hincapié en lo destacado que es en la sociedad. En cuanto a los falsos líderes y los anticristos en la iglesia, por muchas acciones malvadas que cometan, los anticristos nunca las denuncian, las ponen al descubierto ni las disciernen. En su lugar, los siguen de cerca y hacen lo que se les dice. Se convierten en los seguidores, los soldados rasos y los esclavos del líder de cualquier nivel al que siguen. Al tratar con aquellos con poder, influencia, riqueza y estatus, parecen excepcionalmente serviles, humildes e ineptos. Son obedientes y sumisos hasta el extremo, asienten y acatan todo lo que digan estas personas. Sin embargo, se dan un aire diferente al tratar con personas corrientes sin estatus; adoptan una forma de hablar autoritaria para ejercer dominio sobre ellas, quieren mostrarse superiores, como si fueran invencibles, más fuertes y elevados que cualquiera, lo que dificulta que se pueda discernir cualquier problema, defecto o debilidad que poseen. ¿Qué clase de calidad humana es esta? ¿Hay alguna conexión entre esto y ser insidioso, implacable y no tener preocupación por la vergüenza? (Sí). Aferrarse a los poderosos y oprimir a los débiles, ¿no es este el lado desagradable y malvado de la humanidad de los anticristos? ¿Creéis que la gente con esa humanidad es honrada? (No). ¿Son sinceras las cosas que les dicen a aquellos con estatus y a los poderosos? ¿Son sinceras las cosas que les dicen a los débiles? (Nada de ello es sincero). Por tanto, este aspecto tiene cierta conexión con mentir habitualmente. Según dicho aspecto, la calidad humana de los anticristos es abominable hasta el extremo y poseen dos caras completamente diferentes. Esta clase de persona tiene un apodo, “camaleón”. Nunca trata a la gente en función de los principios-verdad, de la humanidad o de si persigue o no la verdad en la casa de Dios. En cambio, la trata de manera diferente basándose únicamente en su estatus e influencia. A la hora de tratar con aquellos que tienen estatus y capacidades, se esfuerzan mucho por congraciarse con ellos, adularlos y tenerlos cerca. Aunque esa gente los golpee o los regañe, lo aguantan voluntariamente sin quejarse. Incluso admiten sin parar su propia inutilidad y se vuelven serviles, si bien lo que de veras piensan por dentro es totalmente diferente a su comportamiento exterior. Si alguien con estatus y prestigio habla, aunque diga una falacia y una herejía de Satanás que no tiene ninguna relación con la verdad, la escucharán, se mostrarán de acuerdo y la aceptarán de un modo superficial. Por otro lado, si alguien carece de capacidad o estatus, por muy correctas que sean sus palabras, los anticristos lo ignorarán y menospreciarán. No lo escucharán ni aunque lo que diga se ajuste a los principios y a la verdad, más bien lo refutarán, se burlarán de esa persona y la ridiculizarán. Esta es otra característica presente en la calidad humana de los anticristos. A juzgar por su manera de comportarse y sus principios al hacerlo y al lidiar con el mundo, a estos individuos se los puede catalogar sin lugar a duda como inequívocamente incrédulos. Las manifestaciones de su calidad humana son miserables, sórdidas y vulgares.

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En la humanidad de los anticristos se da otra manifestación: tienen más deseos materiales que la gente normal. Es decir, su deseo y exigencia de cosas materiales es especialmente grande, no conoce límites. Rebosan de aspiraciones de un estilo de vida extravagante y su avaricia es insaciable. Algunos puede que digan: “La mayoría de los anticristos no poseen esta manifestación”. No poseerla no significa que esté ausente de su humanidad. Una vez que esa gente logra estatus, ¿cuáles son los principios respecto a lo que comen, cómo se visten y cuál es su aspecto? En cuanto tienen estatus, deben hacer las cosas a su manera, hallan oportunidades, tienen ciertas condiciones y su vida es diferente. Se ponen exquisitos con lo que comen, hacen hincapié en la ostentación y el lujo. Insisten en llevar y usar artículos de marca y la casa en la que residen y el coche que conducen deben ser de alta gama y de lujo. Incluso cuando se compran un vehículo utilitario, este debe estar equipado con accesorios exclusivos. Algunos puede que se pregunten: “Si no tienen dinero, ¿por qué hacen tanto hincapié en estas cosas?”. Solo porque no tengan dinero, eso no significa que no vayan en busca de tales cosas o que en su humanidad no esté presente este deseo. Por tanto, una vez que los anticristos obtienen acceso a las ofrendas en la casa de Dios, las despilfarran con imprudencia. Quieren comprarlo y disfrutarlo todo, hasta el punto de la desvergüenza y hasta un grado tal que es difícil mantenerlo bajo control. Deben beber té de alta calidad servido en tazas chapadas en oro, sus comidas han de ser banquetes suntuosos, insisten en consumir ginseng de calidad suprema y solo usan computadoras y teléfonos de marcas de primera categoría que siempre son el último modelo. Se ponen gafas que cuestan miles de yuanes, gastan cientos en peluquería y pagan mil yuanes o más por masajes y sesiones de sauna. En resumen, exigen que todo sea lo mejor y de marca, quieren disfrutar de todo lo que disfrutan los famosos y los poderosos. Una vez que los anticristos tienen estatus, se vuelven evidentes todos estos aspectos desagradables. Durante las reuniones, si solo escuchan su predicación entre tres y cinco personas, les parece insuficiente e insisten en tener entre trescientas y quinientas. Cuando otros dicen que hay circunstancias externas adversas, por lo que una reunión con tres o cinco personas está bastante bien, replican: “No me vale, ¿por qué hay tan poca gente escuchando mi sermón? Mi tiempo vale más que eso. Deberíamos comprar un edificio más grande para la iglesia y que así pueda albergar a decenas de miles de personas para un sermón más solemne”. ¿Acaso no cortejan a la muerte? Los anticristos hacen este tipo de cosas. ¿Acaso no carecen también de preocupación por la vergüenza? Albergan un deseo y un interés extremadamente incontrolables por una vida de lujos y las cosas materiales, lo cual es otra característica de la calidad humana de los anticristos. En cuanto alguien menciona la comida gourmet, los coches de lujo, la ropa de marca y los artículos caros y de alta gama, se les iluminan los ojos, la avaricia se apodera de ellos y asoma su deseo. ¿Cómo se origina este deseo? Sin lugar a duda es una revelación de su naturaleza demoniaca. Puede que algunos anticristos anden cortos de dinero y cuando ven a alguien llevar joyería fina o un anillo de diamantes de dos o tres quilates, se les iluminan los ojos y piensan: “Si no creyera en dios, yo podría llevar uno de cinco quilates”. Consideran el hecho de que no poseen siquiera un anillo de un quilate, se sienten contrariados y empiezan a pensar que creer en Dios no merece la pena. Sin embargo, tras reflexionar con mayor detenimiento, piensan: “Recibiré grandes bendiciones en el futuro por depositar mi fe en dios. Podría tener un diamante de quinientos quilates y ponérmelo en la cabeza”. ¿Acaso no tienen deseos? Cuando ven a gente rica en la televisión que lleva ropa de diseño y surca el mar en un crucero de lujo, les parece algo increíblemente gozoso, romántico, noble y envidiable. Se les cae la baba y dicen: “¿Cuándo podré convertirme en esa clase de persona, en un titán entre humanos? ¿Cuándo podré disfrutar de una vida semejante?”. Lo ven una y otra vez hasta que piensan que creer en Dios es realmente poco interesante. Sin embargo, cuando vuelven a reflexionar, piensan: “No puedo pensar así. ¿Por qué creo en dios? ‘Soporta las mayores adversidades para convertirte en el mejor’. En el futuro, mi vida será mucho mejor que la suya. Ellos navegan en un lujoso crucero, pero yo viajaré en un avión exclusivo o en un platillo volante de lujo, ¡iré a la luna!”. ¿Son estos pensamientos siquiera un poco sensatos? ¿Se ajustan a la humanidad normal? (No). Este es otro elemento en la humanidad de los anticristos: un deseo extremadamente incontrolable de cosas materiales y de un estilo de vida lujoso. Una vez que obtienen esto, su avaricia se vuelve insaciable; su mirada y su naturaleza son voraces y quieren poseer estas cosas para siempre. En la humanidad de los anticristos, no se trata solo de envidiar a los poderosos; también desean cosas materiales y una vida de alta calidad. La humanidad normal tiene un rango razonable de necesidades para la vida y las cosas materiales; cuenta con sus necesidades diarias, las del entorno laboral y de vida, y también sus necesidades físicas. Basta con que se satisfagan estas necesidades, y se considera relativamente normal moderarlas en función de la capacidad propia de cada uno y de sus condiciones económicas. Sin embargo, la necesidad de los anticristos de cosas materiales y de disfrutar de ellas es anormal e insaciable.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)

Mentir habitualmente, la insidia y la implacabilidad, carecer de sentido del honor y de preocupación por la vergüenza, ser egoísta y vil, aferrarse a los poderosos y oprimir a los débiles, así como tener más deseos materiales que la gente normal; estos son rasgos típicos de la calidad humana de los anticristos, son muy representativos y evidentes. Mientras que algunas de estas manifestaciones pueden aparecer hasta cierto punto en la gente corriente, sus manifestaciones son simplemente un carácter corrupto o manifestaciones de humanidad anormal o de una falta de humanidad que surge de la corrupción de Satanás. Por medio de la lectura de las palabras de Dios, estas personas desarrollan el sentido de la conciencia y la capacidad para desprenderse y rebelarse contra estas cosas y arrepentirse. Estas características no desempeñan un papel dominante en ellos y no afectarán a su búsqueda de la verdad ni al cumplimiento de sus deberes. Solo los anticristos rechazan aceptar la verdad por muchos sermones que oigan. Los rasgos y las características innatas a su humanidad no van a cambiar y por eso esa gente está condenada en la casa de Dios y no se puede salvar nunca. ¿Por qué no se pueden salvar? La gente con esa calidad humana no se puede salvar porque rechaza aceptar la verdad y es hostil hacia ella, hacia Dios y hacia todas las cosas positivas. Carecen de las condiciones y la humanidad para la salvación y, por tanto, el destino de estos individuos es ser descartados y arrojados al infierno.

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