11. Por qué los creyentes en Dios deben cumplir su deber bien

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Dios obra para gestionar y salvar a la humanidad y para, con ello, propiciar el deber de la humanidad; sea cual sea el deber que lleve a cabo el hombre, ¿hay algo más apropiado? Esto es lo más hermoso y justo que hay entre los hombres. Los seres creados deben cumplir con su deber para recibir la aprobación del Creador. Los seres creados viven bajo el dominio del Creador y aceptan todo lo que Dios provee, todo lo que viene de Él, así que deben cumplir con sus responsabilidades y obligaciones. Esto es ordenado por el Cielo y reconocido en la tierra; es el decreto de Dios. Esto evidencia que, para la gente, cumplir con el deber de un ser creado es más justo, hermoso y noble que ninguna otra cosa que se haga mientras se viva en el mundo del hombre; no hay nada en la humanidad más importante ni digno y nada aporta mayor sentido y valor a la vida de un ser creado que cumplir con el deber de un ser creado. En la tierra, solo el grupo de personas que cumplen verdadera y sinceramente el deber de un ser creado es el que obedece al Creador. Este grupo no sigue las tendencias del mundo exterior; obedecen el liderazgo y la guía de Dios, solo escuchan las palabras del Creador, aceptan las verdades expresadas por Él y viven por Sus palabras. Este es el testimonio más auténtico y rotundo y es el mejor testimonio de fe en Dios. Para un ser creado, poder cumplir con su deber como tal, poder satisfacer al Creador, es lo más maravilloso que hay entre los hombres y algo que estos deben alabar. Cualquier cosa encomendada por el Creador a los seres creados debe ser aceptada incondicionalmente por ellos; para la humanidad es algo bendecido y glorioso y, para todo aquel que cumpla con el deber de un ser creado, nada es más maravilloso ni digno de conmemoración; es algo positivo. […] Como ser creado, cuando te presentas ante el Creador, debes cumplir con tu deber. Eso es lo correcto y es la responsabilidad que tienes sobre tus hombros. Basado en que los seres creados cumplen con su deber, el Creador ha realizado una mayor obra entre la humanidad. Ha cumplido una etapa más de obra en la humanidad. ¿Y qué obra es esa? Proporciona la verdad a la humanidad, permitiéndole recibirla de Él mientras cumple con su deber, para así deshacerse de su carácter corrupto y ser purificada. Así, satisface la voluntad de Dios y se embarca en la senda correcta de la vida, y al final, es capaz de temer a Dios y evitar el mal, conseguir la salvación completa y dejar de someterse a las aflicciones de Satanás. Este es el objetivo que Dios desearía que la humanidad consiguiera al final al cumplir su deber. Por tanto, durante el proceso de llevar a cabo tu deber, Dios no solo te hace ver claramente alguna cosa y comprender un poco de la verdad, ni solo te permite disfrutar de la gracia y las bendiciones que recibes al cumplir con tu deber como ser creado. En cambio, te permite ser purificado y salvado y, en última instancia, que llegues a vivir en la luz del rostro del Creador.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VII)

Como miembros de la raza humana y cristianos devotos, es responsabilidad y obligación de todos nosotros ofrecer nuestra mente y nuestro cuerpo para el cumplimiento de la comisión de Dios, porque todo nuestro ser vino de Él y existe gracias a Su soberanía. Si nuestras mentes y nuestros cuerpos no son para la comisión de Dios ni para la causa justa de la humanidad, nuestras almas se sentirán indignas de aquellos que fueron martirizados por causa de la comisión de Dios, y aún más indignas de Dios, que nos ha provisto todo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios preside el destino de toda la humanidad

En la casa de Dios se hace referencia constante a aceptar la comisión de Dios y cumplir con el deber propio adecuadamente. ¿Cómo surge el deber? En términos generales, surge como resultado de la obra de gestión de Dios de traer la salvación a la humanidad; hablando de manera más concreta, a medida que la obra de gestión de Dios se desarrolla entre la humanidad, surgen diversos trabajos que requieren de la gente que colabore para completarlos. Esto ha hecho que surjan responsabilidades y misiones que las personas tienen que cumplir y estas responsabilidades y misiones son los deberes que Dios confiere a la humanidad. En la casa de Dios, las diversas tareas que requieren la cooperación de las personas son los deberes que han de cumplir. Entonces, ¿se diferencian los deberes entre mejores y peores, nobles y humildes o grandes y pequeños? No existen tales diferencias; todo aquello que guarde relación con la obra de gestión de Dios, sea requisito de la obra de Su casa y sea un requerimiento para la difusión del evangelio de Dios, entonces es el deber de una persona. Este es el origen y la definición del deber. Sin la obra de gestión de Dios, ¿tendrían deberes las personas en la tierra, independientemente de cómo vivan? No. Ahora lo ves con claridad. ¿Con qué está relacionado el deber de uno? (Con la obra de gestión de Dios de la salvación de la humanidad). Así es. Existe una relación directa entre los deberes de la humanidad, los deberes de los seres creados y la obra de gestión de Dios de la salvación de la humanidad. Se puede decir que, sin la salvación de Dios de la humanidad y sin la obra de gestión que el Dios encarnado ha emprendido entre la humanidad, la gente carecería de deber alguno. Los deberes surgen de la obra de Dios; es lo que Él exige a las personas. Míralo desde esa perspectiva, el deber es importante para todo aquel que sigue a Dios, ¿no es cierto? Es muy importante. En términos generales, formas parte de la obra del plan de gestión de Dios; más en concreto, cooperas con las diversas clases de labores de Dios que se requieren en diferentes momentos y entre diferentes grupos de personas. Con independencia de cuál sea tu deber, es una misión que te ha encomendado Dios. A veces se te puede pedir que cuides o que mantengas a buen recaudo un objeto importante. Es posible que sea un asunto trivial en comparación, del que solo se puede decir que es responsabilidad tuya, pero es una tarea que Dios te ha encargado; la has aceptado de Él. La has aceptado de manos de Dios y es tu deber. Si partimos de la raíz del asunto, tu deber te lo ha confiado Dios. Sobre todo implica difundir el evangelio, dar testimonio, hacer vídeos, ser un líder u obrero en la iglesia, o podría tratarse de una obra incluso más peligrosa e importante. A pesar de esto, mientras tenga relación con la obra de Dios y con las necesidades de la obra de difundir el evangelio, la gente debería aceptarlo como un deber de parte de Dios. El deber, explicado en términos incluso más generales, es la misión de una persona, una comisión que le ha encomendado Dios; más en concreto, es tu responsabilidad, tu obligación. Dado que se trata de tu misión, de una comisión que te encomienda Dios, y es tu responsabilidad y obligación, cumplir con tu deber no tiene nada que ver con tus asuntos personales.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el desempeño adecuado del deber?

Ahora debéis tener clara esta visión: cumplir vuestro deber es de vital importancia para creer en Dios. El aspecto más crucial de creer en Dios ahora es cumplir el deber. Si no se cumple bien el deber, no puede haber ninguna realidad. Al cumplir el deber, las personas son capaces de entender las intenciones de Dios, y pueden ir construyendo de forma gradual una relación normal con Él. Al cumplir el deber, las personas identifican poco a poco sus problemas y llegan a reconocer su carácter y su esencia corruptos. Al mismo tiempo, al reflexionar sobre sí mismas, las personas pueden descubrir progresivamente lo que Dios les exige. ¿Entendéis ahora en qué creéis cuando creéis en Dios? De hecho, es una creencia en la verdad, una consecución de la verdad. Cumplir el deber permite alcanzar la verdad y la vida. La verdad y la vida no pueden alcanzarse sin cumplir el deber. ¿Puede haber realidad si uno cree en Dios sin cumplir el deber? (No). No puede haber ninguna realidad. Así pues, si no cumples bien tu deber, no puedes alcanzar la verdad. Una vez estás descartado, esto demuestra que has fracasado en creer en Dios. Aunque digas que crees en Él, tu creencia ya carece de sentido. Esto es algo que hay que entender en toda su dimensión.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se buscan los principios-verdad es posible cumplir bien el deber

Que el hombre lleve a cabo su deber es, de hecho, el cumplimiento de todo lo que es inherente a él; es decir, lo que es posible para él. Es entonces cuando su deber se cumple. Los defectos del hombre durante su servicio se reducen gradualmente a través de la experiencia progresiva y del proceso de pasar por el juicio; no obstaculizan ni afectan el deber del hombre. Los que dejan de servir o ceden y retroceden por temor a que puedan existir inconvenientes en su servicio son los más cobardes de todos. Si las personas no pueden expresar lo que deben expresar durante el servicio ni lograr lo que por naturaleza es posible para ellas y, en cambio, actúan mecánicamente, han perdido la función que un ser creado debe tener. A esta clase de personas se les conoce como “mediocres”; son desechos inútiles. ¿Cómo pueden esas personas ser llamadas apropiadamente seres creados? ¿Acaso no son seres corruptos que brillan por fuera, pero que están podridos por dentro? Si un hombre se llama a sí mismo Dios, pero no es capaz de expresar el ser de la divinidad, ni hacer la obra de Dios mismo, ni representar a Dios, entonces no cabe duda de que no es Dios, porque no tiene la sustancia de Dios, y lo que Dios puede lograr por naturaleza no existe dentro de él. Si el hombre pierde lo que, por naturaleza, puede alcanzar, ya no se le puede considerar un hombre y no es digno de permanecer como ser creado ni de venir delante de Dios y servirlo. Además, no es digno de recibir la gracia de Dios ni de ser cuidado, protegido y perfeccionado por Dios. Muchos que han perdido la confianza de Dios pasan a perder la gracia de Dios. No solo no odian sus acciones malvadas, sino que propagan con descaro la idea de que el camino de Dios es incorrecto, y los rebeldes incluso niegan la existencia de Dios. ¿Cómo pueden esas personas, que poseen tal rebeldía, tener derecho a gozar de la gracia de Dios? Quienes no cumplen con su deber son muy rebeldes con Dios, y le deben mucho, pero se dan la vuelta y arremeten contra Él diciendo que está equivocado. ¿Cómo podría esa clase de hombre ser digno de ser perfeccionado? ¿Acaso no es esto antecedente para ser descartados y castigados? Las personas que no llevan a cabo su deber delante de Dios ya son culpables de los crímenes más atroces, para los cuales hasta la muerte es un castigo insuficiente, pero tienen el descaro de discutir con Dios y enfrentarse a Él. ¿Cuál es el valor de perfeccionar a semejantes personas? Cuando las personas no cumplen con su deber, deben sentirse culpables y en deuda; deben odiar su debilidad e inutilidad, su rebeldía y su corrupción y, aun más, deben entregarle su vida a Dios. Solo entonces son seres creados que aman verdaderamente a Dios, y solo ese tipo de personas son dignas de disfrutar las bendiciones y la promesa de Dios y de que Él las perfeccione.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La diferencia entre el ministerio de Dios encarnado y el deber del hombre

Hoy, lo que a vosotros se os exige lograr no son exigencias adicionales, sino el deber del hombre y lo que todas las personas deben hacer. Si ni siquiera sois capaces de hacer vuestro deber, o de hacerlo bien, ¿no os estáis acarreando problemas? ¿No estáis cortejando a la muerte? ¿Cómo podéis todavía esperar tener un futuro y perspectivas? La obra de Dios se hace por el bien de la humanidad, y la cooperación del hombre se entrega por el bien de la gestión de Dios. Después de que Dios haya hecho todo lo que le corresponde hacer, al hombre se le exige ser pródigo en su práctica y cooperar con Dios. En la obra de Dios, el hombre no debe escatimar esfuerzos, debe ofrecer su lealtad y no debe darse el gusto de tener numerosas nociones o sentarse pasivamente y esperar la muerte. Dios puede sacrificarse por el hombre, así que, ¿por qué no puede el hombre ofrecerle su lealtad a Dios? Dios solo tiene un corazón y una mente para con el hombre, así que, ¿por qué no puede el hombre ofrecer un poco de cooperación? Dios obra para la humanidad, así que, ¿por qué el hombre no puede llevar a cabo algo de su deber por el bien de la gestión de Dios? La obra de Dios ha llegado hasta aquí; sin embargo, vosotros veis pero no actuáis, escucháis pero no os movéis. ¿No son tales personas objetos de perdición? Dios ya le ha dedicado Su todo al hombre, así que, ¿por qué es incapaz el hombre hoy de llevar a cabo su deber con ahínco hoy? Para Dios, Su obra es Su prioridad y la obra de Su gestión es de suprema importancia. Para el hombre, poner en práctica las palabras de Dios y cumplir las exigencias de Dios son su primera prioridad. Todos vosotros deberíais entender esto.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre

Cómo consideras las comisiones de Dios es de extrema importancia y un asunto muy serio. Si no puedes llevar a cabo lo que Dios les ha confiado a las personas, no eres apto para vivir en Su presencia y deberías ser castigado. Es perfectamente natural y está justificado que los seres humanos deban completar cualquier comisión que Dios les confíe. Esa es la responsabilidad suprema del hombre, y es tan importante como sus propias vidas. Si no te tomas en serio las comisiones de Dios, lo estás traicionando de la forma más grave. En esto eres más lamentable que Judas y debes ser maldecido. La gente debe entender bien cómo tratar lo que Dios les confía y, al menos, debe comprender que las comisiones que Él confía a la humanidad son exaltaciones y favores especiales de Dios, y son las cosas más gloriosas. Todo lo demás puede abandonarse. Aunque una persona tenga que sacrificar su propia vida, debe seguir cumpliendo la comisión de Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre

No existe correlación entre el deber del hombre y que él sea bendecido o maldecido. El deber es lo que el hombre debe cumplir; es la vocación que le dio el cielo y no debe depender de recompensas, condiciones o razones. Solo entonces el hombre está cumpliendo con su deber. Ser bendecido es cuando alguien es perfeccionado y disfruta de las bendiciones de Dios tras experimentar el juicio. Ser maldecido es cuando el carácter de alguien no cambia tras haber experimentado el castigo y el juicio; es cuando alguien no experimenta ser perfeccionado, sino que es castigado. Pero, independientemente de si son bendecidos o maldecidos, los seres creados deben cumplir su deber, haciendo lo que deben hacer y haciendo lo que son capaces de hacer; esto es lo mínimo que una persona, una persona que busca a Dios, debe hacer. No debes llevar a cabo tu deber solo para ser bendecido y no debes negarte a actuar por temor a ser maldecido. Dejadme deciros esto: lo que el hombre debe hacer es llevar a cabo su deber, y si es incapaz de llevar a cabo su deber, esto es su rebeldía. Es por medio del proceso de llevar a cabo su deber que el hombre es cambiado gradualmente, y es por medio de este proceso que él demuestra su lealtad. Así pues, cuanto más puedas llevar a cabo tu deber, más verdad recibirás y más real será tu expresión. Los que solo cumplen con su deber por inercia y no buscan la verdad, al final serán descartados, pues esas personas no llevan a cabo su deber en la práctica de la verdad y no practican la verdad en el desempeño de su deber. Ellos son los que permanecen sin cambios y serán maldecidos. No solo sus expresiones son impuras, sino que todo lo que expresan es malvado.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La diferencia entre el ministerio de Dios encarnado y el deber del hombre

Debéis cumplir cada uno con vuestro deber, con un corazón franco y honesto, y estar dispuestos a pagar el precio que sea necesario. Como habéis dicho, cuando llegue el día, Dios no va a ser negligente con nadie que haya sufrido o pagado un precio por Él. Merece la pena aferrarse a este tipo de convicción, y lo adecuado es que no deberíais olvidaros nunca de ella. Solo así puedo dar tranquilidad a Mi mente respecto a vosotros. De otro modo, seréis siempre personas con las que nunca podré tener la mente calmada, y seréis para siempre objetos de Mi aversión. Si todos vosotros podéis seguir vuestra conciencia y entregarlo todo por Mí, sin escatimar esfuerzos por Mi obra y dedicando el esfuerzo de una vida entera a la obra de Mi evangelio, ¿no saltará Mi corazón a menudo de gozo por vosotros? De este modo, seré capaz de dar completa tranquilidad a Mi mente respecto a vosotros, ¿verdad?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca del destino

Hoy amo a cualquiera que pueda seguir Mi voluntad, a cualquiera que pueda mostrar consideración por Mis cargas y a cualquiera que pueda dar su todo por Mí con un corazón fiel y con sinceridad. Yo los esclareceré constantemente y no dejaré que se alejen de Mí. A menudo digo: “A aquellos que sinceramente se entregan por Mí, Yo te bendeciré con toda certeza en gran manera”. ¿A qué se refiere “bendecir”? ¿Lo sabes? En el contexto de la obra actual del Espíritu Santo, se refiere a las cargas que Yo te doy. En lo que respecta a todos aquellos que son capaces de llevar una carga por la iglesia y que se ofrecen sinceramente por Mí, sus cargas y su sinceridad son, ambas, bendiciones que provienen de Mí. Además, Mis revelaciones a ellos también son una bendición de Mi parte. Esto se debe a que aquellos que actualmente no tienen una carga no fueron predestinados ni elegidos por Mí; Mis maldiciones ya han descendido sobre ellos. En otras palabras, aquellos a quienes Yo he predestinado y elegido participan en los aspectos positivos de lo que he dicho, mientras que aquellos a los que Yo no he predestinado ni elegido solo pueden participar en los aspectos negativos de Mis declaraciones.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 82

Hoy en día, quienes alberguen un amor genuino hacia Mí, son bendecidos. Bienaventurados quienes se someten a Mí, pues ellos con seguridad permanecerán en Mi reino. Bienaventurados quienes me conocen, pues ellos con seguridad ejercerán poder en Mi reino. Bienaventurados quienes me buscan, pues ellos con seguridad escaparán de las ataduras de Satanás y disfrutarán de Mis bendiciones. Bienaventurados quienes son capaces de rebelarse contra sí mismos, pues con seguridad serán posesión Mía y heredarán la abundancia de Mi reino. Recordaré a los que corren de un lado para otro por Mí; abrazaré con alegría a los que se esfuerzan por Mí y daré gozo a los que me presenten ofrendas. Bendeciré a los que encuentren disfrute en Mis palabras; ellos, con seguridad, serán los pilares que sostienen la viga maestra de Mi reino; con seguridad gozarán de abundancia incomparable en Mi casa, y nadie se puede comparar con ellos. ¿Alguna vez habéis aceptado las bendiciones que os han sido dadas? ¿Alguna vez habéis buscado las promesas que se hicieron por vosotros? Con toda seguridad, bajo la guía de Mi luz, os abriréis paso entre el dominio de las fuerzas de la oscuridad. En medio de la oscuridad, ciertamente no perderéis la luz que os guía. Con seguridad seréis los amos de toda la creación. Con seguridad seréis vencedores delante de Satanás. Con seguridad, cuando caiga el reino del gran dragón rojo, os erguiréis entre las grandes multitudes para dar testimonio de Mi victoria. Con seguridad permaneceréis firmes e inquebrantables en la tierra de Sinim. A través de los sufrimientos que soportéis, heredaréis Mis bendiciones, y, con seguridad, irradiaréis Mi gloria por todo el universo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 19

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