22. Cómo resolver el hecho de ser arbitrario y dictatorial

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

A juzgar por el sentido literal de la frase “actuar de manera arbitraria y dictatorial”, “arbitraria” se refiere a tomar decisiones en solitario, a tener la última palabra, y “dictatorial” quiere decir que, después de emitir un juicio o tomar una decisión por cuenta propia, todo el mundo ha de llevarlo a cabo sin derecho a opinar ni afirmar algo distinto, ni siquiera a hacer preguntas. Ser arbitrario y dictatorial significa que, al enfrentarse a una situación, la persona la medita y la considera ella misma antes de tomar una decisión respecto a qué hacer. Deciden por su cuenta cómo se hacen las cosas, entre bambalinas, sin contar con la opinión de nadie más; ni siquiera sus propios colaboradores, colegas o líderes de niveles superiores tienen permitido intervenir. Esto es lo que significa ser arbitrario y dictatorial. Da igual la situación a la que se enfrenten aquellos que obran de esta manera proceden, de manera sistemática, a cavilar una y otra vez las cosas en su mente y se devanan los sesos para deliberar sobre ellas, sin consultarlas jamás con nadie. Piensan esto y aquello, pero en realidad nadie sabe lo que se les pasa por la mente. ¿Por qué no? Porque no lo dicen. Algunos puede que crean que es porque no son habladores, pero ¿es así en realidad? No es una cuestión de personalidad; se trata de una elección intencionada de ocultárselo a los demás. Quieren actuar por su cuenta, hacen sus propios cálculos. ¿Qué calculan? Todo en ellos gira en torno a sus propios intereses, estatus, fama, ganancia y prestigio. Meditan sobre cómo actuar para favorecerse a sí mismos, cómo proteger su estatus y reputación de cualquier daño, cómo obrar sin dejar que otros desentrañen cómo son y, lo más fundamental, cómo ocultar sus acciones a lo Alto, con la esperanza de acabar recibiendo beneficios sin que sus fallos se pongan en evidencia ante nadie. Piensan: “Si tengo un descuido momentáneo y digo algo equivocado, todo el mundo me desentrañará. Si alguien habla de más y me denuncia a lo alto, puede que lo alto me sustituya y pierda mi estatus. Además, si siempre comparto con los demás, ¿acaso no les resultarán evidentes a todos mis capacidades limitadas? ¿Podría ser que me menospreciaran?”. Decidme pues, si se desentrañara cómo son en verdad, ¿eso sería bueno o malo? En realidad, aquellos que persiguen la verdad, las personas honestas, no le dan tanta importancia a que los desentrañen ni a perder algo de imagen o reputación. No parece que les preocupen demasiado tales cosas, no son tan abiertamente conscientes de ellas ni les dan mayor importancia. Sin embargo, los anticristos son el caso contrario, no persiguen la verdad y consideran su estatus y la percepción de los demás y las actitudes que estos adoptan respecto a ellos como algo más importante que la vida misma.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 6

A algunas personas les gusta hacer las cosas solas, sin conversarlo ni decírselo a nadie. Sencillamente hacen las cosas como quieren, independientemente de la opinión de los demás. Piensan: “Soy el líder, y vosotros sois los elegidos de Dios, así que debéis seguir lo que yo hago. Haced exactamente lo que yo digo, así es como debe ser”. No informan al resto sobre sus actos y su manera de proceder carece de transparencia. Siempre se esfuerzan en privado y actúan en secreto. Igual que el gran dragón rojo, que mantiene su monopolio unipartidario del poder, siempre quieren embaucar y controlar a los demás, a quienes consideran insignificantes e inútiles. Siempre quieren tener la última palabra en los asuntos, sin conversarlo ni comunicarse con otros, y nunca solicitan opiniones ajenas. ¿Qué os parece este enfoque? ¿Posee humanidad normal? (No). ¿No es la naturaleza del gran dragón rojo? El gran dragón rojo es dictatorial y le gusta actuar de manera arbitraria. ¿Acaso los que tienen este tipo de carácter corrupto no son la prole del gran dragón rojo? Así debería conocerse a sí misma la gente. ¿Sois capaces de actuar así? (Sí). Cuando os comportáis de esta manera, ¿sois conscientes de ello? Si lo sois, entonces, aún hay esperanzas para vosotros, pero si no lo sois, de seguro estáis en problemas. Si esto es así, ¿acaso no estáis condenados? ¿Qué ha de hacerse cuando no sois conscientes de actuar de este modo? (Necesitamos que nuestros hermanos y hermanas nos lo señalen y nos poden). Si primero decís a los otros: “Soy alguien que naturalmente adora liderar a otros, y os lo digo por adelantado, así cuando suceda, si sucede, no os enojáis. Debéis aguantarme; sé que no es lo mejor, y estoy trabajando para cambiarlo de forma gradual, por lo que espero que vosotros podáis ser tolerantes conmigo. Cuando estas cosas sucedan, tenedme paciencia, cooperad conmigo y esforcémonos juntos por cooperar en armonía”. ¿Esta forma de hacer las cosas es aceptable? (No, no contiene razón). ¿Por qué decís que no contiene razón? Alguien que dice esto no tiene intención de buscar la verdad. Sabe muy bien que hacer las cosas de este modo está mal, pero continúa haciéndolas así, mientras limita a otros, exige su cooperación y apoyo. No hay deseo de practicar la verdad en su intención. Va contra la verdad de modo deliberado. Una transgresión a sabiendas, eso es lo que Dios más detesta. Solo las personas malvadas y los anticristos son capaces de hacer tal cosa, y así es precisamente como actúan los anticristos. Uno está en peligro cuando intencionalmente va contra la verdad y se resiste a Dios. Eso es seguir la senda de los anticristos.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La cooperación en armonía

Los anticristos son incapaces de colaborar con nadie; desean en todo momento establecer un gobierno en solitario. La característica de esta manifestación es “actuar solo”. ¿Por qué uso esas palabras para describirlo? Porque antes de actuar no se presentan ante Dios en oración ni buscan los principios-verdad, ni mucho menos buscan a alguien con quien compartir y a quien decirle: “¿Es apropiado este proceder? ¿Qué establecen los arreglos del trabajo? ¿Cómo debe manejarse este tipo de asunto?”. Nunca conversan sobre las cosas ni buscan llegar a un consenso con sus colaboradores y sus compañeros, sino que se limitan a considerar las cosas y a conspirar por su cuenta, haciendo sus propios planes y disposiciones. Tras una somera lectura previa de los arreglos del trabajo de la casa de Dios, piensan que los han comprendido y organizan el trabajo ciegamente. Para cuando los demás se enteran de esto, el trabajo ya ha sido organizado. Es imposible que alguien escuche de su boca sus puntos de vista o sentimientos previamente, ya que nunca comunican a nadie los pensamientos y los puntos de vista que albergan. Alguien puede preguntar: “¿No es que todos los líderes y obreros tienen compañeros?”. De palabra, puede que tengan a alguien de compañero, pero cuando llega el momento de trabajar, ya no los tienen; actúan solos. Aunque los líderes y obreros tienen compañeros, todo el mundo que realiza algún deber tiene uno, los anticristos piensan que tienen buen calibre y son mejores que las personas corrientes, así que estas no son dignas de ser sus colaboradores y son todas inferiores a ellos. Por eso a los anticristos les gusta tomar las decisiones y no les gusta hablar las cosas con nadie más. Piensan que esto les haría parecer como unos incompetentes que no sirven para nada. ¿Qué clase de punto de vista es ese? ¿Qué clase de carácter es este? ¿Se trata de un carácter arrogante? Piensan que cooperar y discutir las cosas con los demás, hacerles preguntas y pedirles ayuda, es indigno y degradante, una afrenta a su autoestima. Y por eso, para proteger su autoestima, no permiten la transparencia en nada de lo que hacen, ni se lo cuentan a los demás, y mucho menos lo discuten con ellos. Piensan que discutir con otros es mostrarse como incompetentes; que pedir siempre la opinión de otros equivale a ser estúpidos e incapaces de pensar por sí mismos; que trabajar con los demás para completar una tarea o resolver algún problema les hace parecer inútiles. ¿Acaso no es esta su mentalidad arrogante y absurda? ¿Acaso no es este su carácter corrupto? Es sumamente obvio que son arrogantes y sentenciosos; han perdido toda su razón humana normal y no están bien de la cabeza del todo. Siempre se piensan que tienen habilidades, que pueden terminar las cosas ellos solos y que no necesitan colaborar con los demás. Como tienen esas actitudes corruptas, son incapaces de alcanzar una cooperación armoniosa. Creen que colaborar con otros es diluir y fragmentar su poder, que cuando el trabajo se comparte con otros, su propio poder disminuye y no pueden decidirlo todo ellos mismos, con lo que carecen de poder real, lo que a ellos les supone una tremenda pérdida. Y así, no importa lo que les ocurra, si creen que lo entienden y que saben la forma apropiada de manejarlo, entonces no lo discutirán con nadie y seguirán queriendo estar al mando de todo. Preferirán equivocarse a informar a los demás, preferirán estar en un error a compartir el poder con alguien, y preferirán la destitución a dejar que otras personas intervengan en su trabajo. Eso es un anticristo. Prefieren dañar y poner en peligro los intereses de la casa de Dios que compartir su poder con nadie. Creen que cuando están haciendo un trabajo o encargándose de algún asunto, eso no es el cumplimiento de un deber, sino una oportunidad de lucirse y destacar sobre los demás, y una ocasión para ejercer su poder. Por tanto, aunque dicen que van a cooperar armoniosamente con los demás y van a discutir con ellos cualquier tema que surja, la verdad es que en el fondo de su corazón no están dispuestos a renunciar a su poder o estatus. Les parece que mientras entiendan algunas doctrinas y sean capaces de hacerlo por su cuenta, no les hace falta colaborar con nadie más. Creen que lo deben desempeñar y completar solos, y que solo eso los hace competentes. ¿Es esta idea correcta? No saben que, si violan los principios, no están realizando su deber, no pueden llevar a cabo la comisión de Dios, y simplemente contribuyen con su mano de obra. En vez de buscar los principios-verdad cuando realizan su deber, ejercen poder según sus pensamientos e intenciones, alardean y se jactan. Sin importar quién sea su compañero o lo que hagan, nunca quieren hablar las cosas, siempre quieren actuar por su cuenta y siempre quieren tener la última palabra. Obviamente juegan con el poder y lo utilizan para hacer las cosas. Todos los anticristos aman el poder, y cuando tienen estatus, quieren más poder. Cuando tienen poder, los anticristos tienden a utilizar su estatus para alardear y jactarse, para hacer que los admiren y conseguir su objetivo de destacar entre los demás. Así, los anticristos se obsesionan con el poder y el estatus, y nunca jamás abandonarán su poder.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (I)

En la superficie, puede parecer que algunos anticristos tienen ayudantes o compañeros, pero lo cierto es que cuando sucede algo, no importa cuánta razón tengan otros, los anticristos nunca escuchan lo que ellos tienen que decir. Ni siquiera lo tienen en cuenta, y mucho menos lo debaten o comunican sobre ello. No prestan ninguna atención, como si los demás ni siquiera estuviesen allí. Cuando los anticristos escuchan lo que otros dicen, simplemente se mueven por inercia o representan un papel para que los demás lo presencien. Pero cuando finalmente llega el momento de la decisión final, es el anticristo quien está al mando; las palabras de cualquier otro son un gasto de saliva, no cuentan para nada. Por ejemplo, cuando dos personas son responsables de algo, y una de ellas tiene la esencia de un anticristo, ¿qué se exhibe en tal persona? Da igual de qué se trate, ella y solo ella es la que mueve los hilos, la que hace las preguntas, la que ordena las cosas y la que aporta una solución. Y la mayoría de las veces, mantiene a su compañero en la ignorancia. ¿Qué es su compañero a sus ojos? No es su adjunto, sino un mero elemento decorativo. A ojos del anticristo, su compañero simplemente no existe. Cada vez que hay un problema, el anticristo lo considera, y una vez que ha decidido una vía de acción, informa a todo el mundo de que así es como se debe hacer, y a nadie se le permite cuestionarlo. ¿Cuál es la esencia de su cooperación con los demás? Básicamente es tener la última palabra, no discutir nunca los problemas con nadie más, asumir la responsabilidad exclusiva del trabajo y convertir a sus compañeros en meros escaparates. Siempre actúan solos y nunca cooperan con nadie. Nunca discuten ni se comunican sobre su trabajo con nadie más, suelen tomar decisiones por su cuenta y resolver los problemas solos, y respecto a muchas cosas, otras personas solo se enteran de cómo se finalizaron o se manejaron las cosas después de que el hecho está consumado. Los demás les dicen: “Tienes que discutir todos los problemas con nosotros. ¿Cuándo trataste con esa persona? ¿Cómo lo manejaste? ¿Cómo no nos hemos enterado?”. Ni dan explicaciones ni prestan atención; para ellos, sus compañeros no tienen ninguna utilidad y solo son un adorno, un mero escaparate. Cuando ocurre algo, lo consideran y toman su propia decisión y actúan como les place. No importa cuántas personas haya a su alrededor, es como si no estuvieran allí. Para el anticristo no son nada. Debido a esto, ¿hay algún aspecto real en su compañerismo con los demás? En absoluto, solo se limitan a actuar por inercia y representar un papel. Otros les dicen: “¿Por qué no hablas con todos los demás cuando te encuentras con un problema?”. Ellos responden: “¿Qué saben ellos? Yo soy el líder del equipo, a mí me corresponde decidir”. Los demás dicen: “¿Y por qué no hablaste con tu compañero?”. Responden: “Se lo dije, y no tenía opinión al respecto”. Se aprovechan de que los demás no tengan opinión o no sean capaces de pensar por sí mismos como excusas para ocultar el hecho de que están actuando según su propia ley. Y esto no va seguido de la más mínima introspección. Sería imposible que esta clase de persona aceptara la verdad. Este es un problema de la naturaleza del anticristo.

¿Cómo se puede explicar y practicar el término “colaboración”? (Hablando de las cosas cuando estas surgen). Sí, esa es una forma de ponerlo en práctica. ¿Qué más? (Compensando las debilidades de uno con las fortalezas del otro, supervisándose entre sí). Eso encaja perfectamente; practicar de esa manera es colaborar en armonía. ¿Hay más? Pedir la opinión del otro cuando sucede algo, ¿no es colaborar? (Sí). Si una persona comparte lo propio y la otra lo suyo y, finalmente, se decantan por lo que compartió la primera de ellas, ¿para qué hacer las cosas por hacerlas? Eso no es colaboración; no se ajusta a los principios ni logra los resultados que produce la cooperación. Si hablas sin parar como un loro y no les das a otros que quieren hablar la posibilidad de hacerlo ni escuchas a los demás, incluso después de haber expresado todas tus ideas, ¿se trata de un debate? ¿Es eso compartir? Eso es hacer las cosas por hacerlas, no es colaboración. ¿Qué es colaborar, entonces? Es cuando tú, habiendo expuesto todas tus ideas y decisiones, puedes pedir la opinión y los puntos de vista del otro y, después, comparar los dichos y puntos de vista de ambos, a la vez que algunas personas más lo someten a su discernimiento de manera conjunta y buscan los principios para alcanzar así un entendimiento compartido y determinar la senda de práctica correcta. Eso es lo que significa conversar y compartir; eso significa “cooperación”. Algunas personas, como líderes, no pueden ver con claridad algunos asuntos, pero no lo conversan con otros hasta que no les queda otra opción. Entonces le dicen al grupo: “No debo manejar este asunto de manera autocrática, es necesario que colabore en armonía con todos. Dejaré que todos expreséis vuestras opiniones sobre él y que lo converséis para determinar qué es correcto que hagamos”. Después de que todos han hablado y dado su opinión, le preguntan al líder qué piensa de ello. Él dice: “Lo que todos quieren es lo mismo que yo quiero. Yo también lo pensé. Es lo que planeaba hacer desde el principio y con este debate la unanimidad queda asegurada”. ¿Es ese un comentario sincero? Carece de cierta pureza. De ninguna manera puede ver con claridad el asunto, y sus palabras tienen la intención de desorientar y engañar a las personas con el objetivo de que lo valoren. Que pida la opinión de todos no es más que un formalismo para que los demás no digan que está siendo autoritario o autocrático. Con el fin de evitar esa etiqueta, emplea este método para cubrir las cosas. El hecho es que, mientras todos hablan, él no los escucha en absoluto ni tiene en cuenta nada de lo que dicen. Tampoco está siendo sincero al dejar que todos hablen. A simple vista, está permitiendo que todo el mundo comparta y debata, pero, en realidad, solo lo está haciendo para encontrar un método que esté de acuerdo con sus propias intenciones. Una vez que ha determinado la manera adecuada de manejar el asunto, obligará a las personas a aceptar lo que pretende hacer, sea correcto o no, y hará que todos piensen que su manera es correcta, que es lo que todos quieren. Al final, lo ejecuta a la fuerza. ¿A eso le llamarías colaboración? No. ¿Cómo lo llamarías, entonces? Procede de manera autoritaria. Ya sea que esté en lo correcto o no, quiere tener la única y la última palabra. Además, cuando sucede algo que no puede ver con claridad, primero hace que todos hablen. Una vez que lo han hecho, sintetiza sus puntos de vista y busca entre ellos un método que le agrade y le parezca adecuado, y hace que todos lo acepten. Finge que colabora y el resultado es que, de todos modos, hace lo que quiere, de todos modos, es quien tiene la única y la última palabra. Encuentra fallas y echa por tierra lo que dicen todos los demás, haciendo comentarios y estableciendo las pautas; después, pasa a resumirlo todo en un enunciado completo y preciso con el cual tomar su decisión, mostrándoles a todos que está por encima de los demás. Desde fuera, parece haber escuchado los mensajes de cada uno, y deja que todo el mundo hable. La realidad, sin embargo, es que finalmente es él solo quien toma la decisión. Dicha decisión se compone, de hecho, de las percepciones y puntos de vista de todos resumidos por él, dichos de una manera un poco más completa y precisa. Algunas personas no pueden ver esto con claridad y entonces creen que él está en un nivel superior. ¿Cuál es la naturaleza de semejante acción por su parte? ¿Acaso no queda de manifiesto una astucia extrema? Resume los mensajes de todos y los declara propios, de manera que la gente lo alaba y lo obedece y, finalmente, todos hacen lo que él quiere. ¿Es eso una colaboración armoniosa? Es ser arrogante y sentencioso, es despotismo; él se lleva todo el crédito. Esas personas son muy hipócritas, muy arrogantes y sentenciosas al colaborar con otros, y la gente lo verá cuando pase suficiente tiempo.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (I)

¿Qué implica principalmente este comportamiento de los anticristos de “ser arbitrario y dictatorial, no compartir nunca con los demás y obligarlos a obedecerlos”? Su carácter es perverso y cruel, poseen un deseo excepcionalmente fuerte de controlar a los demás que excede los límites de la racionalidad humana normal. Además, ¿cuál es su comprensión u opinión y actitud hacia el deber que cumplen? ¿En qué se diferencia de aquellos que cumplen su deber de manera auténtica? Estos últimos buscan principios en lo que hacen, es un requisito fundamental. Sin embargo, ¿cómo abordan los anticristos el deber que ejecutan? ¿Qué carácter y esencia se revelan mediante su cumplimiento del deber? Se colocan en una posición superior y condescendiente respecto a los que tienen por debajo. Una vez que se los elige para liderar, empiezan a verse como individuos de estatus e identidad. No aceptan su deber de parte de Dios. Al adquirir cierta posición, creen que su estatus es importante, su poder enorme y su identidad única, lo que les permite menospreciar a los demás desde su posición superior. A su vez, creen que pueden dictar órdenes y obrar a partir de sus propios pensamientos, y que ni siquiera han de mostrar reservas al hacerlo. Piensan que pueden valerse de la oportunidad de llevar a cabo el deber para satisfacer su ansia de autoridad, su deseo y ambición de regir y liderar a los demás mediante el poder. Se podría decir que les parece que al fin tienen la oportunidad de que no se desafíe su autoridad. Algunos aseguran: “Las manifestaciones de los anticristos son ser arbitrarios y dictatoriales y no compartir nunca con los demás. Aunque nuestro líder también tenga el carácter y las revelaciones de los anticristos, ¡comparte a menudo con nosotros!”. ¿Significa eso que no es un anticristo? Los anticristos fingen a veces. Después de una ronda de charlas con todo el mundo y de entender y captar el pensamiento general, identifican quién es afín a ellos y quién no, los catalogan. Para los asuntos venideros, solo se comunican con aquellos con los que se llevan bien y son compatibles. Los que no están en su misma sintonía permanecen ajenos a la mayoría de asuntos, e incluso puede que a esos los priven de libros de las palabras de Dios. ¿Habéis actuado alguna vez de esta manera, habéis sido arbitrarios y dictatoriales, sin compartir nunca con los demás? Lo de ser arbitrario y dictatorial es algo que ocurre, no cabe duda, pero la parte de no compartir con los demás no ha de suceder necesariamente, puede que a veces compartas. Sin embargo, tras compartir, las cosas siguen sucediendo como decías. Hay quien piensa: “A pesar de nuestra charla, en realidad ya había establecido un plan hace mucho. Compartir contigo es una mera formalidad, solo para hacerte saber que hay principios en lo que hago. ¿Crees que desconozco tu talla? Al final me tendrás que escuchar y tendrás que seguir mi camino”. De hecho, hace mucho que lo han decidido en su corazón. Creen: “Tengo un pico de oro y puedo retorcer cualquier discusión para tornarla a mi favor, nadie puede dejarme callado, así que, de manera natural, la tendencia es seguir mi estela”. Han hecho sus cálculos con muchísima antelación. ¿Existe esta clase de situación? Ser arbitrario y dictatorial no es un comportamiento que se revele de vez en cuando por accidente, sino que se halla bajo el control de cierto carácter. Puede que su manera de hablar y actuar no parezca arbitraria ni dictatorial, sin embargo, si nos fijamos en el carácter y la naturaleza de sus acciones, no cabe duda de que lo son. Experimentan formalidades y “escuchan” la opinión de otros, permiten que los demás hablen, los hacen ser conscientes de los detalles de la situación, discuten lo que requiere la palabra de Dios. Sin embargo, se sirven de cierta retórica o manera de expresarse para guiar a los demás a alcanzar un consenso con ellos. ¿Y cuál es el resultado final? Todo se desarrolla de acuerdo con su plan. Este es su aspecto insidioso, a esto también se le llama obligar a los demás a obedecerlos, es una especie de coacción “amable”.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 6

¿Cuál es otra manifestación de lo arbitrario y dictatorial de los anticristos? Nunca comparten la verdad con los hermanos y hermanas ni resuelven los problemas reales de las personas. En cambio, predican meras palabras y doctrinas para dar lecciones a la gente e incluso la obligan a obedecerlos. ¿Qué hay de su actitud y de su enfoque hacia lo Alto y hacia Dios? No es más que engaño y duplicidad. Al margen de las cuestiones en la iglesia, nunca denuncian nada a lo Alto. Hagan lo que hagan, tampoco le hacen nunca preguntas. Pareciera que no tienen ningún problema que requiera de la enseñanza y guía de lo Alto; todo lo que hacen es furtivo y secreto, a escondidas. A esto se le llama manipulación encubierta, desean tener la última palabra y ser los que toman las decisiones. Sin embargo, a veces también se camuflan, sacan a relucir asuntos triviales acerca de los que preguntarle a lo Alto, se hacen pasar por alguien que persigue la verdad y hacen creer erróneamente a lo Alto que buscan la verdad en todo con la máxima meticulosidad. En realidad, nunca buscan guía acerca de un asunto significativo, sus decisiones las toman de manera unilateral y mantienen a lo Alto al margen. Si surge cualquier problema, es incluso menos probable que lo denuncien, temen que pueda afectar a su poder, estatus o reputación. Los anticristos se comportan de manera arbitraria y dictatorial, nunca comparten con otros y los obligan a obedecerlos. En palabras sencillas, las manifestaciones principales de este comportamiento son dedicarse a la gestión personal; cultivan su influencia, su camarilla personal y sus conexiones; buscan sus propios proyectos y luego hacen lo que les viene en gana, lo que les beneficia, y obran sin transparencia. El deseo y el anhelo que tienen los anticristos de que los demás se sometan a ellos es especialmente fuerte. Esperan que la gente los obedezca igual que un cazador que obliga a su sabueso a acatar sus órdenes, no permiten ningún discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto e insisten en el absoluto cumplimiento y sumisión.

Otra manifestación de lo arbitrario y dictatorial de los anticristos se puede observar en la siguiente situación. Por ejemplo, si el líder de cierta iglesia es un anticristo y los líderes y obreros de nivel superior pretenden hacer averiguaciones e intervenir en la obra de la iglesia, ¿estaría de acuerdo este anticristo? En absoluto. ¿Hasta qué punto controla la iglesia? Como una fortaleza impenetrable de la que no entra ni sale nada en absoluto, no permite que nadie se involucre ni pregunte. Cuando se entera de que los líderes y obreros vienen a indagar sobre la obra, les dice a los hermanos y hermanas: “No sé qué intención tienen estas personas al venir. No entienden la situación actual de nuestra iglesia. Si interfieren, podrían perturbar nuestra obra”. Así es como desorienta a los hermanos y hermanas. Una vez que llegan los líderes y obreros, se busca diversas razones y excusas para impedir a los hermanos y hermanas entablar contacto con ellos, al tiempo que entretiene de manera hipócrita a los líderes y obreros, los mantiene recluidos en un lugar con el pretexto de garantizar su seguridad, cuando en realidad es para impedir que conozcan a los hermanos y hermanas, y se enteren por ellos de la situación. Cuando los líderes y obreros preguntan por la situación de la obra, el anticristo los engaña presentando una imagen falsa; engaña a aquellos por encima y les esconde la verdad a aquellos por debajo, adorna sus afirmaciones y exagera la efectividad de la obra para embaucarlos. Cuando los líderes y obreros sugieren reunirse con los hermanos y hermanas de la iglesia, responde: “¡No he organizado nada! No me informasteis antes de venir. Si lo hubierais hecho, habría organizado que acudieran algunos de los hermanos y hermanas para conoceros. Sin embargo, dada la hostilidad del entorno actual, por razones de seguridad, es mejor que no os reunáis con ellos”. Aunque estas palabras suenan razonables, alguien con discernimiento puede detectar el problema: “No quiere que los líderes y obreros se reúnan con los hermanos y hermanas porque teme que se le desenmascare, teme que se revelen los defectos y las desviaciones en su trabajo”. El anticristo controla con firmeza a los hermanos y hermanas de la iglesia. Si los líderes y obreros no son responsables, es fácil que el anticristo los engañe y embauque. Así pues, no se enterarían de la situación real de los hermanos y hermanas de la iglesia ni de aquellas dificultades suyas que siguen sin resolverse, no sabrían si las charlas y sermones de lo Alto y los libros de las palabras de Dios se entregan a tiempo a los hermanos y hermanas, cómo progresan los diversos proyectos de obra de la iglesia y si existen desviaciones o problemas. Los hermanos y hermanas no son tampoco conscientes de ningún nuevo arreglo del trabajo en la casa de Dios. Así, los anticristos controlan por completo la iglesia, monopolizan el poder y tienen la última palabra en los asuntos. Los hermanos y hermanas de la iglesia no tienen la oportunidad de contactar con los líderes y obreros de los niveles superiores y, al no conocer la verdad de los hechos, el anticristo los desorienta y controla. Estos líderes y obreros de la inspección carecen de discernimiento, diga lo que diga el anticristo, siguen pensando que el anticristo hace un buen trabajo y depositan en él toda su confianza. Eso es equiparable a confiarle al anticristo el cuidado del pueblo escogido de Dios. Si durante el engaño del anticristo, los líderes y obreros son incapaces de discernir, son unos irresponsables y no saben cómo lidiar con ello, ¿acaso no obstaculiza esto la obra de la iglesia y perjudica al pueblo escogido de Dios? ¿Es que no son falsos estos líderes y obreros? Deben intervenir y hacer indagaciones cuando se trata de una iglesia controlada por un anticristo, así como lidiar enseguida con este y deshacerse de él; de eso no cabe duda. Si hay falsos líderes que no hacen obra real e ignoran que el anticristo desorienta al pueblo escogido de Dios, Su pueblo escogido debería dejar en evidencia a esos falsos líderes y obreros, denunciarlos, retirarlos de sus puestos y sustituirlos por buenos líderes. Esta es la única manera de resolver completamente el problema de que los anticristos desorienten a las personas. Alguien podría decir: “Es posible que el calibre de tales líderes y obreros fuera escaso y carecieran de discernimiento, motivo por el cual no lograron lidiar ni resolver el problema del anticristo. No lo hacen de manera intencionada, ¿no se les debería dar otra oportunidad?”. A unos líderes tan atolondrados no se les deben dar más oportunidades. Si se les concede otra, no harán más que continuar perjudicando al pueblo escogido de Dios. Esto es porque no son personas que persigan la verdad; carecen de conciencia y razón, y no cuentan con principios en sus acciones, ¡son gente despreciable a la que habría que descartar!

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 6

Por un lado, hoy hemos diseccionado las manifestaciones del comportamiento arbitrario y dictatorial de los anticristos. Por otro, al diseccionar estas manifestaciones, a todo el mundo le ha quedado claro que, incluso si no eres un anticristo, tener tales manifestaciones te vincula con las cualidades de estos. ¿Comportarse de manera arbitraria y dictatorial es una manifestación de humanidad normal? En absoluto. Está claro que es una muestra de carácter corrupto. Da igual lo alto que sea tu estatus o cuántos deberes puedas desempeñar, si eres capaz de aprender a compartir con otros, estás defendiendo los principios de la verdad, lo cual es una exigencia básica. ¿Por qué se dice que aprender a compartir con otros equivale a defender los principios? Si puedes aprender a compartir, eso demuestra que no tratas tu estatus como una manera de ganarte la vida ni te lo tomas demasiado en serio. Por alto que sea tu estatus, estás cumpliendo tu deber. Actúas para desempeñar tu deber, no por estatus. A su vez, si cuando te topas con problemas puedes aprender a compartir y, ya sea con hermanos y hermanas corrientes o con aquellos que colaboras, eres capaz de buscar y compartir con ellos, ¿qué prueba eso? Demuestra que tienes la actitud de buscar y someterte a la verdad, lo que refleja en primer lugar tu actitud hacia Dios y la verdad. Asimismo, ejecutar tu deber es tu responsabilidad y buscar la verdad en tu trabajo es la senda que debes seguir. En cuanto a cómo responden otros a tus decisiones, si pueden someterse o cómo lo hacen, eso es asunto de ellos. Sin embargo, que puedas cumplir de manera adecuada con tu deber y satisfacer los estándares es cosa tuya. Debes entender los principios de cumplir con el deber; no se trata de someterse a un individuo cualquiera, sino a los principios-verdad. Si te parece que entiendes los principios-verdad y al compartir con todo el mundo llegas a un consenso que ellos convienen que es adecuado, pero hay unos pocos que son recalcitrantes y quieren causar problemas, ¿qué se debe hacer en tal situación? En este caso, la minoría debería seguir a la mayoría. Si la mayoría ha alcanzado un consenso, ¿por qué vienen a causar problemas? ¿Tratan de causar destrucción a propósito? Pueden expresar sus opiniones para que todos las disciernan, y si todo el mundo asegura que dichas opiniones no se conforman a los principios ni se sostienen, deberían abandonar sus puntos de vista y dejar de aferrarse a ellos. ¿Qué principio se emplea para lidiar con este asunto? Uno debería defender lo correcto y no obligar a nadie a obedecer lo que está mal. ¿Entendido?

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 6

¿Cuál es el estándar para determinar si alguien ha cumplido su deber de manera adecuada? Si la senda de cumplir con el propio deber, el rumbo y la intención son los correctos; si el origen es correcto y los principios también, entonces, si todos estos aspectos son correctos, el deber que uno ha llevado a cabo es adecuado. Muchas personas lo entienden en la teoría, pero se quedan confusas cuando de veras les sucede algo. A modo de resumen, os expresaré un principio: no obres con arbitrariedad y por tu cuenta a la hora de afrontar situaciones. ¿Por qué no? Por un lado, porque obrar así no concuerda con los principios de cumplir el deber. Por otro, porque un deber no es un asunto privado y no lo estás realizando para ti mismo, no estás llevando a cabo tu propia empresa y no es tu propio negocio personal. En la casa de Dios, hagas lo que hagas, no te estás involucrando en tu propio proyecto, es la obra de la casa de Dios, la obra de Dios. Debes tener en cuenta este conocimiento y percepción constantemente y decir: “Este no es un asunto personal; estoy llevando a cabo mi deber y cumpliendo con mi responsabilidad. Estoy llevando a cabo la obra de la iglesia. Esta es una tarea que Dios me encomendó y la hago por Él. Este es mi deber, no un asunto propio y privado”. Esta es la primera cosa que debe entender la gente. Si tratas un deber como tus propios asuntos personales y no buscas los principios-verdad cuando actúas, y lo llevas a cabo según tus propias motivaciones, puntos de vista y agenda, es muy probable que cometas errores. Por tanto, ¿cómo deberías actuar si haces una distinción muy clara entre tu deber y tus asuntos personales y eres consciente de que se trata de un deber? (Busca lo que Dios pide y los principios). Es cierto. Si te ocurre algo y no comprendes la verdad, si tienes alguna idea pero no tienes todavía las cosas claras, debes encontrar a hermanos y hermanas que comprendan la verdad con los que puedas compartir; esto es buscar la verdad y, antes que nada, esta es la actitud que debes tener hacia tu deber. No debes decidir las cosas basándote en lo que crees que es apropiado y luego dar un portazo dar carpetazo al caso y decidir que está cerrado; esto sin duda provoca problemas. Un deber no es un asunto personal tuyo; ya sean mayores o menores, los asuntos de la casa de Dios no son un tema personal de nadie. Siempre que se relacione con el deber, entonces no se trata de un asunto privado, no es un asunto personal: incumbe a la verdad y a los principios. Por tanto, ¿qué es lo primero que debéis hacer? Buscar la verdad y los principios. Y si no entendéis la verdad, debéis buscar primero los principios; si ya entendéis la verdad, resultará fácil identificarlos. ¿Qué deberías hacer si no comprendes los principios? Hay una manera y es que puedes compartir con aquellos que los entiendan. No des por hecho que lo entiendes todo y que siempre tienes razón, es una forma fácil de cometer errores. ¿Qué clase de carácter se da cuando siempre quieres tener la última palabra? Es arrogancia y sentenciosidad, supone actuar arbitraria y unilateralmente. Hay quienes piensan: “Tengo formación universitaria, más cultura que vosotros, poseo capacidad de comprensión, todos sois de pequeña estatura y no entendéis la verdad, así que debéis escuchar todo lo que digo. ¡Soy capaz de tomar las decisiones por mi cuenta!”. ¿Cómo es este punto de vista? Si tienes esta clase de punto de vista, te meterás en problemas, nunca cumplirás bien tu deber. ¿Cómo vas a llevar bien a cabo tus deberes si siempre quieres ser el que tenga la última palabra, sin una cooperación armoniosa? Cumplir tu deber de esta manera no va a dar la talla en absoluto. ¿Por qué digo esto? Siempre quieres limitar a los demás y hacer que te escuchen; no aceptas nada de lo que te dicen. Esto es sesgado y terco, se trata además de arrogancia y sentenciosidad. De este modo, no solo vas a fracasar a la hora de cumplir bien tu deber, sino que obstaculizarás que otros lo hagan. Esta es la consecuencia de un carácter arrogante. […] Algunas personas tienen un carácter arrogante y sentencioso; no están dispuestas a compartir la verdad y siempre quieren tener la última palabra. ¿Puede alguien tan arrogante y sentencioso cooperar en armonía con otros? Dios requiere que la gente coopere en armonía al cumplir su deber, a fin de resolver sus actitudes corruptas, de ayudarlos a aprender a someterse a la obra de Dios en el transcurso de cumplir su deber, y de desechar sus actitudes corruptas, por tanto, así logran el adecuado cumplimiento del deber. Negarse a cooperar con otros y querer obrar de manera arbitraria y unilateral y obligar a todo el mundo a que te escuche; ¿es esta la actitud que deberías tener hacia tu deber? Tu actitud hacia el cumplimiento de tu deber guarda relación con tu entrada en la vida. A Dios no le preocupa lo que te ocurre cada día, ni cuánto trabajo haces ni cuánto esfuerzo inviertes; lo que mira es tu actitud hacia estas cosas. ¿Y con qué guardan relación la actitud con que haces estas cosas y la forma en que las haces? Guardan relación con el hecho de si buscas o no la verdad y, además, con tu entrada en la vida. Dios se fija en esta y en la senda por la que vas. Si vas por la senda de la búsqueda de la verdad y tienes entrada en la vida, sabrás cooperar en armonía con los demás en los deberes y cumplirás fácilmente con ellos de manera adecuada. Sin embargo, si en el cumplimiento de tu deber recalcas constantemente que tienes capital, que entiendes tu ámbito de trabajo, que tienes experiencia, que eres considerado con las intenciones de Dios y que persigues la verdad más que nadie; y si piensas que por estas razones estás cualificado para tener la última palabra, no debates nada con nadie, siempre haces lo que te da la gana, llevas a cabo tu propia empresa y siempre quieres ser la estrella, entonces, ¿vas por la senda de entrada en la vida? No, eso es ir en pos del estatus, ir por la senda de Pablo, no por la senda de entrada en la vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?

¿Cómo deberías encarar las dificultades que encuentras al cumplir tu deber? La mejor forma es que todos busquen juntos la verdad para solucionar un problema y alcanzar el consenso. Siempre y cuando entiendas los principios, sabrás qué hacer. Esa es la forma óptima de solucionar los problemas. Si no buscas la verdad para resolver un problema, sino que actúas solo según tus nociones y figuraciones personales, no estarás cumpliendo con tu deber. ¿Qué diferencia hay entre eso y trabajar en la sociedad de los no creyentes o en el mundo de Satanás? La casa de Dios se rige por la verdad y por Dios. No importa qué problema surja, se debe buscar la verdad para solucionarlo. Sin importar cuántas opiniones diferentes haya o cuánto difieran, todas deben ser planteadas y se debe hablar sobre ellas. Después, tras alcanzar el consenso, se debe actuar de acuerdo con los principios. De ese modo, no solo puedes solucionar el problema, sino que también puedes practicar la verdad y cumplir tu deber adecuadamente. También puedes alcanzar una cooperación armoniosa durante el proceso de resolución del problema. A aquellos que cumplen su deber y aman la verdad les resulta fácil aceptarla y someterse a ella; en cambio, a los arrogantes y sentenciosos les cuesta aceptar la verdad, aun cuando otros les hablen sobre ella. Hay personas que no comprenden la verdad y, sin embargo, siempre quieren que los demás las escuchen. Tales personas solo perturban el desempeño del deber de otras. Esa es la raíz del problema y debe resolverse para poder cumplir el deber adecuadamente. Si, al cumplir el deber, uno siempre es arrogante y obstinado, siempre toma decisiones por sí mismo y hace todo de forma temeraria y según le place, sin cooperar ni debatir las cosas con otros y sin buscar los principios-verdad, ¿qué clase de actitud hacia el deber es esa? ¿Así se puede cumplir el deber adecuadamente? Si esa clase de persona nunca acepta ser podada, no acepta la verdad en absoluto y sigue haciendo las cosas a su manera, apresuradamente y como le apetece, sin arrepentirse ni cambiar, significa que no solo tiene un problema de actitud, sino que existe un problema con su humanidad y su carácter. Es alguien sin humanidad. ¿Puede alguien sin humanidad cumplir su deber adecuadamente? Claro que no. Si, mientras cumple su deber, una persona llega a cometer todo tipo de actos inaceptables y perturba la obra de la iglesia, significa que esa persona es malvada. Las personas así no son aptas para cumplir su deber. El cumplimiento de su deber solo causa perturbación y daño y genera más mal que bien, por lo que deberían ser inhabilitadas del cumplimiento de su deber y depuradas de la iglesia. Por eso la capacidad para cumplir el deber de uno no solo depende del calibre de la persona, sino principalmente de su actitud hacia su deber, de su carácter, de si su humanidad es buena o mala y de si es capaz de aceptar la verdad. Esa es la raíz del problema.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El correcto cumplimiento del deber requiere de una cooperación armoniosa

Es necesario aprender a manejarlo cuando las personas tienen problemas para cooperar con otros durante su deber. ¿Cuál es el principio para manejarlas? ¿Qué efecto se debería lograr? Aprende a trabajar en armonía con todos y a relacionarte con los demás por la verdad, la palabra de Dios y los principios, no por los sentimientos o la impetuosidad. De esta manera, ¿no reinará la verdad en la iglesia? Mientras que reine la verdad, ¿no se gestionarán las cosas de una manera justa y razonable? ¿No creéis que la cooperación en armonía es beneficiosa para todos? (Sí, lo es). Hacer las cosas de esta manera es beneficioso para vosotros. En primer lugar, os resulta positivamente edificante y valioso en el cumplimiento de vuestro deber. Además, evita que cometáis errores, causéis trastornos y perturbaciones, y toméis la senda de los anticristos. ¿Os da miedo seguir la senda de los anticristos? (Sí). ¿Es útil el miedo por sí solo? No, el miedo, por sí solo, no soluciona el problema. Es normal tener miedo de caminar por la senda de los anticristos. Esto indica que alguien es amante de la verdad, gente dispuesta a esforzarse por ella y a perseguirla. Si sois temerosos en vuestro corazón, debéis buscar la verdad y hallar la senda de práctica. Debéis empezar por aprender a cooperar con los demás en armonía. Si hay un problema, resolvedlo hablándolo en comunión y debate para que todos conozcan los principios, además del razonamiento y el programa concretos de la solución. ¿Esto no te impide tomar decisiones solo? Además, si tienes un corazón temeroso de Dios, serás naturalmente capaz de recibir el escrutinio de Dios, pero también debes aprender a aceptar la supervisión del pueblo escogido de Dios, lo que requiere que tengas tolerancia y aceptación. Si ves a alguien que te supervisa, que inspecciona tu trabajo o que te vigila sin que lo sepas, y si te vuelves impulsivo, tratas a esa persona como a un enemigo y la desprecias, e incluso la atacas y la tratas como a un traidor, deseando que desaparezca, eso supone un problema. ¿Acaso no es extremadamente vil? ¿Qué diferencia hay entre esto y un rey demonio? ¿Es esto tratar a la gente de manera justa? Si caminas por la senda correcta y actúas de forma adecuada, ¿qué tienes que temer de que la gente te investigue? Si estás asustado, eso demuestra que hay algo que acecha en tu corazón. Si sabes dentro de tu corazón que tienes un problema, entonces debes aceptar el juicio y el castigo de Dios. Eso es razonable. Si sabes que tienes un problema, pero no permites que nadie te supervise, que inspeccione tu trabajo o investigue tal problema, entonces estás siendo muy poco razonable, te estás rebelando y oponiendo a Dios, y en este caso tu problema es aún más grave. Si el pueblo escogido de Dios discierne que eres una persona malvada o un incrédulo, entonces las consecuencias serán aún más problemáticas. Por tanto, los que son capaces de aceptar la supervisión, el examen y la inspección de los demás son los más razonables de todos, tienen tolerancia y una humanidad normal. Cuando descubras que estás haciendo algo incorrecto o tengas la revelación de un carácter corrupto, si eres capaz de abrirte y comunicarte con la gente, esto ayudará a los que te rodean a vigilarte. Ciertamente, es necesario aceptar la supervisión, pero lo principal es orar a Dios y ampararte en Él sometiéndote a un examen constante. Especialmente cuando te hayas equivocado o hecho algo mal, o cuando estés a punto de actuar o decidir por tu cuenta y alguien cercano te lo comente y te alerte, es preciso que lo aceptes y te apresures a hacer introspección, que admitas el error y lo corrijas. Esto puede evitar que entres en la senda de los anticristos. Si hay alguien que te ayuda y alerta de esta manera, ¿no estás siendo protegido sin saberlo? Sí, esa es tu protección. Por lo tanto, no deberías estar siempre cuidándote de tus hermanos y hermanas, ni de la gente que te rodea. No estés constantemente disfrazándote ni cubriéndote para evitar que otros te conozcan o vean quién eres. Si tu corazón siempre se está protegiendo de los demás, tu búsqueda de la verdad se verá afectada y será fácil que te pierdas la obra del Espíritu Santo, así como muchas oportunidades de ser hecho perfecto.

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¿Qué hay que hacer para cumplir bien con el deber? Uno debe llegar a cumplirlo con todo el corazón y todas sus energías. Utilizar todo el corazón y todas las energías implica dedicar todos los pensamientos al cumplimiento del deber y no dejar que otras cosas los ocupen, y luego aplicar la energía que uno tiene, ejerciendo la totalidad del poder propio, y aportando el calibre, los dones, las fuerzas y las cosas que ha comprendido a la tarea. Si tienes la capacidad de comprender y entender, y tienes una buena idea, debes comunicarla a los demás. Esto es lo que significa cooperar en armonía. Así es como cumplirás bien con tu deber, cómo lograrás un cumplimiento satisfactorio de tu deber. Si deseas asumirlo todo tú mismo siempre, si siempre quieres hacer grandes cosas en solitario, si siempre quieres ser el centro tú, y no otros, ¿estás cumpliendo con tu deber? Lo que estás haciendo se llama autocracia; es montar un espectáculo. Es un comportamiento satánico, no el cumplimiento del deber. Nadie, sin importar sus fortalezas, dones o talentos especiales, puede asumir todo el trabajo por sí mismo; deben aprender a cooperar en armonía si quieren hacer bien el trabajo de la iglesia. Por eso, la cooperación armoniosa es un principio de la práctica del cumplimiento del deber. Mientras apliques todo tu corazón y toda tu energía y toda tu lealtad, y ofrezcas todo lo que puedes hacer, estarás cumpliendo bien tu deber. Si tienes un pensamiento o una idea, cuéntaselo a los demás, no lo retengas ni lo guardes; si tienes sugerencias, bríndalas: sea de quien sea una idea que concuerde con la verdad, hay que admitirla y obedecerla. Hazlo y habrás logrado la cooperación en armonía. Esto es lo que significa cumplir lealmente con el deber. Al cumplir con tu deber, no se te pide que lo asumas todo tú mismo, ni que trabajes sin descanso, ni que seas “la única flor en el tiesto” o un individualista; más bien, se te pide que aprendas a cooperar con los demás en armonía, y que hagas todo lo que puedas, que cumplas con tus responsabilidades, que ejerzas toda tu energía. Eso es lo que significa cumplir con tu deber. Cumplir con tu deber es ejercer todo el poder y la luz que posees para lograr un resultado. Con eso es suficiente. No trates siempre de presumir, de decir cosas altisonantes, de hacer las cosas en solitario. Debes aprender a cooperar con otra gente y centrarte más en escuchar las sugerencias de otros y en descubrir sus puntos fuertes. De este modo, cooperar en armonía resulta fácil. Si siempre intentas alardear y tener la última palabra, no estás cooperando en armonía. ¿Qué estás haciendo? Estás causando una perturbación y socavando a los demás. Eso es lo mismo que hacer el papel de Satanás; no es el cumplimiento del deber. Si siempre haces cosas que causan una perturbación y socavan a los demás, entonces no importa cuánto esfuerzo gastes o cuánto cuidado pongas, Dios no lo recordará. Puede que tengas poca fuerza, pero si eres capaz de trabajar con otros y de aceptar sugerencias adecuadas, y si tienes las motivaciones correctas y puedes proteger la obra de la casa de Dios, entonces eres una persona idónea. A veces, con una sola frase, puedes resolver un problema y beneficiar a todos; otras, después de que compartes una sola declaración de la verdad, todos tienen una senda que practicar, y son capaces de trabajar armoniosamente juntos, y todos se esfuerzan hacia un objetivo común, y comparten los mismos puntos de vista y opiniones, con lo que el trabajo resulta particularmente efectivo. Aunque nadie recuerde que desempeñaste este papel, y tú no sientas que te has esforzado mucho, Dios verá que eres una persona que practica la verdad, una persona que actúa según los principios. Dios recordará que lo has hecho. A eso se le llama cumplir lealmente con tu deber. No importa qué dificultades tengas al cumplir tu deber, todas pueden, de hecho, solucionarse fácilmente. Mientras seas una persona honesta con un corazón dispuesto hacia Dios y seas capaz de buscar la verdad, no hay problema que no pueda resolverse. Si no comprendes la verdad, debes aprender a obedecer. Si hay alguien que comprende la verdad o habla de acuerdo con esta, debes aceptarla y obedecer. Bajo ningún concepto debes hacer cosas que perturben o perjudiquen, y no actúes ni tomes decisiones por ti mismo. Así, no harás maldades. Debes recordarlo: cumplir con tu deber no es una cuestión de dedicarte a tus propias empresas o a tu propia gestión. Este no es tu trabajo personal, es la obra de la iglesia, y tú solo aportas las fortalezas que tengas. Lo que haces en la obra de gestión de Dios es solo una pequeña parte de la colaboración del hombre. El tuyo es solo un papel menor secundario. Esa es la responsabilidad que tienes. En tu corazón, debes tener esa razón. Y así, sin importar cuántas personas estén cumpliendo juntas con su deber o a qué dificultades se enfrenten, lo primero que todos deberían hacer es orar a Dios y compartir en comunión, buscar la verdad, y luego determinar cuáles son los principios de práctica. Al cumplir con su deber de esa manera, tendrán una senda de práctica.

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