23. Cómo resolver el problema de que a uno le guste alardear y dar testimonio de sí mismo
Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días
La humanidad corrupta es capaz de enaltecerse y dar testimonio sobre sí misma, de pavonearse, de intentar que la tengan en gran estima y la idolatren. Así reacciona instintivamente la gente cuando la gobierna su naturaleza satánica, lo cual es común a toda la humanidad corrupta. Normalmente, ¿cómo se enaltece y da testimonio sobre sí misma la gente? ¿Cómo logra el objetivo de hacer que la tengan en gran estima y la idolatren? Da testimonio de cuánto trabajo ha realizado, de cuánto ha sufrido, de cuánto se ha esforzado y el precio que ha pagado. Se enaltece hablando sobre su capital, lo cual le da un lugar superior, más firme y más seguro en la mente de las personas, de modo que son más las que la aprecian, la tienen en alta estima, la admiran y hasta la adoran, la respetan y la siguen. Para lograr este objetivo, la gente hace muchas cosas que en apariencia dan testimonio de Dios, pero en esencia se enaltece y da testimonio sobre sí misma. ¿Es razonable actuar así? Se sale del ámbito de la racionalidad y no tiene vergüenza, es decir, da testimonio descaradamente de lo que ha hecho por Dios y de cuánto ha sufrido por Él. Incluso presume de sus dones, talentos, experiencias, habilidades especiales, de sus métodos inteligentes para las cosas mundanas, de los medios por los que juega con las personas, etcétera. Se enaltece y da testimonio sobre sí misma alardeando y menospreciando a otras personas. Además, se camufla y disimula para ocultar sus debilidades, defectos y deficiencias a los demás y que estos solo lleguen a ver su brillantez. Ni siquiera se atreve a contárselo a otras personas cuando se siente negativa; le falta valor para abrirse y hablar con ellas, y cuando hace algo mal, se esfuerza al máximo por ocultarlo y encubrirlo. Nunca habla del daño que ha ocasionado al trabajo de la iglesia en el cumplimiento del deber. Ahora bien, cuando ha hecho una contribución mínima o conseguido un pequeño éxito, se apresura a exhibirlo. No ve la hora de que el mundo entero sepa lo capaz que es, el alto calibre que tiene, lo excepcional que es y hasta qué punto es mucho mejor que las personas normales. ¿No es esta una manera de enaltecerse y dar testimonio sobre sí misma? ¿Es enaltecerse y dar testimonio sobre uno mismo algo que haría alguien con conciencia y razón? No. Así pues, cuando la gente hace esto, ¿qué carácter revela normalmente? La arrogancia. Es uno de los que principalmente revela, seguido de la falsedad, lo que implica hacer todo lo posible para que otras personas la tengan en gran estima. Sus palabras son completamente herméticas y es evidente que entrañan unas motivaciones y tramas, hacen alarde de sí, pero quieren ocultarlo. A resultas de lo que dicen, hacen creer a los demás que son mejores que nadie, que no hay nadie igual, que el resto es inferior a ellas. ¿Y no consiguen este resultado por medios solapados? ¿Qué carácter se halla detrás de esos medios? ¿Y hay algún elemento de perversidad? (Sí). Este es un carácter perverso. Puede apreciarse que estos medios que emplean estas personas están dirigidos por un carácter falso; entonces, ¿por qué digo que es perverso? ¿Qué tiene que ver esto con la perversidad? ¿Qué opináis? ¿Pueden ser sinceras estas personas acerca de sus objetivos al enaltecerse y dar testimonio sobre sí mismas? No pueden. Sin embargo, siempre hay un deseo en el fondo de su corazón y lo que dicen y hacen va en beneficio de ese deseo, y mantienen muy en secreto los objetivos y motivaciones de lo que dicen y hacen. Por ejemplo, utilizarán la distracción o alguna táctica turbia para lograr estos objetivos. ¿No es dicho secretismo retorcido por naturaleza? ¿Y dicho retorcimiento no se puede calificar de perverso? (Sí). Se puede calificar de perversa y está más arraigada que la falsedad. Utilizan una determinada manera o método para conseguir sus objetivos. Este carácter constituye una falsedad. Sin embargo, la ambición y el deseo que albergan en el fondo de su corazón de querer siempre que la gente los siga, los admire y los adore, a menudo los lleva a enaltecerse y dar testimonio de sí mismos, y a hacer esto sin escrúpulos y con total descaro. ¿Qué carácter es este? Alcanza el nivel de la perversidad.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos
¿De qué clase de cosas suelen hablar las personas cuando se enaltecen y dan testimonio de sí mismas? Una de ellas es de sus cualificaciones. Por ejemplo, algunas personas hablan sobre cómo han acogido a ciertos líderes de iglesia de alto nivel. Los hay incluso que dicen: “He acogido a Dios Mismo y fue bastante amable conmigo; no cabe duda de que seré hecho perfecto”. ¿Qué quieren decir con eso? (Intentan que la gente los tenga en alta consideración). Cuentan con un objetivo al decir esas cosas. Otros dicen: “Me he puesto en contacto con lo Alto. Tienen una opinión muy elevada de mí y me han instado a que trabaje con afán en mi búsqueda”. En realidad, nadie tiene ni idea de lo que piensa de ellos lo Alto. Algunos exageran mucho las cosas y a veces incluso se las inventan. No sabrían qué hacer si un grupo de personas se reuniera para constatar y comprobar sus historias. Lo Alto bien podría decirle a alguien: “Eres de buen calibre y tienes capacidad de comprensión. Deberías practicar mediante la escritura de tu testimonio vivencial. Cuando tengas experiencia de vida podrás convertirte en líder”. ¿Qué inferencia se extrae de eso? Aunque esa persona sea talentosa, todavía necesita formarse y experimentar cosas durante un periodo de tiempo. Cuando alardea y presume antes de formarse o adquirir experiencia, ¿cuál es la naturaleza de ello? Está siendo arrogante y vanidosa, y ha perdido la razón, ¿no es así? Incluso si el hermano de lo Alto dice que esa persona posee calibre y tiene talento, lo hace únicamente para darle ánimos u ofrecerle una valoración. ¿Qué objetivo tiene esa persona al ir por ahí presumiendo de ese modo? Hacer que la gente la tenga en alta consideración, que otros la idolatren. Lo que dice es: “Mira, el hermano de lo Alto me tiene en alta consideración, ¿por qué tú no? Ahora que te lo he contado, tú también deberías tenerme en alta consideración”. Ese es el objetivo que desea lograr. También están aquellos que dicen: “Antes era líder. Fui el líder de una región, de un distrito, de una iglesia. No paraba de caerme de la escalera y de volver a subir por los peldaños. Me han ascendido y degradado varias veces. Al cielo le acabó por conmover mi sinceridad y hoy vuelvo a ser un líder de nivel superior. Y ni una vez he sido negativo”. Cuando le preguntas por qué nunca se ha sentido negativo, responde: “Tengo fe en que el auténtico oro está destinado a brillar”. Esa es la conclusión a la que han llegado. ¿Es eso la realidad-verdad? (No). ¿Qué es entonces, si no es la realidad-verdad? Una teoría extraña; también podríamos decir que es una falacia. ¿Qué consecuencia puede tener el hecho de que hablen así? Hay quien podría decir: “Esta persona persigue de veras la verdad. No cayó en la negatividad después de que lo ascendieran y degradaran tantas veces. Y ahora lo han vuelto a hacer líder; el auténtico oro está destinado a brillar. Es solo cuestión de tiempo que sea perfeccionado”. ¿Acaso no era este su objetivo? En realidad, esto es exactamente a lo que aspiraban. Con independencia de la manera con la que hablen los anticristos, su objetivo siempre es hacer que la gente los tenga en alta consideración y los idolatre, y ocupar cierto lugar en su corazón, incluso el puesto de Dios; estos son los objetivos que los anticristos desean lograr cuando dan testimonio de sí mismos. Cada vez que la motivación detrás de lo que las personas dicen, predican y comparten es hacer que los demás las tengan en alta estima y las idolatren, tal comportamiento es enaltecerse y dar testimonio de uno mismo, y se hace para ocupar un lugar en el corazón de los demás. Aunque las maneras de hablar de estas personas no son las mismas por completo, en mayor o menor medida causan el efecto de dar testimonio de sí mismas y hacer que otros las idolatren. Tales conductas existen en distinto grado en casi todos los líderes y obreros. Si alcanzan cierto punto donde no pueden contenerse, les resulta difícil frenarse y albergan una intención y un objetivo particularmente fuertes y claros, deseosos de conseguir que la gente los trate como si fueran Dios o un ídolo y de ese modo lograr su objetivo de limitar y controlar a los demás y de obligar a otros a que los obedezcan e idolatren, entonces la naturaleza de todo eso es enaltecerse y dar testimonio de sí mismos, y ahí subyace un atributo de los anticristos.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 1: Tratan de ganarse el corazón de la gente
La segunda manifestación de personas, acontecimientos y cosas que causan trastornos y perturbaciones en la vida de iglesia ocurre cuando las personas pronuncian palabras y doctrinas para desorientar a la gente y ganarse su estima. Normalmente, es posible que la mayoría de las personas expresen algunas palabras y doctrinas. La mayoría ha pasado por eso. Deberíamos tener en cuenta que el hecho común de que alguien pronuncie palabras y doctrinas se debe a que carece de suficiente estatura y no comprende la verdad. Siempre que no se exceda en el tiempo, no lo haga de manera intencionada, evite monopolizar la conversación y no exija que los demás toleren que hable a su antojo, no demande que lo escuchen, no desoriente a las personas ni busque ganarse su estima, esto no constituye un trastorno ni una perturbación. Debido a que la mayoría de las personas carece de la realidad-verdad, es muy común decir palabras y doctrinas. Hablar de manera un tanto inapropiada, es justificable, se puede perdonar y es posible no tomarlo demasiado en serio. Sin embargo, hay una excepción y esta se da cuando la persona que dice palabras y doctrinas lo hace de forma deliberada. ¿Qué es lo que hace de manera deliberada? Lo que hace a propósito no es decir palabras y doctrinas, porque además carece de la realidad-verdad. Sus acciones, como decir palabras y doctrinas, gritar consignas y hablar sobre teorías, no difieren de las de los demás. Sin embargo, existe una diferencia y es que, cuando dice palabras y doctrinas, siempre busca que los demás la tengan en estima y compararse con los líderes y obreros y con quienes persiguen la verdad. Y lo todavía más ilógico es que, independientemente de lo que diga o cómo lo diga, su objetivo es atraer a las personas a su lado, desorientar los corazones de la gente, con la única intención de ganarse su estima. ¿Con qué propósito busca ganarse su estima? Desea tener estatus y prestigio en el corazón de la gente, convertirse, en medio de la multitud, en una persona destacada o en un líder, convertirse en un ser extraordinario o inusual, y transformarse en una figura fuera de lo normal, en alguien cuyas palabras tengan autoridad. Esta situación es diferente a los casos comunes de personas que hablan palabras y doctrinas, y constituye un trastorno y una perturbación. ¿Qué la distingue de aquellas personas que pronuncian palabras y doctrinas de la manera más habitual? Que tiene un deseo constante de hablar y, cuando se presenta la oportunidad, habla. Siempre que haya una reunión o un grupo de personas congregadas, en tanto tenga una audiencia, habla y se muestra particularmente deseosa de hacerlo. No lo hace con el deseo de contarles a sus hermanos y hermanas sus pensamientos más íntimos, sus logros y experiencias, ni aquello que entiende y percibe para permitir que la verdad se comprenda ni con la intención de propiciar una senda que permita practicarla. En cambio, su objetivo es aprovechar la oportunidad de exponer doctrinas para exhibirse a sí misma, hacer que otros sepan cuán erudita es, demostrar que es inteligente y posee conocimientos y formación, y mostrarse superior a una persona promedio. Quiere ser reconocida como una persona capaz, no alguien simplemente corriente. Desea esto de modo que, para cualquier asunto, todos acudan a ella y le consulten. Para cualquier cuestión de la iglesia o dificultad que enfrenten los hermanos y hermanas, desea ser la primera persona en la que los demás piensen, de modo que otros no puedan hacer nada sin ella, y que, por lo tanto, no se atrevan a abordar ningún asunto sin su presencia y todos esperen su orden. Este es el efecto que desean lograr. Su propósito al decir palabras y doctrinas es hacer caer a las personas en una trampa y controlarlas. Para ella, decir palabras y doctrinas es simplemente un método, un enfoque, no es que lo haga porque no entiende la verdad, sino que, al actuar de esta manera, su objetivo es que las personas la admiren de corazón, la respeten e incluso le tengan miedo, y queden sujetas a su limitación y control. Esta forma de decir palabras y doctrinas constituye, por lo tanto, trastornos y perturbaciones. En la vida de iglesia, tales personas deben ser restringidas, y el comportamiento de decir palabras y doctrinas debe, asimismo, pararse y no debe permitirse que continúe sin control.
La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (13)
Ciertas personas dan testimonio de sí mismas sirviéndose del lenguaje y pronuncian palabras que las ensalzan, mientras que otras recurren a comportamientos diversos. ¿Cuáles son las manifestaciones de una persona que se sirve del comportamiento para dar testimonio de sí misma? A primera vista, adopta ciertos comportamientos que encajan bastante bien con las nociones de la gente, que atraen su atención y que son vistos como muy nobles y en consonancia con los estándares morales. Estos comportamientos consiguen que la gente piense que se trata de una persona honorable, con integridad, que ama de verdad a Dios, que es muy piadosa y que realmente posee un corazón temeroso de Dios, y que se trata de una persona que persigue la verdad. A menudo exhiben en la superficie buenos comportamientos para desorientar a la gente; ¿esto no huele a un caso de enaltecimiento y testimonio de uno mismo? Por lo general, las personas que se enaltecen y dan testimonio de sí mismas por medio de las palabras, usando discursos claros para expresar en qué se diferencian de las masas y por qué sus opiniones valen más que las del resto, a fin de que la gente las tenga en alta estima y las admire. Sin embargo, hay diversos métodos, que no implican discursos explícitos, en los cuales las personas recurren a prácticas externas para declararse mejores que los demás. Esta clase de prácticas están bien planeadas, encierran un motivo y cierta intención, y son realmente deliberadas. Se han envuelto y manipulado para que la gente perciba comportamientos y prácticas que están en consonancia con las nociones humanas, que son nobles, piadosos y conformes a la decencia santa, y que muestran amor y temor a Dios, y son conformes a la verdad. Así se logra también el objetivo del enaltecimiento y testimonio de uno mismo, que la gente tenga en alta estima a estas personas y las admire. ¿Os habéis topado alguna vez con algo similar o lo habéis visto? ¿Poseéis estas manifestaciones? ¿Se hallan estas cosas, así como el tema del que estoy tratando, muy alejadas de la vida real? En realidad no. Pondré un ejemplo sencillo. Algunas personas, a simple vista, parecen afanarse sobremanera en cumplir con los deberes; continúan trabajando a propósito a horas en las que el resto de la gente está comiendo o durmiendo, y cuando los demás empiezan a hacer sus deberes, ellas se van a comer o a dormir. ¿Cuál es su objetivo? Quieren llamar la atención y mostrar a todo el mundo que se afanan tanto en cumplir con los deberes que no les queda tiempo ni para comer ni para dormir. Piensan: “Vosotros en realidad no soportáis ninguna carga. ¿Cómo sois tan proactivos en cuanto a comer y dormir? ¡No valéis para nada! Miradme a mí, que trabajo mientras vosotros coméis, y por las noches, mientras vosotros estáis durmiendo, yo sigo con mis tareas. ¿Seríais capaces de sufrir de esta manera? Yo sí puedo aguantar este sufrimiento; estoy dando ejemplo con mi comportamiento”. ¿Qué opináis de este tipo de comportamiento y manifestación? ¿Acaso estas personas no actúan así deliberadamente? Algunas lo hacen a propósito, ¿y qué clase de comportamiento es este? Estos individuos quieren ser inconformistas; quieren diferenciarse de las masas y mostrar a la gente que se pasan toda la noche afanados en los deberes, que son especialmente capaces de soportar el sufrimiento. De este modo, todos sentirán una particular lástima de ellos y les mostrarán una particular simpatía, ya que pensarán que llevan sobre sus hombros una pesada carga, al extremo de estar hasta el cuello de trabajo y demasiado preocupados como para comer o dormir. Y si no pueden ser salvados, implorarán a Dios por ellos, intercederán ante Él y rezarán por ellos. Al actuar así, estos individuos se sirven de buenos comportamientos y prácticas que son conformes a las nociones del hombre, como soportar penurias y pagar un precio, para embaucar a otras personas y ganarse por medios fraudulentos su compasión y sus alabanzas. ¿Y cuál es el resultado último? Todos quienes hayan estado en contacto con ellos y los hayan visto pagar un precio dirán a una voz: “¡Nuestro líder es el más competente, el más capacitado para soportar el sufrimiento y pagar un precio!”. ¿No habrán logrado entonces su objetivo de desorientar a la gente? Luego, un día, la casa de Dios dice: “Vuestro líder no realiza ningún trabajo real. Se afana y trabaja en vano; actúa de forma imprudente y es arbitrario y dictatorial. Ha arruinado la obra de la iglesia, no ha hecho nada de lo que debía, no se ha dedicado al trabajo evangélico ni al trabajo de producción de películas, y la vida de iglesia está sumida en el caos. Los hermanos y hermanas no comprenden la verdad, no poseen entrada en la vida ni pueden escribir artículos testimoniales. Lo más lamentable es que ni siquiera saben discernir falsos líderes y anticristos. Este líder es un incompetente; ¡es un falso líder que debería ser destituido!”. En estas circunstancias, ¿será fácil destituirlo? Quizá cueste. Si alguien lo intenta, los hermanos y hermanas, como aprueban y apoyan al líder, protestarán y solicitarán a lo Alto que lo mantenga. ¿Por qué se produce esto? Porque este falso líder y anticristo se sirve de comportamientos que, a primera vista, son buenos, como soportar el sufrimiento y pagar el precio, así como de palabras bonitas, para conmover, sobornar y desorientar a la gente. Una vez que consigue, mediante falsas apariencias, desorientar a la gente, todos hablarán por él y nadie será capaz de abandonarlo. Saben perfectamente que el líder no ha llevado a cabo mucha obra real y que no ha guiado al pueblo escogido de Dios a comprender la verdad y ganar la entrada en la vida, pero estas personas lo siguen apoyando, aprobando y siguiendo, sin importarles siquiera que eso implique que no ganarán la verdad y la vida. Para colmo, debido a que este líder las ha desorientado, todas estas personas lo adoran, no aceptan a ningún otro que no sea él y ni siquiera quieren ya a Dios. ¿Acaso no están tratando a este líder como si fuera Dios? Si la casa de Dios dice que este individuo no realiza ninguna obra real y que es un líder falso y anticristo, la gente de su iglesia protestará y se alzará en rebelión. Decidme, ¿hasta qué punto este anticristo ha desorientado a esas personas? Si se trata de la obra del Espíritu Santo, las condiciones de la gente no harán sino mejorar, y comprenderán mejor la verdad, se volverán más sumisos ante Dios, le reservarán más espacio en su corazón y aprenderán a discernir falsos líderes y anticristos. Desde esta perspectiva, la situación que acabamos de describir no es en modo alguno obra del Espíritu Santo; solo los anticristos y los espíritus malvados logran desorientar a la gente hasta tal extremo después de un tiempo trabajando. Muchas personas se han visto desorientadas y controladas por estos anticristos y en su corazón solo tienen cabida para ellos, no hay sitio para Dios. Este es el resultado final que obtienen los anticristos que se enaltecen y dan testimonio de sí mismos aparentando un buen comportamiento.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos
¿Las personas que se enaltecen y dan testimonio de sí mismas se limitan a hablar de sus méritos? En ocasiones, también hablan de sus facetas malas, pero, en este caso, ¿están realmente diseccionándose y tratando de conocerse a sí mismas? (No). Entonces, ¿cómo descubre uno que el conocimiento que tienen de sí mismas no es real, sino que está adulterado y encierra otras intenciones? ¿Cómo puede uno entender completamente esta cuestión? El foco de atención radica en que, al mismo tiempo que intentan conocerse a sí mismas y exponer sus debilidades, defectos, carencias y actitudes corruptas, están buscando excusas y razones para eximirse de culpa. Le dicen en secreto a la gente: “Todo el mundo comete errores, no solo yo. También vosotros sois susceptibles de cometerlos. No he perpetrado ningún acto inexcusable; ha sido un pequeño fallo. Si os hubiera ocurrido a vosotros, sería un caso mucho más grave, porque no reflexionáis ni os diseccionáis. A pesar de mis equivocaciones, soy mejor que vosotros y tengo más racionalidad e integridad”. Cuando alguien oye esto, piensa: “Llevas toda la razón. Tú comprendes tanto la verdad y realmente posees estatura. Cuando tú cometes errores, eres capaz de reflexionar y diseccionarte; eres mucho mejor que nosotros. Si nosotros cometemos errores, no reflexionamos ni tratamos de conocernos a nosotros mismos, y por miedo al ridículo, no nos atrevemos a diseccionarnos. Tú tienes mayor estatura y más coraje que nosotros”. Estas personas cometieron errores, pero aun así se granjearon el aprecio de los demás y cantaron sus propias alabanzas; ¿de qué carácter se trata? Algunos anticristos poseen una especial habilidad para fingir, engañar a la gente y mostrar una fachada. Cuando se topan con personas que comprenden la verdad, empiezan a hablar acerca de su autoconocimiento y afirman ser un diablo y un Satanás, afirman que su humanidad es mala y que se merecen ser maldecidos. Imagínate que les preguntas: “Como dices ser un diablo y un Satanás, ¿qué acciones malvadas has perpetrado?”. Responderán: “No he hecho nada, pero soy un diablo. Y no solo soy un diablo; ¡también soy un Satanás!”. Entonces les preguntas: “Como dices ser un diablo y un Satanás, ¿qué acciones malvadas propias de un diablo y un Satanás has perpetrado, y cómo te has opuesto a Dios? ¿Puedes contar la verdad acerca de las cosas malvadas que has hecho?”. Responderán: “¡Yo no he hecho nada malvado!”. Les sigues presionando y preguntas: “Si no has hecho nada malvado, ¿por qué dices ser un diablo y un Satanás? ¿Qué intentas conseguir al decir eso?”. Cuando te pones así de serio con ellos, se quedarán sin nada que decir. En realidad, han hecho muchas cosas malas, pero no las confesarán de ningún modo. Se limitarán a soltar discursos grandilocuentes y pregonar unas cuantas doctrinas para hablar de su autoconocimiento de manera superficial. Pero no dirán una palabra en lo que atañe a especificar cómo atrajeron a la gente, cómo la engañaron, cómo se aprovecharon de ella apelando a sus sentimientos, cómo fracasaron a la hora de tomarse en serio los intereses de la casa de Dios, cómo se opusieron a los arreglos del trabajo, cómo engañaron a lo Alto, cómo les ocultaron cosas a sus hermanos y hermanas, y cuánto perjudicaron los intereses de la casa de Dios. ¿El verdadero conocimiento de uno mismo consiste en esto? (No). Al afirmar ser un diablo y un Satanás, ¿no están fingiendo autoconocimiento con el fin de enaltecerse y dar testimonio de sí mismos? ¿No se trata de uno de los métodos que emplean? (Sí). El individuo medio no logra desentrañar este método. Cuando se destituye a algunos líderes y poco después salen reelegidos, al preguntar el motivo, ciertas personas alegarán: “Ese líder es de buen calibre. Sabe que es un diablo y un Satanás. ¿Qué otro ha alcanzado ese nivel de conocimiento? Solo lo poseen las personas que persiguen realmente la verdad. Ninguno de nosotros es capaz de obtener ese grado de autoconocimiento; el individuo medio no tiene esa estatura. Es el motivo por el que todo el mundo lo ha vuelto a elegir”. ¿Qué está sucediendo aquí? Estas personas están desorientadas. Este líder sabía que era un diablo y un Satanás, pero aun así todo el mundo lo eligió, conque ¿qué efectos y consecuencias tiene en las personas el hecho de que afirme ser un diablo y un Satanás? (Provoca que la gente lo tenga en alta estima). Correcto, provoca que la gente lo tenga en más alta estima. Los no creyentes se refieren a esta estrategia como “retroceder para avanzar”. Implica que, a fin de que la gente lo tenga en más alta estima, primero tiene que confesar cosas malas de él para que los demás le crean capaz de abrirse y conocerse a sí mismo, crean que tiene profundidad y perspectiva, así como un hondo entendimiento, debido a lo cual todos lo idolatran más. ¿Y qué resultado produce que todos lo idolatren más? Cuando llegue el momento de volver a elegir un líder, a los ojos de los demás, seguirá siendo el candidato perfecto para el cargo. ¿No es un método bastante astuto? Si no hablara así de su autoconocimiento ni afirmara ser un diablo y un Satanás, y en su lugar se mostrase negativo sin más, cuando los demás lo vieran, dirían: “En cuanto te destituyeron y perdiste tu estatus, te volviste negativo. Antes nos enseñabas a no ser así y ahora tu negatividad es incluso más grave que la nuestra. No te elegiremos”. Nadie tendría en alta estima a este líder. Aunque todo el mundo careciera aún de discernimiento, al menos no volverían a elegirlo líder y este individuo no lograría su objetivo de que los demás lo apreciaran. Sin embargo, este líder toma la iniciativa y dice: “Soy un diablo y un Satanás; ¡puede que dios me maldiga y me envíe al decimoctavo nivel del infierno y no me permita reencarnarme en toda la eternidad!”. Habrá personas que sientan lástima al oír esto y digan: “Nuestro líder ha padecido muchísimo. ¡Ay, cuánto agravio ha sufrido! Si Dios no le permite ser líder, entonces lo elegiremos nosotros”. Si todos apoyan al líder hasta tal punto, ¿no están acaso desorientados? La intención original de sus palabras se ha visto confirmada, lo que demuestra que ha desorientado a la gente de este modo. Satanás a veces desorienta a las personas enalteciéndose y dando testimonio de sí mismo, y en ocasiones, cuando no le queda más remedio, puede admitir sus errores usando circunloquios, pero es todo fachada, su objetivo es granjearse la comprensión y simpatía de la gente. Llegará incluso a decir: “Nadie es perfecto. Todo el mundo tiene actitudes corruptas y todos pueden cometer errores. Mientras uno sea capaz de enmendar sus fallos, será buena persona”. Al oír esto, la gente tendrá la impresión de que es cierto y continuará adorando y siguiendo a Satanás. Su método consiste en reconocer sus errores de manera proactiva, así como en enaltecerse en secreto y ganarse un hueco en el corazón de las personas para que se lo acepten todo, incluso sus errores; luego se los perdonarán, los irán olvidando de forma gradual y, a la larga, aceptarán completamente a Satanás, serán leales hasta la muerte, no lo abandonarán nunca y lo seguirán hasta el final. ¿No es este el método que sigue Satanás? Así actúa él, y los anticristos emplearán también métodos de este estilo cuando busquen satisfacer sus ambiciones y objetivos de hacer que la gente los idolatre y los siga. Las consecuencias a las que esto conduce son las mismas, en modo alguno diferentes a las que conlleva la desorientación y la corrupción que Satanás genera en las personas.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos
Hay quienes hablan acerca de teorías absurdas y argumentos abstractos para hacer creer que son personas intelectuales y cultas, cuyas acciones son muy profundas, y de ese modo lograr su objetivo de que la gente las idolatre. Es decir, siempre quieren participar y dar su opinión en cualquier asunto; incluso, cuando todo el mundo ya ha tomado una decisión final, si no quedan contentas, sueltan alguna idea altisonante para presumir. ¿Acaso no se trata de una forma de enaltecerse y dar testimonio de uno mismo? En ciertos asuntos, en realidad todo el mundo ya ha debatido las cosas, se han consultado unos a otros, han hallado los principios y se han decantado por un plan de acción, pero esos individuos no aceptan la decisión y obstaculizan las cosas de forma irracional, diciendo: “Eso no servirá. No lo habéis considerado exhaustivamente. Aparte de los aspectos que hemos comentado, yo también he pensado otra cosa”. Pero, de hecho, el aspecto que se les ha ocurrido no es más que una teoría absurda; no hacen más que buscarle tres pies al gato. Son plenamente conscientes de que están hilando demasiado fino y dificultando las cosas a los demás, pero aun así insisten en ello. ¿Cuál es su objetivo? Tratan de demostrar que son diferentes, que son más listos que el resto de la gente. Lo que quieren decir es: “¿Así que este es el nivel que tenéis? Tengo que demostraros que yo estoy por encima”. En general, no escuchan lo que diga cualquier otro, pero en cuanto surge algo importante, empiezan a alterar las cosas. ¿Cómo se llama a estos individuos? En lenguaje coloquial, se dice que son gente quisquillosa, manzanas podridas. ¿Cuáles son las tácticas habituales de un individuo quisquilloso? Disfruta pregonando ideas grandilocuentes y entregándose a prácticas viles y retorcidas. Si le pides que exponga un plan de acción adecuado, no sabrá elaborar uno, y si le pides que se encargue de un asunto serio, será incapaz. No perpetra más que actos viles y anda siempre queriendo dar una “sorpresa” a la gente y presumir de sus dotes. ¿Cómo reza el dicho? “Una vieja se pinta los labios, para que tengas algo que mirar”. Lo cual significa que en todo momento quiere presumir de dotes y, tanto si hace buen alarde de ellos como si no, quiere que la gente sepa: “Soy una persona excepcional, mejor que vosotros, que no valéis para nada, sois simples mortales, gente ordinaria. Yo soy extraordinario y trascendente. Os contaré mis ideas, que os van a sorprender, y ya veréis si soy superior a vosotros o no”. ¿Acaso esto no es alterar las cosas? Lo hace a propósito. ¿Qué clase de comportamiento es este? Está provocando trastornos y perturbaciones. Lo que pretende decir es: en este asunto, aún no he demostrado lo inteligente que soy, así que no importa quién vea sus intereses perjudicados ni sus esfuerzos malogrados, voy a sabotearlo hasta que todo el mundo me crea superior, capaz y diestro. Solo entonces dejaré que el asunto proceda sin impedimentos. ¿Existe gente así de mala? ¿Habéis hecho cosas de esta índole antes? (Sí. En alguna ocasión, cuando otros ya habían terminado de debatir algún asunto e ideado un plan adecuado, como no me informaron durante el proceso de toma de decisiones, me dediqué a sacarle fallos). En el momento de hacerlo, ¿sabías en tu corazón si eso estaba bien o mal? ¿Sabías que la naturaleza de este problema era grave, que provocaba trastornos y perturbaciones? (En aquel momento, no fui consciente de ello, pero al ser podado severamente por mis hermanos y hermanas, y al comer y beber las palabras de juicio y castigo de Dios, entendí que la naturaleza de este problema es grave, que está trastornando y perturbando la obra de la iglesia, y que es una clase de comportamiento satánico). Gracias a que reconociste su gravedad, cuando luego te aconteció una situación similar, ¿lograste cambiar un poco y tener alguna entrada a la hora de abordarlas? (Sí. Al revelar esos pensamientos e ideas, comprendí que se trataba de un carácter satánico, que no podía actuar de ese modo, y conseguí orar a Dios de manera consciente y rebelarme contra esos pensamientos e ideas erróneos). Lograste cambiar en cierta medida. Cuando se tienen problemas de corrupción de esa índole, uno debe buscar la verdad para resolverlos, frenarse y orar a Dios. Cuando pienses que los demás te miran con desdén, que no te tienen en alta estima ni te toman en serio y, como consecuencia, sientes deseos de ocasionar una perturbación, cuando te asalten estos pensamientos, debes darte cuenta de que no provienen de la humanidad normal, sino de un carácter satánico, y que, si continúas así, surgirán problemas y lo más probable es que ofendas el carácter de Dios. Primero debes aprender a frenarte y luego comparecer ante Dios para orarle y revertir el rumbo. Cuando las personas viven en el interior de sus propios pensamientos, en el interior de sus actitudes corruptas, ninguna de sus acciones es conforme a la verdad ni capaz de satisfacer a Dios; actúan de forma antagónica a Él. Ya sabéis reconocer este hecho, ¿cierto? El querer en todo momento luchar por la fama y las ganancias, sin dudar en trastornar y perturbar la obra de la iglesia para granjearte una reputación y un estatus, constituyen las manifestaciones más evidentes de los anticristos.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos
¿En qué se diferencia un anticristo que se enaltece y da testimonio de sí mismo de una persona media que actúa igual? A menudo, la persona media alardea y presume a fin de conseguir que la gente la tenga en alta estima; además, poseerá manifestaciones de estas actitudes y estados, conque ¿en qué es distinto un anticristo que se enaltece y da testimonio de sí mismo respecto a una persona corriente que hace lo mismo? ¿Dónde estriba la diferencia? […] Cuando un individuo medio con actitudes corruptas se enaltece a sí mismo y se pavonea, lo hace por presumir, sin más. Una vez que ya se ha lucido, se acabó la historia, le da igual si las personas lo tienen en alta o baja estima. Su intención no está demasiado definida, se trata tan solo de un carácter que los gobierna, una revelación de un carácter. Nada más. ¿Resulta fácil corregir esta clase de carácter? Si la persona en cuestión persigue la verdad, será capaz de cambiar poco a poco cuando experimente la poda, el juicio y el castigo. Ganará paulatinamente un sentido de vergüenza y racionalidad, y exhibirá cada vez menos comportamientos de esta índole. Condenará esta clase de comportamiento y se restringirá y controlará a sí misma. Esto es enaltecerse y dar testimonio de uno mismo de manera inconsciente. Enaltecerse y dar testimonio de uno mismo tanto de forma consciente como inconsciente encierran actitudes idénticas, pero difieren en su naturaleza. ¿En qué consiste esta diferencia? Cuando uno se enaltece y da testimonio de sí mismo de manera consciente, lo hace con una intención. Las personas que actúan así no hablan a la ligera; cada vez que se enaltecen y dan testimonio de sí mismas están albergando ciertas intenciones y objetivos ocultos, actúan con deseos y ambiciones satánicos. A primera vista, parece la misma clase de manifestación. En ambos casos, una persona se enaltece y da testimonio de sí misma, pero ¿cómo define Dios el enaltecerse y dar testimonio de uno mismo de manera inconsciente? Como una revelación de un carácter corrupto. ¿Y cómo define Dios el enaltecerse y dar testimonio de uno mismo de manera consciente? Como el acto de alguien que quiere desorientar a la gente, decidido a que los demás lo tengan en alta estima, que lo idolatren, que lo admiren y que lo sigan. Sus acciones desorientan por naturaleza. De modo que, en cuanto tenga intención de desorientar y dominar a la gente para que esta lo siga y lo idolatre, a la hora de hablar y actuar empleará ciertos métodos y medios capaces de desorientar y confundir fácilmente a quienes no comprenden la verdad y carecen de un fundamento profundo. Dichas personas no solo carecen de discernimiento; al contrario, piensan que es cierto lo que ese individuo les cuenta, y quizá lo admiren y lo tengan en alta estima, y con el tiempo, lo idolatrarán y hasta lo seguirán. Hay un fenómeno de lo más común en la vida cotidiana que se produce cuando alguien oye un sermón y en ese momento parece que lo entiende bastante bien, pero, más tarde, cuando algo acontece, no sabe cómo resolver la situación. Busca y se presenta ante Dios, pero eso no rinde frutos y, al final, debe acudir a su líder a preguntar por ese asunto y pedirle una solución. Cada vez que le sucede algo, quiere pedirle a su líder que lo resuelva. Se asemeja al modo en que fumar opio se convierte en una adicción y un patrón para ciertas personas, las cuales, con el tiempo, se verán incapaces de seguir adelante si no lo consumen. Por tanto, los anticristos que se enaltecen y dan testimonio de sí mismos se convierten imperceptiblemente en una especie de droga para aquellos que son pequeños de estatura, carentes de discernimiento, insensatos e ignorantes. Cuando algo acontezca, irán a preguntarle al anticristo y, si este no dicta una orden, no se atreverán a hacer nada, aun cuando el asunto se haya debatido y se haya alcanzado un consenso al respecto. Tienen miedo de oponerse a la voluntad del anticristo y ser reprimidos, de modo que, en cualquier circunstancia, solo se atreven a actuar después de que el anticristo ha hablado. Aun cuando han entendido claramente los principios-verdad, no se atreven a tomar una decisión ni a afrontar la situación; en su lugar, esperan el veredicto y la decisión final del “amo” al que admiran. Si su amo no dice nada, quien tenga que lidiar con el asunto se sentirá inseguro en cuanto a cómo proceder. ¿Acaso estas personas no han sido envenenadas? (Así es). Esto se llama estar envenenado. ¿Cuánto trabajo tiene que realizar el anticristo, y cuánto veneno necesita inyectar de forma furtiva, para que estas personas estén tan profundamente envenenadas? Si el anticristo se diseccionara con frecuencia y llegara a conocerse a sí mismo, si expusiera a menudo sus debilidades, faltas y transgresiones, de modo que la gente las viera, ¿todo el mundo los seguiría idolatrando igual? Desde luego que no. Según parece, el anticristo hace un esfuerzo considerable por enaltecerse y dar testimonio de sí mismo, motivo por el cual ha cosechado tanto “éxito”. Este es el resultado que busca. Sin él, nadie sabría cumplir con los deberes de forma adecuada y todo el mundo estaría completamente perdido. Resulta evidente que, mientras controla a estas personas, el anticristo les inyecta a hurtadillas una buena cantidad de veneno ¡y dedica mucho esfuerzo! Si se limitara a pronunciar unas pocas palabras, ¿seguirían constriñendo a estas personas de ese modo? Sin duda que no. Cuando el anticristo logra su objetivo de hacer que la gente lo idolatre, lo admire y le preste atención en cualquier asunto, ¿no ha hecho y dicho muchas cosas que lo enaltecen y dan testimonio de sí mismo? ¿Qué resultado obtiene con esto? Que la gente carezca de una senda y sea incapaz de vivir sin él; es como si, sin él, el cielo se desplomara y la tierra dejara de girar, como si creer en Dios no tuviera ningún valor ni significado y escuchar sermones no sirviera de nada. Además, consigue que la gente sienta que hay esperanza en su vida cuando el anticristo está cerca, pero que la perderían toda si él muriera. ¿Semejantes personas no son acaso cautivas de Satanás? (Sí). ¿Y las personas así no se lo merecen acaso? (Sí). ¿Esto por qué lo decimos? Dios es el Único en el que has de creer, conque ¿por qué idolatras a anticristos y los sigues, y dejas que te constriñan y controlen a cada paso? Aparte, independientemente del deber que uno ejecute, la casa de Dios ha provisto a las personas de reglas y principios claros. Si surge una dificultad que uno no sabe resolver por sí mismo, debería recurrir a alguien que entienda la verdad y acudir a lo Alto en asuntos más serios. Pero tú no solo no buscas la verdad; al contrario, idolatras y admiras a personas, y crees lo que te cuentan estos anticristos. Te has convertido, por lo tanto, en lacayo de Satanás y ¿quién tiene la culpa sino tú mismo? ¿No te mereces esto? El enaltecimiento y testimonio de uno mismo es una manifestación y un comportamiento que comparten los anticristos, una de las manifestaciones más comunes. ¿Cuál es la característica principal que define cómo se enaltecen y dan testimonio de sí mismos los anticristos? ¿En qué aspecto se diferencia de cuando lo hace una persona media? En que los anticristos ocultan sus intenciones tras este acto, que no es en absoluto inconsciente. Más bien, albergan intenciones, deseos y ambiciones, por lo que contemplar las consecuencias de un testimonio así resulta demasiado espantoso; logran desorientar y controlar a las personas.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos
Hay personas que dicen: “Como enaltecerse y dar testimonio de uno mismo es una estrategia que no es conforme a la verdad y que pertenece a Satanás y los anticristos, si no digo ni hago nada, ¿no significa eso que no me estoy enalteciendo ni dando testimonio de mí mismo?”. Incorrecto. Entonces, ¿cómo hay que actuar para no enaltecerse y dar testimonio de uno mismo? Si presumes y das testimonio a nivel individual con respecto a un determinado asunto, obtendrás como resultado que algunas personas te tengan en alta estima y te idolatren. Sin embargo, el acto de abrir tu corazón y compartir tu autoconocimiento sobre ese mismo asunto es de una naturaleza distinta, ¿no es cierto? Abrir el corazón para hablar del autoconocimiento que uno ha adquirido es algo que la humanidad normal debería poseer. Se trata de algo positivo. Si realmente te conoces a ti mismo y hablas de tu estado con fidelidad, sinceridad y precisión; si hablas de conocimientos basados en su totalidad en las palabras de Dios; si quienes te escuchan se ven edificados y se benefician de ello, y si das testimonio de la obra de Dios y lo glorificas, es que estás dando testimonio de Dios. Si, al abrir tu corazón, hablas mucho de tus puntos fuertes, de lo que has sufrido y del precio que has pagado, y de cómo te has mantenido firme en tu testimonio, y como resultado la gente saca una buena opinión de ti y te idolatra, es que estás dando testimonio de ti mismo. Has de ser capaz de distinguir entre estos dos comportamientos. Por ejemplo, explicar lo débil y negativo que eras cuando te enfrentabas a diversas pruebas y cómo, por medio de la oración y la búsqueda de la verdad, llegaste a comprender la intención de Dios, ganaste fe y te mantuviste firme en tu testimonio, es enaltecer a Dios y dar testimonio de Él. Esto no tiene nada que ver con presumir y dar testimonio de uno mismo. Por lo tanto, que hagas alarde y des testimonio de ti mismo o no dependerá principalmente de si hablas de tus experiencias reales y de si el efecto que consigues es dar testimonio de Dios; además, es necesario que examines qué intenciones y objetivos albergas cuando hablas de tu testimonio vivencial. De este modo, será fácil discernir en qué clase de comportamiento te involucras. Si, al dar testimonio, albergas la intención correcta, incluso el hecho de que la gente tenga una opinión elevada de ti y te idolatre no supone en realidad ningún problema. Si tus intenciones están equivocadas, aunque nadie tenga una buena opinión de ti ni te idolatre, existe un problema, y si hay gente que sí tiene una buena opinión de ti y te idolatra, el problema será aún mayor. Por lo tanto, no puedes fijarte exclusivamente en los resultados para determinar si un individuo se enaltece y da testimonio de sí mismo. Debes observar ante todo su intención; la manera correcta de distinguir estos dos comportamientos se basa en las intenciones. Si tratas de discernirlo solo a partir de los resultados, corres el riesgo de acusar en falso a personas buenas. Hay personas que comparten un testimonio particularmente sincero y, en consecuencia, habrá otras que tengan una elevada opinión de ellas y las idolatren; ¿puedes decir que esas personas dan testimonio de sí mismas? No. No existe ningún problema con esas personas, el testimonio que comparten y los deberes que llevan a cabo benefician a los demás, y solo los necios y los ignorantes que poseen un entendimiento distorsionado idolatran a otros individuos. La clave para discernir si un orador se está enalteciendo y dando testimonio de sí mismo radica en fijarse en su intención. Si esta consiste en mostrarle a todo el mundo cómo se reveló tu corrupción y cómo has cambiado, y en procurar que otros se beneficien de ello, es que tus palabras son sinceras y verdaderas, y conforme a los hechos. Tales intenciones son acertadas, y no estás presumiendo ni dando testimonio de ti mismo. Si lo que quieres es mostrarle a todo el mundo que tienes experiencias reales y que has cambiado y posees la realidad-verdad, a fin de que te tengan en alta estima y te idolatren, es que albergas intenciones erróneas. Eso es presumir y dar testimonio de uno mismo. Si transmites un testimonio vivencial falso, que está adulterado y cuyo propósito es engatusar a la gente, impedir que perciban tu verdadero estado y evitar que tus intenciones, corrupción, debilidad o negatividad se revelen a los demás, es que esas palabras son engañosas y desorientan. Esto es un falso testimonio, es engañar a Dios y dejarlo en vergüenza, y es lo que Él más odia por encima de todo. Existen diferencias claras entre estos estados, y todos ellos se distinguen en función de las intenciones. Si sabes discernir a los demás, lograrás desentrañar sus estados, y entonces también serás capaz de discernirte a ti mismo y desentrañar tus propios estados.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos
En la familia de Dios, entre los hermanos y hermanas, sin importar cuál sea tu estatus o tu posición, la importancia de tu deber, la grandeza de tu talento y tus aportaciones o el tiempo que lleves creyendo en Dios, a ojos de Dios eres un ser creado, un ser creado normal, y no existen los títulos de nobleza y los tratamientos que te has otorgado a ti mismo. Si los consideras siempre coronas o un capital que te permite pertenecer a un grupo especial o ser un personaje único, con esto te resistes a las ideas de Dios, chocas con ellas y eres incompatible con Dios. […] Si no crees que eres un ser creado, sino que imaginas que tienes títulos y una aureola sobre la cabeza y que eres una persona con estatus, un gran líder, jefe, editor o director en la familia de Dios, alguien que ha hecho valiosas aportaciones a la obra de la familia de Dios, si eso es lo que piensas, eres una persona de lo más irracional y descaradamente desvergonzada. ¿Sois vosotros personas con un estatus, una posición y valía? (No). Entonces, ¿qué eres tú? (Un ser creado). Exacto, no eres más que un ser creado normal. En medio de la gente puedes alardear de cualificaciones, jugar la baza de la antigüedad, presumir de tus aportaciones o hablar de tus hazañas heroicas. Sin embargo, ante Dios, estas cosas no existen y nunca debes hablar ni alardear de ellas ni darte aires de veterano. Las cosas te saldrán mal si haces alarde de tus cualificaciones. Dios te considerará totalmente irracional y arrogante en extremo. Sentirá asco y repugnancia por ti y te marginará, y entonces tendrás problemas. Primero debes reconocer tu identidad y tu posición de ser creado. Sin importar cuál sea tu estatus entre los demás, lo distinguido que sea, qué prerrogativas tengas ni si Dios te ha dado algún talento especial, de manera que disfrutas de un sentido amplio de superioridad entre la gente; cuando te presentas ante Dios, estas cosas no tienen valor ni trascendencia. Por tanto, no debes alardear, sino ser un ser creado con resignación ante Dios.
La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (11)
Cuando deis testimonio de Dios, principalmente debéis hablar de cómo Él juzga y castiga a las personas, y de las pruebas que utiliza para refinar a las personas y cambiar su carácter. También debéis hablar de cuánta corrupción se ha revelado en vuestra experiencia, de cuánto habéis sufrido, de cuántas cosas hicisteis por resistiros a Dios y de cómo Él os conquistó finalmente. Debéis hablar de cuánto conocimiento real de la obra de Dios tenéis y de cómo debéis dar testimonio de Dios y retribuirle Su amor. Debéis poner sustancia en este tipo de lenguaje, al tiempo que lo expresáis de una manera sencilla. No habléis sobre teorías vacías. Hablad de una manera más práctica; hablad desde el corazón. Esta es la manera en la que debéis experimentar las cosas. No os equipéis con teorías vacías aparentemente profundas en un esfuerzo por alardear; eso hace que parezcáis arrogantes e irracionales. Debéis hablar más sobre cosas reales a partir de vuestra verdadera experiencia y hablar más de corazón; esto es lo más beneficioso para los demás y es lo más apropiado de ver. Solíais ser las personas que más se oponían a Dios, los menos propensos a someterse a Él, pero ahora habéis sido conquistados: jamás lo olvidéis. Debéis considerar y pensar más sobre estos asuntos. Una vez que la gente comprende esto claramente, sabrá cómo dar testimonio, de lo contrario, correrá el riesgo de cometer actos vergonzosos y absurdos, lo que no supone dar testimonio para Dios, sino avergonzarlo. Sin experiencias auténticas y una comprensión de la verdad, no es posible dar testimonio para Dios. Aquellos cuya fe en Dios es farragosa y confusa nunca podrán dar testimonio para Él.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo persiguiendo la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter
Dios ha realizado una gran cantidad de trabajo en los seres humanos, pero ¿ha hablado alguna vez de ello? ¿Lo ha explicado en alguna ocasión? ¿Lo ha declarado alguna vez? No, no lo ha hecho. No importa hasta qué punto malinterprete la gente a Dios, Él no da explicaciones. Desde Su perspectiva, no importa si tienes sesenta u ochenta años, tu entendimiento de Dios es muy limitado y, en vista de lo poco que sabes, todavía eres un niño. Dios no te lo echa en cara; sigues siendo un niño inmaduro. No importa que algunos hayan vivido muchos años y su cuerpo muestre señales del paso del tiempo; su entendimiento de Dios sigue siendo muy infantil y superficial. Él no te lo reprocha: si no lo entiendes, no lo entiendes. Ese es tu calibre y tu capacidad y no se pueden cambiar. Dios no te forzará a nada. Dios exige que las personas den testimonio de Él, pero ¿ha dado Él testimonio de sí mismo? (No). En cambio, Satanás teme que la gente no se entere de cualquier cosa que haga por mínima que sea. Los anticristos no son diferentes: alardean delante de todos de cada pequeña cosa que hacen. Al oírlos, parece que estén dando testimonio de Dios, pero si escuchas con atención descubrirás que no es así, sino que se exhiben y se refuerzan. La intención y la esencia detrás de lo que dicen, además del estatus, son las de competir con Dios por Su pueblo escogido. Dios es humilde y está oculto, mientras que Satanás se pavonea. ¿Existe alguna diferencia? Lucirse en contraposición a ser humilde y estar oculto, ¿cuáles son las cosas positivas? (Ser humilde y estar oculto). ¿Podría describirse a Satanás como humilde? (No). ¿Por qué? A juzgar por su esencia-naturaleza perversa, es una basura sin valor. Lo que no sería normal es que Satanás no hiciera alarde de sí mismo. ¿Cómo iba calificarse a Satanás como “humilde”? La “humildad” es cosa de Dios. La identidad, la esencia y el carácter de Dios son elevados y honorables, pero Él nunca hace alarde. Dios es humilde y está oculto, para que nadie vea lo que ha hecho, pero mientras obra en la oscuridad, la humanidad no cesa de ser provista, alimentada y guiada, y todo ello es dispuesto por Dios. El hecho de que Él nunca declare ni mencione estas cosas, ¿acaso no es estar oculto y tener humildad? Dios es humilde precisamente porque es capaz de hacer tales cosas pero no las menciona ni las declara, no discute con la gente sobre ellas. ¿Qué derecho tienes tú a hablar de humildad cuando eres incapaz de hacer tales cosas? No has hecho nada de eso y, sin embargo, insistes en atribuirte el mérito. Eso es ser un desvergonzado. Al guiar a la humanidad, Dios lleva a cabo una obra muy grande y preside todo el universo. Su autoridad y Su poder son enormes, pero Él nunca ha dicho: “Mi poder es extraordinario”. Él permanece oculto entre todas las cosas, presidiendo todo, alimentando y proveyendo a la humanidad, permitiendo que esta continúe generación tras generación. Pensemos en el aire y el sol, por ejemplo, o en todas las cosas materiales necesarias para la existencia humana en la tierra: todas ellas fluyen sin cesar. Que Dios provee al hombre es indiscutible. Si Satanás hiciera algo bueno, ¿lo mantendría en silencio y permanecería como un héroe anónimo? Jamás. Es como algunos anticristos en la iglesia que anteriormente llevaron a cabo un trabajo peligroso, que renunciaron a cosas y soportaron sufrimiento, puede que incluso acabaran en la cárcel; otros también contribuyeron alguna vez en algún aspecto de la obra de la casa de Dios. Nunca olvidan estas cosas, creen que merecen crédito por ellas durante toda su vida, creen que estas son un capital que les durará siempre, lo cual demuestra lo pequeñas que son las personas. La gente es realmente pequeña, y Satanás, un desvergonzado.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son perversos, insidiosos y falsos (II)
Dios padece todo tipo de sufrimientos con la mayor paciencia, a fin de obrar y salvar a las personas, pero lo siguen malinterpretando, se enfrentan constantemente a Él, protegen todo el tiempo sus propios intereses sin preocuparse por los de la casa de Dios y siempre desean vivir una vida espléndida, pero no quieren contribuir a la gloria de Dios. ¿Existe humanidad alguna en todo esto? Aunque la gente proclame en voz alta el testimonio de Dios, en su corazón asegura: “Esta es la obra que he hecho, en la que ha logrado resultados. Yo también me he esforzado, he pagado un precio. ¿Por qué no se da testimonio de mí?”. Siempre quieren una parte de la gloria y el testimonio de Dios. ¿Son las personas dignas de estas cosas? La palabra “gloria” no pertenece a los humanos. Solo puede pertenecer a Dios, al Creador, y no tiene nada que ver con los seres humanos creados. Aunque se esfuercen y cooperen, siguen bajo el liderazgo de la obra del Espíritu Santo. Si no hay obra del Espíritu Santo, ¿qué puede hacer la gente? La palabra “testimonio” tampoco pertenece a los humanos. Ya sea el sustantivo “testimonio” o la forma verbal “dar testimonio”, ninguno de los dos tiene nada que ver con los seres humanos creados. Solo el Creador es digno de que se dé testimonio de Él y merecedor del testimonio de la gente. Esto lo determina la identidad, el estatus y la esencia de Dios, y también se debe a que todo lo que hace Dios proviene de Sus esfuerzos y Él merece tenerlo. Lo que pueden hacer las personas es sin duda limitado y todo es resultado del esclarecimiento, el liderazgo y la guía del Espíritu Santo. Respecto a la naturaleza humana, la gente se vuelve arrogante en cuanto entiende algunas verdades y es capaz de trabajar un poco. Si eso no va acompañado del juicio y castigo de Dios, nadie puede lograr someterse a Él ni dar testimonio de Dios. Como consecuencia de Su predestinación, puede que alguien cuente con algunos dones o talentos especiales, haya aprendido cierta profesión o habilidad o bien tenga un poco de inteligencia, así que esta persona se vuelve arrogante hasta lo insufrible y quiere que Dios comparta Su gloria y Su testimonio constantemente con ella. ¿Acaso no es esto irracional? Es irracional hasta el extremo. Esto demuestra que las personas así se hallan en una posición equivocada. No se consideran a sí mismas seres humanos, sino una raza aparte, superhumanos. La gente que no conoce su propia identidad, esencia y qué posición debe ocupar no tiene autoconciencia. La humildad de las personas no es algo que venga de la humillación, para empezar la gente es humilde e inferior. La humildad de Dios es algo que viene de la humillación. Decir que la gente es humilde es exaltarla; de hecho, son inferiores. La gente siempre quiere competir por fama, ganancia y estatus, competir con Dios por Su pueblo escogido. De esta manera, desempeña el papel de Satanás y esta es la naturaleza de Satanás. Son su verdadera descendencia, no existe la menor diferencia entre esta gente y Satanás. Suponiendo que Dios les otorgue un poco de autoridad y poder, y suponiendo que puedan mostrar señales y prodigios, y hacer algunas cosas extraordinarias, y vamos a suponer que lo hacen todo de acuerdo con los requerimientos de Dios y al pie de la letra, ¿pueden sin embargo superar a Dios? No, nunca. ¿Acaso no son las capacidades de Satanás, el arcángel, mayores que las de los humanos? Satanás siempre quiere sobrepasar a Dios, pero al final, ¿qué resultado se da? Acaba por descender a un pozo sin fondo. Dios será siempre la personificación de la rectitud, mientras que Satanás, el diablo y el arcángel siempre serán la personificación de la perversidad y los representantes de las fuerzas de la perversidad. Dios será siempre recto y este hecho no se puede cambiar. Este es el aspecto excepcional y extraordinario de Dios. Aunque los seres humanos obtengan de Él todas Sus verdades, no son más que seres creados diminutos y no pueden sobrepasar a Dios. Esta es la diferencia entre la especie humana y Dios. Las personas solo pueden existir de manera disciplinada, en el marco de todas las reglas y leyes formuladas por Dios, y solo pueden gestionar todo aquello que Él creó dentro de estas reglas y leyes. No son capaces de crear cosas vivas ni de cambiar el porvenir de la especie humana; esto es un hecho. ¿Qué indica este hecho? Que por mucha autoridad y capacidad que le conceda Dios a la especie humana, al final nadie puede trascender Su autoridad. Aunque pasen muchos años o muchas generaciones, por muchos humanos que haya, estos solo pueden existir bajo la autoridad y la soberanía de Dios. ¡Este es un hecho siempre inmutable, jamás va a cambiar!
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (I)
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