8. Cómo resolver el problema de la ruindad
Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días
Es algo propio de un carácter corrupto ocuparse de las cosas de una manera así de frívola e irresponsable: la ruindad es de lo que a menudo habla la gente. En todo lo que hacen lo hacen hasta el punto de “está bastante bien” y “suficientemente bien”; es una actitud de “tal vez”, “posiblemente” y “está al 80 %”; hacen las cosas de manera superficial, están satisfechos haciendo lo mínimo y fingiendo dedicación; no le ven sentido a tomarse las cosas en serio ni a ser meticulosos, y ni mucho menos a buscar los principios-verdad. ¿No es esto propio de un carácter corrupto? ¿Es demostración de una humanidad normal? No lo es. Es correcto denominarlo arrogancia y también es totalmente apropiado llamarlo libertinaje, pero, para plasmarlo a la perfección, la única palabra válida es “ruindad”. La mayoría de la gente tiene ruindad en ellos, solo que en diferente grado. En todos los asuntos, desean hacer las cosas de manera superficial y descuidada, y todo lo que hacen huele a mentira. Engañan a los demás y toman atajos cuando pueden, ahorran tiempo cuando tienen ocasión. Piensan para sí que: “Mientras pueda evitar ser revelado, no cause problemas y no se me pidan cuentas, entonces me las puedo arreglar con esto. No es necesario que haga un trabajo muy bueno, ¡es demasiado problemático!”. Esas personas no llegan a dominar lo que aprenden ni se aplican o sufren y pagan un precio en el estudio. Solo quieren arañar la superficie de una materia para hacerse llamar expertas en ella, creen que han aprendido todo lo que hay que saber y luego se apoyan en esto para salir del paso. ¿No es esta una actitud de la gente hacia otras personas, acontecimientos y cosas? ¿Es una buena actitud? No lo es. Dicho con simpleza, es “salir del paso”. Tal ruindad existe en toda la humanidad corrupta. Las personas con ruindad en su humanidad adoptan el enfoque y la actitud de “salir del paso” en cualquier cosa que hagan. ¿Son capaces estas personas de cumplir con su deber de manera adecuada? No. ¿Son capaces de hacer las cosas con principios? Aún más improbable.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II)
La palabra “canalla” abarca muchos significados: gente vulgar, depravada, sórdida, egoísta, inmoral, que no sabe comportarse, que no actúa de forma abierta y honesta, sino con enredos, y que no comete más que actos impropios. Estas son las distintas conductas y manifestaciones de los canallas. Por ejemplo, si una persona normal quiere hacer algo; mientras sea correcto, lo aborda de una manera abierta y, si viola la ley, desiste de ello. Los canallas no son iguales; consiguen sus objetivos por las buenas o por las malas y disponen de estrategias para contrarrestar las restricciones de la ley. Burlan las leyes y buscan el modo de alcanzar sus objetivos, se ajusten o no a la ética, la moralidad o la humanidad, y sean cuales sean las consecuencias. No les importa ninguna de estas cosas y solo buscan salirse con la suya por cualquier medio posible. En esto consiste ser ruin. ¿Tiene esta gente alguna integridad o dignidad? (No). ¿Son personas nobles o rastreras? (Rastreras). ¿En qué aspecto? (Su comportamiento carece de unos mínimos morales). Correcto, esta clase de personas carecen de unos mínimos y de principios; no consideran las consecuencias y hacen lo que les place. No se preocupan por las leyes, ni por la moralidad, ni de que su conciencia sea capaz o no de aceptar sus acciones, ni de si alguien los denuncia, los juzga o los condena. Todo esto les es indiferente y, mientras obtengan beneficios y se diviertan, no les importa. Su forma de actuar es depravada y su manera de pensar es despreciable, las dos cosas son vergonzosas. Esto es lo que significa ser un canalla. […] Así pues, ¿a qué nos referimos exactamente con ser un canalla? ¿Cuáles son sus principales síntomas y manifestaciones? Veamos si lo he resumido acertadamente o no. ¿A qué se asemejan los canallas? Se asemejan a animales indomados, mal criados y salvajes, sus principales manifestaciones son ser arrogantes, brutos, sin moderación, temerarios y no aceptar la verdad en lo más mínimo, así como hacer lo que les plazca, no escuchar a nadie ni permitir que nadie los dirija, atreverse a oponerse a cualquiera y no tener consideración por nadie. Decidme, ¿son graves las distintas manifestaciones de ser un canalla? (Sí). Como poco, este carácter arrogante, imprudente y carente de razón resulta gravísimo. Aunque parezca que las acciones de una persona así no juzgan ni se oponen a Dios, es muy probable que esa persona haga el mal y se resista a Él por su carácter arrogante. Todas sus acciones constituyen revelaciones de sus actitudes corruptas. Cuando una persona se vuelve un canalla en cierta medida, se convierte en un bandido y un diablo, y los bandidos y los diablos jamás aceptarán la verdad: lo único que se puede hacer es destruirlos.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos
¿Cómo distinguir a las personas nobles de las viles? Simplemente, fíjate en su actitud y sus acciones respecto a los deberes, y fíjate en su manera de tratar las cosas y de comportarse cuando surgen problemas. Las personas con integridad y dignidad son meticulosas, escrupulosas y esmeradas en sus actos y están dispuestas a pagar un precio. Las personas sin integridad ni dignidad son negligentes y descuidadas en sus actos, siempre están tramando algo, siempre queriendo únicamente salir del paso. Da igual la técnica que estudien, no se aplican en aprenderla, son incapaces de hacerlo, y no importa el tiempo que se pasen estudiándola, siguen siendo totalmente ignorantes. Se trata de personas de una escasa calidad humana. La mayoría de las personas son superficiales en el cumplimiento de su deber. ¿Qué carácter se presenta ahí? (Ruindad). ¿Cómo tratan su deber las personas ruines? Desde luego, no tienen la actitud correcta hacia este y, desde luego, son superficiales en su cumplimiento. Eso significa que no tienen humanidad normal. Las personas gravemente ruines son como animales. Es como tener un perro de mascota: si no estás atento, masticará las cosas y destruirá todos tus muebles y electrodomésticos. Eso sería una pérdida. Los perros son animales; no piensan en tratar las cosas con cariño y no puedes discutir con ellos, solo tienes que encargarte de ellos. Si no lo haces, sino que dejas que el animal se descontrole y perturbe tu vida, eso demuestra que algo falta en tu humanidad. No eres muy distinto de un animal, entonces. Tu coeficiente intelectual es demasiado bajo; eres un bueno para nada. ¿Cómo te encargas de él adecuadamente, entonces? Debes pensar una manera de controlarlo dentro de ciertos parámetros o mantenerlo encerrado, dejándolo salir dos o tres veces al día para que haga suficiente actividad. Eso pondrá un freno a su masticación sin sentido y también lo hará ejercitar para que se mantenga saludable. De esa manera, te encargas adecuadamente del perro y también proteges tu entorno. Si una persona no puede manejar las cosas que le ocurren y no tiene la actitud correcta, hay algo que falta en su humanidad. No puede alcanzar el estándar de la humanidad normal.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II)
Las personas depravadas y desenfrenadas emplean el mismo vocabulario que los bandidos y los vándalos del mundo no creyente; en particular, disfrutan imitando el habla y el estilo de las estrellas y de las figuras negativas de la sociedad y la mayor parte de su lenguaje conlleva un tono ruin similar al que utilizaría un vándalo o un rufián. Por ejemplo, cuando llega un no creyente y pronuncia algunas frases extrañas después de llamar a la puerta, los hermanos y hermanas dicen: “Hay algo que no encaja; ¿por qué esta persona parece un vigilante o un espía?”. Aunque no pueden estar seguros en ese momento, la mayoría de ellos se sienten inquietos. Aun así, la persona que es depravada y desenfrenada habla de una manera impresionante, incluso con ciertos aires, y dice: “¿Un vigilante? ¡No me asusta! ¿Por qué temerlos? Si tenéis miedo, no hace falta que salgáis. Ya iré yo a ver qué pasa”. Fijaos en lo valientes y atrevidos que son. ¿Vosotros hablaríais así? (No, la gente normal no habla de esta manera; es lo que diría un bandido). Los bandidos hablan diferente de la gente normal; son especialmente autoritarios. Las personas aprenden el lenguaje de su clase; en especial, la gente con habilidades sociales adopta la jerga popular de la sociedad, a los bandidos y los vándalos les gusta hablar su argot y los incrédulos son como los no creyentes y repiten todo lo que estos dicen. La gente buena, digna y decente siente asco y repulsión al oír hablar a los no creyentes; nadie de esa gente intenta imitar ese tipo de habla. Algunos incrédulos, incluso después de creer durante diez o veinte años, todavía utilizan el lenguaje de los no creyentes, eligen esa habla a propósito y, mientras hablan, incluso imitan su conducta, sus expresiones, sus gestos y sus miradas. ¿Pueden estos individuos resultar agradables a ojos de los hermanos y hermanas de la iglesia? (No). La mayoría de los hermanos y hermanas los consideran desagradables y se sienten incómodos al mirarlos. ¿Qué pensáis que siente Dios por ellos? (Aborrecimiento). La respuesta es clara: aborrecimiento. Por lo que viven, sus búsquedas y las personas, los acontecimientos y las cosas que veneran en su corazón, es evidente que su humanidad no tiene dignidad ni decencia y dista mucho de estar a la altura de la devoción y la decencia de los santos. Muy pocas veces salen de su boca las palabras que deberían pronunciar los creyentes o los santos y las palabras que edifican a otros y expresan integridad y dignidad; no es probable que las digan. Lo que veneran, a lo que aspiran y lo que persiguen en el corazón es fundamentalmente incompatible con lo que los santos deberían perseguir y a lo que deberían aspirar, por lo que resulta difícil que restrinjan lo que viven, su discurso y su conducta exteriormente. Pedirles que se restrinjan, que no sean depravados ni indulgentes y que mantengan la dignidad y la decencia es un reto. Por no hablar de pedirles que vivan como alguien que tiene humanidad y razón, que entiende la verdad y entra en la realidad-verdad; ni siquiera pueden lograr ser personas normales con integridad y dignidad que se ajustan al decoro de los santos, acatan las normas y parezcan racionales por fuera. En el pasado, hubo alguien que fue al campo a predicar el evangelio y vio que algunos hermanos y hermanas y sus familias vivían sin recursos en casas ruinosas. Con sarcasmo y sorna, dijo: “Esta casa está destartalada, no es apta para las personas; apenas es adecuada para los cerdos. ¡Deberíais marcharos rápido!”. Los hermanos y hermanas respondieron: “Marcharse es fácil, pero ¿quién nos proporcionará otra casa donde vivir?”. Esta persona habló de manera precipitada y por capricho y dijo lo que le pasó por la cabeza sin tener en cuenta el efecto que eso podría tener en otros. Esto es tener una naturaleza ruin. Los hermanos y hermanas preguntaron: “Si nos marchamos, ¿quién nos dará una casa donde vivir? ¿Tienes tú una casa?”. Él se quedó sin respuesta. Al ver que la gente tenía dificultades, tuvo que ser capaz de resolverlas antes de hablar. ¿Cuáles fueron las consecuencias de que hablara de manera precipitada sin ser capaz de resolver sus dificultades? ¿Fue un problema de haber sido demasiado franco y honesto? En absoluto. El problema fue que su ruindad era demasiado grave; era alguien depravado y desenfrenado. Estas personas carecen por completo de cualquier concepto de integridad, dignidad, consideración, tolerancia, cuidado, respeto, entendimiento, misericordia, compasión, deferencia, asistencia, etcétera. Estas cualidades esenciales para una humanidad normal son lo que la gente debería tener. No solo carecen de estas cualidades, sino que, en sus interacciones con otros, al ver que alguien tiene dificultades puede incluso despreciarlo, ridiculizarlo y burlarse y mofarse de él; no solo son incapaces de entenderlo o de ayudarlo, sino que también le causan tristeza, indefensión, dolor e incluso problemas. La mayoría de la gente capta con claridad y soporta una y otra vez a los que tienen una ruindad tan grave. ¿Pensáis que estas personas pueden arrepentirse de forma genuina? No creo que sea probable. Dada su esencia-naturaleza, no aman la verdad; por tanto, ¿cómo podrían aceptar que las poden y las disciplinen? Para describir a estas personas, los no creyentes tienen expresiones como “ser fiel a tu propia manera de ser” o “recorrer tu propia senda al margen de lo que otros digan”; ¿qué lógica ridícula es esta? Estos llamados dichos, considerados famosos, y estos modismos, suelen verse como positivos en esta sociedad, lo que distorsiona la realidad y confunde lo que está bien y lo que está mal.
La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (25)
Mucha gente cumple con su deber de manera superficial, nunca se lo toma en serio, es como si trabajara para no creyentes. Hace las cosas de una manera burda, superficial, indiferente y con negligencia, como si todo fuese un chiste. ¿Por qué? Son no creyentes contribuyendo con mano de obra; incrédulos cumpliendo con su deber. Esta gente es demasiado díscola; es disoluta y descontrolada, no es distinta de los no creyentes. Por supuesto, cuando estas personas hacen cosas para sí mismas, no son superficiales, entonces, ¿por qué no muestran la menor seriedad o diligencia cuando han de cumplir con su deber? Siempre hay cierto carácter juguetón y travieso en cualquier tarea que realizan, en cualquier deber que cumplen. En toda oportunidad muestran superficialidad, y cierto grado de engaño. ¿Tiene esa clase de gente humanidad? Desde luego que no; tampoco posee el menor grado de conciencia y razón. Necesita, como los asnos o los caballos salvajes, una dirección y supervisión constante. Emplea engaños y ardides en la casa de Dios. ¿Significa eso que de verdad cree en Él? ¿Se entrega por Él? Sin duda, no está a la altura y, además, no está calificada para ser mano de obra. Si tales personas estuvieran trabajando para otro, serían despedidas a los pocos días. En la casa de Dios es totalmente correcto decir que son contribuyentes de mano de obra y obreros contratados, y que solo pueden ser descartados. Con frecuencia, mucha gente es superficial en el cumplimiento de su deber. Al ser podada, incluso se niega a aceptar la verdad y se empecina en defender su posición; hasta se queja porque la casa de Dios no es justa con ella y sostiene que carece de misericordia y tolerancia. ¿No es esto irracional? Por decirlo de modo más objetivo, posee un carácter arrogante y carece de la menor conciencia y razón. Aquellos que de verdad creen en Dios deben, al menos, ser capaces de aceptar la verdad y de actuar sin violar la conciencia y la razón. La gente incapaz de aceptar o someterse a la poda es demasiado arrogante, sentenciosa y, simplemente, irracional. Tildarla de bestia no es una exageración, pues manifiesta una total indiferencia hacia todo lo que hace. Hace las cosas tal como le place y no se preocupa por las consecuencias; no le importa que surjan problemas. Este tipo de gente no está capacitada para ser mano de obra. Debido a que aborda sus deberes de esta manera, los demás no pueden soportar mirarla y desconfían de ella. Entonces, ¿puede Dios confiar en ella? Al no cumplir este requisito mínimo, no se encuentra cualificada para contribuir con mano de obra, y solo puede ser descartada.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Son muy elocuentes las cosas referidas a la humanidad: las actitudes, los pensamientos y las opiniones que revela la gente al tratar a otras personas, acontecimientos y cosas. ¿De qué hablan estas cosas? De cómo se puede apreciar la calidad humana de una persona, de si es una persona decente y recta. ¿Qué es ser decente y recto? ¿Ser tradicional es ser decente y recto? ¿Ser civilizado y educado es ser decente y recto? (No). ¿Es seguir reglas al pie de la letra ser decente y recto? (No). Nada de eso lo es. Entonces, ¿qué es ser decente y recto? Si alguien es una persona decente y recta, haga lo que haga, lo hace con una mentalidad determinada: “Da igual si me gusta o no hacer esto, si se encuadra dentro de mis intereses o es algo por lo que tengo poco interés: me lo han ordenado y lo haré bien. Me pondré a estudiarlo desde cero y, con los pies en la tierra, lo acometeré paso a paso. Al final, sin importar lo que haya avanzado en la tarea, la habré hecho lo mejor posible”. Como mínimo debes tener una actitud y una mentalidad realistas. Tienes un problema de humanidad si, desde el momento en que te encargas de una tarea, la realizas de forma confusa y no te preocupa lo más mínimo, si no te la tomas en serio y no consultas los recursos pertinentes, no haces preparativos minuciosos ni buscas y consultas a otras personas; y si, además, no dedicas más tiempo al estudio de esta cuestión para poder mejorar continuamente en ella y dominar este oficio o profesión, sino que mantienes una actitud despreocupada y de ir tirando al respecto. ¿Esto no es simplemente salir del paso? Dicen algunos: “No me gusta que me asignes este tipo de deber”. Si no te gusta, no lo aceptes; y si lo aceptas, debes abordarlo con una actitud seria y responsable. Esa es la actitud que debes tener. ¿No es esto lo que debería tener la gente con humanidad normal? Esto es ser decente y recto. En este aspecto de la humanidad normal, necesitas, como mínimo, la atención, el esmero y la voluntad de pagar un precio, junto con las actitudes de ser realista, serio y responsable. Basta con estas cosas.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II)