Las responsabilidades de los líderes y obreros (20)
Punto 12: Detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia; pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas; asimismo, compartir la verdad de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprenda de ellas (VIII)
En la última reunión terminamos de hablar sobre la duodécima responsabilidad de los líderes y obreros. ¿Os habéis comparado con el contenido de esta charla? ¿Habéis estado reflexionando sobre ella? Luego de escuchar Mi charla, aquellos que aman la verdad y tienen sentido de la rectitud y algo de humanidad son capaces de practicar algunas verdades después de entenderlas. Primero, pueden relacionar las verdades que entienden con su situación, examinarse a sí mismos en comparación con la verdad, identificar sus problemas y luego utilizar ciertos asuntos y entornos en su vida cotidiana y en el cumplimiento de sus deberes a fin de resolver dichos problemas. En lo que respecta a las verdades que entienden, captan progresivamente los principios que las personas deben practicar y acatar. Por un lado, logran una comprensión y conocimiento más profundos de sí mismos y, por otro, entienden de manera más práctica y precisa lo que la verdad realmente dice y contiene. Sin embargo, aquellos que no aman la verdad y sienten aversión por ella, por muchas verdades que escuchen, no tienen conciencia ni muestran ningún cambio. Su estado, su actitud al cumplir con su deber, los objetivos que persiguen, su estilo de vida y sus principios de ser una persona permanecen sin cambios. Continúan actuando a su antojo y viven como les place; estas verdades no influyen en ellos, no los llevan a reflexionar ni a conocerse a sí mismos hasta el punto de aborrecerse. Desde luego, si no llegan a ese punto, no son capaces de alcanzar un arrepentimiento genuino. Sin un arrepentimiento verdadero, no hay verdadera entrada y, sin esta, definitivamente no habrá un cambio de carácter. Por lo tanto, muchas personas que llevan varios años siendo creyentes, aunque también se reúnen, aunque cumplen con sus deberes, aunque escuchan sermones desde hace tiempo e interactúan con los hermanos y hermanas con frecuencia, no se conocen a sí mismas, no muestran cambios y su fe en Dios no crece en lo más mínimo. Siguen a Dios con las nociones y figuraciones que poseían en un comienzo, así como con la intención y el deseo de obtener bendiciones. Independientemente de cuántos años lleven creyendo en Dios, sus opiniones sobre la fe en Él, sus puntos de vista sobre las cosas, sus métodos de búsqueda, los objetivos que persiguen y sus enfoques al cumplir con sus deberes no han cambiado en absoluto. Sus revelaciones actuales y las manifestaciones que viven son el resultado de no perseguir la verdad. Hemos compartido doce de las responsabilidades de los líderes y obreros; sin embargo, el comportamiento de algunos de ellos no ha cambiado en absoluto, ni tampoco sus actitudes al cumplir con sus deberes y respecto a las exigencias de Dios. El contenido compartido sirvió para recordar, supervisar y estimular a aquellos que en cierta medida buscan la verdad y a aquellos que tienen algo de humanidad y cuya conciencia se percata un poco. Sin embargo, esto no ha tenido efecto alguno en aquellos que son más intransigentes, taimados y que no aceptan la verdad en absoluto. ¿Por qué sucede esto? Porque la actitud de estas personas hacia la verdad es de rechazo y repulsión. Por mucha verdad que se comparta, su postura sigue siendo la misma: “Al fin y al cabo, cumplo con mi deber y sigo a Dios; me entrego a Él de manera sincera. No importa cómo me comporte, ¡en tanto persevere hasta el final, puedo recibir bendiciones!”. ¿Tiene este tipo de pensamiento alguna razón? Nada teme quien nada tiene que perder, ¿no es así? ¿No refleja esto terquedad y negarse a arrepentirse pase lo que pase? (Sí).
La duodécima responsabilidad de los líderes y obreros es: “Detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia; pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas; asimismo, compartir la verdad de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprenda de ellas”. Anteriormente, dividimos nuestra charla acerca de esta responsabilidad en doce puntos. El contenido de estos doce puntos se centra principalmente en la manera en que los líderes y obreros deben abordar y atender estos problemas cuando en la iglesia surgen diversas personas, circunstancias y cosas que causan trastornos y perturbaciones, con el objetivo de salvaguardar la obra de la casa de Dios y el orden normal de la iglesia, de modo que cumplan los roles que deben desempeñar y las responsabilidades que deben asumir. Hemos hablado sobre cada uno de los asuntos relacionados con la duodécima responsabilidad de los líderes y obreros en detalle, compartiendo ciertas manifestaciones específicas de cada uno, y hemos citado algunos ejemplos concretos. En lo que respecta a los principios, el contenido compartido es sumamente práctico. Aunque los ejemplos proporcionados pueden no abarcarlo todo, se han compartido con claridad los problemas fundamentales de diversas personas, circunstancias y cosas. En concreto, como líderes y obreros, deberíais comprender este aspecto de la verdad a fin de resolver los diversos inconvenientes que surgen en la iglesia. En primer lugar, es necesario que encontréis las palabras que diseccionan la esencia de los problemas a partir del contenido compartido y que examinéis qué relación tienen con ellos. Una vez que se entiende la esencia de los problemas, es más fácil hallar las soluciones correspondientes y resolver estos problemas conforme a los principios-verdad. Antes de resolverlo, es crucial comprender la esencia del problema. Cuando la comprendas, también deberías entender y captar los principios para abordar dicho inconveniente. Ambos aspectos, tanto la esencia del problema como los principios para resolverlos, resultan indispensables y son temas que los líderes y obreros deben tener en claro. En lugar de aplicar preceptos y magnificar los problemas, solo con captar estos dos principios podrás resolver con precisión todos los inconvenientes y lidiar adecuadamente con las personas, las circunstancias y las cosas que atañen a diversos asuntos. En la actualidad, cuando algunos líderes y obreros lidian con ciertas cuestiones, en parte simplemente están siguiendo preceptos y en parte no logran captar la esencia de los asuntos, y esto puede llevar fácilmente a que agravien a las personas y provoquen irregularidades. Esto requiere una comprensión clara de los detalles, los pormenores y el contexto de los problemas. Además, es importante analizar el comportamiento recurrente de una persona para determinar de manera precisa a qué categoría pertenece. Solo al dominar estos aspectos es posible abordar los problemas conforme a los principios. Cuando realizan su labor, algunos líderes y obreros se limitan a aplicar preceptos para resolver los problemas y a magnificarlos. A su vez, no perciben la verdadera esencia de las personas involucradas, ya sean buenas o malas, ni si su comportamiento es habitual o se trata solo de una transgresión ocasional. Al no poder discernir estos aspectos, son muy propensos a cometer errores. En tales situaciones, si la iglesia tiene la posibilidad de votar, puede evitar algunos de esos errores a efectos prácticos. La existencia de estas irregularidades y equivocaciones en el trabajo de los líderes y obreros puede revelar de forma más evidente si poseen discernimiento y si manejan los asuntos según los principios. También revela si los líderes y obreros poseen la realidad-verdad. Si un líder u obrero que lleva muchos años creyendo en Dios no es capaz de manejar estos problemas reales, es suficiente prueba de que no persigue la verdad.
Después de comprender las responsabilidades que los líderes y obreros deben cumplir, los principios que deben seguir y el alcance de su labor, es necesario que volvamos al asunto de esta etapa de la enseñanza: desenmascarar a los falsos líderes. Este es el tema principal. En relación con la duodécima responsabilidad de los líderes y obreros, el tema que compartiremos hoy son los aspectos del deber que los falsos líderes no cumplen y las manifestaciones de que no realizan un trabajo real. Primero, leamos el contenido de la duodécima responsabilidad. (Número doce: Detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia; pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas; asimismo, compartir la verdad de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprendan de ellas). La duodécima responsabilidad menciona claramente tres aspectos de la obra que los líderes y obreros deben comprender. ¿Qué relación tiene esto con desenmascarar a los falsos líderes? (Primero, debemos entender las diversas responsabilidades de los líderes y obreros en esta labor. Luego, contrastaremos si los falsos líderes han cumplido con ellas y cuáles son sus manifestaciones. Evaluarlo según esta norma resulta relativamente preciso). Así es. Para discernir si una persona es o no un falso líder no hay que mirar su rostro para ver si sus rasgos son buenos o malos, ni hay que mirar cuánto parece haber sufrido de cara al exterior ni cuánto ha corrido de aquí para allá. Antes bien, hay que mirar si cumple con las responsabilidades de los líderes y obreros y si sabe resolver problemas reales mediante la verdad. Este es el único criterio preciso para evaluarla. Es el principio para diseccionar, discernir y determinar si una persona es o no un falso líder. Solo así podrá ser la evaluación justa, en consonancia con los principios, conforme a la verdad y equitativa con todos. Calificar a alguien como falso líder o falso obrero, debe basarse en datos suficientes. No debe basarse en uno o dos incidentes o transgresiones, y ni mucho menos puede servir como base la revelación temporal de corrupción. Los únicos criterios precisos para calificar a alguien son si es capaz o no de hacer un trabajo real y resolver problemas con la verdad, si es o no una persona correcta, si es alguien que ama la verdad y capaz de someterse a Dios, y si tiene o no la obra y el esclarecimiento del Espíritu Santo. Solamente se puede calificar correctamente a alguien de falso líder o falso obrero en función de estos factores. Dichos factores son los criterios y principios para evaluar y determinar si alguien es un falso líder o falso obrero.
Las tres tareas que los líderes y obreros deben realizar dentro de la duodécima responsabilidad
I. Detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que causan trastornos y perturbaciones
La duodécima responsabilidad de los líderes y obreros incluye tres tareas o pasos. Si al completar esta obra se siguen estos tres pasos, se mantendrán los principios de la misma y se habrán cumplido las responsabilidades de esta. ¿Cuáles son estas tres tareas? (Primero: detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la obra de Dios y el orden normal de las iglesias. Segundo: pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas. Tercero: compartir la verdad de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprenda de ellas). Estas tareas son las exigencias para los líderes y obreros en la duodécima responsabilidad. Para empezar, la primera exigencia para los líderes es detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y la vida de iglesia. Es detectarlas de forma inmediata y precisa, en lugar de reaccionar con lentitud e insensibilidad o emitir juicios ciegos e imprudentes; dichos juicios resultan inadmisibles. Debido a su poco calibre y su atolondramiento, algunos líderes y obreros podan y regañan a las personas de manera imprudente por asuntos triviales, las etiquetan arbitrariamente y las juzgan a ciegas sin acatar los principios. Esta forma de trabajar vulnera los principios-verdad. Por lo tanto, los líderes y obreros en la casa de Dios deben, al menos, ser capaces de discernir a las diversas personas, circunstancias y cosas. Solo con discernimiento serán capaces de identificar de manera rápida y precisa los diferentes problemas que surgen en la iglesia. ¿Cuál es el primer requisito para ser capaz de discernir a las diversas personas, circunstancias y cosas? En primer lugar, es necesario entender las exigencias de Dios hacia las distintas personas, así como la forma en que Él las define y los distintos estados que estas desarrollan. Además, es importante diseccionar cómo surgen los diversos estados negativos y cuáles son sus causas. Asimismo, se debe comprender el impacto de las diversas personas, circunstancias y cosas en la obra de Dios y el orden normal de la iglesia. ¿Cuál es el fundamento para cumplir con estas condiciones? ¿Qué trabajo deben asumir, ante todo, los líderes y obreros? Si los líderes y obreros se muestran altivos y distantes, si se comportan como burócratas, si no interactúan con los hermanos y hermanas ni captan sus diferentes estados, si no establecen un vínculo estrecho con los distintos tipos de personas y no las observan detenidamente ni las comprenden en profundidad, ¿es esto aceptable? Indudablemente no lo es. Algunos líderes y obreros a menudo se esconden en sus habitaciones y utilizan la devoción espiritual y la elaboración de artículos de testimonios vivenciales como excusas para ignorar y no captar la obra de la iglesia. A simple vista, parece que trabajan en asuntos de la iglesia al encerrarse en sus habitaciones, pero en realidad se han apartado de la obra de esta y del pueblo escogido de Dios. ¿Puede esta forma de trabajar resolver los problemas que existen en los diversos puntos de la obra de la iglesia? ¿Puede esto ayudar al pueblo escogido de Dios a cumplir con sus deberes adecuadamente? Cuando se encierran en sus habitaciones para redactar artículos vivenciales, ¿experimentan la obra de Dios? En consecuencia, este enfoque no es apropiado. De acuerdo con la duodécima responsabilidad, la labor primordial de los líderes y obreros es detectar con prontitud a las diversas personas, circunstancias y cosas que trastornan y perturban la obra de la iglesia en función de las palabras de Dios y los principios-verdad. Algunas personas preguntan: “¿Que los líderes y obreros estén profundamente involucrados en la vida de iglesia es solo para poder detectar con prontitud y precisión a los que causan perturbaciones y trastornos?”. ¿Es correcta esta interpretación? (No). Es una lectura distorsionada. Los líderes y obreros deben tener la actitud y el enfoque correctos hacia su trabajo y deberían también sumergirse en las bases. Solo de esta manera podrán detectar y resolver los problemas con prontitud y precisión. Si no se sumergen en las bases ni viven con el pueblo escogido de Dios, será muy difícil que detecten todos los problemas de la obra de la iglesia. Si solo son capaces de resolver unos pocos problemas después de que las personas hayan elaborado informes y buscado soluciones, el resultado de esta labor será muy limitado. La forma más errada de obrar de los líderes y obreros es aislarse y trabajar a puerta cerrada, como los antiguos eruditos, que se dedicaban por completo a estudiar los libros de los sabios e ignoraban por completo los asuntos del exterior. Esta actitud y estilo de vida son inaceptables en los líderes y obreros. Te encierras solo en tu cuarto, escuchas sermones, lees las palabras de Dios, redactas notas de devoción espiritual y escribes sermones, pero ¿acaso conocer algunas doctrinas y palabras significa que comprendes la verdad? ¿Quiere esto decir que entiendes las situaciones actuales y los verdaderos estados de las personas desenmascaradas por la verdad? (No). Por lo tanto, aunque una vida de devoción espiritual es fundamental para la labor de los líderes y obreros, lo más importante es que cuenten con los métodos de trabajo y el estilo de vida correctos.
II. Parar y restringir con prontitud a las personas malvadas
La segunda exigencia para los líderes y obreros planteada en la duodécima responsabilidad es que, al detectar a las diversas personas, circunstancias y situaciones que trastornan y perturban la obra de la iglesia, deben ser capaces de emitir juicios con prontitud y precisión. Es necesario que disciernan claramente la naturaleza de las distintas personas y circunstancias, y que entiendan la manera en que estas afectan la vida de iglesia, si amenazan, perturban o sabotean los estados, la entrada en la vida y el cumplimiento del deber del pueblo escogido de Dios, así como si influyen en los resultados de su desempeño de este. Los líderes y obreros deben juzgar y evaluar estos asuntos con prontitud y precisión; esa es su responsabilidad. Si carecen de la capacidad intelectual necesaria para esto y no cuentan con suficiente calibre, no serán capaces de llevar a cabo la obra de la iglesia. Además, es necesario que los líderes y obreros reaccionen y disciernan con agudeza a diversas personas, circunstancias y situaciones. Por ejemplo, cuando en la iglesia surgen conflictos y se producen diferentes trastornos y perturbaciones, eres incapaz de identificar el problema y piensas que no tiene importancia, lo que resultará en que muchas personas se verán afectadas y no cumplirán con sus deberes adecuadamente. ¿No estaríamos ante un líder u obrero adormecido y ciego? (Así es). Esto es un problema con los líderes y obreros. ¿Qué debes hacer cuando descubres que alguien está trastornando y perturbando la obra de la iglesia? Primero, debes comprobar la gravedad del asunto y evaluar y juzgar la esencia de tales personas, y el impacto y las consecuencias de dichos hechos en la obra y en la vida de iglesia. ¿En qué debería basarse tal juicio? En las palabras de Dios y en la verdad. Algunos dicen: “¿Cómo haces para basarlo en las palabras de Dios? A mí me parecen palabras vacías”. En realidad, no lo son. ¿Por qué lo digo? Cuando te enfrentas a tales cosas, o las ves o las escuchas, debes limitarte a compararlas con los asuntos puestos al descubierto por las palabras de Dios. Observa cómo las palabras de Dios dejan en evidencia y diseccionan a tales personas y asuntos, así como la manera en que Él describe estos problemas; por ejemplo, la forma en que desenmascara a los falsos líderes y a los anticristos, o cómo saca a la luz el carácter corrupto de diferentes personas, y demás. Luego, contrastas y diseccionas estos asuntos en función de esas palabras y, a través de la charla con los hermanos y hermanas y tus propias observaciones, podrás por fin evaluar y describir de manera precisa a las personas, circunstancias y cosas que ves, y formular las soluciones que correspondan. ¿Cómo se debe tratar a aquellas personas identificadas como quienes trastornan y perturban? No solo deben ser desenmascaradas y diseccionadas para ayudar a las personas a discernirlas, sino que también hay que pararlas y restringirlas, y hay que echar a aquellos que, a pesar de repetidas advertencias, sigan siendo incorregibles. ¿Qué métodos y enfoques específicos existen a fin de pararlas y restringirlas? (La poda y las advertencias). ¿Es la poda un buen método? (Sí). Exponer sus acciones, señalar sus problemas más graves, diseccionar su esencia y llamarles la atención, ¿no son todos métodos viables? Por supuesto, lo más importante es leerles las palabras de Dios y utilizarlas como fundamento para persuadirlos y diseccionarlos. En caso de que no acepten la verdad y se nieguen obstinadamente a reconocer sus errores, harán falta medidas más severas. Primero, reciben una advertencia; luego, se aplicarán los decretos administrativos de la iglesia para restringirlos y no se permitirá que se cometan fechorías imprudentemente y perturben a los hermanos y hermanas. Además, hay que podarlos y supervisarlos. Todos estos métodos son necesarios y garantizan que el trabajo de la iglesia se realice adecuadamente y que la gente logre la salvación y la guía hacia la senda correcta. Al aplicar estos métodos seguramente se lograrán buenos resultados. Por un lado, lo mínimo que se puede hacer es utilizar la verdad que las personas comprenden para persuadirlas y desenmascararlas, diseccionando su carácter y esencia, poniendo en evidencia la naturaleza de sus acciones y las graves consecuencias que estas pueden acarrear. El siguiente paso consiste en diseccionarlas y discernirlas a partir de las palabras de Dios y describirlas en función de ello. Por supuesto, lo mejor sería que siguieran el consejo, lo aceptaran y se arrepintieran. Ahora bien, ¿qué se debe hacer si se niegan a aceptarlo y continúan perturbando la obra de la iglesia? En tal caso, no hay necesidad de ser cortés. La casa de Dios cuenta con decretos administrativos y, a estas alturas, es necesario pararlas y restringirlas de acuerdo con dichos decretos. Si son creyentes recientes, de poca estatura y no comprenden la verdad, es posible socorrerlas con amor y puedes compartir la verdad para ayudarlas a conocerse a sí mismas. A aquellos que son capaces de aceptar la verdad y arrepentirse, no es necesario pararlos, restringirlos ni podarlos. Si no la aceptan, no se debe a que posean una base poco profunda o poca estatura y no entiendan la verdad, sino que el problema está en su humanidad. En esos casos, hay que utilizar la gestión y el castigo administrativos a fin de pararlos y restringirlos. El efecto final conseguido es defender la obra de la iglesia y el orden normal de la vida de iglesia, de modo que esta se desarrolle de manera organizada. A esto se lo llama enderezar las cosas, y es el resultado que los líderes y obreros deberían lograr en su labor. Solo al lograr este efecto cumplirán con su responsabilidad. Si los líderes y obreros ignoran los problemas que surgen y se limitan a responder de manera superficial con algunas palabras y doctrinas, o a regañar y podar de forma simple a quienes trastornan y perturban la obra de la iglesia con solo unas pocas palabras, ¿será posible resolver el problema? Esto no solo no resuelve el problema, sino que también conduce a un mayor caos en la iglesia: la mayoría de las personas pierden la voluntad de cumplir con sus deberes y, en mayor o menor grado, se sienten perturbadas, y esto afecta al cumplimiento de su deber. ¿Han cumplido tales líderes y obreros con su responsabilidad? (No). Esto demuestra que estos líderes y obreros no son competentes en su labor.
III. Exponer las acciones malvadas de las personas malvadas para que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento y aprenda lecciones
De acuerdo con la duodécima responsabilidad, la tercera exigencia para los líderes y obreros es que, cuando abordan los trastornos y perturbaciones que causan las personas malvadas, deben comer y beber de las palabras de Dios junto con el pueblo escogido de Dios a fin de reflexionar y conocerse a sí mismos y lograr un cambio de rumbo auténtico. Deben ser capaces de guiar al pueblo escogido de Dios para que entre en la realidad-verdad, se despoje de su carácter corrupto y logre seguir a Dios, someterse a Él y dar testimonio de Él. Únicamente este tipo de labor está en consonancia con Sus intenciones. Por un lado, aquellos líderes y obreros que trabajan de esta manera son capaces de resolver problemas y de equiparse de la verdad mientras lo hacen. Por otro, cuando resuelven los problemas a través de compartir la verdad, ayudan a los hermanos y hermanas a entenderla, a saber cómo reflexionar sobre sí mismos y conocerse, a despojarse de su carácter corrupto, a cumplir bien con sus deberes, a saber cómo discernir y tratar a las personas, a lograr seguir y someterse a Dios, a que los demás no los limiten y a mantenerse firmes en su testimonio. En esto consiste cumplir bien con los deberes de los líderes y obreros, y es el principio que deben practicar para resolver los problemas mientras llevan a cabo la obra de la iglesia. Independientemente de los problemas que surjan en la iglesia, lo primero y principal es que los líderes y obreros busquen la verdad, capten las intenciones de Dios y busquen Su guía juntos. Luego, deben buscar aquellas palabras de Dios que sean pertinentes para resolver los diferentes problemas que existen. A medida que resuelven los problemas, los líderes y obreros deben hablar más con los hermanos y hermanas sobre esas palabras pertinentes de Dios y comprender la esencia de los problemas a partir de ellas. Para discernir estos asuntos, también deben hacer que el pueblo escogido de Dios comparta su propio entendimiento. Una vez que la mayoría sea capaz de tener el mismo entendimiento y llegue a un consenso, resultará más fácil resolver los problemas. Mientras los solucionas, no repitas los acontecimientos una y otra vez ni persigas detalles nimios y tampoco culpes a las personas involucradas en los problemas. Al principio, no te centres en cuestiones menores. En su lugar, comparte la verdad con claridad, porque esto revelará la naturaleza de los problemas. Solo este enfoque ayuda al pueblo escogido de Dios a aprender a discernir los problemas en función de las palabras de Dios, a obtener discernimiento a partir de las personas, acontecimientos y cosas que surgen, y a aprender lecciones prácticas de ellos. También les permite comparar las palabras y doctrinas que normalmente entienden con la vida real y comprender realmente la verdad. ¿No es esto lo que deberían hacer los líderes y obreros? Guiar al pueblo escogido de Dios para que entre en la realidad-verdad implica fundamentalmente usar la verdad para resolver las nociones y figuraciones de este y su carácter corrupto. Este enfoque produce los mejores resultados. Cuanto más capaces sean los líderes y obreros de usar la verdad para resolver los problemas, más fácilmente podrá comprenderla el pueblo escogido de Dios. De esta manera, sabrá cómo practicar y aplicar la palabra de Dios en la vida real. Si los líderes y los obreros guían con frecuencia al pueblo escogido de Dios a fin de resolver problemas reales, podrán conducirlo a la realidad-verdad y también le permitirán integrar la palabra de Dios a sus rutinas diarias. Algunas personas dicen: “¿No es un requisito demasiado exigente para los líderes y obreros? ¿Cómo podemos tener tanto entendimiento?”. Quizás no lo tuvieras antes, pero ¿no puedes aprender y practicar para lograr este resultado? Esta es la forma en que la obra de Dios forma a los líderes, obreros y a Su pueblo escogido para entrar en la realidad-verdad. Si no sabes cómo hacerlo, puedes aprender y practicar. Sin importar los problemas que surjan, debes aprender a reflexionar sobre ti mismo y conocerte en función de las palabras de Dios; este es el proceso de práctica. Después de practicar varias veces y obtener resultados, tendrás una senda y sabrás cómo practicar la verdad. Cuando Dios viene a obrar, esta es la manera en la que guía a las personas para que aprendan a entrar en la realidad-verdad. Los líderes y obreros deben comunicarse con los hermanos y hermanas a menudo, enfrentar los problemas con ellos, resolverlos juntos y realizar la obra de la iglesia de manera adecuada. ¿Cómo deben los líderes de la iglesia guiar al pueblo escogido de Dios? La principal manera es guiándolo para identificar y solucionar problemas en la vida real, a practicar y experimentar las palabras de Dios en su vida real, de modo que no solo sea capaz de poner en práctica la verdad, sino también de discernir tanto las cosas negativas como las personas negativas, es decir, los falsos líderes, los falsos obreros, las personas malvadas, los incrédulos y los anticristos. El propósito de discernir a diversas personas es resolver problemas. Solo al solucionar por completo las perturbaciones que causan las personas malvadas y los anticristos, puede la obra de la iglesia avanzar sin obstáculos y se cumplirá en la iglesia la voluntad de Dios. Al mismo tiempo, ocuparse de la gente malvada sirve de advertencia para evitar cometer errores o hacer el mal, lo que le permite a uno lograr temer a Dios y apartarse del mal. De esta manera, no solo llevas a cabo bien tu deber y obtienes la entrada en la vida, sino que también comprendes la verdad y entras en la realidad-verdad. ¿Acaso no es esto matar dos pájaros de un tiro? Cuando entiendes la verdad y puedes resolver problemas, esto demuestra que posees el calibre para ser un líder u obrero y que cumples con los requisitos para ser cultivado en la casa de Dios. Por consiguiente, debes tomar la iniciativa y guiar a los hermanos y hermanas para que aprendan a discernir a diversas personas, acontecimientos y cosas de la vida real, logren comprender la verdad, sepan cómo tratar a todo tipo de personas que trastornan y perturban la obra de la iglesia, conozcan cómo practicar la verdad, traten a las diferentes personas de acuerdo con los principios y compartan la verdad para resolver problemas. Esta es tu responsabilidad. Al practicar de esta manera, entras en la realidad de las palabras de Dios. De cada asunto que se presente en tu vida real, obtendrás lecciones, obtendrás discernimiento y comprenderás las intenciones de Dios, teniendo principios de práctica que atañen a cómo manejar situaciones, tratar a las personas y cumplir con tus deberes. De este modo, serás capaz de practicar la verdad. Dios les exige a las personas que logren tales resultados. Por lo tanto, sin importar el asunto que surja, siempre debes aprender tu lección y desarrollar discernimiento; no puedes dejarlos escapar, ni tampoco puedes perderte ninguna oportunidad de aprender tu lección y desarrollar discernimiento. Dado que ha ocurrido algo, no debemos abordarlo con una actitud negativa y acusadora; en cambio, debemos afrontarlo con actitud positiva. ¿Cómo se hace eso? Buscando la verdad para resolver el problema. Todo el mundo tiene un carácter corrupto, y su humanidad puede ser buena o malvada, así pues ¿cómo podrían no surgir problemas cuando la gente se reúne? ¿Cuál debería ser tu actitud, dado que Dios ha dispuesto este entorno para ti, que te ha mostrado a las personas, los acontecimientos y las cosas que existen a tu alrededor? Gracias a Dios por disponer estos diversos problemas frente a ti. Te está dando la oportunidad de practicar y aprender lecciones y de entrar en la realidad-verdad. Como líder y obrero, debes también agradecerle a Dios por brindarte tal oportunidad. No importa a qué problemas te enfrentes, debes guiar a los hermanos y hermanas para que aprendan a discernir, obtengan lecciones y obtengan conocimientos junto a ti. Además, debes llevarlos contigo a reflexionar y entender qué nociones y figuraciones tienen las personas respecto al problema, qué puntos de vista distorsionados existen, qué lecciones se han aprendido al afrontar esta situación, qué nociones y opiniones erróneas se han resuelto y qué verdades se han comprendido en última instancia. Así es como se debe experimentar la obra de Dios, sin pasar por alto ningún asunto. Si has experimentado la obra de Dios durante varios años y has resuelto muchos problemas, verás que las palabras de Dios son toda la verdad y que sin duda pueden purificar a las personas y salvarlas de la influencia de Satanás. Cuando las personas entienden y obtienen la verdad, verán que las palabras de Dios se cumplen y se llevan a cabo por completo. Cuando el pueblo escogido de Dios sea capaz de practicar y experimentar las palabras de Dios, podrá incorporar Sus palabras en su vida real, utilizarlas correctamente para contemplar a las personas y los asuntos, y medir a las personas y todo lo que hacen según la palabra de Dios, en lugar de confiar en aquello que ven, en lo que sienten y menos aún en nociones y figuraciones. Una vez que aprende estas lecciones, le resulta más fácil vivir según las palabras de Dios, y puede vivir a menudo en Su presencia. Así, los líderes y obreros cumplen plenamente con los estándares de su labor y llevan a cabo sus responsabilidades. Solo cuando los líderes y obreros realizan su trabajo de manera exhaustiva, puede el pueblo escogido de Dios alcanzar estas ganancias. Si en gran parte de las situaciones con las que te encuentras no sabes cómo guiar a los hermanos y hermanas para que aprendan lecciones y no puedes discernir a las diversas personas, acontecimientos y cosas, eres una persona ciega, un atolondrado torpe y estúpido. Ante tales situaciones, no solo te verás abrumado, sin saber cómo manejarlas y sin ser apto para esta labor, sino que esto también repercutirá en la manera en la que los hermanos y hermanas experimentan a estas personas, acontecimientos y cosas. Si no lidias con las situaciones como corresponde, si no haces ningún trabajo, ni mencionas nada de lo que deberías para compartir la verdad, y eres incapaz de decirles algo beneficioso o edificante a los demás, entonces, cuando muchos se enfrenten a estas personas, acontecimientos y cosas que causan trastornos y perturbaciones, no solo no podrán aceptar estos asuntos de parte de Dios ni abordarlos de manera positiva y activa y aprender lecciones de ellos, sino que sus nociones y su cautela con respecto a Dios se agravarán cada vez más, al igual que su desconfianza y su sospecha hacia Él. ¿No es esta la consecuencia de que los líderes y obreros carezcan de la realidad-verdad y no puedan usar la verdad para resolver los problemas? ¿No evidencia esto que los líderes y obreros no son capaces de realizar un trabajo real? No has llevado a cabo la obra de la iglesia como es debido, no has cumplido la comisión que Dios te confió, no has desempeñado las responsabilidades de los líderes y obreros, y tampoco has guiado a los hermanos y hermanas para que se alejen del poder de Satanás, y siguen viviendo bajo un carácter corrupto y las tentaciones de Satanás. ¿Acaso no estás retrasando la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios? ¡Les causas un gran daño a las personas! Como líder u obrero, deberías aceptar la comisión de Dios para guiar a los hermanos y hermanas ante Él, para permitirle al pueblo escogido de Dios que coma y beba de Sus palabras, logre comprender la verdad y cumpla con sus deberes de acuerdo con los principios, y así fortalezca su fe en Dios. Además de no haber practicado de esta manera, tampoco has frenado ni resuelto las perturbaciones que causan las personas malvadas, y has perjudicado la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Después de creer en Dios tantos años, no ha progresado y tampoco ha comprendido la verdad ni adquirido ningún conocimiento de Él, sino que incluso, ha desarrollado muchas nociones y malentendidos sobre Dios, sin una sumisión real en absoluto. ¿Acaso todo lo que has hecho no es trastornar y perturbar la obra de Dios? No solo no has guiado al pueblo escogido de Dios hacia la realidad-verdad ni lo has protegido; sino que has permitido que las personas malvadas lo perturben y que los anticristos lo desorienten y lo controlen. ¿Acaso no has hecho cosas que hieren a tu propio pueblo y complacen a tus enemigos? ¿No estás siendo ayudante y cómplice del mal? Has trabajado durante mucho tiempo; no obstante, además de no haber conseguido resultados positivos, has hecho que la distancia entre los hermanos y hermanas y Dios sea cada vez mayor y, al haber permitido que el pueblo escogido de Dios haya creído en Él durante años sin entender la verdad ni saber discernir los trastornos y perturbaciones de las personas malvadas, has afectado de manera muy significativa a su entrada en la vida. ¿Cuál es el problema aquí? ¿No es esto hacer demasiado mal? Independientemente de la obra que los líderes y obreros realicen, si no pueden actuar conforme a las exigencias de Dios ni manejar los asuntos y resolver los problemas según los principios-verdad, su impacto repercutirá más allá de ellos mismos o de unas pocas personas: afectará a la obra de la iglesia, a la entrada en la vida de todo el pueblo escogido de Dios en la iglesia, a sus resultados en el cumplimiento del deber, a los resultados de la divulgación del evangelio del reino, e incluso a si el pueblo escogido de Dios puede salvarse y entrar en Su reino; todos estos ámbitos podrían verse afectados. Algunas personas creen en Dios, pero siguen a falsos líderes y anticristos, y esto los conduce a la ruina. Lo mismo sucede en el caso de las personas en círculos religiosos, a las que los pastores y ancianos desorientan y controlan, y a consecuencia de ello no logran recibir a Dios en Su regreso y, en cambio, son abocados al desastre. Todo esto es cierto y demostrable. ¡Por eso, la capacidad de discernir a falsos líderes y anticristos es extremadamente beneficiosa para la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios!
La duodécima responsabilidad de los líderes y obreros les exige que realicen tres tareas fundamentales: primero, deben detectar a las personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la obra de la iglesia. Segundo, tras discernirlos y definirlos, deben parar y restringir a las personas malvadas con prontitud. Tercero, al pararlas, restringirlas y darles la vuelta a las cosas, deben compartir con frecuencia las palabras de Dios a los hermanos y hermanas para desenmascarar las malas acciones de las personas malvadas, y vigilar de cerca las reacciones y las comprensiones de los hermanos con respecto a dicho asunto, al tiempo que corrigen con prontitud cualquier punto de vista erróneo que posean. Desde luego, cuando algunos hermanos que persiguen la verdad tienen conocimientos, hay que animarlos a compartir más. Además, los líderes y obreros deben ayudar a los que son débiles o tienen poca estatura y alentarlos a expresarse más. El resultado deseado es ayudar a los hermanos y hermanas a desarrollar discernimiento, a obtener lecciones a partir de los acontecimientos que ocurren y que aprendan a discernir a las personas y los asuntos. El propósito de esto es hacer que comprendan de manera precisa los diferentes tipos de personas, las traten mediante los métodos correctos conforme a los principios-verdad y que, al mismo tiempo, también aprendan lecciones ellos mismos. ¿Qué lecciones deben aprender? Deben observar cuál es la postura que Dios adopta hacia esas personas cuando las disecciona y expone sus estados. Conocer Su postura hacia ellas deja más claro qué tipo de persona se debe ser y qué tipo de senda tomar, ¿no es cierto? (Sí). En pocas palabras, el resultado definitivo que se desea lograr es que el pueblo escogido de Dios entienda la verdad y entre en la realidad en los entornos de la vida real, para que pueda cumplir con sus deberes normalmente y se someta a las instrumentaciones y arreglos de Dios. De esta manera, el desempeño de los líderes y obreros en la obra de la iglesia se ajustará a Sus intenciones. A juzgar por los tres pasos para llevar a cabo esta obra, ¿les resulta difícil a los líderes y obreros hacer esta labor de manera correcta? (No). Si esta depende de la bondad y la aptitud humanas, es probable que resulte algo extenuante realizarla bien, porque no lograrás el resultado que Dios exige y tampoco cumplirás las verdaderas responsabilidades de los líderes y obreros. ¿Es posible que realices esta labor correctamente si dependes del carácter corrupto de los humanos? (No). Para ser precisos, fiarse de un carácter corrupto para llevarla a cabo supone actuar de acuerdo con tus propias ideas. ¿Cuál será el resultado? (Causará caos en la iglesia). Esta es una de las consecuencias: cuanto más trabajes, más caóticas se volverán las cosas. ¿Qué es el caos? ¿Cuáles son los estados específicos del caos? Es cuando las personas en las reuniones no pueden comer ni beber de las palabras de Dios con normalidad ni compartir la verdad. Siempre hay gente malvada e incrédulos que causan perturbaciones, o surgen constantes disputas en las que todos se aferran a sus propias opiniones y forman facciones y grupos. Los hermanos y hermanas carecen de discernimiento y se sienten perdidos, y aquellos con entendimiento espiritual que aman la verdad también se sienten perturbados y su vida no crece. En una iglesia así, las personas malvadas y los incrédulos tienen el poder absoluto y el Espíritu Santo no obra. En una iglesia así, independientemente de lo que ocurra, todos hablan al mismo tiempo y expresan todo tipo de opiniones, pero apenas se expresan puntos de vista correctos. La iglesia se divide rápidamente en varias facciones, no hay unidad entre las personas y no hay rastro de la obra ni la guía del Espíritu Santo. Las personas desconfían unas de otras y se miran con recelo, dos o tres grupos luchan por el poder y el beneficio, cada uno busca quien lo apoye y ataca y excluye a los disidentes, y es posible que se cometan todo tipo de acciones malvadas. Esta es la escena del caos. ¿Cómo se origina esta situación? ¿No sucede porque los líderes y obreros son incapaces de hacer su labor? (Sí). Estas consecuencias se generan porque los líderes y obreros trabajan según sus propias ideas. ¿Qué significa obrar según las propias ideas? Significa no comprender la verdad, carecer de principios y actuar a ciegas conforme al carácter corrupto y las nociones y las figuraciones humanas, lo que lleva a un estado aún más caótico en la iglesia. Algunas personas podrían decir: “¿Cómo puede haber personas malvadas que causen perturbaciones en la iglesia? No sé quién tiene razón y quién no, ni de qué lado estar”. Puede que otros digan: “La iglesia está dividida en varias facciones. ¿Cómo se supone que deberíamos vivir la vida de iglesia? Todas las reuniones son improductivas y una pérdida de tiempo. Seguir creyendo de esta manera no dará ningún resultado”. Cuando una iglesia se vuelve tan caótica que el pueblo escogido de Dios no puede vivir la vida de iglesia, Dios la desdeña por completo. Esto muestra a las claras que, en tanto las personas malvadas y los incrédulos ejerzan el poder, arruinarán la iglesia. Sin gente buena ni personas que practiquen la verdad que actúen como líderes y obreros, la iglesia no puede funcionar. Sin ellas, ¡será imposible mantener las cosas bajo control! Si no se restringe a los malvados y a los incrédulos, no habrá vida de iglesia, y su orden normal se estropeará por completo y se convertirá en un desastre. Este es el resultado cuando los líderes y obreros no cumplen bien con su labor. Si no pueden aceptar la verdad, respetar las intenciones de Dios ni confiar en Él, no serán capaces de llevar a cabo la obra de la iglesia adecuadamente. No podrán resolver ningún problema que surja en ella ni las dificultades a las que se enfrente el pueblo escogido de Dios. ¿Pueden tales líderes y obreros lograr buenos resultados si ejercen el poder? Solo pueden traer caos a la iglesia, y esto es en última instancia la clase de situación que se da. Esta iglesia entonces se vuelve inhóspita, se transforma en un lugar donde Satanás ostenta el poder, y se deteriora hasta ser otra cosa. Dios no la reconocerá y el Espíritu Santo no obrará en ella. Tal iglesia no es una iglesia aunque así la llamen, y debería cerrarse.
Diseccionar las manifestaciones de los falsos líderes con respecto a la duodécima responsabilidad
I. El calibre de los falsos líderes es escaso y no son capaces de detectar los problemas causados por los trastornos y las perturbaciones
De acuerdo con lo descrito en la duodécima responsabilidad, estas son las tareas que deben cumplir los líderes y obreros. Por el momento no hablaremos sobre ningún otro ejemplo específico. El tema de la enseñanza de hoy se centra en exponer las manifestaciones específicas de los falsos líderes durante su desempeño de estas tareas y en identificar qué comportamientos reflejan su esencia y permiten clasificarlos como tales. Este es el tema principal de la charla de hoy. Primero, la exigencia para los líderes y obreros en esta labor es detectar con prontitud a las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia. La detección con prontitud es un estándar obligatorio para los líderes y obreros. Siempre que algo surja, apenas se presente el más mínimo indicio de que algo no funciona correctamente, como señales de que personas malvadas comienzan a operar o que alguien muestre signos de causar problemas, los líderes y obreros deben percibirlo y estar alerta. Si están adormilados y son estúpidos, será problemático. Particularmente en situaciones donde existen personas malvadas que causan perturbaciones, tan pronto como empiece a surgir este problema y no esté claro qué intenciones tienen o cómo se desarrollará la situación —es decir, cuando los líderes y obreros aún no pueden desentrañar este asunto— no deben actuar a ciegas ni alertar prematuramente a estas personas para evitar juicios erróneos. Sin embargo, esto no implica no reparar en la situación o no ser consciente de ella. Al contrario, implica esperar y observar para ver cómo se desarrollan las cosas y cuáles son las intenciones, objetivos y motivos de dichas personas. Este es el trabajo que deben realizar los líderes y obreros. Cuando la situación avanza a un cierto punto y estas personas comienzan a descargar negatividad y difundir falacias, perturbando al pueblo escogido de Dios, los líderes y obreros deben actuar con prontitud. Deben alzarse sin dudar para exponer, diseccionar y limitar los hechos malvados de tales individuos, y ayudar a los demás a aprender lecciones y a discernir y calar a las personas malvadas. Este es el proceso de detectar con prontitud y precisión a las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban, y quiere decir que los líderes y obreros están realizando esta labor. El objetivo principal de esta tarea es detectar a las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la obra de la iglesia y resolverlos con prontitud. Esto es lo que pueden lograr los líderes y obreros. Entonces, ¿cuáles son las manifestaciones de los falsos líderes en esta labor? ¿Cómo podemos diseccionarlos y discernirlos? Es evidente que no son capaces de detectar con prontitud y precisión las perturbaciones que las personas malvadas ocasionan en la obra de la iglesia. Este es el problema más evidente en su desempeño de la obra de la iglesia; carecen de discernimiento con respecto a las perturbaciones que los individuos malvados generan en esta. ¿Por qué cabe afirmar que los falsos líderes no pueden detectar problemas ni llegar a ver la esencia de estos? Las acciones de algunas personas claramente son trastornos y perturbaciones para la obra de la iglesia y, sin embargo, los falsos líderes no pueden discernir ni percibir los problemas; están ciegos. Algunas personas descargan negatividad, desorientan y perturban a otros en la iglesia. Otras forman grupos, se involucran en negocios turbios y a menudo juzgan a ciertos individuos a sus espaldas. Otras tantas coquetean y se seducen entre sí imprudentemente. Los falsos líderes fingen no ver estas cosas; son completamente ajenos a la gravedad de estos problemas y a cuántas personas verán afectada su búsqueda de la verdad y cumplimiento del deber si no se resuelven, así como qué consecuencias tendrán, por lo que las ignoran. Cuando algunos perciben que hay problemas y se los hacen saber a un falso líder, puede que este responda: “Son todos hermanos y hermanas; ¿quién no revela algo de corrupción? ¿Quién no tiene emociones y deseos? ¡No juzguéis ni critiquéis a los demás a la ligera!”. Por absurdo, perverso o contrario a la verdad que sea algo en la iglesia, un falso líder simplemente no lo ve. Algunas personas, durante las reuniones, siempre hablan con negatividad, diciendo cosas como: “Repite todo el tiempo que el día de Dios está cerca, pero ¿cuándo llegará realmente?”. Esto afecta a algunos hermanos y hermanas de forma inconsciente, pero ¿cuál es la reacción del falso líder? Lo ve como una debilidad normal y no se da cuenta de que en realidad se trata de descargar negatividad y desorientar y perturbar a los demás. Algunos hermanos y hermanas claramente se ven afectados al cumplir con sus deberes. Ya no quieren predicar el evangelio ni se suman de manera positiva o proactiva a las reuniones. Cada vez que hay una reunión, hay que llamarlos para que asistan. Sin embargo, el falso líder no lo considera un problema y, cuando surge, no se da cuenta de los cambios que ocurren entre todos los miembros de la iglesia. Se limitan a organizar reuniones de manera mecánica y por costumbre, ajenos a lo que sucede entre bambalinas, a los cambios en el estado de las personas, a los problemas que tienen, a quiénes los causaron, a quiénes son los principales responsables, a quién los ha originado y a qué cuestiones es necesario resolver; no perciben nada de esto. ¿No pueden detectar estas cosas porque están ciegos? (No). Si no están ciegos, ¿por qué, cuando surgen trastornos y perturbaciones graves y falacias evidentes en la iglesia, no logran verlos ni detectarlos? Es obvio que este líder está ciego y carece de entendimiento espiritual. Algunas personas dicen: “Si bien no es capaz de detectar estos problemas, puede leerles las palabras de Dios a las personas durante las reuniones. Independientemente de si las personas entienden lo que lee o si da algún resultado, sigue leyendo las palabras de Dios con persistencia. Solo por esa razón, se lo podría considerar un buen líder”. Se centra únicamente en leer las palabras de Dios, pero, si esto no produce resultados, ¿acaso no lo hace solo por inercia? Si no puede resolver problemas, ¿qué beneficio pueden obtener las personas de las reuniones? Entonces, ¿es este líder un falso líder? (Sí). Una de las manifestaciones de los falsos líderes al realizar esta labor es la ceguera. Están ciegos; por muy evidente que sea el problema que tienen frente a ellos o que esté sucediendo a su alrededor, no pueden verlo ni identificarlo. Por fuera, puede parecer que valoran las palabras de Dios más que la persona promedio. Sin embargo, no entienden de qué tratan, a quiénes se refieren ni qué situaciones abordan; no logran relacionar las palabras de Dios con la vida real. Entonces, ¿cuál es el entendimiento que comparten? ¿Se ajusta a la verdad? ¿Pueden resolver problemas reales? (No). Cuando predican, solo escupen una retórica vacía, como si tuvieran un gran entendimiento de la verdad, pero no pueden identificar las perturbaciones evidentes que las personas malvadas causan en la iglesia y actúan como si nada hubiera sucedido. ¿Demuestra esto que entienden la verdad y tienen discernimiento? ¿Poseen un entendimiento genuino de las palabras de Dios? (No). Si pueden leer las palabras de Dios con normalidad, ¿por qué no pueden usarlas para observar y resolver problemas? ¿Por qué sus mentes nunca se abren cuando las leen? ¿Por qué no tienen un corazón sagaz al leer las palabras de Dios? ¿Cuál es el origen de este problema? ¿Por qué están ciegos? ¿Cuál es la causa de su ceguera? (Que no son capaces de comprenderlas y tienen un calibre extremadamente pobre). Correcto. No es que sus ojos estén ciegos, sino que su corazón está ciego. ¿Qué significa tener un corazón ciego? Significa que sus aptitudes son deficientes y que carecen de la capacidad para comprender las palabras de Dios. No importa cuántas lean, solo las entienden superficialmente. No pueden relacionarlas con las diversas personas, acontecimientos, cosas y situaciones que surgen en la iglesia, ni pueden abordar, manejar ni resolver distintos problemas de acuerdo con los principios-verdad. Esa es la raíz de su ceguera: su calibre es escaso y no son capaces de realizar esta labor. Por lo tanto, por mucho que estudien con esmero y se entrenen rigurosamente, y por mucho que se esfuercen para compensar su falta de habilidad, ¿pueden cumplir bien las responsabilidades de los líderes y obreros? No pueden. Son muy lamentables. Por mucho que se equipen de palabras y doctrinas, no pueden cumplir bien las responsabilidades de los líderes y obreros ni desempeñar esta labor.
Acabamos de hablar sobre una de las manifestaciones de estos falsos líderes, que es su incapacidad para ver que las acciones de las personas malvadas y los anticristos causan perturbaciones en la iglesia, así como para desentrañar la esencia de dichos individuos. Cuando se encuentran con situaciones en las que personas malvadas generan trastornos y perturbaciones, puede que en algunas ocasiones noten pequeñas señales o, ya sea debido a su experiencia, percepción o intuición, simplemente sienten que algo no está del todo bien, que los gestos de esa persona, su mirada y sus palabras resultan un tanto extraños. Puede que tengan una pequeña sensación, pero no logran desentrañar muchas cosas ni detectar la mayoría de los problemas. ¿Por qué no son capaces de desentrañar la esencia de los problemas? Esto supone otro asunto más. Son muy aplicados, permanecen en sus habitaciones todo el día escribiendo sermones, tomando notas sobre sus devociones espirituales y lo que entienden y experimentan de las palabras de Dios, aprendiendo himnos, fijando objetivos en cuanto a la cantidad de veces que orar, la cantidad de palabras de Dios que leer, el número de sermones que escuchar cada día y el tiempo que dedicar a escribir un artículo de testimonio vivencial. Llevan a cabo todas estas tareas, así que ¿por qué no logran desentrañar las cosas cuando suceden? No comprenden la verdad. Solo pueden escupir palabras y doctrinas y no son capaces de resolver problemas reales. Algunas personas expresan palabras y doctrinas en todo momento para desorientar a otros, y los falsos líderes no logran darse cuenta. Aunque a veces sienten que algo no está bien y que podría existir un problema, como ven que esas personas no parecen malvadas, se limitan, no obstante, a permitir atolondradamente que la situación pase. No son capaces de buscar los principios-verdad para discernir tales problemas e, incluso si han leído las palabras de Dios que exponen los estados y la esencia de estas personas, no saben cómo relacionarlas con las situaciones. No pueden pensar con claridad y no logran desentrañar tales cosas. Cuando desean buscar, no saben cómo expresarlo. Hablan durante mucho tiempo sin explicar la esencia del problema, ni describir claramente cómo son las manifestaciones generales de tales personas, su humanidad, su búsqueda, su desempeño de sus deberes, sus aspiraciones de esforzarse por Dios y su actitud hacia la verdad, ni si son personas que aceptan la verdad. Estos falsos líderes no pueden desentrañar ni explicar estos asuntos con claridad. Aun cuando perciben que hay un problema, divagan y dicen muchas cosas sin lograr aclarar su argumento. Los que los escuchan necesitan saber discernir, extraer los puntos clave y analizar sus palabras para saber las preguntas que están planteando, el estado general de la persona que describen y, en última instancia, determinar la esencia de esa persona, es decir, si es buena o malvada, si persigue la verdad o si solo contribuye con mano de obra. Cuando le pides a un falso líder que describa un problema o formule una pregunta, nunca logra explicar claramente la raíz, la esencia ni el quid del problema. En resumen, los falsos líderes carecen de una actitud específica frente a los problemas que no pueden desentrañar y, respecto a aquellos en los que pueden detectar ciertas señales, tampoco logran discernir la esencia de estos problemas. Incluso en los casos en los que algunas personas descargan negatividad y divulgan nociones, impactando de manera adversa en la vida de la iglesia, no pueden desentrañarlo. No pueden desentrañar ni determinar la esencia de un problema desde su superficie ni desde su fase germinal. Por supuesto, desentrañar la esencia de un problema no es algo sencillo. Lo más importante en la obra de la iglesia es desentrañar la esencia de las diversas personas en función de las palabras de Dios. Aquellos que comprenden la verdad son capaces de lograrlo, no así los falsos líderes y los falsos obreros. Cuando ven que los anticristos perturban la obra de la iglesia, no pueden desentrañar la esencia del problema y hasta los defienden y dicen: “Solo están revelando ciertas actitudes corruptas y son un poco arrogantes, obstinados y arbitrarios. Aun así, son capaces de soportar adversidades mientras cumplen con sus deberes. Por lo tanto, no deberíamos juzgarlos ni condenarlos. No hagamos una montaña de un grano de arena”. Otros preguntan: “Si pueden soportarlas mientras cumplen con sus deberes, ¿son personas que persiguen la verdad? ¿Han provocado, desorientado o han atraído a otros en secreto? ¿Se han glorificado y han dado testimonio de sí mismos?”. Los falsos líderes no logran desentrañar estos temas. Hay incluso algunas personas que, con el pretexto de dar testimonio de Dios, lo calumnian y lo blasfeman adrede y difunden rumores deliberadamente, a la vez que diseccionan y afirman conocer sus propias nociones acerca de Él. Tras escuchar esto, puede que los falsos líderes perciban que lo que dicen suena un poco extraño, pero no pueden desentrañar la gravedad del asunto ni mucho menos percibir el impacto negativo y las graves consecuencias que estas palabras acarrean. Por lo tanto, varios trastornos y perturbaciones que ocurren justo ante sus ojos pasan completamente desapercibidos para ellos, o, si los notan, no saben cómo describirlos ni cómo relacionar las palabras de Dios con estas situaciones. Estos asuntos, que son bastante evidentes, se convierten para ellos en una confusión total. Los falsos líderes son torpes. En la iglesia, no son capaces de discernir quiénes son las personas que persiguen la verdad ni cuáles son los verdaderos creyentes que pueden aceptarla. No pueden discernir a las personas que no persiguen la verdad, pero que aún pueden contribuir con mano de obra y que, sobre todo, están dispuestas a pagar un precio, a actuar conforme a los principios y que, aunque de vez en cuando expresen palabras negativas, son relativamente obedientes y sumisas. Tampoco pueden discernir a quienes desempeñan únicamente roles negativos, descargan su negatividad, juzgan a los demás y albergan en todo momento nociones respecto a los arreglos de la obra en la casa de Dios y a las normas y exigencias de cada punto de dicha obra, albergando una actitud de rechazo en lugar de aceptación y siendo particularmente irrespetuosos con respecto a estas cuestiones, incluso llegando a juzgarlas. En resumen, los falsos líderes no son capaces de desentrañar a ningún tipo de persona. Peor aún, en la iglesia hay quienes frecuentemente difunden nociones, descargan negatividad y ni siquiera leen las palabras de Dios en las reuniones. Siempre forman camarillas, sienten celos y se involucran en peleas. Algunas personas siempre quieren ser líderes, beneficiarse de la iglesia y apoderarse de los bienes de la casa de Dios. También hay quienes a simple vista parecen tener algo de buen comportamiento, pero no desempeñan ningún papel positivo en sus deberes. Los falsos líderes no pueden desentrañar a estos personajes negativos ni categorizarlos. No logran desentrañar qué senda recorren tales personas, cuál es su esencia y si son personas que aceptan la verdad. ¿No es esto un problema de aptitud de los falsos líderes? Su calibre es extremadamente pobre. Lo que llevan a cabo es un verdadero caos, y cualquier labor de la que se ocupan termina siendo un desorden absoluto.
Hay personas que, al hacer compras para la casa de Dios, gastan ofrendas sin principios y adquieren artículos de forma arbitraria sin pedir permiso. Ante esto, los falsos líderes dicen: “Aunque gastaron un poco más, sus intenciones eran buenas. Cuando se compran objetos para la casa de Dios, debemos elegir lo mejor; no es un despilfarro. ¿No es esta la manera en la que debemos usar las ofrendas?”. ¿Acaso hay algún principio en sus palabras? (No). Entonces, ¿qué clase de palabras son estas? ¿No son atolondradas? Las palabras que carecen de principios son atolondradas, al igual que lo son las que no tienen fundamento. Algunas personas a menudo dicen palabras y doctrinas durante la vida de iglesia, son particularmente elocuentes, se expresan de manera estructurada, su discurso suena muy organizado y poseen excelentes habilidades para la oratoria. ¿Qué opinan los falsos líderes sobre estas personas? Dicen: “Nuestra vida de iglesia depende completamente de tal persona. Es la más elocuente y comprende mejor que nadie las palabras de Dios. Sin ella, nuestra vida de iglesia sería muy monótona y aburrida”. Ignoran que estas personas se limitan a expresar palabras y doctrinas. Por más que las escuchen, las personas no obtendrán edificación alguna, no entenderán la verdad ni sabrán cómo relacionarlas consigo mismas para comprender su propio estado y resolver sus problemas. Bajo la adulación y el estímulo de los falsos líderes, las personas que hablan palabras y doctrinas, que disfrutan ser el centro de atención, e incluso aquellos que frecuentemente se desvían del tema en sus intervenciones y hablan de manera dispersa sobre temas extravagantes, sin sentido y amplios en cada encuentro, tienen la oportunidad de expresarse. Los falsos líderes no logran discernirlos e incluso los consideran individuos dotados de talento y los elogian con frases como: “¡Qué bien habláis! ¿Por qué no escribís artículos de testimonios vivenciales? ¡Es una lástima!”. En la iglesia, los falsos líderes consideran que esos estudiantes universitarios, profesores e intelectuales son tesoros. Afirman: “Estos intelectuales y profesores son personas talentosas y poseen amplia experiencia y prestigio en la sociedad. Si se convierten en líderes y obreros en la iglesia, se llevará a cabo mucha más obra y el pueblo escogido de Dios se beneficiará y se enriquecerá mucho más. En el futuro, la obra de la iglesia dependerá completamente de ellos. Si estos intelectuales nos guían, nuestra fe en Dios indudablemente traerá bendiciones”. Por lo tanto, en las iglesias donde existen falsos líderes, aquellos que tienen estatus en la sociedad, los que están informados, los que son elocuentes, los que hablan sobre palabras y doctrinas de manera vacía, los que cuentan con cierto prestigio y demás —todos aquellos que carecen en absoluto de la realidad-verdad— ocupan cargos dominantes en la iglesia, y los falsos líderes los consideran las fuerzas clave e incluso los supuestos pilares de la iglesia. Cuando ocurre algo en la iglesia, los falsos líderes dicen: “Pregúntale a fulano, fue el director ejecutivo de una empresa”, o: “Consúltalo con mengana, fue profesora en tal universidad”, o: “Pídele a zutano, era el principal abogado de un bufete”. Estos falsos líderes los tratan como los pilares y fuerzas clave de la iglesia. ¿Puede la vida de iglesia ser positiva bajo estas condiciones? (No). Entonces, ¿cuál es el resultado? Estos supuestos pilares y fuerzas clave compiten en secreto o incluso abiertamente por el estatus y forman camarillas, y a menudo difunden nociones y esparcen rumores. Muchas veces excluyen y reprimen a los hermanos y hermanas en la iglesia que son verdaderos creyentes, que aman la verdad, que pueden aceptarla y que la comprenden de manera pura. Estas supuestas personalidades distinguidas de la sociedad, ya sea al llevar a cabo sus deberes como cuando emprenden cualquier tarea, no son leales ni actúan nunca según los principios-verdad, sino que siguen exclusivamente las prácticas de la sociedad secular. Por lo tanto, en este tipo de iglesia, quienes realmente persiguen la verdad y poseen un entendimiento puro, cierta humanidad y sentido de la rectitud no tienen espacio para hablar ni derecho a expresarse, y mucho menos derecho a tomar decisiones. Sin importar lo que pase en la iglesia, siempre es este grupo de supuestos miembros más importantes el que toma las decisiones finales. Los falsos líderes idolatran y confían ciegamente en estas personas, y cada vez que algo ocurre acaban recurriendo a ellas para solucionarlo. Si estas personas persiguieran la verdad y actuaran conforme a los principios-verdad, sería algo positivo. No obstante, la mayoría de estas personas no persigue la verdad. Tienen cierto conocimiento y educación, así como estatus social y, encima, su humanidad es falsa e insidiosa, son elocuentes y expertos en desorientar a otros. Esta es justamente la esencia-naturaleza de los anticristos. ¿Cuál es el resultado de que los falsos líderes dependan de estas personas? Echan a perder por completo toda la obra de la iglesia y alteran el orden de la vida de iglesia, perjudican la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios y llevan a la iglesia a perder completamente su testimonio. Algunos falsos líderes esperan contar con una figura prominente en la iglesia que entienda de política y de temas de actualidad. Piensan: “Si hubiera alguien así para expandir la escala de la iglesia, reafirmar su influencia y mejorar su reputación, habría esperanza en la obra de divulgación del evangelio. ¡Sería verdaderamente un motivo de celebración!”. En las iglesias bajo el control de falsos líderes, algunas personas discuten ampliamente sobre política, temas de actualidad, la situación internacional y asuntos domésticos durante la vida de iglesia. Conversan sobre la vida privada de figuras políticas de alto nivel e incluso analizan las conspiraciones y tramas manifiestas de estos líderes de manera clara y lógica. Los falsos líderes, llenos de envidia, comentan: “¡Finalmente, nuestra iglesia tiene a una figura importante que nos ayudará a guardar las apariencias! Siempre solía sentirme desanimado y frustrado y no podía mantener la frente en alto, porque nuestra iglesia carecía de este tipo de personaje influyente. Pero ahora contamos con alguien así en ella. Por lo tanto, deberíamos permitir que esta persona haga y diga lo que quiera y darle libertad. ¿Acaso la casa de Dios no practica la libertad y los derechos humanos? ¿No se enfatizan los derechos humanos en la Era del Reino?”. Los falsos líderes tratan como tesoros únicos a aquellos a los que les gusta hablar de política y comentar sobre personas famosas, a los que a menudo hablan sin cesar sobre ideas altisonantes y vacías entre la gente, y desean cultivarlos para que se conviertan en los pilares y sostenes de la iglesia. Por consiguiente, los alientan y los elogian con frecuencia y temen que, si se vuelven negativos, esto impacte en la obra de la iglesia. En resumen, estos falsos líderes están adormilados y ciegos. No pueden detectar con prontitud a las diversas personas que trastornan y perturban la obra de la iglesia. Incluso si logran hacerlo, no pueden desentrañar la esencia de las personas malvadas. No son ni siquiera capaces de calar a quienes evidentemente son malvados y encajan en la categoría de anticristos, como los que forman camarillas y establecen reinos independientes. Cuando ven que los anticristos forman camarillas, hacen alarde de sus habilidades y usan a su antojo el inmenso poder que ejercen, ¿cómo los evalúan los falsos líderes? Dicen: “Esta persona es extraordinaria, ¡realmente es asombrosa! No había notado este talento antes. Es mucho mejor que yo y de verdad me avergüenza. Mira sus habilidades; sabe hacerse cargo de los asuntos y no se aferra a ellos, habla con elegancia y cumple su palabra. Yo, en cambio, no valgo nada y parezco una nenaza”. Admiran en gran medida a los anticristos, se inclinan ante ellos y se convierten por propia voluntad en sus seguidores. Una característica de esta manifestación de los falsos líderes es la ceguera, y otra es el adormilamiento. En general, la esencia de este problema con los falsos líderes es su escaso calibre.
Los seres humanos poseen ojos que les permiten ver las cosas. Después que una persona ve algo, su mente reacciona, formula juicios y, tras hacerlo, desarrolla una opinión y obtiene una senda de práctica. Esto demuestra que no son ciegos: independientemente de lo que vean, reaccionan de manera normal y saben cómo afrontarlo y abordarlo. Esta persona piensa de manera normal. Las personas disponen de un proceso mediante el cual responden a lo que observan; lo reflexionan y lo meditan en mayor o menor medida. A medida que sus pensamientos se desarrollan, en sus mentes se forma paulatinamente una imagen de eso, y gestan sus propias opiniones, comportamientos y enfoques. Entonces, ¿cuál es el requisito previo para que ocurran estas cosas? Los ojos de la persona deben ser capaces de ver cosas y luego transferir la información recopilada a su cerebro y su mente para su contemplación. Si una persona puede ver, no es ciega, y entonces puede pensar, reflexionar, ser consciente, tener comportamientos y opiniones, y, en última instancia, llegar a las conclusiones correctas. Por supuesto, llegar a ellas requiere de cierto tiempo. ¿Qué significa ser consciente y tener opiniones y comportamientos antes de llegar a estas conclusiones? Que su mente está activa, no adormecida, lo cual indica que la persona está viva y no muerta. Los falsos líderes tienen escaso calibre. ¿En qué aspectos es escaso? Carecen de ambas cualidades. Tienen los ojos abiertos, pero no pueden percibir lo que está sucediendo o desarrollándose, y esto es estar ciegos. Además, cuando ven algo, sus mentes no reaccionan; no generan opiniones ni pensamientos, y carecen de los medios o las formas correctas para juzgar y, por lo tanto, llegar a conclusiones. Esto es estar adormilado en espíritu. Las personas adormiladas en espíritu no pueden discernir nada, carecen de valoraciones correctas y juicios precisos, y al final no pueden llegar a las conclusiones correctas ni saben cómo abordar, manejar ni resolver los asuntos en cuestión. Esto es estar adormilado y ser torpe. Si una persona está tan adormilada y es tan torpe en espíritu que no reacciona en absoluto ante ningún acontecimiento, es lo mismo que estar muerta; esto describe el asunto a la perfección. Por ahora, dejemos de lado la cuestión de si los falsos líderes están realmente muertos y simplemente digamos que su calibre es escaso. ¿Cuán escaso es? Sin importar la relevancia del acontecimiento que ocurra, no pueden verlo, y aunque lo vean, no pueden desentrañarlo. Por ejemplo, independientemente de cuánto tiempo trabajen los falsos líderes, no pueden sacar conclusiones con respecto a cuál es la esencia de un asunto, cómo categorizarlo, cómo definirlo ni cuál es el fundamento de esa definición. No saben cómo evaluar estas cuestiones y carecen de estándares o principios para hacerlo. Son personas atolondradas que no poseen entendimiento espiritual. Esta es la manifestación principal de los falsos líderes en la primera tarea. Son ciegos, torpes, necios y están adormilados, y aun así desean ser líderes. ¿No es esto retrasar las cosas? ¿No resulta muy problemático? Si alguien jamás ha servido antes como líder y simplemente se enfrenta por primera vez a algo que no se menciona en las palabras de Dios, que resulta desconocido para la gente, es decir, si no tiene experiencia ni conocimiento sobre el tema, en tales circunstancias, le llevará tiempo desarrollar percepciones, actitudes y puntos de vista correctos. Sin embargo, ¿por qué se dice que los falsos líderes están adormilados y ciegos? Porque Yo he expresado muchas palabras, pero, por muchas veces que exponga y diseccione las cosas y por muchos ejemplos que ponga, los falsos líderes solo llegan a conocer los asuntos en sí después de escuchar Mis palabras, pero no comprenden los principios-verdad en ellas. Asimismo, cuanto más hablo, más confusos se vuelven. Dicen: “Con tantos asuntos, tantas palabras y tantas historias, ¿quién puede recordarlo todo y relacionarlo con la vida real? No digas tanto, me cuesta un poco asimilarlo y entenderlo. Solo dime cómo lidiar con esta persona. ¿Deberíamos expulsarla o permitir que se quede?”. ¿No es esto adormilamiento? ¡Es un adormilamiento extremo! De hecho, decir que están adormilados les otorga algo de margen, porque es probable que esta persona sea joven o quizás carezca de educación o sea muy mayor y está algo atolondrada; expresarlo de esta manera les ahorra herir su orgullo. No obstante, en realidad, su calibre es escaso y no son capaces de comprender la verdad. Esta explicación hace que quede claro.
Si en la iglesia se presentan graves trastornos y perturbaciones y los falsos líderes no pueden desentrañar la esencia de estos problemas, ¿son aptos para la labor de líderes? ¿Pueden los hermanos y hermanas sentirse protegidos bajo su liderazgo? ¿Será posible salvaguardar y conservar la obra de la iglesia, el entorno en el que los hermanos y hermanas cumplen con sus deberes y el orden normal de la vida de iglesia? Estas son las cosas más básicas que los líderes y obreros deben lograr. ¿Son capaces de ello? No. Ni siquiera son capaces de detectar ni calar a las personas, acontecimientos y cosas que generan trastornos y perturbaciones, así que ¿cómo es posible que prosigan con los próximos pasos de su labor? No pueden discernir ni lo más básico, como qué es una buena persona y una mala, qué es alguien falso y qué es hipócrita; ¿cómo podrían manejar la obra de la iglesia? Carecen de la capacidad para hacerlo. No es que no realicen un trabajo real a propósito, ni que sean perezosos o se entreguen a los beneficios del estatus; simplemente tienen poco calibre y son incapaces de realizar su labor. Esta es la esencia del problema. Las personas cuyo calibre es muy escaso solo pueden recitar palabras y doctrinas y acatar preceptos. En las reuniones, solo pueden engatusar y sermonear a los demás y les dicen cosas como: “¡Cree en Dios como se debe! ¿Cómo puedes entregarte a las comodidades carnales en un momento como este? ¿Cómo es posible que codicies dinero y cosas mundanas? ¡Dios debe estar muy afligido!”. Solo saben emitir sermones de este tipo. Cuando ocurren hechos malvados como trastornos, perturbaciones y descargas de negatividad, no logran verlos ni detectarlos. Los hermanos y hermanas desean llevar una vida de iglesia normal, pero no lo consiguen, y quieren un entorno adecuado para cumplir sus deberes, pero tampoco lo logran. Los falsos líderes no pueden resolver estos problemas, así que ¿de qué sirven? Los hermanos y hermanas desean vivir la vida de iglesia, comprender la verdad y superar sus dificultades y sus estados negativos. Esperan con impaciencia que los líderes y obreros sean capaces de compartir la verdad de forma clara y profunda para solucionar estos problemas reales. Si en una iglesia los falsos líderes ejercen el poder, ¿pueden resolverse los problemas reales? Los falsos líderes no comprenden los corazones del pueblo escogido de Dios ni pueden percibir sus dificultades. En lugar de eso, siguen diciendo palabras y doctrinas y repiten sin cesar ideas altisonantes y vacías, lo que provoca una gran decepción entre el pueblo escogido de Dios. ¿Quién querría seguir asistiendo regularmente a las reuniones? ¿Pueden los falsos líderes ser considerados con las intenciones de Dios y depurar conforme a las palabras y las exigencias de Dios a las personas malvadas, los incrédulos, los oportunistas, los promiscuos que son perversos y los que aman las cosas mundanas, evitando que interfieran y perturben al pueblo escogido de Dios y permitiendo que este viva una vida de iglesia normal? ¿Pueden los falsos líderes lograrlo? No, no pueden. Cuando alguien hace tal petición, ¿qué responden los falsos líderes? “¡Eres muy exigente! ¿Crees que eres el único que ama a Dios y desea ser leal al cumplir con un deber? ¿Quién no lo desea? Ellos también creen en Dios y Él los ha elegido. Aunque tengan ciertos problemas, debemos tratarlos de manera adecuada. No siempre les buscan defectos a los demás. Aprovecha la oportunidad para reflexionar y conocerte mejor; debes aprender a ser tolerante y a tener paciencia”. Los falsos líderes son atolondrados y están ciegos, y carecen de principios con respecto a cómo tratar a los diferentes tipos de personas. No pueden desentrañar quiénes deberían ser restringidos o echados, y en cambio consienten que estas personas hagan lo que quieran y actúen como tiranos en la iglesia, les dan cabida de sobra para que actúen, y esto pone la iglesia patas arriba, hasta el punto de que el nivel de heterogeneidad en ciertas iglesias puede describirse con una frase: se convierten en una mezcolanza. En estas iglesias se entremezclan las personas malvadas, los incrédulos, los promiscuos, los tiranos locales, e incluso algunos que traicionarían a la iglesia y a los hermanos y hermanas ante el más mínimo peligro. Los falsos líderes no pueden calar a estas personas ni manejarlas o abordarlas. Por lo tanto, bajo el liderazgo de tales falsos líderes ciegos y adormilados, el pueblo escogido de Dios no puede estar protegido, y desde luego no es posible mantener la obra de la iglesia y el orden normal de la vida de iglesia. ¿De qué forma aquellos que aman la verdad y están dispuestos a aceptarla pueden llegar a entenderla y obtenerla en una vida de iglesia tan heterogénea? ¿Acaso no sentirán dolor en sus corazones? Si un líder de la iglesia no puede mantener correctamente la obra de la iglesia, el orden normal de la vida de iglesia ni los entornos para que los hermanos y hermanas cumplan con sus deberes, ni garantizar la seguridad de estas cosas, entonces, sin duda, este líder es un falso líder. ¿Por qué se los llama falsos líderes? Porque están ciegos y adormilados, y esto lleva a que las personas malvadas trastornen y perturben repetidamente la obra de la iglesia. Es más, incluso cuando esto ya ha tenido consecuencias, aún no pueden abordar ni resolver los problemas con prontitud y precisión, ni mantener adecuadamente la obra de la iglesia y la vida de iglesia de los hermanos y hermanas. Para decirlo con delicadeza, tales líderes no son competentes en su trabajo y, para ser más precisos, fracasan seriamente en sus deberes. Aunque sirven como líderes, protegen los intereses de las personas malvadas y de los lacayos de Satanás, a la vez que ignoran la obra de la iglesia y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Defienden y consienten a las personas malvadas que trastornan y perturban la vida de iglesia, a expensas del daño que le provocan a los hermanos y hermanas. A pesar de que, a juzgar por su aptitud y manifestaciones, solo tienen un escaso calibre, son incompetentes en su labor y no pueden ser catalogados como anticristos, las repercusiones de sus acciones sobre la obra de la iglesia son graves. La naturaleza de sus actos es similar a la de los anticristos que establecen reinos independientes y oprimen a los hermanos y hermanas. Ambos protegen y consienten a las personas malvadas y justifican a los lacayos de Satanás que actúan a su antojo en la iglesia. El caso es que los falsos líderes no cometen maldades abierta y desvergonzadamente, ni perturban la obra de la iglesia como hacen los anticristos. No atraen a las personas hacia ellos ni hacen que los obedezcan deliberadamente, pero el resultado final es el mismo que el de los anticristos que establecen reinos independientes. En ambos casos, el resultado es que los hermanos y hermanas que aman la verdad y cumplen con sus deberes de manera sincera resultan perjudicados y dañados, y pierden la oportunidad de vivir. En un entorno y una vida de iglesia así, a los hermanos y hermanas que cumplen con sus deberes de corazón les resulta muy difícil progresar en la vida y llevar a cabo sus deberes normalmente. Por supuesto, la obra de divulgación del evangelio y diversos aspectos de la obra de la iglesia también se ven obstaculizados significativamente y no pueden desarrollarse con normalidad. Esta es la primera manifestación de los falsos líderes que estamos diseccionando en relación con la duodécima responsabilidad: no se dan cuenta ni son capaces de calar a las personas, acontecimientos y cosas que surgen a su alrededor. Esta manifestación es suficiente para definir a tales personas como falsos líderes.
II. Los falsos líderes no se ocupan de aquellos que trastornan y perturban la obra de la iglesia de acuerdo con los principios
Respecto de la segunda tarea descrita en la duodécima responsabilidad de los líderes y obreros, expondremos y diseccionaremos las manifestaciones de los falsos líderes. La segunda tarea es que, cuando se detecta un problema, los líderes y obreros deben aplicar los principios-verdad para solucionarlo con prontitud. Sin embargo, los falsos líderes no son capaces de realizar esta tarea. Así que la segunda manifestación de los falsos líderes que diseccionaremos es que no conocen los principios para lidiar con las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la obra de Dios y el orden normal de la vida de iglesia. Cuando participan en la vida de iglesia, comen y beben de las palabras de Dios y también las oran-leen, pero nunca comprenden su significado, ni captan los principios de todo lo que Dios dice ni conocen los principios ni los estándares que Dios exige en cuanto a diferentes asuntos. Esto demuestra aún más que no poseen la capacidad para comprender la verdad y que su calibre es extremadamente escaso. Algunas personas preguntan: “¿Por qué dices que no tienen suficiente calibre? Cocinan muy bien, visten a la moda y son muy cordiales al hablar cuando interactúan con otros; a todos les gusta escucharlos”. ¿Puede la apariencia de una persona representar su esencia? ¿El hecho de que hagan bien ciertas cosas externamente significa que tienen buen calibre? Para evaluar, medir y definir algo, es necesario contar en todo momento con un estándar preciso. El estándar para medir el calibre de una persona es su capacidad para comprender las palabras de Dios de manera pura. Cuando se dice que el calibre de estas personas es escaso, se alude principalmente a su falta de habilidad para comprender la verdad. Evaluamos el calibre de una persona basándonos en su capacidad para comprender las palabras de Dios. ¿No es esto totalmente imparcial y justo? (Sí). Si, como ser creado, no puedes entender las palabras del Creador, ¿cuál es tu calibre? ¿Tienes una mente funcional? Tal persona carece de calibre humano; su calibre es tan escaso que la persona ni siquiera es capaz de comprender las palabras de Dios. ¿Puede acaso obtener la verdad como creyente en Dios?
A continuación, compartiremos y diseccionaremos la segunda manifestación de los falsos líderes. Estos individuos no saben cómo lidiar con quienes trastornan y perturban la obra de la iglesia y no pueden discernir a diversas personas, acontecimientos y cosas. Esto basta para evidenciar que su calibre es escaso y que carecen tanto de la habilidad para comprender la verdad como de la aptitud para entender las palabras de Dios. Por ejemplo, hay personas que siempre desafían a aquellos en posición de liderazgo. Los falsos líderes también pueden darse cuenta de que esta persona tiene problemas y perciben que parece una persona malvada o un anticristo. Son capaces de detectar algunas señales, lo cual no está tan mal. Pero, si les preguntas: “¿Qué te hace decir que parece un anticristo y una persona malvada? ¿Hay alguna manifestación concreta que lo evidencie? ¿Puedes determinar que es un anticristo y una persona malvada solo porque siempre desafía a quien lidera? Eso no es suficiente para definirlo; no es más que una cuestión de carácter, el problema es que es arrogante y sentencioso. ¿Posee la naturaleza de un anticristo? ¿Siente aversión por la verdad? ¿La odia? ¿Ha perturbado la obra de la iglesia? ¿Ha condenado a todos los líderes y obreros como falsos líderes y anticristos? ¿Ha hecho alguna de estas cosas?”, ellos responden: “Parece que sí”. Si luego les preguntas: “Entonces, ¿cómo deberíamos definirlo y tratarlo?”, dicen que no lo saben. Si preguntas: “¿Deberíamos llamarle la atención a este tipo de persona y exponerla para ayudar a los hermanos y hermanas a que adquieran discernimiento?”, tampoco lo saben. Esto ejemplifica que no tienen idea y que no pueden percibir nada. Pueden notar algunos indicios, pero no saben cómo definir ni tratar a tales personas según los principios. ¿Pueden resolver problemas reales? ¿Pueden ayudar al pueblo escogido de Dios a aprender lecciones? Dado que esos individuos son personas malvadas y anticristos, tarde o temprano serán expulsados. Sin embargo, si los echas o los aíslas antes de que realmente cometan algunos hechos malvados, se opondrán y los hermanos y hermanas no serán capaces de entender por qué lo hiciste. Por lo tanto, es necesario dejarlos actuar por un tiempo. Cuando sus actos malvados se vuelvan cada vez más evidentes y empiecen a divulgar rumores y falacias, desorientando y tratando de ganarse a los hermanos y hermanas, luchando por el poder y la influencia, estableciendo un reino independiente y tratando de echar por tierra la obra de la iglesia, la mayoría de las personas podrá identificar claramente su naturaleza-esencia y, de forma natural, será capaz de ponerse de pie para desenmascararlos, discernirlos y rechazarlos. Luego, puedes echarlos y tratarlos conforme a los principios-verdad. Solo al trabajar de esta manera se ayudará a los hermanos y hermanas a desarrollar discernimiento. ¿Pueden los falsos líderes abordar y resolver los problemas de esta forma? Carecen de este calibre y sabiduría. ¿Has visto a algún falso líder que pueda ocuparse de las personas malvadas y los anticristos con prontitud? Ni uno solo. Por lo tanto, los falsos líderes de ninguna manera protegerán a los hermanos y hermanas de las perturbaciones provocadas por las personas malvadas ni de la desorientación que causan los anticristos. Una vez que son destituidos, la mayoría de los falsos líderes no solo no se conocen a sí mismos, sino que también se quejan constantemente, rezongan que la casa de Dios es injusta con ellos, dicen que lo que hace es como “deshacerse del burro después de que haya llevado la carga” y afirman que se esforzaron, pero no recibieron ningún reconocimiento y fueron agraviados. Si los expones como falsos líderes, siguen siendo desafiantes y piensan: “Serví como líder varios años y, aunque no logré grandes cosas, al menos soporté penurias. ¿Por qué me destituyeron? ¡Se deshacen del burro después de que haya llevado la carga!”. No importa cómo los pongas en evidencia, siguen siendo desafiantes. Incluso afirman: “Cuando descubrí a un anticristo, me puse tan nervioso que me salieron llagas en la boca y no podía dormir bien. ¿Cómo podría sentir toda esa carga si fuese un falso líder?”. No hicieron nada del trabajo necesario, no fueron capaces de hacer nada de este y ni siquiera sabían qué hacer, pero aun así se las ingenian para sentirse orgullosos de sí mismos. ¿No es esto problemático? ¡Qué repugnante!
Con respecto a los diversos problemas que surgen en la iglesia, los falsos líderes saben perfectamente que su naturaleza es causar trastornos y perturbaciones en la obra de la iglesia, pero deciden ignorarlos. Cuando perciben problemas evidentes, se limitan a actuar por inercia y no se atreven a poner al descubierto la esencia crucial de estos. Se limitan a lanzar indirectas y hacer algunos llamamientos predicando doctrinas sin abordar los problemas de manera sustancial, y ya está. Al encontrarse con personas malvadas y anticristos, se sienten perdidos y adoptan una actitud de indiferencia, como si eso no tuviera nada que ver con ellos. No conocen la forma más apropiada de manejar estos asuntos, no saben qué decir para resolver los problemas, no saben cómo proteger a los hermanos y hermanas y no sienten ninguna carga. Solo cuentan con algo de buena voluntad y piensan: “Sé que eres una persona malvada. No permitiré que perturbes ni que dañes a los hermanos y hermanas. Mientras ocupe este cargo, debo protegerlos y cumplir mi responsabilidad hasta el final”. ¿De qué sirve? ¿Has solucionado el problema? Mientras te ocupas de tu ansiedad, ¿se quedarán los anticristos de brazos cruzados? ¿Dejarán de perturbar la obra de la iglesia? Cuando se den cuenta de que eres un líder inútil y cobarde, un inepto que carece de sabiduría y desde luego no tiene capacidad de trabajo, no te tomarán en serio en modo alguno. La mayoría de los anticristos y personas malvadas son particularmente taimados e insidiosos. Desorientan y perturban a los hermanos y hermanas, y tú no encuentras la manera de frenarlos ni de limitarlos ni sabes a quién recurrir para resolver los problemas; te limitas a sentir ansiedad y preocupación, y a llorar mientras oras. Das lástima. Parece que eres muy considerado con las intenciones de Dios y que te preocupan mucho los hermanos y hermanas, pero, hasta en el caso de personas tan evidentemente malvadas como los anticristos, no logras ocuparte de ellas. No puedes diseccionar las acciones ni los comportamientos de los anticristos de acuerdo con la verdad ni exponer públicamente sus intenciones, motivos y conductas para ayudar a los hermanos y hermanas a desarrollar discernimiento. No eres capaz de hacer nada de eso. Algunos falsos líderes incluso afirman: “Nadie debería desenmascarar a los anticristos. Si los hermanos y hermanas saben que son anticristos y los evitan, estos buscarán venganza”. ¿No es esto ser un cobarde inservible? ¿Pueden tales personas lidiar con la obra de la iglesia? ¿Pueden proteger a los hermanos y hermanas para que lleven una vida de iglesia normal? ¿Qué clase de método de resolución de problemas es este? Cuando no sucede nada, son capaces de predicar doctrinas sin cesar, pero, cuando algo ocurre, se sienten confundidos y atolondrados y solo son capaces de llorar. ¿Acaso no son unos cobardes inservibles? Cuando ven que los anticristos desorientan a los hermanos y hermanas y que las personas malvadas los perturban, se sienten perdidos y no saben cómo reaccionar. Ni siquiera saben cómo llevar a cabo la tarea más básica, que consiste en unirse a aquellos hermanos y hermanas en la iglesia que tienen cierto sentido de la rectitud, poseen humanidad y son capaces de aceptar la verdad para compartir juntos, utilizar las palabras de Dios para resolver estos problemas y dejar en evidencia y discernir a los anticristos. ¿No es tal persona un desperdicio? (Sí). Algunos falsos líderes son excesivamente cautelosos, cobardes e inútiles. ¿Hasta qué punto son cobardes e inútiles? Cuando aparecen personas malvadas con la intención de trastornar y perturbar la obra de la iglesia que se expresan de forma especialmente dura y arrogante, se asustan tanto que tiemblan, y piensan: “No me atrevo a tratar con ellas. Son peligrosas. Son las personas malvadas del mundo. Si las pongo en evidencia para proteger a los hermanos y hermanas, seguramente encontrarán algo en mi contra y se vengarán. ¿Cómo podría seguir siendo líder en estas condiciones? Saben dónde vivo. ¿Le harán daño a mi familia? ¿Me denunciarán por creer en Dios?”. Tales falsos líderes no pueden llevar a cabo la obra de la iglesia. Su miedo excesivo los mantiene atrapados en la inacción. Por supuesto, no hay forma alguna de que comprendan los principios para manejar este tipo de problemas y personas. Quien sea visto como alguien que trastorna y perturba la obra de la iglesia no comete un error de vez en cuando. Más bien, su humanidad es tan malvada que constantemente comete actos imprudentes y numerosos hechos malvados. No hay duda de que estos individuos poseen la esencia de la gente malvada. Tratar con este tipo de personas también exige ciertos métodos sabios. Es necesario que tengas en cuenta el contexto y el entorno, así como las posibles acciones que las personas malvadas podrían tomar al tratar con ellas, y si es posible que esto le acarree problemas a la iglesia. Solo al reflexionar cuidadosamente sobre estos aspectos será posible que trates el asunto adecuadamente, de una manera que se ajuste a los principios-verdad y que aplique la sabiduría. Al lidiar con estos problemas, aquellos que comprenden la verdad captarán los principios de manera inconsciente. Durante el proceso, aprenderán paulatinamente cómo tratar a diversas personas, desarrollarán maneras y métodos y poseerán sabiduría en sus corazones. Sin embargo, los falsos líderes carecen completamente de estas maneras, métodos y sabiduría. Esto se debe a que no tienen consideración hacia las intenciones de Dios. No piensan en la posibilidad de que la obra de la casa de Dios se vea afectada o de que los líderes y obreros afronten peligros. Al no tener en cuenta estas cuestiones, no aplican los principios para manejar estos asuntos, y mucho menos la sabiduría. No pueden lidiar con estos problemas ni aprenden de ellos, lo que demuestra su falta de disposición para aprender, su incompetencia, su negligencia hacia las tareas que les corresponde realizar y su incapacidad para llevar a cabo cualquier trabajo. Cuando ven que las personas malvadas y los anticristos hacen el mal y causan perturbaciones, no desenmascaran a estos individuos ni resuelven los problemas. Solo se preocupan por proteger sus propios intereses y no tienen en cuenta en absoluto la obra de la iglesia ni la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Algunos falsos líderes acosan a los débiles y a la vez les temen a aquellos que son más poderosos que ellos. Acosan sin piedad y presumen de su poderío ante aquellos que son relativamente débiles, pero, cuando se encuentran con personas malvadas y anticristos, son todo sonrisas y cumplidos. ¿Puede Dios apreciar a tales falsos líderes y falsos obreros que carecen de principios? De ninguna manera. ¿Puede la casa de Dios cultivar para ser líderes y obreros a personas que abusen de los débiles y teman a los fuertes y que no tengan sentido de la rectitud? ¡En absoluto! Todos ellos son incrédulos y no creyentes que carecen de conciencia y razón y que no aceptan de ninguna manera la verdad, y la casa de Dios no los desea.
Cuando se producen problemas en el trabajo de un falso líder, su respuesta consiste siempre en eludir la responsabilidad. Su frase más común es: “He compartido con ellos”. Con ello insinúa: “He dicho todo lo que tenía que decir, por lo que, cuando algo vaya mal, es responsabilidad suya. Yo no tengo nada que ver”. Por eso la frase “he compartido con ellos” es un talismán y un lema para los falsos líderes. Si un falso líder ve que un anticristo dicta las leyes propias, actúa desenfrenadamente y perturba la iglesia, también él emplea el método de la comunión y la ayuda. Tras decir unas palabras de exhortación y amonestación, presupone que el anticristo será obediente y sumiso y que no volverá a desorientar a la gente ni a perturbar la vida de iglesia. ¿No es una suposición necia? Utilizar un enfoque tan necio para limitar las perturbaciones de los anticristos es la forma de trabajar de un falso líder ¡y realmente una absoluta necedad! Un falso líder no hace más que dedicarse sin reflexionar al trabajo inútil. Únicamente se ocupa de los asuntos generales mientras es incapaz de llevar a cabo trabajo fundamental. No riega a quienes pueden aceptar la verdad, no coarta a quienes trastornan y perturban y no echa a quienes cometen fechorías imprudentemente y se niegan a cambiar pese a las reiteradas amonestaciones. En especial, no presta atención a la manera en la que los anticristos hacen el mal y causan perturbaciones. No los desenmascara ni los discierne y tampoco los echa ni los expulsa y, de esta manera, permite que los anticristos hagan el mal y perturben la obra de la iglesia. No le importa en absoluto y cree que los hechos malvados de los anticristos no tienen nada que ver con él. Cuando cumplen con su labor, los falsos líderes solo son capaces de actuar por inercia; se ocupan en cierta medida de los asuntos generales y luego piensan que han hecho alguna tarea real y que cumplen con el estándar de los líderes. Sin importar quién trastorne y perturbe la obra de la iglesia, se limitan a recitarles algunas doctrinas, lanzan un par de exhortaciones y recordatorios y piensan que así han solucionado el problema. Se pasan todo el día atareados, atendiendo asuntos tanto grandes como pequeños, y creen que hacen un buen trabajo. Incluso presumen de ello y dicen: “Mira nuestra iglesia. Todos están siendo aprovechados: aquellos que son capaces de predicar el evangelio lo hacen, los que pueden hacer videos los hacen, los que pueden cantar graban himnos. ¡La vida de la iglesia está prosperando!”. Sin embargo, no perciben los numerosos problemas que pasan desapercibidos en ella. No se atreven a lidiar con las personas malvadas y los incrédulos que trastornan y perturban constantemente la vida de iglesia, así que los ignoran. Hacen caso omiso de los anticristos que actúan a su antojo y que tratan cada uno de ellos de atraer a las personas y de formar sus propios pequeños grupos. Les resulta imposible ocuparse de las numerosas preguntas que plantean los nuevos creyentes que tienen hambre y sed de justicia. En lugar de buscar la manera de solucionar estos problemas reales, los falsos líderes siempre intentan eludirlos, mientras afirman que “la vida de la iglesia está prosperando”. ¿No es esto fingir y estafar? Dejan que estos incrédulos, personas malvadas y anticristos permanezcan en la iglesia, no los echan ni se ocupan de ellos, y permiten que cometan fechorías de manera imprudente y que conviertan la vida de la iglesia en un completo desastre mientras fingen no darse cuenta. ¡Estos líderes falsos están totalmente ciegos! Protegen a los incrédulos, las personas malvadas y los anticristos, y esto incluso les genera una sensación de orgullo y creen que no echar a estos degenerados es amar y proteger al pueblo escogido de Dios. ¿No es esto trastornar y perturbar la obra de la iglesia? ¿No es esto resistirse a Dios de manera intencional e ir contra Él? No obstante, están completamente ajenos a esto. Si les preguntas si tales problemas reales se han resuelto, responden: “Los he podado; he compartido con ellos”, insinuando que ya no hay problemas y que no tienen nada que ver con ellos. ¿No es esto eludir responsabilidades? Para un falso líder, siempre que alguien comete una negligencia, mientras pode al perpetrador superficialmente y le ofrezca algunos recordatorios y exhortaciones, cree que su trabajo está hecho y que es como si hubiera resuelto el problema. ¿No es esto darse al engaño? Los falsos líderes, obviamente, no echan enseguida a los incrédulos, personas malvadas y anticristos, y después sueltan excusas engañosas, diciendo: “Les hablé sobre la palabra de Dios, todos reconocieron lo que hicieron y sintieron remordimientos, y todos lloraron y dijeron que por supuesto que se arrepentirían y ya no intentarían fundar su propio reino independiente”. ¿No se están engañando estos falsos líderes, como niños jugando a las casitas? Estos incrédulos, personas malvadas y anticristos son gente que siente aversión por la verdad. Ninguno la acepta para nada y no son el objetivo de la salvación de Dios, sino que son el objeto del odio y detestación de Dios. Pero los falsos líderes consideran a estos incrédulos, personas malvadas y anticristos como hermanos y hermanas, y los ayudan con amor. ¿Cuál es la naturaleza del problema? ¿Son la necedad y la ignorancia lo que les impide ver a estas personas con nitidez o están tratando de complacerlas por miedo a ofenderlas? Sea cual sea el motivo, lo más importante es que los falsos líderes no hacen un trabajo real y no aceptan la verdad ni admiten sus errores cuando los podan. Esto basta para demostrar que los falsos líderes no poseen absolutamente ninguna realidad-verdad. No trabajan de acuerdo con la organización del trabajo de la casa de Dios, y sobre todo en cuanto a la labor de depurar la iglesia, actúan de manera superficial. Solamente actúan por inercia echando a unas pocas personas malvadas que son evidentes. Cuando las exponen y las podan, llegan a buscar excusas y razones diversas para eludir la responsabilidad y defenderse. Por tanto, un falso líder que no hace ningún trabajo real es un escollo que impide que se cumpla la voluntad de Dios. Los falsos líderes solo se ocupan de un poco de trabajo superficial sobre asuntos generales, que no tiene ningún tipo de valor. Nunca resuelven los diversos problemas que surgen en la iglesia; simplemente los evitan. Esto no solo retrasa el progreso normal de la obra de la iglesia, sino que también afecta a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Claramente, los falsos líderes trastornan y perturban la obra de la iglesia y hacen de escudo protector de incrédulos, personas malvadas y anticristos. En el momento crucial de la guerra espiritual, se ponen del lado de las personas malvadas y los anticristos para resistirse y engañar a Dios. ¿No es esta una manifestación de traición a Él? A juzgar por las opiniones y comportamientos de los falsos líderes, está claro que simplemente no son personas que persigan la verdad, no la comprenden en absoluto y son totalmente incapaces de desempeñar la labor de liderazgo.
Los falsos líderes no tratan a las personas según las palabras de Dios, sino en función de sus propias preferencias. Actúan sin ningún principio y hacen lo que les place. Cuando ven que los anticristos perturban la iglesia, no los odian. Creen que leerles algunas palabras de Dios puede limitar sus trastornos y perturbaciones. ¿Qué clase de personas son los anticristos? ¡Son diablos, son satanases! Sin importar cuántos años lleven creyendo en Dios, los anticristos no aceptan la verdad en absoluto y pueden trastornar y perturbar la obra de la iglesia, así como perturbar la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Son diablos y satanases de la vida real. Los falsos líderes esperan que, al leerles un par de pasajes de las palabras de Dios, los anticristos sientan remordimiento y cambien de opinión. ¿No es de una necedad extrema? La gente como los anticristos no acepta la verdad en lo más mínimo. Independientemente de cuántos hechos malvados cometan, no reflexionan sobre sí mismos ni se conocen a sí mismos y, sin importar cuántos errores cometan, no los admitirán. Son seres despreciables destinados al infierno, y aun así los falsos líderes piensan que con solo leerles algunos pasajes de las palabras de Dios y ofrecerles un par de palabras de exhortación pueden cambiarlos. ¿No son pensamientos ilusorios? Si los seres humanos corruptos pudieran aceptar la verdad con tanta facilidad, Dios no necesitaría llevar a cabo la obra de juicio y castigo. ¿Por qué Dios expresa tantas palabras y verdades en Su obra? ¡Porque salvar a las personas no es sencillo, debido a que sus dificultades son muchas y su rebelión es demasiado grande! Solo aquellos que pueden aceptar la verdad son capaces de salvarse. Los que sienten aversión por la verdad y la odian no pueden salvarse. No obstante, los falsos líderes creen que, si a los incrédulos, a las personas malvadas y a los anticristos les dicen algunas palabras tajantes, estos sentirán remordimiento y llegarán a conocerse a sí mismos, y que, si a continuación les dicen algunas palabras de consuelo y exhortación, se arrepentirán y así se enfocarán en cumplir con sus deberes, se volverán leales y cambiarán su carácter, y que de esta manera transformarán a los anticristos en ovejas obedientes. ¿Acaso no es una idea necia? ¡Es extremadamente necia! Se parece a los delirios de un loco. ¿Cómo iba a ser todo tan sencillo? Hace más de treinta años que Dios lleva a cabo Su obra de juicio, y ¿cuánto autoconocimiento y transformación han obtenido las personas? Solo una minoría ha logrado algunos resultados. Por más sermones que escuchen, aquellos que no aman la verdad a lo sumo comprenden algunas doctrinas, pero su carácter-vida no ha cambiado en lo más mínimo y casi nunca muestran ni siquiera buenos comportamientos o buenas obras. ¿Qué clase de personas son estas? Son personas que comen el pan hasta saciarse y no aceptan la verdad en lo más mínimo. Se concentran únicamente en disfrutar de la gracia de Dios y no persiguen más que bendiciones. ¡No son más que bestias disfrazadas! Satanás ha corrompido profundamente a los seres humanos; están llenos de actitudes corruptas, y sus huesos y su sangre están impregnados de los venenos de Satanás. Si no pueden aceptar la verdad ni el juicio y castigo de Dios, ¿cómo podrán someterse a Él verdaderamente? ¿Cómo será posible que cumplan con sus deberes de manera leal? ¿Cómo podrán temer a Dios y apartarse del mal? ¿Acaso alcanzar la salvación puede ser tan simple como la gente se lo imagina? Satanás ha corrompido a la gente durante varios miles de años, hasta el punto de convertirlos en demonios. Ahora, Dios ha venido a salvarlos e, independientemente de cuántas palabras pronuncie, transformar a personas que se han convertido en diablos en verdaderos seres humanos resulta una tarea increíblemente difícil. No solo es necesario que Dios exprese muchas verdades, sino que las personas también deben esforzarse al máximo para cooperar, persiguiendo, aceptando y practicando la verdad. Solo entonces pueden liberarse de la influencia de Satanás y alcanzar la salvación de Dios. En cierta ocasión, Él dijo: “Muchos son llamados, pero pocos son escogidos”. Aunque muchas personas creen en Dios, solo aquellos que verdaderamente experimentan Su juicio y castigo y se someten por completo a Su obra se purifican y se perfeccionan. Los incrédulos, las personas malvadas y los anticristos que no aceptan la verdad en lo más mínimo y que en su corazón sienten aversión por la verdad nunca alcanzarán la salvación de Dios, y Su obra solo puede revelarlos y descartarlos. Los falsos líderes no comprenden la obra de Dios. Conciben la obra de Dios de salvar a las personas en términos muy simples. Creen que, si a las personas malvadas y a los anticristos les leen algunas de las palabras de Dios y les dicen palabras severas para podarlos, estos se arrepentirán, cambiarán y se volverán leales en el cumplimiento de sus deberes. ¿Dónde está el problema? En que, además de no perseguir ni entender la verdad, el calibre de los falsos líderes es extremadamente escaso. Por lo tanto, no comprenden en absoluto la obra de Dios ni la forma en la que Él salva a las personas. Para ver cuál es la esencia de una persona, si posee la realidad-verdad y cómo hay que tratarla, es necesario tener en cuenta su calibre y su actitud hacia la verdad: resulta esencial que observes en qué medida comprende la verdad y si es capaz de aceptarla. Entonces, ¿cuál es el criterio para medir si una persona puede comprender la verdad? Principalmente, depende de la calidad de su calibre y en si comprende las palabras de Dios de manera pura. Algunas personas llegan a los cincuenta o sesenta años sin lograr comprender la esencia ni la realidad de la corrupción de la especie humana. Siguen imaginando que la sociedad humana es hermosa y anhelan vivir en paz y en armonía con los demás. ¿No resulta esto extremadamente necio e ingenuo? Si creer en Dios pudiera convertir a todos en personas buenas, ¿sería necesaria la obra de juicio y castigo de Dios para salvar a la gente? Los falsos líderes no determinan cómo son en realidad las diversas personas basándose en las palabras de Dios, sino únicamente a partir de su comportamiento aparente y de sus propias impresiones. El trabajo que realizan es también muy superficial, parecen niños jugando a las casitas. Creen que de vez en cuando pueden encontrar las palabras de Dios apropiadas para aplicarlas a una determinada situación, y que solo con leerles a las personas algunas de las palabras de Dios las cambiarán: “Mirad, bajo mi liderazgo y exhortación, con mi ayuda amorosa, las palabras de Dios han hecho efecto en las personas. Ya no quieren ser anticristos y están dispuestas a cambiar su opinión sobre creer en Dios. Dejaron de competir por el poder y el provecho, y no establecerán reinos independientes. ¡Tampoco trastornarán ni perturbarán más la obra de la iglesia y nunca más desorientarán ni atraerán a los hermanos y hermanas!”. ¿Acaso puedes limitarlos? Nunca podrás limitar a aquellos que son verdaderamente malvados y causan trastornos y perturbaciones. Como poseen la esencia de las personas malvadas, realizan hechos malvados en cualquier momento, ya sea de día como de noche. En cuanto se les presenta la oportunidad, hacen el mal. ¿Está bien que no los eches de la iglesia? ¿Acaso dejarán de hacer acciones malvadas por su propia voluntad? No son humanos, ¡son diablos y satanases! ¿Cuántos años hace que el diablo Satanás se resiste a Dios? Sigue resistiéndose a Él hasta hoy. Los anticristos y todos los tipos de personas malvadas que trastornan y perturban la obra de Dios y el orden normal de la iglesia son los diablos y satanases de la vida real; son los enemigos en la vida real. ¿Pueden cambiar su esencia gracias a unas pocas palabras de tu parte o a tu corazón amoroso? ¡Qué necio eres! ¿Crees que puedes salvar a las personas del pecado solo porque comprendes un poco de doctrina? ¿Puedes salvarlas? Están destinadas al infierno, y tú crees que unas pocas palabras amables pueden transformarlas. ¿Es tan sencillo? Si fuera tan fácil salvar a las personas, Dios no necesitaría pronunciar tantas palabras ni llevar a cabo la obra de juicio y castigo. ¿Haría falta que invirtiera tanto tiempo y esfuerzo minucioso para salvar a la gente?
Hoy en día, diversas personas de la iglesia ya han sido reveladas y agrupadas según su tipo. Todas deben ser catalogadas de acuerdo con su tipo, y en la casa de Dios existen principios y decretos administrativos que regulan cómo tratar y manejar a los diferentes tipos de personas. Dios tiene paciencia, tolerancia, misericordia y bondad, así como también un carácter justo. Sin embargo, no debemos olvidar que Dios también muestra su ira y su majestad. Algunas personas dicen: “Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición”. Esto es cierto, pero Dios desea que “todas las personas” se salven, no todas las cosas ni todos los diablos. Cuando las personas sufren la perdición, Dios siente tristeza y dolor. Cuando los demonios sufren la perdición, es su final justo y un castigo merecido, y Dios no se entristece por ellos. Este es el carácter de Dios y Su principio para tratar a las personas. La gente siempre desea contradecir a Dios y piensa que esos incrédulos, personas malvadas y anticristos también son humanos, que aquellos que trastornan y perturban sistemáticamente la obra de la iglesia, quienes luchan por el estatus y establecen reinos independientes y los que se entregan constantemente a la promiscuidad también son humanos. Creen que todos estos tipos diabólicos son parte del pueblo escogido por Dios. ¿No es esto absurdo? ¿Acaso no se opone esto a los deseos de Dios? Debido a que sus puntos de vista sobre los asuntos contradicen por completo las palabras de Dios y la verdad, sus opiniones sobre diversos individuos negativos, diablos y satanases son totalmente opuestas a Sus palabras y difieren en gran medida. Dios nunca ha tratado a los diablos que siguen a Satanás como humanos. ¿Cómo define Dios a estas personas? Son bestias y lacayos del diablo Satanás. Los falsos líderes, motivados por sus buenas intenciones y un amor atolondrado y guiados por sus propios pensamientos ilusorios, tratan a estos incrédulos, diablos y lacayos de Satanás como si fueran hermanos y hermanas. Por lo tanto, les manifiestan mucho amor, son bondadosos con ellos y los ayudan y los respaldan constantemente. El resultado es que, como los falsos líderes brindan su apoyo, su ayuda y su liderazgo a esas personas, los verdaderos hermanos y hermanas, a quienes Dios quiere salvar, resultan seriamente perturbados; la vida de la iglesia nunca puede ir por el camino correcto y los hermanos y hermanas no pueden comer ni beber de las palabras de Dios con normalidad ni compartir la verdad sin que las personas malvadas los perturben. ¿No es este el “logro” de los falsos líderes? Su “logro” es sumamente significativo: no solo no pueden proteger a los hermanos y hermanas, sino que también se dan el lujo de respetar y resguardar injustificadamente a esas personas malvadas y anticristos. ¿No trastorna esto la obra de la iglesia? La naturaleza de los falsos líderes que hacen esto es trastornadora y, sin embargo, estos creen que están protegiendo la obra de la iglesia y ayudando y apoyando al pueblo escogido de Dios. ¿Qué opina Dios de sus acciones? ¡Dios los detesta, los detesta en gran medida! No realizan un trabajo real, sino que se centran en salvaguardar a las personas malvadas y actúan como lacayos de Satanás. Esto provoca que el pueblo escogido de Dios —los que aman la verdad— no pueda recibir el apoyo y el sustento de la iglesia a pesar de vivir la vida de iglesia, y desee cumplir con sus deberes aun sin tener una garantía de seguridad. Los falsos líderes ignoran por completo estas cuestiones y piensan: “Trato a todos por igual, ¿por qué os quejáis? ¿Qué tengo que hacer exactamente para satisfaceros? En esto consiste tratar a la gente justamente. ¡Es que sois muy exigentes y es difícil complaceros! De todos modos, soy responsable ante Dios. ¡Estoy haciendo todo esto ante Dios!”. Al lanzar tal retórica, ¿no demuestran ser incapaces de entrar en razón? ¿No son extremadamente necios? Efectivamente, son totalmente incapaces de razonar y extremadamente necios. La casa de Dios habla todos los días sobre cómo Dios salva a la especie humana, pero los falsos líderes nunca comprenden las palabras de Dios. Piensan que, sin importar quién sea la persona, más allá de cuál sea su esencia, de cuán malvados hayan sido sus actos y de cuán malévola sea su humanidad, bajo la guía de las palabras de Dios y con la ayuda del apoyo afectuoso de la gente, con el tiempo se arrepentirá y dará marcha atrás. ¿No es una opinión completamente errónea? (Sí). Además de comprender las palabras de Dios de una manera gravemente falaz, los falsos líderes también fingen que comprenden las intenciones de Dios y, al pensar de manera unilateral y actuar en función de sus propios deseos egoístas, son bondadosos y cariñosos con las personas malvadas y los anticristos. ¿Y cuál es el resultado? Terminan protegiendo a las personas malvadas y a los anticristos, se convierten en sus cómplices y les brindan oportunidades y un espacio fértil para que trastornen y perturben la obra y la vida de la iglesia. Entre tanto, ignoran a los hermanos y hermanas que verdaderamente necesitan protección y jamás les preguntan: “¿Qué opináis sobre tener en la iglesia a estas personas malvadas y anticristos o a aquellos que desahogan su negatividad y difunden nociones? ¿Estáis de acuerdo con que permanezcan en ella? ¿Estáis dispuestos a cumplir con vuestros deberes y vivir la vida de iglesia junto a ellos?”. Nunca les preguntan a los hermanos y hermanas cómo se sienten respecto a nada de esto. ¿Qué os parece? ¿No son estos líderes y obreros sumamente despreciables? Actúan bajo la bandera de ser líderes y obreros y ostentan tales títulos, pero en realidad están haciendo la labor de salvaguardar a Satanás y a sus lacayos. ¡Es verdaderamente triste! Si dices que esos líderes y obreros tienen un calibre escaso y no hacen un trabajo real, puede que no estén convencidos. Se sentirán agraviados; como piensan que están todo el día ocupados y no son holgazanes, ¿cómo es posible que no realicen un trabajo real? Pero, de acuerdo con sus manifestaciones —no creen que un grupo sea más importante que el otro, piensan que ambos deben ser tratados de la misma manera, utilizan el trato justo como excusa para permitir que las personas malvadas y aquellos que trastornan y perturban sometan a los demás en la iglesia y dejan que diversas acciones malvadas se repitan en ella—, ¿qué son estos líderes y obreros? A juzgar por la manera en la que actúan, sus modos y principios de trabajo, así como por sus motivaciones para hacer labores, son indiscutiblemente falsos líderes y necios atolondrados. ¿Es certero decir esto? (Sí).
En la sociedad, sin importar de qué grupo o clase se trate, no se distingue a las personas malvadas de las buenas, y mucho menos se habla de la manera en la que Satanás las corrompe ni de la esencia de la especie humana corrupta; ni siquiera diferencian el bien del mal. No obstante, en la casa de Dios, todo se fundamenta en las palabras de Dios; la verdad nunca cambia y las palabras de Dios lo logran todo. En la iglesia, Sus palabras revelan a todo tipo de personas y todas ellas se agrupan de manera natural según su clase. Todos los tipos de personas deberían aprovecharse al máximo en función de su humanidad, sus aspiraciones y su esencia. ¿Es esto clasificar a las personas por rangos? No se trata de clasificarlas por rangos, sino de categorizarlas. Cada una debería ser agrupada según su tipo y deben ocupar el lugar que les corresponde. Mezclarse no es aceptable; es temporal y tiene un límite de tiempo. Por ejemplo, cuando la cizaña y el trigo están mezclados, si arrancar la cizaña afecta al trigo y podría hacer que este muera, no es el momento de arrancarla aún. Sin embargo, no arrancarla no significa que no esté categorizada. Entonces, ¿cuándo hay que arrancarla? En el momento adecuado; Dios preparará el momento. Ahora es el momento de agrupar a cada uno según su tipo; hay que categorizar a todos los tipos de personas. Esto es necesario. ¿Por qué debe llevarse a cabo este trabajo? Desde un enfoque teórico, se fundamenta en las palabras de Dios; desde el enfoque de la situación actual, es necesario hacerlo, tiene un valor práctico y es esencial. Cuando arrancar la cizaña no afecta al trigo, hay que arrancarla y separarla de este. Si a los incrédulos y a las personas malvadas —los que equivalen a la cizaña— se los trata como a hermanos y hermanas, es demasiado injusto para todos los hermanos y hermanas que se esfuerzan sinceramente por Dios. Por un lado, las personas malvadas que trastornan y perturban la obra de la iglesia a menudo los perturbarán, los influenciarán y les harán daño. Y, por otro, algunos individuos que carecen de suficiente estatura no comprenden la verdad y pueden verse limitados, volverse negativos y débiles, o incluso tropezar al entrar en contacto con personas malvadas que trastornan y perturban. Además, todo lo que hacen aquellos que trastornan y perturban y cada palabra que pronuncian genera caos, desorden y situaciones alborotadas. La situación más realista es que, al cumplir con un deber o realizar alguna tarea, cometen fechorías de manera imprudente y no siguen los principios, lo que genera un desperdicio enorme de mano de obra y de recursos materiales y financieros y que no se logre ningún resultado. ¿Qué sucede al final? Cuando los destituyen, todos deben pagar por sus hechos malvados. Es necesario volver a realizar el trabajo; y la mano de obra, los recursos materiales, el tiempo y la energía sumamente valiosa de todos los que se esforzaron antes de destituir a esas personas se desperdician debido a sus fechorías irresponsables y no pueden ser compensados. ¡El impacto negativo que le causaron a esta obra es inmenso! Nadie puede asumir esta responsabilidad. Incluso si más adelante se realiza el trabajo de manera adecuada, nadie podrá compensar las pérdidas anteriores. Algunas personas sugieren que paguen por ello con dinero; también deberían hacerlo, pero ¿puede acaso el dinero comprar el tiempo? ¿Puede el dinero comprar el tiempo y la energía de los hermanos y hermanas, o el precio sincero que pagaron? No, no es posible. ¡No tienen precio! Independientemente de la cantidad de personas que causen trastornos y perturbaciones en la iglesia, las consecuencias son inestimables. La entrada en la vida de numerosos hermanos y hermanas se verá afectada. La pérdida es considerable y no es posible compensarla. ¿Puede compensarse la pérdida en la vida de los hermanos y hermanas? ¿Quién pagará por esta pérdida? Por lo tanto, es necesario depurar a estas personas malvadas. No son del mismo tipo que los hermanos y hermanas que persiguen la verdad; pertenecen al séquito de los diablos y Satanás, vienen a la casa de Dios para perturbar y destruir. Si no se los echa, jamás podrá garantizarse la obra de la iglesia ni el orden de la vida de esta. No importa cuántas personas formen un grupo determinado, mientras haya una sola persona entre ellas que trastorne y perturbe —alguien que comete hechos malvados con imprudencia, que nunca maneja los asuntos conforme a los principios, que jamás acepta las cosas positivas ni la verdad, que no escucha a nadie, que actúa a su antojo arbitrariamente sin importar si posee estatus o poder y que, en esencia, es un Satanás viviente— tal persona, mientras permanezca en la iglesia, tarde o temprano le causará grandes perturbaciones y destrucción a su obra. Cuando llegue el momento de echarlos y lidiar con ellos, ¡muchas personas tendrán que sanear las consecuencias malvadas y las situaciones caóticas que han causado! Por lo tanto, echar o expulsar a estas personas malvadas y anticristos constituye una tarea importante que los líderes y obreros deben llevar a cabo y no pueden tomar a la ligera. Sin embargo, los falsos líderes son amables y cariñosos con quienes deberían ser echados o expulsados, hacen la vista gorda ante sus hechos malvados, los toleran y los acogen como hermanos y hermanas, e incluso ven a aquellos que les son útiles como personas talentosas y los cultivan y los usan. No importa cuántas cosas malas hagan, los falsos líderes encuentran excusas para exonerarlos e incluso les brindan ayuda y apoyo amorosos. ¿No es esto, en cierto modo, un trastorno deliberado? (Sí). ¡Los falsos líderes actúan en función de sus propias ideas, su bondad y su entusiasmo, lo que, en última instancia, le causa enormes problemas a la iglesia y al pueblo elegido de Dios! Si estas personas malvadas tienen poder, los desastres y consecuencias que le traen a la iglesia son incalculables.
En la actualidad, existe un precepto en la casa de Dios que establece que, sin importar quién cometa fechorías, siempre que le cause una pérdida a la casa de Dios, debe compensarla. Si esta es demasiado grande y las consecuencias son graves, ¿puede resolverse el problema compensándolo únicamente con dinero? Algunas pérdidas no pueden ser reparadas con ninguna cantidad de resarcimiento monetario; son irreparables e irrecuperables. Ahora, cada día es muy valioso y crucial. Una vez que el día pasa, ¿es posible recuperar ese tiempo? También es irrecuperable. ¿Por qué decimos que perderse ciertas cosas es un arrepentimiento de por vida? Precisamente porque el tiempo no se puede recuperar. ¿Qué quiero decir con esto? Es mejor prevenir los problemas antes de que ocurran, en lugar de gastar dinero para resolverlos después de que se den. Esta es la mejor manera de solucionar problemas. “Cerrar la puerta del establo cuando el caballo ya se ha escapado” es el último recurso. Es preferible realizar ciertas labores preventivas antes de que pasen cosas. Esto significa que, antes de que ocurran trastornos y perturbaciones, los líderes y obreros deben discernir con claridad y conocer de manera exhaustiva los diversos tipos de personas en la iglesia, y observar cuidadosamente y captar con prontitud sus estados, actitudes y aspiraciones, así como sus comportamientos y opiniones durante el cumplimiento de su deber, a fin de garantizar que todos los hermanos y hermanas cuenten con un entorno para desempeñar sus deberes y una vida de iglesia normales. De esta manera será posible que la obra de la iglesia pueda progresar de manera ordenada. Estas son las responsabilidades de los líderes y obreros. Por supuesto, los falsos líderes no están a la altura de este trabajo; son necios atolondrados y personas inútiles. Ahora se les ha ocurrido una idea ingeniosa: “¡Cualquiera que no siga los principios y arruine el trabajo será multado! ¡Si un anticristo hace algo mal, se le impondrá una multa!”. Piensan que aplicar sanciones es la mejor solución y el mejor principio de práctica. Si todos los problemas pudieran resolverse de esta manera, ¿qué sentido tendría perseguir la verdad? ¿Por qué se le llama falso a un falso líder? Porque no comprende la verdad y confunde seguir preceptos con practicar la verdad, considera que las palabras y las doctrinas que comprende son la verdad y, cuando suceden cosas, no puede de ninguna manera encontrar la dirección ni los principios correctos y no es capaz de resolver los problemas desde la raíz. No entiende las palabras de Dios ni capta en absoluto lo que Dios quiere decir, pero aun así quiere trabajar y ser líder u obrero. ¡Qué idiotez! En este sentido, ¿cuál es la principal manifestación de un falso líder? No puede desentrañar la esencia de los diferentes tipos de personas que trastornan y perturban la obra de la iglesia, no es capaz de categorizarlas y, mucho menos, de ocuparse de ellas y manejarlas conforme a los principios. En la mente de un falso líder, todo esto es un caos confuso. Especula sobre las palabras de Dios y lo que Él quiere decir de acuerdo con su ímpetu y sus propias nociones y figuraciones. Al mismo tiempo, le impone a Dios su bondad, entusiasmo y figuraciones y nociones personales, pensando que todo eso se ajusta a la verdad y a Sus intenciones y que puede representar lo que Él desea. De este modo, se apoya en todo ello para trabajar y guiar al pueblo escogido de Dios. Esta es la principal manifestación de un falso líder. Concluimos aquí nuestra enseñanza sobre la segunda manifestación de los falsos líderes.
III. Los falsos líderes no exponen ni frenan a las personas malvadas
A continuación, hablaremos sobre la tercera manifestación de los falsos líderes, que es ignorar y no indagar acerca de las personas que trastornan y perturban la obra de la iglesia. Incluso en aquellas oportunidades en las que descubren que las personas malvadas y los anticristos perturban esta obra, no le prestan atención. La naturaleza de esta manifestación es más grave que las dos primeras. ¿Por qué se dice que es más grave? Las dos primeras manifestaciones están relacionadas con el calibre de los falsos líderes, pero esta última tiene que ver con su humanidad. Algunos falsos líderes tienen un calibre tan escaso que no pueden desentrañar la naturaleza de las perturbaciones y los trastornos de la obra de la iglesia. Otros, aunque logran detectar estos problemas, por desgracia no comprenden la verdad y no pueden lidiar con ellos ni resolverlos. Actúan en todo momento de acuerdo con sus propias ideas y entusiasmo, hacen lo que les gusta y en su corazón reflexionan: “Siempre y cuando realice la obra de la iglesia, no pasa nada. Respecto a quienes causan trastornos y perturbaciones, es asunto suyo y no tiene nada que ver conmigo”. También hay algunos falsos líderes que tienen un poco de calibre y pueden hacer algo de trabajo, y que conocen un poco los principios para manejar a cada tipo de persona. Sin embargo, tienen miedo de ofender a la gente, por lo que, cuando descubren a personas malvadas y a anticristos causando trastornos y perturbaciones, no se atreven a exponerlos, frenarlos ni limitarlos. Viven de acuerdo con filosofías satánicas y hacen la vista gorda a los asuntos que consideran que no tienen que ver con ellos. Les da completamente igual cuáles son los resultados de la obra de la iglesia, ni lo mucho que impacta al pueblo escogido de Dios en su entrada en la vida; consideran que tales cosas no tienen nada que ver con ellos. Por lo tanto, durante el mandato de ese falso líder, no se mantiene el orden normal de la vida de la iglesia, y no se protegen los deberes y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. ¿Cuál es la naturaleza de este problema? No es que esos falsos líderes no puedan hacer el trabajo porque sean de poco calibre, si no pueden hacer ningún trabajo real es porque su humanidad es escasa y carecen de conciencia y razón. ¿En qué sentido son falsos los falsos líderes? Carecen de la conciencia y razón de la humanidad; por lo que, durante el tiempo en que trabajan como líderes, el problema de las personas malvadas y los anticristos que trastornan y perturban el trabajo de la iglesia no se resuelve en absoluto. Algunos hermanos y hermanas se ven muy perjudicados, y la obra de la iglesia también sufre enormes pérdidas. Cuando este tipo de falso líder se da cuenta de un problema, cuando ve a una persona malvada o a un anticristo causando un trastorno o una perturbación, sabe cuál es su responsabilidad, lo que debe hacer y cómo debe hacerlo; sin embargo, no hace nada en absoluto e incluso se hace el tonto, lo ignora por completo y no informa del asunto a sus superiores. Finge que no sabe ni ve nada, permitiendo a las personas malvadas y anticristos trastornar y perturbar la obra de la iglesia. ¿Acaso no hay un problema con su humanidad? ¿Acaso no son de la misma calaña que las personas malvadas y los anticristos? ¿Cuál es el principio de su liderazgo? “No causo trastornos ni perturbaciones, pero no voy a hacer nada que ofenda ni dañe la dignidad de los demás. Si me caracterizan como un falso líder, seguiré sin hacer nada ofensivo. He de procurarme una vía de escape”. ¿Qué clase de lógica es esta? Es la lógica de Satanás. ¿Y qué clase de carácter es este? ¿Acaso no es muy taimado y falso? Una persona así no es en absoluto sincera en su trato con la comisión de Dios; siempre es astuta y evasiva en el cumplimiento de su deber, con muchos cálculos desagradables, pensando en ella misma para todo. No prestan la menor atención a la obra de la iglesia y no tienen conciencia ni razón alguna. Son fundamentalmente indignas de servir como líderes de la iglesia. Tales personas no se preocupan en lo más mínimo por la obra de la iglesia ni por la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Solo les importan sus propios intereses y disfrute; se centran exclusivamente en disfrutar los beneficios del estatus y no se interesan en absoluto por el estado en que se encuentra el pueblo escogido de Dios. ¿No son personas de lo más egoístas y despreciables? Aunque se den cuenta de que las personas malvadas y los anticristos perturban la obra de la iglesia, no prestan atención y actúan como si se trataran de asuntos que no tuvieran nada que ver con ellos. Es como un pastor que ve a un lobo devorando a una oveja, pero no hace nada y solo se preocupa por salvar su propia vida. Una persona así no es apta para ser pastor. Lo único que hace este tipo de falso líder es proteger al máximo su propia reputación, estatus, poder y los diversos beneficios que disfruta en el momento. En su corazón, no se siente responsable de la comisión de Dios, de la obra de la iglesia ni de la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, que son sus responsabilidades y deberes; nunca piensa en ello. Cree: “¿Por qué debe un líder hacer estas tareas? ¿Por qué no hacerlo lleva a que los hermanos y hermanas te poden, te condenen y te rechacen?”. No lo comprende y le resulta completamente indiferente. En Mi corazón, no importa lo educadas que parezcan este tipo de personas, o lo obedientes, lo taciturnas, trabajadoras y competentes; el hecho de que actúen sin principios y no asuman ninguna responsabilidad en el trabajo de la iglesia me obliga a verlas bajo una nueva luz. Por fin, he definido a este tipo de personas así: puede que no cometan grandes errores, pero son muy taimados y falsos; no asumen ninguna responsabilidad, ni defienden en absoluto el trabajo de la iglesia; no tienen humanidad. Los tengo por una especie de animal; por su astucia, son un poco como el zorro. La gente dice que los zorros son astutos, pero, de hecho, estas personas son incluso más astutas que los zorros. A simple vista, parece que no han cometido ninguna maldad, pero en verdad todo lo que dicen y hacen es en beneficio de su propia fama, provecho y estatus. Todas sus acciones tienen como objetivo disfrutar de los beneficios de su estatus, y no tienen consideración por las intenciones de Dios en absoluto. No resuelven en lo más mínimo los problemas que surgen en la obra de la iglesia, ni abordan cuestiones reales relacionadas con la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Estos falsos líderes no realizan ningún trabajo para guiarlo hacia la realidad-verdad. ¿Cuál es el verdadero objetivo de todo lo que realizan? ¿No es simplemente complacer a las personas y lograr que los tengan en alta estima? Tratan de que todos tengan una buena opinión de ellos y de no ofender a nadie, y así disfrutan de su reputación y de los beneficios de su estatus. Lo que provoca más odio hacia ellos es que ninguna de sus acciones contribuye a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, sino que desorientan a las personas y hacen que los demás los admiren y los idolatren. ¿No son incluso más taimados y falsos que los zorros? Son auténticos falsos líderes de manual. Poseen el estatus de líder y ostentan tal título, pero no realizan ningún trabajo real, solo se ocupan de algunos asuntos generales visibles y superficiales, o hacen de mala gana parte del trabajo que lo Alto les asigna de forma especial. Si lo Alto no les encarga nada en especial, no se ocupan de ningún trabajo esencial de la iglesia. En cuanto a los asuntos relacionados con mantener la obra y el orden de la vida de la iglesia, tienen miedo de ofender a la gente y no se atreven a defender los principios. No resuelven ninguno de los problemas que se han acumulado en la obra de la iglesia e, incluso cuando notan que los anticristos y las personas malvadas malgastan los bienes de la casa de Dios, no hacen nada para frenarlos ni para limitarlos. En su interior, saben perfectamente que estas personas hacen el mal y perjudican los intereses de la casa de Dios, pero aun así se hacen los desentendidos y no dicen una palabra. Son individuos ladinos y falsos. ¿No son más taimados que los zorros? Por fuera se muestran amables con todos y no hacen nada que dañe a nadie, pero retrasan asuntos sumamente importantes como la entrada en la vida del pueblo elegido de Dios, la obra de la iglesia y la obra de difusión del evangelio. ¿Son dignos de ser líderes y obreros? ¿No son acaso lacayos de Satanás? ¿No son ellos quienes trastornan y perturban la obra de la iglesia? Aunque en apariencia no han cometido ningún mal evidente, las consecuencias de su manera de trabajar son aún más graves que cometer el mal. Entorpecen que la voluntad de Dios se cumpla, se resisten a Él y trastornan y perturban la obra de la iglesia. Perjudican al pueblo escogido de Dios y hasta son capaces de echar por tierra su esperanza de ser salvados. Decidme, ¿acaso no es esto cometer maldades? Esto es precisamente lo que hace una persona complaciente que no apoya los principios en absoluto. Quienes no entienden la verdad no pueden percibir plenamente las terribles consecuencias de la forma en la que estos falsos líderes trabajan, ni captar cuáles son sus intenciones, objetivos y propósitos. Jamás llegarás a entender qué es lo que desean realmente hacer en sus corazones. ¡Son muy taimados! En sentido figurado, son zorros ladinos, pero, para ser precisos, son diablos vivientes, ¡diablos que viven entre los seres humanos!
En cuanto a cómo estos falsos líderes deberían ser definidos, basándonos en su esencia-carácter, no se los puede clasificar arbitrariamente en las categorías de personas malvadas, anticristos, hipócritas, y similares. Sin embargo, a juzgar por lo que manifiestan, como las manifestaciones de su humanidad y su actitud hacia la obra de la iglesia, además de no abordar los problemas que descubren, son el tipo más depravado de falsos líderes. A partir de sus diversas manifestaciones, aunque no forman camarillas de manera proactiva ni establecen sus propios reinos independientes, y casi nunca dan testimonio de sí mismos, y si bien logran llevarse bien con los hermanos y hermanas, soportar dificultades, pagar un precio, evitar robar ofrendas e incluso se controlan rigurosamente para no buscar privilegios especiales, aun así, cuando se enfrentan a las diversas personas, acontecimientos y cosas que trastornan y perturban la obra de la iglesia, o a distintas personas que despilfarran las ofrendas y dañan los bienes de la casa de Dios, no los frenan ni se ocupan de ellos, no dicen nada ni hacen ningún trabajo. ¡Son un espanto! Son la clase más despreciable de falsos líderes; ¡son incorregibles! ¿Por qué lo digo? No es porque su calibre sea escaso ni porque no puedan comprender las palabras de Dios; en realidad, tienen cierta capacidad de comprensión y capacidad de trabajo. Sin embargo, cuando descubren a alguien que trastorna y perturba la obra de la iglesia, no se hacen cargo de ello ni lo resuelven. Solo abordan cierta parte de esta labor de mala gana cuando se enfrentan a la estricta supervisión y a las frecuentes preguntas de sus líderes superiores o cuando los podan. Independientemente de si realizan esta labor o no o de cómo lo hagan, su máxima prioridad es protegerse a sí mismos. No cumplen en absoluto con las responsabilidades de los líderes y obreros. Aparte de protegerse y cuidar sus propios intereses, no realizan ningún trabajo esencial y solo hacen una pequeña parte del trabajo superficial que llevan a cabo porque no les queda más remedio. Aparte de protegerse, no les importa nada más. ¿No son más ladinos y taimados que un zorro? Algunos dicen: “Los zorros comen animales pequeños por instinto, ¿no se protegen los falsos líderes a sí mismos por instinto?”. ¿Es instinto? ¡Es su naturaleza! Estos falsos líderes protegen su propio estatus, reputación y dignidad, sostienen relaciones con las personas y evitan ofender a nadie, a costa de perjudicar los intereses de la casa de Dios y dañar la obra de la iglesia. Ni siquiera se ocupan personalmente de las destituciones o los ajustes de personal, sino que se los encargan a otros para que lo hagan por ellos. Piensan: “Si esa persona busca venganza, no vendrá por mí. Primero, en cualquier situación en la que me vea, necesito protegerme”. ¡Son extremadamente ladinos! Como líderes y obreros, ni siquiera pueden asumir esta responsabilidad, así que ¿son dignos de ser líderes? ¡No son más que unos cobardes inútiles! Sin este mínimo de valentía, ¿siguen siendo creyentes en Dios? Aquellos que recurren al engaño para eludir sus responsabilidades en el cumplimiento de sus deberes, ¿son seguidores de Dios? Dios no acepta a tales personas. Estos falsos líderes son igual de ladinos y taimados que los zorros. Cuando ven a alguien que causa un trastorno o una perturbación, no se ocupan de ello ni lo resuelven; simplemente, no realizan ningún trabajo real. Independientemente de cómo los expongan o los poden, no hacen nada. Dado que no cumplen con las responsabilidades de líderes y obreros, ¿por qué ocupan ese puesto? ¿Para ser parte del decorado? ¿Para darse a los beneficios del estatus? ¡No están cualificados para eso! No hacen un trabajo real, pero quieren que los hermanos y hermanas los veneren y los idolatren, ¿no es esta la mentalidad de un diablo? ¡Qué desfachatez! Algunos dicen que no tienen ninguna intención de ser líderes. Entonces, ¿por qué preservan su reputación y su estatus? ¿Qué se proponen al desorientar a las personas? Si no desean ser líderes, pueden renunciar de manera proactiva. ¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué ocupan ese puesto y no renuncian? Si no quieren renunciar, deben cumplir con su responsabilidad y hacer algún trabajo real. No existe otra alternativa, es su responsabilidad. Si no pueden hacer un trabajo real, lo mejor sería que asumieran su responsabilidad y renunciaran; no deberían retrasar la obra de la iglesia ni perjudicar al pueblo escogido de Dios. Si no tienen ni siquiera esta poca conciencia ni razón, ¿poseen aún algo de humanidad? ¡No son dignos de ser llamados humanos! Sin importar si cuentan con la capacidad para ser líderes u obreros, aquellos que creen en Dios solo merecen ser llamados humanos si tienen al menos un poco de conciencia y razón.
Ser líder u obrero requiere de cierto nivel de calibre. El calibre de una persona determina su capacidad de trabajo y hasta qué punto capta los principios-verdad. Si tu calibre es algo limitado y no comprendes la verdad lo bastante en profundidad, pero eres capaz de practicar y de llevar a cabo todo lo que entiendes, si eres puro y honesto de corazón, si no urdes tramas en beneficio propio ni persigues la fama, el provecho ni el estatus y puedes aceptar el escrutinio de Dios, entonces eres una persona correcta. Sin embargo, los falsos líderes no poseen estas cualidades. No se preocupan por los diversos problemas relacionados con los trastornos y perturbaciones que surgen en la iglesia y, si los notan, hacen caso omiso de ellos. Si les preguntas si están al tanto de la situación, responden: “Creo que sé algo, pero no todo”. Sucedió ahí ante sus ojos, ¿por qué dicen que no lo saben? ¿Acaso tratan de engañar a la gente? Si lo saben, ¿han pensado en cómo abordarlo? ¿Han hecho algún trabajo? ¿Han tratado de ingeniárselas para solucionarlo? Responden: “El calibre de esa persona es mejor que el mío, es elocuente y se expresa con claridad. No me atrevo a entrometerme con ella. ¿Qué pasaría si me encargo de algo que en realidad no es un problema y la ofendo? ¡Complicaría mi trabajo más adelante!”. ¡Como no se atreven, son unos cobardes inservibles, descuidan su deber y no son dignos de ser líderes! Cuando se enfrentan a este tipo de situaciones, ¿saben cómo manejarla? Dicen: “Aunque sé cómo hacerlo, no me atrevo. ¿No es esa la función de lo Alto? Y también existe un grupo de toma de decisiones. ¿Por qué debería recaer en mí esta tarea?”. Ya que lo vieron y están al tanto, deberían manejar esta situación. Si su estatura es demasiado escasa y no pueden ocuparse del problema, ¿les han hablado a sus superiores sobre el asunto? ¿Lo han denunciado? ¿Han hecho lo que deben en el ámbito de sus responsabilidades y el trabajo que les corresponde? ¿Han cumplido alguna de sus responsabilidades? ¡En absoluto! En sus corazones, lo saben muy bien: “Era consciente de este problema, pero no actué. ¡Me siento culpable! Debería haber denunciado ese asunto, pero no lo hice. No obstante, otras personas tampoco lo hicieron, ¿qué tiene que ver conmigo?”. ¿Acaso otras personas también son líderes? Lo que hagan los demás es asunto de ellos; ¿por qué estos líderes no lo han hecho? Si otros no lo hacen, ¿significa que estos líderes tampoco tienen que hacerlo? ¿Es esa la verdad? Incluso si otros lo hubieran hecho, ¿podría eso sustituir la responsabilidad de estos líderes? Lo que hagan esos líderes es asunto suyo. ¿Han cumplido con sus responsabilidades y obligaciones? Si no lo han hecho, han descuidado su deber, no son aptos para ser líderes y deberían asumir la responsabilidad y renunciar. No valoran cómo los han ascendido, no son dignos de la confianza de los hermanos y hermanas, no son dignos de la confianza de la casa de Dios, y son incluso menos dignos de la exaltación de Dios. Son despreciables y no tienen corazón. En el tercer tipo de falso líder existe un problema de calidad humana. Más allá de cómo sean sus aspiraciones personales y su entrada en la vida, con solo observar que, durante su tiempo en el cargo, no realizan ningún trabajo real, no recuperan ninguna de las pérdidas que sufre la iglesia y que, por supuesto, no pueden frenar ni manejar con prontitud los actos malvados de las personas malvadas, sabemos que este tipo de persona no solo tiene un problema de escaso calibre y de falta de trabajo real, sino que, lo más importante, no posee humanidad. Su conciencia está completamente podrida, y carece absolutamente de razón. En términos sencillos, están moralmente en bancarrota. Son egoístas y despreciables al extremo, y no son dignos de confianza. Entre los tres tipos de personas que hemos diseccionado, la humanidad de este tipo es la peor. Los dos primeros tipos de personas poseen un calibre escaso, no son capaces de trabajar y tampoco cumplen con los principios ni los estándares de la casa de Dios para cultivar y ascender a la gente, por lo que no pueden ser formados ni usados. Su calibre es extremadamente escaso, son ciegos e insensibles, y están prácticamente muertos; no merecen ser expuestos ni diseccionados. El tercer tipo de persona es el más vil. En cuanto a su humanidad, es sumamente despreciable, y definimos a este tipo de persona como ladina y taimada. Estas personas son incluso más ladinas que los zorros. No realizan ningún trabajo real, pero ponen muchas excusas y se sienten totalmente tranquilas. Sin importar la manera en la que las personas malvadas y los anticristos perturben el trabajo de la iglesia, no se inquietan ni se preocupan por ello y, aun así, desean seguir siendo líderes. ¿Por qué son tan adictos al poder? Estos líderes dicen: “El hombre lucha hacia arriba; el agua fluye hacia abajo. ¡A todo el mundo le encanta el poder!”. No quieren hacer ningún trabajo real, pero siguen queriendo aferrarse a su puesto y disfrutando de los beneficios que les da su estatus. ¿Qué clase de persona despreciable es esta? No pertenecen más que a la calaña de Satanás y no son en absoluto buenas personas.
Hoy hemos compartido tres puntos referidos a la duodécima responsabilidad de los líderes y obreros. Los falsos líderes que hemos diseccionado en esta responsabilidad son básicamente los mismos que hemos expuesto con anterioridad. Aunque diseccionamos tres puntos, estos abarcan principalmente dos problemas: uno es que su calibre es escaso y no pueden llevar a cabo ningún trabajo real; el otro es que su humanidad es vil, despreciable, ladina y taimada, y no realizan ningún trabajo real. Estos son los problemas fundamentales y esenciales de los falsos líderes. Siempre que alguien tenga uno de estos dos problemas, se lo considera un falso líder. No existe la menor duda al respecto.
4 de septiembre de 2021