La realidad de ser complaciente
Por Su Jie, China En octubre, la iglesia me encargó supervisar el equipo de diseño gráfico junto con Wang Li, con quien ya había trabajado....
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
Por Su Xing, China
Soy una persona arrogante y engreída, y la posición ha sido mi talón de Aquiles. Durante muchos años en la fe, he sido esclavo de la reputación y la posición y no he podido librarme de esto. Una y otra vez he sido ascendido y sustituido; he tenido muchos reveses en mi posición y muchos tropiezos a lo largo del camino. Luego de muchos años de haber sido sometido y refinado, creí que no estaba tomando mi posición seriamente. No quería ser la persona que había sido en el pasado, cuando pensaba que mientras fuera un líder podría ser perfeccionado por Dios y si no era un líder, entonces no tenía ninguna esperanza. Entendí que, independientemente de la tarea que estuviera realizando, sólo necesitaba ir en busca de la verdad, y sería perfeccionado por Dios. Ir en busca de una reputación y de una posición es el camino del anticristo. Ahora siento que cualquiera que sea la tarea que esté llevando a cabo, puedo aceptar el hecho de no ocupar una posición. Es la ley del cielo y de la tierra que la creación cumpla con su papel. Sin importar qué cargo ocupe, usted debería aceptar las disposiciones de Dios. Cuando la corrupción de la fama y la posición se ve expuesta, esto puede resolverse buscando la verdad. No importa con qué me encuentre mientras cumpla con mi deber, siempre y cuando comprenda la verdad, estaré dispuesto a pagar el precio. Ante todo esto, pensé que ya había transitado el camino de la búsqueda de la verdad. Pensé que había recobrado la humanidad y la razón. Dios observa el corazón y examina la mente. Él sabía que yo era impuro en mi búsqueda de la verdad, y que no estaba realmente caminando en el sendero de la búsqueda de la verdad. Dios sabía qué método utilizar para limpiarme y salvarme.
A finales de junio de 2013, el líder de aquí fue reemplazado. Posteriormente, los hermanos y las hermanas me eligieron a mí para ser el nuevo líder. La familia de Dios me permitió elevarme y hacer la obra. Cuando supe que asumiría una responsabilidad tan grande, sentí que no tenía la realidad de la verdad y que no podría realizar ese trabajo. El alcance era demasiado grande y había una gran cantidad de hermanos y hermanas. ¿Cómo podría dirigirlos? Había demasiadas personas que tenían más cualidades internas que las mías y fueron reemplazadas. ¿Cómo podría yo hacerlo mejor? ¿Esto no me expondría? No estaba dispuesto a pasar por altibajos. Mientras pudiera cumplir con mis deberes, haría lo máximo en dondequiera que la obra lo requiriera. Entonces, lo rechacé en ese preciso momento: “No, no soy idóneo para esta tarea…”. Encontré todo tipo de motivos y excusas. Creía firmemente que estaba siendo racional al hacer esto y que era la verdad. Luego, pude reconocer a través de la comunión con mis hermanos y hermanas que yo estaba teniendo el veneno del gran dragón rojo dentro de mí, es decir: “Cuanto más alto, más grande es la caída” y “Quien camina muy alto, camina solo”. No quería sentirme atormentado nuevamente por una posición. Aunque al razonar supe que el motivo por el que esas personas eran retiradas de sus cargos se debía a que no iban en busca de la verdad y que tenían naturalezas demasiado perversas y que cometían todo tipo de actos de maldad. No obstante, en el fondo de mi mente creía que si no era un gran líder, entonces no habría oportunidades de hacer el mal; esto era una protección para mí mismo. Luego pensé que a causa de mi fe y por la predicación del evangelio, el CCP me estaba persiguiendo, y yo no podría regresar a mi hogar. No tenía salida. Si me convirtiera en un gran líder, y al final ofendiera el carácter de Dios y fuera expulsado porque no contara con la verdad, entonces realmente no podría seguir viviendo. Puesto que estaba atado a estas nociones y a estos venenos, vivía en la oscuridad y en el tormento. En mi dolor, me veía forzado a clamar a Dios: “Ah, Dios, al enfrentar esta responsabilidad, sé que me has exaltado. Sé que rechazar esta responsabilidad es traicionar a Dios. Pero en este preciso instante estoy viviendo con las ataduras del veneno de Satanás y no puedo zafarme de él. Estoy profundamente atemorizado de cargar con esta gran responsabilidad, temo que mi naturaleza sea peligrosa, que no tenga la verdad y que sea castigado por hacer un gran mal. Ah, Dios, siento dolor y estoy muy desconcertado. No sé cómo someterme a Dios. Te pido, Dios, que me ayudes y me salves”. Mientras oraba, Dios me iluminó para que pensara en un pasaje de las palabras de Dios: “Y vuestro conocimiento de Mí no termina en estas malas interpretaciones; peor aún es vuestra blasfemia contra el Espíritu de Dios y la calumnia sobre el cielo. Por eso afirmo que esta fe como la vuestra solo hará que os alejéis cada vez más de Mí y que os opongáis cada vez más a Mí. A lo largo de muchos años de trabajo, habéis visto muchas verdades, pero ¿sabéis lo que han oído Mis oídos? ¿Cuántos entre vosotros estáis dispuestos a aceptar la verdad? Todos vosotros creéis que estáis dispuestos a pagar el precio por la verdad, pero ¿cuántos habéis sufrido verdaderamente por la verdad? Lo único que hay en vuestros corazones es iniquidad y, por lo tanto, creéis que cualquiera, no importa quién sea, es tan engañoso y torcido como vosotros” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo conocer al Dios en la tierra). Las palabras de juicio de Dios hicieron que mi desconcierto y mi dolor se convirtieran en miedo y temblor. Especialmente: “blasfemia contra el Espíritu de Dios” “la calumnia sobre el cielo”, y “Lo único que hay en vuestros corazones es iniquidad” estas palabras fueron como una espada que atravesó mi corazón, haciéndome sentir la justicia, la majestuosidad y la ira del carácter de Dios. Vi que en mi condición actual estaba verdaderamente resistiendo a Dios y blasfemando a Dios, ¡y que eso era demasiado grave! Por ello, mi corazón rebelde pudo dar un giro y me postré ante Dios para buscar someterme a Él. Examiné aquello que se había expuesto de mí. No sé cuántas veces había experimentado el juicio y el castigo de Dios en todos estos años, pero no sólo no conocía el amor y la salvación de Dios, sino que en realidad no lo comprendía y estaba a la defensiva contra Él, empeorando las cosas. Culpaba a Dios por todo lo que era injusto, como si la obra de Dios fuera demasiado fastidiosa para el hombre. Al cabo de muchos años de experimentar la obra de Dios, mi relación con Él no se había vuelto más cercana o habitual, sino que yo estaba alejándome y distanciándome más de Dios. Había un gran abismo entre Él y yo que no podía cruzar. ¿Esto es lo que coseché después de todos estos años? En ese momento, pude reconocer que mi naturaleza egoísta y deplorable me estaba llevando a traicionar mi conciencia. Me había olvidado del precio que Dios había pagado por mí; me había olvidado de Su salvación y de Su cuidado por mí. En ese momento, volví a orar a Dios: “Ah, Dios, ya no viviré más por el veneno de Satanás, no volveré a herir tu corazón. Estoy dispuesto a aceptar el juicio y el castigo de Dios y a alejarme de mis perspectivas erradas”. En consecuencia, leí el sermón publicado el 15 de junio de 2013 proveniente de lo alto: “El que no ama a Dios está en el camino del anticristo y finalmente será revelado y eliminado. La obra de Dios de los últimos días es la de salvar y perfeccionar a las personas y toda persona maligna que no se salve será revelada y eliminada. Por ende, cada persona seguirá a los de su propia especie. ¿Por qué tantas personas se exponen a hacer el mal con su posición y su poder? No se debe a que su posición los lastime. El problema fundamental es la sustancia de la naturaleza del hombre. La posición por cierto puede revelar a las personas, pero si una persona de buen corazón tiene una posición alta, entonces no cometerá ciertos actos perversos. Algunas personas que no tienen una posición no cometerán maldades. A primera vista lucen como buenas personas, pero si logran una posición, harán todo tipo de actos malignos” (de La comunión de los de arriba). A través de esta enseñanza, pude ver cuán absurdas y ridículas eran las nociones que existían en mi corazón. El que todos puedan o no caminar por el sendero de la búsqueda de la verdad no se basa en si tienen o no una posición, y el tener una posición no dificulta transitar el sendero de la búsqueda de la verdad. La clave reside en si a la naturaleza del hombre le gusta o no la verdad y si el hombre ama o no ama a Dios. Pensaba que a lo largo de mis muchos años de “templarme”, tomé mi posición a la ligera y pensé que yo era como césped que no puede buscar ser un árbol grande y que podía ser sincero en la búsqueda de la verdad y cumplir con mis deberes. No sería el mismo de antes que sentía dolor, debilidad, negatividad y desesperación al ver a la familia de Dios darle un ascenso a otras personas en lugar de a mí. Debido a estas expresiones, creía que mi carácter había sido transformado hasta cierto punto y que ya me encontraba caminando por el sendero de Pedro. Hoy día, a la luz de los hechos y de la verdad, pude ver claramente mi verdadero yo: en realidad no iba a renunciar a mi posición, sino que estaba siendo más inteligente e ingenioso. Después de haber lidiado con esto muchas veces, no le estaba entregando mi corazón a Dios y no estaba buscando amarlo sinceramente. En cambio, me estaba protegiendo. Siempre estaba sopesando en mi mente mis perspectivas futuras. Había arraigado en mi corazón la idea absurda de que “las posiciones encumbradas no son seguras”. ¿Cómo estaba demostrando amor a Dios y andando por el camino de Pedro?
En cuanto a mis opiniones erróneas, leí “El principio de determinar vuestros deberes y posiciones”, así como también “El principio de gastar para Dios” en “Prácticas y ejercicios para una conducta con principios”. Entre estos principios se encontraban las palabras de la oración de Pedro: “Sabes lo que puedo hacer y también sabes qué papel puedo desempeñar. Deseo someterme a tus orquestaciones, y voy a dedicarte todo lo que tengo. Sólo Tú sabes lo que puedo hacer por Ti. Aunque Satanás me engañó tanto y me rebelé contra Ti, creo que Tú no te acuerdas de mí por esas transgresiones y que Tú no me tratas de acuerdo a ellas. Deseo dedicarte toda mi vida. No pido nada y tampoco tengo otras esperanzas o planes; sólo deseo actuar de acuerdo a Tu designio y hacer Tu voluntad. Beberé de Tu amarga copa y estoy a Tus órdenes” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo Pedro llegó a conocer a Jesús). “No existe correlación entre el deber del hombre y que él sea bendecido o maldecido. El deber es lo que el hombre debe cumplir; es la vocación que le dio el cielo y no debe depender de recompensas, condiciones o razones. Solo entonces el hombre está cumpliendo con su deber. Ser bendecido es cuando alguien es perfeccionado y disfruta de las bendiciones de Dios tras experimentar el juicio. Ser maldecido es cuando el carácter de alguien no cambia tras haber experimentado el castigo y el juicio; es cuando alguien no experimenta ser perfeccionado, sino que es castigado. Pero, independientemente de si son bendecidos o maldecidos, los seres creados deben cumplir su deber, haciendo lo que deben hacer y haciendo lo que son capaces de hacer; esto es lo mínimo que una persona, una persona que busca a Dios, debe hacer. No debes llevar a cabo tu deber solo para ser bendecido y no debes negarte a actuar por temor a ser maldecido. Dejadme deciros esto: lo que el hombre debe hacer es llevar a cabo su deber, y si es incapaz de llevar a cabo su deber, esto es su rebeldía” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La diferencia entre el ministerio de Dios encarnado y el deber del hombre). En las palabras de Dios puede verse que Pedro buscaba realmente poder amar a Dios durante toda su vida y que obedecía las disposiciones de Dios en todo; no tomó sus propias decisiones ni estableció sus propios requisitos. Sin importar cómo disponía Dios las cosas, siempre se sometía. Finalmente, cumplió con su deber como creación y le entregó a Dios su vida y su enorme amor por Él. El motivo por el cual Pedro tuvo éxito en su creencia en Dios no fue por las funciones que desempeñaba. Basado en mi propia perspectiva, Pedro era el principal de los doce apóstoles, y en semejante cargo elevado era fácil para él hacer el mal, y tenía la tendencia de ser expuesto y eliminado. Pero Pedro tomó el sendero correcto, y el Señor Jesús le dio la gran comisión de pastorear las iglesias. Él no estaba trabajando en su cargo de apóstol, era oscuro y desconocido, era trabajador y diligente respecto al cumplimiento de sus deberes como creación, para amar verdaderamente a Dios, y someterse a Él. Obtuvo la satisfacción de Dios poniendo todo su empeño en cumplir con sus deberes. Ese fue el secreto de su éxito. Luego de contrastar con la oración de Pedro y el juicio y el castigo de la palabra de Dios, me sentí muy avergonzado. La palabra de Dios golpeó mi corazón y me permitió ver que no me estaba sometiendo a Dios y que me estaba enfrentado a Él. Al creer en Dios, siempre mantuve mis propias esperanzas y planes. Todos estos años había estado ocupado corriendo de un lado a otro en busca de un destino final, de mis perspectivas futuras, de fama, rédito y posición. Cuando sólo cumplí con algunos de mis deberes, intenté hacer un trato con Dios y permití que Él pusiera Su sello de aprobación en él para garantizar que sería salvado. Mis requerimientos de que Dios hiciera esto por mí revelan que la naturaleza de Satanás en mí era demasiado egoísta, deplorable y maligna. Yo no tenía la más mínima razón y conciencia que la creación debía tener. Rechacé la comisión debido a mi naturaleza traicionera. Rechacé el llamado de Dios para protegerme. Por el contrario, utilicé un argumento ridículo y busqué excusas. Razoné con Dios; Estaba siendo poco razonable. En ese momento, leí la palabra de Dios: “Lo que el hombre debe hacer es llevar a cabo su deber, y si es incapaz de llevar a cabo su deber, esto es su rebeldía”. Mi conciencia sintió una profunda culpa; recordé cómo todo lo que tenía me había sido dado por Dios y que todo lo que podía hacer, todo lo que experimentara, Dios lo planeó. Una y otra vez, el juicio y el castigo de Dios recayeron sobre mí para recobrar la razón y la conciencia, y provocaron que fuera capaz de cumplir con mis deberes como creación. Independientemente de cuánto Dios requería de mí, debí haberme ofrecido y debí haber correspondido al amor de Dios. Si no, ¡habría sido una traición y debería haber sido castigado! Actualmente, la cuestión no es si la comisión de Dios fue arreglada por alguien, sino más bien Dios está probando el camino que transité todos estos años, y lo que he buscado después de todos estos años. Hoy día, no tengo la realidad de la verdad y soy de estatura pequeña. Dios no me entregó esta responsabilidad porque actualmente sea idóneo, en cambio, fue para permitirme mejorar la búsqueda de la verdad y aceptar el entrenamiento. Esto me obliga a ofrecerme por completo a Dios y a ingresar a la realidad de amarlo con todo mi corazón, mi alma, mi fuerza y mi mente. En el pasado, vivía con ideas absurdas. Creía que había asegurado mis deberes y mi posición. Mientras cumplía con mis deberes con esta actitud y antecedentes, no estaba recibiendo mucho refinamiento ni mucha presión. No obstante, sí se reveló mi carácter depravado a través de mi complacencia y satisfacción con mi situación del momento. Se revelaron mis opiniones egoístas y deplorables: estaba buscando cumplir con mis deberes con una creencia en Dios sin hacer todo lo posible para satisfacer y amar a Dios. En este momento, pude volver en mí: después de todos estos años, pensé que ya estaba transitando el camino de Pedro en busca de la verdad. Pero hoy día, los hechos revelan que le añadí la máxima importancia a mis perspectivas futuras. No tenía ni el más mínimo grado de amor por Dios y no estaba dispuesto a cargar con un gran peso ni de ofrecer todo mi ser por Dios. ¿De qué manera estaba esto alineado con lo que buscaba Pedro?
Durante mi búsqueda, leí las palabras de Dios: “Como criatura de Dios, el hombre debe procurar cumplir con el deber de una criatura de Dios y buscar amar a Dios sin hacer otras elecciones, porque Dios es digno del amor del hombre. Quienes buscan amar a Dios no deben buscar ningún beneficio personal ni aquello que anhelan personalmente; esta es la forma más correcta de búsqueda. Si lo que buscas es la verdad, si lo que pones en práctica es la verdad y si lo que obtienes es un cambio en tu carácter, entonces, la senda que transitas es la correcta. Si lo que buscas son las bendiciones de la carne, si lo que pones en práctica es la verdad de tus propias nociones y no hay un cambio en tu carácter ni eres en absoluto obediente a Dios en la carne, sino que sigues viviendo en la ambigüedad, entonces lo que buscas te llevará sin duda al infierno, porque la senda por la que caminas es la del fracaso. Que seas perfeccionado o eliminado depende de tu propia búsqueda, lo que equivale a decir que el éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine).
La palabra de Dios es la verdad, el camino y la vida, y ya había revelado el camino de Pedro hacia el éxito, así como la manifestación del camino al éxito. El sendero de Pedro hacia el éxito no se refería a no buscar una posición ni a elegir u optar por deberes. No solo se trataba de ser conquistado en aspectos negativos, se refería principalmente a buscar amar a Dios de manera positiva y a cumplir con el deber de una creación. Es más, transitar el camino correcto traerá consigo muchos resultados positivos y verdaderos tales como conocer mejor a Dios, ser cada vez más sumiso al buscar la verdad y ponerla en práctica, y ya no tener los propios requisitos, esperanzas e impurezas; el carácter se transformará, y lo que es más importante, las personas ingresarán mejor a la verdad y tendrán un amor cada vez mayor por Dios, de modo tal que se ofrezcan completamente a Dios sin ninguna otra petición, y sean diligentes en amar a Dios durante todas sus vidas. Yo pensaba que estaba transitando el camino correcto y que ya había ingresado en la realidad de cierta verdad. Pero, en los hechos revelados, ¿dónde se encontraba mi manifestación de obtener la verdad, y de transformar mi carácter? ¿Dónde estaba mi expresión de amor verdadero hacia Dios? ¡No había nada semejante! Si realmente había entrado, independientemente de los planes que Dios hace, yo podría someterme. Estaría más dispuesto a ofrecerme a Dios y a retribuirle Su amor. Con estos hechos y con el juicio y el castigo de la palabra de Dios, pude ver que yo estaba transitando el camino equivocado. No estaba transitando el camino de cumplir con mis deberes como creación ni estaba buscando amar a Dios. En cambio, estaba en el sendero de ir tras mis propios intereses y esperanzas personales. Era el sendero para engañar a Dios al estar obligado a seguir y a pagar un precio limitado a fin de protegerme y garantizar que tendría un destino final. Siempre he perseguido los placeres de la carne. A fin de satisfacer las comodidades temporales, no estaba dispuesto a aceptar el juicio y el castigo de Dios y a obtener la verdad. Mi opinión desde lo profundo de mi corazón era: solamente busca cumplir con los deberes pacíficamente, no ofendas el carácter de Dios. Finalmente, obtendré un buen destino, y con eso bastará. La palabra de Dios ha demostrado repetidas veces que la causa principal del fracaso de Pablo reside en su trato con Dios. Trabajó para su recompensa y su corona futuras y no tuvo ni la más mínima sumisión ni el más mínimo amor por el Señor de la creación. Finalmente, esto derivó en su fracaso y en recibir el castigo de Dios. La palabra de Dios nos advierte con claridad: “[…] los que trabajan solo en beneficio de su destino están en el umbral de su derrota definitiva, pues el fracaso en la propia creencia en Dios lo causa el engaño” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca del destino). Este tipo de inversión no se hace con sinceridad, tiene un aspecto falso y es engañosa. Realmente yo había endurecido mi cerviz y había evitado el juicio de las palabras de Dios andando por mi propio camino. Dominado por mi naturaleza, siempre había caminado por el sendero siguiendo a personas que fracasaron. Cuando la obra de salvación de Dios vino sobre mí, yo era incapaz de distinguir entre el bien y el mal, y mordía la mano que me daba de comer. Todo lo que le daba a Dios eran conceptos erróneos, resistencia y traición. En este momento, pude ver con claridad cuán egoísta y deplorable era mi naturaleza. Creí en Dios todos estos años y disfruté de Él pero aún así urdía en Su contra, esperando constantemente negociar con Dios. No tenía el más mínimo amor por Dios en mi corazón. Esta es precisamente la razón por la que estaba transitando el camino equivocado y exactamente lo que Dios estaba mencionando: “Como el hombre no es bueno en entregarse totalmente a Dios, como no está dispuesto a cumplir con su deber para el Creador, como ha visto la verdad pero la evita y camina por su propia senda, como siempre busca siguiendo la senda de los que han fracasado y como siempre desafía al Cielo, por eso siempre fracasa y cae en las artimañas de Satanás y es atrapado en su propia red” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine).Más tarde, leí el sermón anterior, que decía: “Hay personas que inevitablemente tienen estas aprehensiones: ‘Estoy cumpliendo con mi deber, pero tengo miedo de recorrer el camino del anticristo; temo hacer algo malo y resistir a Dios’ ¿Existen muchas personas con este tipo de aprehensiones? Especialmente quienes se desempeñan como obreros y líderes, ven a tal o cual persona que buscó tan diligentemente en el pasado, tiene dones, es inteligente, y luego cayó. Tal o cual persona era bastante buena para predicar, pero al final, nunca esperaron que también cayera. Dicen: ‘Si hago esas cosas, ¿entonces terminaré como ellos y también caeré?’ Si eres alguien que ama a Dios, entonces ¿seguirías temiendo esas cosas? Si sientes amor verdadero por Dios, entonces, ¿seguirías siendo controlado por las aprehensiones? Las personas que aman a Dios siempre toman en cuenta la voluntad de Dios y no harán nada malo […]. Si puedes distinguir realmente qué significa transitar el camino del anticristo y qué es andar por el camino de la búsqueda de la verdad y ser perfeccionado, entonces, ¿por qué temes caminar por el sendero del anticristo? ¿Tu temor de caminar sobre él no demuestra que todavía quieres transitarlo y que no deseas abandonar el sendero del error? ¿No es ese el problema?” (“Sermones y enseñanzas sobre la entrada a la vida”). Por medio de las palabras de Dios y este sermón, pude ver con mayor claridad que las personas que no aman a Dios están en el camino del anticristo; que las personas que no aman a Dios son la fuente del fracaso. También vi más claramente los motivos y las excusas de Satanás que estaban ocultos dentro de mí. Que yo no estaba dispuesto a aceptar mayores responsabilidades y que temía caminar por el sendero del fracaso revelaba que mi naturaleza era egoísta, deplorable y mala. Revelaba que me amaba a mí mismo y a Satanás en demasía. Pude entender cabalmente que lo antedicho sobre la gente que creía en Dios hacía muchos años y aún no amaba a Dios no tenía naturaleza humana. Se podía decir que todos tenían naturalezas malignas, que eran egoístas, deplorables y malas personas. Entonces tuve un real entendimiento de la esencia de mi verdadera naturaleza. Al mismo tiempo, también me hizo voltear mis opiniones erróneas y ser liberado y encontrar el rumbo correcto y el camino de la práctica para que ya no viviera de manera egoísta y deplorable. Todo es planeado por Dios y sólo necesito buscar realmente la verdad y practicar el amor por Dios al tiempo que pongo en práctica mis deberes.
Alabado sea Dios por Su juicio y castigo que cambió el propósito de mi búsqueda y me trajo de regreso desde mi camino del error. También me permitió reconocer cabalmente la sustancia de la naturaleza de Satanás que estaba dentro de mí y encontrar la fuente de mi fracaso. Creí en Dios todos estos años y nunca lo amé. Sentí vergüenza y culpa. Realmente desilusioné a Dios y lo herí profundamente. Mi corazón ansía generar un verdadero amor por Dios. Pedro fue perfeccionado porque realmente amaba a Dios y porque tuvo la voluntad y la perseverancia para buscar la verdad. Aunque estoy lejos de eso, nunca viviré tan vil y repulsivamente con el objeto de preservarme. Estoy deseoso de convertir el amor que siento por Dios en el propósito de mi búsqueda, y no escatimaré esfuerzos y además pagaré el precio por poner en práctica mis deberes. Realmente cargaré con los pesos de mis responsabilidades y pondré en práctica la verdad al tiempo que realizaré mis deberes y entraré en la realidad de amar a Dios.
El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.
Por Su Jie, China En octubre, la iglesia me encargó supervisar el equipo de diseño gráfico junto con Wang Li, con quien ya había trabajado....
Por Xiaoci, Myanmar En septiembre de 2020 conocí a una hermana por internet. Me contó que el Señor Jesús ha regresado como Dios...
Por Bai Hua, China Asumí un deber como líder de iglesia en 2018. Sabía que una de las partes más importantes de ser líder era compartir...
Le doy gracias a Dios por mostrarme la verdadera razón por la cual mi trabajo había sido ineficiente. Después, conscientemente obré para estar en comunión con la voluntad y requerimientos de Dios de conformidad con las condiciones de los hermanos y hermanas.