Qué se aprende al denunciar a un falso líder
En junio de 2021, destituyeron a dos líderes de nuestra iglesia por no hacer trabajo real. Mientras compartía sobre diseccionar su comportamiento, una hermana planteó una pregunta: “Antes de que destituyeran a estos dos falsos líderes, de algún modo conocíamos sus problemas. Además, hace poco la iglesia compartió la verdad acerca de discernir a los falsos líderes, así que todo el mundo entendió un poco su comportamiento. Entonces, ¿por qué nadie denunció los problemas de estos líderes antes de destituirlos?”. Sus palabras me conmovieron profundamente. Reflexioné sobre mí misma. Pese a haber oído tantos principios-verdad sobre discernir a los falsos líderes, aún no había logrado discernir conscientemente a ninguno cercano en la vida real. A veces, incluso cuando me percataba de algún problema con los líderes, adoptaba una actitud indiferente. Me di cuenta de que esta actitud no era conforme a las intenciones de Dios, por lo tanto, quería cambiarla. Necesitaba estar atenta para discernir a las personas, los acontecimientos y las cosas a mi alrededor, supervisar el trabajo de los líderes conforme a los requisitos de Dios, y ofrecer guía y ayuda si notaba que los líderes hacían el trabajo en contra de los principios. Si identificaba a un falso líder o a un anticristo, debía denunciarlo a los líderes superiores para proteger los intereses de la iglesia.
Más adelante, viví con la hermana Wendy, líder de otra iglesia. Al principio, pensé que era amigable, no tenía los aires de una líder, y resultaba fácil llevarse bien con ella. Sin embargo, al cabo de un tiempo, me di cuenta de que vivía con poca humanidad. Parecía enfocarse mucho en la comida y era bastante perezosa. Cuando veía algo sucio, no tomaba la iniciativa de limpiar, simplemente lo mencionaba y ya. A veces, les pedía a los demás que hicieran tareas que ella podría haber hecho sin problema. Las hermanas que trabajaban con ella estaban algo descontentas con su comportamiento. Al principio, pensé que Wendy solo tenía problemas para vivir su humanidad, lo cual no era una cuestión de principios, así que no lo tomé en serio. Más tarde, me di cuenta de que a menudo asistía a enseñanzas en línea en su cuarto; a veces incluso se llevaba su portátil a la mesa y comía mientras compartía, y, en ocasiones, se quedaba compartiendo hasta muy tarde, pero los hermanos y hermanas decían que rara vez solucionaba los problemas y dificultades que tenían en sus deberes. Al principio, sentía que, como líder de la iglesia, tenía que atender a diversos aspectos del trabajo, lo cual no era fácil. No pensé que fuera un gran problema si había algunas deficiencias en su trabajo. Así que no presté atención a estas cuestiones. Pero más tarde, sentí que algo no andaba bien. Como líder de la iglesia, su primer deber era compartir la verdad y resolver los problemas y dificultades de los hermanos y hermanas. Organizaba reuniones en línea seguido con los hermanos y hermanas, y parecía muy ocupada, pero no resolvía problemas reales. ¿No era esto solo predicar doctrinas vacías sin realizar un trabajo real? Recordé la enseñanza de Dios que pone al descubierto que algunos falsos líderes pasan el día en reuniones en línea, que parecen ocupados, pero solo pronuncian palabras y doctrinas y hacen un trabajo superficial. En cuanto a los problemas reales en el trabajo relativos a los principios-verdad, no son capaces de descubrirlos ni compartirlos con claridad, y esto hace que mucho trabajo se retrase. Me pregunté si Wendy podía ser una de esos falsos líderes que Dios había sacado a la luz. Después oí decir a una hermana que Wendy no sabía comunicar sobre las realidades-verdad ni resolver problemas reales en las reuniones. Una vez, el estado de la hermana era bastante negativo y afectaba a sus deberes. Al enterarse, Wendy solo le envió unos pocos pasajes de las palabras de Dios, sin compartir con ella. También había varias hermanas que no estaban cooperando en armonía, y se lo informaron a Wendy, pero no habló con ellas para solucionar esos problemas. Más tarde, descubrí que Wendy carecía de consideración y principios al organizar las cosas. Había una hermana que tenía el deber de producción de video. Wendy pensó que esta hermana también estaba preparada para regar a nuevos creyentes. Sin indagar previamente sobre la situación del deber de la hermana, ni hablar con la supervisora para ver si era apropiado, Wendy directamente le asignó regar a nuevos creyentes a tiempo parcial. Todos sentían que estaba abordando la situación de manera demasiado simple, pues el deber de riego requiere entender y resolver de manera oportuna los estados y dificultades de los nuevos creyentes. Cumplir bien con este deber requiere un tiempo y energía considerables. La hermana era hábil en producción de video, y si no se coordinaba adecuadamente, asignarla a regar nuevos creyentes retrasaría su deber principal. Aun así, Wendy le asignó el deber de riego. Al ver su organización del trabajo, me quedé un tanto escéptica y pensé: “Es descuidada al organizar las cosas y carece de comunicación y búsqueda. Entonces, ¿cómo va a manejar los asuntos importantes de la obra de la iglesia? ¿Posee el calibre y la capacidad de trabajo para ser líder? ¿Realmente es capaz de hacer un trabajo real?”. En mi corazón, seguí cuestionándolo y me dio la sensación de que Wendy tenía algunos problemas. Consideré informar a los líderes superiores para que investigaran y comprendieran su desempeño real. Pero luego pensé: “Si mis informes son acertados y Wendy es una falsa líder de verdad, entonces, se trata de un acto de rectitud que protege la obra de la iglesia. Pero, si mi punto de vista es limitado, no tiene graves problemas y puede realizar trabajo real, ¿dirán los hermanos y hermanas que carezco de comprensión de la verdad, que denuncio sin pensar y que me entrometo de manera imprudente? Si esto causa trastorno y perturbación, ¿dirán que tengo mala humanidad, que no sé tratar a una líder correctamente y que la juzgo con indiferencia? ¿Me destituirán entonces los líderes superiores? Si Wendy descubre que informé de sus problemas, ¿me guardará rencor y sacará partido de mis asuntos? Vivimos juntas y nos vemos todos los días, ¡qué situación más incómoda!”. Al pensar en estas cosas, dudé y me consolé: “Lo que he observado no son problemas graves, solo pequeñas fallas en vivir la humanidad y en la capacidad de trabajo. Al verla asistir a las reuniones en línea todos los días, parece tener cierto sentido de carga. Olvídalo. No la voy a denunciar. Si de hecho no realiza trabajo real, los hermanos y hermanas de su iglesia lo denunciarán. Los líderes y obreros harán un seguimiento y supervisarán su trabajo, por lo que deberían entender sus problemas. Tengo que dejar de preocuparme y entrometerme tanto”. Después de pensarlo una y otra vez, decidí no denunciar sus problemas. Pero cuando decidí dejarlo pasar, no sentí tranquilidad en el corazón, y mi conciencia me atormentaba. Había visto claras manifestaciones de que no estaba haciendo trabajo real y reconocía que había un problema, pero seguí queriendo evitarlo y pasarlo de largo. Esto es ser irresponsable. Si de verdad era una falsa líder que no hacía trabajo real, esto afectaría la entrada en la vida de los hermanos y hermanas y retrasaría la obra de la iglesia. Me puse a reflexionar sobre mí misma: ¿Por qué era reacia a denunciar los problemas de Wendy? ¿Qué me preocupaba? ¿Qué clase de carácter corrupto me estaba limitando?
Más tarde, leí estas palabras de Dios: “El aspecto más notable de las filosofías del hombre para los asuntos mundanos es la astucia. La gente cree que, si no es taimada, ofenderá al prójimo con facilidad y no será capaz de protegerse a sí misma; cree que debe ser tan taimada como para no herir ni ofender a nadie, con lo que se mantiene a salvo, conserva su medio de vida y consigue un firme apoyo entre los demás. Todos los no creyentes viven según las filosofías de Satanás. Todos ellos son hombres complacientes y no ofenden a nadie. Has venido a la casa de Dios, has leído la palabra de Dios y has escuchado los sermones de la casa de Dios; por lo tanto, ¿por qué no puedes practicar la verdad, hablar de corazón y ser honesto? ¿Por qué eres siempre complaciente? Los complacientes solo protegen sus propios intereses, y no los de la iglesia. Cuando ven que alguien hace el mal y perjudica los intereses de la iglesia, lo ignoran. Les gusta ser complacientes y no ofender a nadie. Esto es irresponsable, y se trata de un tipo de persona demasiado taimada y poco fiable. Para proteger su propia vanidad y orgullo, y mantener su reputación y estatus, algunas personas son felices ayudando a los demás y sacrificándose por sus amigos sin importar el precio. Pero cuando han de proteger los intereses de la casa de Dios, la verdad y la justicia, sus buenas intenciones se van, pues estas han desaparecido por completo. Cuando deberían practicar la verdad, no lo hacen en absoluto. ¿Qué es lo que ocurre? Para proteger su propia dignidad y orgullo, pagarán cualquier precio y soportarán cualquier sufrimiento. Pero, cuando tienen que hacer un trabajo real y manejar asuntos prácticos, salvaguardar la obra de la iglesia y los aspectos positivos, y proteger y proveer al pueblo escogido de Dios, ¿por qué han perdido la fuerza para pagar cualquier precio y soportar cualquier sufrimiento? Resulta inconcebible. En realidad, tienen un tipo de carácter que siente aversión por la verdad. ¿Por qué digo que su carácter siente aversión por la verdad? Porque cada vez que se trata de dar testimonio de Dios, de practicar la verdad, de proteger al pueblo escogido de Dios, de luchar contra las maquinaciones de Satanás o de proteger la obra de la iglesia, huyen y se esconden, y no atienden a ningún asunto apropiado. ¿Dónde quedan su heroísmo y su espíritu para soportar el sufrimiento? ¿Dónde aplican estas cosas? Eso es fácil de ver. Incluso si alguien los reprende diciéndoles que no deberían ser tan egoístas y despreciables ni protegerse a sí mismos, y que deben proteger el trabajo de la iglesia, en realidad no les importa. Se dicen: ‘Yo no hago esas cosas y no tienen nada que ver conmigo. ¿De qué serviría actuar así por mi búsqueda de la fama, la ganancia y el estatus?’. No son personas que persigan la verdad. Solo les gusta buscar fama, ganancia y estatus, y sencillamente no hacen en absoluto el trabajo que Dios les ha encomendado. Así que, cuando se les requiere para hacer el trabajo de la iglesia, simplemente optan por huir. Esto significa que, en su corazón, no les gustan las cosas positivas, y no están interesados en la verdad. Esto es una clara manifestación de que sienten aversión por la verdad” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). “La mayoría de las personas desean perseguir y practicar la verdad, pero gran parte del tiempo simplemente tienen la determinación y el deseo de hacerlo; la verdad no se ha convertido en su vida. Como resultado, cuando se topan con las fuerzas de la perversidad o se encuentran con personas malvadas y malas que cometen actos malvados o con falsos líderes y anticristos que hacen las cosas de una forma que viola los principios —con lo que perturban el trabajo de la iglesia y perjudica a los escogidos de Dios— pierden el coraje de plantarse y decir lo que piensan. ¿Qué significa cuando no tienes coraje? ¿Significa que eres tímido o poco elocuente? ¿O que no tienes un entendimiento profundo y, por tanto, no tienes la confianza necesaria para decir lo que piensas? Ninguna de las dos cosas; esto es principalmente la consecuencia de estar limitado por actitudes corruptas. Una de las actitudes corruptas que revelas es un carácter falso; cuando te sucede algo, lo primero que piensas es en tus propios intereses, lo primero que consideras son las consecuencias, si te beneficiará. Este es un carácter falso, ¿verdad? Otro es un carácter egoísta y vil. Piensas: ‘¿Qué tiene que ver conmigo una pérdida para los intereses de la casa de Dios? Si no soy líder, ¿por qué debería importarme? No tiene nada que ver conmigo. No es responsabilidad mía’. No piensas de manera consciente estos pensamientos y palabras, estos representan el carácter corrupto que se revela cuando la gente se topa con un problema, son una creación de tu subconsciente” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios dejaron al descubierto mi carácter corrupto. Verdaderamente era falsa y egoísta. Vi que Wendy no resolvía problemas ni realizaba un trabajo real en muchos asuntos, y que sus obras ya estaban perjudicando los intereses de la iglesia. Sin embargo, me preocupaba que si la denunciaba erróneamente, los hermanos y hermanas pensarían mal de mí, que quizá me destituirían. Además, tenía aún más miedo de ofender a Wendy y de dañar nuestra relación, lo cual haría difícil llevarnos bien en el futuro. Así que no estuve dispuesta a denunciarla. Para protegerme a mí misma y mis propios intereses, guardé silencio sobre los problemas que observé. No practiqué la verdad ni protegí la obra de la iglesia en absoluto, y Dios odia y aborrece este comportamiento. Al pensar en cómo Wendy carecía de principios en sus acciones, no distinguía prioridades en su trabajo y no realizaba un trabajo real, aunque no podía estar 100% segura de que fuera una falsa líder, sí veía que sus problemas ya estaban afectando la entrada en la vida de los hermanos y hermanas y la obra de la iglesia. Debía informar de estos problemas a los líderes de nivel superior lo antes posible, para que comprendieran la situación, la investigaran y verificaran. Si se confirmaba que era una falsa líder, debía ser destituida de acuerdo a los principios. Si solo había desviaciones en su trabajo los líderes podrían ayudarla hablando sobre estos problemas. De lo contrario, si seguía trabajando así, retrasaría la obra de la iglesia y perjudicaría la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Sin embargo, anteriormente había pensado que los problemas de Wendy no estaban directamente relacionados conmigo y que denunciarlos erróneamente podría perjudicar mi propia vanidad y futuro. Dado que no había comprendido completamente sus problemas, utilicé la excusa de “No los he visto con claridad, y temo hacer una denuncia errónea” para no denunciarla a los líderes superiores. También me inventé la excusa de que, si era de verdad una falsa líder que no realizaba un trabajo real, otros hermanos y hermanas la denunciarían. Quise cargar a los demás este “asunto desagradable” y esconderme como una cobarde. Para mantener mi relación con Wendy y proteger mi propia vanidad, posibilidades y destino, no consideré los intereses de la iglesia ni protegí su obra en absoluto. Fui extremadamente falsa y egoísta, y seguí filosofías satánicas como: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”, “El sensato se protege nada más que para no equivocarse”, y “Agua que no has de beber, déjala correr”. Estas filosofías se habían arraigado profundamente en mi corazón, dominando mis pensamientos, haciéndome considerar siempre los beneficios personales en lo que decía y hacía y ser excesivamente cauta e indecisa. Incluso cuando veía problemas con una líder, no estaba dispuesta a denunciarla, solo observaba y veía cómo se desarrollaban las cosas mientras se dañaban los intereses de la iglesia. Vi que vivir con actitudes y filosofías satánicas me había vuelto sórdida y despreciable de verdad, y que carecía completamente de integridad o de semejanza humana. Si continuaba así y no me arrepentía, Dios me desdeñaría y descartaría. Estos pensamientos me asustaron, y me di cuenta de que necesitaba liberarme de las ataduras del carácter satánico rápidamente y que no me controlara más.
En mi reflexión, también me di cuenta de que tenía un punto de vista erróneo. Me inquietaba no poder ver las cosas de manera correcta o integral, y que, si reportaba algo erróneamente, causaría trastornos y perturbaciones. Debido a esto, no me atreví a denunciar los problemas de Wendy. Más tarde, acallé mi corazón y reflexioné: “¿Es correcto este punto de vista? ¿Está de acuerdo con los principios-verdad?”. Recordé estas palabras de Dios: “¿Cuentan las personas con talento a las que asciende y cultiva la casa de Dios con la capacidad adecuada para emprender el trabajo y hacer bien su deber durante el período de ascenso y cultivo o antes de este? Por supuesto que no. En este caso, es inevitable que, durante el período de cultivo, estas personas experimenten la poda, el juicio y el castigo, sean desenmascaradas y hasta despedidas; es normal, en eso consiste ser formado y cultivado. La gente no debe tener grandes expectativas ni unas exigencias poco realistas de quienes son ascendidos y cultivados; sería poco racional e injusto para ellos. Podéis supervisar su trabajo. Si descubrís problemas o cosas que vulneran los principios en el desarrollo de su trabajo, podéis informarlo y buscar la verdad para resolver tales asuntos. Lo que no debéis hacer es juzgarlos, condenarlos, atacarlos ni excluirlos, pues solo están en la etapa de cultivo y no se les debe considerar personas perfeccionadas, ni mucho menos sin tacha o poseedoras de la realidad-verdad. […] Entonces, ¿cuál es la manera más razonable de tratarlas? Considerarlas como personas corrientes y, cuando debas buscar a alguien con relación a algún problema, hablar con ellas, aprender de los respectivos puntos fuertes y complementarse unos a otros. Además, es responsabilidad de todos vigilar si los líderes y obreros hacen un trabajo real, si pueden utilizar la verdad para resolver los problemas; estos son los estándares y principios para medir si un líder o un obrero cumple con el estándar. Si son capaces de tratar y resolver problemas generales, entonces son competentes. Pero, si no pueden tratar ni resolver problemas corrientes, no son aptos para ser líderes ni obreros, y deben ser despedidos rápidamente de su puesto. Se debe elegir a otro, y la obra de la casa de Dios no se debe demorar. Demorar la obra de la casa de Dios perjudica tanto a uno mismo como a los demás, no es bueno para nadie” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Gracias a las palabras de Dios, entendí los principios para tratar con los líderes y los obreros. Ellos aún están en periodo de formación, no han alcanzado todavía la salvación ni la perfección y también son personas corruptas. Tenemos que tratarlos correctamente. Si un líder revela solo corrupción o se desvía en su trabajo porque ha tenido un periodo de práctica corto, estos no son problemas significativos, y deberíamos ayudarlo o podarlo con amor. Sin embargo, si un líder u obrero es de bajo calibre, carece de aptitud para el trabajo y no puede realizar trabajo real; o si un líder muestra problemas en su humanidad, sigue la senda equivocada y no realiza trabajo real, entonces, seguir haciendo uso de un líder así retrasará la entrada en la vida de los hermanos y hermanas y la obra de la iglesia. Cuando descubrimos esta clase de falsos líderes, debemos exponerlos y denunciarlos. Dios nunca ha dicho que si no podemos ver algo con claridad, podemos quedarnos de brazos cruzados e ignorarlo, ni que no hemos de practicar la verdad. En vez de eso, para las dificultades y problemas que no podemos percibir claramente, deberíamos buscar a quienes entienden la verdad para compartir y buscar los principios-verdad, o denunciar estas cuestiones a los líderes superiores. Incluso no importa si denunciamos algo erróneamente. Lo que importa es que el problema se resuelva. Si nos quedamos de brazos cruzados porque no podemos ver algo con claridad o nos da miedo denunciarlo erróneamente, y la situación empeora a medida que los acontecimientos avanzan, lo que perjudica los intereses de la iglesia y retrasa su obra, al final será demasiado tarde para decir algo, y el daño será irreparable. Antes, no tenía claro qué significan los trastornos y las perturbaciones pero más tarde, mediante la búsqueda y la enseñanza, comprendí más. Que las acciones de alguien se consideren un trastorno o una perturbación depende de si sus intenciones son buenas y de si los problemas que denuncia son ciertos e involucran los intereses o principios de la iglesia. Si sus intenciones son correctas, lo que se denuncia es cierto y se hace para proteger los intereses de la iglesia, entonces, incluso si no ven con claridad si un líder es falso en ese momento, denunciar los problemas que ven basándose en hechos es proteger la obra de la iglesia y no constituye un trastorno ni una perturbación. Sin embargo, si sus intenciones son malas y existen motivos ocultos, como competir por el poder, aprovecharse de las desviaciones en el trabajo del líder para hacer una montaña de un grano de arena para destituirlo y ocupar su lugar, o estar resentido por una poda que recibió de un líder, asignando culpas y distorsionando los hechos para atacarlo y juzgarlo a fin de desahogar agravios personales; o bien criticar al líder desde una actitud arrogante, y aprovecharse de las revelaciones de corrupción, las desviaciones, los problemas, las deficiencias o las limitaciones del líder en sus deberes, poniendo objeciones constantemente e intentando sacar ventaja sin soltar el asunto; todo esto significa trastornos y perturbaciones. Al darme cuenta de esto, comprendí mejor la diferencia entre lo que es buscar y denunciar problemas de manera normal, y lo que es un trastorno o una perturbación.
Tras entender los principios, volví a pensar en los problemas de Wendy y me di cuenta de que vivir con poca humanidad no era un problema significativo, y podía abordarse con la guía y ayuda apropiadas en el momento oportuno. Sin embargo, sus arreglos apresurados y sin principios habían perturbado los deberes de los hermanos y hermanas, así como la obra de la iglesia. Tampoco estaba atenta a sus reponsabilidades principales y carecía de un verdadero sentido de carga, y no lograba resultados en el trabajo que le correspondía, ni resolvía los estados y problemas de los hermanos y hermanas. Estos asuntos tenían que ver con si ella era capaz de hacer un trabajo real y si efectivamente lo había hecho. Aunque no pudiera ver estas cosas con claridad ni etiquetarla como una falsa líder, sí podía denunciar y buscar orientación. Dado que mi intención no era hacerle la vida difícil ni obtener ventaja sobre ella, practicar de esta manera era lo adecuado. No podía usar “Si no veo algo con claridad, denunciarlo incorrectamente causaría trastorno y perturbación” como excusa para dejar pasar este asunto. Eso sería irresponsable para la obra de la iglesia y evidenciaría que no se protegen los intereses de la iglesia ni se practica la verdad.
Más tarde, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Una vez que la verdad se haya convertido en vida en ti, cuando observes a alguien que es blasfemo hacia Dios, no es temeroso de Él, y es superficial al cumplir con su deber, o que trastorna y perturba el trabajo de la iglesia, responderás de acuerdo con los principios-verdad, y serás capaz de identificarlos y exponerlos cuando sea necesario. […] Si eres alguien que cree realmente en Dios, entonces, aunque aún no hayas obtenido la verdad y vida, al menos hablarás y actuarás desde el lado de Dios; al menos no te quedarás impasible cuando veas que los intereses de la casa de Dios están comprometidos. Cuando tengas el impulso de hacer la vista gorda, te sentirás culpable, a disgusto, y te dirás a ti mismo: ‘No puedo quedarme aquí sentado sin hacer nada, debo levantarme y decir algo, debo asumir la responsabilidad, debo desenmascarar este mal comportamiento, debo detenerlo para que los intereses de la casa de Dios no se vean perjudicados, y la vida de la iglesia no se vea perturbada’. Si la verdad se ha convertido en tu vida, entonces no solo tendrás este valor y esta determinación y serás capaz de comprender el asunto del todo, sino que también cumplirás con la responsabilidad que te corresponde en la obra de Dios y en los intereses de Su casa, con lo que cumplirás con tu deber” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). A partir de las palabras de Dios, comprendí que los que poseen realidades-verdad, tienen un corazón temeroso de Dios. Cuando se enfrentan a situaciones, actúan según los principios-verdad. Cuando ven problemas que dañan los intereses de la iglesia o trastornan y perturban su obra, no se quedan de brazos cruzados ni los ignoran. Tampoco priorizan mantener sus relaciones con los demás ni proteger sus propios intereses. En cambio, se centran en proteger los intereses y la obra de la iglesia. Tienen el coraje para exponer las cosas negativas, actúan según los principios. Tienen un sentido de la carga y son responsables en sus deberes. Ahora que Dios había dispuesto que viera los problemas de Wendy, tenía la responsabilidad de darles seguimiento y resolverlos. No podía hacer la vista gorda. Tenía que sacar a la luz estos problemas y buscar la guía de los líderes superiores. Sin importar cómo me perciban los hermanos y hermanas, o si me enfrento a represión o tormento, debo actuar de acuerdo a los principios-verdad. Debería tener fe en Dios y creer en Su justicia. Con estos pensamientos en mente, me desprendí de mis preocupaciones. Más tarde, me acerqué a una líder superior para denunciar los problemas. La líder escuchó atentamente y con paciencia, animándome a hablar abiertamente sobre todo lo que había visto. Me dijo que la casa de Dios apoya especialmente a aquellos que de verdad pueden exponer y denunciar a falsos líderes y anticristos, y que Dios se siente reconfortado por tales personas. Así que, detallé todos los problemas de Wendy. La líder también consideraba que había problemas con ella, y me contó que cada vez que revisaba su trabajo, ella le daba informes positivos, pero no había un progreso real. La líder también pensó en investigar el desempeño de Wendy.
Al día siguiente, la líder pidió a los hermanos y hermanas que conocían a Wendy que redactaran evaluaciones. Los resultados fueron impactantes: los problemas de Wendy eran mucho más graves de lo que había imaginado. A partir de las evaluaciones de los hermanos y hermanas, me di cuenta de que, aunque Wendy parecía estar ocupada asistiendo a reuniones en línea todos los días, generalmente llegaba puntual y se quedaba mucho tiempo. Sus enseñanzas consistían solo en palabras y doctrinas, y no podía resolver problemas reales. En una ocasión, una hermana que estaba en un estado negativo la buscó para tener una charla; le dejó varios mensajes, pero Wendy nunca fue a ayudarla. Cuando finalmente acordaron un momento, antes de comenzar siquiera la enseñanza, Wendy dejó sola a la hermana y se fue a atender asuntos personales, lo que mostró una frialdad y egoísmo notables. Rara vez revisaba o hacía seguimiento de los deberes de los hermanos y hermanas, y las pocas veces que lo hacía era solo por cumplir. No identificaba ni resolvía de manera proactiva los diversos problemas y dificultades, ni cumplía en absoluto con su función de líder. Cuando veía malos resultados en los deberes de los hermanos y hermanas, simplemente se los recordaba o los espoleaba, como si fuera un capataz en una fábrica. En cuanto a los problemas reales, como dónde se atascaban en sus deberes y cómo encontrar soluciones, nunca les prestaba atención. Además, carecía de principios a la hora de reasignar personal. Reasignó a dos obreros del evangelio claves a deberes de asuntos generales, lo cual pronto impactó la obra evangélica, por lo que los regresó a sus puestos anteriores. Hizo lo mismo al buscar regadores; no tuvo en cuenta la situación de los deberes de los hermanos y hermanas, y eligió simplemente a quienes le parecían apropiados sin una consideración exhaustiva, lo que acabó perturbando los deberes de los hermanos y hermanas y trastornando la obra de la iglesia… A partir del desenmascaramiento de cada uno de sus comportamientos que los hermanos y hermanas compartieron, quedó claro que Wendy, aparte de no progresar en la obra de la iglesia a su cargo, también la obstaculizó.
Más tarde, leí dos pasajes de las palabras de Dios que me ayudaron a comprender mejor la esencia de los comportamientos de Wendy. Las palabras de Dios dicen: “¿Cómo debería uno juzgar si un líder cumple con las responsabilidades de los líderes y obreros o si es un falso líder? Lo más básico es observar si sabe hacer un trabajo real, si tiene o no este calibre. Luego, hay que ver si tiene la carga para hacer bien este trabajo. Ignora lo bien que suenan las cosas que él dice, lo mucho que parece que entiende las doctrinas y la cantidad de talento y dones que posee al tratar asuntos externos; estas cosas no son importantes. Lo más crucial es si es capaz de llevar a cabo correctamente los asuntos más fundamentales de la obra de la iglesia, si es capaz de resolver problemas utilizando la verdad, y si puede conducir a la gente a la realidad-verdad. Este trabajo es el más importante y esencial. Si es incapaz de realizar estos asuntos de trabajo real, no importa lo bueno que sea su calibre, el talento que tenga, cuánto pueda soportar la adversidad y pagar un precio: no deja de ser un falso líder. Algunas personas dicen: ‘Olvida que no hace ningún trabajo real actualmente. Tiene un buen calibre y es capaz. Si se forma durante un tiempo, seguro que podrá hacer un trabajo real. Además, no ha hecho nada malo y no ha cometido ninguna maldad ni ha causado trastornos ni perturbaciones; ¿cómo puedes decir que es un falso líder?’. ¿Cómo explicar esto? No importa el talento que tengas, el nivel de calibre y formación que poseas, la cantidad de consignas que seas capaz de gritar, las palabras y doctrinas que seas capaz de entender; no importa lo ocupado o cansado que estés un día, lo lejos que hayas viajado, el número de iglesias que hayas visitado, el riesgo que asumas ni el sufrimiento que soportes: nada de esto importa. Lo que importa es si realizas tu trabajo según los arreglos de la obra, si implementas esos arreglos con precisión, si participas en cada trabajo concreto del que seas responsable durante tu etapa como líder y la cantidad de problemas reales que hayas resuelto, el número de individuos que hayan llegado a entender los principios-verdad gracias a tu liderazgo y orientación y cuánto haya avanzado y progresado la obra de la iglesia; lo que importa es si has obtenido estos resultados. Al margen del trabajo concreto en el que participes, lo que importa es si sigues y diriges de manera constante el trabajo en lugar de actuar con petulancia y dar órdenes. Además de esto, lo que también importa es si tienes o no entrada en la vida mientras cumples tu deber, si puedes tratar estos asuntos según los principios, si puedes aportar un testimonio de poner en práctica la verdad y si puedes tratar y resolver los problemas reales a los que se enfrenta el pueblo escogido de Dios. Todas estas cosas, y otras similares, son criterios para evaluar si un líder u obrero ha cumplido o no sus responsabilidades” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (9)). “Los falsos líderes son básicamente incapaces de hacer ningún trabajo esencial y fundamental de la iglesia. Solo tratan algunos asuntos simples y generales; su trabajo no desempeña ningún papel crítico ni decisivo en la obra de la iglesia en su conjunto ni produce resultados reales. Su manera de compartir básicamente cubre unos pocos temas trillados y comunes; todo son palabras y doctrinas que suelen repetirse y que son increíblemente vacías, generales y faltas de detalle. Su manera de compartir solo contiene temáticas que la gente puede entender al leer algo de forma literal. Estos falsos líderes no pueden resolver en absoluto los problemas reales que el pueblo escogido de Dios tiene en su entrada en la vida; en particular, son incluso menos capaces de resolver las nociones, las figuraciones y las revelaciones de actitudes corruptas de las personas. El aspecto principal es que los falsos líderes simplemente no pueden ocuparse del trabajo vital que la casa de Dios dispone, como las obras del evangelio, el trabajo de producción de películas o el trabajo con textos. En concreto, por lo que respecta al trabajo que implica un conocimiento profesional, si bien es posible que los falsos líderes tengan bastante claro que son profanos en estos campos, no los estudian ni hacen investigación y mucho menos son capaces de ofrecer a otros una orientación específica o de resolver cualquier problema relacionado con ellos. Y sin embargo, con total desfachatez, siguen celebrando reuniones, hablando sin cesar sobre teorías vacías y expresando palabras y doctrinas. Los falsos líderes saben muy bien que no pueden hacer este tipo de trabajo, pero simulan ser unos expertos, actúan con vanidad y siempre utilizan grandes doctrinas para reprender a otros. Son incapaces de responder a ninguna pregunta y, aun así, encuentran pretextos y excusas para amonestar a otros, les preguntan por qué no aprenden la profesión, por qué no buscan la verdad y por qué son incapaces de resolver sus propios problemas. Estos falsos líderes, que son profanos en estos campos y no pueden resolver ningún problema, todavía sermonean a otros desde arriba. En apariencia, se muestran muy ocupados de cara a los demás, como si fueran capaces de hacer mucho trabajo y estuvieran capacitados para ello, pero en realidad no es así en absoluto. Los falsos líderes son claramente incapaces de hacer ningún trabajo real y, aun así, se mantienen ocupados con gran entusiasmo y siempre dicen los mismos tópicos en las reuniones, se repiten una y otra vez sin ser capaces de resolver ni un solo problema real. La gente se harta de esto y es incapaz de extraer ninguna enseñanza. Este tipo de trabajo es sumamente ineficaz y no produce ningún resultado. Así es como trabajan los falsos líderes, y la obra de la iglesia se retrasa por culpa de esto. Sin embargo, los falsos líderes siguen creyendo que hacen un trabajo fabuloso y que son muy capaces, cuando la realidad es que no han hecho bien ni un solo aspecto de la obra de la iglesia. No saben si los líderes y los obreros que están bajo su responsabilidad cumplen con el estándar ni si los líderes y los supervisores de los diversos equipos son capaces de ocuparse de su trabajo; tampoco se preocupan ni preguntan si han surgido problemas en el cumplimiento de los deberes de los hermanos y hermanas. En resumen, los falsos líderes no pueden resolver ningún problema en su trabajo, pero se mantienen ocupados con mucha energía. Desde la perspectiva de otras personas, los falsos líderes son capaces de afrontar las adversidades, están dispuestos a pagar un precio y se pasan el día apresurándose de un lado a otro. Cuando es la hora de comer, tienen que llamarlos a la mesa, y se van a la cama muy tarde. Aun así, los resultados de su trabajo no son buenos. […] La consecuencia más obvia de un falso líder que haya ejercido durante un tiempo es que la mayoría de las personas son incapaces de entender la verdad, no saben cómo discernir cuando alguien revela corrupción o desarrolla nociones y, sin duda, no entienden los principios-verdad que deberían mantener al cumplir sus deberes. Los que cumplen su deber y los que no lo cumplen, los cuales son perezosos, desenfrenados y poco disciplinados y son desordenados como la arena dispersa. Es posible que la mayoría de ellos sean capaces de expresar algunas palabras y doctrinas, pero mientras cumplen sus deberes solo observan los preceptos; no saben cómo buscar la verdad para resolver problemas. Puesto que los falsos líderes no saben cómo buscar la verdad para resolver problemas, ¿cómo pueden guiar a otros a hacerlo? Al margen de lo que les pase a otros, los falsos líderes solo pueden exhortarlos diciendo: ‘¡Debemos tener en consideración las intenciones de Dios!’. ‘¡Debemos ser leales al cumplimiento de nuestros deberes!’. ‘¡Cuando nos ocurre algo, debemos saber cómo orar y buscar los principios-verdad!’. A menudo, los falsos líderes sueltan estas consignas y estas doctrinas sin que se produzca ningún resultado en absoluto. Después de que las personas los escuchen, siguen sin entender cuáles son los principios-verdad y carecen de una senda de práctica” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (3)). El comportamiento de Wendy era tal como lo expusieron las palabras de Dios. Se limitaba a aparentar estar ocupada, a cubrir el expediente, cumplir con las formalidades al enfatizar eslóganes, palabras y doctrinas de la boca para afuera cuando cumplía su deber. No se integraba con los hermanos y hermanas, ni indagaba sobre sus estados y dificultades reales, y aún menos buscaba la verdad para resolver los problemas. Era como un funcionario del Partido Comunista que imparte órdenes desde arriba sin comprender realmente las condiciones del pueblo. Era evidente que era una falsa líder que no realizaba trabajo real. Más tarde, los líderes organizaron una reunión para discernir los comportamientos de Wendy de acuerdo con las palabras de Dios. Todos obtuvieron una comprensión más clara de los principios para discernir a los falsos líderes. Se dieron cuenta de que los criterios para determinar si un líder hace un trabajo real, no son lo ocupados que parecen o qué fuerte gritan eslóganes, sino su capacidad para resolver problemas concretos y lograr resultados auténticos en su labor. Al final, todos acordaron por unanimidad destituir a Wendy. Me emocioné al ver este resultado, pero también lamenté no haber denunciado sus problemas antes. Si lo hubiera hecho, se podrían haber evitado las pérdidas que sufrió la obra de la iglesia.
A través de esta experiencia, aprendí a discernir mejor a los falsos líderes y gané cierto conocimiento de mi propio carácter corrupto. Vi lo falsa y egoísta que había sido, siempre protegiéndome a mí misma e incluso sacrificando los intereses de la iglesia para salvaguardar los míos en momentos críticos. Si no se resolvían estas actitudes satánicas que había en mí, Dios me desdeñaría y descartaría. También corregí un punto de vista falaz. En el pasado, no me atrevía a denunciar cosas que no podía percibir con claridad; temía que mi punto de vista estuviera incompleto y que se me responsabilizara si denunciaba algo erróneamente, como si necesitara estar 100% segura y ser infalible, antes de poder informar de cualquier cosa a los líderes superiores. Sin embargo, al practicar de esta manera, muchos falsos líderes, anticristos, personas malvadas e incrédulos no se identifican ni se tratan a tiempo. Cuando ya hayan causado pérdidas significativas a la obra de la iglesia o cometido todo tipo de mal provocando una indignación generalizada, será demasiado tarde para destituirlos o echarlos, y el daño ya estará hecho. Vi que mi preocupación anterior, “Si no puedo ver algo con claridad, denunciarlo erróneamente causaría trastorno y perturbación”, era ridícula. También es una astuta filosofía satánica para los asuntos mundanos y no está de acuerdo con los principios-verdad. A través de esta experiencia, realmente sentí que la verdad y la justicia gobiernan la casa de Dios, que los falsos líderes y anticristos no pueden permanecer en ella, y que la casa de Dios apoya y respalda especialmente los actos justos de exponer y denunciar a los falsos líderes. Solo al practicar la verdad y proteger los intereses de la iglesia, se puede estar en sintonía con las intenciones de Dios.