Principios para interactuar con los demás
En agosto de 2022, colaboré con Liu Xuan y Zhang Qi para hacer videos. Como era nueva en la creación de videos y no había captado algunos principios, Liu Xuan, la líder del equipo, solía ayudarme. Teníamos casi la misma edad e intereses en común, así que llegamos a conocernos pronto y teníamos una buena relación.
Una vez, Zhang Qi se encontró con algunos problemas complejos mientras hacía un video, y le pidió ayuda a Liu Xuan. Liu Xuan analizó y habló sobre los problemas con ella, pero el video terminado de Zhang Qi aún tenía algunos problemas. Entonces, Liu Xuan dijo con desdén: “¡Ya discutimos esto ayer y, aun así, haces un video de esta manera!”. Al ver que Zhang Qi se sentía algo limitada y mantenía la cabeza agachada sin decir nada, pensé: “La actitud de Liu Xuan lastimará a Zhang Qi. Deberíamos comunicarnos con calma cuando nos encontramos con problemas, ya que eso sería más propicio para lograr mejoras en el futuro”. Pensé en traerlo a colación con Liu Xuan, pero, dudé y pensé: “Si Liu Xuan lo acepta, está bien, pero, si no lo hace, me replica y me pone en una situación incómoda, ¡me sentiría muy avergonzada! ¿Qué tal si Liu Xuan cree que apoyo a Zhang Qi y empiezo a desagradarle? ¿Cómo me llevaré bien con ella en el futuro? Olvídalo. Tal vez sea mejor no decir nada”. Después, Liu Xuan también se dio cuenta de que había revelado un carácter arrogante, pero solo lo mencionó a la ligera sin comprenderse realmente a sí misma. Pensé en hablar con ella, pero dudé de nuevo cuando tenía las palabras en la punta de la lengua: “Ya admitió que fue arrogante. Si se lo señalo y hablo con ella, ¿pensará que soy demasiado exigente con ella? ¿Qué tal si desarrolla un prejuicio contra mí? Mejor lo dejo pasar”. Y, así, el asunto pasó. Hubo otra ocasión en la que nuestro equipo hizo un vídeo que no estaba a altura de los estándares. Como líder del equipo, Liu Xuan no nos orientó para averiguar la causa. Unos días después, otros hermanos y hermanas hicieron un análisis y hablaron con nosotros basándose en los principios. Solo entonces me di cuenta de dónde estaba el problema. Sugerí que nos apresuráramos a aprender sobre ese aspecto de las habilidades técnicas. Sin embargo, Liu Xuan no lo tomó en serio y dijo que ya había estudiado y conocía este aspecto de las habilidades técnicas, así que no hizo los arreglos para que lo aprendiéramos. Advertí que Liu Xuan tenía una actitud relajada en cuanto a los estudios técnicos. Evidentemente, no estaba apta, pero era autocomplaciente y no estaba dispuesta a aprender. Y, como líder del equipo, no sintetizaba las desviaciones. Quería hablar con ella sobre sus problemas, pero, luego, pensé: “¿Se sentirá avergonzada Liu Xuan si digo esto? ¿Qué tal si hiero su orgullo y adquiere un prejuicio contra mí?”. Entonces, no le dije nada y me quedé callada una vez más. Después, cuando nuestra supervisora preguntó sobre mi estado, quería escribirle estas cosas. Sin embargo, me preocupé: “Si Liu Xuan lo ve, ¿dirá que la apuñalé por la espalda en vez de señalarle sus problemas en la cara, y que aproveché cuando escribía sobre mi estado para informar sus problemas? Si Liu Xuan tiene una mala opinión de mí, ¿cómo me llevaré bien con ella en el futuro?”. Con esas preocupaciones, no mencioné los problemas de Liu Xuan en absoluto. A primera vista, con Liu Xuan hablábamos y reíamos juntas, pero, siempre que necesitaba señalarle sus problemas, anticipaba constantemente cómo respondería. Incluso cuando veía claramente sus problemas, no me atrevía a hablar honestamente. ¡Eso era lamentable y agobiante! En ese período, a menudo oraba a Dios, y le pedía Su esclarecimiento y guía para comprenderme a mí misma y liberarme de las ataduras de mi carácter corrupto.
Un día, durante una conversación sobre nuestros estados, Liu Xuan mencionó que nos faltaba una comunicación genuina. Señaló que yo tendía a ser complaciente, y dijo que casi nunca le mencionaba sus problemas, incluso cuando los veía. Dijo que ella también necesitaba que los demás la corrigieran y la ayudaran, y mientras hablaba, lloraba compungida. Al escuchar las palabras de Liu Xuan, sentí un gran autorreproche y dolor. Resultó que me veía como una persona muy complaciente, y no se resistía tanto a la verdad como yo creía. ¿Por qué no podía atreverme a decir una palabra para señalar o exponer sus problemas? Comí y bebí las palabras de Dios sobre este asunto. Leí un pasaje de las palabras de Dios: “Cuando te relacionas con los hermanos y hermanas, debes abrirles tu corazón y confiar en ellos para que eso te beneficie. Cuando cumples con tu deber, es incluso más importante abrir tu corazón y confiar en la gente; solo entonces trabajaréis bien juntos. […] A veces, al relacionarse dos personas, chocan sus personalidades o tienen entornos familiares, orígenes o condiciones económicas diferentes. Sin embargo, si esas dos personas son capaces de abrirse el corazón mutuamente y del todo sobre sus problemas, comunicarse sin mentiras ni engaños y mostrarse a corazón abierto, de esa forma podrán hacerse amigos de verdad; es decir, íntimos. Cuando la otra persona tenga una dificultad, quizá recurra a ti y a nadie más, y solo confiará en ti para que puedas ayudarla. Incluso si la regañas, no te lo discute, dado que sabe que eres alguien honesto y tienes un corazón sincero. Confía en ti, así que no importa lo que digas o cómo la trates, será capaz de entenderlo. ¿Podéis ser así vosotros? ¿Sois así? Si no lo sois, tú no eres honesto. Al relacionarte con los demás, primero debes hacer que perciban tu corazón veraz y tu sinceridad. Si al hablar, trabajar juntos y establecer contacto con los demás, las palabras de alguien son superficiales, grandilocuentes, amables, aduladoras, irresponsables e imaginarias, o si simplemente habla para buscar el favor del otro, entonces sus palabras carecen de toda credibilidad y no tienen la menor sinceridad. Es su modo de relacionarse con los demás, sean quienes sean. Una persona así no tiene un corazón honesto. No es una persona honesta” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo una persona honesta puede vivir con auténtica semejanza humana). A partir de las palabras de Dios, comprendí que, si bien había visto que Liu Xuan limitaba a otros con su carácter arrogante y trataba el tema de los estudios técnicos a la ligera, no había dicho nada para corregirla o ayudarla. Eso se debió a mi naturaleza falsa y a que era excesivamente cautelosa con los demás. Me preocupaba que, si Liu Xuan no aceptaba mis sugerencias y adquiría un prejuicio contra mí, eso arruinaría nuestra relación. Recordé que, generalmente, cuando Liu Xuan veía mis problemas, los señalaba con franqueza, y eso realmente me ayudaba. Sin embargo, me cuidaba mucho de ella. Incluso si identificaba sus problemas, nunca hablaba sobre ellos ni los señalaba; solo mostraba una fachada sin ninguna sinceridad en absoluto. ¡Era realmente falsa! Pensaba que señalar los problemas de los demás era ofensivo y los lastimaría, pero, ese punto de vista era incorrecto. En realidad, cuando vemos que otros revelan sus corrupciones, simplemente debemos ser honestos con ellos y abrirles nuestro corazón y señalarles sus problemas de inmediato. Esto les ayudará a reflexionar sobre sí mismos y corregir las desviaciones y, además, evita pérdidas en el trabajo de la iglesia. Es una manera de ayudar a otros. Me di cuenta de que mis puntos de vista estaban completamente distorsionados y para nada de acuerdo con la verdad. Más adelante, compartí con Liu Xuan los problemas que veía en ella. La supervisora también escribió para hablar con Liu Xuan y ayudarla.
Después de un tiempo, Liu Xuan comenzó a comprender un poco su carácter arrogante y tomó la iniciativa de guiarnos a aprender habilidades técnicas. La eficacia de nuestros deberes también creció. Al ver estos resultados, sentí una gran vergüenza y autorreproche. Si hubiera hablado antes, Liu Xuan podría haber reconocido sus problemas más pronto, y eso habría beneficiado tanto nuestra colaboración armoniosa como la comunicación sobre las habilidades técnicas. Arrepentida, reflexioné y me pregunté por qué cada vez que veía los problemas de los demás, no podía animarme a hablar, aunque tuviera las palabras en la punta de la lengua. ¿Qué carácter corrupto me está controlando detrás de escena? Un día, leí dos pasajes de las palabras de Dios: “Cuando la gente no se responsabiliza de sus deberes, los hace de una manera superficial, actúa con complacencia y no defiende los intereses de la casa de Dios, ¿de qué carácter se trata? Esto es astucia, es el carácter de Satanás. El aspecto más notable de las filosofías del hombre para los asuntos mundanos es la astucia. La gente cree que, si no es taimada, ofenderá al prójimo con facilidad y no será capaz de protegerse a sí misma; cree que debe ser tan taimada como para no herir ni ofender a nadie, con lo que se mantiene a salvo, conserva su medio de vida y consigue un firme apoyo entre los demás. Todos los no creyentes viven según las filosofías de Satanás. Todos ellos son hombres complacientes y no ofenden a nadie. Has venido a la casa de Dios, has leído la palabra de Dios y has escuchado los sermones de la casa de Dios; por lo tanto, ¿por qué no puedes practicar la verdad, hablar de corazón y ser honesto? ¿Por qué eres siempre complaciente? Los complacientes solo protegen sus propios intereses, y no los de la iglesia. Cuando ven que alguien hace el mal y perjudica los intereses de la iglesia, lo ignoran. Les gusta ser complacientes y no ofender a nadie. Esto es irresponsable, y se trata de un tipo de persona demasiado taimada y poco fiable” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). “Según las apariencias, las palabras del anticristo parecen especialmente amables, cultas y distinguidas. Más allá de quién viole los principios o trastorne y perturbe el trabajo de la iglesia, el anticristo no expone ni critica a estas personas, sino que hace la vista gorda, deja que la gente piense que es magnánimo en todos los asuntos. Independientemente de las actitudes corruptas que revele la gente y de las acciones malvadas que cometan, el anticristo se muestra comprensivo y tolerante. No se enfadan o tienen estallidos de rabia, no se molestan ni culpan a la gente cuando esta hace algo mal y daña los intereses de la casa de Dios. No importa quién cometa la maldad y perturbe la obra de la iglesia, no le prestan atención, como si no tuviera nada que ver con ellos, y nunca ofenderán a la gente por este motivo. ¿Qué es lo que más les preocupa a los anticristos? Cuánta gente los tiene en alta estima y cuánta los ve sufrir y los elogia por ello. Los anticristos creen que el sufrimiento nunca debe ser por nada, sin importar la dificultad que sufran, el precio que paguen, qué buenas acciones hagan, cómo de cariñosos, considerados y amables sean con los demás, todo ello debe llevarse a cabo delante de otros, para que pueda verlo más gente. ¿Y cuál es su objetivo al actuar así? Congraciarse con las personas, hacer que más gente apruebe sus actos, su conducta y su calidad humana en el corazón, que les den el visto bueno. Existen incluso anticristos que intentan establecer una imagen de sí mismos de ‘buena persona’ mediante este buen comportamiento de cara al exterior, de tal modo que más gente acuda a ellos en busca de ayuda” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (X)). ¡Las palabras de Dios exponen la verdad con tanta claridad! En el caso de las personas con un carácter falso y engañoso, cuando ven que otros revelan corrupciones o trastornan la obra de la iglesia, nunca lo señalan ni los exponen. Por fuera, parecen tolerantes y pacientes, pero su objetivo real es ser amables externamente para hacerles creer a los demás que son cariñosos y considerados, y así ganarse a la gente y su favor. Su naturaleza es extremadamente perversa. Al igual que yo, cuando vi que Liu Xuan hablaba con desdén y limitaba a Zhang Qi, y que Liu Xuan, como nuestra líder, no organizaba los estudios técnicos y demoraba el trabajo, quería señalar sus problemas. Pero, me tragaba las palabras cuando las tenía en la punta de la lengua; me preocupaba que Liu Xuan no lo aceptara y adquiriera un prejuicio contra mí, lo cual dificultaría nuestras futuras interacciones. Entonces, siempre me quedaba callada. Incluso al escribir sobre mi estado, temí que Liu Xuan lo viera y pensara que estaba informando sus problemas a sus espaldas, así que evité mencionarla. A primera vista, no ofendía a nadie y parecía bastante amistosa, pero mi verdadera intención era mantener una buena relación con Liu Xuan. Para mantener una buena imagen en su mente, no podía animarme a decir algo verdaderamente honesto o beneficioso. No tomaba en cuenta si afectaría la entrada en la vida de los hermanos y hermanas o si la obra de la iglesia se demoraría por eso. ¡Era tan egoísta, despreciable, hábil y falsa! ¡En verdad, era totalmente complaciente! ¿Cómo Dios no podría estar disgustado conmigo ni desdeñarme?
Luego, leí más palabras de Dios: “Hay un dogma en las filosofías para los asuntos mundanos que dice: ‘Callarse los errores de los buenos amigos hace la amistad larga y buena’. Esto significa que, para preservar una relación amistosa, uno debe guardar silencio sobre los problemas de su amigo, incluso si los percibe claramente, que debe respetar los principios de no pegarle a la gente en la cara ni llamarle la atención por sus defectos. Han de engañarse mutuamente, ocultarse el uno del otro, intrigar contra el otro; y aunque sepan con claridad absoluta qué clase de persona es el otro, no lo dicen abiertamente, sino que emplean métodos taimados para preservar su relación amistosa. ¿Por qué querría uno preservar esas relaciones? Se trata de no querer hacer enemigos en esta sociedad, dentro del propio grupo, lo cual significaría someterse a menudo a situaciones peligrosas. Al saber que alguien se convertirá en tu enemigo y te perjudicará después de que le hayas llamado la atención por sus defectos o le hayas hecho daño, y al no desear colocarte en esa situación, empleas el dogma de las filosofías para los asuntos mundanos que dice que ‘Si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos’. A la luz de esto, si dos personas mantienen una relación de este tipo, ¿consideran que son verdaderos amigos? (No). No son verdaderos amigos, y mucho menos el confidente del otro. Entonces, ¿de qué tipo de relación se trata exactamente? ¿No es una relación social fundamental? (Sí). En este tipo de relaciones sociales, las personas no pueden expresar sus sentimientos, tener intercambios profundos ni hablar sobre lo que les venga en gana. No pueden decir en voz alta lo que hay en su corazón o los problemas que perciben en el otro, ni tampoco palabras que puedan beneficiar al otro. En cambio, optan por decir cosas agradables para conservar el favor del otro. No se atreven a decir la verdad ni a defender los principios por temor a suscitar la animadversión de los demás hacia ellos. Cuando nadie amenaza a una persona, ¿acaso esta no vive en relativa tranquilidad y paz? ¿No es este el objetivo de las personas que promueven el dicho ‘Si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos’? (Así es). Es evidente que se trata de una forma de existencia taimada y engañosa, con un elemento defensivo, cuyo objetivo es la propia preservación. Las personas que viven así no tienen confidentes, ni amigos íntimos a los que puedan decirles lo que quieran. Están a la defensiva unos con otros, y son calculadores y estrategas, cada uno toma de la relación lo que le conviene. ¿No es así? En el fondo, el objetivo de ‘Si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos’ es evitar ofender a otros y ganarse así enemigos, protegerse no causando daño a nadie. Se trata de una técnica y un método que uno adopta para evitar ser lastimado. Si observamos estas facetas diversas de su esencia, ¿es noble exigir de la conducta moral de la gente ‘Si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos’? ¿Es positivo? (No). Entonces, ¿qué es lo que enseña esto a la gente? Que no debes ofender ni herir a nadie para que no seas tú el que termine herido; asimismo, que no se debe confiar en nadie. Si haces daño a un buen amigo tuyo, la amistad empezará a cambiar sutilmente; pasará de ser un buen amigo, un amigo íntimo, a ser un desconocido o un enemigo. ¿Qué problemas se resuelven enseñando a las personas a actuar así? Aunque al actuar de esta manera no te crees enemigos e incluso pierdas unos cuantos, ¿acaso esto hará que la gente te admire o te apruebe y te tenga siempre como amigo? ¿Con esto se alcanza plenamente el estándar de conducta moral? En el mejor de los casos, no es más que una filosofía para los asuntos mundanos” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (8)). A partir de las palabras de Dios, comprendí que los dichos como: “Si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos”, “Callarse los errores de los buenos amigos hace la amistad larga y buena”, “Di palabras de bien de acuerdo con los sentimientos y la razón de los demás, pues la franqueza incomoda” y “Cuando sepas que algo está mal, lo mejor es callar”, son filosofías satánicas para los asuntos mundanos. Satanás inculca estas ideas en los humanos y les hace creer que, para mantenerse firme en la sociedad, deben conservar las relaciones con las personas, siempre guardar las apariencias por los demás, ser hábil y complacer a las personas. De otro modo, quedarían excluidos. Cuando las personas se amparan en estas filosofías para los asuntos mundanos a la hora de interactuar con otros, se vuelven desconfiadas y defensivas entre sí. Leen constantemente el tono y las expresiones de los demás cuando hablan o hacen cosas, y actúan de una manera por fuera mientras ocultan sus verdaderos pensamientos. Nunca dicen palabras honestas o sentidas, y se vuelven cada vez más hipócritas y perversas, viven sin dignidad ni integridad. Siempre había tenido miedo de señalar los problemas de Liu Xuan solo porque estar influenciada por las filosofías satánicas para los asuntos mundanos. Creía que, para mantener una buena relación con las personas, y conservar mi lugar entre ellos, debía ser cauta con mis palabras y acciones, y nunca decir cosas que a los demás no les gustaran ni señalar sus deficiencias y defectos. Pensaba que tenía que guardar las apariencias por los demás o, de lo contrario, los ofendería y haría enemigos. Antes de creer en Dios, interactuaba con las personas de esa manera, siempre era cauta y leía el tono y las expresiones de los demás, era desconfiada y me cuidaba de los demás. Incluso a mi familia o mis mejores amigos nunca les señalaba sus problemas por temor a que les desagradara y me dejaran de lado. Aunque las personas me decían que era amable, en realidad, vivía una vida muy cansadora. Después de creer en Dios, seguía interactuando con los hermanos y hermanas de la misma manera, sin franqueza. Veía claramente los problemas de Liu Xuan, pero, para mantener mi relación con ella, nunca se los señalaba y solo me guardaba mis verdaderos pensamientos. Por fuera, me llevaba bien con ella y no había nada de que lo que no pudiéramos hablar. Cuando vivía de acuerdo a estas filosofías satánicas, tomaba una postura neutral e intentaba no ofender a nadie y siempre leía el tono y las expresiones de los demás cuando interactuaba con ellos. Eso no solo perjudicó a Liu Xuan y demoró el trabajo, sino que también me hizo sentir agobiada y triste. Al final, Dios sólo me desdeñaría y me descartaría. A Dios le gustan las personas honestas. Espera que podamos interactuar con los demás de manera abierta y sincera y que compartamos nuestros sentimientos unos con otros. Los que persiguen la verdad también prefieren relacionarse con personas honestas. Vivir de acuerdo a estas filosofías satánicas puede ayudar temporalmente a mantener las relaciones con las personas, pero no es sostenible en absoluto. Al final, las personas que persiguen y aman la verdad discernirán a esas personas y las rechazarán. Al apoyarme en estas filosofías para los asuntos mundanos, no solo fallé en mantener mi relación con Liu Xuan, sino que también perdí su confianza. Terminó diciéndome que era complaciente y que mi corazón no era sincero a la hora de interactuar con otros. Al reflexionar sobre esto, me di cuenta de lo necia que había sido al adoptar estas filosofías satánicas como mi manera de lidiar con el mundo. Vi cuán profundamente Satanás me había corrompido y me di cuenta de que ciertamente necesitaba la salvación de Dios. Decidí dejar de vivir esa vida tan egoísta y falsa.
Después, comencé a preguntarme: “¿Cómo debería llevarme bien con los demás? ¿Cómo debería hablar y actuar conforme a la intención de Dios?”. Leí un pasaje de las palabras de Dios: “¿Cuál debe ser la base del discurso y las acciones de la gente? Las palabras de Dios. Entonces, ¿cuáles son los requisitos y normas que Dios tiene para el discurso y las acciones de las personas? (Que sean constructivos para las personas). Exacto. Fundamentalmente, debes decir la verdad, hablar con honestidad y beneficiar a los demás. Como mínimo, tu discurso debe edificar a las personas y no engañar, inducir a error, burlarse de la gente, ridiculizarla, mofarse de ella, parodiarla, oprimirla, exponer sus debilidades o herirla. Esta es la expresión de una humanidad normal. Es la virtud de la humanidad. […] ¿Cómo se expresa el discurso constructivo? Principalmente, se trata de animar, orientar, guiar, exhortar, comprender y reconfortar. Además, en casos especiales, se hace necesario sacar directamente a la luz los errores de otras personas y podarlas para que adquieran conocimiento de la verdad y deseen arrepentirse. Es entonces cuando se consigue el efecto pretendido. Esta forma de practicar beneficia enormemente a la gente. Le supone una verdadera ayuda y es muy constructiva, ¿verdad? Digamos, por ejemplo, que eres especialmente obstinado y arrogante. Nunca has sido consciente de ello, pero alguien que te conoce bien viene directamente y te dice el problema. Piensas: ‘¿Soy obstinado? ¿Soy arrogante? Nadie más se ha atrevido a decírmelo, pero él me entiende. El hecho de que pueda decir tal cosa sugiere que es realmente cierto. Debo dedicar algún tiempo a reflexionar sobre esto’. Después le dices a la persona: ‘Los demás solo me dicen cosas bonitas, me alaban, nadie nunca es sincero conmigo, nadie ha señalado nunca estos defectos y problemas en mí. Solo tú has sido capaz de decírmelo, de hablarme de forma personal. Ha sido genial, una gran ayuda para mí’. Esto es un diálogo abierto, de corazón, ¿verdad? Poco a poco, la otra persona te comunica lo que tiene en mente, sus pensamientos sobre ti, y sus experiencias respecto a que tuvo nociones, imaginaciones, negatividad y debilidad sobre este asunto, y fue capaz de escapar de ello buscando la verdad. Esto es tener un diálogo abierto, es una comunión de almas. Y, en resumen, ¿cuál es el principio que subyace al hablar? Es este: decir lo que hay en tu corazón, y hablar de tus verdaderas experiencias y de lo que realmente piensas. Estas palabras son las más beneficiosas para las personas, proveen para ellas, las ayudan, son positivas” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (3)). A partir de las palabras de Dios, entendí que, para establecer una relación normal con otras personas, debía tratarlas de acuerdo con los principios de las palabras de Dios. Cuando veo que alguien revela su corrupción, dificulta el trabajo o actúa en contra de los principios, debo señalarlo de inmediato. Esto beneficiará tanto el trabajo como la entrada en la vida de esa persona. Solo al actuar así puedo adherirme a los principios y vivir con franqueza y decencia, y tener humanidad y un sentido de la rectitud. A veces, aunque las personas no puedan aceptarlo inmediatamente, si persiguen la verdad, la buscarán y reflexionarán sobre sí mismos más tarde. En lugar de disgustarse o resistirse, estarán agradecidos conmigo por la ayuda. Si no persiguen ni aceptan la verdad, se pondrán en evidencia y eso me ayudará a discernir. No debería enfocarme solo en guardar las apariencias. Lo que debería importarme es la actitud de Dios hacia mí, si mis acciones satisfacen a Dios, y si me adhiero a los principios y trato a la personas de acuerdo con la verdad de las palabras de Dios. Como reflexión sobre el pasado, siempre interactuaba con las personas según las filosofías para los asuntos mundanos. Mis palabras y acciones estaban constantemente limitadas, y vivía en un estado de represión sin ningún alivio. Así, nunca podría alcanzar la verdad, estaría atada y esclavizada a Satanás para siempre. En ese punto, comprendí que debía tratar a las personas según las palabras de Dios, interactuar con franqueza y honestidad, hablar desde el corazón y decir cosas que resultaran beneficiosas a los demás. Tanto si podaba a los demás, les reprochaba algo o les hablaba calmadamente sobre la verdad, debía acercarme a ellos con sinceridad. De esta manera mis relaciones con los demás pueden ser normales y duraderas, y puedo deshacerme de mi represión, encontrar alivio y libertad.
Más adelante, cuando comentábamos algunos problemas de nuestros videos, Liu Xuan solo opinaba cada vez que señalaba los problemas de los demás. Casi nunca hablaba sobre los principios. En las reuniones, se sinceraba pocas veces sobre las corrupciones que revelaba, y casi nunca se sinceraba sobre los problemas que encontraba en su trabajo. Esto hacía creer a los demás que tenía estatura y capacidad de trabajo antes de que lo supieran, y los llevaba a admirarla. Creía que esto era perjudicial para todos y quería señalárselo. Pero, cuando estaba por hablar, dudé y pensé: “Si digo esto, ¿se enfadará Liu Xuan? Si afecta nuestra relación, ¿dificultará nuestras futuras interacciones?”. Me di cuenta de que, de nuevo, estaba por ser complaciente para mantener la relación con otra persona. Entonces, oré a Dios de inmediato, y le pedí fuerza para poner en práctica la verdad y rebelarme contra mí misma. Después de orar, recordé un pasaje de las palabras de Dios: “Si todo el mundo habla de conocimiento doctrinal o teórico, pero nadie dice nada sobre el conocimiento que han obtenido de las experiencias reales; y si, cuando comparten la verdad, evitan hablar sobre sus vidas personales, los problemas de la vida real, y sobre sus propios mundos interiores, entonces, ¿cómo puede producirse una verdadera comunicación? ¿Cómo puede haber una confianza real? […] Si las personas no tienen comunicación verbal ni espiritual, entonces no hay posibilidad de intimidad entre ellas, y no pueden proveerse ni ayudarse el uno al otro. Habéis experimentado esto, ¿verdad? Si tu amigo te lo confía todo, le da voz a todo lo que está pensando y a sea cual sea el sufrimiento o felicidad que albergue, entonces ¿no te sentirás especialmente cercano a él? La razón por la que están dispuestos a contarte esas cosas es porque también les has confiado tus pensamientos profundos. Sois particularmente cercanos y gracias a esto sois capaces de llevaros muy bien y echaros una mano el uno al otro. Sin esta clase de comunicación e intercambio entre los hermanos y las hermanas en la iglesia, serían incapaces de tener una relación armoniosa, y verían imposible trabajar bien juntos mientras cumplen con su deber. Por eso compartir la verdad requiere comunicación espiritual y la capacidad de hablar desde el corazón. Este es uno de los principios que se han de tener para ser una persona honesta” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La práctica más fundamental de ser una persona honesta). Las palabras de Dios me despertaron. Pensé en cómo, al interactuar con Liu Xuan según filosofías para los asuntos mundanos, nunca le había abierto verdaderamente mi corazón ni la había ayudado, y nunca hablaba sobre sus problemas ni se los señalaba. Lo que le había dado era falsedad y daño, lo cual hacía que le desagradara a la gente y Dios me detestara. Me di cuenta de que ya no podía seguir siendo egoísta, falsa y complaciente, y que debía ser una persona honesta, según las palabras de Dios, y hablar sobre los problemas que veía. Al día siguiente, cuando comunicamos nuestros estados, le señalé a Liu Xuan que nunca se había sincerado sobre sus corrupciones, que no se estaba enfocando en orientarnos sobre los principios en nuestros deberes, y que eso podía despertar fácilmente la admiración de los demás. Mientras tanto, le advertí que cumplir los deberes de esa manera no era la senda correcta a seguir. Liu Xuan se dio cuenta de la gravedad de su problema después de escucharme y estuvo dispuesta a buscar la verdad y reflexionar sobre sí misma. Después, Liu Xuan aprendió una lección a partir de esa experiencia. Comenzó a enfocarse más en comunicarnos los principios y, a menudo, se sinceraba sobre sus corrupciones. Nuestra relación no se rompió por eso. En cambio, nos volvimos más cercanas. A veces, cuando no podía entender mi propio estado, conversarlo con Liu Xuan me ayudaba a comprenderme un poco a mí misma. Sentí genuinamente que llevarme bien con las personas y abrir mi corazón a otros de acuerdo a las palabras de Dios no solo beneficiaba a los demás, sino que también me ayudaba a mí. En aquel entonces, hicimos progresos tanto en nuestra entrada en la vida como en nuestras habilidades técnicas. La eficacia de nuestro deber también mejoró, y realmente sentimos que Dios nos guiaba. Al reflexionar sobre el pasado, llevarme bien con Liu Xuan según las filosofías para los asuntos mundanos hacía mi vida demasiado dolorosa y agotadora. Además, no cumplía con mis responsabilidades de mantener la obra de la iglesia. En comparación con el presente, cuando soy una persona honesta de acuerdo a las palabras de Dios y hablo desde el corazón, siento que Dios me guía y experimento una sensación de alivio y liberación en mi corazón. Hay una dulzura y alegría difíciles de describir. También entiendo que las relaciones normales entre los hermanos y hermanas no deberían implicar desconfianza ni barreras. Debemos tratarnos con sinceridad y ayudarnos y apoyarnos unos a otros en la entrada en la vida y los deberes. Esto beneficia a los demás, a nosotros y a la obra de la iglesia. Es la palabra de Dios la que me ha enseñado a llevarme bien con los demás, y estoy verdaderamente agradecida a Dios desde el fondo de mi corazón.