Ya no adoptaré la actitud de no intervenir
En junio de 2021, yo supervisaba trabajo de video en la iglesia. La carga de trabajo aumentó y la iglesia dispuso que yo hiciera el seguimiento del trabajo de otro equipo más. Pensé: “Estoy bastante ocupada con el trabajo del que soy responsable ahora. Si superviso incluso más trabajo, ¿no voy a estar aún más ocupada y cansada?”. Pero también pensé: “Los hermanos y hermanas en este grupo están familiarizados con el trabajo. Todos tienen experiencia y cumplen su deber de forma eficaz, así que el seguimiento no debería preocuparme demasiado. No me llevará mucho tiempo ni esfuerzo”. De modo que acepté hacer seguimiento al otro grupo. Al principio, de vez en cuando, yo preguntaba si el trabajo del grupo progresaba con normalidad, y si alguno de los hermanos y hermanas tenía dificultades para cumplir con su deber. Sin embargo, más tarde pensé que tenía otros trabajos que hacer, y que intentar comprender los detalles del trabajo de cada grupo sería demasiado agotador mentalmente y me llevaría mucho tiempo. El trabajo de este grupo progresaba con normalidad, así que todo iba bien, y yo no necesitaba mucho tiempo para comprender las cosas. El líder del grupo también estaba allí, y los hermanos y hermanas eran de confianza y cumplían bien con su deber. Durante los últimos años, no había habido grandes problemas, así que, básicamente, no había por qué preocuparse. Si yo hiciera un poco menos de seguimiento no sería un problema, ¿verdad? Por eso, apenas me involucré en el trabajo de ese grupo.
Un día, más de dos meses después, uno de los hermanos me dio su opinión y dijo que, en dos ocasiones, los videos producidos por ese grupo habían tenido problemas recientemente, y que si otras hermanas no hubieran descubierto los problemas a tiempo, el progreso del trabajo se habría retrasado. Me sorprendió un poco, ya que habían aparecido varios problemas graves mientras el grupo cumplía con sus deberes. ¿Cómo es que no lo sabía? Pensándolo bien, yo había sido responsable de ese trabajo durante varios meses, pero le presté poca atención a ese trabajo de grupo, y no tenía ni idea de cómo cumplían su deber los miembros del grupo. Me di cuenta de que no hacía un trabajo real, y esa era la causa de estos problemas. Después, cuando comprendí la situación, descubrí que, durante un tiempo, nadie supervisó ni hizo un seguimiento del trabajo de grupo, por lo que los miembros del grupo se limitaron a hacer las cosas según su experiencia y las rutinas existentes, sin un sentido de la carga al cumplir con su deber. En cuanto la carga de trabajo aumentó, comenzaron a hacer las cosas de forma negligente. Aunque dos personas trabajaron juntas para examinar los videos, para ellas era una mera formalidad. Se limitaban a dejarse llevar y no detectaban los problemas. Enfrentarme a todo esto fue doloroso. Estos problemas no eran difíciles de descubrir, y si hubiera hecho un seguimiento normal del trabajo de ese equipo, no estaría tan perdida. ¡Fui tan irresponsable! Tuve que autorreflexionar sobre por qué ignoré su trabajo durante más de tres meses. Leí la palabra de Dios, que dice: “Los falsos líderes nunca preguntan sobre la situación laboral de los diversos supervisores de equipo ni la comprueban. Tampoco preguntan al respecto, ni hacen un seguimiento ni tienen idea de la entrada en la vida de los supervisores de distintos equipos y del personal responsable de diversos trabajos importantes, ni de sus actitudes hacia la obra de la iglesia, sus deberes y la fe en Dios, la verdad y Dios mismo. No saben si estos individuos han experimentado alguna transformación o si han crecido, ni conocen los diversos problemas que pueden existir en su trabajo; en particular, no conocen la influencia de los errores y las desviaciones que se producen en las diversas etapas del trabajo en la obra de la iglesia y en la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, ni si alguna vez se han corregido estos errores y estas desviaciones. Ignoran por completo todas estas cosas. Si no saben nada de estas condiciones detalladas, se vuelven pasivos cada vez que surgen problemas. No obstante, los falsos líderes no se preocupan en absoluto de estos problemas detallados mientras hacen su trabajo. Después de designar a diversos supervisores de equipo y asignar tareas, creen que su trabajo ya está hecho; que cuenta como que han realizado bien su trabajo y, si surgen otros problemas, no son de su incumbencia. Debido a que los falsos líderes son incapaces de supervisar y guiar a los diversos supervisores de equipo y de hacer un seguimiento de ellos, y a que no cumplen sus responsabilidades en estas áreas, la obra de la iglesia se convierte en un desastre. Esto es lo que pasa cuando los líderes y los obreros son negligentes en sus deberes. Dios puede escrutar las profundidades del corazón humano; esta es una capacidad de la que los humanos carecen. Por tanto, al trabajar, las personas deben ser más diligentes y atentas, ir con regularidad al lugar de trabajo para hacer un seguimiento de las tareas, supervisarlas y guiarlas, con el fin de asegurar el progreso normal de la obra de la iglesia. Está claro que los falsos líderes son unos irresponsables redomados en su trabajo y nunca supervisan ni dirigen las diversas tareas ni hacen un seguimiento de ellas. Como resultado, algunos supervisores no saben cómo resolver diversos problemas que surgen en el trabajo y permanecen en sus roles de supervisores a pesar de no ser lo suficientemente competentes. En última instancia, el trabajo se retrasa una y otra vez y lo convierten todo en un gran caos. Esta es la consecuencia de que los falsos líderes no pregunten sobre las situaciones de los supervisores ni las examinen ni hagan un seguimiento de ellas, un resultado cuya única causa es el incumplimiento del deber de los falsos líderes” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (3)). De la palabra de Dios, vi que los falsos líderes descuidan sus deberes y no hacen un trabajo real. Piensan que cada grupo tiene un supervisor, así que ellos pueden desentenderse, lo que causa problemas en la obra de la iglesia. A simple vista, parece que los falsos líderes no hacen nada que sea claramente malvado. Pero no tienen sentido de responsabilidad en la obra de la iglesia, lo que afecta gravemente al progreso y la eficacia de las diferentes tareas, y trastorna y perturba la obra de la iglesia. Dios requiere a líderes y obreros que hagan seguimiento y supervisen el trabajo a tiempo para garantizar que la obra de la iglesia progresa de forma regular y ordenada. Esa es su responsabilidad y deber. Pero tras encargarme del trabajo de ese grupo, sentí que el líder del grupo estaba allí, y que todo el trabajo se desarrollaba de forma ordenada, así que tenía sentido desentenderme. Nunca examiné ni hice un seguimiento de su trabajo, ni comprendí los detalles de las desviaciones y los problemas existentes en el trabajo de cada uno, ni siquiera descubrí que eran vagos y superficiales en el cumplimiento de su deber. Según mis propias nociones y figuraciones, pensaba que eran fiables y meticulosos en el cumplimiento de su deber, y totalmente dignos de confianza. Así que actué en consecuencia, lo que, como resultado, causó pérdidas al trabajo. A la luz de la palabra de Dios, sabía que fui superficial al cumplir con mi deber y que, por tanto, era una falsa líder. Aunque no hice el mal de forma intencionada, los problemas persistían y no se resolvían porque yo no hacía un trabajo real. Surgieron problemas en los videos que producían, así que tuvieron que rehacerlos, lo que estaba directamente relacionado con mi superficialidad e irresponsabilidad en el cumplimiento de mi deber. Al utilizar un enfoque superficial e intentar simplificarlo, no hice un seguimiento ni supervisé el trabajo. Aunque eso me ahorró mucho tiempo y energía, directamente retrasó el progreso del trabajo, y trastornó y perturbó la obra de la iglesia. ¡Me estaba resistiendo a Dios! Ese pensamiento me infundió miedo, y reflexionaba continuamente sobre mí misma y pensaba: “¿Cómo pude desentenderme durante tanto tiempo sin darme cuenta?”.
Más tarde, leí un pasaje de la palabra de Dios, y comprendí mejor el hecho de que no hacía un trabajo real. Dios Todopoderoso dice: “Los falsos líderes nunca indagan sobre los supervisores que no hacen un trabajo real o que no se ocupan del trabajo que les corresponde. Piensan que basta con elegir a un supervisor y que con eso se acaba el asunto, y que a partir de ese momento, el supervisor puede lidiar con todas las cuestiones del trabajo por su cuenta. Así que los falsos líderes solo celebran reuniones muy de vez en cuando y no supervisan el trabajo ni preguntan cómo va, y actúan como jefes que se mantienen al margen. […] Ellos mismos son incapaces de hacer un trabajo real, y tampoco son meticulosos en cuanto al trabajo de los jefes de grupo y supervisores; no hacen seguimiento sobre ello ni indagan al respecto. Su visión de las personas solo se basa en sus propias impresiones e imaginaciones. Cuando ven que alguien se desempeña bien durante un tiempo, creen que esta persona será buena para siempre, que no va a cambiar; no creen a nadie que diga que existe un problema con esta persona y lo ignoran cuando alguien les advierte sobre ella. ¿Creéis que los falsos líderes son estúpidos? Son necios y estúpidos. ¿Qué los hace estúpidos? Depositan alegremente su confianza en una persona, pues creen que, ya que cuando se la eligió, esta persona hizo un juramento y mostró determinación, y oraba mientras corrían lágrimas por su rostro, eso significa que es confiable y nunca surgirá ningún problema si se encarga del trabajo en el futuro. Los falsos líderes no entienden la naturaleza de las personas; desconocen la verdadera situación de la especie humana corrupta. Dicen: ‘¿Cómo va a cambiar alguien a peor tras ser elegido supervisor? ¿Cómo alguien que parece tan serio y fiable va a eludir su trabajo? No haría tal cosa, ¿verdad? Tiene mucha integridad’. Como los falsos líderes ponen demasiada fe en sus propias imaginaciones y sentimientos, esto les incapacita en última instancia para resolver a tiempo los muchos problemas que surgen en el trabajo de la iglesia, y les impide despedir y reasignar con celeridad al supervisor implicado. Son auténticos falsos líderes. ¿Y qué problema se da aquí? ¿El enfoque de los falsos líderes respecto a su trabajo tiene algo que ver con la superficialidad? Por un lado, ven al gran dragón rojo haciendo arrestos entre el pueblo escogido de Dios furiosamente, así que, para mantenerse a salvo, organizan que alguien al azar se ponga a cargo del trabajo, creyendo que así se resolverá el problema y que no necesitan prestarle más atención. ¿Qué piensan en su fuero interno? ‘Este es un ambiente muy hostil, debería esconderme durante un tiempo’. Se trata de codiciar las comodidades de la carne, ¿verdad? A otro respecto, los falsos líderes tienen un defecto fatal: se apresuran a confiar en la gente basándose en sus propias imaginaciones. Y esto se debe a que no entienden la verdad, ¿no es así? ¿Cómo revela la palabra de Dios la esencia de la especie humana corrupta? ¿Por qué deberían confiar en la gente cuando Dios no lo hace? Los falsos líderes son demasiado arrogantes y sentenciosos, ¿no es así? Lo que piensan es: ‘No es posible que haya juzgado mal a esta persona, no debería haber ningún problema con alguien que a mi juicio es apta; desde luego no es una persona que se entregue a la comida, la bebida y el entretenimiento ni al que le guste la comodidad y odie el trabajo arduo. Es totalmente fiable y de confianza. No va a cambiar; si lo hiciera, eso significaría que me he equivocado con ella, ¿no?’. ¿Qué clase de lógica es esta? ¿Acaso son expertos? ¿Tienen visión de rayos X? ¿Tienen esta habilidad especial? Podrías vivir con una persona durante uno o dos años, pero ¿serías capaz de ver quién es en realidad sin un entorno adecuado que deje su esencia-naturaleza totalmente al descubierto? Si Dios no la revelara, podrías vivir junto a ella durante tres o incluso cinco años, y seguirías teniendo dificultades para ver qué tipo de esencia-naturaleza tiene. ¿Y cuánto más tiene esto de cierto si rara vez la ves o estás con ella? Los falsos líderes confían alegremente en alguien en función de una impresión fugaz o de la valoración positiva de un tercero, y se atreven a confiar el trabajo de la iglesia a una persona semejante. ¿Acaso no están siendo extremadamente ciegos? ¿Es que no obran con imprudencia? Y cuando trabajan así, ¿acaso los falsos líderes no están siendo extremadamente irresponsables?” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (3)). La palabra de Dios expone que los falsos líderes son vagos, estúpidos y ridículos. En lugar de ver a las personas y las cosas según la palabra de Dios, lo hacen según sus propias nociones y figuraciones. Y, sin embargo, se sienten capaces de comprender a las personas y las cosas. Pueden confiar en alguien descuidadamente y entregar el trabajo a otras personas, mientras que ellos se desentienden y codician los beneficios del estatus. A través de la exposición de la palabra de Dios, ¡vi que yo era esa falsa líder perezosa y estúpida! Debido a mi naturaleza perezosa, siempre sentí que era responsable de tanto trabajo que hacer un seguimiento de cada grupo y entender los detalles me daría muchos problemas y esfuerzo. Así que, principalmente, hice un seguimiento del trabajo de un solo grupo. Como el otro grupo tenía un líder, siempre y cuando el trabajo progresara con normalidad, todo estaría bien, y no necesitaría pasar más tiempo haciendo seguimiento. El enfoque de mi deber era que cuánto menos tuviera que preocuparme, mejor. Aunque tenía el título de supervisora, realmente me desentendí ¡fui tan irresponsable! También era muy vanidosa. Según mis propias nociones y figuraciones, pensé que todo el mundo de ese grupo cumplía con su deber. De esa forma, no tenía que preocuparme, y si no hacía un seguimiento de su trabajo, seguirían cumpliendo bien con su deber. No les pregunté ni supervisé durante varios meses, lo que causó que aparecieran estos problemas en su trabajo. No comprendí la verdad ni vi los asuntos con claridad, y creí con firmeza en mí misma, y pensé que mi juicio sobre la gente no podría ser erróneo. ¡Era arrogante y estúpida! Al saber todo esto, el arrepentimiento me invadió y me di cuenta de la importancia de tratar a las personas y mi deber según la palabra de Dios. Así que busqué a conciencia los pasajes relevantes de la palabra de Dios para encontrar una senda para cumplir con mi deber.
Un día, leí un pasaje de la palabra de Dios que dice: “Como los falsos líderes no se enteran del progreso de la obra y son incapaces de identificar con celeridad —y mucho menos resolver— los problemas que surgen en ella, a menudo se producen reiterados retrasos. En ciertos trabajos, dado que la gente no capta los principios y no hay nadie adecuado para hacerse responsable o dirigirlo, los que lo llevan a cabo se hallan a menudo en un estado de negatividad, pasividad y espera que repercute gravemente en el progreso de la obra. Si el líder hubiera cumplido con sus responsabilidades, si hubiera dirigido el trabajo, lo hubiera impulsado, lo hubiera supervisado y hubiera buscado a alguien que entendiera de ese campo para guiar el trabajo, entonces el trabajo habría progresado más rápido, en lugar de sufrir reiterados retrasos. Para los líderes, pues, es vital entender y captar la situación actual del trabajo. Por supuesto, también es muy necesario que los líderes entiendan y capten cómo está progresando el trabajo, porque el progreso guarda relación con la eficacia del trabajo y los resultados que se pretende lograr con él. Si los líderes y obreros no captan cómo progresa la obra de la iglesia y no hacen un seguimiento ni supervisan nada, el progreso acabará siendo lento. Esto se debe a que la mayoría de las personas que cumplen deberes son sumamente ruines, no tienen sentido de la carga y a menudo son negativas, pasivas y superficiales. Si no hay nadie con sentido de la carga y capacidad de trabajo que se responsabilice de la obra de manera concreta, averigüe a tiempo el progreso de esta y guíe, supervise, discipline y pode al personal que realiza los deberes, entonces, de manera natural, el nivel de eficiencia del trabajo va a ser muy bajo y los resultados serán muy deficientes. Si los líderes y obreros ni siquiera pueden ver esto con claridad, son necios y ciegos. Por tanto, los líderes y obreros deben indagar, hacer seguimiento y captar enseguida el progreso de la obra, fijarse en los problemas que se han de resolver en las personas que realizan los deberes y establecer cuáles de ellos se han de solucionar para obtener mejores resultados. Todas estas cosas son fundamentales, una persona que ejerce como líder debe tenerlas claras. Para realizar bien tu deber, no has de ser como un falso líder que hace algo de trabajo superficial y ya con eso piensa que ha cumplido bien su deber” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). La palabra de Dios muestra a la gente la senda para cumplir con su deber con un estándar aceptable. Como líder o supervisora, la persona tiene que abordar su deber con un sentido de la carga, y no puede codiciar las comodidades carnales. Debe hacer un seguimiento, vigilar, supervisar, y examinar el trabajo del que es responsable de manera oportuna. Los líderes y supervisores también deberían seguir y comprender el estado del personal involucrado, y los detalles sobre cómo cumple con su deber. De esa forma, se pueden detectar los problemas con rapidez y rectificar las desviaciones. Dado que ningún ser humano se ha perfeccionado todavía, todos tienen un carácter corrupto. Así que, aunque el estado de las personas sea bueno y sean meticulosas, responsables y eficaces en el cumplimiento de su deber durante un periodo de tiempo, eso no significa que sean de total confianza. Cuando sus estados no son normales o viven según su carácter corrupto, se vuelven superficiales a pesar de ellos mismos, y hacen cosas que perturban la obra de la iglesia. Así que, mientras la gente cumple con sus deberes, los líderes, obreros y supervisores necesitan examinar y hacer un seguimiento del trabajo, y cuando descubran problemas, deben rectificar las desviaciones con rapidez. Esa es su responsabilidad. Tras comprender los requisitos de Dios, empecé a hacer seguimiento y a aprender más sobre el trabajo del grupo, y me reunía con ellos de forma regular en reuniones de síntesis del trabajo. Cuando encontraba desviaciones y problemas, los comunicaba con rapidez junto al líder del grupo. A través de una labor de seguimiento, descubrí que el trabajo de todos era bastante indisciplinado y carecía de planificación. Así que hablé del plan de trabajo del grupo y de los progresos con el líder del grupo, y se completaron algunos trabajos atrasados en relación con lo previsto. Además, optimizamos al personal según la carga de trabajo, y gestionamos enviar parte de nuestro personal donde más se necesitara. Tras realizar ese tipo de práctica, me sentí mucho más en paz. Al mismo tiempo, hice un seguimiento más de cerca del trabajo que entraba dentro de mi ámbito de responsabilidad.
Un poco despúes, acepté un nuevo trabajo que requería mucho tiempo. Pensé: “Durante un tiempo, hice seguimiento del trabajo de cada grupo en detalle, así que ahora las cosas están estables. Si tengo que seguir preocupándome e involucrándome en los detalles de cada grupo, eso me llevará mucho tiempo y esfuerzo. Mi horario estará muy saturado y tendré mucha presión”. Me preguntaba qué trabajo de grupo podía delegar en otra persona para tener menos de qué preocuparme. Pensé en un grupo con dos líderes que eran más proactivos al cumplir con su deber y capaces de pagar un precio. Quería transferirles el trabajo de grupo para que pudieran hacer un seguimiento en detalle. Entonces, solo tendría que observar la dirección de las cosas, y asistir de forma regular a las reuniones para sintetizar el trabajo. Podría dejar todo lo demás a los líderes de grupo. Pero si hacía esto, volvía a mis antiguas formas, y me centraba solo en el nuevo trabajo que había aceptado y no me involucraba en los detalles del trabajo de este grupo. Pensé que si los líderes de grupo estaban allí, iría bien. Si había algún problema, podía esperar a que tomaran la iniciativa de informarme, y entonces ocuparme de él. Un día, uno de los líderes del grupo señaló que yo no hacía un seguimiento del trabajo suficiente, y que no me involucraba en los detalles de su trabajo. Algunos de los hermanos y hermanas del grupo procrastinaban y eran perezosos en el cumplimiento de su deber, pero no había seguimiento ni resolución, lo que afectaba el progreso del trabajo. Cuando lo escuché, me puse un poco a la defensiva y pensé: “Vosotros dos sois líderes de grupo, podéis hacer algo, ¿no? Desde hace un tiempo, he asumido otro trabajo. Si tengo que hacer seguimiento de los detalles de cada tarea, me llevará mucho tiempo. ¿Cómo podría hacerlo? ¡Vuestras peticiones son excesivas!”. Pero mis argumentos volvieron a inquietarme. Si recordaba la época anterior, rara vez hice un seguimiento de su trabajo, y no comprendía los estados de los hermanos y hermanas, ni si entraban en los principios al cumplir con su deber, ni los resultados de su trabajo. En ese momento, reflexioné que, en el pasado, transgredí mi deber al desentenderme, ¿cómo podía ser que estuviera en el mismo estado otra vez?
Más tarde, leí la palabra de Dios: “Muchas personas, a Mis espaldas, codician los beneficios del estatus, se dan atracones de comida, aman dormir y se preocupan por la carne, siempre temerosas de que la carne no tenga salida. No desarrollan su función correcta en la iglesia, sino que gorronean de la iglesia, o bien amonestan a los hermanos y hermanas con Mis palabras, limitando a los demás desde posiciones de autoridad. Estas personas siguen diciendo que están siguiendo la voluntad de Dios y siempre dicen que son íntimas de Dios; ¿no es esto absurdo? Si tienes la motivación correcta, pero eres incapaz de servir de acuerdo con las intenciones de Dios, entonces estás siendo insensato, pero si tu motivación no es correcta, y sigues diciendo que sirves a Dios, eres alguien que se opone a Dios, ¡y deberías ser castigado por Él! ¡No tengo simpatía por tales personas! En la casa de Dios gorronean, codiciando siempre las comodidades de la carne, y no consideran los intereses de Dios. Siempre buscan lo que es bueno para ellas y no prestan atención a las intenciones de Dios. No aceptan el escrutinio del Espíritu de Dios en nada de lo que hacen. Siempre son torcidas y falsas y engañan a sus hermanos y hermanas, y tienen doble cara, como un zorro en una viña, siempre robando uvas y pisoteando la viña. ¿Pueden ser tales personas íntimas de Dios? ¿Eres apto para recibir las bendiciones de Dios? No asumes cargas para tu vida y para la iglesia; ¿eres apto para recibir la comisión de Dios? ¿Quién se atrevería a confiar en alguien como tú? Cuando sirves así, ¿podría Dios confiarte una tarea mayor? ¿No causaría esto retrasos en la obra?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo servir en armonía con las intenciones de Dios). “No importa el talento que tengas, el nivel de calibre y formación que poseas, la cantidad de consignas que seas capaz de gritar, las palabras y doctrinas que seas capaz de entender; no importa lo ocupado o cansado que estés un día, lo lejos que hayas viajado, el número de iglesias que hayas visitado, el riesgo que asumas ni el sufrimiento que soportes: nada de esto importa. Lo que importa es si realizas tu trabajo según las organizaciones de la obra, si pones en marcha esas organizaciones con precisión, si participas en cada trabajo concreto del que seas responsable durante tu etapa como líder y la cantidad de problemas reales que hayas resuelto, el número de individuos que hayan llegado a entender los principios-verdad gracias a tu liderazgo y orientación y cuánto haya avanzado y progresado la obra de la iglesia; lo que importa es si has obtenido estos resultados. Al margen del trabajo concreto en el que participes, lo que importa es si sigues y diriges de manera constante el trabajo en lugar de actuar con petulancia y dar órdenes. Además de esto, lo que también importa es si tienes o no entrada en la vida mientras cumples tu deber, si puedes tratar estos asuntos según los principios, si puedes aportar un testimonio de poner en práctica la verdad y si puedes tratar y resolver los problemas reales a los que se enfrenta el pueblo escogido de Dios. Todas estas cosas, y otras similares, son criterios para evaluar si un líder u obrero ha cumplido o no sus responsabilidades” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (9)). De la palabra de Dios, vi que Él detesta y resiente en extremo a la gente que siempre codia los beneficios del estatus, que es astuta y hace trucos, y tiene en cuenta sus propios intereses carnales en el cumplimiento de su deber. Ese tipo de persona no puede desempeñar ningún papel positivo al apoyar la obra de la iglesia, ni puede descubrir y rectificar con rapidez las desviaciones y carencias en su deber. Su irresponsabilidad puede incluso perjudicar su deber, y trastornar y perturbar la obra de la iglesia. Tales personas carecen por completo de sinceridad en el cumplimiento de su deber y son indignas de recibir la comisión de Dios. Si no se arrepienten, ¡en última instancia Dios los detestará y descartará! Además, el estándar de Dios para medir a los líderes y obreros no es por la cantidad de trabajo que hagan o los caminos que recorran, sino si hacen un trabajo real y producen resultados reales en el cumplimiento de su deber. La exposición de la palabra de Dios me hizo sentir vergüenza. Al ponerme a cargo de la producción de videos, la iglesia me había dado un trabajo muy importante, me pidió que llevara una carga mayor y me ascendió y formó. Sin embargo, no asumí mi responsabilidad y no estaba dispuesta a sufrir por cumplir por mi deber. Cuando la carga de trabajo aumentó un poco, solo pensé en cómo podía sufrir y preocuparme menos. Temía que más preocupaciones me agotaran. Cuando los hermanos y hermanas señaralon que, al cumplir con mi deber, no hacía ningún trabajo real, seguí buscando todo tipo de excusas para absolverme. Así es cómo Dios describía a alguien como yo: “En la casa de Dios gorronean, codiciando siempre las comodidades de la carne, y no consideran los intereses de Dios. Siempre buscan lo que es bueno para ellas”. Como supervisora, debía haber hecho un seguimiento y haber supervisado adecuadamente todos los trabajos que entraban en el ámbito de mi responsabilidad y resuelto con rapidez las desviaciones y carencias que encontré para asegurar el progreso normal de la obra de la iglesia. Ese era mi deber. Pero fui astuta, y evadí y evité mi responsabilidad. Tenía un puesto como supervisora, pero no hacía un trabajo real y no hacía seguimiento de los detalles del trabajo. En consecuencia, no encontré los problemas que había en el grupo y no los resolví tiempo. Así que el trabajo no fue muy eficaz, lo que tuvo un impacto negativo en el progreso normal de la obra de la iglesia. ¿Cómo podía considerar que cumplía con mi deber? Obviamente, ocupaba un cargo sin hacer trabajo real y era tremendamente falsa. ¡Era tan poco de fiar! La iglesia me asignó un trabajo y me pidió que asumiera algunas responsabilidades, pero me desentendí. Realmente no merecía hacer un trabajo tan importante. Si era tan irresponsable en mi deber y no hacía un trabajo real, ¡Dios finalmente me detestaría y descartaría! Ese pensamiento me asustó. Así que oré a Dios para pedirle que me guiara y poder cambiar ese estado. Quería ser consciente y atenta en mi trabajo, y cumplir con mis responsabilidades y deber.
Más tarde, encontré una senda de práctica en la palabra de Dios: “Las personas que de verdad creen en Dios cumplen con su deber de manera voluntaria, sin calcular lo que van a ganar o perder. No importa si eres alguien que persiga la verdad, debes confiar en tu conciencia y razón y esforzarte realmente cuando cumplas con tu deber. ¿Qué significa esforzarse de verdad? Si te conformas simplemente con cierto esfuerzo simbólico y con padecer algunas dificultades físicas, pero no te tomas nada en serio el deber ni buscas los principios-verdad, esto no es más que superficialidad, no un esfuerzo real. La clave para esforzarse implica volcarte en ello, temer a Dios de corazón, ser considerado con Sus intenciones, tener miedo a rebelarte contra Dios y lastimarlo, y padecer cualquier dificultad a fin de cumplir bien con el deber y satisfacer a Dios: si tienes un corazón amante de Dios como este, sabrás cumplir correctamente con el deber. Si no temes a Dios de corazón, no tendrás ninguna carga cuando cumplas con el deber, no tendrás interés por él e, inevitablemente, serás superficial y cumplirás con las formalidades sin producir ningún efecto real, lo cual no supone cumplir con un deber. Si realmente tienes sentido de la carga y crees que cumplir con el deber es responsabilidad personal tuya, que, si no lo haces, no eres apto para vivir y eres una bestia y que solo si cumples correctamente con el deber eres digno de ser calificado de humano, y si además eres capaz de enfrentarte a tu propia conciencia —si tienes este sentido de la carga cuando cumples con el deber—, entonces podrás hacerlo todo a conciencia y sabrás buscar la verdad y hacer las cosas de acuerdo con los principios, con lo que sabrás cumplir correctamente con el deber y satisfacer a Dios. Si eres digno de la misión que Dios te ha otorgado, de todo lo que Él ha sacrificado por ti y de lo que espera de ti, entonces esto es lo que supone esforzarse de verdad” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para cumplir bien con el deber, al menos se ha de tener conciencia y razón). Tras leer la palabra de Dios, me sentí muy culpable. Durante años, creí en Dios y comí y bebí muchas de Sus palabras. Pero cuando cumplir con mi deber requería un poco más de esfuerzo y pensar más, consideraba que era demasiado problemático y cansado, así que me desentendía. Era tan egoísta y perezosa, totalmente insincera hacia Dios, y no llevaba ninguna carga real en el cumplimiento de mi deber. Era una supervisora, pero no hacía el trabajo que una supervisora debe hacer. ¡Era un verdadero abandono del deber! Incluso un perro de familia puede vigilar la casa y ser leal y devoto a su dueño. Soy un ser creado, pero no cumplí con el deber de un ser creado. ¿Merecía llamarme humana? Pensé en todos los hermanos y hermanas de la iglesia que eran responsables de más trabajo que yo. Eran sinceros en el cumplimiento de su deber, y podían sufrir y pagar un precio. Pasaban más tiempo cumpliendo con su deber, pero nunca vi que alguno de ellos colapsara de agotamiento. De hecho, cuanto más consideraban la intención de Dios, más cosechaban y más seguían progresando en la vida. Pensándolo bien, mi carga de trabajo era razonable y, sin duda, alcanzable. Siempre que estuviera dispuesta a rebelarme contra lo carnal, sufrir un poco más y pagar un precio mayor, era totalmente posible hacer seguimiento del trabajo de cada grupo. Después de eso, reorganicé mi horario de trabajo, hice un seguimiento de todo lo que era mi responsabilidad según el nuevo horario, y no había retrasos de trabajo en mi área de supervisión. Un día, mientras leía los mensajes de los grupos, descubrí algunas desviaciones en el trabajo de un grupo. Rápidamente analicé y resumí la situación con el líder de grupo y, juntos, encontramos formas para resolver los problemas. En ese momento, lamenté que hacer un trabajo real no significa estar todo el día miranro a la gente del grupo sin hacer nada más. Solo hace falta ponerle algo más de corazón. Después de esto, concerté citas con cada miembro del equipo para conocer su trabajo, y una vez más detecté algunas desviaciones. Así que el líder de grupo y yo hablamos con ellos sobre los principios. Las desviaciones se rectificaron rápidamente, y así la eficacia del trabajo mejoró. Aunque estaba un poco más ocupada estos últimos días, este tipo de práctica me hacía sentir en paz y tranquila.
A través de estas experiencias, llegué a comprender mejor mi egoísmo y pereza. También vi que ser irresponsable y codiciar la comodidad retrasa el progreso del trabajo y, cuando es grave, puede trastornar y perturbar la obra de la iglesia. Así que ya no puedo desentenderme. Debo supervisar y hacer seguimiento del trabajo a menudo e identificar y resolver los problemas. Cumplir con mi deber de esta forma es la única manera de conseguir buenos resultados y de satisfacer la intención de Dios.
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