La elección correcta

23 Oct 2022

Por Shunyi, China

Nací en una remota aldea de montaña, en una familia de varias generaciones de granjeros. Cuando iba a la escuela, mi madre solía exhortarme: “Nuestra familia no tiene en qué ampararse. Si quieres cambiar tu destino y lograr algo en la vida, solo te tienes a ti mismo. Tu única esperanza es que te vaya bien en la escuela”. Tomé muy en serio sus palabras, con la esperanza de algún día destacarme del resto y honrar a mis antepasados. Pero, tras mi graduación, no solo no hallé un trabajo estable, sino que mis padres se enfermaron de gravedad. Gastamos todos los ahorros familiares y les pedimos dinero a parientes. Como no pude devolverles el dinero a tiempo, mi propia tía me llamaba chupasangre a mis espaldas. Me aboqué a ganar dinero para que no me siguieran despreciando, pero las condiciones de nuestra desahuciada familia y el desdén de nuestros parientes me deprimieron, y lloraba mucho en secreto. Justo cuando más abatido estaba, un amigo compartió conmigo el evangelio de los últimos días de Dios Todopoderoso. A través de la lectura de las palabras de Dios y de las reuniones con mis hermanos, aprendí que Dios creó al hombre y que nuestros destinos están en Sus manos. También aprendí que la vida es tan dolorosa porque los humanos perdieron la protección de Dios tras ser corrompidos por Satanás. Ahora, en los últimos días, Dios se hizo carne y está expresando la verdad para salvar a la humanidad de la corrupción y el daño de Satanás. Tras aprender sobre la intención de Dios de salvar a la humanidad, me involucré mucho en las reuniones y leía las palabras de Dios siempre que podía. Al poco tiempo, empecé a cumplir con mi deber en la iglesia.

Tras unos meses, al ver que yo era entusiasta y quería perseguir la verdad, mis hermanos recomendaron que me capacitara para ser líder de grupo. Junto al hermano Li Zheng, nos pusieron a cargo de algunos grupos de reuniones. En esa época tenía un empleo, por lo que Li Zheng iba a las reuniones diurnas que eran un poco más lejos, y yo asistía a las reuniones vespertinas. Así todo se acomodaba a mi horario. Para fin de año, nos faltaba personal para los asuntos generales, por lo que asignaron a Li Zheng a ese trabajo, y yo quedé temporalmente a cargo de esos grupos. Sabía que debía descansar en Dios y hacer mi parte, pero, al mismo tiempo, sentía que estaba en una situación difícil. Si dedicaba todo mi tiempo y energía a cumplir con mi deber, no tendría tiempo suficiente para mi trabajo. Mi empresa me había puesto un objetivo de ventas hasta fin de año de un millón de yuanes y, si lo superaba, recibiría un bono de fin de año más grande. Pensé: “Si alcanzo este objetivo, podría saldar mis deudas y, además, ahorrar un poco de dinero, y entonces mis amigos y mi familia no me despreciarían. Quizás debería ganar este dinero primero, y luego concentrarme en cumplir con mi deber”. Mi supervisor quería que hiciera horas extras en las noches para alcanzar el objetivo, por lo que trabajaba una hora extra o más por la noche y luego pedía tiempo libre para ir a las reuniones, pero pronto mi supervisor dejó de darme tiempo libre y quería que yo trabajara más horas extras. Eso hizo que a menudo llegara tarde a las reuniones. Mis hermanos me recordaban que debía llegar más temprano, y yo, de mala gana, tan solo asentía. Poco después, conseguí una gran orden de más de 500000 yuanes, y ese mes me pagaron más de 7000 yuanes, lo que solo alimentó mi deseo por más dinero. Pensé: “Guau, ¡qué rápido gané ese dinero! Ya logré más de la mitad de mi objetivo para fin de año con esa orden. Si cinco de mis diez clientes firman más ordenes, podría juntar un monto enorme de dinero. Y si consigo algunos clientes más grandes, ¡tal vez incluso podría comprar una casa y un auto en unos años! Luego podría volver a casa con toda la gloria, y los aldeanos realmente me admirarían”. Así, me aboqué de lleno a mi sueño de ganar mucho dinero y solía hacer horas extras hasta tarde en la noche. A veces pensaba en mis hermanos que esperaban que asistiera a las reuniones y me sentía un poco culpable, pero, cuando salía del trabajo, ya era muy tarde. Llegaba a casa agotado y me iba a dormir directamente; no tenía energía para leer las palabras de Dios. Algunas mañanas me levantaba muy tarde, así que solo hojeaba un poco las palabras de Dios y me iba a trabajar. No sabía qué decirle a Dios cuando oraba. Al vivir en ese estado, me volví cada vez más negligente en mi deber. Algunos recién llegados a mi cargo necesitaban riego con urgencia, pero simplemente les pedía a otros hermanos que fueran a las reuniones de recién llegados en mi lugar. Sin embargo, todos tenían sus propios deberes, y a veces no podían hacerse cargo de los míos también. Esto impactaba la efectividad del riego. Más adelante, mis hermanos hablaron conmigo sobre anteponer mi deber, y me recordaron que solo actuar por inercia en las reuniones y ser irresponsable con mi deber retrasaría el progreso en la vida de los recién llegados. Escuchar eso me asustó. Si los recién llegados no eran regados a tiempo, podían desorientarse con rumores y abandonar, y yo estaría obrando mal. Sabía que no podía seguir así, entonces oré a Dios y le prometí arrepentirme y cambiar.

Después, me fijé cómo les estaba yendo a mis grupos. Vi que, como consecuencia de no haber trabajado verdaderamente con ellos, los problemas y dificultades de los recién llegados no se solucionaron a tiempo y los llevó a estar en mal estado. Algunos ni siquiera asistían a las reuniones con regularidad. Me sentí increíblemente culpable cuando vi cómo estaba todo. Cada vez más nuevos creyentes aceptaban la obra de Dios de los últimos días y necesitaban riego y apoyo urgente. Para ayudarles a establecer mejor una base en el camino verdadero, sentí que debía renunciar a mi empleo y dedicarme a mi deber a tiempo completo, pero mi jefe me había estado asignando buenos proyectos, y mi supervisor dijo que me ayudaría a hallar más clientes. Cuando les dije a mis colegas que estaba pensando en renunciar, dijeron: “Ya cumpliste más de la mitad de tu objetivo de ventas, así que seguramente lo superarás para fin de año. Sería una pena renunciar ahora”. Al oírlos decir eso, también sentí que sería una pena, y quise seguir hasta fin de año y luego renunciar. Sin embargo, la iglesia seguía necesitando gente, por lo que concentrarme solo en ganar dinero en mi empleo y no volcar mi corazón en la obra de la iglesia, sería increíblemente egoísta. Para mí, era un verdadero dilema. Oré a Dios y le pedí que me esclareciera y me guiara.

Un día, cuando escuchaba un himno de las palabras de Dios, llamado Cada día que vivís ahora es crucial, oí esto: “En este momento, cada día que vivís es crucial y de vital importancia para vuestro destino y vuestra suerte, así que debéis valorar todo lo que poseéis ahora y apreciar cada minuto que pasa. Debéis dedicar tanto tiempo como podáis a obtener para vosotros mismos los mayores beneficios, de modo que no hayáis vivido vuestra vida en vano(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿A quién eres leal?). También escuché El tiempo perdido no regresará nunca: “¡Despertad, hermanos! ¡Despertad, hermanas! Mi día no se retrasará; ¡el tiempo es vida, y aprovechar el tiempo es salvar la vida! ¡El tiempo no está muy lejos! Si reprobáis los exámenes de ingreso para la universidad, podéis estudiar e intentar otra vez cuantas veces queráis. Sin embargo, Mi día no tolerará más demora. ¡Recordad! ¡Recordad! Os exhorto con estas buenas palabras. El fin del mundo se desarrolla ante vuestros propios ojos, y grandes desastres se acercan rápidamente. ¿Qué es más importante: vuestra vida o dormir, comer, beber y vestirse? Ha llegado el momento de que sopeséis estas cosas(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 30). Estos himnos de las palabras de Dios me impactaron. La obra de Dios de los últimos días es la conclusión de la era. Dios determina el resultado de cada persona, y los separa según su clase. Al final, la gente será salvada y sobrevivirá, o caerá en la ruina. Eso lo determina cómo persigamos la verdad ahora. Es el momento crítico que decide nuestro resultado y nuestro destino. Hoy, nos ataca un desastre tras otro: terremotos, inundaciones y sequías suceden cada vez con más frecuencia. No sabemos cuándo llegará a su fin la obra de Dios. Yo sabía que, si no usaba mi tiempo para realmente perseguir la verdad, sino que seguía corriendo detrás del dinero y una vida fácil, como los no creyentes, mi oportunidad de ganar la verdad y ser salvado estaría arruinada. Pensé en la esposa de Lot. Los ángeles guiaron a su familia fuera de la ciudad y les dijeron que no miraran atrás, pero, por codiciar sus propiedades y posesiones, miró hacia atrás. Por esto, se convirtió en una columna de sal, una marca de la vergüenza. Yo era como la esposa de Lot. Anhelaba la riqueza y perseguía los placeres terrenales, ponía la mano en el arado y miraba atrás. ¡Era tan insensato y ciego! Pensé en cómo antes vagaba por el mundo, con muchas deudas y sin salida. La salvación de Dios llegó a mí y me sacó de mi sufrimiento, y me dio la oportunidad de perseguir la verdad y la salvación. Me había deleitado en el amor de Dios, pero no tenía deseos de retribuirlo. Era negligente e irresponsable en mi deber. No tenía conciencia. No podía seguir tercamente en la senda equivocada, sino que debía abandonar mis intereses personales, perseguir la verdad y cumplir adecuadamente con mi deber.

Después de eso, empecé a preguntarme por qué nunca era capaz de desprenderme de mi empleo y el dinero, ¿cuál era la raíz? Entonces, un día, leí algunas palabras de Dios: “Satanás usa fama y ganancia para controlar los pensamientos del hombre hasta que todas las personas solo puedan pensar en ellas. Por la fama y la ganancia luchan, sufren dificultades, soportan humillación, y sacrifican todo lo que tienen, y harán cualquier juicio o decisión en nombre de la fama y la ganancia. De esta forma, Satanás ata a las personas con cadenas invisibles y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas. Sin saberlo, llevan estas cadenas y siempre avanzan con gran dificultad. En aras de esta fama y ganancia, la humanidad evita a Dios y le traiciona, y se vuelve más y más perversa. De esta forma, entonces, se destruye una generación tras otra en medio de la fama y la ganancia de Satanás(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI). “‘El dinero mueve el mundo’ es una filosofía de Satanás. Prevalece en toda la humanidad, en cada sociedad humana; podríais decir que es una tendencia. Esto se debe a que se ha introducido en el corazón de cada persona que, al principio, no aceptaba este dicho, pero luego lo aceptó tácitamente cuando entró en contacto con la vida real, y empezó a sentir que estas palabras eran de hecho ciertas. ¿Acaso no es este un proceso por el que Satanás corrompe al hombre? Quizás las personas no entiendan este dicho en el mismo grado, pero cada uno tiene diferentes grados de interpretación y reconocimiento de este dicho en base a cosas que han acontecido a su alrededor y a sus propias experiencias personales, ¿no es ese el caso? Independientemente de cuánta experiencia tenga alguien con este dicho, ¿cuál es el efecto negativo que puede producir en el corazón de alguien? Algo es revelado por medio del carácter humano de las personas en este mundo, incluyéndoos a todos y cada uno de vosotros. ¿Qué es? Es la adoración al dinero. ¿Es difícil eliminar esto del corazón de alguien? ¡Es muy difícil! ¡Parece que la corrupción del hombre por parte de Satanás es realmente profunda! Satanás utiliza el dinero para tentar a la gente y la corrompe para que adore el dinero y venere las cosas materiales. ¿Cómo se manifiesta esta adoración por el dinero en las personas? ¿Os parece que no podríais sobrevivir sin dinero en este mundo, que pasar un solo día sin dinero sería imposible? El estatus de las personas y el respeto que imponen se basan en el dinero que tienen. Las espaldas de los pobres se encorvan por la vergüenza, mientras que los ricos disfrutan de su elevada posición. Se alzan llenos de soberbia, hablando en voz alta y viviendo con arrogancia. ¿Qué aportan a las personas este dicho y esta tendencia? ¿No es cierto que mucha gente realiza cualquier sacrificio en su búsqueda del dinero? ¿No sacrifican muchos su dignidad y su integridad en la búsqueda de más dinero? ¿No pierde mucha gente la oportunidad de cumplir con su deber y seguir a Dios por culpa del dinero? ¿Acaso perder la oportunidad de recibir la verdad y ser salvadas no es la mayor pérdida de todas para las personas? ¿No es Satanás siniestro al usar este método y este dicho para corromper al hombre hasta ese punto? ¿No es una artimaña malévola?(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único V). Las palabras de Dios me revelaron la raíz de perseguir el dinero y la fama. Desde pequeño, pensaba que había que regirse por las filosofías satánicas como: “El dinero mueve el mundo” y “Destácate del resto y honra a tus antepasados”. Pensaba que con dinero, la gente podía hablar con confianza y dignidad, podía tener la frente en alto, un estatus alto y ser respetada. Pensaba que era la única forma de tener una vida valiosa y honorable. Sobre todo cuando mis parientes me desairaron, trabajé más horas extras para ganar más dinero, para poder algún día ser libre de sus miradas agobiantes. Tras hacerme creyente, sabía que debía asistir a más reuniones y seguir cumpliendo mi deber para entender la verdad y progresar en la vida, pero todavía no podía desprenderme de mi búsqueda de dinero y estatus. Cuando había un conflicto entre mi deber y mi empleo, anteponía ganar dinero y tomaba mi deber a la ligera. Cuando me iba bien en mi empleo y ganaba más dinero, ese deseo se volvía cada vez más fuerte. Me concentraba por completo en cómo conseguir más clientes y más órdenes para recibir mayor paga, y no prestaba nada de atención a la obra de la iglesia. Eso significaba que los recién llegados no eran regados a tiempo y casi abandonaban, y la obra de riego estaba gravemente retrasada. Recién ahí me di cuenta de que vivir según esas filosofías satánicas me hacía cada vez más egoísta y codicioso, y que solo pensaba en mis propios intereses. Disfrutaba del riego y del sustento de las palabras de Dios, pero no le retribuía con mi deber. ¡No tenía ningún tipo de razón ni conciencia! Satanás usa el nombre y el estatus para seducir y corromper a las personas. Alejó mi corazón de Dios cada vez más, al punto en que solo actuaba por inercia, incluso al orar y leer las palabras de Dios. Si seguía así, no podría ganar la verdad y perdería mi oportunidad de ser salvado por Dios.

Después oí otro himno de las palabras de Dios: Perder la oportunidad de ser perfeccionado por Dios es lamentarse toda la vida. Dice: “Debéis ser considerados con la carga de Dios, aquí y ahora; no debéis esperar que Dios revele Su carácter justo a toda la humanidad para ser considerados con Su carga. ¿No sería demasiado tarde entonces? Esta es una buena oportunidad para que Dios te perfeccione. Si dejas que esta oportunidad se te escape de las manos, lo lamentarás por el resto de tu vida, del mismo modo que Moisés no pudo entrar en la buena tierra de Canaán y lo lamentó por el resto de su vida y murió con remordimientos. Una vez que Dios haya revelado Su carácter justo a todas las personas, te llenarás de remordimiento. Aunque Dios no te castigue, te castigarás tú mismo por tu propio remordimiento. El presente es la mejor oportunidad para alcanzar la perfección; ahora es un momento extremadamente bueno. Si no buscas seriamente que Dios te perfeccione, una vez que Su obra haya concluido será demasiado tarde: habrás perdido la oportunidad. No importa cuán grandes sean tus aspiraciones, si Dios ya no está llevando a cabo obra alguna, independientemente del esfuerzo que hagas, nunca serás capaz de alcanzar la perfección(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sé considerado con las intenciones de Dios para alcanzar la perfección). Podía sentir las expectativas de Dios para nosotros en Sus palabras. Él espera que podamos atesorar este precioso tiempo, perseguir la verdad adecuadamente, cumplir bien con nuestro deber y ganar Su salvación. Es una oportunidad única en la vida para buscar ser perfeccionados por Dios, y es un momento crucial para cumplir con nuestro deber. Al cumplir con nuestro deber practicando buscar la verdad para resolver diferentes problemas, podemos aprender más verdades y progresar en la vida más rápido. Si no aprovechaba esta oportunidad para capacitarme bien, sino que seguía persiguiendo el dinero, terminaría con nada cuando llegara la conclusión de la obra de Dios, y de nada serviría lamentarse. De hecho, deberíamos estar satisfechos en la vida con tener comida y vestido. Si descuidamos nuestro deber y favorecemos el ganar mucho dinero, al final, eso dañará nuestras vidas, y perderemos la increíble oportunidad de ganar la verdad y ser perfeccionados por Dios. ¡Eso sería una insensatez terrible!

Luego, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Como alguien que es normal y que busca el amor por Dios, la entrada al reino para convertirse en uno del pueblo de Dios es vuestro verdadero futuro, y es una vida que tiene el mayor valor y significado; nadie está más bendecido que vosotros. ¿Por qué digo esto? Porque los que no creen en Dios viven para la carne y viven para Satanás, pero hoy vivís para Dios y vivís para seguir la voluntad de Dios. Es por esto que digo que vuestras vidas tienen el mayor significado. Solo este grupo de personas, que Dios ha seleccionado, puede vivir una vida con gran significado: nadie más en la tierra puede vivir una vida de tal valor y significado(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conoce la obra más reciente de Dios y sigue Sus huellas). Leer estas palabras de Dios me alentó. Perseguir la verdad y llegar a conocer a Dios es la única forma de tener una vida en verdad significativa. Antes, siempre había vivido según filosofías satánicas, pensaba que, si tenía dinero y estatus, todos me admirarían, y eso le daría significado a mi vida. Pero todo eso era incorrecto. Sin fe, sin ganar la verdad como la vida, la gente no puede entender nada en realidad. No sabe ni siquiera de dónde viene ni que Dios es soberano sobre los destinos de la humanidad. Solo se esfuerza por el estatus y el dinero, no piensa en dar marcha atrás, más allá de cuánto haya sufrido. Cuando lleguen los desastres, este tipo de gente está destinada a perecer, y entonces, su dinero no le servirá de nada. Es muy triste que Satanás juegue con ellos y los dañe toda su vida. Pero tener fe y perseguir la verdad son dos cosas diferentes. Puede que no tengamos tanta gratificación material, pero, al aprender verdades, podemos ver las cosas con un poco más de claridad y ya no estar tentados ni regidos por el dinero. Podemos ganar paz y esclarecimiento. Job tenía muchas posesiones familiares, pero no era eso lo que disfrutaba. Se centraba en entender la soberanía de Dios sobre todo y en temer a Dios y evitar el mal. Cuando le llegaron las pruebas, nunca se quejó y pudo mantenerse firme en el testimonio. Ganó la aprobación de Dios y, al final, Dios se le apareció. La vida de Job tenía significado y valor. Al pensarlo de este modo, escribí mi carta de renuncia. Tras ver que ya me había decidido, mi jefe no intentó hacer que me quedara. Mi proceso de renuncia fue fácil. En cuanto salí de la empresa, me sentí tranquilo y libre.

Después de eso, me aboqué a mi deber y trabajé con otros hermanos para regar a los recién llegados. Un poco después, los recién llegados asistían a las reuniones con entusiasmo, y la vida en la iglesia mejoraba. ¡Sentía mucha paz! ¡Gracias a Dios!

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.

Contenido relacionado

Ya no vivo por el dinero

Por Weixiao, China Cuando era pequeña, mi familia era muy pobre. Todos nuestros familiares y vecinos nos despreciaban, y los hijos de los...

Reducir tamaño de fuente
Aumentar tamaño de fuente
Pantalla completa
Salir de pantalla completa