181 La autoridad y el sentido de la encarnación de Dios
Ⅰ
Dios debe encarnarse para poder
decir en persona Sus palabras
y que cada persona la oiga
y reciba Su obra del juicio por la palabra.
Esta es la única meta que Su palabra manifiesta;
el Espíritu no aterra al hombre
para lograr que obedezca.
Solo esta obra práctica y tan extraordinaria
expone por completo el viejo carácter del hombre,
oculto por tantos años,
para que este lo reconozca y lo cambie.
Esta es la obra de Dios encarnado,
Él habla y juzga de forma práctica.
Dios enjuicia al hombre con la palabra
para obtener resultados.
Es la importancia de Dios encarnado,
la autoridad de Dios encarnado.
Ⅱ
Si bien por fuera Su carne es
la de un hombre muy normal,
los logros de Sus palabras revelan
al hombre Su autoridad,
que Sus palabras vienen de Dios
y que Él es Dios mismo.
Así el hombre ve que Él es Dios,
Dios mismo que se hizo carne.
Nadie puede ofenderlo ni superar Su juicio,
y Su autoridad vence a la oscuridad.
El hombre se somete a Dios por Su gran autoridad,
porque Él es la Palabra hecha carne
y Su juicio es por la palabra.
La autoridad que Dios posee
es la obra hecha por Su carne.
Adaptado de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)