Palabras diarias de Dios: El carácter de Dios, lo que Él tiene y es | Fragmento 232

21 Abr 2021

¡Yo soy justo, soy digno de confianza, y Yo soy el Dios que examina lo más íntimo del corazón del hombre! Yo revelaré por fin quién es verdadero y quién es falso. No os alarméis; todas las cosas obran de acuerdo con Mis tiempos. Quién me quiere sinceramente y quién no, yo os lo diré, uno por uno. Solo cuidad de terminaros la comida, terminaros la bebida y acercaos a Mí cuando vengáis a Mi presencia y Yo haré Mi obra por Mí mismo. No estéis demasiado ansiosos por obtener resultados rápidos; Mi obra no es algo que pueda hacerse de golpe. En ella están Mis pasos y Mi sabiduría, y es por eso que Mi sabiduría puede revelarse. Yo os permitiré ver lo que hacen Mis manos: el castigo del mal y la recompensa del bien. Ciertamente, Yo no favorezco a nadie. A ustedes que me aman sinceramente, yo los amaré sinceramente, y en cuanto a aquellos que no me aman sinceramente, Mi ira estará siempre con ellos, de forma que puedan recordar por toda la eternidad que Yo soy el Dios verdadero, el Dios que examina lo más íntimo del corazón del hombre. No actúes de una manera frente a los demás, pero de otra a sus espaldas; Yo veo con claridad todo lo que haces y, aunque puedas engañar a los demás, no puedes engañarme a Mí. Lo veo todo claramente. No es posible que ocultes nada; todo está en Mis manos. No te creas tan inteligente por hacer que tus pequeños cálculos sean para tu beneficio; Yo te digo: no importa cuántos planes pueda incubar el hombre, aunque sean miles o decenas de miles, al final no pueden escapar de la palma de Mi mano. Mis manos controlan todas las cosas y objetos, ¡y, con más razón, a una persona! No intentes evadirme u ocultarte; no trates de engatusarme o de esconderte. ¿Puede ser que aún no veas que Mi glorioso rostro, Mi ira y Mi juicio se han revelado públicamente? A aquel que no me quiera sinceramente, Yo lo juzgaré de inmediato y sin misericordia. Mi piedad ha llegado a su fin; no queda nada más. Ya no sean hipócritas y detengan sus comportamientos salvajes e imprudentes.

Hijo mío, ten cuidado; pasa más tiempo en Mi presencia y Yo me haré cargo de ti. No temas, trae Mi espada de doble filo, y, de acuerdo con Mi voluntad, lucha contra Satanás hasta el amargo final y Yo te protegeré. No tengas preocupaciones: todas las cosas ocultas se abrirán y se revelarán. Yo soy el Sol que produce luz y arroja luz de manera despiadada sobre toda la oscuridad. Mi juicio ha descendido por completo y la iglesia es un campo de batalla. Todos deberíais prepararos y dedicar todo vuestro ser hasta la batalla decisiva y final; sin duda Yo os protegeré para que podáis luchar por Mí la buena batalla victoriosa.

Tened cuidado; hoy en día el corazón de las personas es engañoso e impredecible, y el hombre no tiene forma de ganarse la confianza de otros hombres. Solo Yo soy completamente para vosotros. No hay engaño en Mí; ¡simplemente apoyaos en Mí! Ciertamente, Mis hijos serán victoriosos en la batalla final decisiva y Satanás, sin lugar a duda, vendrá en una lucha a muerte. ¡No temas! Yo soy tu poder y Yo soy tu todo. No pienses en las cosas una y otra vez; no puedes ocuparte de tantos pensamientos. Ya he dicho antes que no os jalaré a lo largo del camino, porque el tiempo apremia demasiado. Ya no tengo más tiempo para tomaros de las orejas y advertiros a cada rato: ¡no es posible! Simplemente termina tus preparativos para la batalla. Yo me hago totalmente cargo de ti; todas las cosas están en Mis manos. Es una batalla a muerte, y, sin duda, ya sea un lado o el otro, perecerá. Pero debes tener conciencia de lo siguiente: Yo soy por siempre victorioso e invicto, y Satanás, sin lugar a duda, perecerá. ¡Esta es Mi propuesta, Mi obra, Mi voluntad y Mi plan!

¡Está hecho! ¡Todo está hecho! No seas cobarde ni miedoso. ¡Yo contigo y Tú conmigo seremos reyes por siempre y para siempre! Mis palabras, una vez pronunciadas, no cambiarán jamás, y los acontecimientos pronto vendrán sobre vosotros. ¡Manteneos alerta! Debéis reflexionar muy bien en cada línea; ya no seáis imprecisos sobre Mis palabras. ¡Debéis tenerlas en claro! Debéis recordar: ¡pasad tanto tiempo como podáis en Mi presencia!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 44

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