I

Comemos y bebemos las palabras de Dios,

¡qué dulce es asistir al banquete de amor de Dios!

Nuestros corazones están llenos de alegría, nuestros espíritus felices;

es una belleza indescriptible.

Tras el juicio viene la comprensión de la verdad,

que reemplaza la amargura con dulzura;

nuestros espíritus se despiertan y nuestros corazones se iluminan

al conocer el amor de Dios.

¡Oh, las palabras de Dios perfeccionan a la gente! Me purifican y me transforman.

Si las personas no aman a Dios, no tienen conciencia.

Todos debemos tener consideración con las intenciones de Dios,

darle nuestra lealtad y cumplir bien con nuestros deberes.

Dios expresa la verdad y guía a las personas para entrar en la realidad.

El juicio y desenmascaramiento de las palabras de Dios

hacen que me conozca;

al practicar y experimentar Sus palabras, mis actitudes cambian.

La salvación de Dios en los últimos días es inconmensurable.

II

El juicio de las palabras de Dios, las pruebas y el refinamiento

purifican la corrupción del hombre.

A través de las tribulaciones y refinamientos, padecemos todo tipo de sufrimiento.

Realmente vale la pena padecer el sufrimiento

para purificar nuestras actitudes corruptas.

Practicamos la verdad y finalmente vivimos una semejanza humana.

¡Oh, Dios ha obrado tanto! Todo es para perfeccionar a las personas.

No obtener la verdad es una verdadera pena.

Asistir al banquete, pero padecer un hambre terrible;

eso sí que es ser el hazmerreír de Satanás.

Al temer a Dios, aceptamos Su escrutinio en todas las cosas,

nuestras palabras y actos se alinean con los principios-verdad

y tomamos las palabras de Dios como base para lo que decimos y hacemos;

entonces vivimos en la luz de la presencia de Dios.

III

Comemos y bebemos las palabras de Dios

y asistimos al banquete de amor de Dios, que es rico y práctico.

El gran dragón rojo y los anticristos están rindiendo su último servicio.

Al experimentar las pruebas y tribulaciones, degustamos las bendiciones de Dios.

Los que entienden la verdad dan testimonio de Dios.

¡Oh, hermanos y hermanas! Debemos entender:

Dios ha dado todo para salvar y perfeccionar al hombre.

La etapa final de la obra de Dios es perfeccionar a los que lo aman.

Debemos dar un testimonio rotundo para satisfacer Sus intenciones.

Al haber entendido la verdad y adquirido conocimiento,

debemos poner en práctica estas cosas.

Al retribuir la gracia de Dios y ser considerados con Sus intenciones,

nuestros corazones se regocijan.

Al amar a Dios, tú y yo poseemos la realidad y nos transformamos en nuevas personas;

cumplimos bien y con lealtad nuestro deber y damos testimonio de Él.

de Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos