Palabras diarias de Dios: Destinos y resultados | Fragmento 607

14 Abr 2021

Como creyente de Dios, debéis ser leales a nadie más que a Él en todas las cosas y alinearos con Su corazón en todas las cosas. Sin embargo, aunque todos entienden esta doctrina, Sus verdades más evidentes y básicas para el hombre no pueden ser completamente vistas como que se personifiquen en ellas, y ello debido a las dificultades del hombre, como lo son su ignorancia, absurdidad, o corrupción. Por lo tanto, antes de determinar vuestro final, primero debo deciros algunas cosas, que son de suma importancia para vosotros. Antes de continuar, primero debéis comprender lo siguiente: las palabras que pronuncio son verdades dirigidas a toda la humanidad, no sólo a una persona o tipo de persona específica. Por lo tanto, debéis concentraros en recibir Mis palabras desde el punto de vista de la verdad, así como en mantener una actitud de completa atención y sinceridad. No ignoréis una sola palabra o verdad que hablo, y no consideréis Mis palabras con desprecio. En vuestras vidas veo que mucho de lo que vosotros hacéis es irrelevante a la verdad, por tanto, expresamente os pido que os convirtáis en servidores de la verdad para que no seáis esclavizados por la maldad y la fealdad. No piséis la verdad ni manchéis ningún rincón de la casa de Dios. Esta es Mi advertencia a vosotros. Ahora voy a empezar a hablar sobre el tema que nos ocupa:

En primer lugar, por el bien de vuestro destino, debéis buscar ser aprobados por Dios. Es decir, ya que reconocéis que sois contados en medio de la casa de Dios, entonces debéis traer tranquilidad mental y satisfacción a Dios en todas las cosas. En otras palabras, debéis ser personas de principios en vuestras acciones y que estas sean conformes a la verdad. Si esto va más allá de tu capacidad, entonces serás detestado y rechazado por Dios y despreciado por todos. Una vez que te encuentres en una situación como esta, entonces no serás contado entre los que están en la casa de Dios. Esto es lo que significa el no ser aprobado por Dios.

En segundo lugar, vosotros debéis saber que a Dios le gusta el hombre honesto. Dios posee la esencia de la fidelidad, y por lo tanto siempre se puede confiar en Su palabra. Más aun, Sus acciones son intachables e incuestionables. Por esto es que Dios gusta de aquellos que son absolutamente honestos con Él. Honestidad significa dar vuestro corazón a Dios; nunca jugarle falso en nada; ser abierto con Él en todas las cosas, nunca esconderle la verdad; nunca hacer cosas que engañen a los de arriba y a los de abajo por igual; y nunca hacer nada simplemente por congraciarse con Dios. En pocas palabras, ser honesto es abstenerse de impurezas en vuestras acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre. Lo que hablo es muy simple, pero es doblemente arduo para vosotros. Muchos prefieren ser condenados en el infierno que hablar y actuar con honestidad. No es de extrañar que Yo tenga otro tratamiento en su lugar para aquellos que son deshonestos. Por supuesto que entiendo bien la gran dificultad a la que os enfrentáis en cuanto a ser un hombre honesto. Todos vosotros sois muy inteligentes y hábiles para juzgar a los demás desde vuestra propia perspectiva, lo que hace Mi trabajo mucho más simple. Y puesto que cada uno de vosotros alberga secretos en vuestro corazón, pues bien, enviaré a cada uno de vosotros al desastre para que os sometáis a una “prueba” de fuego, para que a partir de ese momento os comprometáis totalmente a creer en Mis palabras. Por último, voy a arrancar de vuestra boca las palabras “Dios es un Dios fiel”, entonces os golpearéis vuestro pecho y os lamentaréis sobre lo “tortuoso que es el corazón del hombre”. Entonces, ¿cuál será vuestro estado de ánimo? Me imagino que no seréis tan arrastrados por vuestra propia importancia como lo sois en el presente. Y mucho menos ser “demasiado profundo para ser comprendido” como lo sois ahora. Algunos se comportan decentemente y particularmente “con buenos modales” en presencia de Dios, pero se vuelven desafiantes y desenfrenados en presencia del Espíritu. ¿Contaríais a un hombre así en las filas de los honestos? Si eres un hipócrita y alguien experto en socializar, entonces Yo te digo que definitivamente eres uno de los que juega con Dios. Si tus palabras están llenas de excusas y justificaciones que nada valen, entonces Yo te digo que eres alguien poco dispuesto a practicar la verdad. Si tienes muchas confidencias que eres reacio a compartir y estás muy poco dispuesto a dejar al descubierto tus secretos —es decir, tus dificultades— ante los demás con el fin de buscar el camino de la luz, entonces digo que eres uno que no recibirá la salvación fácilmente y que no saldrá fácilmente de las tinieblas. Si buscar el camino de la verdad te causa placer, entonces eres uno de los que vive a menudo en la luz. Si te sientes contento de ser alguien que es un hacedor de servicio en la casa de Dios, trabajando de forma diligente y concienzudamente en la oscuridad, siempre dando y nunca quitando, entonces Yo te digo que eres un santo leal, porque no buscas ninguna recompensa y estás simplemente siendo un hombre honesto. Si estás dispuesto a ser franco, si estás dispuesto a gastarte al máximo, si eres capaz de sacrificar tu vida por Dios y ser Su testigo, si eres honesto hasta el punto en que sólo sabes satisfacer a Dios y no considerarte o tomar las cosas para ti mismo, entonces Yo digo que este tipo de persona es la que se alimenta de la luz y vivirá para siempre en el reino. Tú sabes si existe verdadera fe y lealtad dentro de ti, si en tu registro dice que has sufrido por Dios, y si te has sometido enteramente a Dios. Si careces de estas cosas, entonces dentro de ti sigue existiendo desobediencia, engaño, codicia y descontento. Debido a que tu corazón dista mucho de ser honesto, nunca has recibido el reconocimiento de Dios y nunca has vivido en la luz. Lo que sea que llegue a ser la propia suerte del hombre depende de si él tiene un corazón honesto y rojo como la sangre, y de si él tiene un alma pura. Si eres alguien que suele ser muy deshonesto, con un corazón malicioso, y un alma sucia, entonces el registro de tu destino está sin duda en el lugar donde el hombre es castigado. Si vociferas que eres muy honesto, sin embargo, nunca actúas de acuerdo con la verdad o pronuncias una palabra verdadera, entonces, ¿todavía esperas que Dios te recompense? ¿Todavía esperas que Dios te considere como la niña de Su ojo? ¿Acaso no es esta forma de pensar absurda? Engañas a Dios en todas las cosas, así que, ¿cómo puede la casa de Dios dar cabida a alguien como tú que no posee las manos limpias?

La tercera cosa es la siguiente: todos los creyentes en Dios se han resistido a Dios y han engañado a Dios de una u otra forma a lo largo de su camino. Algunas acciones indebidas no necesitan ser registradas como una ofensa, pero otras son imperdonables; ya que muchos son los que transgreden los decretos administrativos, lo cual es una ofensa al carácter de Dios. Muchos de los que se sienten preocupados por su propio destino pueden preguntarse cuáles son estas ofensas. Vosotros debéis saber que sois arrogantes y altivos por naturaleza, y que no estáis dispuestos a someteros a ese hecho. Por lo tanto, voy a explicaros poco a poco después de que hayáis reflexionado sobre vosotros mismos. Os exhorto a comprender mejor el contenido de los decretos administrativos y conocer el carácter de Dios. De lo contrario vais a tener dificultades en mantener vuestros labios sellados y vuestras lenguas de agitarse con demasiada libertad en habladurías altisonantes. Sin saberlo, podéis ofender el carácter de Dios y caer en las tinieblas, perdiendo la presencia del Espíritu Santo y de la luz. Ya que vosotros no tenéis principios cuando actuáis. Si dices o haces lo que no se debe, entonces recibirás un castigo apropiado. Debes saber que aun cuando careces de principios en tus palabras y acciones, Dios posee altos principios en ambos. La razón por la que recibes castigo es porque has ofendido a Dios, no a un hombre. Si en tu vida cometes muchas ofensas contra el carácter de Dios, entonces estás destinado a ser un hijo del infierno. Al hombre le puede parecer que sólo has cometido unos pocos hechos que no están en conformidad con la verdad y nada más. ¿Pero eres consciente de que, ante los ojos de Dios, ya eres uno para quien no hay más ofrenda por el pecado? Debido a que has transgredido los decretos administrativos de Dios más de una vez y no muestras ninguna señal de arrepentimiento, por lo tanto no tienes más remedio que caer en el infierno donde el hombre es castigado por Dios. Durante su tiempo de estar siguiendo a Dios, un pequeño número de personas ha cometido hechos que van en contra de los principios, pero después de ser tratados y guiados, gradualmente descubrieron su propia corrupción, y seguidamente regresaron al camino correcto de la realidad, y permanecen bien arraigados en el presente. Tales son los hombres que han de permanecer en el final. Es al honesto a quien busco; si eres honesto y actúas con principio, entonces podrás ser un hombre de confianza de Dios. Si en tus acciones no ofendes el carácter de Dios, y buscas la voluntad de Dios y mantienes un corazón de reverencia a Dios, entonces tu fe está a la altura estándar. Los que no veneran a Dios y no poseen un corazón que tiembla de temor, pueden fácilmente transgredir los decretos administrativos de Dios. Muchos sirven a Dios sobre la fuerza de su pasión, pero no entienden los decretos administrativos de Dios y aún menos tienen idea de las implicaciones de Sus palabras. Así que, con sus buenas intenciones, a menudo terminan haciendo cosas que interrumpen la gestión de Dios. Aquellos que cometen graves perturbaciones son expulsados y ya no tienen la oportunidad de seguirlo; ellos son arrojados al infierno sin que tengan más nunca ninguna relación con la casa de Dios. Estas personas trabajan en la casa de Dios con buenas intenciones ignorantes y terminan provocando el carácter de Dios. La gente trae a la casa de Dios sus formas de servir a funcionarios y a señores e intentan ponerlas en práctica, pensando inútilmente que tales formas pueden ser aplicadas aquí con facilidad y sin esfuerzo. Nunca se les ocurrió pensar que Dios no tiene el carácter de un cordero, sino el de un león. Por tanto, aquellos que se relacionan con Dios por primera vez, no pueden comunicarse con Él, ya que el corazón de Dios es diferente al del hombre. Sólo después que entiendas muchas verdades es cuando podrás conocer continuamente a Dios. Este conocimiento no está compuesto de escritos o doctrinas, pero puede ser utilizado como un tesoro por medio del cual llegas a tener confianza cercana con Dios, y como prueba de que Él se deleita en ti. Si careces de la realidad del conocimiento y no estás equipado con la verdad, entonces tu servicio apasionado sólo puede traerte la aversión y el aborrecimiento de Dios. Ahora debes comprender que creer en Dios no es un simple estudio de teología.

A pesar de que Mi advertencia es breve en longitud, todo lo que os he escrito es de lo que más carecéis dentro de vosotros. Debéis saber que a lo que ahora me estoy refiriendo es por el bien de Mi obra final entre los hombres, para determinar el final para el hombre. No deseo hacer mucha más obra que no tenga ningún propósito, ni tampoco deseo continuar guiando a los hombres que, como leña flotante, no tienen esperanza, y mucho menos a aquellos que tienen intenciones siniestras. Tal vez un día entenderéis las intenciones sinceras detrás de Mis palabras y las contribuciones que he hecho a la humanidad. Tal vez un día captaréis un principio que os permita decidir vuestro propio final.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tres advertencias

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